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CENTRO SUPERIORDE ESTUDIOSDE LA DEFENSANACIONAL

:4

BOLETI MACION

Marzo, 1968 Núm. 24


CLS.LD.E.K. BIBLIOTECA
E NF
Fecha
Rgto.°n°
Sgra. —

SUMARIO
1. ORGANIZACION

— Sistemas de integración de órganos y


funciones de las Fuerzas ArmadaS de
los Estados Tjnidos.

IV. ESTUDIOS ESTRATEGICOS


— El concepto de la estrategia en Clau
sewitz, Moltke y Liddell Hart.
— Presente y futuro dl mar.

VII. ESTUDIOS ECONOMICOS


— Coyuntura económica internacional.

X. VARIOS
— La “propective” y los Ejércitos.

SECCION BIBLIOGRAFICA
j,&t4í ¡ueit4uti nf 24
tt4 c& /749%maciz’

eRM NIZACItM
- SISTEMAS DE /NTEGRAC/ON
DE ORGANOSY FUNCIONESDE LAS FUERZAS ARMADAS

DE LOS ESrA00$ UN/DOS

¡
CESEDEN

S1STEIWS DE INTEGrJCON DE ORGAN:cs Y FUNCIONESDE


LAS FUERZAS
A1MADASDE LOS ESTADCSUNIDOS

(Alto EstadoMayor)

Marzo, 1960 DE
OLETIN
INFORMACIONN2 24 —
INDICE

Pgina
ESTADO ACTUALDEL PROBLEMtA: ORGANOS Y NIVELESDE IN -

TEGRAICOt’4.. . ...• . ....••• •...... 1 •4••••..

— /‘rnbentacic5n1

— Agencias unificadas de tipo interdepartamental 1

ConsejodeSeguridadNacionaI 1

— Organismo Contra! do IntoIiencia (CIA)2

DEPARTAMENTO DE DEFENSA2

— Funciones del Departamento2

SECRET/.RI’: DE DEFENSA . . . . . .. . . . •..••••• . . . . •.....• 3

SUBSECRETARIODE DEFENSA 3

CONSEJO DIRECTOR DE LAS FUERZAS ARMADAS3

DIRECTOR DE INVESTIGACION Y PROYECTOS DE LA DEFENSA 4

SECRETARIOSADJUNTOSDEDEFENSA4

CTRAS AGENCIAS INTEGRADAS DEL DE PARTAMENTO DE DE FEN -

Si’A........•••

Agencia de Seguridad Nacional..5

— Defense SupplyAgency5

— Defense Atornic Support Agency5

— Defense Communications /-joncy . . . . . . . . . . . . ... . . . . . 5

— Defense Intelligenco Agcncy . . . 5

JUNTÁDEJEFESDEESTADOMAYOR5
—2—

MANDOS UNIFICADOSYESPEC FICOS . 6

MANDO DE LADEFENSAAEREADEL EJERCITODE TIERRA(ARAD —

CC)iVt)

U.S. STRIKECOMMAND7

nrrrOI/
ILRVI •..S•.•...•*.•s•es•t•e•I••••••••••••s•* u

ESCUELAS BAJO CONTROL DE LA JUNTA DE JEFESDE E.M9

Colegio Nacional
de Guerra9

— Colegio de EstadoMayor de las FuerzasArmadas9

OTROS ASPECTOSDE LAUNI[9CACION EN LA ENSEÑANZA •0•• 10

— Cursosen Colegiosy Universidades10

LOGISTICA11

— Consecuenciaspracticas obtenidasen los aspectosorg&iico y eco —

12
flnhiCO

— Tendencia del procesoy techo a alcanzar1 3


1. ESTADOACTUALDELPROBLEMA:GRGANOSYNIVELESDEINTEGRACION

1 .1 Ambientacin

La filosoria pol!ttca de este pais hace que al hablar de la integracion


en las FuerzasArmados, hayan de tenerse en cuenta no solamente los tres
Ejércitos, sino también un cuarto elemento: el Personal Civil.

Ello, a primera vista pudiera resultar un tanto extraño, es una palpa


ble realidad en todos los escalones y ms cuanto m’ altos sean éstos.

El sistema presenta ventolas en muchas ocasiones, s bien en otros, co


mo se aprecio en la actual direcci6n del conflicto en el Vietnam, llevo a
desacuerdos, como los existentes entre el Secretario de Defensa y la Junto
de Jefes de Estado Mayor.

El Secretario do Defensa es, ademas de Jefe de su Departamento, un


director político con CO específico prcticamentc tan definido como el cia
Secretario de Estado.

Así, a las reuniones privadas que semanalmente mantiene ci Presiden


te, asiste el Secretario de Defensa sin que normalmente tome parte en ellas
el propio Vicepresidente. Puede decirse pues que, prcticamente, el Sacro
tario de Defensa resulta ser el ni3merotres en la direcci6n poirtica.

Otrosí, segGnel Acta de creaci6n, el cargo de Secretario de Defensa


tiene como misi6n: Proporcionar direcckn unificada, bajo control civil, pa
ra el Ejrcito, Marino y las Fuerzas Mreas.

1 .2 Agenciasunificadasdetipointerdepartamental

Tratando del problema de integraci6n a nivel nacional, las dos organi


zociones m& importantes son las siguientes:

1 .21 Consejo de Seguridad Nacional.

Fue creado en 1947 y esta formado por:

— Presidente.

— Vicepresidente.
— Secretario do Estado.
— Secretario do Defensa.
— Director de Planespara emergencia.

Organismo asesordel Presidenteen cuestionesmilitares y de politica


exterior. Todossustrabajos y deliberaciones son consideradosmuy se
cretos.

1 .22 OrganismoContra! de Inteligencia (CIA).

Creado en 1947, sirve para manteneral Ccsejo de SeguridadNo


dono! ampliamenteinformado en asuntospertenecientesa la seguridad
dl pci’s. Recibey coordino la informoci6n de inteligencia poro facili
ter al Presidentela comprensicndo las condiciones poli’ticas y milito —

res que puedenafectar e la seguridadnacional.

2. DEPARTAMENTODEDEFENSA

El cargo de Secretariode Defensafue creado por el Acta de SeguridadNecio


no! de 1947, fijando las responsabilidadesdel mismosobre los tres Departamentos
de Tierra, Mar y ¡Aire.

Posteriormente, en los afios1953 y 58, so robustecieronla autoridad, drec —

ci6n y control que dicho Secretario elerce.

El Departamentoa su cargo, Departamentodo DeFensa,aparece plasmadogr6


fi comenteen organigramaque figura comoanexo nGm. 1.

2.1 FuncionesdelDepartamento

El Departamentode Defensadebe mantenery emplear las FuerzasArmc


das para:

Apoyar y defender la constitucin do los EstadosUnidos contra susene


migos, dentro y fuera del paiis.

— Asegurar la seguridaddo los EstadosUnidos, susposesionesy 6reasvito


les para susintereses,mediante la intervenci6n militar r6pida y oportuna.

— Apoyar y llover adelante las directivas e interesesnacionales.

— Salvaguardar la seguridadinterior del pci’s.


—3—

3. SECRETARIODEDEFENSA

Corno niembro del Gabinete, es el principal asesor del Presidente en todas


las cuestiones relacionadas con su Departamento.

Ejerce la direcci6n, control y autoridad da la Defensa, de acuerdo con las


decisiones presidenciales.

La persona designada para dicho cargo es un civil, y es nombrado previo aso


soraminto y autorizad6n dci Senado.

Lleva consigo ci Secretario de Defensa ser miembro de:

Consejo de Seguridad Nacional.


— Consejo Espacial y do Aoronutica.
— Consejo del Atlntico Norte.

4•, SUBSECRETARIODEDEFENSA

Es responsable de la supervisi6n y coordinad6n de las actividades del Depar


tamento, de acuerdo con las normas dadas por el Secretario del mismo.

Ach5a en nombre del Secretario y ejerce los poderes de £ste en caso de ausen
cia o incapacidcid del titular.

Al igual que el Secretario, procede siempre de la vida civil. El cargo es de


designaci6n presidencial con confirrnaci6n del Senado.

Representa al Secretario do su Departamento ante otros Gobiernos o Grupos


Internacionales, do acuerdo con las directivas y normas que recibe al efecto do
dicho Secretario.

5. CONSEJODIRECTORDEL’SFUERZASARMADAS(ArmedForcesPolicyCouncil)

El citado Organismo es el asesor del Secretario de Defensa en cuestiones de su


cOmpetencia relecionadas con las FuerzasArmadas.

Esta integrado, adcms de por el propio Secretario, Presidente del rnsmo, por
los siguientes miembros:

— Subsecretario do Defensa.
-4-

— Secretarios de los Departamentosde Tierra, ¡Viary Aire.


— Jefe y miembrosde la Junta de Jefes do EstadoMayor.
— Director de Invcstigaci6n y Proyectosda Defensa.

6. DIRECTORDEINVESTIGACIONYPROYECTOSDELADEFENSA

Es ól asesorprincipal del Secretario de Defensaen cuestionesreIaioncdos


con:

— y cientfficos.
Asuntost5cnicos
— lnvestigaci6n bsica y aplicada.
— lnvestigaci6n y desarrollo de materiales de Defensa.
— Proyectosde adccuacicSn,productividad, mantenimientoy conserva—

cian de los materiales.

7. SECRETARIOSADJUNTOSDEDEFENSA

La supervisi6nde todo ci conjunto dl Departamentode Defensase hace a —

trav.5s de seis SecretariosAdjuntos, cada uno de los cuales cubre una misitSnfun
cional.

Cinco de ellos tienen supervisionesrespectivamentede:

— Contabilidad.
— Instalaciones y Logistca.

— Cuestionesde SeguridadInternacional.
— Efetivos humanos.
— Relacionespblicas.

El seto actúa cornoSubdirectorde Investigacin y Proyectos.

8. OTRASAGENCIASINTEGRADASDELDEPARTÁENTODEDEFENSA

La coordinaciSn de todas las actividades especialesdel Departamentode De


fensa la ejerce el Secretario a través de cinco 6rganos, que son los siguientes:
-5-

8.1 AgenciadeSeguridadNacional.

Realiza funcionasmuyespecializadasen cuestionestcnicas y de ço


ordinaci6n que se hallan relacionadascon la seguridadnacional.

8.2 DefensaSupplyAgency

Administro, adquiere y distribuye determinadossuministrosde empleo


comi5n; administroy proporciona los servicios logfsticos correspondientesy su
pervisa y administrootros programaslogrsticos comunesde apoyo.

8.3 DefenseAtornicSupportAgoncy

Proporciona el asesoramientoy servicios t6cnlcos, logrsticosy de ms


truccin en cuestionesde armasnucleares, supervisolas instalacionesde prue
bas de armasnuclearesdel DeparFmento do Defensa.

8.4 DefenseCommunicationsAgency

Lleva a cobo el control operacional y supervsi6n de todos los sistemas


de transmisionesy sussubsidiarios, que funcionen como porte de los de la Do
fonsa, atendiendo a todas las necsidades del Departamentoy otras Agencias
gubernamentales.

8.5 DefensalntelligencoAgency

Dirige las fuentes de ¡nformac6n a ella asignadasy coordina las activi


dados de informacin de los Departamentosmilitares, en cuanto se refiere a
reunir, preparary distribuir la inforrnacin de inteligencia dentro del Depar
tamento de Defensa.

NOTA : Las dos primerasAgencias informan directamente al Secretorio de De


fensa, mientrasque las otras tres lo hacen a través de la Junta de —

Jefes de Estado ivayor.

9. JUNTADEJEFESDEESTADOMAYOR

Naturalmente, uno do los 6rganos ms importantes donde se da la intograci6n


os en la Junta de. Jefes do Estado Mayor, el principal elemento asesormilitar para:
el Presidente, Consejode SeguridadNaciona’ y Secretario do Defensa.

Dicha Junto ost constituida por el Jefe do la misma, los Jefes de Estado¡Va
yor de Tierra y Aire y el J0f0 de Operaciones Navales. En aquellos casosen que
-6-

se trate de cuestiones directamente relacionadas con la Infantería cJeMatina, el


Comandante en Jefe de dicho Cuerpo tiene el mismo status que los Jefes de Estado
Mayor anteriormente mencionados. (Ver organigrama adjunto como anexo nGm.Il).

Actualmente, la designacin del Jefe de la Junta de Jefs de Estado Mayor


de Tierra, ¡Var y Aire se hace para dos años y con posibilidad de reeleccic:Snpara
otros dos, mientras que el do Infantería de ¡Varina lo es por tres años.

Se halla pendiente de.estudio una modificaci6n de lo anterior para, en caso


de aprobarse, designar a todos ellos, excepto al Jefe de la Junta, por cuatro años
y sin reelecci6n.

Vistas en apretado resumen las Agencias y Organismos donde en ms alto gra


do se da la unificacin de Civiles y Fuerzas Armadas,so exponen seguidamente
los siguientes Mandos tambicSnintegrados.

lO. MANDOSUNIFICADOSYESPECIFICOS

Este tipo de Mandos ha sido una consecuencia derivada de la Segunda Guerra


Mundial. La necesidad do integrar unidades do distintos ejrcitos bajo un solo man
do hizo nacer el que se conoce como Mando Unificado, es decir, con unidades de
ms de un eIrcito. Estos Mandos dan cuenta de todas sus actividades al Secretario
de Defensa, a travs de la Junta de Jefes de Estado Mayor.

Existen los siguientes:

— Europeo.

— Sur (Cuartel General en la Zona del Canal do Panamá)

— Atl&tco (Cuartel General en Norfolk, Virginia)

— Pacíflco (Cuartel General en. Pearl Herbour, Hawai)

— Strike Command (BaseMrea de McDill, Florida)

— Conti nental Air Defense Commancl(BaseMrea de Ent, Colorado)

— Alaska (Cuartel General en la BasoArea de Elmendorf.

A veces, cuando se trata de Mandos importantes,aun con fuerzas de un solo Ej&


cito, se organiza un tipo do mando llamado específico, que opera en la misma for
ma que los unificados, informando al Secretario de Defensa, a trcivs de la Junte
-7-

cíe Jefes de Estado¡vtayor. Tal es el caso del StrcitegicAir Command,con Cuar


tal General en la l3ase¡ rea de Offut, Nebraska.

En los dos casosde mandosanteriormente citados, los Secretariosde cada De


partamenfo son responsables de la administraci5n de susunidadesque se hallen i
tegradas en dicho tipo do mandos,mientras que el apoyoa tales fuerzascorre a
cargo de uno o varios de los ojrcitos, de acuerdo con las normasdadaspor el De
partamento de Defensaparc!cada caso.

11. MANDODELADEFENSAAEREADELEJERCITODETIERRA.(ARADCOM).

La responsabilidaddo la defensade los EstadosUnidos contra un ataque ciSreo


pertenece al Mando Continental de la DefensaÁrea, (Continental Air ornmand,
CONAD), que tiene su Cuartel General en la BaseMrea de Ent, Colorado. Es
un Mando Unificado bajo la direcciSn de la Junta de Jefas de EstadoMayor.

ARADCOM, Army Air DofenseCommand,es a su vez el elemento de Tierra


que esta integrado en CONAD, siendo los otros: Air Force, Air DefenseCommand
y USNaval Forcas.

La defensac&oa de EstadosUnidosy Canadasuponeun solo problemaque re


quiere una gran coordincickn, que se logra merceda NORAD, (North Americarn
Air DefenseCommand),¿rganoque incluye en sra CONAD, y que con la colabo
racfcSncanadiensees responsablede la defensacrea del Continente.

Merced a estaorganizaci& y con los acuerdosy participacin canadiense,la


defensa arec dl Continente quedaestablecida como una sola msi6n.

12. U.S.STRIKECOMMAND

El 19 de septiembrede 1961, el Secretariode Defensaanunci6 que ciertos


elementos del Strategic Arrny Corps(STRAC),y del. MondoAéreo Tctico (TAC)
de las FuerzasAéreas, iban a ser combinadospara formar un nuevo Mando Unifi
cado, el U.S. Strike Comriand, y que se halla bajo el mandode un General del
Ejrcito de Tierra.

Con l se trata de buscarun mximo de cooperackSnentre los elementoscom


batientes del Ej&cito de Tierra y las unidadestcticas de las FuerzasAéreasque
las apoyan.

STRAC, es una fuerza m5viI, lista para empleo en cualquier parte del mundo,
y que consta de dos Cuerposde EIrcito que puedenoperar con capacidad atcSmica
o convencional. En coso de tener que desplazarla por aire, esto transportetiene
que ser hecho a basede mediosde las FuerzasA6reas.

Como es sabido, la Aviacin del jrcito de Tierra no es un Arma combatien


te mcsdentro de Sste, sino una especialidad de los propios Oficiales, que puede
ser obtenida por los que pertenecena: Infanterfa, Caballerra, Zapadores, Transrii
siones, Transportesy Servicio tvdico.

13. RESERVA

Otro segmentomilitar del paf’sdonde aparecen unificados los esfuerzosde los


distintos Servkios Armadosen la Reserva.

La seguridadnacional de los EstadosUnidosha dependidotradicionalmente de


la existencia de un núcleo, relativamente pequeñoy bien entrenado, de unidades
regulares, y que puedoser incrementadorpidamente a bosede unasreservasdvi—
les de gran entidad.

Esto ha sido de utlTzoci& en el pasado,principalmente porque se ha podido


contar con un tiempo para enfrenar a estasreservasantesde mpeñcrlas en la lu —

cha.

no sepuedecontar a favor con el factortiempo.


En laeraat&nica

Los siete
elementos
componentes
de laReserva
sonlossiguientes:

— ReservadoEj&citodeTierra.

— Reservade Marina.

— ReservadeInfantorra
de Marina.

— Reservade lasFuerzas
A5reas.

— ReservadelServicio
de Guardacostas.

— Guardia NacionaldelEjércitode Tierra.

— Güardia Nacionalde lasFuerzas


ASreas.

Lcs reservistasest& clasificados


en tres
grupos,
de acuerdo
consugradoy —

tiempo de disponibilidad.
Salvo ias diferencias naturales, ci statusdo susmiembrosy la ordenaciSndo
tipo generci son conocidas.

14. ESCUELASBAJOCONTROLDELAJUNTADEJEFESDEESTADOMAYOR

14.1 ColegioNacionaldeGuerra

Stuado en Fort McNair, Washington, D.C.

Su misiSnas dearroliar cursosen los que seestudian las Agencias gu


bernamentalesy los factorespotenciales de podarmilitar, econmico, cion
tífico,polrtico,psicoIgico y social,que sonpartesesenciales de laseguri
dad nacional.

deamplios estudiosprepara a Oficiales


Este programa de lasFuerzas
Armadas y fundoncrios
delDepartamento de Estado paraci
seleccionados,
ejerciciode funcionesde polrtica
conjuntade altonivel,
Mando y Estado —

Mayor, asr comopara el planeamiento


de estrategia
nacional

Cada añoso desarrolla un curso, da comienzoen la


que normalmente
segunda mitadde agosto,y cuyaduraci6nesaproximadamentedo diezmeses.

Es dignode monci6nque losalumnos procedentantodelEj6rcito Regu


lar como do los componentesde la Reserva. Adcm& de otras condiciones, —

los alumnosdeben contar con un mrnimode 15 años, pero no ms de 23, COflO


Oficiales.La selccci6n de alumnoslahace elDepartamento delEjército.

Muchos de losgraduados en estos


cursossonasignados alDepartamento
de Defensa, incluyendoelEstadoMayor Conlunto de laJuntade Jefesde Es
tado Mayor,D3partamonto delEjrcito, GrandesCuarteles Generales de ul
tramar, o puestosde mandode tropasparaadquirir experiencia
de mando.

14.2 ColegiodoEstadoMayordelasFuerzasArmadas

Situadoen Norfolk, Virginia.

Las instalaciones,
su funcionamiento
y mantenimiento
corren
a cargo
del Jefede Operaciones
Navales.

En l se dancursosen losque seestudian lasoperacionesconjuntasy


combinadas, planeamientoy operaciones,y losaspectosrelacionadoscon la
seguridad nacional e internacional.
Preparan a Oficiales del EIrcito, la Marina y las FuerzasMfeas para el
servicio en todos los escalonesdel mandoconjunto y combinado.

Hay dos cursosat año, de cinco mesesde duraci6n, que dan comien
zo en agostoy frebroro respectivamente. Cada uno de ellos ostcíformado
por unos190 Oficiales procedentesde los tres Ejrcitos. Muchosde los —

graduados en estoscursosson destinadosal Departamentode Defensa, a los


Cuarteles Generalesdo susrespectivosEjSrcitos, o a los grandesPuestosdo
Mando conjuntos.

15, OTROSASPECTOSDELAUNIFICACIONENLAENSEÑANZA

15. CursosenColegiosyUniversidades

En relaciSn con la absoluta simbiosis, entre las FuerzasArmadosy la


vida civil, resulta interesanteexponer:

So dan oportunidadesexcepcionalespara ta enseñanzasuperior en co


legios y universidades.

En añosrecientes, los nombramientosde Ofidaks para el Ejrcito


Regular se han venido haciendo con especial preferencia hacia individuos
en posesin de diplomasacad&nicos. Ha habido tambin un acusadoau —

monto de Oficiales con gradosavanzadosde enseñanza,con un programa


conffnuo para que los mismospuedanasistir a cursospara la obtenci6n de
grados de enseñanzasuperior, con percepci6nde todossushaberesy en si
tuacin permanentedo cambio de destino.

El programapara ferminaci6n de carrera da a los Oficiales la ¿por —

tunidad do asistir a colegios o universidadespara la obtenci6n de los titu—


los de: Bachillerato, con servicio temporal hasta un año; Doctor, con ser
vicio temporalhasta soh meses. Enalgunos casos,parte de los gastosdo
estudios corren a cargo del Gobierno. El Ejrcito estimulaa los Oficiales
que tienen casi terminado algún grado, a que completensusestudiospara
la obtenci6n del titulo respectivo. El numerodo Oficiales que pueden a—
sistir simultneamente a estosestudios, esta condicionado por los fondos
disponibles o ese prop6sito y las necesidadesexistentesen el servicio res
pecto de individuos en esas condiciones.

La asistencia a colegios o universidadesciviles para obtenci6n de ti’


fulos que satisfagan necesidadesen el EjSrcito, normalmenteculminando
en la obtencin del doctorado, es muy solicitada por Oficiales do las ms
altos cuadodesproeskna!es. La conces6n se hace a base ‘:
res cuahf!cc;dos • i. k terminocion oc ccnos estudios, el Eercto exige
a nos rnteresoaos en e c.ervico • por un penooo
1 •.1 —.
acontinuacion minrmo oc
cuatro años,servidoprecisamente en cbstinosen que se haga usode los
conocimientos adquiridos.

16. LCGISTICA

Aunaue ya han sido expuestas las Agencias donde se uni1ca la logística —

del Departamento do Defensa, parece de inters señalar ademas lo siguientes

La integraci&1 en la preparacin de presupuestos es total y perfecta


mente centralizada en el propio DepartoLento, que programa sus
tos a base de funciones y no do Eércitos.

(:uedan resumidas las citados funciones presupuestarias en los siguientes —

conceptos:

Fuerzas ostratçjicas.

Fuerzas de epIeo general.

Actividades espedales (Transmisiones, lntoUgencia, Oceanografía,


etc...)

— Transportes terrestres y areos (los medios de transporte, logísticos y


estrategicos, no sonorganos delercito de Tierra)

— Reservas(eserva C;uardia
Nacional)

— ¡ogishca.

Personal.

Aam,nistracion.
1 •

Lo anterior lleva consigo, entre otras consecuencias destacables, las si —

juantes:

— Unificacin de haberes para todo el personal y gratificaciones ane


jas según destinos.

Homogeneidad en cuanto a características de viviendas, residencias,


—12—

hospi tales, clubs e instalaciones de todo tipo, construidas de acuerdo


con el plan general.

— La asignacin do viviendas de acuerdo con los empleos y destinos. (Co


mo se sabe, la cjratificaci6n de vivienda solamente la perciben los no
usuarios de casa iilitar, y en cuantía fijada por empleos y variable —

según se tenga o no famifla a cargo).

— La utilizccicSn de servicios tales como hospitales, economatos, etc.,


regulada y centralizada por el Departamentode Defensa, con normas
comunes para todas los FuerzasArriadas.

Finalmente, es do notar la existencia dentro del Departamento de Defensa


de un Subsecretario Adjunto, (Comptroller), supervisor del conlunto de funciones
cconmicas de las FuerzasArmados, y encargado por tanto de cuidar de un aspec
to tan fundamental de intecjracicSn, asegurando a través de l una exacta aplica—
cian por departamentos de lc regulado por el de Defensa.

16.1 Consecuenciaspracticasobtenidasenlosaspectosorgnicoyeconmico.

La oxposici6n anterior, a pesar de su extensi6n, se ha limitado prcti


camonte a relacionar, y no en forma exhaustiva, los 6rganos y funciones in
tegrados en los nivelas que pudliramos llamar mcs significativos.

Sus consecuencias inmediatas, claramente apreciables, son en sínto —

sis:

— No hay ninguno compartimentaci6n entre los aquí llamados Ser


vicios Armados,enrealidad cuatro: Ejrcto, Marina, Aire e
Infantenci do ivarina.

— Salvo las tcticas y técnicas puras de cada Servicio, en los de—


m& aspectos siempre aparecen stos en formonaturalmente indis
criminada.

— La satisfaccin interior de losdistintos componentes, quedci así


a cubiertode prejuicios y diferencias siempreenojosos.

— Aunque hay esitu de cuerpo,essto m6s notorio dentro do un


mismo Ejrcito que realmente dentro del conjunto FuerzasArma
das. Podría decirse que el “Provincialismo” tan fuerte y palpci
ble en la vida corriente del país, tiene sufiel reflejo en al es
píritu que podría llcmarse de Unidad; espíritu éste que se fornen
ta como estiulo cierto, tanto en guerra como en paz.
— 13 -

Desde el punto de vista orgnico, los esquemasaparecencornouna —

selva plena de Irnoas verticales de mandoy enlaces horizontales. La exhu


berancia do organigramasestambin paralela ci la riqueza de normativa >
reglamentaci6n. Suorgnica parece bien a los americanos.

Es evidente que un primer objetvo de la unificaci6n es la economfa


en ol gasto. Estase ha conseguidoplenamente. Abrurnapensarqu hubie
ra sido del presupuestodo Defensanortoamericanosi no presidierael gasto
un criterio sanode empresabuscandofriamente, sin contemplacionespara —

las personasni unidades, la mayor eficacia y economra. Conviene citar el


particular cuidado con que el contribuyente norteamericanoexaminay si —

gue la inversi6n de susd6lares.

16.2 Tendenciadelprocesoytechoaalcanzar

Her1iosdicho que la econornraconstituye un primer objetivo de la ¡n—


tegracion de organosy (uncionesen las iuerzas Armadasnorteamericanas.
Euiz s6lo sea esoun primer objetivo:

Se consideracomomuy importante:

— La no preponderanciade ningún servicio sobreotro, al menosen


forma destacada.

La no preponderanciade ninguna Unidad o Cuerpopor encima


de los otros, rns all de donde resulte necesario e imprescindi
ble.

— El control civil sobre la estructura toda de las Fuerzas Armadas


y sobre cada uno do susescalones,hasta el ms rnrnimo, os com
pleto. I-layverdadera prcocupacin civil para que la cosa mi
litar discurra por suscauces, caucespredeterminados. Y asres
como, derivando un poco, la figura del General con brillo ex
cesivo, el General hSroenacional vivo, no es aqur deseable
ni por ahora posible.

Tales premisas:

— Control civil al mximo.

— Profundo criterio econmco.

— Aplicaci6n de ios mtodos de administraci6n de la Gran Empre


sa a las FuerzasArmadcs.
- 14 -

Son lasdeterminantes de latendencia actual, de techo imprevisible,


pero en la que juega, y ha de jugar,singular papel:

— La mecanizacin cidrninistrativa.

— La utilizacSn intensa de computadores.

— La tecnificaci6n de los mandosmilitares, y

la, cada vez mayor, penetraci6n de la universidaden el cuar


tal.
Anexo nim. 1

DIRECCION DEL DEPARTAMENTO DE DEFENSA

H _ 5
A.NEXONUM.1

1.— Secretario de Defensa, (civil).


Secretario de DefensaAdjunto, honorable Cyrus R. Vance.

2.— Dirccci6n do Defensa, lnvestgaci6n o lnjenicrfa.


Director (civil).
Director Adjunto (civil).
Director Adjunto (Admin. Eval & Mcjt) USAi.
DirectorAdjunto(Eloc& InfoSys) (civil).
DirectorAjunto(lnvcstigaci6n y Tecnología) (civil).
Director/.djunto (Sistemas Estratgicosydol Espacio) (civil).
DirectorAdjunto(Problemas do la Guerra) (civil).
T6cticos
Agencia doProyectos de lnvcstigaci6n
Avanzada.
Director (civil).
Grupo do Evaluaci6ndo Sistemas. de Armas.
Director: do la USAF.
Junta Científica do Defensa.Preidonto(civi’).

3.— Sccrotarícido DefensaAdjunfa para Administracin.


Secretario A»jUflto (civil).
Secretario Adjunto de DepartamentoAdministracin) (civil).
Secretario Adjunto de Dopartamento(PoIítiCCtdo Seguridad) (civil).
Personal de Sistemasde ComunicacionesNacionales, Coroncl,USAF.

4.— Secrotarícido DefensaAdjunto para lntorvenci6n.


Secretorio Adjunto (civil)
Secretario Adjunto de Departamento(Cuontas) (civil).
Secretario Adjunto do Dcpartamento(Doscirroliodo Sistemasdo Gerencia) (civil).
Secretario Adjunto de Departamento(Gerencia) (civil).

5.— Secretaríade DefensaAdjunto para Instalacionesy Logística.


Secretario Adjunto (civil)
Secretario Adjunto de Departamento(Necesidadesde Material) (civil).
Secretario Adjunto do Departamento(Servicios Logísticos) (civil).
Secretario I’.dlunto de Departamento(Acopios) (civil).
Secretario Adjunto de Departamento(Propiedadese Instalaciones) (civil).
Secretario Adjunto de Departamento(Wcntcniniento y Preparaci6ndo Equipo) (civil).
Secretario Adjunto do Departamento(Viviendas amiliares) (civil).
Oficina Econ6micciAdjunta (civil).
DirectorT6cnico de latosy Situaci6nPolítica, Coronel Ej6rcito.
-. II -

6.— Socretarrado DefensaAdjunte pera Asuntosde Seguridad Internacional.


Secretcirio Adjunto (civil).
Secretario Adjunto do Departamento(civil).
Director do Ayuda Militar (do la Marina).
Secretario Adjunto de Departamento(Control de Armasy Comercio) (civil).
Secretario do DefensaAdjunto (Negociaciones Logticas Internacionales) (civil).
Secretario 1”.djuntode Departamento(Derechos Militares en Africa, Hemisferio Occiden
tal y E;tranjcros) (civil).
Secretario Adjunto do Departamento(Asuntosdci Lojano Oriento) (civil).
Secretario Adjunto de Departamento(Asuntosdel Oriente Medio y dci Surestede Asia)
(civil).
Secretario Adjunto de Departamento(Asuntosde Planificaci6n y dci í’tkintico l”orto)
(civil).

7.— Junta de Jefes de E.M.


Presidente, General del Ej6rcito.
Adjunto del Presidente,Teniente General de la USAF.
Oficial iijecutivo, Coronel del EIrcito.

C.— Jefe del E.1v. del Ej&cito, General.


Oficial Ejecutivo, Coronal.

9.— Jefe de OperacionesNavales, Almirante.


Adjunto Ejccutvo, Capitcn de Navío.

10.— Jefe del E.M. ¿o la FuerzaA&ca, General.


Oficial Ejecutivo, Coronel.

11 . Comandantedci Cuerpo do Infantería de Marina, General.


Secretario Militar, Coronel.

12.— Secretaría da DefensaAdjunte (RecursosHumanos).


Secretario Adjunto (civil).
Secretario Adjunto de Departamento, Teniente General del Ej&cito.
Secretario Adjunto de Departamento(DerechosCiviles y RelacionesIndustriales) (civil).
Secretarib Adjunto de Departamento(Educaci6n) (civil).
Secretario Adjunto de Departamento(Sanidad y Medicina) (M6dico).
Secretario Ajunto de Departamento(Política de PersonalMilitar), Brigadier General
USAF.
Secretario ¡d junto de Departamento(Asuntosde Reserva), Brigadier General del Ej6rcito.
Secretario Adjunto de Departamento(Planificaci6n e Investigaci6n de RecursosHumanos)
(civil).
— iii

13.— Sccrctarci de Defensa AJjunta para Asuntos ?úlicos.


Secretario Adjunto (civil).
Secretario A.djunto do Departamento(c ¡vil )..
Director do Operaciones(civil).,
Direccin do Planos y Programas,Coronel USAF.
Dirocci6n do informacin Póblicci (civil).
Director do [ckcTonos Comunitarias, Coronal USAF.
Direccicn do Asuntos de Seguridad (civil).

14.—Socretcina oc icfensa /-i1unta de 1-’.nalisisde Sistemas.


Secretario Adjunto (civil).
Secretario Adjunto de Doparlamento (Prorjranas Estratégicos) (civil).
Secretario /‘.djunto do Departamento (Progrr.ias do Finos Generales) (civil).
Secretario Adjunto de Departamento (Economía) (civil).
Secretario Adjunto cia Departamento (An6lisis de Recursos) (civil).
Director do Mando, Control, Comunicaciones e Inteligencio (civil).

15.— Consejo General del Departamento do Defensa.


Consejero General (civil).
Consejero General Adjunto (civil).

16.— Secretaría Ad junta para Energía Átórnka.


Adjunto del 8ocrctario(civil).
Adjunto Militar, Capitn deNavío.
Adjunto Militar, Coronel USAF.
Adjunto Militar, Coronel del Ej6rcito.

17.— DepartamentoAuditoría para Contratoscia Ici Defensa.


Director (civil).
Director Adjunto (civil).
Delegado para Auditoría MGT (civil).
Delegado paraRES MGT (civil).
Secretario de Dirección para Revsión y valuación (civil).

18.— Agencia de Defensa para Suministros.


Director (cM!), Vicealr,ircnte.
Director Adjunto, Mayor General USAF.
Adjunto Espacial para Información Póblca (civil).
Director Adjunto de Planos,irogramasySistemas,Mayor General dci Ej&cito.
Director de Dopc:rtar1iento,
Servicios do Contratos y Aciministrrción, Mayor General del
Ejrcito.
Dirección Ejecutiva, Operacionesde Suministros,Contralmirante.
Dirección Ejecutiva, Acopios y Producción, Coronel USAF
Dirección jocutivc, Servicios Tócncos y t.orjísticos, General do Drijadci.
-IV

9.— Departamento ¿el Ejrcito.


Secretario del Ej&cito (civil).
Subsecretario (civil).
ASA(R. &D.).
ASA (FM) (civil).
ASA (1. C:L.) (civil).
lnformaci6n 6blica, Mayor General.
Jefe de E.M., General.
22JcfcdeE.M., General.
DCS/OPS, Teniente General.
DCS/PER, Teniente General.
DCS/LCG, Teniente General.
Interventor, Teniente General.
Jefe da R. & D.., Tcnicnte General.
ACSFCR, Teniente General.
COF/ENGRS, Teniente General.
coF/ni:ACE, Mayor General.
IG., Mayor General.
PMG., ¡Yyor General.

20.— Departamento de .•crina.


Secretario do Marina (civil).
Subsecretario(civil).
ASN (1. (civil).
_.)
AS1’ (civil).
ASN (R. D.) (civil).
Jefe de lnformacn, Contralmirante.
Jefe de lnvcstiación Naval, Contralmirante.
lntorventor (civil).
Director do la Oficina de MGT INFO, Capitn de Navre.
Director do la Oficina de ReservasPctroIiferasNavales, Comodoro.
CN O ADIA, Almirante.
DCN O (Air), Vicealmirante.
DCNO (DEy), Contralmirante.
DCNO (FO & R.), Vicealmirante.
DCNO(LOO), Vicealmirante.
DCNO (t.. & NR.), Vicealmirante.
DCNO (. & e.), Vicealmirante.
Director de Prorjrcimas y Planificaci6n do la Marina, Vicealmirante.
Director de Proramcs de Guerra Antisubmarina, Vicealmirante.
Director OBJ GP do Gran Radio do Acci6n, Contralmirante.
Jefe de Material Naval, Vicealmirante.
CDR NAVAIRSYCOM, Contralmirante.
CD R NAVELESS YSCOM, Contralmirante.
CDR NLV5 HIPSYSC CM, Contralmircintc.
CD R NAVCRDSYSC OM, Contralmirante.
CDR NAVSUPSYSCOM, Contralmirante.
CDR NAVFACE NGC OM, Contralmirante.
CDR WT5, Contralmirante.
COMDT CF WV.[UNE CORI, General.
DCS (1’. C 2.), Tcniente General.
DCS (RD S.), General de l3rigada.
DCS (Air), Mayor General.
Director do Informacin, General de rigada.

21.— Departamentode la Fuerza A1rea.


Secretario dc la Fuerza A&ea (civil).
SuEecrctado (civil).
ASAF (L. D.) (civil).
ÁSAF (1. L.) (civil).
iSAF (civil).
Suiecretario ¡djunto (Asuntos Internacionales) (civil).
Director do lnformaci6n, Mayor General.
Director de SistemasEspaciales, General de Drigada.
Director de la MCL. PROGRAMOFFICE, Mayor General.
Jefe de E.M. de la Fuerza A&ea, General.
22 Jefe de E.M., General.
DCS/R D, Teniente General.
DCS/S’ LOG, TenienteGeneral.
DCS/P O, Teniente General.
Interventor, Teniente General.
DCS/P ¿ ., Teniente General.
Inspector General, Teniente General.
Cirujano General, Teniente General.
Junta Consultiva Cientrfica de la USAF,(civil).

22..- Representantede EE.UU. en el Comit6 Militar yen el Grupopermanentede la NATO,


Almirante.

23.— Director dci E.M. Conlunto, Teniente General del Ej6rcito.

24.— Delcgaci6n Norteamericanade la Junta de ofensa Interamericana, Contralmirante.


RepresentanteMilitar Norteamericanoen la Junta PermanenteConjunta de DefensaCa
nada—EE.UU., Mayor General USAF.
Sección Norteamericanado la Comisi6n do.Defensa Conjunta Mejicano—Estadounidense,
Contralmirante.
Delegaci6n Norteamericana en la Comisi6nConjunta de Defensarasii—EE.UU., Con —

tralmirante.
-vi

Sccci6n ‘crtcarnoricana del Comité de Coopcraci6n Militar, Mayor General del Ejercito
Sistema de ComandoMilitar Nacional.
DER Dli ces.N:Mcc,Gcncrcl do Brigada USAF.
Centro do [oconocirnicnto Conjunto, Capitcn do Navío.
Grupo Moteorolgico Conjunto, Teniente General Secretario USAF.
Grupo de Estudios EspecialesCJCS.
PresidenteAdjunto, General do Brigada USAF.

25.— J—1(Persono!).
Director, General de Brigadadel Ej&cito.
J—3 (Operaciones).
D irector,Vicca iriircntc.

26.— J—4(Logística).
Director, Teniente General dci Ej6rcito.
J—5 (Planosy Política).
Director, Teniente General del Ej&cito.

27. J—6(Conunicacioncs—Ekctr6nicc).

Director, Mayor General del Ej6rcito.


Adjunto Especial para Contrainsurrccci6ny Actividades Especiales, Mayor General dci
j&cito.

2C. Grupo de Mando Conjunto y de Control de Necesidades.


Jefa, Mayor General del Ej&cito.


Agencia Conjunto de Ejercicios de Guerrci.
Jefe, General de BrigadaUSAF.
Adjunto Especial paraMovilidad Estratgicci, Mayor General USAN.
Adjunto Especial para Control de Armamento, Contralmirante.

29.— SecretariadoConjunto.
Secretario JCS, Contralmirante.
Dirección do Sorvidos Administrativos
Director, Coronel del Ej&cito.
- Adjunto Especial para Asuntosde Asistencia Militar, Mayor General dci Ej&rcito.

30.— Agencia do Apoyo a la DefensaAt6mica.


Director, Teniente General.
C)ficai Ejecutivo, Coronel del Ej&cito.

31 . — Agencia do Comunicacionesdo la Defensa.


Director, Teniente General del Ej&cito.
Jefe deE.M., Mayor General USAF.
.-vIl

32.— Agencia de Inteligencia de la Defensa.


Director, Tanicnto General USAF.
Oficial EjccutTvo, Coronel USAF.

33.—Adjunto dci Secretario (Asuntos Legislativos) (civil).


AnexonCrn.2

I• 2 3 4 5

(61

1 ______
______ —— 1 1

8 9 lO II 1213 14 15 16
/S’.’P- I!
!-I’L#L 1’ L’V.. L.

1.— Jcfc del E,M. del EIrcito, General.


Oficial jccutivo, Coronel.
Adjunto para Operaciones, Teniente General.
Oficina de Control de Acci6n Conjunta, Teniente General

2.— Jefe de OperacionesNavales, Almirante.


Adjunto Ejecutivo, Capitn de Navío.
Adjunto para operaciones, Vkealmirante.
Secretario, Capitcn de Navío.

3.— Junta do Jefesde E.M.


Presidente, General del Ej&cito.
PresidenteAdjunto, Teniente General USAF.
Oficial Ejecutivo, Coronel del E-j&cito.
Adjunto paraAdministraci6n, (civil).
Adjunto Militar, Capitn de Navío.
Adjunto Militar, Coronel del Ej6rcito.
Grupo de E.M. del Presidente.
—Coronel del Ej&cto.
—Capifn de :avío.
—Coronel US/F.
—Capi tan de iavío.
—Coronel USA..

4.— Jefe der r


o la ruerzciAcrea,cnorci
Oficial jccutivo, Coronel.
Adjunto para Operaciones, Teniente
General.
Secretario, TenienteGeneral.

5.— Comandantedci Cuerpo do Infantería


do Marina,General..
Secretario Militar, Coronel.
Coordinador para AsuntosJCS,Coronel.

6.— RepresentanteNorteamericano en el ComitéMilitar


yen el Grupo Permanentede la
NATO, Almirante.
Jefa de E.M., General de BrigadaUSJF.
Jefa de E.M. Adjunto, Coronel USAF.
— —

7.— Dirección Jei .M, Conjunto.


Director, Teniente General dci Ejórcito.
Viccdircctor, Contralmirante.
Director Adjunto, Wayor Genercil.
Adjunto spocial para Asuntos Conluntos, Coronal USAF.
Oficial Ejccutvo, Capitón de Navío.
Adjunto ES2ØCICIIpara Asuntos 6blicos, Tenienta General dci Ejórcito.
Oficial ‘ti ¡‘.cijunto, Teniente General del Elórcito.
Oficial Ejecutivo Adjunto, Teniente General USI.F.
Adlunto Administrativo (civil).

C.— Doleaci6n Nortcariericana en la Junto da DefensaInteramericana, Contralmirante.


RepresentaciónMilitar Norteamericanaen la Junta Conjunta Pcrr.iancntedo Defensa
Canadó—EE.UU.,Mayor General US/.F.
Contralmirante.
Mayor General c:ol Ejórcito.
Sección i’:ortccmoricana en la Comisiónde DefensaConjunto MejicanoEstadounidanse,
Conrclnirante.
Dciojaci6n ortcarnericana en la Comisióndo DefensaConjunta rasfl—EE.UU., Con—
tralmircinto.
Sección i”:ortecimcricanadci Comitó de Cooperación Militar, Mayor General del Ejórcito
Sistema de Coriando Militar Nacional.
Departamento do Directores de OperacionesiMCC.
General da rijada USAF.
General dc Dri0cidadel Ejórcito.
General do rijada dci Ejórcito.
Contra 1rirantc.
Contrcdnircinto.
División :¡cs.
Coronel US/.1.
Centro de ReconocimientoConjunto.
Capitón do avío.
Grupo Motooroiórjico Conlunto.
Ttc. Corenci US/.F.
Lrupo
-
co L3?Ue:osrspcciaies .JCS.
• . •

Viceprcsidon’io, General do Bri9ada US/F.

9.- J-1 (Personal)


Director, General cia Brijada del Ejórcito.
Subdirector, Coronel USAF.
GficiaEjccutivo, Capitón de Navío.
Seccion eo orsonal, Capitan de Ncivio.
Sección do Recursosiumanos, Coronel del Ejórcito.
Sección do Evaluación de RecursosHumanos, Coronel USAF.
Seccián do Planos,Coronel dci L9&cito.
J—3 (C)xrcicioncs).
Director, Vcealriirantc.
Subdirocor, Mayor General USAF.
Sux!irccior para RMCS, Mayor onoral
Subdirectores para zonas ic Mandos.
General da Bri0adadel Ej6rcito.
General de Briada do Infantería de Marina.
Subdirector para Rcconocimkntos, General do Brigada USAF.
Ejrccos, Capitán de Navío.
Soccián iuropciOricnte Medio, Coronel dci Ej6rcito.
Sacci6n del ¡tlntico Sur, Capitán de Navío.
Sccci6n do OperacionesGenerales, Coronel dci Ejrcito.
Socc6n dci Pocíflco, Coronel USAF.
Divisi6n Norteamoricana, Coronel dci Ejrcito.
Divisi6n do OperacionesEstratégicas,Coronel US/F.

10.—J4 (LoGÍstica)
Director, Teniente General del Ejrcito.
Subdirector, General do BrigadaUSAF.
Oficial Ejecutivo, Coronel USAF.
Oficina do Datos y Análisis, Comodoro.
Secci6n do Planos,Coronel del Ej&cito.
Secci6n de Operaciones, Coronel USAF.
Seccn do Servicios, Capitn de Navío.
Secci& de Material, Coronel del EI&cito.
J—5 (Planesy Política).
Director, Teniente General del Ej&cito.
Subdirector, Mayor General de Infantería de Marina.
Subdirector, General de BrigadaUSAF.
Oficial Ejecutivo, Coronel del Ej6rcito.
Seccián Europea,Contralmirante.
Secci6n do Necesidadesy Desarrollos, Contralmirante.
Secci6n do Oriente Medio, Africa y Asia dci Sur, General dc Driada del Ejrcto.
Seccián del Hemisferio Occidental, General de 8rigada
Seccn del Lejano Oriente, General de Brirjadadcl Ej&cito.
Seccián do Planosy Política Estrat6gica, General de Brigadadel Ejrcito.
Sccci6n de Planesy Programas de Objetivos, Generai.de Brigada USAF.

11,— J—6 (Comunicaciones—Electránica).


Director, Mayor General del Ej&cito.
Subdirector, Contralmirante.
Oficial Ejecutivo, Coronel USAF
Seccin do Sistemasdo Comunicaciones,Coronel USAF.

Secci6n do SistemasElectr6nicos, Coronel USAF.


SoccliSn dc Planesy Política, Coronel del Ej&cito.
SocciSn de Seguridady Guerra Electr6nica, Coronel del Ejercito.
Sccci6n de Sistemasde Apoyo, Capit6n de iavío.
Adjunto Especial para Contrasubvorsii5ny Actividades Especiales, Mayor General del
Ej&cito.
22 Adjunto Especial, Coronel USAF.
Oficial Ejecutivo, Coronel de Infantería de Marina.
Secci& Oriental, Coronel del Ej6rcito.
Sccci6n Occidental, Coronel del Ej6rcito.
Secc in do Acciones Conjuntas,Coronel USAF
Sccci6n de Operaciones Especiales,Capit6n de Navío.
Scccin do PlanosEspeciales, TenienteCoronel USAF.

12.—Grupo Conjunto de Mando y Control de Necesidades.


Jefe; Mayor General del Ej6rcito.
22 Jefe, Ccipitn de Navío.
Oficial Ejecutivo, Teniente Coronel del Ej&rcto.
Seccin de Planes, Política y Doctrina, Capit& do Navío.
Socci6n do Instalaciones, Coronel USAF.
SeccliSn del Mandode Comunicaciones,Coronel dci Ejarcito.
Seccin de Procesosy Desplieguede lnformaci&i. (civil).
Sección do ProgramaMGT y Despliegue (civil).
Agencia de ¡VciniobrasMilitares Conjuntas
Jefe, General do rigada USAF.
22 Jefe, Ccipitn de Navío.
Analista de Operaciones(civil).
Secci6n do Guerra General, Coronel USAF.
Sccci6n de Guerra Fría, TenienteCoronel USAF.
Secci6n de Guerra Limitada, Coronel del Ej6rcito.
Adjunto Especialpara Movilidad Estrat6gica, Mayor General USAF.
22 Adjunto Especial, General do rigada del Ej&cito.
Oficial Ejecutivo, Coronel USAF,
Socci6n de Flanes, Capit6n de Navío.
Secci6n de Operaciones, Coronel del Ej&cito.
Secci6n de Estadísticas,Capit6n de Navío.
Oficina de Sistemasde An6lisis, Coronel USAF.
Adjunto Especkil para control de Armamentos,Contralmirante.
22 Adjunto Especial, Coronel USAF.
Oficial Ejecutivo, Tte. Comandantede la Marina.

13.— Secretaría Conjunto.


Secretario,Contrcilmirante.
22 Secretario, Coronel del Ej6rcito.

Secretario Adjunto, Coronel del Ej&cito.


Secretario Ejecutivo, Comodoro.
Seccin de Control, TenienteCoronel USAF.
Seccin de Utensilios, TenienteCoronel de.lAj6rcito.
Secck5n de Documentos,TenienteCoronel USAF.
Sección Jist6ricci (civil).
DirecciSn do Servicios Administrativos.
Director, Coronel del EjSrcito.
Subdirector, Toniento Coronal USAF.
Secci6n de Personal(civil).
Secci6n do Apoyo, Comodoro.
Seccin do Centrosde Mensajes, Tenknte Coronel USÁF.
Secci6n de Artes Grficas, Improntay Distribuci6n, TenienteCoronel USAF.
Seccin do Scjuridad, Teniente Coronel del Ejrcito.
Adjunto Especial paraAsuntosde Asistencia Militar.
Adjunto Espccal, Mayor General del Ej&cito.
22 Adjunto special, Coronel USAF,
Ramado Planesy Polftica, Capit6n de Navf
Rama para Europa, Oriente Medio y Africa, TenienteCoroneLUSAF.
Rama para el Hemisferio Occidental, Coronel del Ej&cito.
Rama para E;tremo Oriento, Capitán do Ncivfo.

14.— Agencia do Apoyo Atmico a la defensa.


Director, Teniente General USAF.
Oficial Ejecutivo, Coronel del Ej&cito.
Inspector General, Coronel del Ej&cito.
Interventor (civil).
MSdico, Coronel USAF.
Ofcial do lnformaciSnPública, TenienteCoronel del EjSrcito.
Director Adjunto (OPS & ADMIN), Coronel USAF.
Oficial Ejecutivo, Teniente Coronel USAFI
Sccci6n de Operaciones, Coronel USAF.
Secci6n de Planes, Coronel dci Ej&cito.
SecckSndo Personaldo Administraci6n, Coronel USAF.
Socci6n do PersonalCivil (civil).
Secci6n do Seuriclad, Coronel del EjSrcito.
Secci6n de Lo0rstica, Coronel dci Ej&rcito.
Director Adjunto (AsuntosCicntiicos) (civil).
22 del Director Adjunto, Capitn de Navro.
Adjunto Ciontrfico del Director Adjunto (civil).
Of icia de Operaciones.Tcn icas, Comandantedel Ej6rcito.
Socci6n de ftadiaci6n, Coronel US/F.
Secci6n de Ancilisis y Programas,Coronel del Ej&cito.
1’.. —

Sccc5n DLAST& SHOCK, Coronel dci Ejrdto.


Sccci6n M&Iica, Coronel USAF.

15.— Agencia do Comunicacionesdo Defensa.


Director, Teniente General dci Ej&cito.
Jefe do [KM., Mayor General USAF.
22 Jefe do E.M., Capitn de Navío.
Director Adjunto DCS, Mayor General del Ej&cito.
Director Adjunto NMGS, Mayor General USÁF.
- Director Adjunto CSPO, Contralmirante.
Director Adjunto para Servicios Administrativos, Coronel de Infantería de Marina.
Interventor (civil).
Centro de Operacionesde la Agencia de Comunicacionesde la Defensa, Capitn de
Navio.
Oftcinci de Ingeniería de Comunicacionesdo la Defensa, Coronel USAF.
Centro de Apoyo al Mando Militar Nacional, Corone! USAF.

16.— Agencia do Inteligencia da la Defensa.


Director, Teniente General USAF.
Subdirector, Vicealmirante:.
Jefe de E.M., Mayor General del Ejercito.
Oficial Elocutivo, Coronel USAF.
O
Secretane i01 Comito E1ocutivoCiontufico, Coronel.
Adjunto Especialpara AsuntosJCS.
Admnistrcici6n ACS, Coronel USAF.
Planes y ?rogramasACS.
lnvtigaci6n y DesarrolloACS.
Interventor (civl).
Director Adjunto para Recopilaci6n.
Director Adjunto para Reconocimientos
Director Jdjunto do Mapas, Cartografía y Geodesia.
Director Adjunto para Inteligencia Científica y T&nica.
Oficina de Contrainformaci6ny Seguridad.
Oficinas de SeguridadEspacial.
Oficina de Actividades Especiales.
Centro Autom6tico do An6 lisis de Datos.
Escuela do Inteligencia,de la Defensa.
DestacamentoAgregadode la Defensa.
c&bi ¡ueit4ucdfl’’ 24

ES TUPÍOSESTRATWOS
EL CtWCEPTO
Of LA ESTRATE6A EA’ CLAI/SEWII7, M(LTKE Y LIODELL 1#ART

- PRESENTE Y FUTURO DEL MAR

.—

/1/
CESEDEN

EN cljusEwIT:, MOLTKEY LIDDELL


EL CONCEPTODE IJ ESTRATEÇW MART

por JORO iE/VNN

(Dc 11V 1ehrw


issenschaftl chc ftundschau”,
enero196

.•4
:

Marzo, 1968 )E IVORWiClON


BOLETIN N2 24—1V
“Podas las ramas de Administraci6n del Estado esttn
en íntima conexi6n. Las Finanzas, la Política y los
Ejércitos son inseparables0 No basta con administrar
bien cada uno de estos componentes0 El Príncipe que —

gobierna con independencia, que se ha trazado su sis —

tema político, no sentirá embarazo cuando haya de to


mar una rápida decisi6n, puesto que lo coordina todo
hacia la meta final propuesta”

(Del testamento político de Federico el Grande)

El concepto de Estrategia ha pasadode sor una idea concebida dentro do la


esfera militar a tener un contenido polrtico La Estrategia domprendelas actividades —

de la DirecciSn Política planeadasy encciminadasa la consecuci6hde los iñteresesdel


Estado. Por lo que al sector miIita se refiere, el 6xito de una Estrategia dependede
que la Política emplee las FuerzasArmadasadecuadamentey de que ci Mando militar —

pueda seguir los itinerarios ¡deol6gicosde un estadistao incluso completarlos.

1N TRODUCCIO N

El mundose encuentra actualmenteen un procesode evoluci6n deolgica, —

que conduce al fen6menode someterla guerra modernaal control científico. En el pun


fo central de los esfuerzosde los ms prestigiosostecSricosmilitares est&i la definici&
del conceptode Estrategiay el amplio campode su empleo.

Al comienzo del siglo XIX y por tanto al principio de nUestrapoca, los hom
bres se encontrabanante un problemaigualmente anpIio: debido a los críticos aconteci
mientos en Europa—revoiucin y restaurcciSnaltemaHvamente— se iniciaron tremendas
modificaciones en relachSncon la Política, la Guerra, el Estadoy el Ejército.

Entonces, al igual que hoy, soldados, políticos y científicos, teniendo coro


fondo una trcnsformací6nde la imagende la Guerra, seesforzaronpor conseguirvisiurn
brar el futuro. Entonces, se encontraban en el momento en que se pasaba de las gue —

rras del absolutismoa las guerrastotales, nuestrotiempo se halla en el umbral de los con
flictos nucleares.

Hace 15.años es Carl von Clausewitz quien con su obra ‘De la guerra” peno
tra ms profundamenteen estascuestionesy se exige a sí mismoy a suscontempor&-eos
“el abandonaresta pedantey vacía ¡mitaci5n de las matem&icasy mantenerse dentro de
la naturaleza de aquellosobletos, con los que uno se ha de relacionar”.
—2—

u.
Si se evoco el curso seguidopor• la evolucion•.• de aquellasteorias, en1 las que
empiezan a generalizarselas nuevasideas, resultaramuchoms fcil reconocerlasno co
mo algo radicalmente nuevo, sino como un venerable principio que simplementehabía
II •1 1
sido olvidado

. ._on estas palabras, Basil Henry Liadeii

Hart, ci extraordinario
. •
toorico
de la guerra de nuestrotiempo, tiende un puente cii pasado;un puenteque salva con
uno de susarcos el siglo y medio de guerrasde 1a poca moderna, tan llena de conflic
tos y de diversasconcepcionesdel Arte de la Guerra.

En este período de la teoría militar y do la Guerra, comprendidoentre Clau—


sewitz y Liddell Hart, se destacaotro pensadorde entre la multiplicidad de autores:Mcl
muth von Moltke.

En oposici5n con los otros dos, 1a figuro de Moltke no se puedesituar dentro


de 1apoca de evoluc6n de los conceptosde la Guerra y de la Estrategiasino m& bien
en el umbral de un importante desarrollo de las relaciones entre la DirecciSn Política y
la Militar. ComoJefe Supremodel Ejrcito ejerci6 e1mandomilitar en tiemposen que
el instrumentomilitar se va complicando cada vez m& y con ello se va haciendo m&
independiente y comienza a apartarsedel control de la Direcci6n Política.

A través de su amistady diferencias de opiniSn con el político Bismarck es


el pensamientoy la actuaci6n do Moltke un campo clasico, directo, para el estudio de
las relacionesentre la Direccin militar y la política.

1. ESTRATEGIA,UNCAMPODERESPONSABILIDADESDIVIDIDAS

a) ElpolíticoyelMariscal

No fue necesariala separaci6nde los poderesmilitar .y político para que se


produjese un campo de tonsi5nentre ambasesferas. Porel contrario, vemosen
la Historia ejemplosdo personasaisladasque, llevando simutt&eamenteel peso
de ambasresponsabilidades,de la Direcc5n poUica y militar, tuvieron que lu
char denodadamentepara tomardecisiones.

Igualmente conocemossituacionesen las que las cuestionespolíticas origina


ron luchasentre los militares, o las cuestionesmilitares provocarondisturbios en
tre lospolíticos.

Todas estassituacionesde conflicto tienen en comGnque unasveces el punto


de partida estt orientado ms sobrelo político, mientrasque otras lo estcíprefe —

rentemente sobrelo militar. Porotra parte el problemade si estastensionessede


ben m& a los hombresque las crean, que a la propia naturaleza de las cuestiones,
es algo que da lugar a las ms disparesopiniones.
Esto indica que entre la direcci6n política y la militar existe una permanente
relaciSn de tensi6n, que puede desencadenarun conflicto abierto.

b) CometidosyfinalidaddelaPolítica

El fin primordial do la Política es de antemanola seguridadde la Pazpara


los ciudadanosdel Estado. Unido a ello estc el conti’nuoafcn por adquirir, ejer
cer y conservarsu poderío. El uso de este poderío ha estadosometidoa constantes
cambios en el curso de la Historia de la Humanidad.

Tan salo con ci creciente afianzamiento del Estadoy la progresivaparticipa—


ckn del pueblo en el Poderha tenido la Polflica como misi6n el cuidado por el
bienestar y el aumentoy protecci6n de los derechosdel ciudadano, junto con la
seguridad de la Paz.

Por lo tanto la Política, comoheraldo del Estado, salvaguardolos intereses


de ste. Las actividades necesariaspara esto fin, por lo que a la seguridadse re
fieren, puedenorientarse hacia:

— forzar a un enemigoa aceptar nuestravoluntad,

— evitar prdidos propias,

— llegar a un equilibrio.

Para ello seutilizan torios los mediosy fuerzas disponiblesen un Estado, re


curriendo en caso cxtrer.io al Poderarmado.

c) CometidodelasFuerzasArmadas

Cuando seíalbarnos la salvaguardiado la Paz cornouna de las tres principa


les misionesde la Política, nos referíamostambi& a lo que constituye tarea prin
cipal de las FuerzasArmadosy no otra, que podernosresumirdiciendo que es la
Política a nivel ejecutivo. La estructura y la funci6n del instrumentomilitar son
determinados por la fijaci5n de los objetivos políticos. Lasdecisionespolflicas
son las que ponen a dispostcin del mandomilitar los mediosnecesariospara la —

organizacicSny conservaci’Snde las FuerzasArmadas. La entradaen acci6n de —

las FuerzasArmados es igualmenteuna decisin política pura. .A partir de aquí


comienza la persecucin de los objetivos políticos, es decir, de los interesesdel
Estado, con el empleo del ultimo de los recursosdisponibles: la violencia direc
ta. El conflicto de interesesadquiere entoncesla forma violenta de la guerra.
Es entoncescuando la misin de las Fuerzas Armadasdebe ser la de rechazarel
ataque enemigoo ki de atacarle.
-4-

El objetivo de la guerra es variable y de 61 depender6lacuantra e intensidad


de los esfuerzosmilitares. Las FuerzasArmadashan de estar al día en los nuevos
avances de la t6cnica y de la t6ctica, aprenderel uso de nuevasarmasy esforzar
se en conseguiry manteneral ms alto grado de prepcircici6n. —

d) FriccionesentrelaDirecci6npolíticaylaDirecci6nmilitar. Suscausas.

La Direccin política y la militar est6n en situaci&i de mutua dependencia.

Mientras que las FuerzasArmadasnecesitan que la Direcci6n política haga


posible su organizaci6n, dentro de unosdeterminadoslímites cuantitativos, el po
lmco tiene que poder confiar incondicionalmente en la lealtad dl mandomifl
tar, para poder usar el instrumentomiUtar adecuadamente. Comodemuestrala
Historia, esta mutua dependenciapuede amplearsemal por ambaspartes.

Puesto que la Político tiene una visiSn m6samplia del problema, el Jefe po
lítico es responsabletotalmente y no debe perder de vista su obletivo posterior:
tipazil. Podr, por tanto, imponer determinadasexigencias al mandomlitcir, aun
que tales exigenciasno tengan un sentidoy una justeza aparentesante el mando
militar.

Por otra parto, el fen6rnenob6lico en su esenciaes tan diferenciado y cern


plejo , que la intervenci6n de personasno t6cnicas puede acarreargrandesma


les.

Corno consecuencia, la DireccicSnpolítica intentar6 asegurarseuna influon—

cia determinanteen las cuestionesde la defensaen general y do modomuy espe


cial en 6poca de guerra. Igualmente, el Jefe militar so esforzar6para cumplir su
msi6n lo mejor posible, en estar perfectamentedotado de material y en alcanzar
durante la guerra el m6ximode su eficacia. Porello chocar6nen suslegítimoses
fuerzos, y se llegur o uno pugno de finesy de rnitodos. —

e) LaesferadelaEstrategia

El objeto de las fricciones es la Guerra cornoforma de conflicto polítco, -o


sea, el conflicto armado— y en 61 se incluyen su evitaci6n, su preparaci6n y su
direcci6n.

El concepto do Estrategiadebe abarcar el conjunto de estastres actividades


6ltirnamente citadas, pero con ello no se hace otra cosa que dar una sola de las —

muchas definiciones posibles. La palabra tiene un extraordinario ntmoro do acep


ciones y no siempreel que la usa tiene un sentido claro de la misma. Enello pan
saba Ludwig Bock, cuandoal comienzode un estudio definía; “La Estrategiaos
el artey la destrezaen la direcci6n de los ej6rcitos y de la guerra, así como la
ciencia y la doctrina de este arte y destreza”.
En el transcurso posterior de este trabajo se estudiara el aspecto intelectual
y conceptual de (ci direcclin de les FuerzasArmadas y de los confUctos, antes do
llegar a la tltima y ms noderna ampliacin del concepto, que se hace al final
de la presente oxposicicSn.

Analizar la Estrategia en cuanto a la cvoluci6n de su contenido, así corno


en el cambio de sus acepciones y competencias, supone en última instancia des
cubrir el estado actual de las relaciones entre las Direcciones política y militar.

2. LAESTRATEGIAENCARLVONCLAUSEWITZ

a) LaGuerracomopuntodopartidadelasreflexiones

Como fundamento del an6lisis sirve la clsica, aunque tantas veces mal en —

tendida y a pesar de todo inevitablemente vlida dofinicin del general, quien


define la Guerra “como (ci continuaci6n de la actividad política por otros mo
dios”.

La Guerra proporciona el título a la obra de Clausewitz, “De la Guerra”, y


se encuentra siempre en el punto central de sus exposkiones. Para Clausowítz —

la descripci6n del campo de actividades militares puras tiene un valor secundario;


trata de ellos en los tomos tres al siete, deducindolos desde el punto de vista de
su tiempo y avaIndo(os en la experiencia de su belicosa poca.

Su obletivo principal consiste en decir ci1goesencial sobre la Guerra, y no


se limita ci calificarla cor.io un r1iedio ms del arte de gobernar. Así, describe en
sus libros uno, dos y ocho, la naturaleza do la Guerra, su teoría y su planteamien
to, dando siempre prioridad en estas cuestiones a la Política; de tal forma que —

en la obra de Clcusowitz destaca m& lo político que lo militar.

Con su disertacin sobre la Guerra, en un libro predominantemente político,


indicá el autor, ya en principio, su idea principal::la completa dependencia en
que se encuentra, en la cjuerra, la Direcci&i militar con respecto de la política,
la subordinaci3n de lo militar a lo político.

La definiciSn bsica de la Guerra, citadci al principio, la repite Ctausewitz


en otros pasajes y, si bien varía un tonto las palabras, no modifica su sentido: “La
Guerra no tiene raz6n do sor por sí sola, sino que es la continuaci6n de la Políti
ca con distintos medios”, para proseguir: “De aquí que los rasgos principales de
todos los grandes proyectos estratégicos sean, en su mayor parte, de naturaleza —

política, sindolo tanto ms cuanto mayor sea el grado en que abarquen el conjun
to de la Guerra y del Estado”. En el mismo lugar, Clausewitz va aGn ms lejos —

al afirmar que el elemento político influye también en los aspectos parciales de


una campaña,hasta tal punto que no se puedo hablar de una valoracicSnpurcimen
te militar, ni de un planteamiento puramentemili tar dentro de un todo estratgi
co, a la hora de adoptar una decisin estratgica (carta al Mayor von Roedor,—
1827, en “De la Guerra”, pcg. 1119 ).

El que Clausewitz haya insistido cpn frocuencia en este punto se explica si


so considerasu obra comoun libro de polmcas (Stamp:“Clausewitz y la era at6
mica”, pg.i5).

Clcusewitz se dfiondc contra el simplista planteamiento “matemtico” do


sus contemporneos, ve en los ejrcitos prusianosde Id época de la restc!uraciSn
el principio del aislamientode los Ejércitos dentro de la estructura del Estadoy
contint5a profundizandopara buscaruna comprensin de la Historia de la Guerra,
que dice estaría llena de los mayoresabsurdossin la existencia de los principios
por los que se ha luchado.

Debe considerarsecomo un urgentetoque de 0tflCi6n su opinin do “que no


debe excluirse un cierto conocimiento de causade Lascuestionesde guerra por —

.— .
parto de la Durccçuon pohttca , para .queno ordeno cosasque no correspondana
sus propios fines.

La Guerra no es nada por sí sola, es solamenteun acto de fuerza, un instru—


monto de la Política. Segin su propia naturaleza la Guerra no conoce límites en
el empleo de esta fuerza. Poro esta falta de límites no estan absoluta en la prc
tica, porque intervienen dos factores políticos en su acontecer.

Estas y otras consideracionesb&icas y ampliamentefilosMicas, las estudio


Clausewitz como necesariaspara reforirse a un punto de partida s6lido, antes de
que uno se aventuro en la reflexi6n y enjuiciamiento do una materia tan amplia
como os la Guerra.

También así se comprendefinalmente que el general intente repetidasveces


probar la validez de su tesis mediante el sistemade reducci6n al absurdo:“La su
bordinaci6n del punto de vista político al militar sería un contrasentido, ya que
es la Política quien ha enrjcndradola Guerra; llc es la causay la Guerra el me
ro instrumentoy no a la inversa. Portanto, salo es posible la subordinaci6nde
lo militar a lo político”.

b) EljefemilitarenelConsejoPolítico

En su anclisis de las relaciones entre la dirccci6n política y la militar no so


acusa en Clausewitzninguna contradicci6n. Asi describe, por ejemplo, en el —

tomo ocho,la mejor forma para conseguir la subordinacin del elemento militar —

sin por ello perjudicar ci la estrategia. Proponehacer al General en Jefe de Las


-7-

fuerzas armadasmiembrodel ConsejoNacional. Y puestoque la pérdida de tiem


po producidapor las sepclracionesen espacio de los dirigentes es perjudicial para
la direcci&i esfratgica, lleva Clauscwitz su exigencia de integraci6n an m& —

lejos y dice que el ConsejoNacional debe estar, en caso de guerra, lo ms pr6—


xirno posible al Teatro do Operacionesy si es posible en el Cuartel General del
General en Jefe.

Esta medida no debe perseguirni la finalidad de ampliar la esfera de cornpe


tencki del soldado, ni la de situar al militar dentro de la “cadena politica”. Lo
que se pretende con ello es una mayor familiarizaci6n de la direcci6n poirtica —

con el obleto de la guerra y esta pensandoas para que el propio ConsejoNacio


nc1 participe de las actividades del General en Jefe en los momentosprincipales.

Por tanto, es muy ¡r1iportantepara ci general que la direcci6n pofltica tenga


tantos conocirnentos como sea posible en cuestionesde guerra y de estrctogk mi
litar. Puess6lo cabe esperarinfluencias perjudiciales en la direccicSnmilitar d
una guerra allí donde el polftico tiene ideas equivocadassobreel ¡nstrumentomi
litar y las cuestionesestrat6gicas.

El traslado de la sodo del Gobierno al lugar donde se efecticn las acciones


blicas debe poner definitivamente en claro, que los asuntosde estadoson dirigi
dos con car6cter politico, aunquesean las FuerzasArmadosel instrumentoemplea
do. Adem6s, solamenteasf puedeel elemento polmco apoyar las accionesmili =
tares hasta en susmrnmos detalles, como Clciusowitzpretende.

c) Limitaci6neinteracci6ndePolflica,EstrategiayTctica.

El contenido que abarca la Estrategia, el nivel en el que asta se desenvuelve,


no se puede delimitar con mayor precisi6n, que defini6ndola comouna trisecci6n
de la funcion general do direccion. En esta conccpcion de la funcion general de
direcci6n la parte superior correspondea la política pura —esdecir, al arte do go
bernar—y la parte inferior a la Tctica.

La Estrategia, como parte central de esta columna, es defindc por Clausewliz


como “el empleo do la Batalla para los fines de la Guerra; es decir, la Estrategia
hace el planeamientode la guerra . . .‘ y “... proyecta cada una de las batallas,
coordinando dentro de astasel orden de los combates”.

Los límites entre las esferasde susrespectivascompetenciasson indetermine —

dos. La línea de separacicSn entre la T6ctica y la Estrategiase refiere principal —

mente a las nocionesdel espacio y del tiempo; pero dadoslos límites propuestos —

para este trabajo sto no os demasiadoimportante.

Por el contrario, es rns complicada la íntima trabaz6n de la Estrategiacon


—8—

su frontera superior, es decir, con la Política pura. Cuandolo importantees co


ordinar los batallas y dirigir la totalidad do la Guarra, se necesita la comprcnsin
en “las esferassuperioresdo la adrninistracin, donde coinciden la direcci6n de
la Guerra y de la Política”.

Los problemasse plantean exactamenteen este liiite. La claridad en la di


visi6n de competenciassería premisaprevia para una armoniosamarchadel proce
so. EstoesvIido tanto para la preparacin como para la ojecuci6n de las acci
nes bélicas. Donde las competenciasno se fijan claramentetiene que filarse cia
ramente al menosuna supremacía.

Si la dirocci6n políticaquiere utilizar la acci6n militar cornoun medio para


la consecuci6nde susobjetivos, tiene que mantenercontrolada, a grandesrascjos
y segúnsuspropias normas, a la direcci6n militar. Si el director polítco quiere
ademas llegar a obtener un gran Sxito, de acuerdo con la situaci6n y los medios —

dsponibles, har bien en tener cerca de síal jefe supremomilitar para poder in
fluir en susdecisiones.

En la actividad del jefe militar, o sea, la Estrategiamilitar, intervienen con


siderablemente dos elementos:

— las normastcticas para la ejecuciSn de las necesariasmedidas,

— y la línea política que ha de següirsepara el logro de objetivos y orion


tachSn de ias actividades blicas.

El jefe militar os siempreal mismotiempo estadista, ya que toma decisiones


esenciales. Es responsablede que la Estrategiavaya al unísonosiemprecon la mo
ta, que la Direccin política haya filado para la accin bélica. Así se refleja so
bre la Dfreccn militar la stuacin política a la que precrsamente se quiere Ile
gcir mediante la Guerra.

d) ornprensi6nhumanaycapacitaci6ncomofundamentosdeunabuenaEstrategia

De esta consonanciason responsablestanto la dircccin política como la mili


ter. Han de cuidar de que incluso en la creciente totalidad del conflicto su cci—
rcter puramente bélico no desplace al político.

S6lo si una guerra corresponde y obedece al espíritu político, dice Clausewitz,


deja de plantearse el conflicto de intereses político—militares. Segtn su opiniSn,
sSlo surgen dificultados cuando falta comprensi6n en uno o en otro lado.

Es el hombre, con susinsuficiencias, el nico causante de las fricciones entre


la DireccicSn política y la militar.
-9-

Según Clausewitz, solamentesi se ha efectuado un planeamientocomanal


mximo nivel, que ha fijado, en la medida de lo posible, un objetivo de guerra,
Ubre de erroresy fallos, teniendo en cuenta todos los interesesdel Estado, es —

f6cil encontrar un caminoa la Estrategia.

Las dificultades las proporciona scSlola prosecuci’Snsin erroresdel plan con


cabido hastaalcanzar con éxito su realizaci6n. Paraesto se necesita un hom —

bre especialmentecalificado, un estrategade gran genio y carcter. Pues“el


mantenerseen ... los finos de algo que ha sido preconcebidoa pesarde la co
rriente de opinionesy de apariencias que siempreacompañanal presente, es
la dificultad”.

Este hombre esta en el límite entre “concopcio’1 y “executio” y tiene, que


ser capaz de ambasaccionas. Debeser un especialista en materia de guerra, un
maestro en el calculo de lo que es mensurabley un genial artista en el manejo
de lo imponderable, que sesustraea las matom&cas. Y ademas,de maneracon
tinua, ha de saberselibrar de lo puramentebclico para dirigir su pensamiento a
la totalidad política.

Es la tragedia personaldel gran pensadorClausewitz, al que su época no ha


m para servir a su Patria, actuando en un puesto clave, en el límte de la direc
cian política y la militar. Dada la agudezade su inteligencia y la profundidad
con que medit6 los problemas, hubiesesido posiblementeimprescindible, si hu —

biese intervenido comoestadistaen susvertientes de soldadoo de político.

Una generaci6n ms tarde, por otro gran pensador,cuando ya había creído


concluir su carrera militar “sin hechos”: el general prusianoHelmuthvon Moltke,
quien tuvo la oportunidad de pasaresta prueba de supremaresponsabilidad, cuan
do a los 57 años, hleg6a sor jefe del EstadoMayor General.

3. LAESTRATEGIAENHELMUTHVONivOLTKE

a) Comparaci6nconClausewitz

“La Guerra es la ms poderosaactividad de los pueblospara conseguirun ob


jetivo estatal”. Así dice una de las definiciones con las que Moltke enuncia la
tesis bsica de Clausewitz sobre la Guerra, en cuyo contexto se puede apreciar
un amplio acuerdo. Hoy sabemosque Moltke tuvo una considerableparflcipaci6n
en la propagaci6ndel pensamientode Clauséwitz en el Ejército prusiano. Con
frecuencia cita en sustrabajos p&rafos que reproducenliteralmente las formula
ciones bcsicasde Clausewitz y reconocecon ello la subordinaci6nde la Direc
ci6n militar a la política.
-lo-

Cuando I dice, la Política desgrackidamenteno sepuedesepararde laEs


trategia, cabe preguntar cualesson las razonesen que apoya esta lamentaci6n.

Segu5nla concepci6n de Moltke la DirecciSn del Estadose sirve de laGue


rra, fija su comienzo y su fin y puede variar su objetivo durante el transcursodo
las acciones bélicas. Con ollo, a los ojos do Moltke surgeel conceptodel “des
pus del comienzode la guerra” como un factor de inseguridad, que estorbaal
Jefe supremomilitar. El pragm&ico Moltke cree haber encontradouna acepta
ble solucicSntanto desdeel punto de vista militar como político y recomiendaal
Jefe militar que aspiresiempreal objetivo mximo que pueda alcanzar con los —

medios disponibles, porque entoncesactci “do la mejor forma de la manode la


Política”.

Como contrapartida, esperaque la Política no se inmiscuyaen las operado


nes, “pues para la marcha de la guerra son predominantementedecisivas las con
sideraciones de orden militar; las de orden político s6lo lo son en la medida en
que puedanresolver aquellas cuestionesque militarmente son improcedentes”. —

Ademas, pide que el Jefe Estrat6gico, en susoperaciones, no se deje llevar en


ningún caso por consideracionespolíticas, ya que no ha de perder de vista, sobre
todo, el xto militar.

Estas consi ¿oracionesnos muestranque ¡vloltke utiliza los pensamientososen


cicles de Clausewitz comofundamentode suteoría, pero de forma parcial y sim
plificada. Con 61 se inicia el procesode total tergiversacin de las ideas de Clau
sewitz.

b) ElordendesucoshSndeladirecciSnpolíticaydelamilitar

Es evidente que Moltko cuando hablade operaciones no se refiere


a movimien
tos en el campode la tctica,sinoa grandesacciones dirigidas por el mandosu —

premo militar. Con la ciplicaci6n de este conceptosobre la Direcci6n supremam


litar impide casi el accesodo la Direcci6n política a los asuntosesencialmente —

militares.

Por otraparte,añadeque no sonasuntosdelsoldadolasimplicacionesque —

puedan tenerparala Política


lasvictorias
o lasderrotas
porcl cosechadas. La
explotaci6nde lasmismasos,en mucho mayor grado,asuntode la Direcci6npo—
utica.

Con estasideas,Moltke dibulauna clara imagende la cooperaciSnpoliica


y mflitar, tal comol la desea:poruna parte,el político cornoresponsablegene
rol; por otra, el soldadocomoúnico responsableen las situacionesde excepci6n
de las actividades militares b6licas. El t6cnico militar, erigido solamentesobre
su profesiSn, se hace cargo en un determinadotiempo de los cometidosde la Di —
—11

recd6n polflica. Entoncesla dirige, con arreglo a su coricepcin, lo mejor po


sible, y despuespone a disposicion de la Politica el resultadode su actividad
triunfo o derrota. Despus la DirecciSn poirtica toma a su cargo este resultado
y vuelve a la responsabilidadgeneral. Lo que se traduce en una amplia separa—
ckSn de responsabilidades.

Aunque la imagenpueda parecer un poco simplista, permite sin embargodes


tacar la tendencia principal en la concepciSnde Moltke: la sucesi6nde la Direc
ckn polftica y la militar. Comoconsecuencia,tendrra que producirsea la larga
una limitaci6n de accionesy responsabilidadesdo la Poirtica en los conflictos b
licos duraderos.

Ciertamente, Moltkc, aunquea disgusto, concede que la direcciSn polflica


pueda aumentaro disminuk susexigencias en el transcursode la guerra. ¿Pero —

no se trata, entonces, de la simple aplicaci5n del reconocido derechode influir


sobre la terminacicSndo la guerra?.

La i5ltima luz sobresu posturaante este problemanos la proporcionael pro


pio Moltke cuandodefine la Estrategia como “la aplicaci:Snprctca de los me —

dios que cstn a disposicin de un General para la consocucin de una mcta pro
vista”. Segin esta definiciSn la Estrategiacomienza tan sSlOuna vez que el Jo
fe militar ha tomadoen susmanosel destino do la Direcci6n política. Ello signi
fico que el político no tiene ninguna participaci6n en lo Estrategia , fuera de
la propcrachSn delpersonal y de losmodios materiales.

E incluso este derechoes suprimidopor Moltke al polítco o al menos discu


tido, cuandoen enero de 1887 y a propcSsitodel debate presupuestarioen el ——

Reichstag, se muestraen&gico partidario del mantenimientodel septenado. Es


interesante subrayarel apoyo que Moltke recibi5 en esta circunstcrcia precisa —

mente del propio campopolítco. En el mismodebate considerabaBismarkimpo


sible “el hacer dependerel Estadodel Ejército de las cambiantesmayoríasy co
misiones parlamentarias”.

Desde el punto de vista de Moltke, la relacicSnentre la direcci6n polica y


la militar, en su conjunto no tiene muchareciprocidad. Lo ha puestodo relieve
al subrayarque el Jefe militar no debepreocuparsepor la va!oracicSndel resulta
do de la guerra. Pero lo que queda bastanteindeterminadoes saberd6nde traza
la línea de soparaci&1de competencias. Así, cuandodice que la Polflica no
puede pretender consideraciones,que “quizcismilitarmente no sean procedentes”.
Así también, cuando cita las cartastcticas que Clausewitz escribe al mariscal
de campoMff1ing: “La niisi6n y el derecho del Arto de la Guerra frente a la—
Polftica es principalmente impedir que la cosapolítica pretendo lo que esta con
tra la naturaleza de la Guerra”.
—12-

c) Lacontradicci6ndelateoríciylapractica

Continuamente nos tropezamosen la concopci6n de Moltke°con que la Gue


rra es un asuntoespecial en el que sclo se puede alcanzar un gran rendimiento
mediante la exclusiva conccntraci6n sobreun obletivo militar. La enormeauto
nomia de la guerra como consecuenciade la creciente complicaci6n y espocia
lizaci6n no soporta la ¡ntervenci6n de quienesest& fuera de ella. Así, el Je
fe Supremomilitar no s6lo se afana por conseguir libertad de occi6n dentro de
su campotécnico de actividades sino que intenta obtener un campode accian
suplementario mediante la ya citada imprecisi6nen la delimitaci6n do responsa
bilidades.

Por su amplia formaccSny por su forma !6gica de pensaresta siemprebien


claro que aprueba la teoría de Causewitzsobrela primacía de la Direcci& po—
lítca. Porotra parte, dado su sentido de la responsabilidadpara con el Esta
do y el Ejrcifo, quisiera obtener lo mejor para las posibilidades de la direccitSn
militar.

Como consecuenciade ello, sucedeque en su actividad comoprofesional


militar, aspira a una mayor independenciado la que podría concederdesdeal
punto de vista de estadista. Este contrasentidonos debe hacer comprendertam
bi5n susintentos para crear una situacicSnespecial de pura guerranacional du —

rante la guerra franco—prusiana,que fue un duelo entre naciones, segin expre


sa Stadelman, para que do esta forma la Direcci6n política no hubiesetenido —

que intervenir.

El espíritu crítico se aferro muy bien a las mxirnas, comprendelas altas cxi
gencas de ta razn de estado, pero ci hombreMoltkc no esta s6lo en su despa
cho, y dependientede su responsabilidad, sino que so encuentradentro de supo
ca y de suscontcmporEneos. Entre los iltimos destacanBismarky Guillermo 1 ,
que desempeiaronun importantepapel en la vida de Moltke. Puestoque ci can
cilter sabe convencer al monarcacon susargumentos,lo Direcci6n militar se ve
siempre obligada a presentarsuspretensionesde una formaespecialmenteen&gi
ca.

Y la 5poca de ¡Vtoltkeesta dentro del signo de una creciente forma roalíst—


ca de pensar. La definitiva unidad de un lripcrio alemn est6 tangiblemento pnS
xima y s6lo un fuerte ejército puedegarantizar el logro de este objetivo.

Este tiempo tampocoso muestraespecialmentedispuestohacia aspiraciones


de tipo universalista, sino que buscasu salvcicitSn,en alas de las Ciencias Natu
roles, en el mtodo y el esquema. A ello se une, desdelas guerrasde indepen
dencia, una creciente aversi6n de los soldadoscontra la Política y la Adminis —

traci6n, e incluso simplementecontra “lo civil”


S61o si se ti amenen cuenta todas estascircunstuickis e influencias, así co
mo la., apreçiacn de la fornicci&i progmtica de Moltke,, se puede llegar a
una justa valorcckSnda su pensamientoy forma de actuar.

d) ResponsabilidadeindepadenciadelJefmilitar

En el año 1857, Moltke tom6 pósesi6ndel cargo de Jefe del EstadoMayor


General. Entonces, siguiendo la tradici6n desu antecesorReyhers,su cometido
ero el de consejeromilitar del Ministro de la Guerra. Debido a susevidentes —

éxitos y a su prestigio exteriór aument6la confianza de Moltke en sí mismo, sien


do ademas,a partir de 1866, en calidad de asesormilitar del Monarca, su cate—
gorra equiparable al Ministro de la Guerra en tiempo do guerra. En susescritos
justificativos del 26 de enero de 1.871, ha renunciado a esta posibilidad.

Por su formcci6n y capacidad, Helmuh von Moltke era un hombrepolítico


en el mejor sentido de la palabra. Pero cuando la Política debe continuarsecon
las armas, llega el tiempo de la prueba paro el Jefe militar; entoncesesel solda
do quien, a su manera, contribuye al devenir y acontecer del Estadoen el cam
po de batalla. Y con toda confianza en la capacidadde Bismark,pide Moltko
la libertad de accian para sí, en su calidad de especialistamilitar y Jefe. En
este punto de vista, la confianza en sí mismoes tan ¡limitada como la que tiene
en la capacidad de las FuerzasArmados.

En fundamentoy la intensidad de este ansia de independencianos lo muestra


Moltke en su “Historias de la Campañade Italia de 1859”, en la que escribe”...
la situaci&i mts desgraciadaes la del Jefe mflitar que tiene un control sobrel;
que cada día, cada hora, ha de dar cuenta de susproyectos, planesy prop6si —

tos a un delegado del PoderSupremoen el Cuartel General o mediante un tele —

gramo a retaguardia. Con este procedimiento ha de fracasar toda audacia, sin


la cual no puede realizarse una guerra”.

Sin embargo, cuando fuese necesariotener en cuenta nuevosaspectospolíti


cos posterioresal Comienzode la guerra, la decisi4Sn sobreellos correspondíaaT
Monarca, pues “en el curso de una campaña,el equilibrio entre la voluntad mi
litar y las reflexiones de Ici Diplomacia s6Io puede sergarantizado por la Supro —

ma Autoridad”.

Aquí vemosque las advertenciasde Clausewiti son olvidadas a la larga, o


por lo menos, de muy difícil aplicaci5n en la prcctica. Si el estrategaMoltke—
hubiese sido un mal tctico, no habría valorado claramentelas personalidades -

del Monarcay del Canciller Bismarky habría sacadolas correspondientescenso —

cuendas de ello. Así, nosotrossabemoshoy en día algunasexcelentes estratagc


mas con las que cumpli6 y dofendi5 la libertad de acci6n del Jefe militar.
-14-

Esta es quizós la rcizónde lo escasainformación que tuvo Bismarkdurante la


campaña contra Francia, con lo que se pretendía impedir su intervenCión en el —

mando miUtar. igualmente, fenemosel caso de la renuncia a las conversaciones


de paz junto con el Rey, puestoque para estostanteos “la determinación, inclu
so del momentode iniciarlos y si es posible su prosecuciónrecae en la superior —

responsabilidaddel estadista”. Típica es fambión la casi indignada rectificación


del anciano Mariscal contra los rumoresde que en la campañade 1870—71hubie
se habido un Consejode Guerra.

Cuando Moltke ¡ustifica su proceder en estasluchaspor los resortesdel po


der, con la indicación de que en i5ltima instancia no se podía separarel campo
militar del político, suenacasi como una ironía y demuestraclaramente cuón le
¡os estaba en susconsideracionesy en susmedidasprócticas de Ciausewitz, s
bien apruebaen teoría las ideasde aquél.

e) ElprincipiodemisiónenelcampodelaSupremaDirección

El anólisis de las teorías de Moitke sobrelas relaciones de la Dirección po


lítica y la militar, sería incompleto, si nos olvidósemosde resaltar que no se fra
tabo de dar al Jefe Supremomilitar un poder personal. Estose ve claramenteen
el lado de que en tiempo do paz Moltke no hizo uso ni una sola vez de los dere
chos que le confería la constitución. Porejemplo, renunció a los periódicos des
pachos semanalescon el ionarca y rehusóincluso a la influencia sobreel gene
ralato que le fue ofrecida en forma de presidencia por el copríncipe en 1887.

Pero cuandose trata de la seguridaddel Estado, cuando ha de ser conjurada


alguna amenazacon el poder de las armas,ci soldado, tan comedidoen otrascir
cunstancies, se muestramuy decidido. Esel momentoen que la Dirección Mili —

tar asumesu propia parte alícuota de Política, y la Diplomacia tiene que callarse.

La Gnica influencia que Moltke concedea !a Dirección Política, es la que —

describe al decir que cii que mandahay que darle “unas instruccionesgenerales, —
mós de carócter político que militar”.

Nosotros sabemoscon cuanta intensidadhizo basarMoltke la Estrategiay la


Tóctica, ya en su propio nivel ejecutivo, en misionesy directivas. Aquí vemos
enmarañarsesu pretensióna la Dirección del Estado. SegGnsu opinión, la Estra
• . . .
tegia es simplemente ia aplicacton de la correcta razon humanay la Diroccion
de la guerra . . SI’ pero “...el Jefe militar dependede muchos, de innumerables
factores viento, tempo,meteorológico, niebla, falsasinformaciones, etc.”. En
este caso ¿por quó el jefe militar no podría superarla constantey cambiante in —
tromisión de los factores políticos con suscorrespondientesexigencias?.

Moitke ha aceptado la intromisión de Bismcirken la guerra austro—prusiana; —


—15—

ademas se trataba de una influencia concedidaa ia Política sobre la terminacitSn


de los conflictos. Peroen la campañacontra Franca parecehaber encontrado
problemasque la hacen diferente de la otrci.

Bismark, segunsuspropias palabras, fue informadosobre la situaci6n militar,


informaci6n que necesitaba para valorar la situaci6n política, a través do fuen—

tes no oficiales que ci se procuro mediante elevados empleosdesocupadosde


la “segundasecci6n” del Cuartel General principal.

Sin duda, hay que decir, en descargode Moltke, que el germende estos —

acontecimientos estabaya dentro de los preparativosde la guerra y de los Planes


de Campaña. Porotra parte, las informacionespolíticas que el Estado¡viayorGo
neral recibía del Minhterk del Estado, eran realmente insuficientes. Esta cir
cunstancia tuvo que hacer ir a5n ms leios en susideas de independenciaa un —

hombre comoMoltke, amantede la responsabilidad,,llev&idole a reaflzar suspro


pios Planesde Campaña“que comprendenal elemento t&tico, al operativo y al
estrategico—politicoen una magnifico simbiosis

Casi automciticamento,al filar el objetivo do guerra, todo se transform6en


algo puramentemilitar; Ici teoría y la idea bsica se vieron rebasadaspor las cxi
gencas de la practica. Perosí el objetivo de la guerrase ha convertido en a1—
go puramentemilitar; (a Po!i’tica, segiri la concepciSnde Moltke, casi no tiene
por quintervenir antes de que el Jefe militar haya comunicadoci cumplimiento
de su misiSna lo mxima autoridad del Estado.

Como podermosdeducir de una conversaci6ncelebradaentre el copríncipo


Guillermo y Moltke, ci 8 do enero de 1871, la campañacontra Francia se ileviS
a cabo precisamentecon esta direcci6n puramentemilitar; de tal manera, que
lo los rpidos Sxitos prusianospudieron evitar una posible cahstrofe.

Un estudio atento demuestraque tanto la Dircccin política como la militar


se enfrentaron buscandosu propio beneficio, por lo que tenemosque dar la raz6n
o Clciusewitzcuandove el principio del conflicto de jurisdicciones, ms que en
la naturaleza del problemaen si, en la defectuosacomprensi6nentre las personas
en cuestion. Tampocola ti ccracteristica de la epoca II de especializacion y por
.‘ . .

ende de encastillamiento, nos permite aclarar plenamenteestoshechos.

El estudioso, que medita sin ninguna responsabilidadreal, no reparaen la


modificaci6n que sufre lo teoría pura por la necesidadde acopiarseconstantemen
te a las exigencias de la practica. Igual ocurre cii que juzga a gran distancia do
los sucesos o teniendo solamente en cuenta el estudiodo laHistoria.

Desde semejanteposturapiensa y escribe el historiador militar B.H. Liddcll


Hart.
4. LAESTRATEGIAENBASILHENRYLIDDELLHART

a) Determinaci6ndeconceptos:

Los ms extensosestudioshechoshasta ahorasobreEstrategiatenemosque —

agradecerlos al capit6n inglés B.H. Liddell Hart, quien analizo, desestimoo am


plía, en su obro Historia de la Guerra, las teoríasy deflnkiones de Clciusewifz
y Moltke, y desarrolla una doctrino propia de Estrategia, que establece elemon’
tos, principios, objetivos y formasde presentackSn y aplicaci6n muy diferencia
das.

Al comienzodo susari6lisis trata de Ici reIadn de la Estrategiacon la Polí


tica. La Estrategia “en su nivel especial” os, para el autor, simpkmente “el Ar
te del General” y la consideracomo la Estrategiapura o militar. A partir de e
fa amplíael campohacia arriba con el concepto de “gran Estrategia”, que es —

“sin6nimo del concepto de la Política del Arte de la Guerra”, pero a la que no


hay que igualar simplementecon la Política. El objetivo y los fines de esta gran
Estrategia son determinadospor c DirecciSn Política Superior.

Seg5n opina Liddcll Hart, la Estrategiaso ocupa del problemade alcanzar


un triunfo militar. Esnecesario comprenderque, al contrario de lo concepci6n
de Moltke, para Liddell Hcirtno es necesario llegar a un conflicto armado. Se
trata simplementede ... “el arte de distribuir y emplear de tal forma los modios
militares, que puedanalcanzarse los objetivos do la político”.

Con la divisi6n del concepto de Estrategia, Liddell Hart asigno una parto ci
la Dreccin militar y otra a la política. ¡vUontras la Estrategiapura continúa —

siendo cosa del soldadoy debe llevar en cualquier caso a la victoria, la gran Es
trategia obedece exclusivamentea la Direcci6n política y esta orientado ci ganar
la Paz.

Con esto se nos presentaa la Direcci6n militar y a la Direccin política, en


caso de guerra, en cuatro niveles, que estn en relaci6n “conceptio—exocutio” —

sucesivamente.

La Política concibe, la gran Estrategiarealiza. La gran Estrategia, como —

una “forma de la Política en la ejecuci6n”, asigno misionesa la Estrategiamilitar


cuya ejecuci6n es de nuevo puestoen practica mediante la Tctica.

b) Elobjetivodeguerracomoclaveparaunaadecuadacomprensin

Con la divisi6n del concepto de Estrategia, para Liddell Hort el campo en —

que puede haber ficciones entre la DirecckSnmilitar y la poirtica, se presenta —

principalmente en el nivel de la gran Estrategia. El oblotivo que &ta se l° esia


-17-

obtenci6n de una Paz mejor que la existencia en la situaci&i incial. Sus medios
estn ampliamente desplegados y van bastantem6sall de las campañasy de las
guerras.

La constantemirada sobre la prevista Paz, cuyo objetivo determinado so por—


di6 tantas veces de vista a lo largo de ia Historia de las Guerras y cuya conserva
c6n es tarea de la Política, nos demuestra que salola Direccn política puede
gobernar esta parte do la Estrategia.

Mientras que hasta el siglo XVIII se considerabaevidente, que en la Direc —

ci6n de la guerra participasen de formaequilibrada tanto la parte politica como


la militar; en las guerras de los siglos posteriores la fjacin do objetivos se ha—

cro con frecuencia dolando al margena la Direcci6n políticci Debido por una
parte a la necesidadde empeñaren la guerra la totalidad de los esfuerzos, y por
otra al olvido del objetvo definitivo propuesto, surgi ci peligro de considerarci
la Guerra comoun fin en sí misma.

Liddell Hart culpa de tal estadode cosas, principalmente a la inmcdura, gro


serc: y falsa ¡ntorpretaci6n de las teorías de Clausewitz. Incluso se revuelve cor
fra la tesis del General en forma muy dura, afirmando que en la teoría do ia gue
rra no puede ser sostenidoningtn principio do moderaci6n, sin cometer un absur
do. Si bien —prosigue— en la obra de Clausewitz se puedenencontrar antitesis ,
sus teorías hón tenido un fuerte efectividad y han llevado a menudo“a la ncgo—
ci6n de toda habilidad ci estadistay a la Estrcitegia,que busquenservir cii objeti
yo final de la Polfticah).*

Cuanto ms hondo penetra Uddell Hort en la Historia, especialmenteen los


dos Itimossiglos,
tantor.is evidente resulta para I que fueron pocas ias batallas
en quesetuvieronen cuentalosobjetivos de laPoliica.Do dondededuceque
la Estrategia
trato
de apoycirse demasiado en ladecisicSnmilitar, cuandoen reali
dad leservirnmejorotros medios.

Ademcs, elelemento Puramente miUtcir


en laEstrategia
ha sidoobjeto hasta
ahora deuna sobrovaloraci6n inGtil. Una Dirccci6n políticasoberana habría po
dido alcanzar el objetivo de la guerra con menosderramamientode sangrey con
ms sentido.

c) Lasteoríassuperadas

Una constanteadecuacin de la Teoríade la Guerra y de su Direccn se ha


conseguidomedianteelprogreso en eldesarrollode loscampostécnico y militar
en períodode tiempocadavez rns cortos.So oponea estatendencia elcarctor
generalmenteconservador
do lomilitar,que a menudoimpide que sededuzcanlas
oportunasconsecuencias
de una Estrategiadefectuosa. Ademas, esta dentro de ia
—8 —

mentalidad del soldadoel insistir despus do! fracasoy reiterar el esfuerzocon


los mediosaumentadosen la mismadirecci6n fallida.

Cuando por la fuerza da los acontecimientos—casisiempreguerrasperdidos—


se modifica el anticuado concepto estratégico; entoncesesta dentro de la natura
loza de los hombresy do las cosas, que el pndulo de un bandazosuperior a lo
debido.

Lidclell Hart ha experimentadopersonalmentesu tcorrcde lo lucha contra ob


jetivos civiles (esa teorra IlevS al bombardeodo cudactesciviles; ver la obra de
Liddelt Hart: “Estrategia”).

Segi3nla concopci6nde Liddell Hart, salo puederesolvemoseste problema


de competenciasla gran Estrategia, que debido a su subordinaci6npolica,
liza una constantecomparaciSnde valores entre el esfuerzoy la utilidad. S6lo
ella tiene fuerza para renunciar, bajo determinadascircunstancias, a una victo
ria militar, allf donde otro camino indirecto prometeuna victoria mejor. *

d) LaEstrategiaindirecta

La idea clave de los escritos técnico—militaresde Uddell Hart es el concep


to de Estrategia indirecta. El autor entiende por tal la persecucin del obletivo
polftico sin encaminarseincondicionalmentehacia enfrentamientossangrientos;os
decir, fundamentalmentemediante formaseconmcas. Losmediosde esta Estra
tegia abarcan, adcms de los militares y diplomticos, las fuerzasecon6micas, —

tecnolSgicas y psicokSgicasdel Estado.

La Estrategiaindirecta no esnada nuevo, ha existido en todos los tiempos.


Aplicado este principio sobre el campopuramentemilitar, el acoso, agotamiento
y lucha contra las fuerzas moralesdel enemiooes tan antiguo como la mismague
rra. TambiénClcusewitz lo ha descrito y las consideracionessobre el tema sepue
don encontraren todos los libros de la obra de Clausewitz.

La maniobra indirecta es algo esencialmentecaracterrstico de la vida en los


conflictos humanos. Peroen el campode la Estrategiamilitar ha ganado impor —

tancia especialmenteen nuestrosiglo.

Una de las razonesdo su auge actual es el aumentode movilidad conseguido


en las modernasarmas, que permite maniobrarampliamentefrente a toda acci6n
enemiga Otra rcn es la amenazade una complete dostruccin frsica de losad
versarios en una guerra nuclear, lo que hace renunciar a una acci6n directa y da
base a la llamada Estrategia indirécto. *

Si debido a ello, se va dando hoy progresivamentemenorimportancia a la be


-19 -

taita, al combate, a la lucha sangrienta, parece l6gico que se sometotambin a


las relacionesentre la Dirocci6n poRtica y la militar, en el campode la Estrato
gia, a ciertos cambioscon retad6n a situacionesdel pasado.

La Estrategia indirecta apunta a impedir las accionesenemigas. La inmovili


zaciSn del enemigopuede ser ffsica o psíquica, lo que explica que existan un —

gran ni5merode mediosa aplicar.

Cuanto mis fuerte so establezca la idea de la locura de tos conflktos arma


dos, tanto menorsor la participaci6n de Id Direcci6n militaren la Estrategiage
neral y mayor la de la Direcci6n política.

e) Laparticipaci6ndelaDirccci6nmilitarenlaEstrategia

El punto principal de todas las exposicionesde Liddoll Hcrt dice que la Di —

rccci6n política, despuésde varios clecenios, empieza a rectificar erroresy a con


siderar que la Estrategiaes tambin, en gran parte, asun&psuyo. Con el objetivo
parcial de alcanzar la victoria, no puede olvidcirseel obleflvo general do asegu
rar la Paz. Las recientesexperiencias sangrientashan enseñadoque una futura
r.
guerra amenazacon un caos. Estono stgnirica que uaDireccuonpolitice pueda
• ,.

renunciar al mantenimientode un Poderarmado. Tampocopuede aceptarse que


no se vaya a tener que usar ris este Poderarmado.

S6lo la constanteamenazaal enemigo con un riesgo, para l inadmisible, mo


diente unasmodernasFuerzasArmados, nos dan un fondo realista para una Estra
tegia afortunada, Estamisi6n de disuasin s6lo la puedencumplir las FuerzasAr
modas, si estn en condiciones de actuar como instrumentosefectivos del Poder
directo.

El garantizar esta finalidad, antes como ahora, es la misi6n de la Direcci&i


militar. Adem6sha de mantenere la Direcci6n polfica continuamenteinformada
sobre la situaci6n militar, para que esta en condicionesde reaccionar dobidamen
te.

En este marco, queda al Jefe militar el mismocometido que le señala Clauso


witz: manteneral corriente a la pólítica de lo que se puedeexigir a la parte mi
litar, para que no le pida demasiado.

La batalla ha sido sustituida por la operaci6n estratgca. Ello exige una su


perioridad del Jefe responsabley tanto ms por la raz6n de que en ci planeamie
to y cjecuci6n de operacioneshay que tener en cuenta muchosotros factoresqu
los puramentemilitares.

La independenciadel General en Jefe, exigida por Moltke, ha sido reduci —

da; ya que la capacidaddo destrucc6n de tas modernasarmasexige un detallado


control y dominio de los conflictos mediante la Direcci6n Suprema.
-20-

5. ELDESARROLLODELASRELACIONESENTRELADIRECCIONMILITARYLA
PO LITICA

ci) Corrientesyteoríasencontinuocambio

Como hemosvisto, Clcusewitz, Moltke y Liddcll I-lart se muestrantotalmen


te de acuerdo en susreflexiones con que la guerra esun medio de lo Política.
En el Posteriortrcinscursodo sus doctrinas llocjan a diferentes conclusiones, cuan
do investigan 1as relaciones entre la Direcci6n política y militar y fijan la res
pectiva participacin en la esferaestratgica.

Simplificando, se puededecir que la teoría de la independenciadel cIernen


to militar comienza en los tiempos de Clauscwitz, alcanza su rnximo apogeo con
Moltke y susdiscípulos, y sigue dospus con Schlieffen y Ludendorff.

Salo teorías como las de Uddell Hart superanampliamenteeste concepto.


v•
Aun
0
cuando la concopciony forma do prococserde Ludeneorff
1
y ce rutIar nos
hacen pensar, con mucha baseparc clic, en un comin militarismo; sin embargo,
a escala universal, deben considerarsecomo casosexternos, que no han de ostu—
diarse demasiadodetondcmcnte dentro de la línea objeto de nuestrotema.

Si bien es cierto que cada uno de los tres autoresinfluye en ci pensamiento


de suscontempot&%eos-y sobretodo en el de las generacionessiguientes— y por —

consiguiente han influido en el curso de la Historia; tambin es cierto que ellos


han sido influenciados por la situaci6n intelectual y política de susapocas.

Cuando Clausewitz reclama que el comandanteen Jefe Supremo,comomiem


bro del SupremoConsejo, debe cuidar de que la Direcci&i política no se forme
una idea falsa sobre las posibilidades militares, hable do la desilus6n dci Ej&ci
to prusiano, la raz6n de cuyas derrotasfrente al ej6rcito de Napolcn, encuen
tra masbien en los numerososerrorescometidosdo indole politica que en los do
car&ter militar. Cuandoms adelanteafirma queun gran Planestratgico nun—
ca puede proyectcirscdesdeun exclusivo punto do vista militar, nos encontramos
tarnbin con un fen&íiono de su tiempo: con el empleo do los ej&citos navales co
mienza a cceptarsela Guerra en su formatotal. Porello, su DireccicSnya no —

puede ser cosa exclusivamte militar, a pesar de que so intenta conseguirla cx


cIusiv competenciadel especialistaen esta complicadaesfera.

En Gltmo t&mino, Ici Estrategia, seg5nC[ausewitz, tiene que apuntar a la


destrucci6n de las FuerzasArmadosenemigas, pero lo explicaci6n de esto conccp
to hoy que buscarla en que se basabams que en reflexiones empíricasen consid
raciones filosi:Sficas,vistas las circunstanciasde las guerrasnapolocSnicas. —
— 21 —

El carcter continentcl de Prusiaha determinadotambién parte del pensamien


to de Clcusewitz, aunques6lo sea por el hecho de no haber cons¡ derado para na
da la Guerra Naval. (uiz& sea asta la raz6n de que hayan pasadocasi cien
años ms hasta que fueron meditadascon mayor profundidad 1asexigencias de una
Estrategia indirecto y recogidasen la Doctrina militar.

b) Lateoríamalentendidaye!fallodelaPolítica

A pesarde que Clauscwitz, con susobras predominantemenfefilos6ficas, pu


do y procur6 en lo posible no dar reglasni f6rrnulas, sus sucesores,engran med
da han buscadoy creido,sin embargo,descubrir en el metodos. Y a pesarde que
el General sieriipreacentu6 la dependenciadel elemento militar del político, su
discípulos han sacadopocas consecuenciaspracticas a este respecto. Se llega in
II —

cluso a indicar que en la elaboracion de las teoruasque se basanen su obra Do


la Guerra” se ha renunciado al estudio de la contribuci6n filos6fica.

Refirindose a esta paradoja, dice Liddell Hart que “el llegar a ser mal en —

tendido es la suerte usual de la mayoría de los profetas, en cualquier terreno”.

Los soldadoshan representadosiempreuna mitad de las fuerzasque influyo —


ron en la dosificaci6n debida entre la Direcci6n política y la militar. Y desde —

esft época rara vez han intentado, en el Viejo Continente, hacersecon el Poder.
Pero allí donde los componentesmilitares alcanzaron un predominio, que no les
corresponde, hay que analizar c6rnoutilizaron la DireccliSnpolítica que les fue
confiada.

Parece significativo, que Jomin y Lddcll Hart, casi exclusivamentesolda —

dos, meditaran sobre los prinCipios de la Estrategiay de las relacionesentre la Di


recci6n política y la militar. Tarnbin resulta igualmente extraño que un hombre
de la amplitud de visi5n política de Bismarkno haya prestadoninguna atenci6n
al creciente afianzamientodel militar. Desgraciadamente,tampocose ¡nteres6
en estudiarlos escritos de Clausewitz, y precisamenteporque los considerabaes
critos militares. Finalmente, la aguda inteligencia de Moltke tampocodoscubr
en este asuntonada antinatural; el hbil Mariscal, dotado de visi’5n política no
vio en ello ningGnpeligro. *

En la tpoca del EstadcNacional tampocoel liberalismo pudo impedir que las


Fuerzas Armadasfuesenglorificadas como el símbolode la fuerza y la garantía pa
re el logro de todos los sueñosde gloria. Los Sxitosde los ejrcitos prusianosde
mostraron a todos los hombresde Europa, d6nde estaba la clave del Poder. Cuan
fo m6sfelizmente operabaMoltke, tanto ms prestigio recibían susenseñanzas.
Cuanta ms independenciaseotorgaba a este Mariscal, tanto mayoresfueron sus
éxitosytanto ms convincentessusteorías,de la sucesi6nde la Política y de la
Guerra.
- 22 -

Mientras tanto, los conflictos acarrearonle intervenci6n del elemento mili


ter en el Estado, la creaciSn de los Ejrcitos de masesmediante el reclutamiento
forzoso, su estrechavincülaciSn a la Monarquía, el empleo de las FuerzasArma
das en el interior para cuestionesde segurkiady do aquí su aislamiento. La bi5s—
queda de pautas, mtodos y reglas para un oxaéto comportamientollega a ser una
especial característica do la poca

Mientras Moltke sabre que los imponderablesy los factores físicos y espín —

tuales descritospor Clausewitz juegan un importantepapel en la Estrategia, sus


discípulos renunckron al conocimientode estoselementos. En tanto que Moltke
hablaba an de la Estrategiacomode un sistemacompuestopor elementosauxilio
res y por ello enseñabaun flexible empleo de muchosy diversosmétodosaplica—
bies, con sanosentido comin, sussucesoresaceptaron sSlo los métodosprcticos
de sumaestroy se encerraronen un rígido esquema.

Esto fenmeno interno militar cch5anegativamenteen las relaciones entre —

la Direcci6n política y la militar; someteal especialista en la complicadamateria


de la Guerra, la Drecci& General polítka en los asuntosdel Poderarmadoe in
ciuso, para hacer m& perfecta la inversin do valores, los relccionados con la
política exterior. Todo ello significa que la intelectualidad política renuncie a
dirigir, es decir, que el brazo gobierna a la cabeza.

Para rectificar esta inverskSnde valores entre lo político y lo militar y vol


ver a una relaci6n normal no basta con la publicacin de nuevasideas; fueron ne


cesarias dos guerrasmundialesantes de que la Política se afianzasedefinitivamen
te en su pretensiSny obligaci5n de dirigir. —

La guerra de Corea ha demostradocmo la Direcci6n política domina el ins


trumento militar y puede tenerle balo control en todas ¡asfasesde un conflicto.
Ahora bien, el sabers en estaocasn las rosponsabiUdades políticas estuvieron
debidamente orientadas en la problemtica militar de la Guerra, es asuntoque —

esta an por resolver. Do acuerdo con Clausewitz, en cualquier caso, pudo ver
se cmo el General en Jefe que no quiso someterse,tuvo que dimitir (véasea os
te respectoel discursode McArthur ante el Congresoen 1951).

c) La falsa valoraci6n de los conocimientosde la Hhtoria

En este momento, so nos ocurre una refloxn ya cDada anteriormente: ¿son


fundamentalmentesuperadoslos sucesosy teorías del pasadopor las circunstancias
y fenmenos del presentoy del futuro?. ¿En qu medida conservanaqullos su va
lidez?. La ¡magendo la guerra se modifica constantemente; esdecir, los facto
res que influyen en los conflictos entre los pueblos, varían en su significado. Ac
tualmente, la tcnica modernaobliga a dar ¡Driordaden todos los planteamiento
- 23 -

políicos a la necesidadde impedir la Guerra. Consecuentemente,hacia este fin


ha de dirigirse la gran Estrategiay con ella, la Direcci6n puramentemilitar. No
siempre ocurriS así, corno demuestrala Historia.

La Estrategiaactual comprendetanto la actividad política como la militar,


tan íntimamente ligadas, que no es posible pensaren una DirecciSn militar sin te
ner en cuenta las exigencias políticas,ni en ninguna Polítca sin conocimiento —

del instrumentomilitar. Los factores ecorn5micos,tecnol6gicos y psicol6gicos in


fluyen en todos los conceptosestratégicos;cuandouno de ellos experimentamodi
ficaciones, con frecuencia se modifican tambin todos los dems. Adem& esta in
terdependencia ha ido creciendo paulatinamentey esprobable que en el futuro
aparezca an m6sfuerte.

La Sociedadha llegado a ser ampliamentearticulada en gruposde trabajo;


s6lo el “hornospecialis” tiene la posibilidad de impulsar los acontecimientosy de
ocupar los puéstosde direcci6n. El técnico ya no puede ser controlado, ni mucho
menos comprendido, por los que se encuentranfuera de su campode especialidad.
Por el contrario, l concibo la conexiSndel todo desdesu mundoparcial. Vemos
comenzar este fcncSrneno en Clausewitz y en Moltke. El filSsofo escribiS rncis de
lo que comprendíael soldado, el mariscal llcg a ser independiente, cuando el —

político ya no comprendíala complicadamateria del militar.

Esto significa, que la scwiainteracci6n mutua entre la Direcci&, política y la


militar, basadaen el control y la informaciSnde ias FuerzasArrnadas, así corno
en ci asesoramientoy en la ¡nformaciSnde ia Polftca, se va haciendo cada vez —

m& difícil. EstaacciSn recíproca ha evolucionado en ci sentido de convertrse —

en un problemade forrnaci6ny de confianza.

La Historia ¡is reciento muestra, que los conflictos armadostoman fcilmen —

te su propia autonomía, cuandoel control do la Direcci6n Supremano esta asegu


rado. La Humanidadtiene ante susojos las posiblesconsecuencias;el conceptode
“escalada” no esta por casualidaden el centro de las reflexiones estratégicasde
nuestra época.

d) LasexigenciasdelFuturo

Los modernosmediosde -Jestrucci6npueden llevar, en el casoextremo do su


empleo, al completo aniquilamiento del mundocivilizado. Por lo tanto, la Estra
tegia debe tratar preferentementede impedir las acciones de violencic. Si no so
alcanza este objetivo, entonces, una vez desencadenadoci conflicto, sogin sea
su clase y su intensidad, hcibrque pensarinmediatamenteen los modiosdisponibles
para conseguirsu Umitacin y su rpidc terinaci6n. Estosmediospuedeny deben
ser no sio de naturaleza militar. La Estrategia, por tanto, tiene que abarcar el
planeamiento y la actividad a nivel de la Dircccin, a cuya disposici& estn to —

dos los medibsimaginables, incluso los políticos.


24 -

Esto quiere decir que el campode la Estrategiaha pasadoa estar cada vez
m& bajo la responsabilidadde la DirecciSn política. El empleo combinadode
Fuerzas Militares cada vez menoresy de mayor nómerode otros medios, ha lle
vado incluso a que la Direcci6n política tenga que intervenir en cuestionesmi
litares de detalle. Estos6lo puede lograrse, cuando su conocimientodel instru
mento militar y de su forma de aci6n es sufIciente. En consecuencia,el solda
do no ha sido desplazadoen ningin caso de la Estrategia, sino que, por el con
trario, el modernoi’lariscal —aquien ya no se puede compararcon aquellos del
Siglo pasado— tiene que pensaren factoresque rebasanampliamenteci campo —

de lo puramentemilitar.

Los cometidosde Dirccci6n en el Estadomodernoexigen que junto a especia


listas capacitados, se encuentrenpolicos do una amplia forrnaci6n general y sol
dados de gran cultura y proparaci6n. La pretensin militar de dirigir la Política
resulta hoy incomprensible.

Pero tambin debo asegurarsela particpacin del Mariscal en la concepci6n


para que las FuerzasArmadosno vayan der1iasiadolejos en la ejecuci6n. on ros
pecto a estasexigencias b&icas, las tesis do Ciausewitz permanecenvigentes.

Por el contrario, han sido rebasadaslas formasexternasde las relacionesen


tre (ci Política y la Milicia.

El General en Jefe en el Consejode la supremaresponsabilidad, el Gobier


no en el Teatro de la Guerra, el Monarca comomediador, han quedadosuperados
como categoríastemporalesen díasde ensayo.

Nuestra época es aficionada a la institucionalizaci6n. En esto existe un gran


peligro porque las teorias sobre la c‘iormoy la meior orgariizacion estcinligadas cii
• . .#

tiempo y tienen que ser revisadosconstantemente,mejoradosy adecuadasa los —

nuevos acontecimientos.

El objetivo definitivo esta en que la Direcci6n política tenga en todo tiempo


a la vista un conceptoostratSgico, que tenga en cuenta las posibilidadesde 1a —

Direcci6n militar en formarealista. Estovale especialmentepara una coalici6n


de puebloslibres, rnxime cuando los interesespolíticos de suscomponentessean
abiertamente distintos.

Reftexi&ifinal

Mientras Clausewitz relaciona el conceptode Estrategiaexclusivamentecon ci


campo militar, pero exige una continua influencia política, vemosya en Moltke el
omienzo de un fen6mcnode desviacionismo.
— 25 —

Ciertamente, el papel director de la Polrtica es atn reconocidos peró el militar


pido por la creciente complolidad de la técnica r1iilitar, una amplia consideraci6n
por parte de la Polftica, ten pronto como las FuerzasArmadosentran en actividad
blica.

Puesto que ya la clave del triunfo puedeestar en el avance, y puestoque el


triunfo de las Amias, asr como la destrucci6n de las FuerzasArmadasenemigasson
los objetivos de todas las guerras, al poliico ya no le queda por hacer otra cosa—

que tomar la decisi6ri del comienzo de la guerra. Parasustraersea toda interven —

ci&i poUtca, se le llama operativo al nivel m& elevado de la DirecckSnmilitar.


Incluso el máximonivel decisivo es reservadopara el soldado, para el General en
Jefe, quien en la guerra adquiere funciones de estadista. La Estrategia, por tanto,
queda completamenteen manosmilitares: cuando lo exige la Direcci6n de la Gue
rra, la Polftica ha de subordin&sele incluso. En ci caso de una situaci6n de excep
cian la teorfa do Moltke puedeser beneficiosa, casi Ideal. —

El amplio desarrollo de la tcnica, asf como el fracaso de todas las tcoras vli—
das durante la primera Guerra Mundial, dieron motivo ci Liddel Hart para concebir
nuevas ideas. De la Historia toma y desarrolla la teorfa de la Estrategia indirecta,
que debe invalidar la maniobraenemiga haciéndole renunciar a la prueba do fuerza
directa. El viejo y conocido concepto en la esferamilitar de la maniobra indirecta
debe encontrar aplicaci6n enlas activi dadesdo la mxima Direcci6n del Estado.

Con este concepto, Liddell Hart se adaptcia la exigencia de nuestrotiempo, de


no dejar ir hastael final a los modernosmediosde aniquilamiento. Al mismotiem
po, revierte de nuevo la Guerra —como un medio, precisamenteel tltimo— a la osfo
ra de responsabilidaddel polfllco.

Hoy estamoscompletamentede.acuerdo con Clausewitz, si bien la palabra Estra


tegia tiene un sentido ms amplio.

Estrategia es toda acci&i planeaday dirigida hacia el logro de un objetivo do la


Dkocc6n polftica para la salvaguardiade los interesesdel Estado. El concepto es—
tratgico dci a la Dirocci6n militar instruccionessobresu formade proceder, la di
reccn militar en suejocuci6n coopera responsablemente.

La acci&i conjunta, susceptibledo alcanzar xitO de las Direcciones políica y


militar, exige para ambaspartesespecial comprensi6ny capacidad, asr comouna -

continua adecuacin.

Notaderedacci6n
* Se trata de una libre ¡nterpretacin del autor de este artrculo, quizs discutible, acer
ca de lo que opinan los autores clsicos que cita.
CESEDE

PRESENTEY FUTURO DEL WR

(De la “Revista General de Madna, marzo 1968”)

Marzo, 196$ DE lNFOIWCION


OLETIN N2 24— IV
(Texto íntegro de la conferencia inaugural del III Curso
de la Cátedra Alfonso V, de las Armas y las Letras, pro
nunciada el 24 de enero último por el Ministro do Marina,
Almirante don Pedro Nieto Antúnez, en el paraninfo de la
Universidad de Barcelona).

Henos delleno, una voz mas, dispuestos a pensarseriamente en el mar.Qul


sicra desdeci primer momento—desde estosinstantesincipientes cargados, como todo que
cmpczc, de indeciso enigma—que penetraseén ustedesla sensaciónen mí nacida de que
en la elección del temado estaconferencia no ha tenido participación alguna lo que pu
diera interpretarsepor alguien como un deseode impoñer lo personal, es decir, lo “mío”,
lo que profosionalmenteme pertenece y aquello a lo que por devoción y por profesión —

tambión pertenezcoyo a mi vez.

Cierto esque me identifico con el pintor griego que, segónla leyenda, acu
ñó para la posteridadci oportuno “zapatero a tus zapatos”, pero si mis zapatosnofueran,
cor.io en esto casoson, el mar en su ingente significación, llamara yo en mi auxilio a ox
portos en el tema para que disertaran sobro ól y produjeran, por periodicidad yo debida,
esa necesariaactualización de loeterno, eseforzoso recordatorio que en sensataobliga
ción debemosa todo aquello que, siendo en sí trascendente, nos resulta ademósvital por
circunstancia. Puestoque el mar, eterno y versótil al tiempo, es por naturaleza trascen
dante y para nosotros,como españoles, esy seguiró siendo vital, no creo que se tome co
mo capricho, extemporaneidado imposiciónel que yo lo traiga do la manoa estasala
para hacerlosa ustedesandar un rato al retortero sobre tan atractivo centro.

Mas la ocasíónme fuerza a ser conciso; primerosiempreesconveniente el —

laudable intento de cultivar en provecho ajeno la excelente virtud de la brevedad, y se


junc!o —fundamental,adcms, en estocaso—debido al hechodo quecuando —como en el
tomado hoy—se arriesga uno a tocar lo que siendo ahora inmensoos intangible si so refie
ro al mañana, la generalización so ir1ponc pornecesidada lo concreto y lo esencial ha
lla justificación suficiente para, saltando ógiiporencima de demostracionesy pruritos —

do erudición, arrumbarsin miramientosel detalle. Vóasoen lo dicho, pues, prcconcop—


ción en la elección de la amplitud del tema. Entióndasoa esa luz mi deseode entrar —

cuanto antes en materia.

Si moviera obligado a elegir comocaracterístico del hoy en que vivimos uno


solo entre la multiplicidad de accidentes que en cualquier hora de la historia humanahan
ocultado, por así decir, la sustanciainterna einamovible dci marcomo elemento vital —

por e:colcncia y factor decisivo do lavidadelhombrosobreel planeta; si de la polió —

dricci presentaciónque en nuestrosdías el mar nosofrece comocobertura de su esencia ¡


hubiera yo de entresacarla faceta que mejor refleje lo que sobre el mar, como tema, pa
sa; si, en suma,meforzaran a subrayarcon la estrechezque impone el rigor de la unidad
el calificativo que mejor define ci mar de nuestrosdías1 eligiría trasescasadubitación,
aquel accidente, aquella cara, aquel calificativo que hallara su original raíz en esa fi
aura rct&ica que vulgarmente llamarnos paradoja. Yo estoy convencido de que cualquic
ro que con predisposicin suficiente y prcparacin acertada so decidiera con seriedad a
orifrentarso con la actualidad del mar, con lo que es en ci presente, con lo que repre —
sonta para los pueblos, con la incidencia que adopta al l!cgcir al animo do &stos, con la
reflod6n que estos mismos pueblos, por su c!tcnci6n, conocimiento o ¡nters, dan al ra
yo del mar que sobre su superficie reboto; ese cualquiera —repito—llegaría, sin duda, a
una conclusi&, semejante a asta: la actualidad del mar os parad6jica.

El hoy del mar, en efecto, confunde y dósconcerta. De un lado —parc em


pczcir—hay que reconocer que es ingente la apliccici6n que hacia l se hace de todo pro
groso que la técnica de nuestros días consigue a diario. Nuevos y hostos revolucionarios
sistemas de propulsi6n, encaminados o perfeccionar la actitud y aptitud de rn6viles prc
ticos, encuentran excelente aplicaci6n do sus posibilidades tanto sobre la mar como ba
jo su superficie. La mar se presenta hoy como elemento en el cual la traslaci6n humana,
contando con factores de grandes tonelajes y jugando con pari-.ictros industriales, prev
logros considerados hasta hace poco cono fantsticos. En cuanto a campo de aplicaci6n
de la técnica, el mar de hoy no muestra horizontes; sin embargo —realidad parad6jica—,
no ostciextendida como debiera la confianza del hombro en la mar. Da la impresi6n do
que el hombre progresista do hoy no so preocupa de la realidad que la mar exhibe; do las
posibilidades que con excelente cxpresividad el mar le ofrece. Lo que se intuye, en ver
ciad, es que nadie siente a profundidad debi& la necesidad de creer en l.

El trafico maritimo mundial cree sin cesar (1). fl c ahi .. una realidad que pro
clarxi a voces la cstadfstica. Tal necesidad exige esfuerzos do industria, economía y fi
nanzas que indefectiblemente so traducen en constante incremento del tonelaje mercan
te (2). La humanidad —nohay duda do ollo—se aprovecha del mar como medio excolen
te para subvenir a las imperiocidados que nuestro hoy lo impone en el mbito del trueque

(1) El comercio marítimo mundial en 1956 fue de 800 millones do toneladas de mercan

cías intercambiadas en el amplio mercado del globo. Tal cifra seconvirti6 en 1070

r,iillones en 1960 y llega a 1.600 millones en 1965. Prcticamonte, se duplic6 en—

diez aííos. (Datos de la Drocci6n General de Navegcici&-i, 1967).

(2) El tonelaje de registro bruto de la flota mundial era de 102 r.illones do toneladas en

1956 (74 para carga seca y 28 para petroleros), do 126 en 1960 (85 y 41, respecti

vamento) y de 160 en 1966 (100 y 60 para una y otra carga). Como se ve, el pro

ceso del tonelaje mercante respondo sensiblemente a las dcr.iandcis del comercio mun

dial. (Datos de la Dirección General de Navegación, 1967).


— —

y de la cxpansion oconornuca,masen extrana roacc.—ion —yc1 aqut la paradoia—la opi —

ni6n cneral se desentiendede l, de la prosaica realidad que en apariencia ofrece su —

superficie, para mirar con intensidady poótica ilusión al cielo, o mósbien a esa atrac
tiva incógnita que encierra la singular e;presividad dol que, por antonomasia, podemos
considerar como vocablo do nuestrosdías: cil espacio. El hombrede hoy sabemósdo ór—
bitas y de cópsulas que de singladurasy fletes. Esósta una realidad sintomótica y olc
cuenternente reveladora del pensarde nuestrosdías.

De modoenólogo, si divertimos nuestroinquirir de lo general o lo concreto,


de lo impersonalo lo subjetivamentediferenciado, habríamosde dar en divergenciasse
mejantes st fuóscmoscapacesde ver,nuestro propio hoy con cristales do lusta óptica. Vo
ríamos que los poderososde la hora que nos estó tocandovivir so presentanen la escena
mundial comodecididamenteompeííadosen lanzar en vertical ascendentelas primicias —

de su progresotócnico. Mucho tiempo habródo pasarhastaque abandonoel primer pb


no do la escena mundial la pugna ruso—americana entabkdci de hace años por la conquis
te del cosmos. Póra ci oervador ligero, Moscú y Washington, precisamentepor politi
zar con ello, miran constantementea las alturas celestesy lanzan hacia arriba la princi
pal componentede su complejo y costosoprogresotócnico. Su mcta, pensadasólo corno
transitoria por la quizó justificada ilusión humana, parece estar en el aire, en el espa
cio, en nuestrosatólito natural, en los planetascercanos. Sin embargo—surge de nuevo
la paradojaque es hoy el mar—,tanto usia como la Amórica estadounidenseenfocan y
ajustan calladamente en el mar, bajo el mar, y con relatividad que no exige aclaración
sobre el mar, las lentes de suscomplicadossistemaslogítico—estratógicOS porqueel mar
os para uno do ellos prometedorteatro sobreel cual, el otro, si piensa en dominar, ha —

do ¡mpcdir cualquier representaciónefectiva.

Y en esto nivel, al fln —últimomatiz de la paradoja que quiero señalar ante


ustedcs—,es patente verdad del momentoque las potenciasverdaderamentegrandesinvior
ten ciuiotras año sumasfabulosasy crecientes en lo que el mar, como modioó escenado
posibles actividades bólicas, les exirjo hoy y ha de demandarlesquizó mañana. ¿Por qu&
es ello así o preguntaró confusoel hombreriedio—si la realidad política mundial, lo —

que verdaderamentepasa, la próctica que tan lejos ostó do esa teoría tan gravosa, pare
ce rosolverse en conflictos y situaciones que a la vista no dependendel mar o sólo tienen
con úl una conexión exigua cuando no solamentesimbólica2 Pudonotaie el pesodel po
der naval en Cuba en el 62 y en el Líbano, si se quiere, en el 5B, pero ¿es el mar lo de
cisivo y son del mar los hombresque quedaronen Corea y en Indochina o los que a diarí
caen en ci Vietnam? Creo que no es difícil convenir en que, en cuanto a oste aspecto,
1 • • (-. —
el maroc hoy participo oc lo indudalcmonto paradotico. ufl onLrgO... el mares aun
gran cosa, porque estósencillamente en todo.

Analizando cualquier actividad comunitaria humanatrascendente,decisiva y


soria, se llega al mar. El mar es aún, como lo era antes, móvil fecundo y pujante de la
vida do los pueblos. Alienta en todo; a las veces, soterradoy oculto, poro siemprevigo
-4-.

rosamente latente, y quiz estribe ahí la causade no ser suds ncici lo espectacular
que ser debiera entro las masasde hoy día, que, comode continuo ocurre en la Histo
ria, no reaccionan mcsque ante lo indudablementepatente y lo probablementeespec
tacular, mostrndose sordasy ciegasa razonesocultas o de impalpable oxtoriorizaci&1
y tenazmenteoclusosa causasltmas y motivos verdaderoscuando, por complejidad de
la ocurrencia u oscuridaddel panorama,no aparecenen el primer plano do la perspec
tiva que ante el hombresedespliega.

Lo parcd6ico del mar de hoy es que afectandoa todos —individuo,pue —

bios, masas— es cosade lo que sSlo unospocosse hacen cucsti6n. Cierto es que, por
ventura para la multitud, esospocosson precisamentelos que deciden, los que ven, los
que forzosamentehan de prever y calcular. Tambin es justísimamenfecierto —sobre to
do en comunidadescon prejuiciOs hist&icos e incomprensiblesdesviacionesancestrales
que esosminoríasrectoras cuya actividad gravito sobre la vida del resto piensanen el
mar, cuenta con l, so hacen cuesti& do su esencia, llevados a impulsos, comomotor
principal, do la corriente de la circunstancia en que se desenvuelven,de formo que un
enfrentamiento con ci mar tiene menosde franca y espontnea mirada do convicci& —

que de obligada atenci6n que queda en observaral sesgoy en apreckr de soslayo. Pero,
sea como sea, por convicci6n o por necesidad, si bien no la masaingente, hay quienes,
al verse obligados a responderde un modou otro de la vida de las comunidades,lanzan
su vista al mar y lo atraen boda sí, para que cuente comofactor en la soluci6n de sus
problemas.

De todosmodos, la ubicuidad del mar es un hecho comprobado. El mar


esta en la economía, y por ello, e indirectamente, si se quiere, en la industria, en el
taller y hastaen la intimidad de la casa. El mar oste en la político; con mayor gravito
cian en la interior do los pueblosmarítimos, pero no totalmente ausentoen lo de los nc
clones inmersasen mcisascontinentales. El mar esta con m1ximc presenciaen la políti
ca internacional, y aquí ya no caben distingosbasadosen las característicasgeogr6ff
cas do los pueblos, puesal salvar fronteras desaparecentambién parmetros expresivos
de peculiaridades del individuo. En la política internacional de hoy ostol mar conel
vigor con que siempreha estadó: con la eficacia que mostr6antaño durante la época de
los descubrimientosde Occidente; con la espectacularidadcon que dcstac6al lanzorse
Europa a la empresacolonial; con la influencia que doji sentir en las conferencias y
tratados que a principios de siglo intentaron sin éxito evitar las dosguerrashist6ricas—

que an llevamospegadcsa nuestrasespaldas.

No es raro, pües, que se alcance la conclusi6nde qúe el mar esta en la


paz y, en consecuencia, que esta tcrnbin en las guerras de hóy y ha de estarlo fatal —

mente en los de mañana, ya sea en la temida Guerra —conmayGscula, ya seo en las -

que, a semejanzado las de estashoras, se repitan en los inmediatosaños por venir,

1-layindicios, sin embargo,de queosoubicuo atributo del mar, esa su po


culiaridad de estar en todo, esta precipitando, de formo distinto a como lo hacía anta—
-5-

ño, en la ingente reacciSn político—econ6micade nuestrosdías. En el pasado, las no


clones han ido al mar por veredasdesconectadas,que sclo espordicamorte en guerrT
so enlazabanentro sí, casi siempremodicnte los precarios eslabonesque cpresurcdamen
te se crean al conjunto de alianzas y tratados concluidos con premura. El mar era algo
que se explotaba en solitario, al que so llegaba con miras puramenteindividuales. Hoy
—frutoquiz do la evolucin hist6rica do hombres,mentesy sistemas— no se puede de—

dr que ocurra exactaento igual. Da la impros6n de que el mundo, Occidente, Euro


pa, ven al mar no ya comocose privativa de oios individuales, sino comombito al
que, para dominarlo en todo aspectocon la efectividad que la vida de hoy exige, hay
que ir de consuno,$ in que en esa proyecci6n quepa otra alternativa o succdineo. He
dicho da la improsi6nporque la perspectivano aparece en verdad lo suficientemente —

clara comopara lustificar rotundosafirmativos. Mas es patente la realidad de que en


cuestiones trascendentesal mar referidas, tratan las nacionesy los organismos¡ nterna—
cionales de buscarsolución mediante una ccci6n conjunta m& eficaz y coordinada que
antaño. No s6lo es tangible el hechoal mirar al &nbito del Derecho Marítimo Interna
onal, sino tambin al llegar la horado pensaren rela.cin, por ejemplo, con la ¡nv
tigaclon oceanograncacomobasede innumerablesramificaciones cientificcis de mme—
dieta aplicaci6n a la industria e incluso —notan veladamentecomo debiera ser—a la
guerra. Tambin so camina relativamente unidos por tas sendasde la construcciSnna
val mercante, con respectoa la cual, y aunqueperdura la natural competenciainter—
naçional, se acuerdancon franca frecuencia y sustancial eficaia contratosque se tra
ducen en intercambiosde informacin, investigaciSn combinaday progresoen comGn.
Muchos otros aspectosde la actividad humanahacia la mar se nos presentancon mati —

ces anlogos, poro no hc.’y, por suerte o por desgracia, lugar para ms extensocomenta
rio.

Volviendo la vista atrs se compruebaque han quedadoflotando en el ai


re, ansiosasde permanecerinfluyentes en nuestro&imo, dos realidadesque me he otro
vida a presentaranto ustedescomo atributos del mar de hoy, a saber: Ici paradoja que
en sí encierra y el poder de atracci6n centrípeta de esfuerzosy actividades humanas —

que ejerce cada día con ms patencia. Ambas realidades, tomadascomo par conlunto,
constituyen adecuadamedida, oportuna piedra de toque para ser aplicada a cualquiera
de los mtltipIes aspectosde la vida en los que el mar influye con decisi6n. Podríanse
llevar a la economía, a la industria mundial, a la ciencia, a la investigaciSn y al pro
greso, y obtendríamossuficientes impresionesdel mar de hoy en cada uno do esosgran
dísimos mbi tos en los que el hombrese afane por imperativo natural en este mundo.

Mas es forzoso, dado el espaciotemporal reducido en que nos movemos,


reducir aspiraciones. Hay que elegir algo único entre un todo m3ltiple, y abocadosa
esa alternativa esperoque se me perdone la exclusi6nde lo que profesionalmenteno es
tan mío y se mepermita traer a coleci6n un vocablo tan arisco e impopular, pero, al —
-o

mishio tiempo, tan serio y necesariodo citenciún cornoes el do guerra. Veamos, pues,
cu6l os el. hoy de la mar en la guerra, -

¡-‘.1igual que antaÍo ocurría, porque por naturaleza no puedemenos de acon


fccor, se da hoy una íntima rclai6n y marcada influencia mutua entro la maneraen que
el horire ve la guerra antes de que estallo —queno es sino la estrategia de tiempo de —

paz— y ks frrnu las que de continuo se aplican para intentar dar soluciún ci los constan
tes problemas que unen o.sepciran a las sociedades, es decir, la política internacional.
Si en los músaltos estratos de su ingente edificio la estrategia toca tan íntimamentea la
política, es quizú la estrategia naval,’ por razones cuya oposçúnnos llóv tría muy le
los, la que en tiempo de paz juega con n6s agilidad en ci c i1lio a1odrez de cancillo —
rías y gabinetes. De ahí que el hecho do intentar escucirifiar en lo que ci mares hoy, in
toroso no súlo al profesional o al osratega, sino tambiún cii di Dlom6tuco,cii político y

al universitario, porque con mayor o tienor dedicacu6n, a k larga, gran número de hon
bres salklos de la universidad ni tienen mús remedio que rdacioncirse con la gran política.

A la estrategia naval le ocurre hoy día lo que a la general: que estú en cri
sis. Todo procede de una raz6n causal. Estaosel hecho indudable de que si de verdad
llega la ouerra, la guerra do la amplitud temida, habr6que hacerla corno hastaahora j
rn6s se ha hecho; sor precisocortar nuevospatronesy probar n6todosnuevos.Enestano
vedad —queatorra con susola sugerencia—resideen realidad la esencia de la crisis. Es—
tar.ios asistiendo, pcrcatndonos o no, a un acontecer, aun en ciernes, que puedevenir
con el tiempo a probaro desacreditaraquella tesis de Ortega que 61 llam6 —enconfrapo
sici6n a la tan traída y llevada que aiccinz6 su cnit a la vez que el escritor su madurez—
“interprctaci6n blica de la Historia”. Según6sta,”la vida en cada 6poca sería no lo que
fuesen los instrumentosde la producciún, sino, al revús, los instrumentosde destrucciún.
Una nodificaci6n de las armasde combatoacarrearía una distinta configuraciún de la so
ciedad. La forma político se modoldría en la forma de Id guerra y el poder público apa
recería siempreen las manosque tienen lcisarmas” (3). Hastaaquí la opini6n del pen
sador. Mas no es estesenderopor ci que ahora nossea dado caminar. Dej6mosloy siga
nos.

La crisis estrat6gica incide sobre la política internacional. Al fondo dó ki


escena, a modode oscuro tel6n, pendoel fantasmúnde la guerra, dantescaen st resul
tados previsiblese incierta en su desarrollo. Losactores de responsabilidad—estadistas,
estrategas, fii6sofos—sienten la extrafía e inquietante presenciade la dccoracún y son-—
capaces de actuar, apartandode clic los ojos. La política, por ello, empiezaa sentir
los fatales influjos de la posible guerra. Partedel estadode crisis por el que 6sta pasa —

so refleja en aquúlia, y por,el lo se habla con cansable roitercici6n de políticas de con—


tenciún y coexistencia y do estrategia de disuasiún, que tanto de comúntienen en su raíz
primera. El presentedel mar es, en virtud de ese constantereflejo de im6genes, claro —

(3) La ¡nterpretaciún b6lica de la t-]fstoria; 1; El espectador;/!; 1925.


eco do Ici política internacional de hoy.

Cúando el hombre da en rcnsar sobre la guerra en la mar —sobre lo que pue


do ser, sobre lo que es o bien se dedicci a cavilar sobre lo que el mar con su personali
dad puede influir o ¡nfluye en la guerra, se encuentrade lleno haciendo, toricarncnte
al menos, estrategia naval, disciplina —dichosea de pasada—,naturalmente distinta por
matiz de circunstancias de la estrategia terrestre y do la crec. La estrategia siempre,
pero con mayor razn an la de tiempo do paz, esdo modoclaro eminente previsi6n. —

Constantementejuega con supuestosy posibflidaclos; cuando disponede dcitos y roalk!ci


des compruebadecepcionadaque unosy otras no vienen ci llenar mis que una exigua par
te el contenido que ci planteamientodel problemaencierra. El estratega, el estratega
genial, es el que conjugo con acierto la docisi6n y la profecía.

En —epocascriticas,
—. •—
la previson•
cobra dificuitados nuevas. Loscamios do
orden diverso, que por efecto de la hora en que ocurren son de incierto desarrollo, cinon
tonan sussombrassobreel horizonte e impiden ver lo venidero con la claridad deseada.
En estasituaci6n veo yo el pensamientoestrat6cjicode nuestrosdías; en estasituaci6n —

estc la estrategianaval de hoy. Salvandocomprensiblesdistancias y diferencias, y que


dndonos tan s6lo con conceptosy valoresde principio, no andamoshoy viendo las co —

sas de la guerra, las ccsasde la mar, con lo claridad —relcitivcisi se quiere, pero clari
dad al fin— con que las veían los eurooeos de 1914 y 1939. Sin embargo, la niebla que
escamoteo la perspectiva no paralizo las montesestrat&gicas. La estrategia naval, sobar
dinac!ci a la general y en su papelde decisivo colaborador do la política, siguo trazando
planes y uplicndolos en su hora para hacerlos realidad. Pero... ¿qu6 es en verdad lo
que estc pasando?¿Qué es, en suma, lo qu podemosver hoy en ici mar?

en la mor, para empozar, hay un poderoso,o mejor dicho siguo habien


do un gran poderoso. Todosustedes,sin duda, estarn jugandoen este momentoen su —

mente con la imagende un colosal porta’iionos, símbolode las flotas que proliferan en la
prensa y en los reportajes cinematorjrficos bajo los colores de la democraciay la geome
tría en ellos de las barrasy las estrellas. Esverdad que el podernaval estadounidense —

es en todo sobresaliente, pero al decir yo sigue hcibiendo’, al ¡ncluir en la frase ese—

srjno do continuidad al que pretendoimbuir temporalidaddo siglos, no me refería pura


mente a lo nacional, sino que pensaba,ante todo, en lo conceptucil. LosEstadosUnidos
son hoy el gran poderncvcl, nadie lo duda. Mas lo que conviene dejar con fuerza sub
rayado es que quien sigue en la marcomo entidad do gran poder es hoy Occidente, co
mo fuera antaño Europaen algo rns reducida figura hist6rica. Pensandoen civilizaci
nos, comose debe hacer en elevadosniveles, es mcsexacto hablar así, y decir que lo—
primero que salta a la vista al mirar ci! nardo hoy esque Occidente siguo estandoen
y que sigue ostentandopoderclaro y definido.

Pero claro es que no ostc solo; que ya no estí solo. Una de las realidades
estratgicas que han de pasara la historia, proyectada desdelos días que estarnosvivien
do os la salida al mar do Rusia. El cc!nino recorrido por asta potencia crninontemonfote
-8-

rrestreen la componentemilitar mari’timadesde1945 es ingente, sin lugar a dudas. Ru


sia hoy dra esta con propiedad en el mar; al menos, porque es lo que a la vista salta, ma
terialmente lo estc. Su marina mercante ocupa el quintó lugar entre las principales del
mundo (4) y el poder naval que representa la marina de guerra, que ha nacido en primor
dial esencia como efecto de aquélla, s6lo cede en el papel ante el de los EstadosUni —

dos. Es ya cosa sabida de todos —delestratega, del político, hasta del hombre de la ca
Ile— la potencia del arma submarina sovkStica. Los anuales profesionales la presentan —

como el elemento fundamental mediante el cuai ha do intentar Rusia llegar al tal6n de


Aquiles occidental. En lo material, pues, todo indica que en el mar do hoy, en cuanto
atañe a lo estratgico y a lo comercial —porqueun aspecto y otro no son sino trasunto de
lo que en el mar son la guerra y la paz—todo indica, repito, que en l mar de hoy se —

aprestan a la lucha dos fuerzas poderosas.

La lucha en el mar, empero, la vida en el mar, si se preiere, la real in


teligencia —mejor— del mar por ci hombro, sea para lo que sea y como sea, ora para vi
vir en l, ora para luchar por l, sobre Sl, para estar en l, en una olocucntísma palo
bro de nuestro idioma, exige requisitos de orden distinto al material que escapan a la—

atenci6n somera y son, por ello, al resultar desatendidos, motivo de incomprensiones e


inexplicables acaecores y realidades. Uno de sus requisitos, probablemente el primor —

dial, es el bagaje cJevalores intangibles, inconmensurables, espirituales en verdad, con


el que se entra en liza. Caben aqur las numerosas componentes de una amplia gama que
incluye conceptos tales como disciplina, ideales, tradiciones, escuelas, otc., pero tam
bin hay por fuerza que contar con un parmctro capital: lo que, con el vocablo mssen
cilio que dorso puedo, so entiende por experiencia. Solo aqui quiero subrayar ondas di
ferencias.

Que Occidente lleva siglos en la mar creo que puede adoptarse como —

aXioma. Hist6rica y eficazmente, Europa so hizo a la mar en la segunda mitad del siglo
XV, cuando, a tirones de rcspana y Portugal, se lanzo a la expansion maritirna con la

que abraz6 al mundo. La familiaridad, pues, de Occidente con la mar —deríiostradc, fe


cunda y cierta— ha cumplido ya cuatro siglos. Rusia frente a Occidente no puede, en
cambio, presentar credenciales anclogas, porque, hablando en la relatividad que el ca
so exige, carece en la mar de experiencia secularmente cimentada, entendiendo por ox
ponencia, al modode pensar filosMco algo adquirido —eneste caso en el mar, por el

(4) Desde1958 la Unin Sovitica ha saltado desdeel vigsmo primer puesto al quinto —

lugar entre las naciones marflmas del mundo. Segin se dice, sus planes actuales apun
tan a disponer de 14 millones de toneladas en 1970, de 18 en 1975 y entre 22 y 30 mi
llones ah6 por 1980. De cumpUrse estasprevisiones, la URSSdispondr6 para enton —

ces de una flota mercante muy superior a la inglesa —que la primera hoy y que se
viene manteniendo constante durante varios años—y a la de los EstadosUnidos que—

hoy es la segunda del mundo y va disminuyendo—. (lnformaci6n obtenida del Jane’s


Fighting Ships 1967—68).
-9-

mar, mediante el mar—en el transcurso real y efectivo de la vida No es esta exporTen


cia un simple conjunto do penamenfos que el intelecto forja, con verdad o sin olla,
sino el haber que el espíritu cobra en su comercio efectivo con las cosas (5).

La vida hist&ica de Rusia presenta escasoscontactos con el mar. Susan


danzas marineras han sido circunstanciales, espor6dicas e incluso —sediría— forzadas. —

La historia rusa se interpreto con mayor claridad y ms gil soltura centrndola en sus —

inmensidades continentales y no imaginndola sobre las olas, como fcilmente se puede


pensar de Occidente. La maniobra de Rusia —nosla describe asombrosamenteCastex—
ha sido un lcntfsimo, peridico y casi sincr6nico pendular político—estratgico entro el
Este —Manchuria, China, Jap5n—y el Oeste —la fronteriza Europa con aparentes ansias
de occidentalizaci6n. Cierto es que Rusia ha apetecido siempre la ya clsica salida al
mar como soluci6n a muchos de sus problemas políticos e hist&icos, poro no ha habido
en esa actitud verdadero deseo de salir a la mar —sime entienden ustedes la diferencia
de matiz que intento embuir con la dstinci6n do género en el artículo—, sino ansia, o
fatalidad si se quiere, de resolver ese imperativo geopolítico que parece asfixiar a quien
carece de agua solada en sus fronteras.

El mar do hoy nos presenta la figura de Rusia buscando, como siempre, su


salida al mar, poro esta vez con apariencias indudables de estar decidida para ello a sa
lir a la mar, a estar en ella. Vean, si no, lo que estc pasando estos días en el hist6rico
y viejo Meditorrneo: flotas rusas que visitan, en prolongados calendarios, puertos del
Oriente pr6ximo; buques de guerra que —aisladoso en colectividad— asisten de espectado
res a los movimientos y maniobras de otras flotas de Occidente, tradicionalmente el ini
co inquilino del Mare Nostrum desde Lepanto; destructores soviéticos que —siempreden
tro del derecho internacional— fondean frente a algunos de nuestros propios puertos o Ile”
van a cabo operaciones logísticas en las inmediaciones de accidentes geogrficos espaFi
les de característico valor y significaci6n cstratgicos. Echemos una mirada al Atlnti—
co y ci poco tiempo estaremosya familiarizados con submarinos en trcnsto o en misiones
do inteligencia estratgica; en buques do guerra de superficie que se adiestran en mares
libres; con aparentes pesqueros, que constituyen una de las ms activas redes de informa
cian naval en tiempo do paz que ha habido hasta ahora. En el Pacífico —osdo suponer—
ocurrir algo semejante. La realidad se palpa; el hecho es cierto. La verdad es que eso
no había ocurrido hasta ahora en la historia.

Pero esta realidad y este hecho encierran una inc6gnita, que radica en
la incontrovertible verdad de que en cuestiones bélicas media entre teoría y praxis abis
mo de latitud superior al que rige en otros 6mbitos, y emerge alpropio tiempo del axioma
de que, para ser algo con propiedad en la mar, serequiero, sobro todo hoy en día, al -

culminar la complejidad del problema, largo tiempo de depuraci6n y enseñanzas, y tam—


bin consecuciones positivas avaladas por el pagrnatismo de lo realmente convincente.
En la mar, en la guerra que en la mar se hace o se haga no bastan teorías estratégicas ni

(5) X. Zubiri: Naturaleza, Historia, Dios; Madrid1 1963, pg. 154.


-lo —

la ventaja, aparentemente decisiva, de halfarse en disposicin de técnicas do t5ltima —

hora. Ambos presupuestosson, sin duda, necesarios y condicionales, pero no suficien


tes y decisivos. Rusia, en la mar, como el mundo hace, ha adoptado, ¡rnit6ndola, la
técnica europea. Conviene, empero, no perder de vista el sofisma que todo mimetismo
incluye. Es relativamente fcil reproducir la tcnica naval de Occidente; no lo es tan
to, por el contrario, asimilar con eficacia y en poco tiempo el modo de estar en la m
—con la riqueza que el verbo encierra— de toda una civilizaci6n que lleva siglos nave—
r .
gando. No acaece ahora lo que ocurrio, segun rerorencias de historiadores, en las gue
rras pnicas. No basta la construcci6n do naves segin el patr6n enemigo para imponer
se a este en las aguas e invertir con ello el signo del dominio del mar, sino que ademas
hay que saber de mar, es preciso vivir en la mar, hay que haber sufrido mucho en ia mar,
es forzoso —incluso—haber probado en la mar el amargo sabor de la derrote. Occidente,
las naciones que lo integran, saben de todo esto: Rusia... todavra no. ¿Llogar algin
dra a demostrar, sin ambajes, que en verdad sabe?. He ahr la incgnitc que salo el —

tiempo puede despelar.

La ms compacta figura sint6tica que puede producirse para entender en


lo esfratgico el mar do hoy es asta: de un lado, Occidente esta en la mar como hace —

siglos; sabe estar en la mar; necesita estar en ella, y lo necesita por imperativo de exis
tencia, porque Occidente, en estrategia, vive del riar. Del otro lado queda Rusa, o
m& ampliamente hablando, todo lo que o.Occidente se oponga ideol6g ico, econ6mica o m
litarmente. Este continental oponente estc saliendo a la mar y aparenta estar decidido
con firmeza a llegar a estar con propiedad en ella; no goza de lo que se ha decidido co
mo experknda de mar, y es de comprender que a su vez se d cuenta perfecta de la no
cesidad que tiene de den-iostrarpr6cticamcnte que la ha adquirido; necesita estar en la
mar, pero no tanto por propias exigencias vitales, ni por deseosde facilifarso a sr mismo
una fortuitamente forzada supervivencia, sino como categSrico imperativo estratcgico,
que le impone la condicn de disputar el dominio del mar a un adversario para quien —

este dominio os vital, o al menos de perturbarlo, dislocarlo, reducirlo o anularlo, cons


ciente de que si consiguosu propsito ha de trocarse su logro en resonante victoria.

se ve en la mar de hoy si se aplican a la inspéccin los prismas de


la tctica?. Dejando a un. lado la componente tecnol6gico pura de esta disciplina, na
da nuevo en realidad, ya que lo que se observa viene a ser lo visto siempre: la materia
lizacin de un deseo do combatir en mejores condiciones que el enemigo. Si se erifoca
la vista, en cambio, sobre aquella decisiva componente; si se apresto la mente a ver de
qu forma se aplica do un lado y otro la tócnología actual a resolver ios problemas que
la tctica naval presenta, lo que se ve es una carrera desenfrenada en la que los compe
tidores —losmsmos, naturalmente, que pugnan en el mbito estratégico— se afanan por
conseguir significativas delanteras, aunque para elfo se vean obligados a hollar sus pro
pias adquisiciones de ayer, costosasy complejas, y dejarlas en la cuneta como algo ana
cr6nico ya poco despus de haber visto la luz, que no sirve apenas ni como consejero de
eXperiencia.
— ‘Ii —

Las tendenciasprimordiales de ambastcticos encontradassiguen por 16—


gica el sentido que marcan lo correspondientespar6metrosestrat6gicos. Occidente, pa
ro pervivir en la mar, sobresu superficie ante todo, hcide vencer en la pugna de inge —

nios a quienes—parareducir y aniquilar oseestar en la superficie que aprovecha£sta co


mo el caminorn6sitjl a6n para el traslado—se valen fundamentalmentedo los peligros
que radican en el aire y en las profundidades. Lasamenazasm6sgraves para Occidente
en la mar son hoy la submarinay la area. De ahí, sencillamente, que Rusk lleve tus—
tros ya intentando perfeccionar y reforzar su arma en inmersi6ny su brazo aroo previsto
para golpear en la mar, y que los EstadosUnidos, Europa, Occdente, estructurensus —

sistemast6cticos sobre los andamiajesde las luchas antisubmarinay antia6rea.

En oste enfrentamiento, que en sí no presentanada esencialmentenuevo,


se aprecio la eterna figura t6ctica que jam6sha faltado en la historia de la guerra; la
del proyectil y la coraza. Un arma provoca instantneamente la g6nesisdo la contraar—
ma l6gica para neutralizarla y ambascorren parejas casi siemprecon menguadodesequi
librio. A la medida o sistemaconcebidopara dañar o para crear superioridadr1ioment
neo —yasea en forma de detecci6n anticipada, do informaci6n, de sorpresa.. . se opone

pronto la contramedida, la acci6n que desbaratoo engaña. Hoy, en la mar, como en la


guerra general, sigue tóniendo vigor sin menguael gr6fico aforismocastellano de a pillo,
pillo y medio.

Por todo ello, la tctica naval muestrafranca tendencia a reducir tiempos


y a ampliar espados. Complejos—ycostosísimos por natural desgracia—sistemasdo detec
ci6n, de alarma, de rccicd6n...; procedimientosde decisi6n que cada vez rócurren por
fuerza con mayor asiduidad a la automatizaci6ny a la tecnología aplicada al c6lculo —

instant6noo...; formacionesan6rquicasque huyan do la geometríaparo dificultar el ata


que adversario...; distancias colosalesque vienen impuestas,pesea las desvontalasine
rentes a ello, por la necesidadde reaccionar pasivamenteante los enormesefectos de las
armas modernos... Ensuma: una .t6ctica en constanteevoluci6n, que aunqueno se pre
sente con novedadesesenciales, ést6 dotado de un ritmo de alteraci6n jcimcsvisto hasta
ahora en el transcurrir del tiempo hist6rico.

Y, a todo esto, ¿qué es de España?. ¿Qué relaci6n existe —sies que al


gunc hay—entre lo nuostroy e1 presentedel mar?. ITema inmensopara encararsecon
y puelagoprofundoque invita —casi,dina yo, obliga- al inquisitivo buceol. P’o cabe
m6s, por suerte o por desgracia, que el toque ligero y la r6pida pasada. lntont6moslo.

Puede ser que —inclusopara el gran piblico, m& inclinado siemprea cri
ticar efectos que a analizar causas— resulte t6pico gastadoel panegilizar sobre la singu —

lar importancia ostrat6cjicade España. So ha abusadotanto de esa verdad que —alo que
parece—ni nosotrosr1iismos creemosya en ella. Sin embargo, si de verdaddeseamosde —
—12—

¡ar constancia de nuestra presencia de fronteras afuera, hemos do empezar por valuar o
revalidar —mejor— nuestra propia idea del precio estratégico do España, pues de no hacer
lo nos arriesgamos al ruinoso trueque de dar oro y brincar gozosos a la vista de los abal
nos. En el exterior nos desean única y oxclusivcirncnte por lo que valemos, no por las
protestas que hagamossobre aquello para lo que digamos servir nosotros r.iismos. Y en es
trategia —yesto conviene dejarlo subrayado—valemos bastante m& de lo que declaran
los que nos valoran. Sobre todo en cuestiones de mar; precisamente en el mar del presen
te.

Proyectando el pensar contra el tcln de fondo en que han quedado esbo


zados los grandes rasgosdel presente estratgco del mar —deun presente que hist6ricamen
te abarca en realidad varios lustros—se hace inteligible con facilidad al presente estrat
gico en la mar de España. Por exigencias cstrat&cas del sistema militar de Occidente,
España es solicitada en su dra —hacede esto unos quince años—a participar en éste en un
plano bilateral. Lo que en verdad se lo ofrece es un papel oscuro y, en cierto modo, pre
ferido. España empieza a interesar por su stuaci& y por condiciones do lSgica estrat
gica. Ms tarde, cuando se produce la decisiva modificaci6n de la esirategia general
de Occidente —delos EstadosUnidos, sobro todo— que hace entrar en uego la figura con
ceptual de la disuasin y la realidad material do los elementos blicos que la represen
tan; cuando con toda propiedad empieza a ser lo que hoy es el mar en estrategia, se afian
za m6s an la importancia de la situaci6n de las tierras de Espciñay cobra nuevo sentido
el significado de nuestras bases. En astas —enuna concretamente, y todo el mundo lo sa
be— se apoya la parte ms sustancial de la flota submarina norteamericana do d?suasi&i.
De ahr, por desgrack, un grave riesgo para lo nuestro, que del mismo modotodo el mun
do conoce, pero que no todo el mundo parece comprender en id5ntido tono y en igual —

grado. Del valor ostrat&co nace un riesgo; del riesgo, por génesis semejante, deb no
cer un valor de otro orden.

No es poco el valor de España en el presente estratgico del mar. Mas,


por tanto, debiera ser nuestra convicci&i do que, dejando a un lado nuestro proverbial
quijotismo altruista, debiéramos ser correspondidos en moneda equivalente. ¿No hay —

—para concluir el comentario—gran dosis do desconcertante paradoja en todo esto?.

Pasemosa observar el estrado de Ici t6ctica. ¿Dnde nos vemos a nosotros


mismos?. Si hemos de ser sinceros, y abandonamosperjudiciales rntopfas, habremosciede
clarar que estamos en aquél arrinconados, relegados a engrosar el rnont6n do mudos com —

parsas. Y ello es asf porque si en estrategia cabe esperar por concesin graciosa el auxi
lb de lo natural, de lo providencial, de lo circunstancial, de lo relativo, en tctica,
que delando a un lado casuiticos distingos no entiende ms que de lo material, de lo —

efectvo, do lo independiente, de lo absoluto , no es dado, por el contrario, m& que el


limitado juego do apostar con lo que se tiene en las manos. En tcctica naval, lo que se
tiene entre manos, lo que verdaderamente vale de lo que se dispone, es aquello con
lo que el interesado se dota a sr mismo. Ser algo en tctica ¡rnplicci fuerza, y la fuerza,
lo que se dice fuerza, no se do ni se ha dado nunca de uno a otro en el mundo en que vi
— I) —

vimo. Cuandoalguien se ve obligado a concéderla por exigencias políticas o de alian


zas, todo 16m&, la escatima.

Por ello, España,en fo que a t6ctica en la mar se refiere, eñ cuanto o


factor tcctco en la mar de hoy, er siempremuy póco mientrasmediante un acto poten
te de voluntad sinceramentepopúlár, no se decido a ser algo. Claro os que ose acto yo
luntorial arrastra esfuerzosecon&nicosy problemasfinancieros. Cierto es que lo inver
tido no rinde ¡nter6s cf dra siguiente, siho precisamenteen el peculiar ¡ñstant en que,
de no haberlo hecho, ,‘a no ha lugar por demasiadotarde, y hay que pagar, en vez de
extender la manoal cobro Muy patente es tambi6n el hecho incontrovertible de que —

hoy día miramoscon tal despreocúpoci6nhacia el montículo alejado de nuestro horizon


te nacional, que para damos cuenta de que es el lobo el que se acerca no nos bast9 Con
verle las orejas, sino que exigimos, con pueril inconsci encia, arrancarlo de un tiran pa
lós del rabos

Somosen t6ctica pe6n de escasovuelo. Pero.., dejemosel tema en sug


riente esbozo, y, ampar6ndonos en la urgencia del tiempo,crrumbemospor consciente —

mente depresorun m6todoque no nos lleva m6sque a sombríospanoramasy a callejones


de inc6modasalida. Y puestoque nos comprometimos a hablar de lo por venir, hagamos
caso al título de esta charla o intentemos, para terminar en breve, navegar singladuras
de futuro.

La justa aprocac6n del presentees el primordial y fundamentalapoyo —

de toda conjotura que sobreel porvenir so haga. Lo por venir, sin duda, os incierto, y
por naturaleza elude cuantos intentos poneen pr6ctica el hombrepara alcanzarlo median
te al juego de los sistemasl6gicos que ha inventado. Sin embargo, tal cvasi6nno es to
tal. En funci6n del objeto sobreel que el hombreva a hacer recaersu deseode anti ci —

parse al tiempo, de adelantarle en su carrera, es posible, en cierto modo, un ligero es


bozo de algo que en algunosaspectosroce la profecía. Si tal objeto es —como en nuestro
caso es el mar—elemento que por su esencia no se deja influir de mododecisivo por el pa
r6metro temporal, por esa necesaria convenckn do que e1 hombreha tenido que echar —

mano para hacer inteligibles suspropiossistemasconceptuales, entoncesla proyecci6n ha


cia el futuro —aunque muy difícil todavía—queda m6sjustificada, no es vano empresapor
completo y hasta puedeaportar resultadosaceptables.

En cierto modotenemossuerte, porque el mar es eterno. Eseterno, cla


ro est6, en la dmensi6n humana. Vive y vivir6 mientrasen este mundohaya hombres.
Ha influido o influye esta existencia. Lo admirable, lo digno de subrayar, os que ese
influir ha ¡do viendo aumentarsu propio grado de valor a medida que la vida del hombre
sobre el planeta, la vida en todas susproyeccionesradiales se ha ido, por así decir, de
finiendo, perfeccionando, complicando. En lo por venir, el mar seguir6 adhiri6ndose —
14 -

coda vez con ms fuerza al vivir humano. Ello vendr a confirmar, con la .Fonduracon
que hasta ahora lo ha demostradola historia, la eternidad del mar.

Lo dicho no pretendeser pura ret6rica. Obedece a una positiva realidad


que en otros rnbitos se admite comoaxioma. Tal realidad es la confianza ciega del hom
bre de hoy en la omnipotencia do su tecnología. Decíamosantes que al hombrede nues
tros díasse deslumbrocon fo espectacularque sugiere espacio,.satclitcs, cosmosy apa —

renta no tener ya —absortas susposibilidadesen lo físicamente alto—ni tiempo ni inters


por mirar a lo profundo, a lo antiquísimo, a lo que —depuro famiUar, quiz— se cree ya
agotado o, todo lo mas, servible para muy poco. Y, sin embargo,el futuro ha detraer—
nos el gran descubrimientoque el hombreva a hacer del mar. La ciencia de mañana, la
que esta empezandose a aplicar hoy, ha empezadoya a demostrarque las posibilidades —

latentes en el mar son inagotables.

De ahí que ya se sientan con claridad síntomasabsolutosdo preocupaci6n


del hombre—delos estados, masconcretamente— por la mardel futuro. Sonvarias las nc
ciones europeasy extracuropeasque, de cara al porvenir, fijan ya como una da las mi —

siones permanentes de sus marinas respectivas —enconvencidauni6n con organismoscien


tíficos especializados— 1a de hacer patente su presencia en los mares y en sus profundida
des para ser tenidas en cuenta en el reparto o distribuci6n que se concierto respecto a —

las riquezas que contienen, naciones, por otra parte, que no olvidan el estiiulo a la in
vcstgacian oceanografica y marítima en general, segurasde que todo esfuerzoy gasto
que hacia esa línea se apliquen retribuirin con exceso a quienes los realicen. Nuestro
país, si de verdad esta animado de ideas europeas y empeñado en alcanzar metas de este
orden, no debiera olvidar que preci’samente uno de los mayores objetivos europeos se re
fiere a la explotcici6n de los ocaanoscomo fuente de energía y riqueza considerada hoy
fabulosa e inconsumible. El futuro del mar, en su componente científica, es un rotundo
despliegue de esperanza e ilusian. ¿Quedaremos aislados tambin de la magna empresa
de ir al mar de consuno:? ¿Desoiremos esa atractiva voz del mar, foco centrípeto de es
fuerzos y actividades humanasde un hoy que esta empezando a ser mañana?. No podra
pasar gran tiempo sin que a nuestros ojos aparezca la respuesta.

Decir que en estrategia, en estrategia puramente hablando, el mar del —

futuro no va a ser esencialmente distinto del que hoy se nos aparece, no debe ser inter —

pretado como animosidad hacia el progreso o como deseosde aferrarse obstinadamente a


un estaril inmovilismo. La estrategia en la mar seguir6 siendo, en sustancia, la misma —

que es hoy, y hasta, si me apuran ustedes mucho, lo mismo que fue en el siglo dieciocho.
En su forma, indudablemente, tendr6 que aceptar l6gicas novedades, de las cuales algu
nos anuncian con claridad que ya est6n ciccrc6ndoso a los puertas. Y6ase, a guisa de pci
rangma, el intento occidental, no logrado ci6n por completo, de formar —porsusinduda
blas ventajas da orden econSrnico sobre todo y quz6 ¡ndirectamente estrat6gico— una -

fuerza naval multilateral dentro del marco do la Alianza Atl6ntica. Dificultades primor
dialmente políticas obstaculizan a6n la marcha en ese sentido, pero ¿no hay indicios su
gestivos en ese intento de ser cierto el poder centrípeto de atracci6n que el mar ejerce
hoy y ejercer6 mañana para aglutinar esfuerzos e integrar actitudes?.
-15—

En 1 uo r’isico vivimos, quiza sin prestar la atencion


. . , 1
que el trance pide,

una hora semejantea la acaecida en el siclo diecinuevé con motivo del advenimiento
del vapor cerio vehículo intermediario do energía. Hoy, pesea fo que se oye, quzt
no sea tan trascendenteen todos los ¿rdenosla irrupcliSnde la energía nuclear en su pa
pel de agente alterador de la vida de los pueblosy de tos sistemasy estructurassocia =
les como lo fue la del vapor y la industrializacic5nconsecuenteen la Europade hace ca
si dos siglos, pero es indudable que en todos tos 6rdenesha cJetraemosel porvenir muto
ciones notables. En la esfera concreto de la navegcci6n, la propulsi6n nuclear tiende
a ser la privativa en unas cuantasdcadas, y ollo ha de alterar en su faz muchosde los
aspectos de la estrategiciy de la guerra en la mar. En estose piensaya seriamentepor
doquier y en esta posibilidad, aunquepara nosotrosquedepor ineludible realidad m6s
alelada que para otros, pensarnos nosotrostambn. La Ciencia, la tcnica, el progreso,
si bien nacidos del cerebroy de la manodel hombro, se vuelven contra l una vez que
adquieren su mayoría de edad, y tomndolc la vuelta le impulsanaceleradamentepor el
camino autotrazado, ‘Jo forma que poco, muy poco optimismo se puedo sentir hacia quien
por desidia, por pusilnimes pretextos de cortedad econ6micao sencillamente por ansias
de holganza, eludo tan bonfico empuj&-i.

En ese futuro do navegacliSnnuclear, do buques de desplazamientos celo


sales, de sistemasrevolucionarios de propulskSn,de imaginaci6n disparaday de Ficci6n
científica, si se quiero —paraemplear un t&rnino en bogo en estos días—, segufr6 siendo
el mar el elemento dondemejor se reflejo la importancia estratgica de una situaci6n —

googrfica. El mundose contrae —dice y, al reducirse distanciasy acelerarse el reloj


con los adelantostccnicos, quedandesposeídos do sentido muchosde los conceptosque
manejan los estrategasen la rosolucin de susproblemas. Si bien hay algo do verdad en
ello, no debliSrar1iosdejamos arrastrar do la tentaciSn de adoptar comoabsoluto un he —

cho o una circunstancia que, para resistir cualquier crrtica, debe empezarpor permitir
la relativizacin. Porque, en el aspectosobreel que acabamosde poner el dedo, hay
verdades contundentesen las que —esperoque la gran mayoría convenga conmigo—sí ca
be mcísde absoluto que do relativo. Si en el futuro llega la temida guerra, la que ha
br de ser grandísima guerra, si pensarnos en parrnetros de 194, el mar jugar muy
portante papel en ella siempreque la comIagracion —queen ese caso exigiria el califu
cativo nada cuferciísticode dantesca— no se resuelva en días o en horas. Si el mar, en
consecuencia, pesaen la guerra, habr guerra en el mar y ser forzosohacer o aplicar
estrategias mcrflirna y naval. En cuanto el hombrese vez obligado hoy o mañanaaha
corso cuestionde la estrategia naval no poara prescindir do la geograria, por reducida
que se haya quedado, por mucho que se hayan contraído los continentes y por escasas
que se vean entonces las distancias. La sii-uacli5n seguir valiendo. No pensemosque
el futuro del mar, en cuanto a estrategia y en cuanto a guerra, va a venir a introducir
de súbito realidades insospechadas motivadorasde efectos totalmente imprevistos, porque
si lo creemos,debiéramosl6gicamentede propugnarel inmovilismo ante la impotencia —

de lo acumuladoy la.inutilidad de lo invertido; y tanto el inmovilismo como la inutili—

dad son conceptosdivorciados de la esencia humana, que extrañan a su raz6n, que con
tradicen su vida. No caben comoactitudes frente a nada que influyo en el hombre; mu
-16-

cho menoscabrn frente al mar, que, como antes dejamossubrayadocon deseosde fi —

¡arlo bien en nuestramente de occidentales, en nuestropensarcomoespañoles,es, con


toda certeza, eterno.

Y aqurllega el, tan deseadopara ustedes, punto final. Si mi pobre in


tervenci6n y la amable atenciSn que me han prestadopueden, unidas, contribuir a una
mejor comprensiSnde lo que el mar es y, sobretodo, de lo que hoy y mañanarepresen
ta y ha de representarpara España,algo habremos mejoradoustedesy yo, pero, de se
guro, de algo podre beneficiarso tambn España. —
C ESEDEN BOLETIN
MENSUAL
N° 24
Dpto.de Informacion

ESTU ECONOML
DIOS
— COYUNTURAECONO
MICA INTERNACIONAL

VII
SE[)EN

COYUNTUr/ ECON
OMICÁINTERNACIONAL
(lnforrnacicSnComercaI Española, nrn.412, dic. 1967)

Marzo, 1960 ION N2 24 — VII


DOLETINDE INFORIvV’C
La coyuntura econ6mica internacional para la prime
ra mitad del año 1968 se presenta relativamente confusa.
Por un lado, la mayoría de los países presentan síntomas
de recuperaci6n respecto al año 196.7 y todo hace esperar
que se alcancen tasas de desarrollo superiores. Desgra
ciadamente, junto a este hecho positivo, hay algunos he
chos que introducen cierto grado de indeterminaCi6fl en
la coyuntura econ6mica mundial. Quizá el aspecto de in
determinaci6n ms importante es el que resulta de la in
cidencia que tendr.n sobre la coyuntura internacional
en particular la europea, las recientes medidas nortea
mericanas. Independientemente del grado deindetermin
ci6n existente, puede asegurarSe que las medidas del Pre
sidente Johnson, tendentes a conseguir el equilibrio de
la balanza de pagos de los Estados Unidos, ser.n un fre
no a la expansi6n econ6mica europea. En resumen:.expa
si6n moderada en Europa y claros síntomas de expansi6n
econ6mica en los Estados Unidos, con peligros inflacio
nistas si no se toman medidas fiscales apropiadas.

ESTAk)O5 Ul’.lDOS

El año 1967fue otro año do c;pansión para la economíanorteamericana.


La expansiónfue moderada, pero al terminar el año ci período de cpansión continuada
de los lf irnosaños entró en su 42 mes. El moderadocrecimiento estuvodeterminadopor
los acontecimientosde la economíanorteamericanaen 1965. En efecto, cornoessabido,
en dicho aflo empezó la escaladade la guerra de Vietnam y aunqueel Presidentey sus —

asesoresestabanpensandoen una rebajo da los impuestospara impulsar la economía, la


realidad es que el aumentode los gastosmilitares pronto desotótensionesinflacionistas.
En vista cia la falta de eficacia y de decisión ante la nueva situación, el señorMartin,

de la ReservaFederal —queafortunadamentepara los EstadosUnidos esun centro de po —

der econór1icocapaz de tomardecisionesautónomos— aumentóc tipo de descuentoy puso


en marchauna rópida desaceleraciónen la e:pansión del cródito, que se hizo sentir cla
ramente en 1966. La ReservaFederal había cortado la tensión inflacionista, pero a ccr
ta de una baja de la actividad económica. La construcciónsufrió un colapso como resul
tado de la rópida elevación de los tipos do interós que alcanzaron los niveles mósaltos

de los óltimos cuarenta años. No puede etraíIar a nadie que esta situación fronas la
expansión en los primerosmesesde 1967.

Por primeravez desde 1961, ci PNBno aumentóen el primero y segundo —

trimestre —dehecho bajó el 0,06 por 100—y la producción industrial fue inferior en un 2
por 100 en el primer semestrerespectoa igual períododo 1966. iEl paro aumentóllegan—
-2—

do a sor del 4 por 100 a finales del verano. Ante estasituaci6n, la fcscrva rectoral puso
en marchauna política monetaria claramcntc c;pansiva, mediante el aumentode la ofer
ta monetariay las facilidades crediticias. So esperabauna rápida recuperaci6nde la do
manda, poro 6sta no lleg6; hastafinales del tercer trimestre no hubosíntomasclaros de
rccuperaci6n. Enel último trimestre la expansi6nya fue del 1 por 100 para ci trimestre
—queimplica un ritmo de crecimiento anual dci 4 por 100— situaci6n que sc reflel6 en—

las cifras do paro que comenzarona doscender,alcanzandoafinales de 1967la situaci6n


de pleno empleo con una tasode paro del 3,7 por 100,prcentajc ¡dúntico a la situaci6n
de pleno er.ploo de la primera mitad do 1966.

Para el conlunto do 1967, el crecimiento del PNB, a precios de mercado,


fue de un 5,5 por 100; ahora bien, teniendo en cuenta que el alza do preciosfu del 3
por 100, el crecimiento del PNBen t&minos realesfue salo del 2,5 por 100, tasa de cre
cimiento la mcsbaja desdeel año de rccesi& 1960. Encualquier caso, la economíaes
tabo otra vez en una fasede oxpansi6n. Esta, en los últimos mesesfue motivada por el
aumento do los jastos federales —nosio los militares—la renovaclúndo los stoksque ha
bían caído muy bajosen el período 1966—1967,ci aumentoen el ritr.o do construcci6n —

de viviendas y ici expansi6ndel consumoprivado.

Aunque realmentees imposible hacer un pron6sticosobro ei desarrollo de ¡


la economíaa plazosexcesivamentelaroos, lo cierto esque todas las perspectivaspara
1968 son muyfavorables. La expansi6n, que comcnz6a finales de 1967, se prolongare
sin ninrjunciduda en los primerosseis mesesdci año, incluso en el caso de que el Congre
so acepto el alza de los impuestosdel 10 por 100 que ha pedido ci PrçsidentcJohnson.
Esta opin6n os tambiSncompartido por el reciente estudio do la OCDEsobre la economía
norteamoricana, que afirma que no hay duda ninrjunesobre la cxpansi6ncconmica en ci
ano l9,u. s mas, el verdadero peligro para el ano en curso respectoa la economianor
tearnericana es al aumentode las tensionesinflacionistas e incluso una seria infiaci6n con
crecimiento de los precioscercano al 5 por 100, si se retrasa el alza do los impuestospo
dido por al rreskiente o si no so tornanmedidasfiscales apropiadas.

Esta misma¡mpresiúnse deducede las últimas encuestasempresariales.Aca


ba do publicar el Departamentode Coricrcio su informe anual sobre las perspectivas de
la economía, deducido de unaencuestollevada a cabo en 85 sectoresde la economía —
norteamericana, que representanrns del 30 por 100de la produccún. De las respuestas
de estoscuestionariosse deduce que se esperaun aur4aontode la producciún industrialdel
5 por 100.

Extrapolando las cifras dci Pi del año 1967, so esporaque para 1968 ci
PNB alcance unascifras cercanasa 845.000 r.iillones de d6lares. asta cifra ó precios —

corriontos significaría un aumentodel PNBdel 3 por 100. Ahora bien, teniendo en cuen
ta que se esperaun alza de los precioscercana ci 3 por 100, nos daría un crecimiento —

real del PiB dcl 5 por 100.


—3,-

Estos clculos parten del supuestode que tendré lurjar una clovoci6n do los
impuestosdci 10 por 100; si los impuestosno so elevan o si estasmedidastardan en pro—
ducirse, indudablemente, la taso de crecir.ionto sería mayor, pero los desajusteseconcS—
micos serían grandes, y probablementeobligarían a una acci6n restrictiva por parte de —

la ReservaIcdcral.

Los peligros do la ¡nflaci6n son reales, y no hay que olvidar que en los l—
timos tiemposcsin aumentandorpidamcnte los costesunitarios dci trabajo. Este hecho
podría tenor incidencias desfavorablesen la posci6n competitiva da los EstadosUnidos,
lo cual influiría, indudablemente,en la balanza comercial. Ademas, una situaci6n in—
flacionista no solamentedaría lugar a una baja do las exportacionesnorteamericanas,si
no que, ademas,daría lugar a un rpido aumentodo la importacin, deteriorando nueva
mente la balanza comercial norteamericana. Poresta raz6n la OCDEcree que hay nece
sidad cia r.iantencr bajo control la situaci6n, limitando ei crecimiento do la oferto moneta
rio y manteniendotipos de ¡nter6s elevados, junto, claro estc, con una política presu —

puestariciadecuadaa estosobjetivos. Claro osque esto implica que ci Congresoacepte


las elevaciones impositivas propuestaspor el PresidenteJohnson.

Los últimos ataquescontra la posici6n dci dúlar tal voz faciliten la tarco—
del Presidenteen el Congreso, puestoque la realidad es que gran parto de la especula —

ci6n contra ci d6lar encuentra su origen en la inflaci6n latente existente en ios Estados
Unidos, que, junto con los gastosmilitares en Vietnam, esuna de las causasdel dúficit
de la balanza de pagos.

En los últimos meses,la situaci6n de la balanza de pagosse ha deteriora


do, y, segúnlas últimas estimaciones, al d6ficit previsto de la balanza de pagoscstar6
cercano a los 4.000 millones de dúlarcs parci ci año fiscal ya terminado. Hay que mdi —

car que el año anterior el dMicit fue de 1.400 millones do d6lares. La situcici6n de la—
balanza cia pagos ha dado lugar a que los poseedoresdo activos en d6lares hayanquerido
cubrir susriesgostransform6ndolosen oro. En los últimos tiemposlas rdidas de oro de
la Tesoreríade los EstadosUnidos han sido importantes. En el mesdo noviembreci oro —

en poderdo la Tesoreríaera de 12.965 millones de d6lares, que es la cifra ms baja cies


de 1933. A su vez, las reservastotales de los EstadosUnidos eran en dichas fechas de
15.438 millones de d6larcs.

¡.nte esta situaciún, no parece difícil comprenderla necesidadde las rocien


tos medidasnorteamericanastendentesa conseguirel equilibrio de la balanza de pagos.
Excluida la dcvaluaci6n por una serio de razonescomplejas, pero que en última instan —

cia puedenrefarirse a razonespolíticas de poder, s6lo quedabandos alternativas: una po


lítica interior deflacionista muy severaque, indudablemente, habría tenido sorias reper
cusiones deflacionistas en la coyuntura mundial, o actuar directamente sobre los d6ficits
de la balanza de pagosestableciendoun sistomade controles a la salida de capitales ex
tranjeros y penalizar el turismo norteamericanoen el exterior. Esteúltimo ha sido el cci
mino elegido por ci PresidenteJohnson. Desdeun punto de vista t6cnico, y consideradas
—4. —

separadamente, las recientesmedidasestén plenamente¡usfiflcadas. Ahora bien, desde


un punto do vista mclsampRoy menos tccnocrtico, de hecho, sifjnifica el fin de la lar
cja etapa de coopcraci6n internacional que sirJui a la segundaoucrra mundial. Estoos
realmente arave. Claro es que la conducta de algunos paíseseuropeos, en particular —

Francia, había yo roto la confianza en ci SístomaMonetario Internacional, dolandovía


libre a la especulaci6n. Estaconducta fuc ci origen de la precipitada dovaluaci6n de —

la libra y do la Gitimaofensiva especulativacontra ci d6lar. En esta situac6n, do no —

tomarso medidasurgentes, el movimiento especulativo podría tarnbin, a la larga, forzar


la dovaluackSndci d5iar.

Las medidasnorteamericanas,indudablemente, tcndrn repercusionesdes


favorables en las balanzasde pagosde los otros paísesoccidentales, en particular los eu
ropeos; ahora bien, es difícil argumentarque las medidasnorteamericanasson un acto —

do agrcsi6n, puestoque la realidad es que, prcticamcntc, son las mismasmedidasque —

en los ltinos meses,tanto Francia como los otros paíseseuropeos, pedíana los amorica
nos que tomasenpara reducir el d&ficit de su balanza do pagos. Claro cst que ahora so
cao en la cuenta do que la dcsaparici6n de los capitales norteamericanos,que han juga
do un papo1 fon activo en el llamado “desafío americano”, al desaparecer,tondr cfcc
tos contractivos sobre lo actividad cconmica, puestoque lo m6sproLable es que los ti
pos de ¡nter6s europeosso eleven.

es el punto de vista de la coyuntura oconmica de los EstadosUnidos, las


recientes medidasson realmente marginaLes. El d6ficit do 3.000 millones de d6lares de
la balanza do pagosnorteamericana,que se intenta reducir, osuna cifra realmente muy
poco importantesi consideramosque para el año 1968el crecimiento probabledel PNB
norteamorkano superarea los 50.000 millones do d6larcs. Comodecíamosantes, en rea
lidad, la consecuenciam6simportantey ms grave es este primor posoen la política nor
teamoricana aut6noma, que puede implicar el principio del fin do la coopcraci6n ¡ntcr—
nacional.

REINO UNIDO

Si consideramosla magnituddo los acontecimientospor los que ha pasado


la economíabritnica en los últimos dos nosos, tal vez tenga ¡nters hacer hincapi so
bre ellos antes de dar un pron6sticosobreel desarrollo futuro de la economíabritnica.
Como nuestroslcctores saben, el pasadonos do noviembre ci Reino Unido so vio forzado
a devaluar la libra, y hace unosdías, en la Ccmarade los Comunes,ci Primer Ministro,
/.‘ilson, acaba de anunciar la retirada militar britnica al Estede Suoz, Loque implica ,
de hecho, la renuncio a la fantasmagoríapolítica, segúnla cual el Reino Unido continua
ba siendo una potencia mundial.
—5—

Estosdos hechosplantean radicalmente una nueva situcici6n, lo cual, natu


ralrricntc, no quiere decir que hayandesaparecko los problemas. Ahora bien, lo que sí
cierto esque en esta etapa se presentannuevasoportunidadesderivadasdel ma —

yor realismo del nuevo planteamiento. La dcvaluaci& implica que la economíabritn!


ca se ha liberado de la pesadacarga de uno monedasobrevaiorcdaque imponíaseveros
límites ci ici cxpansi6n.. A su vez, la reduccin do los gastosmilitares desproporcionados
con las posibilidadesreales del país tendr afectos beneficiososparc:el equilibrio oxte —

rior de Ici oconomiobrifanica.

Aparece claro, ahora, que la dccisi6n del gobierno britnico de defender


la libra fue una decisi6n equivocada. Toda la política britúnicu desde1964 ha estado —

condicionada por aquella clocisi6n inicial. Se podr6admirar el tesan manifestadoen la


lucha, poro nay que reconocerque los 1aoristcis, que al llegar ai odor
T’)
pedian la dcva— •

luaccSn —antroolios ci actual Canciller Jcnzins—,estabanen lo cierto. Lossucesivos —

presupuestos,los presupuestos Íntcrmedios, do emergencia, las exhortaciones, los oran —

des planes, los prcSstamosinternacionales, todo esto conjunto do riedidas fue, finalmen
te, ineficaz ante la especulacióndesatadacontra la libra, que obUg6 al gobiernoViii —

son al cambiode la paridad monetaria. Claro es que la falta de cooperacin internacio


nal y el boicot franc&sa dicha coopcraci&1fue el determinanteúltimo do la dcvciluac.

La realidad es que no era muydifícil de prever a un plazo ms o menoslar


go la dcvaluaciún de la esterlina, puestoque los fracasossucesivosde la política dofla—
cionaria ponían de manifiesto un desequilibrio fundamentalen la balanza de pagosbrit—
nica, resultante de un tipo de cambio que no correspondíaa la situcci6n do equilibrio a
1 1 ‘Ur 1
largo plazo de la economia. Claro es que, como dcciarnosen ci oletin de Informacion
Comercial Es1xiñola”(1), “los criterios ocon6micosson los únicosdeterminantesde la—
política ccon6mica. El gobierno laborista, por orgullo nacional, intcnt6 mantenerla pa
ridad da la libra”; peseal hecho de que la estructura de los costosbritcinicosen alza do
terminaba el deterioro paulatino de la balanza de pagos.

Es un hecho bien conocido que la devciluaci6npor sí sola se ¡imita a plan


tear una nuevaoportunidad, pero para que sea eficaz y para que la oportunidadno se —

desaproveche, es necesariouna política econúmicaapropiada que dejo r,iargenen los re


cursos parcipoderdestinarlosa la cxpansi6nexterior. Comodecíamosen nuestro último
exornen cia la coyuntura britnica (2) “os cierto que la dcvaluaciún permite aumentar —

las exportaciones, pero la única forma de realizar osteobjetivo esaumentandoel monto


de los recursosdestinadosal sector exterior. Esto implica Ici restricci6n del consumoin
terno mediante una política deflacionaria, puestoque, en caso contrario, al resultado —

sería e1 aumentoda las tensionesinflacionistas y la p6rdidcide las ventajas de la dcvclua


ci6n en un plazo ms o menoslargo”. En ci casodel Reino Unido la política de conten—

1 1
(1) Veasc uolettn ICE, num. 1.077

(2) Ver tevista ICE núm. 407, julio de 1967


—6.

cTSn del gastono podía’lirnitarsca frenar al conurno..privadp, sino que era necesario

tomar decisionesrealistas para contener ci ‘rjastopblico, en particular plantear de for


ma mis realista los Compromisos exterioresdel gobierno britnico que tonto pesotenían
en la estructura del gasto. Estaha sido, desdehace tiempo, la posturamantenidapor
el actual Canciller Jenkins, quc.siompreha abogadopor ci fin de los compromisosmili
tares,al Estedo Suez. No es de sorprcndcr, por tanto, que entro las medidasrecknta—
mente aprobadas lj r el gobio mo britnicc se abandonende forma irreversible los corn

promsos al Estodo Suez y se reduzcan do’forr.a drcisticc.los.gastosmilitares.

Junto con las restricciones en los gastosde defensase han realizado tam—
bi6n cortes en las prestacionessociales, en los gastosde cducaci6n y en las obras pbli
cas. Aunque el programado restriccionesaixircci varios años, la realidad es que para el
año en cursosolamente implica una rcstricci6n en el gasto de 300’.millones de libras co
mo mcximo. Estacifraparoce realmente insuficknte para conseguirla desviach5nde ro
cursos necesariosal sectorex portador.. Poresta razn Jenkins he anunciado que tcndrc
necesidad de imponernuevasrestriccionesa la demandaen el pr&dmo presupuesto. Es
indudable que los rocortesal gasto póblico tienen que ir acompañadosdo medidasten —

dentes a restringir el consumointerior civil y ósta os la razón del nuevo presupuestoque


el próximomarzo —conun mesde adelanto—presentaróel nuevo Canciller.

iay quien cree que el Canciller o el PrimerMinistro debían de haber pro


sentado al r.iismotiempo que se anunciaban las recientes rostrkcioncs, las medidasten
dcntes a contener el consumoprivado. Porola realidad osque en este momentola econo
mía britónica estó en una situaci6n en ‘la uci1 existe un élevado grado de capacidad in—
dustrial no utilizada y unas.cifrasdo paro superioresal 2 por 100,que obligan a actuar
con muchacautck, si no se quiere correr el peligro do crear una situación de estanca
miento y aumentarci paro.

Ckii’ó esque ci objetivo fundór.icntal en este momentoes restablecer la—

confianza cn ‘la libro ósfirlina y tal voz desdeesta perspcçtiva puedadofondersela fleco
sidad do tomar medidas‘inrnodiatas. Ahora bien, desdeel punto de vista do la direcci&
de la economíaa largo plazo es necesariouna prudente esperapara ver cómo se desen
vuelve la jroducción y tener ideasmósclaras wbre las posibilidadesdel gasto de los par
ticu lares que tal voz ‘se hayan agoido en las pasadascomprasdo ¡«cavidady en las corn
pras, un poco alocadas, de estosdías, motivadaspor los temoresde una elevación futu
ro de los impuestos.

Las recientes medidastomadasquó, ‘comohemosdicho, implican una res—


fricción de la demandade unos300 millones do libras, reducirón la tasa de crecimiento
del 5,5 por 100al 4 por 100,objotivó que pareceser que estódentro de las posibilida
des de la óconomíabrttónica. Ahora bien, incluso una expansióndel 4 por 100 no re—
- bajaría la tasodel paro por debajo del 2 por 100. En estasituación esMcii de compran
dcr que una nuevo dosisde deflaci6n podría ser francamentepeligrosa. El problemaes —

determinar cuól puedeser el monto do restricción del nuevo presupuesto. Hay quien creo
-7-

que la cconomía.yacst5 suflclentamentedeflactada y que, por-tanto,. el nuevo presu —.

puesto debía limitarso a retirar unos 100millones de libras. Ahora bien, la mayoríadó
los economistascreen que una situaci6n de posdcvaluaci6n os mejor equivocarsoen ex—
caso en la dosisdoflacionaria, puesto que al aumentod las exportaciones impulsado —

por la devaluacin, se realiza mejor en un mercadointerior deflcictado. Losque así — -

piensan creen que el presupuestodebercíretirar unosOO millones da libras de la doman’


da interior. Teniendo en cuenta la cautelo da que ha hochogaki hasta ahora el Cnci
llar Jonkjns, su dcc¡si6n vçndr determinadapor la situaci6n de los indicadores econ6—
micos en la etapa de prcsentaci6n del presupuesto.

El Canciller acaba de anunciar que su objetivo es alcanzar un crecimiento


del 4 por 100 en 1968 y 1969, ló cual paraca, tal vez, excesivo y peligroso. Reciente
mente la OCDE.qua como se sabe tiene un papal importante en la Vigilancia de 1a li —

bra a trav6s de la influencia del Grupo do Trabajo Tercero—ha dicho en un informe, que
si realmente el gobierno britcnico intenta conseguir una mejórasusfqncial de su situa—

ci6n torior que le permita conseguir un supcrvit da la balanza.c]Qpagos en la segun


da mitad da 1963, esto ¡mpltça que la tasode crecimiento no pucdeser superior al a -

por 100. Frente a esta tasis muyconservadora,e1 Instituto Nacional de lnvestigacin


- Econ6miccy Social, argumentaque la capacidad de crecimicntd do la economíabrrt-
nica puedeser superior al 5 por 100. La realidad es que, teniendo en cuanta la situa—
c6n actual e incluso partiendo del supuestodo que la nueva fase do cpansin ostar —

determinada por el ciumentode las exportecionos, ser6 muydifícil una ‘tasado crecirnión
fo superior al aumentode la productividad que, comose sabe, est6.comprendidaentra —

ci 3 y el 3,5 por 100.

-. . RANc:JA ‘,‘

El cifio 1967ha sido un ciño riodiocre para la econonía francesay el año —

do menorexpansi6n desde 1959. En efecto, el aumento del PNBfue s6lo del 4por 100,
pese a una cpansi6n agrícola superiora1 6 por 100. La tasa de crociniento fue inferior
a la prevista por el Plany refle1a claramentc la d6bl recuperaci6n industrial. El cred
miento da la proclucci6nindustrial fue solo do un 2 por 100, epansi6n que fundamental
mente se ha bcisedoen razonescoyunturalos transitorias Esf6cil conprender estadcSbi l
c’pansi6n industrial si se tiene en cuenta que el consumointerior so nantuvo a los nive
les de 1965. Por su parte, la demanda exterior fue dbil, lo cuá[çUo lar que óJaumcn
to de las cportaciones fuesesalo deI 3,4 por 100, mientras que.en el año anterior el —

aumento de la cxportaciSn fue cercano-al 8 ‘por 100. Indudablementela rccupcracin —.

alemanci fue m6slenta de lo previsto e incidi6 negativamentesobre la oxpansi6nde ia —

economia rrancesa.

El aspecto m6spositivo del ciñoque cicabade terminar fue el aumentode —


e-’
—u—

la productvkktd; en este terreno se ha producidoun avance importante en la rccstruc—


turócin industrial, mediante la conccntraci6n y racionalizaci6n de emprensas. Losa—
vances do la productividad han coincidido con un rpido aumentodci paro, hechoque—
ha incidido negativamentesobre el consumoprivado.

El dinamismoy el motor do la moderadacxpansi6nhan encontradosu ori


gen en ci aumentodo la inversi6n productiva privada, ¡unto con ci aumentodel gasto —

público. El aumentodo la ¡nvcrsi6n privada os ci resultado del procesode racionaliza—


cian industrial impuestopor el nuevo clima coripetitivo que tonc1rcque afrontar la indus
tria francesaci partir dci 1 de julio. Comoossabido, en dicha fecha dcsaparcccrn los
aranceles nacionales entre los paes que forman la CEE.

El alza de los precios ha sdo moderadaaunquesuperior a la prevista por


el Plan. En efecto, el alza fue del 3 por 100mientrasque las revision0s cran do un al
za del 1,5 por 100. Estehecho ha impedidoque el gobierno tomaser.icciidasm& adivas
para reactivar la economíapor miedo a una mayoralza de precies.

Las causasdo la moderadaexpans6n han sido, por un lacio, una coyuntura


internacional poco favorable, que ha impedidoque el sector exterior fuese expansionis
ta. Desdeel unto de vista interno, el freno fundamental ha sido el estancamientodel
consumo privado, cuyo origen hay que buscarlo en el aumentodel paro y en la situaci6ri
del mercadode trcibojo.

El gran problemafranc6s del momento—tantoen 19ó7como en 1968—esel


pto bi emedel paro. La cifra actual de paradoses elevada —unas 320.000 personasen pci
ro—, pero si so tiene en cuenta el númerode ¡6vcnesen buscade cr1ploo que entran en —

el mercadode trabajo, seguramentela cifra reprcscntar el 2 por 100de la poblaci6n —

activa. Esteporcentaje es ci ms elevado de los últimos años. Lo peor dci caso esque
en gran parte os paro estructural, resultantede la rcostructuraci6n industrial en marcha;
adems,si so llevase a cabo una mayor racioncilizaci6n industrial obligada por el nuevo
clima competitivo de la CEE, es probableque el paro aumentasemuy rpidamcnto. En
cualquier caso, se esperaque en 1963alcance los 400.000 parados.

Aparte de los cspeçtossociales y políticos, ci aumentodel paro tiene una


incidencia desfavorablesobre la econornie-a francesapor representarun freno claro al alza
del consumoprivado. No se trata s6Io de la rcstricci6n del consumopor parto do las por
sones en paro, adc-ms y como resultado de lci situaci6n de incortidur.ibrc en el morcado
de trabajo ha aumentadoel llamado “ahorro de precauci6n”, que al restringir lo deman
do, tkno efectosdepresivossobre la cxpansi6n. Estehechocontinucirc e incluso aumen
tarú en ci cifio en curso, lo cual, indudablemente,signfficar6 un freno a las posibilida

des do oxpcnsi6nen 1968.

¡c1ems del paro existen uriciserie do problemase inc5gnitas en la econo —

mía francesa, que presentanun cuadro flO demasiadofavorable a laepansi6n.


—9—

La gran ¡nc6gnita de 1968es CU61 ser6 la reacci6n do la economíafrance


so a la nueva situaci6n competitiva en el interior de la CEE. Comoso sabe, el nuevo—
clima corapctitivo, resultantede la piicaci6n del Tratadode Romc,fucel origen de los
poderes espacialesque ci gobierno pidió para llevar acabo medianteordenanzasde mar
codo car6ctcr neocameralista, la rcestructuraci6nde la industria francesa. Los lectores
do lnformaci6nComercial Españolafueron informadosen su momentodo estasmedidas.
Respectoa los resultados, la verdad esque so desconocen,aunque pronto lo sabremos.
Lo t5nicocierto esque, mediante un espectacularcomentode ordcnc’nzos,tímu1os fisco
les, acci6n directa, etc., se ha onseguido cierto grado do concentraci6n y racionalizo
ci6n en el sector de alimcntaci6n, contrucci6n naval, siderurgia, material de transpor
te y energía, pero los resultadosestasreformasno podr6n conocorsehastaque la indus —

tria francesaso enfrente con la competenciaexterior’. Lc ónico cierto, por el momen


to, esque existen serios temoresy una gran incertidumbre en los cfrculos industriales—

franceses. Los temoresson fundados, tanto m6ssi tonemosen cuenta que desdeel 1 de
julio la defensaautnomd sor6 ya imposible, so trato, pues, de un hecho irreversible.

Otra gran ¡nc6gnita que determinar6la coyuntura ocon6micafrancesa en


1968, es los efoctos que sobre los precios tcrdr6 la nueva reformafiscal que extiende a
amplios sectoresci nuevo impuestosobre el valor añadido (TVA). Existe el temorde —

que ci nuevo impuestoacelero el aumentoda los precios. Los posmistashablan de un


aumento dci 4 por 100como resultado del nuevo impuesto. El gobiernocree que la mci
dencia del impuestosobre el costode la vida s6lo ser6 del 0,5 por 100 y confía en la —

presi6n de la competenciaexterior para frenar el alza de los precios.

En general, los pron6sticospara 1968apuntan una lirjera rccuperac6n. En


gran parto, la expansi6ndcpender6de la coyuntura exterior, en particular de la rocupe
raci6n alemana. Oficialmente se anuncia un aumentodel PNBdci 5 por 100 —elobjeti
yo del Plan—,pero naide cree que puedaalcanzarsee incluso los r.i6spesimistasdudan
que so puedaalcanzar ci 4 por 100conseguidoen 1967.

Por si el clima do incertidumbresobre la economíafrancesaal comenzar—


t — C)
ci ano 1,ó fuese poco, existe aun el prolcnc oc valorar los efectos que sobro la econo
mía francesatcndr6n las recientesmedidastomadaspor el presidenteJohnsontendentes
a reducir el d6ficit de la balanza de pagosde los EstadosUnidos. Esdifícil cuantificár
los efectosde estasmedidas, pero es seguroque tendr6n una incidencia negativa sobre —

la balanza do pagosfrancesa. Lo paradcSjicodci caso esque las nuevasmedidastantas


veces pedidasporFrancia, van a poner Jo manifiesto la debilidad do la economíafran
cesa. Comoessabido, el d1ficit comercial franc6s so cubría en una parte importante —

por las entradasde capital norteamericano, gastosde turistas do dicha nacknaiidad y, —

hasta hace poco, con ci gastode las tropas de los EstadosUnidos estacionadasen Fran —

cia. El conjunto de estosingresosser6ndel orden de los 600 millones do d6iares, lo cual


servía para cubrir el d&ficit comercial de 300 millones de d6!ares y tenor un ‘excedente —

do balanza de pagosde unos300 millones do d6larcsque, triunfantemente, Francia con


vertía en oro. Todo esto mecanismodescipcircccr6 como resultado de las nuevasmedidas,
- lo —

y lc probable es que Francia tonga que hacer frente a un dficit de su balanza do pagos.

Por otra parto, la desaparici6n de los capitales norteamericanos de los mor


cados financieros europeos, en particular en el franc6s, tondr’ una ¡ncidcncia segura en
la ¡nvorsi6n como resultado do la ekvaci6n de los tipos do ¡ntercSsque reprcsentarn un
freno seguro a lo inversi6n productiva y, por tanto, al crecimiento.

Desgraciadamente para la economía franccsa,las medidas norteamericanas


llegan en un momento en que la situackSn y las perspectivas do la economía francesa pa
ra 1960, no cran demasiado salidas. Si al impacto do las medidas del presidenta Johnson
unimos las incidencias de la dcvaluaci6n de la libra en la balanza comercial françesa, la
situcici6n de la balanza de pagos del general Do Gaulle es precaria. En efecto, con la
devaluaci6n la situaci6n competitiva do la industria brit6nica en el mercado francas me
jora scnsibicriontc, tanto ms en un momento en que la entrada en vigor dci nuevo aran
cel de la CEE —masbalo que el froncs— hcibroel morcado francas no s6lo respecto a los
otros miembros de la Comunidad sino tambiSn a la competencia internacional.

Claro es que la situacliSn francesa os fuerte si considerarnos que las reservas


de Francia son superiorc a los 30.000 millones de francos, es decir, unos 6,000 millones
de d6k!rcs, de los que unos 5.000 millones son oro.

Desgraciadamente la nueva .situcci6n pone de manifiesto las contradiciones


entre la realidad econSmica francesa y su política exterior. Las dificultados que se ave—
cincin en la balanza de pagos francesa no tendrían importancia si las reservas francesas —
cumpliesen un simple papei funcional de c:ar&ter ccon6mico. La realidad os distinta, —

puesto que la gran reserva en oro y divisas francesas es un instrumonfo de Ici política ex
terior degaullisfa. En esta situacin no pueden usarse como motor de la oxpansin ocon
mica, puesto que forman parte de la mitología de grandeza del presidente franc6s.

En lo presente situaci6n de ia economía francesa,sorratal vez necesaria —


una política gubernamental expansiva con rebajas do impuestos y aumento en el “d&cou—
vort” del ?respuesto, tendente a la estimulaci6n directa del consumo. Esto implicaría ,
naturalmente, un mayor déficit de la balanza de pagos y p6rdidas, tal vez importantes
de oro. Lo ms probable es que el general De Gaulle prefiera conservar las reservas que
sacrificar estas a lo expansion y en el crecimiento economico. Por esta razon creemos —

que las perspectivas para la economía francesa en 1963 son poco brillantes.
—11 —

REPUBLICA FEDERAL ALEMAN:A

Comoera de esperar, el año 1967fue el primer año do roccsin para la —

economía de la Rcpblica FederalAlemana desdeel período de o;qxinsi6necon6mica —


que corncnz6en 1943. En 1967el PNBdo la RFAdsminuy6 en t6rminosreales entre el
1,5 yei 2 por 100. La inversi6n fija baj6 un 12 por 100 y las cifras cIaparo superaron—
los 500.000 parados. El 6nico resultado positivo de la rccesi6nsi es que puedeconsi
derase positivo es ci aumentodel supor6vit de la balanza de pagos. Cono nuosfroslec
tores saben, la rcccsi6n alemanano fue una crisis m6gica resultantede esoque lo mar
xistas y ncornarxistasllaman 11contradicioncs
internas del sistemacapitalista” sino el re
sultado de la ortodoxia ccon6rnka imperanteen la RFAdesde ci fin de la segundaguerra
mundial.

En cualquier caso, lo cierto es que la rcccsi6n se prolonrj6 m6sde lo pre


visto y que incidi6 desfavorablementesobre los otros pafes que fornan la CEE. Con el
fin de acelerar la rcactivaci6n, el gobierno torn6 medidastendentesa la expansi6n, au
mentando (ci¡nversi6n phlica y al tiempo que modificaba la estructura del gasto pbIico
realiz6 una reforma fiscal. Estasmedidas—delas que nuestroslectores fueron informados
en su día—pareceser que han puestoya en marchalos nuevosmecanismos de oxpansi6n.
De acuerdocon el Gltimo infórmo dci Consejo Econ6mico—elllamado comita de los 5
hombressabios— se cspcia una r6pida fósc de expansi6nen 1963, afio en que, scgón el
grupo de expertos“los alemanespodr6hvivir por encima de susanteriores posibilidadcs”

- Tanto
los indicadoresccon6nicos como los proncSsticos de los analistas eco
nomicos aseguranuna fuerte expansionen l9u. La masmoderada, la Comisionde 19 —

CEE, cree que el crecimiento PNBestar6 comprendidoentre el 3,5 y el 4 por 100, y al


g6n instituto privado, como el IFO de Munich, cree que la situaci6ri expansionistaes tan
clara que teme que aparezcantensionesinflacionistas y síntomasde recalentamiento en —

la segundamitad del año, El gobierno est6 decidido a conseguiruna taso de crecimien


to a largo plazo del 4 por 100, incluso si para conseguirlo os necesarioun nuevo impulso
estatal. No hay duda que lo conseguir6, tanto m6ssi considerarnos—ydecimosestosin
la menorconcesi6n al cinismo—que el año 1969ser6 un año electoral en la RFA.

So esperaquo en la nueva fase de estabilidad se mantengala estabilidad —

do los precios, lo que es para los alemanosy susdirigentes el objetivo fundamental. No


parece difícil para ci año en cursocumplir este objoflvo si tenernosen cuenta la situaci6n
dci mercadodo trabajo y el excesodo capacidad existente. Do acuerdo con la opini6n —
del ConsejoEcon6mico, la productividad cumentar6en un 4,5 por 100, lo que pcrmitir6
que los aumentosdo salarios no incidan negativamentesobre los precios. Claro esque en
los 6ltimos mesesde 1967 los aumentossalariales en algunossectoreshan sido superiores
a los do la productividad; pareceser, adcm6s, que los sindicatos ost6ndecididos a au —

mentar su participaci6n en la renta nacional en la nueva etapa de prosperidad. Estaos —

la raz6n por Ici que el grupo de sabiosrecomiendauna política de rentas tcndentcsa con
seguir aumentossalariales escalonadosen (los añosque no superenci 0,5 por 100. De os
— 12

ta forma.los precios se mantendríanprcticanentc estables4

El paro, que ha superado los .500.000 parados, se cree que comcnzar a d!s
minuir en la pr6xirna primavera de forma rcpida. Este hecho implica que por el momento
los aumentos salariales ser6n moderados. En Laopini6n de los eportos, una polítca sa
larial moderada favorece el aumento dci nivel de empico y la a1xirkin de una demanda
insatisfecha que hace ms segura la posicin de los asalariados. Los aumentos excesivos
do sdarios ponen en marcha los efectos sustitutivos de la automatizaci6n, que pueden —

dar lugar a probloricis de paro estructural do difícil soluci6n, cono estc sucediendo, por
ejemplo, en rancia.

En oste clima muy favorable a la expansi6n —eindependientemente do la—.


situaci6n r.onetaria internacional— existen ciertos problemas do difícil pron6stico. Se ig
nora el afecto que sobre la inversi6n tendr ci aumento de los impuestos sobre las socie—
dacios aunque, por el momento, so cree que la ¡nvorsi6n aumentare despu6s del descenso
que tuvo lugar en 1967. El otro elemento do indcterminaci6n se refiere a la incidencia
que sobre los precios tcndr la entrada en vigor del nuevo impuesto sobre el valor añadi
do, el ya cIehre T/Á; los pesimistas auguran un aumento dci 5 por 100. Hay que te —

ner en cuenta que así como en Francia la cntrcida en vigor del nuevo impuesto s6io afecta
a nuevos sectores en la distibuci6n y servicios, en la RFA la impiantaci6n del nuevo ¡m—
puesto afcctarc a la totalidad do la economía. El ministro de Hacienda, señor Strauss,
indica que, desde el punto de vista de la rccaudaci6n, el impuesto es neutro, y que no
tiene que repercutir en ci coste de Lavida,. La realidad os que so trata de una inc6gnita
mas, que se despejar con el paso del tiempo.

El nco problema realmente serio para la nueva etapa de expans6n econ


mica es el sector exterior. Todo los cclcullos ccon6micos sobre ci ario 1960 anunciaban
una disminucin del excedente de la balanza de pagos, lo cual, teniendo en cuenta la —

posici6n alemana en la economía europea, podría considerarse como un síntoma favora —

blc. No hay que olvidar que en los primeros once meses de 1967 el superavut de la ba —

lanza comercial de la RFAfue del orden do 3040 millones de dlares. /-hora bien, con
posterioridad ci las estimaciones que anunciiabcin una baja de supcrcvit para el año en cur
so, se produjo la devaluaci6n de la libra, que inplicar una fuerte disminuci6n de las —

exportaciones alemanas al perder mercados a favor del Reino Unido. Pr&ticamcnte la —

devaluaci6n britnica implica un aumento reLativo de los costes alemanes cercano al 3


por 100. La disminucicSndel supcrvit do la balanza de pagos alcr.icina podre ser en estos
momentos un alivio a la tensa situacin del mercado de capitales europeos despus de ks
ltirnas medidas de los Estados Unidos, tendentes a proteger la stuc:ción internacional —

del dlcir como moneda de reserva.

Claro es que la practica desaparici6n de las inversiones norteamericanas de


los morcados europeos sicjnificar una recsfructuraci6n de los mercados de capitales euro
peos —ymundiales—, con la consiguiente clevaci6n de los tipos de intors que puede te
ner efectos claramente regresivos en los planes de inversi6n empresarial.
— 13 —

De lo que no hay duda es do que la coyuntura econ6micaalemanaserá la


determinante fundamentalde la coyuntura europea, y que su influencio sobre la france
sa en particular ser decisiva, puestoque las perspectivasde dicho paísson menosfavo
rables que las do los otros paísesmiembrosde Ici CEE.

ITALIA

En 1967la economíaitaliana ha sido una de las pocaseconomíasque han


mantenido o incluso superadoel ritmo do expansiónde 1966. En efecto, se esperaque
el crecimiento del PNB para 1967sea del 5,0 por 100frente al 5,5 por 100 en 1966. En
cualquier case, lo cierto es que el crecimiento econmico italiano ha sido el ms eleva
do do los paísesque forman la CEE.

Tal vez estose deba a que Italia fue el primer paísde Europaoccidental —
r.. — — — 1 .— 1 — 1
que cstaeilizo su economiadespuesdel uarjo portadodo expanstoncc ia decacade uos—
años cincuenta. Como ossabdo, durante dicho período la econor.ía italiana pasapor—
una rapida fase de expansionoconomicaque saco a Italia do la trampade su subdesarrollo.
Durante dicho período, el crecimiento (le Ita economíay la transformaciónde la socio —

dad italiana fueron espectaculares. La expansiónno sólo fue rópida, sino que, ademcís,
so llevó a ccibo manteniendola estabilidad de los precios ye1 equilibrio exterior. i-hora
bien, cuando el crecimiento encontró el techo de los recursosreales, en particular cuan
do se agotó la reservado manodo obra, so ror.ipió la estabilidad de los salarios y se en
tró en una inflación de costosque pronto pusoen peligro al equilibrio exterior. Parares
tableccr la solvencia exterior amenazadaso impusoun bruscofrenazo y una etapa esta —

bilizadora que prócticamento produjo el estancamientoeconómico. Ahora bien, el rea


lismo y la eficacia de aquella etapa es la basede la presentefase expansionista.

La expansiónitaliana en 1%7 es r.iclsimportantean si so consideraque ha


tenido lugar en una situación exterior desfavorable. Comoossabido, entre los paísesde
la CEELosdos mcisimportantes, económicamentehablando —Alemaniay Francia—,han —

pasado un año de recesióno de crecimiento muy moderado. Estehecho, indudablemente,


ha repercutido sobre las exportacionesitalianas, que disminuyeron lo largo del año. —

Por su parte, las importacionesaumentaronen un 15,5 por 100 en los ocho primerosme
ses respectoal igual períododel año anterior. La diferencia entre el aumentoespecta
cular do las importacionesy la debilidad de las exportacionesmuestraclaramenteque el
motor do la expansiónen 1967fue la firmeza de la domandainterior, que cor1lpensóIci —

debilidad da la demandaexterior.

Si tenemosen cuenta que desdeel punto de vista agrícola el año 1967 no


fue completamentesatisfactorio, esfócil ie comprenderque el sector r.’iósclinómicofue
el industrial. En efecto, todoslos indicadores industriales, con la excepción de la indus
— 14 —

tria de construcci6fl de viviendas, son expansivos. El avance do la produccin industrial


fue general, pero los mayoresritmosse dieron cii los sectoresm6smodernosy din6rnicos:
industria mec6nkc, metaIrgica y de transporto. La cxpans6n do la industria rnoc6nca
fue en los rireros siete mesessuperior en un 20 por 100a la del mismo período en 1966.

La rpida expansi6nindustrial so ha visto acelerada por la r6pida expan —

si6n dci consumo—quese refleja tarnbi&i en el aumentoespectacukirde las importacic


nos—lo que dio lugar a una fuerte demandaindi’cida de invcrsi&1. En efecto, el aurnen
to de la inversi6n fue superior en un 11 por 100a la de 1966y las Glflncis encuestasroali
zadas indican que la mayoría de los empresariospronosticanun nuevo crecimiento espcc
tacular de la invcrsi6n para 1963, como rospuostaempresariala unascarteras de pedidos
en creciente aumento.

El comienzo de la nueva fose expansionistase ha reflejado claramenteen


el mercadode trabajo, en el cual se dan dos hechosimportantes. Poruna parte, la po—
blaci6n activa aument6como resultadodel regresodo parte de los trabajadoresemigre —

dos y, cii mismotiempo, tuvo lugar un nuevo descensodel paro. La disminución del pa
ro sitúa la tasa del paro en 2,3 por 100do la poblcici6nactiva, habiendo tarnbi6ndismi—
nuicio la sueocupacion.

El aumentode la poblaci6n activa se ha producidoen circunstanciaseco—


n6micas desfavorablesal desarrollo econrnio, puestoque los aumentosde empleose han
dado en ci sector industrial y en ci de los servicios, y ha continuadodisminuyendola —

poblaci6ri activa agrícola; este último hechoos muy positivo, puestoque, pesoa la lar
ge etapa de crecimiento econmico, la poblaci&i agrícola representaci un porcentaje —

cercano cii 30 por 100, cifra indudablementeexcesiva para una economíaindustrial mo


dome. M6s iripertante aún os el hechode que, poseal crecimiento do la pobiacin ac
tiva, la productividad ha aumentado. Estoha permitido que los afectosde la escala de
salarios no fuesennegativos; por ei contrario, los aumentossalariales, junto con el au
mento del número de asalariadosha sido uno dolos componentesdin6micosde la deman
da interna co bienesde consumo,que a su vez incidio, cornoya indicamos, en ci aumen
to de ¡ci¡nvcl6n.

i-iay que destacarque la relativa flexibilidad del mercadode trabajo —con


una tasedo paro cercana al 3 por 100—puedeser un factor positivo en la nueva fase de
expansin. En efecto, la situaci6n del mercadodo trabajo impide que las presionessa
lariales sean excesivas y permitir6, por consiguiente, manteneruna estcibilidad relativa
en los precies, muy necesariaen la nueva etapa competitiva que comenzar6pare los paí
sos de la CEEcon la dosapariciúnde los arancelesintercornunitarios.

Las perspectivaspara 1963son Iaramcnte expansionistas,aunque, como —

resultado do la coyuntura internacional -en pctficular los problemasrelacionadoscon la


estructura financiera internacional, existo cierto grado de indcterr.iinacin en el pronas
tico. Lo futura expansi6nse basarúindudablementeen la demandainterior expansiva,
— 15 —

que, al aumentarel nivel de empleo, cncontrar un nuevo motorde crecimiento. Cla


ro es que ci ritmo de expansin podría aumentarde forma considerablesi se produce, co
mo parece probalc, la recuperacion do la oconomiado la T)epueica I°
reucrol Alemana—

y Francia mantienesu moderadacxpansi6n. Lo que sí parececierto esque —excluida —

una grave crisis financiera internacional—, c factor exterior poc1r ser un elemento de
aceleraci6n do la cxpansn italiana, poro no c;cosivcmontc rotardador do 6sta. El ho
cho esque el ritmo de aumentode la inversi6n en 1967y los planesdo ¡nversi6nen mar
cha, que ¡r.ilican un períodode maduraci6ny que no son reversiblesci corto plazo, ase
guran a la economíaitaliana una nuevaetapa de expansi6nen 1963.

Se esperaque la tasade crecimiento del PNBpara 1%C, sea del 6 por 100,
tasa dc crecimiento superior a la filada por los objetivos del Plando Desarrolloque, co
mo se sabe, esdel 5 por 100.

La coyuntura internacional, poco propia indudablemente, ¡ncidir sobre lo


tasa de crecimiento y tendr6 susrepercusionessobre la balanza de paoos—lap&dida del
turismo americanoque tanto pesaen la industria turística italiana, poro la realidad es
que la situaci6n de las reservaspermite mirar sin demasiadaprecauci6nal año 1968.CIa
ro esque un mundoecon6micocada vez ms interindepondiente, unasituac6n eçon6micain
ternacional difícil hará sentir susefectos en todos los países, incluido Italia, que es,
to con la Alemania Federal, la que presentauna situaci6n m6sfavorable y prometedora —

al comenzar1963.
CESEDEN BOLETIN
MENSUAL
N°24
Dpto.de Informacion

VARIOS
— L A ‘PROSPeCTIVEs’ Y ¿OS Ed&’C/ TOS

qfi.

x
CESEDEN

LA UPROSPECTIVEa
Y LOSEJEÍCITOS

(“LÁrm&?, fobroro 1967)

Marzo, 1968 DOLETINDE INFOR!vVCIO N2 24 X —


En su número53, de diciembre de 1965, la revista Lrme, ha publicado
un trabajo muy interesante: “Reflexionessobre la “Prospectivo”. Lasesperanzaspuestas
en una actitud que trae cada días las pruebasde su fecundidad, las críticasjustificadas
a voces por unasconclusionesdemasiadoambiciosaso mal afirmadas, incertidumbres —

debidas a m6todosintelectuales todavíci insegurosy el sentimiento do tentar, sin embar


go, una do las llaves de un futuro inquietante, todo ha contribuido a hacer la fortuna
del vocablo y a atraer la atenckn hacia el asunto: Pasadoun decenio de los primeros
escritos de G. Berger, la “prospectivo” ha señalado la mayor parte de las doctrinas re
lativas a la acci6n.

Su practica sistem6ticaasegura, en opini6n do buenasy diversasinteligon


cias, que la complejidad, fluidez, las contradicciones do la realidad podríanser diri
gidas en todos los sectoresde la actividad, si se cuida de no hipotecar el porvenir ba
jo el pretexto de ganar la única batalla del presente.

Precisamenteel porvenir dir lo que valen los actuales esfuerzospara des


cubrir los mediosy caminosque permitandirigir nuestraacci6n. Dir6 si al fin hemos—
llegado al no hay m6sque “entrar o retroceder”, lo que preocupabaa Valery, deploran
do nuestraceguera ante los hechosde evoluc6n y nuestraimpotencia para construir ra
cionalmente un mundoa la medidadel hombre. Perodesdehoy se puede medir el ca
mino recorrido a trav6sde tantos escollos. Se puede entrever lo que podríansuscitarp
primeramenteuna roflexin crítica sobro los procesosintelectuales clsicos y las condi
ciones del acto creadasy a continuaci6ri unasinvestigacionessistem6ticassobre la me
jor inscrci6n do esteacto y de susdesarrollosen la permanenciahist6rica... La refle
. — .— . . .
xion teorica y la decision practica son aqui indisociables. Pordefinicuon, la prospec
tivo” aplicada no sabría ser gratuita: So trata siempre de saber intentar sabor para po
dor, lo que so olvida a veces para acabar por refugiarso en algunas ideasgeneralesque
ordenan simplementenuestrascuriosidadesal t6rmino de unosanálisis realizadossin la
preocupaci6n do una finalidad aut6nticcr.

Para el soldado, m6sque para nadie, no se trata de refrescaruna visf6n his


t6rica con la sola satisfacci6n do comprendere1 mundo, sino de racionalizar un esfuerzo
do conocimientosen beneficio do un trayecto determinado, do definir lo que sor fil —

conocer sobreel futuro que se esboza, en atenci6n a las decisionesen suspenso. Para
61 se trata do sumar la voluntad a la suerte, “hacer por ver” sabiendoque debe afrontar
toda situaci6n futura como la resultante do susdecisiones, de susacciones, ms o menos
libres, y do las reaccionesms o menosprevisiblesdel modioque lo rodeoy de adversa
nos n6s o monoshostiles.

El artículo de LAtrm6e ha recordadolos principales resultados logradosen ma


— —

tena dc prospcctive’, aplicada tanto oiracic comó ón el odranjoro. Ha ctad los


pionoros to6ricos y prcticos.

Queda sin embargo, presentarlos esfuerzoshechospor los Ej&citos para —

adoptar el m6todoh1prospcctivcU.i ApUcndos.e sistem6ticariontoa describir las estructu


ras ris generalesdel futuro a fin de renovar suspropios ncSiodos de provisiSn, insuficien
tos hoy en un universo onmutaci&i, los Ej6rcitos han hechofiurcir a monudóinciativa
y atraído una corriente de roflcxi6n qúo ho cosa dearnpliarsc... ]aoy, todavía, cons
van un papal cstimuknto sobrç ciertas empresassirñiiaresde los sectorespúblicos y pri
vado.

Dcsc1oanc1o1osaspectosfilos6fiCcs do la “prospectivc”,Ol presentoartículo


se limitarc a resumirks caminc omprandtds y los resultadosya obtenidosen el sectormi
litar,.. En resumen,la experienciaesta n cursoy las conclusiones que sugiereno podrn
tener nis que un valor provisional.

DEL DESPACHCIIpr(pEcTIvEt* - OllENTAClON (1961)


AL CENTRODE pRQSpECTfVE” Y DE EVLUAClON (1964.)

Un decretodl 21 do abril do 1961 croo la Direcci6n cia Investigacionesy


Modios de Ensayo(D.R.M.E.), que, en ci cuadrodolos trabajosde la Dclegaci6nMi
nistorial para el Armamento(D.M.A.) osKiencargadado establecer unosprogramas ge
nerales do investigaciones científicasy tcnicas para lasnecesidadesde losEj6rcitos, —

asogurarso dosu ojecuci6ny do recogerci esto efecto las inforrxiciones necesarias


de or
gcnizar y coordinar la utilizaci6n de losdiferentesmediosde ensayosci petickSnintcra-
¡rcitos.

Un decreto ministerial cia fecha 7 de agosto de 1%1 fija la organizaci& ge


nora1 y lasatribucionesdo la D.IL!’LE. ¡ uf so hace resaliar en particular que estoorga
nisno oste encargadode indicar ó intensificarlosrrabaiosllamadosde punta, suscepti—
II
ates co orientar a largo plazo la poliia de armamcntode la ncicuon.
Por otraparto, 0Ídecreto prcscibí a laD .M.E. suscitar
entre ÓID.M.A. y los orOansmosexteriores ¿lMinisterb do ksEj&cilos. Ya scan
bticos (InvestigacionesCientíficas y T6cnicas, Universidad, Institutos Nacionales, Escue
las, . . . etc.) o privados,(kiboratorios industriales.,por ejemplo).
.. —

Lúogb lá vÓcaci6ñt!pros çtiv&’deldpJ.M.E..OStclba firridd sii


g&cckid. Porástcira±6rián dkkrnbne de 1961,suD Wbctorintaí6 crcc de I u’i Dos
¿ha do “Prosoctive’1 y Orkrtai6n (ti. 1’.0.). Compuestoónicamcntedo ingenieros mi
litares, oste organismofue encargadodo recoger las ideas nuevas, confrontarlas con lar
necesidadesmilitares probabls ci largo pkzo (19C0—C5) ydeducir de esto axamonuna —
-3—

óricntci6n para los estudiq que serían mantenidospor la D.R.M.E.,

Por otra parte, el B.P.O. debía asegurarel Secretariadodel ÇomitCaus&


tivo do “Prospective” (C P.E.). Creado en de 196?y reuniendo unaspersonalida
des do altorangocivil o militar,dcsigncidos
por l MurHstcrlo delos E1&rcttos,ci C P.
E. debía constifuir’un verdadero “Consejo Científico y T6cnico” del Ministro para los
problemasa largo plazo. Un decreto ministerial del 27 de febrero de 1964extendi6 y
procis6 las atribuciones de este organismo, que fue encargadode estudiar la incidencia
de los progresoscientíficos sobrela k!oa cstratgiCa.

Mediante lo confrontaci& do los imperativosestrat&jicoSy de los informes


0ntíficos ytcnicos valora las posibilidadesde concebir y realizar unos programas de
invosfiçjac6fl o largo plazo, aplicables ci unosfines militares. Los trabajosdel Comit
establecen el objeto de un informo de “prospectiv&’ cuya rcvisi6fl os anual.

Por decisi6n del Ministro de los Ej&rcitos, el Comit6 Consultivo de “prospcc


tive” puedehacerse ayudar cuando lo necesite por unos gruposde “prospectivo” encar
gados do las investigacionessobrounostornasdeterminadoS.

Poro este decreto de 1964precisabaigualmenteque ci secretariado perma —

nente del no poro1 B.P.O. sino por el Centro do


“Prospectivo’1y de Evaluaciones(C.P.E.) del que otro decreto definía las misionesy
ganizaci6n. En efecto, dado su cornposlci6n(enerosmiiiar05 i.nicamenteYet B.PT
O. nopodía ni reunir la información, ni integrar súsirwcstigcciofleSinteresantessimul
taneando los tres dominios: “prospeCtivo” científica y t6cnica do necesidadesa largo —

plazo de las utilizaciones militares, valoraci6n de las incidencias ocon6micasde las in


vestigaciones, y estudiosy desorrollosconcemieflteSala política do defensa.

Era necesariocrear un organismoque, reuniendoen un mismoequipo a of i—


ciales, ingenierosy economistas,pudiese “participar en los trabajosde los gruposde —

“prospectvc” y . .. estar investidosdo misionesparticularesa poticion del Vresidentc —

del Comtcí Consultivo de “Prospectivo”.

Pero estafunci6n de Secretario del C.C.P. no era la única que el Ministro


confiaba al C.P.E. comose puedecomprobarcon la lectura del decreto do creacin.

MIS IONYoRGANlclo:DELCENTRODE“pgOECTIVE’YDE
EVALUACIONESDELMIlSTERIODELCSEJERCITOS

El decreto del 27 do febrero de 1964definid en estost&minos Lasatribucio


nos del Centro de “Prospective” y de Evaluaciones,y el espíritu que debe presidir la ej
-4-

cuci.Sn do su tarco.

El Centro do “Prospectivo” y do Evaluaciones es un organismo consultivo —

permanente páa la orientación de las investigaciones y estudiosa largo plazo en matç


rio de defensa. Dependedirectamente del Ministerio do los Ej&citos.

El CP.E. recibe susdirectivas del Ministro. Le trancmitesustrabajos ya


directamente o por mediaci6n del Comité Consultivo de “Prospectivo”, del cual asegura
ci secretariado pormanente.

El Centro valoro:

— en colaboraci6n con la Delegación Ministerial para el Armamentoy en par


ticular con la Dirccci6n do Investigacionesy Medios do Ensayo, la ¡nfluon
cid de los descibrimkntos cicntrficos y t6cnicos recientes o previsiblesso
bre la dofinici6n de los sistemasde armasque puedanconsidorarsea largo
plazo,

— en colaboraci6n con el EstadoMayor de los Ej6rcitos y los EstadosMayores


de cada Ej6rcito, las consecuenciasde la aparici6n do estas posibilidades
ttcnicaS sobre la ovoiucicSnde la estrategia y susincidencias sobre las no—
c.csidadosde los cjSrcitos,

— en colaborcici6ncon los servicios calificados de LosEj6rcitos y todos los do


m6s organismosciviles interesadosy teniendo en cuenta los factores cientÇ—
fices, tcnicos, operativos, econ6micos, las posibilidadesde procedera —
las investigacionescon vistasa la rcclizaci6n de nuevessistemasdo armas.

En el cuadro de las directivas del Ministro do los Ej6rcitos y a continuaci6n


do los trabajos de valoraci6n, el Centro forrnula todas las proposicionesotiles concemien
tos a los investigacionesy estudiosa largo plazo.

— El Centro de “Prospectivo” y de Evaluaci6n hace que por los organismos


mT!i
taras o civiles competentesse procedaa ios ostudiostcnkos u operativos
que le seannecesarios. A oste efecto disponede crditos propios.

— El Director y los miembrosdel C.P.E. son nombradospor ol Ministerio do —

los Ej&citos.

Para llenar las misionesenunciadas,adcm6sde su Director se afectan al —

Centro; oficiales (2 de cada Ej&cito, 1 rdico, farmac&uticoo bi6logo, y 2 especiclis


ta en invcstigaci&1 operativa), ingenierosde armamento(uno cJeellos especialista en
invcstigcici6n oporaliva). militares cienHicos del contingente, economistas,funçiona—
nos del Estadoo contractuales, expertoscienflicos de tiempo parcial (economistas).
-5-

Teniendo en cuenta la novedad, la amplitud y !9 diversidad dela tarea, —

los efectivos puedenparecer dóbiles.

Pero ademasde que un orrjanisrnotal estudiasecualquier elementode las —

estructuras militares exlstentes,sQtrotabapllmeramefltedeuna o ponencia original de la


que ignoramos todqvfa todossusposiblesdçsarro1los. Estafase cxpqrimcna.’ rnplica
que los miembrosdel Centro constituyan un equipo soldado, tan apcisiónadopor su em
presa comoconscientedesusdificultades; un equipo que es, ci la vez, lo bastantehete
rogónco por los orígenes, formacionesintelectuales, y experiencias profesionalesy hu
manasdo cada uno como para sacar ci mayor beneficio de las cualidadesy singularida
des personales,y sin embargolo bastante homogóneopara que no sea exteri Uzada por
la afirmacliSnexageradado los temperamentos;un equipo capaz a la vez do suscitar un
clima favorable a la imaginación y a la inventiva individual, y do practicar la mutua
crítica con la mósentera libertad, sin consideración para las desirjualdadesde edad o
do 1orarquia.

Aunque los efectivos previstospor el Ministro no hayansido conseguidos to


davía (ntecjramente,podemosdecir que sobroci punto capital dci espíritu de equipo y
del trabajo colectivo, ci experimento aparece ya como un &ito.

METODOSDETRABAJODELCENTRODE“PRCSPECTIVE’tYEVALUACIONES

Si se refiere al decreto de creación, el C.P.E. ha recibido misionesde dos


categorías bien distintas. En primer lugar, es un organismocjecutivo, puestoque ase —

gura, comoanteriormente, el B.P.O., el secretariadoperrxinento del Comitó Consulti


yo do “Prospectivo” de los EjtSrcitos.

Cada ao el C.C. P. debe dar a conocer sus propuestas de orientación de —

las investigacionesy estudiosa largo plazo. Estaspropuestas se someten a los cuatro Es


tactos Wiyoros ya la D.M.A. para su examencrítico antes do la decisión del Ministro.
El C.P.E. prepara luego los trabajos dci Comitó.

Pero es tambión una cólula de trabajo a disposición del Ministro. A este —

título, susactividades so traducen por:

— trabajos de síntesisrelativos a todos los problemas que presentan las investi


gaciones y estudios a largo plazo en materia cia defensa, skndo el plazo —

mantenido actualmente el de 1930—35,

— la valoración del impactosobro el porvenir prospectivode las decisiones —

que puedansor tomadaspor el Ministro en estudiosci corto plazo...


-6—

Si el decreto acont6a las investigaciOnes relatives al plcir de equipo y ar


mamento, no fila límite prcticamcnte a campo de actividad del C.P.E. para respon
dar a los encargosdel Ministro sobre todos los aspectosde la “vida de los EI&citos”:
organizaCi6fl, estrategia militar, etc.

So trato o no do estudiosdo larga duraci6n, la cjecuci6n do tales trabajos


¡mpone evidentementela adquisici6n de una informaci6n.tafl exacta comovariada, que
constituye la materia prima de la reflexi6n. Por esta raz6n, el C.P.E. debe estarcons
tantcmente abierto al exterior, debo poder basarsu invcstigaci6n en los resultados de
los estudiosprocedentesde cada uno de los Ej6rcitos; puesestosposeensuspropiosc:•u
pos de estudiosprospectivos. Recíprocamente,se esfuerzaen aportar los elementosin
dispensablesde apreciaciSnsobre el contexto en ci cual se insertan los trabajos particu
lares de estosgrupos. Estaprocedimientode intercambio constanteesfundamental: por
mito de un lado conferir a la política de armamentodel conjunto do los Ej&rcitos la co
herencia que impone el car6cter unitario de toda defensamoderna,sobretodo en un —

país como Francia cuyos recursosson limitados; de otro, mantenerel C.P.E. en contac
to con las realidades, puestoque así cstar advertido constantementede las proocupci—
cones inmediataso lojanasde los EstadosMayores.

Sin embargo, st6 claro que las relaciones ms estrechasasí instauradasen


el senode los Ej6rcitos no bastanpara procurar la inforrnaci6nnecesaria; en particular
para intentar reintegrar ci conjunto de los factoresde evoluckSny los caracteresgene—
ralos do “medio” con los que tendrn que contar las FuerzasArmadasdel porvenir;
para juzgar así su relativa importancia4 Estoes tanto ms verdaderoque situindose en
una “prospectivo” muyamplia y especulandosobre las facetas posiblesdo un porvenir —

situado de unosveinte añosen adelante, el C.P.E. se fija unosplazos muchoms leja


nos que los que corrientementese fijan nara los estudiosespecíficosde cada Ej6rcito.

El C.P.E. debe luego volverse hacia unosorganismose;teriorcs a los que


su funci6n o ínter6s bien comprendidosordenen mirar mcslejos en aquellosaspectosdo
su actividad que le conciornen,algunode los cuales puedeninteresara la defensa. La
“prospectivo” aplicada de los cj&rcitos esta luego estrechamenteligada a la de los otros
sectores de la actividad del país y directamente afectada por las conclusionessacadas

aqu1 t y aIii1 soore todos los fonomenos
do la evolucon.

Tambi&n proporcionanuna ayuda preciosa al C.F.E. los individuos o colec


tividades que se dedican al “análisis dci futuro”, ya seandel Estadoo contratados por
el Estado, tales como los establecimientos,k1boratorios, centros de estudiosdel sector —

pbUco o nacionalizado; así como las instituciones o establecimientosdel sector priva


do. A este título y en funci6n de las necesidadesdo la “prospectivo” militar, se esta
blecen con organismos exteriores a los Ej&rcitos, unos convenios de invcstigaci6n y es—
tuclios dirigidos a temas bien definidos, generalmente limitados pero que requieran los—
trabales do expertos cuya autoridad es indiscutible.
-7v.

Dada la multiplicidad y la complcidadde tascorrck::cno3 existentesdc


de siempreentre tos problemasplanteadospor la defensay las actividades, tanto intc
lectucilos como materialesdel hombre,se concibe que so llevo al C.P.E. a abordar pc
sí mismo o cn colaboraci6rt con otros las disciplinas m6sdiversas; o! abanico se extio:.
do desde la Imología o ciencia de los conflictos a la bi6nicc (1) pasando por la
d. /
ostratcOla, las ciencias oconomicas,la sociologla, la iiolorjtCi, la q.!:mIca, la ciber
n6ticci, la l6gica, sin olvidad evidentemente todas las romas do la física aplicada. Po
ro si se debo abrir al exterior y dirigirso a competencias rcconocidc, el C.P. E. sSlo
lo haco a prop6ito de problemasplanteados do una manota tan proc ¡5c1como posible y
cuyo soluci6n, si existo, le perrnitir proporcionar unas rcspuestas explotables a cuesfl’
nos concrcta planteada; sobro un punto particular do la política do defensa.

Esto proceo muestrabien claramente que si el C.PIE. fue croado para pro
porcionar al Ministro de los EjSrcitos indicaciones sobroel futuro previsible, y rospuc
tas Ixocisas a ciertas interrogantes actuales, en primer lugar debo ser un Srgano de re—
floxi6n sobro la problem&ica de la defensa y sobro la metodología que requiero el estu
dio sistom6tico do lo problemas así e;pucstos.

Rcflexi6nsobrelaproblcm6tica

Est6 claro que la naturaloza, la amplitud do modalidadesde los conflictos,


aí como los caminos que permitan prevenirlos, se han modificado despus de veinte —

aiíos hasta el punto que los antiguos conceptos en que todavía se funda a menudo la de—
fonsq,no cubren la realidad. Tantearnospara iniciar con o:actitud los nuevos problemas,
para ordenarlos scgtn su importancia relativa.

No os menos evidente que las consecuencias de las mutaciones de la era —

cientifica e industrial est6n todavía mal reconocidas y asimiladas, tanto por las estruc
tures militares como por las otras. Sentimos primeramentela nocoscd de introducirun
mínimo do orden en la.,innumerablescuestiones, frecuentemente mal expuestas, que —
Plantea la ¡ntorrupci6nd la “novcdad en un dominio cte una cornpliccici6n externa.
Aciom6s, i nuestra potci6n os ya ¡nc6noda delante de los fonmenos actuales, qu6 de
cir de nuestro torpeza para conocer un futuro tanto m& inquietante en cuento no se pue
do deducir del presento o del pr6ximo pasado por simple oxtrapolacicn. La problomtica
moderna suscito una desconfianza razonada ante la historia tómada corno referencia, o
invonci6n., de otra cosa.
er_r

(1) Elccfr6nca biol4Sgica.


—o—

í&oflexi6nsobrelametodología

No esta menosclaro que las conexiones, cada vez mcsnumerosasy sutilc


entro los diversossectoresde la defensa, ayer todavía incicpondknteso que al menos
podían tratarso como talos sin grandes¡nconVfljOfltCS, exigen planteamientos cada voz
ms complicadosy delicados mtodos do análisis de mayorexactitud, que llevan tanto
a las correlaciones entre sectorescomobre estos!timos. En necesarioconseguir idcc,
fórmula; conceptosutilizar lenguajesque ayer todavía se hubiesendodido considerarcx
tranjeros en todo lo que los buenosautoresdirigirn bajo ci tSrmino de “pensamiento
militar”. En resumen,debo estar, hay ms que nunca, unido al “conjunto de fen6me—
nos que traducen la vida de la especie humana”.

ioneficiario do una posici& privilegiada en la cncr’’ Hide los cc’nc!


de ¡nformaci6n ms diversosy do La libertad de espíritu que autoriza estaotra posici6n
privilegiada, relativa al tiempo que confiero la tesitura “prospectivo”, el C. P.E. de
bería poderobtener unosresultadosinteresantessobro el doblo plan de la problemtica
y de la metodología.

Sin embargo, la rcflexi6n sobre la problemtica y la metodologíano esgra


tuita: la finalidad del C.P.E. resido en la busquedade solucionespracticas a las cifi
cuitados que plantea la obligaci6n de anticipar el futuro rs probable, y a los que, —

igualmente, os necesariosuperarpara resolver las contradicciones engendradas,hoy —

día, por la coexistencia de una herencia material o nacional muy constreñiday de ten
dencias evolutivas difícilmente identificables o divergentes. Las preocupacionesmeto
dol6gccis del C.P.E. no reflejan un gustoexcivopor la cspecukccSn intelectual: no
conde casosconcretosque tiene la misiiSnde tratar y marcanla obligacitSn, que tendro
mes en lo sucesivo, do racionalizar en lo posible unasgestionesque ya no serían espe—
colativas, como hasta hace poco tiempo, sobre los resultadosaleatorios del empirismo
y los aciertos de la intuici6n.

A título de ejemplo, una rpida ojeada sobreel procedimientoadoptado por


el C.P.E. para orientar las investigacionesy estudiosa largo plazo en materiasde ar
mamento, mostrabael tipo de dificultados mctodol6gicasque es necesariovencer, la
oxtensi6n del dominio que os necesarioexplorar y el volumen do informacin que osnc
cosario tratar para esperardefinir racionalmente, con alguna probabilidad de xito,
nuestrasacciones inmediatascon vistas a largo plazo.

Subrayamosprimeramenteque decimos“podrían” y no “deberían”.


—9

Este distingo es fundamental. Se trata en efecto de proponerunasorientaciones de ¡n


vcstiackSn y estudioque llevarcn a un estadode desarrollo, es decir, al de materiales
conseguidos, sistemasde armasoperati’cis hacia 1930—85.

Luego, los sistemasde arma que entraranen servicio en esa época debe —

rn oscogerso—esdecir, definirse—hacia 1972—75: si es necesario, en efecto, aceptar


los plazosnecesariospara pasardel estadode las conclusionesdel estudioa la fase del
desarrollo industrial, del modelo probatorio a la fabricación en serie de los materiales
adoptados, hay que tener en cuenta otro orden de consideraciones: las exigencias ope
rativcis. -

La elección de estossistemaspor las autoridadesque decidan en su momento


no podraefectuarse, en 1972—75,ms que teniendo en cuenta unosobjetivos militares
reales, objetivos que se fijar6 la polflica del gobierno en oso 6poca, y que, por tanto,
ignorarnos en 1966. Es evidente que el proyecto político de 1972—75 para los añossi—

guientes se establecor en funci*Snde las circunstancias hst6ricos, do la situación geo


cstrcitcSgica,del informe do las fuerzasy de todo un conjunto do datos concretosque —

aparoccr6n determinantesen esasfechas.

Son datosde política y do estrategia total que irnpondr6nuna estrategia mi


litar determinada, y por consguiente, ci plan do armamento(sistemasde armas)adap
tado a las exigencias y a las t&ticas que de astasderivan. Porotra parto, ci gobierno
de 1972—75 se asegurarede que el aparato militar estimadonecesarioa su política ser6
COmpatiblecon las reservasccon6rnicasy financieras que puedadedicarle: deber6 ar —

moníar su estrategiageneral militar y los otros componentesde su estrategia total.

Así las orientaciones de ¡nvestigaci6ny de estudio a largo plazo que debe


proponer el C. P,E. en 1966no puedendirigirse m6sque a provocarunostrabajos cuyos
resultados consfltuir6n en 1972—75 una masade información sobre las posibilidadestóc—
ficas, la eficacia militar, los costesdol desarrolloy la puestaen marchade los diver
sos r.icdiosconsiderados. Y es esta información de basesobro las posibilidadesydificul
tados, do la que se beneficiarón las autoridadesencargadasdo la decisión en 1972—75,
la información que debiera hacerles posible procedera su elección definitiva con cono
cimiento do causa.

Así, resumiendoel conjunto de la cuestión, establecemosel principio do que


parci que ci C.P.E. lleve su misiónson necesariasdos etapas:

— La primera tiene por objeto permitir desdehoy.9las autoridadesactuales una


primera elección relativa a las invcstigacioncsy sudios capacesde llegar a
un conjunto de materiales posibles, algunosdo los cualessorónoperativos —

hacia 1985. Estaselección conduceasía definir los objetivos de la inves


tigación, clasificados ya scgn’unrntodo que examinaremosa continuación.
Pero la continuación, por desarrollo en sistemasde armas, do los trabajos —
- 10

subrayadosen esta primeraselecci6n, ser6 determinadapor una segunda —

selecci6n, efectuada hacia 1972—75,que sor6 necesariapara pasardel es


fado de modelosprobatorios, indicando el que es posible entre lbs de la
serio y dedicóndosea aquel que se juzgue necesario, cuantitcitivci y cuali
tativamente. En la próctica, os esta segundadecisión la que ser6 dotorm
nanto, puestoque ftjciró ¡ciestructura de nuestrasfuerzas operativasen —

1985. La primerano tiene otro objeto que facilitar la segunday conferirle


un carócter racional.

Esto autoriza a decir que la eficacia de los estudiosde “prospoctive apli


cada efectuadospor el C. P.E.. no se medirópor el nómorode aciertos conseguidos en
sus previsionessobreel futuro, sino ci volumen de información ótil y explotable que
sus orientados trabajos proporcionarónci los jefes militares y CI las instanciasgubernamen
talos en el período 1972—75.

La dificultad de estagestión en dos tiempos—laPrimerasólo respondea la


finalidad del C.P.E.— resido en los caracteresaparentementeantinómicosde las dos fa
sos, sin embargonecesariassi se tienen en cuenta lo limitado de los recursosconcedi
dos a los ojórcitos. Debeatenuar este c:aróctercontradictorio ¡cidiscreción del mótodo
empleado en la primeraselección.

Como consecuenciado la primera, el C. P.E. debe procederde forma tal


que la orientación do la investigación y estudidsrespondemósbien a cufónticas neceSi,
dados operativas que a posibilidados realesde derivación tócnica. Estasoriéntaciones
implican luego ya una cierta idea del futuro probableen ambosdominios.

Poro inversamente, para que los centros deterr.iindtivosdo 1972—75,por —

consecuencia de la 2 fase, estón en estadode conservarlas óniccissolucionesdefiniti


vas (tócn’icasnecesariaspara la realización de los sistemasdo armas) compatiblescon
un proyecto momenfóneo,os necesariociuo las orientaciones do la investigación, modos
ta en 19ó6, no hipotequenel porvenir. Sin embargo, esto os lo que pasaríasi se desen
cadenasen unostrabajos cuyos resultadosconcretos presentasenen 1972—75 un carócter
definitivo, terminado e irreversible tal que los centros de decisiones, privados de toda
libertad do elegir, estarían constreñidosa adoptar ¡os6nicos sistemasde armassalidos —

do esta fase preliminar.

Así las dos exigenciascontradictorias implican que hoy en la estimaciónde


necesidadesoperativas y de las posibilidadesfócnicas nose conceda mósque lo estricta
monte necesarioa las indispensableshipótesissóbre el futuro. Una estimación tan osen
cialmento lógica que la discriminación do las facetas del futuro. mósprobablesentre ls
posibles,estó fundada en un informo escrito exhaustivoy rigurosocte los hechosy fenó—
menosdeterminantespara nuestro prosito y de los cuales estemosseguroque permano—
cerón establoso que evolucionarón de una forma bastantelenta y coherente para ser pro
visible y eventualmentecontrolada.
—11 —

Dicho de otra forma, en el cursode la primerafase ci C P.E. se resistea


multiplicar las “apuestassobre la historial. Buscaestablecer la corrclaci6n entre dos
inventarios, ci de las finalidades a la cuales debe atisfacor ci aparato mi!itar y el do
los modiosimaginablespara constituir oste aparato: de una parte entonces, las accio
nes elementalessusceptiblesde estara cargo de las FuerzasArmadosteniendo en cuenta
las misionesgeneralessegúnunosdatosdo estrategiageneral militar y de estrategia to
tal que puedendeducirsede un estudio i6rjico de las situacionesdo conflictos futuros—
interesantes paro Francia; por otro lacio, ci inventario igualmente lgico de las tcni—
cas susceptibles de llegar a estar disponiblesen Francia s6lo cornodesarrollo de
t6cnicas ya existenteso sea, por innovclcionesderivadasdel progresoy previsiblesa —

r.6s o menoslargo plazo.

La primera selecci&t resuttari de la correlaciúri entro los dos inventarios


precitodos: a cada acci6n se har corresponderla o las t6cnicc!sque exgen para pro
ducir ci efecto que la defini6. Poroquien dice elegir dice clasificar: las orientaciones
de investigacionesy estudiosa largo plazo relativos a estast6cnicas necesariasdeben —

desembocaren unosobjetivos de ¡nvostijaCion clasificados segúnsu importancia relati


va, que no puedevalorarse ms que en funci6n de un conjunto do criterios.

Volveremos sobre estos últimos. Peroes necesariodecir desdeahora que


el nis importante —cicriterio de utilidad militar—esf necesariamenteligado a las mo
dalidades del empleode los mediosdo los sistemasde armasa los cualesvcndr6n a parar
los trabajos comenzadosa partir de los objetivos de investigcici6n. Volvemosa encon—
trcir la contradicci6n señaladaanteriormente: ¿c6moapreciar en 1%ó la utilidad mili
tar de una t1cnica que en 1972—75 ser funcn de contingencias políticas esfrat&gicas
que so nos escapan?.

Esto viene a decir ¿c6moestablecer en 19& el inventario de las acciones


elementales susceptiblesde estara cargo de las FuerzasArmcidasa partir de 1972—75 de
tal suerte que sea puestaen &iidencia la importancia relativa de estasacciones?. Esta
bien en efecto esta importancia relativa que valorizar o no, serjúnel caso, la o las —

t&nicas necesariaspara cumplirla.

Parece que no queda otro recursoque el de relajar estasacciones a las úl


timas determinacionespoUticasy astratçjcas de las cuales derivan l6gicamente, al pa
sar por los niveles de la estrategia total y de estrategia general militar concebibles pa
ra Francia en ci curso de los pr6ximosveinte años... Ninguna otra soluci6n que supo
ner entre los innumerables factores de evoluci6n que marcan la política y estrategia, la
c;:istencia de constantes a las cuales se pliegan estas últimas, cualquiera que sea la co
yuntura hist6rica: pero a condici6n, sin embargo, de que astas constantes o tendencias
pesadas de la cvolucin correspondan a unos factores determinantes de “peso” decisivo
para la conccpcin cia una política y una estrategia. Ahtcstn los axiomas —losms o
neralos posibles— que fijan la finalidad dci aparato militar, y que permiten conferir a
las acciones elementales sus respectivos valores en el inventario.

El segundo artificio mctodol6gico concierne cii inventario de las técnicas.


1ler,iosdicho que los objetivos do investigaci6n propuestos hoy por el C. P.E. no deben
representar de una manerairreversible la olecci6n de sister1ics de armasque se proba —

r6n en una docenade años. Se trata por el contrark do conducr los estudiosde tal —
suerte que las proposicionesextiendan el campode las psibilidadcs do elecc6n ofrecí
das en 1975.

* ** * *

Por esta raz6n, el C. P.E. para establecer el inventario de las h5cnicasca


paces de estardisponibles en 1972-75estima indispensableno razonarhoy sobre los sis
tmas de armascomplejossino ms bien sobre los subconjuntosque las componen. Si la
concepci6n de un sistemade armassuponeen efecto que han sido recogidasnociones —

precisas sobre las modalidadesde su empleo probable (misiones particulares de los ejSr
citos, medios, enemigo; tácticas.. etc.) no ocurre iguai para suscomponentes. Estos
no ostn ligados mcsque a unasconsideracionestcnicas y a una finalidad inmediata,
independiente de las circunstancias hist6ricas. Luego, si so recogen los subconjuntos
propuestospor el C.P..E., tas autoridadesde 1975dispondr6ndo elementosde sistemas
que podrn combinar de diversasformasy scgin la combinatoriaque les aconsejo la si
tuación del momentoy susintencioncs

Trabajando al nivel de los conjuntossujetos solamentea las acciones ele


mentales de las FuerzasArrnadaspor rncdiode imgones, do modelosque puedoconce
bir, el C. PE. osh convencido de que oste procedimientodeja la puerta abierta a la
mayor parte de combinacionesposibles, entre ellas aquellas que se revotaran como las
5nicas necesariasa las autoridadesde decisitSnde 1975.

* * * * *

Te6ricamente definida así l gesti6n en si,,conjunto, el mtodo de trabajo


utilizado por el C. P.E. consisteen procedera una srie do operaciones,de an6lisis,
que se encadenande la fórma siguiente:

— La primera tiene por objeto enunciar de una manerarigurosa el conjunto


de los problemasplanteadospor la finalidad del aparato militar en el cur
so de los próximosveinte culos. Estoexige un ostudioostratgco esencial
monte l6gico, es decir, llevado de tal modoque susconclusiones sean tc
do lo independientesposible de los gastosdo coyunturasacadosde la mayor
parte de los factores contingentes. Estoconducea elaborar lo que se ha —

llamado un modelo estratgico mínimo.


-13-

Sin entrar en ei detalle de una gesti6n bastantecomplicada, decimos


que tal modelo no os otra cosa que un cuerpodo nociones, de cónceptos
de principios que dirigen ci pensamientoy la acci6n estrat6gica, y que
recen do acuerdo con la posici6n y los interesesdo Francia en el cúrso del
período considerado. Estomodelose construye sobre los datosque, en fo
dos los dáminiosque interesana la Defensa—caracteres de situaciones de
conflicto, posicionesrelativas do ias potencias, proyectospolíticos cpncc
bibles y ostrat6gicastotales que los expresan, factores tocnol6gtcos, etc—
correspondena tendenciasfuertesde la evoluci6n que autorizan a propues
tas de carcicter muy general.

Luego, el r1,odolomínimo representauna especie do “tronco comt5n” —

(el m6ximocomandivisor) a todas las estrategiasgeneralesmilitares con


cebibles para Francia en ci porvenir prospectivo . Resumelas exigencias
mmirnosa las cuales dcbcr6nsatisfacer todas las estrategiasimaginablespa
re hacer frente al conjunto do situacionesgeopolíticas que pudiesenpreson
tarso en el porvenir.

Un modelo tal es prospectivoy no de prcvfsi6n: no retiene hitosisde


preferencia relativa a una sii-ucici6nhist6rica pero saca las conclusiones16
gicas do un ancSlisisglobal do los factoresde ovoluckSnde las constantes,
que sogn toda probabilidad marcar6ntodas las facetas imaginabki del fu
turo.

Para esta etapa, ci C.P.E. so beneficie de los trabajos del secretaria


do General de DefensaNacional, del Instituto Franc6sde Polemología, y
del Instituto Franc6sdo EstudiosEstrat6gcos.

— Del anlisis precedente —e:presando en axiomaslos objetivos y modoses—


trat6gicos que en toda circunstancia permitirían satisfacer, al menospar —

cialmonto, 1os.proyectospolflicosdel gobierno—se deducen las misionesge


generales susceptiblesdo estar a cargo do las FuerzasArmadas, así como su
importancia relativa.

Es necesarioexaminara continuaci6n c6mo estasmisionesso traducen


en tareaso acciones elementalesque dober6ncümplir, con arreglo a cier
tas modalidadesy 6rdenosde prioridad, cada componentedel aparato mili
ter para ejecutar con la eficacia requerida el conjunto de misionesasigna —

das g este último: ni que decir tiene que, tanto en esta fasecomo en la —

precedente, la gcsti6n tiene constantementeen cuenta la dial6ctica que —

rige íes acciones entre nuestramente y nuastrciacci6n ostratgica y susho


m6logos adversos, lo que implica una “prospective” de los adversariosoven
tualos.
-14-

Para llevar a cabo este anlisis operativo, el C.P.E. buscaci dkIogo


con los EstadosMayoresque oseen la informdcin indispensable. Porotra
parte, esta asociadoestrechamentea los trabajos de “prospectivo” empren
didos en la EnseñanzaMilitar Superiorque ya le ha proporcknado unacir
fa contribucin.

— Paralelamentea estaspreocupacionesestratégicasy operativas, la 30 eta


pa consisteen una “prospoctivc ciontrfica y técnica. So examinanios —

progresosy las disconflnuidadoscientrficas y tcnicas susceptiblesde pro—


ducirso en los añosFuturos;so evakan también los escalones 05rrevelados
y se buscanlos hechoso fen6menoscapacesde modificarlos, y de esta for
ma el C.P.E. establece el inventario de los técnicas que puedenestar ds
ponibles en grado de prototipo hacia 1975-80.

A partir de este catalogo os necesarioa continuaci6n imaginarci gran —

des rasgoslos instrumentoso sistemascapacesde cumplir las acciones mili


tares elementalesdefinidas a partir de las misionesasignadasa las Fuerzas
Armados, Esluego, en el curso de esta fase, donde se confrontan los dos
primeros aspectos, operativo y técnico, de los trabalos del C.P.E.

Si so entiende por sistemaun conjunto de mediosorganizado para una


misma finalidad —esdecir, adaptadosa una mismatarea7se esforzaresiam
pro en corcobir varios sistemasque respondana una mismatarea a fin de
pe.rrritir escogerentre varias solucionesy de reservarla pasibilidad de corn
plementurso. Es luego, en funci6n de criterios de eficacia (que es necesa
rio definir) comose evalucr el inters relativo a estosdiversossistemas,
que dar cuenta do susventajas y de las servidumbresque gravan suempleo
en atenci6n a los efectos que do el se esperan.

Para la definici.6n, muy a menudocompleja, de los criterios de efica —

cia, intervienen las reaccionesposiblesde adversarioeventual, las t6cti


cas comparados,1a inercia del: apoyo iogstco, etc. ... Todas estasnocio
nes no pueden.m6sque evocarse, pero se mide la dificultad de efectuar —

evalvacionos. comparativasen las que juegan una multitud do par6rnetros.

Esta fase implica una colaboraci6n constantecon los EstadosMayores,


la Dolegcicin Ministerial para el. armamentoy en particular con la Dkec—
ci6n do.Investigacionesy mediosde ensayos,que informa al C.P.E. del —

progreso do sustrabajos.

—.AcontinuaciSn _40 fase—se analizan los sistemaso instrumentospara ha —

cer destacar los componentescuya puestaa punto simulhnea osnecesaria


para hacer posibleslos sistemasconsiderados.
-•15-.

Como hemosdicho, estascuatro operacionessucesivasconstituyenun proce


so l6gico que conducehasta el momentoen que se obtiene un catalogo de los compone
tes de los sistemas;ccitlogc que representael inventario exhaustivo —odeseablecomo
tal— de las necesidadesde los Ejércitos en investigacionesy estudiosa largo plazo, fue
90 objetivos de ¡nvcstigaci6n. Queda una Gltimaoporacin: la clasificacin do estas
necesidades u objetivos, clcsificackn destinadaa determinar lo que sería preciso satis
facer en prioridad.

Tal clasificcci’5n no se pueda obtenerm& que aplicando un conjunto de —

criterios que so basansobrelas evaluacionesde:

— la utilidad r.iilitar (citada arriba),


— el impacto ocon6mico,
— la probabilidad de éxito de Ici investigaci6n a plazo fijo.

Sin penetrar en detalle señalaremos,sin embargo, la importancia de la eva


luaci6n econ6mica. Esa estenivel, a trcvs de los problemasecon6micosy financie
ros planteadospor el desarrollo a nivel industrial de los sistemasde armas, corio la es
trategia general militar so integra en la estrategia total y la política general del país.

Para estasevaluaciones el C.P.E. se beneficia del Consejode expertos —

escogidos entre unaspersonalidadespiblicas o privadasexteriores al Departamentode —

los Ejrcitos. Porota parte, trabaja en enlace con el Secretaria’oGenerc! ra loAd—


ministrdci6n do los Ejrcitos, con el ComsariadoGeneral del Plan de Equipo y de la -

Productividad y con la Direccin de Prodicci6n del Ministerio de Economíay Finanzas.

Así, al trmino de un procesoque no niega n la complejidad ni las dificul


taJes, el trabajo del equipo del C.P.E. : lo ayuda que fo proporcionandel exterior, de
ben permitir someterci la decisi6n del Ministro de los Ejércitos una orientacin racional
para las investigacionesy estudiosa largo plazo. Estosobjetivos do ¡nvostigaci6nrs —

ponden prácticamente a una de las principales finalidades del C.P.E. y constituyen el


elemento capital de la estrategia genética.

“PROSPECTIVE”MILITA[Y“PROSPECTIVE”NACIONAL

La rápida descripcn de los m&odos utilizados para efectuar una cJelas,ta


reas que le est& asignadas,subraya la extensi6n del campode observaci6nque el C. P.
E. debeexplorar permanentementepara intentar respondera una cuesti6n precisay lim
tadci.

Es asombrosala aparentedesproporci6nentre el material en bruto que debe


tratarse y el residuodo ciertos antlisis: para edificar el aparato militar del porvenir, de
— ! ‘

be proseguirsola reffoxicSnsobresuselemr’”s constituyente; :. 1 .irno componen


te de los sistemasde armasconcebibles. Pero lo oloccn entro c; so!ucionosposibles
ost determinadafinalmente por una multitud do consideraciones si so eleva la se
nc do determinaciones, obligan a abordartodos los dominios intrc:Js por la Defen.
No es posible, se ha visto,. el definir y sobrotodo clasificar unosc :‘ivos do investi —
gaci&i sin llegar hasta un primer nivel do datcrmiriaci6n, cons u• or ci proyecto —

polrtico y laestrategia totalconcebibles para Franciaen el curso¿o os prxmos vein


te año: polftica y estrategia constituyen tos primeroseslabonesde a cadena de los de
dijccionos, y los justifican

Los miembrosdel C.P.E. estn luego obligados naturalmente a inscribir la


“prospectivo” militar aplicada dentro del cuadro m& general de la “prospectivo” nacio
nal resultante de los esfuerzosdirigidos en el r.ismosentido por los otros Depcirtamen
tos minteria!esJ natúralmentoost&i llamadostambin a participar en los trabajos de p
ganismossiriflares instituidos por los poderespúblicos.

En fin, aseguradode que su experiencia, aunque reciente puede ser prove


chosa para los establecimientosque en el sector privado est6n ligados a la Defensay—

trabdjcin para el eqúlpo de los EjSrcitos, el C.P.E. ha estimulado la creaci6n de grupos


de “prospectivo” en el senode ciertas empresas. Estosgrupos, que de hecho son libres
evidontMente dó definir susternasde estudio y susmtodos de trabajo, cst& sostenidos
parcialmente por ci prcsúpuestodel C. P.E.

La refkxkn “prospectivo”existo, a posar del exceptismodo ciertos esprri


tus que dudantanto do su utilidad como do susposibilidades. Sin duda, todavrano es
mcs que una adolescentey busca, a travs de dudasbien naturales, susm5todosy sus
idiomas espocrficos. Perose debeanotar en su cr&lito el innegable esfuerzorealizado
para adaptar la mentalidad a los fen5menosdesconcertantesque marcan la transforma —

chSn acelerada de nuestro mundo;esfuerzode comprensi6ny esfuerzodo regulaci6n de


fen6menoscuyo desarrollo, si so abandonasea su pendientenatural o si nos content6’
sernoscon unos f6rmutas habituales, se revolarfa desastrosoen unplazo m& o rneno—
breve.

Sin duda, es necesarioeviirar caer en el excesodel positivismo o do la con


fianza total en las posibilidades infinitas de las ciencks te6ricas y prcticcis que marca
rn e fin, del Cltimo siglo y el principio del nuestro, pero es necesario convencernosc1
que sin pretenderconstruir fntegramenteel porvenir podemosal menosno quedar impo
tentes, ante susfácotas ms temibles y contribuir as a incrementarla parte racional de
la historia de la especiehumana.
Por lo que los concierne, y en la pr&tica cotidiana de esta disciplina do
esprritu, tosEjSrcitos
no handudadoen asumirun papel de precursor:
nada m& natural,
-17-

ya que la Defensaostir.,ula las investigadones y estudios“de puntatt en los sectoresmas


avanzados de La actividad nacional. Pareceque esto no debe ser ignoradopor los cua
dros miUtares, sobre todo por los mas¡6venes, que deber6nrecibir, dentro de veinte —
años, el beneficio tangible del trabajo oscuropero considerableefectuadohoy.
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BILIOG[AF lA

(Libros y revistas¡n0resados en Ici Bibliotecado


esto Centrodesdela publiccci6ndel aolctrn —

(:0 lnformacion nuri.

Marzo, 1%C BOLETIN DE lNOPJvVClON NUM. 24


L 1 l S

TITULO AUTOR

David y Goliat Ernst Trost

Conferencias sobro la Economía Política aplicada


ci laEstrategia Militar íobert Kuonnc

Defensa y Sociedad: Un ánfoqucactual del problo


1
¡anuol Dioz—Alogria
..
na externo de los Ej&rcitos

Episodios (3 vol.)
Nacionalcs Bonito P6rcz GaldSs

llstoria de la infantería de Marina Espciola [Uvas abal

controvertidade la 29 Guerra Mundial


iistoria Eddy l3ciuor

Síntesis hist6rica de laCaballería Espariola Joaquín de Sotto Montes


REVSTAS

ESPAíiA
Africa, núm. 314,febrero 1960.—Resumen do tas actividades dci Instituto de Estudios

Afrkanos durante 1967.—Los erroresdo Occidente en Africa,— Mauritania: Un Ejercito


que ha encontradosu estilo. Vida his7anoafricana:La eSCUdO do ortuchi y la nueva
— —

pintura do Totuún.—Ceuta puertadci turismo entro Europay Africa.— Melilla rinde horno
naje al Teniente General Musiera y al General Carbajal.—Campamentos de la Organiza
ción juvenil española.—Ifni: Una provincia en marcha.—Sahara: Plenode la Asamblea —

General. Informacion africana: Lasnuevo escalasafricanas dci vicepresidente hurnp


— —

hrcy.— La reunión do Niamey.—El presidentede la Repúblicadel Congo—Brazzavillopro


voca una nueva crisis do Gobierno. Calr,a magreb(. Mundo isklmfco: Intransigenciay
— —

pausa en la cuestión del Yemen.—Callejón sin salida en Ici diplomacia del Oriente Me
dio. Actividades comunistasen el mundoafroasiótico: Rusiatiene intor en actuar en

El Africa de hoy estú minada por el comunismo,d


la zona del conflicto órabc—israclr.—
clara el presidenteSalazar.—Noticiario oconornico: La unITIcc1on economicadel Ma—
grob.

BolctrnDifusióndelE.M.delAiro, núm. 326, febrero 1960.—La FuerzaA&rea de Sué—


cia.— Lasplanificaciones de la Luftwaffe.— Nueva acción para vender aviones Jaguara
Alemania.— Francia/Gran Bretaña: informesobre ci Concorde.—FuerzasAúroascompro
metidas en el conflicto de Oriento Modio.—Reorganizacióndo la Luftwaffe.—Caractcs
ficas cor.iparadasdel Bolkow B6—105 Dornicr Do—132.— F—1040(Caza).— SAAB—37 Vig—
gen (Ataque).— Las posibilidadesanti—Mirvdel Spartcn, en estudio.—La carrera de ar
mamentosnucleares: De la revista de Moscúa los sistemasde defensaantímisiles.—San—
dal (Su,crfice—Superficio).— Francia: La Basede Evrcux.—Francia: Mirage contra Mig.
lluevas r.iedidasde defensadel Gobierno britúnico.— El apoyo aórco a las fuerzas terres
tres.— Francia: La InspecciónTócnica del Ejórcito dci Aire (I.T.A.A.).

ConsejoEconómicoSindicalNacional, núm. 306, enero 1963.—El comercio ¡nterior en


Francia.

ConsejoEconómicoSindicalNacional, núm. 307, febrero 1963. Estudiosobre la pro —

9rar.xición en Gran Bretaña.

ConsejoEconómicoSindicalNacional, núm. 300, febrero 1960.—-iolanda: Coyuntura


económicasocialen1967.—lndización y lucha contra la inflación.— La BancaComercial
en España.—Medidastranstoricis para mcintoneruna liberalización del comercio.

Ejórcito, núm. 337, febrero 1960.—Rolirjión y moral militar.— Principios de la radioco


municación.—El Ejórcito argentino (su oficialidad).—Cór,io renovar la l.P.S.’- El pro—
blca de las interferencias en campaña.—Unas sugerencias sobre ejercicios tcticos y —
maniobras.— Misiles del futuro.—Notas sobre ci Mando del .i.— Losasuntosdo España
en la ronsc: extranjera.

lnformac6nComercialEspañola, núm. 1090, febrero 1%C.— La balanza comercial brit


n!ca— irancia: La ba+alla eor6mica do los políticos.— lngkterrci—CEE:Rey apoya ci —

plan del Denelu.— Mercado Común:El producto nacional de los seis.— Conversaciones
econ6micas ¡talo—soviticas.— Noticias ccon6micas y financieras.—lnformaci6nsobre —

mercados extranjeros.

lnformcici6nComorcklEspañola, núm. 1091, 29 de febrero 1960.—Exportaciún y turismo.


FMI: La ocnomki britnka ¿ examen.— La balanza de pcóosnorteamericana.— El Minis
tro de Comercio recibe a la Comisf6n ixira cxpansi6n del Frío Industrial.— Fondo monota
rio internacional.— Noticias econ6miccs y financieras.— lnformaci6n de mercados extran
¡ eros.
r
lnrormcicionComercialEspanola,
.‘ .
num. 1092, 7marzo l,Ou. Las reuniones ministeria
.

les de la CEE.—Nuevas compras do oro.—Plan USA de recargo arancelario a las impor


taciones.— Francia: Estudio sobre exportacin.— Noticias econúmicasy financieras.— In
formccin de mercados extranjeros.

lnformaci6nComercialEspañola, núm. 103, 14 marzo 1960.—3o nuevo el oro.—s —

curio dci Ministro d Comercio en la incuguraci6n del VI Sal6n Ncutíco Internacional.


Disminuye la tasci de desarrollo econ6mico USA.—El Ministro do Comercio en Barcelona.
Reino Unido—CEE:Pocos progresos.—l’oticias econ6riIicas y financieras.— lnformaci6n de
morcados extranjeros.

RevistaGeneraldeMarina, febrero 1%0.— Problemasdel arr,icimento nuclear.— Los f lo


cos de enfrente.—El mar en la realidad y en el mito.—DesdeNeligoland al presente.—
Consioeracionessobre la aplicac ion de la energia nuclear a la propulsionde buques mor
cantos.— Jaquea Gibraltar.— La Pascuamilitar en el Palacio del Pardo.—La Pascuami—
lLtar en el Ministerio de Marina.— tmposici6nde condecoracionesen el Ministerio de —

Marina.— Resumende la conferencia del Director de la Escuela de Guerra Naval en la —

c!ausura del Curso 1965—67.

RevistaGeneraldeMarina, marzo 1963.—Presente y futuro del mar.—Los blindados es—


pafloles.— El mar en la realidad yen el mito.—Recuerdos de un colonial no muy viejo .—
Metalurgia del uranio.— Consideraciones sobre ¡nvcstigaci6n operativa dentro del morco
de nuestra Marina.— Do Vietnam a Corea.— Algunos comentarios al reglamentode aborda
¡ es.
-4-

¡.LEMz: ií.

IchrwisscnschcftUchoRundschau, enero 196C.—Acerca do la Comisin de Dcfensa.


iI Ienguae tócnicofíifdr.— EEconcepto de la estrategia en Clausewitz, Moltke y Lid—
dcli Hart.

ESTADOS UNIDOS

AerospaceInternational, enero—febrero198.— Lo que piensanlos pilotos de las fuerzas


a&rcas de EE.UU. dcíF—111A.—¿Qun construirciel primer acrobus?.—El puentecero
sanitario entra en la era de los reactorcs.—Clark M.. Clifford, ci nuevo hombreal tim6n.
El U.S./F.I.G., un modernoavin para la guerra moderna.—El AWCLS: un nuevosiste
ma rxra attorrizole en las cubiertas do los portavionessobre la basodo computadoresdes
arrokido en EE.UU.—Misi6n a la luna y llamasmusicales.

MifltaryReviow (Ed. hispanoamericana),enero 196C.—Advertencias de un Comandan


te d rtgada.— Administraci6n militar centralizada.— Política militar sovitica.— El Ser
vicio dinlomcitico de EE.UU.—Logística para ci flanco SEdo la OTAN.—Jan y la no
proliferaci6n.— Buqueslogticos de rcpido despliegue.—Un tema de interés especial: oe
raciones del ROK en Vefnam Central.— Poderíoy política soviéticos: 1917—39.— Acci6n
cívica militar en Tailandia.— Hacia un estatuto legal en Vietnam del Sur.—Programas de
ayuda militar. Notas militares.

U.S.News&WorldReport, 19febrero 196C.—¿Lascartas boca arriba en el Vietnam?—


¿Cu6 pasaahora ¿n el Vietnam?— La historia de los marinesen Kue Sanh. La pacifica —

ci6n “necesitar años”. Ms luz sobre el incidente del “pueblo”


— Por qu estn los . — —

EE.UU. en Asia.— Lasoportunidadesdo ta estrategia de Rockofollor.—La mayorcrisis in


terna desdelos tiempos de la guerra.—Los hechosacerca de la “píldora para adelgazar”.
La ¡nfiaci6n como protegerse contra ella.— Qu vida llevan los desertoresnorteamericanos
de EE.UU. en Suecia.—El motivo de la huelga de maestros: Loca paga y muchotrabajo.—
C6no hace frente Inglaterra a la muerto en la carretera.

U.s.&WoldReport, 26 febrero 196’.— Khen Sanh: Los EE.UU. burlan ci cerco


roío.— Si 1os comunistas habren un “secundo frente” en Corea.— ¿Hay algón camino fue
ra dci de la guerra? . —Cuando las ciudades se preparan contra revueltas, nuevas tácticas
y nuevas armas.— ¿En qu6 medida son solventes los EE.UU.?.— El cambiante futuro de —
Europa Occidental.— Futuro crítico en cs ciudades sanitarias.— Donde las iglesias estin
con probler1as . —Funcionarios pGblicos y locales aumentan los problemas do las ciudades.
El previsible retraso en misiles.— Italia esta llerjando a ser rica.
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4 ..,
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orccs¡16rionncsFrcnçaises, febrero 1960.- Misiles, antimisilas.y bombasorbitales .—


do Ir sifaci6n do los pilotos militares en la aviaci6n civil.— El caso
de Saint—Exupry.—El helic6ptero instrumentode la defensanciconaL— La movilidad es
trotcica norteamericana... El control general de las fuerzas armcidas.—
C.r6nicas.

Nouvcl lesdeVOTAN, febrero 1960,—La nueva estrategiade la AlianZa Atl6ntica.


Aluns opinios divergentesexpresadasen la U.E.O.— La defensadel Mediterr6neo
y el flanco surde la NATO.—Respuesta a M. Goodhcrt.— Conflnan en vigor los acuor
dos do Evicín,—Primerareunjn ministerial de la NATO en su nueva sedede Bruselas.—
Las instalaciones de defensadel mundolibre.— Parlamentariasde Ici NATO visitan las —
instalaciones do defensado Europa.

LaIcvueMcirtimo, nórn. 251, febrero 1960..— Puestode la Marina en la estrategia na—


oní.— Lo problemasfinancieros. Conclusi6n. El Canal de Suez y la guerra.—La
Imca naval francesa 15O—1916.—Las leccones ce la gran marca negra.— Tecnicas de
punta do la construccin naval francesa.

n,—I ATrrnf
Ii’ ‘74_. 4LPI4.

Survivcil, febrero 1960,—La estrategia de Francia,—Dudasacerca de la defensa.—Nue


vo tcto en la estrategia sovictica.— La defensanacional yugoslava.—Los israelíes ¡n
seguros.—Lciseguridaddo Asia.— La elección.— La Conferencia del Atlntico Norte.

U.R.S.S.

cvuoMilitaireSovitiguc, enero 1763.—El principio fundanontal de la orjanizaci6n


dc k5 fuerzasarmddassoviticas.— El el6rcito de los intornacioncilistas.—El veredicto —
fue en las nubes.—El hombrosalido do la leyenda.— SobreJoscaminosde ia gloria.— La
ciencia al servicio dci hombre.—Mientras los oficiales tra:xijan.— El pasoa la defensiva.
Ejercicio tcíctico especial de una undcid de transmsiones.—La instrucci6n tctica del re
ciuta.— La utilizaci5n dci equipo do pilotaje y navegaci6n.—Una resistencia tenaz.—
La vuelta a la ofensiva contra el rjruo de Manstein.—Coraje contra Dlindajc.—El Ja —
en los proyectosdel Pentgono. —Africa vista por la NATO.

ícvuoMilitaireSovi6tiquc, febrero 1960. Encarnaci6nde las ideasleninistas del des


arrollo do las fuerzas armadas.—V. 1. Lonin1 soldado rolo de honor.—Lo que cuentan las
—o—

bondorasdel regmiento Porla va!cntía. El camino del valor y de la gIora.— El 6i


to do Kikolal Massaiov.•— Reliquiasdo la gloria militar— Losoficiales sovi&icos.— Mo
dalia coimemoratva “50 añosde las Fuerzas¡Amada de [uisa’— Una luchd a muerte.—
¡ ua do Iuventud4 A travs de la Uni6n Sovi6fica. El cl6rcito SoViético. 50 años en

fotosht._ De parte de las icyes de lo Patria.— El pasode los cursosde agua. El sistemci

c5snico “Moteure”.— Vuelos por equipos.- Loscarros posadossovicflcos.—Protoccin —

contra la olectrocuci6n a bordode los buques.— La opcraci6n “KOLTSO”.— Losfalsifi—


ccclorosde la Historia.—La CasaCentral del Ej&cito Soviético.— El hombrese fortale
ce.— Artistas del puclo.

S U 1 A


kcvstaMihrarSuiza,
-
feorero l’óu.— ‘c la evolucion de las tropas Cie proteccion cerca
(11 parto) El Yemena la hora de ole0i r. PUSTCH de 4 do noviembre. Al marcn do
. — — —

una rjuerra.—La neutralidad.

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