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6 EL EVANGELIO SEGUN LUCAS Este evangelio no fue tan copiado y comentado en La Iglesia antigua como el de Mateo, pero tuvo notable influjo en la vida litirgica, pues al- ‘gunas de las grandes fiestas cristianas recibieron su contenido de los re- Jatos lucanos, Una buena parte de la liturgia de Navidad, por ejemplo, se inspird en el relato de la infancia de Lucas, cuyos cénticos (el Benedictus, el Magnificat y el Nunc Dimittis) forman parte desde muy antiguo del ofi- cio divino, mientras que otras fiestas litirgicas, como Pentecostés 0 la As- censin, tienen su origen en pasajes de este evangelio. Los estudios sobre el Evangelio de Lucas Ilevados a cabo durante los dos iiltimos siglos han puesto de manifiesto su originalidad asi como sus peculiares aportaciones. Este evangelio refleja una situacién vital diferen- tea la de Marcos y Mateo, al tiempo que constituye un testimonio muy valioso acerca del cristianismo de los origenes. Desde el punto de vista li- terario, ademas de la belleza de su estilo, hemos de atribuir a Lucas el mé- rito de haber recogido importantes tradiciones que no se encuentran en los otros evangelios. Por iltimo, la teologia de Lucas supone una aportacién original por su visin de la historia y su comprensién del misterio de Cris- toy de la Iglesia en el contexto de la tradicién paulina durante la segun- dda generacién cristiana, Uno de los rasgos mas peculiares de este evangelio con respecto a Jos demas es su estrecha vinculacién con los Hechos de los apéstoles. Aun- {que estos dos libros poseen géneros literarios diferentes, ambos fueron es- critos por el mismo autor y dedicados a la misma persona, Se trata de un fenémeno muy peculiar, y por ello el estudio de! Evangelio de Lucas de~ bbe comenzar precisando cual es el tipo de relacién que existe entre ellos ¥y qué consecuencias tiene dicha relacién para la lectura de ambos. Antes de abordar este aspecto preliminar, resefiamos, como en los ca- pitulos precedentes, los principales comentarios al Evangelio de Lucas, recordando que en la introduccién suelen tratarse la mayoria de las cues- tiones que se abordan en este capitulo, 350 El evangelio teramorfo FE. Bovon, £1 evangelio segtn sam Lucas LIV, Salamanca 1995-2010; J. Fitzmyer, ET cevangelio sein sa Lucas LIV, Madrid 1986-2004; MI. Lagrange, Evangile selon Saint Luc, Paris 1921; A. Losy, L‘evangile selon Lue, Frankfurt 1971; 1. H. Marshall, The Gospel of Lake. A Commentary on the Greek Text, Exeter 1978; H. Schirmann, Das Liukas-Evangelium, Feeiburg 1990; R.C, Tannehill, The Nerraive Unity of Luke-Aes. A Literary nerpretaion. Volume One: The Gospel according to Like, Philadelphia 1986, 1. LA RELACION ENTRE Lucas ¥ HEcHos La relacién del Evangelio de Lucas con los Hechos de los apéstoles es particular y compleja, Para plantearla adecuadamente no basta con averi- guar cudl fue la intencién de su autor, analizando los indicios que avalan Ja unidad de la obra lucana, sino que es necesario también estudiar la his- toria de su transmisién y recepcién. Ambas cuestiones son clave para una adecuada orientacién de su estudio, asf que las analizaré en primer lugar. a) La unidad literaria de Lucas y Hechos M.F Bitd, The Unity of Luke-dets in Recent Discussion: Journal forthe Study of the New Testament 29 (2007) 425-448; D. Frickenschmidt, Evangelium als Blographte. Die vier Evangelien im Rahmen anuiker Erzdhikunst, Tdbingen 1997, 478-500; R. Maddox, The Purpase of Luke-Acts, Edinburg 1982, 1-30; L. H, Matshall, Acts and the «Former Treatise», en B. W. Winter - A. D. Clarke (eds.), The Book of Acts in ies Ancient Literary Seuing, Grand Rapids 1993, 163-182; M. C. Parsons R. 1. Pervo, Rethinking the Unity of Luke and Acts, Minneapolis 1993; T. E. Phillips, The Genre of dcts: Moving toward a Consensus?: Currents in Biblical Research 4 (2006) 365- 396; R. Tannehill, The Narrative Unity of Luke-Acts. A Literary Interpretation, Min ‘eapolis 1990; W.C. van Unnik, Luke Second Book and the Rules of Hellenistic His- ‘oriography, en J. Kremer (ed), Les Actes des Apétres: Traditions, redaction, ‘gologie, Louvain 1979, 37-60; P. Walters, The Assumed Authorial Unity of Luke and Acts. A Reassessment ofthe Evidence, Cambridge 2008. Al estudiar la relacién entre el Evangelio de Lucas y el libro de los He- chos es necesario distinguir entre unidad de autor y unidad fiteraria, La unidad de autor es un dato conocido desde antiguo y ha sido corroborado ampliamente por la critica interna, pues ambos escritos utilizan el mismo ‘vocabulario, usan los mismos recursos literarios y eomparten los mismos puntos de vista teolégicos. No es necesario, por consiguiente, detenerse en este aspeeto, Sin embargo, el hecho de que hayan sido escritos por el mis- ‘mo autor no implica necesariamente que formaran parte de una misma cobra, Para determinar el grado de unidad literaria que existe entre estos dos escritos hay que examinar los elementos que los vinculan tanto desde el punto de vista material, como formal El evangelio sein Lucas 351 En primer lugar, pueden examinarse las referencias cruzadas que se en- ‘cuentran al comienzo de ambas obras. En el prologo del evangelio se men- ciona a un personaje llamado Tedfilo, a quien parece dirigirse o dedicarse Ja obra (Le 1, 4). El mismo personaje se vuelve a mencionar en la brevisi- ‘ma introduccién de Hechos, en la que se hace referencia al evangelio (Heh 1, 1-2). Esta conexién entre los dos comiienzos podria dar a entender que Lucas quiso escribir desde el principio una obra en dos volimenes, y por tanto que estaba pensando también en Hechos cuando escribi el prélogo del evangelio. Sin embargo, en dicho prilogo relaciona su obra con otros escritos similares compuestos con anterioridad (Le 1, 1). Esta alusién in- dica que estaba pensando s6lo en el evangelio, pues las obras a las que se refiere eran relatos sobre Jesis (por ejemplo, el Evangelio de Marcos) y no tenemos noticia de que existiera una obra como la suya en dos voliimenes. La relacién entre ambos prologos sélo permite afirmar, por tanto, que al componer el libro de los Hechos su autor quiso relacionar esta segunda obra con la primera, que habia escrito con anterioridad. Acesta misma conclusién se llega cuando se analiza el final del evan- gelio y el comienzo de Hechos. Tanto en una como en otra obra, Jestis se despide de los disefpulos que le han seguido y les da sus iltimas recomen- daciones antes de su ascensién (Lc 24, 46-52 /! Heh 1, 4-11), Aunque exis- ten algunas pequefias diferencias entre las dos versiones, resulta evidente que se trata de los mismos episodios y que el autor ha querido evocar con detalle el final del evangelio al comenzar su segundo libro. Esta repeti- cin sugiere que ambos libros formaban parte de un mismo proyecto lite- rario y teolégico, pero ello no implica necesariamente que formaran par- te de la misma obra, La relacién entre Lucas y Hechos no se reduce a estos puntos de con- tacto mis visibles, sino que se puede apreciar también en la repeticién de los mismos esquemas y motivos en el cuerpo de ambas narraciones. Con bastante frecuencia se encuentran en Hechos pasajes que evocan otros presentes también en el evangelio. Este paralelismo se observa, por ejem- plo, al comparar el camino de Jesis a Jerusalén en el evangelio con el que recorre Pablo en el libro de los Hechos: Leas Hechos 9, 51-53. Jess decide ir Jrucalén 19,21 Pablo decide ira Jerusalén 13,22 Mencién delcaminoaJensslén 20,22 Voy a Jersalén 19, 45.48 Jesis entra en el tempo 21,26 Pablo enea ene omplo 22,54 Unarmulitd se apodera de ess 22°23 Proceso de Jess ‘Una mult se apedera de Pablo Proceso de Pablo Tres declaracioncs de incencia 23,622 Compareconeia ante Herodes 25,13-2632 Comparecencia ante Herodcs 23 __Thes declaracones de inocencia 352 El evangelioteramorfo Paralelismos como éste y de otto género, que revelan la relacién entre ambos escritos, se encuentran a Jo largo de tods la obra. Es evidente que Lucas quiso relacionar los dos relatos, pero de ello no se puede deducir que ambas formaran una misma obra literari. Para determinar con mas precisién el grado de unidad literaria que existe entre Lucas y Hechos conviene tener en cuenta también los ele~ ‘mentos que los vinculan formalmente y averiguar, por ejemplo, siutilizan © no el mismo género literario, Si se compara el Evangelio de Lucas con el de Mateo y se examina la forma en que ambos reelaboraron el Evange- lio de Marcos para componer sus respectivos relatos sobre Jesis, se ad- vierte enseguida que siguieron pautas muy parecidas. Al igual que Mateo, Lucas amplié el comienzo de Marcos con ayuda de tradiciones proceden- tes de Qy de algunos recuerdos sobre la infancia de Jesis. Lucas, lo mis- ‘mo que Mateo, completé el relato de la actividad publica de Jess con nu- 'merosas ensefianzas que Marcos no habia recogido. Por dltimo, Lucas, en ‘mayor medida que Mateo, reelaboré y amplio los acontecimientos que ro- dearon la muerte de Jess y los que sucedieron posteriormente, incluyen- do varios relatos de apariciones. Todas estas modificaciones apuntan en la misma direccién y sugieren que Lucas, como Mateo, quiso adaptar el re- lato de Marcos al modelo de las biografias helenisticas. El libro de los Hechos, sin embargo, no puede ser considerado una bio- _raffa, pues uno de los rasgos distintivos de éstas es su concentracién en un solo personaje. No en vano, desde muy antiguo, este segundo escrito se re- lacioné con otro género literario conocido en la literatura helenistica (pra- -xeis; res gestae). Los ahechos» eran monografias historicas que narraban acontecimientos protagonizados por uno o varios personajes. Al igual que las biografias, posefan un marcado interés histérico, que solia combinarse con una finalidad de carécter encomidstico, didactico o apologético. Sin ‘embargo, a diferencia de las biografias, que estaban centradas en el prota- -onista, los «hechos» se concentraban en las acciones realizadas. El Evangelio de Lucas y el libro de los Hechos utilizan géneros litera- rios diferentes y ello constituye un argumento en contra de su unidad lite- raria. Es verdad que en la literatura antigua existen algunos (pocos) casos de obras en dos tomos en los que se relacionan dos o mis biografias; por ejemplo, la biografia del filésofo Crates escrita por Didgenes Laercio, que sti lterariamente unida a la de sus dos dise{pulos Metrocles y Hyparchia (V1, 85-98); oel final de la biografia de Galba y el comienzo de la de Ot6n, ‘compuestas por Plutarco, que aparecen unidas entre si de una forma simi- lara como lo estin Lucas y Hechos (Plutareo, Gatus 29; Othon 1). Pero las caracteristicas de Lucas y Hechos son muy diferentes alas de estas biogra- fias y es muy poco probable que su autor se haya inspirado en ellas, El evangelio segin Lucas 353 Los indicios examinados slo permiten afirmar que entre estos dos li bros existe una unidad lteraria a posteriori, es decir, que su autor concibid el segundo como continuacion del primero. La referencia explcita al evan- gelio en el prologo de Hechos y la repeticin de los dltimos episodios del primero al comienzo del segundo, asi como los paralelismos entre ellos, 6- Jo prueban que, en el momento de componer el segundo libro, su autor lo cconcibié como continuacion del primero, pero no que hubiera pensado a priori en una obra en dos volimenes. Para probar esto Gitimo habria que ‘identificaren el evangelio elementos que hicieran necesaria la posterior re- daccién de Hechos. Este podria ser el caso de la cuidadosa distincién que ‘hace Las entre Ia etapa anterior a la Pascua y la posterior. En la primera, aque corresponde al ministerio de Jess, la buena noticia no se anuncia a los paganos, porque éste es un rasgo caracteristico de Ia etapa pospascual. Un proyeeto que abarcara desde el principio Le-Hch explicaria también que Lucas, a diferencia de los demés evangelios, no mencione ninguna apari- cin en Galilea; y es que al situar todas las apariciones de Jest en Jerusi- 1én, Lucas habria querido preparar la primera etapa dela difusin del evan- gelio en Jerusalén narrada en Hechos (Hh 1, 12-8, 1). Podemos conetuit, Por tanto, que entre Lucas y Hechos existe ciertamente unidad literaria a posteriori dejando abierta la posibilidad de que su autor hubiera querido ccomponer desde el principio una obra en dos vollmenes. b) La recepcién de Lucas y Hechos |A. Gregory, The Reception of Luke and Acts in the Period before Irenaeus: Looking _for Luke in the Second Century, TObingen 2003; A. Gregory, The Reception of Luke ‘and Acts and the Unity of Luke-Acts: Joural fr the Study of the New Testament 29 (2007) 459-472; C. K. Rowe, History, Hermeneutics and the Unity of Luke Acts: Jour- nal forthe Study of the New Testament 28 (2005) 131-157. La relacién literaria y teologica que existe entre Lucas y Hechos su- giere que estos dos libros deberian leerse conjuntamente, Aiin en el caso de que su autor no hubiera diseftado de antemano este proyecto, es evi- dente que concibis el libro de los Hechos como continuacién del evange- lio, Al dedicar ambos libros a la misma persona y al mencionar el primer libro al comienzo del segundo (Le 1, 4; Hch 1, 1), Lucas manifesté clara- mente que debian leerse uno a continuacién del otro, Sin embargo, la transmision y recepcidn de estos dos libros en la Iglesia antigua y en épo- cas posteriores revela una opcién muy diferente ‘Tanto la tradici6n manuscrita como el lugar que ocupan estos dos li bros en las listas de los libros del Nuevo Testamento, indican que, desde 354 El evangeliottramorfo muy pronto, no se leyeron conjuntamente, Ademés, el texto del evange- lio se transmitié siguiendo pautas similares 2 las de los otros evangelios, mientras que el texto de Hechos tiene una historia particular, que dio co- ‘mo resultado dos recensiones bastante diferentes no s6lo en contenido, zo tambign en su extensién. Las caracteristicas peculiares del texto oc dental de Hechos, que no tienen paralelo en ningiin otro escrito del Nuevo Testamento, son una prueba bastante evidente de que el libro de los He- chos no se transmiti6 junto con el Evangelio de Lucas. ‘Otra prueba de que ambos libros no se transmitieron ni se Jeyeron con- juntamente es el lugar que ocupan en las primeras compilaciones de escri- tos y en las listas de fos libros considerados como «Escrituray. El Evange- lio de Lucas aparece siempre junto a los otros tres evangelios canénicos. Aunque no siempre ocupa el mismo lugar (recordemos que en el primer c6- dice que contiene los cuatro evangelios, el P*,se encuentra despugs de Ma- teo y Juan y antes de Marcos: Mt-In-Le-Mo), siempre aparece junto a los otros tres evangelios. El libro de los Hechos, sin embargo, se encuentra en los lugares més dispares. En algunos eédices, como el P que acaba de ser mencionado, se halla a continuacién de los evangelios, pero no después de Lucas, sino después de Marcos, indicando asi que era leido como continua cin de los cuatro evangelios. Esta misma relacién con los evangelios en general es la que parece presuponer el P®, en el que Hechos fue copiado junto a un solo evangelio, pero no el de Lucas, sino el de Mateo, que era el ‘mis difundido. En algunos casos, e! libro de los Hechos introduce 0 con- cluye las eartas catélicas mientras en otros se encuentra inmediatamente antes o después de las cartas paulinas. A partir del siglo TV d.C. se impuso el orden de los grandes cédices unciales, en los que Hechos figuraba des- pués de los cuatro evangelios y antes de las cartas paulinas. ‘Asi pues, tanto la historia de Ia transmisién del texto de Lucas y de He- chos, como el lugar que ambas obras ocupan en las primeras recopilacio- nes y listas de libros considerados como Escritura permiten concluir que a comienzos del siglo III dC. estos dos libros no se lefan juntos. Esta pare- ce haber sido también la pauta seguida en Ia segunda mitad del siglo Il .C,, como se deduce del testimonio de Ireneo, e] cual menciona el Evan- gelio de Lucas junto a los otros tres evangelios, como parte del «evange- lio tetramorfow (Ad. Haer. 3, 1), aunque sabia que Lucas habfa sido el au- tor tanto del Evangelio como de! libro de los Hechos (Ady. Haer: 3, 14). De estos datos se puede deducir que, para los lectores antiguos, la unidad lite- raria y teolgica de la obra lucana no fue un criterio hermenéutico deter- minante. Lucas y Hechos no fueron leidos como Le-Heh, sino como Le y Hh, y ningiin autor antiguo reclamé la necesidad de leerios como Le-Heh para comprenderlos adecuadamente, Elevangeliosegin Lucas 355 ©) Elestudio del Evangelio de Lucas L.T. Johnson, Literary Criticism of Luke-Aets: I Reception History Pertinent?: our nal for the Study of the New Testament 28 (2005) 159-62; C.K. Rowe, Literary Uni- ‘rand Reception History: Reading Luke-dews as Luke and Acts: Journal forthe Study of the New Testameat 28 (2007) 449-457. Las conclusiones a las que he Ilegado en los dos apartados precedentes plantean una cuestion que afecta de forma decisiva al estudio del Evange- lio de Lucas. Por un lado, el analisis literario de los dos escritos lucanos muestra que entre ellos existe una estrecha relacién, pues forman parte de tun mismo proyecto literario y teol6gico. Por otro lado, la historia de su re- cepcién revela que estos dos libros no fueron leidos conjuntamente ni se sintié la necesidad de leerlos como partes una misma obra para entender- los adecuadamente, Aparecen asi dos estrategias de lectura que no son ne cesariamente excluyentes, sino complementarias. En primer lugar, la que podriamos lamar «lectura eritican, que favorece una lectura de Lucas y Hechos como parte de una misma obra. En segundo lugar, la que podria de- nominarse «lectura tradicional», en la que el Evangelio de Lucas se lee jun- toa los otros evangelios en tanto que el libro de los Hechos se lee como conclusién de éstos e introduccién a las cartas paulinas, Aunque esta se- gunda estrategia ha sido la més comin en la historia de la Iglesia, la prime- ra responderia mejor a la intencién original de la obra lucana, Cada una de estas dos estrategias de lectura tiene su propio contexto, pero ambas pueden enriquecerse notablemente si se tienen en cuenta mu- tuamente, En el presente capstulo trataré de conjugar las dos. Por un lado, es necesario tratar con cierto detalle el libro de los Hechos, pues su estre- cha relacién con el evangelio exige tener presente el conjunto de la obra para interpretar adecuadamente el Evangelio de Lucas. Pero pot otro, la relacién de éste con los otros tres evangelios apareceri de forma més cla- 1a, si se estudia como una obra independiente, Por esta razén, la discusién sobre la composicion de Hechos, asi como la lectura de este libro a la que se dedicara la misma atencién que a la lectura del evangelio, se han co- locado en un apéndice, dejando al lector la opeién de leerlo junto con el evangelio, 0 independientemente de él 2. LA COMPOSICION DEL EVANGELIO DE LUCAS El Evangelio de Lucas posee una personalidad propia desde el punto de vista literario. EI mismo autor informa a los lectores en el prologo sobre el procedimiento que ha seguido en la composicién de su obra, y tambien so- 556 El evangeliotetramorfo bre la finalidad que ha perseguido con ella (Le 1, 1-4). Este prologo es una guia inestimable en el estudio de la composicién del evangelio y, por ello, serd analizado con cierto detalle. Antes, sin embargo, deberan examinarse los testimonios sobre la transmisién del texto y habré que preguntarse si existieron diversas ediciones de é1, pues s6lo de esta forma es posible co- nocer el texto cuyo proceso de composicién vamos a estudiar. a) Transmisin textual y ediciones J. A. Fitemyer, Papyrus Bodmer XIV: Some Features of our Oldest Text of Luke: (Catholic Biblical Quarterly 24 (1962) 170-179; A. Gregory, The Reception of Luke and ect in the Period before irenacus: Looking for Lute inthe Second Century, Tubingen 2003; B. H. Streeter, The Four Gaspels. A Study of Origins, London 1924, 199-222, A juzgar por los manuscritos que han Ilegado hasta nosotros, el Evan- ¢gelio de Lucas no tuvo tanta difusién en la época preconstantiniana como los de Mateo y Juan, pero se copié mas que el de Marcos. Los manuscritos ‘més antiguos proceden de principios del siglo III d.C. (P** y P*), a lo largo del cual pueden datarse también otros cuatro papiros: el ya mencionado P*, el P®, el Py el P'. Se conserva, ademés, un fragmento en pergamino de finales del siglo III .C. o principios del IV (0162). Por su parte, los auto- res cristianos antiguos atestiguan su difusién ya en el siglo Il .C. A media- dos de este siglo, en efecto, Marcién elaboré una versién notablemente mo- dificada de Lucas, reclamando para este evangelio una autoridad especial (Adh: Haer. 1,25, 1); incluso es posible que en esta misma época eirculara tuna armonia de Mateo y Lucas que fue utilizada por 2 Clem y tal vez tam- bién por Justino. En todo caso, el Prologo AntiMarcionita ¢ Ireneo dan te timonio de que en la segunda mitad del siglo Il d.C. el Evangelio de Lucas era ampliamente conocido (4d. Haer 3, 1, 1) El texto de este evangelio se transmitié de una forma muy parecida al de los otros tres evangelios, debido en parte a que desde muy temprano se ‘ransmitieron juntos. El nico rasgo peculiar es que las diferencias entre la tradicién textual alejandrina y la occidental son en este evangelio ma- "yores que en los demas, Estas diferencias, que son aiin mucho mas nume- rosas ¢ importantes en el libro de los Hechos, son de diferente naturaleza. En algunos casos, como en Le 6, 5, el texto occidental es més largo, pues afiade: «EI mismo dia, viendo a uno que estaba trabajando en sabado, le dijo: hombre, si sabes lo que estés haciendo, eres bienaventurado; pero si no lo sabes, eres maldito y un trasgresor de la ley». En otros, como en Le 22, 17-20, es mas breve, pues no contiene las palabras de Jess sobre el ppan y el vino en la ditima cena, palabras que si incluye el texto alejandri- El evangelio segin Lucas 387 no. La critica textual y las traducciones a las lenguas modemas prefieren cel texto alejandrino, pero el texto occidental es muy antiguo y algunos con- sideran que deberia ser tenido mas en cuenta, ‘A medio camino entre la critica textual y la critica literaria se sitia la lamada hipétesis del Proto-Lucas, segiin la cual habria existido una edi- cién de este evangelio anterior ala que conocemos. Esta versién habria si- do el resultado de combinar los materiales de Q y de SLe. Posteriorm te, en una segunda edicién, se habria incorporado el texto de Marcos. Sin embargo, el andlisis de la composicién de Lucas indica, mas bien, que su autor utilizé como esquema bisico ya desde el principio el trazado de Marcos, dentro del cual inserté los materiales de Q y SLe. Lo mas proba- ble es, por tanto, que la tinica versién del Evangelio de Lucas que existié es la que se ha conservado en la tradicién manuscrita, ) Las fuentes del Evangelio de Lucas FL. Cribbs, St Luke and the Johannine Tradition: Journal of Biblical Literature 90 (1971) 422-450; R. J. Dillon, Previewing Luke Project from his Prologue (Luke I: 1-4): Catholic Biblical Quarterly 43 (1981) 205-227; J. R. Edwards, The Gaspel of the Ebionites and the Gospel of Luke: New Testament Studies 48 (2002) 568-586; H, Koester, Ancient Christian Gospels. Their History and Development, Philade- phia-London 1990, 336-348; C. Heil, Lukas und Q: Studien zur lukanischen Redake tion des Spruchevangeliums Q, Berlin 2003; M. A. Matson, Ia Dialogue with Ano- ther Gospel? The Influence of the Fourth Gospel on the Passion Narrative of the Gospel of Luke, Atlanta 2001 En el prélogo del evangelio su autor ofrece al lector dos informaciones importantes acerca de la composicién de su obra, En primer lugar, mencio- 1a otros escritos similares (probablemente la precisién de que eran «mu- cchos» es exagerada) compuestos a partir de la tradicién transmitida por los que primero habfan sido testigos oculares y luego se convirtieron en servi- dores de la palabra (Le 1, 1-2). En segundo lugar, explica el proceso segui- do por él mismo en la composicién de su obra. Este proceso es similar al seguido por los otros autores, peto es mucho més minucioso y exhaustive, pues Lucas ha recorrido el camino desde el principio para obtener una in- formacién mas precisa que ha tratado de exponer con orden (Le 1,3). Cualquier lector del siglo I con una formacién retérica bisica recono- ceria ficilmente en este prologo los pasos de un proceso habitual. En efec~ to, la composicién de un discurso debia seguir tres pasos: en el primero, conocido como inventio, debia hacerse acopio de la informacién disponi- ble; en el segundo, la dispositio, esta informacién debia disponerse de for- rma ordenada; y en el tercero, la efocutio, esta informacion se debia formu- 358 Elevangelio teramorfo lar con las palabras y sentencias més adecuadas. La composicién de un escrito seguia basicamente el mismo proceso; de hecho Lucas parece ha- berlo seguido en la composicién de su obra, En el caso de un relato de caricter histirico 0 biografico, la informa- ci6n obtenida en la inventio debia ser fiable; por eso Lucas insiste tanto en cl papel de los testigos, Para obtener esta informacién cont6, en primer lu- «gar, con Ia tradicién oral, pero también dispuso de otros escritos simila- res al suyo. Aunque el hecho de escribir un nuevo relato revela, en cierto modo, la intencién de sustituir alos que ya existian, esto no significa que no los consultara. De hecho, el estudio de las relaciones de dependencia iteraria entre los evangelios ha descubierto que utilizé profusamente al ‘menos tno de ellos (el Evangelio de Marcos) y otra composicién que con- tenfa una coleccién de dichos y angedotas de Jesis (Documento Q), ade- més de un nimero importante de tradiciones propias que son desconoci- das para los otros evangelios (SL). La principal fuente de Lucas fue el Evangelio de Marcos, aunque es probable que la versién que conocié fuera ligeramente distinta a la que ha Iegado hasta nosotros. Al estudiar dicho evangelio ya sefialé la posibilidad de que hayan existido diversas ediciones del mismo. La que conocié Lucas ra no s6lo distinta ala que nosotros conocemos, sino también a la utiliza- da por Mateo, pues en ella faltaba, muy probablemente, a llamada seccién de Betsaida (Mc 6, 45-8, 26), que si conocié Mateo (cf. cap. 5, 12). Lucas prescindié también de otros episodios sueltos de Marcos, pero cen general asumié el trazado de este evangelio como base de su relato, A diferencia de Mateo, que no coservé el orden de Marcos en una importan- te seccién de su evangelio (Mt 4-13), Lucas lo siguié desde el comienzo y sélo en contadas ocasiones cambid de lugar algunos episodios. Estos cambios de lugar con respecto al orden de Marcos se conocen con el nom bre de «trasposiciones lucanas» y son los siguientes 1Le3,19-20 Anticipa el relato de la muerte del Bautista Me 6, 17-18, ‘Le4, 1630 Adelanta el episodio dela sinapowa de Nazaret Me 6, 1-6 1Le5, 1-11 Pospone la llamada de los primeras diseipulos Me 1, 16-20 Le6, 12-19 Cambia el orden de los pasajes Me 3, 13-19.712 Le8, 19-21 Sitia después de las parSbols este episodio Me 3, 31-35 1Le22,21-23Prediocidn dentro del discureo de despedida Me 14, 18-21 [Le 22, 540-71 Tres epsodios enonden inverso al de Marcos Me 14, 645-72 En cada uno de estos siete casos Lucas ha tenido una razén precisa pa- ra cambiar de lugar el episodio en cuestidn y en casi todos, ademas de cambiarlo de lugar, lo ha modificado notablemente. Veamos dos ejemplos representativos: la presentacién de Jesis en la sinagoga de Nazaret (Le 4, El evangelio sein Lucas 339 16-30) y Ia llamada a Pedro y a los primeros discipulos (Le 5, 1-11). En el primero de ellos, Lucas sitia la visita de Jess a la sinagoga de Nazaret Justo en el momento en que da comienzo su actividad publica, mientras que Marcos fa coloca en un momento posterior de su relato, Pero, ademas de cambiarlo de lugar, Lucas ha ampliado el episodio con referencias a la Escritura (cita de Isaias y alusiones a Elias y Eliseo) y con las reacciones de sus paisanos, que no se encontraban en Marcos. Este desplazamiento y esta remodelacién responden a la intencién de presentar en esta escena un programa de Io que sera el ministerio de Jesis. En el segundo ejemplo, la transposicién se ha dado en el sentido con- trario, pues Lucas ha colocado ta Hamada de los primeros discipulos mu- cho después que Marcos. En efecto, Marcos sitia este episodio inmedia- tamente después de! anuncio de la Hegada del reinado de Dios, porque la respuesta a la Hamada de Jesis es un modelo de cémo se debe responder a dicho anuncio. Lucas, sin embargo, lo ha retrasado; pretende probable- ‘mente con ello hacer mis verosimil la respuesta de los discipulos, razin por la cual ha narrado antes algunos milagros de Jesiis. Pero no sélo ha cambiado et episodio de tugar, sino que lo ha remodetado amptiamente, combinando ta llamada a Pedro (Le 5, 10-11) con el relato de la pesca mi- lagrosa, un relato que encontramos también en Juan, pero en otro contex- to (Jn 21, 1-14). De esta forma ha vinculado ta llamada con la misién, que ces un tema de gran interés para él Lucas no sélo cambi6 de lugar algunos pasajes de Marcos, sino que ‘modificé la mayorfa de 1os que incorpor, introduciendo numerosos cam- bios de vocabulario y sintaxis para mejorar el estilo, Algunas veces abre- via los relatos y con mucha frecuencia elimina lo violento y emocional, especialmente en el relato de ta pasién, prescindiendo de algunos episo- dios conflictivos como el hecho de derribar las mesas de los mercaderes (Mc 11, 15-16), la huida de sus diseipulos (Me 14, 50) 0 la coronacién de espinas (Mc 15, 16-20). ‘Adems del Evangelio de Marcos, Lucas uiliz6 otra fuente que pode- ‘mos conocer, aunque s6lo sea de forma indirecta: el Documento Q. El he- cho de que esta coleccién de dichos y angedotas de Jesis s6lo haya llega- do hasta nosotros insertads en los evangelios de Mateo y Lucas no permite precisar eémo era exactamente Ia version que utiliz6 Lucas, pero es muy probable que fuera ligeramente distinta de la de Mateo. En cualquier caso, Mateo parece tener una cercania mucho mayor al contexto original de es- ta composicién que Lucas. ‘La mayoria de los dichos y anéedotas de Q fueron insertados por Lu- cas en dos momentos del trazado de Marcos, casi siempre en combinacién con materiales propios (Le 6, 20-8, 3 y 9, 51-18, 14), Sélo en dos lugares 300 Elevangelio teramorfo ‘combina tradiciones procedentes de Marcos con otras de Qy de SLe: el fi- nal de la presentacién inicial de Jesis (Le 3, 14, 13) y el final del viaje a Jerusalén hasta la entrada en el templo (Le 18, 1519, 44). Enel primer ca- so, dado que Q y SLe posefan tradiciones sobre la predicacién de Juan y sobre las tentaciones de Jestis que no estaban en Me, era obligado incluir- las en este punto del relato. En el segundo, sin embargo, la combinacién de las fuentes parece responder a los intereses de Lucas. En general, Lucas no modificé el orden de Q, pero reelaboré sus di- cchos y apotegmas recurriendo a los mismos procedimientos que se pue- den observar en los pasajes procedentes de Marcos: mejoras estilisticas, ampliacién o reduccién de relatos, etc. Un ejemplo de este tipo de traba- jo redaccional puede verse en Le 9, 59-60. Enel paralelo de Mateo (Mt 8, 21-22), este apotegma es mis sencillo (peticién-respuesta) y tiene Ia mis- ‘ma forma que el precedente (Le 9, 57-58 par. Mt8, 18-20). En la versi6n de Lucas, sin embargo, se ha convertido en un relato de vocacién. Lucas ha logrado este cambio anteponiendo una invitacin de Jestis: «Sigueme», ala peticién del que se acerca al, afladiendo al final una motivacion de tipo misionero: «Ti ve y anuncia el reinado de Dios» Por timo, el Evangelio de Lucas contiene también un nimero impor- tante de tradiciones propias. Enellas no siempre resulta facil distinguir lo que Lucas tom6 de la tradicién oral, lo que encontrd en otros escritos y lo que procede de su propia pluma. Es muy probable que la mayor parte de este material proceda de Ia tradicién oral o de otros escritos que Lucas conocid. En todo caso, es evidente que bajo la sigla SLe no debe verse una tercera fuente de Lucas, similar a Me 0 a Q, sino un conjunto de tradicio- nes, algunas de las cuales tal vez formaban parte de composiciones orales Co escritas cuando Lucas las conocié, La identficacién de las fuentes propias de Lucas s6lo puede hacerse de forma hipotética. En algunos casos se ha recurrido para ello ala ertiea daceional y en ottos.a la comparacién con otros escritos, Asi, por ejemplo, a comparacién de Lucas con las citas de Epifanio sobre el Evangelio de Jos Ebionitas ha suscitado recientemente la hipdtesis de que el texto utili- zado por este evangelio apécrifo no fue el de Lucas en su forma final, si no el de una de sus fuentes propias de origen judeocristiano; ello explica- ria la presencia de semitismos en el evangelio de Lucas. ‘Al material propio de Lucas pertenecen algunos milagros (Le 7, 7- 13, 10-17; 14, 1-65 17, 11-19), varios apotegmas (Le 7, 36-50; 10, 38-42; 11, 24-26, et.) y numerosos dichos (Le 3, 10-14; 6, 24-26; 10, 18-20, ete). Pero, ante todo, destacan tres bloques especialmente significativos: el rela- to de la infancia, as pardbolas y el relato de la pasién. Cada uno plantea un problema particular desde el punto de vista de la critica de las fuentes. Blevangelio sein Lucas 361 Elrelato de la infancia (Le 1, $-2, 52) posee un estilo caracteristico que trata de imitar el de la traduccién griega del AT (Septuaginta). En estos ca~ pitulos se encuentran varios himnos que reflejan una teologla judeocristia- ‘na muy antigua y, a la vez, material narrativo construido sobre temas muy caracteristicos de la teologia lucana (la legada de la salvacion y la identi- ficacién de Jestis con el Salvador). Este contraste podria explicarse dicien- do que Lucas compuso el relato para poner un marco narrativo a dichos himnos, aunque también cabe la posibilidad de que haya reelaborado y adaptado una composicién ya existente, 0 incluso que imitara el estilo de los salmos ¢ himnos del AT al componer los himnos de su relat. Las pardbolas son el bloque més caracteristico del material propio de Lucas, Encontramos hasta diecisiete que no tienen paralelo en los otros dos sinopticos, y de ellas s6lo dos tienen paralelo en EvTom. Si compa- ramos estos datos con los del Evangelio de Mateo, que se encuentra en tuna posicién similar con respecto a las fuentes, encontramos que Mateo tiene doce pardbolas que no estin en los otros sindpticos, de las cuales cinco tienen paralelo en EVTom, He aqui la lista de las diecisiete pardbo- las exclusivas de Lucas, con los paralelos de EvTom. Los dos deudores 7,40-43, El buen samaritano 10, 25.37 Elamigo inoportuno 11,58 Errico insensato 12, 16-21 EvTom 63 Los criados vigilantes 12, 35.38 EvTom 21b EI buen eriado 12,4748 La higuera que no da fruto 13,69 El amo que cierra la puerta 13,25 Construir una torre 14, 28.30 Pactar la paz. 14, 31-32 La moneda perdida 15,810 El padre y los dos hijos 15, 19-32 El administrador despedido 16, 8 ico y Lazaro 16,1931 I criado que sirve asu amo 17,7-10 La viuda y el juez injusto 18, 1-8 El fariseo y el publicano 18,914 El hecho de que algunas de estas parsbolas tengan paralelo en EvTom indica que proceden de la tradicién, pero sorprende que sean tantas las que carecen de paralelo en otros escritos. Por otro lado, se ha observado que al- ‘gunas de estas pardbolas son muy extensas y estan muy elaboradas, Io cual las distancia del estilo de la mayoria de las pardbolas de Jest que se carac- terizan por su brevedad y por su concentracién en tin punto llamativo, Es- 362 El evangelioteramorfo te dato induce a pensar que algunas de las parabola lucanas habrian sido compuestas por el evangelista a partir, tal vez, de pasajes del AT (cf., por ejemplo, Le 10, 25-37 en relacidn con 2 Cr28, 14-15). Finalmente, en el relato lucano de la pasign se encuentran algunos pa- sajes y noticias que no proceden de Marcos. Dado que Lucas suele seguir con bastante fidelidad el relato marquiano, este hecho resulta llamativo, ‘Ademés, algunas de estas tradiciones que Lucas introduce en el relato mar- uiano de la pasién, que Mateo sigue mucho més fielmente, tienen parale- {o enel relato josnico de la pasién. Ahora bien, como ya se vio en el capi- tulo dedicado a las composiciones preevangélicas, es poco probable que haya existido una relacién de dependencia literaria entre Lucas y Juan ca- paz de explicar tales coincidencias. Por tanto, dichas coincidencias s6lo podrian explicarse de dos formas: o bien ambos tuvieron acceso a tradi nes orales desconocidas para Mateo y Marcos, o bien Lucas y Juan cono- cieron una versidn diferente del relato tradicional de la pasién. Como ocurte con las fuentes antes mencionadas, Lucas modificé es tas tradiciones propias al incorporarlas a su telato, pero dado que en este caso no tenemos ningiin punto de comparacién, resulta muy dificil iden- tificar tales modificaciones. A pesar de ello, un estudio de los procedi- ‘mientos redaccionales utilizados por Lucas al reelaborar las tradiciones de Mareos puede ayudar a distinguir entre tradicidn y redaccién, Hay algu- nos pasajes que deben atribuirse a la pluma de Lucas, como el prologo (Le 1, 1-4), los sineronismos de Le 2, 1-2 y 3, 1-2, 0 los sumarios tipi mente lucanos (Le 4, 14-15; 17-19, ete.) Es probable también que Lucas haya creado algunas escenas, como el relato de la ascensién de Jestis, re- petido al comienzo del libro de los Hechos (Le 24, 50-53; Heh 1, 9-11), Pero en la mayoria de los casos la labor redaccional de Lucas consistié en introducir mejoras de estilo y otro tipo de modificaciones para adaptar las tradiciones a su propio proyecto literario y teoldgico. ©) _La composicién del evange| LAN, Alett, Elarte de conara Jesueristo. Lectura narrativa del Evangel de Lucas, Salamanca 1992; C. M, Tucket, Juke Literary Achievement: Collected Essays, She field 1995; R. C. Tannehill, The Narrative Unity of Luke-Acts. A Literary Interpreta- tion, Minneapolis 199; C. K. Rothschild, uke-Aets and the Rhetoric of History: An Investigation of Early Christian Historiography, Tabingen 2004, La identificacién de las fuentes utilizadas por Lucas en la redaccién del tercer evangelio permite reconstruir el primer paso de su proceso de ccomposicién. A este primer paso, que los manuales de retorica llamaban El evangelio segin Lucas 363 inventio, se refiere Lucas cuando explica en el prologo cémo ha recopila- do la informacién disponible, Este material, sin embargo, debia ser elabo- rado por el autor para darle un orden (dispositio) y una formulacién ele- gante (elocutio). Sobre Ia disposicién literaria de la obra en su conjunto se hablard mas adelante, Ahora voy a detenerme en los procedimientos se- ‘tuidos por Lucas para dar forma a su obra a partir de las fuentes y tradi- ciones orales que encontré, Uno de los recursos utilizados en la composicién del evangelio fue Ia combinacién de las fuentes. Lucas no pone sus fuentes al servicio de un trazado propio, sino que las combina respetando el orden que encuentra en ellas. En esto se diferencia notablemente de Mateo, que con frecuen- cia espiga en sus fuentes para elegir los pasajes que mejor responden a un trazado previamente fijado. Lucas combina sus fuentes insertando unas en otras, pero lo hace de una forma precisa y coherente, tal como puede ver- se en la siguiente secuencia, que representa esquematicamente el origen de las tradiciones lucanas (entre corchetes los bloques de materiales que no proceden de Marcos): Sle Me [Le 6, 20-8, 3] QrSte 18, 4-9, 50 Me [Le 9, 51-18, 14), Q+SLe Le 18, 15-24, 11 Me [Le 24, 12:52] Ske Lo primero que se observa en este esquema es que las tradiciones pro- cedentes de Marcos no se suelen mezclar con las de las otras fuentes. S {o en contadas ocasiones se encuentran tradiciones sueltas de otras fuen- tes en la secuencia marquiana. Esto significa que Lucas asumis el trazado del Evangelio de Marcos como esquema bisico de su obra. Aunque con- siderd necesario escribir un nuevo relato sobre Jess, pensé que uno de los que ya existian seguia siendo valido en su trazado general y lo utilize como soporte beisico de su narracién, completindolo con tradiciones pro- cedentes de otras fuentes. Su objetivo fue componer una obra nueva ree- laborando en profundidad otra que habia alcanzado notable difusién y Gxito en las comunidades cristianas, como prueba el hecho de que tam- bién Mateo Ia utilizara en la composicidn de su evangelio. En segundo lu- ‘gar, se observa que la mayoria de las tradiciones de Q han sido combina- das con otras procedentes del material propio de Lucas para formar dos bbloques que han sido insertados en dos puntos del relato marquiano. La primera de estas dos inserciones, la menios extensa, ha sido incluida en el 364 El evangelio tetramorfo relato de la actividad de Jesis en Galilea, mientras que la mis extensa constituye el niicleo central de la seccién del viaje, que es la parte mas ca- racteristica del relato de Lucas. Por itimo, al comienzo y al final del evan- gelio encontramos una serie de tradiciones propias que, como tendremos ocasién de ver enseguida, contribuyen a dar al relato una forma mas clara mente biogrifica Lucas no s6lo combiné las diversas fuentes y tradiciones que encon- 16, sino que las reclabord de diversas formas. Esta reelaboracién es facil- ‘mente perceptible en los pasajes que proceden de Marcos. Comparando estos pasajes de triple tradicién, muchos de los cuales se encuentran tam- bién en el Evangelio de Mateo, se pueden identificar los rasgos caracteris- ticos de la redaccién lucana, que revelan un contexto y unas preocupacio- nes muy diferentes. Lo mismo puede hacerse con los pasajes procedentes de Q, aunque en este caso slo podemos comparar la versidn de Lucas con otra versién revisada del original, la de Mateo. 10 de los elementos mas caracteristicos y reveladores de la reelabo- racién que Lucas hizo de sus fuentes es el interés por mejorar su vocabu- lario y su estilo literario. Con frecuencia cambia una palabra por un siné~ rnimo mas preciso 0 menos vulgar, o mejora las frecuentes construcciones paratdcticas de Marcos (frases unidas por «») introduciendo oraciones subordinadas. Al actuar asi, Lucas estaba siguiendo las pautas que daban los maestros de retorica para reelaborar y embellecer literariamente las an- tiguas tradiciones. Su marco literario de referencia fue la retérica helenis- tica, cuyos principios y prictica constituian la base de la educacién de ‘cualquier persona culta en la antigedad, Ademés de estas mejoras de tipo literario, Lucas introdujo en sus fuentes numerosas modificaciones para re- saltar algunos aspectos de su vision teolégica; asi ocurre, por ejemplo, en 1 relato de la vocaciOn de los primeros discipulos (Le 5, 1-11), 0 en el de Ia presentacién de Jesis en la sinagoga de Nazaret (Le 4, 16-30). Algunas narraciones fueron incluso compuestas por él. Es el caso del relato de la in- fancia de Jestis (Le 1, 5-2, 42) en el que se percibe su maestria como na- rrador, asf como su intencién de imitar el estilo de Septuaginta para rela- cionar el comienzo del evangelio con los libros sagrados de Isracl. Las enseftanzas de Jesis ocupan también un lugar destacado en este cevangelio. Uno de los rasgos propios de la redaccién lucana de Marcos, ‘como ya he seftalad, es la incorporacién de dichos y parébolas proceden- tes de Q y de SLe. En algunos casos, como en el sermén del Ilano (Le 6, 20-49), el evangelista conservé basicamente el contenido y el orden que la composicién tenia en la fuente, En otros, sin embargo, unié varias de ellas en el marco de una conversacién de Jestis con diversos interlocuto- res en lo que parece una especie de simposio (Le 14-16), o ampli sus en- Elevangeliosegin Lucas 365 seflanzas en momentos cruciales como la titima cena (Le 22, 24-38). La tendencia a agrupar las enseflanzas de Jess formando pequeios discur- sos es claramente perceptible en Lucas, aunque estas agrupaciones care- cen de la coherencia y homogeneidad que caracteriza a los discursos del libro de los Hechos. Por tltimo, Lucas utiliz6 varios recursos para articular las diversas tra- diciones y formar con ellas un conjunto arménico. Uno muy importante son los sumarios. Estos pequeitos resiimenes de la actividad de Jesis y de sus disefpulos sirven a menudo para sefialar el comienzo de un nuevo desa- rrollo, como Le 4, 14-16, que marca el comienzo de la actividad de Jesis en Galilea, Con frecuencia utilizé también las inclusiones para sefalar el comienzo y el final de un desarrollo, como cuando sittia dentro del templo, haciendo referencia a ¢l al comienzo y al final de este desarrolla (Le 19, 45 21, 38), los episodios que siguen a la entrada en Jerusalén. 3. LECTURA DEL EVANGELIO DE Lucas. El conocimiento de las fuentes y de los recursos utilizados por Lucas cen la composicién de su obra proporciona claves importantes para leer- la. Sin embargo, ademas de esta dimensidn diacronica, es decir, la vision ue se fija sobre todo en el proceso que dio lugar al texto, es necesario te- ner presente también la dimensién sinerénica, es decir, la que considera el texto en su forma final, observando cual es el orden en que se han dis- puesto las tradiciones asi como las numerosas relaciones que se estable- cen entre los diversos elementos que hacen de la composicién un verda- ero tejido (texto). El Evangelio de Lucas, como hemos visto, es un texto narrativo configurado segiin el modelo de las antiguas biografias. Su ca- ‘acter narrativo invita a prestar atencién a los elementos propios del rela- to: la trama, los personajes, el escenario, etc, observando eémo cuenta la historia el narrador. Por su part, la naturaleza biogréfica de este relato in- vita a centrar Ia atencién en Ia figura del protagonista, cuya identidad y mensaje se trata de desvelar. a) Estructura literaria y division D. Frickensehmidt, Evangelium als Biographie. Die vier Evangelien im Rahmen an niker Erzahikunst,Tobingen 1997, 478-897; A. Denaux, The Delineation ofthe Lukan Travel Narrative within the Overall Structure of the Gospel of Luke, en C. Focant (ed, The Synoptic Gospels. Source Criticism and the New Literary Criticism, Leuven 1993, 357-392; Th. P. Osborne, Towards a New Understanding of the Structure of Luke Gospel: Analecta Cracoviensia 35 (2003) 189-205 366 El exangetio teramorfo La lectura del Evangelio de Lucas debe estar guiada por un conoci- ‘miento inicial de su disposicién literaria. El andlisis de las fuentes propor- ciona una primera pista para identificarla, puesto que Lucas ha tomado ‘como esquema basico de su relato el Evangelio de Marcos, en cuya trama ha insertado sus otras fuentes. Puede decirse, entonces, que Lucas es una reelaboracién del Evangelio de Marcos. Dicha reelaboracién posee dos caracteristicas. La primera es que se da mucha importancia a la localiza- ccidn geogrifica de la actuacidn de Jestis. La segunda, que se han acentua- do los elementos propios de las antiguas biografias, en las que solian dis- entes a los origenes, la vida piblica y la tinguirse tres partes, correspon muerte del protagonist. En primer lugar, se observa que Lucas sittia con mucha precisién y co- herencia ia actividad pibiica de Jesis en tres escenarios bien definidos. El indicio més claro de esta ordenacién geografica es la solemne declaracién del evangelista que sefiala el comienzo del camino de Jests hacia Jeru- salén: «Y sucedié que cuando se cumplieron los dias de su ascensién, él mismo tomé la determinacién de ira Jerusalém» (Le 9, 51). La seccién del viaje, compuesta a partir de diversas fuentes (sobre todo Q y SLe), es en Lucas mucho mas extensa que en los otros evangelios (Le 9, 51-19, 27); es tambien, sin duda, la composicién literaria mas caracteristica del evan- elio, En los capitulos precedentes la actividad palica de Jestis se cir- cunscribe a Galilea (Le 4, 14-9, 50), mientras que en los posteriores se concentra en Jerusalén (Le 19, 28-24, 53). Este esquema geogréfico que Lucas tomé de Marcos y desarrollé de forma coherente permite identifi- car cuatro grandes bloques en el evangelio: Los origenes de Jesis Le, 5-4, 13, Actividad en Galilea Led, 14-9, 50 Actividad en elcamino Le 9, 51-19, 44 ‘Actividad en Jerusalén Le 19, 45-24, 53 En segundo lugar, el Evangelio de Lucas parece estar determinado por el interés de adaptar el relato de Marcos al modelo de las biografias anti- ‘guas, que solian tener tres partes. La primera trataba sobre los origenes del protagonista, sus antepasados, su nacimiento, las sefales y los prodigios ‘que acompafiaron dicho nacimiento, su educacién, ete. Esta parece ser la intencién de la profunda reelaboracién del comienzo de Marcos realizada ppor Lucas (Le 1, 5-4, 13). La segunda parte inclu los episodios de la vi- da piiblica dei protagonista. En el Evangetio de Lucas esta etapa esta deli- mitada por dos menciones redaccionales que cireunscriben la actividad de Jestis: por una parte, al final del episodio de las tentaciones se dice que «el diablo se aparté de él hasta el momento oportuno» (Le 4, 13); y, por otra, El evangeliosegin Lucas 4607 al comienzo del relato de Ia pasién, en lo que parece una referencia clara a dicho anuncio, se afirma que «Satands entrd en Judas...» (Le 22,3). Es- ta inclusién y su sentido teolégico no han pasado inadvertidos a los co- ‘mentaristas. Lucas resalta con ella que el tiempo de la actividad de Jesiis estuvo libre del influjo de Satands y leno de la presencia del Espiritu (Le 4, 18), Sin embargo, la relacion entre estas dos afirmaciones redacciona- les tiene también la funcién de definir el tiempo de la actividad piblica de Jestis, que comienza con su predicacién en la sinagoga de Nazaret y ter- ‘mina con su enseftanza en el templo de Jerusalén (Le 4, 14-21, 38). Por tk timo, la tercera parte de las biografias, que trataban de Ia muerte del pro- tagonista y de los acontecimientos posteriotes, se corresponde claramente con el final del Evangelio de Lucas, en el que se narra su pasion, sus apa- riciones y su ascensién (Le 22, 1-24, 52). ‘Combinando los crterios geograficos, que sirven para estructurar la ac~ tividad piblica de Jesis, con estos otros indicios que apuntan hacia la com- posicién de una biografia, la disposicién literaria del evangelio seria ésta: Primera parte: Origenes de Jesis (Le 1, 5-4, 13) Segunda parte: Actividad piblica de Jestis (Le 4, 14-21, 28) Galilea (Le 4, 14-9, 50) ‘camino (Le 9, 51-19, 44) Jerusalén (Le 19, 45-21, 38) Tercera parte: Muerte y acontecimientos posteriores (Le 22, 1-24, $3) La primera parte (Le 1, 5-4, 13) trata de decir al lector quién es Jesis, ‘mostrando que es una persona honorable en quien se cumplen las prome- sas de Dios. El honor de Jesis se fundamenta en su relacién con Dios (bau- tismo) y se refuerza al superar las tentaciones. La segunda parte (Le 4, 14-21, 28) versa sobre su actividad piblica, que tiene lugar en tres contextos geogrificos bien delimitados: Galilea, el camino y Jerusalén, La primera fase esta circunscrita a Galilea (Le 4, 14-9, 50), El sumario de Le 4, 14-15 anticipa en qué va a consistirdicha activi- dad; pero es en el episodio de la sinagoga de Nazaret donde ésta se presen- ta de forma programética (Le 4, 16-30). La segunda fase esti centrada en el viaje de Jestis con sus discipulos hacia Jerusalén (Le 9, 51-19, 28). En ella dominan, sobre todo, las ensefianzas tomadas de Q y SL, ensefianzas que configuran una amplia catequesis sobre el seguimiento y la misién. La tervera, en fin, tiene lugar en Jerusalén (Le 19, 29-21, 38), sobre todo en el templo que es donde Lucas sitia toda la accidn y la ensefanza de Jestis (Le 19, 45-21, 38), Latercera parte de la biografia de Lucas narra la muerte de Jestis y los acontecimientos posteriores (Le 22, 1-24, 53). Incluye el relato de la pa- 368 El evangelio terramorfo sin (Le 22, 1-23, 56) y los relatos de las apariciones, que concluyen con In ascension de Jesiis (Le 24, 1-53). En Lucas todos estos acontecimien- tos, incluidas todas las apariciones, tienen lugar en Jerusalén. En la lectura comentada del evangelio tomaré como guia esta disposi- cign en tres partes. Me fijaré, sobre todo, en aquellos aspectos que ayudan a comprender el proceso de composicién del evangelio y en la forma en que finalmente ha llegado a nosotros, observando cémo su autor ha inte~ srado y reinterpretado las tradiciones con que conto y cémo las ha dispues- to.en un marco significativo, De este modo podremos hacer una lectura del relato que tenga en cuenta, al mismo tiempo, su proceso de formacién y las claves de su composicién, ») Prélogo (Le 1, 1-4) LL Alexander, Luke's Preface n the Context of Greek Preface-Writing: Novum Testa- ‘mentum 28 (1986) 48-74; RJ. Dillon, Previewing Lukes Project from his Prologue (Luke 1:1-4): Cabolic Biblical Quarterly 43 (1981) 205-227, Lucas fue e! Ginico evangelista que antepuso un prologo a su relato s0- bre Jestis, adoptando asi una costumbre conocida en la literatura contem- porinea. Es una composicién breve, pero muy cuidada, que informa no s6- lo sobre cémo Lucas compuso su obra, sino también sobre el proceso de ‘transmisidn y cristalizacion de la tradicién sobre Jests. Estos aspectos han sido tratados ya en el capitulo segundo, dedicado a estudiar el proceso de ‘composicién de los evangelios; porello, bastard ahora con anotar lo que el cevangelista dice sobre el contexto literario de su relato, sobre el proceso y método que ha seguido en su composicién, y sobre su finalidad, En primer lugar, sitia la obra en el contexto de otros relatos similares compuestos con anterioridad (Le 1, 1-2). Todos ellos dependen de la tra- diciOn transmitida por los que fueron testigos oculares y Iuego se convi ticron en servidores de la palabra. Tanto los relatos anteriores como la tra- dicién oral fueron utilizados por Lucas para componer una obra a la que designa con un término técnico conocido en la en la retdrica contempord- nea: diégesis (relato). Un maestro de ret6rica contemporiineo de Lucas, Teén de Alejandria, describe la diégesis como «una composicién exposi- tiva de hechos que han sucedido 0 que se admiten como scedidos». Lu- cas aplica esta caracterizacién general tambign a las composiciones ante- riores a la suya y es el tinico evangelista que informa a sus lectores sobre el tipo de obra que ha compuesto, En segundo lugar, presenta la peculiaridad de su trabajo con respecto a 80s otros relatos (Le 1, 3). El suyo se caracteriza por haber seguido rigu- El evangelio segin Lucas 369 rosamente el proceso prescrito en Ia preceptiva retrica para la elaboracién de un discurso o cualquier otra composicién, Tal proceso tenia tres momen- tos, como ya he sefialado: Ia bisqueda de informacién fidedigna, la dispo- sicién ordenada de la informacién obtenida, y su adecuada formulaci6n Ii teraria, Lucas alude a las tres, pues informa de que ha seguido una pauta ‘arrativa en la formulacién de su obra y subraya también que ha realizado una cuidadosa investigacién previa y ha puesto todo su empefio en presen- tar la informacién obtenida «ordenadamente». El adverbio kathexés, que Lucas utiliza aqui, no se refiere necesariamente a un orden eronolégico, si- no més bien al hecho de situar los episodios aislados en un marco narrati- vo que permite comprenderios mejor (ef. Heh 11, 4). Finalmente el autor dedica su obra a un personaje llamado Te6filo (Le 1,3) y dectara la finalidad que ha perseguido al escribirla (Le 1, 4). Mas adelante, al hablar de tos destinatarios del evangelio, abordaré con detalle el sentido de esta dedicatoria, pero se puede adelantar ya que este Te6filo al que Lucas dedicé tanto el evangelio como el libro de los Hechos, era ‘muy probablemente un personaje importante, tal vez el mecenas a quien el autor confié la tarea de dar a conocer su obra, cuya finalidad no era s6lo in- formar a los posibles destinatarios, sino mostrarles la solidez de lo que ya habian escuchado. Es una declaracién modesta, pues la ingente labor de i vestigacién Hlevada a cabo por el autor permite suponer que algunas de las informaciones obtenidas resultarfan novedosas para muchos de ellos ©) Las origenes de Jestis (Le 1, 5-4, 13) RE. Brown, EV nacimiento del Mesias. Comentario a ls relatos dela infancla, Ma rid 1982, 237-523; H. L, MacNeill, The Sit im Leben of Luke 1'5-2:20+ Journal of Biblical Literatura 65 (1946) 123-120; S. Mufoz Iglesiss, £! Evangelio de fa Infan- cia en San Luca y ls infancias de los héroes biblics: Estudios Biblicos 16 (1957) 329-382; S. Mutoz Iglesias, Lar esangelios de la infancia, Madrid 1990; Ch, Talbert, Prophecies of Future Greatness: the Contributions of Greco-Roman Biographles to ‘an Understanding of Luke 1:5-4:15, en I. L, Crenshaw - S, Sandmel eds.) The Divi ne Helmsman, Studies on God's Control of Human Events, Presented to Lou H, Silber ‘man, New York 1980, 129-141 La mayorfa de los comentaristas suele distinguir entre el relato de la in- fancia (Le 1, 5-2, 52) y los episodios que introducen la actividad de Jesis (Le3, 1-4, 13); observan, en efecto, que el relato de la infancia parece ba- sarse en fuentes totalmente distintas a las uilizadas en el resto del evange- lio e imita el estilo de Septuaginta, mientras que los episodios posteriores proceden de Marcos y de Q, y su estilo es el del resto de la obra lucana, ‘También se ha observado que entre el primer blogue y el segundo existe 370 Blevangeio tetramorfo ‘una notable distancia temporal, subrayada por el solemne sincronismo con que comienza el capitulo tercero (Le 3, 1-2). Todo ello pone de manifiesto la peculiaridad del relato de la infancia con respecto al resto del evangelio y hace suponer que se trata de dos blogues literarios diferenciados. Sin embargo, existen también argumentos que apoyan la unidad de Le 1, 5-4, 13. En primer lugar, todos los acontecimientos narrados en estos capitulos iniciales son anteriores a la actividad piblica de Iests. Lucas dis- tingue entre la actividad de Juan, que pertenece al tiempo de Ia ley y los profetas, y la de Jestis, en que comienza a hacerse presente el reinado de Dios (Le 16, 16). Ahora bien, desde su punto de vista la actividad de Je- stis empez6 en Galilea «después del bautismo predicado por Juan (Heh 10, 37), y por tanto el bautismo y las tentaciones pertenecen a una eta- pa precedente. Por otro lado, en el relato de la infancia existe un estrecho paralelismo entre Juan y Jestis, que continia hasta que el Bautista desapa- rece de la escena dejando todo el espacio a Jesis. Las biografias antiguas comenzaban narrando el origen y la educacién del personaje y esto es precisamente lo que encontramos en Le 1, 5-4, 13, La primera parte, el relato de la infancia, se refiere sobre todo al origen, mientras que la segunda se refiere a su peculiar «educaciém» en el entomo de Juan Bautista. Lucas, lo mismo que Mateo, ha completado en este pun- to el relato de Marvos afiadiendo algunas noticias sobre los origenes de Je~ siis para componer una biografia segiin los eriterios de la época, Esta primera parte del evangelio, que tiene cardeter introductorio con respecto al resto, esta delimitada literariamente por la referencia al tem- plo de Jerusalén al comienzo y al final. Lucas ha cambiado el orden de las dos iltimas tentaciones para situar la tercera en el templo (cf. Mt 4, 5-9), cereando asi una inclusién con la primera escena del relato de la infancia que est ambientada también en el templo (Le 1, 5-25). Se trata de un re- ‘curso retérico que relaciona todo lo que sucede entre ellas con un espacio preciso, que sera también el escenario de muchos episodios de esta prime- ra parte, El sumario de Le 4, 14-15 seftala la transicién hacia la segunda, pues sirve para ambientar la primera etapa de la actuacién de Jesiss en Ga lilea. Esta ambientacién se mantiene de forma coherente a lo largo de la primera fase de la actividad piblica de Jess, y por ello este sumario resul- ta especialmente relevante a la hora de delimitarla. En la vision de Lucas, por tanto, os episodios que introducen la actividad de Jesis se relacionan con Jerusalén, a pesar de que algunos de ellos sucedieron en Nazaret 0 en la regién del Jordan. El polo que los agrupa es Jerusalén y su templo, una ciudad y un lugar que evocaban probablemente en sus lectores la herencia de la religién de Israel, es decir, el tiempo de la ley y los profetas, que con- cluye con Ia actividad de Juan (Le 16, 16). El evangelio sein Lucas 371 Lucas se sirvié de diversas tradiciones para componer la primera parte de su cevangelio, Las que uilizé en el relato de la infancia de Jesis (Le 1, 5-2, 52) son Uificiles de precisar, porque los episodios narrados no tienen paralelo en ningéin ‘ito evangelio, A pesar de ello, en estos capitulos se han identificado hasta tres fuentes. La primera habria contenido los tres ednticos: el de Maria (Le 1, 46-55), cel de Zacarias (Le 1, 67-79) y el de Simedn (Le 2, 29-32), La segunda, algunos re- Iatos sobre Jessy Juan Bautista recogidos en Le 1. La terera, enfin, los relatos de Le 2, pues este capitulo posee su propia introduecién y no presupone nada de lo dicho en el eapitulo precedente, Sin embargo, resulta muy dificil identificar con precision estas fuentes, Es evidente que el relato de Ia infancia posee un estilo pe- caliar que es diferente al del resto de la obra lucana; ello dificulta enormemente la identificacin de los elementos redaccionales y de las fuentes uilizadas. Sin du- da, Lucas cont6 con tradiciones orales(y tal ver eseritas) sobre la infancia de Je- sis, Puede incluso que las fuera incorporando a medida que las iba conociendo, ‘como pudo ocurrir con la noticia de la peregrinacién al tempo (Le 2, 41-52), que tiene poco que ver con el resto del relato. Parece claro también que los himnos,e5- pecialmente los que el narrador pone en boca de Maria y de Zacarias, pertenecen ‘una tradicién anterior, pus reflejan un estilo literario y una teologis muy cerea- na a la de los primeros grupos judeocristianos de Jerusalén. Las fuentes de los episodios que introducen la actuacion de Jesés (Le 3, 1-4, 13) resultan mis féeilmente idemtficables, puesto que la mayoria de ellos tienen. paralelo en los ottos dos evangelios sin6pticos. Fste es uno de los pocos lugares en que Lucas combina tradiciones procedentes de Marcos y de Q, debido proba- blemente a que ambas composiciones comenzaban de Ia misma forma, Nétese, especialmente, cémo combina dichas tradiciones en los tres episodios que sostie- zen la trama narativa: Predicaciéa de Juan Le3, 1-20 combina Me I, 1-8 con Q 3,2b-3.7- Bautismo de Jesis Le 3,21-22 combina Me 1, 9-11 con Q 3, 21-22. Tentaciones deJesiis Le 4, 1-11 combina Me 1, 12-13 eon Q 4, 1-13 16b-17 Entre el bautismo y las tentaciones, Lucas inserta una genealogia de Jesis que ‘apenas coincide con la de Mateo (Le 3, 23-38; Mt I, 1-17). Resulta muy dificil de- (erminar si se trata de una tradicién anterior o una elaboracién del evangelista, Puede decirse, por tanto, que Lucas ha utilizado en estos capitulos tradiciones muy diversas: himnos y recuerdos procedentes de la comunidad de Jerusalén, Evangelio de Marcos, el Documento Q y una tradicién sobre la genealogia de Je- sii, Su labor redaccional se percibe en la modificacién de los episodios proceden- tes de Meo de Q y en Ia forma de relacionar en dos bloguesliterarios, que él mis- ‘mo compuso a partir de tradiciones y fuentes diversas. La narracién est construida a base de dos historias paralelas que se centrelazan en diversos momentos. El anuncio de la concepeién de Juan y de Jesis, asi como el nacimiento y el comienzo de la actividad piblica de ambos, poseen un notable paralelismo literario. En la perspectiva de Lu- cas, las figuras de Juan y Jesiis representan dos etapas distintas de la his- an El evangelio terramorfo toria de la salvacién (Le 16, 16; Hch 10, 37). Por eso, en la disposieién de estos capitulos se percibe la intencién de sefiaar cual es la situacién de Je- suis en relacién con Israel, mostrando su superioridad con respecto a Juan En este esquema teoldgico, Juan, nacido en una familia sacerdotal y pre- sentado como profeta (Le 3, 3), representa la herencia que Jestis asumiré yy renovaré con su anuncio del reinado de Dios. Dentro, pues, de esta pri- ‘mera parte pueden distinguirse tres cuadros articulados en torno a la rela- cién de Jesis con Juan Bautista: a) el anuncio del nacimiento de Juan y de Jestis (Le 1, 5-56); b) el nacimiento de Juan y de Jesiss (Le 1, $7-2, 52); y ¢) la predicacién de Juan y la iniciacién de Jesis (3, 1-4, 13). Es inte- resante observar que en esta comparacién se va concediendo progresiva~ ‘mente un espacio mayor a las escenas referidas a Jess [1, 5-56] El primer cuadro se sustenta en el diptico que forman los dos relatos en los que se anuncia respectivamente el nacimiento de Juan (Le I, 5-25) y de Jestis (Le 1, 26-38). Los dos relatos de anunciacién poseen el ‘mismo esquema literario, un esquema que se encuentra también en relatos similares del Antiguo Testamento (Gn 18, 9-15). Este paralelismo literario tiene la finalidad de establecer una comparacién entre Juan y Jestis, que se hace evidente en las palabras con las que el éngel describe el futuro de los dos nifios (Juan en Le 1, 13-17 y Jest en Le 1, 30-35). Lucas pone espe- cial énfasis en las palabras que el Angel dirige a Maria porque en ellas se desvela no s6lo cudl ser la misién de Jests, sino también su identidad. El Angel presenta a Jestis como el Mesias dindstico que heredaré el trono de David; pero en su respuesta a la pregunta de Maria se desvela lo que esté implicito en su concepeién vinginal: que Jestis es el Hijo de Dios. Lucas, ‘igual que Mateo, sitian la revelacién de la filiacién divina de Jestis en el ‘momento de su concepeién, anticipando asi la confesién que Marcos habfa situado en el momento del bautismo (Me 1, 11). El diptico se completa con el relato del viaje realizado por Maria a Ju- dea para visitar a su pariente Isabel (Le 1, 39-45). Este viaje propicia el primer encuentro entre los dos hijos, evocado en el sobresalto de Juan (Le 1, 41). Hay en este relato diversas alusiones al diptico precedente (la rela- cién de parentesco entre las dos madres, la fe de Maria), que revelan la co- nexién entre estos relatos. Sin embargo, la relacién del céntico de Maria (Le 1, 46-55) con estos tres episodios es muy débil. Veremos que to mis ‘mo ocurre con el céntico de Zacarias. Por esta razén suele pensarse que estos ednticos han sido introducides posteriormente en un relato cuya tra- ‘ma narrativa es mis nitida si se prescinde de ellos. Bl céntico de Marfa, lo ‘mismo que el de Zacarias, se inspira en textos y motives del AT. En el de Maria es evidente la influencia del céntico de Ana (2 Sm 2, 1-10). Bl evangeliosegin Lucas 373 [1, 57-2, 52] El segundo cuadro se basa nuevamente en dos relatos pa- ralelos: el del nacimiento de Juan (Le 1, 57-80) y el del nacimiento de Je- siis (Le 2, 1-40). En este caso el paralelismo consiste en una sucesion de acontecimientos que forman un nuevo diptico: Nacimiento 1,578 2,120 Cireuncisién 1,5968 2,21 Alabanzas sobre el nifio 1, 65-66 2, 22-39 Conelusibn 1,80 2,40 «el nfo creeia..» Comparando las dos partes del diptico, se advierte enseguida que el relato del nacimiento de Jests es mucho mas amplio que el del nacimien- to de Juan. Basta comparar, por ejemplo, la concisién con que se informa del parto de Isabel: «dio a luz un hijo» (Le 1, 57), y el detalle con que se narra el nacimiento de Jesis (Le 2, 1-7), el anuncio a los pastores (Le 2, 814) y a peregrinacién de estos hasta Jesis (Le 2, 15-20). Estos tres epi- sodios forman una composicién cuyo centro es la confesién de fe en Je- ‘iis pronunciada por los dngeles: «Hoy os ha nacido en la ciudad de Da- vid un Salvador, que es el Mesias, el Sefior» (Le 2, 11). Las alabanzas sobre Jesiis ocupan también un espacio mucho mayor que las que suscita Juan, Lucas las ha situado en el templo, aprovechando la «purificacién» de la madre y del niio. Una vez. mas, el centro de estas alabanzas es una confesion acerca de Jesis y de su misién (Le 2, 29-35). El céntico de Za- cearias (Le 1, 67-79), lo mismo que el de Maria en el desarrollo preceden- te, parece un afladido, y esta impresién se refuerza al comprobar que la teo- logia subyacente a ambos es muy similar y, al mismo tiempo, diferente de Ja que refleja el texto narrativo. Este diptico se completa con un episodio que narra un nuevo viaje de toda la familia a Jerusalén con motivo de la fiesta de la Pascua (Le 2, 41- 52). Es un episodio que parece desconectado de los precedentes, aunque su inclusién en este punto responde a los eéniones de las biografias anti- guas. Flavio Josefo, por ejemplo, dice en el comienzo de su autobiogra- fla que cuando slo tenfa catorce afios los sacerdotes y los principales de Jerusalén acudian a él para preguntarle sobre la recta interpretacién de al- gunios puntos de la ley (Fita 7), La escena de Lucas podria tener la misma finalidad que la noticia de Josefo: ofrecer al lector una pincelada de su in- fancia, que anticipa lo que Jesis serd en el futuro. [B, 1-4, 13] El tercer cuadro se inicia con un detallado sineronismo que introduce el comienzo de la predicacién de Juan Bautista con un estilo muy semejante al que utilizan los escritos proféticos del AT para introdu- cir la predicacién de los profetas: «En el affo... del reinado de... vino la am El evangelioteramorfo palabra de Dios sobre... hijo de...» (ef. por ejemplo Jr 1, 1-4). Juan es pre- sentado como uno de los antiguos profetas que anuncia el juicio inminen- te e invita a la conversién (Le 3, 3-20); pero la figura de Juan, to mismo que en los dos desarrollos anteriores, esté en funcién de la presentacién de Jesiis, Dicha presentacién se realiza a través de tres episodios que pivotan sobre una misma afirmacién: «Jests es el Hijo de Dios». Asi le presenta la ‘voz del cielo en el momento del bautismo (Le 3, 22), hacia esta afirmacién ‘eonduce la genealogia (Le 3, 38) y es precisamente su condicion de Hijo de Dios la que se pone a prueba en as tentaciones (Le 4, 3.9). La finalidad de esta primera parte del evangelio es idéntica a la que persigue el comienzo de los otros dos evangelios sinépticos: presentar a ests (Mc 1, I-15; Mt L, I-4, 16). El eje de cada uno de los tres cuadros que la componen es una afirmacién sobre su identidad: en el anuncio de Gabriel a Maria se dice que «sera llamado Hijo del Altisimo» (Le 1, 31): Jos dngeles anuncian a los pastores que ha nacido «un Salvador, que es el Mesias, el Sefion» (Le 2, 11); y la vor del cielo afirma que Jesis es «el Hi- jo de Dios» (Le 3, 22). En torno a este hilo conductor aparecen otras mu- chas afirmaciones que tratan de decirle al lector quién es Jesis y cual es su lugar en el proyecto salvador de Dios. 4) Actividad de Jestis en Galilea (Le 4, 14-9, 50) PJ. Achiemier, The Luci Perspective om the Miracles of Jess: A Preliminary Sketch: Journal of Biblical Literature 94 (1975) 547-562; A. del Agua, La trnsfgi- zaciin como preluto del Exode de Jess n Le 9, 2-36: Estudio deren» tol Con Salmantiensis 40 (1993) $1 D. Hil, The Rejection of Jesus at Nazareth Lake 1 16.30) Novum Testamentam 13 (1971) 161-180; F. Miguel, Amigos de eclvos, rests y pecadores, Estella 2007, 303329; R. 1. Rohebaogh,Leitimaing Son Ship Test of Honour &Socilsclenifc Stu of ake 41-10, en Ph. F Esler (0), Modeling Early Christiana. Socia-Scienfic Studies ofthe New Testament ini Contest, London New York 1995, 183-197 Si exceptuamos el episodio de la peregrinacién a Jerusalén (Le 2, 41- 52), hasta este momento Jestis ha sido un personaje pasivo. Todo lo que Lu- cas ha contado sobre él tiene la dinica finalidad de informar a los lectores sobre su identidad. Pero ahora comienza una nueva etapa en la que se con- Vierte en el protagonista indiscutible. Juan ha desaparecido de la escena y Jesiis emprende una intensa actividad que consiste en enseflar y curar. La unidad de esta seccién se descubre observando las referencias a lu- gares geogrificos. Lucas ha modificado de diversas formas la mayoria de las que se encontraban en sus fuentes y ha afladido otras para situar en Ga- lilea esta primera etapa de la vida publica de Jestis. La mencién redaccio- El evangelio segin Lucas 37s nal de Galilea en el sumario que introduce la actividad de Jesiss (Le 4, 14) sefialael inicio de esta etapa, Al comienzo del relato de la primera sanacién realizada por Jestis se precisa que Cafarnatin era «una ciudad de Galilea» (Le 4,31) y al final se suprime la noticia de que la fama de Jesis se exter did por toda Galilea, diciendo simplemente que se extendié «a todos los lu- gares de la regiém. Este tipo de modificaciones indica que Lucas quiere si- tuar los primeros episodios de Ia actividad de Jestis en Galilea. En algunos otros pasajes, sin embargo, Lucas ha suprimido la referen- cia a Galilea por diversas razones. En Le 6, 17 se dice que acudian a Je- siis gentes de Judea y de Jerusalén, de la regién de Tiro y de Sidén, pero ‘no se menciona Galilea como en Marcos (Me 3, 7); tal vez Lucas proce- de asi porque presupone que Jestis se encuentra en esta regién y s6lo se mencionan las regiones limitrotes. En Le 7, 17 se dice que su fama se ex- tendis «por toda Judea y por toda la regibm», idemtificando «la regiémm con Galilea, lo mismo que en Le 4, 31. Finalmente, en el tltimo anuneio de la pasidn (Le 9, 42) se suprime también la mencién de Galilea, proba- blemente porque ya se ha anunciado el éxodo que Jesis iba a realizar en Jerusalén (Le 9, 30). Paradjicamente, el hecho de haber suprimido estas referencias a Galilea, presentes en Marcos, revela que, en la perspectiva del narrador, a actividad de Jestis se sitia en esta region. Asi pues, Lucas sia la primera actividad de Jestis en Galilea. El eam- bio de escenario, que coincide con el paso a primer plano de la accién de Jesis, lo indica el sumario de Le 4, 14-15, que es una composicién lucana, Esta etapa de la actividad de Jesis y esta parte del evangelio terminan cuando el evangelista anuncia solemnemente el paso a un nuevo escenario: el viaje a Jerusalén gue Jesis y sus discipulos emprenden en Le 9, 51 En la composicin de esta segunda parte Lucas ha utilizado el Evangelio de Marcos, el Documento Q y otras tradiciones propias. La mayor parte del material ppracede de la primera parte de Marcas (Mc 1, 15-6, 44), Lucas Ia ha reelabora- do conservando basicamente el orden que los episodios tenfan en su fuente. Las tradiciones procedentes de Q y de SLe se encuentran combinadas en la llamada «insercién menor» (Le 6, 20-8, 3), que ya ha sido mencionada al hablar de la composicién del evangelio. Lucas ha reeditado el texto de Mareos modificindolo de diversas formas. Lo primero que se observa es que ha suprimido algunos pasajes. La omision mas sig- nificativa es, sin duda, la de la llamada «seecién de Betsaida» (Mec 6, 45-8, 26). ‘Yahe comentado més arriba las diversas explicaciones de este hecho somprend te. Es posible que Lucas quisiera evitar duplicados innecesarios o que los relatos de sanacion de esta seccién marquiana le hayan parecido poco adecuadas. Tam- bien es posible que la versin de Marcos que conacié no tuviera estos capitulos. Es llamativo, sin embargo, que haya situado en Betsaida la primera multiplicacion de los panes de Marcos, que es la tinica que conserva (Le 9, 10). 376 Elevangeliotetramorfo En segundo lugar, ha cambiado de lugar algunos episodios. Hace comenzar la actividad pablica de Jesis en la sinagoga de Nazaret (Le 4, 16-20), anticipando asi un episodio que se encuentra en Marcos mucho més adelante (Mc 6, 1-6a). Sin ‘embargo, el relato de la llamada de los primeros discipulos, que constituye en “Marcos el primer episodio de a actividad de Jess, se encuentra en Lucas después de sus primeras sanaciones (Le 5, I-11 // Me 1, 16-20). También ha cambiado de lugar el episodio en que la made y los hermanos de Jesis le buscan, colocando este episodio como conclusién a ia ensefianza en pardbolas, y no antes de ellas, (Le 8, 19-21 = Me 3, 31-35), Finalmente, ha realizado modificaciones en el texto de Marcos. En general ha mejorado su estilo introduciendo oraciones subordinadas o un Vocabulario més preciso y culto. A igual que Mateo, ha abreviado algunos pasajes insistiendo en aspectos que le interesaban mas. En otros casos ha cambiado la misma orienta cidn del relato, como en el episodio de la sanacién de la suegra de Pedro (Le 4, 38-39), que ha convertido en un relato de exorcismo. En este nivel de los episo- dios coneretos, Lucas exhibe una notable libertad que contrasta con su interés por cconservar el orden de sus fuentes, Por lo que se refiere a las tradiciones tomadas de Q y SLe, el rasgo més ca racteristico es que las ha combinado, intercalando dos amplios relatos: la resu- rrecci6n de hijo de la viuda de Nain (Le 7, 11-17) el encuentro con la mujer pe- ceadora en casa de Simén (Le 7, 36-50), Sin embargo, en el sermén del Ilano, procedente de Q, no ha incluido tradiciones propias y apenas ha introducido mo- Aificaciones (1a vez Le 6, 24-26). Esto mismo se observa en la coleccién de pa- bolas tomadas de Marcos (Me 8, 4-21) Los indicios para identificar la organizacién interna de esta segunda parte del evangelio se han de buscar, principalmente, en los sumarios y transiciones de cardcter redaccional. También ser4 itil tener en cuenta los cambios de orden con respecto a Marcos y la insercidn de las tradiciones procedentes de Q y de SLe. En estos capitulos encontramos tres sumarios, que deben atribuirse a la labor redaccional de Lucas. El primero de ellos (Le 4, 14-15) seftala el ini- cio de esta segunda pare, situando la actividad de Jesis en Galilea. Fl se- gundo se encuentra justo antes de la insercién del material procedente de Qy SLe(Le6, 17-19). En este caso, el sumario procede de Marcos (Me 3, 7-12), pero Lucas lo ha cambiado de lugar colocéndolo antes del pasaje de Ineleccidn de los Doce (Le 6, 12-16; par. Me 3, 13-19) y haciendo de él la introduecién a la nueva seccién compuesta con las tradiciones de Q-+ SLe (Le 6, 20-7, 50). El tercer sumario se encuentra al final de esta insercién, justo antes de que el evangelista retome el hilo de Marcos que habia aban- donado dos capitulos antes (Le 8, 1-3). Resulta significativo que estos tres sumarios se encuentren en lugares en los que se da un desplazamiento geo- _grfico o se introducen tradiciones procedentes de otras fuentes. Elevangeliosegin Lucas 37 En el segundo de estos sumarios se encuentra una pista para descubrit la organizacién interna de la seccién compuesta por los materiales proce- dentes de Q y SLc. En él se dice que la gente acudia a Jestis «para escue charle y para ser curados de sus enfermedades» (Le 6, 18). La seccién que viene a continuacién (Le 6, 20-7, 50) presenta, en efecto, dos partes: una que recoge la ensefianza de Jestis (Le 6, 20-49) y otra que narra su activi- dad sanadora (Le 7, 1-50). Ademés, la transicién entre ambas (Le 7, 1) es un versiculo redaccional de Lucas. La misma sucesién de ensefianzas de Jesiis y relatos de sanacién se encuentra en la seccién siguiente introduci- 4a por el iltimo sumario (Le 8, 3-9, 50), También esta seccidn consta de dos partes: una coleccién de parbolas (Le 8, 4-21) y una serie de relatos, muchos de ellos de sanacién (Le 8, 22-9, 50); estas dos partes estén uni- das por una transicién redaccional (Le 8, 22a). Hay todavia un indicio mas que confirma la disposicién de estas dos secciones introducidas por sumarios redaccionales y compuestas por ense~ fianzas y sanaciones de Jesis. En efecto al final de las dos composiciones que reiinen las ensefianzas de Jesis se insiste en la necesidad de «escuchar y poner en prictica» sus ensefianzas (Le 6, 46-49 y Le 8, 21). Este tipo de exhortaciones se encuentran con frecuencia como conclusién de las ins- truceiones sapienciales, pero aqué se da el caso de que la segunda de ellas, la que cierra la coleccidn de parabolas, es uno de los pasajes de Marcos que Lucas ha cambiado de lugar (Le 8, 19-21; par. Mc 3, 31-35) En Mar- Cos este episodio estaba antes de las pardbolas, mientras que en Lucas se ‘encuentra después, cerrando la coleccién con una exhortacién idéntica a la ue encontramos al final del sermén inaugural de Jesis (Le 6, 49), Asi pues, Lucas se ha servido de diversos recursos (sumarios, formu- las conclusivas, ransiciones) para presentar la actividad de Jestis en Ga~ lilea en tres fase: 8) Comienzo de su actividad (Le 4, 14-6, 16) Led, 14-15 Sumario Led, 16-6, 16 _ Primeras sanaciones y vocacién de los discipulos ») Primer cielo de enseftanzas y sanaciones (Le 6, 17-7, 50) Le 617-19 Sumario Le 6,20-49 _Ensefianzas... wel que escucha... y pone en prictica...» 167.1 Transicién Le 7,250 Sanaciones ‘) Segundo ciclo de ensetianzas y sanaciones (Le 8, 1-9, 50) Le8, 1-3 Sumario Le8,4-21 _Enseflanzas... wel que escucha... y pone en prictica...» Le8, 22a Transicién Le8,22b-9, 50. Sanaciones 78 Bl evangeliottramorfo [4, 14-6, 16] La primera seccién describe el comienzo de la actividad de Jestis. Las modificaciones redaccionales que Lucas ha introducido en sus fuentes revelan su intencionalidad. El primer episodio (Le 4, 16-30) es el mas reelaborado y, al mismo tiempo, una presentacién de Jesiss «en ac- cién» y un resumen de su misién: ungido por el Espiritu, con la misién de anunciar la buena noticia y de traer la salvacién... En este episodio tam- bign aparecen ya de forma anticipada las reacciones que este anuncio pro- vvocard. Vienen a continuacién una serie de sanaciones tomadas de Marcos (Le 4, 31-44), que preparan la llamada de los primeros disefpulos (Le 5, 1-11); se trata de otro de los pasajes que Lucas ha cambiado de lugar y ha reelaborado notablemente, A continuacién Lucas retoma el hilo de Marcos siguiéndolo hasta el final de la seccién en que cambia de orden dos episo- dios; concluye este primer desarrollo con la convocacién del grupo de los Doce (Le 6, 12-16). La importancia de los episodios dedicados alos diseipulos (ademas de los dos sefalados, Ia llamada de Levi en Le 6, 27-28) indica que éste es uno de los aspectos que Lueas ha querido subrayar en el comienzo de la actividad de Jest. El otro aspecto que posee cierta relevancia es la pre- sentacién de Jestis como sanador, pues en estos capitulos abundan los re- latos de ssnacién, mientras que las enseflanzas ocupan un lugar muy redu- cido. De esta forma Lucas despliega narrativamente la presentacién que ha hecho de Jesiss y de su misién en la sinagoga de Nazaret, asociando a ‘esa mision al grupo de los Doce [6, 17-7, 50] Un nuevo sumario introduce la segunda seccién, que contiene la primera serie de ensefianzas y sanaciones de Jestis. La colec- ci6m de enseitanzas es el «sermon inaugural» de Q (Le 6, 20-49), Tiene la forma de las instrucciones sapienciales que solfan comenzar con una pro- mesa de felicidad (bienaventuranzas) y terminaban con una invitacién @ poner en prictica las ensefianzas transmitidas (el que escucha y pone en prictica...), Lucas esti muy interesado en conservarlas en toda su radica- lidad como referencia constante para los miembros de su comunidad. Es significativo que en los destinatarios sean slo los discipulos (en Mateo son los disefpulos y la gente), ‘Alas ensefianzas sigue una serie de sanaciones en las que Lucas com- bina tradiciones de Q con otras de SL¢ (Le 7, 1-50). El sentido de estas sanaciones, y de la actividad sanadora de Jesis en general, se desvela en la escena del encuentro con los enviados de Juan Bautista (Le 7, 18-23), La pregunta que estos plantean de parte de Juan es bien precisa: «Eres ti cl que ha de venir o hemos de esperar a otro» (Le 7, 20); por su parte, la respuesta de Jess contiene una referencia explicita alos relatos de sana- El evangeliosegin Lueas 379 cidn que tanto abundan en esta segunda parte: «Los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan limpios, los sordos oyen, los muertos resuci- tan y los pobres son evangelizados» (Le 7, 22). Las sanaciones de Jestis ‘ysu anuncio de la buena noticia revelan que verdaderamente él es el que tenia que venir, y que la misién de Juan como precursor, anunciada en los primeros capitulos, ha coneluido. {8, 1-9, 50] El tercer sumario introduce una nueva serie de ensefian- zas y sanaciones. En la seccién precedente hemos visto aparecer nuevos personajes, especialmente algunas mujeres (Ia viuda de Nain y la mujer pecadora) que manifiestan su fe en Jess. El grupo de los discipulos se ha ampliado ¢ incluye ahora a algunas mujeres (Le 8, 2-3). Los destinatarios de sus ensefanzas no son ya s6lo los discipulos, como en la seccién ante rior, sino una multitud venida de las ciudades (Le 8, 4). Las ensefianzas de Jest estin tomadas esta vez de Marcos. Se trata de una colecein de pa- ribolas y dichos de Jests, que Ia escena final invita a escuchar y poner en prictica (Le 8, 19-21). La parte narrativa que sigue (Le 8, 22-9, 50) es considerablemente ‘mis amplia que la de la seccién precedente. Lucas sigue aqui el relato de Marcos, omitiendo la seccidn de Betsaida, Aunque las sanaciones ocupan un lugar relevante, lo més llamativo de esta nueva seccién narrativa es que los discipulos vuelven a tener un notable protagonismo, De nuevo se trata principalmente de los Doce a los que Jesis envia (Le 9, 1-6) 0 ins- truye sobre su pasion y sobre las implicaciones del seguimiento (Le 9, 21- 27, 43b-48.49-50). Hacia el final de esta primera parte se va anunciando la siguiente etapa de su actividad: el viaje a Jerusalén, en el que se consu- ‘mara su éxodo (Le 9, 31). ©) Viaje a Jerusalén (Le 9, $1-19, 28) R. Aguirre, La mesa compart, Estudios del Nuevo Testamento dese las clemcias sociales, Santander 1994; J. 1. Bartolomé, La alegria del Padre: estudio exegético de Le 15, Estella 2000; D. Gill, Observations on the Lukan Travel Narrative and Some Related Passages: The Harvard Theological Review 63 (1970) 199-221; FJ. Ma- tera, Jesus” Journey 10 Jerusalem (Luke 9.51-19.46): A Conflict with Israel: Journal for the Study of the New Testament 51 (1993) 57-77; D. P. Moessner, Lord of the Banguet, The Literary and Theological Significance of the Luckan Travel Narra- tive, Harrisburg 1989; J. L. Resseguie, Point of View in the Central Section of Luke (@:51-19:4): Journal ofthe Evangelical Theological Society 25 (1982) 41-47; W. C Robinson, The Theological Context for Interpreting Luke Travel Narrative (9:51 ff): Journal of Biblical Literature 79 (1960) 20-31; G, Sein, Komposition, Quellen ‘und Funktion des lukanischen Retseberichnes: (Lk 1X $1-X1¥ 28): Novum Testamen- ‘tum 20 (1978) 100-135. 380 El evangelio tetramorfo El viaje de Jesiis con sus discipulos desde Galilea hasta Jerusalén es, desde el punto de vista de la composicién del evangelio, la seccién mis tipicamente lucana, Mientras que en los otros dos sindpticos el viaje de Jesiis discurre a lo largo de un capitulo y tiene muy poca relevancia en el conjunto, en Lucas se extiende a lo largo de diez capftulos y tiene una gran importancia desde el punto de vista teolégico. El comienzo de Ia seecién esta claramente mareado por una transicion que sefiala un cambio de escenario geogrifico. No se trata de un sumario, como en Le 4, 14-15, sino de una transicién solemne que se debe, sin du- da, a la pluma de Lucas. En ella se dice que «esis tomé la firme decisién de ira Jerusalém» (Le 9, 51). Tal decision se mantiene a lo largo de los ea- pitulos siguientes, en los que se menciona varias veces este viaje. La identificacién del momento en que concluye dicho viaje, y por tan- to del final de esta seccin, no es tan evidente. Dicho final suele situarse en Le 19, 27 on Le 19, 44, A favor de la segunda opcién puede aducirse el hecho de que este versiculo introduce un desarrollo homogéneo, delimita- do por una inclusién, que sitia la actividad de Jestis en el templo de Jeru- salén (Le 19, 44; 21,37). Sin embargo, I entrada de Jesisen la ciudad san- ta comienza propiamente en Le 19, 28 con la aproximacién por el Monte de los Olivos. Le 19, 44-21, 37 es, ciertamente, una composicién homogé- rea, pero la meta del camino, mencionada varias veces a lo largo del viaje, no es el templo, sino la ciudad de Jerusalén. Por otro lado, la expresion «Y despues de decir estas cosas» con que comienza la transicién de Le 19, 28, se refiere a las ensefianzas de Jestis a lo largo del viaje y seftala su conchu- sién. Todo ello indica que el final del viaje debe situarse en Le 19, 27 El elemento que da unidad a esta seccién son las repetidas menciones de Jerusalén como meta del camino que Jesis recorre con sus discipulos. Como se ha visto, la primera parte de la actividad piblica de Jesis tiene lugar en Galilea, Jerusalén sélo se menciona una vez como lugar de pro- cedencia de los que acuden a Jesis (Le 6, 17), y otra vez en el anuncio de su muerte y resurreccién (Le 9, 31: su éxodo). Sin embargo, partir de Le 9, 51 las referencias a Jerusalén se multiplican (Le 13, 22; 17, 115 18, 31; 19, 28), mientras que Galilea tan sélo se menciona una vez como lugar de paso hacia Jerusalén (Le 17, 11). ‘Al comienzo y al final de esta seccidn, Lucas sigue el hilo narrative de Mar- cos. Sin embargo, la mayor parte de ella contienetraiciones procedentes de Q y de SLe. Estas tradieiones han sido combinadas yforman In gan inserci6n, que te ne caracteristias similares a las de la insercién menor (Le 6, 20-8, 3). Las trad.

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