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Tarde te Amé

San Agustn, Confesiones, X, 27–29.


Am
Tarde te amé
G Am
Belleza infinita.
Letra: San Agustı́n; Música: Antonio Valdoni
Dm G C
tarde te amé, tarde te amé,
capo 2 Am F
Belleza siempre antigua
E Am
Am G Am y siempre nueva.
Tarde te amé Belleza infinita.
Dm G C
tarde te amé, tarde te amé, Dm G
Tú estabas conmigo,
Am F
Belleza siempre antigua C Am
E Am mas yo buscaba fuera
y siempre nueva. F E
y no te encontraba.

Dm G
Y supe Señor Dm G
C Am Era un prisionero
que estabas en mi alma C Am
F E de tus criaturas
y yo estaba fuera. F E
lejos de ti.

Dm G
Ası́ te buscaba, Am G Am
C Am Tarde te amé Belleza infinita.
mirando la belleza
Dm G C
F E tarde te amé, tarde te amé,
de lo creado.
Am F
Belleza siempre antigua
Am G Am E Am
Tarde te amé Belleza infinita. y siempre nueva.
Dm G C
tarde te amé, tarde te amé,
Dm G
Am F Hasta mi ha llegado
Belleza siempre antigua
C Am
E Am aroma de tu gracia,
y siempre nueva.
F E
por fin respiré.
Dm G
Señor, Tú me llamaste,
Dm G
C Am Señor, yo te he gustado,
tu voz a mi llegó,
C Am
F E siento hambre y sed,
curando mi sordera.
F E
ansı́o tu paz.
Dm G
Con tu luz brillaste,
C Am
cambiando mi ceguera
F E
en un resplandor.
Am G Am
Tarde te amé Belleza infinita.
Dm G C
tarde te amé, tarde te amé,
Am F
Belleza siempre antigua
E Am
y siempre nueva.


c 1999-2015 Acción Católica de Madrid; Todo es Don 3:56

Tarde te amé, hermosura tan antigua y tan nueva, tarde


te amé. Y he aquı́ que Tú estabas dentro de mı́ y yo fuera,
y fuera te buscaba yo, y me arrojaba sobre esas hermo-
suras que Tú creaste. Tú estabas conmigo, pero yo no
estaba contigo. Me mantenı́an lejos de Ti aquellas cosas
que, si no estuviesen en Ti, no existirı́an. Me llamaste
y gritaste, y venciste mi sordera; brillaste y resplande-
ciste, y ahuyentaste mi ceguera; exhalaste tu fragancia,
la respiré y ahora suspiro por Ti; te saboreé y ahora tengo
hambre y sed de Ti; me tocaste y me abrasé en el deseo
de tu paz. Cuando me haya unido a Ti con todo mi
corazón, ya no habrá para mı́ dolor ni aflicción y viva
será mi vida, toda llena de Ti. Ahora bien, puesto que
Tú haces ligero a quien está lleno de Ti, yo, que no estoy
lleno de Ti, soy de peso para mı́ mismo. Dentro de mı́
contrastan deplorables alegrı́as y felices angustias; no sé
de qué parte esté la victoria. Ten piedad de mı́, oh Señor.
En lo más ı́ntimo de mı́ las tristezas del mal contrastan
con las alegrı́as del bien; y no sé de qué parte esté la vic-
toria. Ten compasión de mı́, oh Señor. Yo no escondo
mis llagas. Tú eres el médico, yo soy el enfermo; Tú mis-
ericordioso, yo miserable Toda mi esperanza está en tu
gran misericordia. Dona, por tanto, lo que me ordenas
Oh, Amor que siempre ardes y nunca te consumes, oh
Caridad, oh Dios mı́o, inflámame!
San Agustn, Confesiones, X, 27–29.

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