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Una central o planta nuclear es una instalación industrial empleada para la generación de
energía eléctrica a partir de energía nuclear. Se caracteriza por el empleo de combustible
nuclear fisionable que mediante reacciones nucleares proporciona calor que a su vez es
empleado, a través de un ciclo termodinámico convencional, para producir el movimiento
de alternadores que transforman el trabajo mecánico en energía eléctrica. Estas centrales
constan de uno o más reactores.
Las barras de control que se sumergen facultativamente en el reactor, sirven para moderar
o acelerar el factor de multiplicación del proceso de reacción en cadena del circuito nuclear.
La energía nuclear se caracteriza por producir, además de una gran cantidad de energía
eléctrica, residuos nucleares que hay que albergar en depósitos especializados. Por otra
parte no produce contaminación atmosférica de gases derivados de la combustión que
producen el efecto invernadero, ya que no precisan del empleo de combustibles fósiles para
su operación.
Índice
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Funcionamiento[editar]
Las centrales nucleares constan principalmente de cuatro partes:
Las centrales nucleares siempre están cercanas a un suministro de agua fría, como un río,
un lago o el mar, para el circuito de refrigeración, ya sea utilizando torres de refrigeración o
no.
Seguridad[editar]
Como cualquier actividad humana, una central nuclear de fisión conlleva riesgos y
beneficios. Los riesgos deben preverse y analizarse para poder ser mitigados. A todos
aquellos sistemas diseñados para eliminar o al menos minimizar esos riesgos se les llama
sistemas de protección y control. En una central nuclear de uso civil se utiliza una
aproximación llamada defensa en profundidad. Esta aproximación sigue un diseño de
múltiples barreras para alcanzar ese propósito. Una primera aproximación a las distintas
barreras utilizadas (cada una de ellas múltiple), de a fuera adentro podría ser:
Además debe estar previsto qué hacer en caso de que todos o varios de esos niveles fallaran
por cualquier circunstancia. Todos los trabajadores, u otras personas que vivan en las
cercanías, deben poseer la información y formación necesaria. Deben existir planes de
emergencia que estén plenamente operativos. Para ello es necesario que sean
periódicamente probados mediante simulacros. Cada central nuclear posee dos planes de
emergencia: uno interior y uno exterior, comprendiendo el plan de emergencia exterior,
entre otras medidas, planes de evacuación de la población cercana por si todo lo demás
fallara.
Gráfica con los datos de los sucesos notificados al CSN por las centrales nucleares
españolas en el periodo 1997-2006.
Aunque los niveles de seguridad de los reactores de tercera generación han aumentado
considerablemente con respecto a las generaciones anteriores, no es esperable que varíe la
estrategia de defensa en profundidad. Por su parte, los diseños de los futuros reactores de
cuarta generación se están centrando en que todas las barreras de seguridad sean infalibles,
basándose tanto como sea posible en sistemas pasivos y minimizando los activos. Del
mismo modo, probablemente la estrategia seguida será la de defensa en profundidad.
Cuando una parte de cualquiera de esos niveles, compuestos a su vez por múltiples sistemas
y barreras, falla (por defecto de fabricación, desgaste, o cualquier otro motivo), se produce
un aviso a los controladores que a su vez se lo comunican a los inspectores residentes en la
central nuclear. Si los inspectores consideran que el fallo puede comprometer el nivel de
seguridad en cuestión elevan el aviso al organismo regulador (en España el CSN). A estos
avisos se les denomina sucesos notificables. En algunos casos, cuando el fallo puede hacer
que algún parámetro de funcionamiento de la central supere las Especificaciones Técnicas
de Funcionamiento (ETF) definidas en el diseño de la central (con unos márgenes de
seguridad), se produce un paro automático de la reacción en cadena llamado SCRAM. En
otros casos la reparación de esa parte en cuestión (una válvula, un aspersor, una
compuerta,...) puede llevarse a cabo sin detener el funcionamiento de la central.
La ruptura de varias de estas barreras (no existía independencia con el gobierno, el diseño
del reactor era de reactividad positiva, la planta no poseía edificio de contención, no
existían planes de emergencia, etc.) causó el accidente nuclear más grave ocurrido: el
accidente de Chernóbil, de nivel 7 en la Escala Internacional de Accidentes Nucleares
(INES).
Los reactores térmicos se clasifican según el tipo de moderador que utilizan, así tenemos:
Por otra parte tenemos los reactores rápidos, todos ellos avanzados, conocidos como FBR
(fast breeder reactors):
Almaraz II. Situada en Almaraz (Cáceres). Puesta en marcha en 1983. Tipo PWR.
Potencia 984 MWe. Su refrigeración es abierta al embalse artificial (creado para ese
fin) de Arrocampo.
Ascó II. Situada en Ascó (Tarragona). Puesta en marcha en 1985. Tipo PWR.
Potencia 1.027,2 MWe.
Centros Atómicos:
Centros Atómicos:
Analizando la evolución del número de centrales nucleares en el mundo durante las últimas
décadas, podemos hacer un análisis del cambio de mentalidad de los países ante este tipo de
energía. Incluso, se puede decir que a través del número de centrales nucleares podemos
leer los acontecimientos que han marcado estos últimos 60 años.
2º Periodo: se abre una segunda época, donde la crisis del petróleo hizo que muchos
países industrializados apostaran por este tipo de tecnología dentro de sus planes de
desarrollo energético, los gobiernos vieron en la energía nuclear un sistema de
producir energía eléctrica a un coste menor, y que en principio, era menos agresivo
para el medio que otros sistemas. Ello explica, que desde el año 1960, donde el total
de centrales era de 16 en todo el mundo, se pasara a 416 en 1988. Esto supuso un
crecimiento exponencial en estos 28 años, que arroja una media de apertura de 15
centrales al año en todo el mundo. Estos datos se distancian muchos del último
periodo.
3º Periodo: hechos como el de Three Mile Island (EEUU) en 1979, donde se emitió
una gran cantidad de gases radioactivos, y sobre todo del mayor desastre nuclear y
medioambiental de la historia, Chernóbil, hizo que la confianza que se le tenía hasta
entonces no se recuperara jamás. En el accidente de Chernóbil (Ucrania) el 26 de
abril de 1986, se expulsaron materiales radiactivos y tóxicos 500 veces mayor que el
liberado por la bomba atómica arrojada en Hiroshima en 1945, causó directamente
la muerte de 31 personas y forzó al gobierno de la Unión Soviética a la evacuación
de 116.000 personas provocando una alarma internacional al detectarse
radiactividad en, al menos, 13 países de Europa central y oriental. Según estudios
realizados, se habla de más de 200.000 muertes por cáncer relacionadas con el
accidente, y de una zona donde la radioactividad no desaparecerá hasta pasado
300.000 años. Los gobiernos y, sobre todo, el pueblo perdieron gran parte de la
confianza depositada en el uso de esta energía, veían el uso de la energía nuclear un
verdadero peligro para su salud, y se abría el debate sobre si su uso es necesario.
Los efectos en el número de apertura de centrales no tardaron en llegar, y desde ese
año de 1986 ese número fue mucho menor respecto al periodo anterior. A esto se le
añade que se endurecieron las medidas de seguridad para las centrales, haciendo que
el coste final de la producción eléctrica se multiplicara. Así, desde 1988 a 2011 el
número centrales nuevas es de 27, dando como media por año de poco más de una
central por año. Llamativo es el hecho de que las grandes potencias, salvo Japón, a
partir de este accidente abandonaron la creación de nuevas centrales, o incluso
redujeron su número, y solo en países de una menor entidad mundial han seguido
con la práctica nuclear.
Hoy día hay 443 centrales nucleares en el mundo que suponen el 17% de la producción
eléctrica mundial. De esas el país que más tiene en la actualidad es EEUU con 104, pero
más sorprendente son las 58 centrales de Francia, más de la mitad que EEUU con casi 15
veces menos superficie. Aunque Japón no se queda nada lejos con 54 (aunque actualmente
no están en funcionamiento por el cese decretado por el gobierno como consecuencia del
accidente de Fukushima), o Corea del Sur con 21 en menos de 100.000 Km². Actualmente
España cuenta con 8 reactores nucleares. El accidente en la central de Fukushima ha
recordado fantasmas del pasado, otorgándole al debate nuclear una candente actualidad.