loqueleo4
a.
arrugado y cara de malhumorado, pero
‘mimoso como un gato. Y mi amigo Pancho,
{que era un poco regordete y bastante gloén,
tenia un perro salchicha, regordete y glo-
‘én como él. Ademés, estaban el ovejero
alemdn del sefior Dominguez, que siempre
tenfa manchas de grasa porque su ducho era
mecinico de autos el doberman de la Famic
lia Mariani, que era negro como una
sin luna y, aunque parecia més bravo qi
tun leén hambriento, era manso y j
‘én, y lo snico que habia mordido una
habia sido mi pelota de ftbol, que cay si
‘querer, cerca de su cucha. Y la caniche de
sefiorta Diaz, ala que su duefia, que era
terona pero no tenia el caricer avin
pponia mofios de colores en la cabera. Y
callie de los Andrei, al que le gustaba.
sus duefos e cepillaran el pelo con un
‘ne con forma de tenedor. Y el pekinés
abuela Sara que se ponta todas las tardes
la ventana espiar alos vecinos que
por la vereda, mientras su due toi
el camicero tenia un perro, raza perro,
Oia eter y sempre vit
fen este barrio antiguo de casas con jardi-
nes y calles empedradas, donde los chicos
juegan a la pelota y andan en biciceta los
vecinos se conocen desde siempre y se saludan
todos los dis, las sefioras barren la vereda y
todos duermen siesta los domingos..
‘A mi me encantaba mi barrio y era
casi feliz viviendo en él, Digo casi, porque
todos en mi barrio tenfan un perto, menos
nosotros.
Mi amigo Pablo, que vivia al lado,
teria un pastor inglés que se llamaba Pelos,
Porque era tan peludo que si uno no lo
‘miraba con atencién no se sabia dénde tenia
la cabeza y dénde, la cola.
‘Mi otto amigo, Mateo, que vivia
‘enfiente, tenia un bulldog con el hocico
siempre estaba mordisqueando un hueso en
la puerta del negocio.
‘Tadostenfan perro, menos nosotros,
yyaunque yo habia insti cletocincuen-
tay seis mil veces en mi casa (porque si hay
algo que yo sé hacer bien es insist), nun-
‘ea me habian dado permiso para tener uno.
Habia pedido un perro como regalo para
"Navidad, para los Reyes Magos, para el dia
dal Nifo, para cada uno de mis nueve cum-
eae ichecaraie es!
‘en el primero todavia no perros)
yyceada Fin de afio, cuando pasaba de grado y
traia un boletin leno de excelente, te flici-
(0, sigue asi, adelante... Pero mada.
En mi casa el dnieo que queria un
cera yo, y siempre me decfan que no
ener uno, coo una lita aga de
mes. Pap me deefa que los anima-
‘ncesitan lugar y que la casa era chica,
1 jardin era chico, que el patio era chi-
‘que la terraza era chica... No eran muy
jos los argumentos de mi papi. Mamé
amas creativa: que un perro te ata, que6
requiere de cuidados, que hay que ocupar-
se de la comida, de las vacunas, del bafio,
de los paseos, de las pulgas.. V mi herma-
nna Carolina, que para tener quince anos
es una eascarrabias insoportable, deefa que
ni loca queria un perro porque los perros
Je daban alergia y la hacian estornudar (en.
realidad, a mi hermana todo le da alergia
yla hace estornudar)s ¥ que, sia esa casa
entraba un perro, ella se iba. Voy a ser
hhonesto, yo acepté cambiar a mi hermana
por un perro, pero mis padres no estuvi
ron de acuerdo.
De todas formas, yo segui it
do, porque como ya les dij si hay algo
s& hacer bien es insist y apelé a todos
_ccursos. Primero intenté sobomar @ mi
‘mana para que se aiara conmigo. Le prop
lavar los platos de la cena, hacede la
todos los dias y limpiar la biblioteca,
‘domésticas que le corresponden a ella y
odia, a cambio de que aceptara tener
perro. Aunque era un crato muy inte
‘mi hermana no supo apreciar el valor de
(Creo que, por un tiempo, me resigné
ano tener perro y me conformé con jugar
can los pertos de mis amigos y de mis veci-
nos. Y me habria dado por vencido si no
hhubiera oeurrido lo que ocurié
"
‘oferta (porque es una cascarabias), y me con-
test6 que no, estornudando tres veces.
‘Después, probé convencer a mi mam
prometiendo que yo y sélo yo me encargaria
del perro y que ella no tendra trabajo extra.
Pometillevarlo a pasear tes veces por dia, pre-
pararle la comida, bafarlo todas las semanas,
cncargarme de las vacunas y scare las pulas.
Le di mi palabra de honor para impresionatla,
Pero mi mamé no se impresioné. Me dio un
beso y me explicé que tener un perro es una
‘responsabilidad, que yo nolo entendia porque
tno tenia edad suficiente, pero que después me
iba a dar cuenta y me iba a arrepentit.. No sé
‘oun cosas ms me dijo, porque mii mamé
‘6 muy creatva para dar explicaciones.
Por éiltimo fui con mi papaly le hablé
hombre a hombre. Le dj que si la casa
chica, el patio era chico a terrara era chi-
yo jardin era chico, la solucién era tener
perro chico. Mi papé solo me contesté
no y punto, porque, como yalles dije, él
stan creative como mi mamé para dar
licaciones.
Cavtrowo2
Ein ef que exelico juntonentc
to que goad
IE soning 2 matans ni
tras tba @ comprar pan (que’ es una de ls
tareas domésticas que me corresponden
ri, me agaché para atarme el cordén de
tuna zapatilla, Eneonces excuché un ruidito.
Miré para todos lidos y, como no vi nada,
deci continuar mi camino. Pero vol a of
tun ruido, Parecia un gemido. Presté mucha
atencién para aveiguar de dénde salia y vi
algo que se movia en una baldosa.
“Seri una hormiga’, pensé, pero ls
‘hormigas no hacen ruido, asf que me puse de
rodilas para ver mejor. Si, abla algo que se
rmovia en la baldost, era tan pequefio que
no alcancaba a ditinguir qué era. Me ag
cché mas y, cuando mi nariz roc el suelo, fo
descubri, Tave que fruncit los ojos para vercon claridad. Definitivamente, no era una
hormiga, porque no ten‘a antenas. Tampo-
‘co un ciempiés, porque solo tenia cuatro
pies, 0 mejor dicho cuatro patas. Mosca
‘menos, porque no s le veian alas. De 200-
logia mucho no sé, pero de algo estaba
Seguro: eso no era un insecto. Entonces,
aque?
a respuesta me la dio él. mi
‘cuando, para mi sorpresa, se me tepé a!
aariz ¢ hizo un sonido inconfundible:
Guan,
{Era un perro! ;Qué ora cosa
ser? Los Gnicos que hacen guau son
perros. Si hubiera hecho gree!
dudado, ya que los grufidos no son
sivos de los perros. Mi macstra, por
plo, grusie, y mi hermana Carolina,
bien. Pero ningtin otro ser hace
‘menos que sea perro.
—Guau —repit6 a perro
nariz y, como me estaba poniendo
tanto mirarlo, lo tomé con suavidad
;puse en la palma de mi mano.
Ievarlo a casa. Podia tenerlo sin
que nadie lo notara, después de todo era
muy chiquito. 2V si me descubeian? Deci-
dl ariesgarme y affontar las eonsecuencias.
Alfin y al cabo, nunca habia desobedccido
‘a mis padres (salvo un par de veces que no
se cuentan, porque fueron desobediencias
insignificant) y esta podia. considerarse
tuna desobediencia muy pequesa, debido al
tamato del petro.
‘As( que me lo puseen el boil dela
‘amis, junto con unas miguis de pan para
que estuvieraentreenido, y regresé 2 mi casa
‘on cara de santo de extampita de comunién.
—Acomer—dijo mi mama, trayen-
do una fuente de ravioles con estofado.
Mama sirvié la comida y, euando yo
‘me estaba por poner el primer raviol en la
boca, mi hermana estornudé.
—aQue te pasa, nena? —e pregunts
‘mi papa, que estaba sentado a mi lado.
No sé —contesté Carolina extor-
nudando otra ver—. Parcce que me dio
alergia.
Entonces, lo miré con mucha aten-
«ién: tenia hocico de perro, cola de perro,
cara de perro y hacta guan. Era un perro.
Un petro color eon leche. Un perro de
tres centimetros de largo y dos de alto. Un
perro chiquito, pero perro al fin. Lo acaricié
con la punta del dedo mesique y me movi
In cola. El corazin empeas a latieme como
si fuera a escaparse de mi pecho, y senci
‘como un calorcito adenero que no puedo
‘explcar con palabras, No lo podia creer
‘Nunca habia visto un perro de ese tamafio,
tnsiquera en la Enciclopedia Canina de diez
omos que me habja regalado mi madrina,
que yo habia leido y releido treinea y dos
El perro me lamié el dedo gordo y
las en la panza. Era evidente que yo
caido bien. ¢Qué ibaa hacer con él
podia dejarlo ahi porque lo podia pisar
ier, confundiéndolo con una hormi-
funque era grande para ser hormiga. En
‘momento, se me ocusrié una idea loca:
Peto los ravioles nunca te dieron
alergia —se extrafié mi mamé, mientras
cortaba la carne del estofado y ponia un
trono en cada plato.
Vs jttchtsl Vous tcl, ss
jatchid —estornudd, digo, contesté mi
hermana.
‘Yo empecé a ponerme nervioso,
porque mi bolsllo comenzé a moverse de
tun lado para otro, hasta que se escuché un
quate finito.
—,Qué fite eso? —pregunté mi
papé, que no serd creativo para las explica-
ciones pero tiene muy buen ofdo.
Yo... tee. me atraganté con un
raviol —menti y me puse atoser para disi-
rmular otros tres guaus menos finitos que
salieron de mi bolsllo.
Aquinns jatchisl, hay. jatchi,
gato encerrado...jarchts! —dijo mi herma-
nna, que ademas de casearrabias es descon-
Fada.
Mi bolsillo estaba slocado, proba-
blemente porque el olorcito del estofado de= I
smi mamd es itresistble,y sin que pudiera
hhacer nada para impeditlo, el perro asomé
su cabeza y de un salto cay en el plato sal-
picindonos a rodos con la salsa, yse pusoa
comer como un desesperado.
Qué es eso? —grit6 mi mama,
asustada,
Es un bicho —dijo mi paps.
Utes MONSEEO ns jatehisl
—estornudé mi hermana, que ademés de
‘eascarrabias y desconfiada, ¢s un poco exa-
gerada
—No —confesé yo, mis colorado
que la salsa—. Es un... per
—izUn perro?! —repiticron los tres,
mirindome primero a mi y después a mi
Pequeio amigo, que seguia mordisquean-
do a carne del estofado sin enterarse de la
crisis que habfa desatado su presencia.
"—gDe dénde slis? —me pregunts
—De mi bolsillo —murmuré yo,
sonriendo inocentemente pata suavizar los
Animos.
*
2
a 66-Mo 1-66 A TU BoL-sie
1102 —get6 mi pap4, que cuando se enoja
separa las palabras en silabas.
Entonces les conté cémo lo. habia
encontrado en Ia vereda cuando iba a com-
prar el pan y lo habia confundido con una
hormiga. pero después hizo guax y, claro, las
hhormigas guan no hacen, asi que mité bien y
me di cuenta de que era pert, y silo dejaba
ahi, pobre, tan chiquito, alguien que fucra
corto de vista 0 disraido lo ibaa pisar y me
dio listima, y se me ocurrié traerlo porque a
mi me gustan tanto Jos perros, y lo escondi
ene bolillo, yu.
‘Cuando terminé de contar mi histo-
tia, un poco desordenada porque estaba muy
nervioso y dems mi hermana me interrum-
pia a cada rato con sus estornudos, el perro,
que se haba comido toda la came, salié dela
fuente y, moviendo la cola se me acer, hizo
tun guau corto, dio cuatro vucltas y se cché a
dormir sobre la servilles
Nunca habia. visto un perro tan
chiquito —dijo mi mamé sonriendo, y
rmirando la fuente vacia agrego—t se ve
que tenia hambre.
‘—Parece mansito —comenté mi
apd, acercindose para verlo mejor y ras-
‘indole atris de las orejas, que es una forma
demi muy preci pos los pes
jaehil babi gic
‘ichf —dijo la amarga de mi hermana.
Petro encerrado, querrés decit
se io: mi mamé, que es creativa no solo
para dar explicaciones, sino también para
hacer chistes:
Mi papé le festej6 la ocurrencia a
imi mamé, yal ver que se rian con rantas
ql ea mi la
ganas comprendi que tenia frente a mi
tcjor oportunidad de mi vida. “Ahora o
fnanca’, pensé y, comando coraje, les pre-
gure:
—;Me lo puedo quedar?
Mis padres defaron de reirse y se
smiraron, sin contestar nada.
stan chiquito —insst yo ques
como ya dije varias veces, soy especiaistaen insistir—. No va.a dar mucho trabajo.
Yo me voy a ocupar de todo: de bafarlo, de
sacatlo a pasear, de darle de comes
Mmmm, no sé —dijo mi mamé,
Mmmm, no sé —dijo mi papé.
—jAtchic! —ijo mi heemana,
—Por favor —supliqué—. Eslo que
‘mis quiero en la vida. Aunque sea que se
‘quede un tiempo, para probar..
Esti bien dijo mi mami—
Pero al menor problema.
—jBravo!.;Vival —Ia_interrumpi,
saltando de alegria y corriendo a abrazar-
la—, Gracias, mami. Gracias, paps,
—Bueno, Fede —agregé mi paps—,
Pero ya oistea tu madre. Si hay algtin pro-
blema...
No va a haber ningin problema,
po —leasegut yo, qu no pol dard
Mi hermana queria protestar, pero
como estomudaba y cstomudaba no, pudo
lec ni una palabra y se Fue ofendida a su
habitacién.
7 2
—Negrito, Manchita, “Mosito...
—pensaba mi papé en voz alta.
—Pirata,Pulgarcito, Mordisco...
—pensaba mi mamé en vor alta,
—Mimmm —dudaba yo—. No me
convence ninguno.
Es que es dificil ponerle un nom-
bre a un perro tan.., tam... —seguro que
‘mi mama queria decir chiquito, pero como
s muy creativa dijo—: diminuo..
—Diminuto —repeti yo—. Dimi-
‘auto es tun nombre importance. Se va a
lamar Diminuto.
Es un nombre rato —opiné mi
papi.
=F que evan pero aro —agregs
Es un nombre perfecto para él
—xlije completamente convencide y, diti-
siéndome a mi perro, le pregunté—: ;Te
gusta el nombre, Diminuto?
El hizo dos guaw medio finivos y
Yo, que entiendo mucho de perros, me di
cuenta de que le gustaba su: nombre.
Con tanto escindalo, el perro se
dlesperté y emper6 a ladrar con muchos
quan, Yo lo puse en la palma de mi mano y
‘me lo acerquéa la cara. ~
Camo se va a lamar? —pregunts
smi mam, acaricindoo.
—Todavia no sé —respondi— Yo
tenia preparada una lista larga de nombres
de perto por si algin dia me daban permi-
50 para tener uno, peto ahora no estoy muy
Qué te parece Pequefiin? prop
bre importante para mii pert. Maximiliano,
por gemplo. O Aristides
ee
—Acsino —s€ me
Es muy agesivo —dijo papi—
Mejor Sansén.
—Es nombre de pezwo grande —le
contesi mi mamé—. Tiene que sr nombre
para pero chico.
”
Bueno, a comer los ravioles —onde-
1nd mi mamd—. Pero ya sabés, Federico, al
senor problema...
“No va a haber ningiin proble-
sma, mami —le aseguré—. :No ¢s cierto,
Diminuto? i ote
Diminuto me contest6 con
_quau y yo me comi los ravioles més frios y
mds sabrosos de toda mi vida.Py
A los pocos dias, mi hermana se
compré una. blusa con puntillas y flores
bordadas, porque tenia un baile y queria
impresionar a Facundo, el chico que le gus-
taba. Después de plancharla con dos litros
de oreo, prs que ls puns le queda
ran duras, la dej6 estirada sobre su
fica babar. Mm’
Quizd yo hubicra podido impedir la
fae
do ocupado resolvicndo las diez cuentas de
dividir que me habia dado la maestra. Pero
la cuestién es que, cuando estaba tratando
de pensar cuinto era 10.574 dividido 93,
tun grito digno de la mejor pelicula de terror
me distrajo de mis pensamientos mateméti-
‘cos. Corri a la habitacién de mi. hermana,
que, envuelta en una toalla y con el cabello
‘mojado, lloraba y estornudaba con su blusa
‘empapada en las manos.
_ Qué te pas6, nena? —Ie pregunté
‘mamé.
OP eran aca es
pero tanto con ef asunto del pero, que se
Ia pasé estornudando ¥ provestando varios
dias, y aunque Diminuto le mova la cola y
le hacia fcstas cuando la vel, mi hermana
le contestaba de mal modo.
—Sali de acé, perro... Fuera, bicho
inmundo... No quiero verte, pulguiento..
No te me acerques, engendro..
YY pas lo que tenia que pasiz Por-
‘que Diminuto seré perro, y perro chiquito
ademés, pero tiene orgullo. ¥ le tomé idea
2 Carolina, Entoness, una noche, s¢ metié
‘en st abitacion y le mordisqued todas las
‘medias de nailon. Carolina 'se quej6 con mi
‘mattis, pero no habia pruebas coneretas con-
tra dl perro, asi que no pudieron eulparlo,
=
ius ami, blusa.xs bah! —decla Carolina
‘en medio de un charco formado por el agua
‘que chorteaba ella, mas las igrimas, més el
liquido amarillento y malliente que-caia de
Ja blusa y que parecta..:
oo —grit6 Carolina —. Ese perro
ino pis: 1i blusa nueva.
ne et perna ean -chiquico io puede
hacer tanto pis como para empaparla de est
evo mi mami
‘manera —intenté
sme miro con esa cara que ponen las mamés
cuando se enojan. a
"Después voy a hablar con vos,
Federico —me dio—. Ahora andé 2 eu
habitacién que voy a ayudar a tu hermana.
‘Me fui bastante preocupado. Diminuto
se hacia el dormido en su cucha, bec con una
‘jade féforos, que estaba al lado de mi cama,
do ent, brid un ojo y me espi6.
ne Vent, Diminuro—lollamé. Deu
salto se erepé ami mano y lo acerque bien 2
‘mi cara, para me escuchara atentamente—-
“Tenemos que hablar de hombre hombre o,
mejor dicho, de hombre a perro.* 2
Diminuto bajé las orcjas y- mes la
cola entre las pats.
Yo sé que Carolina es una odiosa
le expliqué— Las hermanas son un poco
‘molestas, pero hay que tenerle paciencls, A
ella no la van a echat. Si sepuis haciendo lio,
te van a cchar a vos, Entendiste?
Diminuto. se hizo un bollico y me
lami el dedo, Era evidente que estaba arn
—Prometeme que no vas a volver a
‘molestarla Ie dij,
Diminuto me contests con un guay
conto,
—No— insist, poniéndome sexio—,
‘Tenés que darme tu palabra de perro
Diminuto,,entonces, me ladré-un
swan largo y yo lo acaricié y le rasqué atrés
de las orcas como a dle gusta,
Como mi:mamé le lavé y le plan-
¢hé la blusa a Carolina, le qued6 perfec y
Pudo ie la festa hecha una museca. ¥ por
Suerte esa misma noche se puso de novia
‘con Facundo, y con la emocién y esas cosas
a
del noviazgo se olvidé de la travesura de
Diminuto.¥, por suerte, pude convencer a
smi mamé para que le diera una nueva opor~
tunidad. Diminuto cumplié su palabra de
petro y no volvié a molestara
See ae
Side cn tl cet voli al normale. Al
‘menos por un tiempo.
PBarestormnur penance
ime eneargaba de cuidar a Diminuto para
que no causara ninguna molestia en la
asa: lo sacaba tres veces por dia 2 pasear
on una correa de piolin: fo baaba todas
Jas semanas en tina taza de porcelana que
Ine habia dado mi mamd porque estaba
fascada; le preparaba la comida lo llevaba
*yeterinaro y lo revisaba para ver si tenia
igas (en realidad muchas no tenia, ya
‘no habia demasiado lugar para las pul-
‘en un perro tan chiquito).
Diminuro era muy carifioso e inte
ste. Habia aprendido a dar "mano" y
mararse en dos pats, y se diveria jugin-
con un escarbadientes (es que todos
palos eran demasiado grandes para él)a
Yo se lo traba lejos y 4 lo traia conriendo y
moviendo la cola. Se habia hecho amigo de
todos los perros del barrio, porque los perros
no se fijan en cémo es el otro para hacerse
amigo, asi que a ninguno le importé que fuc-
ra chiquito y, cuando fbamos a la plaza con
Pablo, Mateo y Pancho, nuestros perros juga-
ban todos juntos corriendo de un lado para
‘otro hasta quedar con la lengua afuera
Mis yecinos también querian a
Diminuto. Aunque al principio lo habian:
mirado con cara rara, después s¢ acost
braron y lo acariciaban cuando él los
daba con un gua mas 0 menos finito,
mi familia también estaba contenta
Diminuto, que, desde nuestra conve
cién de hombre a hombre, o de homby
a perro, se portaba como un perro ed
do. Inciuso Carolina le habia omado
poco de simpatia, aunque yo no co
‘mucho en ella, Yo sospechaba que lo
para quedar bien con Facundo, su
porque a él también le gustaban los
ysademés, Carolina no queria andar
2
‘Una mafiana, después de una nue-
va discusién en la que el perto insistia en
‘mordisquearme los condones (porque Dimi-
uo como yo. especalisa en ist) lo
Basta, Diminuto, ya te dije que
seein s
vi, Diminuto-no estaba por ningin lado,
Lo bisque deb dela cama, aero del
opero, entre la topa tiada... Nada: Habia
desaparecido. Como se me hacia tarde, me
Pse el guardapolvo.y salfcorriendo,
Ese dia la maestra tomaba prueba de
Matematica, y mientras yo estaba tratando
de resolver una cuenta de: multipliacién
‘con decimales; escuché un guau finito que
salia exactamemte.. de mi bolsillo derecho,
Met la mano con disimulo y senti un len:
siltazo inconfundible.
pe tee ball, hme?
me dijo la macstra, que se habia parado
deren guyome cece
Na. da..c—tartamudeé, poniga-
dome més palido que la hoja de la pacha,
ciendo una caseatrabias delante de l. Has-
ta habia dejado de estornudar por todo
[Asi que yo era el chico mis feliz del barrio
yy crea que nunea més iba a haber un pro
Bema con iia pom
Sin embargo me equivoqué, porque
Diminuio sed pero.y pete chigutoade-
nis, pero es travieso y tiene un defecto:
fo le gusta quedarse solo en la casa. Como
tlecfa en un articulo sobre psicologia: de
perros que habia leido en el tomo seis de
|i Encielopedia Canina, se abusria. Yo lo
aba conmigo 2 todos lados, pero, por
fupuesto, habia lugares adonde no pod ir
Ino de ellos era la escucla.
“Todas las mafanas tenfamos la’ mis-
iscusidn: Dimimuto me mordisqueaba
‘condones de lis apatillas para que no me
yy yo le explicba y le expliaba (por-
5s habia que ls
Wd ptos no pusden ala ecu, Peo
jimuto se quedaba lorando y rascando la
aim 2
— No se estaré copia
: