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Cuando los españoles llegaron a Mesoamérica esta era habitada por civilizaciones complejas y

refinadas. Era un territorio que abarcaba el centro y sur del México actual y una parte de
Centroamérica.

Al llegar los españoles se encontraron con una cultura azteca aparentemente homogénea pero
que en realidad era una combinación, si acaso una recreación de las características de una gran
variedad de culturas locales.

A lo largo del territorio se encontraban diversas ciudades y culturas autónomas con rasgos y
características propias de cada una. Que luego fue sustituida por un modelo único con formas
culturales, religiosas y políticas uniformes.

EN Mesoamérica tenían varios puntos en común como el cultivo del maíz, calendario ritual,
sacrificios humanos,.

Toda esta variedad de culturas estuvo a punto de ser absorbidas por el imperio azteca

La civilización azteca estaba regida por un sistema teocrático y militar, es decir, el gobierno
estatal y religioso es homogéneo basándose que el poder proviene de Dios.

El imperio azteca buscaba establecer su dominio sobre los pueblos sometidos a través de la
religión dándole una forma única a la variedad de creencias de los pueblos.

Por esta razón, la llegada de los españoles fue vista como la esperanza de liberación para estos
pueblos que eran sometidos.

Otra característica significante que destaca Paz, es sobre el suicidio del pueblo azteca.

La religión del pueblo azteca era una religión solar, en la que los dioses de cierta forma
representaban las aspiraciones y las actividades guerreras de su pueblo.

…” En el sol, el dios que es fuente de vida, el dios pájaro, y en su marcha que rompe las
tinieblas y se establece en el centro del cielo como un ejército vencedor en medio de un
campo de batalla, el azteca condensa todas las aspiraciones y empresas guerreras de su
pueblo. Pues los dioses no son meras representaciones de la naturaleza. Encarnan también los
deseos y la voluntad de la sociedad, que se autodiviniza en ellos. Huitzilopochdi, el guerrero
del sur, "es el dios tribal de la guerra y del sacrificio... y comienza su carrera con una matanza.
Quetzalcóatl-Nanauatzin es el dios-sol de los sacerdotes, que ven en el autosacrificio
voluntario la más alta expresión de su doctrina del mundo y de la vida: Quetzalcóatl es un rey-
sacerdote, respetuoso de los ritos y de los decretos del destino, que no combate y que se da la
muerte para renacer. Huitzilopochtli, al contrario, es el sol-héroe de los guerreros, que se
defiende, que lucha y que triunfa, invictus sol que abate a sus enemigos con las llamas de su
xiucoatl” (Paz,1998, pág 39)

Cada una de estas divinidades de cierta forma representantan las ambisiones y los modelos de
los diferentes sectores de la clase dominante.

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