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Luchando Con El Resentimiento
Luchando Con El Resentimiento
"Sólo cuando uno puede aceptar que es válido sentir dolor y enojo por lo
que pasó, puede dejar ir el resentimiento que le ha robado la felicidad"..
La persona que vive resentida también vive enojada. Así, le es casi imposible
reconocer la verdadera razón de su malestar. Su dolor se ha transformado
en enojó y se convenció de que las personas cercanas la decepcionan y la
traicionan constantemente.
Una persona que vive resentida tiene la sensación de que todos le deben, ya
que siente que, porque ha sufrido tanto, merece tratar a todos con
despecho e insiste que le tienen que comprobar continuamente el amor que
tristemente es incapaz de sentir.
Una de las falsedades más grandes al vivir resentido, es hacer creer que la
persona “resentida” es una persona buena e incomprendida. Pobrecita de
ella... se han aprovechado de su corazón y sus expectativas no se
cumplieron.
El resentimiento es como dice su nombre, volver a sentir una y otra vez algo
que ya había hecho daño la primera vez. Este es un sentimiento destructivo
que perpetúa el sufrimiento y el malestar, y que impide mantener relaciones
armoniosas.
El primer paso para dejar atrás el resentimiento es entender que lo que sea
que te sucede viene de Dios, ya sea directamente como en el caso de una
enfermedad o un huracán, o indirectamente, a través de otro ser humano.
Lo que él hizo está mal, pero, ¿cuán mal? En nuestros corazones, tendemos
a inflar la malevolencia de la acción del agresor. Para considerar claramente
la mala acción, tienes que sacar la parte "personal" de tu "demanda por
lesiones personales".
Paso 5: Perdonar.
Efe. 4:32. Col. 3:13.
Ahora que has admitido que tu dolor viene de Dios, a través de la persona
pero no por la persona, y te has calmado lo suficiente como para
considerarlo con empatía y aminorar la gravedad de la acción, estás listo
para el paso final: Perdonar al agresor. No porque su ofensa es menor, sino
porque tú eres muy grande. Cualquier pequeño juez puede condenar en una
baja corte a un prisionero. Pero se necesita al presidente o al gobernador
para absolver su crimen. Reconsidera y vete a ti mismo no como la víctima
sino como el vencedor de tu ser más bajo.