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Trabaja con "Los siete saberes necesarios para la educación del futuro" de

Edgar Morin (solo la introducción y el 1er. Capítulo): lee para comprender


extrayendo las ideas básicas y posiciónate argumentando.

Lo llaman a Edgar Morin para expresar sus ideas sobre la educación del futuro.
Morin presenta siete principios clave, que él piensa que son necesarios para la
educación del futuro.
Morin manifiesta que el error y la ilusión parasitan la mente humana. El
conocimiento es frágil y está expuesta a alucinaciones, a errores de percepción o de
juicio, a perturbaciones y ruidos, etc. El desarrollo de la inteligencia es inseparable
de la afectividad (inteligencia emocional). No hay un estado superior de la razón,
sino un bucle inteligencia-afecto.
Se podría creer que el conocimiento científico garantiza la detención de errores,
pero ninguna teoría científica esta inmunizada contra el error. La educación debe
entonces dedicarse a la identificación de los orígenes de los errores, de ilusiones y
de cegueras.
-Los errores pueden ser mentales; pues ningún dispositivo cerebral permite
distinguir la alucinación de la percepción, el sueño de la vigilia, lo imaginario de lo
real, lo subjetivo de lo objetivo. La propia memoria es fuente de innúmeros errores.
Nuestra mente tiende inconscientemente a seleccionar los recuerdos convenientes y
eliminar los que son desagradables. Hay también falsos recuerdos que son fruto de
nuestra ilusión.
-Los errores pueden ser intelectuales; pues los sistemas de ideas (teorías,
doctrinas, ideologías) no solo están sujetos al error sino que también protegen los
errores posiblemente contenidos en su contexto.
-Los errores de la razón; la racionalidad es la mejor protección contra el error y la
ilusión. Pero trae en su seno una posibilidad de error y de ilusión cuando se
pervierte, esta no es una cualidad con la cual están dotadas algunas personas
(técnicos y científicos) y otras no. Es necesario reconocer en la educación del futuro,
un principio de incertidumbre racional, porque la racionalidad está en riesgo
constantemente, es decir, que la verdadera racionalidad no es solamente teórica ni
critica sino también autocritica.
-Las cegueras paradigmáticas; también son sujetos a errores de concepción y de
interpretación de conceptos. El paradigma cartesiano por ejemplo, la fuente principal
del desarrollo científico y cultural del Occidente, se basa en contrastes binarios:
sujeto/objeto, alma/cuerpo, espíritu/materia, calidad/cantidad, finalidad/causalidad,
sentimiento/razón, libertad/determinismo, existencia/esencia.
El paradigma como el cartesiano, muestra alguna cosa y esconde otras, pudiendo
por lo tanto dilucidar y cegar, revelar y ocultar. Es en su seno donde se encuentra el
problema clave del juego de la verdad y del error.
-El imprinting y la normalización: al determinismo de los paradigmas (modelos
mentales) explicativos, se asocia el determinismo de las convicciones y creencias
que imponen a cada uno la fuerza imperativa de lo sagrado, normalizadora del
dogma y prohibitiva del tabú (mano silenciosa e intocables).
-La noología: posesión: desde el comienzo de la humanidad nació la noósfera:
esfera de las cosas del espíritu, por ello vivimos en medio de una selva de mitos que
enriquecen las culturas. Los mitos han tomado forma a partir de fantasmas
formados por nuestros sueños e imaginaciones. Las ideas han tomado forma a
partir de los símbolos y los pensamientos de nuestras inteligencias. Las sociedades
domestican a los individuos por los mitos y las ideas. Sería necesario tomar
conciencia de nuestras enajenaciones para poder dialogar con nuestras ideas,
controlarlas tanto como ellas nos controlan y aplicarles pruebas de verdad y de
error. Es difícil distinguir entre idea e idealismo, entre racionalidad y razón, lo mismo
para reconocer el mito oculto bajo el rótulo de ciencia o razón, pues tanto el mito
como la ideología destruyen y devoran los hechos.
-Lo inesperado; nos sorprende porque nos hemos instalado con gran seguridad en
nuestras teorías y estas no tienen lugar para acoger a lo nuevo. Una vez que llega
lo inesperado hay que ser capaz de revisar y rever nuestras teorías e ideas.
-La incertidumbre del conocimiento; el conocimiento del conocimiento que conlleva
la integración del conociente en su conocimiento debe aparecer ante la educación
como un principio y una necesidad permanentes. Hay condiciones bio-
antropológicas que permiten interrogantes fundamentales sobre el mundo, el
hombre y el conocimiento mismo. Debemos intentar jugar con la doble enajenación,
de las ideas por nuestra mente, la de nuestra mente por las ideas, el problema clave
es instaurar la convivencia con nuestras ideas, así como con nuestros mitos.
Necesitamos un control permanente para evitar idealismo y racionalización.
Necesitamos una nueva generación de teorías abiertas, racionales, críticas,
reflexivas, autocríticas, aptas para auto reformarnos.

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