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Queridos hermanos:

Este último domingo del Tiempo Ordinario la Iglesia celebra la solemnidad de Cristo Rey
del Universo. Por ello, las lecturas de la liturgia nos recuerdan el Señorío de Cristo sobre
todo el cosmos: Él es el Alfa y el Omega, nunca pasa, su Palabra es Verdad que increpa a
los hombres.
Nos detenemos en el evangelio de Lucas, el texto señala el momento doloroso de la
crucifixión de Jesús. Colgado en la cruz, nuestro Señor tiene un dialogo de misericordia
con el ladrón “bueno”, al que la Tradición le ha llamado Dimas; él reconoce el reino de
Cristo ya que le pide la admisión, por tanto, de forma implícita lo presenta como Rey. La
respuesta de Jesús es aún mejor que la petición: “Te lo aseguro: hoy estarás conmigo en el
paraíso.” En efecto, Jesús le promete un Reino que no es de este mundo, lo llama
“Paraíso”. Es la única vez en los evangelios que Jesús utiliza esta palabra. Literalmente
significa “jardín” y está fuertemente vinculado con el texto del Génesis. El Señor le
promete al ladrón el mismo “jardín” en la que vivió Adán antes de caer en el pecado de
desobediencia. El Reino de Cristo es el “jardín de Dios” al que se puede ingresar luego de
nuestro paso por la tierra.
El Señor nos promete ese Paraíso, lugar de la bienaventuranza y comunión eterna con El.
La pregunta sería: ¿estamos dispuestos a pedirle que también nos admite a su Reino? Si es
así, lo pedimos con la misma audacia que tuvo aquel hombre pecador que estuvo al lado de
Jesús en la cruz.
¡QUE VIVA CRISTO REY Y QUE REINE EN TODO EL MUNDO!
P. Luis Miguel A. Gamboa Sanchez

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