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Conducta:

La persona con un trastorno dependiente no se siente con capacidad para actuar de modo
eficaz en el entorno o para llevar a cabo sus proyectos por iniciativa propia. Tiene poca
confianza en sí misma, lo cual se manifiesta en sus gestos, en sus actitudes y expresiones.

Al niño o al adolescente que de adulto va a tener el trastorno dependiente de personalidad le


cuesta mucho decidir, comenzar proyectos y llevar a cabo tareas por su cuenta y riesgo, y por
ello se afana en la búsqueda de consejos de los otros. Quiere que sean los otros los que
asuman la responsabilidad de las decisiones. Le cuesta mucho mostrar su disconformidad ante
los demás. Se siente indefenso y necesita la protección de los otros en cualquier circunstancia.
En cuanto pierde un protector comienza a buscar otro que le sustituya, porque teme quedar
solo.

La persona con trastorno dependiente de personalidad tiene poca asertividad y siente una
gran ansiedad cuando tiene que tomar una decisión. De ahí que actúe de forma pasiva y no se
afirme a sí misma. No le gusta luchar por la vida o debatir con otros.

Vive de cara a las necesidades o los deseos de las personas a las que quiere, y está dispuesta a
hacer cualquier cosa por el bienestar de aquellas. Muestra una conducta dependiente y no se
atreve a mostrarse en desacuerdo. Con el objetivo de lograr la aceptación de los otros se limita
a cumplir los deseos de aquellos, aunque para ello tenga que llevar a cabo tareas que le
desagradan. Es generosa con respecto a los demás, pero no es capaz de afrontar los problemas
en solitario.

La persona dependiente se refugia a menudo en el consumo de alcohol o de otras sustancias.


Se ha mencionado a menudo la asociación entre este trastorno y la propensión a la
enfermedad [19], porque las personas con trastorno dependiente muestran los conflictos por
medio de síntomas somáticos, más que por medio de síntomas psicológicos [20]. Reprimen los
sentimientos dirigidos en contra de las otras personas y muestran la disconformidad y la
agresividad a través de trastornos somáticos. Muestran los conflictos y los sentimientos
interiores a través de conversiones, somatizaciones o trastornos hipocondríacos. Además, y de
paso, gracias a esos trastornos somáticos atraen la atención y la protección de los otros.

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