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PROCLAMAR LA PALABRA DE DIOS
1.Proclamar la Palabra
2.Lo que significa proclamar
3.Multiplicar el poder de la comunicación
4.La vara de Moisés
5.Agárrate a la Palabra de Dios
6.La Palabra y el Espíritu juntos
7.Aprender a temblar ante la Palabra de Dios
8.Ejecutar el juicio de Dios
9.Ejercer autoridad
10.Vencer el pensamiento negativo
11.Protección mediante la proclamación
12.Necesidades financieras y físicas
13.Proclamación en asuntos nacionales e internacionales
14.Con respecto al cristianismo y las fuerzas contrarias
PROCLAMACIONES
15.Cómo utilizar estas declaraciones
16.El temor del Señor
17.Justicia y santidad
18.Salud y fortaleza
19.Guía, protección y preservación
20.Intervención de Dios en los asuntos humanos
21.Pruebas y dificultades
22.Conflicto espiritual
23.Redención perfecta
24.Estabilidad mental y emocional
25.Servir a Dios
26.El intercambio divino
27.Confesión para vencedores (Díganlo los redimidos)16
28.Mediante esto venzo al diablo
29.Declaración de confianza en la protección de Dios
30.Proclamaciones en favor de Israel
31.Doce pasos para un buen año
Acerca del autor
A menos que se indique lo contrario, todas las citas de la Escritura
han sido tomadas de la Santa Biblia, Versión Reina-Valera 1960,
RVR, © 1960 por las Sociedades Bíblicas en América Latina; ©
renovado 1988 por las Sociedades Bíblicas Unidas. Usadas con
permiso. Todos los derechos reservados. Las citas de la Escritura
marcadas (NVI) son tomadas de la Santa Biblia, Nueva Versión
Internacional®, nvi®, © 1999 por la Sociedad Bíblica
Internacional. Usadas con permiso. Reservados todos los derechos.
Las citas de la Escritura marcadas (NTV) son tomadas de la Santa
Biblia, Nueva Traducción Viviente, ntv, © 2008, 2009 Tyndale
House Foundation. Usadas con permiso de Tyndale House
Publishers, Inc., Wheaton, Illinois 60189. Todos los derechos
reservados.
Nota de la Editorial: Este libro fue compilado de ediciones previas
de El poder de la proclamación y Oraciones y proclamaciones con
materiales adicionales del extenso archivo de materiales no
publicados de Derek Prince, y editado por el equipo editorial de
Derek Prince Ministries.

Traducción al español por:


Belmonte Traductores
Manuel de Falla, 2
28300 Aranjuez
Madrid, ESPAÑA
www.belmontetraductores.com

Editado por: Ofelia Pérez

Oraciones y proclamaciones

ISBN: 978-1-64123-106-0
eBook ISBN: 978-1- 64123-107-7
© 2018 por Derek Prince

Whitaker House
1030 Hunt Valley Circle
New Kensington, PA 15068
www.whitakerhouseespanol.com

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PROCLAMAR LA PALABRA DE DIOS
1
Proclamar la Palabra

Un poder tremendo es liberado mediante la proclamación de la


Palabra de Dios. Muchos creyentes no son conscientes de este
asombroso potencial que está a disposición de todos los cristianos.
Ya sea una situación de necesidad personal o una crisis internacional
que necesita ser resuelta, aprender a proclamarle la Palabra de Dios
a esa situación libera el poder creativo de Dios, el cual puede
transformar las circunstancias profundamente. Todo creyente tiene
el privilegio y la responsabilidad de proclamar la Palabra de Dios.
A lo largo de mis años de ministerio, siempre que mi esposa, Ruth,
estaba conmigo, yo comenzaba mis mensajes invitándola a
acompañarme en hacer una proclamación. Dios nos enseñó a
comenzar de este modo, y descubrimos que proclamar la Palabra de
Dios en fe al comienzo de una reunión marcaba una diferencia
tremenda en la atmósfera espiritual que había en la reunión y en la
unción sobre el orador.
Una de mis proclamaciones favoritas de la Biblia es una que
utilizábamos frecuentemente, una que, en muchos aspectos, resume
el mensaje de este libro.

Porque como desciende de los cielos la lluvia y la nieve, y no


vuelve allá, sino que riega la tierra, y la hace germinar y
producir, y da semilla al que siembra, y pan al que come, así
será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía,
sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello
para que la envié. (Isaías 55:10-11)
2
Lo que significa proclamar

La palabra proclamar es una palabra fuerte. Viene de una palabra


latina que significa “decir gritando”. Una palabra relacionada en el
lenguaje del Nuevo Testamento es una que significa “confesar”.
Confesar significa “decir lo mismo que”. Para nosotros como
creyentes en la Biblia, la confesión implica decir lo mismo con
nuestra boca que Dios ya ha dicho en su Palabra. Cuando hacemos
que las palabras de nuestra boca estén de acuerdo con la Palabra de
Dios, nos posicionamos a nosotros mismos para recibir el respaldo y
la autoridad plenos de Jesús.
En Hebreos 3:1 el escritor dijo que Jesús es “el sumo sacerdote de
nuestra profesión”. Esta es una declaración muy importante. Si no
tenemos profesión (confesión), no tenemos Sumo Sacerdote. Jesús
es el Sumo Sacerdote de lo que confesamos. En otras palabras,
siempre que decimos con nuestra boca lo que dice la Biblia sobre
nosotros como creyentes en Cristo, entonces tenemos a Jesús como
nuestro Sumo Sacerdote en los cielos, liberando su autoridad y su
bendición sobre nuestra confesión.
Si permanecemos en silencio, sin embargo, en cierto sentido
interrumpimos su ministerio hacia nosotros como Sumo Sacerdote.
Si hacemos una confesión errónea, entonces es peor aún. En tal
caso, invitamos a que fuerzas negativas nos rodeen y se muevan
sobre nosotros.
Una proclamación es una confesión que se hace agresivamente. Es
una palabra que habla de guerra espiritual; es liberar la autoridad de
la Palabra de Dios en una situación, en nuestra propia vida, nuestra
familia, la vida de nuestra iglesia, una situación política, o cualquier
otra cosa. Hay incontables situaciones que necesitan que se libere el
poder de Dios sobre ellas, y no hay manera más eficaz de liberar el
poder de Dios que mediante la proclamación.
Proclamar es realmente la actividad de un heraldo. Heraldo es una
palabra que no utilizamos mucho en el presente, pero en tiempos
medievales el heraldo era una persona con autoridad de un rey,
duque, o algún otro noble que acudía a un lugar público y hacía una
proclamación de la voluntad y la decisión de ese gobernante. Él
gritaba: “¡Atención, atención!”, y entonces hacía la proclamación.
Por lo tanto, siempre que la gente oía “¡Atención, atención!”, sabían
que representaba la voz de la autoridad. Prestaban atención y
escuchaban lo que se decía. En el Nuevo Testamento, aunque no
aparece claramente en la mayoría de las traducciones, la palabra
predicar es la palabra para un heraldo. Significa “proclamar”.
3
Multiplicar el poder de la comunicación

En estos tiempos, mediante el uso de la tecnología moderna de


comunicación podemos proclamar la Palabra de Dios mucho más
ampliamente de lo que era posible antes. Yo he sido maestro de la
Biblia durante muchas décadas, y siempre sentí que era mi
obligación interpretar la Biblia: explicarla y ayudar a la gente a
entenderla.
Hace muchos años atrás, el Señor comenzó a grabar en mí la
palabra proclamar. Sentí que Él me desafiaba a ir más allá de
enseñar su Palabra y comenzar a proclamarla. El resultado fue el
comienzo de mi ministerio radial de enseñanza de la Biblia, que
comenzó en ocho estaciones de radio en los Estados Unidos en 1979
y finalmente se tradujo a más de trece idiomas, cubriendo
efectivamente la mayor parte del planeta.
Esencialmente, es un ministerio de proclamación. El versículo
clave que me avivó a establecer el ministerio radial fue Mateo
24:14:

Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo,


para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin.

Esta era no puede concluir hasta que hayamos hecho nuestro


trabajo como la iglesia de Jesucristo, como sus testigos en la tierra.
Nuestra tarea es proclamar el evangelio “para testimonio a todas las
naciones”. He aprendido por experiencia el tremendo poder de la
Palabra de Dios sencillamente proclamada en fe. Logra los
resultados más maravillosos.
Recuerdo la historia de una mujer estadounidense que era todo lo
que una mujer no debería ser según los estándares cristianos. Era
marxista, feminista y lesbiana. Se encontraba en un pequeño barco
en el mar del sur de China con algunas de sus compañeras cuando se
acercaba una tormenta. Las demás dijeron: “Ve abajo y enciende la
radio, a ver qué puedes descubrir sobre la climatología”.
Ella encendió la radio y resulta que sintonizó mi programa de
radio, que se emitía desde Manila en las Filipinas. Ella escuchó lo
suficiente para ser salva allí mismo y, como resultado, se volvió
radical, pero al contrario: radical para Dios. Lo que ella oyó no fue
solamente la enseñanza; fue sencillamente la Palabra proclamada
que hizo su obra.
4
La vara de Moisés

Veamos el ejemplo de Moisés cuando Dios lo llamó a regresar y


ser el libertador que sacaría a Israel de Egipto. Quizá recuerdes que
Dios se le apareció en la zarza ardiente y, en Éxodo 4, dijo que Él
enviaba a Moisés de nuevo a Egipto para liberar a Israel de la
esclavitud. A pesar de la comisión de Dios, Moisés sentía que no
estaba preparado para la tarea. Moisés había perdido toda la
confianza en sí mismo que había tenido a los cuarenta años de edad;
ahora tenía ochenta. Dijo, en efecto: “¿Por qué yo, Señor? No puedo
hacer nada. ¿Cómo podré hacerlo?”.
A su manera siempre práctica, Dios le dijo a Moisés: “¿Qué es eso
que tienes en tu mano?” (Éxodo 4:2).
“Una vara”, respondió Moisés. Lo que tenía era una vara como la
que llevaría cualquier otro pastor. Él no pensaba que hubiera nada
particularmente especial en su vara.
Dios procedió a demostrar a Moisés el potencial milagroso que
había en aquella vara aparentemente insignificante. En cierto
momento, el Señor dijo: “Échala en tierra” (Éxodo 4:3). Cuando
Moisés lo hizo, se convirtió en una serpiente, y él huía de ella.
Entonces Dios dijo: “Extiende tu mano, y tómala por la cola”
(versículo 4). Cualquiera que maneje serpientes te dirá que nunca se
debe agarrar a una serpiente por la cola. Pero Moisés obedeció a
Dios, y la serpiente volvió a convertirse otra vez en una vara. Al
hacer eso, Dios mostró a Moisés cómo utilizar la vara como un
instrumento de autoridad divina. Con esa vara, Moisés derrotó a los
magos de Egipto, despojó de su poder al Faraón, humilló a sus
dioses, y sacó a Israel de Egipto: de la esclavitud a la libertad.
Si analizamos el resto del libro de Éxodo desde ahí en adelante,
toda la liberación de Israel al salir de Egipto se logró mediante
aquella vara. Cada vez que Moisés quería que Dios interviniera,
extendía su vara y Dios intervenía. La autoridad de Moisés estaba
simbolizada por la vara que tenía en su mano. Cuando el mar Rojo
tenía que dividirse para que Israel pudiera atravesarlo, Moisés
extendió su vara y las aguas se dividieron.
Cuando los egipcios estaban cruzando el lecho del mar
persiguiendo a los hijos de Israel, Moisés volvió a extender su vara y
las aguas se los tragaron. El único equipamiento que necesitaba
Moisés para toda la tarea a la que Dios le había llamado era aquella
sencilla vara de pastor, precisamente lo que él no consideraba que
tuviera importancia cuando la sostuvo por primera vez en su mano.
5
Agárrate a la Palabra de Dios

También tú tienes una vara en tu mano: tu Biblia. Si puedes


entender su potencial ilimitado, puedes utilizarla como Moisés
utilizó su vara: para extender la autoridad de Dios a cualquier
situación en la que Satanás se opone al pueblo de Dios y a sus
propósitos.
A lo largo de nuestros años juntos, mi esposa Ruth y yo libramos
una guerra continua contra Satanás, que se oponía a nosotros y a
nuestro ministerio de muchas maneras diferentes. Yo sentí que una
de sus metas era matar a Ruth. En esta guerra, el Espíritu Santo nos
enseñó cómo aferrarnos a la Biblia como nuestra vara, y extender la
autoridad de Dios por medio de ella a cada área en la que Satanás se
nos oponía.
El Espíritu Santo nos guió sistemáticamente a un versículo tras
otro, y nos mostró cómo dirigirlos a cada área de ataque. La
estrategia que el Espíritu Santo nos enseñó fue:
¡Proclamación!
¡Acción de gracias!
¡Alabanza!

En primer lugar, proclamar el versículo apropiado con una


confianza valiente e inquebrantable. Para hacerlo efectivo
plenamente, con frecuencia personalizábamos los pasajes que
citábamos, haciendo cualquier sustitución gramatical necesaria para
aplicar los versículos a nosotros más personalmente. Por ejemplo,
donde la Biblia dice “tú”, nosotros lo cambiábamos en nuestra
proclamación a “yo” o “nosotros”.1
En segundo lugar, aceptábamos como cierto el versículo que
proclamábamos, incluso antes de ver cómo obraba en cualquier
situación. El resultado natural de esto era dar gracias a Dios por
ello.
Esto condujo lógicamente al tercer paso: alabanza el voz alta y con
júbilo.
En Cantar de los Cantares 6:4 (NTV), Salomón describe a la novia
de Cristo, la iglesia, como “tan majestuosa como un ejército con sus
estandartes”. Bajo esos estandartes (Proclamación, Acción de
Gracias y Alabanza), Ruth y yo pudimos expulsar las fortalezas de
las tinieblas y entrar en la libertad que Dios había designado para
nosotros como sus hijos creyentes.
A menos que se indique lo contrario, utilizamos la versión Reina-
Valera 1960. Donde nos ha parecido apropiado hacer cambios
importantes en la redacción, se ha identificado con un asterisco (*).
Las proclamaciones y oraciones estarán agrupadas bajo diez
encabezamientos.

Temor del Señor


Rectitud y santidad
Salud y fortaleza
Guía, protección y preservación
Intervención de Dios en los asuntos humanos
Pruebas y tribulaciones
Conflicto espiritual
Redención perfecta
Estabilidad mental y emocional
Servicio a Dios

Y al final hay seis proclamaciones generales que eran


especialmente nuestras favoritas.
A fin de recibir el beneficio máximo de estos pasajes de la Biblia,
aquí tenemos tres sencillos pasos a seguir:
1. Pedir al Espíritu Santo que haga “vivo” para ti cualquier
versículo que sea apropiado para tu situación particular.
2. Leer esos versículos muchas veces, en voz alta si es posible.
3. Proceder gradualmente de leer en voz alta a la memorización
sistemática. Este es un paso natural. La expresión hebrea
“aprender de memoria” significa realmente “aprender de
boca”. Al leer las palabras en voz alta, se van grabando
gradualmente en la memoria.
Antes de comenzar, sin embargo, voy a compartir contigo algunas
de las verdades que he aprendido sobre proclamar la Palabra de
Dios.

1Nota de la Editorial: Notarás estos tipos de cambios a la redacción exacta de la


Escritura a lo largo de la sección Proclamaciones.
6
La Palabra y el Espíritu juntos

Como observamos sobre Moisés al principio del capítulo anterior,


si eres un cristiano comprometido que cree en la Biblia, también
tienes una vara en tu mano. Es la Palabra de Dios. Piensa en tu
Biblia como el único instrumento que necesitas en tu mano para
poder hacer todo lo que Dios te llama a hacer.
Lo primero que tenemos que entender es el poder de la Palabra de
Dios. Es un libro sobrenatural. Igual que la vara de Moisés, contiene
poder que no es obvio cuando la miras por primera vez; pero cuando
comienzas a entenderla, su poder es realmente ilimitado.
Voy a darte algunos versículos que revelan el poder de la Palabra
de Dios:

Por la palabra de Jehová fueron hechos los cielos, y todo el


ejército de ellos por el aliento de su boca. (Salmos 33:6)

La palabra hebrea para “aliento” es ruach, que es también la


palabra para “espíritu”. Por lo tanto, toda la creación vino por medio
de dos agentes: la Palabra de Dios y el Espíritu de Dios. Todo lo que
existe, ha existido o existirá tiene su origen en el trabajo conjunto de
estas dos fuerzas. La Palabra debe trabajar con el Espíritu. Creo que
quizá por eso se tradujo como aliento y no como espíritu.
Piensa en el tremendo poder de las palabras, y a la vez en lo
simples que pueden ser. Cuando enseñaba inglés como segundo
idioma a estudiantes africanos, tuve que aprender la fonética
elemental, y descubrí cosas interesantes sobre las palabras. ¿Cómo
hablamos realmente? Al liberar el aliento de nuestros pulmones, este
pasa por la boca y la nariz, y las distintas alteraciones a las que está
sometido determinan el sonido de las palabras que salen. Por eso no
se puede hablar sin respirar.
Esta es una imagen también de cómo habla Dios. Cada vez que Él
dice una palabra, esta es llevada por su aliento, su Espíritu. La
Palabra y el Espíritu de Dios siempre van juntos. La Palabra y el
Espíritu de Dios dieron vida al universo, y siguen trabajando juntos
para mantenerlo.
Hay un versículo muy poderoso en 2 Pedro que nos dice tres
cosas: la Palabra crea, la Palabra mantiene y la Palabra abole o tiene
el poder de abolir.

Estos ignoran voluntariamente, que en el tiempo antiguo


fueron hechos por la palabra de Dios los cielos, y también la
tierra, que proviene del agua y por el agua subsiste, por lo
cual el mundo de entonces pereció anegado en agua; pero los
cielos y la tierra que existen ahora, están reservados por la
misma palabra, guardados para el fuego en el día del juicio y
de la perdición de los hombres impíos. (2 Pedro 3:5-7)

Por la Palabra de Dios, la tierra y los cielos existieron; por la


Palabra de Dios, son mantenidos; y por la Palabra de Dios, y en su
tiempo, pasarán. La Palabra de Dios crea, mantiene y abole. A
veces, cuando miro el caos que el hombre está produciendo en este
planeta, me alegro de que la Palabra de Dios vaya a abolir este caos
un día. Dios realiza todas estas cosas por su Palabra.
Regresemos al versículo citado al principio: Isaías 55:10-11. Esta
palabra debe salir de la boca de Dios, o de lo contrario no es eficaz.

Porque como desciende de los cielos la lluvia y la nieve, y no


vuelve allá, sino que riega la tierra, y la hace germinar y
producir, y da semilla al que siembra, y pan al que come, así
será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía,
sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello
para que la envié. (Isaías 55:10-11)

Observa que Dios dice: “así será mi palabra que sale de mi


boca”. En otras palabras: “Mi palabra, cuando es impulsada por mi
aliento”.
En 2 Corintios 3:6, Pablo dijo: “porque la letra mata, mas el
espíritu vivifica”. En otras palabras, la Palabra por sí misma, sin el
aliento, no produce vida. Tienen que ser la Palabra y el Espíritu
juntos. Quizá tienes un sermón que tiene muchos versículos
incluidos, pero si no tiene el aliento del Espíritu, es un sermón seco.
No produce vida; produce muerte. Los dos siempre deben actuar
juntos.
Quiero trazar un paralelismo con la experiencia de Moisés para ver
cómo podemos hacer que la Palabra de Dios sea efectiva
proclamándola. Con proclamarla me refiero a liberarla en una
situación en concreto. Se necesita confianza y valentía. No es para
los tímidos; debes decidir que la crees.
Es la Palabra de Dios, y si la dices con un corazón lleno de fe con
unos labios crédulos, es tan eficaz cuando su Espíritu la dice a través
de ti como cuando Dios mismo la dice. Si el Espíritu de Dios
impulsa la Palabra de Dios a través de tu boca, es tan eficaz como
cuando Dios creó el universo con ella.
7
Aprender a temblar ante la Palabra de Dios

Comenzamos este capítulo con el reconocimiento de que lo


primero que le ocurrió a Moisés fue que se asustó. Cuando Moisés
arrojó la vara al suelo se convirtió en una serpiente, y él huyó de
ella. Al igual que Moisés, antes de que podamos ser eficaces a la
hora de proclamar, debemos aprender a tener un temor saludable de
la Palabra de Dios. Tenemos que aprender a temblar ante la Palabra
de Dios.

Jehová dijo así: El cielo es mi trono, y la tierra estrado de mis


pies; ¿dónde está la casa que me habréis de edificar, y dónde
el lugar de mi reposo? Mi mano hizo todas estas cosas, y así
todas estas cosas fueron, dice Jehová; pero miraré a aquel que
es pobre y humilde de espíritu, y que tiembla a mi palabra.
(Isaías 66:1-2)

No podemos construir nada que impresione a Dios porque Él ya ha


creado todo el universo. No obstante, hay una cosa que atrae su
favor: “pero miraré… [estimaré, respetaré]”. ¿A quién respetará
Dios y tomará en cuenta? “a aquel que es pobre y humilde de
espíritu, y que tiembla a mi palabra”.
Por lo tanto, como Moisés, nuestra primera reacción debe ser
temor y admiración ante la Palabra de Dios. Hay muy poco temor
ante la Palabra de Dios en la iglesia hoy día. Quizá nos hemos
familiarizado demasiado con ella. La citamos y difundimos, pero
demasiadas personas no muestran una verdadera reverencia por ella.
Esta actitud debe cambiar.
Déjame darte dos razones por las que deberíamos temblar ante la
Palabra de Dios. La primera es cuando Jesús dijo:

Al que oye mis palabras, y no las guarda [las recibe], yo no le


juzgo; porque no he venido a juzgar al mundo, sino a salvar al
mundo. El que me rechaza, y no recibe mis palabras, tiene
quien le juzgue; la palabra que he hablado, ella le juzgará en
el día postrero. (Juan 12:47-48)

Un día, todos seremos juzgados por la Palabra de Dios. Imagínate


estando de pie ante el Dios Todopoderoso, teniendo que dar cuentas
de tu vida como creo que todos haremos un día. Creo que
temblarías; estarías muy preocupado. Jesús dijo que deberíamos
tener la misma actitud hacia la Palabra de Dios porque ella será
nuestro juez ese día. Cada vez que abrimos las páginas de la Biblia y
la leemos, si podemos entender esto, estamos mirando lo que un día
nos juzgará. No es de extrañar que debiéramos temblar ante ella.
Después, Jesús dijo otra frase asombrosa:

El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y


vendremos a él, y haremos morada con él. (Juan 14:23)

Este es uno de los pocos lugares de la Biblia en los que se usa el


pronombre plural para describir a Dios. “Vendremos [Padre e Hijo]
a él”. ¿Cómo vendrán? Será mediante la Palabra de Dios. En otras
palabras, cuando nos abrimos a su Palabra, entonces Dios mismo, el
Padre y el Hijo, vienen a nuestras vidas, dispuestos a hacer su
morada con nosotros.
Imagínate una visión en la que tú realmente vieras al Señor Jesús
viniendo a tu casa. Estarías abrumado; tendrías un sentimiento de
asombro. Querrías caer a sus pies en reverencia. Aquí, Jesús está
diciendo: “No vendré yo solamente, sino que el Padre también
vendrá”. Y lo harán mediante la Palabra de Dios.
La mayoría de nosotros en la iglesia contemporánea necesitamos
un cambio de actitud con respecto a la Palabra de Dios. Tenemos
que mostrar un sentimiento mucho mayor de reverencia, asombro y
temor. La Palabra no será eficaz en nuestra vida como lo he descrito
hasta que aprendamos a reverenciar esa Palabra.
8
Ejecutar el juicio de Dios

El capítulo anterior nos reveló la importancia de temblar ante la


Palabra. Esto es lo primero que le ocurrió a Moisés. De repente
conoció cuál era el poder que estaba presente en su vara, y huyó de
ella. Lo segundo que hizo fue tomar de nuevo la vara. Por la fe, la
asió y la serpiente se convirtió en una vara en su mano nuevamente.
Así, después de que hayamos temblado, tenemos que asir la Palabra
de Dios.
Los cuatro últimos versículos del Salmo 149 hablan
poderosamente de esto.

Regocíjense los santos por su gloria, y canten aun sobre sus


camas. Exalten a Dios con sus gargantas, y espadas de dos
filos en sus manos, para ejecutar venganza entre las naciones,
y castigo entre los pueblos; Para aprisionar a sus reyes con
grillos, y a sus nobles con cadenas de hierro; Para ejecutar en
ellos el juicio decretado; Gloria será esto para todos sus
santos. Aleluya. (Salmos 149:5-9)

Los santos de los que se habla aquí son todos los creyentes
verdaderos y dedicados, personas que tiemblan al sonido de la
Palabra de Dios, pero que están totalmente comprometidos con ella.
Y hay una asombrosa serie de frases que se nos dan. ¿Te puedes
identificar como alguien que pertenece a estos santos? Si exaltas a
Dios con tu garganta y tienes una espada de dos filos en tus manos,
entonces puedes ejecutar juicio sobre las naciones. ¿Puedes empezar
a verte, por la fe, como parte de este escenario? Este honor o
privilegio pertenece a todos los santos. ¡Qué responsabilidad tan
asombrosa! Creo que la forma en que cada uno oramos sería muy
distinta si realmente nos viésemos a la luz de estos versículos.
Observa que tenemos que “ejecutar… el juicio decretado”.
¿Dónde está escrito este juicio? En la Palabra. Nosotros no somos
los que hacemos estos juicios, ya que Dios los ha hecho, pero sí
tenemos el privilegio de ejecutar estos juicios sobre las naciones y
sus gobernantes. En otras palabras, los creyentes tienen un papel
único e importante que desempeñar en la historia.
La tragedia es que muchos cristianos están muy lejos de entender
todo lo que Dios ha puesto a nuestra disposición, por no hablar de
todo lo que Él espera de nosotros. Quiero enfatizar que no somos
nosotros los que hacemos estos juicios; encontramos estos juicios
escritos en la Palabra de Dios. Nuestro papel es ejecutarlos.
¿Cómo hacemos esto? Lo hacemos proclamando de la Palabra de
Dios los juicios que están ahí escritos. Simplemente los
proclamamos; nosotros somos los heraldos. Estamos de pie en el
mercado del mundo y gritamos: “¡Atención! ¡Atención!”. Después
anunciamos el decreto de Dios.
9
Ejercer autoridad

Al llegar a la siguiente etapa, quiero ser muy práctico y realista.


Cuando Moisés tomó la vara, ¿qué hizo después? Cuando regresó a
Egipto, la extendió. Al hacerlo, ejerció la autoridad que había en la
vara. Quiero sugerir que nosotros tenemos que hacer lo mismo.
Tenemos que tomar la Palabra escrita de Dios y estirarla en
cualquier situación donde sea necesaria la autoridad de Dios.
Una de las formas más eficaces de liberar el poder de Dios en una
situación es proclamándolo en fe y bajo la unción del Espíritu Santo.
Recuerda que la Palabra debe ir con el aliento. Cuando el aliento, o
el Espíritu de Dios impulsa su Palabra desde nuestra boca, podemos
liberarlo en una situación dada. Y esas palabras tienen toda la
autoridad del Dios Todopoderoso en esa situación.
Dios no se bajó de su trono, tomó la vara de Moisés y dijo: “Yo lo
haré por ti” y, sin embargo, eso parece ser lo que muchos de
nosotros esperamos que ocurra. Pero Dios dice, en verdad: “Tú
tienes la vara; hazlo tú”. Aunque realmente se le llama “la vara de
Dios” en Éxodo 4:20, Moisés fue quien la sostuvo en alto y la
movió.
Voy a hablar de varias situaciones que necesitan la vara de Dios.
Comenzaré con asuntos que son personales y después avanzaré a
necesidades regionales, nacionales e incluso internacionales. Quiero
destacar las distintas formas en que podemos extender la vara. Todas
ellas serán proclamaciones usadas regularmente en mis tiempos
devocionales con el Señor. (A menudo, estos tiempos no fueron
tiempos de silencio) No estoy sugiriendo que haya más poder en ti si
gritas, todo depende de cómo te dirija el Espíritu Santo en ese
tiempo. Durante un periodo de varios años he reunido entre cien y
doscientas proclamaciones que he hecho de forma regular. Algunas
de ellas las he proclamado cientos de veces.
10
Vencer el pensamiento negativo

Recuerda, especialmente si tienes muchos pensamientos y palabras


negativas en tu trasfondo, que decir una de estas proclamaciones una
vez no causará un gran impacto. Estas proclamaciones hay que
declararlas en voz alta una y otra vez para comenzar a ver un
verdadero cambio que venga desde las esferas celestiales. Tienes
que seguir declarándolas en voz alta hasta que sean parte de tu
pensamiento.
Quizá ya sepas que soy de Inglaterra y que los británicos pueden
ser bastante negativos. Tendemos a ser, por naturaleza, algo
pesimistas. ¡Yo mismo era el mayor de los pesimistas! Gracias a
Dios, Él poco a poco me revolucionó, ¡aunque tardó un tiempo!
Siempre que me veía ante una situación difícil, automáticamente
comenzaba a pensar en todos los problemas y cosas malas que
podrían suceder. Quizá tú tengas el mismo problema.
Yo usaba el arma de la Palabra de varias formas. En Jeremías
29:11, Dios dice a Israel: “Pues yo sé los planes que tengo para
ustedes… Son planes para lo bueno y no para lo malo” (NTV).
Otras traducciones dicen “planes de bienestar” (NVI) y “no de
desgracia, pues os ofrezco un futuro y una esperanza” (BLP).
Cada vez que me encontraba comenzando a entretener una imagen
o pensamiento negativo, decía: “Señor, te doy gracias porque tú
sabes los planes que tienes para mí, planes de bien y no de mal,
planes de prosperidad y no de calamidad, para darme un futuro y
una esperanza”.
Quizá tuve que decirlo varias veces, pero al final la atmósfera
negativa se disipó, y tuve una actitud fuerte, confiada, positiva. Si
comienzas a decir esto al comienzo del día, tendrás un buen día, y
lograrás las cosas que te dispusiste a hacer.
Tu actitud marca una gran diferencia en la forma en que otras
personas te tratan. Si entras en una tienda con una actitud positiva,
los empleados te ayudarán. Si entras esperando un mal trato, falta de
amabilidad o problemas, probablemente es lo que te encontrarás.
Pienso que siempre es bueno personalizar las proclamaciones que
hagas. Así, cuando la Biblia dice “tú”, reemplázalo por un “yo”. Al
hacerlo, estás diciendo: “Esto tiene que ver conmigo”.
Comencemos con la autodefensa. Imagínate que recibes un ataque
de pensamientos negativos y de temor y te ves continuamente
pensando en lo que sucedería si te murieses. Quizá necesitas una
cirugía, y el doctor dice que no puede garantizarte que superes la
operación. Ruth y yo nos vimos en esta situación cuando ella estaba
enferma. Este es un versículo que quizá usamos más de mil veces:
“No moriré, sino que viviré, y contaré las obras de JAH” (Salmos
118:17).
11
Protección mediante la proclamación

Imagínate que la gente está hablando o incluso orando en contra de


ti. Tu remedio está en Isaías 54:17, donde se encuentra la siguiente
proclamación:

Ningún arma que se forme contra mí prosperará, y condeno


toda lengua que se levante contra mí en juicio. Esta es mi
herencia como siervo del Señor, y mi justicia viene de ti, oh
Señor de los ejércitos.

Ruth y yo solíamos decir esto cada noche antes de irnos a dormir.


Cuando confesamos que nuestra justicia viene del Señor, esta es la
razón por la que podemos condenar las lenguas que nos acusan. Es
porque están rehusando la justicia de Dios, y eso siempre significa
estar en el lado perdedor.
Me gustaría dejar claro también que decíamos: “Si hay personas
que hablan en contra nuestra o que están procurando nuestro mal, les
perdonamos. Y habiéndolos perdonado, les bendecimos en el
nombre del Señor”. Siempre buscábamos reemplazar lo negativo por
lo positivo.
La Biblia dice que si la gente nos maldice, nosotros no deberíamos
maldecirlos como respuesta, sino más bien bendecirlos. Pablo dijo:
“No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal”
(Romanos 12:21). La bondad es el único poder lo suficientemente
fuerte para vencer el mal.
Cuando nos atacaban, usábamos una proclamación de
Deuteronomio 33:25-27:

Tus cerrojos serán de hierro y bronce; ¡que dure tu fuerza


tanto como tus días! No hay nadie como el Dios de Jesurún,
que para ayudarte cabalga en los cielos, entre las nubes, con
toda su majestad. El Dios eterno es tu refugio; por siempre te
sostiene entre sus brazos. Expulsará de tu presencia al
enemigo y te ordenará que lo destruyas. (NVI)
Este tipo de proclamación realmente asusta a Satanás. Recuerda
que nuestra batalla no es contra carne y sangre, sino contra
potestades espirituales de maldad en las regiones celestes. (Ver
Efesios 6:12). Las armas que Dios provee son muy poderosas, pero
se deben utilizar en el contexto adecuado.
12
Necesidades financieras y físicas

Puede que tengas varios tipos de necesidades: financieras o físicas,


por ejemplo. Para las necesidades financieras, hemos usado
2 Corintios 9:8. De nuevo, hemos cambiado algunas palabras, pero
básicamente es de la versión Reina Valera:

Y poderoso es Dios para hacer que abunde en nosotros toda


gracia, a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo
lo suficiente, abundemos para toda buena obra.

Todo comienza con tres palabras sencillas: “poderoso es Dios”.


Después dice lo que Él es capaz de hacer. En este asombroso
versículo, la palabra “toda” aparece cuatro veces, y la palabra
“abundar” aparece dos veces. ¡Es difícil encontrar más abundancia
en un solo versículo! Todo es gracia. Y ¿cómo se recibe la gracia?
“Porque por gracia sois salvos por medio de la fe” (Efesios 2:8).
No es algo que nos ganamos o merecemos. No depende de nuestro
estatus social. Recibimos todo por fe en la gracia de Dios. Este
versículo es el fundamento financiero de nuestro ministerio.
Después, imagínate que te ves ante algún desafío que crees que no
podrás superar. No tienes la educación, la fuerza física, el
discernimiento, o cualquier cosa que la situación pareciera requerir.
En estas circunstancias, acudíamos a Filipenses 4:13. Esta es la
“versión Prince”. Sé griego, y creo que el Señor me ha dado un buen
entendimiento del lenguaje para sacar el significado mejor que
cualquier otra versión que yo conozca: “Todo lo puedo mediante
aquel que me empodera desde dentro”.
Uso la palabra empodera porque la palabra griega viene de
dunamis, que normalmente se traduce como “poder”. Por lo tanto,
hay una fuente de poder dentro de ti que se libera mediante tu
proclamación. Aunque no tengas la educación, la fuerza o el
discernimiento para hacer algo, cuando es una tarea asignada por la
voluntad de Dios, hay Alguien en tu interior que te empodera desde
dentro.
Quizá estés aquejado de una enfermedad de algún tipo. Uno de
nuestros versículos favoritos que trata de la sanidad es 1 Pedro 2:24:

Quien llevó él [Jesús] mismo nuestros pecados en su cuerpo


sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los
pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis
sanados.

Observa que se expresa en tiempo pasado. Cuando la Biblia habla


sobre sanidad en la expiación, el tiempo futuro no se usa nunca.
Setecientos años antes de que Jesús viniera, Isaías dijo: “por su
llaga fuimos nosotros curados” (Isaías 53:5, énfasis añadido). Tras
la muerte expiatoria y resurrección de Cristo, mirando atrás, Pedro
dijo: “Por cuya herida fuimos sanados”.
Esto te da una perspectiva totalmente distinta. No significa que
dejes automáticamente de estar enfermo, sino que te da una base
distinta sobre la cual encontrarte con la enfermedad y desafiarla. A
veces tendrás que seguir confesándolo una y otra vez durante un
largo tiempo. Pero debes decidir qué es más fiable, si la Palabra de
Dios o tus síntomas.
13
Proclamación en asuntos nacionales e
internacionales

Ahora pasamos a un área en la que se necesita un enfoque más


agresivo. Quiero hablar de la intervención en los asuntos nacionales
e internacionales. Ruth y yo solíamos pasar mucho tiempo orando
por todo tipo de situaciones fuera de nuestras propias necesidades
personales, incluyendo los destinos de naciones. Estos son algunos
versículos que te animarán y ayudarán a hacer lo mismo.
Uno de nuestros favoritos es una combinación de Daniel 2:20-22 y
Daniel 4:34-35. La primera palabra la proclamó Daniel y la segunda
Nabucodonosor, pero el mensaje es el mismo.

Sea bendito el nombre de Dios de siglos en siglos, porque


suyos son el poder y la sabiduría. El muda los tiempos y las
edades; quita reyes, y pone reyes; da la sabiduría a los sabios,
y la ciencia a los entendidos. El revela lo profundo y lo
escondido; conoce lo que está en tinieblas, y con él mora la
luz… cuyo dominio es sempiterno, y su reino por todas las
edades. Todos los habitantes de la tierra son considerados
como nada; y él hace según su voluntad en el ejército del
cielo, y en los habitantes de la tierra, y no hay quien detenga
su mano, y le diga: ¿Qué haces?

Recuerda que la segunda sección de estas palabras vino de un


gobernante que recientemente había sido incrédulo. Eso debería
animarnos a ver que Dios sin duda puede cambiar los corazones de
los malos gobernantes si aprendemos a orar.
Después hay dos pasajes de 2 Crónicas. Ambos son oraciones en
un solo versículo, y a menudo las decíamos en voz alta para
continuar antes de enfocarnos en orar más por los aspectos
específicos de la situación concreta que teníamos entre manos.

«Señor, solo tú puedes ayudar al débil y al poderoso.


¡Ayúdanos, Señor y Dios nuestro, porque en ti confiamos, y en
tu nombre hemos venido contra esta multitud! ¡Tú, Señor, eres
nuestro Dios! ¡No permitas que ningún mortal se alce contra
ti!». (2 Crónicas 14:11 NVI)

La segunda está en 2 Crónicas 20:6:

Señor, Dios de nuestros antepasados, ¿no eres tú el Dios del


cielo, y el que gobierna a todas las naciones? ¡Es tal tu fuerza
y tu poder que no hay quien pueda resistirte! (NVI)

Ahora leamos el Salmo 33:8-12, que es una afirmación


tremendamente poderosa siempre que estés tratando con una
situación del mundo:

Tema a Jehová toda la tierra; Teman delante de él todos los


habitantes del mundo. Porque él dijo, y fue hecho; Él mandó, y
existió. Jehová hace nulo el consejo de las naciones, y frustra
las maquinaciones de los pueblos. El consejo de Jehová
permanecerá para siempre; Los pensamientos de su corazón
por todas las generaciones. Bienaventurada la nación cuyo
Dios es Jehová, el pueblo que él escogió como heredad para
sí. (Salmos 33:8-12)

En otras palabras: “¿quién resultará ser el vencedor de todo


esto?”. La nación cuyo Dios es el Señor. Todos los planes de
gobiernos, naciones, las Naciones Unidas, son un sinsentido si son
contrarios a los planes de Dios.
14
Con respecto al cristianismo y las fuerzas
contrarias

Finalmente, quiero considerar algunos versículos que se relacionan


específicamente con Israel, que es una de las zonas por las que más
hemos estado orando a lo largo de los años. Quizá tú no tengas
exactamente la misma carga, pero puedes tomar los principios y
aplicarlos a tu situación particular.
Las regiones del mundo que ahora a menudo se conocen como la
“ventana 10/40” han demostrado estar entre las más difíciles de
penetrar con la verdad del evangelio. Son países que se encuentran
entre los grados 10 y 40 al norte del ecuador, áreas consideradas con
los mayores problemas socioeconómicos. Creo que hay una razón
muy importante para esto que de hecho subraya el impacto que
puede tener la proclamación.
Probablemente sepas que cinco veces al día, cada día, desde cada
mezquita musulmana del mundo se eleva una proclamación: “No
hay dios sino Alá, y Mahoma es su profeta”. Esta proclamación se
ha estado haciendo cada día durante más de 1.400 años. No tienes
que hacer las cuentas para saber que esta proclamación se ha
repetido miles de millones de veces durante los siglos. Quizá esto
nos ayude a entender por qué hay un poder religioso tan fuerte sobre
toda esta región. ¿Cuál es la causa? Creo que tiene mucho que ver
con el poder de esa proclamación.
Este principio se aplica al margen de que la proclamación sea
positiva o negativa. Para vencer el poder acumulado de las
proclamaciones negativas, tenemos que hacer proclamaciones
positivas para contrarrestarlas. Si crees que esta es una tarea
imposible, recuerda la situación cuando Moisés y Aarón fueron
confrontados por los magos de Egipto. Cuando Aarón tiró su vara al
piso y se convirtió en una serpiente, los magos hicieron lo mismo,
pero la serpiente de Aarón se comió a todas las serpientes de los
magos egipcios. (Ver Éxodo 7:10-12). Nuestras proclamaciones
pueden vencer las proclamaciones negativas si sabemos cómo
hacerlas.
Ahora quiero ver dos proclamaciones bíblicas específicamente
concernientes a Israel y su tierra. La primera es Salmos 125:3:

No prevalecerá el cetro de los impíos sobre la heredad


asignada a los justos. (NVI)

En este contexto, el “cetro de los impíos” queda representado por


cualquier fuerza que se oponga a Dios, su pueblo o sus propósitos.
Tendrás que declarar este versículo en fe, especialmente cuando
todo parezca ser exactamente contrario. De hecho, ¡ese es el mejor
momento para decirlo! Estás extendiendo tu vara de autoridad, y tu
vara (o serpiente) va a comerse todas las serpientes de los magos.
La segunda proclamación con respecto a Israel está en Salmos
129:5-6:

Serán avergonzados y vueltos atrás todos los que aborrecen a


Sion. Serán como la hierba de los tejados, que se seca antes
que crezca.

Me doy cuenta de que todos aquellos que aborrecen a Sion nunca


crecerán hasta ser maduros, sino que se secarán antes de crecer del
todo. Eso es Palabra de Dios, y se cumplirá.
Permíteme darte un versículo más sobre la restauración de Israel.

Regocijaos en Jacob con alegría, y dad voces de júbilo a la


cabeza de naciones; haced oír, alabad, y decid: Oh Jehová,
salva a tu pueblo, el remanente de Israel. (Jeremías 31:7)

Mira los verbos en este versículo: regocijaos, dad voces, haced oír,
alabad y decid. Son todas acciones específicas en las que podemos
involucrarnos. La palabra haced oír (proclamar) está incluida
también. Después dice en el versículo 10:

Oíd palabra de Jehová, oh naciones, y hacedlo saber en las


costas que están lejos, y decid: El que esparció a Israel lo
reunirá y guardará, como el pastor a su rebaño.
Esto es algo que podemos proclamar, o declarar, sobre todas las
naciones, especialmente sobre las de la “ventana 10/40”. El mismo
Dios que dispersó a Israel está ahora reuniéndolo de nuevo. Como
pueblo de Dios, nosotros podemos tener una parte que desempeñar
en la proclamación de la verdad de la Palabra de Dios hasta que se
convierta en una realidad.
PROCLAMACIONES
15
Cómo utilizar estas declaraciones

Para comenzar esta sección, quiero darte algunas pautas sobre


cómo aplicar estas proclamaciones que Ruth y yo usamos tanto
pública como privadamente durante los veinte años de nuestro
matrimonio.
Estas proclamaciones están organizadas por categorías para
ayudarte a usarlas apropiadamente. Hay más de cien, así que si
quieres usar una cada día, tendrías suficientes para cuatro meses.
Después puedes volver a comenzar.
Como ejemplo, veamos una combinación de proclamaciones
titulada Declaración de Confianza en la Protección de Dios (que
también aparece de nuevo al final del libro). Ruth y yo hacíamos
esta declaración de forma regular, y comprobamos que aportó un
gran beneficio a nuestras vidas.
Hemos recibido muchos testimonios a lo largo de los años de
personas que compartieron cómo habían sido liberados y habían
experimentado una mayor sensación de la presencia de Dios al haber
proclamado las verdades contenidas en esta proclamación.
Te animo a tomar esta proclamación y todas las demás de este
libro, meditar en ellas y aplicarlas a tu vida en fe. Puedes usarlas
cuando te levantes por la mañana y antes de acostarte por la noche.
Creo que es más eficaz decirlas en voz alta que tan solo leerlas. Es
bueno repetir la proclamación varias veces para que ahonde en tu
espíritu.

DECLARACIÓN DE CONFIANZA EN LA PROTECCIÓN DE


DIOS
Ningún arma que se forme contra mí prosperará, y condeno toda
lengua que se levante contra mí en juicio. Esta es mi herencia como
siervo del Señor, y mi justicia viene de ti, oh Señor de los ejércitos.
Si hay personas que han estado hablando u orando en contra mía, o
buscando hacerme daño, o que me hayan rechazado, los perdono
(nombra a las que conozcas). Tras haberles perdonado, les bendigo
en el nombre del Señor.1
Ahora yo declaro, oh Señor, que tú y solo tú eres mi Dios y no hay
nadie más; un Dios justo y Salvador, Padre, Hijo y Espíritu, ¡y te
adoro!
Me someto de nuevo a ti hoy en una obediencia sin reservas. Tras
haberme sometido a ti, Señor, hago como dice tu Palabra. Resisto al
diablo: todas sus presiones, sus ataques, sus engaños y cada
instrumento o agente que pudiera buscar usar contra mí. ¡No me
someto! Lo resisto, lo aparto de mí y lo excluyo de mí en el nombre
de Jesús.
Específicamente, rechazo y repelo la enfermedad, la infección, el
dolor, la inflamación, los males, alergias, virus, _______2, toda
forma de brujería y todo tipo de estrés.
Finalmente, Señor, te doy gracias porque por el sacrificio de Jesús
en la cruz, he dejado de estar bajo la maldición y he entrado en la
bendición de Abraham a quien bendijiste en todas las cosas:
exaltación, salud, reproducción, prosperidad, victoria, favor de Dios
y amistad de Dios.3 Amén.

Las siguientes proclamaciones bíblicas han sido probadas en


nuestra propia experiencia. Los pasajes que hemos memorizado han
sido tomados de la versión de la Biblia en concreto a la que el
Espíritu Santo le daba vida en nosotros. Una vez más, cuando
sentimos que era apropiado hacer cambios en las palabras bíblicas,
lo hemos indicado con un asterisco (*).
Después de un tiempo, probablemente encontrarás otros versículos
que el Espíritu Santo hace que cobren vida en ti de una forma
especial. Las líneas en blanco al final de cada sección son para que
escribas esas oraciones y proclamaciones personales.
Es mi oración que estos versículos signifiquen tanto para ti como
significaron para nosotros. ¡Han marcado la diferencia entre la
derrota y la victoria!

1
Ver Mateo 5:43-45; Romanos 12:14.
2
Nombra cualquier enfermedad o espíritu que sientas que ha estado viniendo contra
ti.
3 Ver Gálatas 3:13-14; Génesis 24:1.
16
El temor del Señor

He aquí que el temor del Señor es la sabiduría, y el apartarse


del mal, la inteligencia. (Job 28:28)

Mas yo en ti confío, oh Jehová; Digo: Tú eres mi Dios. En tu


mano están mis tiempos; ¡Cuán grande es tu bondad, que has
guardado para los que te temen, Que has mostrado a los que
esperan en ti, delante de los hijos de los hombres! En lo secreto
de tu presencia los esconderás de la conspiración del hombre;
Los pondrás en un tabernáculo a cubierto de contención de
lenguas. (Salmos 31:14-15, 19-20)

Venid, hijos, oídme; El temor de Jehová os enseñaré. ¿Quién es


el hombre que desea vida, Que desea muchos días para ver el
bien? Guarda tu lengua del mal, Y tus labios de hablar engaño.
Apártate del mal, y haz el bien; Busca la paz, y síguela.
(Salmos 34:11-14)

El principio de la sabiduría es el temor de Jehová; Buen


entendimiento tienen todos los que lo practican; Su loor
permanece para siempre. (Salmos 111:10*)

El principio de la sabiduría es el temor de Jehová; Los


insensatos desprecian la sabiduría y la enseñanza. (Proverbios
1:7)

El temor de Jehová es aborrecer el mal; La soberbia y la


arrogancia, el mal camino, Y la boca perversa, aborrezco.
(Proverbios 8:13)

El temor de Jehová es el principio de la sabiduría, Y el


conocimiento del Santísimo es la inteligencia. Porque por mí se
aumentarán tus días, Y años de vida se te añadirán.
(Proverbios 9:10-11)

En el temor de Jehová está la fuerte confianza; Y esperanza


tendrán sus hijos. El temor de Jehová es manantial de vida
Para apartarse de los lazos de la muerte. (Proverbios 14:26-
27)

El temor de Jehová es para vida, Y con él vivirá lleno de


reposo el hombre; No será visitado de mal. (Proverbios 19:23)

Riquezas, honra y vida Son la remuneración de la humildad y


del temor de Jehová. (Proverbios 22:4)
17
Justicia y santidad

Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan


grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del
pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera
que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y
consumador de nuestra fe, quien por el gozo puesto delante de
él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la
diestra del trono de Dios. Sino que os habéis acercado al
monte de Sion, a la ciudad del Dios vivo, Jerusalén la celestial,
a la compañía de muchos millares de ángeles, a la iglesia de
los primogénitos que están inscritos en los cielos, a Dios el
Juez de todos, a los espíritus de los justos hechos perfectos, a
Jesús el Mediador del nuevo pacto, y a la sangre rociada que
habla mejor que la de Abel. (Hebreos 12:1-2; 22-24*)

Y esto pido en oración, que vuestro amor abunde aun más y


más en ciencia y en todo conocimiento, para que aprobéis lo
mejor, a fin de que seáis sinceros e irreprensibles para el día
de Cristo, llenos de frutos de justicia que son por medio de
Jesucristo, para gloria y alabanza de Dios. (Filipenses 1:9-11)

¿Quién podrá entender sus propios errores? Líbrame de los


que me son ocultos. Preserva también a tu siervo de las
soberbias; Que no se enseñoreen de mí; Entonces seré íntegro,
y estaré limpio de gran rebelión. Sean gratos los dichos de mi
boca y la meditación de mi corazón delante de ti, Oh Jehová,
roca mía, y redentor mío. (Salmos 19:12-14)

Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos


adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque
también el Padre tales adoradores busca que le adoren. Dios
es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es
necesario que adoren. (Juan 4:23-24)

Esta es nuestra oración: que seáis llenos del conocimiento de


su voluntad en toda sabiduría e inteligencia espiritual, para
que andéis como es digno del Señor, agradándole en todo,
llevando fruto en toda buena obra, y creciendo en el
conocimiento de Dios; fortalecidos con todo poder, conforme a
la potencia de su gloria, para toda paciencia y longanimidad;
con gozo dando gracias al Padre que nos hizo aptos para
participar de la herencia de los santos en luz; el cual nos ha
librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de
su amado Hijo, en quien tenemos redención por su sangre, el
perdón de pecados. (Colosenses 1:9-14*)

Hijo mío, si recibieres mis palabras, Y mis mandamientos


guardares dentro de ti, Haciendo estar atento tu oído a la
sabiduría; Si inclinares tu corazón a la prudencia, Si clamares
a la inteligencia, Y a la prudencia dieres tu voz Si como a la
plata la buscares, Y la escudriñares como a tesoros. Entonces
entenderás el temor de Jehová, Y hallarás el conocimiento de
Dios. (Proverbios 2:1-5)

Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo


vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado
irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo. Fiel
es el que os llama, el cual también lo hará. (1 Tesalonicenses
5:23-24)

Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos,


Ni estuvo en camino de pecadores, Ni en silla de
escarnecedores se ha sentado; Sino que en la ley de Jehová
está su delicia, Y en su ley medita de día y de noche. Será como
árbol plantado junto a corrientes de aguas, Que da su fruto en
su tiempo, Y su hoja no cae; Y todo lo que hace, prosperará.
(Salmos 1:1-3)

Porque lo dice el excelso y sublime, el que vive para siempre,


cuyo nombre es santo: Yo habito en un lugar santo y sublime,
pero también con el contrito y humilde de espíritu, para
reanimar el espíritu de los humildes y alentar el corazón de los
quebrantados. Yo estimo a los pobres y contritos de espíritu, a
los que tiemblan ante mi palabra. (Isaías 57:15; Isaías 66:2
NVI)

Nos vestimos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados,


de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de
mansedumbre, de paciencia; soportándonos unos a otros, y
perdonándonos unos a otros si alguno tuviere queja contra
otro. De la manera que Cristo nos perdonó, así también lo
hacemos nosotros. Y sobre todas estas cosas nos vestimos de
amor, que es el vínculo perfecto. Y la paz de Dios gobierna
nuestros corazones, a la que asimismo fuimos llamados en un
solo cuerpo; y somos agradecidos. La palabra de Cristo mora
en abundancia en nosotros, enseñándonos y exhortándonos
unos a otros en toda sabiduría, cantando con gracia en
nuestros corazones al Señor con salmos e himnos y cánticos
espirituales. Y todo lo que hacemos, sea de palabra o de hecho,
lo hacemos todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a
Dios Padre por medio de él. (Colosenses 3:12-17*)

Porque la gracia de Dios se ha manifestado para salvación a


todos los hombres, enseñándonos que, renunciando a la
impiedad y a los deseos mundanos, vivamos en este siglo
sobria, justa y piadosamente, aguardando la esperanza
bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran
Dios y Salvador Jesucristo, quien se dio a sí mismo por
nosotros para redimirnos de toda iniquidad y purificar para sí
un pueblo propio, celoso de buenas obras. (Tito 2:11-14)

Amados, amémonos unos a otros; porque el amor es de Dios.


Todo aquel que ama, es nacido de Dios, y conoce a Dios. El
que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor. En
esto se mostró el amor de Dios para con nosotros, en que Dios
envió a su Hijo unigénito al mundo, para que vivamos por él.
En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a
Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en
propiciación por nuestros pecados. Amados, si Dios nos ha
amado así, debemos también nosotros amarnos unos a otros. Y
nosotros hemos conocido y creído el amor que Dios tiene para
con nosotros. Dios es amor; y el que permanece en amor,
permanece en Dios, y Dios en él. (1 Juan 4:7-11, 16)

Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual


me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino
también a todos los que aman su venida. (2 Timoteo 4:8)

Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el


reino de los cielos. Bienaventurados los que lloran, porque
ellos recibirán consolación. Bienaventurados los mansos,
porque ellos recibirán la tierra por heredad. Bienaventurados
los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán
saciados. Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos
alcanzarán misericordia. Bienaventurados los de limpio
corazón, porque ellos verán a Dios. Bienaventurados los
pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios.
Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la
justicia, porque de ellos es el reino de los cielos.
Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os
persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo.
Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón es grande en los
cielos; porque así persiguieron a los profetas que fueron antes
de vosotros. (Mateo 5:3-12)
18
Salud y fortaleza

¿No has sabido, no has oído que el Dios eterno es Jehová, el cual
creó los confines de la tierra? No desfallece, ni se fatiga con
cansancio, y su entendimiento no hay quien lo alcance. El da
esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene
ningunas. Los muchachos se fatigan y se cansan, los jóvenes
flaquean y caen; pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas
fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se
cansarán; caminarán, y no se fatigarán. (Isaías 40:28-31)

La fortaleza de Dios se perfecciona en mi debilidad, así que


cuando soy débil, entonces soy fuerte. (Basado en 2 Corintios
12:9-10)

Como palmeras florecerán los justos; como cedros del Líbano


crecerán. Plantados en la casa del Señor, florecerán en los atrios
de nuestro Dios. Aun en su vejez, darán fruto; siempre estarán
vigorosos y lozanos, para proclamar: «El Señor es justo; él es mi
Roca, y en él no hay injusticia». (Salmos 92:12-15 NVI*)

Mas yo esperaré siempre, Y te alabaré más y más. Mi boca


publicará tu justicia Y tus hechos de salvación todo el día, Aunque
no sé sus límites. Iré en la fuerza de Jehová el Señor; Haré
memoria de tu justicia, de la tuya sola. Oh Dios, me enseñaste
desde mi juventud, Y hasta ahora he manifestado tus maravillas.
Aun en la vejez y las canas, oh Dios, no me desampares, Hasta que
anuncie tu poder a esta generación, Y tu potencia a todos los que
han de venir. (Salmos 71:14-18*)

Hijo mío, no se aparten estas cosas de tus ojos; Guarda la ley y el


consejo, Y serán vida a tu alma, Y gracia a tu cuello. Entonces
andarás por tu camino confiadamente, Y tu pie no tropezará.
Cuando te acuestes, no tendrás temor, Sino que te acostarás, y tu
sueño será grato. No tendrás temor de pavor repentino, Ni de la
ruina de los impíos cuando viniere, Porque Jehová será tu
confianza, Y él preservará tu pie de quedar preso. (Proverbios
3:21-26)
Todo lo puedo a través de Aquel que me empodera dentro de mí.1
(Filipenses 4:13)

Jehová dará poder a su pueblo; Jehová bendecirá a su pueblo con


paz. (Salmos 29:11)

Temible eres, oh Dios, desde tus santuarios; El Dios de Israel, él


da fuerza y vigor a su pueblo. Bendito sea Dios. (Salmos 68:35)

Hijo mío, está atento a mis palabras; Inclina tu oído a mis


razones. No se aparten de tus ojos; Guárdalas en medio de tu
corazón; Porque son vida a los que las hallan, Y medicina a todo
su cuerpo. Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; Porque
de él mana la vida. (Proverbios 4:20-23)

Porque el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor,


allí hay libertad. Por tanto, nosotros todos, mirando a cara
descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos
transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el
Espíritu del Señor. (2 Corintios 3:17-18)

1 Traducción directa del original en griego.


19
Guía, protección y preservación

Jehová te guardará de todo mal; El guardará tu alma. Jehová


guardará tu salida y tu entrada Desde ahora y para siempre.
Senda que nunca la conoció ave, Ni ojo de buitre la vio; Nunca
la pisaron animales fieros, Ni león pasó por ella… Porque
encubierta está a los ojos de todo viviente, Y a toda ave del
cielo es oculta. (Salmos 121:7-8; Job 28:7-8, 21)

Jehová es mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré? Jehová es


la fortaleza de mi vida; ¿de quién he de atemorizarme? Cuando
se juntaron contra mí los malignos, mis angustiadores y mis
enemigos, Para comer mis carnes, ellos tropezaron y cayeron.
Aunque un ejército acampe contra mí, No temerá mi corazón;
Aunque contra mí se levante guerra, Yo estaré confiado. Una
cosa he demandado a Jehová, ésta buscaré; Que esté yo en la
casa de Jehová todos los días de mi vida, Para contemplar la
hermosura de Jehová, y para inquirir en su templo. Porque él
me esconderá en su tabernáculo en el día del mal; Me ocultará
en lo reservado de su morada; Sobre una roca me pondrá en
alto. Luego levantará mi cabeza sobre mis enemigos que me
rodean, Y yo sacrificaré en su tabernáculo sacrificios de júbilo;
Cantaré y entonaré alabanzas a Jehová. (Salmos 27:1-6)

Date cuenta, Israel, que yo envío mi ángel delante de ti, para


que te proteja en el camino y te lleve al lugar que te he
preparado. Préstale atención y obedécelo. No te rebeles contra
él, porque va en representación mía y no perdonará tu
rebelión. Si lo obedeces y cumples con todas mis instrucciones,
seré enemigo de tus enemigos y me opondré a quienes se te
opongan. Mi ángel te guiará y te introducirá en la tierra de
estos pueblos que voy a exterminar: tierra de amorreos, hititas,
ferezeos, cananeos, heveos y jebuseos. No te inclines ante los
dioses de esos pueblos. No les rindas culto ni imites sus
prácticas. Más bien, derriba sus ídolos y haz pedazos sus
piedras sagradas. Adora al Señor tu Dios, y él bendecirá tu
pan y tu agua. Yo apartaré de ustedes toda enfermedad. En tu
país ninguna mujer abortará ni será estéril. ¡Yo te concederé
larga vida! En toda nación donde pongas el pie haré que tus
enemigos te tengan miedo, se turben y huyan de ti. (Éxodo
23:20-27 NVI)

No moriré, sino que viviré, Y contaré las obras de JAH.


(Salmos 118:17)

Si Jehová no edificare la casa, En vano trabajan los que la


edifican; Si Jehová no guardare la ciudad, En vano vela la
guardia. (Salmos 127:1)

Me fío de Jehová de todo mi corazón, Y no me apoyo en mi


propia prudencia. Lo reconozco en todos mis caminos, Y él
enderezará mis veredas. No soy sabio en mi propia opinión;
Temo a Jehová, y me aparto del mal; Porque será medicina a
mi cuerpo, Y refrigerio para mis huesos. (Proverbios 3:5-8*)

Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de


día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas
conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces
harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien. Mira que te
mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes,
porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que
vayas. (Josué 1:8-9)

Jehová es bueno, fortaleza en el día de la angustia; y conoce a


los que en él confían. (Nahúm 1:7)

Bienaventurado el hombre a quien tú, JAH, corriges, Y en tu


ley lo instruyes, Para hacerle descansar en los días de
aflicción, En tanto que para el impío se cava el hoyo. (Salmos
94:12-13)

No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy


tu Dios quien te fortalecerá; sí, siempre te ayudaré, siempre te
sustentaré con la diestra de mi justicia. (Isaías 41:10*)

Porque yo sé muy bien los planes que tengo para ti, planes de
paz y no de mal, planes de prosperidad y no de calamidad, a
fin de darte un futuro y una esperanza. (Jeremías 29:11 NVI*)
En cuanto a Dios, perfecto es su camino, Y acrisolada la
palabra de Jehová; Escudo es a todos los que en él esperan.
(Salmos 18:30)

Y el Señor me librará de toda obra mala, y me preservará para


su reino celestial. A él sea gloria por los siglos de los siglos.
Amén. (2 Timoteo 4:18)

Me empujaste con violencia para que cayese, Pero me ayudó


Jehová. Mi fortaleza y mi cántico es JAH, Y él me ha sido por
salvación. Voz de júbilo y de salvación hay en las tiendas de
los justos; La diestra de Jehová hace proezas. La diestra de
Jehová es sublime; La diestra de Jehová hace valentías. No
moriré, sino que viviré, Y contaré las obras de JAH. Me castigó
gravemente JAH, Mas no me entregó a la muerte. (Salmos
118:13-18)

Por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos,


porque nunca decayeron sus misericordias. Nuevas son cada
mañana; grande es tu fidelidad. Mi porción es Jehová, dijo mi
alma; por tanto, en él esperaré. Bueno es Jehová a los que en
él esperan, al alma que le busca. Bueno es esperar en silencio
la salvación de Jehová. (Lamentaciones 3:22-26)

Pero alégrense todos los que en ti confían; Den voces de júbilo


para siempre, porque tú los defiendes; En ti se regocijen los
que aman tu nombre. Porque tú, oh Jehová, bendecirás al
justo; Como con un escudo lo rodearás de tu favor. (Salmos
5:11-12)
20
Intervención de Dios en los asuntos humanos

Sea bendito el nombre de Dios de siglos en siglos, porque


suyos son el poder y la sabiduría.El muda los tiempos y las
edades; quita reyes, y pone reyes; da la sabiduría a los sabios,
y la ciencia a los entendidos. El revela lo profundo y lo
escondido; conoce lo que está en tinieblas, y con él mora la
luz… cuyo dominio es sempiterno, y su reino por todas las
edades. Todos los habitantes de la tierra son considerados
como nada; y él hace según su voluntad en el ejército del cielo,
y en los habitantes de la tierra, y no hay quien detenga su
mano, y le diga: ¿Qué haces? (Daniel 2:20-22; 4:34-35)

Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de


vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se
gloríe. Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús
para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para
que anduviésemos en ellas. (Efesios 2:8-10)

Muestra tus maravillosas misericordias, tú que salvas a los que


se refugian a tu diestra, De los que se levantan contra
ellos.Guárdame como a la niña de tus ojos; Escóndeme bajo la
sombra de tus alas, De la vista de los malos que me oprimen,
De mis enemigos que buscan mi vida. (Salmos 17:7-9)

Señor, solo tú puedes ayudar al débil y al poderoso.


¡Ayúdanos, Señor y Dios nuestro, porque en ti confiamos, y en
tu nombre hemos venido contra esta multitud! ¡Tú, Señor, eres
nuestro Dios! ¡No permitas que ningún mortal se alce contra
ti! (2 Crónicas 14:11 NVI)

Señor, Dios de nuestros antepasados, ¿no eres tú el Dios del


cielo, y el que gobierna a todas las naciones? ¡Es tal tu fuerza
y tu poder que no hay quien pueda resistirte! (2 Crónicas 20:6
NVI)

Acordaos de los presos, como si estuvierais presos juntamente


con ellos; y de los maltratados, como que también vosotros
mismos estáis en el cuerpo. (Hebreos 13:3)
Escribe al ángel de la iglesia en Filadelfia: Esto dice el Santo,
el Verdadero, el que tiene la llave de David, el que abre y
ninguno cierra, y cierra y ninguno abre: Yo conozco tus obras;
he aquí, he puesto delante de ti una puerta abierta, la cual
nadie puede cerrar; porque aunque tienes poca fuerza, has
guardado mi palabra, y no has negado mi nombre.
(Apocalipsis 3:7-8)

Serán avergonzados y vueltos atrás Todos los que aborrecen a


Sion. Serán como la hierba de los tejados, Que se seca antes
que crezca; (Salmos 129:5-6)

Destrúyelos, oh Señor; confunde la lengua de ellos… (Salmos


55:9)

No prevalecerá el cetro de los impíos sobre la heredad


asignada a los justos. (Salmos 125:3 NVI)

Buscad a Jehová todos los humildes de la tierra, los que


pusisteis por obra su juicio; buscad justicia, buscad
mansedumbre; quizá seréis guardados en el día del enojo de
Jehová. (Sofonías 2:3)

Pues Jehová no desamparará a su pueblo, por su grande


nombre; porque Jehová ha querido hacer a Israel pueblo suyo.
(1 Samuel 12:22*)

Acuérdate de Abraham, de Isaac y de Israel tus siervos, a los


cuales has jurado por ti mismo, y les has dicho: Yo multiplicaré
vuestra descendencia como las estrellas del cielo; y daré a
vuestra descendencia toda esta tierra de que he hablado, y la
tomarán por heredad para siempre. (Éxodo 32:13)

Tema a Jehová toda la tierra; Teman delante de él todos los


habitantes del mundo. Porque él dijo, y fue hecho;
El mandó, y existió. Jehová hace nulo el consejo de las
naciones, Y frustra las maquinaciones de los pueblos. El
consejo de Jehová permanecerá para siempre; Los
pensamientos de su corazón por todas las generaciones.
Bienaventurada la nación cuyo Dios es Jehová, El pueblo que
él escogió como heredad para sí. (Salmos 33:8-12)

A no haber estado Jehová por nosotros, Diga ahora Israel; A


no haber estado Jehová por nosotros, Cuando se levantaron
contra nosotros los hombres, Vivos nos habrían tragado
entonces, Cuando se encendió su furor contra nosotros.
Entonces nos habrían inundado las aguas; Sobre nuestra alma
hubiera pasado el torrente; Hubieran entonces pasado sobre
nuestra alma las aguas impetuosas. Bendito sea Jehová, Que
no nos dio por presa a los dientes de ellos. Nuestra alma
escapó cual ave del lazo de los cazadores; Se rompió el lazo, y
escapamos nosotros. Nuestro socorro está en el nombre de
Jehová, Que hizo el cielo y la tierra. (Salmos 124)

Pedid por la paz de Jerusalén; Sean prosperados los que te


aman. Sea la paz dentro de tus muros, Y el descanso dentro de
tus palacios. (Salmos 122:6-7)
21
Pruebas y dificultades

Mas gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por


medio de nuestro Señor Jesucristo. Así que, hermanos míos
amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del
Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es
en vano. (1 Corintios 15:57-58)

Bendeciré a Jehová en todo tiempo; Su alabanza estará de


continuo en mi boca. En Jehová se gloriará mi alma; Lo oirán
los mansos, y se alegrarán. Engrandeced a Jehová conmigo, Y
exaltemos a una su nombre. Busqué a Jehová, y él me oyó, Y
me libró de todos mis temores. (Salmos 34:1-4)

Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros.


(Santiago 4:7)

Por tanto, todo lo soporto por amor de los escogidos, para que
ellos también obtengan la salvación que es en Cristo Jesús con
gloria eterna. Palabra fiel es esta: Si somos muertos con él,
también viviremos con él; Si sufrimos, también reinaremos con
él; Si le negáremos, él también nos negará. Si fuéremos
infieles, él permanece fiel; Él no puede negarse a sí mismo. (2
Timoteo 2:10-13)

Tenemos por sumo gozo cuando nos hallamos en diversas


pruebas, sabiendo que la prueba de nuestra fe produce
paciencia. Mas tenga la paciencia su obra completa, para que
seamos perfectos y cabales, sin que nos falte cosa alguna.
(Santiago 1:2-4*)

Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según


su grande misericordia nos hizo renacer para una esperanza
viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos, para
una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible,
reservada en los cielos para vosotros, que sois guardados por
el poder de Dios mediante la fe, para alcanzar la salvación que
está preparada para ser manifestada en el tiempo postrero. En
lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de
tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas
pruebas, para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más
preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con
fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea
manifestado Jesucristo, a quien amáis sin haberle visto, en
quien creyendo, aunque ahora no lo veáis, os alegráis con gozo
inefable y glorioso; obteniendo el fin de vuestra fe, que es la
salvación de vuestras almas. (1 Pedro 1:3-9)

Bendito el varón que confía en Jehová, y cuya confianza es


Jehová. Porque será como el árbol plantado junto a las aguas,
que junto a la corriente echará sus raíces, y no verá cuando
viene el calor, sino que su hoja estará verde; y en el año de
sequía no se fatigará, ni dejará de dar fruto. (Jeremías 17:7-8)

Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros? El que no


escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos
nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?
¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que
justifica. ¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió;
más aun, el que también resucitó, el que además está a la
diestra de Dios, el que también intercede por nosotros. ¿Quién
nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o
persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? Como
está escrito: Por causa de ti somos muertos todo el tiempo;
Somos contados como ovejas de matadero. Antes, en todas
estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que
nos amó. Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la
vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente,
ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa
creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo
Jesús Señor nuestro. (Romanos 8:31-39)
22
Conflicto espiritual

Dios resiste a los soberbios, Y da gracia a los humildes. Nos


humillamos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él
nos exalte cuando fuere tiempo; echando toda nuestra ansiedad
sobre él, porque él tiene cuidado de nosotros. Somos sobrios, y
velamos; porque nuestro adversario el diablo, como león
rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar; al cual
resistimos firmes en la fe, sabiendo que los mismos
padecimientos se van cumpliendo en nuestros hermanos en
todo el mundo. Mas el Dios de toda gracia, que nos llamó a su
gloria eterna en Jesucristo, después que hayamos padecido un
poco de tiempo, él mismo nos perfeccionará, afirmará,
fortalecerá y establecerá. A él sea la gloria y el imperio por los
siglos de los siglos. Amén. (1 Pedro 5:5-11*)

Pues aunque andamos en la carne, no militamos según la


carne; porque las armas de nuestra milicia no son carnales,
sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas,
derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el
conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a
la obediencia a Cristo. (2 Corintios 10:3-5)

Hemos vencido por medio de la sangre del Cordero y de la


palabra de nuestro testimonio, y menospreciamos nuestras
vidas hasta la muerte. (Apocalipsis 12:11)

Tus cerrojos serán de hierro y bronce; ¡que dure tu fuerza


tanto como tus días! »No hay nadie como el Dios de
Jesurún, que para ayudarte cabalga en los cielos, entre las
nubes, con toda su majestad. El Dios eterno es tu refugio; por
siempre te sostiene entre sus brazos. Expulsará de tu presencia
al enemigo y te ordenará que lo destruyas. (Deuteronomio
33:25-27 NVI)

Ninguna arma forjada contra nosotros prosperará, y


condenaremos toda lengua que se levante contra nosotros en
juicio. Esta es nuestra herencia como siervos de Jehová, y
nuestra salvación de ti vendrá, oh Dios de los ejércitos. (Isaías
54:17*)

Defiende mi causa, oh Jehová, con los que contra mí


contienden; Pelea contra los que me combaten. Echa mano al
escudo y al pavés, Y levántate en mi ayuda. Saca la lanza,
cierra contra mis perseguidores; Di a mi alma: Yo soy tu
salvación. (Salmos 35:1-3*)
23
Redención perfecta

Y a aquel que es poderoso para guardaros sin caída, y


presentaros sin mancha delante de su gloria con gran alegría,
al único y sabio Dios, nuestro Salvador, sea gloria y majestad,
imperio y potencia, ahora y por todos los siglos. Amén. (Judas
1:24-25)

Bendice, alma mía, a Jehová, Y bendiga todo mi ser su santo


nombre. Bendice, alma mía, a Jehová, Y no olvides ninguno de
sus beneficios. El es quien perdona todas tus iniquidades, El
que sana todas tus dolencias; El que rescata del hoyo tu vida,
El que te corona de favores y misericordias; El que sacia de
bien tu boca De modo que te rejuvenezcas como el águila.
(Salmos 103:1-5)

Esta es nuestra oración: que el Dios de nuestro Señor


Jesucristo, el Padre de gloria, os dé espíritu de sabiduría y de
revelación en el conocimiento de él, alumbrando los ojos de
vuestro entendimiento, para que sepáis cuál es la esperanza a
que él os ha llamado, y cuáles las riquezas de la gloria de su
herencia en los santos, y cuál la supereminente grandeza de su
poder para con nosotros los que creemos, según la operación
del poder de su fuerza, la cual operó en Cristo, resucitándole
de los muertos y sentándole a su diestra en los lugares
celestiales, sobre todo principado y autoridad y poder y
señorío, y sobre todo nombre que se nombra, no sólo en este
siglo, sino también en el venidero; y sometió todas las cosas
bajo sus pies, y lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la
iglesia, la cual es su cuerpo, la plenitud de Aquel que todo lo
llena en todo. (Efesios 1:17-23)

Estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la


buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo.
(Filipenses 1:6)

Porque con un solo sacrificio nos hizo perfectos para siempre


a los que estamos siendo santificados. (Hebreos 10:14*)
Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en
Cristo Jesús… Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo
Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte.
(Romanos 8:1-2)

Mediante el sacrificio de Jesús en la cruz, he salido de la


influencia de la maldición para entrar en la bendición de
Abraham, a quien Dios bendijo en todas las cosas. (Basado en
Gálatas 3:13-14; Génesis 24:1)

Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos


llamados hijos de Dios; por esto el mundo no nos conoce,
porque no le conoció a él. Amados, ahora somos hijos de
Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero
sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él,
porque le veremos tal como él es. Y todo aquel que tiene esta
esperanza en él, se purifica a sí mismo, así como él es puro. (1
Juan 3:1-3)

Y nosotros hemos conocido y creído el amor que Dios tiene


para con nosotros. Dios es amor; y el que permanece en amor,
permanece en Dios, y Dios en él. (1 Juan 4:16)

Mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya


habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el
Espíritu de nuestro Dios. (1 Corintios 6:11)

Y el Dios de paz que resucitó de los muertos a nuestro Señor


Jesucristo, el gran pastor de las ovejas, por la sangre del
pacto eterno, os haga aptos en toda obra buena para que
hagáis su voluntad, haciendo él en vosotros lo que es
agradable delante de él por Jesucristo; al cual sea la gloria
por los siglos de los siglos. Amén. (Hebreos 13:20-21)
24
Estabilidad mental y emocional

Estamos trabajados y cargados, pero venimos a ti, Señor


Jesús, para que nos hagas descansar. Llevamos tu yugo
sobre nosotros, y aprendemos de ti, que eres manso y
humilde de corazón; y hallaremos descanso para nuestras
almas; porque tu yugo es fácil, y ligera tu carga. (Mateo
11:28-30*)

Por tanto, queda un reposo sabático para el pueblo de


Dios. Porque el que ha entrado en su reposo, también ha
reposado de sus obras, como Dios de las suyas.
Procuremos, pues, entrar en aquel reposo diligentemente,
para que ninguno caiga en semejante ejemplo de
desobediencia. (Hebreos 4:9-11*)

Tú me guardarás en completa paz porque mi pensamiento


en ti persevera y porque confío en ti. (Isaías 26:3*)

Tengo mucha paz porque amo tu ley, y nada me ofenderá.


(Salmos 119:165*)

Las armas de mi milicia son poderosas en Dios. Con ellas


derribo fortalezas que Satanás ha levantado en mi mente.
Llevo mis pensamientos a la obediencia a Cristo, Tres de
mis armas más poderosas son la proclamación, el
agradecimiento y la alabanza. (Basado en 2 Corintios
10:4-5)

Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de


poder, de amor y de dominio propio. (2 Timoteo 1:7)

Y el Dios de esperanza os llene de todo gozo y paz en el


creer, para que abundéis en esperanza por el poder del
Espíritu Santo. (Romanos 15:13)

Por nada estamos afanosos, sino que son conocidas


nuestras peticiones delante de Dios en toda oración y
ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que
sobrepasa todo entendimiento, guardará nuestros
corazones y nuestros pensamientos en Cristo Jesús. Por lo
demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo
honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo
lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo
digno de alabanza, en esto pensamos. (Filipenses 4:6-8)
25
Servir a Dios

Sin embargo, gracias a Dios que en Cristo siempre nos lleva


triunfantes y, por medio de nosotros, esparce por todas partes
la fragancia de su conocimiento. Porque para Dios nosotros
somos el aroma de Cristo entre los que se salvan y entre los
que se pierden. Para estos somos olor de muerte que los lleva a
la muerte; para aquellos, olor de vida que los lleva a la vida.
¿Y quién es competente para semejante tarea? A diferencia de
muchos, nosotros no somos de los que trafican con la palabra
de Dios. Más bien, hablamos con sinceridad delante de él en
Cristo, como enviados de Dios que somos. (2 Corintios 2:14-17
NVI)

Dios es poderoso para hacer todas las cosas mucho más


abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el
poder que actúa en nosotros. (Efesios 3:20*)

Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda


gracia, a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo
lo suficiente, abundéis para toda buena obra. (2 Corintios 9:8)

Otra vez os digo, que si dos de vosotros se pusieren de acuerdo


en la tierra acerca de cualquiera cosa que pidieren, les será
hecho por mi Padre que está en los cielos. (Mateo 18:19)

A la verdad la mies es mucha, mas los obreros pocos.


Rogamos, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros a su
mies. (Mateo 9:37-38*)

Y será proclamado este evangelio del reino en todo el mundo,


para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin.
(Mateo 24:14*)

Nos animaremos y esforzaremos, y nos pondremos manos a la


obra; no temeremos, ni desmayaremos, porque Jehová Dios,
nuestro Dios, estará con nosotros; él no nos dejará ni nos
desamparará, hasta que hayamos acabado toda la obra para el
servicio de la casa de Jehová. (1 Crónicas 28:20)

Porque como desciende de los cielos la lluvia y la nieve, y no


vuelve allá, sino que riega la tierra, y la hace germinar y
producir, y da semilla al que siembra, y pan al que come, así
será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía,
sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello
para que la envié. (Isaías 55:10-11)

Nos ocupamos en nuestra salvación con temor y temblor,


porque Dios es el que en nosotros produce así el querer como
el hacer, por su buena voluntad. Hacemos todo sin
murmuraciones y contiendas, para que seamos irreprensibles y
sencillos, hijos de Dios sin mancha en medio de una
generación maligna y perversa, en medio de la cual
resplandecemos como luminares en el mundo; asidos de la
palabra de vida. (Filipenses 2:12-16*)

Velemos, estemos firmes en la fe; portémonos varonilmente, y


esforcémonos. Todas nuestras cosas sean hechas con amor. (1
Corintios 16:13-14)

Pero cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado


como pérdida por amor de Cristo. Y ciertamente, aun estimo
todas las cosas como pérdida por la excelencia del
conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo
he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo, y
ser hallado en él, no teniendo mi propia justicia, que es por la
ley, sino la que es por la fe de Cristo, la justicia que es de Dios
por la fe; a fin de conocerle, y el poder de su resurrección, y la
participación de sus padecimientos, llegando a ser semejante a
él en su muerte, si en alguna manera llegase a la resurrección
de entre los muertos. No que lo haya alcanzado ya, ni que ya
sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello
para lo cual fui también asido por Cristo Jesús. Hermanos, yo
mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago:
olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a
lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo
llamamiento de Dios en Cristo Jesús. (Filipenses 3:7-14)
Mas tú, oh hombre de Dios, huye de estas cosas, y sigue la
justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia, la
mansedumbre. Pelea la buena batalla de la fe, echa mano de la
vida eterna, a la cual asimismo fuiste llamado, habiendo hecho
la buena profesión delante de muchos testigos. Te mando
delante de Dios, que da vida a todas las cosas, y de Jesucristo,
que dio testimonio de la buena profesión delante de Poncio
Pilato, que guardes el mandamiento sin mácula ni reprensión,
hasta la aparición de nuestro Señor Jesucristo, la cual a su
tiempo mostrará el bienaventurado y solo Soberano, Rey de
reyes, y Señor de señores, el único que tiene inmortalidad, que
habita en luz inaccesible; a quien ninguno de los hombres ha
visto ni puede ver, al cual sea la honra y el imperio sempiterno.
Amén. (1 Timoteo 6:11-16)

Mas el justo vivirá por fe; Y si retrocediere alguno, no


agradará a mi alma. Pero nosotros no somos de los que
retroceden para perdición, sino de los que creen para
salvación del alma. (Hebreos 10:38-39*)

Si, pues, hemos resucitado con Cristo, buscamos las cosas de


arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios.
Ponemos la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra.
Porque hemos muerto, y nuestra vida está escondida con Cristo
en Dios. Cuando Cristo, que es nuestra vida, se manifieste,
entonces nosotros también seremos manifestados con él en
gloria. (Colosenses 3:1-4*)

Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas


vive Cristo en mí; y la vida que ahora vivo en la carne, la vivo
en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí
mismo por mí. (Gálatas 2:20*)
26
El intercambio divino

Jesús fue castigado


para que nosotros fuésemos perdonados.1

Jesús fue herido


para que nosotros fuésemos sanados.2

Jesús fue hecho pecado con nuestro pecado


para que nosotros pudiésemos ser hechos justos con su
justicia.3

Jesús murió en nuestro lugar


para que nosotros pudiéramos recibir su vida.4

Jesús fue hecho maldición


para que nosotros entrásemos en la bendición.5

Jesús sufrió nuestra pobreza


para que nosotros pudiéramos tener su abundancia.6

Jesús llevó nuestra vergüenza


para que nosotros compartiéramos su gloria.7

Jesús sufrió nuestro rechazo


para que nosotros pudiéramos tener su
aceptación ante el Padre.8

Jesús fue cortado por la muerte


para que nosotros fuésemos unirnos a Dios eternamente.9

Nuestro viejo hombre fue muerto en Él


para que el nuevo hombre pudiera tener vida en nosotros.10

1
Ver Isaías 53:4-5.
2 Ibid.
3 Ver Isaías 53:10; 2 Corintios 5:21.
4 Ver Hebreos 2:9.
5 Ver Gálatas 3:13-14
6 Ver 2 Corintios 8:9, 9:8.
7 Ver Mateo 27:35-36; Hebreos 12:2; 2:9.
8 Ver Mateo 27:46-51; Efesios 1:5-6.
9 Ver Isaías 53:8; 1 Corintios 6:17.
10 Ver Romanos 6:6; Colosenses 3:9-10.
27
Confesión para vencedores (Díganlo los
redimidos)1

Mi cuerpo es un templo para el Espíritu Santo,2 redimido,3


limpiado4 y santificado por la sangre de Jesús.5Mis miembros,
las partes de mi cuerpo, son instrumentos de justicia,6
entregados a Dios para su servicio y para su gloria.
El diablo no tiene cabida en mí, ni poder sobre mí, ni cargos en
mi contra sin resolver.
Todo ha sido zanjado por la sangre de Jesús.7
Venzo a Satanás por la sangre del Cordero y por la palabra de
mi testimonio, y no amo mi vida hasta la muerte.8Mi cuerpo es
para el Señor y el Señor es para mi cuerpo.9

1 Ver Salmos 107:2.


2
Ver 1 Corintios 6:19.
3 Ver Efesios 1:7.
4 Ver 1 Juan 1:7.
5 Ver Hebreos 13:12.
6 Ver Romanos 6:13.
7 Ver Romanos 3:23-25, 8:33-34.
8 Ver Apocalipsis 12:11.
9 Ver 1 Corintios 6:13.
28
Mediante esto venzo al diablo

Vencemos a Satanás cuando testificamos personalmente de lo


que la Palabra de Dios dice que la sangre de Jesús hace por
nosotros.1
Mediante la sangre de Jesús,
Soy rescatado de la mano del diablo.2
Mediante la sangre de Jesús,
todos mis pecados son perdonados.3
Mediante la sangre de Jesús,
Estoy siendo limpiado continuamente de todo
pecado.4
Mediante la sangre de Jesús,
Soy justificado, hecho justo, como si nunca hubiera
pecado.5
Mediante la sangre de Jesús,
Soy santificado, hecho santo, apartado para Dios.6
Mediante la sangre de Jesús,
Tengo confianza para entrar en la presencia de
Dios.7
La sangre de Jesús clama continuamente
Ante Dios en el cielo por mí.8

1
Ver Apocalipsis 12:11.
2
Ver Efesios 1:7.
3 Ver 1 Juan 1:9.
4 Ver 1 Juan 1:7.
5 Ver Romanos 5:9.
6 Ver Hebreos 13:12.
7 Ver Hebreos 10:19.
8 Ver Hebreos 12:24.
29
Declaración de confianza en la protección de
Dios

Ningún arma forjada contra mí prosperará, y toda lengua que se


levante contra mí en juicio será condenada. Esta es mi herencia
como siervo del Señor, y mi justicia viene de ti, oh Señor de los
ejércitos.
Si ha habido personas que han hablado y orado en contra mía, o
han buscado herirme, o me han rechazado, los perdono (nombra a
dichas personas si las conoces). Tras haberlos perdonado, los
bendigo en el nombre del Señor.133
Ahora declaro, oh Señor, que tú y solo tú eres mi Dios y que no
hay ningún otro dios; Dios justo y Salvador, Padre, Hijo y Espíritu,
¡te adoro! Me someto de nuevo a ti hoy en total obediencia.
Tras haberme sometido a ti, Señor, hago lo que tu Palabra me
indica. Resisto al diablo: todas sus presiones, sus ataques, sus
mentiras y cada instrumento o agente que quiera usar contra mí. ¡No
me someto! Lo resisto, lo echo fuera de mí, y lo excluyo de mí en el
nombre de Jesús.
Específicamente, rechazo y repelo: la enfermedad, la infección, el
dolor, la inflamación, los males, las alergias, los virus, toda forma de
brujería, y todo tipo de estrés (nombra cualquier enfermedad
específica o aflicción demoniaca que sientas que ha venido contra
ti).
Finalmente, Señor, te doy gracias porque mediante el sacrificio de
Jesús en la cruz, he dejado de estar bajo la maldición para entrar en
la bendición de Abraham, a quien tú bendijiste en todas las cosas:
exaltación, salud, reproducción, prosperidad, victoria, favor de Dios
y amistad con Dios.2
Amén.

1
Ver Mateo 5:43-45; Romanos 12:14.
2
Ver Gálatas 3:13-14; Génesis 24:1.
30
Proclamaciones en favor de Israel

El que esparció a Israel lo está reuniendo y le guardará, como


el pastor a su rebaño.1(Jeremías 31:10)

Serán avergonzados y vueltos atrás Todos los que aborrecen a


Sion. Serán como la hierba de los tejados, Que se seca antes
que crezca. (Salmos 129:5-6)

Destrúyelos, oh Señor; confunde la lengua de ellos. (Salmos


55:9)

No prevalecerá el cetro de los impíos sobre la heredad


asignada a los justos… (Salmos 125:3 NVI)

Pues Jehová no desamparará a su pueblo, por su grande


nombre; porque Jehová ha querido haceros pueblo suyo. (1
Samuel 12:22)

Tema a Jehová toda la tierra; Teman delante de él todos los


habitantes del mundo. Porque él dijo, y fue hecho; El mandó, y
existió. Jehová hace nulo el consejo de las naciones, Y frustra
las maquinaciones de los pueblos. El consejo de Jehová
permanecerá para siempre; Los pensamientos de su corazón
por todas las generaciones. Bienaventurada la nación cuyo
Dios es Jehová, El pueblo que él escogió como heredad para
sí. (Salmos 33:8-12)

Muestra tus maravillosas misericordias, tú que salvas a los que


se refugian a tu diestra, De los que se levantan contra ellos.
Guarda a Israel2 como a la niña de tus ojos; Escóndelos bajo
la sombra de tus alas, De la vista de los malos que le oprimen,
De sus enemigos que buscan su vida. (Salmos 17:7-9)

A no haber estado Jehová por nosotros, Diga ahora Israel; A no


haber estado Jehová por nosotros, Cuando se levantaron contra
nosotros los hombres, Vivos nos habrían tragado entonces,
Cuando se encendió su furor contra nosotros. Entonces nos
habrían inundado las aguas; Sobre nuestra alma hubiera pasado
el torrente; Hubieran entonces pasado sobre nuestra alma las
aguas impetuosas. Bendito sea Jehová, Que no nos dio por
presa a los dientes de ellos. Nuestra alma escapó cual ave del
lazo de los cazadores; Se rompió el lazo, y escapamos nosotros.
Nuestro socorro está en el nombre de Jehová, Que hizo el cielo
y la tierra. (Salmos 124)

1
Cambiado a tiempo presente porque está sucediendo ahora.
2 Se ha cambiado “me” por “Israel”
31
Doce pasos para un buen año

Temamos no sea que dejemos de alcanzar el descanso en


Cristo. (Hebreos 4:1)

Seamos diligentes. (Hebreos 4:11)

Aferrémonos a nuestra confesión. (Hebreos 4:14)

Acerquémonos al trono de la gracia. (Hebreos 4:16)

Prosigamos hacia la madurez. (Hebreos 6:1)

Acerquémonos al lugar santísimo. (Hebreos 10:19, 22)

Aferrémonos a nuestra confesión sin vacilar. (Hebreos 10:23)

Considerémonos unos a otros. (Hebreos 10:24)

Corramos con paciencia la carrera. (Hebreos 12:1)

Mostremos gratitud. (Hebreos 12:28)

Salgamos a Él fuera del campamento. (Hebreos 13:13)

Ofrezcamos continuamente sacrificios de alabanza. (Hebreos


13:15)

Cuidémonos, por tanto, no sea que, aunque la promesa de


entrar en su reposo sigue vigente, alguno de ustedes parezca
quedarse atrás. (Hebreos 4:1)

Esforcémonos, pues, por entrar en ese reposo, para que nadie


caiga al seguir aquel ejemplo de desobediencia. (Hebreos
4:11)

Por lo tanto, ya que en Jesús, el Hijo de Dios, tenemos un gran


sumo sacerdote que ha atravesado los cielos, aferrémonos a la
fe que profesamos. (Hebreos 4:14)

Así que acerquémonos con toda confianza al trono de la gracia


de nuestro Dios. Allí recibiremos su misericordia y
encontraremos la gracia que nos ayudará cuando más la
necesitemos. (Hebreos 4:16)

Por eso, dejando a un lado las enseñanzas elementales acerca


de Cristo, avancemos hacia la madurez. (Hebreos 6:1)

Así que, hermanos, mediante la sangre de Jesús, tenemos plena


libertad para entrar en el Lugar Santísimo… Acerquémonos,
pues, a Dios, con corazón sincero. (Hebreos 10:19, 22 NVI)

Mantengamos firme, sin fluctuar, la profesión de nuestra


esperanza, porque fiel es el que prometió. (Hebreos 10:23)

Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a


las buenas obras. (Hebreos 10:24)

Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan


grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del
pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera
que tenemos por delante. (Hebreos 12:1)

Así que, recibiendo nosotros un reino inconmovible, tengamos


gratitud, y mediante ella sirvamos a Dios agradándole con
temor y reverencia; (Hebreos 12:28)

Por lo cual también Jesús, para santificar al pueblo mediante


su propia sangre, padeció fuera de la puerta. Salgamos, pues,
a él, fuera del campamento, llevando su vituperio. (Hebreos
13:12-13)

Así que, ofrezcamos siempre a Dios, por medio de él, sacrificio


de alabanza. (Hebreos 13:15)
Acerca del autor

Derek Prince (1915-2003) nació en India de padres británicos.


Reconocido a nivel internacional como un erudito bíblico y patriarca
espiritual, estableció un ministerio de enseñanza que abarcó seis
continentes y más de sesenta años. Es el autor de más de cincuenta
libros, seiscientas enseñanzas de audio y cien enseñanzas en video,
muchas de las cuales se han traducido y publicado en más de cien
idiomas. Fue pionero de la enseñanza en temas innovadores como
las maldiciones generacionales, el significado bíblico de Israel y
demonología/guerra espiritual.
Su don principal para explicar la Biblia, y su enseñanza de un
estilo claro y simple han ayudado a construir un cimiento de fe en
millones de vidas, y se estima que ha alcanzado a la mitad del
planeta. Su enfoque fuera de denominaciones y sectas ha hecho que
su enseñanza sea igualmente relevante y útil para personas de todos
los trasfondos raciales y religiosos.
Ministerios Derek Prince persiste en alcanzar a creyentes en más
de 140 países con la enseñanza de Derek Prince, cumpliendo su
mandato de seguir “hasta que Jesús regrese”. Esto se lleva a cabo
mediante los esfuerzos de más de treinta oficinas de Derek Prince
alrededor del mundo, incluyendo la obra principal en Australia,
Canadá, China, Francia, Alemania, Holanda, Nueva Zelanda,
Noruega, Rusia, Sudáfrica, Suiza, el Reino Unido y los Estados
Unidos. Para información actual sobre estos lugares y otros en todo
el mundo, visita: www.derekprince.org.

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