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:4
BOLETI MACION
SUMARIO
1. ORGANIZACION
X. VARIOS
— La “propective” y los Ejércitos.
SECCION BIBLIOGRAFICA
j,&t4í ¡ueit4uti nf 24
tt4 c& /749%maciz’
eRM NIZACItM
- SISTEMAS DE /NTEGRAC/ON
DE ORGANOSY FUNCIONESDE LAS FUERZAS ARMADAS
¡
CESEDEN
(Alto EstadoMayor)
Marzo, 1960 DE
OLETIN
INFORMACIONN2 24 —
INDICE
Pgina
ESTADO ACTUALDEL PROBLEMtA: ORGANOS Y NIVELESDE IN -
— /‘rnbentacic5n1
ConsejodeSeguridadNacionaI 1
DEPARTAMENTO DE DEFENSA2
SUBSECRETARIODE DEFENSA 3
SECRETARIOSADJUNTOSDEDEFENSA4
Si’A........•••
— Defense SupplyAgency5
JUNTÁDEJEFESDEESTADOMAYOR5
—2—
CC)iVt)
U.S. STRIKECOMMAND7
nrrrOI/
ILRVI •..S•.•...•*.•s•es•t•e•I••••••••••••s•* u
Colegio Nacional
de Guerra9
LOGISTICA11
12
flnhiCO
1 .1 Ambientacin
1 .2 Agenciasunificadasdetipointerdepartamental
— Presidente.
— Vicepresidente.
— Secretario do Estado.
— Secretario do Defensa.
— Director de Planespara emergencia.
2. DEPARTAMENTODEDEFENSA
2.1 FuncionesdelDepartamento
3. SECRETARIODEDEFENSA
4•, SUBSECRETARIODEDEFENSA
Ach5a en nombre del Secretario y ejerce los poderes de £ste en caso de ausen
cia o incapacidcid del titular.
5. CONSEJODIRECTORDEL’SFUERZASARMADAS(ArmedForcesPolicyCouncil)
Esta integrado, adcms de por el propio Secretario, Presidente del rnsmo, por
los siguientes miembros:
— Subsecretario do Defensa.
-4-
6. DIRECTORDEINVESTIGACIONYPROYECTOSDELADEFENSA
— y cientfficos.
Asuntost5cnicos
— lnvestigaci6n bsica y aplicada.
— lnvestigaci6n y desarrollo de materiales de Defensa.
— Proyectosde adccuacicSn,productividad, mantenimientoy conserva—
7. SECRETARIOSADJUNTOSDEDEFENSA
trav.5s de seis SecretariosAdjuntos, cada uno de los cuales cubre una misitSnfun
cional.
— Contabilidad.
— Instalaciones y Logistca.
— Cuestionesde SeguridadInternacional.
— Efetivos humanos.
— Relacionespblicas.
8. OTRASAGENCIASINTEGRADASDELDEPARTÁENTODEDEFENSA
8.1 AgenciadeSeguridadNacional.
8.2 DefensaSupplyAgency
8.3 DefenseAtornicSupportAgoncy
8.4 DefenseCommunicationsAgency
8.5 DefensalntelligencoAgency
9. JUNTADEJEFESDEESTADOMAYOR
Dicha Junto ost constituida por el Jefe do la misma, los Jefes de Estado¡Va
yor de Tierra y Aire y el J0f0 de Operaciones Navales. En aquellos casosen que
-6-
lO. MANDOSUNIFICADOSYESPECIFICOS
— Europeo.
11. MANDODELADEFENSAAEREADELEJERCITODETIERRA.(ARADCOM).
12. U.S.STRIKECOMMAND
STRAC, es una fuerza m5viI, lista para empleo en cualquier parte del mundo,
y que consta de dos Cuerposde EIrcito que puedenoperar con capacidad atcSmica
o convencional. En coso de tener que desplazarla por aire, esto transportetiene
que ser hecho a basede mediosde las FuerzasA6reas.
13. RESERVA
cha.
Los siete
elementos
componentes
de laReserva
sonlossiguientes:
— ReservadoEj&citodeTierra.
— Reservade Marina.
— ReservadeInfantorra
de Marina.
— Reservade lasFuerzas
A5reas.
— ReservadelServicio
de Guardacostas.
tiempo de disponibilidad.
Salvo ias diferencias naturales, ci statusdo susmiembrosy la ordenaciSndo
tipo generci son conocidas.
14. ESCUELASBAJOCONTROLDELAJUNTADEJEFESDEESTADOMAYOR
14.1 ColegioNacionaldeGuerra
14.2 ColegiodoEstadoMayordelasFuerzasArmadas
Las instalaciones,
su funcionamiento
y mantenimiento
corren
a cargo
del Jefede Operaciones
Navales.
Hay dos cursosat año, de cinco mesesde duraci6n, que dan comien
zo en agostoy frebroro respectivamente. Cada uno de ellos ostcíformado
por unos190 Oficiales procedentesde los tres Ejrcitos. Muchosde los —
15, OTROSASPECTOSDELAUNIFICACIONENLAENSEÑANZA
15. CursosenColegiosyUniversidades
16. LCGISTICA
conceptos:
Fuerzas ostratçjicas.
— Reservas(eserva C;uardia
Nacional)
— ¡ogishca.
Personal.
Aam,nistracion.
1 •
juantes:
16.1 Consecuenciaspracticasobtenidasenlosaspectosorgnicoyeconmico.
sis:
16.2 Tendenciadelprocesoytechoaalcanzar
Se consideracomomuy importante:
Tales premisas:
— La mecanizacin cidrninistrativa.
H _ 5
A.NEXONUM.1
tralmirante.
-vi
Sccci6n ‘crtcarnoricana del Comité de Coopcraci6n Militar, Mayor General del Ejercito
Sistema de ComandoMilitar Nacional.
DER Dli ces.N:Mcc,Gcncrcl do Brigada USAF.
Centro do [oconocirnicnto Conjunto, Capitcn do Navío.
Grupo Moteorolgico Conjunto, Teniente General Secretario USAF.
Grupo de Estudios EspecialesCJCS.
PresidenteAdjunto, General do Brigada USAF.
25.— J—1(Persono!).
Director, General de Brigadadel Ej&cito.
J—3 (Operaciones).
D irector,Vicca iriircntc.
26.— J—4(Logística).
Director, Teniente General dci Ej6rcito.
J—5 (Planosy Política).
Director, Teniente General del Ej&cito.
27. J—6(Conunicacioncs—Ekctr6nicc).
—
29.— SecretariadoConjunto.
Secretario JCS, Contralmirante.
Dirección do Sorvidos Administrativos
Director, Coronel del Ej&cito.
- Adjunto Especial para Asuntosde Asistencia Militar, Mayor General dci Ej&rcito.
I• 2 3 4 5
(61
1 ______
______ —— 1 1
8 9 lO II 1213 14 15 16
/S’.’P- I!
!-I’L#L 1’ L’V.. L.
10.—J4 (LoGÍstica)
Director, Teniente General del Ejrcito.
Subdirector, General do BrigadaUSAF.
Oficial Ejecutivo, Coronel USAF.
Oficina do Datos y Análisis, Comodoro.
Secci6n do Planos,Coronel del Ej&cito.
Secci6n de Operaciones, Coronel USAF.
Seccn do Servicios, Capitn de Navío.
Secci& de Material, Coronel del EI&cito.
J—5 (Planesy Política).
Director, Teniente General del Ej&cito.
Subdirector, Mayor General de Infantería de Marina.
Subdirector, General de BrigadaUSAF.
Oficial Ejecutivo, Coronel del Ej6rcito.
Seccián Europea,Contralmirante.
Secci6n do Necesidadesy Desarrollos, Contralmirante.
Secci6n do Oriente Medio, Africa y Asia dci Sur, General dc Driada del Ejrcto.
Seccián del Hemisferio Occidental, General de 8rigada
Seccn del Lejano Oriente, General de Brirjadadcl Ej&cito.
Seccián do Planosy Política Estrat6gica, General de Brigadadel Ejrcito.
Sccci6n de Planesy Programas de Objetivos, Generai.de Brigada USAF.
ES TUPÍOSESTRATWOS
EL CtWCEPTO
Of LA ESTRATE6A EA’ CLAI/SEWII7, M(LTKE Y LIODELL 1#ART
.—
/1/
CESEDEN
.•4
:
1N TRODUCCIO N
Al comienzo del siglo XIX y por tanto al principio de nUestrapoca, los hom
bres se encontrabanante un problemaigualmente anpIio: debido a los críticos aconteci
mientos en Europa—revoiucin y restaurcciSnaltemaHvamente— se iniciaron tremendas
modificaciones en relachSncon la Política, la Guerra, el Estadoy el Ejército.
rras del absolutismoa las guerrastotales, nuestrotiempo se halla en el umbral de los con
flictos nucleares.
Hace 15.años es Carl von Clausewitz quien con su obra ‘De la guerra” peno
tra ms profundamenteen estascuestionesy se exige a sí mismoy a suscontempor&-eos
“el abandonaresta pedantey vacía ¡mitaci5n de las matem&icasy mantenerse dentro de
la naturaleza de aquellosobletos, con los que uno se ha de relacionar”.
—2—
u.
Si se evoco el curso seguidopor• la evolucion•.• de aquellasteorias, en1 las que
empiezan a generalizarselas nuevasideas, resultaramuchoms fcil reconocerlasno co
mo algo radicalmente nuevo, sino como un venerable principio que simplementehabía
II •1 1
sido olvidado
•
. ._on estas palabras, Basil Henry Liadeii
‘
Hart, ci extraordinario
. •
toorico
de la guerra de nuestrotiempo, tiende un puente cii pasado;un puenteque salva con
uno de susarcos el siglo y medio de guerrasde 1a poca moderna, tan llena de conflic
tos y de diversasconcepcionesdel Arte de la Guerra.
1. ESTRATEGIA,UNCAMPODERESPONSABILIDADESDIVIDIDAS
a) ElpolíticoyelMariscal
b) CometidosyfinalidaddelaPolítica
— llegar a un equilibrio.
c) CometidodelasFuerzasArmadas
d) FriccionesentrelaDirecci6npolíticaylaDirecci6nmilitar. Suscausas.
Puesto que la Político tiene una visiSn m6samplia del problema, el Jefe po
lítico es responsabletotalmente y no debe perder de vista su obletivo posterior:
tipazil. Podr, por tanto, imponer determinadasexigencias al mandomlitcir, aun
que tales exigenciasno tengan un sentidoy una justeza aparentesante el mando
militar.
e) LaesferadelaEstrategia
2. LAESTRATEGIAENCARLVONCLAUSEWITZ
a) LaGuerracomopuntodopartidadelasreflexiones
Como fundamento del an6lisis sirve la clsica, aunque tantas veces mal en —
política, sindolo tanto ms cuanto mayor sea el grado en que abarquen el conjun
to de la Guerra y del Estado”. En el mismo lugar, Clausewitz va aGn ms lejos —
.— .
parto de la Durccçuon pohttca , para .queno ordeno cosasque no correspondana
sus propios fines.
b) EljefemilitarenelConsejoPolítico
tomo ocho,la mejor forma para conseguir la subordinacin del elemento militar —
c) Limitaci6neinteracci6ndePolflica,EstrategiayTctica.
mente a las nocionesdel espacio y del tiempo; pero dadoslos límites propuestos —
dsponibles, har bien en tener cerca de síal jefe supremomilitar para poder in
fluir en susdecisiones.
d) ornprensi6nhumanaycapacitaci6ncomofundamentosdeunabuenaEstrategia
3. LAESTRATEGIAENHELMUTHVONivOLTKE
a) Comparaci6nconClausewitz
b) ElordendesucoshSndeladirecciSnpolíticaydelamilitar
militares.
dios que cstn a disposicin de un General para la consocucin de una mcta pro
vista”. Segin esta definiciSn la Estrategiacomienza tan sSlOuna vez que el Jo
fe militar ha tomadoen susmanosel destino do la Direcci6n política. Ello signi
fico que el político no tiene ninguna participaci6n en lo Estrategia , fuera de
la propcrachSn delpersonal y de losmodios materiales.
c) Lacontradicci6ndelateoríciylapractica
que intervenir.
El espíritu crítico se aferro muy bien a las mxirnas, comprendelas altas cxi
gencas de ta razn de estado, pero ci hombreMoltkc no esta s6lo en su despa
cho, y dependientede su responsabilidad, sino que so encuentradentro de supo
ca y de suscontcmporEneos. Entre los iltimos destacanBismarky Guillermo 1 ,
que desempeiaronun importantepapel en la vida de Moltke. Puestoque ci can
cilter sabe convencer al monarcacon susargumentos,lo Direcci6n militar se ve
siempre obligada a presentarsuspretensionesde una formaespecialmenteen&gi
ca.
d) ResponsabilidadeindepadenciadelJefmilitar
ma Autoridad”.
e) ElprincipiodemisiónenelcampodelaSupremaDirección
tar asumesu propia parte alícuota de Política, y la Diplomacia tiene que callarse.
describe al decir que cii que mandahay que darle “unas instruccionesgenerales, —
mós de carócter político que militar”.
Sin duda, hay que decir, en descargode Moltke, que el germende estos —
a) Determinaci6ndeconceptos:
Con la divisi6n del concepto de Estrategia, Liddell Hart asigno una parto ci
la Dreccin militar y otra a la política. ¡vUontras la Estrategiapura continúa —
siendo cosa del soldadoy debe llevar en cualquier caso a la victoria, la gran Es
trategia obedece exclusivamentea la Direcci6n política y esta orientado ci ganar
la Paz.
sucesivamente.
b) Elobjetivodeguerracomoclaveparaunaadecuadacomprensin
obtenci6n de una Paz mejor que la existencia en la situaci&i incial. Sus medios
estn ampliamente desplegados y van bastantem6sall de las campañasy de las
guerras.
cro con frecuencia dolando al margena la Direcci6n políticci Debido por una
parte a la necesidadde empeñaren la guerra la totalidad de los esfuerzos, y por
otra al olvido del objetvo definitivo propuesto, surgi ci peligro de considerarci
la Guerra comoun fin en sí misma.
c) Lasteoríassuperadas
d) LaEstrategiaindirecta
e) Laparticipaci6ndelaDirccci6nmilitarenlaEstrategia
5. ELDESARROLLODELASRELACIONESENTRELADIRECCIONMILITARYLA
PO LITICA
ci) Corrientesyteoríasencontinuocambio
b) Lateoríamalentendidaye!fallodelaPolítica
Refirindose a esta paradoja, dice Liddell Hart que “el llegar a ser mal en —
esft época rara vez han intentado, en el Viejo Continente, hacersecon el Poder.
Pero allí donde los componentesmilitares alcanzaron un predominio, que no les
corresponde, hay que analizar c6rnoutilizaron la DireccliSnpolítica que les fue
confiada.
Mientras Moltke sabre que los imponderablesy los factores físicos y espín —
esta an por resolver. Do acuerdo con Clausewitz, en cualquier caso, pudo ver
se cmo el General en Jefe que no quiso someterse,tuvo que dimitir (véasea os
te respectoel discursode McArthur ante el Congresoen 1951).
d) LasexigenciasdelFuturo
Esto quiere decir que el campode la Estrategiaha pasadoa estar cada vez
m& bajo la responsabilidadde la DirecciSn política. El empleo combinadode
Fuerzas Militares cada vez menoresy de mayor nómerode otros medios, ha lle
vado incluso a que la Direcci6n política tenga que intervenir en cuestionesmi
litares de detalle. Estos6lo puede lograrse, cuando su conocimientodel instru
mento militar y de su forma de aci6n es sufIciente. En consecuencia,el solda
do no ha sido desplazadoen ningin caso de la Estrategia, sino que, por el con
trario, el modernoi’lariscal —aquien ya no se puede compararcon aquellos del
Siglo pasado— tiene que pensaren factoresque rebasanampliamenteci campo —
de lo puramentemilitar.
nuevos acontecimientos.
Reftexi&ifinal
El amplio desarrollo de la tcnica, asf como el fracaso de todas las tcoras vli—
das durante la primera Guerra Mundial, dieron motivo ci Liddel Hart para concebir
nuevas ideas. De la Historia toma y desarrolla la teorfa de la Estrategia indirecta,
que debe invalidar la maniobraenemiga haciéndole renunciar a la prueba do fuerza
directa. El viejo y conocido concepto en la esferamilitar de la maniobra indirecta
debe encontrar aplicaci6n enlas activi dadesdo la mxima Direcci6n del Estado.
continua adecuacin.
Notaderedacci6n
* Se trata de una libre ¡nterpretacin del autor de este artrculo, quizs discutible, acer
ca de lo que opinan los autores clsicos que cita.
CESEDE
Cierto esque me identifico con el pintor griego que, segónla leyenda, acu
ñó para la posteridadci oportuno “zapatero a tus zapatos”, pero si mis zapatosnofueran,
cor.io en esto casoson, el mar en su ingente significación, llamara yo en mi auxilio a ox
portos en el tema para que disertaran sobro ól y produjeran, por periodicidad yo debida,
esa necesariaactualización de loeterno, eseforzoso recordatorio que en sensataobliga
ción debemosa todo aquello que, siendo en sí trascendente, nos resulta ademósvital por
circunstancia. Puestoque el mar, eterno y versótil al tiempo, es por naturaleza trascen
dante y para nosotros,como españoles, esy seguiró siendo vital, no creo que se tome co
mo capricho, extemporaneidado imposiciónel que yo lo traiga do la manoa estasala
para hacerlosa ustedesandar un rato al retortero sobre tan atractivo centro.
El trafico maritimo mundial cree sin cesar (1). fl c ahi .. una realidad que pro
clarxi a voces la cstadfstica. Tal necesidad exige esfuerzos do industria, economía y fi
nanzas que indefectiblemente so traducen en constante incremento del tonelaje mercan
te (2). La humanidad —nohay duda do ollo—se aprovecha del mar como medio excolen
te para subvenir a las imperiocidados que nuestro hoy lo impone en el mbito del trueque
(1) El comercio marítimo mundial en 1956 fue de 800 millones do toneladas de mercan
cías intercambiadas en el amplio mercado del globo. Tal cifra seconvirti6 en 1070
(2) El tonelaje de registro bruto de la flota mundial era de 102 r.illones do toneladas en
1956 (74 para carga seca y 28 para petroleros), do 126 en 1960 (85 y 41, respecti
vamento) y de 160 en 1966 (100 y 60 para una y otra carga). Como se ve, el pro
ceso del tonelaje mercante respondo sensiblemente a las dcr.iandcis del comercio mun
superficie, para mirar con intensidady poótica ilusión al cielo, o mósbien a esa atrac
tiva incógnita que encierra la singular e;presividad dol que, por antonomasia, podemos
considerar como vocablo do nuestrosdías: cil espacio. El hombrede hoy sabemósdo ór—
bitas y de cópsulas que de singladurasy fletes. Esósta una realidad sintomótica y olc
cuenternente reveladora del pensarde nuestrosdías.
que verdaderamentepasa, la próctica que tan lejos ostó do esa teoría tan gravosa, pare
ce rosolverse en conflictos y situaciones que a la vista no dependendel mar o sólo tienen
con úl una conexión exigua cuando no solamentesimbólica2 Pudonotaie el pesodel po
der naval en Cuba en el 62 y en el Líbano, si se quiere, en el 5B, pero ¿es el mar lo de
cisivo y son del mar los hombresque quedaronen Corea y en Indochina o los que a diarí
caen en ci Vietnam? Creo que no es difícil convenir en que, en cuanto a oste aspecto,
1 • • (-. —
el maroc hoy participo oc lo indudalcmonto paradotico. ufl onLrgO... el mares aun
gran cosa, porque estósencillamente en todo.
rosamente latente, y quiz estribe ahí la causade no ser suds ncici lo espectacular
que ser debiera entro las masasde hoy día, que, comode continuo ocurre en la Histo
ria, no reaccionan mcsque ante lo indudablementepatente y lo probablementeespec
tacular, mostrndose sordasy ciegasa razonesocultas o de impalpable oxtoriorizaci&1
y tenazmenteoclusosa causasltmas y motivos verdaderoscuando, por complejidad de
la ocurrencia u oscuridaddel panorama,no aparecenen el primer plano do la perspec
tiva que ante el hombresedespliega.
bios, masas— es cosade lo que sSlo unospocosse hacen cucsti6n. Cierto es que, por
ventura para la multitud, esospocosson precisamentelos que deciden, los que ven, los
que forzosamentehan de prever y calcular. Tambin es justísimamenfecierto —sobre to
do en comunidadescon prejuiciOs hist&icos e incomprensiblesdesviacionesancestrales
que esosminoríasrectoras cuya actividad gravito sobre la vida del resto piensanen el
mar, cuenta con l, so hacen cuesti& do su esencia, llevados a impulsos, comomotor
principal, do la corriente de la circunstancia en que se desenvuelven,de formo que un
enfrentamiento con ci mar tiene menosde franca y espontnea mirada do convicci& —
que de obligada atenci6n que queda en observaral sesgoy en apreckr de soslayo. Pero,
sea como sea, por convicci6n o por necesidad, si bien no la masaingente, hay quienes,
al verse obligados a responderde un modou otro de la vida de las comunidades,lanzan
su vista al mar y lo atraen boda sí, para que cuente comofactor en la soluci6n de sus
problemas.
ces anlogos, poro no hc.’y, por suerte o por desgracia, lugar para ms extensocomenta
rio.
que ejerce cada día con ms patencia. Ambas realidades, tomadascomo par conlunto,
constituyen adecuadamedida, oportuna piedra de toque para ser aplicada a cualquiera
de los mtltipIes aspectosde la vida en los que el mar influye con decisi6n. Podríanse
llevar a la economía, a la industria mundial, a la ciencia, a la investigaciSn y al pro
greso, y obtendríamossuficientes impresionesdel mar de hoy en cada uno do esosgran
dísimos mbi tos en los que el hombrese afane por imperativo natural en este mundo.
mishio tiempo, tan serio y necesariodo citenciún cornoes el do guerra. Veamos, pues,
cu6l os el. hoy de la mar en la guerra, -
paz— y ks frrnu las que de continuo se aplican para intentar dar soluciún ci los constan
tes problemas que unen o.sepciran a las sociedades, es decir, la política internacional.
Si en los músaltos estratos de su ingente edificio la estrategia toca tan íntimamentea la
política, es quizú la estrategia naval,’ por razones cuya oposçúnnos llóv tría muy le
los, la que en tiempo de paz juega con n6s agilidad en ci c i1lio a1odrez de cancillo —
rías y gabinetes. De ahí que el hecho do intentar escucirifiar en lo que ci mares hoy, in
toroso no súlo al profesional o al osratega, sino tambiún cii di Dlom6tuco,cii político y
—
al universitario, porque con mayor o tienor dedicacu6n, a k larga, gran número de hon
bres salklos de la universidad ni tienen mús remedio que rdacioncirse con la gran política.
A la estrategia naval le ocurre hoy día lo que a la general: que estú en cri
sis. Todo procede de una raz6n causal. Estaosel hecho indudable de que si de verdad
llega la ouerra, la guerra do la amplitud temida, habr6que hacerla corno hastaahora j
rn6s se ha hecho; sor precisocortar nuevospatronesy probar n6todosnuevos.Enestano
vedad —queatorra con susola sugerencia—resideen realidad la esencia de la crisis. Es—
tar.ios asistiendo, pcrcatndonos o no, a un acontecer, aun en ciernes, que puedevenir
con el tiempo a probaro desacreditaraquella tesis de Ortega que 61 llam6 —enconfrapo
sici6n a la tan traída y llevada que aiccinz6 su cnit a la vez que el escritor su madurez—
“interprctaci6n blica de la Historia”. Según6sta,”la vida en cada 6poca sería no lo que
fuesen los instrumentosde la producciún, sino, al revús, los instrumentosde destrucciún.
Una nodificaci6n de las armasde combatoacarrearía una distinta configuraciún de la so
ciedad. La forma político se modoldría en la forma de Id guerra y el poder público apa
recería siempreen las manosque tienen lcisarmas” (3). Hastaaquí la opini6n del pen
sador. Mas no es estesenderopor ci que ahora nossea dado caminar. Dej6mosloy siga
nos.
En —epocascriticas,
—. •—
la previson•
cobra dificuitados nuevas. Loscamios do
orden diverso, que por efecto de la hora en que ocurren son de incierto desarrollo, cinon
tonan sussombrassobreel horizonte e impiden ver lo venidero con la claridad deseada.
En estasituaci6n veo yo el pensamientoestrat6cjicode nuestrosdías; en estasituaci6n —
sas de la guerra, las ccsasde la mar, con lo claridad —relcitivcisi se quiere, pero clari
dad al fin— con que las veían los eurooeos de 1914 y 1939. Sin embargo, la niebla que
escamoteo la perspectiva no paralizo las montesestrat&gicas. La estrategia naval, sobar
dinac!ci a la general y en su papelde decisivo colaborador do la política, siguo trazando
planes y uplicndolos en su hora para hacerlos realidad. Pero... ¿qu6 es en verdad lo
que estc pasando?¿Qué es, en suma, lo qu podemosver hoy en ici mar?
mente con la imagende un colosal porta’iionos, símbolode las flotas que proliferan en la
prensa y en los reportajes cinematorjrficos bajo los colores de la democraciay la geome
tría en ellos de las barrasy las estrellas. Esverdad que el podernaval estadounidense —
Pero claro es que no ostc solo; que ya no estí solo. Una de las realidades
estratgicas que han de pasara la historia, proyectada desdelos días que estarnosvivien
do os la salida al mar do Rusia. El cc!nino recorrido por asta potencia crninontemonfote
-8-
dos. Es ya cosa sabida de todos —delestratega, del político, hasta del hombre de la ca
Ile— la potencia del arma submarina sovkStica. Los anuales profesionales la presentan —
Que Occidente lleva siglos en la mar creo que puede adoptarse como —
aXioma. Hist6rica y eficazmente, Europa so hizo a la mar en la segunda mitad del siglo
XV, cuando, a tirones de rcspana y Portugal, se lanzo a la expansion maritirna con la
•
—
(4) Desde1958 la Unin Sovitica ha saltado desdeel vigsmo primer puesto al quinto —
lugar entre las naciones marflmas del mundo. Segin se dice, sus planes actuales apun
tan a disponer de 14 millones de toneladas en 1970, de 18 en 1975 y entre 22 y 30 mi
llones ah6 por 1980. De cumpUrse estasprevisiones, la URSSdispondr6 para enton —
ces de una flota mercante muy superior a la inglesa —que la primera hoy y que se
viene manteniendo constante durante varios años—y a la de los EstadosUnidos que—
La historia rusa se interpreto con mayor claridad y ms gil soltura centrndola en sus —
Pero esta realidad y este hecho encierran una inc6gnita, que radica en
la incontrovertible verdad de que en cuestiones bélicas media entre teoría y praxis abis
mo de latitud superior al que rige en otros 6mbitos, y emerge alpropio tiempo del axioma
de que, para ser algo con propiedad en la mar, serequiero, sobro todo hoy en día, al -
siglos; sabe estar en la mar; necesita estar en ella, y lo necesita por imperativo de exis
tencia, porque Occidente, en estrategia, vive del riar. Del otro lado queda Rusa, o
m& ampliamente hablando, todo lo que o.Occidente se oponga ideol6g ico, econ6mica o m
litarmente. Este continental oponente estc saliendo a la mar y aparenta estar decidido
con firmeza a llegar a estar con propiedad en ella; no goza de lo que se ha decidido co
mo experknda de mar, y es de comprender que a su vez se d cuenta perfecta de la no
cesidad que tiene de den-iostrarpr6cticamcnte que la ha adquirido; necesita estar en la
mar, pero no tanto por propias exigencias vitales, ni por deseosde facilifarso a sr mismo
una fortuitamente forzada supervivencia, sino como categSrico imperativo estratcgico,
que le impone la condicn de disputar el dominio del mar a un adversario para quien —
Puede ser que —inclusopara el gran piblico, m& inclinado siemprea cri
ticar efectos que a analizar causas— resulte t6pico gastadoel panegilizar sobre la singu —
lar importancia ostrat6cjicade España. So ha abusadotanto de esa verdad que —alo que
parece—ni nosotrosr1iismos creemosya en ella. Sin embargo, si de verdaddeseamosde —
—12—
¡ar constancia de nuestra presencia de fronteras afuera, hemos do empezar por valuar o
revalidar —mejor— nuestra propia idea del precio estratégico do España, pues de no hacer
lo nos arriesgamos al ruinoso trueque de dar oro y brincar gozosos a la vista de los abal
nos. En el exterior nos desean única y oxclusivcirncnte por lo que valemos, no por las
protestas que hagamossobre aquello para lo que digamos servir nosotros r.iismos. Y en es
trategia —yesto conviene dejarlo subrayado—valemos bastante m& de lo que declaran
los que nos valoran. Sobre todo en cuestiones de mar; precisamente en el mar del presen
te.
grado. Del valor ostrat&co nace un riesgo; del riesgo, por génesis semejante, deb no
cer un valor de otro orden.
parsas. Y ello es asf porque si en estrategia cabe esperar por concesin graciosa el auxi
lb de lo natural, de lo providencial, de lo circunstancial, de lo relativo, en tctica,
que delando a un lado casuiticos distingos no entiende ms que de lo material, de lo —
de toda conjotura que sobreel porvenir so haga. Lo por venir, sin duda, os incierto, y
por naturaleza elude cuantos intentos poneen pr6ctica el hombrepara alcanzarlo median
te al juego de los sistemasl6gicos que ha inventado. Sin embargo, tal cvasi6nno es to
tal. En funci6n del objeto sobreel que el hombreva a hacer recaersu deseode anti ci —
coda vez con ms fuerza al vivir humano. Ello vendr a confirmar, con la .Fonduracon
que hasta ahora lo ha demostradola historia, la eternidad del mar.
las riquezas que contienen, naciones, por otra parte, que no olvidan el estiiulo a la in
vcstgacian oceanografica y marítima en general, segurasde que todo esfuerzoy gasto
que hacia esa línea se apliquen retribuirin con exceso a quienes los realicen. Nuestro
país, si de verdad esta animado de ideas europeas y empeñado en alcanzar metas de este
orden, no debiera olvidar que preci’samente uno de los mayores objetivos europeos se re
fiere a la explotcici6n de los ocaanoscomo fuente de energía y riqueza considerada hoy
fabulosa e inconsumible. El futuro del mar, en su componente científica, es un rotundo
despliegue de esperanza e ilusian. ¿Quedaremos aislados tambin de la magna empresa
de ir al mar de consuno:? ¿Desoiremos esa atractiva voz del mar, foco centrípeto de es
fuerzos y actividades humanasde un hoy que esta empezando a ser mañana?. No podra
pasar gran tiempo sin que a nuestros ojos aparezca la respuesta.
futuro no va a ser esencialmente distinto del que hoy se nos aparece, no debe ser inter —
que es hoy, y hasta, si me apuran ustedes mucho, lo mismo que fue en el siglo dieciocho.
En su forma, indudablemente, tendr6 que aceptar l6gicas novedades, de las cuales algu
nos anuncian con claridad que ya est6n ciccrc6ndoso a los puertas. Y6ase, a guisa de pci
rangma, el intento occidental, no logrado ci6n por completo, de formar —porsusinduda
blas ventajas da orden econSrnico sobre todo y quz6 ¡ndirectamente estrat6gico— una -
fuerza naval multilateral dentro del marco do la Alianza Atl6ntica. Dificultades primor
dialmente políticas obstaculizan a6n la marcha en ese sentido, pero ¿no hay indicios su
gestivos en ese intento de ser cierto el poder centrípeto de atracci6n que el mar ejerce
hoy y ejercer6 mañana para aglutinar esfuerzos e integrar actitudes?.
-15—
una hora semejantea la acaecida en el siclo diecinuevé con motivo del advenimiento
del vapor cerio vehículo intermediario do energía. Hoy, pesea fo que se oye, quzt
no sea tan trascendenteen todos los ¿rdenosla irrupcliSnde la energía nuclear en su pa
pel de agente alterador de la vida de los pueblosy de tos sistemasy estructurassocia =
les como lo fue la del vapor y la industrializacic5nconsecuenteen la Europade hace ca
si dos siglos, pero es indudable que en todos tos 6rdenesha cJetraemosel porvenir muto
ciones notables. En la esfera concreto de la navegcci6n, la propulsi6n nuclear tiende
a ser la privativa en unas cuantasdcadas, y ollo ha de alterar en su faz muchosde los
aspectos de la estrategiciy de la guerra en la mar. En estose piensaya seriamentepor
doquier y en esta posibilidad, aunquepara nosotrosquedepor ineludible realidad m6s
alelada que para otros, pensarnos nosotrostambn. La Ciencia, la tcnica, el progreso,
si bien nacidos del cerebroy de la manodel hombro, se vuelven contra l una vez que
adquieren su mayoría de edad, y tomndolc la vuelta le impulsanaceleradamentepor el
camino autotrazado, ‘Jo forma que poco, muy poco optimismo se puedo sentir hacia quien
por desidia, por pusilnimes pretextos de cortedad econ6micao sencillamente por ansias
de holganza, eludo tan bonfico empuj&-i.
cho o una circunstancia que, para resistir cualquier crrtica, debe empezarpor permitir
la relativizacin. Porque, en el aspectosobreel que acabamosde poner el dedo, hay
verdades contundentesen las que —esperoque la gran mayoría convenga conmigo—sí ca
be mcísde absoluto que do relativo. Si en el futuro llega la temida guerra, la que ha
br de ser grandísima guerra, si pensarnos en parrnetros de 194, el mar jugar muy
portante papel en ella siempreque la comIagracion —queen ese caso exigiria el califu
cativo nada cuferciísticode dantesca— no se resuelva en días o en horas. Si el mar, en
consecuencia, pesaen la guerra, habr guerra en el mar y ser forzosohacer o aplicar
estrategias mcrflirna y naval. En cuanto el hombrese vez obligado hoy o mañanaaha
corso cuestionde la estrategia naval no poara prescindir do la geograria, por reducida
que se haya quedado, por mucho que se hayan contraído los continentes y por escasas
que se vean entonces las distancias. La sii-uacli5n seguir valiendo. No pensemosque
el futuro del mar, en cuanto a estrategia y en cuanto a guerra, va a venir a introducir
de súbito realidades insospechadas motivadorasde efectos totalmente imprevistos, porque
si lo creemos,debiéramosl6gicamentede propugnarel inmovilismo ante la impotencia —
dad son conceptosdivorciados de la esencia humana, que extrañan a su raz6n, que con
tradicen su vida. No caben comoactitudes frente a nada que influyo en el hombre; mu
-16-
ESTU ECONOML
DIOS
— COYUNTURAECONO
MICA INTERNACIONAL
VII
SE[)EN
COYUNTUr/ ECON
OMICÁINTERNACIONAL
(lnforrnacicSnComercaI Española, nrn.412, dic. 1967)
ESTAk)O5 Ul’.lDOS
de los óltimos cuarenta años. No puede etraíIar a nadie que esta situación fronas la
expansión en los primerosmesesde 1967.
trimestre —dehecho bajó el 0,06 por 100—y la producción industrial fue inferior en un 2
por 100 en el primer semestrerespectoa igual períododo 1966. iEl paro aumentóllegan—
-2—
do a sor del 4 por 100 a finales del verano. Ante estasituaci6n, la fcscrva rectoral puso
en marchauna política monetaria claramcntc c;pansiva, mediante el aumentode la ofer
ta monetariay las facilidades crediticias. So esperabauna rápida recuperaci6nde la do
manda, poro 6sta no lleg6; hastafinales del tercer trimestre no hubosíntomasclaros de
rccuperaci6n. Enel último trimestre la expansi6nya fue del 1 por 100 para ci trimestre
—queimplica un ritmo de crecimiento anual dci 4 por 100— situaci6n que sc reflel6 en—
Extrapolando las cifras dci Pi del año 1967, so esporaque para 1968 ci
PNB alcance unascifras cercanasa 845.000 r.iillones de d6lares. asta cifra ó precios —
corriontos significaría un aumentodel PNBdel 3 por 100. Ahora bien, teniendo en cuen
ta que se esperaun alza de los precioscercana ci 3 por 100, nos daría un crecimiento —
Estos clculos parten del supuestode que tendré lurjar una clovoci6n do los
impuestosdci 10 por 100; si los impuestosno so elevan o si estasmedidastardan en pro—
ducirse, indudablemente, la taso de crecir.ionto sería mayor, pero los desajusteseconcS—
micos serían grandes, y probablementeobligarían a una acci6n restrictiva por parte de —
la ReservaIcdcral.
Los peligros do la ¡nflaci6n son reales, y no hay que olvidar que en los l—
timos tiemposcsin aumentandorpidamcnte los costesunitarios dci trabajo. Este hecho
podría tenor incidencias desfavorablesen la posci6n competitiva da los EstadosUnidos,
lo cual influiría, indudablemente,en la balanza comercial. Ademas, una situaci6n in—
flacionista no solamentedaría lugar a una baja do las exportacionesnorteamericanas,si
no que, ademas,daría lugar a un rpido aumentodo la importacin, deteriorando nueva
mente la balanza comercial norteamericana. Poresta raz6n la OCDEcree que hay nece
sidad cia r.iantencr bajo control la situaci6n, limitando ei crecimiento do la oferto moneta
rio y manteniendotipos de ¡nter6s elevados, junto, claro estc, con una política presu —
Los últimos ataquescontra la posici6n dci dúlar tal voz faciliten la tarco—
del Presidenteen el Congreso, puestoque la realidad es que gran parto de la especula —
ci6n contra ci d6lar encuentra su origen en la inflaci6n latente existente en ios Estados
Unidos, que, junto con los gastosmilitares en Vietnam, esuna de las causasdel dúficit
de la balanza de pagos.
car que el año anterior el dMicit fue de 1.400 millones do d6lares. La situcici6n de la—
balanza cia pagos ha dado lugar a que los poseedoresdo activos en d6lares hayanquerido
cubrir susriesgostransform6ndolosen oro. En los últimos tiemposlas rdidas de oro de
la Tesoreríade los EstadosUnidos han sido importantes. En el mesdo noviembreci oro —
en los ltinos meses,tanto Francia como los otros paíseseuropeos, pedíana los amorica
nos que tomasenpara reducir el d&ficit de su balanza do pagos. Claro cst que ahora so
cao en la cuenta do que la dcsaparici6n de los capitales norteamericanos,que han juga
do un papo1 fon activo en el llamado “desafío americano”, al desaparecer,tondr cfcc
tos contractivos sobre lo actividad cconmica, puestoque lo m6sproLable es que los ti
pos de ¡nter6s europeosso eleven.
REINO UNIDO
des planes, los prcSstamosinternacionales, todo esto conjunto do riedidas fue, finalmen
te, ineficaz ante la especulacióndesatadacontra la libra, que obUg6 al gobiernoViii —
1 1
(1) Veasc uolettn ICE, num. 1.077
cTSn del gastono podía’lirnitarsca frenar al conurno..privadp, sino que era necesario
—
Junto con las restricciones en los gastosde defensase han realizado tam—
bi6n cortes en las prestacionessociales, en los gastosde cducaci6n y en las obras pbli
cas. Aunque el programado restriccionesaixircci varios años, la realidad es que para el
año en cursosolamente implica una rcstricci6n en el gasto de 300’.millones de libras co
mo mcximo. Estacifraparoce realmente insuficknte para conseguirla desviach5nde ro
cursos necesariosal sectorex portador.. Poresta razn Jenkins he anunciado que tcndrc
necesidad de imponernuevasrestriccionesa la demandaen el pr&dmo presupuesto. Es
indudable que los rocortesal gasto póblico tienen que ir acompañadosdo medidasten —
confianza cn ‘la libro ósfirlina y tal voz desdeesta perspcçtiva puedadofondersela fleco
sidad do tomar medidas‘inrnodiatas. Ahora bien, desdeel punto de vista do la direcci&
de la economíaa largo plazo es necesariouna prudente esperapara ver cómo se desen
vuelve la jroducción y tener ideasmósclaras wbre las posibilidadesdel gasto de los par
ticu lares que tal voz ‘se hayan agoido en las pasadascomprasdo ¡«cavidady en las corn
pras, un poco alocadas, de estosdías, motivadaspor los temoresde una elevación futu
ro de los impuestos.
determinar cuól puedeser el monto do restricción del nuevo presupuesto. Hay quien creo
-7-
puesto debía limitarso a retirar unos 100millones de libras. Ahora bien, la mayoríadó
los economistascreen que una situaci6n de posdcvaluaci6n os mejor equivocarsoen ex—
caso en la dosisdoflacionaria, puesto que al aumentod las exportaciones impulsado —
bra a trav6s de la influencia del Grupo do Trabajo Tercero—ha dicho en un informe, que
si realmente el gobierno britcnico intenta conseguir una mejórasusfqncial de su situa—
determinada por el ciumentode las exportecionos, ser6 muydifícil una ‘tasado crecirnión
fo superior al aumentode la productividad que, comose sabe, est6.comprendidaentra —
-. . RANc:JA ‘,‘
do menorexpansi6n desde 1959. En efecto, el aumento del PNBfue s6lo del 4por 100,
pese a una cpansi6n agrícola superiora1 6 por 100. La tasa de crociniento fue inferior
a la prevista por el Plany refle1a claramentc la d6bl recuperaci6n industrial. El cred
miento da la proclucci6nindustrial fue solo do un 2 por 100, epansi6n que fundamental
mente se ha bcisedoen razonescoyunturalos transitorias Esf6cil conprender estadcSbi l
c’pansi6n industrial si se tiene en cuenta que el consumointerior so nantuvo a los nive
les de 1965. Por su parte, la demanda exterior fue dbil, lo cuá[çUo lar que óJaumcn
to de las cportaciones fuesesalo deI 3,4 por 100, mientras que.en el año anterior el —
economia rrancesa.
activa. Esteporcentaje es ci ms elevado de los últimos años. Lo peor dci caso esque
en gran parte os paro estructural, resultantede la rcostructuraci6n industrial en marcha;
adems,si so llevase a cabo una mayor racioncilizaci6n industrial obligada por el nuevo
clima competitivo de la CEE, es probableque el paro aumentasemuy rpidamcnto. En
cualquier caso, se esperaque en 1963alcance los 400.000 parados.
franceses. Los temoresson fundados, tanto m6ssi tonemosen cuenta que desdeel 1 de
julio la defensaautnomd sor6 ya imposible, so trato, pues, de un hecho irreversible.
hasta hace poco, con ci gastode las tropas de los EstadosUnidos estacionadasen Fran —
y lc probable es que Francia tonga que hacer frente a un dficit de su balanza do pagos.
puesto que la gran reserva en oro y divisas francesas es un instrumonfo de Ici política ex
terior degaullisfa. En esta situacin no pueden usarse como motor de la oxpansin ocon
mica, puesto que forman parte de la mitología de grandeza del presidente franc6s.
que las perspectivas para la economía francesa en 1963 son poco brillantes.
—11 —
- Tanto
los indicadoresccon6nicos como los proncSsticos de los analistas eco
nomicos aseguranuna fuerte expansionen l9u. La masmoderada, la Comisionde 19 —
la raz6n por Ici que el grupo de sabiosrecomiendauna política de rentas tcndentcsa con
seguir aumentossalariales escalonadosen (los añosque no superenci 0,5 por 100. De os
— 12
El paro, que ha superado los .500.000 parados, se cree que comcnzar a d!s
minuir en la pr6xirna primavera de forma rcpida. Este hecho implica que por el momento
los aumentos salariales ser6n moderados. En Laopini6n de los eportos, una polítca sa
larial moderada favorece el aumento dci nivel de empico y la a1xirkin de una demanda
insatisfecha que hace ms segura la posicin de los asalariados. Los aumentos excesivos
do sdarios ponen en marcha los efectos sustitutivos de la automatizaci6n, que pueden —
dar lugar a probloricis de paro estructural do difícil soluci6n, cono estc sucediendo, por
ejemplo, en rancia.
ner en cuenta que así como en Francia la cntrcida en vigor del nuevo impuesto s6io afecta
a nuevos sectores en la distibuci6n y servicios, en la RFA la impiantaci6n del nuevo ¡m—
puesto afcctarc a la totalidad do la economía. El ministro de Hacienda, señor Strauss,
indica que, desde el punto de vista de la rccaudaci6n, el impuesto es neutro, y que no
tiene que repercutir en ci coste de Lavida,. La realidad os que so trata de una inc6gnita
mas, que se despejar con el paso del tiempo.
blc. No hay que olvidar que en los primeros once meses de 1967 el superavut de la ba —
lanza comercial de la RFAfue del orden do 3040 millones de dlares. /-hora bien, con
posterioridad ci las estimaciones que anunciiabcin una baja de supcrcvit para el año en cur
so, se produjo la devaluaci6n de la libra, que inplicar una fuerte disminuci6n de las —
ITALIA
Tal vez estose deba a que Italia fue el primer paísde Europaoccidental —
r.. — — — 1 .— 1 — 1
que cstaeilizo su economiadespuesdel uarjo portadodo expanstoncc ia decacade uos—
años cincuenta. Como ossabdo, durante dicho período la econor.ía italiana pasapor—
una rapida fase de expansionoconomicaque saco a Italia do la trampade su subdesarrollo.
Durante dicho período, el crecimiento (le Ita economíay la transformaciónde la socio —
dad italiana fueron espectaculares. La expansiónno sólo fue rópida, sino que, ademcís,
so llevó a ccibo manteniendola estabilidad de los precios ye1 equilibrio exterior. i-hora
bien, cuando el crecimiento encontró el techo de los recursosreales, en particular cuan
do se agotó la reservado manodo obra, so ror.ipió la estabilidad de los salarios y se en
tró en una inflación de costosque pronto pusoen peligro al equilibrio exterior. Parares
tableccr la solvencia exterior amenazadaso impusoun bruscofrenazo y una etapa esta —
Por su parte, las importacionesaumentaronen un 15,5 por 100 en los ocho primerosme
ses respectoal igual períododel año anterior. La diferencia entre el aumentoespecta
cular do las importacionesy la debilidad de las exportacionesmuestraclaramenteque el
motor do la expansiónen 1967fue la firmeza de la domandainterior, que cor1lpensóIci —
debilidad da la demandaexterior.
dos y, cii mismotiempo, tuvo lugar un nuevo descensodel paro. La disminución del pa
ro sitúa la tasa del paro en 2,3 por 100do la poblcici6nactiva, habiendo tarnbi6ndismi—
nuicio la sueocupacion.
poblaci6ri activa agrícola; este último hechoos muy positivo, puestoque, pesoa la lar
ge etapa de crecimiento econmico, la poblaci&i agrícola representaci un porcentaje —
una grave crisis financiera internacional—, c factor exterior poc1r ser un elemento de
aceleraci6n do la cxpansn italiana, poro no c;cosivcmontc rotardador do 6sta. El ho
cho esque el ritmo de aumentode la inversi6n en 1967y los planesdo ¡nversi6nen mar
cha, que ¡r.ilican un períodode maduraci6ny que no son reversiblesci corto plazo, ase
guran a la economíaitaliana una nuevaetapa de expansi6nen 1963.
Se esperaque la tasade crecimiento del PNBpara 1%C, sea del 6 por 100,
tasa dc crecimiento superior a la filada por los objetivos del Plando Desarrolloque, co
mo se sabe, esdel 5 por 100.
al comenzar1963.
CESEDEN BOLETIN
MENSUAL
N°24
Dpto.de Informacion
VARIOS
— L A ‘PROSPeCTIVEs’ Y ¿OS Ed&’C/ TOS
qfi.
x
CESEDEN
LA UPROSPECTIVEa
Y LOSEJEÍCITOS
conocer sobreel futuro que se esboza, en atenci6n a las decisionesen suspenso. Para
61 se trata do sumar la voluntad a la suerte, “hacer por ver” sabiendoque debe afrontar
toda situaci6n futura como la resultante do susdecisiones, de susacciones, ms o menos
libres, y do las reaccionesms o menosprevisiblesdel modioque lo rodeoy de adversa
nos n6s o monoshostiles.
MIS IONYoRGANlclo:DELCENTRODE“pgOECTIVE’YDE
EVALUACIONESDELMIlSTERIODELCSEJERCITOS
cuci.Sn do su tarco.
El Centro valoro:
los Ej&citos.
METODOSDETRABAJODELCENTRODE“PRCSPECTIVE’tYEVALUACIONES
país como Francia cuyos recursosson limitados; de otro, mantenerel C.P.E. en contac
to con las realidades, puestoque así cstar advertido constantementede las proocupci—
cones inmediataso lojanasde los EstadosMayores.
Esto proceo muestrabien claramente que si el C.PIE. fue croado para pro
porcionar al Ministro de los EjSrcitos indicaciones sobroel futuro previsible, y rospuc
tas Ixocisas a ciertas interrogantes actuales, en primer lugar debo ser un Srgano de re—
floxi6n sobro la problem&ica de la defensa y sobro la metodología que requiero el estu
dio sistom6tico do lo problemas así e;pucstos.
Rcflexi6nsobrelaproblcm6tica
aiíos hasta el punto que los antiguos conceptos en que todavía se funda a menudo la de—
fonsq,no cubren la realidad. Tantearnospara iniciar con o:actitud los nuevos problemas,
para ordenarlos scgtn su importancia relativa.
cientifica e industrial est6n todavía mal reconocidas y asimiladas, tanto por las estruc
tures militares como por las otras. Sentimos primeramentela nocoscd de introducirun
mínimo do orden en la.,innumerablescuestiones, frecuentemente mal expuestas, que —
Plantea la ¡ntorrupci6nd la “novcdad en un dominio cte una cornpliccici6n externa.
Aciom6s, i nuestra potci6n os ya ¡nc6noda delante de los fonmenos actuales, qu6 de
cir de nuestro torpeza para conocer un futuro tanto m& inquietante en cuento no se pue
do deducir del presento o del pr6ximo pasado por simple oxtrapolacicn. La problomtica
moderna suscito una desconfianza razonada ante la historia tómada corno referencia, o
invonci6n., de otra cosa.
er_r
í&oflexi6nsobrelametodología
día, por la coexistencia de una herencia material o nacional muy constreñiday de ten
dencias evolutivas difícilmente identificables o divergentes. Las preocupacionesmeto
dol6gccis del C.P.E. no reflejan un gustoexcivopor la cspecukccSn intelectual: no
conde casosconcretosque tiene la misiiSnde tratar y marcanla obligacitSn, que tendro
mes en lo sucesivo, do racionalizar en lo posible unasgestionesque ya no serían espe—
colativas, como hasta hace poco tiempo, sobre los resultadosaleatorios del empirismo
y los aciertos de la intuici6n.
Luego, los sistemasde arma que entraranen servicio en esa época debe —
precitodos: a cada acci6n se har corresponderla o las t6cnicc!sque exgen para pro
ducir ci efecto que la defini6. Poroquien dice elegir dice clasificar: las orientaciones
de investigacionesy estudiosa largo plazo relativos a estast6cnicas necesariasdeben —
r6n en una docenade años. Se trata por el contrark do conducr los estudiosde tal —
suerte que las proposicionesextiendan el campode las psibilidadcs do elecc6n ofrecí
das en 1975.
* ** * *
precisas sobre las modalidadesde su empleo probable (misiones particulares de los ejSr
citos, medios, enemigo; tácticas.. etc.) no ocurre iguai para suscomponentes. Estos
no ostn ligados mcsque a unasconsideracionestcnicas y a una finalidad inmediata,
independiente de las circunstancias hist6ricas. Luego, si so recogen los subconjuntos
propuestospor el C.P..E., tas autoridadesde 1975dispondr6ndo elementosde sistemas
que podrn combinar de diversasformasy scgin la combinatoriaque les aconsejo la si
tuación del momentoy susintencioncs
* * * * *
das g este último: ni que decir tiene que, tanto en esta fasecomo en la —
progreso do sustrabajos.
“PROSPECTIVE”MILITA[Y“PROSPECTIVE”NACIONAL
S(8#DN11WORA7/eA
,L3
• .
s b
C ES E D E Nl
BILIOG[AF lA
TITULO AUTOR
Episodios (3 vol.)
Nacionalcs Bonito P6rcz GaldSs
ESPAíiA
Africa, núm. 314,febrero 1960.—Resumen do tas actividades dci Instituto de Estudios
—
pintura do Totuún.—Ceuta puertadci turismo entro Europay Africa.— Melilla rinde horno
naje al Teniente General Musiera y al General Carbajal.—Campamentos de la Organiza
ción juvenil española.—Ifni: Una provincia en marcha.—Sahara: Plenode la Asamblea —
pausa en la cuestión del Yemen.—Callejón sin salida en Ici diplomacia del Oriente Me
dio. Actividades comunistasen el mundoafroasiótico: Rusiatiene intor en actuar en
—
plan del Denelu.— Mercado Común:El producto nacional de los seis.— Conversaciones
econ6micas ¡talo—soviticas.— Noticias ccon6micas y financieras.—lnformaci6nsobre —
mercados extranjeros.
¡.LEMz: ií.
ESTADOS UNIDOS
n,—I ATrrnf
Ii’ ‘74_. 4LPI4.
U.R.S.S.
fotosht._ De parte de las icyes de lo Patria.— El pasode los cursosde agua. El sistemci
—
S U 1 A
—
kcvstaMihrarSuiza,
-
feorero l’óu.— ‘c la evolucion de las tropas Cie proteccion cerca
(11 parto) El Yemena la hora de ole0i r. PUSTCH de 4 do noviembre. Al marcn do
. — — —