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Benchimol Fiebre Amarilla Brasil PDF
Benchimol Fiebre Amarilla Brasil PDF
Investigador y docente del Programa de Post-grado en Historia de las Ciencias y de la Salud, Casa de Oswaldo Cruz/Fun-
dación Oswaldo Cruz, Río de Janeiro, Brasil
INTRODUCCIÓN
Los problemas de salud de Brasil comenzaron cólera, enfermedades que estaban en el centro
a ser debatidos en la primera mitad del siglo XIX, de la gran controversia entre contagionistas y
principalmente en instituciones creadas después anticontagionistas en todas las áreas de influencia
de la separación de la metrópoli colonial: la de la medicina europea (1,2).
Sociedad de Medicina y Cirugía, inaugurada en
1829 y transformada en Academia Imperial de Fiebre amarilla, miasmas y esclavitud
Medicina tres años después de la creación (1832) La fiebre amarilla arribó a ésta y a otras
de las Facultades de Medicina de Río de Janeiro ciudades del litoral brasileño en el verano de
y de Salvador. 1849-50, exponiendo las entrañas de una sociedad
En 1763, Río de Janeiro se tornaba la capital medularmente escindida entre señores y esclavos;
de los virreyes de Portugal, en lugar de Salvador. Río de Janeiro prosperaba articulando la plantación
Eso acarreó cambios importantes en la vida de la esclavista de café, en expansión en el Valle del
ciudad, pero nada comparable a los efectos de la Paraíba, con el mercado mundial. La segunda
fuga de la corte portuguesa a su colonia, cuando revolución industrial –la de los artefactos de hierro
los ejércitos napoleónicos invadieron Lisboa, en y acero, de los bienes de capital, de las líneas férreas
noviembre de 1807. Teniendo que acoger, de un día y navíos a vapor– robustecía el poderío industrial
para otro, a cerca de 15 mil personas, casi un tercio de Inglaterra, aunque otros países, revolucionados
de su población, Río de Janeiro se convirtió en la también por la gran industria, despuntasen como
cabeza del decadente imperio lusitano, después en competidores. Las exportaciones de capital, bajo la
el epicentro del proceso de independencia (1822) forma de préstamos públicos e inversiones directas,
y de las guerras subsecuentes con las provincias. impulsaron la modernización de las economías
A mediados del siglo XIX, estaban subyugadas las periféricas como la brasileña en la segunda mitad
fuerzas que resistían a la política centralizadora del siglo XIX, preparándolas para responder a
del Imperio y a la hegemonía económica de la los nuevos flujos de materias primas y productos
región Sudeste. industrializados. En Brasil, ese proceso tuvo otras
Su élite médica, formada por nativos o dimensiones: abolición del tráfico negrero en 1850;
profesionales emigrados poco tiempo antes de consolidación política del Imperio; guerra contra
una Europa convulsionada por las revoluciones el Paraguay (1864-70); expansión demográfica;
liberales burguesas, resaltaba la ausencia, en ampliación gradual del trabajo libre, sobre todo en
Brasil, de fiebre amarilla, peste bubónica y las ciudades. En los años de 1870, el imperio de
Solicitud de sobretiros: Dr. Jaime Benchimol. Casa de Oswaldo Cruz/Fundación Oswaldo Cruz, Río de Janeiro, Brasil. E-mail: jben@coc.fiocruz.br
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Don Pedro II y de los barones del café parecía vivir haberse difundido hacía más tiempo en África, a
su apogeo de grandeza y de estabilidad, y Brasil, veces de forma tenue, produciendo inmunidad en
su destino de país esencialmente agrícola. En Río los ya expuestos al virus. Sabemos, también, que es
de Janeiro, su más próspero emporio comercial y causada por un arbovirus del género Flavivirus. En
financiero, irrumpían epidemias todos los años, el hombre, la fiebre amarilla presenta varias ma-
variando los índices de morbilidad y mortalidad nifestaciones clínicas: fiebre alta, cefalea, dolores
conforme la sinergia, al mismo tiempo biológica musculares, todas las señales, en fin, de un cuadro
y social, de los vivientes que se concatenaban en infeccioso que es el resultado de la replicación del
el curso de cada enfermedad. virus en el organismo, después de ser inoculado
Aunque existan evidencias de la presencia por mosquitos. Pero casi un siglo pasaría hasta que
de la fiebre amarilla en Brasil desde 1694, fue so- fuesen establecidos estos saberes, en circunstan-
lamente a partir de mediados del siglo XIX que se cias que luego examinaremos.
volvió la gran cuestión sanitaria nacional. Según En la época que estamos tratando, los hi-
estimaciones del Dr. José Pereira Rego (1878, p. gienistas situaban las múltiples causas de la fiebre
159), alcanzó a 90,658 de los 266 mil habitantes de amarilla y de otras enfermedades epidémicas,
la capital brasileña, causando 4,160 muertes. Hubo por un lado, en las predisposiciones orgánicas de
quien refiriese hasta 15 mil muertes (3). los individuos; por el otro, en el medio ambiente
Administrativamente, las cuestiones relati- –tanto la naturaleza de aquellas latitudes tórridas,
vas a la salud pública no se diferenciaban de otros consideradas hostiles para la aclimatación del
aspectos de la vida urbana a cargo de la Iglesia, europeo, como el ambiente artificialmente creado
de la Cámara Municipal o de la Intendencia de por el hombre en los crisoles en ebullición que
Policía. Fue en medio de aquella crisis sanitaria eran las ciudades dieciochescas. Los cuerpos de
que se volvió competencia de un poder autóno- los enfermos eran investigados por medio de las
mo: una Junta Central de Higiene Pública que, en herramientas de la clínica y de las nuevas disci-
1886, se separó en Inspección General de Higiene plinas experimentales, que llevaron a los médicos
e Inspección General de Salud de los Puertos. El de los hospitales a abrir cadáveres para examinar
radio de acción de los dos órganos se restringía a las lesiones dejadas por cada enfermedad en los
las ciudades del litoral, con total predominio de la tejidos y órganos. Los higienistas elaboraban
cabeza urbana del país, Río de Janeiro. inventarios de los componentes insalubres del am-
Los médicos que se ocupaban de la higiene biente natural y urbano con la ayuda de las nuevas
pública tuvieron que conquistar espacio frente ciencias físico-químicas y sociales, conservando,
a los defensores de la explicación religiosa, que sin embargo, como piedras angulares, conceptos
encaraban el “vómito negro” como manifesta- de la medicina hipocrática. Las llamadas “consti-
ción de la ira divina, para ser aplacada con rezos tuciones epidémicas” de los lugares donde la fiebre
y procesiones. Para muchos, el contraste entre la amarilla y otras enfermedades brotaban –aquellas,
elevada mortalidad de los blancos, en particular por ejemplo, que el presidente de la Junta Central
de los europeos recién llegados, y la resistencia de Higiene Pública rehacía, todos los años, con la
de los negros llevó a suposiciones conspirativas, intención de prever y prevenir las próximas epi-
infundiendo el temor de insurrecciones de es- demias– eran como construcciones barrocas que
clavos semejantes a las ocurridas en las Antillas ascendían desde el movimiento de las poblaciones
(revolución haitiana) y en Bahía (revuelta de los al de los astros, articulando enorme cantidad de
malês) (3). datos obtenidos con el auxilio de la astronomía,
Sabemos hoy que la relativa benignidad de geografía, geología, química, historia, economía
la enfermedad en los negros se debía al hecho de y estadística.
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convulsionaron los primeros años del nuevo régi- inútiles o perniciosas: “la alta administración del
men, afluían a la ciudad grandes contingentes de país, sin la orientación que sólo las autoridades
inmigrantes europeos y ex-esclavos de las zonas científicas pueden darle, no ha hecho nada” (8).
cafetaleras en decadencia. Además de negociarse En el pasaje del Imperio a la República,
emprendimientos urbanos, se fundaron diversas se multiplicaron las concesiones al gran capital,
fábricas de bienes de consumo corriente. Como que prometía regenerar la ciudad a través
en la primera revolución industrial inglesa, el de avenidas, viviendas higiénicas, mejoras
sector de punta era el de hilado y tejido. Crecieron portuarias, etc., ofreciendo el gobierno garantía
los barrios residenciales servidos por tramways de tasas de interés, derechos de expropiación,
y los suburbios más distantes, a lo largo de los privilegios de zona y otros mecanismos usados
ejes ferroviarios. A pesar de ello, el epicentro de para estimular las construcciones ferroviarias. Se
la crisis sanitaria era todavía, y cada vez más, la intensificaron en este período, sin embargo, las
Ciudad Vieja y sus zonas adyacentes, incluso la controversias relativas al papel del Estado y de
zona portuaria, donde las epidemias causaban la iniciativa privada en las mejorías urbanas de
devastaciones jamás vistas, exacerbando la fama gran envergadura. Otros aspectos del saneamiento
internacional que tenía Río de Janeiro como una urbano eran objeto de controversias candentes,
ciudad apestada y mortífera. relacionados con los profundos cambios ocurridos
La fiebre amarilla arrojó 4,454 muertos en en la manera de afrontar la etiología y el modo de
1891, sobre todo en los barrios centrales, donde transmisión de las enfermedades que se propagaban
había más viviendas colectivas, concepto que epidémicamente, sobre todo la fiebre amarilla.
abarcaba, principalmente, conventillos, villas
y casas de habitaciones, pero a veces, también De los miasmas a los microbios
cuarteles, prisiones, pensiones, manicomios, En diciembre de 1879, el Dr. Domingos
hospitales, etc. La viruela mató a 3,944 habitantes. José Freire, catedrático de química orgánica de la
La malaria fue responsable de 2,235 muertes. La Facultad de Medicina de Río de Janeiro,1 anunció
tuberculosis segó 2,202 vidas en 1890 y 2,373 al en los periódicos el descubrimiento de un microbio
año siguiente. que pensaba ser el causante de la fiebre amarilla.
Según el Inspector General de Higiene En el primer semestre de 1883, desarrolló una va-
Pública Bento Gonçalves Cruz, padre del sanitarista cuna contra la enfermedad, atenuando por medio
Oswaldo Cruz, se hacía todo lo “racionalmente de técnicas recién concebidas por Louis Pasteur
aconsejable” para reducir el impacto de el alga microscópica que denominó Cryptococcus
esas enfermedades: visitas correccionales, xanthogenicus. Con excepción de la antivariólica,
desinfecciones, aumento de los espacios de no había otro recurso profiláctico de esa naturaleza
aislamiento en hospitales, distribución de médicos para enfermedades humanas. Las realizaciones de
en los barrios para fiscalizar las condiciones de Pasteur en esa área se restringían aún a las vacunas
higiene, etc. A comienzos de 1891, escribió el contra el cólera de las gallinas (1880) y el ántrax o
médico Aureliano Portugal, “el acuerdo entre 1 Inició la carrera como cirujano en la Guerra del Paraguay.
los higienistas brasileños era, por lo menos, Después de obtener la cátedra de química, viajó a Europa,
aparentemente unánime. La ejecución de las y durante el tiempo que permaneció allí (1874-1876) envió
medidas propuestas por el II Congreso de Medicina a la Congregación de la Facultad informes conteniendo in-
haría surgir, como se dio últimamente en Nápoles, ventarios de los progresos en curso en química, biología y
medicina. Los informes contribuyeron para la reforma de la
una nueva ciudad salubre e higiénica”. Pero las enseñanza médica en los años de 1880: énfasis en la ciencia
epidemias reinaban con intensidad jamás vista y experimental y en la enseñanza práctica en laboratorio (9).
las medidas consideradas básicas parecían ahora De los varios laboratorios creados entonces, el que tuvo re-
sultados experimentales más exuberantes fue el de Freire.
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cuestión tenía que ver con la clasificación aún cuando los republicanos lo nombraron director del
problemática de los “infinitamente pequeños”. “Instituto Bacteriológico Domingos Freire”, insti-
El término genérico “microbio”, incluso, había tución federal con atribuciones tan amplias como
sido recientemente acuñado con el propósito, aquellas conferidas por el gobierno de São Paulo al
justamente, de contornear las confusas categorías Instituto Bacteriológico creado concomitantemen-
taxonómicas usadas en los textos científicos de la te en aquel estado (17). La dirección del instituto
época, que perjudicaban la discusión de la teoría paulista fue otorgada a Le Dantec, quien pronto
de los gérmenes entre los no especialistas, incluso regresó a Francia con materiales para estudiar la
los clínicos e higienistas (17). fiebre amarilla. Asumió el cargo el vice-director,
El polimorfismo fue el cemento utilizado Adolpho Lutz, quien poseía una considerable ex-
por Lacerda para componer su más abarcadora periencia no sólo en clínica y bacteriología, sino
teoría sobre “El microbio patogénico de la fiebre también en helmintología, entomología y otras
amarilla”, presentada a la Academia Nacional de disciplinas que, poco después, conformarían la
Medicina y al Congreso Médico Panamericano llamada Medicina Tropical (22).
en 1892-93: todas las descripciones producidas Son conocidas las polémicas que suscitó
hasta entonces darían cuenta de diferentes fases con los clínicos a propósito de fiebres que éstos
o formas de un hongo extremamente proteiforme. llamaron por diversos nombres, atribuyéndolas
En la misma época, George Sternberg, presidente a las condiciones telúricas locales, y que Lutz
de la American Public Health Association de diagnosticó como fiebre tifoidea, basándose en
los Estados Unidos, producía una demoledora la identificación del bacilo descubierto por Karl
investigación sobre las teorías y vacunas en Joseph Eberth en 1880. Las llamadas “fiebres
boga en el continente (21), al mismo tiempo que paulistas” lo llevaron a emprender la primera
buscaba evidencias a favor de un microorganismo investigación epidemiológica sobre la malaria
parecido al del cólera, descubierto por Robert en São Paulo, al mismo tiempo en que, en Río
Koch en 1884. El bacteriólogo alemán y el francés de Janeiro, Fajardo, Chapot Prévost y Oswaldo
Félix Le Dantec defendían la analogía entre esta Cruz investigaban el hematozoario descubierto
enfermedad y la fiebre amarilla, cuyo principal por Charles Louis Alphonse Laveran, en 1880
síntoma, el ‘vómito negro’, se localizaba también (Oscillaria malariae, después denominado
en el intestino. La tabla rasa creada por Sternberg Plasmodium malariae).
en el campo entonces saturado de hongos y algas Éstos fueron algunos episodios del conflic-
abrió algún camino a los bacilos que competirían tivo proceso transcurrido en los años de 1890,
por la condición de agente causal de la fiebre involucrando a diversos actores sociales en des-
amarilla en la década de 1890. acuerdo sobre el diagnóstico, la profilaxis y el
tratamiento de enfermedades que acometían los
Una nueva generación en campo centros urbanos del Sudeste brasileño, convulsio-
En aquellos años, en medio de los desafíos nados por el colapso de la esclavitud, la avalancha
sanitarios sin precedentes enfrentados por la inmigratoria, las turbulencias políticas, fruto de la
sociedad brasileña, una nueva generación de bac- proclamación de la República, y las turbulencias
teriólogos despuntó en conflicto abierto con los económicas asociadas con la crisis del café y con
maestros que la habían introducido a la teoría de nuestra revolución industrial retardataria.
los gérmenes. Francisco Fajardo, Eduardo Chapot Un episodio bien documentado fue la lle-
Prévost, Carlos Seidl, Oswaldo Cruz y otros médi- gada de la peste bubónica a Santos, en 1899, y
cos recién graduados habían pasado por el labora- los conflictos suscitados por el diagnóstico hecho
torio de Freire. Los discípulos se enfrentaron a él por Adolpho Lutz, Vital Brazil, Chapot Prévost
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así, las medidas consideradas más urgentes para actores sociales interesados en la reforma del
sanear la capital brasileña, entre aquellas reco- espacio urbano.
mendadas en el Segundo Congreso Nacional de La nueva cosecha de gérmenes de la fiebre
Medicina y Cirugía de 1899. Floriano Peixoto, amarilla fue recibida con exasperación. La inca-
jefe del gobierno republicano provisorio, intentó pacidad de los médicos para decidir, intramuros y
contratar a Pettenkofer para que extirpara la fiebre entre pares, quién había encontrado la manera de
amarilla del suelo de la ciudad (17). desatar el nudo gordiano de la salud pública brasi-
Después de la crisis del cólera en el valle leña llevó inclusive a la proposición, en el Congre-
del Paraíba, una nueva oleada de descubrimientos so y en la prensa, de tribunales que dirimieran la
incriminó a los bacilos como agentes de la fiebre cuestión. Pero fue un cambio radical en el enfoque
amarilla, ligados ahora con profilácticos similares a de la enfermedad que llevó a la nueva generación
los sueros antitetánico y antidiftérico. El personaje de bacteriólogos al proscenio de la salud pública,
más importante de este nuevo ciclo fue Giuseppe con el liderazgo de Oswaldo Cruz.
Sanarelli, experimentado bacteriólogo italiano
que trabajaba en el Instituto Pasteur, antes de ser De la etiología a la transmisión de la fiebre
contratado por el gobierno uruguayo para implantar amarilla
la medicina experimental en Montevideo. Con Las narraciones sobre este viraje privilegian,
el auxilio de jóvenes bacteriólogos de Río de en algunos casos, a Estados Unidos y, en otros,
Janeiro, decidió seguir el rastro del microbio de a Cuba, de acuerdo con el valor atribuido a dos
la fiebre amarilla y en una concurrida conferencia episodios: la formulación de la hipótesis de la
en la capital uruguaya, en junio de 1897, anunció transmisión por el mosquito, de Carlos Juan
el descubrimiento del bacilo icteroide. Meses Finlay en 1880-81, o su demostración por parte del
después, inició en São Paulo las pruebas de equipo liderado por Walter Reed, en 1900. Según
campo de un suero curativo. Sus jugadas rápidas Delaporte (27), la decisión del médico cubano
obligaron a otros bacteriólogos brasileños a revelar de tomar el mosquito como objeto de estudio y
los resultados parciales o finales alcanzados en el el tiempo transcurrido hasta la confirmación de
mismo campo de investigación.3 su teoría son enigmas cuya explicación radica
La opinión pública de Río de Janeiro y de en la medicina tropical inglesa, en las relaciones
otras ciudades ya había asimilado la noción de que de filiación conceptual que ligan a Finlay con
la fiebre amarilla era causada por un microbio. El Patrick Manson –quien descubrió el modo de
relativo consenso fundamentado en la teoría de los transmisión de la filariosis en 1879-, y a Walter
miasmas, respecto a lo que debería hacerse para Reed con Ronald Ross, quien esclareció el modo
higienizar puertos como Río de Janeiro, dio lugar de transmisión de la malaria.
a un impasse y a candentes polémicas sobre los En los años de 1890, en la prensa médica y
eslabones que deberían romperse en la cadena de en la lega de Río de Janeiro, se multiplicaron las
la insalubridad urbana. Las elecciones variaban especulaciones sobre el papel de los insectos en
de acuerdo con las características de cada germen la transmisión de enfermedades, incluso la fiebre
incriminado y con el punto de vista de los diversos amarilla. Eran vistos no como hospedadores de
microorganismos que cumplían parte de su ciclo
3 Los resultados de Wolf Havelburg, Chapot Prévost, Jo- vital en el organismo del insecto parasitado, sino
hannes Paulser, João Batista de Lacerda y otros, así como principalmente como agentes mecánicos de trans-
las controversias suscitadas por estos trabajos se encuen-
tran en Benchimol (17). En este ambiente competitivo, el misión. Se sospechaba de mosquitos, chinches,
alineamiento más conspicuo oponía Sanarelli a Freire que, pulgas, garrapatas y, sobre todo, de las moscas que,
en 1898, profirió una concurrida conferencia en la Facultad pasivamente, trasportaban los microbios hasta los
de Medicina para contraponerse al italiano.
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Tropical Diseases y, al año siguiente, la London fección malárica”, escribieron Durham y Myers,
School of Tropical Medicine (31-33). “algún medio de transmisión que involucre a un
El 30 de junio de 1900, Herbert Edward hospedero intermedio –un hospedero amante de
Durham y Walter Myers, integrantes de la 4ª expe- la ciudad para esa enfermedad que ama, también,
dición ultramarina de la Escuela de Liverpool, se a la ciudad, es más plausible de lo que podría su-
dirigieron a Brasil para investigar la fiebre amarilla ponerse” (34).
en la región amazónica. Llevaban la hipótesis de En su primera comunicación, Walter Reed
su transmisión por mosquitos, que obtuvo mayor atribuiría el súbito interés por el mosquito, sobre
consistencia en La Habana, donde confabularon todo, a la lectura de Carter. Para Löwy (35) y
con los miembros de la misión americana (Walter Delaporte (27), fue, en realidad, despertado por
Reed, su jefe, James Carroll, Jesse William Lazear la yuxtaposición de las observaciones de Carter
y Aristides Agramonte). Estuvieron también con el con la hipótesis de Finlay hecha por Durham y
mayor William Crawford Gorgas, jefe del Bureau Myers. La sensación que provoca la lectura del
of Inspection of Infectuous Diseases; con Henry primer artículo de éstos es que, si los americanos
Rose Carter, del U. S. Marine Hospital Service; y no hubiesen abrazado la teoría del médico cubano,
también con médicos cubanos: Finlay, Juan Guite- ella habría sido justificada por los ingleses en el
ras Gener, profesor de la Escuela de Enfermedades norte de Brasil.
Tropicales de La Habana, y los doctores Bango y En agosto de 1900, después del paso de los
Martínez, clínicos de la ciudad. mismos, Lazear inició las experiencias con mos-
En un artículo publicado en septiembre de quitos proporcionados por Finlay, mientras Carrol
1900 (34), Durham y Myers expresaron su escep- y Agramonte proseguían los estudios (entonces
ticismo en relación con el bacilo que perseguían prioritarios) sobre el supuesto bacilo de la fiebre
los norteamericanos. Entre las numerosas evi- amarilla. En septiembre, Lazear falleció como con-
dencias conflictivas respecto a la fiebre amarilla, secuencia de una picadura accidental. A toda prisa,
enfatizaban aquellas contrarias a la contagiosidad: Reed redactó la Nota Preliminar mencionada arriba
ni el contacto con enfermos y sus fomites, ni las (36) e inició experiencias mejor controladas para
necropsias contaminaban al personal médico no probar que el mosquito –después clasificado como
inmune; cargas en navíos no transportaban la en- Stegomyia fasciata (actual Aedes aegypti)– era
fermedad. Parecía casi cierto que el enfermo podía el hospedero del “parásito” de la fiebre amarilla,
infectar la casa en que vivía. En brotes ocurridos que el aire no transmitía la enfermedad y que los
en el Mississippi, en 1898, Carter había podido de- fomites no eran contagiosos.
terminar el tiempo transcurrido entre la aparición Cuando Gorgas inició la campaña contra
de casos infecciosos y casos secundarios: de 14 el transmisor en La Habana, las comisiones sa-
a 21 días. En la casa infectada, la exposición por nitarias en São Paulo ya combatían las larvas del
algunas horas podía contagiar la enfermedad, con mosquito. En 1902-1903, Adolpho Lutz y Emilio
incubación normal de 4 a 5 días. Estas duraciones Ribas, directores respectivamente del Instituto
sugerían “el desarrollo del factor infeccioso en Bacteriológico y del Servicio Sanitario de São
el interior o alrededor de algún agente o materia Paulo, reprodujeron las experiencias de Reed en
que se encuentra en el domicilio”. Aunque no la capital paulista para neutralizar las reacciones
conociese su naturaleza, “la teoría propuesta por contra la llamada “teoría habanera” de médicos
Finlay, de La Habana, hace unos veinte años, de alineados con bacilos y hongos incriminados hasta
que la enfermedad se disemina por intermedio de entonces (37).
mosquitos deja de parecer tan fantasiosa a la luz En otros lugares serían verificados los re-
de los recientes descubrimientos relativos a la in- sultados de la comisión Reed. La marina norte-
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raleza protozoaria o bacteriana, tendremos que ahora”. En compensación, escribió Durham, “el
empeñarnos para definir su modo de transmisión esfuerzo para demostrar la transmisión de hombre
y su modo de vida en el mundo externo” (43). a hombre de la fiebre amarilla por medio de un
Los conocimientos sobre las patologías tipo particular de mosquito, por la reciente Co-
causadas por parásitos animales y la especifici- misión Americana, es difícilmente inteligible en
dad geográfica de la fiebre amarilla sugerían un las enfermedades bacilares. Además, no parece
protozoario. Por otro lado, el curso rápido de la (…) satisfacer condiciones endemiológicas. Nos
enfermedad y la subsecuente inmunidad eran proponemos tratar más extensamente sobre la en-
compatibles con especies bacterianas. Para los mé- demiología y la epidemiología de la enfermedad
dicos de Liverpool, desde este punto de vista, las en una ocasión posterior” (44).
patologías que mejor se prestaban a una analogía Durham dejó Belém do Pará en mayo de
eran el botulismo y el tétanos. Una bacteria que 1901 y no volvió más a ocuparse de la fiebre ama-
causara condición septicémica o que se encontrase rilla, pero el 19 de abril de 1905 desembarcaron en
en gran número en los tejidos, como en la peste Manaos, capital del estado de Amazonas, otros dos
bubónica, no habría escapado al reconocimiento de investigadores de la Escuela de Liverpool, Harold
los investigadores. En 1897, el belga Emile Pierre Howard Shearme Wolferstan Thomas y Anton
van Ermengen consiguió encontrar el Bacillus bo- Breinl. Su misión era investigar aún la enfermedad
tulinus (Clostridium botulium) en los órganos de y establecer un laboratorio en la región.
casos mortales, pero en números muy bajos. Aun En el intervalo entre la 4ª y esta 15ª expedi-
así, consiguió reproducir la enfermedad por la ab- ción, transcurrieron procesos muy dinámicos en
sorción de la toxina a través del canal alimentario, los ámbitos de la fiebre amarilla y de la medicina
induciendo en el hígado del animal una alteración tropical.
grasosa de las más intensas (lesión igualmente ca- Adolpho Lutz fue uno de los primeros que
racterística de la fiebre amarilla). Por otro lado, lo integró la red internacional formada en 1899 por
que Durham había verificado respecto a las vías de el Museo Británico, con el objetivo de registrar
infección en la nagana, como miembro de la Tsetse en el mundo entero a los mosquitos que pudiesen
Fly Disease Committee (1896), podría aplicarse transmitir enfermedades. Durante todo el siglo
a la fiebre amarilla: el microorganismo podría XIX, habían sido descritas apenas 42 especies en
encontrarse con más facilidad en el sitio primario el ámbito de la familia de los culicídeos. Solamente
de la infección o en sus cercanías (42). en la primera década del siglo XX, fueron más
En febrero de 1901, Durham publicó en The de doscientas especies nuevas, la mayoría descu-
British Medical Journal las conclusiones a las que biertas por Theobald, Lutz y un entomólogo del
había llegado con su compañero recién fallecido y Museo Nacional de Washington, Daniel William
que se mantendrían en el informe definitivo (43). Coquillett (45,46).
En los órganos de los 15 casos que habían pasado En 1899, Lutz comenzó a estudiar la dis-
por autopsia, habían encontrado no un protozoario, tribución de Culex taeniatus y Culex fatigans,
sino un bacilo, probablemente el mismo microor- inquilinos frecuentes en las viviendas humanas.
ganismo descrito por Sternberg, Freire y Carmona Rápidamente concluyó que el primero era el único
y Valle. Según Durham, no lo habían reconocido capaz de explicar la distribución de la fiebre amari-
porque se teñía con dificultad y, con dificultad lla en São Paulo. La especie fue descrita con varios
también, crecía en medio artificial. “Creemos que nombres en todos los lugares donde reinaba la en-
las evidencias a favor de la significación etiológica fermedad. En 1901, al crear el género Stegomyia,
del pequeño y delgado bacilo son más robustas Theobald incluyó las especies de Culex asociadas
que cualquier otra que se haya presentado hasta con la transmisión de la fiebre amarilla, incluso
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de Schaudinn, como bacterias o como protozoarios más finos” (ibidem). Al presentar las metas subse-
y, en muchos casos, en virtud del diminuto tamaño, cuentes de sus investigaciones, comentaba:
con propiedades de los “virus ultramicroscópicos Mis observaciones sobre la disminución
y filtrables”. de las espiroquetas durante su reproducción me
Según Prowazek (52), el descubrimiento llevan a suponer que también puedan ser los
de T. pallidum fue la coronación de las investi- agentes patógenos de la fiebre amarilla. Como su
gaciones de Schaudinn sobre los hemosporidios, hospedero intermedio es conocido, sería necesario,
protozoarios parásitos de corpúsculos de sangre en primer lugar, examinar cuidadosamente los
de los vertebrados (Hemosporida) y cuyos ciclos tubos de Malpighi (…). Si ahí los parásitos fuesen
de vida incluyen estadios en los que adquieren la tan pequeños que no pudiesen más ser identificados
forma de espora o quiste. Schaudinn suponía que como individuos aislados, tal vez sea posible
fases del desarrollo de Spirochaeta eran comunes llevarlos a la aglutinación (…) para, así, hacerlos
a otros parásitos de la sangre, como los tripano- visibles. Sin embargo, tal vez se formen también
somas y los plasmodios de la malaria. En 1904, en la sangre de la persona enferma ciertos estadios
presentó los resultados de sus experimentos en el (gametos) que, como en la fiebre recurrente, aún
búho Athene noctua, en el que había encontrado no han sido reconocidos como parásitos. En todo
formas de parásitos de la sangre ya identificadas caso, quisiera sugerir que se inicie la investigación
por el ruso Danilevskiĭ y estudiados por Ziemann6 sobre la fiebre amarilla a la luz de los puntos de
y Laveran, cuyos ciclos de vida podían incluir vista ofrecidos por mis resultados (55).7
mosquitos como hospederos intermedios. Esta premisa orientó las investigaciones
“Espero poder probar que los oocinetos de realizadas por Otto y Neumann, de la Escuela de
los plasmodios están formados de manera semejan- Hamburgo, cuando estuvieron en Río de Janeiro en
te a las aglomeraciones de Spirochaeta”, escribió 1904, en el auge de la campaña llevada a cabo por
Schaudinn en 1904 (55). Estos proliferaban en el Oswaldo Cruz. Trajeron un “ultramicroscopio”,
intestino del mosquito donde se tornaban tan pe- uno de los primeros fabricados por la firma Zeiss,
queños que atravesaban el filtro de Chamberland. para hacer visibles partículas ultramicroscópicas.
“Por eso, no considero más que sea prueba contra No fueron conclusivos los resultados de sus inves-
la naturaleza protozoaria de un agente patogénico tigaciones con sangre y líquido cerebro-espinal de
el hecho de atravesar nuestros aparatos de filtrado enfermos, por primera vez examinado por analogía
con la enfermedad del sueño y la sífilis, con sus
6 Las primeras investigaciones sobre los parásitos de la notorias manifestaciones neurológicas (56).
sangre de pájaros fueron realizadas por Vasiliĭ Iakovlevich
Danilewsky, que publicó en 1885-1886 Zur Parasitologie Arthur Marston Stimson, del United States
des Blutes y, en 1888-1889, La parasitologie comparée du Public Health Service, fue el primero que des-
sang. En 1890, Kruse propuso Haemoproteus, como gé- cribió, en 1907, un Spirochaeta en los tejidos
nero para esos organismos. En las dos décadas siguientes, de una víctima de la epidemia de fiebre amarilla
fue dedicado un considerable trabajo para la diferenciación que se propagaba en Nueva Orleáns (57). Tenía
morfológica entre los parásitos del género Plasmodium
y los que habitan la sangre de pájaros. El interés sobre la terminaciones en forma de gancho y, por eso, fue
cuestión se debía a la semejanza con los que causaban la bautizado como Spirochaeta interrogans.
malaria. Sachs (53) relaciona las principales publicaciones Harold Seidelin, otro investigador de la
al respecto. Schaudinn, en el trabajo citado aquí, se refie-
re a H. Ziemann, que independientemente de Danilewski, 7 El trabajo fue reseñado en The British Medical Jour-
trabajó con parásitos del búho (los Leucocytozoa). La obra nal (25.2.1905:442-444). Él había leído la descripción de
mencionada es Ueber Malaria – und andere Blutparasiten Parker, Beyer y Pothier (40) sobre el Myxococcidium, “un
nebst Anhang: Eine wirksame Methode der Chromatin – esquizomiceto semejante al que encontré en todos los díp-
und Blutfarbung (Jena, 1895). Al respecto ver también Sla- teros picadores que analicé (...) No creo que esos parásitos
ter (54). tengan algo que ver con la fiebre amarilla”.
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tudios experimentales sobre la enfermedad.8 En el inoculación del virus. La técnica pudo ser utilizada
ámbito de la virología, disciplina que se desprendía a gran escala a partir de 1930, gracias al descubri-
del semillero pasteuriano para volverse autónoma, miento de Max Theiler de que ratones blancos eran
se desarrollaban diversas técnicas bioquímicas sensibles a la infección cuando eran inoculados por
nuevas para la manipulación del agente de la fie- vía intracerebral.
bre amarilla. Dos líneas de investigación fueron Los dos métodos de diagnóstico retrospecti-
inmediatamente asumidas por los laboratorios de vo –aquel realizado en cadáveres y el que se apli-
Brasil: verificar la sensibilidad de otros monos caba en los sobrevivientes– fueron ampliamente
y la identidad de los entonces llamados “virus utilizados por el Servicio de Fiebre Amarilla. El
africano” y “virus americano”. Las experiencias primero tuvo que ser adaptado al nuevo contexto
realizadas en el Instituto Oswaldo Cruz, en el la- socio-espacial. La técnica ejecutada por patólogos
boratorio de Bahía y en el Instituto Butantan, en en hospitales o laboratorios se convirtió en un
São Paulo, confirmaron la sensibilidad de Rhesus método posible de ser difundido en regiones en
y de Cynomolgus (Macaca fascicularis) al virus las que no existían profesionales de la salud y la
aislado en Brasil. Norteamericanos e ingleses en violación de cadáveres constituía una infracción
África, Hindle en Inglaterra, Aragão, Costa Cruz y muy seria para los códigos sociales de conducta.
otros científicos en Manguinhos y Lemos Monteiro Se diseminaron, a partir de entonces, los puestos de
en el Butantan verificaron diversas propiedades del viscerotomía en numerosas localidades de Brasil,
virus. Utilizando muchas veces preparados orgá- iniciándose concomitantemente los estudios siste-
nicos que viajaban largas distancias, investigaban máticos de distribución de la inmunidad a la fiebre
medios de cultivo más adecuados para obtener la amarilla por medio de las pruebas de protección
rápida multiplicación del virus y la conservación en ratones.
de su capacidad de infectar por el mayor tiempo Ésas fueron las brújulas de la gran investiga-
posible (67). ción epidemiológica que se prolongó hasta 1937.
El diagnóstico de la fiebre amarilla depen- Los datos así obtenidos confirmaron la sospecha
día de la interpretación de señales clínicas, muy de que la fiebre amarilla constituía un problema
engañosas, o de la observación de lesiones en los mucho más extenso de lo que se imaginaba.
órganos y tejidos sólo visibles después de la muerte En 1930, fueron notificados casos sospe-
del enfermo. Un marco en la anatomía patológica chosos en Santa Teresa, región caracterizada por
de la enfermedad fue establecido en el Instituto valles escarpados y estrechos formados por ríos
Oswaldo Cruz, cuando Magarinos Torres (68-71) que bajan por las laderas verdes de la sierra para
describió las inclusiones intranucleares que llevan afluir hacia el río Doce, en la parte central del es-
su nombre, similares a aquellas producidas por tado de Espirito Santo. Las pruebas de inmunidad
otros virus estudiados por Benjamin Lipschütz y y los exámenes de tejido hepático, hechos allí,
Ernest William Goodpasture. enterraron las últimas dudas sobre la existencia
En algunos pocos pacientes vivos, se utili- del “tifo negro”, como los nativos denominaban
zó la técnica de diagnóstico llamada “prueba de a la fiebre amarilla. En un trabajo publicado en
protección” o de “neutralización para diagnóstico 1933, Fred Soper y colaboradores concluyeron
retrospectivo”. Para saber si un individuo había que el virus era transmitido por uno o más vectores
contraído o no la enfermedad, se inoculaba su muy diseminados, aunque ineficientes, ya que los
suero en un mono y, en seguida, se verificaba si casos nunca alcanzaban una densidad comparable
éste resistía o no a la infección inducida por la a la de las epidemias urbanas (72). Las incógnitas
de la fiebre amarilla silvestre motivaron un vasto
8 Los estudios publicados en esa coyuntura de transición programa de investigación, incluyendo virólogos,
están comentados en Benchimol et al. (61)
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