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da en Vega Redonda, Quebrada Paipote, 20. KUZMANIC, I.;J. SANHUEZA.

Un enterrato-
Copiapó, 1990. rio procedente del Mineral de El Salvador, !JI
19. KUZMANIC, IVO. Excavaciones de un cemen- Región. Estudios Atacameños Nº 7, 1984,
terio del Periodo Medio en Chanchoquín Chico. pp. 278-295. Universidad del Norte. Actas
Provincia de Huasca, !JI Región. Boletín Oca- del Primer Simposio de Antropología Ata-
sional Nº 1 del Museo Regional de Antofa- cameña. 1984.
gasta, 1988.

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Capítulo VI
LOS PERÍODOS INTERMEDIO
TARDÍO YTARDÍO: DESDE LA CULTURA
COPIAPÓ AL DOMINIO INCA*

lA SITUACIÓN DEL VALLE cial en la geografía humana prehistórica


EN EL CONTEXTO SEMIÁRIDO del norte semiárido. Es que dicho valle tie-
ne la ven taja de su relativa cercanía con la
Por una y otra razón el valle de Copiapó se
puna atacameña, sur de Bolivia y Noroeste
ha destacado con hechos que no se extien-
argentino; ambientes con desarrollos cultu-
den al resto de la región, singularizando un
rales de grandes logros e influencias en
desarrollo cultural cuyas etapas más tardías
otras áreas. Mineros atacameños con pa-
no están ajenas a dicha particularidad. En-
tre aspectos que desde antaño han llamado rentesco Tiwanaco explotaron las minas de
la atención podemos mencionar el descu- El Salvador, de allí el antiguo nombre de
brimiento del vaso de oro publicado por Indio Muerto para este mineral cordillera-
Medina el siglo pasado, y su rememoranza no. Sepulturas con cuerpos enturbantados
estilística con piez-as de origen Tiwanaco; se han encontrado en el oasis de la Finca de
las tabletas de rapé publicadas por Lat- Chañaral. De tal forma que las culturas del
cham; las relaciones con culturas del No- desierto se mueven en dirección de un valle
roeste argentino que comienzan a perfilar- que contrasta positivamente con sus áridos
se en las investigaciones de Iribarren; o la ambientes. Desierto intermedio, cordillera
resistencia de la población local a los avan- y costa tienen las rutas necesarias para ex-
ces del ejército incaico. pandir rasgos ergológicos hacia Copiapó.
Si nos situamos en el plano histórico, la En el ambiente de los asentamientos
determinación de Diego de Almagro por precolombinos siempre existieron zonas
descubrir Chile ingresando por la cordille- en que se juntaron rasgos multiétnicos. San
ra de Copiapó, es otro rasgo destacado, Pedro de Atacama es un ejemplo clásico.
pudiéndole sumar hechos como la admira- Otro es Taltal e incluso Caldera, en el ám-
ción de los españoles por la fertilidad de sus bito costero y con diversas proporciones.
campos de maíz y hasta el caso del apelativo Todo depende de las expectativas que pre-
de San Francisco de la Selva. senten determinados espacios ecológicos
Como se puede apreciar en la lectura para despertar el interés por explotarlos y
de los capítulos anteriores, las investigacio- en ese aspecto no cabe dudas que el valle de
nes sistemáticas a partir de la década de los Copiapó fue un ambiente propicio para
'70, en especial de los '80 para adelante, aventurarse hacia sus tierras desde distintas
confirman aquello que los datos anteriores latitudes.
sugerían a Copiapó como un sector espe- Desde temprano aparecen ceramios
con rasgos puneños en El Torín; también
*Autor del capítulo: Gastón Castillo Gómez. emergen la manufactura de herramientas

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agrícolas de piedra y las aldeas agrícolas esta cultura. Desde los tiempos de Ricardo
con sus sistemas de irrigación por canales Latcham, siguiendo con Francisco Cornely,
desarrollados por el Complejo de El Molle. Iribarren, Ampuero y nosotros mismos an-
Todo un equipaje tecnológico absoluta- tes de dedicarnos por completo al valle, no
mente ausente en los próximos valles por el había dudas sobre un control diaguita en el
sur de la región, que va creciendo en los extremo norte de la región.
siglos venideros; con el común dominador A poco andar de los proyectos actuales
que en la construcción de los poblados casi de investigación quedó en claro que no era
siempre estuvo presente no descuidar la así y que aquella cerámica conocida como
parte defensiva de los emplazamientos. Copiapó Negro sobre Rojo simbolizaba la
Como se ha visto en el capítulo respec- presencia de una población coetánea al dia-
tivo, el desarrollo del Período Medio en guita que no permitió la expansión de esta
gran parte es producto de grupos trasandi- cultura más al norte del valle del Huasco.
nos que han remontado la cordillera desde Mención aparte es el caso del litoral copia-
lugares como La Rioja o Catamarca, perte- pino, donde los desplazamientos diaguita
necientes a la Cultura de La Aguada. Una llegaron bastante más al norte. Se están
vez consolidada la estructura sociocultural analizando los grados de parentesco que
del mencionado período, Copiapó entra a pueden haber tenido ambas poblaciones.
jugar un rol importante para la suerte de En la práctica se aprecia como comparten
los asentamientos más sureños y esto tiene idénticos utensilios en el consumo de aluci-
que ver directamente con el tema que trata nógenos y las ollas tipo jarro zapato, ade-
este capítulo. En efecto, los primeros y más más del acercamiento estilístico entre las
claros antecedentes sobre el origen del urnas Punta Brava y las urnas Diaguita.
Complejo Las Ánimas surgen en dicho valle Pero la población tardía de Copiapó no es
cuando emerge la elaboración de una cerá- diaguita sino que corresponde a lo que es-
mica que se va distinguiendo de los tipos tamos proponiendo con el nombre de
con filiaciones estilísticas trasandinas. La "Cultura Copiapó ".
forma de los cuencos, sus interiores negros No existe un tiesto netamente Copiapó
y las superficies exteriores pintadas con el en el valle de Elqui y sus proximidades. Hay
motivo que se hace clásico, se expande ha- unos cuantos fragmentos en el poblado mi-
cia Huasca y Elqui con detalles que se agre- nero de Los Infieles, al norte del valle, pro-
gan como aportes locales de valle en valle. ducto de movimientos incaicos. De manera
Es un hecho que el Complejo Las Áni- excepcional se fabricó un plato bajo los
mas es la base de la Cultura Diaguita y que cánones técnicos diaguitas, que rememora
la transición sucede en el valle de Elqui, el sen ti do artístico de los platos Copiapó y
años más tarde de los acontecimientos sus típicas llamitas estiliza4as. Corresponde
acaecidos en el valle de Copiapó ¿Pero qué a un antiguo hallazgo en la quebrada de
pasa entonces en este mismo valle con la Marquesa, tributaria del Elqui, pero se des-
evolución de la población postperíodo Me- conoce la naturaleza del contexto. Lo que
dio? Por más de seis décadas no hubo mayor está claro es su elaboración local ya que
cuestión sobre el supuesto que instalaba a los asoma la pasta oscura de los diaguitas, sin
diaguitas hegemónicamente dominando alcanzar los grados de perfección propios
todo el norte semiárido y era natural pen- del valle de Copiapó. Los tiestos Copiapó
sar en Copiapó como un territorio más de también fueron fabricados en menor escala

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en el valle del Huasco, y quizás hayan alcan- haber sido movilizados por el Inca para
zado excepcionalmente tierras próximas luchar contra los Chiriguanos, puede arro-
por el sur. jar luz en un punto bastante oscuro, porque
El cuadro que podemos visualizar im- hasta la fecha el término diaguita también
plica una base cultural formada por las tra- se esgrime a la hora de nombrar a las pobla-
diciones del Período Medio copiapino. Lo- ciones aborígenes que se encuentran con
calmente la evolución poblacional se los españoles. En cierta forma aquello es un
plasma en el desarrollo de la Cultura Copia- recurso que se puede discutir en área de los
pó. Sin embargo, en medio de esta asevera- diaguitas prehispánicos, mientras que los
ción hay una serie de variantes por discutir. documentos coloniales de Bolivia aportan
Podemos citar el aire de parentesco que otra hebra del difícil tema sobre los nom-
persiste con alfarería del sur de Bolivia, a bres reales de la población.
pesar que se ha despejado el problema so-
bre el supuesto origen incaico del tipo Co- LA CULTURA COPIAPÓ
piapó Negro sobre Rojo. De Copiapó al sur
de la región se expanden los patrones so- Básicamente, esta es una propuesta instru-
cioculturales Ánimas para evolucionar en mental que busca superar el problema de
la Cultura Diaguita, configurándose de esta las referencias demasiado sesgadas, supedi-
forma las dos poblaciones tardías que do- tando todo el conocimiento de una pobla-
minan el territorio semiárido. En el caso ción en base a meras descripciones de un
del valle en el extremo norte, todo es nuevo tipo cerámico. Hay que ser justos en el mo-
a la hora de analizar el Período Intermedio mento de establecer la crítica, ya que en
Tardío, porque lo que antiguamente se to- esos tiempos no se contaba con la calidad
maba como presencia diaguita no era otra de los datos que ahora tenemos. De todas
cosa que expresiones de carácter Diaguita formas, por años no se habló más que de la
incaico, ya que los diaguitas recién pene- cerámica Copiapó Negro sobre Rojo para
tran a Copiapó como mitimaes incaizados. remarcar el carácter de una alfarería tardía
El piso cronológico de este problema localizada en el extremo norte de la región.
está entre los siglos XIII y XIV (1200-1300). En tales condiciones, dicha alfarería fue
Un fechado del siglo XII (Iglesia Colora- considerada como un componente de ori-
da), apunta a rebajar la cronología para gen incaico, hasta que un cementerio en
acercarnos a la hilación con el Período Me- Altos Blancos y luego poblados en los ríos
dio, mientras que las dataciones más tardías Jorquera, Pulido y Manflas permiten defi-
bordean la segunda mitad del siglo XV. nir la independencia respecto a esa alterna-
Entre una cosa y otra se van perfilando tiva, estableciéndose la noción sobre una
aspectos como un énfasis montañés de la cultura local preinca, alcanzada más tarde
Cultura Copiapó, el avasallamiento de los por la expansión de los peruanos.
ejércitos incas, el dominio de los mitimaes Ya en las excursiones de Niemeyer por
Diaguitas que cambian el rostro de la zona, la cordillera ( 1985), la presencia mayorita-
los niveles de resistencia local destacado ria de fragmentos tipo Copiapó en el Paso
por las crónicas y la desnaturalización a de Pircas Negras, cambiaba un poco la si-
tierras de Bolivia como respuestas a la resis- tuación al imponerse sobre vestigios del
tencia. El nombre de "Tomatas Copiapó" tipo Inca Negro Pulido, aunque entonces
con que se designa a indígenas que dicen no habían muchos antecedentes para plan-

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tear una historia anterior a la llegada de los importante cúmulo de información sobre
incas. La cercanía de la tambería de Pircas el problema aludido. Muy próximo a La
Negras y la presencia de la cerámica inca Junta, sobre la suave pendiente del cerro en
recién nombrada sugiere que el sector es la margen derecha del río Pulido, se ascien-
parte de las estrategias económicas perua- de unos cuantos metros para ir recorriendo
nas en la cordillera, sin embargo, bien diversas estructuras circulares y rectangula-
pudo ser un sitio Copiapó en sus orígenes, res dispersas, con muros pircados, desta-
reutilizado por incas y diaguitas, similar a cando un gran pircado cuadrangular. Aun-
los reasentamientos en Iglesia Colorada y que se trató de una rápida inspección, la
Punta Brava. cerámica tipo Punta Brava diseminada por
La separación entre dos poblaciones doquier bastó para certificar la presencia
dominando una parte y otra del territorio de un poblado de la Cultura Copiapó. Tam-
regional, impulsa a retomar la idea sobre bién es preincaico un gran reducto fortifi-
los Desarrollos Regionales tímidamente su- cado descubierto en el río Manflas, en los
geridos en la década de los '70 (Arnpuero, terrenos donde se encuentra la administra-
G. 1972-1973). A la vez, la teoría sobre los ción del fundo epónimo. "Me detuve en un
señoríos también se debe invocar ante el lugar llamado El Fuerte, singularmente
estudio de jerarquías regionalizadas. Del pintoresco", anotaba Ignacio Domeyko
análisis realizado por Arnpuero e Hidalgo cuando recorría el valle de Manflas en 1844
(1975) sobre los Señoríos Diaguitas surgen y tal parece que se estaba refiriendo a este
ideas que se pueden extrapolar a la reali- lugar, sin haber visto directamente el re-
dad de Copiapó, con la salvedad que es ducto indígena, caso contrario hubiera de-
mucho más lo que se conoce de las organi-· tallado su configuración como lo hizo en
zaciones diaguita, y que la prioridad en ruinas del río Cachitos. Es que el reducto
Copiapó es mantener la línea de investiga- de Manflas es un verdadero fuerte construi-
ciones en marcha, ya que hasta ahora no do en un gran espolón rocoso que hace de
podemos más que bosquejar algunos prin- divisoria entre la quebrada de la Iglesia y el
cipios que rigieron el desarrollo de la Cul- cauce del río. Un par de muros rodean el
tura Copiapó. En el juego de las fronteras cerro y desde el principio del recorrido se
comprometidas, el valle del Huasco figura va encontrando cerámica Copiapó y Punta
como un límite efectivo ya que no se cono- Brava, al ascender por el costado NE. Las
cen sitios que sobrepasen para uno y otro murallas defensivas están relativamente
lado el territorio controlado por cada po- cerca una de otra y se encuentran en la
blación. Hasta el Huasco alcanzó el domi- parte inferior del reducto. Se remontarán
nio diaguita por el norte y los Copiapoes no unos 40 m para llegar a un pequeño porte-
salieron de su hábitat más que en pequeñas zuelo donde se emplazan algunas estructu-
ras con pirca y barro. De allí es menester
avanzadas hacia el desierto de Atacama y el
continuar el ascenso hacia una punta mu-
litoral.
cho más empinada y de difícil recorrido,
incluso es preciso seguir un camino que va
Los desarrollos riberanos
en curva de un costado a otro del cerro,
En 1993, mientras realizábamos una cam- llegando finalmente a la cumbre donde
paña en Iglesia Colorada, visitamos un par existe una plataforma pircada de un par de
de poblados que de repente agregaban un metros de diámetro, casi sin vestigios mate-

166
o
~

1¿¡ ..
(.)

70°

Lámina l. Distribución de la Cultura Copiapó. l . Pircas Blancas; 2. Altos Blancos; 3. Iglesia Colorada-Cabra
Atada; 4. Rodeo; 5. Manflas; 6. Jorquera; 7. Punta Brava; 8. Cerrillos; 9. San Fernando-Copiapó; 10. Caldera;
11. Bahía Salada; 12. Carrizal.

riáles a la vista. Para llegar a esta superficie Manflas, por lo que no es posible decir si
también es necesario subir unos 30 m, de existió un poblado a sus pies como sucede
allí que se trata de un pucara preincaico, en Punta Brava. Pudo ser así ya que una
sin dudas, tan grande como el de Punta pasada de maquinaria, posterior a nuestra
Brava, que hasta ahora se imponía entre los revisión del '93, removió parte del terreno
reductos fortificados del valle de Copiapó. agrícola surgiendo una gran cantidad de
Los viñedos han perturbado la faz original fragmentos cerámicos actualmente deposi-
de la superficie que rodea al pucara de tados en el Museo de Copiapó.

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Es evidente la posición estratégica de que le da el nombre al yacimiento. Aquí
este reducto, puesto que de allí para arriba se encuentran cuatro recintos entre
por una lado se cruza al río Pulido, cayendo cuadrados y rectangulares con muros
a Iglesia Colorada, con el camino abierto de piedra en técnica de pirca seca, la
para acceder al cúmulo de vegas andinas, y base de un horno de piedra y barro y un
por otro, se remonta en dirección a la veci- muro pircado frente a los recintos 2, 3
na hoya hidrográfica del río Huasco. Están y4.
controlando lo mejor de las tierras del Man-
U na serie de pozos de sondeo no han apor-
flas y a su vez el acceso a los recursos de
tado materiales pero el registro superficial
cordillera, en complementación con el po-
de fragmentos tipo Punta Brava es un indi-
blado de Iglesia Colorada, de lo cual hemos
cador que mantiene al sitio dentro de la
dicho que en sus orígenes debió haber per-
problemática que nos ocupa.
tenecido al desarrollo de la Cultura Copiapó. En la ladera de un cerro y mirando
Sin duda que el sistema incaico aprove- hacia· el río se emplaza el próximo yaci-
cha la experiencia de la población previa miento bautizado como Los Fósiles, carac-
para afirmar sus asentamientos en los ríos terizado por recintos que ocupan la parte
formativos del Copiapó, porque existía una media y baja de la ladera, con la mayor
tradición arquitectónica no despreciable. concentración ubicada en una prolonga-
Tradición que se sigue comprobando en el ción o brazo que se aproxima más al río. En
río Jorquera gracias a recientes trabajos de este sitio también se pueden diferenciar
Cervellino y Gaete ( 1996-1997), al registrar tres sectores con grupos de estructuras (Lá-
cuatro poblados contiguos entre la quebra- mina 2):
da Castaño y La Guardia. El sitio Castaño
(Nº 24 y 25 para los efectos de la prospec- a) Aterrazamiento artificial de la superfi-
ción de los autores citados), corresponde a cie, provocando planos más o menos
un poblado contiguo a un cementerio, de horizontales en la pendiente con una
segura relación con el Cerro Castaño de leve concavidad e en tral. Algunas po-
Iribarren (1958). El sitio 25 también obede- seen un basurero en el contorno que
ce al nombre de "Las Estacas", con un fuer- les da el aspecto de un falso túmulo,
te componente tardío basado en la "Tradi- que incluso ha engañado a los saquea-
ción Copiapó Negro sobre Rojo e dores;
Inca-Diaguita" (Seelenfreund, A. Vilches, b) Grupo de recintos hacia el lado W de la
F. Niemeyer, H. 1996). Más arriba viene el ladera y a igual cota que las anteriores.
poblado de El Farellón, siempre en la terra- Son de tamaño bastante mayor siempre
za norte del río, al menos con dos sectores con un piso cóncavo, dispuestas sobre
un aterrazamiento artificial y semicu-
organizados de forma diferente:
biertas por escombro de falda;
a) Sector en una ladera con bastante escom- e) Recintos al pie del cerro, sobre un pe-
bro de falda donde se emplazan nueve queño cono de deyección, donde un
estructuras semicirculares, con una de- par de estructuras presentan un ruedo
presión o concavidad central, similares a limitando la concavidad central, que
viviendas de los restantes yacimientos; deben ser sepulturas a juzgar por los
b) Espacio correspondiente a la terraza y restos humanos esparcidos por la ac-
adosado a la base de un farellón rocoso ción de terceros.

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Río Jorquera
Sitio 27. Los Fo'siles.

T =Túmulo
E ='Estructura
H =Hoyosdehuaqueo

Lámina 2. Ejemplo de poblado complejo en el río Jorquera.

En el sector b~o se concentran los mayores piedra y argamasa y paredes de adobe, con
porcentajes de materiales superficiales que, la apariencia de un gran túmulo debido a la
en general, consisten en abundante frag- enorme depositación de basura. En uno se
mentación de alfarería Copiapó y Punta reconocen plantas de forma ovoidal, rec-
Brava, otro tanto de restos de vasijas mono- tangulares y en U, además de restos de
cromas de superficies brochadas, una placa carrizo que pueden haber formado las te-
de cobre, un punzón de madera, puntas de chumbres. Se aprecian vestigios de lo que
flechas en variadas formas, múltiples dese- fue un muro y a la vez parte de un desarro-
chos de talla y un buen número de manos llo mayor de este espacio, probablemente
de moler, conanas enteras y partidas, en un destruido por la construcción del camino
rubro complementario al registro de mar- actual. También existen visos de una mayor
los de maíz y a la novedosa presencia de dedicación de carácter ornamental al en-
vainas de maní entre los desechos alimenti- contrarse la superficie interna del recinto 2
CIOS. (de planta en U) enlucida con barro, por-
Los Molinos es el próximo yacimiento que se piensa que esto puede haber sido un
aguas arriba, sectorizado en dos partes: silo, asociado a una buena cantidad de ma-
nos de moler. Por último, el recinto de
a) Sector Bajo. Posee dos conjuntos de re-
mayor tamaño (Nº 8) se postula como un
cintos que son definidos como de una "ar-
corral por su alto contenido de guano.
quitectura monumental" por sus bases de

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Un segundo grupo está constituido por - Hueso. Dos punzones, un perforador,
cuatro recintos aglutinados de plantas que cuatro tubos, una espátula y una figura or-
tienden a ser rectangulares, con menor nitomorfa, todo colectado en la excava-
cantidad de material cultural en superficie, ción;
sin embargo comparten un sector prolífero
- Madera. Un trozo cilíndrico con extre-
en desechos estratificados como guano, lí-
mos en bisel, uno de los cuales está ahueca-
neas de fogones, restos óseos de camélidos,
do;
cerámica y lítico.
- Concha. U na valva de ostión como posi-
b) Sector Alto. Es un espacio acotado entre
ble recipiente (tableta) para alucinógenos;
un par de quebradas pequeñas, en la ladera
este del cerro, con estructuras ubicadas ha- - Textiles. Un pequeño trozo de tejido,
cia el SE del conjunto bajo. Los recintos algunas hebras teñidas y una hebra de lana,
consisten en unas 12 concavidades de poca hallada en una misma cuadrícula, entre
profundidad, entre ovaladas y circulares, 0,10 a·0,30 m de profundidad;
con una suerte de terraplén de basura en el
- Restos de alimentos. Abundantes dese-
frontis, sobre todo en aquellas viviendas de
chos de camélidos, pequeña cantidad de
la parte inferior del sector. Otro segmento
vértebras de pescado, un par de trozos de
del poblado lo forman cuatro construccio-
conchas, diversas semillas y una mazorca de
nes en pirca seca, erigidas al pie del cerro,
maíz. Cabe consignar que entre los dese-
cuyas plantas son semicirculares.
chos también aparecieron una pieza denta-
La excavación de siete pozos de sondeo
ria de adulto y otra de un niño.
y ocho cuadrículas -con una profundidad
Si bien resulta que este núcleo residen-
de hasta 0,90 m- cubre la superficie gene-
cial sale a luz en forma repentina, también
ral del sitio y refleja la magnitud del asenta-
se debe consignar que la complejidad del
miento descubierto, con un abundante ma-
historial Copiapó en este valle andino se va
terial que clasificado en rubros consiste en
perfilando por medio de referentes al estilo
lo siguiente:
de Tranca del Chañar, un poco más abajo
- Cerámica. Tipo Copiapó en sus varian- por la ribera izquierda del J orquera, donde
tes negro sobre rojo y negro sobre ante, Niemeyer ( 1985) recoge cerámica Copia-
tipo Punta Brava y restos de vasijas mono- pó, restos plomizo alisados y material lítico,
cromas de superficie brochada, donde un en un potrero con ocho a diez excavaciones
gran porcentaje está recubierto por hollín; que indican la presencia de un probable
cementerio saqueado. A la vez, una serie de
- Metal. Una barra de cobre "fundido",
sitios más a la cordillera, entre ellos el de La
dos aros de cuerpo circular y extremo en
Guardia y otros en el curso del río Figueroa,
espiral, otro fragmentado, y un posible per-
están dentro del patrón cultural Copiapó,
forador o lezna de cobre;
reservados para próximas investigaciones.
- Lítico. Puntas triangulares con pedúncu- Los propios sitios descubiertos en forma
lo y aletas, típicas del Período Medio en re cien te son una fu en te de información en
adelante, cuchillos, cuchillo-raederas, cien- proceso de análisis y es una garantía que
tos de desechos líticos, más de 200 manos desde un primer momento aporten con
de moler en la superficie del sector bajo y datos de calidad, lo que ayuda en el plan-
una cuenta de collar circular de crisocola; teamiento de algunas consideraciones ba-

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sadas en las mismas apreciaciones de Cerve- comprobado en diversas oportunidades.
llino y Gaete. En este plano de carácter local, está a la
En primer lugar, el patrón de habitacio- vista la relación entre quienes ocupan en
nes excavadas en laderas recuerda a las vi- uno y otro tiempo un valle que se mantuvo
viendas del Período Medio en el sitio de por mucho años en la incógnita en cuanto
Cabra Atada. Los autores señalan una clara a la magnitud de los asentamientos preco-
similitud entre los recintos del asentamien- lombinos, si recordamos que a fines de los
to de Los Fósiles y las plataformas habitacio- '50 Jorge Iribarren publica unos primeros
nales de Punta Brava, extendiendo el estu- datos referidos a Cerro Castaño y La Guar-
dio de una costumbre que parecía afincada dia, que veinte y tantos años más tarde Nie-
en aquel pucara del río Copiapó. Entende- meyer describe Trancas del Chañar, y que
mos que en los yacimientos del Jorquera ahora le sumamos un rescate de utensilios
algunas habitaciones en ladera son depre- incas en el potrero Chacay, efectuado en
siones al estilo de Cabra Atada y otras más 1993.
aplataformadas como Punta Brava, sugi- Más adelante se exponen los detalles de
riendo una interesante continuidad en la los asentamientos incaicos, entre ellos la
tradición de los patrones arquitectónicos presencia de un camino frente la tambería
de un período a otro, además del aporte de vecina a Los Fósiles, que sube antes de La
un nuevo dato para establecer los nexos Guardia. Por ahora es menester recalcar el
locales que se combinan con influencias carácter montañés que refleja la población
foráneas para definir cambios en la secuen- Copiapó. Si bien es cierto que no es raro
cia poblacional. encontrar en el sistema hidrográfico del
Al ir definiendo la cuan tía de los yaci- valle una tradición de asentamientos dis-
mientos descubiertos en el valle deljorque- persos por los ríos formativos, inclusive con
ra, el sitio 28 ha sido catalogado como una aldeas agrícolas lindando con la cordillera,
pequeña tambería de unas cuatro depen- la tendencia de las ocupaciones originadas
dencias en que afloran restos de vasijas Dia- en la etapa de la Cultura Copiapó sugiere
guita incaico y Copiapó Negro sobre Rojo. un énfasis por desarrollarse a la vera de los
Existe una relación entre este yacimiento ríos más interiores. Cervellino y Gaete plan-
más tardío y Los Fósiles, primero porque tean la existencia de corrales y por añadidu-
son vecinos y luego porque se concluye que ra el manejo de ganado (camélidos). Por
en la parte baja de Los Fósiles las estructu- ahí debe andar la razón de tales asenta-
ras sepulcrales alteradas se asocian a otros mientos a un paso de las vegas cordillera-
restos alfareros Diaguita incaico, remarcan- nas. Lo mismo que el apego a las prácticas
do también como una diferencia la condi- agrícolas, con el inédito antecedente del
ción circular de tales estructuras. registro de maní, en un enclave que está
La presencia Inca en la zona, aunque mostrando a las claras la sapiencia para
siempre materializada en aquella mixtura conseguir pescado a decenas de kilómetros
con el diaguita, es un hecho bastamente de distancia y quien sabe a cuantos kilóme-
conocido. Posiblemente también sea de su tros más para lograr un recurso como el
autoría la construcción de los recintos y un maní, que pertenece a regiones más cálidas
muro perimetral del segundo sector de El tras la cordillera. Al respecto, en una más
Farellón, acentuando la continuidad de los reciente investigación Cervellino vuelve a
poblados en los años próximos; aspecto encontrar maní en la estratigrafía de un

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nuevo poblado en el área estudiada, de especie de parapeto o muro natural de
manera que su presencia ya no es producto grandes peñascos que impresionan como
de la casualidad como se podría pensar en un muro defensivo, albergando otros 24
un primer momento. recintos circulares, también con simpleza
En el itinerario desplegado por la Cul- en sus contornos, distribuidos en dos secto-
tura Copiapó en los contrafuertes andinos res entre estructuras aisladas, yuxtapuestas
están las variaciones de la práctica para al- o aglutinadas. La excavación de seis recintos
zar pueblos y elegir donde situarlos. Lamo- es un poco más abundante en materiales
numentalidad de sus reductos fortificados, aunque, por lo general, se trata de depósi-
conjugando la elección de algún cerro en tos de escasa consideración estratisgráfica.
el lugar preciso -con lo cual se tiene cum- A la vez, sólo un par de recintos muestran
plido la mayor parte del propósito defensi- neta relación con alfarería Copiapó, otro
vo- y la consiguiente elaboración de mu- par se identifica con los Períodos Tempra-
ros y recintos internos, contrastan en no y Medio, y el resto no muestra cerámica
ciertos casos con la simpleza de otros pobla- diagnóstica para definirlas en primera ins-
dos. Para muestra, el asentamiento en Ojos tancia. Las viviendas más antiguas no son
de Agua del río Montosa, un pequeño po- diferentes a la fisonomía de las posteriores
blado compuesto por tres sectores, situado y sólo se reconocen por medio de su alfare-
en una inflexión del cerro del flanco iz- ría.
quierdo del río, a 120m sobre el fondo del La porción de un plato Copiapó y una
valle. Diferenciado en las unidades A, By D, decena de otros pequeños trozos, entre una
se resume en los siguientes detalles: mayoría de vasijas corrientes muy fragmen-
A) Agupación de 24 de recintos, la mayo- tadas, se asocian a un porcentaje de relativa
ría circulares y algunos más cuadrangula- abundancia de lascas y microlascas, con al
res, levantados por medio de piedras aco- menos una docena de esquirlas de obsidia-
modadas en forma elemental de una hilera. na, tres puntas de flechas, una cuenta de
La tónica es la escasa cantidad de material concha marina en ejecución, unos cuantos
cultural en un suelo de ocupación de muy huesos de camélidos y un trocito de valva de
pequeña potencia, a lo sumo unos 1Ocm de charo.
espesor. Un cuarto fragmento cerámico del D) Es una agrupaCion de siete recintos
tipo Copiapó Negro sobre Rojo y otros cin-
aglutinados o a lo menos muy juntos, situa-
co pedazos de la misma tipología, es la úni-
do bastante al oeste de los poblados princi-
ca alfarería decorada, junto a un relativo
pales, a más o menos 550 m de la unidad B,
mayor número de restos monocromos café
pobre en material superficial y por lo tanto
alisado, no más de tres puntas de proyecti-
sin definirse su afiliación cultural definitiva
les fragmentadas, lascas de calcedonia, una
porque no se han practicado excavaciones
solitaria muestra de obsidiana, una base de
en este sector (Lámina 3; Figuras 1, 2 y 3).
piedra molino con su respectiva mano, y
La ruta del Montosa era el camino de
otra mano de moler grande.
cordillera del Inca en tránsito de Iglesia
B) Se encuentra a 30m más abajo, hacia el Colorada a Huasca Alto, pero el poblado
oeste, ocupando una especie de suave de- reseñado no cuenta con un solo vestigio
presión de la inflexión de la ladera del alfarero de este tiempo, de manera que fue
cerro y queda protegida a valle por una un asentamiento que quedó al margen de

172
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REFERENCIAS

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Lámina 3. Poblados simples en Ojos de Agua del Montosa.

las modernizaciones implantadas por el sis- los ganaderos actuales por las serranías, de-
tema incaico. Lo que sí demuestra es ser fiel biéndose efectuar una larga caminata para
al principio defensivo que marca el carácter acceder a ellas.
de los asentamientos en el valle de Copia- Un par de sepulturas tumulares fueron
pó. Aun en la simpleza más elemental de excavadas en un potrero de la hacienda
este yacimiento, su posición elevada a más Ojos de Agua, relacionadas con los rema-
de 100m sobre los terrenos planos del valle nentes más tempranos del poblado y es
del Montosa, le otorga una intención estra- posible que las sepulturas tipo Copiapó se
tégica para la defensa. De hecho, desde encuentren por los alrededores, aunque no
abajo no se ven las estructuras y su descubri- ha sido fácil detectar los cementerios de
miento se debe a los continuos ajetreos de este período. Para ello es preciso trasladar-

173
nos a Altos Blancos, único contexto fúne- cerca de la zona ventral, un plato Copiapó
bre que hasta la fecha se puede esgrimir Negro sobre Rojo puesto boca abajo prote-
como Copiapó preincaico. giendo una espátula de hueso elíptica, un
Altos Blancos fue descubierto y excava- tubo de absorción de narcóticos de cañón
do parcialmente por Niemeyer en la ribera de pluma de cóndor premunido de una
izquierda del río El Potro, muy próximo boquilla de madera de algarrobo y un cesto
por el este del río Montosa, a elevación de circular playo en técnica de aduja, que con-
2.000 m s. m. Debido a los efectos de aluvio- tenía una calabaza semiésferica imposible
nes y a la erosión fluvial y eólica unas altas de recuperar por su extremo deterioro y un
barrancas fueron recortadas, quedando al pico de cóndor ( Vultur gryphus). Finalmen-
descubierto una sepultura que luego se te, en el sector de los pies se encontró un
convierte en seis tumbas, al intervenir los ceramio asimétrico o jarro zapato pequeño
lugareños picando contra el talud casi ver- (Niemeyer, H. 1986) (Láminas 4 y 5).
tical. Una reconstitución del inventario de No hay otro cementerio que comparta
objetos extraídos considera la presencia de la costumbre de las sepulturas ampollares,
esqueletos de adultos cuyos restos queda- p9rque los excavados en los últimos cinco
ron desperdigados, ceramios, espátulas de años son de la época incaica, por ejemplo,
hueso y tubos para absorber narcóticos, ca- en Iglesia Colorada y Cachiyuyo. Más abajo
labazas, trozos de ramas o troncos, conchas de Iglesia Colorada las evidencias preincas
de moluscos, torteros de madera y piedra, son efimeras ante la superposición de ma-
entre otros objetos. Luego de estudiar esa teriales más tardíos. En el vecino distrito de
colección, en 1974 Niemeyer excava una Cabra Atada, logramos diferenciar un pe-
trinchera paralela al borde de la barranca, queño espacio Copiapó en la desemboca-
de más de dos metros de profundidad, des- dura de la quebrada de La Cantera, sobre
cubriéndose una tumba ampollar al dar en una superficie con varios morteros quebra-
el fondo con una piedra del tamaño de un dos, un par de manos y mucha cerámica de
bolón que de repente escurrió hacia una esta cultura. En realidad cuesta encontrar
oquedad lateral que protegía. Era una tum- espacios sin mezclas superficiales, pero
ba que contaba con un cuello cilíndrico de aquí se nota un poco más la "pureza" de los
descenso de 1,50 m de profundidad y 0,80 materiales que nos interesan. Prueba está
m de diámetro, luego seguía una palizada que a pocos metros ladera arriba también
de ocho palos o estacas de ñipa o berraco se reconocen restos de tiestos tipo Punta
(Escallonia sp.), para culminar en la cámara Brava.
ampollar, cuyo fondo estaba a 2,40 m desde En el costado .izquierdo de la desembo-
la superficie, con diámetros en planta que cadura de la quebrada se formó una suave
iban de O, 70 m en un sentido y 0,50 m en el depresión que caracterizamos como el re-
otro. cinto habitacional Nº 33 A, combinado con
El enterratorio consistía en un párvulo un leve amontonamiento monticular que
semiflectado sobre su costado derecho, con cruza todo el frente del recinto, producto
su cara orientada hacia el NE, que yacía de la acumulación de basura arqueológica,
sobre una probable estera de totora. A su un par de metros más arriba de un canal de
lado derecho se halló la ofrenda. Muy cerca regadío indígena. En total lo estudiado tie-
del cráneo había la mitad de una olla asimé- ne un diámetro de 3,90 m en sentido N-S y
trica grande que contenía carbones. Más 3,40 m de E a W, con desechos que no van

174
CORTE VERTICAL

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Lámina 4. Sepultura ampollar de Altos Blancos.

más allá de unos cuantos trocitos de alfare-


ría Copiapó y Punta Brava, una pequeña
punta de flecha con pedúnculo y ale tillas,
pedacitos de huesos, ceniza, algunos car- Lámina 5. Ofrendas de la sepultura ampollar de
boncillos, espinas de algarrobo y una gran Altos Blancos; Ceramios Copiapó, jarro asimétrico,
tortero, tubo y espátula para alucinógenos .
. cantidad de semillas de chañar. Aquí esta-
mos ante la presencia de una vivienda bas-
tante simple, sin señales de construcción su relación con algún algarrobo que lo pro-
muy elaborada. Si recordamos la variedad tegió con su sombra. De allí la presencia de
descrita en asentamientos como Jorquera, una mancha café oscura de material orgá-
Pulido, Montosa y Manflas, se aprecia el nico, como aquellos cojines que se forman
desarrollo de una arquitectura que va des- hoy alrededor del árbol, mezclados con es-
de la simpleza más común al alzamiento de pinas de algarrobo. En un sitio que contó
estructuras mejor concebidas, dependien- con canales, terrenos preparados y artefac-
do del momento en que se encuentre la tos de labranza y molienda, la buena can ti-
población y los intereses puestos en juego dad de semillas de chañar relata también
en determinados territorios. una historia de acopios o almacenajes de
La vivienda de Cabra Atada se asemeja tales frutos obtenidos en arboledas locales.
a las depresiones habitacionales más anti- De Cabra Atada hacia abajo viene el
guas, que aquí mismo cuenta con un pobla- poblado cercano a La Junta, descrito ante-
do de esas características. Además está en riormente como un sitio no estudiado,
concordancia con estructuras de los asenta- pero antes Niemeyer (1985) describe un
mientos del río Jorquera, pero gran parte plato con llamitas y otro con el rostro antro-
de la comodidad parece haber radicado en pomorfo producto de hallazgos aislados en

175
Lámina 6. Ceramios Copiapó. l. Carrizalillo Chico; 2. San Fernando;
3-5. Cerrillos.

Carrizalillo Chico (Lámina 6; Figura 1). En caso material recuperado en ese espacio,
el curso del río Copiapó no hay otros ante- con ciertas perspectivas en la cumbre del
cedentes sino hasta llegar a Punta Brava. pucara, mientras que las evidencias dejadas
Para los propósitos que orientan a esta pri- por moradores de origen incaico afloran
mera parte del tema tratado es importante por doquier. Los retoques a lo preestableci-
establecer qué indicadores pueden deter- do, por ejemplo, mejoramiento de muros
minar el sector más temprano de este po- defensivos, y las nuevas obras, llámese agre-
blado. Si este es el pucara a que se refiere el gado de otros conglomerados habitaciona-
cronista Gerónimo de Bibar, tiene que ha- les y mejor aprovechamiento del espacio
ber una parte más antigua responsable, en- disponible, impiden establecer con clari-
tre otras cosas, del aspecto defensivo que les dad el plano original de este poblado, don-
permite soportar por un año el asedio de de la pedacería de cerámica tipo Punta Bra-
los incas. Al margen de algunas dudas sin va es francamente abrumadora; cientos de
aclarar, creemos que un conglomerado de trozos en la parte baja, grandes fragmentos
recintos pircados muy simples, directamen- en la pedregosa ladera, similares cantida-
te al pie del cerro fortificado, pueden co- des bajo el escombro de falda. Y eso que
rresponder al "barri,o" antiguo u original. Iribarren recogió una apreciable cantidad
El problema es que las excavaciones no han en su oportunidad.
sido muy aclaratorias todavía debido al es- N o se puede afirmar a ciencia cierta

176
que éste sea el centro de manufactura origi- bell (1958) que ubican a Cerrillos como un
nal de estos grandes recipientes policro- probable sitio preincaico en base a alfarería
mos, pero no cabe dudas que fue un lugar con "decoración negra lineal" asociada a
de intensa producción. Hasta el momento, dos pircados circulares con aberturas que
el de mayor índice de producción. Cree- se enfrentan entre sí y a trozos de cerámica
mos que se convierte en un centro distribui- o pedruscos con vestigios de escoria en la
dor de grandes contenedores de líquidos y parte alta de un cerro identificado como
alimentos, pero también la febril elabora- Cerrillos A. Cerrillos C agrega un par de
ción puede obedecer a la necesidad de platos con figuras de llamitas, un cuenco
aprovisionamiento de líquidos y alimentos con asas de color rojo ornamentado en ne-
cuando residentes y pobladores del área se gro y naranja, y un cántaro rústico asimétri-
refugiaban en los momentos de conflictos. co (Lámina 6; Figuras 3, 4 y 5). Siempre en
Es una alfarería preinca y de carácter local, calidad de antecedentes parciales, se inte-
como lo confirman los poblados recién des- gr~ Cerrillos B con un cuchillón de madera
cubiertos en el río Jorquera, manteníendo- esculpido en la empuñadura, obtenido en
se en plena vigencia durante la administra- una sepultura por Carlos Campbell, y una
ción incaica. Como no se ha realizado un pala de madera y semillas de cucurbitáceas
estudio a fondo de esta cerámica, no se recuperadas por Iribarren del mismo sec-
puede determinar si hubo variaciones téc- tor (Lámina 9; Figura 1). Como gran parte
nicas en la etapa incaica, por eso que en de la ergología Copiapó es desconocida,
Punta Brava resulta complicado saber si por estamos tentados a concederle la autoría de
este conducto será posible aislar el sector los instrumentos de madera a agricultores
antiguo que nos preocupa. La alternativa más tardíos, sin embargo nada es seguro, y
por medio de los platos Copiapó tampoco bien pueden pertenecer al momento que
ha sido efectiva puesto que hasta ahora sólo nos preocupa. Por lo menos no se habla
hemos visto el rostro antropomorfo o "de- sobre presencia de alfarería Diaguita-Inca.
monio" dibujado en los tiestos. Falta revisar Cerrillos está a las puertas de lo que fue
la colección Iribarren, pero la tendencia el Copayapu histórico y es seguro que allí
indica una cierta exclusividad del mencio- también hubo un desarrollo de la Cultura
nado dibujo que figura con fuerza en los Copiapó de cobertura interesante. El pro-
cementerios de la aculturación incaica, per- blema es que al crecimiento de la ciudad
mitiendo establecer la hipótesis sobre una hay que sumarle la sobreimposición de los
variación iconográfica producida en esa asentamientos incaizados. Sin ir muy lejos,
etapa de acelerado mestizaje. el "Cementerio del Basural", que en el lado
De los tiempos más tardíos también son oriente del cerro Chanchoquín se mantie-
los remanentes de naturaleza Copiapó en ne como una suerte de necrópolis con su-
La Puerta y Viña del Cerro, y tal parece que cesivas capas de sepulturas, culmina en un
mientras más se desciende rumbo al litoral grupo de osamentas con cráneos deforma-
menores son las posibilidades de encontrar dos, vinculadas a pucos Copiapó, ollas y
poblados grandes. Si aceptamos que Punta jarros "del tipo pseudoapodo", collares de
Brava es un reducto que más se explica por malaquita con amuleto en forma de quir-
los impulsos de los contingentes postcopia- quincho de hueso, tazas de madera con
pó, otros 30 kilómetros deberán bajarse restos de pintura, torteros, tubos y cuchari-
para abordar los datos de Iribarren y Camp- llas (espátulas) de hueso, tabletas de made-

177
ra de tipo zoo y antropomorfo, punzones y tenida rle una sepultura en Copiapó (Lámi-
pinzas de cobre (Matus, L. 1921; Iribarren, na 9; Figura 2) .
J. 1958). U na serie de rasgos sueltos no se Los tiestos decorados de Chanchoquín
pueden agregar con seguridad a éstas ni a no fueron descritos en detalles, sólo se dice
los dos niveles de sepulturas más inferiores. que son escasos y fabricados de "una masa
Como no se alude al hallazgo de alfarería fina con pintura generalmente negra, del
inca, la secuencia culminaría en entierros mismo tipo que la que se encontró en el
de carácter Copiapó, e ignoramos a qué cementerio de San Fernando"; es decir, se-
momento pertenecieron aquellas tumbas rían cuencos acampanados de base circular
revisadas en la misma oportunidad en el con dibujos de llamitas, grupos de "comas",
lado poniente del cerro, donde se habla de líneas serpenteantes paralelas en posición
"numerosas osamentas y alfarería de un vertical y racimos de evolutas en disposi-
tipo bastante primitivo", "pedazos de alfare- ción vertical (Lámina 6; Figura 2) . Dicha
ría pintada", "cadáver dentro de un hoyo decoración pertenece a una pieza de San
cilíndrico como de unos 70 a 75 centíme- Fernando (o Pueblo de Indios para los efec-
tros de profundidad y en cuclillas, sin tos de los documentos históricos), de tal
ofrendas", y "una cucharil~a de hueso que- forma que hay que suponer un parecido en
brada en dos pedazos, recogida en la super- líneas generales mientras no se conozcan
ficie". los ceramios de Chanchoquín depositadas
El uso de narcóticos resalta en este con- en el Museo Nacional de Historia Natural.
texto, con una variada iconografia de table- Al menos estamos seguro que se comparte
tas con decorados de animales y personajes. la figura de las llamitas, caso contrario se
Es una práctica más antigua porque tubos y habría hecho la respectiva aclaración, más
espátulas ya aparecen en los cementerios aún si se tratara de algo tan diferente como
del Período Medio (La Puerta). La presen- el rostro antropomorfo que suele aparecer
cia de tabletas de madera no tiene antece- como alternativa a las llamitas.
dentes en la región. Si hay que establecer San Fernando está a cuatro kilómetros
un desarrollo en el plano local, éste partiría aguas arriba de lo que fue el corazón del
de influencias que impulsan la copia de viejo Copayapu. Se puede suponer que las
modelos foráneos. Es necesario recordar referencias entregadas por el mismo Leo-
que los estímulos están muy cerca, si mira- tardo Matus es otro hecho palpable de
mos a Caldera y El Salvador, donde llega- asentamientos Copiapó en la medianía del
ron pobladores procedentes de ámbitos valle principal. La pesquisa fue bastante
mucho más afines al uso de alucinógenos. parcial, donde lo más concreto es un par de
Debemos confiar que las tabletas del ce- platos característicos y el resto suposiciones
menterio de Chanchoquín están adscritas sobre un tipo de cementerio donde abun-
al período de la Cultura Copiapó. En la dan encontradas versiones. U na se refiere a
cultura previa no se conocen y en la poste- túmulos de tierra a orillas del río, donde
rior etapa incaica se usan valvas de ostión habrían osamentas en posición sentada,
pulimentadas; de ahí que es posible utilizar piezas de alfarería pintada y sin pintar. Otra
a las tabletas de madera como indicadores versión asegura el hallazgo de momias ten-
en la definición de remanentes Copiapó, didas, vasos pintados, objetos de piedra y
por ejemplo, una tableta con mango de telas valiosísimas, usufructuadas por un lu-
felino que Latcham (1926) asegura fue ob- gareño que conservaba el par de platos Co-

178
piapó, "un ponchito muy viejo y remenda- Las evidencias en el litoral
do que según decía había sacado con una
Aguas abajo de Copiapó, por más de 60
momia de niño", y varios fragmentos de
kilómetros no hay pistas de contextos hasta
cráneos, la mayor parte de niños.
llegar a Caldera, donde Ricardo Latcham
Si nos basamos en los infructuosos es-
(1928) hace mención de tiestos típicos. Sin
fuerzos para conseguir algunas piezas, en el
embargo, en el litoral la separación de los
examen del terreno, concluyendo que "era
componentes culturales tardíos se compli-
imposible obtener de allí momias de adul-
ca más debido a que no hay excavaciones
tos", y en un reconocimento en uno y otro
científicas y prácticamente todo se reduce a
lado del barranco del río sin resultados
antiguos hallazgos particulares. De modo
positivos, habrá que concluir que los men-
que se debe armar un panorama en base a
tados túmulos entran en la misma categoría
piezas aisladas. Por la costa los diaguitas
de aquellos señalados para el cerro Capis;
pasaron hasta Taltal y más al norte. En prin-
vale decir, con referencias muy generales
cipio fue un problema visualizar cómo los
pero nada de registros concretos. Porque,
aún en un nivel de destrucción avanzada represen tan tes de esa cultura más sureña
para cementerios de este tipo, no es fácil avanzaban por donde se suponía era terri-
eliminar del todo sus huellas. Una de dos, torio controlado por gente de la cultura
o bien quien saqueó las sepulturas no infor- Copiapó. Era como si no se encontraran
mó sobre el lugar exacto dentro de San copiapoes y diaguitas en sus andanzas por
Fernando, o no tiene nada que ver una cosa el litoral. Pensábamos en una suerte de
con otra, y los "pucos o fuentecitas que alianza o franja de menor fricción, aunque
parecen fueran gemelas" provienen de otro siempre manteniendo vedado el ingreso
tipo de tumbas. diaguita al interior del valle de Copiapó. El
A pesar que los túmulos fueron parte de problema parece resolverse al reconocer
una tradición cronológicamente muy larga que los asentamientos Copiapó en la costa
en el valle de Copiapó y que Gerónimo de fueron muy escasos y que éstos aumentan
Bibar (1558) los menciona en sus memo- sólo en la etapa de dominio inca. Antes
rias históricas, no existen antecedentes cuesta distinguir un contexto que sea prein-
concretos sobre uso de tumbas con tales caico e incluso aquellos que puedan ser
características en la Cultura Copiapó. Ce- reseñados como tales deberán quedar con
rro Capis y San Fernando son dos puntos algunas interrogantes mientras no se cuen-
unidos, por lo tanto perfectamente pueden te con mayores anteceden tes.
ser dos versiones de un mismo problema. El La dificultad de trabajar con piezas ais-
paso inicial lo da Sayago en 1874 al descri- ladas ya la tuvimos en el análisis de los
bir un cementerio de "orresquis o indios asentamientos en el río Copiapó. Si la cerá-
infieles" sobre la meseta de donde se levan- mica Copiapó no continuara en uso duran-
ta el cerro Capis. De allí se pasa a la infor- te la etapa incaica no importaría trabajar
mación sobre el mismo lugar por parte de con registros aislados. Se sabría a que mo-
Gigoux en 1927, desde lo cual se inicia la mento pertenecen sin mayor complicacio-
controversia en que intervienen Latcham, nes. Como no es así siempre quedará un
Looser y De Gandía, negando la prob- dejo de interrogación ante el análisis de
abilidad que unas acumulaciones de tierra con textos poco definidos. Si a la presencia
hayan sido túmulos funerarios. de platos con el diseño de llamitas le agre-

179
gamos asociación de platos con la figura del de suponer que sus excursiones al norte no
rostro antropomorfo, se resuelve el proble- ocupan cualquier lugar del litoral sino que
ma atribuyendo ese tipo de contexto a la puntos bien específicos. Caldera y Taltal
etapa de dominio incaico, debido a que el son los sitios clásicos de la costa donde
rostro es una variante que emerge en dicha confluyeron grupos étnicos prehispánicos
etapa. Pero el problema de fondo tiene que de distintos territorios y allí se integran
ver con el hecho que recién estamos reali- también los movimientos diaguitas.
zando el perfil de una población, sin contar La colección de piezas arqueológicas
con buenos datos en la mayor parte de la reunidas por Gonzalo Domínguez en varios
zona cop1ap1na. cementerios de Bahía Salada (Cervellino,
De confirmarse la escasa representati- M. 1996), no tiene una sola vasija diaguita
vidad de los asentamientos Copiapó en el 11, confirmando lo aseverado e indicando
litoral, más se refuerza aquella premisa que que no fueron excursiones cotidianas,
se trata de una población con un estilo de como se podría pensar en principio. Conta-
vida eminentemente montañés. Como se ban ·con la navegación en balsas de cuero
vio, en la montaña están apareciendo los de lobo, pero aún así estaban lejos de su
reductos más contundentes desde el punto territorio original.
de vista del alzamiento de poblados y depo- El cementerio de Huasco Bajo es un
sitación de desechos de la cultura material. enclave Copiapó con cerámica, metal y
A lo menos cuatro de los yacimientos des- utensilios para consumo de alucinógenos
critos como instalaciones incas entre las (Segovia, M. 1959); marca el límite de su
vegas cordilleranas por Niemeyer ( 1985), expansión por el sur. Entre la desemboca-
se identifican con la cerámica Copiapó y dura del río Huasco y Caldera Niemeyer
parecen aumentar las preferencias por un colecta en 1963 y 1971 algunos fragmentos
desarrollo ligado a las tierras altas. de cerámica en Playa Corvina ( Carrizal
Tenemos la impresión que la baja den- Bajo) . Después vienen puros con textos más
sidad demográfica en la costa es una con- tardíos y es un juego de azar determinar si
tante que viene desde las poblaciones en medio del mestizaje incaico sobrevive
agroalfareras más tempranas. No es raro algún yacimiento de la etapa previa.
saber que antiguas colecciones se formaron Durante el dominio inca emerge Bahía
con vasijas de origen ariqueño y san pedri- Salada como un punto residencial alterna-
no, avanzando hasta Caldera una vez que tivo a Caldera. Uno de los tantos cemente-
sus portadores establecen escalas en Taltal. rios en esa bahía podría ser preincaico, de
De esta forma varios detalles de los diseños lo cual sólo contamos con un plato con las
alfareros que nos parecen foráneos al norte populares llamitas y una espátula de corte
semiárido pueden venir del norte desérti- sencillo, elaborada en hueso (Lámina 7; Fi-
co, por ejemplo, una figura en forma de T guras 1 y 2).
que existe en tiestos de Arica y de los diagui- Quien donó estos ejemplares se refirió
tas. Quienes incursionan hacia las costas a un cernen terio saqueado por veranean-
copiapinas, aprovechando un espacio "de- tes, comentando sobre la presencia de "ta-
socupado", coinciden en instalarse en los bletitas de madera que estaban negras", es
mejores lugares En la medida que la cerá- decir, descompuestas.
mica diaguita preincaica está presente en El plato está a la altura de las mejores
Caldera y luego reaparece en Taltal, se pue- piezas fabricadas en el interior y parece una

180
pieza importada. Lo que no es un comenta- difundido y sólo se conocían unos cuantos
rio a la pasada porque entre Pajonal y Mal- platos Copiapó. En 1925, sin mayor comen-
donado se establece un centro de manufac- tario publica un plato decorado con grupos
tura alfarera de muy mala calidad, donde de cinco llamitas, evolutas y franjas en da-
no se salvan ni las piezas diaguita incaicas, mero, que no se sabe si forma parte de un
pasando por unas urnas coloridas pero de- par que reseña en 1928, hallado en la vecin-
formes. Como si se hubiera instalado una dad de Caldera (Lámina 7; Figura 3).
colonia de pescadores que no domina mu- En esos tiempos, Latcham ya intuía que
cho el arte de la cerámica. Así, la mala la cerámica Negro sobre Rojo poco se ex-
calidad de platos Copiapó en el tramo seña- pandía al sur de Caldera, así como distin-
lado también puede ser un signo de perte- gue que en la decoración de los pucos casi
nencia al momento en que la costa se en- siempre hay llamas y "más raramente hom-
cuentra bajo la férula de los estamentos bres".
incaicos. Caso contrario, piezas de buena Al norte de Caldera los registros se re-
calidad podrían convertirse en indicadores ducen a unos cuantos fragmentos Copiapó
de la Cultura Copiapó en el litoral. en conchales de Ramadas, playa de Chaña-
Ricardo Latcham en su obra sobre la ral, Caleta Hedionda y Pan de Azúcar, pero
alfarería indígena chilena le atribuye una más bien se trata de asentamientos incaiza-
influencia "chincha" a la decoración de los dos que se acercan a Taltal y a tumbas don-
platos Copiapó Negro sobre Rojo, en tiem- de los tiestos Copiapó se integraron a ofren-
pos donde lo chincha era un concepto muy das de carácter multiétnico. Fue el caso de

~
~3

Lámina 7. l. Ce ramio Copiapó de Bahía


Salada. 2. Espátula del mismo lugar; 3.
Ceramio Copiapó de Caldera; 4. Ú ni e o
ceramio Copiapó hallada en la zona del
río Elqui (Marquesa).

181
2

Lámina 8. l. Recipiente Punta Brava d e Copiapó; 2-4. Platos Dia-


guita d e Caldera; 5. Plato Diaguita de Paposo.

cementerios como el de los Vasos Pintados- un corpus de indicadores en base a los


Puntilla Sur y Bandurrias. Rondando por siguientes elementos:
las cercanías ciertas referencias sobre vasi-
Pucos con motivos negro sobre un fon-
jas incas en cementerios tales como el de
do rojo y en ciertas ocasiones crema;
los Túmulos de Tierra, Punta Morada y
grandes vasijas policromas de manufac-
Agua Dulce (Capdeville, A. 1921-1928;
tura más burda; ollas de forma asimétri-
Mostny, G. 1964; Núñez, L. 1984).
cas, ollas subesferoidales sin cuello,
ollas de superficie brochada; tazas de
madera; cestería y calabazas pirogragra-
La alfarería Copiapó:
das;
Orígenes, variantes y distribución
Tabletas para alucinógenos de madera;
Un resumen de las manufacturas cotidia- tubos de hueso simples o con boquilla
nas reúne artefactos que gradualmente se de madera; espátulas de hueso, palas y
van perfilando como la base ergológica de cuchillones de madera (?), torteros de
las comunidades Copiapó, en una situación madera, píedra y hueso; palillos de ma-
matizada por la conducta de asentamientos dera; perforador de hueso; astil de ma-
diversos en su forma y función, por las dife- dera con punta de piedra (?);
rencias naturales durante el crecimiento de Aros rectangulares y espiralados, pin-
la población y, básicamente, por un estado zas, brazalete (?),cuchillos en placa rec-
de conocimiento parcial sobre la conducta tangular enmangados (?), punzones/
de la entidad que se investiga, armándose leznas de cobre.

182
tad, confirmando que falta mucho camino
que recorrer para alcanzar mayores grados
de seguridad. Las tabletas de madera pue-
den convertirse en otro indicador confia-
ble, porque ni antes ni después parecen
haber sido elaboradas en el valle. La excep-
ción es una tableta de madera encontrada
en la tambería de Obispito

El tipo Copiapó Negro sobre Rojo

U na primera clasificación elaborada por


Niemeyer ( 1986), define a una cerámica
bien cocida en medio oxidante, de textura
fina, ·de forma campaniforme con paredes
ligeramente inflectadas y fondo plano pe-
queño. El tamaño es casi estándar de 18 a
19 cm de diámetro máximo en la boca,
5 cm en la base y 1 O cm de altura. Arn bas
paredes por lo general llevan un grueso
engobe rojo que en ciertas ocasiones se
combina con campos de color crema, sobre
lo cual se pintan motivos de distinta temáti-
ca, que casi siempre se repiten en la pared
interior:

Tres o cuatro "llamitas" estilizadas en


actitudes expectantes, casi dinámicas;
Lámina 9. l. Cuchillón de madera de Cerrillos y
detalle de su empuñadura; 3-5. Tabletas de Caldera; Racimos de volutas o espi~ales curvos o
6. Espátula con el personaje sacrificador de Copiapó de vueltas acodadas en disposición ver-
(Chanchoquín). tical;
Franja vertical formada por dos o más
hileras de pequeños rectángulos que se
Cuentas de malaquita, crisocola y con- suceden alternadamente, uno rojo y
cha; collares de malaquita con amuleto otro negro, formando como un sector
zoomorfo; de un tablero de ajedrez;
Confección de prendas tejidas; Cabeza antropomorfa -como un de-
Morteros y manos para molienda de monio- colgada de su pelo desde el
productos cultivados; finas puntas de borde del ceramio;
flechas con pedúnculo. Campos ocupados por lineaturas cortas
en medialuna o en forma de una coma
Ante eventuales dificultades para precisar o también como una U;
el carácter de un asentamiento, el indica- Grupos de tres o cuatro líneas verticales
dor más seguro es la cerámica decorada. El paralelas de los cuales hacia ambos la-
resto presenta diversos grados de dificul- dos arrancan espirales curvas.

183
En esta preclasificación se incluyen cera- estilizados, de manera que no concuerdan
mios aún no descritos en detalles por co- tanto con aquello de que "forman como un
rresponder a una evolución de los platos sector de un tablero de ajedrez". En adelan-
Copiapó en tiempos del dominio incaico, te, es preferible referirse a ellos como fran-
gestándose la aparición del rostro antropo- ja vertical con rectángulos bicolor estiliza-
morfo que hemos mencionado a la pasada. dos. Junto a la figura parecida a "una U",
La figura más popular es la llamita en pare- que sí parece parte de un tablero de aje-
jas distribuidas en la parte superior del drez, son habituales acompañantes del di-
cuerpo. Eso es lo más común, pero también bujo del rostro. En este caso se trata de
pueden aparecer piezas con una llamita motivos más compactos y simétricos, todo a
repetida armónicamente, otras veces tríos, nivel de franjas, diferente a los dibujos li-
grupos mayores de siete u ocho y hasta algo neales anteriores. La evolución en un mis-
más excepcional como el caso de 16 anima- mo tipo de motivo se nota bien en los raci-
litos agrupados sobre un fondo crema (Ca- mos de evolutas circulares o acodadas que
rrizalillo Chico). El recuento de las piezas se transforman en racimos de evolutas si-
completas _otorga una amplia mayoría a los métricamente romboidales. De allí parecen
platos con llamitas, en una relación de 33 a haber derivado también los rombos con-
13 con respecto al rostro antropomorfo. céntricos verticales, que en hileras de a dos
Otros detalles de interés pueden ser enun- van al centro de una franja rellena en ne-
ciados en la siguiente forma: gro. La figura en U, más bien es un rectán-
gulo abierto por el costado superior colgan-
- Las figuras que acompañan a las llami-
do del borde y relleno por cuadritos
tas siempre son dibujos lineales. Hay un
regulares (damero). Esta es una figura que
solo ejemplo donde acompaña un dibujo
normalmente se alterna con la cara antro-
de lo que Niemeyer llama franja vertical
pomorfa y es bastante común que ambos
con hileras de pequeños rectángulos alter-
dibujos ocupen campos centrales entre la
nados; es decir, una figura más compacta o
combinación de las otras franjas descritas.
si se quiere de mayor volumen (Iglesia Co-
Una variante es el relleno con grecas entre-
lorada);
lazadas horizontales, y una greca en forma
- Llamitas y rostros diferencian dos tipos de Z en cada rama vertical del rectángulo;
de decorados en la etapa de aculturación
- La cabeza antropomorfa es casi calcada
inca. Lo que quiere decir que los rostros
en todas partes. Una variante más notoria
emergen en ese momento, o a lo menos se
está en un ceramio de Cachiyuyo, inclusive
acentúan como símbolo iconográfico. En el
bastante más elemental que la mayoría, sin
cementerio más grande excavado hasta
pelo, y por lo tanto partiendo directamente
ahora (Iglesia Colorada), están las dos figu-
desde el borde, parecido a lo se ve en otra
ras emblemáticas, siempre con un dominio
vasija de Iglesia Colorada. Cuando se trata
de las llamitas pero esta vez los rostros estre-
de rostros o cabezas clásicas su trazado con-
chan la brecha numérica general;
siste en una forma triangular invertida con
- Es preciso apuntar que lo que Nieme- diferenciación de rasgos anatómicos; una
yer clasifica como franja vertical con hileras boca pequeña rectangular o en medio
de pequeños rectángulos alternados rojo y círculo, con dientes espaciados o una línea
negro, se trata de rectángulos alargados o horizontal central. Los ojos se forman por

184
un par de espirales excéntricos. La nariz es - Existirían otras formas muy poco cono-
un pequeño rectángulo lineal o un trazo cidas de tipo Negro sobre Rojo pero de
triangular relleno, ambos a la altura de la función diferente, por ejemplo, la manu-
frente. Una especie de "chasquilla" lineal o factura de botellas con líneas gruesas ondu-
levemente más gruesa cae hacia la frente. ladas.
No se ven orejas. En su reemplazo hay un
par de líneas paralelas en diagonal o col- El tipo Punta Brava Tricolor
gando a cada costado. Pueden ser parte de
En el sitio tipo es una cerámica que impre-
la cabellera o representación de gotas de
siona por la cantidad de fragmentos espar-
sangre, ya que, antes que nada, parecen
cidos por doquier. Una vez colectados cien-
corresponder a cabezas cortadas que cuel-
tos de trozos, privilegiando los restos de
gan desde el borde por una cabellera a
mayor tamaño, se puede seguir reuniendo
modo de penacho triangular invertido for-
cientos y cientos de diminuta pedacería.
mado por un promedio de cinco líneas;
Por un lado demuestra su popularidad
algunas veces los trazos de los costados es-
entre la alfarería en boga para aquellos
tán doblados en ángulo recto en su parte
tiempos y por otro indica que los grandes
supenor;
tamaños conspiraban en contra de la con-
- En menor número aparecen rostros do- servación de estos recipientes. En Iglesia
bles, es decir, la misma figura repetida en Colorada se registró un par de estas piezas
forma exacta para arriba y para abajo, sin in situ que no se pudo rescatar, así como
pelo alzado, pero con las líneas en el lugar otras tantas vasijas se encontraron total-
de las orejas. Así se forma un verdadero mente derrumbadas en una especie de pa-
rombo y las "chasquillas" esta vez parecen tio pequeño donde habían sido acomoda-
costuras que unen a las cabezas; das (sector de montículo).
La primera descripción como tipo es de
- Los pucos con rostros tienden a ser de autoría de Jorge Iribarren en su recorrido
un mayor tamaño y por lo tanto más volu- del valle e inicial estudio del Pucara de
minosos o esferoidales; PuntaBravajunto a Hans Niemeyer (1958),
destacando dos tipos de recipientes de
- Existen pocas vasijas donde no hay lla- buen tamaño:
mitas ni rostros. Cabe recordar el cuenco
con asas de color rojo con ornamentación a) Lo que llamó "Tipo 1" o "Alfarería rús-
negro y naranja (crema) de Cerrillos C. Los tica", de regular cocimiento con técnica
tiestos de Pajonal rojo/ crema, uno con oxidante, superficie alisada y pasta de
asas, y sendos platos de Taltal y Bahía Sala- grit mediano e incorporación de pie-
da que aún no se describen, el último tam- drecillas. Corresponden a cántaros es-
bién con un par de asas; feroidales de 0,40 o 0,60 m de alto, a
veces con figuras modeladas en relieve;
- Dentro de una forma estándar, suelen b) El tipo 11 o Alfarería pintada de coci-
aparecer algunos platos más pequeños y miento deficiente en horno oxidante,
también la inclusión de mamelones vertica- con grit mediano a fino y paredes de 1
les u horizontales que en número de cuatro cm de grosor promedio. Presenta un
se distribuyen simétricamente sobre el la- baño amarillento naranja bastante di-
bio (Taltal-Iglesia Colorada). luido sobre una superficie apenas suavi-

185
zada y decoración negro y rojo opaco denotan una resistencia a la fractura, con-
en colores atenuados o absorbidos en la firmándose que el mayor inconveniente
pasta, por la porosidad y aspereza de la para su conservación fue su gran tamaño. A
superficie. Son formas esferoidales con la vez, la coloración o baño amarillento-
cuello recto y asas laterales en posición naranja debe entenderse como la descom-
inclinada, con alturas que rayan en los posición de un tono originalmente blanco.
0,60 m de altura, decoradas con gran- Para Niemeyer la clasificación de la ce-
des dibujos geométricos lineales o relle- rámica Punta Brava descansa en dos com-
nos: trazos paralelos, diagonales cruza- ponentes: Vasijas globulares con cuello re-
das, triángulos, grecas, puntos, etc. lativamente corto, en su mayoría sin asas,
que concuerdan con la descripción de Iri-
Lo que Iribarren señala como "adornos re-
barren. Y vasijas de formas no restrictas que
pulgados en los bordes" en las vasijas co- podrían calificarse de urniformes con una
rrientes y pintadas, se refiere a una especie mayor proporción de asas. El único ejem-
de cordón que recorre la boca o parte del plar globular completo para Copiapó es un
cuerpo. En algunos ceramios monocro- ceramio sin contexto conocido, con cuello
mos, el cordón en el borde se combina con bien diferenciado del voluminoso cuerpo
un rostro humano de nariz aguileña y ojos (Niemeyer, H. 1986). Es un verdadero reci-
oblicuos, como un rostro sencillo, aparen- piente-contenedor en la idea de las tinajas
temente previo a una cara humana fina- coloniales, de 0,54 cm de altura (Lámina 8;
mente elaborada que distingue a una varie- Figura 1). Quizás el calificativo de tinaja
dad de grandes vasijas en una categoría Punta Brava le quedaría bien para referirse
técnica superior; las llamadas "Urnas", des- a ellas en lo sucesivo, ya que la variante
critas por Looser en Copiapó y Cornely urniforme también es un recipiente ap~­
para el área de los diaguitas (1932-1956), rentemente con una función similar. El
sin olvidar la clásica figura de la urna de problema es que se trata de una cerámica
Chillepín que desde el siglo pasado se viene bastante conocida a nivel de fragmentos y
ilustrando en diversos autores (Toribio Me- casi nada en relación a piezas completas.
dina (1882) 1952; Latcham 1928; Iribarren Los residuos amarillentos adheridos a mu-
1950). chos trozos sugieren restos de líquidos o
En el capítulo sigui en te se incluye la alimentos almacenados, asegurando la cali-
descripción y comentarios sobre una de es- dad de depósitos.
tas vasijas descubierta en una habitación de Entre las ofrendas de algunas supultu-
Punta Brava, con un mayor aire diaguita. ras puede figurar alguna forma no restricta,
Debido a que estas últimas no son abundan- siempre en función de contenedor de ali-
tes en los sitios y que Iribarren no alcanzó a mento. Ante la ausencia de un nombre más
registrarlas, quedan fuera de la considera- adecuado para este tipo de recipiente es
ción tipológica de aquel investigador. posible asignarle el calificativo de Urnas
A esa clasificación básica Niemeyer Punta Brava, más menos en la idea con que
aporta mayores detalles respecto a la geo- Cornely se refiere a ellas como "poncheras
metría de los dibujos, considerando que para contener bebidas embriagadoras"
fueron ejecutados con mucha maestría a (1952). Mezclado con restos de recipientes
pesar que son propensos a ser fugitivos o a esferoidales su popularidad se extiende a
descascararse. No obstante, los fragmentos otros yacimientos grandes como Viña del

186
Cerro e Iglesia Colorada, con un 71,2% concretamente en los poblados de Puntilla
entre más de 3.000 fragmentos en el prime- Blanca y Quebrada Seca, sobre el río Puli-
ro y ocupando el segundo lugar entre los do. Allí también, en especial en el primer
desechos del segundo asentamiento (Nie- sitio, se fabricaron las primeras vasijas en
meyer, H. 1986). Hemos señalado que el forma de urnas, un poco más pequeñas,
tamaño de estos ceramios origina los eleva- pero bajo el mismo principio formal, inclu-
dos porcentajes de fragmentos, pero aún sive con un par de asas verticales. Tampoco
así no se puede discutir su fuerte presencia fueron muy finas en sus caras, aunque la
entre las manufacturas alfareras del valle. cocción a alta temperatura es un sello de
Guardando la proporción con lo que distinción.
pudo haber acontecido en el valle de Elqui
2) La definición del tipo Punta Brava se
respecto a la función de las denominadas
basa en un alto porcentaje de fragmentos
Urnas, para 1950 Cornely cuenta con un
tricolor gruesos, muy característicos. Al pa-
número de 15 ejemplares enteros, entre los
recer lo principal está relacionado con la
760 ceramios que consta la colección del manufactura de recipientes de cuerpo esfe-
Museo de La Serena de ese entonces. Sin roidal y cuerpo más abierto o recto, que-
tener a la mano muchas piezas completas dando la sensación que lo último fue más
Punta Brava, de todas maneras se vislumbra popular. En general, las colecciones se for-
una situación diferente en Copiapó respec- man casi sin contrapeso por restos obteni-
to a la popularidad de este tipo alfarero. dos de sitios habitacionales y muy poco de
Mucho más restringida es la presencia de piezas depositadas en sepulturas.
aquellas urnas con rostro modelado poli-
cromo, que parecen surgir en Copiapó en 3) Lo anterior sería el sustrato alfarero en
los tiempos de aculturación Diaguita-Inca que descansa la elaboración de formas más
y que, para diferenciarlas de aquellas urnas tardías, por ejemplo una variante de las
menos finas, podrían bautizarse como "U r- Urnas Punta Brava, también policromas,
nas antropomorfas policromas". un tanto más finas y a veces con la incorpo-
Resumiendo, hasta ahora la clasifica- ración de un rostro humano sobre el bor-
ción de tipo Punta Brava sólo se basa en un de, de barbilla prominente, nariz aguileña,
análisis parcial, sin intervención de estu- ojos oblicuos y cejas pronunciadas; rasgos
dios técnicos. Los grandes fragmentos que populares en un amplio rango geográfico.
ha menudo es posible colectar permiten 4) En el poblado de Punta Brava existen
visualizar la forma de los ceramios, comple- vasijas urniformes monocromas con un ros-
mentado con un par de vasijas que se han tro similar, de corte más sencillo, posible-
podido armar. Sin embargo queda un ar- mente como un antecedente a las caras
duo trabajo para estudiar los miles de frag- recién descritas. Es una cerámica menos
mentos reunidos desde los tiempo de Iriba- conocida porque ha quedado relegada
rren en adelante. Comprometidos con el ante la mayor dedicación a las piezas poli-
problema de esta clasificación, intervienen cromas.
diversos factores que podemos dividir en
5) Debido a la constante presencia de esta
los siguientes ítems:
cerámica policroma en el valle de Copiapó
1) La técnica de decoración tricolor ya se y su relación con los primeros momentos
viene manifestando en el Período Medio, de la Cultura Copiapó, se puede postular

187
que el uso en los vecinos valles más meridio- debe a que, no obstante los incas toman el
nales es producto de una extensión de nor- control sobre el territorio semiárido, prác-
te a sur, acogiéndose su manufactura en ticamente no existe un lugar de su expan-
niveles de producción moderada. sión que no esté marcado por un claro
componente cerámico diaguita, especial-
6) Tal parece que la variedad de urnas más
mente por medio de los platos acampana-
finas es la que comienza a incorporarse en
dos. No cabe dudas del papel que juegan
los cementerios Diaguita-Inca de Copiapó.
los diaguitas para los intereses expansivos
No contamos con suficientes contextos fú-
de los incas y por lo general la identifica-
nebres del momento previo, e incluso los
ción de los sitios depende en gran medida
datos concretos son parciales, pero en Altos
de la presencia de la cerámica acampana-
Blancos, Chanchoquín y Huasco Bajo, por
da, algunos aribalos con motivos Diaguita u
nombrar tres cementerios más confiables,
alguna otra vasija con este mismo compo-
no existen urnas.
nente estilístico, a no ser que se encuentre
7) Aunque guardan relación estilística alfarería típicamente incaica.
con las urnas tricolores más "groseras", Disponemos de una cincuentena de da-
aquellas vasijas que hemos nominado como tos para explayarnos en torno al desarrollo
urnas antropomorfas policromas corres- tardío del valle copiapino y serán escasas las
ponden a una categoría técnica superior veces en que nos refiramos a contextos pu-
por cocimiento, simetría y esmero en los ramente incas. Es que no existen alternati-
diseños pintados. Sólo se conocen tres vas. Aquí se nota como nunca aquello de
ejemplares descubiertos en un cementerio que los incas introducen mitimaes a los
diaguita incaico del antiguo Copayapu y territorios que van conquistando. En Co-
otro obtenido en las recientes campañas en piapó se sabe quién está antes y quién se
Punta Brava, esta vez de un recinto habita- impone después, incluso han ido surgien-
cional. Por su gran semejanza con urnas del do detalles sobre el destino que tiene una
valle de Elqui, parecen corresponder al re- parte de la población Copiapó en la acción
torno de una forma más elaborada al valle de desarraigo marcada por los incas.
de Copiapó, en tiempo de las expansiones
Diaguita-Inca. Vale decir, siguen vigentes Panorama del dominio incaico en la región
después que han dejado de producirse en
En los últimos años tanto arqueólogos
el territorio elquino, porque los contextos
como etnohistoriadores han incrementado
incaizados de ese ámbito no poseen piezas
como nunca las informaciones relativas al
de esa categoría; sólo llegaron hasta la eta-
sistema de dominio incaico en el norte y
pa Diaguita 11 o Clásica.
centro de Chile, y lo que es más, vienen
revisando grandes áreas a ambos lados de la
cordillera en una estrategia de estudios in-
lA ETAPA DE DOMINIO INCA
tegrados. En el caso de Chile, particular- ·
En todas las referencias sobre evidencias mente entre Copiapó y Choapa, el panora-
tardías del valle, deliberadamente hemos ma cultural donde se afirma la conquista
puesto primero el nombre Diaguita. No se peruana se puede postular con variantes
trata de atribuir a los diaguitas la paterni- que más menos requieren ajustes de acuer-
dad de las conquistas. Más bien, esto se do a como se vayan llenando los vacíos de

188
investigación en determinadas zonas. Un como lo Inca-Diaguita, donde no sólo se
esquema regional presenta a Copiapoes en conjugaron formas importadas con decora-
el extremo norte, a los diaguita entre Huas- ciones predominantes regionales, sino que
co y Limarí y a los Chiles entre Combarbalá también se dio lugar a expresiones morfo-
y Aconcagua. lógicas y decorativas novedosas. Como res-
Una vez ingresados los ejércitos por el puesta económica alternativa a la forma de
despoblado y Aconcagua se produce lo que explotación macrovertical archipielágica,
Ampuero señala como una conquista que se practicaría un régimen microvertical res-
debió ser tan rápida como la fusión cultu- tringido sólo a cada valle y el dominio direc-
ral, donde los diaguitas es el único pueblo to, sin nexo intermediario altiplánico como
del territorio chileno que demuestra una sucede en el extremo norte, se ejerce en
clara utilización de los diversos componen- función de un complicado sistema agromi-
tes culturales que representa el incanato, nero (Llagostera, A. 1976)
con una producción de cerámica que en la A partir de las sociedades del Período
mayoría de los casos tiene presente el ele- Medio las economías comienzan a restrin-
mento diaguita, lo que evidencia un proce- girse o encajonarse en el curso de los valles.
so de transculturización importante y una Los valles se convierten en los ejes econó-
aceptación de los alfareros locales, que co- micos. La cultura Copiapó materializa su
pian y revitalizan estos elementos andinos desarrollo en el valle homónimo y parece
(Ampuero, G. 1989-1994). defender a ultranzas su territorio, incluso
La aplicación del modelo ecológico de persiste una estirpe guerrera en los tiempos
los Andes Centrales (Murra, J. 1972) a la incaicos y coloniales. Copiapoes y diaguita
realidad incaica chilena, poniendo el acen- no salen de sus valles más que para mante-
to en lo económico-político, por parte de ner los nexos con ambientes productivos
Llagostera (1976; Stehberg, R. 1991) esta- que complementan las economías. El lito-
blece que, a diferencia del extremo norte ral se manifiesta como un escenario común
chileno, en los valles semiáridos los incas para tales necesidades. Las tierras hacia el
encontraron grupos homogéneos de con- noreste de la cordillera, serían de interés
siderable grado de desarrollo, precisamen- para los asentamientos altoandinos de Co-
te, un factor fundamental o sustrato propi- piapó, así como la anexión de valles vecinos
cio para anexarlos y expandir su Imperio. para los diaguitas. El régimen microvertical
Sus colonias intercaladas entre la pobla- de valle en valle tiene algunas variantes con
ción autóctona de ambos lados de la cordi- la puesta en valor de la costa, no como una
llera ejercen un dominio directo a través de práctica inédita, sino por sus implicancias
una corriente cuzqueña, adaptándose a un en el juego de los intereses económicos y de
régimen distinto al acostumbrado esquema comunicación entre ecologías diversas. Por
archipielágico de territorialidad disconti- otro lado, salen de los valles cuando cambia
nua, aun cuando tuvieron que ejercer con- el escenario político y los incas requieren
trol en forma separada de cada localidad de minas descubiertas en los interfluvios
adyacentes a las vertientes del cordón mon- Se estima que la forma del medio fisico
tañoso, plasmándose la nueva expresión chileno determinó un avance lento del
definida como Inca Local. En lo que corres- ejército imperial por el territorio nacional,
ponde a la vertiente occidental de losAn- sin embargo el factor más importante esta-
des Meridionales, aquello se manifiesta ría en la resistencia que opusieron los habi-

189
Lámina 10. Distribución de sitios del dominio incaico. l. Pircas Blancas; 2. Montosa; 3. Tronquitos del
Montosa; 4. Juntas del Potro; 5. Majada Quemada; 6. Rancho de Lucho; 7. El Torín; 8. Los Helados; 9.
Carrizalillo Grande; 10. Caserones; 11. La Ollita; 12. Vegas del Indio; 13. Juntas Q. de Pircas Coloradas; 15.
Quebrada El Cadillal; 16.Juntas del Cachito; 17. Quebrada La Tambería; 18; Paso Peña Negra; 19. Cuevitas;
20. Pircas Negras; 21. Paso de Pircas Negras; 22. Río Nevado; 23. Iglesia Colorada-Cachiyuyo; 24. Rodeo; 25.
Jorquera (Trancas Chañar-Pot. Chacay); 26. Jorquera (Las Estacas-La Guardia); 27. Las Coloradas; 28. Viña
del Cerro-Palo Blanco; 29. La Puerta; 30. Punta Brava; 31. Hornitos; 32. Potrero Seco; 33. Totoralillo; 34. Punta
Gorda; 35. Paipote-San Francisco; 36. Copayapo; 37.Jesús María-Talinay; 38. Puquios; 39. Cachiyuyo; 40. María
Isabel; 41. Obispito; 42. Caldera; 43. Bahía Salada; 44. Pajonal; 45. Totoral.

190
tantes del área a los invasores cuzqueños. definir las huellas cuzqueñas por medio de
Como respuesta, una estrategia principal algunas vasijas típicas como el aríbalo, los
de los incas habría sido ocupar los pasos y recipientes u ollas con pedestal y asa levan-
las vías de comunicación entre cada valle y tada, y el plato o escudilla playo (Silva, ob.
asentar allí su presencia militar (León cit.; Iribarren, J. 1973 Ms.; Ampuero. G.
1983). Al estudiar las instalaciones incaicas 1994). En aspectos más generales, Ampue-
en el norte y centro semiárido de Chile, esta ro agrega la presencia de 'jarros de asa
tesis se convierte en un punto central para vertical" e Iribarren "otros vasos menores
los postulados de Stehberg (1991). Las cu- de formas tí picas". Hemos visto en Copiapó
ñas impuestas por los incas en los interflu- unos jarritos de tono rojizo, con diminuta
vios desarticularían las alianzas entre los asa que se agrega a lo foráneo. En la orna-
señores de los valles, como una suerte de mentación se produce un mayor enriqueci-
presión para concretar los dominios plani- miento, ingresando las franjas de triángu-
ficados por el estado. De ser así, estamos los contrapuestos en series repetidas, los
hablando de instalaciones previas al domi- motivos denominados por comparación,
nio pleno, que deberían quedar marcadas frondas de helechos y en especial los cam-
por la presencia de claros componentes pos cuadriculados y trazos cruzados for-
culturales importados por los mitimaes y mando losanges (lribarren, ob. cit.).
por la elite cuzqueña que forman las avan- Las apreciaciones de Osvaldo Silva co-
zadas. Determinar en qué medida se cum- mentadas anteriormente, concluyen que
ple cabalmente esta premisa, es una tarea junto a los tipos cuzqueños, la presencia
pendiente. incaica se detecta, arqueológicamente, por
la aparición de elementos decorativos en la
La conquista inca del valle de Copiapó cerámica local que, sin duda, provenían de
culturas septentrionales o, como acota an-
De acuerdo al hecho de que los incas utili- tes, de los "guerreros que debían cumplir la
zaban en sus conquistas a guerreros perte- mita militar". Pues bien, al abocarnos a se-
necientes a poblaciones ya sometidas, que guir la pista de tales manifestaciones resulta
debían cumplir la mita militar, y sólo los que muy escasos ceramios son disonantes
jefes y algunos soldados seleccionados eran con la repetitiva presencia de la cerámica
cuzqueños (Silva, O. 1992), deberíamos en- Diaguita-Inca en el valle. Tenemos un bote-
contrar las pruebas por medio de una alfa- llón con llamitas estilizadas y un plato playo
rería en que se mezclan los tipos transpor- con serpientes esquemáticas encontrados
tados por los guerreros, los pertenecientes en Paipote, el suche o pez del Titicaca figu-
a los cuzqueños y los tipos locales. Cornely ra en un plato de Copiapó, la serpiente
( 1956) detectó irregular presencia de cerá- bicéfala en un plato acampanado y llamitas
mica inca en la región, con frecuentes ha- al estilo Inca-Pacajes en restos de platos
llazgos en Copiapó, menor número pero playos de Iglesia Colorada. Lo más típico
siempre en un alto porcentaje en Huasco y como "piezas importadas" es el plato con
el litoral, mucho menos en Elqui y sólo los peces. El resto son reacomodaciones
piezas esporádicas de Elqui al sur. una vez que comienzan las mezclas con
Es preciso revisar tales porcentajes a la manufacturas locales.
luz de excavaciones más actuales en Fundo La presencia de cerámica foránea intro-
Coquimbo y Ovalle, pero existe acuerdo en ducida por gente movilizada por los incas,

191
es parte de otra investigación. Desde ya hay diaguita. Pero los diaguitas no son "culturas
más vestigios Inca-Paya que otra cosa, en septentrionales" y está claro que fueron
especial en los valles de Huasco y Limarí. movilizados desde el sur. Es necesario tener
Con diferencias respecto a los jerarcas que presente la hipótesis del dominio directo
conquistan el territorio chileno, los cronis- establecida por Llagostera porque dice que
tas estiman que Huiracocha reforzó el ejér- los incas no traen representantes altipláni-
cito con chinchas, copiapoes, apatamas, to- cos y que portan cerámica netamente cuz-
matas, yaquitas y calchaquíes, "toda gente queña. Aquello viene del norte pero no está
belicosa y disciplinada en la guerra" (Oliva claro por dónde ingresa primero al territo-
1571), que Pachacutti Inca Yupangui avan- rio chileno. Al respecto, presentamos dos
zó con indios de Atacama y de los "tucma" hipótesis para tratar de resolver este proble-
(Tucumán) (Garcilaso 1609), y que Huás- ma:
car se habría servido de la ayuda de los
juríes (Rosales 1670). Aun con la confusión l. Los incas entran a Copiapó por el Despobla-
de etnias nombradas por los cronistas, en do. La población local ofrece una resisten-
los tres sitios más clásicos estudiados en el cia que estaría reflejada en el comentario
valle de Copiapó hasta ahora no asoman de Bibar respecto a que durante un año
decididamente las huellas de tales guerre- guerrean unos y otros, hasta que logra ven-
ros trasladados a la región semiárida chile- cer el ejército incaico. En estas lides el ejér-
na. En Viña del Cerro los mayores porcen- cito continúa hacia los valles de más al sur.
tajes de cerámica pertenecen a los tipos En Huasco-Elqui se produce la amalgama-
locales Punta Brava y Copiapó Negro sobre ción con los diaguitas, éstos pasan a inte-
Rojo y no figuran tipos como Inca-Pacajes u grar parte del ejército conquistador y como
otras manifestaciones extranjeras. Por su- mitimaes retroceden con el inca para lo-
puesto que están los restos incaicos más grar el dominio final del valle copiapino.
conocidos y lo Diaguita-Inca. En Iglesia Co-
lorada lo más abundante como tiestos deco- 2. Los intentos incaicos no son más que
rados es la trilogía Diaguita-Inca, Punta escaramuzas preliminares en este valle y no
Brava y Copiapó (Niemeyer, H. 1986). Ex- pueden doblar la resistencia hasta que un
cavaciones de los últimos años registran al- ejército que avanza de sur a norte consigue
gún porcentaje de fragmentos con llamitas su objetivo. Es decir, la fuerza real de con-
de reminiscencias Pacajes. Y no recorda- quista entraría por el valle de Aconcagua,
mos haber manipulado cerámica similar en con un desplazamiento desde el sur que va
las excavaciones de Punta Brava, donde el llenando de mitimaes y culmina en el valle
recuento preliminar refrenda la suprema- de Copiapó al copar de gente diaguita cada
cía del tipo homónimo, del Copiapó y del rincón de su geografía.
Diaguita mestizado. Iribarren (1958) tam- Veamos los datos para decidir cuál sería
poco se sale de este marco y así debemos la hipótesis más acorde a la realidad. Para
preguntarnos cómo y con qué poblaciones esto hay que conjugar las versiones de los
ingresa, en ton ces, el inca al valle de Copia- cronistas con los datos empíricos y las apre-
pó. ciaciones de otros investigadores que se
Existe un cierto nudo en el tema. A han referido al problema de la conquista
nosotros no nos cabe dudas que la conquis- incaica en territorio nacional. Los cronistas
ta se realiza con el concurso de mitimaes hablan de ejércitos que van de 50.000 a

192
200.000 soldados, lo que se estima una exa- sobrina, y envióles a Chile, y ellos trataron
geración. En primera instancia deberíamos con todo amor á sus mujeres; tuvieron en
despejar los nombres de Yahuar Húacac y ellas dos hijos, y sabida la muerte de Yahuar
Huáscar, en un extremo muy antiguo y en Huacac, y como sucedió Huira Cocha en el
otro extremo muy tardío, respectivamente. reino, enviáronselos los padres para que
Inclusive, es complicado el tema de Huira- viesen y conociesen á su tío" (Montesinos,
cacha. Sin embargo es un punto nuevo en Patrón 1912).
puesto en el tapete de la discusión, de tal
b) "Agradecidos los chilenos desto le supli-
forma que las referencias sobre estos perso-
caron á su tío fuese á visitar el reino de
najes a lo menos deben consignarse en el
Chile" ... "volviéndose á sus tierras con mu-
recuento general. Además ya es un hecho
chos ingas orejones que les quisieron acom-
que las fechas del arribo inca se visualizan
pañar" ... "hallaron en aquel reino grandes
más antiguas de lo normalmente supuesto,
revueltas y disensiones entre los señores
obligando a revisar la cuestión cronológica
dél" ... "Los sobrinos del Inga fueron en
establecida (Stehberg, R. 1991). De allí que
busca de los contrarios con su ejercito. En
es preciso recurrir a cuanta información
tiempo de un año los sujetaron, matando á
pueda servir para aclarar qué está pasando
unos y prendiendo á otros. Avisaron á su tío
al respecto.
del suceso, y el Inga determinó de ir allá
Habiendo acuerdo que los incas más
con un poderoso ejército".
comprometidos con la conquista de este
"Prevenida la gente, mandó Huira Co-
ámbito sureño es la trilogía formada por
cha que fuesen delante muchos oficiales
Pachacutti Inca Yupanqui o simplemente
abriendo y haciendo un camino real desde
Inca Yupanqui, Tupa Inca Yupanqui y
los Charcas hasta Chile por los Chirigua-
Huaina Cápac, los relatos sobre la entrada
nos, pues ya le había desde el Cuzco hasta
se resumen como sigue:
las Charcas; y este príncipe después prosi-
guió este camino desde Chile hasta el Estre-
l. Yahuar Huacac:
cho" ... "Llegó el Inga a Chile" ... "Estuvo dos
a) ... "llegó con sus conquistas hasta Ataca- años en Chile"... "Dió con esto vuelta al
ma" (Garcilaso 1609, en Uhle 1911). Cuzco" ... "trajo consigo más de dos mil sol-
dados chilenos, escogidos en aquellas pro-
2. Huiracocha vincias, para la conquista que esperaba ha-
cer desde los Chachapoyas abajo por la
a) ... "pocos días de haber tomado posesión
sierra" (Montesinos, en Patrón 1912).
del reino ... vinieron de Chile dos sobrinos
suyos, hijos de su hermana y de una prima
3. Pachacutti Inca Yupanqui
hermana, nacidos en aquel reino; á estas
casó con dos señores principales de Yahuar a) Embajadores del Tucumán informan al
Huacac, su padre, cuando vinieron aque- Inca: "Sólo, Señor, porque no quede nadie
llas tropas de gentes en tiempo de su abue- en el Mundo, que no goce de tu religión,
lo Sinchie Roca. Dióles batalla y prendió á leyes y gobierno, te hacemos saber, que
los señores, y quedáronse en el Cuzco hasta lejos de nuestra tierra, entre el Sur y el
el tiempo de Yahuar Huacac, y como era Poniente, está un gran reino llamado Chili
pacífico y ellos se le mostraron humildes, poblado de mucha gente, con los cuales no
casó á uno con su hija y al otro con su tenemos comercio alguno, por una gran

193
cordillera de sierra nevada que hay entre socorro y a los enemigos de terror y asom-
ellos y nosotros, más la relación tenésmola bro" (Garcilaso, 1609) .
de nuestros padres y abuelos; y pareciónes
b) Yupangui, "preparó municiones de boca
dártela, para que hayas por bien de con-
y de guerra para cincuenta mil hombres;
quistar aquella tierra, y reducirla a tu Impe-
dió el mando de las fuerzas a un inca, y
rio, para que sepan tu religión, y adoren al
dividió las tropas en columnas de diez mil
Sol, y gocen de tus beneficios"... "Pues
hombres, y el año 1425llegaron a Copiapó"
como el rey Inca Yupanqui se viese amado
(Córdoba de Figueroa, en Patrón 1912).
y obedecido y tan poderoso de gente y ha-
cienda, acordó emprender una gran em-
4. Topa Ynga Yupangue
presa, que fué la conquista del reino de
Chili" ... "fué hasta Atacama, que hacia Chi- a) "... como ya tuviese sujetos estos y esta
le es la última provincia que había poblada nación de los Zuries pasó adelante y llegó a
y sujeta a su imperio, para dar calor de más un río grande que dicen ser el de la Plata y
cerca a la conquista, porque de allí adelan- como él llegasen y le viesen tan ancho no le
te hay un gran despoblado" ... "Desde Ataca- pasó fuese por a vera del hasta que llegó a
ma envió el Inca corredores y espías que sus nacimientos que dicen ser a las espaldas
fuesen por aquel despoblado y descubrie- de Chile hacia do el sol sale y como allí
sen paso para Chili y notasen las dificulta- fuese pasó este río por los nacimientos y
des del camino para llevarlas prevenidas. tomando a la mano derecha ansi como iba
Los descubridores fueron incas, porque las pasó los puertos y cordilleras de nieve y
cosas de tanta importancia no las fiaban montañas altas sujetando y conquistando
aquellos reyes sino a los de su linaje, a los todo lo que ansi por delante hallaba e ansi
cuales dieron indios de los de Atacama y de llegó a la provincia de Chile y halló en ella
los de Tucma" ... "Con esta diligencia y tra- gente muy belicosa y muy rica y próspera de
bajo horadaron ochenta leguas de despo- oro e habido con ellos su reencuentro suje-
blado, que hay desde Atacama a Copayapu, tólos y como ya los tuviese pacíficos pregun-
que es un provincia pequeña, aunque bien tó que de dónde habían habido tanta rique-
poblada, rodeada de largos y anchos desier- za de oro y ellos le dijeron que de unas
tos" ... "Habiendo llegado los descubridores minas que tenían y ansi el Ynga tomándole
a Copayapu y alcanzado la noticia que pu- codicia de las ver fue a ellas y viólas y pre-
dieron haber de la provincia por vista de guntando que qué arte de tierra era dijé-
ojos, volvieron con toda diligencia a dar ronle que diez jornadas de allí había un río
cuenta al Inca de lo que habían visto. Con- que se decía Maule ... "" ... y como él tuviese
forme a la relación mandó el Inca apercibir esta noticia tomándole codicia de pasar
diez mil hombres de guerra, los cuales en- adelante e ansi mando partir su campo de
vió por la orden acostumbrada, con unge- allí ya que hubo andado quince o veinte
neral llamado Sinchiruca y dos maeses de leguas paró allí y envió a sus capitanes con
su linaje, que no saben los indios decir cierta cantidad de gente ... ".
cómo se llamaban"... "Luego que el Inca "Como volviese Topa Ynga Yupangue al
hubo despachado los diez mil hombres de pueblo de Chile paresciéndole que la gente
guerra mandó apercibir otros tantos, y por de aquella provincia era guerrera y belicosa
la misma orden los envió en pos de los y que sería bien dejar en la tal provincia
primeros para que a los amigos fuesen de guarnición de gen te de guerra para lo que

194
ansi ganado y conquistado lo tuviese quieto lante fuesen de los naturales de Chile y
y pacífico y desde allí le llevasen su tributo Copayapo no diesen lugar a ello e ansi se
de oro a la ciudad del Cuzco" ... "y mandó partieron estos naturales de Chile y Copaya-
que luego se juntasen todos los señores de po a lo ya dicho ... " (Betanzos, 1551).
Chile y Copayapo y de todos los demás
b) El Inca ... "Yendo vitorioso adelante de
pueblos y valles de aquella redondez e hízo-
los charcas, atravecó muchas tierras y pro-
les su parlamento y dijoles la orden que
vincias y grandes despoblados de nieve has-
habían de tener de allí adelante y en lo que
ta que llegó a lo lla(ma)mos Chile y seño-
le habían de servir y tributar y dióles mu-
chas joyas de plata que es el metal que allí reó y conquistó todas aquellas tierras; enbió
carecen y lo que ellos tuvieron en mucho y capitanes a saber lo de adelante, los quales
cosa que ellos tuvieron en más que otra dizen que llegaron al río maule. En lo de
cosa ninguna de las que ansi les diera y ya Chile hizo algunos edeficios y tributáronle
que les hubo hecho grandes mercedes de aquellas comarcas mucho oro en tejue-
mandó a sus capitanes que para otro día los. Dexó governadores y mitimaes; y pues-
aderezasen y mandasen a su gente que ca- ta en orden lo que avía ganado, bolvió al
minasen por el camino que de Chile viene Cuzco"... "Y dicen que pasados pocos días,
a Copayapo que es sesenta leguas de Chile le dio cierto mal que le causó la muerte y
viniendo hacia el Cuzco donde como allí que, encomendando a su hijo la governa-
llegasen supo que había de allí a Atacama ción del reyno y a sus mujeres y hijos y
grandes despoblados y tierras de arenales y diziendo otras cosas, murió" ( Cieza de
faltas de agua y como en tal despoblado León, 1553).
había unos xaqueyes de muy poca agua y
e) ... "Y así prosigue su conquista la vuelta de
que cuando ansi caminaba alguna mucha
Chile, adonde venció al grande cinche Mi-
gente que iban de tal manera repartidos
chimalongo y a Tangalongo cinche de los
que cuando los unos llegaban al primer
chilenos de esta banda del río de Maule al
Xaguey los que antes habían llegado pasa-
norte. Y llegó a Coquimbo en Chile y llegó
ban al xaguey que ansi era adelante y que
al río de Maule, a donde puso sus colum-
desta manera pasaba la gente que ansi ca-
nas, o como otros dicen una muralla, por
minaban cuando iban ellos a contratar con
término y mojones de su conquista, de don-
los de Atacama y los de Atacama con ellos y
de trajo grandes riquezas de oro" (Sarmien-
como tuviese esta nueva y razón desto man-
to de Gamboa, 1572).
dó luego que los naturales de aquellas pro-
vincias se partiesen la más cantidad de gen- d) ''Y teniendo noticia de las grandes pro-
te que dellos allí había y que fuesen a la vincias de Chile, Tupa Inca Yupangui, hizo
provincia de Atacama porque le dijeron abrir camino para ellas por la provincia de
que era gen te guerrera y que llevasen sus los Lipes, que era la última de su reino, y
armas y que como fuesen abriendo los xa- envió para conquistarlas un ejército de más
gueyes y haciendo muy grandes lagunas de de doscientos mil soldados; y el se volvió al
agua en ellos para que ansi sus gen tes pasa- Cuzco. Los indios chilenos, si bien se aven-
sen y para que si en Atacama los naturales tajaban a los peruanos en ser más fuertes y
della le quisiesen hacer algún enojo a su briosos, con todo eso, por vivir como vivían
gente así como iba saliendo del despoblado en behetrías, sin cabeza ni caudillo que los
por ir pocos a pocos que los que ansi ade- rigiese y confederase, no pudieron resistir a

195
la multitud de los del Inca, y así fueron nando hazia Chile con toda su jente, aca-
dellos los habitantes del Huasco y Coquim- vando de domar, por donde pasava, las gen-
bo,. como los otros valles marítimos hasta el tes que avía. Pasó gran travajo por los des-
de Mapocho, donde se habían convocado poblados y fue mucha la nieve que sobre
muchos chilenos, entre los cuales se halla- ellos cayó; lleva (va) n toldos con que se
ban los valientes Araucanos, que llamados guarecer y muchos anaconas e mugeres de
de los de Mapocho, habían venido en su servicio. Por todas estas nieves se yva ha-
ayuda ... " (Cobo, en Patrón 1912). ziendo el camino o ya estava hecho y bien
e) El Inca ... "Llegó primero a Coquimbo, limpio y postas puestas por todo él".
construyó una fortaleza, colocó en ella una "Allegó a lo que llaman Chile, donde
buena guarnición y penetró en Chile don- estuvo más de un año entendiendo en re-
de asentó los límites más australes de su formar aquellas regiones y asentarlas de
imperio. Impuso un tributo y dió la vuelta todo punto. Mandó que le sacasen la canti-
al Cuzco cargado de riquezas. Esta expedi- dad que señaló de tejuelos de oro y los
ción al Collao y a Chile ha debido realizarse mitimaes fueron puestos y transportadas
hacia el año 1413" (Cabello de Balboa muchasjentes de aquellas de Chile de unas
1586, en Patrón 1912). partes en otras. Hizo en algunos lugares
fuertes y cercas a su uso, que llaman "puca-
f) ... "A esta sazón viene la nueva como Chi-
raes", para la guerra que con algunos
llis hacía gente de guerra para contra el tuvo ... " "... Puesto en razón lo de Chile y
Inga, y entonces despacha a un capitán con
hecho lo que convino, puso sus delegados y
veinte mil hombres y otros veinte aGuar-
governadores y mandó que siempre avisa-
meoaucas, los dos capitanes llegan hasta los
sen en la Corte del Cuzco de lo que pasava
Coquimbos y Chillis y Tucman, muy bien,
en quella provincia" (Cieza de León, 1553).
trayéndoles mucho oro; y los enemigos no
hacen tanto daño en los de acá, antes con b) ... "no estaba del todo conquistado el
poca facilidad fueron sujetados, y los Guar- reino de Chile y así para sujetarle hizo nu-
meaucas lo mismo, y en donde los deja una meroso ejercito que entregó para este efec-
compañía de gentes para que sirvieran de to a Anamanya Orejón, que nombró por su
garañones" (Santa Cruz Pachacuti 1613, en general y con amplísima comisión; y orden
Patrón 1912). para que teniendo allanada la tierra, sacase
la gente della a las partes del Perú, y que la
g) "Tupac Yupangui; gobernó con afabili-
poblase con los que llevaba en su ejercito.
dad y prudencia, amplió su monarquía por
Pero que si no consintiesen en esto lo lleva-
la parte del norte más allá de Quito, y por
se a fuego y sangre; de suerte que no que-
la del sur conquistó muchas provincias, y
dase memoria de indio chileno. Partió este
fue el primero que entró con sus ejercitas
capitán con su gente y sin tener estorbo
en este Reyno" (Rosales, 1670).
llegó a Chile con tan prospero suceso, que
llegado compuso lo que estaba conquistado
5. Guaynacapa
antiguamente y sUjetó de nuevo otras pro-
a) "Por otra parte hacia la mar del Sur vincias más; se le rindieron con cargo que
enbió más gente con otros capitanes a que no los sacase de su natural y porque no se
señoreasen los valles y pueblos que del todo les concedió por guardar la orden que lle-
su padre no pudo conquistar. El fue cami- vaba se revelaron algunas, con lo cual el

196
general dejando suficiente presidió a cargo ses. "... Guasear. .. "embió cien mil hombres,
de otro capitán llamado Chaco se volvió al a cargo de un primo suyo, al castigo de los
Cuzco a dar cuenta de su jornada y del chilenos que no le querían obedecer".
estado en que quedaban las cosas de aquel "Partió el Inga primo de Huascar para
reino. El Inca con intento de ir en persona Chile con este nuevo exercito por las pro-
a concluir esta guerra le dejó por entonces vincias de Tupisa, Tucuman y Diaguitas,
y se ocupó en el gobierno del Perú" (Oliva que caen de la parte de los montes altos de
1571, en Patrón 1912). la cordillera nevada de los Andes a la van da
del Norte, y aunque por este camino era
e) Después del territorio del Callao, ... "pasó
fuerza rodear mas de trescientas leguas, le
hasta Chile, lo que su padre había conquis-
pareció de mas comodidad por ser estas
tado, y quitó el Gobernador, que allí estaba
provincias bastecidas y pobladas para poder
por él, encomendando la gobernación de
sustentar tan numeroso exercito, con el
aquellas provincias a los dos curacas natura-
les de Chile, Michimalongo y Antalongo, a qual, llegado que hubo al valle de Quillota,
quien su padre había vencido. Y reformada acordándose de lo que el Rey Inga su primo
la guarnición que allí había, se vino por le avía encargado, hizo a su barbara usanza
Coquimbo y Copiapó, visitando de allí- a cruel castigo en la persona del cacique prin-
Atacama y Arequipa" (Sarmiento de Gam- cipal de aquella tierra y en muchos de sus
boa 1572, citado por Patrón ob. cit.). vasallos ... " "... fueron vencidos los chilenos,
aunque a costa de mucha sangre de los
6. Cusi Huáscar contrarios y puestos en sujeción. Rindié-
ronsse por entonces los valles de Aconca-
a) "Con inmensos trabajos passaron la cor- gua, Quillota y Mapocho ... ".
dillera nevada las tropas que el rey Inga "Passaron adelante a la Angostura y
Guasear embió a conquistar las tierras de Maule" ... "Y viendo. los peruanos que la tie-
Chile, codicioso de sus riquezas de plata y rra era estrecha para tanta gente como te-
oro. Llegaron a los valles de Copiapó y nían en su exercito, y que a cada paso pelea-
Guaseo, primeros de Chile, cuios naturales, ban con los de la tierra de arriba de Maule
viendo el gran poder de Guasear Inga, no y Promocaes, se retiraron a Coquimbo y
procuraron hazerle resistencia, hasta pro- Copiapó, donde, con ayuda de los Juries,
bar primero el uso de sus costumbres, ni los hicieron grandes castigos en los que allí
capitanes de hacerles daño; antes assegu- intentaron lebantarse contra ellos y echar-
rándoles se fueron entrando hasta llegar al los de toda la tierra de Chile" (Rosales,
valle y río de Quillota, donde alojando el 1670).
General que los regía, que era de la casa
real de los Ingas, procuró sujetar a los chi-
Hipótesis vs indicadores
lenos a la obediencia de su Rey y a la adora-
ción del sol, y los obligó a sacar oro para El estado de alerta que plantean las fechas
tributar a Guasear, y aunque a los princi- más tempranas que lo supuesto para el arri-
pios hisieron algun rendimiento fingido, bo de los incas a territorios del Collasuyo,
juntando sus fuerzas dieron tras los perua- invalida en estos momentos afirmaciones
nos y en una reñida batalla los pusieron en categóricas sobre la cronología de las ex-
huyda, matando a muchos y sacudiendo el pansiones. U na aproximación de Osvaldo
yugo que nunca han sufrido sobre sus serví- Silva (1992) estima en unos 70 años la cam-

197
paña de conquista hacia el sur, comenzan- etapa controla entre Copiapó y Choapa, y
do con Pachacute Inca Yupanque a partir en una segunda etapa lo hace desde el
de 1450 y culminando en los tiempos de Choapa al Maipo (Stehberg, R.; Cabezas, A.
Huaina Cápac por el año de 1520. No es el 1991). Similares sugerencias aporta Silva
tema de la conquista en si lo que se analiza ( ob. cit.) al señalar que Tupa Inca Yupanqui
en estos momentos. Lo que interesa es ver se orientó al dominio de los Diaguitas y
en qué condiciones se produciría la ane- Huaina Cápac se extendió a los territorios
xión del valle de Copiapó al Imperio. al sur del río Choapa.
Cronistas e investigadores contemporá- No cabe duda que la cuestión funda-
neos tienen diversas apreciaciones. Mien- mental está entre los dos últimos incas
tras la versión clásica de Garcilaso hace nombrados, aunque la controversia aflora a
toda una apología sobre el genio conquista- cada instante. El hijo, Huaina Cápac com-
dor de Pachacute al enviar sus ejércitos por pleta la obra de su padre en Chile, no obs-
el despoblado, Silva plantea que éste sólo tante que algunos autores -siguiendo a
abarcó la zona norte del río Copiapó. Se- otros investigadores- piensan que toda la
gún se desprende de las palabras de Garci- obra es patrimonio del genio de Túpac
lazo, en esos tiempos fueron las primeras Inca Yupanqui, relegando a Huaina Cápac
confrontaciones con los naturales de Co- al territorio ecuatoriano (Martínez, J. L.
piapó; hecho también estudiado por León 1988). Al menos Pachacute figura a las
( 1983). Quien se habría detenido en Ataca- puertas de Copiapó, conquistando hasta
ma sería el Inca Yáhuar Huácac, según el Atacama, en circunstancias que Espinoza
mismo Garcilaso, y el asunto de los sobrinos Soriano (1987) le otorga ese territorio a la
"chilenos", no es algo tan claro. Uhle expansión de Túpac Inca, también grafi-
( 1911), sigue al cronista mencionado sin cando movimientos del hijo sólo por el nor-
avanzar mucho más, comentando que en te del Cuzco.
Atacama el dignatario entabló las primeras Con la entrada, vía despoblado, de Pa-
relaciones amistosas, casando algunos re- chacute tenemos un punto de discusión
henes chilenos con miembros de su familia, para relacionar con la primera de las dos
devolviéndolos después a su país. hipótesis enunciadas anteriormente. Ha-
Entre el mítico Yáhuar Huácac y el ini- bría existido un ingreso primario que con-
ciador de la historia real de los Incas, Vira- fronta a incas y copiapoes, encontrándose
cocha, habrían sugerencias sobre prepara- los incas con una cerrada resistencia. Si
tivos e hipotéticas entradas de norte a sur al recordamos, las versiones de los cronistas
territorio chileno, porque Uhle considera que involucran a Túpac Inca Yupanqui en
que desde el país de los Chiriguanos Vira- batallas con los habitantes de Huasco y Ca-
cocha ingresó a Copiapó por el "portillo de quimbo para proseguir hasta el Mapocho
San Francisco". En los postulados de los (Cobos), o llegando primero a Coquimbo
investigadores actuales siempre está latente para penetrar de ahí "en Chile" (Cabello de
la idea de un ingreso hacia Copiapó y de allí Balboa), allí también se postula un creci-
el consecuente paso hastaAconcagua. Steh- miento de la expansión de norte a sur, pero
berg (1991) habla de un dominio inca valle no explica cómo se llena de componentes
a valle, entendiendo que van avanzando en diaguitas incaizados el valle de Copiapó.
los términos que hemos comentado. Antes, Nos queda la alternativa del retroceso inca
delinea una conquista que en una primera hacia este valle, una vez plasmados los do-

198
minios de valles como Huasco o Elqui y la ventajas del camino por Argentina en com-
mixtura con los diaguitas. paración con el penoso camino del despo-
Aquello pudo ser. Sin embargo tam- blado.
bién hay argumentos para plantear que el Aunque nos inclinamos por la hipótesis
dominio definitivo de Copiapó se produce sobre una expansión principal en sentido
gracias al ingreso de Túpac Inca por el valle sur norte, no se trata de un capítulo cerra'-
de Aconcagua, quien mueve sus ejércitos do. Tal parece que en los movimentos entre
en dirección al despoblado de Atacama, los "chiles" (de Aconcagua y alrededores
avasallando a los "señores de Chile y Copa- inmediatos) se produce la conquista de
yapa". Al hablar Betanzos sólo de estos se- Mendoza, emergiendo en esas tierras los
ñores, sin nombrar a Coquimbo, nos hace estilos alfareros de filiación Diaguita. Cuan-
pensar que está agrupando a todo lo que do los incas -en boca de Rosales- advier-
entendemos como "Diaguitas" bajo el pará- ten que a pesar de lo largo es más cómodo
metro étnico de Chiles. Como lo establecen transitar por las provincias de Tupisa, Tu-
los registros arqueológicos, la crónica dis- cumán y Diaguitas están expresando el te-
tingue a Copiapó como una entidad cultu- mor por cruzar el desierto de Atacama. Tú-
ral definida. Túpac Inca sujeta y retorna a pac Inca Yupanqui manda a los naturales
Perú por el despoblado. El camino ya exis- de Chile y Copiapó a allanar el camino de
tía, sólo lo mandó a "aderezar". La mano de regreso; incluso los manda adelante en
Pachacute, con sus espías, corredores y caso de conflictos con los de Atacama, lue-
ejércitos parece ser una realidad. Los natu- go ordenó:
rales de Copayapo sabían de sus dificulta-
"... que fuesen hechos muchos zaques de
des cuando comerciaban con los de Ataca-
cueros de piernas de carneros y ovejas para
ma y viCeversa.
que en los tales cueros los suyos llevasen
Entonces, ejércitos que avanzan de sur
agua la que les bastase para pasar aquel
a norte concretan el dominio efectivo del
despoblado y en todo él siendo proveído
norte semiárido y hacen extender a Copia-
esto y todo lo demás de todos los bastimen-
pó los componentes alfareros diaguita. Al
tas y comidas encaminó sus capitanes y gen-
menos en la versión más antigua (Cieza),
te por el despoblado enviando los unos tras
Huaina Cápac también ingresa por territo-
otros porque no les faltase el agua e ansi
rio argentino hacia el valle de Aconcagua y
pasó el despoblado llevando por delante
continúa a Coquimbo y Copiapó (Sarmien-
todos los suyos y dejado mandado allí en
to). El probable ingreso de Huáscar es una
Copayapo que fuesen hechos depósitos de
cuestión que parece más discutible. La con-
aquellos zaques para que trujesen agua los
vencida narración de Rosales da para pen-
que ansi habían de venir después de la traer
sar, más aún con el detalle sobre la inter-
los tributos de Chile a la ciudad del Cuzco
vención de su primo. La denominación del
y como llegasen a Atacama procuró saber lo
valle del Huasco puede ser un homenaje a
que por toda aquella tierra había y por los
la distancia al inca que gobierna desde el
caminos que de allí salían al Collao ... " (Be-
Cuzco, y quién sabe qué más puede signifi-
tanzos, 1551).
car en relación al capítulo de las conquistas
incaicas. La relación de Rosales sugiere un Existe la versión que los consejeros habían
ingreso por la cordillera de Copiapó y lue- advertido a Pachacute sobre los peligros de
go otro por Aconcagua, ponderando las iniciar una conquista a través del desierto,

199
. pero éste lo desestimó (Córdoba y Figue- para el tránsito de grupos pequeños debido
roa, en Patrón 1912). Su probable misión a la falta de abundante provisión de agua.
por el despoblado y todo lo que tuvo que Concluyendo que no constituye una ruta
hacer para construir el camino, lo relata de conquista incaica como tal, sino que de
puntualmente Garcilaso. Quienes han re- utilidad más tardía en el dominio inca. A su
corrido el despoblado concluyen que el ca- tiempo, Almagro y Valdivia sufren los rigo-
mino trazado por los incas, en esta región res del desierto y aunque achiquemos al
de desiertos y alturas, no está en concor- máximo la cifra de 50.000 hombres cruzan-
dancia con aquellos otros donde las obras do por el despoblado hacia Copiapó en el
viales fueron de un considerable desarrollo reinado de Pachacute Inca Yupanqui, toda-
y que movió a algunos comentaristas a com- vía resulta difícil imaginar una conquista
pararlos elogiosamente con las vías roma- a través del desierto, más allá de intentos
nas. Entre los límites de la actual provincia preliminares, como parece haber sido el
de Antofagasta cruzando Atacama hasta el ingreso de los ejércitos de Pachacute. La
valle de Copiapó, donde se pierde su hue- suposición de Niemeyer (1986) sobre una
lla, la vía imperial es sólo un modesto traza- conquista por un camino oriental que cayó
do rectilíneo hoyado de 60 cm de ancho al valle de Copiapó por algunos pasos cor-
(lribarren, J. 1973 Ms.) . Por en ton ces, Iri- dilleranos queda como alternativa menos
barren no duda que esa fue la única vía de probable. Al menos, como una alternativa
ingreso a Chile, agregando que en el traza- de movimientos posteriores a las estrategias
do transandino, que vendría a ser la vía iniciales. Está Shinkal y otras construccio-
paralela hasta Mendoza, se mencionan al- nes incaicas de envergadura a la vera de un
gunas obras de arte en aquella vialidad don- camino que ingresa por la cordillera copia-
de habría que aceptar que hubo un criterio pina. El licenciado Matienzo (1567) en su
de asignar a esos caminos una preponde- relación de los caminos por territorio Ar-
rante importancia y en lo que gravitaría el gentino acota que de los Tambos de la Cie-
raciocinio de las ventajas ecológicas en fa- naga:
vor de ellas.
"... se aparta el camino del Inga para la ciu-
Matienzo por los cronistas y arqueólo-
dad de Londres, y de allí para Chile por la
gos por los estudiosos actuales, certifican la
cordillera de Almagro que dicen, sobre la
mayor envergadura del dominio inca por la
mano derecha, y sobre la izquierda se toma
banda oriente de la cordillera. Niemeyer y
el camino para Cañete y Santiago del Este-
Rivera (1983) consideran que la ruta por el
ro, que es metiéndose hasta los llanos del
desierto tuvo una importancia capital pues-
Río de la Plata".
to que por medio de ella se ponían en
comunicación dos áreas diferentes y muy Por su parte, Carlota Sempé (1973), señala
alejadas, y contribuía así a darle unidad al la variante que se desvía de Batungasta en
Imperio. También ponderan su trazado dirección al paso de San Francisco, y el más
como una recta de comunicación efectiva, largo trayecto que va en dirección al valle
que utiliza los recursos naturales apropia- del Mapocho. Stehberg (1991) estima que
dos de dos zonas diferentes que correspon- las instalaciones incaicas cordilleranas del
den a la precordillera y a la puna. Sin em- lado chileno dependen de centros mayores
bargo no lo ven como un camino principal, emplazados tras el macizo andino. Existe
más bien como una vía funcional apta sólo más de un camino que atraviesa la cordille-

200
ra en función a la logística incaica para sistema hidrológico superiorcopiapino, en
territorios, sin que aparezcan claras señales afanes agrícolas por excelencia basados, a
que correspondan a las vías que inician la su vez, en tradiciones centenarias iniciadas
conquista de Chile. en las aldeas Molle y sus tendidos de cana-
Para concluir este episodio, es posible les y campos de cultivos. Estos pobladores
agregar en favor de la expansión Diaguita preincaicos también muestran interés por
incaica desde el sur, el hecho que en las dos las vegas de mayor altura, pero con los incas
excavaciones en el cementerio de Altos del no sólo se reafirma lo vital de los ríos pre-
Carmen, al interior del Paitanas indígena cordilleranos en el plano estratégico am-
(Vallenar), todas las vasijas corresponden a plio, sino que copan definitivamente los
la mezcla entre Incas y Diaguitas, con au- ambientes de pastizales francamente cordi-
sencia absoluta de ceramios Copiapó (Nie- lleranos. De 38 sitios registrados en el mapa
meyer, H. 1971; Niemeyer, H.; Ampuero, de Niemeyer, descontando 4 que ahora sa-
G. 1989 Ms.). En el valle del Huasco la base bemos son anteriores, 30 corresponden al
diaguita le otorga su impronta al desarrollo espacio que encierran los ríos Jorquera y
incaico. Lo mismo que en el valle de Elqui. Manflas. Y este 88,2 % se desglosa en la
En tanto, la mixtura aumenta cuando en el descripción de 20 tambos" o "tamberías",
valle de Copiapó los naturales aportan con el poblado de Iglesia Colorada, un posible
sus técnicas y estilos en el debido momento. adoratorio de altura (Cerro Blanco), los
pasos de La Ollita, Peña Negra y Pircas
negras, y el resto son cinco sitios de distin-
Los asentamientos en el valle ta naturaleza.
Los recientes descubrimientos en el río
El mapa que confecciona Niemeyer ( 1986), Jorquera (Seelenfreund-Vilches-Niemeyer
con el despliegue de las ocupaciones incai- 1996; Cervellino-Gaete 1996-1997), avalan
cas, es claro para ver la importancia asigna- lo expuesto sobre el énfasis por aprovechar las
da a las tierras altas, donde la ecología tierras altas de Copiapó y, hasta ahora, sólo
altoandina ofrece la alternativa de aprove- queda el río Manflas con un cierto déficit de
char numerosas vegas a la vera de ríos y asentamientos incaicos en su recorrido.
riachuelos, y las rutas naturales siguiendo La descripción detallada de la mayoría
los cursos de agua hacia los cuatro puntos de los yacimientos es de la autoría de Nie-
cardinales, entre ellos, las vías que apun- meyer en su libro sobre la ocupación incai-
tan a los cercanos pasos fronterizos. El ca de la cuenca alta del río Copiapó, sobre
abanico fluvial Copiapino resulta benig- el cual ya hemos hecho diversas menciones.
no para instalaciones humanas en toda su Quien desee ahondar en las particularida-
extensión. Así lo sintieron las poblaciones des, sírvase consultar dicha obra. Por nues-
más antiguas de acuerdo a sus necesida- tra parte es preciso resumir la información,
des. En tiempos de la Cultura Copiapó se efectuando los respectivos comentarios e
planifica la construcción de grandes po- intercalando los nuevos datos obtenidos en
blados en los ríos principales de este aba- los últimos 15 años, para lo cual primero se
nico, como se vio en la descripción de los abordan los antecedentes en torno a las
asentamientos sobre las tierras deljorque- vegas y pasos, luego los poblados de los ríos
ra, Pulido y Manflas. Continúan circuns- que cierran el abanico cordillerano, y ense-
critos a los cursos mayores de aguas del guida viene la descripción de los asenta-

201
mientos en el río Copiapó, para culminar - Tambería Junta del Potro. En la unión con
en las instalaciones del litoral. el río Ramadillas existe una tambería des-
Siguiendo a Niemeyer en un ascenden- truida, en una explanada alta de la ribera
te itinerario, vamos configurando el pano- derecha del río del Potro, donde sólo se
rama en un sentido sur-norte, aunque para registra un par de "panes" de piedra de
ello se altera un tanto la descripción origi- granodiori ta.
nal del autor. Comenzando por un meri- - Majada Quemada. Otra tambería des-
dional sitio en los nacimientos del río Man- truida en un potrero alto sobre la ribera
flas, el resumen de sus investigaciones izquierda del mismo río. De allí proviene
corresponde a los siguientes indicadores: un cincel y un instrumento agudo de cobre,
un tumi de bronce y un objeto de forma
- Tambería de Pircas Blancas. Sobre una
elipsoidal elaborado en turquesa, sin duda
puntilla rocosa que estrecha el valle. Las un adorno.
ruinas se componen de dos áreas de estruc- - Rancho de Lucho. Al interior de Majada
turas unidas por una larga pirca semicurva Quemada, cerca de la vega de Los Hornos,
de algo más de 30 m de longitud. Son recin- a orilla de otra vega semicolgada se encuen-
tos elípticos, rectangulares, circulares, una tran los cimientos de dos unidades arqui-
oquedad acomodada como un silo, y otros tectónicas de plantas rectangulares. En una
muros que no cierran, quedando con sus no se advierten accesos, pudiendo corres-
extremos flotantes. Se sitúa al pie del porte- ponder a "kolkas" o depósitos. Aquí se en-
zuelo Cantarito en la vía a Huasco Alto. contró otro tumi, ahora de cobre, y bastan-
- Tamberías del Montosa. Se encuentran en te cerámica Copiapó, escasa alfarería
el curso superior, sobre altitudes de 3.000 "Diaguita Clásico" y lascas de calcedonia.
m, a ambos lados del río. Un conjunto co- - Túmulo Inca de El Tarín. Hacia el sur, a
rresponde a un rectángulo pircado en for- unos 2.560 m s.n.m., se encuentra un gran
ma de U unido a otro recinto de planta túmulo que se cree sea de filiación incaica,
subrectangular, de factura más descuidada. de un diámetro aproximado de 5 m y una
El otro viene a ser un recinto rectangular altura máxima de 1,50 m. Excavado com-
con un vano de acceso, con vestigios de pletamente, se estima como una "estructu-
barro en las junturas de las piedras y una ra ritual de ofrendas", exhumándose una
especie de corral por detrás. N o se encon- gran can ti dad de alfarería café rojizo co-
tró material cultural asociado. rriente, algunos restos Copiapó, el esquele-
- Tambería Grande de los Tronquitos del to casi entero de un camélido y muchos
Montosa. Son las ruinas más completas del huesos sueltos del mismo tipo de animal.
río, más al interior, sobre la ribera derecha, Un ceramio rústico hallado anteriormente
a 3.520 m de altitud. Compuesta de cuatro en las inmediaciones y unos cimientos de
unidades, dos son construcciones simples y construcciones de planta rectangular, su-
dos son compuestas, variando de recintos gieren que hubo una tambería obliterada
cuadrados y rectangulares con diversos por la construcción de recintos modernos.
compartimentos, a otro cuadrado sencillo - TamberíaLos Helados. Cuatro unidades o
(con restos de barro) y a un círculo comu- grupos estructurales sobre la ribera dere-
nicado a un apéndice subrectangular. Ape- cha del río, a 3.250 m, donde se conjugan
nas un par de fragmentos Copiapó repre- recintos de formas ligeramente trapeciales
senta el residuo cultural colectado. y rectangulares con divisiones interiores,

202
levantados con piedras lajas pegadas con En el edificio no se hallaron restos cultura-
barro. En estas construcciones de muy bue- les, y en el resto, evidencias de fogones,
na factura se hallaron algunos restos de cerámica Diaguita incaica y restos de escu-
escudillas playas, fragmentos de alfarería dilla playa.
Copiapó y escasa cerámica corriente. La Tambería Bes más simple, situada a
- Carrizalillo Grande. Sobre el río Ramadi- 2 km aguas abajo del poblado anterior.
llas, a pocos kilómetros aguas arriba de la Siempre en la ladera izquierda del río, con-
junta con el Potro. Los habitantes del lugar siste en una serie de recintos circulares,
han recuperado, en diversos espacios, un algunos aislados y otros aglutinados. La ce-
crisol de material refractario y su vástago, rámica colectada, de nuevo plantea la pre-
una hacha y un par de cinceles de cobre. sencia de gente más antigua que los Incas,
No se conocen antecedentes de construc- pero también parte de los recintos corres-
Ciones. ponden a esta etapa ya que surgen trozos de
- Tambo de Caserones. En la confluencia de escudillas playas y la consabida alfarería de
los ríos Caserones y Ramadillas,junto a una los valles más sureños.
vega. Las construcciones se sitúan a 3.140 m Otros rasgos del con texto estudiado se
s.n.m., en el ala izquierda del abanico alu- refieren a la presencia de un tramo de un
vial del río Caserones, pudiéndose distin- camino de 2,5 a 3,0 m de ancho, emplanti-
guir tres unidades que corresponden a llado con piedras lajas. Marginal a los recin-
otros tantos "patios" relacionados a recin- tos A y a la vera de la vega, este camino se
tos rectangulares muy bien construidos con
piedras lajas sin argamasa o piedras lajas y
bolones con argamasa de barro y ripio fino.
La crecida del cono de deyección formado
por el Caserones gradualmente va cubrien-
do a este característico tambo incaico.
- Tamberias en La Ollita. Tres conjuntos
de recintos emplazados junto al río de La
Ollita. El más inferior fue erigido en la
confluencia con el río del Medio y consta
de recintos circulares con presencia de alfa-
rería Diaguita-Inca. A unos 3.500 metros de
altura, vienen las vegas de La Ollita. Allí
están los restantes recintos, comenzando
por lo que se ha clasificado como "Tambe- -· 1
~
ría A" que consiste en el conjunto habita-
cional mayor expresado por medio de un
edificio con dos unidades rectangulares
contiguas de piedras bien calzadas. Un ·~'·· 7

poco más abajo, se ha identificado una


veintena de viviendas rectangulares, cua- Lámina 11. Tamberías de la cordillera. l . Rancho de
Lucho, río El Potro; 2. Tumi del mismo sitio; 3-6.
drangulares, elípticas o circulares, en una
Tumi de bronce, cinceles y turquesa de Tambería
unión de recintos donde quedaron interca- Majada Quemada, río El Potro; 7. Tumi d e Altos
ladas construcciones del Período Medio. Blancos, río El Potro.

203
orienta en dirección al cercano paso de La - Tambería quebrada El Cadillal. Bastante
Ollita, de 4. 700 m s.n.m. La relación entre más al sur, en la ribera izquierda del río
una cosa y otra está dada por el hallazgo de Turbio, se levanta una estructura muy bien
restos de un ceramio esferoidal con moti- conservada, del más puro estilo incaico. Se
vos Diaguita incaico, al pie del cordón don- trata de un tambillo o "chasquihuasi" de
de se encuentra el mencionado paso. piedra en seco bien calzada con divisiones
- Tamberías Vegas del Indio. En los 2.920 m interiores, uno de los cuales podría corres-
de altitud, un poco más al sur de Caserones ponder a un silo. Los materiales obtenidos
y en la cabecera de la quebrada Acerillos, se reducen a unos pocos fragmentos Dia-
existe una pequeña tambería compuesta de guita incaico y desechos de calcedonia.
un recinto principal rectangular que se ase- - Tambería junta del Cachitos. En la junta
. -
meJa a una pequena casa-pozo ya que su con la quebrada de Las Carretas, sobre
piso está a 0,60 m más bajo que el terreno una loma suave situada al lado norte de .la
circundante. Otro par de recintos de planta quebrada, a 3.670 m s.n.m. Unos 25 recin-
circular también fueron levantados con tos circulares no aglutinados están consti-
piedras lajas, aunque no se ve material cerá- tuidos por muros de bolones de basalto
mico en superficie, sólo una punta peque- donde no se registró material cultural su-
ña apedunculada de base escotada, la mi- perficial.
tad de una hoja y lascas de calcedonia. - Quebrada la Tambería. En el curso medio
- Tambo de La junta de Quebrada Pircas del río Cachitos figura una quebrada que se
Coloradas. Sobre la falda izquierda de la refiere a la presencia de un sitio arqueoló-
quebrada, a unos 800 m más arriba de la gico. A 3.450 m de altitud, Niemeyer descri-
junta con la Quebrada Viscacha del Pulido. be un conjunto de recintos con plantas en
Consiste de tres unidades habitacionales U, cerrados sólo en tres de sus lados, for-
contiguas entre sí y contiguas a un corral. mando un área nuclear. Luego viene cons-
Algo separado se encuentran otros dos re- trucciones circulares y al otro lado de la
cintos. Construido con piedras esquinadas quebrada, sobre la ribera izquierda, se reco-
y algunos bolones, presenta pocos materia- nocen hasta cuatro estructuras pircadas, ce-
les superficiales. Un fragmento Copiapó se rrando un espacio con gran cantidad de
encuentra perdido entre restos históricos, lascas, instrumentos fracturados de piedra
mientras que la práctica de cuatro pozos de y escasa cerámica.
sondeo en 1994, siguió entregando peque- Entre ambas tamberías del río Cachitos
ños trozos de cerámica Copiapó, otros mo- se encuentra la versión sobre ruinas indíge-
nocromos y más evidencias de carácter his- nas que aporta Ignacio Domeyko en sus
tórico subactual. viajes por la cordillera en 1844. Dicha ver-
- Tambería de Pircas Coloradas. Conjunto sión la recoge Sayago en 1874 y la acomoda
de tres unidades de estructuras pircadas a según su parecer sobre la historia de las
3.450 m, en una vega casi al pie del porte- poblaciones aborígenes del valle de Copia-
zuelo Pircas Coloradas. Son asociaciones de pó. Domeyko asegura que al lugar de las
estructuras rectangulares, circulares o lige- ruinas lo llaman "Pirca", lo que no constitu-
ramente elípticas construidas con piedras ye una novedad por cuanto es común dicho
lajas sin argamasa. El material colectado apelativo para varios lugares del área, inclu-
corresponde a algo de cerámica Copiapó y so inmediatamente al sur está el río o que-
lascas de calcedonia. brada Pircas Coloradas y más al norte viene

204
Pircas Negras. Pareciera que la relación con drangular, aunque sin cemento; son los res-
los descubrimientos de Niemeyer se da con tos de una gran casa dividida en varias habi-
la Tambería en la junta con la quebrada de taciones". Hay bastantes probabilidades
Las Carretas, en vista que Niemeyer habla que se trate de lo mismo. Además, no es
de "25 recintos circulares" y Domeyko de fácil que desaparezca así nada más una refe-
"treinta chozas redondas de piedra de 2 a 3 rencia como la expuesta. El problema es
m. de diámetro". ContinúaDomeyko, "Sólo que Niemeyer encuentra los recintos en su
quedan en pie las paredes de medio metro mayoría muy desarmados.
de altura sin que quede la menor huella - Paso de Peña Negra. Ascendiendo hacia
que indique con qué estaban techadas; es- el nacimiento del río Cachitos, se llega a
tas paredes de piedra están erigidas con este paso cuya altura corresponde a los de
bastante cuidado, sin cemento alguno" ... 4.334 m. Allí se registró un recinto pircado
"Las chozas forman una sola fila, y en su de forma elíptica, indicado como refugio
extremo meridional se ven altas murallas, ocasional, asociado a cerámica Diaguita-
construidas con más esmero en forma cua- Inca.

'o_ _~20m .
0:-·_ _......

Lámina 12. Tamberías de la cordillera. l. Tambo de Caserones, río


Ramadillas; 2. Tambería Quebrada Cadillal, río Turbio; 3. Tambe-
ría Las Coloradas, río Figueroa.

205
- Tamberia Cuevitas. Más arriba de la con- un espacio de 0,60 m, tienen una longitud
fluencia del Cachitos con el río Turbio, de unos 20 m, colectándose en el espacio
poco antes de la localidad llamada Cuevi- interior una gran cantidad de fragmenta-
tas, Niemeyer divisó, en 1977, unos quince ción cerámica, especialmente Copiapó y,
recintos circulares muy alterados que no en menor cantidad, del tipo Inca Negro
alcanzó a revisar. Pulido.
- Tambería de Quebrada Pircas Negras. Pró- - Tamberia del río Nevado. Sobre una terra-
ximo al paso del mismo nombre, se encuen- za fluvial de la orilla derecha del río, a 3.460
tra un poblado con recintos circulares a m de elevación, está formada por 36 recin-
subcuadrangulares con muros de piedra tos aislados, aglutinados en parejas, o bien
bolón. La colecta superficial arrojó cerámi- aglutinados de a tres, construidos con balo-
ca no diagnóstica y desechos líticos. nes. Ciertos amontonamientos de piedras
- Paso de Pircas Negras. A 4.100 m de altu- podrían tratarse de apachetas. La planta de
ra, el lugar debe su nombre a la existencia los recintos es circular o ligeramente elí pti-
de dos pircas paralelas situadas a unos 150 ca, a excepción de uno con una planta
m al norte del hito. Separadas entre sí por "caprichosa" y otro de planta rectangular.

?..

O 5 10cm.
--- =--L=-==--=::J

Lámina 13. Carrizalillo Grande, materiales aislados. 1 y 2. Crisol


con su vástago; 3-4. Hachas; 5. Plato tipo Inca Negro Bruñido.

206
Tampoco fue muy abundante el material presenta ciertos sectores en que se disemi-
colectado. junto a cerámica no diagnóstica, nan restos de alfarería Diaguita incaica y
se registran unos pocos restos de un vaso suponemos que fueron tierras donde se ex-
acampanado Diaguita incaico, otros de un tienden los intereses agrícolas de los mora-
plato Copiapó, un par de trozos de escudi- dores de Iglesia Colorada. Por estas razo-
llas playas y algunas lascas y preformas de nes, cabe describir las características
calcedonia y cuarzo, basalto y obsidiana. esenciales de esa población, puesto que su
envergadura es más que representativa de
Como está dicho, los asentamientos noto- la historia incaica en el valle del Pulido.
riamente más grandes se encuentran en los A partir de las referencias de Sayago en
cursos de los dos ríos formativos principa- 1874, conjugando el nombre indígena de
les. La tambería de Pircas Blancas corres- Choliguín con la denominación moderna,
pondería a la avanza más superior sobre el el poblado pasa por un par de otras etapas
Manflas, y hasta ahora se aprecia como un en lo concerniente a los intereses científi-
solitario reducto limítrofe con la hoya hi- cos por develar su misterioso pasado. Con-
drográfica del río Huasca. Lo principal fue cretamente, son las excursiones de Nieme-
la organización de poblados en los ríos Pu- yer que en la década de los '60 inician los
lido y Jorquera, empezando por aquel de primeros estudios arqueológicos, para con-
Iglesia Colorada que, a decir de algunos tinuar en los '80 y '90 con excavaciones
investigadores, controlaba los desplaza- mayores al amparo de proyectos y del equi-
mientos por los pastizales de altura y el flujo po de investigadores asentado en el valle de
de movimientos, incluidos aquellos que se Copiapó.
generaban desde el otro lado de la cordille- Las ruinas se encuentran en la margen
ra. izquierda del río Pulido, a 120 km del anti-
guo Copayapo, en una altura de 1.580 m. Al
Asentamientos en el valle del Pulido momento de su descubrimiento se encon-
Se puede hablar de dos núcleos de asenta- traban virtualmente sepultadas por aluvio-
mientos en el río Pulido. Uno corresponde nes de la propia quebrada Iglesia Colorada
a Iglesia Colorada y su vecindad inmediata e incorporadas a los potreros agrícolas del
con Cabra Atada y Cachiyuyo-Quebrada lugar. Con el tiempo los lugareños habían
Seca. El otro tiene que ver con una cons- recuperado diversas piezas cerámicas den-
trucción rectangular subdividida en varios tro de lo que ahora se pudo determinar
cuartos en la cima de un cerro y un cemen- como un poblado dividido en dos grandes
terio en los terrenos de Rodeo, sobre la sectores; a) Potrero Las Tamberías, b) Po-
confluencia con el ríojorquera. Es decir, se trero El Damasco. En el primer sector se
trata de yacimientos en la cabecera y en la encuentra el lugar donde la tradición oral
desembocadura del valle; en ambos secto- expresa que estuvo emplazada la antigua
res existen relaciones directas con nudos capilla que origina el nombre de la locali-
fluviales específicos, en un caso con la red dad. Los restos de esta pequeña capilla,
de tributarios y subtributarios en la cordille- antaño pintada de rojo, ahora sólo se reco-
ra andina, y en el otro con el punto en que nocen por un rectángulo absolutamente
se unen los ríos formativos del Copiapó, en aislado, que ha sobrevivido entre las altera-
el espacio que, hemos dicho, cierra el aba- ciones producidas por las labores agrícolas.
nico ecológico altoandino. Cabra Atada El sitio en sí continua ligado a los intereses

207
agrarios, ya que de una actividad tradicio- en doble hilera de piedras preparadas y
nal ha pasado a mano de una agricultura bolones, revocados con "argamasa de tierra
industrializada exportadora de uvas, que- y arenas finas". La relación con otros muros
dando las ruinas protegidas como zona de permite definir la relación de los recintos
reserva científica. habitacionales con un sector en forma de
patio, que se interpreta en una función de
Potrero Las Tamberías. En los '80, Cervellino corrales. De nuevo lo sustancial está dado
inició las excavaciones de este sector, en lo por la presencia de huesos desarticulados
que se denomina como U ni dad A, rescatan- de camélidos y trozos de tiestos Copiapó en
do un ceramio corriente de forma aribaloi- sus dos versiones, agregándose los restos de
de. Niemeyer y Cervellino habían postula- un aríbalo, tres ollas y dos escudillas o pla-
do a este sector como un espacio de coleas tos bajo, fragmentos de morteros, un peda-
o bodegas, hecho que no comprueban las zo de mano de moler y un trozo de loza
dos campañas de excavaciones que estuvie- subactual.
ron a cargo de Iván Cáceres ( 1989). Cáce-
res trabajó en lo que determina como "Área Potrero El Damasco. Las excavaciones fue-
1" (pircas extensas y colapsadas), "Área 2" ron iniciadas por Niemeyer a fines de los
(recintos cuadrangulares pircados), y '60, a partir de la visualización del corona-
"Área 3" (recintos cuadrangulares revoca- miento de muros pircados. De allí en ade-
dos). lante mucho es lo que se ha avanzado en el
sector, a tal punto que el grueso de la infor-
Área l. Se reconoce un total de siete pircas
mación procede de este lugar más inferior
formando una construcción unitaria. Los
en el pie de monte. Una forma de resumir
muros son de un largo mínimo de 3,50 m
hasta un máximo de 34 m, con un ancho
promedio de 0,60 m, con piedra canteada
o sin modificaciones. Los materiales recu-
perados se refieren a buenas can ti dad es de ~·~, ''

~:dK~:r
. · ·zr···éffi
huesos de camélidos y cerámica Copiapó
en su versión clásica y en la variante negro El [ [EB}.j;:
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LZ4
m
,, · ~
y rojo sobre crema. Una extensa excavación
también cubre un terreno circundante pla- B · B [J
no, sin evidencias arqueológicas significati- rru EJ LJJ

vas, probado por la escasa cerámica domés-


tica recuperada.

Área 2. Corresponde a un terreno de 12 x


14 en forma monticular, descubriéndose

-
tres recintos cuadrangulares que forman
una sola área habitacional, cuyos materiales E!>C.Al." i.t'IT

son similares a los obtenidos en torno a las rz_, REC:lt-liO


P: Poz.o
pircas anteriores. :.·.·.·.·.·.:. t'\AlP.Il. DE RIEúO

Área 3. Se definió un total de ocho recintos Lámina 14. Iglesia Colorada. Potrero Las Tamberías,
cuadrangulares con muros confeccionados área 3.

208
los antecedentes recopilados será exponer sintetiza la mixtura estilística de los Incas
los datos de acuerdo al tipo de excavacio- con los Diaguitas. Cervellino (1994) co-
nes realizadas, llámese descubrimiento de menta hallazgos de cinceles y aros de cobre,
estructuras arquitectónicas-áreas de descar- publicando un par de aros circulares con
te y descubrimiento de espacios con sepul- apéndice angular, y uno más elaborado se-
turas. milunar (Lámina 16) .
Las manifestaciones superficiales com- Lo primero que se puso en evidencia
prendían abundantes piedras molinos, ma- fueron dos recintos contiguos y comunica-
nos de moler, cerámica fragmentaria de dos entre sí de plantas cuadrangulares, algo
aculturación Inca-Diaguita, finas puntas de trapezoidales, con vanos de acceso bien de-
proyectiles triangulares, un hacha de cobre finidos, con umbral y piedras grandes de
fundido y una tinaja grande enterrada a remate en las cabezadas de los muros a
orillas del barranco. Los antiguos dueños manera de incipientes jambas. Lo amplio
de la hacienda recuperaron en cárcavas de tales construcciones sugiere la presencia
ocasionales producidas por los derrames de verdaderos galpones o kallancas, de 13 x
del riego, campanitas o cascabeles metáli- 10m2 y 11 x 6,5 m2. Poseen muros pircados
cos, espátulas de hueso finamente graba- de dos hileras con argamasa y ripio fino
das, platos acampanados, platos Copiapó y entre medio, de dos o tres hiladas, con un
ceramios dobles o de dos cuerpos, donde se coronamiento perfecto. Las excavaciones

Lámina 15. l. Colorada. Hallazgos en Potrero Las Tamberías ( 4-5


fortuitos)

209
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tortero, itos . l. CeramiO
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de cobre;
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Campam, 'lla de cobre.

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Lámina 17. l. Colorada. Kallancas sector Potrero El Damasco y representación ideal de los nuevos muros por
el lado sur. l. Dirección al cementerio del montículo; 11. Dirección al Torreón.

211
¡,...-==--'"===--1-=0==-.....C=--===i20cm.

¡____ ___,__ _ __,lO cm

Lámina 18. l. Colorada. Hallazgos en las


kallancas.

Lámina 19.1. Colorada. Potrero El Da-


masco registros entre los nuevos mu-
ros. l. Vástago de crisol; 2. Cuchillo de
piedra; 3. Clavos de herrar de cobre; 4.
Fino taladro de piedra; 5. Cuñas de
o lO cm. cobre (Recinto de las cuñas, sector
monticular).

212
~--.\
\

'
\ N 1
1
1
/'

Sep 4~ ---------

1
1 / 1---- - -
1 - -. ....
8 9

------

Lámina 20. I. Colorada. Sector del Montículo. l. Recinto del Felino; 2. Sepultura 9; 3. Recinto de las cuñas; 4.
Patio oeste con ceramios in situ y fogones; 5. Sepultura 1; 6. Sepultura 3; 7. Sepultura 3; 8-9. Detalles de las
sepulturas 2 y l.

213
alrededor de los muros descubrieron restos los tiestos Diaguita-Inca policroma, Punta
de postes quemados junto al paramentro Brava y en menor grado Copiapó tanto ne-
interior de las paredes, hablando en favor gro sobre rojo como negro sobre rojo y
de una techumbre de materiales ligeros, crema. No asoma en gran porcentaje la
como una ramada de caña o algo parecido. alfarería típicamente Inca. Lo normal fue
Las muestras sobre actividades cotidia- la producción matizada por una fuerte pre-
nas desarrolladas en el recinto mayor, se sencia de las culturas regionales y en el
reflejan en la ubicación in situ de un par de primer cómputo sobre las variantes regis-
grandes recipientes policromos tipo Punta tradas sólo se describe al tipo Inca Negro
Brava en el exterior del muro norte, y un Bruñido como ejemplo de manufactura pe-
tercero, de silueta urniforme, también de- ruana más definida.
corado, junto al muro sur. Todos estaban Se han encontrado formas aribaloides y
cercenados en el cuello y se supone que restos de escudillas playas, pero queda la
fueron contenedores de líquidos o granos. impresión que aún está pendiente el hallaz-
Entre la historia de posibles incendios y go de un espacio donde la presencia cuz-
daños por aluviones, el desarrollo ocupa- queña sea más decidida. Si es que realmen-
cional deja otras evidencias como es el caso te hubo tal tipo de funcionarios en el
de un gran fogón sobre los cimientos de poblado, porque a medida que se ha ido
uno de los muros, rico en materiales cerá- excavando aumenta el número de piezas
micos y huesos de camélidos, formado en el Copiapó en unión de vasijas Diaguita incai-
proceso de reocupación de tales estructu- cas. Mientras se despejaba un muro de ado-
ras. Igual que sobre el muro sur del recinto be en las excavaciones más modernas, se
más pequeño aparecieron manos y molinos detectó un basural por el exterior, bastante
quebrados en avanzado estado de agota- potente en cenizas y desperdicios óseos y
miento. La mayoría corresponde a piezas cerámicos. Un rápido conteo prácticamen-
de granodiorita, con una cavidad elipsoi- te repite los tipos estudiados anteriormen-
dal, asociados a manos del mismo material, te; Punta Brava, Diaguita-Inca policroma,
grandes y rectangulares, con el extremo Café rojiza corriente y enseguida lo Copia-
activo convexo, o bien de formas circulares pó. Algunos restos de escudillas playas tiene
más pequeñas; en muchos casos con adhe- la figuras de llamitas de estilo Inca-Pacaje,
rencias de pigmentos rojo y amarillo. aunque impresas en un fondo más claro
Huesos de camélidos fragmentados, que el clásico tono rojo de las tierras origi-
hierro oligisto o especularita, y abundantes nales.
restos de vasijas de variados tipos comple- Los estudios más modernos comienzan
tan el recuento sobre el proceso de descar- en 1994 y en aquella oportunidad fueron
te mientras avanzaba la historia ocupacio- emergiendo otros muros en todo el sector
nal del poblado. Desde un principio la poniente de los grandes recintos trabajados
abundancia de cerámica partida permitió décadas atrás, dando más cuerpo a lo que
elaborar un cuadro de frecuencia que se parecía restringido al sector oriente, a pe-
puede comparar con lo registrado en otros sar que la presencia de un muro de adobes
sectores. Lo más popular es la alfarería café y piedras en el borde de una quebradilla,
rojizo alisada de cocimiento imperfecto y cerrando el espacio por el oeste, daba la
pasta de textura gruesa. Corresponde a res- pauta para suponer que la cuestión arqui-
tos de vasijas domesticas. Enseguida vienen tectónica era más compleja. Algunas faenas

214
de avanzada en el centro del yacimiento por una serie de sepulturas que luego se
habían sido abordadas por Cervellino con describen. La unión del muro que se venía
un sistema de pozos de sondeo alternados siguiendo con las ruinas que forman el
que no dieron con paredes algunas. Éstas se montículo también estaba alterada, pero
encontraban cargadas hacia el sector po- pronto de define un pequeño espacio rec-
niente, primero encontrando la base de un tangular cerrado por el sur con adobones y
muro que delimita por el costado sur el por el norte con piedras paradas cubiertas
terreno ocupado, formando ángulo con el de barro, en una pared más frágil y menos
muro al borde de la quebradilla y ensegui- alta que la opuesta (0,80-0,90 m). Era como
da detectando la presencia de muros inte- un depósito que al limpiarlo aportó un par
riores que cierran parcialmente otras de- de cuñas de cobre de sección cuadrangular
pendencias contiguas a las "kallancas" por y un mazo de piedra, ubicados en el extre-
el suroeste. mo oeste del recinto, en una pequeña cavi-
Donde concluye el muro del costado dad. De ahí, el resto del espacio no contie-
sur se produce una cierta confusión por la ne nada más. Por el extremo este se une a
presencia de restos de adobones disturba- un muro de adobones que finalmente po-
do. No obstante, pronto se descubre el ex- see una longitud de 10 m en sentido sur-
tremo oeste de un muro de adobe y piedras, norte, haciendo de divisoria entre lo que se
también cerrando el perímetro por el lado mantiene como "recinto de las cuñas" y una
sur pero corrido un par de metros más habitación también de adobe que se pro-
atrás. Este y el anterior de piedras corres- yecta por el lado este de esta gruesa mura-
ponden al cierre trasero de las construccio- lla, identificada como el "recinto del feli-
nes, como un gran patio detrás de los gal- no", por el hallazgo de un pequeño felino,
pones o kallancas. El potente basural aún no identificado, que apareció en el
reseñado anteriormente se encuentra relleno de dicha habitación.
arrinconado por fuera del último muro y La pared divisoria es parte, a su vez, de
también está lleno de huesos de camélidos. una suerte de pequeño patio abierto por el
Es una muestra de evacuación de basuras norte y oeste donde se acumularon grandes
bien focalizada y la cuantificación de los tiestos, cuyas primeras evidencias fueron
materiales no es real sino se toman en cuen- una fuente con asa, otra bastante grande,
ta la existencia de tales depósitos. La unión un aríbalo sencillo y restos de vasija Punta
de los dos muros traseros se produce por Brava que emergían de un nivel inferior, ya
medio de un ángulo que permitió la am- que al cabo de una mayor profundización
pliación de patio un poco más hacia el sur del rebaje se completó el rescate de un
a partir de este punto. voluminoso ceramio junto a otra fuente
La proyección de las piedras y restos de monocroma. Se trata de ceramios in situ,
adobes hacia el este, en una longitud de quebrados con el paso del tiempo, junto a
unos 30 m, nos lleva a un espacio que en su la base del muro y en su extremo norte.
fisonomía antes de excavar es de tipo mon- Posteriormente quedaron expuestos otros
ticular. Mientras se definía su función ad- tres lugares con vasijas abatidas, configu-
quirió algunos nombres como "sector mon- rando un espacio de actividades domésticas
ticular", "recinto de las cuñas", "recinto del con su respectivo fogón y bastante material
felino", para llegar a una denominación fragmentado, entre ello huesos de caméli-
actual como "Cementerio del Montículo", dos. Más aún, se trata de un terreno mucho

215
más profundo que este nivel de ceramios zación, pero identificables una vez se detec-
partidos, ya que fue posible superar fácil- ta el relleno más blando que el piso circun-
mente el metro con acumulación de sedi- dante. Los grados de diferencias entre ellas
mentos y desechos culturales. corresponden a la presencia o ausencia de
El recinto del felino, es una habitación escalones que conducen al fondo de la tum-
aproximada a los 2 x 2m de diámetro inte- ba, o al uso o no de lajas que tapan verda-
rior. También estaba completamente relle- deros nichos con las osamentas y las ofren-
na por sedimento aluvional, depositado so- das. A veces, una señal de la proximidad del
bre restos de adobones, ceniza y el entierro lo constituye el hallazgo de palos
esqueleto aislado del felino. Las paredes no de algarrobo y, por lo general, son sepultu-
estaban completas, careciendo de todo el ras bastante prolíficas en ceramios y otros
muro posterior, con una pequeña ventana componentes, esencialmente en piezas Dia-
en la pared este, sin la parte superior, y una guita-Inca, Copiapó y Punta Brava. Las tum-
estrecha entrada por el norte, junto al bas 5 y 6 corresponden a restos registrados
muro divisorio. Hasta ahí lo materiales des- en forma suelta. Lo mismo que la sepultura
cartados hablaban en favor de una "nor- Nº 11 fue trabajada en forma posterior y sus
mal" área de actividades cotidianas. Era detalles aún no se encuentran en estudio.
una unidad arquitectónica separada de los
recintos mayores, con una construcción Sepultura l. Corresponde a la nombrada en
también diferente, fuera de la exclusividad primer término. Un par de escalones labra-
en el empleo de adobes y tapias. El hallazgo dos en la pared este de la fosa son previos a
de una sepultura removida, por detrás del unos palos de algarrobo que a su vez cu-
recinto de las cuñas, más bien fue producto brían a un esqueleto centrado en el fondo
de la casualidad. Esto nos introduce en el de la fosa, a 1,20 m de profundidad, en
tema de las evidencias fúnebres, porque, a posición decúbito dorsal, con las piernas
partir de una tumba apegada a la puerta del flectadas y las manos en la región lumbar.
recinto del felino, el lugar se convirtió de La ofrenda, agrupada en el rincón sureste
punto residencial a cementerio anterior al de la fosa, consiste en una urna Punta Brava
alzamiento de las construcciones de adobe. policroma muy deteriorada, con asas en la
En efecto, una vez retirada la capa alu- parte baja del cuerpo, un jarro zapato con
vional que prácticamente había cepillado los rasgos de una mujer aplicados al pasti-
los muros, fue emergiendo un cenizal con llaje, dos platos acampanados Diaguita-
mucho carbón. El suave sedimento anun- Inca y un plato Copiapó con la figura del
ciaba que al menos se trataba de un fogón rostro antropomorfo. (Lámina 21, Figuras 1
grande, pero a medida que se limpiaba el
a 3).
piso continuaba blando, hasta definirse
una fosa cuadrada rellena con terrones de Sepultura 2. Al lado este de la anterior, con
la propia abertura del hoyo sepulcral. Nue- una forma rectangular bastante amplia y
ve sepulturas con características similares simétrica, donde el escalonamiento apunta
se excavaron en una primera etapa. La dé- hacia un nicho lateral o bóveda excavada
cima, aquella detrás de las cuñas, es dife- en la pared oeste. En la misma pared, a un
rente y está separada del conjunto princi- nivel superior, fue depositado un mortero
pal. El grueso de las tumbas corresponde a quebrado que anuncia parte de la ofrenda.
fosas cuadradas o rectangulares, sin señali- La profundidad del esqueleto es la misma

216
que la otra osamenta, dispuesto en posición nicho abierto en la pared oeste, una vez que
decúbito lateral derecho con la piernas se retiran algunos palos de algarrobo podri-
flectadas. La ofrenda comprendía una urna dos, aumentado a 1,60 m la profundidad
Punta Brava, un jarro zapato ornitomorfo, del cuerpo, que corresponde a un niño
un ceramio chico tosco, un plato acampa- apenas conservado por medio del cráneo.
nado grande, otro plato Copiapó también La pequeñez del cuerpo contrasta con tan-
grande, con llamitas, y una pinza depilato- ta ofrenda depositada en su alrededor, in-
ria de cobre (Lámina 21, Figuras 4 a 6). cluso cosas de adultos como un tubo y una
espátula de hueso y una tableta en concha
Sepultura 3. Inmediatamente al norte de la de ostión pulida (Argopecten purpurata). Los
tumba 1,junto al muro divisorio. El par de ceramios consisten en un plato Copiapó
escalones es bastan te claro para acceder al bastante borrado, otro con la figura doble

Lámina 21. l. Colorada. 1-3. Ceramios de sepultura 1 (El 1 lleva


impresa la serpiente bicéfala de origen Santamariana); 4-6. Cera-
mios de la sepultura 2 (jarro zapato, plato acampanado Diaguita
incaico, plato Copiapó).

217
del rostro antropomorfo, un plato acampa- sobre el labio, y un pequeño jarro zapato.
nado pequeño, una olla pequeña rústica y Estaban depositados a un nivel superior,
dos jarros zapatos (ollas). Un séptimo cera- arrinconados en la esquina suroeste, clara-
mio estaba "escondido" bajo el costado sur mente en señal de un último homenaje a
del escalón inferior, pero más bien es un los difuntos que, bajo unos maderos de al-
trozo grande de plato conteniendo carbo- garrobo puestos a una profundidad de 0,90
nes. Completan el contexto un par de can- m, forman un contexto fúnebre dividido en
tos rodados y una piedra plana de forma dos nichos, entre 1,00 y 1,40 m de profun-
ovoidal que parece también fue parte de la didad. El primero está excavado en la base
cubierta inferior (Lámina 22). de la pared oeste, albergando restos infan-
tiles, un jarro zapato y un pequeño cuenco
Sepultura 4. Situada detrás (al noreste) de la Copiapó con llamitas, lleno de arena y car-
sepultura 2. La simetría angular sólo define bón. En la boca de la bóveda, al costado sur
a la esquina suroeste. El resto es de una y separado de lo anterior, vienen otros dos
silueta irregular. Lo primero que se en- ceramios Copiapó, uno de ellos pequeño,
cuentra son un plato Copiapó con llamitas, con llamitas, ganchos en vy cuatro protúbe-
un cuenco pequeño también de origen Co- ros en el borde, ambos tiestos junto a una
piapó, con llamitas, cruces y mamelones tableta de ostión, espátula y tubo de hueso.

Iglesia Colorada
Potr•ro El Damasco
P'tantadesepultun. N• 3

1
Sepultura N•-'4 Profundidad : 1.60 • 1.80 mL
Escala : 1: 10
Fecha : Q-4-08-95

~ 1 a 7 ceramios; 1 - 111,
espátula. tubo, tableta (concha) para
alucinógenos; A. crtneo y trozos de
cráneo infandl; B y D , cantos
rodados; C. piedra plana.

Lámina 22. l. Colorada. Sepultura 3, plato acampanado y plato Copiapó


con el rostro antropomorfo doble.

218
Al parecer, los ceramios de más arriba tam- más fina, y un jarro zapato. Esta cámara
bién son parte del homenaje al cuerpo in- muestra señales de haber contado con pa-
fantil por su mayor cercanía al nicho de los de algarrobo parados en el costado este,
éste. de lo cual ahora quedaban sólo sus impron-
Un nicho más estrecho contenía el ca- tas (Lámina 23).
dáver de un adulto lateralizado hacia la
derecha, con las piernas recogidas y otros Sepultura 7. Corresponde a una situación
huesos dificil de precisar por un grado de más compleja, entre las sepulturas 8 y 9. Su
deterioro avanzado. Topando el cráneo descubrimiento fue por etapas, es decir,
por detrás, se ubica otra tableta para aluci- primero se rebajó en un espacio al costado
nógenos elaborada en una concha pulida noreste donde el terreno suelto indicaba la
de ostión, que se asocia a un espátula de presencia de una fosa pero no definía de
hueso y a cuatro ceramios; primero, un inmediato paredes rectas como en los otros
gran plato Copiapó con la figura del rostro, casos. Más bien de casualidad se llegó a una
otro Copiapó más pequeño, con el mismo profundidad de 2,05 m, topándose con un
rostro, una urna tipo Punta Brava un tanto plato Copiapó, un plato acampanado Dia-

,!_ _ '~-~:~~~:. ~ .
' ~'<:, -:::::.•,.yr """"'-'-=~"-"'--"'" "'-=".,..__

. . ((J~· . ~
{' \ Restos mf::~~~s:;~\..-~ ' l

', 5!~'~-r---
IGLESIA COLORADA '- ,
Potrero El Damasco
P1anu Sepultura N• 4 Esquina no.-~te de
Pro fundidad: a) cer.amio N• l, 0,45 sepultura N• 2
m ; b) cenmios 2-3 y maderos. 0,90
m.; e) ceramios 4 al 11 , 1,00- 1,-40

Escala: 1:10
F~c ha: 08..08-95.
~:lall , cer:amios; l1.
uozc de cenmio café voluminoso (
aislado): 1 al IV. espátulas. tubos.
ubletas ( conc::ha ) para alucinózenos.

Lámina 23. l. Colorada. Sepultura 4 y platos Copiapó con llamitas clási-


cas, variante, y con el rostro antropomorfo simple.

219
guita-Inca y una pinza depilatoria de cobre. a la laja del costado sur. También fueron
Un sedimento duro envolvía algunos hue- hallados restos de un cráneo de adulto, más
sos de adulto, completando el registro de superficiales, por el costado norte.
un cámara lateral (pared norte) que se En un rincón por el costado sur, unos
pudo definir sólo una vez avanzada la exca- 50 cm más abajo, excavaron un pequeño
vación. El ingreso real era por un escalón pozo para depositar otros cuatro ceramios,
desde el sur. Ingreso que estaba ligado a un un cesto y dos torteros de hueso tallado: se
piso o descanso de 1,00 x 0,70 m, prepara- trata de un par de platos Copiapó en la
do a 1,00 m de profundidad, para manio- variante negro sobre rojo y crema con dibu-
brar tanto hacia la tumba profunda como jos de llamitas, y negro/blanco sobre rojo
para elaborar otro nicho, esta vez en la con la figura del rostro. Un tercer plato
pared oeste, cubierta con lajas paradas. En Copiapó es pequeño, con llamitas y cuatro
este piso encontramos un ceramio Copiapó mamelones simétricamente distribuidos so-
muy tiznado, puesto invertido en el relleno, bre el labio (Lámina 24) .
cubriendo carbones de actos ceremoniales
similares a otros reseñados. Sepultura 8. Colindante por el este con la
Otro ceramio fuera del nicho es la mi- sepultura 4. Se inicia con la remoción de
tad de un plato Copiapó, en el relleno junto sedimento blando que conduce a unos pa-

- - - - - S-u~-m-cie-a0-.5 -m- de-pr-ofu- •~•


(Escalón).

____ ..-
/
/
.....

1
1
l Huesos superficiales sueltos (crineo
de adulto).
1 / - - - - .............
t-"' r.f!S'\t2''.:_-,--
13~
IGLESIA COLORADA
Potrec-o El Damasco
/ '',
Ptanta sepulcun. N•7
\ Escala : 1 : 10
1 Ci man inferior (pr ofundidad 2.05 • \ Fecha : 18-12-95
2,10m) 1 ~:lall3. cen.m ios;
1 1 pinza de cobre.: A - C. lotas tapando

Ser~~,N·;a dmaralatenl.

@
.H~e\qS de adulto '

Lámina 24. L Colorada. Sepultura 7, platos Diaguitas y pinza de


cobre _

220
los de algarrobo. De allí se define una es- mal estado, lo mismo que los tubos- y una
quina (noreste) y el resto es más ovalado. olla burda junto a un cráneo de adulto
Comprende dos tipos de enterratorios. aislado. Pero el verdadero depósito de
Uno ligado a un camélido cubierto por una ofrendas ligadas al individuo principal esta-
gruesa capa mon ticular de bolones y pie- ba en una oquedad en la esquina noreste,
dras de aristas angulosas, que emerge a una conteniendo una agrupación de cinco pla-
profundidad de 0,80 m en la pared oeste, al tos Copiapó (tres con llamitas y dos con el
estilo de las sepulturas más antiguas. Retira- rostro), un ce ramio zoomorfo único que
do el camélido totalmente desarticulado, representa a un felino con tres patas, de
asoma en plenitud una cubierta de lajas rasgos diaguita, un cuenquito decorado,
medianas y grandes, la mayor de 1 ,20 m de una olla monocroma, tres jarros zapato
largo, paradas en protección de un esque- (distintos tamaños), un tortero ovalado y
leto humano de adulto lateralizado hacia el una barrita de cobre (Lámina 25).
costado derecho, de piernas recogidas y
cráneo totalmente pulverizado. Junto a él Sepultura 9. En la limpieza interior del re-
había un objeto cobretizado roto, una con- cinto del felino, de pronto el rebaje se topó
cha de ostión, restos de una espátula de con un terreno removido y lleno de terro-
hueso y un trozo de cerámica. Una peque- nes rojizos, del mismo tipo que se había
ña concavidad en la pared sur contenía otra encontrado en la excavación de las tumbas
espátula -como siempre simple y en muy 1 y 3. Se había roto el techo de otra sepul-

VisudeEaO
IGLESIA COLORADA
Potrero El Damasco
f'tanta ( B ) Sepultura N• 8
Profundidad: 1,80 • 1, 90m
Escala: 1:10
Fecha:: 1<4- ll-95

~ 1 a llcenmios; A-E
r::abteu (concha), es~tubs. trozo
pbto aampanado (sobre crineo); F-
G. torteroybarritadecobre.

Lámina 25. l. Colorada. Sepultura 8, tigrillo excepcional, plato


Copiapó con variantes, plato Copiapó con variante más exclusiva.

221
tura, de tal manera que la casualidad obligó nas. Situado en un plano horizontal en de-
a ingresar por el techo en vez del acceso cúbito dorsal bien soldado al suelo, había
escalonado por el sureste. A una profundi- un esqueleto algo deformado y desarticula-
dad entre 1,70 y 1,80 m había palos de do, mezclado en cierto modo con huesos
algarrobo comprometidos con un esquele- de otro esqueleto removido, asociados a un
to adulto en posición recogida, asociado a plato grande parecido en forma a los Co-
cinco ceramios agrupados en el rincón su- piapó, pero en negro pulido por ambas
reste de la fosa: un par de platos acampana- caras con labio ligeramente evertido y re-
dos Diaguita-Inca, un plato Copiapó con dondeado, del tipo Inca Negro Pulido, ade-
llamitas, un pequeño cuenco mezcla de di- más de un jarro zapato más bien pequeño.
seños Diaguita y Copiapó, con mamelones En el relleno de la sepultura se recuperó un
sobre el labio y un jarro zapato (Lámina posible silbato elaborado en una rótula de
26). camélido adulto. Al mismo tiempo, un crá-
neo de camélido pequeño estaba cerca, so-
Sepultura 10. Es totalmente diferente a las bre un fogón.
anteriores y, al parecer un tanto más nueva.
Apareció por detrás del recinto de las cu- No hay dudas que lo último corresponde a
ñas, muy superficial con respecto a la hon- una sepultura aislada. Vale decir, se en-
dura de las restantes y en medio de un cuentra en una zona de cementerio pero
sector con desechos de actividades cotidia- no participa del contexto más profundo.

i Sepultu,..N"7

1
"'

-
S epultu,.. 1 y 3

IGLESIA COLORADA
Potrero El Damasco
Planta sepultura N•g
( Recinto de adobe )
Profundidad: 1,80. 1.70 m
e.ala: 1:10
Fecha:IS-12-95

Sim.b.212m: 1 aSceramios

Lámina 26. l. Colorada. Sepultura 9, plato Copiapó clásico, varian-


te Copiapó y plato acampanado Diaguita.

222
Además que fue ubicada un par de metros zar hipótesis respecto a las cualidades de
al suroeste del conjunto principal. Este con- asentamientos como éstos, lo vital es resol-
junto parece concluir con una sepultura ver los problemas con excavaciones. En ese
(Nº 12), un poco al norte, excavada más sentido aquí se ha reunido un conjunto de
recientemente, con algunos detalles por- evidencias visualizadas sólo de manera pre-
menorizados a través de lajas que rememo- liminar. En efecto, también las ruinas sobre
ran una cista, una urna, un plato Copiapó y la cima del cerro El Rodeo fueron visitadas
otro acampanado. La incógnita obedece a sin practicar excavaciones, a pesar que Nie-
la falta de excavaciones que se aproximen meyer y Cervellino aseguran no haber ma-
al denominado sector del Torreón, varios terial superficial en el rectángulo largo con
metros al este del cementerio, cuyo trabajo divisiones interiores descubierto allí. Se
también se encuentra en proceso, regis- piensa en una construcción que no alcanzó
trándose algunos morteros y cantidades de a utilizarse, pero es posible que sea parte de
cerámica partida. Relacionar ambos espa- un conjunto mayor que permita definir me-
cios con arquitectura residencial es un pro- jor la función de los recintos elevados que
blema semejan te al caso de la relación en- se ubican en una posición privilegiada
tre estas ruinas y las de Las Tamberías, más como punto de observación.
distantes aún y hasta la fecha sin puntos de Que existe una situación más compleja
conexión intermedios. Sigue pendiente el no cabe dudas. De otra forma no se explica
estudio de alguna zona donde la presencia que en la misma área se haya formado un
de jerarquías incas sea más decisiva. En el cementerio rico en componentes, con mí-
inventario del Museo de Copiapó figuran la nima intervención del personal del Museo
boca de un aríbalo y un tumi de metal, Regional Atacama de Copiapó que al me-
ingresados en 1974, pero la mayoría de las nos pudo elaborar un rápido inventario de
piezas que en esa fecha provienen de Igle- los materiales exhumados. El hallazgo se
sia Colorada corresponden a seis platos produjo una década atrás un par de kilóme-
acampanados, un jarro pato negro que tros distante de La Junta, mientras maqui-
puede referirse en realidad a un jarro zapa- naria pesada construía una cancha de fút-
to, un jarro antropomorfo, un plato "estilo bol en uno de los predios agrícolas
local" o Copiapó, una ollita con dos asas y modernos que han surgido en la produc-
piezas de otra naturaleza como un tejo de ción de uvas. En un trabajo de reconstitu-
piedra, "un triturador de piedra", "una pie- ción de los detalles, basado en los datos de
dra solera", puntas de flechas, y una espátu- lbar González, personal especializado del
la de hueso. museo copiapino, y de operarios que traba-
Yéndonos a la desembocadura del río jaron en las faenas aludidas, nos podemos
Pulido, el núcleo detectado en ese espacio aproximar con mucha limitantes al contex-
es menos definido con respecto al tema to fúnebre tardío, no sin antes lamentar
arquitectónico habitacional. Hay que re- que todos los esfuerzos tendientes a estu-
cordar la descripción del poblado que atri- diar la colección, realizados por el equipo
buimos a la Cultura Copiapó sobre la pen- de investigación responsable de esta publi-
diente derecha del río. Su proximidad a la cación, resulten infructuosos hasta la fecha,
junta de los ríos formativos indica que des- y que se haya impuesto el criterio de un
de ahí se marca un interés por mantener capataz que envió las piezas al dueño del
primacía sobre esas tierras. Más que avan- predio en Santiago. Por lo visto, el tema de

223
la Ley de Monumentos Nacionales y el rol tricos o zapatos, vasos y pucos monocro-
de( Consejo de Monumentos Nacionales, mos, "miniaturas de vasijas cerámicas deco-
para muchos sigue siendo letra muerta. radas" y diversos fragmentos de piezas ro-
La maquinaria habría descubierto un tas.
emplantillado de piedra sobre el cual des- No se describen tiestos Copiapó y a pri-
cansaba un muro de adobe, sin quedar muy mera vista el contexto es más variado que el
claro cuál fue la disposición de las sepultu- cernen terio de Iglesia Colorada. Al menos
ras. Lo más probable es que los esqueletos figura un par de aribalos que según el in-
fueran reenterrados en el mismo lugar por- ventario son piezas finas, lo que podría su-
que el inventario sólo se refiere a tubos y gerir un cementerio representativo de una
espátulas de hueso, conchas marinas (¿ta- etapa incaica más temprana, aunque siem-
bletas?), "medallones" o pectorales y "de- pre con la fuerte presencia de los compo-
dal" de cobre, laminas y trozos del mismo nentes Diaguita. Algo similar, en lo que se
metal, cuentas de collar de malaquita, bas- refiere a variedades y riqueza ornamental
tan te cerámica, en su mayoría vasijas de los objetos, sucede en el rescate de ma-
Diaguita-Inca, llámese platos, al menos un teriales en el río Jorquera, reuniéndose dos
jarro pato, un par de aríbalos, jarros asimé- yacimientos claramente distintos en varios

4
O 1 ¡cm

Lámina 27. 1-4. Cachiyuyo-Quebrada Seca, tumbas aisladas frente


a Iglesia Colorada, rescatadas en 1993. El plato 2 refleja una
variante del rostro antropomorfo en plato policromo único; 5.
Plato Copiapó de Carrizalillo Chico.

224
grados con las tumbas del poblado en el taño unos pequenos solevantamientos de
viejo Choliguín. tierra correspondían a tumbas destruidas,
rescatando restos de tejidos, que grafican
Las ruinas en el valle del J orquera comunes deterioros en terrenos alejados.
Los datos de Cerro Castaño y La Guardia,
Transcurrieron más de tres décadas para
por su solitaria presencia hacían presumir
que este valle fuera conocido en su real
una menguada ocupación en el valle del
dimensión como fuente de asentamientos
Jorquera. Iribarren consigna el registro de
prehispánicos tan importantes como los
una extensión plana que alberga un cuadri-
del río Pulido. Antiguas colectas de particu-
látero de forma regular con 20 m por cada
lares habían ingresado una pequeña colec-
costado, encerrando a otra construcción
ción en el ex Museo de la Escuela de Minas
rectangular, con las características del ci-
de Copiapó. Iribarren la revisa en la década
miento de un edificio, asociado a trozos de
del '60 y una de estas piezas figura en el platos acampanados, platos Copiapó con
inventario del Museo Regional de Copiapó llamitas, ceramios negros por ambas caras
como "cacharro atacameño" del ríojorque- que pueden corresponder al tipo Inca Ne-
ra superior, seguramente en alusión al sec- gro Pulido de Niemeyer, y restos del tipo
tor de La Guardia o algo cercano a la unión "pintado opaco". Poco antes de la junta de
con el río Figueroa. El hecho es que el los ríos Turbio y Figueroa se encuentran
cacharro inventariado de be ser aquel que seis espacios rectangulares de 100 m de
Iribarren anota como "cacharro indígena longitud y 10 m de ancho cada uno, con
atacameño con figura de ídolo", correspon- altura promediada en 0,40 m, que Iribarren
diendo a una cabeza humana con una espe- estudia en la desembocadura de la quebra-
cie de cintillo, grandes orejas, ojos con da de La Guardia.
rasgos incisos y vivas pupilas, nariz promi- Pronto veremos cómo las instalaciones
nente y boca entreabierta con expresiva incaicas son más fuertes de lo que se supo-
dentadura, semejando a un anciano. nía, al comentar sitios más abajo o más
También se habla de un par de morteritos arriba del conjunto o núcleo de yacimien-
facturados en ónix y bióxido de silicio, tos que dos equipos de investigadores han
una mano de mortero en forma de falo, descubierto entre Cerro Castaño y La Guar-
una flauta de hueso con tres agujeros, una dia, precisamente en el área marcada por
espátula con mango antropomorfo, tam- las investigaciones de Iribarren, aunque
bién de hueso, una cuchara y varias palas éste sólo esbozó lo que más tarde sería un
de madera, y un objeto raro, como un hallazgo clave. El inicio de esta nueva etapa
palo delgado, de por lo menos un metro de estudios es obra de Seelenfreund, Vil-
de largo, con un anillo de cuero en el ches y Niemeyer en 1996, aumentando el
extremo más ancho, afirmado por un pa- rango territorial Cervellino y Gaete, de lo
lito que atraviesa madero y cuero. cual se ha dado buena cuenta en el capítulo
Son piezas de cementerio que pertene- anterior. El sitio 25, anunciado por los últi-
cen a la etapa tardía de Copiapó. No se mos autores con el nombre de Castaño,
puede asegurar si todo es de los tiempos corresponde a "Las Estacas" en el informe
incaicos, pero el grueso así lo sugiere, y con inicial. Ocupa una explanada sobre la terra-
detalles bien novedosos. Iribarren señala za norte del río Jorquera, a unos 2. 250m s.
en 1958 que en las cercanías de Cerro Cas- n. m., identificándose una agrupación de

225
montículos y depresiones que correspon- La cerámica tardía no sale del patrón
den a restos de sepulturas y probables habi- clásico en que coexisten las manufacturas
taciones semisubterráneas, en el noreste de locales como platos Copiapó y recipientes
la terraza, mientras que hacia el noroeste se Punta Brava con platos rectos de apéndice
concentran sepulturas localizadas bajo zoomorfo, Diaguita-Inca. No figuran refe-
grandes bloques de piedra con o sin asocia- rencia sobre cerámica cuzqueña y ya es un
ción de un montículo y estructuras pircadas hecho que a estas alturas poco o nada se
de uso habitacional. Un intenso saqueo manufacturó alfarería de esta categoría. Ni
deja a la vista parte de los entierros y mate- siquiera parece haber llegado alguna pieza
rial desperdigado, en su mayoría corres- de exportación. Reafirmando nuestras pre-
pondiente a fragmentación de cerámica, sunciones de que los rostros antropomor-
piedra tallada, implementos de molienda, fos emergen, o al menos se popularizan en
restos de comida y adornos. los tiempos incaicos de la zona, se mencio-
En un plan de conservación preventiva, na la coexistencia de "llamas esquemáticas
no se efectuaron excavaciones en el sitio, y cabezas humanas" en uno y otro tipo de
elaborándose un detallado informe donde plato Copiapó. También se encuentra la
se consigna la envergadura del yacimiento variante negro sobre rojo y crema, amplia-
y sus implicancias culturales en que se mez- mente registrada en sitios anteriormente
clan remanentes de los Períodos Medio y descritos.
Tardío, con una mayor representatividad Palas de piedra, manos de moler, pie-
espacial de las manifestaciones propias del dras molinos o morteros y conanas, se en-
último período. Un 30% de los rasgos ana- cuentran ampliamente representadas en-
lizados corresponden a evidencias de tipo tre los rasgos habitacionales, ligados, en
habitacional y más del 50% a montículos y general, a ecofactos como semillas de cha-
bloques erráticos aislados en función de ñar, huesos de mamíferos, roedor y pesca-
sepulturas selladas con piedras lajas. Las do, conchas de molusco y materia vegetal.
viviendas van desde simples refugios en al- Otros componentes de la piedra pulida son
gunos de los bloques aislados o simples pir- percutores, pulidores y un par de cuentas
cados adosados a bloques, en seguida vie- de collar circulares de malaquita. En tanto
nen grandes oquedades o depresiones cuya la piedra tallada se presenta a nivel de frag-
planta es generalmente circular o subcircu- mentos de puntas triangulares peduncula-
lar, que en la mayoría de los casos -sobre das, escasos raspadores de forma circular o
todo cuando sus dimensiones superan los semicircular y una alta popularidad de de-
80 metros cuadrados- se encuentran deli- sechos.
mitadas por grupos de montículos, y des- Un aro de plata, circular con un extre-
pués tenemos la construcción de recintos mo en espiral sencillo, es otro indicador de
pircados -o delimitados por piedras que lo que puede aparecer una vez que se prac-
insinúan rústicamente la presencia de un tiquen las excavaciones correspondientes.
muro- de planta generalmente rectangu- Los responsables del estudio creen que el
lar. Se destaca una estructura de más de 20 sitio pudo haber albergado a grupos más
m por cada lado, con muros de tres hiladas antiguos aún que aquellos del Período Me-
de piedra perfectamente ensambladas, que dio. Lo más claro es que las evidencias de
responde al típico patrón arquitectónico aquel período se presentan espacialmente
Inca. segregadas en el área norte del sitio, mien-

226
tras que el Período Tardío aparece repre- tos en el capítulo anterior sobre la Cultura
sentado en la totalidad del yacimiento. Pa- Copiapó. A decir de Cervellino, los recintos
las y depresiones son rasgos que forman más elaborados, que en pequeña escala
parte de tradiciones más antiguas. Claro marcan alguna presencia incaica en los si-
está que no se conocían depresiones habi- tios Copiapó, y la cerámica junto a la estruc-
tacionales tan grandes. Lo más que se acer- tura de piedras ensambladas en Las Estacas,
caba eran las plataformas de algunas aldeas denotan superposiciones sobre estructuras
Molle, mientras que ciertas plataformas organizativas Copiapó previas, distinguién-
más pequeñas y depresiones circulares indi- dose de esta situación el tambo frente al
viduales son parte del Período Medio en sitio de Los Fósiles, signado con el número
Cabra Atada. Debido a los sesgos propios 28 en el estudio de Cervellino, que identifi-
de una revisión superficial, no es posible ca a una unidad arquitectónica de origen
determinar a ciencia cierta si en los tiempos netamente Inca, con el mestizaje Diaguita
tardíos las palas de piedra continúan en correspondiente y vinculada a un camino
uso, ya que no se registran en sitios también incaico que asciende rumbo a pisos más
grandes como Iglesia Colorada, por ejem- altos antes de La Guardia.
plo, y más parecen surgir las palas de made- Las tamberías en dichos pisos son un
ra·desde los tiempos de la Cultura Copiapó argumento real en favor de la planificación
en adelante. En todo caso, nos quedamos de caminos adecuados. Por el río Figueroa,
con la conclusión de los investigadores en que permite ascender mucho más arriba
cuanto a que la magnitud del sitio 25 o Las delJorquera, prácticamente en línea recta
Estacas, a pesar de la disturbación que pre- rumbo a la laguna del Negro Francisco, el
senta, lo sitúa como uno de los yacimientos comentado trabajo de Niemeyer describe a
arqueológicos más importantes de la cuen- la tambería Las Coloradas, lugar que en los
ca del Copiapó y, más aún, de su tributario planos también figura como Pircas Colora-
el río Jorquera. das, en la unión del Figueroa con el río
Reuniendo los datos de los dos equipos Paredones. Estamos hablando de unos 13
de trabajo comprometidos con esta nueva km al interior de La Guardia, donde las
visión sobre el valle del Jorquera, no hay vegas de Las Coloradas quedaron ligadas a
dudas del fuerte impulso cultural otorgado diez recintos rectangulares contiguos y en
por los asentamientos que al menos desde serie, dispuestos simétricamente respecto
el siglo VI intervienen en la generación de de un eje longitudinal central. En la mayo-
poblados que, a la larga, producen un nú- ría de los recintos, ocupando un rincón de
cleo residencial de rápido crecimiento. Los ellos, todos situados en forma homóloga, se
sitios estudiados por Cervellino y Gaete re- encuentran espacios menores delimitados
flejan una continuidad donde florecen los también por pirca, sean de forma rectangu-
poblados de la mano de las comunidades lar o circular, donde no se excluye que
Copiapó. Allí se insertan luego algunas algunos fueran utilizados como silos. A pe-
obras del período incaico. Esta fuerte im- sar que no se encontró cerámica ni otro
pronta Copiapó también sería causa del indicador en superficie, se atribuye las rui-
crecimiento poblacional en Las Estacas nas a los tiempos del dominio incaico.
( Cervellino, Com. personal, 1997), aumen- Son lugares vegosos incluido el río Pa-
tando la supremacía que ya había quedado redones. Este topónimo podría referirse a
clara en el grueso de asentamientos descri- las ruinas vistas por Niemeyer o bien a otros

227
recintos cercanos. En planos antiguos ches el lugar se iluminaba. En estricta ver-
como el de Espinoza ( 1897) y Riso patrón dad, no tendría nada de raro pensar en
( 1909), aparece marcado como un punto sepulcros relacionados a escalas de acceso,
más de los lugares cordilleranos o identifi- claro que no tanto en la idea de mausoleos.
cando a un río tributario del Figueroa. En Cabe recordar las tumbas de Iglesia Colora-
ambos casos conviene prestar atención por da y el cementerio de La Reina en Santiago.
la posibilidad de una relación con arquitec- El problema radica en que el terreno revi-
turas indígenas al ser un nombre que alude sado es absolutamente plano y, más allá de
a paredes, a paredes grandes. Atención al eventuales modificaciones subactuales,
estilo de lo que hace Bárcena (1991) en el nada señala la presencia de construcciones
registro del dominio Inca en la zona men- al estilo de las referencias orales. La maqui-
docina, al barajar alternativas como "puca- naria excavó un zanjón con pared curva,
ra", "paso" o "puertas" cuando los docu- dejando un piso en descenso contra esa
mentos tempranos incluyen el término, pared. Lo más notorio en el perfil expuesto
señalando también que se trata de ruinas son capas naturales de pisos geológicos vie-
de construcciones posiblemente manufac- jos y nada permitió establecer algunas hue-
turadas con tierra como materia prima. llas que permitieran ftiar la posición de las
El camino recién iniciado con los des- tumbas alteradas o el indicio de alguna que
cubrimientos del valle del Jorquera se va se mantuviera in situ.
ligando a los datos antiguos y ya se arma un El caso es que todo el material recupe-
panorama más real sobre el aprovecha- rado fue obtenido de la remoción del gran
miento de las tierras altas. Es tema para los montículo de tierra depositado por lama-
años venideros definir con mayor certeza el quinaria fuera del zanjón. Al menos un par
papel de este valle en la estructura orgánica de osamentas estaban desperdigadas entre
incaica. Los contextos se perfilan con bue- el sedimento. Era cosa de escarbar a mano
nas expectativas y, aun cuando no se ve limpia para ir recuperando trozos de platos
todavía la emergencia de un poblado como Diaguita-Inca, trozos de un posible jarro
el de Iglesia Colorada, hay muy buenas evi- pato y un aríbalo, espátulas de hueso y ma-
dencias. Sin ir más lejos, un par de kilóme- dera, tubos de hueso con boquilla de made-
tros aguas abajo del conglomerado habita- ra, por lo menos una tableta en concha de
cional Cerro Castaño-La Guardia, vecino a ostión, una maza estrellada de seis puntas,
Trancas del Chañar, maquinarias en faenas un tumi, una pinza y una barrita de cobre.
agrícolas removieron sepulturas incaicas A primera vista parece que se trata de un
que aportan otros tanto materiales distin- contexto fúnebre donde no participa mu-
guidos de inmediato por su variedad y ri- cho la población Copiapó, porque no se
queza ornamental. Al respecto, mientras conocen tiestos de esta naturaleza. Los tro-
excavábamos en La Puerta en 1993, remon- zos de aríbalo y jarro pato son escasos, iden-
tamos hasta el lugarejo de El Chacay para tificando a lo más a una pieza por tipo,
efectuar una inspección al lugar de los ha- comparado con los fragmentos de platos
llazgos. Los lugareños, antiguos habitantes acampanados que corresponden a unas
del valle, aseguraban cosas que lindaban en cuatro piezas con los típicos motivos escale-
lo fantástico. Por ejemplo que allí existía radas, líneas oblicuas y ganchos rectangula-
una puerta de acceso a un subterráneo con res, combinando rojo, negro y blanco. Uno
sepulturas en las paredes y que por las no- de estos platos posee un par de franjas don-

228
de se aprecia la intención por copiar las establecen un centro metalurgista impor-
llamitas del estilo Inca Pacajes, pero no es tante, guerrean con los naturales copiapi-
más que un esbozo relacionado con aque- nos en un pucara, participan del reinado
llo que estimamos corresponde a un re- de uno de los dos señores principales del
cuerdo lejano de las singularidades altiplá- valle, y luego sucumben para dar paso a
nicas, una vez que pasa el tiempo para hechos históricos como la masacre de Juan
personas que arribaron de tierras lejanas. Bobón en su controvertido fuerte y a la
Cinco espátulas de hueso, de aquellas represión de Aguirre sobre los naturales
comunes para otros tantos sitios y una de rebelados.
madera más particular, acompañan a un Teóricamente se supone que La Puerta
par de tubos finamente elaborados, con sería el corazón administrativo de este terri-
boquillas de madera en que se labraron torio al interior de Copayapo. Es un sector
figuras humanas ataviadas, una en posición que constituye una singularidad en el valle
sentada con las manos sujetando las piernas debido a que allí se produce una notable
recogidas sobre el vientre, descalzo, con angostura en la serranía granítica y aparte
moño y un tocado rectangular simple. El de una posible situación de control estraté-
otro está parado, sin identificación de las gico, tiene una importancia práctica muy
piernas, vestido con una especie de cami- destacada por el hecho que se produce una
són y faldellín, las manos a la altura del
tórax, también con moño trenzado y toca-
do sencillo. Los ojos circulares cóncavos

Jjt
parecen haber albergado incrustaciones de
piedras semipreciosas, tal vez malaquita. El
personaje sentado también fue tallado en el 1.

mango de la espátula de madera, de cuerpo


más estilizado, careciendo de la parte supe-
rior de la cabeza, en tanto el mango mismo
está bastante torcido, conservándose sólo la
parte superior de la paleta (Láminas 28, 29 ¡.
y JO).

LOS DESARROLLOS EN EL
RÍO COPIAPÓ

l. De Painegue a Paipote
é .
l

En una historia que compromete a Viña del


Cerro, La Puerta, Punta Brava y Hornitos,
en el tramo superior del valle se va definien-
do un compacto conjunto de yacimientos,
Lámina 28. Potrero El Chacay, río Jorquera. l. Espá-
en las tierras que los documentos colonia-
tulas de hueso; 2. Espátulas de madera; 3. Trozo de
les distinguen como "el valle de Camas- adorno de espátula; 4-5. Tubos de hueso con boqui-
quil". Entre uno y otro punto, los incas lla antropomorfa de madera.

229
7

Lámina 29. Potrero El Chacay. 1-5. Fragmentos de platos acampa-


nados, el Nº 5 con el recuerdo de las llamitas Inca Pacajes; 6. Trozos
de jarro; 7. Trozo de aríbalo.

recuperación de los caudales del río en este evidencias. Por ejemplo, se reconocen sig-
punto (Niemeyer ob. cit.). Distante 56 km nos de arquitectura por medio de ciertas
desde Copayapo y unos 40 km de Choli- piedras que asoman en un terreno más aba-
guin, La Puerta es un sitio con una historia jo del cementerio de túmulos del Período ·
ocupacional antigua, como queda explica- Medio. La presencia de cerámica tardía re-
do en el capítulo sobre el Período Medio. fleja una mayor extensión del yacimiento,
Hoy se está abordaD-do el estudio de los lo mismo que un cementerio de túmulos,
recintos habitacionales emplazados en la un recinto circular, algunas bases de recin-
ladera izquierda del valle, para ir distin- tos cuadrangulares y una pequeña fundi-
guiendo aquellos que serían coetáneos con ción sobre una puntilla de cerro, en los
el funcionamiento del edificio mayor opa- dominios del vecino fundo El Fuerte, toda-
lacete. El avance de las faenas agrícolas mo- vía se conservaban en la década de los '70.
dernas ha borrado de la faz original algunas Las viviendas sobre la pedregosa ladera

230
r

cm 10

Lámina 30. Potrero elChacay. Tumi, punzón, pinza Lámina 31. La Puerta, río Copiapó. Palacete incaico
y maza de cobre. y tumi.

mayoritariamente son sencillas dependen- dos oeste y este, todas medidas de eje a eje.
cias con superficies más o menos horizonta- En 1974, Niemeyer constató que las pircas
les entre roqueríos, sin grandes depósitos aún se elevaban sobre 1,20 m, una altura
de desperdicios. Un par de excavaciones considerable para la situación de mayor de-
reafirman los hechos ya comunes sobre el terioro actual, a pesar del cuidado por par-
mestizaje Inca con las poblaciones locales. te de los dueños del fundo La Puerta. En el
La mayor diferencia se aprecia en la dedica- siglo pasado el historiador Sayago redescu-
ción para construir el establecimiento de bre las ruinas ocultas por un bosquecito de
arquitectura más sofisticada. Prueba de ello chañares y algarrobos, conociendo prácti-
es que en el ala izquierda del cono aluvial camente lo mismo que por extraña coinci-
de la quebrada de La Puerta, prácticamen- dencia aprecia 100 años más tarde Nieme-
te al pie del cerro y en un lugar adecuado, yer, acotando; "todo este edificio está
se construyó una plataforma y sobre ella circunvalado por una muralla a distancia
una estructura residencial algo compleja, de dos metros, que forma un cuadrado de
de típica arquitectura incaica, compuesta treinta metros por lado. Dos salidas se no-
por un muro perimetral que deja un espa- tan: la principal hacia el cerro del poniente,
cio de planta ligeramente trapezoidal, el de cuya base no dista sino el ancho del
cual tiene por lados pircas de piedra calza- camino público, que antiguamente pasaba
da en seco, con un espesor bastante cons- por allí, y la otra, hacia el sur, conduciendo
tante de 0,60 m y longitudes de 27,0 m y a un llano pedregoso".
30,55 m para los muros norte y sur respec- En el interior de la plataforma señalada
tivamente, y 28,70 m y 23,80 m en los costa- por Niemeyer se desarrolla el edificio habi-

231
tacional propiamente tal en torno a un pa- Sólo el papel de las excavaciones permi-
tio central amplio de 20 x 14,50 m, también tirá dilucidar el carácter de la construcción
trapezoidal. En los costados norte y sur se definitiva porque, reconociendo que el cro-
alzan cuatro recintos habitacionales en quis puede interpretar situaciones no rea-
cada uno, que presentan vanos de acceso les, se aprecian algunas diferencias entre
de 0,60 hasta 1,0 m de ancho, abiertos hacia uno y otro documento. Fundamentalmen-
el patio interior, con dimensiones entre te Iribarren considera a lo menos cinco
5,30 x 3,00 m a 5,70 x 3,70 m. dependencias más que Niemeyer. Hay
En el costado oeste del patio se alzan coincidencia en las "kolkas" y en los" pasi-
tres silos o kolkas con ti guas, con paramen- llos" a cada lado de ellas, produciéndose
tos interiores revocados de barro. Las dos una leve diferencia en el número de recin-
extremas son más grandes que las del cen- tos que van por los costados norte y sur, y
tro, con longitudes de 3,20 m que repre- además Iribarren determina que en el ex-
sentan una diferencia de 0,50 m con res- tremo oeste -donde Niemeyer acusa un
pecto a las más pequeña, compartiendo grado mayor de deterioro- por lo menos
todas un ancho de 2,60 m. Pese al aceptable hubo cuatro recintos grandes, a juzgar por
estado de conservación de las ruinas, en el los 8,50 y 6,30 m de frente que específica
lado oriental del patio aparecen restos muy para los recintos centrales.
destruidos de pircas que impiden definir lo Iribarren y Cervellino han practicado
que allí había. pequeñas calas de prueba donde la cerámi-
Desde el momento en que Sayago co- ca registrada siempre está dentro del fuerte
menta la presencia de estas ruinas como mestizaje aludido ya con vasta largueza,
expresión viva del Fuerte Juan Bohon, no pero no es nada lo excavado si se compara
se dudó de la veracidad de esta versión que con las interrogantes que nos impiden co-
cita un informe de una comisión nombrada nocer a fondo el único reducto, de todo lo
a fines de 16 77, para inspeccionar las tierras descubierto hasta ahora, que está pendien-
de Potrero Grande. Como Sayago no inclu- te en el estudio de las instalaciones incaicas
ye a estas ruinas en la labor encomendada principales en la zona copiapina. Las apro-
al agrimensor Francisco de Las Heras en ximaciones sobre el periodo colonial en el
1712, suponemos que ya eran cosas olvida- valle sólo hablan del supuesto fuerte de
das para aquel momento. No parece haber Juan Bohon en el lugar, sin referencias a
nada concreto que permita sostener que pueblo indígena alguno. Pasa lo mismo con
nos encontramos ante el fuerte español, a Viña del Cerro y la nula información sobre
no ser que Bohon haya sentado sus reales las ruinas arqueológicas, claro que los do-
en esta misma construcción indígena, pero cumentos distinguen al pueblo de Paine-
sería de suma utilidad conocer el documen- gue cuya jurisdicción abarcaba esos terre-
to histórico, por razones que saltan a la nos. Es posible que el chequeo de los
vista. Ante una alternativa que puede tener papeles históricos aclaren estas dudas.
varias aristas, lo real es una comparación Mientras tanto, son más claras las mencio-
entre el preciso trabajo topográfico realiza- nes históricas de La Puerta hacia Copiapó.
do por Niemeyer ( 1986) y un croquis a Desde la corriente interpretativa esta-
mano alzada levantado por Iribarren, segu- blecida por C.M. Sayago, se ha vinculado a
ramente en la década de los '60, por lo La Puerta directamente en relación con el
menos unos 10 años antes que Niemeyer. pucara de Punta Brava. De hecho son parte

232
de un mismo esquema que se encuentra en Cerro, por ejemplo, pequeños círculos con
estudio gracias a excavaciones que permi- una depresión central asociados a escoria
ten abandonar gradualmente las suposicio- sobre una pequeña puntilla en la margen
nes preliminares. Luego exponemos los izquierda de la desembocadura de la que-
avances en Punta Brava porque antes hay brada Majaditas, que antes reseñamos
que referirse al centro metalurgista de Viña como evidencias perdidas cerca de La Puer-
del Cerro. Una vez que nos hemos interna- ta, un par de círculos similares en un cerro
do en el valle principal, los datos arqueoló- junto a las viejas casas e iglesia de Carrizali-
gicos decididamente comienzan a cruzarse llo Chico, y los datos aportados por Iriba-
con referencias históricas sobre pueblos de rren sobre escoria en un cerro de Cerrillos
indios y otras vicisitudes. A su debido tiem- A, consignado en el capítulo anterior. No
po también saldrán a colación estos temas. se nos debe quedar en el tintero el hallazgo
El caso es que el centro metalurgista está de un crisol con su vástago en Carrizalillo
ubicado justo en la posición donde los do- Grande, un trozo de vástago en las últimas
cumentos históricos fijan la presencia del excavaciones de Iglesia Colorada y un peda-
pueblo de Painegue o Paineque, hoy Viña zo de cobre fundido de allí mismo publica-
del Cerro y Goyo Díaz, en palabras de Saya- do por Cervellino ( 1994). Hubo metal urgía
go. Existen referencias sobre sepulturas en más localizada o artesanal en las cercanías
potreros vecinos que le agregan compo- de Copiapó, en las vecindades de Viña del
nentes a un complejo arquitectónico que a Cerro (Los Loros), en el río Pulido y toda-
primera vista se aprecia demasiado aislado vía más arriba, en el río Ramadillas, pero
para la importancia que tuvo. La supervi- nunca en la categoría de todo un complejo
vencia de un pueblo indígena -aun cuan- industrial como el que ahora se describe.
do hasta ahora no tenemos más que un En relación a La Puerta, Viña del Cerro
nombre- nos hace pensar en una pobla- se encuentra unos 20 km al interior y se
ción más localizada en dicho espacio, antes compone de cuatro unidades que integran
que suponer sólo traslados desde otras par- campamento para el personal, habitacio-
te para hacer funcionar la empresa de ese nes para funcionarios administrativos, un
entonces. ushnu y una batería de hornos:
El sitio fue descrito parcialmente por
Iribarren en su monografía del año 58 y las Unidad A. Sobre la parte más plana y amplia
informaciones más pormenorizadas, inclui- de la cima, a 50 m sobre el piso del valle,
da una labor de restauración, se deben al compuesta de un gran patio rectangular de
tesón de Niemeyer y a la asociación con 58,5 x 52 m, limitado por un muro perime-
Cervellino. En la cima de un espolón roco- tral bajo de piedra y adobe. En ella se edifi-
so que avanza hacia el valle de Copiapó có el campamento y la plataforma o ushnu.
desde la sierra del Titiritero, en su flanco El campamento es un espacio rectangular
norte o derecho, los incas construyeron un en el extremo occidental del gran patio,
establecimiento dedicado a labores de me- construido con piedras esquinadas y adobo-
talurgia que hasta la fecha resulta único en nes de barro, calzado con barro, paramen-
la región semiárida e incluso parece como tos revocados con limo fino y pisos de barro
algo muy particular en las tierras del Colla- apisonado en las habitaciones. Es un con-
suyu. En el valle hemos detectado otros junto con dimensiones medias de 48 x 20,3
sectores con algunos hornos tipo Viña del m, en forma asimétrica, dividido en tres

233
'r-
'1
1

1
---
.J

L'amma32
. 0 v·-
ma del e erro. Plano d e 1 centro m etalurgico
, (N"Iemeyer 1986) , restos de cnsol
. y d e vastagos.
,

- 234
rectángulos de igual dimensión, comunica- dos y cerámica, prácticas de molienda de
dos por sus respectivos vanos de acceso al grano y molienda de terrrones de color.
patio mayor, como una especie de patios Restos de crisoles se recuperaron tanto en
secundarios que a la vez albergan tres pares los pasillos como en el interior de los recin-
de habitaciones con plantas interiores de tos. Las escasas piezas de metal que perma-
2,30 x 3,40 m, puertas de 0,60 como ancho necieron en el lugar corresponden a una
medio, centradas a sotavento en el muro pequeña hoja de cobre en forma subrectan-
este de ellos, y paredes con alturas a lo gular de bordes laterales rectos, anterior
menos de 2,30 m, conformando un espacio ligeramente curvo y posterior ligeramente
residencial de 48,2 m2. convexo, con una incisión oblicua en una
Se supone que el techo era plano lige- de sus caras. Otra pieza de cobre es un aro
ramente inclinado, en base a una torta de de cuerpo cuadrangular decorado geomé-
barro mezclado con paja de carrizo, de 1 Oy tricamente, con esquinas salientes y largo
hasta 15 cm de espesor. La existencia de gancho de suspensión (Láminas 33; Figuras
postes que sostendrían la techumbre por 1 y 2).
fuera de los recintos se registra en la habi-
tación 5, y corresponde a un poste de alga-
rrobo y uno de espino, con la base enterra-
da a 0,30 m. n
~/1
El ushnu fue erigido en el rincón nor-
deste del patio central. No tiene en planta
una forma exactamente rectangular sino
más bien ligeramente trapezoidal, con mu-
ros de largo muy similar que van de 5,90 a
6,20 m, escalinata de siete peldaños en el
extremo este del paramento sur, y relleno
con adobones y piedras. Su construcción
como única estructura en un sector especí-
fico del gran patio tuvo que ver con el lugar
donde se impartían las instrucciones sobre
la organización del trabajo y, teóricamente
hablando, sobre los asuntos más pertinen-
tes al proceso metalurgista, contabilidad y
control de las materias primas (minerales,
~
.
.

combustible), de los productos y de los ren-


'

dimientos obtenidos en la producción.


Las excavaciones se organizaron por
cortes que seguían los muros. Del examen
de los principales elementos hallados in situ
se concluye que la mayor parte de las activi-
dades de los artesanos se desarrollaba en
los pasillos y no en el interior de los recin-
tos. Es un área que concentra fogones, los

1

Lámina 33. Viña del Cerro. l. Aro ; 2. Lámina de


cobre; 3. Diversos morteros d el campamento meta-
mayores porcentajes de huesos de carr:téli- lurgista.

235
J
(
1.

1
Lámina 34. Viña del Cerro. l. Cerámica Punta Brava; 2-3. Cerámica
Copiapó; 4. Cerámica Diaguita; 5. Vaso rojo pintado; 6. Escudilla
playa; 7. Cerámica Inca Local.

La presencia de trozos de moldes y de das al proceso industrial que a la cotidiani-


crisoles atestiguan el trabajo metalúrgico, y dad casera (molienda de larnita).
los restos de cocina, los añicos de cerámica,
las piedras molinos y las manos, las tierras Unidad B. Es la segunda unidad arquitectó-
de colores, las cuerdas y nudos de totora, nica combinando piedras con adobones.
los cotidianos trabajos domésticos. En rela- Situada a valle de la A en una suave depre-
ción a este rubro, las piedras de moler o sión 5 m más bajo que la explanada princi-
chancoanas se encontraron en cierta abun- pal, ocupa una extensión de 240 m2 y se
dancia en superficie y estratigrafía, casi compone de un recinto con interior de 15
siempre entre el campamento, muro peri- x 16m, con un vano a sotavento de 1,20 m
metral oeste y el ushnu, con un fuerte des~ en el muro oriente. También posee un re-
gaste en su concavidad y muchos fragmen- cinto pequeño como los del campamento,
tados. Un área de molienda bastan te arrinconado en la angulación nordeste,
definida se ubicó en el pasillo junto al re- con acceso dotado de un umbral en el
cinto 4 del campamento, donde se acumu- muro sur, que agrega la presencia de un
laron seis molinos evidentemente más al poyo o plataforma interior de 1m de ancho
servicio de una molienda de sustancias liga- y elevado 0,30 m del piso, armado con ado-

236
Establecimiento metalúrgico de Viña del Cerro. En primer plano, los cimientos de la batería de 26 huayras
u hornos de fundir metal. Al fondo, la Unidad A que contiene el campamento, el ushnu y los muros perimetrales
(Restaurado).

Establecimiento metalúrgico de Viña del Cerro. El ushnu en el sector Nororiental de la Unidad A


(Restaurado).
bones. Se trataría de una habitación-dormi- piedras, pero en su interior llevaba unas
torio y es el único recinto que supone tal piedras y, mayoritariamente, adobes o pa-
comodidad, lo que hace suponer que aquí nes de barro.
funcionaba una especie de garita de con- Los materiales descartados en todo el
trol donde moraba el funcionario jefe del sitio se pueden agrupar en los siguientes
establecimiento. rubros:

- Cerámica. Considerando que se colecta-


Unidad D. Como fue descubierta en forma
ron 3.875 fragmentos, es sin dudas el rubro
posterior a las excavaciones centrales, alte-
de mayor preponderancia y dentro de éste
ra un tanto el orden que separa construc-
la decorada con pintura. El porcentaje más
ciones residenciales y administrativas de la
elevado pertenece a los grandes tiestos Pun-
unidad correspondiente a los hornos. Es
ta Brava que se emplearían como continen-
una casa muy sencilla de planta rectangular
tes de granos, aguas y otros líquidos. Siguen
de 6 x 4 m con muros muy bajos, de dos
en popularidad los platos Copiapó, consi-
hileras de piedras y de una hilada, construi-
derada la variante Negro sobre Rojo y Cre-
da sobre una explanada en la media falda
ma. Si la anterior constituye un porcentaje
del cerro, cerca de una vertiente situada
de 71,2%, esta última llega al 14,7% y am-
algo más arriba que las construcciones ar-
bas copan más de los tres tercios del total,
quitectónicas, con un desnivel de 17m con
acercándose mínimamente la fabricación
respecto a la U ni dad A, condición que per-
de tiestos en cerámica corriente café gris
mitía un escurrimiento gravitacional para
alisado, con un 9,2%. La cerámica Diaguita
alimentación del campamento. Esta mora-
con aculturación Inca es escasa y corres-
da, con fragmentación cerámica Diaguita-
ponde a restos muy pequeños y otros más
Inca en los alrededores, funcionaría como
definidos identificando a platos acampana-
puesto de control del abastecimiento de
dos Negro sobre Crema o Negro y Rojo
agua para el establecimiento.
sobre Crema. Los fragmentos que revelan
formas y decoraciones de tipo cuzqueños
Unidad C. Consta de una batería de 26 ci-
tampoco son muy abundantes y se refieren
mientos de hornos o huairas situados sobre
sobre todo a aríbalos, aribaloides, keros y
una loma recia y permanentemente ventila-
escudillas playas. Agrupándolos con restos
da a monte del campamento, distribuidos
Inca negro bruñido por ambas caras, llegan
en tres hileras más o menos paralelas entre
a un 2,8% del total.
si en dirección SW a NE con la cercanía de
minerales acumulados listos para ser proce- - Crisoles. Son trozos de materiales refrac-
sados. Los cimientos son circulares o ligera- tarios que incluyen los vástagos y los mol-
m en te elípticos, con diámetros variables des. Los restos de crisoles son parte de pie-
desde 2,0 m para el menor a 3,0 m para el zas cónicas de paredes gruesas en base a
mayor, y alturas sobre el piso de 0,30 m. Al una arena refractaria, con un agujero en el
excavar se comprueba un alto grado de fondo, complementados con un brazo o
deterioro de carácter antrópico. El Nº 6 vástago independiente, curvo y con agarra-
presentaba un emplantillado circular de dero. El ejemplar que inspira a estas formas
piedras de aproximadamente 3m de diá- es aquel encontrado aislado en Carrizalillo
metro y entre las piedras, argamasa deba- Grande (Niemeyer H. 1986), en tanto que
rro. Y el horno Nº 18, tenía un ruedo de un trozo de vástago también apareció aisla-

237
do en el descubrimiento de los últimos mu- - Vegetales y maderas. Cuescos de chañar
ros en Iglesia Colorada. En el plano local, ( Gourliea decorticans), caña de carnzo
la técnica de impregnar con una sustancia (Phragmites communis), trozos de madera de
blanca recipientes y vástagos, debe haberse algarrobo (Prosopis sp.), restos de postes de
generado en Viña del Cerro, logrando un algarrobo y espino (Acacia caven), palo de
suavizador de las paredes en con tacto con molle con amarras de cuerdas trenzadas de
el metal fundido impidiendo adherencia dos cabos, palitos teñidos de rojo, espinas
de éste a los poros del material refractario. de cactáceas ( Trichocereus sp.).
El estudio de los moldes todavía no se inclu-
- Fibras vegetales. Corresponde a cuerdas
ye en los informes, así como otros aspectos
retorcidas, y una lazada de totora ( Typha
de la producción de objetos de metal.
angustifolia) .
- Piezas de cobre. Ya fueron descritas las
- Textiles. N o se conservan más que las
únicas dos piezas que hasta el momento se
cuerdas ligadas al palo de molle, un vellón
han encontrado in situ.
de lana de llama (Lama glama) y un vellón
- Minerales y Escoria. De las prácticas indí- de algodón ( Gossypium sp.).
genas quedaron minerales amontonados - Huesos de mamíferos. También provie-
junto a las huairas, lo mismo que una rela- nen de la excavación del campamento, di-
tiva abundancia de escoria alrededor de sus vididos en una mayoría de restos de carné-
cimientos. Los minerales en su totalidad licios y en menor proporción roedores y
eran crisocola con variada proporción de aves que aún no se han especificado.
componentes, y la escoria estaba constitui-
da de cobre, plata, estaño y fósforo. - Productos marinos. Es otro rubro vincu-
lado al campamento, en base a vértebras de
- Piedra pulida. Corresponde a los moli- pescado y una relativa abundancia de mo-
nos ya descritos, faltando por señalar que luscos como caracol (sp.), loco ( Concholepas
tienen forma cuadrangular y ovoidal, ela- concholepas), ostión ( Chlamys (Argopecten)
borados de piedra granítica, arenisca roja y purpuratus), almeja (Protothaca thaca), cho-
lava porfirica: Se completa el rubro con las ro ( Choromitylus chorus) y una caparazón
manos de moler, los guijarros de cantos entera de equinoideo, erizo (Loxechimus al-
rodados dedicados a la molienda de tierra bus).
roja, y algunas piedras esferoidales usadas
como machacadores o martillos. - Misceláneo. Garra de felino, pluma de
ave y guano de llama.
- Piedra tallada. Es muy escasa y se reduce
El recuento de los materiales recuperados
a tres puntas triangulares con un pequeño
en superficie y estratigrafia en el campa-
pedúnculo y aletas, muy típicas desde el
mento, relata una febril actividad que pare-
Período Medio en adelante en la cuenca
ce comprometer a una mayor cantidad de
del río Copiapó.
personal flotante que la sugerida ocupando
- Semillas y otros vegetales agrícolas. Se cir- las piezas del campamento y la depend-
cunscriben al área de cocina del campa- encia de control. Unas 10-12 personas po-
mento, expresadas por medio ~de semillas drían caber en los pequeños cuartos, se le
de cucurbitáceas (zapallo) y corontas de suma al funcionario administrativo y unas 5
maíz ( Zea mays) . personas más que hayan ocupado la vivien-

238
da cerca de la vertiente y tenemos un núme- alude a estas tierras con el nombre español
ro aproximado de 18-20 trabajadores como que se impuso sobre el viejo Painegue:
mínimo. Pero ante la pregunta si son puros "Este lugar, llamado Potrero Grande, es
hombres trabajando entraría a tallar una la parte más fértil o, mejor dicho, la única
parte aún oculta de este contexto sociocul- parte realmente fértil y agrícola de todo el
tural, porque debería existir un sector resi- departamento de Copiapó. Su suelo, com-
dencial en lo llano del valle de donde pro- puesto enteramente de escombros y detri-
cediera mano de obra, entre ello la tus de las masas porfideas que la rodean,
participación de mujeres. Niemeyer piensa produce la mejor fruta, los más famosos
en un personal trasladado desde Punta Bra- melones blancos, higos, sandías, y aquí fue
va. También podría ser desde La Puerta, donde vi con placer pequeños campos de
aunque este último lugar se perfila más trigo. Un límpido arroyo de agua fría ser-
bien como el hábitat de un grupo jerárqui- pentea por un prado artificial de lucerna,
co. Pero nada está cerrado a las posibilida- sombreado de frondosas higueras. El vera-
des si se trata de lugares muy cercanos entre no de aquí es caluroso y llega tan temprano
sí. El desaparecido pueblo de Painegue
anda rondando a la hora de pensar en una
provisión local de operarios, sin perjuicio
de las necesidades por recurrir a gente de
otras partes.
Pensar en la existencia de un asenta-
miento mayor en el sector parece plausible.
Ciertas interrogantes de los mismos investi-
gadores del yacimiento plantean la posibili-
dad, primero, al descubrir que los molinos
y las manos, muchos de los cuales eran de
piedra ajenas al lugar, presentaban desgas-
tes que indicaban un uso previo en algún
poblado cercano, y luego en lo relativo a la
ausencia de corrales en el establecimiento,
que obligaría a generar el espacio necesa-
rio para la rehabilitación de las llamas car-
gueras en la caja del valle, al pie del cerro y
a orillas del río. Otro dato. En la segunda
expedición de Iribarren al valle de Copiapó
(1969), obtuvo un par de platos acampana-
dos Diaguita incaico y el cráneo de un adul-
to de una sepultura abierta en Palo Blanco,
"5 km al interior de Loros, en la orilla sur
del río". Vale decir, frente a San Antonio, al - - - - - - - 1 0 c m.

lado de Viña del Cerro (Lámina 35).


Aún más, las bondades de esta parte del
valle arrancó un preciso comentario del Lámina 35. Palo Blanco, hallazgos aislados. Platos
viajero Ignacio Domeyko, cuando en 1844 acampanados Diaguita incaico.

239
que, el20 de marzo, cuando yo vísítaba por Pueden faltar documentos por revisar que
primera vez estas regiones, ya estaban reco- desmientan este supuesto desconocimien-
giendo y secando la segunda cosecha de la to del centro metalurgista en tiempos histó-
higuera (los higos), en tanto que en Copia- ricos, pero se mantiene la impresión sobre
pó los árboles estaban aún cubiertos de un abrupto silencio de los hornos, crisoles
brevas. Cabe deducir de ello que en esta y producción de objetos de metal.
parte del valle de Copiapó el verano viene En una de las temporadas de excavacio-
dos meses y medio antes que en la costa, nes en Punta Brava ascendimos los zigza-
pese a que Potrero Grande dista apenas 15 gueantes caminos que conducen a las mi-
millas en línea recta del mar y a que la nas que figuran en documentos históricos.
superficie del valle, de acuerdo con mis La mayor extensión corresponde a vestigios
observaciones barométricas, se halla a de los últimos siglos que en más de algún
1.000 ó l. 200m. de altura sobre el nivel del caso pueden estar tapando labores indíge-
mar. " nas. Por lo visto, se trata de cerros plagados
Ignoramos si a estas mismas tierras se de huellas mineras y en esa rápida inspec-
refieren las crónicas que ponderan el ren- ción por lo menos detectamos una peque-
dimiento de los campos de maíces, pero ña mina aborigen, de corto desarrollo,
asoma otro aspecto para explicar el porqué unos cuantos metros más arriba de la pri-
de la emergencia de un conjunto de pobla- mera instalación histórica grande, subien-
dos cercanos, a los cuales se les está recono- do por el camino al costado este del pucará.
ciendo cada vez más su implicancia en el Un simple laboreo no basta para definir el
desarrollo de las poblaciones tardías del origen de esta mina, pero si la presencia de
valle. De hecho, la importancia del centro una pequeña muestra de cerámica mono-
metalurgista ha sido reconocida amplia- croma sobre una estrecha explanada exte-
mente por expertos en las culturas andinas, rior. Aunque no es mucho, a lo menos
pero la cantidad de problemas que se de- aporta algunas luces sobre las minas que
ben resolver en estos sitios requieren de estaban aportando materia prima para las
estudios a más largo plazo, en especial en el fundiciones. En este punto se ve una cone-
análisis más a fondo de los materiales recu- xión entre Punta Brava y Viña del Cerro,
perados, en una definición más certera de fuera de otra serie de vínculos normales
la organización interna del complejo indus- entre una misma población.
trial, en el tema de la minería incaica, en el
rol desempeñado por este complejo pro- Punta Brava. Para entender cómo se visua-
ductivo en el plano local y regional, en el liza este poblado fortificado es necesario
tema de la producción vs distribución, despejar algunos supuestos y dejar sentado
como también en los mecanismos de tribu- ciertas aprehensiones ante postulados vi-
tación hacia el Cuzco. Sin embargo, cabe gentes. El estudio de Sayago indica que en
señalar que sorprende la falta de referen- 1712 este paraje era conocido con el nom-
cias sobre un sitio como este en las crónicas bre de "Pucará del Inga" y en esa condición
y documentos coloniales. Es como si hubie- fue observado por el agrimensor Las Heras.
ra declinado su función antes del arribo de Vastamente se ha explicado que por estas
los españoles, al punto de pasar desaperci- tierras del valle lo común ha sido estudiar
bido para quienes revestía mucha impor- contextos fuertemente mestizados entre
tancia conocer la industria minera local. Diaguitas, Incas y Copiapoes, donde las pie-

240
zas Incas más puras figuran con escasa re- ma fragmentación cerámica. Mientras no
presentación. Quienes mandan en estas tie- se excave esto será un obstáculo permanen-
rras serían jefes locales que responden a la te para cualquier análisis, considerando
confianza de la jerarquía cuzqueña, con que es una construcción pircada cubierta
residencia en lugares cono La Puerta. Es la con una mayor cantidad de restos históri-
idea que expone Niemeyer ante la mayor cos.
presencia de cerámica local en Viña del Un segundo problema por abordar es
Cerro, avalando una organización a cargo la posible relación de este pucara con aquel
de funcionarios no cuzqueños. que describe la crónica de Bibar en 1558.
Los documentos coloniales hablan de Hay una serie de premisas que se deben
un gobernador incaico en el valle de Elqui, tomar en cuanta a la hora de confrontar el
sugiriendo que Copiapó es regido por fun- relato histórico con las evidencias concre-
cionarios supeditados a esa distante jerar- tas que hoy están a la vista. No se puede
quía. U nos cuan tos kilómetros aguas abajo decir de buenas a primera que este no sea
de Punta Brava, viejas excavaciones de Car- el lugar de la crónica. De hecho es el único
los Campbell obtienen ceramios y metales pucara conocido en el valle. Pero debe im-
más cuzqueños que luego se detallan. En la ponerse un análisis más exhaustivo de las
cima del pucara hubo una construcción posibilidades que se barajan, entre lo cual
mejor elaborada que Iribarren (1958) des- está el problema de las alteraciones produ-
cribió como un recinto cuadrangular, de cidas por la agricultura sobre evidencias
muros con esquinas, terminados con pie- extendidas hacia la parte llana del valle,
dras hiladas en ángulos rectos de aproxima- donde se reconocen restos de cerámica es-
damente 16 metros cuadrados, conserván- parcida en los viñedos.
dose alturas de 0,80 m. En el plan, lo único Punta Brava se encuentra a 60 km de
de patrón incaico es una pequeña pieza Copiapó, en la quebrada del mismo nom-
disonante con la otra arquitectura más sim- bre, en la banda derecha del río. Consta de
ple del poblado. un poblado sobre un áspero cono aluvial
Este es un reducto fortificado con po- unido a un espacio fortificado o pucara que
blación permanente, preparado para reci- se levanta en el flanco derecho de la que-
bir el aumento de residentes en casos de brada como un espolón que se interna en
emergencia. Haya sido o no la casa de un el valle, cubierto de recintos aplataforma-
principal peruano, hay que dejar un parén- dos en el faldeo, muros atravesados en el
tesis en el tema sobre la posible morada "embudo" de acceso a la cumbre y otras
"del curaca que representaba la autoridad construcciones defensivas en la cumbre
del inca" (Sayago, C. M. 1874), porque cada misma:
investigador experto en el sistema Inca que
ha visitado el lugar, llámese Rex Gonzalez, - El poblado al pie del pucara. Ocupa una
Raffino o Hyslop, quedó convencido que extensión en planta de 2 ha, entre el espo-
un edificio al otro lado de la quebrada Pun- lón y un lecho de cierta profundidad que
ta Brava está dentro del patrón arquitectó- corre por el otro costado de las viviendas.
nico peruano. Cervellino colectó un poco No existe una separación taxativa entre el
de cerámica en superficie y no se aprecian despliegue de los recintos sobre el cono
indicadores más contundentes, si compara- aluvial y aquellos que van trepando por el
mos con el mismo pucara y su numerosísi- sector fortificado, pero sí hay variantes que

241
distinguen dos categorías mayores y una nimos trozos de caparazones de erizos, de
tercera muy particular. conchas de choros, almeja y ostión, tam-
El grupo principal lo forman 60 recin- bién algunas vértebras de pescado
tos en forma de depresiones circulares a Bastante separado del núcleo principal
elípticas, delimitadas por muros de balones del pueblo, entre grandes bloques hacia el
superpuestos completado casi siempre por fondo del cono, existe una concentración
bloques angulares mayores. A veces se aglu- de ocho recintos circulares, que parece un
tinan dos o tres tangencialmente en eviden- pequeño conjunto de aquellos mitimaes el-
te relación de continuidad. En ocasiones, quinos. En el signado con el número 28,
se organizan los recintos alrededor de un una pirca se adosa a una roca y a primera
gran bloque rocoso que les brinda protec- vista no tiene nada de particular, pero en la
ción y no es raro que se aproveche un semi- excavación aporta una urna finamente de-
alero que puede servir de lugar de almace- corada en todo su cuerpo, incluido un ros-
namiento. Debido a lo accidentado del tro humano en el cuello. La particularidad
terreno, cada vivienda fue construida en radica en que es una pieza excepcional, de
cualquier parte donde fuera posible y éstas un estilo y técnica propia del valle de Elqui
se confunden entre los bloques de andesita (Lámina 37). El espacio interior práctica-
de variados tamaños, desde muy grandes a mente sólo mantuvo los trozos de esta pieza
medianos y chicos, todos de aristas vivas. y el resto es una escasa cantidad de otros
Treinta y nueve estructuras fueron ex- desechos.
cavadas y 13 recibieron atención parcial En la parte inferior del poblado se alza-
por medio de sondeos, con una profundi- ron estructuras más amplias delimitadas
dad promedio de 1O cm y en no más de seis por muros de piedra superpuesta en doble
casos de 20 cm, por eso que se obtienen hilada, sin argamasa. Son espacios más o
bajos porcentajes de desechos, contrastan- menos planos, como uno de forma polígo-
do claramente con los miles de fragmentos nal (Nº 18) con una superficie de 132 m 2,
cerámicos distribuidos sobre la superficie, que posee tres accesos visibles e incorpora
especialmente en la parte más próxima al en su lado suroeste un gran bloque de roca.
acceso del pucara. De más esta decir que el Como no arrojó material cultural, podría
sitio es el gran reservorio de cerámica Pun- tratarse de una especie de plaza. Otro espa-
ta Brava al quebrarse cientos de grandes cio vecino (Nº 19A) es amplio e irregular,
recipientes en el transcurso del poblado. de 75 m2, no enteramente cerrado, domi-
Las excavaciones confirman dicha popula- nado por un gran bloque andesítico que
ridad. Enseguida lo que más aparece, pero deja a valle un recinto protegido bajo alero.
a distancia de lo primero, son los restos de Tiene muros delimitados formados por
platos Copiapó normal y en la variante con acumulación de piedras sueltas. El del oes-
el fondo crema. Sigue el tipo Diaguita-Inca te corre paralelo a una calle o pasadizo que
en platos acampanados y el tipo café rojizo lo separa del recinto 18 y da acceso al inte-
alisado corriente. rior del poblado. En la superficie había una
Entre las escasas piezas de metal se en- gran cantidad de cerámica Punta Brava.
contró un posible brazo de pinza depilato- Un tercer espacio abierto (Nº 26) es
ria de cobre, mientras que el resto de los más complejo y de mayor dimensión, lle-
desechos se compone de fragmentos más gando a una superficie de 430m2, de forma
bien pequeños de huesos de camélidos, mí- poligonal delimitado por muros de doble

242
hilada. Está dividido en dos áreas desigua- 1,80 x 1,90 m, muros de 0,60 a 0,70 m de
les por una pirca casi en sentido norte-sur, espesor en piedra tabular canteada, calzada
comunicadas por un vano. Hay un sector con argamasa de barro, de altura prome-
grande o área superior y sigue otro menor, diada en 1 ,O m, y un vano de acceso en el
de 17 x 7, 70 m, que alberga a un pequeño costado oeste de 0,60 m, con umbral (Lámi-
recinto típicamente incaico de planta rec- na 36).
tangular, con dimensiones inferiores de La excavación más que nada significó

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1

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PLANTA

Lámina 36. Punta Brava. Plano del pucara, detalle de una plataforma de la cumbre y recinto único de patrón
arquitectónico Inca.

243
PLANTA
y ? 4 6 ? 1pm

~_;;¡~~=~BJlit~ -~
ELEVACION

Láffiina 37. Punta Brava. Edificio con rasgos arquitectónicos incai-


cos, urna del recinto 28 y plato acampanado de un plataforma.

un esfuerzo por despejar a este recinto de Desde este punto a las puertas del po-
escombros porque el interior estaba limpio blado, el "callejón" conduce al faldeo del
de desechos culturales. Además, el limitado pucara, cuyo tramo inferior está cubierto
espácio interno a lo sumo habrá permitido por un grupo de 14 plataformas construi-
la convivencia de dos personas. Eso y el das contra la pendiente, con una superficie
notorio contraste entre estos muros de ex- máxima de 8,0 x 5,0 m y una mínima de
celente factura con los mismos muros deli- 2,0 x 2,3 m, prácticamente sin muro de
!flitantes de la estructura mayor y con todo contención frontal. Las formas son elípticas
el resto ~e las viviendas, donde prima lo· a subrectangulares. La mayoría quedó ubi-
tosco, permite suponer que allí vivió un cada a un par de metros de altura y el resto
funcionario incaico de rango medio. Tal en la parte media a superior de la pendien-
vez una persona dedicada a controlar el te, cargadas al costado derecho. Estas últi-
acopio y distribución de minerales hacia mas apoyan su respaldo en la roca funda-
Viña del Cerro, por ejemplo, ya que están mental que flanquea el embudo de acceso
las minas cerro arriba y en el patio o área a la cumbre y estuvieron más protegidas al
mayor pudo apreciarse la presencia de par- quedar tras las murallas que cruzan ese em-
tículas de mineral de cobre como si fueran budo. Son superficies espacialmente inde-
producto de antiguas acumulaciones de mi- pendientes una de otra, vale decir no tie-
neral, permaneciendo lo más finamente nen relación de contiguidad entre sí.
molido. Al carecer de pircados y estar mimetiza-

244
El valle de Copiapó hacia aguas arriba de La Puerta. En primer plano, ruinas del Centro Administra-
tivo Incaico.

Pucara de Punta Brava y su embudo de acceso. Sobre el flanco derecho del curso medio del río Copiapó, a
unos 60 km de la capital.
das en el escombro de falda, pasaron desa- - La cumbre del pucara. El acceso a la cima
percibidas para los huaqueros. Eso permi- se consigue ascendiendo por un rodado
tió recuperar abundante cerámica Punta entre rocas grandes donde se encuentran
Brava, Inca-Diaguita y Copiapó. Lo inaltera- dos muros transversales pircados, de 30 y 40
do de los depósitos permite realizar cuan ti- m de longitud, que es preciso franquear,
ficaciones confiables, ya que prácticamente constituyendo las principales defensas del
se excavaron todas. Otra garantía es la posi- acceso. Por todo el resto del perímetro es
bilidad de efectuar montaje de la cerámica absolutamente inaccesible, de allí que en
in situ. En efecto, fue más o menos común estos bastiones pircados descansaba gran
recuperar gran parte de los tiestos que que- parte de la responsabilidad por evitar que
daron atrapados entre las rocas laterales a la cumbre fuera tomada.
las plataformas. En el mismo lugar resulta- Alcanzando el portezuelo que se en-
ba efectiva la identificación de los platos cuentra a cota 998 m s. m., y mirando al
Diaguita incaico y Copiapó. Si era necesa- suroeste, aparecen las estructuras que de-
rio se recurría a la revisión del desmonte fienden la cima propiamente tal: un muro
donde había filtrado otra buena cantidad de contorno a media ladera, que da vuelta
de cerámica. Lo que fue especialmente sig- la puntilla rocosa. Tiene 52 m de longitud.
nificativo en una de las plataformas más Más arriba se emplaza un nuevo muro más
elevadas, cuyo largo desmonte cubría un o menos paralelo al anterior a cota 1014 m
enorme porcentaje de trozos. Como es im- y longitud de 40 m. Todavía se conservan
posible recuperar recipientes Punta Brava algunas partes en buenas condiciones, de-
intactos y ni siquiera efectuar montajes, la mostrando la construcción de gruesos mu-
revisión de los pedregales hacia abajo de las ros constituidos por piedras grandes esqui-
plataformas es la manera más eficaz para nadas sin calzar y se ven más bien como
obtener grandes fragmentos que delineen amontonadas rústicamente. De las estruc-
las formas originales. Hay que decir que la turas más próximas a la cima que mejor se
única pieza de Copiapó completa es un mantienen, cabe citar otras plataformas
recipiente publicado por Niemeyer en su (números 23 al 37), distribuidas rodeando
obra de 1986, que volvemos a insertar en la cumbre, a una ligera menor cota por sus
este trabajo. Las urnas publicadas por otros costados.
autores son vasijas diferentes. La cumbre ha sido profundamente alte-
Entre las plataformas superiores se re- rada y es difícil reconocer la construcción
. gistraron trozos Punta Brava con aplicación que vieron Iribarren y Niemeyer a fines de
de cordones y detalles faciales por pastilla- los '50. Esta comprende una superficie útil
je, reflejando aspecto muy poco estudiados de 2.650 m2, a una cota de 1023, 4 m s.m.,
de esta alfarería copiapina. Además se des- con lo que la altura del cerro sobre el cami-
taca el registro de finos vasos café rojizos, no público antiguo que pasa a sus pies as-
que deben corresponder a la forma de los ciende a 143,40 m. En la puntilla del ángulo
keros, de simétricas siluetas, delicada elabo- nordoeste del cerro, a cota 1.002, aparece
ración y bases circulares notoriamente pla- un corto muro que interpretamos con una
nas. Elementos de molienda y corontas de función de atalaya, ya que desde ese punto
maíz, figuran en este inventario. En lo de- se domina un amplísimo sector del valle
más, siguen aportando con restos de camé- aguas abajo, mucho más lejos que Horni-
lidos, pescado y moluscos del Pacífico. tos. Desde la plataforma 31, del sector sud-

245
poniente, ocurre lo mismo respecto al valle Los guijarros rodados pequeños junto a
aguas arriba, es decir, de La Puerta más al los muros defensivos deben ser los proyec-
interior. Tales recintos son plataformas que tiles utilizados en las hondas. Mientras tan-
tienen su apoyo posterior en el cerro y pro- to, lo único que podría corresponder a una
tección de muro pircado en medialuna a arma hispánica fue una pequeña pieza de
valle. fierro cuadrangular, con un cierto filo, re-
Las excavaciones pusieron en evidencia cogida en una de las plataformas tras los
una ocupación no demasiado potente que muros en el embudo de acceso.
contenía apreciable cantidad de fragmen- Así como las minas sobre los cerros más
tos cerámicos, puntas de flechas relativa- altos ligan a una parte de la historia del
mente pequeñas, restos de conchas de os- pueblo con la producción de piezas metáli-
tiones, choros, almejas, locos y caparazones cas en Viña del Cerro, lo que indica que
de jaiba y de erizos. En todos los sectores hubo moradores en actividades de minería,
excavados no faltaron los desechos de ali- un alero en el fondo de la quebrada y otra
mentos del mar, lo que es coherente con la cavidad bajo una gran roca, a la vuelta del
popularidad de los asentamientos incaicos pucara, junto al camino antiguo, guarda-
en el litoral. Cuando no son asentamientos ban restos de los productos agrícolas culti-
con cerámica cuzqueña, son especies de vados al lado del río. El alero fue un lugar
colonias de pescadores surtiendo de pesca- de almacenamiento de porotos, muchos de
dos y mariscos al interior, cuya cerámica los cuales se conservaban cubiertos por ho-
deja mucho que desear comparado con la jas de algún arbusto local, en evidente in-
excelencia técnica acostumbrada. tención de conservarlos en buenas condi-
También se efectuaron colectas superfi- ciones, o esconderlos, ya que es un lugar
ciales en la pendiente de las plataformas, retirado del poblado. La oquedad bajo la
notándose una cierta mayor abundancia de roca es oblicua, baja y estrecha, permitien-
restos de platos acampanados y de escudi- do ocasionales permanencias de personas.
llas playas. De uno de estos derrames surge Un par de corontas de maíz podrían indi-
el registro de un anillo espiralado de cobre. car otro lugar de almacenaje más insospe-
Si Iribarren clasificó su material de acuerdo chado todavía ya que la revisión de estos
al espacio en que fue colectado, el próximo lugares más bien es obra de la intuición que
paso será comparar ambas colecciones para de señales_que conduzcan a su descubri-
ver en cuanto se cumplen nuestras aprecia- miento.
ciones. La cerámica recuperada en estrati- Queda pendiente lo relativo a la posible
grafia es de tipo Copiapó, Punta Brava y morada del representante del inca en este
Diaguita aculturada. Se advirtió que la últi- lugar. El problema es que ante lugares tan
ma alfarería aparecía más bien en relación cercanos entre sí, definir de buenas a pri-
con el nivel superior, sobreyaciendo a la mera dónde se instaló la jerarquía que con-
cerámica Punta Brava y Copiapó que abun- trolaba toda esta tierra del valle de Copiapó
dan en mayor proporción en el nivel infe- no es fácil mientras sigan quedando dema-
rior de la excavación. Este importante pun- siados cabos sueltos. Por las apariencias ex-
to es una punta de la posibilidad por ternas la prioridad la mantiene La Puerta
distinguir con mayor propiedad el panora- pero falta excavar el edificio central o "pa-
ma sobre la ocupación preincaica de este lacete"
pucara. A escasos 1 O kilómetros aguas abajo de

246
Punta Brava se encuentra Hornitos. Según material calcáreo abundante en la ribera
Sayago allí existió un caserío de labradores del río, un kilómetro aguas arriba. El diá-
cuyas acequias aún se manifestaban en metro y la hondura de las tumbas iba de
1677, y que fue rebautizado con el nombre 0,60 m a 2,00 m de diámetro y de 0,80 m a
español de "Las Puentes". Entre Las Puen- 1,80 m de profundidad. Los niños fueron
tes y Tres Puentes, como se conoce el lugar sepultados en las tumbas más pequeñas.
del anterior pucara, habría que dirimir si Hablar de una sepultura con un diámetro
sólo es alcance de nombres o hay algo más de dos metros es pensar en una fosa bastan-
de fondo. Hornitos está a la vista de Punta te elaborada si nos basamos en el informe
Brava, incluso unas fotografías de 1966 to- que describe paredes pircadas. A la distan-
madas por Iribarren que apuntan hacia cia viene a la mente el dato sobre el muro
este cerro están caratuladas como "Pucara detectado en tumbas las también muy ricas
de Hornitos" en vez de Punta Brava, mani- de Rodeo, río Pulido, y la versión más idea-
festando un vínculo sugerente entre ambos lizada sobre las tumbas colectivas de Potre-
lugares. Un pucara satisface las necesidades ro El Chacay en el Jorquera. Es decir, son
de la población a la redonda, de manera evidencias de contextos un poco más tar-
que no extrañaría tanto lo anterior. Ahora, díos que cementerios tipo Iglesia Colorada
si fue el pucara de La Puerta o de Hornitos o, en su defecto, coetáneos pero de una
es otro problema. mayor categoría. El asomo de la jerarquía
Las fotografías de Iribarren también política y administrativa que escasea como
muestran algunos detalles de las sepulturas evidencia concreta, aunque debemos pro-
excavadas en la década del '50 por Carlos clamar esto con los límites propios de situa-
Campbell. Se aprecia un terreno pedregoso ciones nuevas, sin apoyo aún de datos más
junto a un camino de vehículos, con pozos contundentes. Sería sugerente suponer
cilíndricos revestidos con piedras, en la que estamos en la huella de quienes respec-
quebrada de La Negra entre las casas de la tivamente administraron los territorios del
hacienda Hor_nitos y la planta hidroeléctri- Pulido, Jorquera y Copiapó, pero habrá
ca de Elisa de Bordos. Campbell descubrió que esperar qué dicen las próximas excava-
las tumbas entre grandes rocas diseminadas ciones, ya que las jerarquías no están sim-
por toda la quebrada, aunque ya era un plemente en todas partes. Hornitos es un
cementerio fuertemente perturbado. La ejemplo no común con sus materiales más
mención sobre el uso de los platos indíge- incaicos y nos ayuda a aceptar que no va-
nas por parte de los inquilinos, al margen mos a encontrar grandes cantidades de pie-
que sea o no verdad, grafica la riqueza de zas cuzqueñas, porque una vez instalados lo
estos contextos que llegan a incluir objetos incas, la alfarería de origen Diaguita es ab-
hispánicos. Basta apreciar la can ti dad de solutamente funcional a sus necesidades de
piezas obtenidas por Campbell de una sola orden cotidiano y ritual.
sepultura para darnos cuenta sobre la bon- Hay otros lugares con alfarería peruana
dad de las ofrendas: 32 objetos entre alfare- neta, y en ello habrá que establecer si son
ría, metal y torteros de piedra. los pasos de las primeras entradas al territo-
La mayoría de las tumbas fueron exca- rio semiárido, cuando el equipaje incluía
vadas en el piso ripioso preparando un foso sólo cosas importadas, o bien prueba de
recubierto por piedras unidas con barro, una permanente incorporación de utensi-
muchos tapados con trozos irregulares de lios que venían de afuera. Los cernen terios

247
de Coquimbito y Altovalsol, en el lugar don- perior del cuello, y un par reticulados café
de habría vivido el gobernador inca, no a lo largo de un solo frente del cuerpo.
destacan precisamente por la contunden- Contenía aquel residuo amarillo que he-
cia de alfarería foránea. Existen sitios con mos visto en algunas urnas, interpretado
piezas de mejor calidad. Por ejemplo, Lima- como maíz molido de chicha por Camp-
rí, Freirina y su llamativa ergología reparti- bell. El otro aríbalo es más fino, con la base
da entre objetos de ofrendas fúnebres nor- completamente cónica y dibujos negro so-
males y de santuarios de altura, y Caldera bre rojo rellenando todo el cuello (hileras
que se perfila como un lugar insospechado de rombos) y un frente del cuerpo con
desde el punto de vista de los intereses alternancia de campos cudriculados e hile-
IncaiCos. ras de rombos. Al lado opuesto sólo lleva
La tumba excavada por Campbell era dos líneas negras terminadas en grecas;
un pozo forrado adosado a una gran roca, Cuatro escudillas playas con cabeza de ave
con diámetro aproximado de 1,20 m y una y protuberancias en recuerdo de la cola y
profundidad de 1,80 m. Bastante, si se de- dibujos café-rojo. Un par más grande va de
bía excavar un terreno pedregoso. El relle- 15 a 17 cm de diámetro y el otro es parejo
no estaba compuesto por unos 50 cm de en 10,5 cm; Dos platos bajos de 15 cm de
ripio con varias piedras grandes encima de diámetro con borde evertido, exterior "rojo
una capa de barro, y luego un ripio donde ladrillo" e interior blanco con una guarda
habían fragmentos de cántaros. En el fon- de líneas negras y café rodeando la boca;
do había tres osamentas, lo que confirma la Una botellita de cuerpo esferoidal, cuello
presunción sobre las tumbas colectivas, con más o menos recto y asa oblicua. Altura de
cuerpos agrupados y no dentro de cámaras 15 cm con líneas en V sobre el c~ello y
laterales como en Iglesia Colorada, a pesar cuerpo con alternancia de líneas rectas y
que aquí la tendencia es más de carácter dibujos pequeños que no se aprecian, pero
individual. Un individuo estaba sentado deben corresponder a llamitas estilizadas
con las rodillas pegadas al cuerpo, mirando igual a otras botellas idénticas que se han
al norte, y los otros acostados. No hay distin- encontrado en Paipote y La Serena, recor-
gos de ofrendas individuales porque se ha- dando motivos Inca-Pacaje.
bla de una "nidada de objetos de cerámica" Los dos últimos ceramios son una pro-
como las que hemos visto en Iglesia Colora- ducción más local de la inventiva incaica.
da, y a lo más se puede percibir que porta- Platitos con la guarda sobre la boca existen
ban anillos de oro y plata, en tanto que uno en Caldera y Elqui, variando de puras rayi-
deber haber llevado un aro de plata y otro tas a combinación con triángulos. Otro ce-
de oro muy similares, y otro individuo un ramio es una especie de olla monocroma
aro de plata. que no describe Campbell, de cuerpo esfe-
roidal con una asa amplia en posición obli-
El conjunto de piezas comprometidas con
cua similar a las copas en pedestal, y cuello
las osamentas es la siguiente:
corto evertido.
- Cerámica. Comienza a aparecer al 1,30 El acostumbrado uso de alfarería regio-
m de profundidad y consta de 16vasijas: Un nal corresponde a seis platos acampanados
par de aríbalos de porte mediano (20 y 25 de un porte parejo (17-18 cm de diámetro).
cm de alto), uno decorado con sendas lí- U no, de fondo blanco, es rodeado por una
neas negras que rodean la base y parte su- franja rellena de líneas negras triangulares.

248
Otro tiene una franja a cuadritos, más del- tando de una tumba abierta otro aríbaló,
gada y quebrada en ángulos rectos. El resto una "copa" con asa y base en pedestal, un
son platos con diversos dibujos geométri- cantarito esferoidal con dos asas, un jarro
cos. Aquí hay una segunda evidencia sobre pato, dos cuencos chicos y un tortero de
vestigios de alimentos, al encontrarse pes- hueso (Lámina 38; Figuras 3, 4, 5 y 8).
cado en uno de los platos. El desarrollo de este cementerio hasta
la etapa de contacto con los hispánicos se
Completa la colección un jarro zapato rús-
aprecia en la entrega de abalorios a los
tico ennegrecido por el fuego.
indígenas, en una repetida presencia de
- Metal. Un par de anillos de oro con cuentas de vidrio veneciano. Campbell las
adornos espiralados, otro de plata con ex- colectó en tumbas saqueadas de niños,
tremos unidos por cortes en bisel, similar al acompañadas de muchas cuentas chicas y
de Punta Brava, un par de aros de plata y un grandes de concha, y un collar de puro
aro de oro. Aunque de distinto material, vidrio fue hallado en una sepultura de adul-
dos aros son idénticos, de cuerpo rectangu- to que además contaba con un palito en U,
lar con espirales en los extremos y largos de atalaje para cargar llamas, restos de hila-
ganchos con una pequeña cuenta ensarta- do fino, un pito de greda cocida en forma
da, mientras que el tercero es un alambre de "cabeza de negro" y restos de caña de
de plata rematado en un espiral; Dos alfile- coligüe. Iribarren recogió el mismo tipo de
res ( topus) de plata, uno con remate en cuentas europeas entre otras cuentas y tro-
espirales divergentes sobre el cabezal semi- zos de alfarería superficial.
lunar; Un cincel de cobre, de 11,8 cm de En este cementerio, cuya sesgada infor-
largo, con un extremo agudo y el otro rec- mación basta para darnos cuenta sobre la
to. abundancia de ofrendas, los objetos de la
cultura material incaica son mayoría. Ni un
Piedra pulida. Son siete piezas finas de solo aríbalo fue encontrado en el cemente-
2,3 a 3,7 cm de diámetro que se interpretan rio de Iglesia Colorada. Tampoco un plato
como utensilios de textilería (torteros). playo. Hay restos de estos platos en superfi-
Una estaba entre el relleno a 1 metro de cie y todo indica que faltaría registrar el
profundidad. De cinco piezas circulares, sector de tumbas con esta alfarería. Consi-
cuatro son conos truncados con tallados en derando las seis vasijas descritas por Iriba-
la base y la quinta un disco plano con dibu- rren, de las 22 piezas que forman el grupo
jo estrellado. U na sexta forma es ovoidal y total, más del 50 % corresponde a obras
la última rectangular sencilla (Lámina 38; incaicas más tí picas. Es una apreciación
Figuras 1, 2, 3, 5, 6, 7, 9 y 1O). parcial pero marca una tendencia diferente
Entre las vasijas también había una a otros cementerios. Además están los obje-
valva de ostión, que a todas luces debe tos de metal que aumentan el porcentaje de
corresponder a una de aquellas tabletas manufacturas de estilo Inca, reafirmándose
para alucinógenos que se repiten en Igle- una participación en desarrollos que vis-
sia Colorada y varios sitios hasta Ovalle. lumbran un mejor status, parecido a Rodeo
La revisión que realizó lribarren advier- y Potrero Chacay.
te que en unas 30 sepulturas, los pozos Aguas abajo de Hornitos antiguas refe-
circulares son la excepción y la mayoría rencias describen ceramios aislados antes
inhumaciones directas en el suelo, resca- de llegar a Copiapó. A la vez, siguiendo a

249
6
.
...
2
1

. l

o '
.
.

Lámina 38. Hornitos. 1-8. Ceramios reunidos entre Campbell e Iribarren; 9. Objetos de metal; 10. Adornos
(¿torteros?) d e piedra tallada.

250 ------------------------------------------------------
Sayago, a corta distancia de Hornitos seguía Totoralillo y Cerrillos, lugares incluidos
el pueblo de Paso Hondo, cuyo escaso case- por Latcham (1928) en la revisión sobre
río en 1677 no era más que algunos ran- alfarería prehispánica. De Totoralillo infor-
chos. Más abajo venía Camasquil, hoy Po- ma sobre una botella con dibujos negro y
trero Seco, donde Sayago alude a ruinas de blanco sobre fondo rojo oscuro, del tipo
una "aldea" indígena de mejor rango. Ense- hallado en Hornitos (llamitas estilizadas pa-
guida se salta a Nantoco, pero en los 15 cajes) y de Cerrillos procede una "ollita" de
kilómetros que median entre ambos pue- 16 cm de altura, con cuerpo esferoidal,
blos hay otros datos de tumbas incaicas for- base recta, un par de pequeñas asas inclina-
mando una seguidilla de evidencias donde das y cuello corto evertido. Está decorada
asoma Camasquil como probable cabecera. con dibujos negros sobre rojo; una ancha
Cosa que hay que afinar comparando los faja reticulada rodeando la medianía del
datos etnohistóricos con los arqueológicos. cuerpo y triángulos unidos, los de arriba
Hornitos, Paso Hondo y Camasquil están a invertidos, alrededor de la base y extremo
un paso. Allí hay un nudo por desatar. superior (borde) del cuello (Lámina 39;
A un paso de Nantoco también están Figura 1).

.
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___ _-_..-. - --:
.

0@] 2

7
Lámina 39. 1-2. Recipiente y
olla de base en pedestal de
Cerrillos; 2. Vaso San Francis-
10
co; 3. Escudilla de Paipote;

111
4-13. Materiales de Copiapó.
4-7. Ceramios; 8. Escultura en
piedra; 9-13. Alfiler, maza,
hacha (despoblado) , m ano-
12 13 pla y cuchillo.

251
El trayecto entre Hornitos y Copiapó ha punto central, de la mitad del cuerpo hacia
sido poco estudiado. El mismo Hornitos abajo. Es el único dato que existe sobre el
más bien es producto de la casualidad. En- lugarejo llamado San Francisco, figurando
tonces hay una treintena de kilómetros con en el mapa de Espinoza (1874) al lado de
referencias generales, en circunstancias Paipote. Precisamente, de este último para-
que allí se juega una buena alternativa para je que conserva el nombre indígena, es la
descorrer el velo sobre la administración otra referencia, relativa al hallazgo de una
incaica en el valle principal. Son escasas botella con motivos negro y blanco sobre
también las referencias sobre minas y pue- rojo. Es la cuarta botella del mismo tipo,
blos indígenas mineros. En este espacio, fuera de Hornito, Totoralillo y otra de Co-
unos 15 kilómetros al interior de Cerrillos, piapó, con el denominador común de las
en la quebrada Carrizalillo, Charles Darwin llamitas estilizadas que muy a la distancia
visitó unas ruinas que aportan una pista rememoran motivos altiplánicos.
concreta. Siguiendo un camino alternativo
que conduce a la cordillera por el noreste 2. La def"mición del Copayapo arqueológico
del valle, Darwin llegó en 1835 a Punta
Gorda, anotando en su diario: En recientes estudios de Advis y Cervellino
"En el valle en que me encuentro ac- sobre la travesía de Diego de Almagro por
tualmente, en Punta Gorda, las ruinas con- la cordillera (1994), se aborda el problema
sisten en siete u ocho pequeñas casas cua- sobre el lugar a que los españoles accede-
dradas, muy semejantes a las que he visto en rían en busca de pertrechos para socorrer a
Tambillos, pero construidas con una espe- la tropa que ha soportado una desastrosa
cie de bloques de barro que los actuales aventura por un puerto de nieve. Los análi-
habitantes no saben fabricar con tanta soli- sis previos hablan genéricamente de Copa-
dez, ni aquí ni en el Perú, según Ulloa. Esas yapa como el destino de la avanzada que
casas están situadas en el fondo del valle, en busca auxilio, pero todo queda en las supo-
su parte más abierta. N o se encuentra agua siciones. Las nuevas interpretaciones creen
sino a tres o cuatro leguas de distancia, y que el primer poblado visitado correspon-
aún esa agua es escasa y muy mala. El suelo de a Iglesia Colorada, basándose en la cer-
es estéril por completo y en vano he busca- canía de este lugar si se compara con la
do trazas de liquen en las rocas. Hoy, aun- cantidad de jornadas ida y vuelta requeri-
que se tenga la ventaja de poseer bestias de das para cubrir la distancia entre el Copaya-
carga, apenas si se podría explotar una po de las crónicas y la cordillera. La abun-
mina en tal lugar, a menos que fuera de una dante provisión de alimentos que se
riqueza excepcional. Sin embargo, los in- prepararía pudo salir de Iglesia Colorada,
dios eligieron, este lugar para vivir". pero este punto no era el pueblo de Copa-
A las puertas del despoblado, otro par yapa porque tenía su propio nombre: Cho-
de referencias aisladas, entregadas por el liguín.
mismo Latcham, remarca vestigios desco- Hay bastantes consideraciones para se-
nocidos del desarrollo incaico. Primero guir debatiendo sobre el particular porque
con un "timbal o" o kero de base plana, las dudas persisten, entre ello, el hecho que
similar a los fragmentos de Punta Brava, las crónicas tempranas no hablen precisa-
decorado con rectángulos negros-rojos, mente de Choliguín, salvo que sea un nom-
rectángulos concéntricos y círculos con bre más tardío. Donde no hay dos versiones

252
es en la certeza que Pedro de Valdivia sí tral es el hallazgo de los cementerios del
arriba directamente desde el despoblado lado este del cerro mencionado, de los cua-
de Atacama a Copayapo, el pueblo que se- les no sabemos qué parte correspondía a
gún Sayago daba el nombre a todo el valle. sepulturas incaicas. Mientras el sector prin-
La calidad de asiento principal indígena cipal en forma recurrente viene aportando
estaría refrendada por la existencia de "los información sobre contextos fúnebres de
Tambillos del Inga" que cierran por el sur esta época.
el perímetro del poblado, mientras que la Un par de puntos, por ejemplo, la Plaza
parte norte lo ocupa el barrio histórico de de Armas y el Hospital de la Mutual de
"la Chimba". Sayago plantea como un todo Seguridad, se alejan un poco de lo que fue
el espacio que va desde los Tambillos a la el corazón de una zona de cementerios
Chimba, no obstante, según sus palabras situada en la calle Chañarcillo entre Chaca-
entendemos que el núcleo residencial mis- buco y Colipí. A pesar que ninguna cosa
mo estaba en los "terrenos que hoy forman está demasiado lejos de la otra, las sepultu-
el barrio de la Chimba", es decir, en la parte ras en esas calles son las más cercanas al
noroeste de la actual ciudad. emplazamiento de los tambillos, un poco al
Pareciera que los Tambillos del Inga ya este, mediando el río entre ambos lugares.
son historia a la llegada de los españoles y No existen referencias sobre otro tipo de
sólo un punto de referencia para definir los arquitectura residencial, aunque se debe
límites de las posesiones indígenas que per- tomar en cuenta que el crecimiento de la
duran. Así como lo eran los cerros de Pun- cuidad ha borrado la faz original de Copa-
toc, Zelbata, Pismel yTalpop (Sayago, C. M. yapa y queda mucho por descubrir bajo los
1874). Este tambo estaba situado en las "in- cimientos actuales. Las sepulturas clara-
mediaciones de un cerrito redondo des- mente indican donde hubo actividades en
prendido de la alta serranía ... en la extremi- forma permanente y parece que señalan el
dad sur de la calle de Talcahuano, pasado espacio relacionado con una parte "anti-
el río ... ". La tradición oral prácticamente gua" de la población incaica, mientras que
ha olvidado tales referencias, y ningún blo- la Chimba se convertiría en la parte más
que de estas ruinas pudo ser conocido, ade- nueva que encuentran los españoles.
más porque Sayago advierte que el cerrito El vaso de oro publicado por Medina
estaba truncado por la extracción de piedras. (1882) encontrado en la "calle del Comer-
Lo que no cuadra mucho con la envergadura cio ... a cinco cuadras al oriente de la plaza",
que se le asigna a Copayapo es la calidad de nos lleva a la actual Avenida Henríquez y a
"tambillo", o sea, un tambo pequeño, para otro espacio fúnebre más antiguo aún. Su-
este reducto que se supone fue la morada del ponemos que los restantes comentarios de
representante del incanato en esta latitud. Medina sobre piezas arqueológicas de Co-
Los datos arqueológicos plantean la piapó corresponden al perímetro situado
existencia de dos núcleos de evidencias. El en la calle Chañarcillo o en su defecto,
principal situado en el centro de la ciudad dentro del perímetro que va de ahí a la
cargado hacia el río o extremo sur de la Plaza de Armas. Lo cierto es que desde los
urbe, y otro en la inmediaciones del cerro descubrimientos ocurridos a principios de
Chanchoquín o Zelbata. La única referen- este siglo hasta un par de rescates en la
cia que se puede comparar con la cuantía década del '70 y un último hallazgo en la
de las informaciones sobre el núcleo cen- Mutual de Seguridad, se reafirma la exis-

253
tencia de un lugar bien marcado con ce- son los referentes más actuales ~e una larga
menterios de la época incaica. En los años lista de hallazgos.
76 y 77 realizamos algunos rescates entre la En el plano de los descubrimientos an-
plaza y calle Chañarcillo. El primero corres- tiguos figura una escultura de piedra dura
ponde a una tumba profunda cuando repa- pintada de rojo que Barros Grez publica en
raban la pileta central, recuperándose par- 1895. La única indicación estipula que fue
te de una osamenta de adulto, un mortero, hallada al abrirse los cimientos de una casa
trozos de una urna Punta Brava y una olla en construcción y transportada al Museo
rústica que contenía un par de huesos de Nacional de Santiago por el ingeniero
camélidos ahuecados, como si fueran sopla- Francisco San Román. Su altura es de 25 cm
dores. En el mismo lugar, cuando se instaló y consiste en un personaje sentado con las
esta fuente, se había obtenido un jarro pato piernas estiradas sobre una plataforma rec-
muy particular que Oyarzún (1910) publica tangular, de vientre prominente, cara alar-
con lujo de detalles, demostrando una ca- gada y brazos doblados con las manos a la
beza de pájaro dentada (felinizada) y una altura de la sien, sujetando una especie de
serie de dibujos negro/rojo sobre fondo sombrero cilíndrico que Barros Grez des-
blanco (Lámina 39; Figura 6). cribe como un gran vaso cilíndrico (Lámina
Dos rescates al unísono se produjeron 39; Figura 8). Años atrás José Toribio Medi-
en Colipí y Colipí con Chañarcillo, a me- na había publicado algunos ceramios y pie-
tros de distancia uno de otro. En ambos zas de metal, recurriendo a informaciones
casos los vestigios surgen por la acción de más antiguas aún. Incluye un plato acampa-
maquinarias en trabajos de obras públicas, nado Diaguita incaico con escalerado exte-
donde el primero produce la destrucción rior e interior y una de esas botellas con asa
de varios platos Diaguita incaico, Copiapó y horizontal oblicua descritas desde Hornitos
al menos un par de urnas Punta Brava con a Paipote (Lámina 39; Figuras 4 y 5).
detalles faciales en pastillaje sobre el borde. Del viajero Bollaert toma apuntes sobre
En esa parte superficial no asoman restos unas sepulturas anchas y pequeñas, que se
humanos, pero al profundizar la excava- levantaban sobre el suelo en forma de mon-
ción apareció una osamenta muy encogida, tículos, hasta una altura como de doce pies,
como si hubiera estado dentro de un fardo abiertas en 1843, con vasijas de greda, pun-
funerario, sin ninguna ofrenda a su lado. tas de flechas, maíz, piedras de moler y
Más incaico resultó el hallazgo un poco más alfileres de cobre. Agrega Medina que el
al norte, lográndose la parcialidad de un botánico inglés Mr. Bridges obsequió a Bo-
cráneo de adulto, un aríbalo bastante fino llaert, en 1854, seis ejemplares de huacos
aunque no netamente cuzqueño, un par de extraídos de Copiapó, donados al Museo
platos acampanados también finos, con Británico, siendo uno de ellos una copa
aquellos detalles técnicos tan propios de la pintada. Y Bollaert se refirió además a un
alfarería de Copiapó (pasta, superficie, en- objeto de oro descubierto en una sepultura
gobe crema), una botellita de color rojo indígena en 1832, con la forma de un "pe-
con diminutas asas, una botella gris y una queño coco, abierto en su parte superior,
concha de ostión que hoy sabemos corres- que cuando se soplaba en él daba un soni-
ponden a las tabletas para contener aluci- do penetrante, y apretándolo con los dedos
nógenos. Estos materiales sin estudiar per- se encogía, pero recobraba su estado primi-
tenecen al Museo Regional de Copiapó y tivo cuando cesaba la presión".

254
Una hacha de cobre que se extravió en brazos sobre el cuerpo, además de líneas en
la "Exposición del Coloniaje" y un alfiler o la base y parte superior del cuello del reci-
topus de oro fundido, de 13,3 cm de largo piente abierto, serían dibujos apócrifos se-
con cabeza ancha en medialuna, pertene- gún Latcham por lo "tosco e imperfecto", a
cieron a la familia Prieto. La porra o maza pesar que el dueño de la vasija aseguraba
de cobre de seis puntas que publica tam- que ésta había sido encontrada tal cual (Lá-
bién Medina mide 5,7 cm de diámetro (Lá- mina 3 9; Figura 7).
mina 39;figuras 9y 1 O). Otra arma típica son De los albores del presente siglo, tam-
las manoplas y una de ellas procede de bién es el hallazgo de un plato Diaguita
Copiapó, reactualizada por Mayer (1986) a incaico con la figura de un par de estiliza-
partir de datos de Bird en 1946. Estas piezas das serpientes rodeando el cuerpo acampa-
y aquellas que no se conocen fisicamente nado, cuya descripción la toma Latcham de
sugieren un énfasis en la utilización de ar- un artículo de Oyarzún publicado en 1920,
tículos d~ metal entre los habitantes de Co- y de un aríbalo grande depositado en el
payapo. El mismo historiador chileno cita- Museo de Historia Natural de Santiago,
do dibuja un cuchillo de cobre con hoja pintado con un par de franjas verticales
rectangular que tiene un largo de 7,3 cm, compuestas por líneas negras externas y
con orificio de suspensión saliente el dorso, una línea blanca interior en zigzag. La ge-
otro cuchillo de hoja curva y orificio en la neralidad de tales informaciones sólo per-
hoja misma, figura en la obra de Mayer miten manejar un recuento de piezas aisla-
depositado en el Museo de Berlín producto das que no obstante sirven para graficar la
de una llamada "excavación Bastian", y con- recurrencia de contextos fúnebres en los
cluye el recuento de Medina con la cita terrenos del Copayapo prehispánico. Es
sobre una hacha de cobre encontrada en una época que no se ha vuelto a reeditar,
parajes del desierto por el norte, que luego incluyendo un cementerio descubierto en
se describe en relación a vestigios de mine- la calle Chañaral por trabajos de alcantari-
ría (Lámina 39; Figuras 11, 12 y 13). llado, con tiestos que en su mayoría deno-
Otras excavaciones formaron las colec- taban influencias incaicas (Cornely, F.
ciones de Armando Rivera, del Dr. Holz y 1956), culminando en lo que a nuestro jui-
del Sr. Hering traídas a colación por Lat- cio es el descubrimiento arqueológico más
.cham en 1928, la penúltima perdida en los importante hasta ahora, en la misma calle
canales del sur cuando iba con destino al Chañaral.
Museo de Plattdorf y la última depositada Por las referencias de Looser (1928)
en el Museo de Stuttgart. Un jarro de cuer- sobre una propiedad cercana a la ribera del
po doble perteneciente a la colección de A. río y el parecido entre Chañaral y Chañar-
Hering, de una sepultura descubierta "un cilio, las excavaciones de don Horacio Es-
poco al poniente de la ciudad", se compone poz en sus dominios debieron estar ubica-
de dos compartimientos esferoidales, uno das en el mismo lugar que hemos señalado
cerrado en forma de cabeza humana y otro como el corazón de los cementerios incai-
abierto, unidos por un asa puente. El fondo cos de Copayapo. El problema es que sólo
es rojo oscuro con ojos, boca y orejas pinta- se conocen ciertos detalles de las sepulturas
das de negro. Una decoración ~n líneas gracias a escritos de Looser y posteriores
blancas que contempla aros circulares, un comentarios de Cornely e Iribarren, igno-
pequeño tocado circular a rayas, un collar y rándose el destino de los utensilios, a ex-

255
cepción de tres urnas que fueron a parar a hermosas", "esmaltados con sorprendente
la colección Cruz Montt. Por unas fotogra- habilidad", "delicadeza e instinto artístico
fias de Iribarren, se aprecia un terreno den- verdaderamente admirable", "combina-
so en vegetación, con orificios profundos ción de diseños con interesante originali-
como la altura de una persona. Queda la dad", o "sorprendente naturalidad del pro-
impresión que las piezas alfareras fueron cedimiento para lograr los resultados".
exhibidas en una exposición, a no ser que El tono usual de la cerámica es de color
su ordenamiento obedezca sólo a los pro- crema y un pareen taje menor lleva diseños
pósitos de una sesión fotográfica. Figuran rojos y negros. Un grupo de tiestos de una
varias de las vasijas que describe Looser, manufactura más incaica comienza con el
pero hay más de lo que este mismo investi- aríbalo visto en las fotografias comentadas.
gador considera en sus artículos. Por ejem- El publicado por Looser también es fino,
plo, un par de aríbalos finos, uno de ellos con una fuerte dosis de elementos cuzque-
bastante cuzqueño con espigas y x dobles, ños como diminutos triángulos invertidos,
un jarro grande esferoidal con dos cuellos, mamelón en la parte superior del cuerpo o
rodeado por una franja pintada, una olla pequeñas orejas sobre el borde, combinado
esferoidal sin cuello, con asas verticales so- con una serie de T de extremos doblados
bre el labio, y a lo menos tres platos acam- en ángulos, en una franja vertical sobre el
panados más del que utiliza Looser como cuerpo perteneciente a una inventiva más
modelo. Por último, figuran tres vistas de local. Sigue una copa con base en pedestal,
cráneos que no sabemos si es uno mismo asa pequeña y frente del cuerpo lleno de
repetido en distintas posiciones, sin embar- protuberancias. Enseguida viene una escu-
go es clara la práctica de una deformación dilla playa con asa oblicua cubierta en el
anular que alarga el cráneo hacia atrás. interior por cuatro personajes idénticos
El grueso de los resultados obtenidos que forman una cruz, semejantes al sacrifi-
en la excavación los describe Looser en cador, de cuerpo esquemático, cabeza con
1928, y en 1932 se ocupa en destacar las tocado de "plumas", un hacha en la mano y
características de tres urnas policromas re- una figura de líneas "radiantes" que pue-
lacionadas con el estilo alfarero Diaguita. den representar un emblema de distinción
Las tumbas estaban localizadas en grupos o una cabeza cortada con la cabellera col-
de 10 a 12 sepulturas individuales, cada gando. Una pieza también con rasgos parti-
grupo separado del otro por una muralla culares es interpretada como un silbato por
de piedras. Las principales estaban rodea- Loo ser, basada en dos cuerpos en forma de
das por una pared de mampostería y dentro "huevo", unidos por una asa curva de don-
de estos recintos se encontraron los objetos de emerge el gollete y una figura de ser-
más valiosos. La mayor parte son vasijas de piente que imaginariamente atraviesa los
greda, encontrándose más de 300 tiestos, cilindros de lado a lado. Los peces del Titi-
luego vienen cinceles, hachas y otras herra- caca o suches que armónicamente "circu-
mientas de cobre, aros de oro y un cintillo lan" dentro de un pequeño plato de borde
del mismo material colocado en la cabeza evertido circundado por círculos y rayitas,
de un individuo. Looser le atribuye relativa es otro ejemplar con aires foráneos o, por
importancia a este descubrimiento, no obs- lo menos, con motivos importados, ya que
tante reconoce la calidad de la cerámica de estos platos conocemos varios en una
emitiendo juicios como "piezas realmente versión más simple, por ejemplo el par de

256
Hornitos, otros de Caldera y Coquimbo. Sobre el cuerpo van los brazos recogidos en
Para mayor redundancia, el plato de Copia- actitud de reposo, rodeados de una posible
pó lleva una franja por fuera con diminutos vestimenta a base de finos círculos, cuadri-
cuadritos negro y blanco. En una mezcla tos y otros dibujos pequeños, por detrás
más o menos esclusiva, una pequeña urna lleva la figura de un reptil, y el rostro está
antropomorfa que según Loo ser revela una dibujado esquemáticamente en el cuello
destreza magistral, está morfológicamente (Lámina 40; Figura l. Lámina 41; Figura 4) .
emparentada con jarros que aparecen de La indicación sobre alfarería con dise-
vez en cuando en sitios de Elqui y Limarí. ños rojos y negros puede estar hablando de

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3

Lámina 40. Copiapó. Colección obtenida en calle Chañaral. l. Cerámica representativa de patrón incaico;
2. Detalle de plato Copiapó; 4. Cerámica representativa de patrón Diaguita.

257
platos Copiapó, más allá de la escasa repre- que Sayago constnne su ubicación "a las
sentación que se hace de un rostro antropo- inmediaciones de un cerrito" solamente. A
morfo típico entre dos franjas verticales simple vista, el punto señalado por Sayago
con rectángulos estilizados. Ello da inicio al se aprecia "aislado'~ del conglomerado cen-
grupo de cerámica netamente regional, se- tral de sepulturas; estas figuran varias cua-
guido por un plato acampanado con una dras desfasadas al noreste de los tambillos.
guarda de líneas quebradas por el exterior Una cantidad de objetos de metal que
y el resumen del cuerpo de un ave reparti- aumenta el recuento realizado anterior-
do cuatro veces en el borde interno; por un mente, abundantes y variadas ofrendas, de-
jarro pato que parece llevar el rostro de un dicada atención para construir sepulturas
animal en vez de la acostumbrada cara hu- con mampostería, personajes con deforma-
mana, cuyo cuerpo es decorado por una ción craneana, etc., de nuevo exponen la
ancha franja donde se repite en forma presencia de un cementerio que se distin-
idéntica la T que comparten Diaguitas y gue entre los pares. La construcción de
alfareros de Arica; por jarros zapatos sim- paredes o pozos revestidos hace más real la
ples y uno con cola, alas de pájaro y bosque- versión que en Rodeo hablaba de algo pa-
jo de un rostro humano en el cuello; y por recido, situación que suponíamos como
otras cuatro urnas, una sencilla de greda una interpretación antojadiza de personas
corriente, con las infaltables asas oblicuas, no acostumbradas con el tema. Al cabo de
particularizando un rostro humano en el revisar varios contextos fúnebres incaicos
anverso y reverso del cuello, y las otras más del valle, es un hecho que el cementerio del
grandes, de 38 cm de altura máxima, con
caras zooantropomorfas pintadas en el an-
cho cuello y cuadrados con filigranas geo-
métricas sobre el cuerpo esferoidal, que a
no dudar son las urnas más finas del valle
de Copiapó, igual a la urna que se destaca
en Punta Brava (Lámina 40; Figuras 2 y 3.
Lámina 41; Figuras 1, 2, 3 y 5) .
Pese a lo sesgado de la información, nos
basta para saber que en terrenos por el sur
de la ciudad estuvo lo principal de la fune-
bria incaica local. Manríquez ( 1994) asocia
a los Tambillos del Inga con terrenos de L~
Viñita, ampliando más al este la extensión
de este reducto, o bien derechamente sugi-
riendo que su ubicación estuvo más arriba
que lo anunciado por Sayago. Debió existir
más de algún complejo arquitectónico aso-
ciado a esta gran área de cementerios, por-
que es muy poco lo que pudo representar
en ese sentido los hipotéticos tambillos. La Lámina 41. Copiapó, calle Chañaral. 1-3. Urnas de
referencia en plural da la idea de varios patrón Diaguita; 4. Urnita de patrón Inca Local; 5.
recintos o grupos de recintos, no obstante Urna variante Punta Brava.

258
montículo en Iglesia Colorada representa res que puedan definir las características
una etapa específica de la población, que del sector norte de Copayapo y la verdad es
requiere ser comparada con situaciones si- que éstos son escasos comparado con lo
milares, mientras que la.s tumbas de Rodeo, antes expuesto. Por ahora hay más alterna-
Jorquera, Hornitos y Copayapo forman una tiva de entrar por la vía de la Etnohistoria,
serie adscrita a otro momento de la misma agregando el análisis de las tierras de La
población. La cuestión que se mantiene en Bodega, inmediatamente al oeste, sin olvi-
discusión es ver si se trata de hechos diacró- dar el significado de los olleros que Sayago
nicos y por lo tanto un momento superior sitúa en los terrenos de La Chimba.
de desarrollo, o hechos sincrónicos que Por Chanchoquín bajó el camino del
muestran diferencias sociales de significa- Inca al valle y por ahí debió estar la guaca
ción, perfilando la situación de ciertos luga- sobre la cual Valdivia planta una cruz en
res con mayor status dentro del territorio nombre del cristianismo. En términos con-
ocupado. cretos, Chanchoquín fue parte de los inte-
En el inventario del Museo de Copiapó reses mineros de los naturales, con inconta-
están inscritos un aríbalo grande, otro pe- bles pozos desde la cumbre hasta el pie
queño y un plato acampanado Diaguita in- revisados por el viajero alemán Paul Treut-
caico encontrados en la intersección de las ler entre 1852 y 1858, tras la búsqueda de
calles Chañarcillo y Yumbel, señalando la minas de oro. Se trata de chiflones angostos
extensión de por lo menos una cuadra de y bajos donde la única solución para ingre-
un cementerio que tocamos levemente por sar es arrastrándose. En el caso de la mina
el este en la década de los '70 (Chacabuco- inspeccionada por Treutler hubo que en-
Colipí). Un par de cuadras más arriba, en trar en esas condiciones para luego encon-
la misma dirección, en esta década se obtu- trar una cámara que permitía sentarse y
vo un aríbalo en los terrenos de la Mutual enseguida pararse, hallando una osamenta
de Seguridad, que amplía las posibilidades acomodada en un nicho en la pared, en-
para detectar otras sepulturas. El inventario vuelta en harapos sobre un lecho de juncos,
registra otro aríbalo y la boca de un aríbalo, dos cinceles y un martillo de cobre macizo
anotados sin especificación de lugar dentro que recogió junto con rocas auríferas un
de Copiapó. Otras vasijas figuran con el poco más adentro. Esas cortas vetas no pro-
rótulo de "C. diaguita", "C. diaguita Cop- ducían desmontes y las minas se reconocen
pó", o "Atacama C. diaguita", dando a en- por una abertura redonda en la boca.
tender que nuestros conocimientos sobre Los españoles descubrieron minas de
la realidad del Copayapo arqueológico to- plata en 1770, y antes se habían extendido
davía son escasos. a Jesús María y Talinay, en serranías al sur
Más aún, un plato acampanado obteni- de la ciudad, también continuando las
do en 1957, procede de la arteria Yum- obras de los indígenas que dejaron "innu-
bel/ Circunvalación, junto al cerro Chan- merables minas de oro" o "explotaciones
choquín y más próximo a los cementerios de ese metal y de cobre" (Treutler, ob. cit.;
que Matus y Sierra excavaron en la década Asta-Buruaga, F. 1899). Obra de Treutler es
del '20. Es una incógnita saber qué parte de el descubrimiento de un par de poblados
esos cementerios pudieron estar compro- mineros indígenas en la sequedad del despo-
metidos con la historia incaica local. En blado de Atacama. Cabe recordar que Medí-
este tema en tramos a revisar los indicado- na publica una hacha de cobre de 11 cm de

259
largo, hallada "en una áspera quebrada de grafías de color rojo. Es una colina cercana
la provincia de Atacama, no lejos de donde a la quebrada, "de unos cien pies de altura
el camino llamado de los Incas se dirige y aislada en medio de la planicie arenosa,
hacia el cerro de Tres Puntas, en latitud de ... con unas sesenta viviendas pircadas ... mu-
26°42"' . Más allá del tráfico rumbo a Indio chas muestras de cerámica, puntas de fle-
Muerto, Doña Inés, Volcán Copiapó (con chas y grandes piedras de las que emplea-
un interesante santuario de altura), o San ban para moler el cuarzo y obtener oro".
Pedro de Atacama, los copiapinos erigieron Lo mismo que a Darwin cuando descu-
grandes poblados junto a sus minas que por brió el poblado en Punta Gorda, le llama la
ahora sólo conocemos gracias a las notas de atención a Treutler que hayan podido vivir
Treutler. No se trata de tamberías, sino de aislados en la candente arena del desierto.
verdaderos centros mineros en medio del Eso es parte de los pasos que necesariamen-
desierto, o mar de arena como apunta el te tendrá que dar la investigación de aquí
viaJero. en adelante. Las pictografías y su cercanía a
Inspirado en la tradición oral y su ver- una vertiente podrían tener algo que ver en
sión sobre enormes riquezas de oro, en esta situación. Ya los paneles con arte rupes-
1857 comenzó revisando la falda austral de tre en la pequeña Quebrada de las Pinturas
la sierra de Cachiyuyo para dar con una han concitado la atención por lo aislado de
veta indígena de más de mil pasos, grandes otras manifestaciones similares. Son evi-
desmontes y numerosas viviendas pircadas dencias más complejas de lo supuesto si
a ambos lados de la mina que revelaban un agregamos las muestras de fundición des-
número importante de operarios. La febril cubiertas, anunciando a un desierto activa-
actividad también se explicaba por "un sin- mente integrado a la vida de quienes mo-
número de antiguas fuentes de greda, algu- ran en el valle. En la quebrada de Paipote,
nas bien conservadas y provistas de ador- al sureste de Cachiyuyo, junto al camino
nos, pero en su mayor parte destrozadas, que asciende hasta el salar de Maricunga, se
... puntas de flecha, bolas de ágata, una gran encuentra el Puquios que Gabriel Guarda
piedra para triturar el cuarzo aurífero en (1987) señala como un pueblo de indios,
casi todas las viviendas ... y un cincel con dos seguramente en la connotación histórica
martillos de cobre macizo en una vivienda". que esto significa. Otra vez están compro-
En el recinto mayor se halló un bloque gran- metidas minas de cobre descubiertas en
de situado sobre otra piedra, que es interpre- 1795 que emergen a la sombra de viejas
tado como una especie de campana por un construcciones indígenas junto a los ma-
fuerte sonido que emitía al golpearlo. nantiales de aguas o "puquius" (Asta-Bu-
La experiencia permitió trabajar una ruaga, ob. cit.), cuyas relaciones con el pano-
mina contando con agua próxima, pero
rama arqueológico tardío de Copiapó es
también fue un probable impedimento
perfectamente posible.
para continuar con las obras ante la inun-
dación de la veta. En el lado opuesto, o sea,
Caldera y los Incas en la costa
sin agua a la vista, está el segundo poblado
minero que Treutler descubre en la parte De Copiapó al litoral no hay más informa-
septentrional de la misma sierra tras haber- ción que unas ligeras referencias sobre un
se internado en una estrecha quebrada con cementerio Diaguita incaico en el Fundo
abruptas paredes donde encuentra picto- María Isabel, más abajo de Monte Amargo

260
( Cervellino, comunicación personal 1997). siquiera se fabricaran allí las piezas, pero es
Directamente a la desembocadura del río un hecho su popular utilización y tenemos
nada pasa. Los con textos aparecen en Cal- la impresión que se convierten en prendas
dera y proximidades y Bahía Salada. Hay de alto valor, por eso se importan desde el
otras zonas como la desembocadura del río valle que cuenta con la tecnología adecua-
Huasco y Taltal que cierran por el sur y da para la manufactura.
norte el perímetro costero ligado a Copia- Los ejemplos sobran y andan rondando
pó, pero lo medular para nuestros propósi- por la vecindad norte de Caldera. De playa
tos se encuentra entre Caldera y Bahía Sa- Rodillo, que hipotéticamente se adscribe al
lada, con espacios muy poco conocidos dominio incaico por unos recintos pirca-
entre Chañaral y Taltal. dos, surgen laminas de cobre trabajadas en
Los incas revitalizan el uso de la costa y forja con 3 cm de ancho (lribarren, J.
en este panorama florece particularmente 1958). Incluso con la posibilidad que O bis-
Caldera. N o con tamos con el más leve ves- pito haya sido un asentamiento paralelo a
tigio de arquitectura que nos pueda relatar Caldera. En la colección del Dr. Holz había
cuál fue la condición del poblado allí asen- dos cencerros, una campanilla, un aro, un
tado. Ruinas de tamberías se han conserva- disco, un brazalete, un par de manoplas y
do en Obispito, próximo por el norte, pero dos cuchillos tumi de cobre (Latcham, R.
no es problema la ausencia de recintos en 1938). En la indumentaria de un pescador
Caldera porque son tantos los datos sobre Bergholz y Bergholz (1973) ubicaron una
materiales obtenidos de sepulturas que es- pinza, un par de cinceles, un cuchillo que
tos hablan por si sólo a la hora de comparar recuerda la traza europea, un anzuelo, tres
los distintos asentamientos en el ámbito láminas delgadas definidas como chispas
marítimo. agregadas a los anzuelos, tres punzones do-
En el análisis sobre la Cultura Copiapó ble apuntados de sección cuadrangular, y
adelantamos algunos datos sobre la máxi- una pequeña barra de cobre rectangular
ma expansión de los incas al norte de Cal- con impregnaciones de fundición (Lámina
dera, llegando hasta Taltal con poca fuerza. 4 9; Figuras 1 a 8) .
A la presencia de un par de vasijas con aire No importa la calidad de sepultura ais-
de aríbalos, de un trozo de aríbalo cuzque- lada de esta tumba en el extremo norte de
ño y escudilla playo muy fina, se debe agre- la Bahía Obispo, ya que su composición
gar una hacha T, cincel y un tumi , más otro está a la altura de los mejores registros en el
tumi de cobre encontrado en Paposo, pro- valle, si vemos que además hubo una table-
ducto de los estudios sobre metal de Lat- ta de madera con su respectiva espátula de
cham y Mayer en 1909 y 1986. Si dejamos de hueso, un aribaloide con decoración negro
lado un poco el rubro alfarería o se tuviera y ocre sobre beige, un plato Copiapó con
que depender de otro tipo de indicadores, manchas de cocción, pesas, cuchillos, pun-
no dudamos en tomar a los objetos de me- tas de flecha y torteros de piedra, adornos
tal como guía tras los pasos de los incas por de hueso, restos de tejido simple, cordelillo
la costa. Ya quedó claro en Copiapó, y en y otras pequeñas cosas como vértebras de
general en el valle, la costumbre de fabricar pescado o espinas de cactus. Las tamberías
prendas personales, armas y herramientas. que la misma investigación describe entre
No se puede asegurar si en la costa hubo playa Flamenco y caleta Obispito se conec-
una producción mayor. Es posible que ni tan con otros recintos en dirección a que-

261
brada La Lisa, pudiendo acceder a este 17). Siempre las herramientas son de corte
asiento incaico bajando por el valle o bien sencillo. A lo más otra hacha de este lugar
directamente por la quebrada de Flamenco se incluye entre las hachas T decoradas con
antes que el camino del Inca ingrese a Co- gancho, por un gancho bastante cerrado
piapó. sobre uno de los costados (Lámina 44; Figu-
En Obispito también hubo gente que ra 16).
venía de San Pedro de Atacama y es más Mayer incluye en su obra seis cinceles
conocido este lugar por el hallazgo de ties- de distintos largos ("Cinceles tipo Calcha-
tos negro pulido clásicos. La ocupación quí"), tres punzones doble apuntados de
inca gravitó en el desarrollo de comunida- los mismos que Obispito, cinco cuchillos de
des pescadoras cuyos basurales tendrían hoja rectancular ("cuchillos-placa"), la ma-
que ser más completos que los exiguos resi- yoría con orificio de suspensión sobre el
duos de los recintos pircados. En todo caso, dorso, un tumi ("Cuchillos con mango es-
cinco construcciones y dos "corrales", pare- trecho"), una maza con uno de los apéndi-
cen obedecer a algo más que a una calidad ces más largo, y una manopla. Otra mano-
de moradas para pescadores, porque se su- pla la publica Cervellino (1996) desde el
man los contenidos de sepulturas y la ubica- inventario del Museo Regional de Copiapó
ción en la desembocadura de un camino (Lámina 44; Figuras 12, 13, 14, 15 y 1 7) .
que baja directamente desde el despobla- La colección Echeñique, depositada en
do, para insinuar un panorama sobre tráfi- el Museo Nacional de Historia Natural de
co, posibles postas e intercambio entre cos- Santiago, consta de nueve pinzas fragmen-
ta e interior que por ahora sólo es posible tadas que se suman a las 17 nombradas por
Imaginar. Latcham, un aro grande de cuerpo rectan-
Una mayor cantidad de población se gular muescado, una "pieza hemisférica
asentó en Caldera. Aquí los metales surgen con cinco perforaciones", tres brazaletes la-
por todos lados cuando los coleccionistas minares, una placa rectangular, dos agujas
tenían terreno para explorar a sus anchas. largas, tres punzones doble apuntados, cin-
El trabajo sobre la metalurgia de Latcham co cinceles, la hoja de un tumi y una maza
en 1938 pone al día lo que se conocía en ese conpacta de cobre (Lámina 45; Figuras 2 a
entonces: cinceles, cuchillos rectangulares, 11). Otra placa de cobre rectangular del
cencerros, manoplas, rompecabeza, topus, mismo museo pertenece a la colección En-
anzuelos, placas rectangulares, aros, discos, rique Gigoux.
cascabeles, campanillas y pinzas. Lo más Los hechos hablan por si solos, de ma-
numeroso son los cinceles, herramientas nera que no cabe otra cosa que seguir cer-
que se repiten en hallazgos de distinta na- tificando la abundancia de piezas arqueoló-
turaleza hacia el sur. Los tenemos en las gicas del Período Tardío halladas en
proximidades de la desembocadura del río Caldera. La colección Echenique sigue con
Huasco, en Carrizalillo, en la costa de Ca- una tableta de madera que lleva un perso-
quimbo y naturalmente en los valles del naje esculpido en el mango, incorporada
sector. Si el cuerpo es más corto y el extre- tentativamente en el tema sobre la Cultura
mo de uso más ancho pasan a constituirse Copiapó, una espátula de hueso decorada
en hachas planas de acuerdo a la nomen- (Lámina 46; Figura 1), un palo de huso
clatura de Mayer ( 1986), de lo cual hay un (Lámina 45; Figura 12), torteros de hueso
ejemplar en Caldera (Lámina 44; Figura antropomorfos, collar con cuentas de cara-

262
coles, collar de piedra, restos de distintos los torteros antropomorfos, la colección
collares y una serie de ceramios, comenzan- Lodwig depositada en el Museo de Historia
do por una escudilla playo con dos pares de Natural de Valparaíso desde 1925, tiene
protuberancias que por lo general hacen diez miniaturas de piedra publicadas por
las veces de colas de aves, de fondo rojo con Ovalle en 1968, que están entre aquellas
dos gruesas líneas negras que circundan la piezas donde indistintamente se habla de
pieza por dentro (Lámina 45; Figura 1). torteros o adornos (mamíferos, aves, perso-
Otra escudilla lleva un par de protuberan- najes).
cias con orificios simulados, una cabeza de En la colección Echeñique además hay
ave en posición vertical con el cuerpo divi- un par de aquellos platos bajos de fondo
dido una mitad blanca con dibujos negros, café-crema opaco, con borde evertido ro-
y una mitad roja también con dibujos ne- deado por una guarda negro/ roja de rec-
gros. Entre los dibujos de Latcham halla- tángulos y líneas cortas, ya descritos en si-
mos una segunda escudilla con cola y cabe- tios del interior; un plato pequeño
za de ave, esta vez en posición horizontal, acampanado Diaguita incaico; otro plato
con el interior del recipiente cruzado lon- Diaguita en transición a acampanado; un
gitudinalmente por una guarda con líneas plato Copiapó rojo monocromo con un par
y X (Lámina 42; Figura 7). A propósito de de asas ovoidales compactas levemente in-

Lámina 42. Caldera. 1-6. Aríbalos; 7. Escudilla; 8-9. Piezas finas.

263
centro que a su vez responde a una cabece-
ra seguramente situada en Copayapo. Así
como no se discute la importancia que ad-
quiere el metal entre las comunidades cos-
teras, también habrá que convenir en la
dificultad por encontrar alfarería que no se
vea afectada por deficiencias en la elabora-
ción y cuando hay vasijas más finas éstas
parecen corresponder a artículos adquiri-
dos en el interior. Es decir, la producción
local tiene problemas para homologar la
técnica de los alfareros del valle. Uno de los
ceramios de Obispito muestra deficiencias
de cocción que puede obedecer a la falta de
leña adecuada para un resultado óptimo.
En la colección Echeñique también se ven
11 detalles de imperfección, acentuándose el
problema en la alfarería de Bahía Salada,
donde se agregan dificultades para lograr
Lámina 43. Caldera. Diversos ceramios obtenidos en
formas regulares.
antiguas excavaciones.
Luego veremos algunas diferencias de
calidad entre la alfarería del litoral que
clinadas hacia abajo; un pequeño cuenco
pueden sugerir diferencias sociales entre
de factura burda café asalmonado; y dos
los habitantes. En la pesquisa tras la cerámi-
jarros zapatos u ollas asimétricas.
ca costera, surge otra colección de Caldera
En colecciones miscelánicas se corre el
fechada en 1885, con manchas de cocción,
riesgo de mezclar algunas cosas, pero en
platos monocromos que normalmente son
este caso se ve coherencia en que tras la
policromos, formas imperfectas, o decora-
elaboración de los objetos estuvo la mano ción elemental. Por un cráneo marcado
de artesanos Diagui ta incaicos. En esas con- con la misma fecha y el nombre de "colec-
diciones podemos incluir un par de cucha- ción Echeñique", . es posible que las siete
ras de madera de 15 y 19 cm de largo, piezas que forman este nuevo grupo tam-
pertenecientes a la colección Lira de 1883 bién correspondan a dicho conjunto. Se
(Lámina 45; Figura 13) . trata de una botella de 9 cm de alto con asa
A esta altura cobra notoriedad el énfasis estribo, vertedero centrado en el asa y cabe-
de los incas por instalar gente en la costa, za humana con deformación anular erecta
controlando las actividades locales desde modelada en un costado del asa, con expre-
Caldera. Hipotéticamente podemos supo- sivo rostro de boca perforada. Tiene diver-
ner que los convoca la calidad de los recur- sas decoraciones en tono negro sobre fon-
sos marítimos y la alternativa de contar con do café-crema, lo mismo que en el cuerpo
una vía de tráfico más expedita hacia los de forma esférica y base plana. Un jarro
valles más sureños. Al concentrar la admi- pato pequeño, de pasta café bañada con
nistración local en un solo punto o a lo más una delgada película crema borrada casi
dos, incluyendo Obispito, cuentan con un toda, posee un rostro que va entre una

264
12 13
10 11

6cm.
1-------o

14 15 16 17

Lámina 44. Caldera. Cerámica y abundancia de metal.

265
se habían encontrado varios jarros patos en
Caldera, considerando en ese rubro a una
pieza que lleva la figura de una ave pero
que nada tiene que ver con lo otro. Más
bien es una botella de cuerpo esferoidal,
cuello recto levemente evertido, con una
cabeza y cola de pato entre el cuello y cuer-
po, decorado con franjas en forma de guir-
naldas blancas sobre rojo (Lámina 42; Figu-
ra 8). También hay de aquellos jarros patos
normales, por ejemplo uno que publica
Cervellino en 1996, con toda la indumenta-
ria decorativa clásica, llámese rostro huma-
no de ojos con lágrimas, tocado o peinado
dividido en dos partes, collar, brazos reco-
13 gidos sobre el pecho, etc. (Lámina 44; Figu-
ra 6).
Lámina 45. Caldera. Colección Echeñique. l. Escudi- De la autoría de Latcham en su obra de
lla; 2-11. Objetos de cobre. 2. Adorno. 3. Aro. 4.
1928, también son los dibujos de una bote-
Pinzas; 5. Aguja; 6. Punzones; 7. Cinceles; 8. Brazale-
tes: 9. Placa; 10. Maza; ll . Tumi; 12-13. Huso y cucha- lla bastante incaica, de amplia base, cuerpo
ras de madera. triangular, asa oblicua y cuello corto de
labio evertido, con tres líneas negras ro-
deando la base del cuello sobre un fondo
forma de ave y mamífero, mientras que el rojo (Lámina 4 2; Figura 9). Otra botella
gollete remata en un ensanchamiento roja, de cuerpo esferoidal, asa ancha y cue-
como una copa grande. Enseguida viene llo largo levemente vertido, está dentro de
un pequeño cuenco subesferoidal de labio la categoría más incaica (Lámina 43; Figura
reforzado hacia el exterior, con una línea 1). Un par de platos bajos corresponden al
negra horizontal en zigzag apenas percibi- tipo que se manifiesta popular con sus guar-
da, rodeando el borde por ambas caras so- das de rayitas de colores rodeando el borde
bre un fondo café cremoso; un plato subes- interno, otro plato es acampanado sin dibu-
feroidal como los platos Diaguita 1, café-gris jos y un par lleva motivos que a la distancia
monocromo; un platito medio acampana- podemos reconocer como dibujos Diagui-
do sin pintar; otro en forma de puco subes- tas (Lámina 44; Figuras 1 a 5) .
feroidal hondo, café rojizo; y una ollita aza- Un cementerio de Caldera descrito en
patillada leve, con un mamelón apuntado otro trabajo de Latcham del año 28, cuenta
imitando una agarradera, de tono café na- con alfarería no del todo incaica, donde
tural con manchas de hollín. hay detalles Diaguitas. Latcham le atribuye
La transformación del g~llete de los un origen "Chincha" de la última época
jarros patos en embudo o copa es una con- preincaica y a falta de análisis más actualiza-
dición que se comienza a notar en el área dos se incluyen algunas piezas en el presen-
de Copiapó; está el caso de la plaza de te trabajo (Lámina 43; Figuras 2 a 7 y 11) .
armas de la ciudad y el recién descrito para El uso de aríbalos en Caldera fue de
la costa. Latcham informa que en su tiempo relativa abundancia. Oyarzún (1910) publi-

266
ca cuatro, retomados más tarde por Lat- más próximas a la iconografía incaica pare-
cham, Loo ser uno ( 1927) y Cornely un sex- cen no tener problemas. Como no hay de-
to más aribaloide (1958). El más fino en talles tumba por tumba y todo entra en un
decoración es idéntico al aríbalo de Copia- grupo de datos generales, es difícil saber la
pó publicado por Looser y se diría que son relación de las ofrendas en cada sepultura
piezas gemelas. Al ejemplar de Caldera, y las diferencias entre los cementerios. De
que también pertenece a la colección Eche- todas maneras es posible trabajar con algu-
ñique, le falta la boca y una de las asas, pero nas hipótesis. La principal sería que la me-
están las líneas que circundan el cuello, el jor alfarería perteneció a la gen te de mayor
mamelón en la base del cuello, los múlti- rango en la costa, aunque también ten-
ples triangulitos y la franja central vertical drían que depender de un porcentaje de
recorrida por una línea en zig zag de donde vasijas de menor calidad. En consecuencia,
nacen las figuras en T que aporta el estilo el registro de aríbalos y similares puede
Diaguita. Todos son imitaciones de las for- convertirse en un indicador respecto a la
mas cuzqueñas o más bien, representativos presencia de asentamientos de una catego-
de la alfarería Inca local. Es la cerámica que ría diferente a otros yacimientos. Lo mismo
nace en la región una vez asentado el domi- que en el interior, en estas situaciones tam-
nio incaico. Los otros tres aríbalos reunidos bién está en juego definir los problemas de
por Oyarzún son muy parecidos entre sí, sincronismo y diacronismo que pueden es-
donde se ha transformado la franja vertical tar implícitos en la comparación de los con-
de rombos concéntricos cuzqueña en rom- textos.
bos reticulados más imperfectos, en medio Latcham y Cornely consideraron la
de campos rectangulares cuadriculados o buena presencia de cementerios como sig-
reticulados (Lámina 4 2; Figuras 1 a 4). no de un considerable poblamiento en el
El aríbalo comentado por Looser tam- litoral. De acuerdo a los conocimientos ac-
bién es parte de la colección del Museo de tuales, el aumento demográfico en la etapa
Historia Natural de Santiago, carece de la de las poblaciones agroalfareras se produce
boca y la superficie es rojo natural, en tanto en el Período Tardío y buena parte de los
que el de Cornely es de una forma más 25 cementerios que Cornely cuenta entre
esferoidal, de fondo blanco, los mismos Caldera y Totoral deben pertenecer a ese
campos rectangulares reticulados negro, y momento de auge. De Caldera al sur prác-
el centro con una franja vertical de dos ticamente no se interrumpen los cemente-
líneas internas onduladas de color rojo, si- rios, donde el metal es uno de los signos de
milares a las líneas de los platos Copiapó continua presencia. Cornely recoge la ver-
(Lámina 42; Figuras 5 y 6). sión sobre el hallazgo de brazaletes y tobi-
U na vez reseñada toda la cerámica que lleras de plata frente a Isla Grande, que
hasta la fecha se conoce de Caldera, surge acompañarían a tres finas espátulas de hue-
otra situación digna de ser considerada. La so decoradas al más puro estilo andino, con
menor,- calidad en la alfarería costera es el alter ego y el personaje sacrificador (Lá-
particularmente notable en piezas que co- mina 46; Figura 2) .
rresponden a la tradición local. En otras Por ahora no se encuentran aríbalos al
palabras, los índices de peor calidad están sur de Caldera, así como en Caldera no hay
en la cerámica nacida en la región, mien- urnas. Este puede ser un comentario relati-
tras que aríbalos, escudillas u otras vasijas vo si todo el análisis se basa en informacio-

267

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~cm
cm.

Lámina 46. Espátulas de hueso. l. Caldera; 2. Isla Grande; 3. Bahía


Salada; 4. Totoral (incluye un tubo de hueso).

nes con muchos sesgos, aunque ayuda a caico y urnas polícromas, donde el común
considerar esta situación en lo sucesivo. Si denominador es la imperfección enlama-
es real la ausencia de aríbalos en tierras nufactura de los tiestos: urnas con motivos
como Bahía Salada, Pajonal y Totoral, se geométricos que no pueden ser considera-
reafirma a Caldera como el asentamiento dos desprolijos, pero aplicados sobre for-
principal que tuvo la administración inca mas ·imperfectas levemente derrumbadas,
en la costa de Copiapó, pudiéndose reto- de bocas y bases irregulares y manchas os-
mar la hipótesis sobre jerarquías de asenta- curas que se expanden desde el interior
mientos en el litoral. Las revisiones realiza- hacia la policromía externa. Los platos tie-
das en Bahía Salada desde las dos nen problemas parecidos de irregularidad
expediciones de Francisco Cornely en el en la forma y dibujos manchados de negro.
verano de 1935, no han conseguido ubicar Las sepulturas también pueden contar
aríbalos, escudillas o algo parecido. La co- con tabletas en conchas de ostión pulidas,
lección Gonzalo Domínguez publicada por manoplas, punzones enmangados en ma-
Cervellino en 1996, está compuesta por pie- dera y otros objetos de cobre como punzo-
zas casi en un 100 % obtenidas en Bahía nes biapun tados, cuchillos de placas, aros y
Salada y los contextos tardíos están forma- pinzas depilatorias (Lámina 4 7; Figuras 1 a
dos por platos Copiapó, platos Diaguita in- 8. Lámina 48; Figuras 1 a 1O). Salvo algunas

268
Lámina 4 7. Bahía Salada, Colección Do-
mínguez. Contextos con alfarería de mala
calidad. 1-4. Sepultura 3 de Punta Num-
wich: urna Punta Brava, plato Copiapó
con asas (variante), plato Copiapó y table-
ta de ostión para alucinógenos; 5. Sepul-
tura 8 de P. Nunwich, tabletas; 6-8. Sepul-
tura 6 de P.N., urna, plato Copiapó y
punzón enmangado en madera.

indicaciones sobre profundidad de las tum- con una asa, un par de aros de cobre y pren-
bas, no hay mayor información. Tampoco das de hueso. Otro cuerpo extendido estaba
sabemos si lo objetos que Cervellino agru- protegido por dos costillas de ballena y una
pó en determinadas tumbas son contextos piedra laja inclinada cubría un plato acampa-
completos, o si las piezas aisladas es lo úni- nado , un botellón algo tosco decorado en
co registrado en determinadas situaciones. "color bistre", una aguja de cobre y herra-
Lo más completo es la sepultura 3 de Punta mientas de hueso. El tercer individuo tam-
Nunwich (Lámina 47; Figuras 1 a 4). bién estaba extendido bajo grandes costillas
Todo indica que Cornely excavó sepul- de ballena, con una laja tapando un jarro
turas con cerámica mejor elaborada o de la pato, un plato Copiapó y una fuentecita roji-
misma calidad que la alfarería del interior. za con dibujos negros, posible variante Co-
Maldonado está en medio de los cemente- piapó con un par de pequeñas hendiduras
rios abiertos por Domínguez y sin embargo sobre el labio. La cuarta osamenta era un
sus tiestos no acusan los problemas que niño con un aro ornitomorfo y un brazalete
comentamos. Las sepulturas de Cornely es- de oro, varios artefactos de hueso y un cán-
taban señalizadas por una piedra, contan- taro con asa, dentro de una cista de piedra
do con una bajada lateral escalerada. De un casi rectangular tapada con tres lajas que a
total de ocho, la mitad tenía ofrendas: Un la vez eran el lecho mortuorio de un perro
adulto asociado a un cantarito doméstico (Lámina 48; Figuras 11 a 18).

269
3

10 e•.

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9

10
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~17
16
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14 15 18 ~

Lámina 48. B. Salada. 1-10. C. Domínguez. l. Plato Copiapó, sepultura 2 de Punta Nunwich; 2-3. Sepultura 7
de P. Nunwich, plato Copiapó y manopla; 4-5. Platos acampanados Diaguita incaico de Bahía Baskerville y P.
Numwich; 7-9. Objetos de cobre (punzones, cuchillo, aro, pinzas) de P. Numwich - B. Baskerville; 11-18.
Colección formada por las excavaciones de Cornely: platos Diaguita incaico, plato Copiapó con rostro
antropomorfo doble, plato variante Copiapó, botellón, jarro pato, pulsera y aro, torteros.

Los datos generale~ hablan sobre un punzones, agujas, espátulas decoradas y


segundo esqueleto de perro, de una segun- medias cañas (Cornely, F. 1936-1958). (Lá-
da cista, de lo habitual que fue depositar mina 46; Figura 3).
costillas de camélidos en las tumbas, y que El trabajo de Cornely aísla un contexto
entre los objetos de hueso había torteros, diferente que a la distancia y en el nivel de

270
3
2

o 3
t-------i
cm

13

Lámina 49. Obispito-Taltal. 1-7. Materiales de una sepultura. l. Tableta de madera y espátula de hueso; 2.
Torteros- adornos de piedra; 3. Puntas de flechas; 4. Cuchillos de piedra; 5. Pesas de piedra; 6. Cuchillo de
traza europea, cinceles y punzones; 7. Pinza. 8. Forma aribaloide de excavaciones antiguas. 9-13. Escudilla Inca
y diversas manifestaciones de alfarería Copiapó en Taltal.

fragmentación que se nos presentan los da- ticularidad del estudio de Cornely enfatiza
tos aportados por la colección Domínguez, detalles como el acceso escalerado y la pre-
es poco lo que se puede hacer sin evitar sencia de cántaros no vistos en los otros
caer en interpretaciones confusas. Una al- cementerios de la localidad, como el jarro
ternativa es prestar más atención a los con- pato y el plato con rostro doble. Se nota la
chales, como el "Conchal3" de Maldonado ausencia de artefactos de pesca entre las
(Cervellino, M. 1996), en tanto que la par- ofrendas, pero se sabe que utilizaban los

271
anzuelos de cobre. De todas maneras, Mal- campos rojo/negro y rojo en la parte baja
donado es una excepción, porque saliendo del cuerpo y figuras triangulares ne-
de Bahía Salada la realidad vuelve a mostrar gro/blanco/rojo en el resto, está bastante
sepulturas con ceramios de fabricación gro- deteriorada, pero no tanto como la segun-
sera. da en que reaparece la cocción deficiente.
En efecto, a la vuelta de la bahía, a unos En su origen fue de un tamaño mayor,
1O km al sur y después que Cornely pasara conservándose la sección esferoidal con
sobre los conchales con "alfarería de todas triángulos negros y rojos estilizados, espira-
clases" de Caleta Pajonal, recogiendo un les rectangulares negro/ rojo y líneas zigza-
trozo de balsa de cuero de lobo, excavó guean tes verticales negro/rojo sobre fondo
algunas tumbas en ambas puntas de la Ca- blanco. Una pasta amarilla debe ser la mis-
leta Totoral que le reportó una pequeña ma materia residual que contenían otras
colección formada por un plato Copiapó urnas del interior, probablemente los res-
con llamitas entre líneas onduladas, otro tos de chicha que suponen algunos investi-
par de platos más rústicos en que se plasma gadores.
la variante de dibujos negro y rojo sobre Un plato de perfil Copiapó podría per-
campos crema y rojo. Uno es más pesado tenecer al tipo Inca Negro Pulido, o simple-
que lo normal, con un grosor que llega a los mente tratarse de una rara variante Copia-
9 mm, aplicándosele líneas onduladas ver- pó. Otro plato con el mismo perfil es de
ticales sobre campos triangulares invertidos aspecto más burdo, café con manchas ne-
rojos y café-crema. De seis a siete cm de gras; la porción de una posible botella lleva
altura como máximo es el otro plato, y aún un par de líneas gruesas verticales sobre un
más tosco, de forma subesferoidal, una asi- fondo rojo, rememorando ejemplares de-
ta elemental con diminutas perforaciones, positados en el Museo de Copiapó; y con-
y manchas que afectan gran parte de los cluye la alfarería con dos ollas de cuerpo
dibujos del exterior, mientras que la pintu- recto y una tercera de forma asimétrica
ra del interior sólo se aprecia a nivel de (jarro zapato).
pigmentos rojo sobre crema y negro sobre Objetos de cobre, madera y hueso com-
rojo (líneas onduladas y zigzagueantes, pletan la serie de ofrendas obtenidas de
franjas en V). Totoral: una manopla, la hoja ovalada de
De nuevo la ocasión permite asegurar cuchillo con apéndice para enmangar en
que no hay relación entre los problemas madera, un brazalete, una pinza rematada
fisicos de confección-cocción y el sentido en paleta, aros rectangulares muescados y
artístico del decorado, porque igual a las aros en espiral apretado, uno de ellos con
urnas anteriores aquí se nota esmero en una cuenta ensartada; un objeto de madera
crear nuevos diseños y producir combina- cilíndrico levemente curvado, parecido a
ciones armoniosas. Lo que pasa es que éstas un mango para encajar una hoja de piedra
no lucen ante las otras imperfecciones. Su- o metal y un palillo cilíndrico; otro palillo
cede lo mismo con dos urnas de Totoral. La de hueso, un instrumento muy agudo, una
más completa es de buena cocción, con una media caña, una espátula sencilla y un tubo
base, un cuerpo esferoidal en su porción en hueso de ave marina para insuflar aluci-
iqferior y cilíndrico en lo que sigue hacia nógenos (Lámina 46; Figura 4).
arriba, las acostumbradas asas oblicuas, y Al comentar el hallazgo de "muchas se-
una altura de 32 cm. La combinación de ñales de viviendas indígenas", Cornely su-

272
giere que tuvo a la vista recintos que se al azar en años recientes, porque sus ofren-
distinguen entre los conchales. Mas, no le das de oro y cobre pueden ser más que
animaba en ese entonces dedicarse a estu- simples piezas de orfebrería (Cervellino, M.
diarlas. Por esto, siempre privilegió la oca- 1994).
sión para anotar cualquier detalle de las
sepulturas descubiertas. Ahí está el ejemplo Poblados, cementerios y cronología
de un par de tumbas saqueadas en la parte Como es natural en un equipo de trabajo
norte de la caleta, destacando su forma cir- que ha concentrado sus estudios de Punta
cular pircada, donde obtiene parte de una Brava al interior, las dataciones reflejan los
urna y restos de otros tiestos Su prospec- hechos acaecidos en un máximo de 40-45
ción alcanzó unos 10 km más al sur de km de extensión entre el tramo superior
Caleta Totoral, sin obtener los cementerios del valle de Copiapó y todo el desarrollo del
que buscaba, por otras circunstancias bajó río Pulido. La serie más completa corres-
a la desembocadura del río Huasco estu- ponde a Iglesia Colorada, originada en la
diando restos Diaguita. De Bahía Salada, excavación de tumbas y un basural en el
incluidoTotoral, en dirección al valle del Sector Mon ticular, aunque todo se ha fe-
Huasco parece no haber contextos fúne- chado por el método de la Termoluminis-
bres como los referidos. Menos hay datos cencia (TL) en la Facultad de Física de la
sobre conchales tardíos. Podría sugerirse Pontificia Universidad Católica de Chile, y
que en términos geográficos hasta Bahía es deseable efectuar comparaciones con el
Salada-Totoral alcanzan los dominios coste- método Radiocarbónico en la medida que
ros desde el valle de Copiapó. El resto de la esto sea posible. En el otro extremo del
tierra es una incógnita. Si comparamos Cal- territorio estudiado, Punta Brava, dispone-
dera con la desembocadura del río Huasco mos de dos fechados de carbón vegetal pro-
no hay semejanzas, porque en el segundo cesados en el Beta Analytic Inc. de Florida,
punto prácticamente no hay reportes sobre aprovechando que allí se dispone exclusiva-
presencia incaica, pero a escasos 15 km al mente de unidades domésticas con sus res-
interior está Freirina y su notable presencia pectivas estructuras de cocina in situ. La
de vasijas cuzqueñas, piezas de metal y ob- fecha restante fue obtenida en Altos Blan-
jetos propios de un adoratorio de altura. cos, también por medio de TL, en una tími-
Allí estuvo el asiento de los incas. Sin em- da aproximación a un evento fúnebre que
bargo habrá que prestar atención a un con- hemos adscrito a la historia de la Cultura
texto fúnebre de Isla Guacolda descubierto Copiapó:

Sitio Río Contexto Método Fechas

Altos Blancos Del Potro Sepultura única. TL 645 +/ -55 1350 DC


Iglesia Colorada Pulido Sepultura 3 TL 695 +/ -70 1300 DC
Iglesia Colorada Pulido Sepultura 6 TL 520 +/ -50 1475 DC
Iglesia Colorada Pulido Sepultura 8 TL 575 +/ - 60 1420 DC
Iglesia Colorada Pulido Sepultura 1O TL 680 +/ -70 1315 DC
Iglesia Colorada Pulido Sepultura 12 TL 895 +/ - 70 1100 DC
Iglesia Colorada Pulido Sector Monticular, basural W. TL 765 +/ - 90 1230 DC
Punta Brava Copiapó Plataforma 3 RC 690 +/ -50 1260 +/ -50 BC
Punta Brava Copiapó Plataforma 13 RC 510 +/ - 60 1440 +/ -60 DC

273
Este cuadro hay que tomarlo como una Respecto a Punta Brava, el método Ra-
aproximación general o una tendencia so- diocarbónico también extrapola la situa-
bre la realidad de los acontecimientos pre- ción entre una fecha "acorde con la ocupa-
hispánicos investigados. Por una parte no ción inca" y otra que se va a tiempos
hay fechados que deban descartarse por su bastante más tempranos. La situación nos
discordancia con este proceso cultural y, podría tentar a ver en la fecha antigua la
por otra, es un cuadro que se agrega a la presencia de aquella parte preincaica del
tendencia por bajar la cronología ligada a poblado que debe estar por algún lado, sin
la historia de los incas. Cuando se trata de embargo no hay base para sustentar una
dataciones que en principio no concuer- cu~tión de esta naturaleza. Más bien, es
den entre sí hay que tener en cuenta diver- cosa de esperar el curso de los aconteci-
sas variantes que no es el caso detallar aquí. mientos, entre ellos, el momento en que
A nuestro juicio, ajustar demasiado o forzar Cervellino publique los resultados de sus
a priori la cronología nos hace perder de fechas en los poblados del río Jorquera. Por
vista la realidad de los con textos excavados. ahora tenemos un promedio para el desa-
Lo que no quiere decir que no se hagan los rrollo del Período Tardío en Copiapó y este
esfuerzos necesarios para explicar el senti- señala que el proceso transcurre entre los
do de cada fecha, comparando lo que se siglos XII y XV de nuestra era.
fechó, analizando detalles técnicos de los
procesos de datación y otros tópicos especí- Copayapo y Camasquil:
ficos. Una hipótesis sobre los Señoríos Duales
La datación de Altos Blancos, supuesta-
mente representativa de un cementerio A lo largo de este trabajo quedó esbozada la
preincaico, se equipara a dos fechados de alternativa que ciertos cementerios estén
Iglesia Colorada y es m~yor a otros dos reflejando una situación de mayor jerar-
fechados de este mismo cementerio; es de- quía dentro del valle. Como aquello mere-
cir que sugiere coherencia con un contexto ce análisis más pormenorizado y, especial-
fúnebre que en la práctica debiera ser más mente, contextos más completos, por
tardío. De un extremo a otro, la serie Iglesia ahora sólo corresponde a hechos insinua-
Colorada tiene una diferencia cercana a los dos en la comparación de los datos disponi-
400 años, en un cementerio que a simple bles. De alguna ·manera habrá que abordar
vista muestra una gran coherencia en for- la ausencia de contextos de Punta Brava al
ma y contenidos. Eso significa que más del litoral, el vacío de información actual, y la
50% de las fechas se inscriben en la tenden- carencia de investigación es sobre la arqui-
cia sobre una instalación Incas más tempra- tectura tardía en este espacio. En cambio,
na de lo supuesto. Ninguna tumba tenía de Punta Brava al interior, digamos mejor
piezas de origen inca, de manera que las de Hornitos hacia arriba, los poblados a la
dos fechas más tardías siguen datando un vista seguirán entregando información de
momento que aún no sabemos si es sincró- acuerdo al surgimiento de nuevas perspec-
nico o diacrónico con los cernen terios que tivas en la investigación, por ejemplo, la
muestran componentes incas más clásicos. reciente incorporación de los complejos
Huelga decir lo importante que resulta en habitacionales en el río Jorquera.
estas circunstancias fecha contextos como Pero, ¿qué significa la diferencia entre
los de Rodeo,Jorquera u Hornitos. la serie de evidencias de Hornitos-Iglesia

274
Colorada y Copiapó-Caldera? ¿es sólo con- que estamos concluyendo más que nada
secuencia de un arrasamiento en el segun- establecen un panorama general y se per-
do tramo por quedar éste bajo la mayor miten sugerir algunas explicaciones a cier-
concentración de población histórica? Sin tos hechos que parecen más relevan tes. So-
dudas hay mucho de eso porque los cemen- bre el particular, nos preguntamos si en
terios de Copayapo hablan a las claras de estos momentos el tema de la Dualidad es
una relación con un importante asenta- un problema más etnohistórico que ar-
miento que hoy no se aprecia por razones queológico o, en otras palabras, si el avance
obvias. requiere de un mayor esfuerzo de la Etno-
De no existir la versión sobre la presen- historia para co~ugar sus datos con la in-
cia de dos señores reinando en el valle, la formación arqueológica que. espera combi-
mayor concentración de complejos arqui- narse con esos aportes.
tectónicos aguas arriba de Hornitos sería La sugerencia de Hidalgo respecto a
tomada como una variante en que la pobla- que la dualidad en el gobierno de un valle
ción, elige esas tierras para edificar un po- no es un hecho fortuito sino que responde
blado fortificado, un centro metalurgista a una "estructura compuesta por dos par-
de nivel alto y una serie de grandes pobla- cialidades, probablemente exogámicas",
dos hasta la misma cordillera. Pero las cró- no ha sido explorada a fondo en lo sucesi-
nicas sugieren que un señor gobernó la vo, y ya tenemos más de 25 años transcurri-
mitad de arriba y otro la mitad de abajo del dos desde su publicación. Otro problema
valle. Ahora, ¿donde estaba el límite entre es cuanto nos podemos profundizar entre
ambas mitades? ¿son exactamente mitades las evidencias arqueológicas para analizar
o aquello está expresado en sentido figura- un tema que se empieza a manejar bajo el
do? Si fuera verdad que Hornitos-Iglesia parámetro que establece la visión de los
Colorada perteneció al señor de arriba, cronistas. N o se trata de una desconfianza a
¿significa que éste imponía de mejor mane- ultranzas, sólo llamamos la atención que no
ra sus términos? todos los registros arqueológicos tardíos
Los documentos establecen que Copa- necesariamente pueden estar relacionados
yapa controla la pasada hacia territorios al con el sistema de la dualidad, porque tam-
sur y norte. Es la puerta de entrada al valle. bién nos preguntamos si el sistema dual
También se dice que corresponde al pue- que percibieron los españoles reflejaba la
blo principal del territorio copiapino y que organización inca viva o era producto de
su gente busca refugio en el interior gracias una reorganización de los naturales cuan-
a que no son sistemas duales cerrados o de do los incas sucumbieron. Porque de acuer-
meras confrontaciones sino basados en do a Bibar, Ulpar, su gente, y las jefaturas
complejas alianzas. De hecho en su parla- que él representaba no eran quechuas sino
mento con Valdivia, Ulpar señala "que él copiapinos, que entienden el quechua por-
era capitán general de los señores Aldequín que "avían tratado con yndios del Cuzco".
y Gualenica" (Bibar, G. 1558; Hidalgo, J. Aldequín y Gualenica. Dos señores para
1971). un mismo valle. ¿Dónde reinaría uno y
La arqueología ha contribuido con su otro? Por la respuesta que da Ulpar a Pedro
parte y no parece suficiente para dilucidar de Valdivia, asegurándole que la tierra que
un problema que requiere de un mayor éste pisaba pertenecía a Aldequín, queda-
aporte de la Etnohistoria. Análisis como el ría despejada la duda respecto a que Copa-

275
yapo formaba parte de sus dominios. Ahora Bohon a subir al interior de Copayapo bus-
bien, el asiento de Aldequín es Copayapo cando la manera de neutralizar a los alza-
con residencia en " una ramada y casa gran- dos en armas contra los ibéricos. El tema de
de de aquel señor" (Hidalgo, ob. cit.). En Juan Bohon es otro problema que da para
líneas gruesas es factible establecer tal situa- un análisis específico, por ejemplo que no
ción. Si se asegura que enseguida la pobla- habría tenido tiempo para construir su
ción indígena "huyó hacia la tierra", la pre- mentado fuerte, ya que a poco de arribar al
gunta es ¿se fueron a refugiar al pucara del lugar fue sorprendido por los naturales que
Inga o Punta Brava o la gente de Aldequín le dieron muerte junto a su comitiva. A lo
tenía otro pucara? Bibar señala que en la más pudo erigir un refugio ligero de made-
conquista de un pucara Valdivia encontró ra u ocupar la instalación de piedra y adobe
"a las mujeres e hijos del cacique Gualeni- que ya existía en La Puerta. La fuerza que
ca" y nada dice si allí mismo había gente de alcanza la tradición sobre su muerte se
Aldequín. Gualenica estaba en otro lugar debe a su calidad de primer mártir en la
no precisado y Aldequín baja a Copayapo gran y única rebelión indígena que alcanza
por sus propios medios de un refugio en ribetes regionales.
algún punto también incógnito. Lo quepa- ¿Pero dónde encaja Camasquil en este
rece seguro es que ambos señores no esta- panorama? Luego que la crónica de Bibar
ban escondidos juntos. identifica a El Chañar, como un pueblo de
Entonces, Gualenica era el señor de la "yndios del Cuzco", ahora Finca de Chaña-
parcialidad de arriba. Si es el pucara de ral, y se desprende del relato que arriban
Punta Brava lo que se toman los españoles finalmente al pueblo de Copayapo, no hay
y allí quería asegurar Gualenica la protec- mayores posibilidades para indagar sobre la
ción de su familia, significa que éste tiene ubicación de otros centros de población
su asiento en los alrededores inmediatos, indígena. En todos estos años la lectura
como Hornitos o La Puerta. Siguiendo a obligada ha sido el libro de Carlos María
Hidalgo en su trabajo con los datos de Bi- Sayago y lo seguirá siendo por muchos años
bar, cuando Aldequín se reúne con los es- más. Recién en 1996 surge un estudio que
pañoles en su casa, les asegura que el cau- arroja un poco más de luz, cuando Cortés
sante de los conflictos bélicos era "otro publica un trabajo sobre la Visita y Tasa
señor que arriba en el mismo valle estaba". aplicada por el Oidor Hernando de San ti-
Pero hagamos otras preguntas, ¿entonces llán en los repartimientos de indios en la
el pucara de Punta Brava pertenece a la ciudad de La Serena en 1559, donde se
parcialidad de arriba y allí se refugiaba esta agregan a Chañar y Copiapó los pueblos de
población en caso de conflictos con su ho- Payatelme, Paycandelme, Costa Caldera,
mónima de abajo?¿Este pucará protege los Costa Atacama y Costa puerto, con sus res-
intereses establecidos de ahí al interior, llá- pectivos Caciques y/ o Principales e indios.
mese La Puerta, Viña del Cerro, Rodeo, La partícula pay, que significa desierto
Choliguin, etc., que entre paréntesis, repre- (Asta-Buruaga, F.S. 1899), figura en los dos
senta lo más complejo de las obras incaicas pueblos con nombres indígenas definidos,
en el valle, y d9nde están las mejores tierras pero también está la identificación del ce-
según Domeyko? rro Paycayten "frente al pueblo de la cacica
Tenemos la impresión que es la rebel- doña María Che (Achay) ",en la actual ciu-
día de Gualenica lo que impulsa a Juan dad de Copiapó, y así continúan Paipote y

276
Painehue, sin olvidar Paitanas en el valle Mayor Jusepe Campofrío de Carvajal posee
del Huasco. en 1635 "mil cuadras de tierras en el valle
La ubicación exacta de Payatelme y Pay- de Camarquil, desde Painehue hasta el pue-
candelme depende del historiador citado, blo de Choliguín". En otros términos, de
en su estudio más pormenorizado sobre la Viña del Cerro o Potrero Grande hasta Igle-
distribución espacial de las poblaciones in- sia Colorada, con lo que se establece que el
dígenas durante los primeros años de la valle del Pulido también quedaba dentro de
Conquista. De otra manera podríamos em- la jurisdicción de Camasquil. Pero el pueblo
pezar a creer que existe alguna relación de Camasquil, o la cabecera de este valle de
entre estos pueblos y nombres como Paipo- los documentos históricos, está mucho más
te y Painehue. En ambos lugares existen abajo todavía, unos 35 km aguas abajo de
vestigios arqueológicos y antes hemos plan- Painehue, lo que en definitiva da unos 65
teado que Painehue debió ser la permanen- km de extensión al valle de Camasquil.
cia en el tiempo de una población anterior- Sayago asegura que según un docu-
mente vinculada con el funcionamiento mento de 1677 aún se conservaba de Ca-
del centro metalurgista de Viña del Cerro. masquil cimientos de la aldea y restos de las
En el epílogo de estas reflexiones ha surgi- pircas subterráneas de los graneros. Por su
do un cementerio Diaguita incaico al frente parte Asta-Buruaga precisa que Camasquil
de Viña del Cerro, cruzando el río (Cerve- se extiende desde el paraje llamado del
llino, comunicación personal 1997), que Hornito hacia abajo, hasta comprender a
confirma la tesis sobre una población local Potrero Seco, confirmando que entre esos
mayor relacionada con las labores metalur- dos puntos existió un "centro de población
gistas del campamento excavado por Nie- de primitivos indios".
meyer y Cervellino. En conclusión, los señores Aldequín y
Como es obvio, Camasquil no figura en Guanelica gobiernan el valle bajo un siste-
el estudio de Cortés, tampoco Choliguín. ma dual. Aldequín sería el dueño de Copa-
Pensar que puedan ser nombres originados yapa hacia la mar, unos 60 km de exten-
durante la administración hispánica es sión, sin contar lo que pudo controlar al
poco probable por la tendencia de rebauti- norte y sur de Caldera. La coincidencia
zar todo con topónimos españoles. Lo con- entre el espacio que ocuparía el valle de
creto es que fisicamente Camasquil figura Camasquil y los poblados y cementerios de
en el actual Potrero Seco, unos siete kiló- Hornitos-Iglesia Colorada, permite sugerir
metros más abajo de Hornitos, mientras que allí estaría marcado el territorio de la
que este último lugar aparece con el nom- parcialidad de arriba, o sea, las tierras de
bre de Paso Hondo. La observación de Sa- Gualenica. Más aún, la cercanía del pueblo
yago respecto a que del pueblo de Copiapó de Camasquil con Hornitos indicaría que
deriva el nombre de todo el valle parece allí estuvo la cabecera o asiento del señor
una verdad sin discusión. Sin embargo, bus- de arriba, y hasta podría ser La Puerta por-
cando alguna alternativa que fuera posible que todo gira en una diferencia de pocos
cotejar con la idea de Sayago, lo único que kilómetros de distancia, con el pucara de
surge es el nombre de Camasquil. Es decir, Punta Brava dispuesto para albergar a la
en tiempos históricos no todo el valle prin- población en caso de peligro. Dijimos que
cipal era reconocido como Copiapó, por- no hay seguridad si el sistema dual expresa-
que Espejo (1996) describe que el Sargento do por los dignatarios indígenas refleje en

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Lámina 50. Probables áreas de dominio de los señores Aldequín y Gualdenica en el valle de Copiapó. A.
Copayapo, tierra de Aldequín; B. Camasquil, tierra de Gualenica (H, Hornitos- Camasquil; P.B., Punta Brava;
L.P., La Puerta; V. C., Viña del Cerro- Painehue; R, Rodeo; l. C., Iglesia Colorada- Choliguín).

estricta verdad la mantención de la forma pasado moldeado por esas mismas estructu-
de gobierno incaico, pero quien mande ras.
arriba o abajo coincide con los mismos te- La situación amerita conocer esa corta
rritorios que la arqueología define como las etapa donde los valles quedan libres y los
principales áreas de acción, porque la es- naturales deben asumir lo que viene por
tructura incaica trazó las líneas de la orga- delante. Al fijar el relato de Bibar una auto-
nización territorial y quienes gobiernan al nomía de la población que los españoles
arribo de los españoles son producto de un encuentran a su paso, no podemos dejar de

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preguntarnos si son los mitimaes Diaguitas, riesgo que tenían de los indios Chiriguanos
que ya se afincaron en la zona, quienes y tras haberlos metido en este valle tierras
reorganizan el control del valle o son los que ellos habían tenido y poseido antes en
Copiapoes que tratan de recuperar el terre- tiempos del Inga y que ellos habían ayuda-
no perdido, después de los duros castigos do a poblar y fundar. .. " (Presta, Ana M.
que parece haber sufrido esta población 1989).
por su resistencia inicial al dominio inca.
Pruebas directas la arqueología no puede Extrañados en territorio boliviano e inclui-
ofrecer aún, pero algo se puede percibir dos entre las etnias chichas, los primeros
por medio de documentos históricos. Es así contingentes que se enfrentaron a los incas
como consta que en 1574 Luis de Fuentes en el norte semiárido debieron engrosar
al fundar una villa de frontera en la Provin- los ejércitos que lucharon en la peor de las
cia de Chichas se enfrentó con un fértil y misiones, cual fue enfrentar a los chirigua-
generoso territorio, prácticamente despo- nos. Debieron ser mitimaes copiapinos los
blado, a donde llevó a los indios "Tomatas trasladados a dichas latitudes porque no
Copiapó". existe otro Copiapó como área geográfica
específica, a lo más hubo un campo o potre-
"... habiéndolos recogido de partes remotas ro Copiapó o ckopiapú en San Pedro de
en donde estaban divididos y apartados del Atacama (Casassas,J.M., 1974).

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