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TOXICOMANÍAS Y PSICOANÁLISIS

LA PROBLEMÁTICA CLÍNICA: el “matrimonio dichoso”


Buscamos examinar la “función” que cumple el tóxico en la economía del sujeto –aquel sujeto
que el psicoanálisis supone al inconsciente-, comparándola y distinguiéndola de la función del
síntoma y de los efectos de la sustancia.
El punto de partida y de llegada es la interrogación sobre el sexo. Se trata de diagnosticar el
tipo de unión que ha conseguido establecer el sujeto enfrentado con el enigma de su
sexualidad. Para eso seguimos la pista de una expresión tomada de Freud y retomada por
Lacan: aquella que describe el “matrimonio dichoso o armonioso” que establecen el bebedor
y su vino

LA CUESTIÓN PRELIMINAR A TODO ABORDAJE POSIBLE: La causa sexual


La tarea preliminar consiste en romper con la creencia que ubican al objeto droga en el lugar
de la causa; ya sea la causa de todos los males o de los bienes y placeres “todos”. El
movimiento consiste en desplazar el nivel de la causa, ubicar en su lugar un punto de incógnita
y promover, de ese modo, una pregunta sobre el sujeto y su relación con sus modos de goce .
Este aspecto preliminar de la lógica de la cura puede escribirse en tres tiempos.
1º) Droga → adicción = patología (“adicto”)
2º) “x” → adicción = droga
3º) Satisfacción [Sexual] → adicción = droga
Primero se invertiría el lugar que ocupa el objeto droga, pasando de ser la causa de la
denominada “adicción” a considerársela su consecuencia. Permitiría romper la identificación
imaginaria al “ser adicto” y abrir el espacio para la interrogación del deseo. El tercer tiempo es
el que va a ser necesario formular como hipótesis psicopatológica a partir de la lectura de los
textos de Freud y Lacan.

Tesis principales acerca de la función del tóxico:


AUTOR FREUD LACAN
Psicoanálisis
DISCIPLINA Medicina Psicología Psicoanálisis 2 Psicoanálisis 3
1
ETAPAS 0 1º 2º 3º 4º
Neurosis NS
NOSOLOGÍA NS Actuales NS Narcisistas Neurosis
(neurofisio) Narcisistas
Retracción Recurso a) Traumatismo
Cancelación Reemplazante libidinal: maníaco: del destete
MECANISM
del dolor de la cancelación frente al b) Ruptura del
O
(orgánico) masturbación de la malestar cuerpo con el
represión [sexual]cultural falo
Compensación Respuesta Paliativo contra Renegación del
Analgésico de la frente a la el malestar en destete.
FUNCIÓN
corporal satisfacción pérdida de la cultura Ruptura con la
sexual faltante objeto (“quitapenas”) castración.
Psique Cuerpo: Fantasía:
ESQUEMA Soma Φo
Soma (a↔a´) $<“x”>a

A) La manía del tóxico: Cancelación del dolor


0) Las investigaciones de Freud sobre la cocaína lo llevaron a destacar un primer aspecto en la
relación del sujeto con el objeto tóxico: su valor analgésico. Se concentró en la aplicación de
una sustancia tóxica con el objetivo de cancelar o hacer disminuir el dolor, puramente
orgánico. Esta tesis no será abandonada en ningún momento, aunque el estatuto del dolor irá
variando a medida que avanza su teoría.

1º) Surge una primera hipótesis freudiana sobre las adicciones, vinculada, de manera directa,
con el problema de la satisfacción sexual. Su lugar está a mitad de camino entre la histeria y la
neurastenia –aunque más cerca de esta última- y define a la adicción como reemplazante de la
masturbación (adicción primordial, primer hábito con chances de devenir compulsivo y
adictivo). La tesis se completa con la idea de una compensación respecto de un déficit: “por lo
general esos narcóticos están destinados a sustituir el goce sexual faltante”. Para Freud: todos
masturbadores = todos potenciales adictos. La sexualidad insatisfecha funciona como una
fuente “dolorosa” frente a la cual se interpone el recurso a la intoxicación maníaca: la de la
masturbación o la del consumo de un narcótico.

2º) Psiconeurosis narcisistas: déficit o una dificultad en la relación de transferencia con los
pacientes narcisistas, quienes parecen rehusar las condiciones del dispositivo propiamente
psicoanalítico, de manera semejante a lo que ocurre con los toxicómanos. Por eso los modelos
para pensar la toxicomanía pasan a ser las afecciones narcisistas. Función que cumplen la
narcosis en general y la borrachera en particular: generar un estado comparable al de la manía
o al de los delirios erotómanos. Se trata de una sobreinvestidura de la imagen narcisista del yo.
Esta sobreinvestidura narcisista se traduce en un obstáculo transferencial. La referencia
freudiana es la de un déficit en el nivel de las fantasías y de los objetos y relaciones simbólicas
que ésta provee. Objetos y relaciones sobre las cuales se monta –en el caso de las neurosis- la
represión y la formación de síntoma.
“La manía no es otra cosa que un triunfo así, sólo que en ella otra vez queda oculto para el
yo eso que él ha vencido y sobre lo cual triunfa. A la borrachera alcohólica, que se incluye
en la misma serie de estados, quizá se la pueda entender de idéntico modo; es probable
que en ella se cancelen, por vía tóxica, unos gastos de represión” Aquello sobre lo que el
yo del sujeto melancólico o maníaco parece triunfar “felizmente”, es el dolor frente a la
pérdida del objeto.
La “cancelación de la represión” se suma entonces a la tesis acerca de la cancelación del dolor
y a la compensación tóxica por la falta del deseo sexual y de la satisfacción que este promueve.
Y es en este mismo contexto donde Freud sugiere la comparación entre la mujer y la botella: la
primera, más cerca del objeto simbólico de las fantasías del sujeto; la segunda, más cerca del
objeto que la imagen narcisista representa para el yo.

B) El malestar del Sexo: suplencias de una felicidad imposible

3º) “El malestar en la cultura” describe los diferentes objetos alternativos que posee el sujeto
de la cultura para enfrentar el malestar que le es propio e inherente. Freud describe la doble
cara de la intoxicación: al mismo tiempo en que resuelve de manera casi instantánea para el
sujeto el “dolor” que le es “imperativo”, despoja con toda crudeza al individuo de sus lazos con
la realidad que lo rodea.

4º) En 1938, Lacan explica la función de tóxico en relación a la renegación del destete. Resume
parte de los desarrollos freudianos acerca del mecanismo de la intoxicación, proponiendo que
el consumo maníaco del objeto tóxico representa una manera de protegerse de aquella
primera forma de experimentar el dolor y la abstinencia por el objeto perdido: el pecho
materno. La toxicomanía cumple así una función defensiva, a través de un mecanismo que
parece funcionar de manera automática, pero que a pesar de ello sugiere una toma de
posición por parte del ser del sujeto que evoca un rechazo primitivo hacia toda pérdida del
objeto de su satisfacción. Esa posición de rechazo de la desdicha que la pérdida del pecho
materno evoca en el ser hablante, posee una doble cara: apunta, por un lado, a obtener la
satisfacción plena mediante la posesión absoluta del objeto que el pecho materno representa
en las fantasías primordiales del sujeto, por otro lado, empuja al sujeto hacia una tendencia
que lo une lentamente con la muerte y la destrucción de sí mismo. Reformula la tesis freudiana
acerca del malestar en la cultura, proponiendo entender la toxicomanía como un intento de
suplir esa felicidad plena que la cultura y el sexo hacen imposible.

C) La ruptura con la castración: puesta en suspenso de la función fálica


Econtramos sobre el final de la enseñanza de Lacan “la única definición que puede darse de la
droga”. El niño (Hans) debe renunciar a la madre y admitir la castración como operación de
pérdida que lo liga positivamente a un orden simbólico cuya referencia “objetiva” e
“instrumental” es el falo. “Todo lo que permite escapar a ese casamiento es evidentemente
bien recibido, de donde resulta el éxito de la droga, por ejemplo; no hay ninguna otra
definición de la droga que ésta: es lo que permite romper el casamiento con la cosita de
hacer pipí”. El rechazo de la operación de castración se suma a la renegación del destete, así
como al traumatismo producido por éste último se le agrega la ruptura del cuerpo del sujeto
con el falo. Mecanismo de ruptura momentánea o puesta en suspenso de la lógica o la función
fálica. Esta tesis acerca del mecanismo de “ruptura” –cuya función es negativa y defensiva- de
la toxico-manía, sólo vale en principio para las estructuras “nombre-del-padre”, dejando
abierta la interrogación sobre las funciones que puede cumplir el tóxico en aquellos casos para
los cuales el rechazo del falo simbólico es una consecuencia estructural de la operación de
forclusión del significante nombre-del-padre.

LAS FUNCIONES DEL TÓXICO: suplemento o suplencia

La toxicomanía no cumple una función enteramente análoga en el caso de las psicosis. Allí
donde la inoperancia del falo es un hecho de estructura, el tóxico puede servir eventualmente
como suplencia, intento de estabilización o de reorganización del goce en exceso.
Le Poulichet distingue entre la función de “suplemento” que cumple el tóxico en muchas
neurosis, y la función de “suplencia” que cumple en muchos casos de psicosis.

A su vez, la función del tóxico no es la misma para todas las neurosis. En muchos casos el
tóxico exalta la función del falo como elemento regulador de aquellas fantasías
“perversamente” orientadas hacia la mujer de donde se sostienen versiones del amor
erotomaníaco. En estos casos, el consumo de droga sirve para promover un rendimiento fálico
mucho más eficaz y logrado, fomentado por una competencia narcisista que, en vez de excluir
al otro distanciándose de la realidad, incrementa el desafío y la agresividad tanto como el
premio en cuestión. Idea de un suplemento tóxico que permite hacer rendir mejor al falo. Se
trata más del Falo-Pero [Falo-Padre] que del Toxi-cómano [Manía del tóxico]. En estos casos, la
función del tóxico se asemeja más al del síntoma neurótico “clásico”.

CONCLUSIONES:

A) La pregunta por el mecanismo: el “matrimonio dichoso”


La toxicomanía:
a) No es una estructura psicopatológica ni una estructura subjetiva.
b) Tampoco es estrictamente hablando un síntoma, tal como éste queda definido por
Freud para la estructura neurótica como una formación de compromiso, resultado de
un conflicto entre representaciones. Aunque en muchos aspectos pueden compararse
el síntoma y las prácticas de consumo.
c) Es posible vincular la toxicomanía con una causa pulsional tanto o más que el síntoma
neurótico.
d) El hecho de verificar la causa pulsional, habilita al clínico a construir hipótesis sobre el
determinismo inconsciente y su posible "mecanismo de formación”.
e) Lo hacemos siguiendo la interrogación acerca del tipo particular de “matrimonio”
establecido entre el ser sexuado y sus objetos de satisfacción, de acuerdo con la idea
de una abstinencia inicial -y estructural- promovida por el lenguaje y la cultura.
f) Elegimos el término “toxico-manía”, porque nombra con mayor precisión el tipo de
matrimonio establecido. Con esto indicamos que no todo consumo de drogas debe
ser considerado una toxicomanía, y que no toda toxicomanía se sostiene del
consumo de una sustancia tóxica determinada.
g) Aproximamos a la noción de “toxico-manía” una suerte de mecanismo de “ataque”
(más que de defensa) cuyo resultado es una suerte de formación de “ruptura” (más
que de compromiso): la cancelación del dolor y la ruptura o puesta en suspenso de la
castración (y sus operadores).

B) Del falopero al toxicómano: la etiqueta borrada del falo

El falo es esa “etiqueta del lenguaje” que el hombre degusta en la relación amorosa. Mientras
que la toxicomanía se genera en ruptura con esa etiqueta, estrechando la relación del sujeto
con un consumo maníaco del objeto que lo separa momentánea pero radicalmente de esa
marca de origen. Por eso, muchos sujetos toxicómanos reencuentran un nombre bajo la tutela
imaginaria del “ser adicto”. Y así como en muchos casos la relación con el vino puede
compararse con el matrimonio que el falo hace posible entre un hombre y una mujer, también
la relación entre los sexos puede adquirir ese sesgo toxico-maníaco reservado habitualmente
al consumo de una sustancia.

Fenómeno psicosomático

“Psicosomática” es un término que proviene de la Medicina y surge como Medicina


Psicosomática, o sea una suerte de especialidad médica (principios del siglo XX). Esto se
produce en un intento de transferir algunas de las ideas y elaboraciones freudianas al terreno
de las enfermedades médicas, sobre en aquellos casos en los que no se conocía una etiología
definida. El término psicosomático lleva en sí una polémica de muchos siglos en el
pensamiento occidental en lo que hace a la separación o la unión entre la mente y el cuerpo y
lo que se entiende por estas categorías.

Freud va a plantear algo en relación a las asimetrías entre lo psíquico y lo somático, a los
desencuentros entre el cuerpo y la mente. Que se señalen los desencuentros no es
exactamente lo mismo que hablar de disociación o de categorías. Lo que Freud dice en una
carta es que “el auténtico mediador [que no es lo mismo que unificador] entre lo psíquico y lo
somático es el inconsciente”. El inconsciente está planteado entonces como una mediación,
como un concepto límite. El inconsciente como verdadero mediador entre lo psíquico y lo
somático está conectado con uno y con el otro pero no se confunde con ninguno de los dos.

El FPS, la enfermedad psicosomática o el efecto psicosomático, implicaría una falta o una falla
en esa mediación del inconsciente entre lo psíquico y lo somático. Como un esquivamiento, un
rodeo que esquiva este “auténtico mediador” que es el inconsciente.
DENOMINACIÓN. Digo fenómeno psicosomático y no síntoma psicosomático. Lacan también lo
llama en algunos lugares efecto psicosomático. Propongo dejar la denominación de
“enfermedad psicosomática” para el discurso médico.

Hipocondría: no hay lesión, lo que hay es una idea prevalente, hiperintensa, de que hay una
enfermedad, generalmente a partir de la interpretación de sensaciones corporales, que
pueden ser alucinatorias o no. En la hipocondría psicótica, no hay esta dimensión metafórica.
Donde digo metáfora podría decir también “otra escena”. Cuando Freud habla de la otra
escena del sueño, que el sueño remite siempre a otra escena que tiene que ver con la fantasía,
con el recuerdo, que tiene que ver justamente con el inconsciente.

Síntoma histérico. No hay lesión orgánica, la histeria se comporta como si la anatomía no


existiese o como si la anatomía se redujese a una anatomía vulgar, o sea una representación
imaginaria del cuerpo. Lo que se pone en juego en la histeria es el cuerpo en su condición de
imagen, de representación imaginaria. Freud plantea que el síntoma histérico conversivo es un
síntoma eficaz desde el punto de vista económico. En tanto el territorio del síntoma es el
cuerpo, el yo se desentiende de eso y entonces parece que el sujeto no tiene mucho para decir
del síntoma conversivo, la famosa bella indiferencia en la histeria. El discurso de la histeria en
relación a esto que le pasa en el cuerpo es un discurso que se dirige a un amo al que se le
supone un saber acerca de lo que le pasa y al que se le exige que haga algo con ese síntoma.
En la histeria puede haber, siempre que entre en análisis, un despliegue que tiene que ver con
recuerdos, fantasías, que llevan a la posibilidad de construir o de plantear ese síntoma
conversivo como una metáfora de un conflicto subjetivo.

La metáfora es una de las formas que Lacan tiene de definir el síntoma neurótico. Una
metáfora quiere decir que hay sustitución, que hay representación sustitutiva, que hay
desplazamiento y condensación en el síntoma. La parte del cuerpo que va a aparecer tomada,
afectada, no es cualquiera, no es porque sí, sino que es una representación de la imagen del
cuerpo fragmentado que está tomada en esta cadena asociativa o en lo que Freud llamó en un
momento grupo psíquico segundo, después inconsciente. Esto entonces tiene que ver con la
implicación del sujeto en ese síntoma. Implicación que no necesariamente se produce de
entrada. Hace a la operación analítica que se produzca esa implicación subjetiva.

La enfermedad médica, entendida en una afección del cuerpo que puede y debe ser tratada
por los recursos de la medicina. Una característica de la enfermedad médica, aunque se
distingue entre enfermedades funcionales y enfermedades orgánicas, es que hay una lesión,
entendida en términos de alteración del órgano. Esa alteración del órgano puede ser reversible
o irreversible, pero hay una lesión objetivable, evidenciable y detectable por los medios de
estudio habituales. Tiene que ver con anatomía patológica y fisiopatología. Hay una anatomía y
una fisiología de la enfermedad que la definen y que tienen que ver con la etiología (la o las
causas) y la patogénesis (el curso, la diacronía de la enfermedad) así como con el mecanismo
de producción de los síntomas. El discurso acerca de esto es el de la ciencia . Decir que la
ciencia habla es decir que no hay un sujeto que diga. Es un decir impersonal en tanto, como
afirma Lacan, la Ciencia forcluye al sujeto. ¿Hay metáfora ahí, hay otra escena? En principio
por lo menos no.

FPS  diagnóstico diferencial con histeria y con neurosis de angustia (neurosis actual)!

Neurosis actuales, especialmente la neurosis de angustia. Freud define que el síntoma capital
es la angustia pero describe toda una serie de síntomas que tienen que ver con un
compromiso corporal, un montón de síntomas corporales que son claramente funcionales. No
hay una lesión, una alteración del órgano en cuestión, sino que hay una alteración funcional
del cuerpo. Freud ubica una “insuficiencia psíquica”, o sea la incapacidad del sujeto de hacer
lugar a las exigencias de la tensión sexual somática, por ello la libido deviene angustia o sus
equivalentes (los sintomas somáticos). No hay mediación del inconsciente entre lo psíquico y
lo somático, son síntomas “sin mecanismo psíquico”. Pero lo psíquico está presente por su
ausencia, por esa “insuficiencia” en hacer lugar a las exigencias de lo somático sexual. Por eso
Freud dice que los síntomas de las neurosis actuales no son analizables, al menos no en
principio y no como tales. Podemos considerar a los ataques de pánico como una forma clínica
de los ataques de angustia, la neurosis de angustia se llama actualmente ataque de pánico . El
ataque de pánico también presenta característicamente, tal como Freud lo describió, dolor en
el pecho y la angustia bajo formas como de sensación de muerte.

La bella indiferencia histérica es una indiferencia que se rompe bastante rápidamente. En la


histeria hay una implicación subjetiva y eso es lo que permite que hablemos de otra escena, de
metáfora, de sustitución. En la neurosis de angustia esto, en principio, no aparece, queda
como algo muy aislado y como algo de lo que el sujeto se siente totalmente ajeno.

Fenómeno psicosomático. Hay lesión, hay alteración orgánica, reversible o irreversible. Hay
una lesión orgánica que es evidente como en la enfermedad médica, una lesión evidenciable,
registrable, objetiva. El discurso de esa enfermedad también es de la ciencia. A veces el
paciente establece alguna conexión con algún hecho, algún acontecimiento biográfico,
histórico, que tiene que ver en general con alguna situación de estrés, de tensión, de duelo,
pero eso no lo lleva a asociar con otras cosas sino que se formula como una explicación
acabada de lo que le ocurre sin que eso abra un campo de preguntas en las que la subjetividad
esté implicada.

PSICO (discurso acerca SOMA INCONSCIENTE (mediador


de la enfermedad, lo que (lesión entre psíquico y somático,
se dice) anatómica) posibilidad de metáfora)
Hipocondría Delirio no “metáfora delirante”
Histeria: 1.”bella indiferencia” no (“desconoce “mecanismo psíquico”:
síntoma 2.Implicación subjetiva: la anatomía”) metáfora, equívoco
conversivo recuerdos, fantasías, etc.
Enfermedad Discurso de la sí (no es considerado)
médica ciencia (saber
impersonal)
Neurosis de insuficiencia psíquica no (alteraciones “sin mecanismo psíquico”
angustia funcionales:
equivalentes de
la angustia)
Fenómeno Discurso de la ciencia sí (conoce la “Insuficiencia psíquica”
Psicosomático Pensamiento operativo anatomía) Holofrase
Enfermedad como Nombre
propio
(depende del significante)

Lo que nos importa a nosotros desde el psicoanálisis es el discurso del paciente, lo que alguien
dice. En el FPS lo que se dice toma la forma de un “se dice”. Ese “se dice” en la psicosomática
es totalmente impersonal. Los pacientes generalmente siguen el mismo razonamiento que la
medicina. O sea: Si no encontramos una causa se postula, entre otras, una causa “psico”. Este
discurso es totalmente impersonal, cualquiera podría decirlo, son datos que da lo mismo quién
los diga porque la subjetividad no está en juego, lo que valdrían serían los datos por sí mismos .
Esos datos que definen un nombre: el nombre de una enfermedad . Porque también el FPS en
general tiene nombre (a diferencia de la hipocondría). Ese nombre médico parece condensar
todo lo que le pasa al sujeto. La enfermedad tiene un nombre y ese nombre aparece muchas
veces como el nombre del sujeto; el sujeto muchas veces se presenta de ese modo, con el
nombre de su enfermedad. Es un discurso impersonal y desimplicado que, muchas veces, va
acompañado de esta otra cuestión que es “a mí no me pasa nada”.

Se habla de “alexitimia” o también de “pensamiento operativo” cuando en el discurso de estos


pacientes todo aparece como absolutamente concreto, racional y práctico. Muchas veces se
trata de gente muy eficiente en lo que hace, muy preocupados y muy ocupados por lo que
hacen. La cuestión es la sobreadaptación, donde todo se cumple, todo se hace y por eso el
paciente termina diciendo “no, lo mío está todo bien”. Pero ese “todo bien” es también
totalmente impersonal, “todo bien” quiere decir que todo funciona, como una máquina.

Lo que planteamos con Lacan es que la psicosomática es un fenómeno transestructural, en el


sentido de que no define una estructura, no hay una estructura psicosomática así como sí
tenemos elementos para definir neurosis, psicosis y perversión. Entendemos el FPS como trans
o metaestructural, en tanto no define estructura y no es exclusivo ni específico de ninguna de
las tres estructuras clínicas

Para Freud, las neurosis actuales están de alguna manera más del lado de las neurosis que de
otras estructuras.

Freud no habla de psicosomática. Lo más aproximado es la cuestión de las neurosis actuales en


articulación con las neuropsicosis de defensa. Particularmente esta idea de una insuficiencia
psíquica o de un no hacer lugar a algo de lo sexual.

Lacan habló poco de psicosomática, pero hay algunas referencias muy específicas que nos
permiten pensar como Lacan consideraba al efecto psicosomático o FPS y que podemos ubicar
en relación a dos cuestiones fundamentales.

El cuerpo es algo que está marcado, tocado, por el significante. Las formaciones del
inconsciente, su irrupción, tienen que ver con este momento de afánisis subjetiva, de
desvanecimiento, es decir que el sujeto aparece desvaneciéndose. Lacan da como
contraejemplo de esto justamente a la psicosomática. En la psicosomática no hay este espacio,
este intervalo, entre un significante y otro, sino que los significantes aparecen compactados
como si fueran uno solo. Lacan llama a esto, tomándolo de la lingüística, holofrase. Con lo
cual, está planteando una incidencia del significante distinta en un caso o en el otro. Esta
cuestión de un significante que no remite a nada, tiene que ver con esto que les decía de estos
pacientes donde el nombre de la enfermedad los define y a su vez no los encadena con nada.

La segunda cuestión que Lacan va a decir en relación a la psicosomática es algo que tiene que
ver con el “goce específico”. En realidad lo plantea como una pregunta en 1975. Dice que el
FPS es algo del orden de lo inscripto, pero inscripto como un sello, como una marca al estilo de
la marca para el ganado. Y se pregunta cuál es la suerte de goce que se encuentra en el
psicosomático. Lo psicosomático es algo fuertemente implicado en lo imaginario, además de
ser algo que tiene que ver con este cuerpo de lo simbólico, que hace cuerpo al recortar y al
borrar el goce del cuerpo, pero también tiene que ver con un cuerpo en tanto, dice Lacan, el
cuerpo es sustancia gozante. El cuerpo es algo hecho para gozar, y dice para gozar de sí mismo.
La idea es que en el FPS hay una suerte de retorno de goce en el cuerpo, de un goce Otro en el
cuerpo, ahí donde el significante, por este efecto de holofrase, falla como significante . Si el
significante no opera como tal, si no hay intervalo significante, si no hay efecto de sujeto y el
significante es lo que borra y barre el goce del cuerpo, si algo se produce a nivel de este
significante que hace que se colapse este intervalo entre significantes, que se condense, se
holofrasee el significante, algo de este goce que ha sido barrido retorna, pero directamente en
el cuerpo. Es una idea bastante cercana a la idea de Freud de que la libido impacta
directamente en el cuerpo en las neurosis de angustia.

Miller dice que el FPS se podría escribir I ( ). Como algo que esquiva al Otro y que suplanta al
Otro por un Ideal (expresado como I). Para el FPS, si algo de este Ideal se puede tachar, se
puede incluir al Otro e interrogarlo.

I() I (A)

Esa holofrase es algo del orden del significante que viene de Otro, lo que pasa es que no queda
registrado como tal. La enfermedad que aparece como FPS tiene el carácter de esta presencia
de Otro, con una presencia y una contundencia tal que es indiscutible. Si algo del Otro puede
ser interrogado, esa interrogación puede abrir un camino del análisis que lleve, en algún
momento, a ubicar una falta en el Otro, o sea el Otro en tanto deseante. Poder preguntarse
¿qué me quiere el Otro? es un paso hacia el Otro que es un Otro deseante, que es Otro en
falta, y eso también tiene que ver con la posibilidad de plantear algo del deseo del lado del
sujeto.

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