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A. R.

Radcliffe-Brown

El m étodo de la
antropología social

e d ito ria l an a g ra m a
BA R C ELO N A
S i p - '' Jg>
ni yyZ.'
El método de la
antropología social

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Título de la edición ofigin<diy j ^ : ^ - . '

Method in Social Anthropoiogy ÍNDICE


© The University of Chicago Press
Chicago, 1958

T raducción:
Carlos Manzano

Revisión:
José R. Llobera

Maqueta de la colección:
Argente y M um bni

Prefacio de Fred Eggan .


9
Introducción de M. N. Srivinas
11
PRIMERA PARTE
ENSAYO SOBRE EL ALCANCE Y MÉTODOS DE LA
ANTROPOLOGÍA SOCIAL .
23
I. Los m étodos de la etnología y de la antropo­
logía sociales .
25
II. La interpretación histórica y funcional de la
cultura en relación con la aplicación prác­
tica de la antropología al control de los
pueblos n a t i v o s .................................. 60
III. El estado actual de los estudios antropoló-
gicos . . . . .
63
IV. Significado y alcance de la antropología so cial. 115
V. El m étodo comparativo en la antropología so­
cial ..........................................
126
SEGUNDA PARTE
o EDITORIAL ANAGRAMA LA ANTROPOLOGÍA SOCIAL .
Calle de la Cruz, 44 147
BarceIona-17
I. D e f in ic ió n ...................................
IS B N 84 - 3 3 9 - 0604 - 6
II.
149
Deposito I^ gal: B. 32585 - 1975 Los precursores . . . . 159
III.
P rinted in Spain La form ación de la antropología social 169
IV. La estructura social
Graúcas D iam ante, Zamora, 83, Barcelona-,5 V. 181
La evolución social 192
PREFACIO

_ Es posible que éste sea el último volumen de las con­


tribuciones, publicadas e inéditas, de A. R. Radcliffe-Brown
a la ciencia social en general y a la antropología en parti­
cular. Presenta, en la Parte I, los ensayos metodológicos
n iás im portantes de. Radcliffe-Brown por orden cronoló­
gico, y se continúa, en la Parte II, con su últim a exposi­
ción acabada de la naturaleza y el desarrollo de la antro­
pología social, originalmente preparada para figurar como
prim era p arte en un libro de introducción a la £m.tropolo-
gía social que tenía en proyecto. Se publica con el perm iso
y el estímulo del profesor E. E. Evans-Pritchard, albacea
literario de Radcliffe-Brown, y todos los derechos de a u to r
se dedicarán a engrosar tma fundación de ayuda a la in­
vestigación creada en nombre de Radcliffe-Brown.
Estam os en deuda con el profesor M. N. Srinivas, el
ilustre antropólogo indio, por haberse encargado de or­
denar y ed itar este volumen y p o r su esclarecedora Intro­
ducción, en la que expone el desarrollo de las concepcio­
nes metodológicas y teóricas de Radcliffe-Brown. Tam bién
üemos de expresar nuestro agradecimiento a los editores
del South African Journal of Science y de Nature y a los
rw ponsables de la British Association fo r the Advancem ent
cience (Asociación Británica para el Fomento de la
^lencia) y del Royal Anthropological Institute of Great Bri-
and Ireland (Real Instituto Antropológico de Gran
^ re ta n a e Irlanda) por haber autorizado la reedición de
ensayos ya publicados incluidos en este volumen,
profesor Srinivas ha preparado también una breve '
bibhografia seleccionada de libros y ensayos que tratan
por lo menos en parte, de la influencia ejercida por Rad^ INTRODUCCION
cUfe-Bro™ en la antropología. Ya es evidente que ha sido
considerable, y que sigue aumentando. Esperamos que este
volumen contnbuya a ese fin.

F red E ggan

Después de retirarse de su cátedra de antropología so-


cial en Oxford en julio de 1946, el profesor Radcliffe-Brown
comenzó^ a tra b a ja r en un libro de introducción a la an-
tro p o io p a social, m ateria que había enseñado con extra-
ordm aria competencia en varias universidades de diferen­
tes partes del m undo, desde Sidney hasta Sao Paulo. A
finales de 1950, había conseguido acabar cinco capítulos
del libro y, desgraciadam ente, no pudo seguir más adelan­
te. La m ala salud, los largos y frecuentes viajes, la ense­
ñanza, y las m uchas otras obhgaciones que acaparaban su
tiempo le im pidieron acabar el libro. En 1951 pronunció
la H uxley Memorial Lecture: «El método comparativo e n .'
la. antropología social» (incluida en este volumen), y un
año después escogió la cosmogonía australiana como tem a
para sus Josiah Masón Lectures en la Universidad de Bir-
mmgham; se tratab a de un tema que había hecho suyo y
sobre el cual disertaba con gran briUantez. Después, se
trasladó a Graham stown, en Sudáfrica, donde siguió ense-
nando^ antropología social hasta que una grave enfermedad,
se lo impidió. En 1955 regresó a Inglaterra y el 24 de oc-
tabre de 1955 falleció.
Como es de sobra sabido, Radcliffe-Brown escribía co á '
yran cmdado, m anejando las palabras como si fueran^pie-' ::
3.S preciosas. Por regla general, escribía varias veces un

tra ajo antes de p u b licarlo : dividió en secciones las gá- ;


leradas de su fam osa obra, The Andaman Islanders, y las
volvió a ordenar de otro modo para que la argumentación
quedara más clara. Su autoexigencia fue responsable en
parte de su relativam ente breve producción. El fragmento
relativo a la antropología social incluido en este volumen
ejemplifica las virtudes de RadcÜffe-Brown como escritor -
10
11-
el estilo es muy sencillo - e n realidad sólo aparentemen­
te—, claro y —cosa extraordinaria— carente de tecnicis­ iiica interesada en reconstruir la historia de los pue-
mos Constituye una introducción sucinta y erudita al tema. .iblois prim itivos y en clasificar sus razas y sus lenguas. Se-
Hemos pensado que sería buena idea publicar, junto a ~ gún Radcliffe-Brown, debería estudiarse la etnología en
estrecha colaboración con la arqueología prehistórica, mien­
algunos de los
tras que la antropología física pertenece a las ciencias bio­
7 "T T í sobre el alcance y métodos
de dicha discipilina. Dichos artículos, escritos en diferen­ lógicas y debe estudiarse como parte de la m ateria —má<=;
tes momentos de la carrera de Radcliffe-Brown. han eier- amplia— de la biología humana.
cido gran influencia sobre el desarrollo de los estudios an- Las ideas de Radcliffe-Brown tuvieron tanto éxito, que
tropologicos, pero se. publicaron en revistas e informes que las distinciones por las que abogó en 1923, en «Los méto­
no son raciles de encontrará dos de la etnología y de la antropología social», se han
A lo largo de su carrera de antropólogo, Radcliffe-Brown convertido en los lugares comunes de la antropología so­
abogo por una división racional de las diferentes materias cial británica actual. Pero es necesario recordar que en
abarcadas por el término general de «antropología». El gran 1923 la 'fam a de W. H. R. Rivers estaba todavía en su pun­
estimulo dado a los estudios antropológicos por la teoría de to álgido. En 1911, Rivers anunció su conversión del evo­
la evolucion ha producido como consecuencia la reunión lucionismo de Morgan a una creencia en el carácter exten­
dentro del marco de una sola materia, de varias discipli­ dido de la difusión y en la necesidad de realizar un aná­
nas distintas, como la antropología física, la etnología la lisis etnológico de la cultura; sus ideas ejercieron tma po­
arqueología prehistórica, la lingüística y la antropología'so- derosa influencia durante su vida y varios años después
cial Asi pues, la antropología abarca ,todos los aspectos de su m uerte. El enfoque metodológico de Rivers y su pro­
de la vida h u m ^ a primitiva, desde la tecnología hasta la funda predilección por la sicología eran dos amenazas con­
tra el crecimiento, si no la existencia, de la naciente disci­
no era^d ^^°^^ideraba que esa disposición
no era demasiado racional, y deseaba que se realizara una plina de la antropología social. El profesor Lowie escribe:
«Rivers, que tenía formación médica y sicológica, sirvió en
t X A ^fi“ dad lógica. el ejército durante la guerra tratando casos de neurosis de
Realizo dicha división en tres de los ensayos aquí inclui-
guerra. Su mente, ágil y sugestionable, se vio influida por
social ^ de la antropología la aparición del sicoanálisis; de modo que intentó combi­
social» (1923) «El estado actual de los estudios antro­
pológicos» (1931) y «Significado y alcance de la antropo­ nar la sicología con la etnología. Independientem ente de
logía social» (1944). También el Capítulo I de La antropolo­ lo que aportara a la ciencia sicológica de aquella forma,
gía social se ocupa de esa división. apenas hizo contribución alguna a la etnología; p o r lo me­
nos p ara nosotros, no parece que'hiciera o tra cosa que pa­
a Radcliffe-Brown le intere-
rafrasear hechos etnográficos en jerga siquiátrica»
r T diferencias entre la antro-
En el capítulo II del fragmento sobre la antropología
in v ^ S sociología comparada, que
nvestiga las leyes universales que rigen el comportamien­ social, Radcliffe-Brown expone brevemente la historia del
to social h u m a n o - y la etnología, que es u n a 'd isc ip ín a tema durante los tres últimos siglos, y revela claram ente
que m uchos pensadores destacados de países diferentes
contribuyeron a su desarrollo. Sin embargo, fue Sir Ja­
de Raddiffe-Brown1 ‘‘^°SoTe’'proW^ los siguientes artículos
díes. nos. 1-3 [1921-22], págs 38-461 v^'Anli^w a“ Sociology'’ (Bantii Síu- mes Frazer quien usó por prim era vez el término «antro­
Presidencial a la Sección F de la Asoctarirtn A í (disertación pología social» en el sentido en que lo entienden hoy los

2. The H isto ry of Eihnological Theory (Nueva York, 1937), pág. 172.


12
n
-' antropólogos sociales británicos En ions o r '
cia inaugural como profesor h o n o l r i Í d!' . fpra^ticó la reconstrucción histórica. El profesor Lo-
cial en la Universidad de L i ^ o ^ T ^ ^ p e ; ' p o r lo general critica el enfoque de Radcliffe-
naturaleza y el objetivo de la a n tro tfl ^ ‘observa que «...la intransigencia teórica de Rad-
aquello no acabó con las expIicL o ' T ^ ° iciÍB^Brown con respecto a la historia disminuye en los
cológicas de los hechos y a t n t e " S e T ^ ' ^ o s en que se encuentra ante datos con los cuales está
cliffe-Brown fue el printe" a n t r o p X “ de habfa“ ' •ab^lutam ente familiarizado y , pese a ciertos escrúpulos,
que rechazó esos dos tipos de exulicacinn ¡ t o ^ g e ante ciertas hipótesis cronológicas. “No podemos
racionalm ente que [el sistema de parentesco de
e fp “ °de ¿ ! r « P l i c a d r ^ d e S :
yS^ijaralde] se haya desarrollado independientem ente de
logia individual o de las r c m s T m c c S S h istáriL s“ ^&tos:(los sistemas de los arande)... y hemos de presum ir
conexión histórica entre ellos”. Y tam bién: “el tipo
tím faáingeri es un eslabón entre las form as kariera y arun-
duda de que éstos son ejemplos de historia
^ n je tu ra l» ^ Radcliffe-Brown estimuló tam bién el interés
S it
Radcliffe-Brown sobre la nat^^^ 1 ^ exposición de
historia entre sus estudiantes. Los profesores Lloyd
iW am er y Fred Eggan nos d icen : «Recordamos bien cómo
prim eras investigaciones sobre los contac-
ciones de la a n L ^ o Io g ía s o c S f v sus ^ í^ 'B ístó ric o s en el norte de Austraha y sobre los cambios
teriores no revelan ninguna d e s v i a d o r ^ ^gstóricos en los sistemas de parentesco de los grupos de
respecto a ella Si a alsn'm ^ i fundam ental con norteam ericanos en los casos en que había datos
«ulo de carta f u n d L S «■ ° otro tipo disponibles con los que com-
rita de Malinowski— dp 1^ ^ ^ expresión favo- jpro&ar las influencias históricas»'*.
niodem a indudablemenf- topología social británica
señaló que los estudios de campo intensivos
logia y d e t t “ “ r ¿ r s T c i a t = c S ^ antropólogos sociales producían como resultado
prim era vez fue una carta fundacional d ^ r e b e to n ” " g^^Iiosas contribuciones a la historia tribal y local. Pero
distinción entre las explicaciones históricas
B r o w n T ¿ i s t t a ¿ r t r ^ r “ ° '" " ‘“ l ^ .l a s funcionales. En el prim er caso, la «explicación» con-
cados por sus cd eg f s t S “ “ ‘f “ ^ ° “ ^car^ hechos o acontecimientos que se hayan
bían historias .r e a le « Í n . ^ no escri- |.producido anteriorm ente y en dem ostrar que los hechos o
el m ejor de los c Í s er 7 ' en l^ n te c im ie n to s posteriores se originan en los anteriores.
■acumulaciones de suposicione"°^T -í^Jba>e^.:.segundo, la explicación consiste en m o strar que tm
tivamente era cierto e ^ e T r ^.acontecimiento o un grupo de acontecimientos no son sino
Society de Rivers (2 vols c ¿“- f ^l^^ejC T pIo de una ley universal. El conocimiento de la
1914). , . ’ ^ ^ ^ b n d g e University Press,
^ institución ayudará a descubrir su función
^ o tra son esencialmente diferentes. «La
cha en los c a s o s ^ n ^qu^ h a b ' historia propiam ente di- | f ™ o n de la antropología social es form ular y confirm ar
sibíe. Señaló el valor de la ^e- ^nrm aciones relativas a las condiciones de existencia
recalcar que era diferente d ° esforzó p o r
0 b io ló g ic a de las . , 3t i t u c i o L r : . : “ n^ ' 4 23Ó. .
■'íVamer, sobre Radcliffe-Brown por 7. H ija n y W. Llovd
1^
14 ^ AJnencan A m h ropoiogist, LVIII, n.» 3 (junio ae I95Ó), 544-47.'

15
social está determinado, a su vez, p o r las características
generales de la naturaleza hum ana básica»®. A ctualm ente,
la m ayoría de los antropólogos británicos acep tan la posi­
dal) «61o podrá conseguirse en u Í e í H = í ‘°” ción de Radcliffe-Brown a ese respecto. Sin em bargo, en

; is s z : ■
Estados Unidos hay mucho más intercam bio entre la an­
tropología y la sicología social (especialmente la ram a de
ésta llam ada «cultura y personalidad») que en Inglaterra.
- r .i'S i? - .””* = “ V «“ - '“ En Estados Unidos los estudios antropológicos están orga­
nizados de tal forma, que existe la tendencia a re p a rtir
más equitativam ente el tiempo del estudiante universitario
entre las diferentes disciplinas abarcadas p o r el térm ino
«antropología»: antropología física, arqueología, lingüísti­
iI € S = H S F » - ‘ - í m ca, etnología, antropología social y «cultura y personalidad».
En Estados Unidos las distinciones entre las diferentes ra­
= r .tr ,? X £ é £ 5 “ S r - = mas de la antropología no son tan estrictas com o en Ingla­
terra, y la antropología social no ocupa un lu g ar ta n pre­
dominante. El término «antropología cultural» está mu­
cho m ás generalizado allí que el de «antropología social»,
y los antropólogos americanos están más dispuestos que
sus colegas británicos a pasar del nivel social al sicológi-
co, cuando no biológico
. t “w r ■ " * ■ ', • ” ■'■ — .iS 1 ™ : También, en Estados Unidos la antropología y la so­
ciología constituyen grupos de estudios diferentes, mien­
tras que en Inglaterra se considera a la antropología social
como una ram a de la sociología. No sería de ex trañ ar que -
en un futuro próximo ambas m aterias llegaran a aproxim ar­
T a S i S r h ^ a S 'L r e T ''^ ™ “ “ Z S an^“ , se todavía más. Las diferentes relaciones existentes entre
dous H u ^ e y .™ n .d ¿ 3 f . o ' d . ' n “ “ ” ' ‘*™ ■«■ la sociología y la antropología en Estados Unidos e Ingla­
sean, existen re stric c l^ .l sociedades, por primitivas que terra se deben en gran medida a la m ayor difusión de las
alto. «Cuando e s ^ d iro s ideas de Durkheim y de Radcliffe-Brown en In g laterra.
de los alemanes o df^ In. ■ ^ de los franceses o H asta 1931, Radcliffe-Brown consideraba que el tem a
nos ocupamos de las característica^? Estados Unidos, de estudio de la antropología social era la cu ltu ra o vida
comportamiento que r e s u lté dS « í í^^^talidad o del social. Pero, posteriormente, fue usando cada vez m ás las
expresiones «estructura social» y «sistema social» y empe­
“ ^ = 4b Í l zó a dejar de usar el término «cultura». Cosa que se ve cla-

6- "Los m éto d o s°S ^ ^ e ^ Io C T ' “ tropología social."


8. Ib id .
“Significado y alcance de
G. P. Murdock y E.. Firth sob re la a n tr o
16 poiogia soc.ai bntanica en American A nthropologist, L III (1951), 4d5-^9.

1/
I • ra y e n te en su ensayo «Sobre el concepto de función en la
^ ciencia social» *®. j-unción en la
a'doptar muchas form as diferentes, y la guerra no es sino
I 1937, en su seminario de la Famlfíjr? r?o ru- ^ • una de ellas»
.U na ciencia natural de la sociedad., fue más leios^nclu ^ Desde 1940, el concepto de estructura social h a consti­
so: «No existe una ciencia de la cultura Sóln « j tuido el marco teórico principal de la antropología social
tudiar la cultura como una caracteriStea 1 1 británica. En Estados Unidos se hace con frecuencia la dis­
a a l Asi, pues, si existe una c ie n c ia " st tra ía de u r 'c T e n c t tinción entre «funcionaíistas», seguidores de Malinowski, y
, de los sistemas sociales» '* Posterinrm^^f» ^ ciencia «estructuralistas», seguidores de Radcliffe-Brown. E sta dis­
socia,., que consideraba = o m o ; r e T “ ‘: ; i L r ™ a r tinción es demasiado estricta, pero pone de reHeve un he­
cho im portante; en la antropología- social británica con­
temporánea, la estructura ha sustituido en gran m edida a
el Royal Anthropological Institute. la cultura. Sin embargo, no por ello es im probable que esta
embargo, conviene recordar que usó el cnnr-r,i-o ^ preocupación actual por la estructura social dé lugar, a su
vez, en un. futuro no lejano, a un examen sistem ático de la
e T Í L ^ c u r T o T “ * ,“ com“
relación entre estructura y cultura con metodología com­
parativa.
En este volumen va incluido el resumen de u n ensayo
que tra ta directam ente de la antropología aplicada y que
Radcliffe-Brown leyó en el Fourth Panpacific Science Con­
gress de Java en 1929 '■». Ese interés por la antronología apli­
S if r jS 2^ ^ í cada es evidente también —en realidad, demasiado— en su
ensayo: «Some Problems of Bantu Sociology» {Bantu S tu ­
dies, nos. 1-3 [1921-22]). Insistió en la utilidad de la an­
tropología para la adm inistración colonial, y u n a de las
críticas que hacía a la etnología era la de que no tenía
^ 5®"' aplicación «practica». Como deseaba popularizar la an tro ­
pSSS'- pología social, Radcliffe-Brown buscaba la avuda de quie­
nes estuvieran interesados por el buen gobierno de las co-
te :- lonias británicas.
Sin embargo, la fe en la antropología aplicada es tam ­
bién una consecuencia lógica de la afirmación fundam ental
de Radcliffe-Brown: la de que la antropología social es una ;
ÍÉISA':' ciencia como la física, la química y la biología. Uno de los
objetivos de Radcliffe-Brown era in ten tar aolicar riguro­
samente la lógica de las ciencias naturales a la antropología
^ Í c u io leído por e / B r . * ^ A ™ U s s ? r ° M t e 1 a ^ A ™ social. Acabó sacando la conclusión de que en la antropo­
1935. Reimpreso ea sTr “ íL J Antropológica Ame-
U 1^2), cap. X. í^^ncrion m Primitive So- logía social, como en las demás ciencias naturales, los cien-
1957),’ p á ^ l ^ . ^ 5c:e7zcs o f Society (Glencoe, 111; Free Press,
13. Ibid., pág. 272.
M a n , LVI (noviembre de 19^), r s ,^ i 49°S3 sobre Radcliffe-Brown en
ción c o i í l a y ñincional de la cultura en reía- -
ySí§ bles indígenas’.'’ Pr-ac.ica de ta antropología al control de los pue-
18

19
h'-:V
■' S .u e ,os
cada de la antropología 1 1 1 " ^ efi- A lo largo -de. su carrera Raddiffe-Brown subrayó la im-
que la antropología pura seguía n m a medida p o rtan d a del método comparativo. De hecho, según él, una
el abandono de la ciencia i ^ n m ientras que de las distindones fundamentales entre antropología social
ciencia aplicada. Perjudica, a la larga, a la y sodología consistía -en el uso del método com parativo p o r
parte de la prim era y en el desinterés p o r él de la segunda.
Radcliffe-Brown estaba dispuesto incluso a llam ar «socio­
en la Inglaterra^vL oriana'''que creció
logía» a la antropología sodai, siempre que se añadiera el
Ja ,razón y en el progreso ’resultad P°^ ^a fe en
adjetivo «comparativa». Esa insistencia en el m étodo com­
ciencia. Dicha fe se fortificó con L ^PÍ^cación de la
parativo no se limitaba al nivel de la doctrina. Lo p racti­
Radcliffe-Brown en las fue^Tp. estudios de
francesa 'I Positivistas de la sociología caba constantemente. Como es de sobra sabido, en 1931 pu­
blicó un estudio comparativo extraordinariam ente valioso
Radcliffe-Brown solía decir a a-,^ ■
el príncipe Pedro Kropotkin era 7 colegas que de las organizaciones sociales de las tribus australianas 'L
y que, cuando iba de vacación^ Birmingham El tema de su íiuxley Memorial Lecture fue el m étodo com­
parativo en la antropología sodai; en aquella c o n feren za
de Cambridge (donde lo c o n o c í a n ^ l T A Procedente
soha visitar al sran filósofo . «Anarquía Brown»), pasó^ del examen de un cuento popular australiano a la
función de la oposición institucionalizada en la estru ctu ra
nes hablaban de toda dase I • social.
de Radchffe-Brow^ P— s
Espero que esta colección de ensayos y conferencias del
de la Inglaterra c o n te m p o ^ L S ^ r
profesor Radcliffe-Brown en un solo volumen sea ú til p ara
reform ador que era n^cesarto e .t
los estudiantes de la materia, así como p ara los antropólo­
dad antes de cam biaS l y que ^ socie-
gos profesionales. Agradezco al profesor Evans-Pritchard
tan compleja como la ¿ ¿ 61^ ^ ^ "«Piedad
aftacea literario del profesor RadcHffe-Brown, haber au to ­
rizado la publicación de los ensayos incluidos en este libro.
Con arreglo a los deseos del profesor Evans-Pritchard, los
beneficios de este hbro se reservarán como fondo especial
había p a s a d f a ^ ^ if una °iTteri^^^^^^ ía , antropología
para ayudar a los estudiantes de antropología. E stoy en
deuda con los profesores Sol Tax y Fred Eggan p o r su ayu­
da y aliento a la hora de planear este libro y p o r h ab ef -re­
pología ^Pura. En l9 T e f c r ib i'ó '? '! r ! en la antro-
antropólogos dediquen d e m a s ia d o e x i g e n c ia de que los visado las pruebas de imprenta, y al profesor D. G. Men-
delbaum p o r su ayuda y consejo.
^ a s prácticos red u d ría inevitTbÍ P"°ble-
bajo que pueden realizar para el d
^ico de la ciencia. Pero, sin una b a s^fí aspecto teó- M. N . S rivinas
^ntropoíogía ha de d e g in e ra rn o f Departamento de Sociología
-n una dencia aplicada, sino en unn '^ ^ ^ convertirse, no Maharaja Sayajirao University of
e empírica» investigación puramen- Baroda, India

17. Oceania M onographs, n.» 1 (Melbourne, 1931).

71
' • CRONOLÓGICA SETPOO. ’

f; Prim era parte


Ensayos sobre ei alcance y m étodos
--v a
esp. Historia de la teorín '! ’ 221-29 fXr de la antropología social
E g < ^ , F. (edj, Social A n t h r o Z ' h ^ T '"■'^■^- J '
' *“ ■ ® ’“ go : University oí Ch Tn- wA
«peciataente la In,roIe1 i6n d ? p '« a se
respecto a la iníuencia que
¿ «tropología americana duraÍte f “

Ta.^?Se”t d 1 : : J « S ' - - X ^ s V ? :

T ío r ! ‘7 ¿ T , <o

(^nferencia ¡naugui^) ^ " ’*'•■'¿«6 i 900


^ ^ ír .s ., 1953. ^ ':^ Cambodge: Cambridge Univer:
«Radcliífe-Brown’s Cnnt -u
cial
— ÎSJ- O a ^ t t oden .1955)
; ^ „ V M C ° : / S^ Sociology,
f vol. VI

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I

LOS METODOS DE LA ETNOLOGIA Y DE LA


ANTROPOLOGIA SOCIAL'

Creo que en esta conferencia lo m ejor que puedo hacer


es tra ta r un tem a que durante años ha ocupado, y sigue
ocupando, a los etnólogos y antropólogos de todo el m un­
do : el de los fines y métodos apropiados que hay que
perseguir y utilizar en el estudio de las costum bres y de
las instituciones de los pueblos no civilizados. Es evidente
que dicho tem a es de im portancia fundamental, pues no
existe la m enor posibilidad de que ima ciencia progrese
satisfactoriam ente, o consiga el reconocimiento general,
hasta que no exista algún tipo de consenso con respecto a
los fines que debe perseguir y los métodos m ediante los
cuales debe procurar alcanzarlos. Pero, a pesar de los m u­
chos libros y artículos que se han consagrado a la cuestión
del método en los diez o quince tiltimos años, todavía no
se ha obtenido el consenso. El tema sigue abierto a las dis­
cusiones; de hecho, sigue siendo im tema candente, y creo
que lo m ejor que podemos hacer es abrir nuestras sesiones
llevándolo a examen.
Los térm inos «etnología» y «antropología social» o «cul­
tural» se han aplicado indistintam ente al estudio de la cultu­
ra o de la civilización, que, según la definición de Tylor,
es «ese conjunto que incluye el saber, las creencias, el arte,
la moral, el derecho, las costumbres, y cualquier otra clase
de aptitudes y hábitos adquiridos por el hombre como
1. S ou th African Journal of S c ie n c e ,'X X (octubre de 1923). D iserta­
ción presidencial ante ¡a Sección E, Asociación Sudafricana para el Fo­
m ento de la Ciencia, 13 de juiio de 1923.

25
miembro de una sociedad». Puesto que ése es el tem a de tum bres de las tribus indígenas de A ustralia central, re­
estudio, la cuestión metodológica que se plantea es la de sulta evidente en segúida que nunca podremos obtener , in­
como debemos estudiar los hechos culturales, qué métodos formación directa alguna referente a la historia de dichas
de explicación hemos , de aplicarles, y qué resultados de Ín­ tribus. Por consiguiente, en esos casos, la única form a po­
teres teórico o de valor práctico hemos de esperar de nues­ sible de aplicar el método histórico , de explicación es la
tro estudio. de hacer una reconstrucción hipotética de la historia pa­
El propio Tylor, cuyo derecho al título de padre de sada de esas tribus a p artir de cualquier clase de testimo­
esta ciencia nadie impugnará, creo, señaló que existen dos nios indirectos que podamos encontrar.
métodos diferentes mediante los cuales pueden expHcarse Gran parte de lo que se suele llam ar etnología ha sido
los hechos culturales ^ y me parece que la confusión que historia teórica o conjetural de ese tipo. Permítanm e ilus­
ha surgido en nuestra ciencia se debe en gran m edida a la trar el método citando un ejemplo específico. Frente a la
incapacidad para m antener cuidadosamente la distinción costa oriental de este continente hay una gran isla: Mada-
entre esos dos métodos. gascar. Un. prim er examen de la población de la isla mues­
_Veamos cuáles son esos dos métodos. En prim er lugar tra que en ciertos aspectos está relacionada, como era de
e.^ste lo que propongo llam ar el método histórico, que ex­ esperar, con los pueblos de Africa. Podemos encontrar, es­
plica determ m ada institución o conjunto de instituciones pecialmente en el lado occidental, muchos individuos de
averiguando las etapas de su desarrollo y, en todos los ca­ tipo indudablem ente negro, es decir, a frican o : en lo que
sos en que sea posible, la causa u ocasión p articular de respecta a sus rasgos físicos, me refiero. Y gran cantidad
cada ra o de los cambios que se hayan producido. Por de los elementos de la cultura de M adagascar parecen ser
ejemplo, SI nos mteresa el gobierno representativo en In ­ también africanos. Pero un examen más detenido m uestra
glaterra, podemos estudiar su historia, observando los cam­ que existen elementos, tanto raciales como culturales, que
bios que se han producido a p a rtir de los tiempos más no son africanos, y un estudio de éstos nos perm ite demos­
antiguos y trazando, así, su desarrollo hasta el presente. trar sin discusión posible que algunos de ellos derivan del
En todos los casos en que dispongamos de datos históri­ sudeste de Asia. Un examen de los rasgos raciales y cultu­
cos podemos estudiar los hechos culturales de ese modo rales de Madagascar, tal como existen en la actualidad, nos
El detaUe importante que hay que observar con res­ perm ite decir con certeza práctica que, en un período de
pecto a las expli^ciones de este tipo es que no nos apor­ tiempo de no hace muchos siglos, hubo una inmigración
tan leyes generales como las que. buscan las ciencias in­ a la isla de gentes procedentes de Asia, que estaban relacio­
ductivas. La explicación que se da de un elemento o con- nadas lingüística, cultural y, hasta cierto pimto, racial­
oicion cultural determinado es la de que se origina en al­ mente con los actuales habitantes del archipiélago malayo.
gún otro, cuyo ongen se descubre, a su vez, en un tercero Podemos incluso establecer las fechas, bastante imprecisas,
es cierto, entre las cuales se produjo dicha migración. De­
ando el pasado. En otras palabras, el método avanza me­ bió de ser anterior a las primeras descripciones históricas
l a n t e la demostración de las relaciones temporales efec­ de M adagascar de que disponemos, y posterior a la intro­
tivas entre mstituciones o fenómenos o estados de civili­ ducción del hierro trabajado en la región de que los in­
zación particulares. migrantes procedían.
Un estudio más detallado de los rasgos raciales y cultu­
^ instituciones de rales de Madagascar nos perm itiría reconstruir muchos
de dÜ o. V Prácticamente no disponemos
e datos historíeos. Si, por ejemplo, nos interesan las cos- otros aspectos de la historia de la isla. Vemos que hay por
2. Researches into the Early H istory of Mankind, pág. 5.
lo menos dos elementos aue se han combinado en la cul­

26
tura de la^ isla, dos estratos culturales, como a veces se Ies
llama de form a no muy apropiada, y un examen completo llam ar «inductivo», porque por sus fines y m étodos es esen-'
cialmente semejante a las ciencias naturales o inductivas.
comparación con las del
sudeste de Asia y de Africa nos perm itiría analizar el con­ El postulado del método inductivo" es ei de que todos los
junto de rasgos culturales existentes, de modo que pudié­ fenómenos están sujetos a leyes naturales, y que, en conse­
ramos decir con respecto a muchos de ellos si los trajeron cuencia, es posible descubrir y dem ostrar, m ediante la apli­
cación de determinados métodos lógicos, determ inadas le­
iris ir ° ^ pobladon anterior de yes generales, es decir, determinadas afirmaciones o fórm u­
sla. Y de ese modo podríamos reconstruir algunos de
las generales, con mayor o m enor grado de generalidad,
la i n " ^ ^slaTntes d t cada im a de las cuales se aplica a determ inada gam a de
hechos o de acontecimientos. La esencia de la inducción es
el p t t e T i ' h - M a d a g a s c a r , averiguando la generalización; im hecho particular se explica m edíante
el proceso historico cuyo resultado constituye, y a falta de
la demostración de que es im ejemplo de una regla general.
m ed ian « ^una “ ons
truccion hipotética de la historia, basada en el e stu d ^ Se demuestra que la caída de la m anzana del árbol y los
movimientos de los planetas alrededor del sol son ejemplos
yr Sdel flac ucultura
I t o Í dde fla isla
- T en el momento actual
del comnleta
lenguaje de la ley de la gravedad.
dos, a ser posible, con la información aportada por la ar La ciencia inductiva ha conquistado un reino de la na­
queologia En nuestra reconstrucdón final algunos fenó turaleza tras o tr o : primero, el movimiento de los astros
y de los planetas y los fenómenos físicos del mundo que
c“ : t otros p o l S n e s t S : nos rodea; después, las reacciones químicas de las sustan­
erse con m ayor o m enor grado de probabiHdad y en al-
cias de que se compone nuestro universo; posteriorm ente
r“ T u rÍs! " podamos p a s k r V m l aparecieron las ciencias biológicas, cuyo objetivo es descu­
Como verán por este ejemplo, podemos aplicar el méto­ b rir las leyes generales que gobiernan las reacciones de la
do de las exphcaciones históricas aun en los^asos en que m ateria viva; y, en el siglo pasado, se aplicaron los mismos
no disponemos de testimonios históricos. A p artir de do métodos inductivos a las operaciones de la mente hum ana.
c ie n t o s históricos sólo podemos in fo r m a m L l l Í f e A nuestro siglo ha correspondido lo que faltaba: la aplica­
n a de la civilización en sus etapas más avanzadas du ción de dichos métodos a los fenómenos de la cultura o de
la civilización, al derecho, a la moral, al arte, al lenguaje,
d T la ^ d T medentes, un simple fragmento y a las instituciones sociales de todas clases.
de la vida en conjunto de la hum anidad en la ti e r r a T a ar
Así pues, existen esos dos métodos de tra ta r los he­
^ P - - ^1 descub-erto chos culturales, y, como son diferentes, tanto por los resul­
tados que persiguen como por los procedimientos lógicos
mediante los cuales intentan conseguirlos, conviene consi­
derarlos como estudios diferentes, aunque relacionados in­
co' e? Í ^ - dudablemente, y darles nombres distintos. Ahora bien, los
nombres «etnología» y «antropología social» parecen m uy
adecuados para ese fin, y propongo que se utilicen de este
modo. Creo que ya existe una clara tendencia a diferenciar
el uso de estos dos términos en form a muy parecida, pero,
que yo sepa, nunca ha llegado a ser sistemática. Así pues,
propongo reservar el uso del término etnología para el estu­

29
dio de la cultura mediante el método de la reconstrucción t brados hasta los mamíferos superiores.. Pero esas etapas - ;
histórica más arriba descrito, y u sar el térm ino antropolo­ sucesivas sólo se entienden realmente cuando hem os for-
gía social como nombre del estudio cuyo objetivo es for­ mulado las leyes p o r las que se han producido; y sólo ,
m ular las leyes generales subyacentes a los fenómenos cul­ entonces podemos considerarlos como etapas de u n proce­
turales \ Me parece qué al hacer esta sugerencia no hago so evolutivo.
otra cosa que hacer explícita una distinción que ya está Los antropólogos del siglo pasado consideraron la evo­
imph'cita en la mayoría de los usos actuales de estos tér­ lución casi exclusivamente desde el punto de vista históri­
minos.
co y no desde el inductivo, y su objetivo era, no descubrir
Creo que el reconocimiento claro de la existencia de las leyes fundam entales que operan en el desarrollo de la ■:
dos métodos completamente diferentes de estudiar los he­ cultura, sino dem ostrar que dicho desarrollo ha sido u n
chos culturales nos ayudará a entender las polémicas so­ proceso por el que la sociedad humana pasó por una serie
bre el método que han acaparado la atención de los estu­ de etapas o fases. Eso resulta más que evidente, cuando
diosos en los últimos años.
recordamos algunos de los temas de discusión de que se
Durante la s e ^ d a m itad del siglo pasado, la concep­ ocupaba en gran medida la antropología hasta hace pocos ’
ción de la evolución llamó, o incluso acaparó, la atención años. Existía, p o r ejemplo, la opinión, expresada por pri- ’'
de los científicos, y, por eso, los antropólogos de aquella mera vez por Bachofen, de que todas las sociedades hu­
época se vieron obligados en gran medida a adoptar el manas pasan p o r una etapa matriarcal, es decir, u n a etapa
punto de vista evolucionista en su estudio de la cultura. de desarrollo en que el parentesco se contaba exclusiva o
Ahora bien, el concepto de evolución se presta a la ambi­ principalmente a través de las mujeres, a través de la m a­
güedad. Si lo consideramos desde el punto de vista in­ dre y no del padre, con el corolario de que los pueblos
ductivo, un proceso de evolución es el producido por la matrilineales son en todos los casos más prim itivos que
acción aciunulativa de una o varias causas que actúan los patrilineales, es decir, que representan una etapa ante- ,
continuamentei Según la teoría de Danvin, la evolución rior del desarrollo o evolución. Después, cuando surgió el
biológica^ es un proceso debido a una acción continua de interés por el totemismo, algunos antropólogos, basando
los principios de la herencia, de la variación y de la selec­ sus conclusiones en la enorme distribución de esa institu­
ción natural. En este sentido, la única form a de dem ostrar ción entre los pueblos no civilizados, supusieron que el to­
que la cultura es un proceso evolutivo es la de revelar de­ temismo era una etapa necesaria en el desarrollo de la
terminados principios o leyes de cuya acción continua ha sociedad y de la religión; y Kohler y su seguidor, Durk­
resultado. Pero, si adoptamos lo que podríamos llam ar el heim, llegaron hasta el extremo de suponer que la form a
punto de vista histórico, a veces un proceso evolutivo pue­ totèmica de sociedad era la etapa más antigua en el desa­
de considerarse como una serie de etapas sucesivas de desa­ rrollo de la sociedad sobre la que podíamos obtener infor- •
rrollo. j^ í, en la historia de la m ateria viva en la tierra, mación.
los testimonios de la biología nos m uestran que ha habi­ El m ejor ejem plo del tipo de teorías que interesaban .
do períodos sucesivos caracterizados por la aparición de principalm ente a lo que se ha llamado la escuela evolucio­
formas diferentes de organismos vivos, desde los inverte- nista de antropología se encuentra en la Ancient Society
puede preguntar por qué no uso la palabra “sociología" en de Lewis Morgan. En ella intenta definir tm a serie de eta­
lu g ^ de la expresión antropología social", indudablemente más nesada
pas del desarrollo social, caracterizada cada una p o r deter­
minadas instituciones sociales; y considera a los salvajes
de la actualidad como representantes de las etapas a tra­
« - ' « ¿ i . « “..
vés de las cuales pasaron los pueblos civilizados siglos
30
atrás. Otros antropólogos no aceptaron enteramente las teo­ nista nunca estuvo completamente segura de sus propios
rías de Morgan, pero algunos estudiosos del tema acepta­ fines, nunca resolvió claramente si lo que preten d ía era
ron algunas de ellas, y todavía hay quienes siguen acep­ hacer u n a reconstrucción de la historia de la cu ltu ra o des­
tándolas. E incluso quienes rechazaron las hipótesis parti­ cubrir las leyes generales de la cultura como u n todo. La
culares de Morgan aceptaron, en cualquier caso, su punto consecuencia de aquella falta de seguridad fue un vicio
de vista general, el llamado —mal llamado, en mi opinión— metodológico fundamental, que ahora no tengo tiem po de
punto de vista «evolucionista». examinar, pero que volveré a tener que m encionar más ade­
La suposición que Morgan y otros antropólogos hicie­ lante en esta conferencia.
ron fue la de que el desarrollo de la cultura se produjo a Ya en el siglo pasado hubo una escuela im portante en
lo largo de una sola línea; todas las culturas que cono­ Alemania que adoptó principios metodológicos fundam en­
cemos pueden disponerse en una única serie a lo largo de talm ente diferentes de los de la escuela evolucionista. Di-,
una línea, de modo que puede suponerse que cualquier cul­ cha escuela, fundada por Ratzel, recibió a veces el nombre-
tura situada en la parte alta de la línea ha pasado por eta­ de escuela «geográfica». Schmidt y Frobenius, sus represen­
pas representadas po r las que están situadas en la parte tantes m ás recientes, llaman a su método kulturhistorische
baja de la serie. Esta suposición, todavía aceptada aparen­ y Kulturmorphologie, respectivamente, mientras que Graeb-
temente por algunos, ha llegado a ser cada vez más difícil ner y otros llaman «etnología» a sus estudios. La caracte­
de defender, a medida que ha aumentado el conocimiento rística principal de la escuela es que centra su atención, a
de los pueblos de la tierra y de la diversidad de sus cultu­ veces exclusivamente, en los fenómenos de difusión de la
ras. Una mayoría de hechos abrum adora nos muestra que cultura. Sabemos que ciertos elementos culturales pueden
el desarrollo de la cultura no se ha producido a lo largo de p asar de una región a otra o de un pueblo a otro m ediante
una T ^ ca línea, sino que cada sociedad desarrolla su tipo varios procesos. Así, en época reciente, Japón ha adoptado
especial como resultado de su historia y de su medio am­ muchos de los elementos de la civilización europea. El pro­
biente.
ceso, que podemos ver producirse a nuestro alrededor, no
Sin embargo, en esta ocasión no tengo tiempo para enr es nada nuevo, evidentemente; ha estado produciéndose
tra r en tina crítica de la llam ada escuela evolucionista. En desde que la hum anidad se extendió por la tierra, y resulta
años recientes ha recibido muchas críticas, en Inglaterra, bastante evidente que debe de haber desempeñado un pa­
en Alemania y en Estados Unidos, y puedo remitirles al pel im portante en la historia de la cultura.
hbro del profesor Lowie titulado Primitive Socíeíy para Así pues, en los prim eros años de este siglo el estudio
que consulten una crítica razonada y convincente, creo yo, de la cu ltu ra había alcanzado una posición en la que había
del tipo de teoría evolucionista de que Morgan es el repre­ dos escuelas, que perseguían fines diferentes y tem an poca
sentante mas típico. Lo único que aquí me interesa es seña­ o ninguna relación entre sí. Los antropólogos evolucionis­
lar que los antropólogos de dicha escuela consideraban la tas lo consideraban todo desde el punto de vista del desa­
cultura y la historia de la cultura desde un solo punto de rrollo y tenían tendencia a considerar el desarrollo de la
vista, a saber, como un proceso de desarrollo, y se intere­ cultura como un proceso de evolución a lo largo de tm a
saban exclusiva o principalm ente por los problemas del única línea. Los estudiosos de la «historia cultural» estu­
desarrollo, y que consideraban el desarrollo de la cultura, diaban casi exclusivamente los fenómenos del paso de ele- ,
esde el punto de vista histórico, como una sucesión de mentos culturales de una región a otra, y una de d o s : o
etapas y no, desde el punto de vista inductivo, como resul­ rechazaban el concepto de evolución o no les interesaba. La
tado de la acción de leyes espécíficas. Pasando al quid de p rim era .d e dichas escuelas predominaba en Inglaterra; la
ia cuestión, tal como la entiendo, la antropología evolucio­ segunda, en Alemania.
32
-■ ' - ■ 'i'-':''

7 ~ Rivers, en su disertación presidencial a ' * ■ -


a Sección de Antropología de la Asociación Británica Uamó Taños, se ha prestado cada vez mayor atención a la cuestión
' de la explicación de la gran masa de datos así recogidos, y
traL^o^'dTlTs divergencia entre los métodos de ha existido la tendencia a adoptar lo que he llamado el m é­
rabajo de los antropologos evolucionistas y los de los es
tudiosos de la historia cultural, e indicó que, para que el todo histórico de explicación. La influencia de Boas en ese
estudio de17la cultura proere-íarrí debían
WcK- combinarse
tJ- sentido ha sido enorme. En el artículo «Eighteen Profes-
, progresara, ambos
sions», publicado en 1915 por el profesor Kroeber, encon­
tram os una insistencia muy clara en el punto de, vista his­
tórico estricto. Muchos autores, entre los que puedo men­
cionistas nn n L ^ especulaciones evolu- cionar a Sw anton y a Lowie, han criticado a fondo las
lonistas no podran tener una base firme hasta que no las
haya precedido un análisis de las culturas y de las civili doctrinas evolucionistas, especialmente las representadas
naciones actualmente diseminadas por la faz de la tierra» por Morgan. Una sola cita bastará para ilustrar el punto
de vista típjco en conjunto de los autores americanos ac­
■a tuales, o, en cualquier caso, de gran número de ellos, y voy
a sacarla de una obra en que Sapir intenta establecer los
principios m ediante los que se puede reconstruir la historia
de la cultura a p a rtir de un estudio de la distribución lo­
cal de los diferentes elementos culturales. Bajo el encabe­
hay en Inglaterra autores como Perry y Elliott S m t r zamiento «La etnología como ciencia histórica», escrib e:
.a h o n d o esn^dios en ese doJni^o c ^ ' ^ 1 ? “
La antropología cultural está llegando cada vez
con m ayor rapidez a verse a sí misma como una
de d f c h t® a ° u ttT y T ü S r ’r ciencia histórica. Sus datos no pueden entenderse,
en sí mismos o en su relación mutua, de o tra forma
Tdoptl'r‘S d l“ VK e f pu“n“ r ”“ ^- “ '^ n d “ ” que como extremos de sucesiones específicas de
acontecim ientos que se remontan ál pasado remoto.
Algunos de nosotros podemos interesam os más por
las leyes sicológicas del desarrollo humano, que
nos consideram os capaces de extraer de la m ateria
mas recientes saben con toda claridaH i Los autores prim a de la etnología y de la arqueología, que p or
m ostrar cómo se han diftinríM ^d cual es su objetivo: el establecim iento de hechos y relaciones históricos
tes elem entos di concretos, que pueden volver inteligible ese m ate­
tanto, su método es el histdrico. ™ “ rial, pero no está claro en absoluto que la form u­
lación de esas leyes sea tarea del antropólogo más
hubo reIativam'eMe’’¿!D°l‘*acay,°da? que del historiador, en ei sentido habitual y estric­
de la cultura estaban tr><- i onca. Los estudiosos to de la palabra.
formación sobre los nativo^s de^Í^ ocupados recogiendo in-
reciendo rápidamente v da H estaban desapa- Sapir usa las palabras etnología y antropología como si
fueran intercam biables, pero se refiere al estudio que pro­
-ndo,que'’de:“: t ¿ L n “ t “ ¿'r^jM^ ' “ í“ Si
pongo llam ar etnología propiamente dicha, y, por esa ra­
nos no en el ln.pa . 0 británico. Pero, e n l í s “¿It’í m o ' s ^ :
zón, opina que deoería lim itarse estrictamente al método
histórico de interpretación y excluir todos los intentos de
quienes consideran completamente posible que la m ism a
descubrir leyes generales.
invención se haya hecho dos veces y que instituciones se­
Así, vemos que del conjunto, indiferenciado, o escasa­ m ejantes se hayan desarrollado en sociedades en tre las cua­
mente diferenciado^ constituido por la etnología-antropolo­
les no haya contactos directos o indirectos. Así, algunos
gía del siglo pasado se ha ido separando gradualmente una
de los autores americanos sostienen que es p o r lo menos
ciencia especial (para la que propongo que se reserve ex­
posible que la alfarería se descubriera dos veces indepen­
clusivamente el nombre de etnología), que se lim ita cada dientemente, en el Viejo Mundo y en el Nuevo. Es evidente
vez más estrictam ente al punto de vista histórico. La ma­ que, m ientras persista este desacuerdo sobre los postula­
yoría de sus estudiosos rechazan las teorías evolucionistas dos metodológicos fundam entales del estudio, no podrá h a­
de la prim era epoca, bien absolutamente bien por conside­ b er acuerdo con respecto a los resultados. Las pruebas adu­
ra r que, en cualquier caso, no están dem ostradas y deben cidas p o r algunos autores p ara apoyar sus teorias otros las
modificarse. Algunos de ellos se limitan casi enteram ente a rechazan p o r considerar que no lo son, y, en lugar de la
los problemas de la difusión de la cultura, m ientras que cooperación, se producen polémicas, que exacerban las pa­
otros estudian también los problemas de su desarrollo, pero siones, confunden las cuestiones debatidas y envenenan la
sólo desde el punto de vista limitado a que les ha condu­ atm ósfera de tranquila im parcialidad, que es la linica en
cido su entendimiento de la etnología como un intento sis­ que la ciencia puede vivir. Lo único que podemos esperar
temático de reconstruir la historia de la cultura. es que los etnólogos, después de haber reconocido el carác­
Se han hecho intentos de definir de la form a más pre­ te r lim itado de su estudio, como intento de reconstruir la
cisa posible los métodos de dicho estudio. Han tratado ese historia de la cultura, sean capaces de llegar a un acuerdo
tem a Graebner en Alemania, Rivers en Inglaterra y varios más am plio con respecto a los métodos y de esa form a
autores en los Estados Unidos. Desgraciadamente, esos di­ aportam os resultados que puedan presentarse a todo el.
ferentes autores no han podido, hasta ahora, llegar a acuer­ mxmdo p o r estar respaldados p o r la aceptación autorizada
do general alguno con respecto a los métodos que debe u ti­ del conjtm to total de especialistas en la m ateria.
lizar la etnología. En particular, existen grandes diferencias Pero, ¿qué decir del otro estudio que al principio iba
de opinión por lo que respecta a algunas de las hipótesis incluido en el conjunto antropología-etnología? Hemos vis­
metodológicas y a las cuestiones de qué es a lo que se pue­ to que autores como K roeber y Sapir insisten en la nece­
de y a lo que no se puede llam ar prueba. Así, algunos et­ sidad de excluir de su ciencia particular (la etnología, tal
nólogos, cuyo ejemplo más extremo quizás sea Elliott Smith, como la estoy llamando) todos los intentos de descubrir
tienen tendencia a explicar todas las semejanzas culturales leyes generales. Supongo que no negarían que sea posible
existentes en el mundo entero como debidas a la difusión descubrir leyes generales en los fenómenos culturales o
a p a rtir de un único centro. Si encuentran el mismo ele­ que el intento de hacerlo esté justificado. Supongo que ad­
mento cultural en dos regiones, tanto si se tra ta de regio­ m itirían que se pueden estudiar los hechos culturales des­
nes relacionadas como si no, suponen que se ha difundido de el punto de vista inductivo, de acuerdo con los mismos
a p a rtir de un centro único. Por regla general, negarán la m étodos que las ciencias naturales aplican a todos los
posibiHdad de que la misma invención se haya hecho en dos demás fenómenos del universo, Pero los dos autores cita­
ocasiones o de que la misma institución se haya desarrolla­ dos, y tam bién otros, generalmente llaman a ese estudio
do independientemente en lugares y épocas diferentes. Creo inductivo de la cultura «sicología».
que Elliott Smith consideraría incluso que todas las for­ Deseo subrayar con la m ayor insistencia que la antro­
mas de totemismo proceden de un mismo origen y se han pología social es una ciencia tan independiente de la si­
difundido a partir de un centro único. Por otro lado, hay cología como ésta lo es, a su vez, de la fisiología o la quí-
36 "I
,T.J
mica de la física; ni más ni menos. E sta posición no es
nueva en absoluto. Durkheim y la im portante escuela de Rrjque
*. proceso por el que una sociedad impone u n castigo
VAnnée Sociologique han insistido en ello desde 1895. l;'a un asesino abarca las acciones del policía, del juez y del
En esta ocasión no puedo com entar la cuestión de la ^■ verdugo. Y, si fuéramos a considerar la cuestión comple-
relación de la antropología social con la sicología, pero voy ■j tam ente, deberíamos añadir el periodista que inform a so­
a intentar aclarar la diferencia entre ellas con un ejemplo. bre el juicio y el ciudadano que lee el inform e en su perió­
Un hombre comete un asesinato; la policía lo detiene; lo dico. Pero el ejemplo nos ha m ostrado que la sicología
llevan ante un juez y un jurado, y lo juzgan; y el verdugo y la antropología social consideran esas acciones desude
lo ahorca. Aquí tenemos una situación en que varios indi- puntos de vista completamente diferentes. Lo que tienen
víduos con sus propios pensamientos, sentimientos y ac­ de pertinente para una ciencia es en gran m edida insigni-
ciones intendenen. Se puede estudiar el comportamiento ficante para la otra.
de dichos mdividuos, el asesino, el poHcía, el juez, etc., den- En el tiempo de que dispongo en esta ocasión, no pue­
tro de la situación general, que tendríamos que dar por do aspirar <a mostrarles exactamente cuáles son las dife­
sentada. Semejante estudio sería esencialmente del dominio rencias entre la sicología y la antropología social. Pero
de la sicología. Pero, po r mucho que lo profundizáramos quizás el ejemplo que he elegido sea suficiente p ara mos­
no nos aportaría explicación alguna del procedimiento en trarles que hay una diferencia. Ahora bien, creo que una
conjunto en el que los individuos desempeñan sus papeles de las razones que explican la incapacidad de la antropo­
respectivos. Para ello hemos de estudiar la situación en logía social para situarse en la posición que debería ocu­
conjunto como un todo, considerándola como una acción par ha sido la incapacidad para reconocer que es comple­
realizada por la sociedad, el Estado, a través de sus repre­ tamente^ diferente de la sicología. El estudio de la llamada
sentantes especialmente designados, como una reacción co­ «sicología étnica» en Alemania y gran p arte de la antropo­
lectiva por parte de la sociedad ante las circunstancias par­ logía de Inglaterra han consistido en intentos de explicar
ticulares que resultan del asesinato. Y, en ese caso, los in­ las costumbres y creencias de los pueblos prim itivos desde
dividuos como personas particulares, con sus pensamien­ el punto de vista de la sicología, es decir, de los procesos
tos y sentimientos particulares, dejan de tener interés o mentales de los individuos. Explican, por ejemplo, la creen­
im portancia para nuestro objetivo. El objeto de nuestro cia en la magia como resultado de las leyes sicológicas de
estudio es el proceso en conjunto y los individuos no nos la asociación de ideas. Semejantes aplicaciones de la sico­
m teresan excepto en la medida en que participan necesa­ logía a los fenómenos de la cultura nunca podrán consti­
riam ente en dicho proceso. Ahora bien, esos estudios de tu ir una ciencia, de igual form a que el intento de explicar
las instituciones y de las reacciones sociales son la tarea el com portam iento de los individuos enteram ente desde el
especial de la antropología social, tal como la definí al punto de vista de la fisiología no puede su stitu ir a la sico­
pnncipio de esta disertación. logía. Si eso fuera lo único que la antropología social pu­
, Así pues, podemos enunciar la distinción entre sicolo­ diera ofrecer, en ese caso los autores que incluyen dentro
gía y antropología social algo toscamente diciendo que la de la sicología todos los estudios de la cultura que no sean
p n m era trata del comportamiento individual en su rela­ estrictam ente históricos estarían justificados. Pero una vez
ción con el individuo; mientras que la segunda tra ta del que reconozcamos, pues ya es hora de que así lo haga­
comportamiento de los grupos o de las comunidades indi- mos, que la antropología social es una ciencia independiente,
viauale^ formadas por individuos, en su relación con el con su propio objeto de estudio especial, y sus métodos
^ p o . Es absolutamente-cierto que el comportamiento co­ distintivos propios, cuyo objetivo es descubrir leyes que
lectivo abarca las acciones de los individuos. Hemos visto no son en sentido alguno leyes sicológicas, entonces y sólo
entonces encontrará su posición propia y progresará.
38
II ;v
Otra cosa que ha impedido el desarrollo de la antropo­ vía m ejor conocida sea la de Sir James Frazer, según la cual
logía social ha sido la influencia de la idea de evolución el hom bre prim itivo, p o r ignorar la fisiología de la concep-
en la form a particular en que se desarrolló p o r prim era ción, sacó la conclusión de que una m ujer quedaba em ba­
vez, con el sesgo histórico que desde el principio resultó razada p o r la com ida que tomaba; en función de esa creen­
evidente en el estudio de la cultura. Hemos visto que la cia surgieron costum bres que exigían a cada individuo ob­
etnología moderna ha acabado p o r rechazar el concepto servar determ inadas obligaciones rituales para con la es­
de evolución como una sucesión de fases a través de las pecie de animal o de planta de la que procedía; así nació
cuales pasa la sociedad humana. Igualmente necesario es ima form a de totem ism o (el totemismo de la concepción)
que la antropología social rechace la- doctrina evolucionis­ y de él derivan todas las demás. Sir James Frazer no nos
ta de ese estilo, aunque sólo sea porque no está demos­ dice si cree que ese proceso se produjo una vez en u n a
trada lo más mínimo. región determ inada y que a p artir de ese centro el totem is­
Si la antropología social ha de u sar la idea de evolu­ mo se difundió p o r todo el mundo, o que el mismo p ro ­
ción (y, por mi parte creo que puede y debe hacerlo), habrá ceso se produjo independientemente en diferentes p artes
de ser en la forma de una form ulación de leyes o principios del mundo.
generales de cuya acción continua han resultado las dife­ La objeción metodológica a. esa teoría, y a todas las
rentes formas de sociedad, pasadas y presentes (de igual teorías del mismo tipo, es que no parece que haya form a
form a exactamente como la teoría evolucionista de la bio­ de verificarla. Es posible que podamos m ostrar que el to­
logía intenta form ular las leyes generales cuya acción ha temismo podría h ab er surgido de esa forma (aunque eso
producido las diferentes especies vivas y extintas). Pero supone una gran cantidad de conjeturas con respecto a
ese tipo de leyes no se podrán form ular hasta que no haya la form a en que surgen las instituciones sociales), pero no
hecho progresos enormes la ciencia. podemos, en modo alguno que pueda yo imaginar, p ro b a r
El efecto del sesgo histórico de los prim eros antropólo­ que esa es la form a en que surgió efectivamente.
gos, y de la falsa idea de evolución a que condujo a auto­ Además, esa teoría, y lo mismo podemos decir de o tras
res como Morgan, fue el de que los antropólogos investiga­ parecidas, aun cuando explicase la form a en que nació el
ran, no las leyes, sino los orígenes. Hemos visto surgir teo­ totemismo en una ocasión, no explica cómo consigue se­
rías sobre el origen del totemismo, sobre el origen de la guir existiendo. Y ése es un problema tan absolutam ente
exogamia e incluso teorías sobre el origen del lenguaje, de im portante como el problem a del origen.
la religión y de la propia sociedad; y las teorías de ese tipo Ahora bien, si dejam os de lado completamente la cues­
han ocupado un lugar m uy ampHo en la literatura antro­ tión del posible origen u orígenes del totemismo y, en su
pológica. Pero hay motivos para d u d ar de si han m ejora­ lugar, intentam os descubrir sus leyes, obtendremos u n a
do nuestro conocimiento y entendim iento de la civilización, teoría de un tipo enteram ente diferente y, si m e perm iten,
salvo en form a muy indirecta al llam ar la atención sobre el ilustraré la cuestión m ediante una breve form ulación de
interés que ofrece la cultura de los pueblos primitivos y mi propia teoría del totemismo, en form a de unas cuantas
contribuir de esa forma a su estudio más completo. afirmaciones generales que me parece que se podrán p ro b a r
Permítanme ilustrar la diferencia entre el estudio de positivamente en el futuro mediante los métodos lógicos de
los. orígenes y el estudio de las leyes m ediante un ejemplo inducción ordinarios ;
específico.^ En los cincuenta últimos años ha habido una 1) En las sociedades primitivas, todas las cosas que
gran cantidad de teorías sobre el origen del totemismo, tienen consecuencias im portantes sobre la vida social se
n in ^ n a de las cuales ha obtenido h asta ahora, ni parece convierten necesariam ente en objetos de observancias ri­
posible que pueda obtener, la aceptación general. Quizás tuales (negativa o positiva), cuya función es expresar, y de

40 41
‘■li
i -ÌJI'

gg¿‘cierto que el proceso de verificación es lento. La prim e-


ir a 'v e z que me interesó el totemismo fue hace dieciséis
teramente o en g r a n " S i d a p a ra ^ °™ 'h '* ''años, y decidí empezar estudiando un pueblo prim itivo que
y de la recolección, las diferenfp«'* subsistencia de la caza no conociera el totemismo, en caso de que se pudiera en-
de plantas, y más en particular las u ? T ‘ ^ animales y ’ contrar. Encontré ese pueblo en las islas Andaman, y, des­
se c o n A rte n en objeto de ob serv an cias'ritu afe pués de tra b a ja r entre ellos, me arriesgué a form ular u n a
hipótesis de trabajo sobre el totemismo en form a muy pa­
recida a como acabo de enimciársela a ustedes. Después fui
a Australia, donde se encuentran algunas de las form as
más interesantes de totemismo, con la intención de p asar
- i - t r a s que las o b t ^ ^ L 7 t r ‘ allí los ocho o diez años que pensé serían necesarios p a ra
toda la tribu se dedican a al=iin o v T ° verificar mi hipótesis. Desgraciadamente mi trabajo se vio
especial para cada uno de su's s e j e n t c s interrum pido después de poco más de dos años p o r la gue­
rra, y, aprovechando una oportunidad, fui después a Poli­
<ii£=rL¿"d:rfcoroTos' S b S i - nesia, donde se pueden encontrar los que parecen restos
la relación ritual con los animales^^ l Andaman) de un sistem a totèmico ahora incorporado a un sistem a de
comida es una relación general inJ-f* usados para la politeismo. De form a que, si bien no puedo decir que haya
ciedad en conjunto y el mundo entre la so- conseguido verificar completamente la hipótesis, sí que he
sociedades diferenciadas la conjunto, en las podido ponerla a prueba en un terreno bastante ainplio. E n
llar relaciones rituales especiSls^eSre^c^H^^^ í desairo- cualquier caso, la presento aquí como ejemplo,, no de u n a
mentos (clanes u otros grupos) v u Z n hipótesis verificada, sino de una que por su naturaleza se
ammaí o de planta o en nn • especies de puede verificar, cosa que no ocurre con las hipótesis sobre
cial d e l a n a t u L S ’^ueTnc “ el origen del totemismo.
Desde Iue?o en “ na sene de especies. Sin embargo, la palabra «origen» tiene carácter am bi­
Plicar esta te" ría d e T ^ t e '^ r m , " ! ^ - guo. En el sentido en que la usó Darwin en el título de su
proposiciones son fo rm u to S T es d í f ^ obra sobre B! origen de las especies se refiere a las fuerzas
examen abarcaría la teoría f generales cuyo o leyes que han actuado en el pasado y siguen actuando
ral^. Les ofrezco esta f o r m S a c S ^ ^ “ g -- para producir y perpetuar modificaciones en la m ateria
m ostrar que es posible disponer viva. E n este sentido, la teoría que he resumido podría lla­
que, si llega a v e r íf ic - r .r p e o ría del totemis- m arse tam bién teoría del origen del totemismo. T rata de
no sólo el totemismo, sin o te m ’b S f ^ comprender las fuerzas o leyes que han actuado en el pasado y siguen
necesidad de comprometerse c o r actuando para producir y perpetuar modificaciones en la
el origen o los orígenes histórir hipótesis sobre cultura, y explica mediante la referencia a ellas la existen­
quiero señalar, e iñ s S o en e r p u n o“ ' ' " " “ °' cia del totemismo en unas sociedades y su ausencia en
este tipo (ya sea la resumida, m ¿e otras,
veHficar mediante los procesos ^ ^ S Í o V d r r k S Pero el significado más usual atribuido a la palabra o ri­
gen, tanto en el uso general como en la antropología, h a
sido el histórico. Una institución particular nace en im
d = : - p"eS”‘ e í j « - .'S m omento de tiempo determinado en determ inada sociedad
como resultado de determinados acontecimientos. Para co­
42
- ? á-x
nocer su origen debemos saber cómo y, a ser posible, dón­ a p a rtir de ella desarrolla un conjunto inmenso de costum ­
de y como apareció por prim era vez. En este sentido es en bres rituales, como las relativas a la m uerte y al en tierro y
el que estoy utilizando la palabra origen, y lo que estoy al culto a los antepasados. Ahora bien, esa hipótesis de
m tentando mostrarles es que la antropología social no se que los cambios en la cultura se producen generalm ente de
ocupa o no debería ocuparse especialmente del origen en esa forma, por el deseo de entender y mediante la form u­
este sentido. Es cierto que, en los casos en que disponemos lación de una explicación y el establecimiento de u n a cos­
de datos histoncos referentes al origen de una institución tum bre como resultado de la creencia así obtenida (y ésta
particular, ese conocimiento puede ser de gran valor p ara parece ser la hipótesis subyacente a muchas o tras teorías
la antropología social. Pero las hipótesis no verificadas y de los orígenes, además del ejemplo que he citado) es u n a
generalmente imposibles de verificar, sobre los orígenes ley general que requiere demostración. Puede ser aplica­
no son de la mas mínim a utilidad para nuestra investida- ble a algunos de los cambios que se producen en nuestras
Clon de leyes demostrables.
propias civilizaciones avanzadas, en las que el deseo y la
Las fuerzas sociales específicas cuyo estudio constituye búsqueda de explicaciones han llegado a ser muy im portan­
la tarea especial de la antropología social están constante­ tes gracias al desarrollo de la ciencia. Pero soy de la opi­
mente presentes en cualquier sociedad y, p o r esa razón, pue- nión de que su im portancia es relativamente m enor entre los
den observarse y estudiarse, de igual form a que la sicología pueblos prim itivos y que, entre ellos, la base del desarrollo
de la costum bre es la necesidad de acción, y de acción
S S o '"
colectiva, en determ inadas circunstancias concretas que
Lo que estoy intentando aclararles es que la búsqueda afectan a la sociedad o al grupo, y que la costum bre y las
r orígenes ha impedido el desa­ creencias que van asociadas a ella se desarrollan p a ra satis­
rrollo de la antropología po r direcciones que darían los facer dicha necesidad. Sin embargo, el examen de todo
^ s d ta d o s más valiosos. No sólo no as necesario para ía esto nos llevaría muy lejos, y lo cito sólo para m o strar que
^ tro p o lo g ía social ocuparse de las teorías de los orígenes las teorías del origen, como la teoría animista, o la teoría
l’ ^ o concentra- del totemismo de Frazer, suponen necesariamente conjetu­
A d lÍ r perjudicial. ras que, en caso de ser ciertas, constituyen leyes generales,
Además, las teonas sobre el origen, en los casos en que y que, por tanto, antes de pasar a la construcción de teo­
c a n str f históricos efectivos, han de des- rías sobre el origen, es necesario examinar m inuciosam ente
cha^ d generales conjeturales. Mu- nuestras leyes generales conjeturales y dem ostrarlas m e­
en la «, • antropología tradicional se basan diante una inducción suficientemente amplia.
Espero que ahora vean dónde nos ha conducido la ar­
entendír ^ y el deseo p o r parte del hombre de gumentación. La confusión que ha reinado en el estudio de
entender y exphcar los fenómenos del m undo que lo rodea- la cultura, que h a retardado su progreso y que en años re­
cientes ha causado mucha insatisfacción a sus estudiosos
P as, modifican sus acciones y se desarrollan es consecuencia de no haber considerado de form a lo sufi­
f e esa h í'n ó tr“ ''’“ El ejemplo clásico cientemente com pleta la metodología de la m ateria. El re­
S v f o r y C e r El medio es reconocer que los dos métodos diferentes de ex­
r,ó' hom bre prim itivo desea explicar los fe- plicar los hechos culturales, el histórico y el inductivo, de­
ben m antenerse cuidadosamente separados, cosa que se
de que el hom bre tiene un ahna que sobrevive a la muerte conseguirá más fácilmente si reconocemos que pertenecen
del cuerpo; y, después de haber aceptado dicha h i p T e s Í a estudios diferentes denominados de formas distintas. Así,
44
45
la etnología^ pása a ser el nom bre del intento de recons­ ^antropología social algunos, muy pocos, hechos nuevos. No
tru ir la historia de la cultura y ha de adoptar un punto de puede hacer nada más. Para el conocimiento de los cam-
vista clara y estrictam ente histórico, y debe elaborar los bios que se han producido y de las cirAinstancias en que
métodos especiales mediante los cuales pueda sacar conclu­ se han producido, la antropología social ha de b asarse en
siones con cierto grado de probabihdad. E sta es la opinión la historia, no en la historia conjetural.
sostenida por la mayoría de los autores norteamericanos Pero, por otro lado,, me inclino a pensar que la etnolo­
más recientes y está ganando terreno firmem ente en Ale­ gía nunca llegará demasiado lejos sin la ayuda de la an tro­
mania y en Inglaterra. Así pues, la antropología social pa­ pología social. Cuando Adam Smith intentó por p rim era vez
sará a ser el estudio puram ente inductivo de los fenómenos hacer «historia conjetural», intentó establecer sus conjetu­
culturales, que aspire a descubrir leyes generales y adapte ras basándose en «principios conocidos». Cualquier recons­
a su tem a de estudio especial los m étodos lógicos ordina­ trucción hipotética -sólo puede dar pleno resultado si se
rios de las ciencias naturales. De ese modo, vemos que las basa en un conocimiento exacto de las leyes de la h istoria.
teorías del origen que han ocupado tanto lugar en la lite­ Pero la única que puede proporcionar esas leyes es la
ratura del siglo pasado constituyen una especie de no antropología social. Si estudian la History of the Melane-
man s land entre la etnología y la antropología social. sian Society, en la que Rivers intentó hacer un análisis et-
Puesto que son intentos de reconstruir la historia de la ■nológico de la cultura de Oceanía y reconstruir su historia,
cultura, pertenecen más que nada a la etnología; pero, verán que a lo largo de toda su argumentación sus con­
como suponen ciertas leyes generales, dependen de la an­ clusiones descansan sobre suposiciones con respecto a lo
tropología social para la demostración o verificación de que es probable que ocurra en determinadas circunstan­
dichas leyes. En otras palabras, las teorías sobre los oríge­ cias: p o r ejemplo, lo que es probable que ocurra cuando
nes deben combinar los resultados de la etnología y de la dos pueblos de cultura diferente se encuentran y se esta­
antropología social, y llegará un momento en el futuro en blecen en la misma isla. Ahora bien, todas esas suposicio­
que puedan hacerlo provechosamente. Pero, en el momento nes son afirmaciones hipotéticas generales del tipo de las
presente, lo que se necesita es obtener algunos resultados que constituyen el tema de estudio especial de la an tro p o ­
concretos claros y generalmente aceptados por la antro­ logía social y que sólo se pueden verificar o hacer verifi-
pología social y por la etnología, y esto sólo se conseguirá en cables m ediante la inducción. Y la objeción principal a las
caso de que cada u n a de ellas se atenga a sus fines y méto- suposiciones hechas por Rivers es la de que no están b asa­
dos especiales propios. das en una inducción suficientemente amplia y, p o r tanLo,
Así, pues, dejando de lado ese no m an’s land de teorías se prestan a la duda, a raíz de lo cual toda la estru ctu ra
del origen, ¿qué hemos de decir sobre las relaciones mu­ elevada sobre ellas resulta, por consiguiente, muy ende­
tuas entre la etnología y la antropología social? La antro­ ble.
pología social, como ciencia inductiva, debe atenerse exclu­ O vean el intento de Sapir de establecer principios me­
sivamente a los hechos y a las observaciones autentificadas diante los cuales podemos leer lo que llama «perspectiva
de los hechos. E n los casos en que la etnología propone temporal» en los hechos de la distribución local de los
hipótesis que no están completamente dem ostradas (y en rasgos culturales. Verán en seguida una vez más que su­
el niomento presente muy pocas son las hipótesis de la pone, y se ve obligado a suponer, ciertos principios o leyes
etnología que pueden dem ostrarse completamente), la an­ generales. Puede que sean ciertos, o puede que no, pero
tropología social no puede usar dichas hipótesis. Pues ha- sus demostraciones son cosa del método inductivo y, por
cerio equivaldría a edificar hipótesis sobre hipótesis: una tanto, de la antropología social. Y si la etnología ha de
estructura muy endeble. La etnología puede aportar a la usar dichas suposiciones, y no veo cómo podría evitar ha-
46
antropologia social para, su verifi-
¿3'" cia, ha de estar menos predispuesto contra su propia cien-
cia. Escribe:
Por tanto, tma vez que se reconozca que la etnología v
k antropologa social son estudios diferentes, uno h i s t l
Si pasamos ahora del éxito del libro como ejempli-
co y el otro inductivo, la relación entre ellas será de depen-
ficación lógica de un método al propio método, ¿qué
dencia unilateral. La antropología social puede prescindir
podemos decir de su valor? No nos queda más rem e­
de la etnología, pero parece que la etnología no p Z d e p r e ^
dio que reconocer que, aunque el método es correcto y
— -u -c a tr: el único justificable que han encontrado los etnólogos,
para el especialista en terrenos de la ciencia alejados
^ considerar otra cuestión im portante a y para el hom bre de intereses intelectuales generales
sus resultados han de parecer por fuerza bastante esté­
esperar de la ir o iS ^ r d e la ^ a n t^ ^ ^ ^ ^ ^ ^
tivamente. antropología social, respec- riles. Pocos de ellos pueden aplicarse en otras cien­
cias; la sicología, que sirve de W d a m e n to a la antro­
h is to riH a S >^na reconstrucción hipotética de la pología, no puede hacer suyos y utilizar prácticam ente
ninguno de ellos. En resumen, no aporta explicaciones
causales. El método nos ayuda a com prender que tal
o cual cosa ha ocurrido en tal o cual ocasión. En rea­
lidad, la naturaleza hum ana sigue siendo la misma,
con su conservadurismo, su inercia y su tendencia a
= ¿ " .s ;- ,í S .Í t t i í ” c - - r la imitación. Pero las formas particulares que revisten
las instituciones dependen evidentemente de gran can­
S-- tidad de factores inmediatos variables, y, si existen fac­
tores comunes permanentes, o bien no se pueden aislar
o bien siguen siendo tan imprecisos como las tres ten­
dencias que acabamos de citar. Así, pues, la etnología
moderna dice esencialmente que tal o cual cosa ocurre,
y puede decir p o r qué ocurrió así en im caso particu­
lar. Lo que no dice, ni intenta decir, es p o r qué las
cosas ocurren en la sociedad como tal.
reconocerlo. Por esa razón nn I empezando a
Ese defecto puede ser inevitable. Puede no ser otra
cosa que el resultado de un método científico correcto
en un terreno histórico. Pero parece im portante que
los etnólogos reconozcan la situación. M ientras siga­
te e r t Z ' T r 1“ a causa de mi
mos ofreciendo al mundo únicamente reconstrucciones
d2 m , r , ^ ‘*'= antropología so- de detalles específicos y, en consecuencia, mantenga­
mos una actitud negativa hacia las conclusiones más
:“ H = a r ~ = : ' S amplias, el mundo encontrará pocas cosas aprovecha­
bles en la etnología. Los hombres quieren saber el p o r

= .'^r„^S “ z = : í : ; S “ qué de las cosas. Después de que decaiga el interés


inicial por el hecho de que los iroqueses tengan clanes
48
49
í
^ arunta tengan tótems, quieren sa- que la honradez del m étodo,-que aparece ejem pK fi'-
« s p S a 'í e r r f '“ ^ n o s o L no U cado con tanto éxito en este caso, no adquiere.xm
ritm o más rápido bajo la influencia de visiones de
una empresa más ambiciosa.

s m m m Ahora bien, m ientras que la etnología con su método


pregunta justificada • -pór n interpone la estrictam ente histórico sólo nos dice que ciertas cosas han
ocurrido, o que es posible o probable que hayan ocurrido,
vas dasar¿,,a„ i t s f ^ , Z : “ “ a s I r r J " “ *“'
la antropología social con sus generalizaciones inductivas , -
que no sabemos o que la difusión de una aldeaíc'anzó
puede decimos cómo y por qué ocurren las cosas, es de- .
no alcanzo a determinada región. Ahora bieT cir, de acuerdo con qué leyes. Quizá sea im prudente inten- ' -
puede p r e s t a s s o T in ^ a s ta r predecir cuáles serán los resultados futuros de xma'
ciencia que está todavía en su infancia, pero me atrevo a
sugerir que nuestra experiencia de los resultados y a alcan­
zados en la vida hum ana a p artir de descubrimientos cien­
tíficos en el dominio de la naturaleza, permiten considerar
probable que el descubrimiento de las leyes fimdamentales
“ rsiT ; T - '"S“; mt que gobiernan el comportamiento de las sociedades hum a­
nas y el desarrollo de las instituciones sociales — el dere­
cho, la moral, la religión, el arte, el lenguaje, etc,— tendrán
repercusiones enormes y de gran alcance en el futuro de la ;
hum anidad. Nuestro conocimiento, recientemente adqui­
c ie n « f £ : t T m /n l“ r
rido, de las leyes de los fenómenos físicos, y químicos nos
m ientas, hemos de re” e r T l“ “
que el saber sea aplicable a la r- !J t ha perm itido ya hacer grandes progresos en la civilización -
inevitable. La rama dT lÍ . .“ "^u cta hum ana es m aterial mediante el. control de las fuerzas naturales. EL
esperanza de contribuir no renuncie a la descubrimiento de las leyes de la mente humana, que es la
misión especial de la sicología, parece ofrecer la prom esa
guración da la vida “ i m t o d e " ” “* “ "í''
callejón sin salida. Por tanto si nn de un progreso igualmente grande en un terreno como el de
nada que el mundo niiPrí ' Podemos presentar la educación. ¿Acaso no está justificado que confiemos
de dejar que ese fracaso obligación en la llegada de una época en que un conocimiento ade­
ciencia. sobre nuestra con- cuado de las leyes del desarrollo social nos perm ita alean- ‘ ^
zar resultados prácticos de la mayor importancia, al. pro­
de fo ° d ? e r ;r e fe w : a“ ” t T ^ P“ « porcionam os el conocimiento de las fuerzas sociales, tanto -í -
m ateriales como espirituales, y su control? En cualquier
caso, ésa es mi esperanza y debería ser la del antropólogo .
« s '^ r í^ T u n ^ r
social. No creo que haya nadie entre nosotros en la actua­
lidad que no comprenda que hay muchas cosas en la ciyi- . ,
lización de hoy que sería m ejor cambiar o abolir. Lo que -
S M C n .“ r a “ e c Í ¿ i Í “ ^ S S :? tl^ no sabemos es cómo conseguir el fin deseado, pues nuestro
^ o con pesar al ver conocimiento de los procesos del cambio social es ver-
50
51
™p=ri!cial. y en el m ejor de los casos es í tEl estudio de las creencias y costumbres de los pueblos
f ™ h s e r '" T , T por fedígenas, con el objetivo, no de- reconstm ír su historia
el c ^ a ñ l r í . civilización somos como meramente, sino de descubrir su significado, su función, es
el curandero en m edrana, sólo que más ignorantes incluso
' decir, el lugar que ocupan en la vida mental, moral y so­
cial, puede ser de gran ayuda para el misionero o el fun­
cionario encargado de hacer frente a los problemas prácti­
cos de la adaptación de la civilización indígena a las nuevas
condiciones resultantes de nuestra ocupación del país. Im a­
ginemos el caso de im misionero o un magistrado que se
s: :r¿?n :ui“ - pregunte cuáles pueden ser los resultados del intento de
abolir o com batir la- costum bre del uku-lobola. Puede hacer
nuestra ignorancia y la ne¿esi¿d de'"“ ’“
experimentos, pero corre el riesgo de producir resultados
que empírico y pongamos m í o s a “ o b T d “ '“ “
dicho conocimiento m e d i a n t e T e s t u L d= a c u m u l^ que no liaya previsto, con lo que su experimento puede ser
rnás perjudicial que beneficioso. Las teorías etnológicas
r “L l— “ r con respecto al pasado probable de las tribus africanas no
le serán de la m ás m ínim a ayuda. Pero la antropología
.os*;::"^rrerd:r “
social en un futuro a k o If' ^
-
la antropología
social, aimque todavía no puede ap o rtar una teoría com­
pleta del lobola, puede explicarle muchas cosas que le serán
de gran ayuda, y puede colocarlo en el camino de la inves­
al .hom bre práctico» que C L “ L ^ S o
tos de su inversión. Por tanto . c T mmedia- tigación por la que puede descubrir más cosas. Este es un
resultados prácticos más fn m ^ ' f a los ejemplo únicam ente de los muchos que podría haber esco­
de dicho estudio. En este p 2 T o obtenerse gido. El problem a de cómo acabar con la creencia en la
problem a inmensamente d ifL l v m un b m jería es otro del mismo tipo, en que la antropología
de la necesidad de enconÍa“ a J n T social puede proporcionar al misionero o al adm inistrador
razas tan diferentes con fonní, ^ conocimiento y com prensión sin los cuales no es nada p ro­
rentes, puedan convivir cm hzación tan dife- bable que pueda encontrar una solución satisfactoria p ara
tacto, política económiV sociedad, en estrecho con- sus problemas prácticos. La misión del antropólogo social
no consiste en buscar la solución de esos problemas prác­
blanca pierda lo que su^civilSa^^^™^’’^^’
y sin la inquietud y el desord^? ticos, y me parece que sería im pradente de su parte inten­
como resultado inevitable de la amenazamos tarlo. El científico debe mantenerse lo más libre posible
de las consideraciones sobre la aplicación práctica de sus
de unidad en nuestra s S e l d S ^ ' " ^ ? ^
resultados, y con m ayor razón en un sector de problemas
que exista un problema o que sea muy S í c r ” “ sobre los cuales se discute con acaloramiento e incluso con
convencido de que los dptiQ^r? diñcil; pero estoy
prejuicios. Su trabajo consiste en estudiar la -vida y las
más a re c o n o c e rá d S t a d y T a “ ?
y algunos han sacado la conri " problema, costum bres de los indígenas y encontrar su explicación
desde el punto de vista de las leyes generales. El misionero,
el m aestro, el educador, el adm inistrador y el magistrado
son quienes deben aplicar el conocimiento así obtenido a
los problemas prácticos con que nos enfrentamos en la
actualidad.
52
Ms gustaría poder tra ta r este tem a con mayor exten­ observaciones posteriores, proceso que es un elemento esen­
sión y mostrarles cómo un poco' de conocimiento de la
cial de cualquier inducción.
antropología social nos habría ahorrado muchos errores
Personalm ente, me parece que este divorcio entre la ob­
crasos a la hora de tra ta r con las razas indígenas. Pero
servación y la hipótesis es completamente equivocado, y
debo pasar a ocuparme del último tem a de mi conferen­
que la antropología social nunca hará el progreso que debe­
cia, que es la relación de la antropología social con la et-
nograria. ría h acer hasta que no estén combinadas como en otras
ciencias. Mi propia experiencia me ha hecho comprenderlo
. Por etnografía se entiende la observación y descripción
profundam ente. He leído interpretaciones de las costum­
de los fenomenos de la cultura o de la civilización, espe-
bres de pueblos que he visitado y estoy seguro de que sus
ciahnente entre los pueblos no desarrollados. O sea que
autores no las habrían ofrecido si hubieran observado per­
aporta los hechos que estudian tanto la etnología como la
sonalmente el pueblo en cuestión y sus costum bres. Tam­
antropología^ social. En el pasado la labor de observar y
bién yo mismQ he elaborado algunas hipótesis p ara expli­
recoger los datos^ etnográficos la realizaron en gran parte &-
car las costum bres de determinadas regiones y después
personas que tenían poca o ninguna form ación antropoló-
las he visitado y un poco de observación efectiva fue su­
^ c a y, muchas veces, poco conocimiento de la etnología
ficiente para aniquilar en un momento todas mis teo­
Despues, el antropologo, que con bastante frecuencia no
rías.
° P ° ^ i d a d de hacer observaciones Si la antropología social desea progresar, ha de obser­
etnográficas personalmente, estudiaba los hechos así recogi­
var las reglas de la indución. Hay que observar ios hechos
dos en todas 1^ partes del mundo y elaboraba las explicó
y encontrar u n a hipótesis que parezca explicarlos. Pero
iones El resultado de esa división del trabajo ha sido muy
éstos son sólo los dos prim eros pasos de la inducción y,
msatisfactono por ambas partes. Por un lado, es frecuente
desde luego, no los más difíciles. El siguiente paso es vol­
que las obse^aciones hechas por el viajero o el misionero
ver u n a vez más a la labor de observación para verificar o
sm preparación no sean dignas de crédito y m ás frecuente
co n trastar la hipótesis. Puede ser que descubramos que
aim es que sean mexactas. Resulta bastante difícil hacer
hay que m odificar la hipótesis de trabajo o que hay que
° química sin una preparación sis- rechazarla e id ear o tra nueva. Y así sucesivamente hasta
temaüca en la ciencia en cuestión. Pero la labor de hacer
que nu estra hipótesis pueda ser establecida, con algún
observaciones en etnografía es muchísimo más difícil que
grado de probabilidad como teoría.
síL m á T H ? " j observación Ahora bien, este proceso de inducción, que combina ob­
sea mas difícil m —creo que lo puedo decir— tan difícil
servación e hipótesis, el antropólogo sólo puede llevarlo
d e T T u T ? ^ sufrido mucho a cabo en el campo. Estoy completamente convencido de que
que pueden d preparados, que son los únicos sólo de esta form a podemos realizar nuestro trabajo ade­
se estó descripciones dignas de crédito. Ahora cuadam ente. El estudioso, formado no sólo en los métodos
se esta superando gradualmente esa desventaja y se está
científicos de la observación etnográfica que han elaborado
e ^ u c S f° inform ación recogida durante los últim os veinticinco años ei difunto Dr. Rivers
en muchas partes del mundo po r observadores preparados
y otros, sino tam bién en la teoría completa de la antropo­
fS S ft logía social, debe estar dispuesto a pasar varios años de su
s e rv a d o V ;d ° t"
W r el t insatisfactoria. En prim er vida viviendo en e l. contacto más íntimo posible con el
==ar, el antropologo social tem a que devender de descrin
pueblo o pueblos que vaya a estudiar. Ha de tra ta r, no
Clones cuya exactitud no podía comprobar; y en secundo
sólo de observar, sino también de,explicar las costum bres
lugar, no podía contrastar sus propias H pótesis mediante
y creencias de dichos pueblos, es decir, que ha de intentar

55
m ostrar que cada uno de eUos es ejemplo de alguna lev
general de la sociedad humana. humana. Ello se ha debido a dos razones. Una h a sido que
_ Es cierto que eso supone el peHgro de que la observa­ los antropólogos se ocuparon de buscar los orígenes, no las
ción resulte influida por teorías preconcebidas. Pero todas' leyes. La o tra h a sido la confusión de esta m ateria con la
las obse^aciones en etnografía están enormemente influi­ sicología, de que todavía son víctimas muchos estudiosos
das po r las ideas preconcebidas, y las ideas preconcebidas de la civilización y que les induce a considerar cualquier
del antropologo preparado son muchísimo menos perjudi­ intento de estu d iar las costum bres de los pueblos prim iti­
ciales que las del viajero medio o del hom bre sin prepara­ vos desde el punto de vista inductivo como tarea del sicó-
ción SI bien culto de quienes hemos tenido que depender logo.
Así pues, p a ra el futuro del estudio de la civilización
K zad o r^ información sobre los pueblos no civi-
es necesario distinguir esos dos métodos diferentes, cosa
Perm ítanm e resum ir lo más brevemente posible la ar- que será más fácil si usam os nom bres distintos para ellos
^ m e n ta c io n que les he expuesto. El estudio sistemático y llamamos a, uno etnología y al otro antropología social.
de la cwihzacion comenzó a mediados del siglo pasado Al Pero, a p esar de ser diferentes, están relacionados. En p a r­
pnncipio, no estaba muy seguro de sí mismo, de sus fines- ticular, creo que la etnología no podrá avanzar mucho sin
y métodos. Sus cultivadores tenían tendencia a aceptar la ayuda de la antropología social; la reconstrucción de la
historia de Ik civilización no puede realizarse sin un cono­
h ^ nosotros impúgna­ cimiento de las leyes fundam entales de la vida de las
la iTbor d f exclusivamente a
sociedades.
iarse. Desde finales de siglo se han hecho esfuerzos deci­ Además, he afirm ado que de la antropología social
didos p a ra introducir métodos más rigurosos, tanto en la podemos esp erar resultados de valor práctico mucho m a­
yor, no sólo en el futuro más o menos lejano, sino tam bién
es r e " Z r n ° “ resultado de elío en el presente inm ediato, que los que podemos esperar de
es que ahora disponemos de un corpus de información
muchisnno m ayor sobre la cultura de los pueblos no civi la etnología.
hzados, y a la luz de nuestro conocimiento reciente muchas Así pues, he defendido los derechos de la antropología
_e las prim eras generalizaciones anteriores resultan ser social co n tra los de la etnología. En años recientes, en
— tas. En el terreno de los métodos de Inglaterra, en Alemania y en Estados Unidos, la etnología
ha recibido más atención de la que merece, m ientras que
mavor destacada, ha sido la insistencia cada vez
mayor en el punto de vista histórico y en el método his a la antropología social se le ha prestado, injustam ente,
onco de exphcación, consecuencia de lo cual ha sido el muy poca atención, excepto en Francia. Creo que eso es

a q u X “ uam ad 1 ,-tó « ti d io que


r l ‘ , ''™ a d o etnología, que se limita estrictam ente a la
bastante justificación, en caso de que fuera necesaria, p a ra
este intento de obtener el reconocimiento de su im portan­
econstrucaon hipotética del pasado y prescinde de toda ím : cia y de su valor práctico.
Creo que el m om ento actual es decisivo para el estudio
a oaí y ta e n to J de f o ^ d a í le“
de la cultura prim itiva. Después de setenta y cinco años de
e v o lu S n r ' , r las-antiguas teorias de la esfuerzos, p o r fin está afianzándose. E stá empezando a to ­
- o lu c o n , y algunos autores las han rechazado entera-
m ar conciencia clara de sus fines y métodos, de sus posibi­
lidades y lim itaciones. Después de mucho luchar, ha reci­
bido el reconocim iento en las universidades y en todas
partes de que es una ciencia más de entre las ciencias.
Creo que ahora está en condiciones de dar resultados que
56 -

3/
pueden ser de un valor práctico inmenso, especialmente R eferencias
p ara quienes se ocupan del gobierno o de la m ajora de los
pueblos atrasados. En años recientes h a aumentado cons­ Graebner . M ethode der Ethonologie: Heidelberg, 1911.
tantem ente el número de estudiosos preparados en los mé­ RrvERS. «The Ethnological Analysis of Culture». D iserta­
todos r i^ r o s o s de observación y con el conocimiento de ción presidencial ante la Sección Antropológica de la
la m ateria que requiere la investigación sobre el terreno. Asociación B ritánica para el Fomento de la Ciencia,
Mientras tanto, de igual form a que la ciencia está, por 1911.
decirlo así, volviéndose adulta, su m aterial de estudio está Riv e r s . The H istory of Melanesian Society, 2 vols., 1914,
desapareciendo con gran rapidez. La expansión de la raza K roeber (A. L.). «Eighteen Professions». American Anthro­
ianca y de la civilización europea por todo el mundo ha pologist. Vol. 17, página 28S, 1915.
producido cambios inmensos en sólo uno o dos siglos. Ha H aeberlin (H. K.). «Anti-Professions. A Reply to Dr. A. L.
haoido pueblos indígenas, como los tasmanios, que han re­ Kroeber». Ibid., página 756.
sultado exterminados; otros, como los australianos y nues­ S apir (E .). Time Perspective in Aboriginal American Cultu­
tros propios^ bosquimanos, están a punto de extinguirse. re. A Study in Perception. Ottawa, 1916.
En los demas sitios, aunque sobrevivan los pueblos, sus S wanton (John R.). «Some Anthropological Misconcep­
costum bres y su modo de vida quedan alterados. Ya no tions». American Anthropologist. Vol. 22, página 311,
hacen las cosas que antes hacían, aprenden una lengua 1920.
nueva, sus costumbres caen en desuso y muchas de sus B oas (Franz). «The Method of Ethnology». American An­
creencias anteriores quedan olvidadas. El m aterial mismo thropologist. Vol. 22, página 311, 1920.
e que dependen el etnólogo y el antropólogo social para S chm idt . «Die kulturhistorische Methode und die nord-
sus estudios está desapareciendo ante nuestros ojos. Creo am erikanische Ethonologie». Anthropos. Vol. XIV-XV,
que no hay ninguna otra ciencia en una posición parecida página 546, 1920.
En m nguna otra se da el caso de que el trabajo que no se
naga inmediatam ente vaya a resu ltar imposible de hacer.
Por esa razón, por la urgencia del trabajo que no puede
esperar, y tam bién porque es de gran im portancia en rela­
ción con los problemas prácticos con que este país se en­
frenta en razón de la población m dígena que nos rodea,
sugiero que la forma más valiosa como esta Asociación
puede c ^ p h r en el momento presente su objetivo de fo­
m entar la ciencia es la de estim ular y ayudar de cualquier
form a posible a la ciencia de la antropología social y al
estudio científico de los pueblos indígenas de este conti-
llGXl LC»

i-*.

'9
- •

II ■Método sólo se puede aplicar perfectam ente cuando se dis­


pone de testimonios históricos y documentales com pletos.
LA INTERPRETACION HISTORICA Y FUNCIONAL En el caso de los pueblos no civilizados, en el que no dis­
DE LA CULTURA EN RELACION CON LA APLICACION ponemos de dichos testimonios, la aplicación del m étodo
PRACTICA DE LA ANTROPOLOGIA AL CONTROL histórico, consiste en hacer reconstrucciones hipotéticas del
DE LOS PUEBLOS NATIVOS ‘ pasado. Gran parte de las teorizaciones antropológicas que
se han hecho durante los líltimos cincuenta años h an adop­
tado esa forma. Las deficiencias de este m étodo so n : 1) que
las reconstrucciones hipotéticas no dejan de ser hipotéticas,
ya que no se pueden verificar; 2 ) que la validez de dichas
reconstrucciones depende de los supuestos (generalm ente
implícitos) en que se basan, supuestos sobre la nattiraleza
de la cultura y laá leyes de su desarrollo; 3) que, en conse­
cuencia, no explica nada en realidad: la h isto ria sólo ex­
La antropología está afirm ando gradualmente su dere­ plica cuando nos m uestra detalladamente la relación entre
cho a que se la considere como un estudio que tiene un ima cultura, tal como es en un momento determ inado, y
valor práctico inm ediato en relación con la administración las condiciones y acontecimientos efectivos de un pasado
y educación de los pueblos atrasados. Al reconocimiento de desconocido. En relación con lo que ahora estam os discu­
dicho derecho se debe en gran parte el desarrollo reciente tiendo, la mayor deficiencia del método de in te rp re ta r la
de los estudios antropológicos en el Imperio b ritán ico : el cultura mediante reconstrucciones hipotéticas de un pasado
nom bram iento de antropólogos del gobierno en Ashanti, desconocido es la de que carece del más mínimo valor
Nigeria, Papuasia y en Nueva Guinea; el requisito de una práctico. En el m ejor de los casos, podemos reconocerle un
preparación antropológica para los oficiales que participen valor •académico. El método funcional de interpretación
en los servicios coloniales en Africa; la fundación de la descansa en la suposición de que una cultura es un sis­
Escuela de Lengua y Vida Africanas en Ciudad del Cabo tema estructurado. En la vida de una com unidad determ i­
en 1920 y la fundación, más reciente, de una escuela de nada cada elemento desempeña un papel determ inado, una
antropología en Sidney. E sta evolución ha provocado la pre­ función determinada. La tarea de la ciencia que podríam os
gunta: «¿Qué clase de investigaciones antropológicas son llam ar «fisiología social» es la de descubrir esas funciones.
de valor práctico en relación con los problemas adm inistra­ El postulado de que depende el método es de que existen
tivos?». Desde luego, la labor del etnólogo que se limita a ciertas leyes «fisiológicas» o leyes funcionales que son cier­
recoger inform ación sobre la vida y las costumbres indíge­ tas para todas las sociedades hum anas, p ara todas las
nas es valiosa. Pero una ciencia no se limita a recoger da­ culturas. El objetivo del método funcional es descubrir
tos; tiene tam bién que interpretados. Existen dos métodos dichas leyes generales y, gracias a ello, explicar cualquier
de in terp retar los hechos culturales, que podemos denomi­ elemento de una cultura por referencia a las leyes descu­
n a r «histórico» y «funcional». Cuando adoptamos el mé­ biertas. Así, si constituye una generalización válida decir
todo histórico, explicamos una «cultura», o algún elemento que la función o ritual o ceremonial principal es expresar
de una cultura, m ostrando cómo ha llegado a ser lo que es y, gracias a ello, m antener en existencia sentim ientos que
como resultado de un proceso de desarrollo histórico. Este son necesarios para la cohesión, podemos «explicar» cual­
quier ritual o ceremonial determ inado m ostrando cuáles
son los sentimientos expresados en él y cómo se relacionan

lO 61
con la cohesión de la sociedad. -La historia, en sentido es­
tricto, no nos aporta, ni puede aportam os, leyes generales
La reconstm cción hipotética del pasado supone inevita­ EL ESTADO ACTUAL
blemente determinados principios generales, pero no los DE LOS ESTUDIOS ANTROPOLOGICOS ‘
praeba; al contrario, los resultados de aquélla dependen
de la validez de éstos. El objetivo del método jEuncional
es descubrir y verificar leyes generales por los mismos
métodos lógicos que se usan en las ciencias naturales; la
ñsica, la química, la fisiología. Para que el conocimiento
pueda usarse de forma práctica ha de ser conocimiento
generalizado. Para poder controlar cualquier grupo de fe­
nómenos hemos de conocer las leyes por las cuales se rela­
cionan. Solo cuando entendemos una cultura como sistema En esta conferencia que tengo el honor de p ro n u n ciar
en funcionamiento podemos prever los resultados de cual­ ante ustedes como presidente de esta sección voy a expo­
quier clase de influencia, intencionada o involuntaria que nerles algunas consideraciones sobre el estado actual de los
podamos ejercer sobre él. Así pues, s i la ciencia antropo- estudios antropológicos. Quizá podría considerarse que m i
ogica desea aportar ayuda im portante alguria en relación deber sería examinar la historia de dichos estudios y de los
con los problemas prácticos del gobierno y de la educa­ logros obtenidos en ellos durante los cien años que ahora,
ción, ha de abandonar los intentos especulativos de conje- como Asociación, conmemoramos. Pero tuve que e scrib ir
, turar el pasado desconocido y dedicarse al estudio funcional esta conferencia durante xm viaje desde un extrem o del
de la cultura.
mundo hacia el otro, de modo que no pude tener acceso a
los libros necesarios. Además, entre rem em orar el pasado
y orientarse hacia el futuro, tengo una prefencia tem pera­
m ental p o r esto último.
La antropología, en el sentido en que dicho térm ino se
usa corrientem ente, como, por ejemplo, en un plan de es­
tudios im iversitario, no es una materia, sino que ab arca
varias m aterias relacionadas de algún modo, al tiem po que
excluye otras no menos relacionadas. Si definimos la an­
tropología como la ciencia que estudia al hom bre y la vida
hum ana en todos sus aspectos, en ese caso es evidente que
la sicología, como estudio de la mente hum ana o del com ­
portam iento humano, debe incluirse dentro de la antropo­
logía entre la biología hum ana, que tra ta del organism o
físico del hombre, y la antropología social o cultural, que
tra ta de su vida social. Y, sin embargo, no sólo no se inr
cluye la sicología en lo que se llama antropología, sino q u e .

1- D isertación presidencial ante la Sección H de la A sociación B ri­


tánica para ei Fomento de la Ciencia, centésim a reunión en L ondres,
1931.

62
63
además existe poca coordinación entre los estudios sicoló­ f$ más estrecha, dentro del dominio de la «biología hum ana»,
gicos y los antropológicos. La razón reside en la historia I entre la anatom ía racial com parada y la «genética hum ana»,
dé la sicología, que en un principio se desarrolló en estre­ y también por un mayor desarrollo de la fisiología racial
cha vinculación con la. filosofía o, m ejor, como parte de comparada, en la que hasta ahora se ha trabajado m ucho
ella. Sólo gradualm ente se ha ido diferenciando la sicología menos que en la anatomía.
de los estudios filosóficos, y mediante la adopción de mé­ La asociación natural y más útil de la «biología hum ana»
todos precisos semejantes a los métodos experimentales es con las demás ciencias biológicas, con la biología gene­
de las ciencias naturales se ha afirmado como una disci­ ral, cuyos resultados debe aplicar a la especie hum ana o
plina científica independiente. Me parece que por fin exis­ verificar en ella, con la morfología com parada y la' fisiolo­
ten las condiciones para que la sicología róm pa su conexión gía comparadas, y con la paleontología. Mucho menos se
con las m aterias filosóficas de la lógica y de la metafísica beneficiaría de una asociación estrecha con la arqueología
y entre en contacto más íntimo con la antropología. No prehistórica y con la antropología social.
se tra ta sólo de una disposición lógica de las ciencias. Tan­ La biología h’um ana (o antropología física) y la antro­
to la sicología como los estudios antropológicos se benefi­ pología social coinciden en relación con dos series de pro­
ciarán enormemente de una coordinación más sistemá- blemas. Una de éstas es el efecto de las instituciones socia­
tica.
les sobre los caracteres físicos de la población. Este estudio
Así pues, si dejamos de lado la sicología, encontramos me parece que entra dentro de la esfera de la biología hu­
el dominio general de lo que se llama antropología divi- mana más que dentro de la esfera de la antropología social,
dido en tres partes distintas. A mía de ellas la m ejor pues requiere que quien lo realice tenga formación bioló­
denominación que podríamos darle es la de «biología hu­ gica. El otro problema es el inverso a éste, a saber, el
mana», pues el término de «antropología física» se suele descubrimiento de aquellas diferencias culturales, en caso
aplicar en sentido algo más estricto a sólo una parte de de que haya alguna, que sean resultado de diferencias
ese terreno. En una parte de éste, en la «paleontología hu­ raciales, es decir, de las diferencias físicas heredadas pro­
mana», hemos presenciado durante los últim os cincuenta pias de pueblos diferentes. Ahora bien, la única form a de
años muchos descubrimientos im portantes, el más reciente enfocar este problema o serie de problemas es el estudio
de los cuales, la identificación po r parte del Dr. Davidson de la sicología racial com parada o sicología étnica com pa­
Black del Sinaníhropus pekinensis, es sin lugar a dudas rada. Pues es evidente que cualquier clase de diferencias
uno de los más trascendentales. En otra parte de la «biolo­ físicas heredadas entre las razas actuarán sobre la cultura
gía humana», el estudio comparativo de la anatom ía racial, a través de las diferencias síquicas. Así, las recientes inves­
que es a lo que nos referimos norm alm ente con el término tigaciones del profesor Shellshear son prom etedoras, por­
de «antropología física», se ha hecho gran cantidad de que quizá nos perm itan definir ciertas diferencias m orfo­
trabajo en el campo de las mediciones del sujeto vivo y lógicas del cerebro que diferencien a los aborígenes au stra­
en el estudio de los esqueletos. No puedo p o r menos de lianos de los chinos y a éstos de los europeos. Tarea del
pensar que los resultados obtenidos no guardan la más mí­ sicólogo o del sicofisiólogo será determ inar cuáles dife­
nim a proporción con el tiempo y la energía empleados. rencias mentales son correlativas con dichas diferencias de
Creo que una de las razones ha sido la preocupación por la estructura cerebral.
intentar reconstruir la historia racial de la humanidad, La sicología racial comparativa, que está en estrecha re­
cuando hasta ahora no tenemos todavía un conocimiento lación con la biología humana, es una m ateria muy difícil
preciso de cómo aparecen las variaciones de la especie hu­ en la que hasta ahora se ha progresado poco. La prim era
mana. Creo que deberíamos trab ajar por una cooperación tarea es la de proporcionar una técnica para determ inar
64
65
con la mayor precisión posible las diferencias sicológicas
que existen p o r término medio entre las diferentes pobla­ í etapa este estudio e ra puram ente académico, pues carecía
ciones. Evidentemente, muchas de dichas diferencias son de conexión inm ediata con ningún aspecto particular de la
resultado de diferencias culturales, y todavía no hay espe­ vida práctica. Ahora la situación ha cambiado, y cada vez
ranzas de que podamos enfocar como problem a científico hay más tendencia a reconocer que el estudio de la vida y
la tarea fundamental de dicho estudio: la de probar que de las costum bres de una tribu de Africa o de Nueva Gui­
determinadas diferencias sicológicas observables están en nea por parte de un etnógrafo o de un antropólogo social
correlación con diferencias en el organismo físico. puede ap o rtar una ayuda práctica a los encargados de
Otro campo que queda dentro del dominio general de gobernar o educar a dicha tribu. Ahora se está poniendo
la antropolopa, tal como ahora está organizada, es el de a la antropología, o a esta ram a de ella, en estrecha relación
la arqueología prehistórica. No necesito recordarles lo m u­ con la adm inistración colonial, y podemos prever muchos
cho que ha prosperado. Se ha granjeado m ás interés y resultados im portantes de esa asociación.
apoyo popular que ninguna otra ram a de la antropología. Estoy convencido de que esta nueva posición de la an­
^ m sm o tiempo, ha pasado a ser un estudio especializado tropología contribuirá a acelerar el desarrollo de un cam­
de forma mucho más definida. Con lo que ha conseguido bio de punto de vista en el estudio, de un cambio de orien­
una independencia que no poseía cuando los estudios antro- tación, que se ha ido manifestando gradualmente durante
pologicos se organizaron por prim era vez en asociaciones y las últim as décadas, y tengo intención de hablar de él con
umversidades. cierta extensión. Voy a intentar explicar en pocas palabras
Además de esas dos m aterias, la antropoloría física o en qué consiste dicho cambio de orientación. Si usamos la
como creo que sería más adecuado llamarla, biología hu­ palabra ciencia p ara referim os a la acumulación de cono­
mana, y la arqueología-prehistórica, la antropología, tal cimiento exacto, podemos distinguir dos clases de estudio
como ahora está organizada, incluye como tercer campo científico, o dos clases de método. Uno de ellos es el his­
de estudio el de las lenguas y culturas de los pueblos no tórico. Al otro m étodo o tipo de estudio me gustaría lla­
europeos y, especialmente, los de los pueblos que carecen marlo inductivo, pero existe la posibiHdad de que se en­
de lustona escrita. Evidentemente, esta separación de los tienda esta palabra en un sentido erróneo. Así pues, voy a
pueblos del mundo en dos grupos, uno de los cuales estu­ llamarlo método de la generalización. Coum ot fue quien
dia e antropólogo, mientras que el otro queda reservado insistió, hace mucho tiempo, en esta distinción entre las
para los histonadores, filólogos y otros especialistas, no se ciencias históricas y las ciencias generalizadoras. Es de gran
puede justificar en nombre de una coordinación lógica de importancia p ara cualquier problema de metodología cien­
tífica.
los estudios, y ha dejado de estar justificada p o r las consi­
deraciones practicas, como lo estaba cuando surgió p o r p ri­ Ahora bien, cuando se emprendió por prim era vez el
m era vez. Creo que los cambios que se están produciendo estudio de los pueblos no europeos, era natural, e inevita­
en ese campo exigirán pronto una organización diferente ble, de hecho, que se aplicara el método de las ciencias
Cíe nuestros estudios en relación con otros. históricas, m ientras éste fuera aplicable. Pero, durante los
A esa rama de la antropología, el estudio de las culturas cien últimos años, se ha ido manifestando gradualm ente la
de los pueblos no europeos, es a la que deseo dedicar mi tendencia a la creación de una ciencia.generalizadora de
atención en esta conferencia. De los cambios que se han la cultura o de la sociedad. Ha llegado el momento de
lüo produciendo recientemente, que son im portantes y sig- reconocer la existencia e independencia de dicha ciencia.
mñcativos para su desarrollo futuro, voy a citar uno a a S Ya he dicho que, en sus primeras etapas, el estudio de
para volver a hablar de él más adelante. En su prim era los pueblos no europeos se enfocó desde el punto de vista
histórico. Una de las misiones de la historia es damos des-
66
cripciones exactas de una sociedad o de un pueblo en una
época determinada. Los etnógrafos emprendieron su labor social. Esto coincide bastante con el uso corriente de los
dos térm inos. ;'
de describim os un pueblo no europeo precisamente de la
misma forma. Pero la historia nos da también descripcio­ La etnología, en el sentido en que aquí estoy usando la
nes cronológicas de los cambios que se producen en la vida palabra, se ocupa de las relaciones entre los pueblos. Si es­
de un pueblo. En el caso de los pueblos europeos, dispo­ tudiamos los pueblos existentes en el m undo y los del pasa­
do sobre los que tenemos información, podemos definir
nemos de documentos escritos que permiten al historiador
elaborar dichas descripciones. En el caso de los pueblos no determ inadas semejanzas y diferencias en las característi­
cas raciales, en la cultura y en el lenguaje. El etnólogo
europeos, no disponemos de esos testimonios dcumentales.
El etnologo, de acuerdo con la suposición de que lo que nece­ puede lim itarse a determ inar lo más precisamente posible
sitaba era la historia, emprendió el intento de ofrecer una dichas semejanzas y diferencias y a aportar, de ese modo,
historia conjetural o hipotética. una clasificación de los pueblos en función de la raza, de la
lengua y de la cultura. Si pretende profundizar más y expli­
El procedimiento se inició en el siglo xviii, cuando se
carlas, lo hace m ediante procesos históricos hipotéticos. Es
hicieron intentos de identificar a los pueblos indígenas de
evidente que, a lo largo del período en que ha existido vida
las diferentes partes del mundo con los descendientes de
hum ana en el planeta, ha habido movimientos y mezclas
las diez tribus perdidas de Israel, o se interpretaron seme­
de razas; ha habido propagación de lenguas y la consiguien­
janzas en las vestiduras con el antiguo Egipto como conse­
te diferenciación de una lengua en varias lenguas distintas;
cuencia de la influencia egipcia. La identificación de las
y ha habido movimientos de culturas enteras con la m igra­
diez tribus perdidas de Israel parece haber dejado de inte-
ción de pueblos de una región a otra, o difusión de elemen­
tesar a los antropólogos, pero ei ingenioso rastreo de las
tos culturales particulares por medio de las influencias
mas diversas costumbres de pueblos de todo el mundo
m utuas de pueblos vecinos. La situación actual de los pue­
hasta un hipotético origen egipcio todavía sobrevive y, como
blos del mundo, o la situación en cualquier momento de la
parece ejercer una atracción sentimental sobre al-unas
mentalidades, probablemente persistirá. historia, es resultado de la serie total de cambios que se
han producido durante varios cientos de miles de años. El
Hacia finales del siglo xviii, con la obra de Adam Smith
objetivo del etnólogo es hacer reconstrucciones hipotéticas
y de otros autores de Inglaterra y de Francia, la recons­
de algunos de esos procesos.
trucción hipotética del pasado adoptó una forma nueva
La etnología, así definida, no es una ciencia generaliza-
Se supuso que, en cierto sentido, los pueblos menos des­
dora, sino histórica. Es cierto que, al hacer sus reconstruc­
arrollados representaban etapas anteriores del desarrollo
ciones históricas, los etnólogos suponen a veces ciertas ge­
de nuestra propia cukura. En consecuencia, se recurrió a la
neralizaciones, pero, por regla general, hacen pocos o nin­
aj^d a que proporcionaba el conocimiento que se tenía de
gún intento de basarlas en un estudio inductivo amplio. Las
ellos p ara crear una historia conjetural, que se ocupaba de
generalizaciones son los postulados con que la m ateria
cuestiones generales como los orígenes del lenguaje o del
gobierno civil, etcétera. comienza, no las conclusiones que aspira a alcanzar como
resultado de las investigaciones realizadas.
Así pues, desde los prim eros tiempos, los intentos de
La antropología social, en el sentido que estoy dando a
uti izar la información sobre los pueblos no europeos re-
este térm ino, se ha ocupado de un tipo diferente de pro­
VIS lo dos formas distintas. Conviene disponer de dos nom­
blemas. Se ha interesado por el desarrollo de las institucio­
bres diferentes con los que distinguir los dos estudios, y
nes en la sociedad humana. Desde sus comienzos intentó
voy a u sar la palabra etnología para referirme a uno de
ellos, y al otro lo voy a considerar parte de la antropología conciliar de algún modo los dos métodos científicos dife­
rentes, e! nistórico y eí generalizador. Indudablemente, uno
68
^ los fines de la antropología social ha sido entender 3
|íí¿ 'h a b id o dos movimientos, uno hacia la etnología y e í
J o t r o hacia la sociología, y la antropología social tradicional
- n . e ,03 . ..o d o s de ,as |? se .h a visto som etida a críticas de diferentes clases proceden-
mino en a antropologia social la concepción de la i i s t o r i r r tes de am bas posiciones.
de la explicación histórica y del método histórico. Y como' / D urante prácticam ente todo el siglo xix, no se hizo ape-
los documentos históricos eran insuficientes, intentó’ S w I ñas distinción entre la etnología y la antropología, social.
íy Tylor, p o r ejemplo, combinó los dos estudios. Es cierto
-■ que algunos autores practicaron uno de ellos preferente­
mente y excluyeron el otro. Así, Sir James Frazer raras
veces se h a ocupado de los problemas etnológicos. Tam­
bién es cierto ^ que en algunas ocasiones ambos m étodos
entraron en co'nflicto a propósito de problemas particula­
res, pero nunca Uegó a ser un conflicto entre los dos mé- ’
todos y los dos puntos de vista.
Hacia finales del siglo pasado y en los prim eros años
de éste, se desarrollaron en Estados Unidos, Alemania e
Inglaterra, escuelas de etnólogos que, a p esar de disentir
r x j n t — entre sí con respecto a cuestiones particulares de la recons-
tm cción histórica, e incluso a los métodos del anáHsis etno­
lógico, coincidían todas ellas en atacar los métodos de la
antropología social desde el punto de vista del método his­
tórico. Todos ustedes están familiarizados con esas críti­
cas de lo que los etnólogos llaman «antropología evolucio­
Así, cuando R S Ì o T s m Ì t h “ “*“ de ^ nista».
científico de las religiones y se^’^ m t í ó e '^ r '^ 'l '" El desarrollo de las ideas del difunto Dr. Rivers ejem pli­
naturaleza del sacrificio TnM^ ? problema de la fica el desplazamiento de la antropología social por parte
mente, como ahora lo en K de la etnología. Creo que puedo hablar de Rivers con cierto
aislar y clasificar las dif,^ contentó con conocimiento de causa, pues durante tres años fui discípulo
m ostrar su rd a S ó n ' variedades del sacrificio y suyo en sicología, y en 1904 fm su prim er alumno en an tro ­
rito religioso difundido - ^ s e ^ ^ r i a t f r Ì d Í T pología social. Desde el principio al fin, Rivers fue prim or-
. moderno, tal como lo ejemplifica el sociólogo lalm ente un sicólogo, y fue un profesor de sicología esti­
Mauss—, sino aue h . i S . ^ “ bert y mulante. No tenía formación etnológica o arqueológica y

s°SficLlr: r ™ sólo graduahnente llegó a familiarizarse con esas m ateri’as.


En su p rim er período de interés por la antropología, desde
la época de la expedición de Cambridge a í estrecho de
Torres h asta el año 1909, su concepción de los fines y mé­
todos que había que perseguir y utilizar, respectivamente,
tre S m ro “ ó í c o ^ r e U e t l r d * ™ " ° '° f ms en el estudio de los pueblos no europeos era el de lo qué
de mantener, A consecue^ciaVe “ l L " l t “a S ‘: he estado Uamando antropología social. Aun cuando no
pudiera consiaerar satisfactorias las teorías de Morgan, por
70
ejemplo, supoma que la misión del antropòlogo era formS-^
¿■’^ocurrir, repetidas veces y que siempre produce el mismo
lar teorías de ese tipo, y creo que hasta el final de su vida"'
f¡ efecto. La explicación histórica se ocupa siempre de detalles
aceptó mcluso la teoria animista de Taylor y Frazer. Final-"'
particulares, norm alm ente de m o strar una relación crono­
m ente, durante su período de trabajo en Melanesia, su cada
lógica entre dos o más detalles particulares. Por consi­
vez, m ayor msatisfacción con respecto a aquel método llegó
guiente, el valor de la explicación histórica es directamente
al máximo, y en 1911, en su disertación presidencial a esta
proporcional a la cantidad de conocimiento cierto y deta­
sección, declaró su preferencia por el método etnológico
llado que tengamos de los acontecimientos de que nos ocu­
En otras palabras, desplazó su atención de un tipo de estu­
pemos.
dio histonco a otro. En los años 1913 y 1914 tuve por
En un sentido podemos decir que el etnólogo explica
. correspondencia y en entrevistas personales, muchas discu­ las semejanzas existentes entre los pueblos mediante sus
siones con el Dr. Rivers sobre el tema del método antropo­
hipótesis históricas. Pero, en realidad, la explicación no
lógico, en parte porque en aquella época tuvo la amabilidad
le interesa, poi; lo menos no prim ordialm ente. En los casos
de leer y criticar, en manuscrito y en pruebas, un libro que
en que intenta hacer una reconstrucción de la historia,
yo estaba escnbiendo. En el momento en que nuestra L -
el motivo es su deseo de descubrir algo sobre su pasado del
cusion ceso, su opmion era que, aunque estaba completa-
,que no tenemos testim onios documentales. Le interesa
. m ente dispuesto a aceptar la validez y necesidad del mé­
el conocimiento del pasado, hasta donde se pueda, por el
todo de la sociología comparada, consideraba el método de puro placer de conocer. O bien, si el etnólogo cree estar
la etoologia Igualmente válido y necesario y, al mismo tiem­ persiguiendo algún otro objetivo, entonces no está utilizan­
po, independiente, y prefería dedicar su atención al segun­ do el método correcto; Lo único que su hipótesis podrá
do en lugar de al primero. Al final de su vida había señales aportarle será un núm ero determinado de afirmaciones
de que su actitud estaba cambiando una vez más, de que más o menos probables sobre el pasado. Y sus resultados
empezaba a sentirse algo insatisfecho con respecto al mé- sólo serán valiosos, o válidos, si evita basarlos en suposicio­
odo etnologico que tan firmemente había defendido en nes sobre los principios generales del cambio histórico que
'y mteresándose por el método que aquí no haya dem*ostrado la sociología', pues la misión específica
iie llamado sociología comparada.
de ésta es descubrir dichos principios.
Por tanto, en su cambio de punto de vista en 1911 Ri- La dificultad metodológica en la etnología es y .será siem­
tendencia general. Había ido aumen- pre la dem ostración de sus hipótesis. No creo que haya
ndo la insatisfacción con respecto a las teorías de la an- habido nadie que haya aceptado, o que vaya a haber quien
tropologia social. Creo que, desde el punto de vista del acepte, la elaborada reconstrucción de la historia de Mela­
ción^estab!^^"^ histórica, dicha insatisfac- nesia que hizo Rivers. Las teorías de los ciclos culturales,
cion estaba justificada. Un estudio histórico «explica, al que algunos etnólogos defienden tan firmemente, que ha­
revelar relaciones particulares entre fenómenos o aconte- blan de ellas como si estuvieran dem ostradas y no admi­
W rín f La historia no generaliza ni puede tieran la m enor duda, otros estudiosos competentes e im­
partTcular^ momento parciales las rechazan completamente. La teoría del origen
cfa r i t e « r T- " consecuen­ egipcio de la cultura tiene partidarios especiales, pero tam­
cia de es e, ocurrio algún otro acontecimiento. Así pues bién los tiene la teoría que sitúa dicho origen en la Atlán-
en la explicación histórica una causa es algo que ocurrió tida.
T u l^ d o s d e lrm in ad o s No hay duda de que el método etnológico, usado cuida­
resultados. No es semejante a lo que se llama causa en la dosamente, puede aportam os un número muy limitado de
encía natural, que es un fenómeno que ocurre, o puede conclusiones muy probables, ya que no completamente se­
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guras. Así, por ejemplo, es indudable que la len g u arj P“existen documentos escritos, hemos de recu rrir antes
M adagascar y gran parte de su cultura derivan bien de fi ^ ¿ e í nada a la arqueología p ara que nos dé cierto conoci-
donesia, bien de alguna región de la que deriven también:) %Sénto de la historia de los pueblos y de las culturas.
las lenguas y la cultura indonesias. En un ejemplo cornal Si emprendemos el estudio de la vida hum ana p o r los
éste, estamos ante gran cantidad de semejanzas entre las',' ?métodos de la ciencia histórica, nuestro objetivo es descu-
dos regiones que no pueden explicarse de otro modo y el’í -brir todo lo que podamos encontrar de interés en el pa­
caso de las lenguas es concluyente. De igual forma se po-' usado. En los casos en que existan documentos escritos, los
d n a dem ostrar algún tipo de relación general entre Austra-' ¿utilizamos, y ese estudio recibe el nom bre de histo ria en
lia y la India del sur, o entre Melanesia e Indonesia Pero' Isentido estricto. Podemos com pletar los testim onios escri­
me parece muy dudoso que podamos Uegar nunca a obte-' tos mediante investigaciones arqueológicas. Este estudio
n e r de la etnología una masa considerable de conocimiento ^>ha alcanzado una etapa en que puede dam os inform ación
d e t^ a d o y probado de las relaciones históricas entre los - g'-precisa y segura dentro de un campo limitado. Solamente
pueblos y las regiones. . ,> ípuede inform arnos de aquellos detalles de la vida de un
Se que muchos antropólogos, que siguen interesándose': -pueblo que se pueden inferior directam ente de sus vesti-
p o r la hi^storia, comparten esa impresión. En los últimos '! í gios materiales. H asta cierto punto, la etnología puede
treinta anos, aproximadamente, hemos presenciado el des­ completar a la historia y a la arqueología.
arrollo de varias escuelas diferentes de etnología y de histo- :
n a c u ltu a l. Algunas de ellas nos han ofrecido esquemas'"'
elaborados de reconstrucción de la totalidad de la historia El interés histórico por. la vida hum ana es una de
hum ana; otras se han ocupado de problemas locales partí- ' ' motivos principales para estudiar a los pueblos no europeo^.
culares. Pero resulta imposible reconciliar m utuamente las •’ Pero el mismo estudio se presta a otro tipo de interqg: eÍ
d^erentes teorías o incluso descubrir principios metodoló- 4 deseo de llegar a entender científicamente la naturaleza.-de
gicos sobre los cuales exista un consenso general. Se nos ; 1 la cultura y de la vida social. En e f pasado esos do^- rnte-
perm ite elegir entre la teoría egipcia, defendida en su ' 'r reses se confundieron con frecuencia. El progreso.-de nues­
form a mas reciente por el profesor Elliot Smith o la ' tros estudios requiere que se los separe, y esa; separación
teo n a de los ciclos culturales de Graebner o la teoría algo ha estado produciéndose durante las últimas décadas. A par­
diferente del padre Schmidt, o la de Frobenius, y qué sé tir de la antropología social ha surgido un estudio que voy
yo cuantas mas, por no decir nada de las teorías de la ' a llam ar sociología com parada.
derivación de la cultura de una Atlántida perdida o de un ■ Mediante este térm ino pretendo denotar una ciencia que
continente Pacífico perdido. Cada escuela sigue su propio ^ í aplica el método generalizador de las ciencias naturales a
camino construyendo su propia estructura, sin intentar bus- ‘ los fenómenos de la vida social del hom bre y ,a todo Ig
car puntos con respecto a los cuales podría llegar a un ^ ~ 'que abarca el térm ino de cultura o civilización.'
acuerdo con las demás. Muchas veces el procedii^ento es Podemos definir eL método como aquel m ediante ^ cual
mas propio de h s discípulos de un culto que de los estu- -• demostramos que im fenómeno o acontecimiento paríj(?ul£tr
diosos de una ciencia. El resultado es que muchos futuros "'i es im ejemplo de una ley general. En el estudio de cualquier
etnologos, al ver cuántas hipótesis y cuán poca certeza hay " grupo de fenómenos aspiram os a descubrir leyes qiie; sean
en esas reconstrucciones de la historía, se han ido pasando universales dentro del gm po. Cuando se descubrencdichas
a la arqueología, en la que po r lo menos se puede i g a r a leyes, «explican» los fenómenos a que se refieren. :Una cien­
alcanzar cierta certeza y algún consenso general. Creo aue cia de ese tipo, tal como la concibo, sigue siendo -.tódavía
esa tendencia es absolutamente sana. En los casos en que descriptiva, pero, en lugar de descripciones de poijnenorés
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y de SUS relaciones particulares, como las que nos dan las
B^cíuido en dicho térm ino depende de la definición que adop­
«encías históricas, nos proporciona descripciones gene-'
temos, y diferentes autores escogen definiciones distintas.
fi La antropología social anterior se preocupaba de la
D or^fo^m enr^°® '^ anterior no utilizaba ese método cuestión del origen del totemismo. Aun suponiendo que
por lo menos no consecuentemente. Hemos visto que se
hubiéramos resuelto él problem a de saber qué es lo que
ocupaba mas que nada de form ular hipótesis sobre los
debemos y qué lo que no debemos incluir en el térm ino, no
igenes de las instituciones sociales. No obstante, la antro
por ello quedaría concretada la cuestión. Si intentam os con­
po ogia social, mediante su estudio comparado de las ins'
titu aones, hizo posible el desarrollo de I socíI J T cZ cretarla, hemos de reconocer que existen tres posibilidades.
Una es la de que todos los fenómenos de Asia, América y
a ^ n lt' podría mostrarlés cómo se des' Oceanía a los que llamamos totemismo deriven histórica­
arrol o gradualm ente la nueva antropología es d e c l í '
mente de ima institución particular que se originó en una
región determ inada y en determ inada época. O tra es la de
que algima forma p articular del totemismo pueda haber
te L T c ry o ? ™ aparecido independientemente en dos o más regiones y en
épocas diferentes como resultado de procesos históricos
similares y de que todas las variedades del totem ism o exis­
tentes deriven de ella. La tercera es la de que diferentes
formas de totemismo se hayan originado independiente­
mente en regiones diferentes y en épocas distintas m ediante
procesos históricos diferentes. Si tuviera que decidir cuál
7 7 social a„.e. de dichas posibilidades me parecía la más probable, esco­
gería la tercera. Y, naturalm ente, eso significaría que el
c C “ r r : b o “ í “ " T totemismo no ha tenido un origen.
En el caso de muchas de las teorías del totem ism o, re­
sulta difícil decir si el autor se refiere a la prim era o a la
segunda de las dos posibilidades citadas más arriba. Sin
embargo, el profesor Elliot Sm ith adopta claram ente la
primera. Si le entiendo bien, considera que todos los fenó­
c o „ 5 c i S . r a s T a ^ “ « r f a " " “ “ ‘“ menos del mundo entero a los que denomina totem ism o (y
el totemismo, al que la antronol ejemplo no estoy seguro de qué es lo que incluiría y qué lo que
cha atención. Totemismo e<= prestado mu- excluiría del término) se han derivado en épocas relativa­
mos a gran cantidaH H ^^o^^^ación que aplica- mente recientes de Egipto, donde la institución p articu lar
diferentes culturas toLs''la''"^'°T^ distintos tipos en de la que proceden tuvo su origen hace varios miles de
rasgo único de que s ^ o L l años,, origen determinado por la forma p articular adoptada
los grupos sociales v las ^ relación especial entre por la civilización egipcia.
especies de animales o „ t f Se-cralmente Todos ustedes conocen perfectam ente la últim a teoria
todo, que el totemismo no s una T ' del totemismo de Sir James Frazer. Supone que todas las
utia abstracción un nombre r concreta; es formas existentes se derivan de una sola form a original.
« stin ta s que tienen algo en c^m “ . l o % r i t n t v T t El profesor Elliot Sm ith y Sir James Frazer coinciden en
hacer una suposición de ese tipo, pero su coincidencia no
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va más lejos. La forma particu lar seleccionada por Sir I ; ' Por tanto,, desde el comienzo m ism o de nuestra inves-
James Frazer es Io qua llama totem ism o de la concepción, ¿tigación, no podemos aislar el totemismo y tratarlo com o
la creencia en que el feto form ado en el seno de la madre ■ algo independiente. Por encima de todo, el totem ism o en
procede de algún alimento (anim al o vegetal) que la madre I''' una cultura determ inada es parte de un sistema de creen-
ha comido. Se sabe que dicha creencia existe en partes de ií cias y costum bres más extenso, de ima clase más am plia,
Australia y de Melanesia, y me parece que, si se la investi­ a saber, de las relaciones rituales establecidas por la so­
gara, podría perfectamente encontrarse en otras regiones ciedad entre los seres humanos y objetos de la naturaleza
. en las que no está documentada. Así pues, esta teoría de como animales o plantas y fenómenos como la lluvia. Des­
Sir James Frazer nos aporta el origen histórico del tote­ cubrimos que existen im portantes sistemas de creencias y
mismo. No está claro si considera que esa form a de tote­ de costum bres que establecen relaciones rituales de ese
mismo ha aparecido sólo una vez en una época y un lugar tipo y, sin embargo, no van incluidos en el térm ino to te ­
determinados o si cree que ha aparecido en diferentes re­ mismo. Los encontramos en pueblos como los esquim ales
giones y en épocas diferentes. P ara com pletar dicha teoría, y los habitantés de las islas Andaman, que carecen de to te ­
nos ofrece una e.xplicación sicológica de la creencia que, mismo. De forma, que el problema del totemismo p asa a
p ara él, constituye el germen a p a rtir del cual se desarrolla­ ser im a p arte o aspecto de un problema mucho más am-
ron todas las diferentes formas de totem ism o. Por no cono­ pho, el de la naturaleza y función de las relaciones rituales
cer las causas fisiológicas de la fecundación y al mismo entre el hom bre y los animales y las plantas en general.
tiempo desear vwamente encontrar una e.xphcación, al hom­ Así, p o r ejem plo hace muchos años escribí lo que pretendía
bre se le ocurrió la idea de que u n alimento comido por ser una contribución a la teoría sociológica del totem ism o
una m ujer y seguido de náuseas (las náuseas del embarazo) en form a de un estudio de las relaciones entre el hom bre
era la causa de la g^ravidez, con la cual estaba relacionado. y las especies naturales en un pueblo no totèmico, los h ab i­
No tengo intención de hacer ante ustedes la crítica de tantes de las islas Andaman.
estas dos teorías del totemismo. Si la crítica ha de consis­ No obstante, este problema, que no se lim ita al to te ­
t o en un nuevo examen de las pruebas aducidas en favor mismo, es, a su vez, m eramente una parte pequeña de u n
de una hipótesis (y así creo que debe ser en el terreno de problema todavía más amplio, el de la naturaleza y función
la ciencia), no veo que se haya presentado hasta ahora del ritu a l y de la mitología en general. Si deseamos sab er
prueba a l g ^ a de la realidad histórica de estas hipótesis. por qué ciertos pueblos consideran a los animales salvajes
En reahdad, me resulta imposible im aginar que se puedan y a las plantas como cosas sagradas, hemos de descubrir
encontrar pruebas auténticas de esa clase.
los principios generales en función de los cuales se consi­
P ^ a la sociología comparada, el totem ism o presenta un dera a las cosas de ese tipo como sagradas. De modo, que
problem a o serie de problemas diferente. Podemos decir el problem a del totemismo, nada más formularlo, conduce
que se refieren a la naturaleza y a la fim ción del totemismo. directam ente a uno de los problemas fundamentales de la
Para elucidar la naturaleza del totem ism o hemos de mos- sociología, el de la naturaleza y función del ritual y del
que es una forma especial de un fenómeno mucho más mito. Es característico del método sociológico, que cual­
diñmdido y nuestro objetivo debe ser dem ostrar que es quier problem a, por pequeño que sea, es parte de un p ro ­
M ejemplo especial de un fenómeno o, en cualquier caso, blema fundam ental general de la naturaleza de la cu ltu ra
e ;ma tendencia universal en la especie hum ana. Para ese
y de la sociedad humana.
_m hemos de comparar el totemismo con todas las demás No obstante, debemos, y podemos, aislar parcialm ente
m sütuciones de todas las culturas existentes que puedan problemas particulares para hacer tm estudio especial de
estar en relación con él.
ellos. Las conclusiones provisionales que saquemos se sor
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m eterán a revisión, cuando consideremos el problema par­ íraás am plia que los une en una totalidad mayor, a pesar
ticular que estemos tratando en relación con el problema ^de la oposición, se explican y mantienen mediante el esta­
general del que forme parte.
blecimiento de una relación ritual entre la sociedad en con­
Sin emprender la tarea imposible de incluir en una ex­ junto y ciertos sacra y de una relación especial entre cada
posición breve la teoría completa de la naturaleza del ri- segmento y uno o más de dichos sacra. El totemismo de
tual, creo que podemos form ular un principio im portante los clanes o de las mitades es sólo un ejemplo de un fenó­
que también es pertinente en el caso del totemismo. Es el meno general mucho más extendido dentro de la relación
, de que en las sociedades en que toda la población, o la general del ritual con la estructura social.
mayor parte de ella, interviene en las actividades de procu­ Desde luego, una teoría sociológica general del totem is­
ra r lo necesario para la subsistencia inmediata, las cosas mo sería mucho más que esto. Existen muchos tipos dife­
que son de vital im portancia en relación con la subsistencia rentes de totemismo, y habría que considerar todas sus
se convierten en objetos im portantes del ritual. Quizá po­ relaciones m utuas y las que guardan con la teoría. Pero el
dríamos ser más prudentes y decir que existe una tenden- método general’ sería el mismo, al intentar ver cada fenó­
^ posibles excep- meno particular que examinamos como un ejemplo p arti­
c X ^I testim onio alguno sobre un cular de u n a clase extensa.
culto^ al ganado entre los hotentotes. Mediante ese proceso de análisis y de generalización
Ejemplos especiales de esa ley o tendencia son los cultos podemos llegar a entender el totemismo como una form a
al ganado de los pueblos de pastores, los cultos al maíz de particular adoptada por lo que parece ser im ingrediente
los pueblos agrícolas y los cultos al tiempo y a las esta­ universal de la cultura. Todas las culturas que conocemos
ciones de los pueblos de todas clases. La conideración de tienen algún sistema de creencias y costumbres m ediante el
os animales salvajes y de las plantas como objetos de ri­ cual el mundo de la naturaleza exterior entra en relación
tual por parte de los pueblos cazadores y recolectores debe con la sociedad, de form a que los dos form an una sola es­
considerarse parcialm ente o en gran parte como otro sim­ tructura conceptual, y se establecen relaciones entre el hom­
ple ejemplo especial de esa tendencia general. También in- bre y la naturaleza de un tipo sim ilar en muchos sentidos
pero^ u n V v e ? ™ in a r, al de las relaciones establecidas dentro de la sociedad, en­
L e n c ia reconozcamos la posibilidad de su in- tre los propios seres humanos. Me siento inclinado a con­
™ - « t r a arpt- siderar como una de las funciones esenciales de la religión
la de proporcionar dicha estructura. Nuestras propias rela­
abaí^í í n ' í ® E “ «al - aci cn provisional que ciones con un Dios que ha creado o que, según considera­
abarca las costumbres y creencias de que form a parte el mos, conserva el orden natural, es un ejemplo de lo que
totemismo. Pero la característica especial de lo que gene- estoy diciendo. El totemismo totalm ente desarrollado o ela­
mente se considera como la form a norm al del totemis­ borado de un pueblo como el de los aborigenes australia­
mo r > población está dividida en segmen- nos es un ejemplo de un proceso general o universal. Es­
tablece todo un sistema de solidaridades sociales especiales
entre cada segmento y una o más especies. Creo que pode- entre los hombres, los animales y otros fenómenos de la
T u n ^ Z T ““ “ “ “ “ e J e -p lo ^ s p 'T c S naturaleza..
tm cfn r. / ° general, según la cual en toda es- Cuando hayamos llegado así a una concepción satisfac­
ractura dividida en segmentos, que tenga una base o fun toria de la naturaleza del totemismo, podemos p asar a i
c i a d ó Í T o '^ ' de cada segmento, la diferen- estudio de sus funciones. Cuando digo función de una ins­
posicion entre los segmentos y la solidaridad titución, me refiero al papel que desempeña en el sistem a
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total de integración social de que form a parte. Al u sar está gunas de las ideas y parte de la terminología de. la antigua
expresión, integración social, supongo que la función de la antropología social. Dice que el objetivo de su estudio es
c ^ t ^ como un todo es unir a los seres hum anos indivi­ determ inar el «origen» del totemismo y, aunque intenta
duales en estructuras sociales más o menos estables es dar un nuevo s i^ f ic a d o a la palabra «origen», el uso que
decir, en sistemas estables de grupo que determ inan y’ re­ hace de ella despista á la mayoría de sus lectores y creo
gulan la relación m utua de dichos individuos y proporcio- que despistó al propio Durkheim e hizo que diera a lo que
n ^ una adaptación interna al medio am biente o f e i c r y en realidad es tma teoría de la naturaleza y la función del
amblen una adaptación interna entre los individuos o gru- totemismo una form a que la vuelve objetable y ha hecho
hagan posible una vida social que muchos de sus lectores la entendieran mal.
lado nrimo especie de postu- Creo que, al hablar de cualquier institución, deberíamos
lado primordial de cualquier clase de estudio objetivo y ' usar el térm ino origen para referim os al proceso histórico
cientiñco de la cultura o de la sociedad hum ana. ' por el que nació. Así podemos hablar del origen del gobier­
mo h ^ Í . ^^í^dio funcional del totemis- no parlam entario en Inglaterra y estudiarlo efectivamente.
mo hemos de exammar en cada caso particular, que pre- En la sociología comparada, si queremos darle el carácter
nte un numero de ejemplos suficiente, el papel que la científico que debe tener, hemos de rechazar absolutamente
variedad especial de totemismo de una región detem^inada todos los intentos de conjeturar el origen de una institu­
desempeña dentro del sistema total de integración q u e ^ r t ción o de un elemento cultural. Naturalmente, siempre que
fas f o n L conjunto. Podríamos estudiar así dispongamos de buenas y suficientes pruebas sobre el ori­
as funciones de una serie de variedades diferentes de gen de algo, la sociología puede utilizarlas, pero esa es im a
totemismo en Austraha y, después, sacar ciertas c o n d u s t cuestión completamente diferente.
s generales sobre la función del totemismo en el sistem a Ya he señalado que las teorías de la antropología so­
TZfr ■T't “‘- ‘-lianas. L e e s S cial an terio r muchas veces revestían una form a sicológica.
El procedimiento consistía en conjeturar procesos de pen­
n i del S L ° “T " sobre las ftincio-
^ c a sil I T T “ o Melanesia, o samiento en las mentes de los individuos, que inducirían a
Arnca, sm haberlo examinado.
éstos a ad o p tar determ inada creencia o costumbre. En esta
cuestión del totem ism o form a conferencia no dispongo de tiempo para examinar la cues­
T sociológico mucho m ás amplio así tión de la relación de la sociología con la sicología. Todavía
p a r t e 'í d t r r b T W i o n e s d d totem ism o fo’rm a existe m ucha confusión en relación con ella. La posición
re h ^ ó Í sociológico general de la función de la mantenida por el sociólogo es 1 ) la de que, en el caso de
las instituciones y fenómenos culturales en general, el
Espero que la breve e inadecuada exposidón que acabo sociólogo dispone de im campo de estudio que es entera­
de hacer sobre mi concepdón d d tratam iento que la sodo- mente distinto del campo del sicólogo, y de que las genera­
lizaciones hechas en dicho, campo deben ser sociológicas y
no sicológicas; 2 ) de que, por tanto, cualquier explicación
de un fenómeno sociológico particular desde el punto de
vista de la sicología, es decir, de los procesos de la actividad
mental individual, no es válida; 3 ) de que, en última instan-
d a, la naturaleza de la vida social hum ana está determinada
vida r^Hpiosa ° form as elementales de la por la naturaleza del organismo sicofísico del hombre, y de
r^^igiosa. Desgraciadamente, Durldieim conservó al- que, por tanto, cuando hayamos descubierto leyes socioló-
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y c as universales, el sicofisiólogo deberá descubrir la b a S
de estas en prbcesos sicofísicos; 4 )-de que, por otro l a S Ibúsqueda de los orígenes. La obra de autores como Tylor'
|B.obertson Smith, Frazer, W estermarck, p o r cita r sólo al-
^^unos de los más importantes de este país exclusivamente,
ti determ inada en gran medida por la cultura que^
le haya impuesto la sociedad en la que vive. ^ I/'preparó el camino para el avance que ahora estamos ha-
Asi pues el sociólogo afirma que es posible y necesario i ^'ciendo. Al rechazar las conclusiones que sacaron m ediante
^stinguir_ geología y sociología como dos m a t e a s d S ^ i p.Io que nosotros consideramos un método incorrecto, no
tas, tan distintas como la fi'sica y la química Snln rf ^ olvidamos todo lo que les debemos en relación con la pri-
se distingan asi las dos m a , . r i a s ^ e r ^ ™ S ; 1^' mera exploración sistemática de las regiones que ahora
cooperaaon y coordinación auténticas entre ellas F-nosotros intentamos estudiar de forma más exacta y con
instrumentos nuevos.
De modo que la antropología social reciente tal como
L lT °p aspectos
su to á a l T r e T \ ^ ° ' ' form a parte d é la La sociología comparada, tal como estoy llamando aquí
su tarea, la reconstrucción hipotética del pasado descono
a la nueva form a de antropología, requiere una nueva con­
de d L u s i o n Í ^ I cepción de los fines y métodos de las investigaciones de
a hipote^s relativas a los orígenes históricos. Rechaza®
toda clase de mtentos de dar explicaciones sicológicas a los 1 campo entre los pueblos no europeos. No está muy lejana
la época en que para la mayor parte de la información so-
^ ^ n o s sociales o culturales particulares en^ fa 4 r t i
i bre la vida y costumbres de dichos pueblos teníamos que
definitiva de las leyes so c io ló g i-f depender de los escritos de personas que carecían de pre-
cas generales, cuando estas hayan quedado d e m o stra d a s'!
^ d i a n t e investigaciones sociológicas. Trata de dar descrip- i , paración para la labor de observación y descripción; via­
nes precisas de los fenómenos sociales y culturales e n # jeros y misioneros principalmente. Ahora se reconoce que
, no podemos dar a dicha información m ayor crédito que
t e ™ r o : ° “ ° ' í ‘“ !.' ^ fi" procura « ta b le e un“ Í ’ el que daríamos a las observaciones de una persona sin
preparación en una ciencia como la geología. Así pues, el
prim er detalle en relación con la investigación de campo es
el de que, para que pueda servir plenam ente a los fines
científicos, la descripción de la cultura de un pueblo no
“ “ “ “ n a tu ra l Z < europeo debe basarse en la labor cuidadosa de un observa-
• dor plenamente preparado.
c'omo un c L t " u t ? S “ ra" Durante los últimos cuarenta años se ha realizado de
ese modo una gran labor, especialmente en América. Bajo
, la influencia del Dr. Haddon en Inglaterra y del profesor
Boas en América, se ha hecho mucho p o r el desarrollo de
una técnica del trabajo de campo etnográfico.
Es cierto que podemos encontrar personas que se consi­
se ha desarrollado a p a rtir de S a noT l deran competentes para realizar esa labor de observación
sin la preparación preliminar. También encontram os toda­
sTcij e s y in i“^” vía autores que citan las descripciones de los misioneros y
Cionados casualmente p „ l o s l ” e ^ viajeros, como si sus testimonios fueran tan dignos de cré­
dito como los de los especialistas preparados.
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'
Como en los últimos años el trabajo de campo etnogr^? B ^ if ic a d o de una palabra en la lengua que usa está
fico se ha vuelto más sistemático, la observación h a ido yo9 f t i ^ d o por las asociaciones que norm alm ente s e agrupan , ;
viéndose más amplia y profunda. Las descripciones e tu ^ i is^n torno a la palabra en dicha comunidad. Por tanto, el ^ ^
graficas de los primeros antropólogos se ocupaban fu n d a^ ^ á u to r de diccionarios recopila ejemplos del uso de la pala- ¿
mentalmente de los aspectos más accesibles de la culturad I b r a e intenta definir, hasta donde sea posible, las diferentes
de sus elementos formalizados. Normalmente el re s u lta d í^ ' variedades de dicho uso. V;:
era una descripción muy incompleta de la vida de un pue-^ • Ahora bien, el significado de un elemento cultural radica ^
blo. Obras recientes, como la del profesor Malinowski y l a f - en su relación m utua con otros elementos y en el lugar que ,
de^ la Dra. Margaret Mead, nos dan, gracias a una observa-i ocupa en el conjunto de la vida del pueblo en cuestión, es
ción más extensa y metódica, mformación valiosa sobre loÉ decir, no simplemente en sus actividades visibles, sino
que podemos llam ar los aspectos no formalizados de la v id a | también en su pensamiento y en sus sentimientos. Eviden-
de un pueblo como el de Samoa, el de las islas Trobriand y t ' temente, su descubrimiento con algún grado de certeza
el de las islas Admiralty. Sin la inform ación de ese tipo, p sólo es posible p ara quien esté viviendo é n contacto efec­
no hay esperanzas de que podamos hacer pleno uso com-S* tivo con el pueblo cuya cultura esté estudiando, y como
parado de la descripción de ima cultura. resultado de una investigación directa y sistem átic^ Es
La sociología comparada supone otro cambio, quizá cierto que cuando disponemos de im conocimiento bastante
más im portante incluso, en la concepción de la naturaleza~Í^ completo de un pueblo y del significado de sus costumbres
de la investigación de campo. Segiin la concepción antiguajl ■y creencias, podemos hacernos ima idea de sus costum­
la tarea del investigador de campo era simplemente obser- J bres y creencias. Así, creo que en el caso de los esquimales
var los hechos y recogerlos de la forma más precisa posible!^ podemos estar bastante seguros de que el signifi^do esen­
con ayuda de materiales como las fotografías, los textos e iifi cial del m ito Sedna radica en su relación con la división dei
la lengua indígena, etc. No era misión suya, por lo m enos'S año en dos partes, verano e invierno, y en los efectos de
no en calidad de investigador de campo, intentar d ar u n a |Í dicha división sobre la vida social. Pero, aun así, la e la b ^
interpretación de los datos que recogía. De eso se encarga--^ ración com pleta de esa hipótesis y, más todavía, su
ban otros. tl--
cación efectiva, la demostración de que ése es ^ signiri-
La concepción de la nueva antropología es la opuesta a ^ | cado verdaderam ente, sólo podría realizarse mediante pos- 3 ;-
esta; es la de que sólo el investigador de campo, la persona'^^ teriores investigaciones entre los propios indígenas. ^
que entra en contacto efectivamente con el pueblo en cues-Sf No hay que suponer que se pueda descubrir el signu -
tión, puede descubrir el significado de los diferentes e le ^ l cado de un elemento cultural preguntando a los propios j-..
mentos de la cultura, y que debe hacerlo, p ara poder pro- j | ; indígenas lo que significa. Los hombres no reflexionan so-
p o ra o n a r material que se pueda utilizar plenam ente p a ra :^ I bre los significados de las cosas en su propia c u l t u r a , los
los tm es científicos. . ,
' dan p o r sentados. A no . ser que seamos, antropólogos, no
Cuando hablo del «significado» de un elemento cultural;S® ' reflexionamos siquiera sobre el significado de costumbres
uso la palabra de form a muy parecida a como la usamos fj tan corrientes entre nosotros como la de estrechar la mano
^ a n d o hablamos del significado de las palabras. Si consi- % o la de levantar el sombrero. Si, por casualidad, el etno- -
deramos a un individuo, el significado de una palabra que ':fl grafo se encuentra con un individuo que haya reflexiona o
Olga o use es la serie de asociaciones que tiene con otras sobre el significado de las costumbres de su pueblo, lo m as . .í.-.
cosas en su mente y, por tanto, el lugar que ocupa en su probable es que dé su propia interpretación individual, que, .
pensamiento total, en su vida mental como un todo. Si to- por significativa e interesante que sea, no puede consi e- . . ,
mamos una comunidad en un momento determinado, el rarse como una afirmación válida sobre lo que la costum re ^
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significa realmente para la comunidad en general. El signi^
l ’no está calificado p ara realizar la tarea de interpretar la
ficado de un elemento cultural sólo puede definirse c u a S
^ c u ltu ra . Es una tarea que corresponde, no a la sicología,
se entienda la cultura como un todo de partes relacionadas^
U sino a la sociología. La concepción dèi Dr. Haddon se pro-
mutuamente, y eso sólo puede hacerlo quien esté en con ^
ir duj’o en una etapa demasiado temprana de la historia de
diciones de verla objetivam ente: el etnógrafo o el especia-'
lista en sociología comparada, precisamente f la antropología. , . . i
; Como Francia fue eí país donde se produjo prim ero e
Por consiguiente, el investigador de campo ha de utiH ■: desarrollo del estudio teórico de la s o c i o l o g í a comparada,
zar una tecnica especial para descubrir los sig n ific S o rd e
■ podría haberse esperado que fuera en Francia donde se
los hechos culturales que observe, técnica análoga en cierto
■ elaboraran los nuevos métodos de trabajo de campo.
sentido a la usada por el lexicógrafo al recoger por primera
' trabajo de Doutté en Marruecos fue un prim er paso en esa
cTo “ r H? ? - c o n ju n r m " dirección, y la obra posterior de René Maimier constituye
le n ta m tn t? /fe n ic a se está desarrollando ahora im buen ejemplo de los nuevos métodos. La im portante
medida nn ’ ^ desarrollo sólo será posible a obra de Marcel Granet sobre China se basa más en el estu­
dÍ í progresos en la teoría sociológica. dio de los documentos chinos que en la observación de la
Desde el punto de vista de la sociología comparada gran cultura viva. Pero, al parecer, los franceses no sienten una
S r a s d f l o r ""'m testimonios de las atracción muy fuerte por la investigación etnográfica.
t Í l c t ^ r i o V no ''"
no europeos en el pasado es insa- En la actualidad, los nuevos métodos aparecen utiliza­
tistactorio y no puede utilizarse adecuadamente. Las vitri- dos en la obra de un número pequeño, pero cada vez mayor,
tos cuvo etnográficos están llenas de obj" de investigadores. Puedo señalar la obra del profesor Ma-
tos cuyo significado completo no conocemos y probable linowski y de la Dra. Margaret Mead. Pero podemos esperar
e s ta fu e n a s de N uestras bibliotecas que en los próximos años veremos la publicación de m u­
chos trabajos realizados con dichos métodos.
Una objeción que puede hacerse, y de hecho se hace,
contra este tipo de trabajo es la de que existen muchas
posibilidades de que el punto de vista personal del investi­
gador influya en los resultados. Eso es cierto y hay que
reconocerlo, pero su importancia puede exagerarse fácil­
m oZ no""" ‘^-npo del üpo mente. Un remedio, quizá no perfecto, pero muy valioso,
• seria el desarrollo de una técnica o metodología de la inter­
Creo que la prim era iniciativa en favor de esP Hr,^
pretación, que perm ita quizá dem ostrar la validez de una
interpretación particular mediante hechos fundam entales
o, en cualquier caso, pueda ponerse a prueba de tal modo,
que, aunque no se eliminen, se reduzcan los efectos del
punto de vista personal. La elaboración de dicha técnica
es uno de los problemas con que nos enfrentamos en la
actualidad, una de las necesidades urgentes de nuestra
ciencia. La multiplicación de estudios de ese tipo, al con­
f£s:'e? Í : i r ir iF " tribuir al aumento de los observadores que realicen trabajo
de campo y al proporcionarnos en algunos casos observa­
ciones sobre una región de dos investigadores independien-
88
89
te y también la cooperación ocasional de dos o m á M
líHe dicho que el significado de un elemento cultural se
los contribuirá a la elim in a ci^ ^ ^ iig u a r á al descubrir su relación con los demás elemen-
los efectos del punto de vista personal. Pero lo más imS
3S y con la cultura como u n todo. De ello se sigue que,
soHoI • desarrollo de la teo- fefroalm ente, o siempre que sea posible, el investigador de
sociológica que haga de guía para el investigador de caií
po en sus estudios y le ayude a conseguir tanto obietivídl igpmpo debe realizar un estudio total de la cultura com­
como mtengridad en sus observaciones p leta. Por ejemplo, no es posible entender la vida econó-
líiiica de un pueblo indígena sin hacer referencia a cosas
Una comprensión o interpretación sociológica ad ecú a!
Icomo el sistem a de la magia y de la religión, y, natural-
fmente, lo inverso es igualm ente cierto. Hace mucho tiempo,
le í Dr. H addon insistió en la necesidad de esa clase de
léstüdios intensivos de zonas seleccionadas, y así hizo pos-
Iterionnente el Dr. Rivers, y podemos considerar que dicha
ginsistencia form a parte de la escuela de Cambridge. El des-
íárrollo del punto de vista sociológico ha revelado, con más
“ S v ís í r r r de“ :o up^ ■claridad incluso, que dicha necesidad es evidente.
Podemos observar aquí que esa concepción del carácter
| | unitario de la cultura es uno de los rasgos más importan-
i ' tes de la nueva antropología, y constituye un aspecto en
5fel que difiere profundam ente de algunas de las muestras
^€de la etnología y de la antropología actuales y de las ante-
K riores. Algunos estudiosos de la cultura adoptan lo que
podríamos llam ar un punto de vista atom ista de la cultura.
^ Para ellos, todas las culturas se componen de una serie de
elementos o «rasgos» discontinuos e independientes, que
carecen de relación funcional m utua y han quedado agru-
= £ f Í lH íS S f = : pados como una simple colección por obra de casualidades
históricas. Un elemento cultural nuevo se origina en algún
sitio y después se propaga m ediante un proceso de »ídifu-
S H -S — sión» que con frecuencia se concibe en form a casi mecá-
nica. Este punto de vista es consecuencia en gran medida
del estudio de la cultura propio de los museos.
' La nueva antropología considera cualquier cultura du­
r^ : r r í ™~ — . radera como una unidad o sistem a integrado, en el que cada
elemento desempeña una función precisa en relación con el
conjunto. En ocasiones, la unidad de una cultura puede
verse alterada gravemente p o r el impacto de otra cultura
te. A falta de la DoJhiI,M , ^ así sucesivamen- muy diferente, y puede quizá resultar destruida o susti­
sólo de esa fnrm / experimento efectivo, M tuida. Esas culturas desorganizadas son muy corrientes
sociedad k L t T de la ' 1 en la actualidad por todo el mundo, desde América o los
mares del Sur hasta China e India. Pero el proceso más
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91
habitual de influencia m utua entre culturas es aquel porj> ' aborígenes australianos o en el de algunas de las tribus de
el cual un pueblo acepta determinados elementos cultura-'. los indios norteam ericanos.
Ies de sus vecinos, al tiempo que rechaza otros, acepta-'J Así pues, en la nueva antropología el trabajo de inves­
ción y rechazo determinados por la naturaleza de la cultura tigación de campo ha llegado a ser mucho más difícil y de
como un sistema. Normalmente, los elementos adoptados o alcance mucho más amplio. La selección y preparación
«tomados prestados» de los vecinos se rehacen y modifican de las personas para ese trabajo es también más difícil.
en el proceso de hacerlos encajar denti-o del sistema cuítu- El investigador de campo debería contar con un conoci­
ral existente. miento cabal de todos los desarrollos recientes de la socio­
logía teórica. En la actualidad, no se puede obtener en los
lib ro s; sólo mediante el contacto personal con quienes es­
tán trabajando en la m ateria. Además, debería haber apren­
El alcance del trabajo de campo entre los pueblos no dido la técnica de la investigación de campo, tanto p ara la
europeos está ampliándose en otra dirección, en parte como observación como p ara la interpretación. También debe
consecuencia de las relaciones que se están estableciendo conocer todo lo que se haya descubierto hasta entonces
ahora entre al antropología y la adm inistración colonial. sobre la cultura de la región en que vaya a trab ajar y, a ser
En otros tiempos, si un investigador de campo visitaba posible, conocer un poco las lenguas también. Por últim o,
a un pueblo que había estado sometido a la influencia muchas veces el éxito de un investigador de campo en etno­
europea, como solía ocurrir, su misión consistía en descu­ grafía depende de ciertas cualidades tem peram entales y
brir, con .a mayor profundidad y lo. más detalladamente caracteriológicas. No todo el mundo puede ganarse la con­
que pudiera, cual había sido la cultura original antes de que fianza de un pueblo indígena.
se hubiera ejercido dicha influencia. No se consideraba Es evidente que el investigador de campo ideal no es
parte de la labor del etnógrafo estudiar detalladam ente los fácil de encontrar, y que necesita algunos años p ara su
cambios producidos en la cultura indígena p o r el contacto preparación. Y, sin embargo, las recompensas de esta pro­
con los europeos. Pero muchas veces un conocimiento pre­ fesión son muchas menos que las de las otras ciencias. Una
ciso de dichos cambios y del modo como se producen es de de las grandes dificultades de esta ciencia es la de encon­
gran valor para la sociología teórica, y más incluso para pro­ tra r investigadores y proporcionarles los medios p ara que
porcionar una base científica de conocimiento exacto a la realicen su trabajo. La investigación en antropología so­
administración colonial. La misión prim ordial dei etnó­ cial suele ser costosa. No puede realizarse, como muchos
grafo sigue siendo la misma, la de descubrir todo lo que otros trabajos científicos, dentro de los recintos de una
pueda sobre la cultura, tal como era- originalmente. Hasta universidad. La necesidad más urgente es la de que se sos­
T se podrán entender los tenga dicha investigación m ediante becas de investigación
camb os que la influencia europea provoca. Pero, para que que perm itirían al antropólogo que haya recibido prepa­
coIon i r ° i ^ adm inistración ración para el trabajo de campo realizar ese trabajo du­
el e s t^ in ha de em prender ahora rante años sin te n e r'q u e abandonarlo por la enseñanza o
1 estudio y la interpretación de los., cambios que vea se cualquier otro de los empleos que actualmente constituyen
están produciendo en la cultura que esté investigando el único modo de conseguir ingresos asegurados y con­
No obstante, esos estudios son de poco o ningún valor tinuos.
para la sociología teórica o para fines prácticos, cuando la Y, sin embargo, el futuro de la sociología com parada
cultura en cuestión está en proceso de desintegración o de los pueblos no europeos reside enteramente en la inves­
estruccion completa, como, por ejemplo, en el c ¿ o de los tigación de campo. Ha pasado la época en que aceptaría-
92
mos la autoridad científica en esta m ateria de alguien que ■• posibles para siempre. ¿Existe o ha existido nunca alguna
nunca hubiera hecho un estudio intensivo de por lo menos otra ciencia que se enfrente o se enfrentara con sem ejante
una cultura. En el pasado hemos dependido mucho de los situación, la de que, precisamente en el momento en que
llamados «antropólogos de sillón». Pero en la situación está alcanzando la madurez, disponga de muy pocos culti­
actual de la ciencia ninguna visión intuitiva, por genial que vadores y de fondos muy escasos a causa de la falta de
sea, puede compensar completamente la falta de contacto interés y apoyo generales, y de que una gran cantidad del
personal directo con el tipo de m aterial que el antropólogo material más im portante esté desapareciendo año tras año
tiene que estudiar y explicar. sin que exista la posibilidad de hacer estudio alguno que
Así pues, éste es otro rasgo im portante de la nueva an­ no sea el de un sector reducido?
tropología, la insistencia en que la invéstigación y la teoría
no deben separarse, sino que deben ir tan íntim am ente com­
binadas como en las demás ciencias. Las observaciones de Mediante las investigaciones de campo será como la
los datos, la formulación de las hipótesis y la puesta a antropología haga progresos de cara a convertirse en una
prueba de éstas mediante nuevas observaciones directas ciencia auténtica e im portante. Pero los estudios intensivos
son todas ellas partes de un único proceso que un m is­ de culturas o sociedades particulares no bastan por sí solos.
mo individuo debería llevar hasta las últimas consecuencias Dichos estudios intensivos deben inspirarse en la teoría y
posibles. verse guiados por ella, y la sociología teórica ha de basarse
en la comparación de culturas diferentes unas de otras,
pues en esta ciencia la comparación ha de ocupar en gran
Mientras tanto, existe un hecho que a veces me parece medida el lugar que el experimento ocupa en las otras
coloca a nuestra ciencia en una posición casi trágica. Aho­ ciencias.
ra que, mediante el desarrollo gradual de la teoría y el La nueva antropología está desarrollando una concep­
perfeccionamiento de los métodos de investigación, esta­ ción del método comparativo diferente de la que había sido
mos en condiciones de hacer las contribuciones más impor­ corriente en el pasado. En la antropología anterior se nos
tantes a la ciencia del hombre m ediante el estudio inten­ ofrecían libros o monografías en las que aparecían recogi­
sivo y exacto de las culturas menos desarrolladas del das y agrupadas costumbres o creencias semejantes, a veces
mundo, dichas culturas están resultando destruidas con sólo superficialmente semejantes, de toda clase de culturas
una rapidez que produce consternación. Ese proceso de des­ del mundo entero. Un procedimiento de ese tipo puede ser
trucción, p o r medio de la acción combinada del comercio útil para hacer un prim er examen de algún problem a o
o la explotación económica europea, el gobierno de los fun­ grupo de problemas particular, y ha sido útil de esa form a
cionarios europeos y la actividad m isionera, se está produ- en el pasado. Pero lo único que puede hacer es indicar
ciendo a un ritm o acelerado. Durante los veinticinco años los problemas, no resolverlos. Para esto último se necesita
transcurridos desde que participé por prim era vez en esta un procedimiento más preciso y laborioso.
labor, he visto grandes cambios. Tribus de Australia y Para entender cómo debería ser concretamente el m é­
Melanesia y del norte de Africa, de las que hace un cuarto todo comparativo hemos de tener en cuenta la clase de
ae siglo habríamos podido obtener la información más va­ problemas a cuya solución va dirigido. Son de dos tipos,
liosa, ahora nos proporcionarán muy poco y, en muchos que podemos distinguir con las denominaciones respecti­
casos, nada.^ Dentro de otro cuarto de siglo^, la situación vas de sincrónico y diacrònico. En un estudio sincrónico,
sera muchísimo peor. Trabajos que todavía ahora se pue­ lo único que nos interesa es una cultura, tal como es en un
den hacer en todas las partes del globo serán entonces im- momento determinado de su historia. Podemos decir que
Qd
el objetivo final es definir lo más precisamente posible las
condiciones que cualquier cultura ha de satisfacer para a dudas, no menos im portantes que las semejanzas, y el
poder existir pura y sim plem ente.'Lo que nos interesa es la nuevo m étodo comparativo centra su atención en dichas
naturaleza de la cultura y de la vida social, el descubri­ diferencias.
miento de lo que hay de universal por debajo de las nume­ Ya he señalado que la sociología com parada considera
rosas diferencias que nuestros datos presentan. De ahí que una cultura como una unidad sistemática o integrada en
necesitemos comparar la m ayor cantidad de tipos de cultu­ la que cada elemento desempeña una función distinta. Por
ras diferentes que podamos. Por otro lado, en el estudio esa razón, su objetivo es, y debe ser, com parar unos con
diacrònico, lo que nos interesa son las formas como las otros sistem as culturales totales y no elementos culturales
culturas cambian, e intentar descubrir las leyes generales aislados pertenecientes a regiones diversas. Así pues, el
de esos procesos de cambio. procedimiento ha de ser análogo al de la morfología y fisio­
Me parece evidente que no podemos em prender con logía com paradas, cuando comparan las especies animales.
é.xito el estudio de las form as como la cultura cambia hasta ■M Estas últim as disciplinas realizan sus estudios comparando
que no hayamos hecho por lo menos algún progreso en la variedades perténecientes a la misma especie, o especies
tarea de determ inar de qué cultura se tra ta y cómo fun­ pertenecientes al mismo género, y después emprenden la
ciona. Así pues, en cierta medida, el estudio de los proble­ comparación de los géneros, de las familias y de los ór­
mas sincrónicos ha de preceder necesariam ente al estudio denes.
de los problemas diacrónicos. Los cambios que se producen En la sociología comparada, como señaló Steinmetz
en las instituciones de un pueblo no son comprensibles hace muchos años, el procedimiento científico ha de ba­
adecuadamente hasta que no conocemos las funciones de sarse en una clasificación sistemática de las culturas o de
dichas instituciones. Por otro lado, también es cierto que, los tipos sociales. En consecuencia, nuestro próximo paso
SI podemos estudiar los cambios que se están produciendo es definir lo m ejor que podamos determinadas zonas cultu­
en algún aspecto de la cultura, dicho estudio nos será de rales o tipos de cultura. Desde luego, dicho procedimiento
gran ayuda para nuestras investigaciones funcionales. es tan antiguo como Bastían, pero ha adquirido una im por­
Asi como los problemas de la sociología comparada son tancia y uso nuevos.
de dos clases, así también ei método comparativo se usa­ Así, por ejemplo, descubrimos que Australia como un
ra de dos modos. En relación con el estudio sincrónico de todo es una zona particular suficientemente homogénea,
la cultura, compararemos diferentes culturas unas con en la que existe el mismo tipo de cultura. Así pues, pode­
otras, tal como cada una de ellas existe en un momento mos em prender inmediatam ente una comparación de las
dado de su historia, y sin hacer referencia a los cambios en diferentes tribus australianas entre sí. De forma, que po­
la propia cultura. demos considerar que cada tribu, o cada grupo peque­
El metodo comparativo no riguroso, tal como se lo ha ño de tribus, nos ofrece en su sistema cultural una va­
usado muchas veces, y, de hecho, lo siguen usando algunos riedad especial de un tipo general. Mediante el estudio lo
autores, es científicamente incorrecto en el sentido de que más minucioso posible de dichas variaciones podemos rea­
hace comparaciones inmediatas entre costum bres o creen­ lizar un proceso de generalización que nos perm ita d ar una
cias aisladas pertenecientes a regiones diferentes v a cultu­ definición o descripción general del propio tipo. Mediante
ras de tipos distintos. Además, centra su atención en las ese proceso, muchas veces podemos descubrir correlaciones
semejanzas de costumbres, y muchas veces en lo que sólo entre un elemento cultural y otro. Además, dicho procedi­
en apariencia son semejanzas aparentes y no reales. Pero miento es casi esencial para cualquier intento de descubrir
para el sociólogo, las diferencias culturales son, sin lugar el sigmficado y la función de un elemento. Pues, gracias a
él, podemos determ inar lo que permanece constante y lo
96
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como un todo. Sólo cuando hayamos reaHzado estudios de
que varía en una institución, costum bre o creencia, de ese tipo con cierta profundidad, llegará a ser provechoso
igual modo que en la comparación de una parte de una hacer comparaciones entre la cultura bantú y la polinesia
zona cultural con otra. o la norteamericana.
Ese estudio de los tipos y variedades culturales en la Así pues, para la nueva antropología el método compara­
sociología comparada es completamente diferente del estu­ tivo es un medio de obtener generalizaciones. Intentamos
dio de las áreas culturales en etnología. El objetivo funda­ descubrir lo que hay de general de entre las variaciones de
mental de esta última es proporcionar el m aterial para la institución o de costum bre en toda una región o tipo. Me­
reconstrucción hipotética de los movimientos de difusión diante la comparación de un número suficiente de tipos
cultural. Aquélla es esencialmente un proceso de generali­ diferentes, descubrimos uniformidades que son todavía más
zación, un medio de descubrir los rasgos o principios gene­ generales y, así, podemos llegar a descubrir los principios
rales que permanecen constantes en todo el tipo, al tiempo o leyes universales de la sociedad humana.
que adoptan formas diferentes en las distintas partes de Una palabra cuyo constante uso ha constituido un gran
la zona. obstáculo para el pensamiento científico de la antropología
En ese estudio de las variaciones de un tipo de cultu­ es la de «primitivo». Sugiere que cualquier sociedad a la
ra particular, nuestro objetivo debe ser com parar la cultura que la apliquemos representa para nosotros algo corres­
como un todo de una tribu con la de otra. Pero muchas pondiente a los comienzos de la vida social. Ahora bien, si
veces resulta imposible; de hecho, en el estado actual de la cultura tuvo un origen único, como podemos suponer,
nuestro conocimiento, casi siempre lo es. Por eso, podemos hace varios cientos de miles de años, en ese caso cualquier
hacer un estudio comparado de las variaciones en algún cultura existente tiene una historia tan larga como cual­
aspecto particular de la cultura. Pero hemos de tener cui­ quier otra. Y aunque el ritm o de cambio puede variar,
dado a la hora de aislar tina parte de la cultura de otra para cualquier cultura, igual que cualquier lengua, está experi­
los fines del estudio. Así, el estudio de algún aspecto p arti­ mentando cambios constantemente. Pero, aparte de esas
cular de las tribus australianas, en lugar de su organiza­ connotaciones de la palabra que en cierto sentido dan a
ción como un todo, ha producido muchas interpretaciones entender la idea de «temprano», la aplicación que se suele
erróneas. hacer de ella a los tipos más diferentes de culturas es muy
Quizá no exista otra región completamente sem ejante a perjudicial. Las diferencias culturales entre los maoríes
Australia por lo que se refiere a las oportunidades que de Nueva Zelanda y los aborígenes de A ustraha es, por lo
ofrece para el estudio de muchas variaciones de un único menos, tan grande como la que existe entre nosotros y los
tipo de cultura. Por esa razón, en otras regiones nuestro maoríes. Y, sin embargo, agrupamos a esas dos culturas
procedimiento ha de ser algo diferente. Así, por ejemplo, bajo la calificación de «primitivas» y las contrastamos con
si deseamos estudiar las culturas bantúes de Africa, hemos la nuestra, «no primitiva». Sé perfectamente lo difícil que
de empezar por dividir la región total en unidades idóneas. es evitar completamente el uso de ese término, o de cual­
Una de dichas unidades abarcaría las tribus basuto-bechua- quier otro igualmente inadecuado, como el de «salvaje».
na, m ientras que las tribus zulú-kaffir constituirían otra Quizá si tenemos lo suficientemente en cuenta las grandes
unidad. N uestra prim era etapa consistirá en estudiar cuida­ diferencias culturales entre los distintos pueblos que agru­
dosamente las variaciones dentro de cada una de las regio­ pamos de esa forma, podremos evitar el inconveniente
nes que constituyan una unidad. Después compararemos principal que acompaña a su uso. Así, podremos e^/itar el
una región con la otra, y así podremos explorar toda la defecto del método comparativo no riguroso, el de consi­
zona bantú de modo que podamos dar una descripción derar inm ediatam ente comparables unos con otros todos
correcta de los caracteres generales de la cultura bantú
09
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los tipos diferentes de sociedad a los que se aplica la eti­
queta de primitivos. ‘ tan suficientes variaciones entre una tribu y otra, al tiempo
que el tipo general siga siendo el mismo. También en este
caso Australia es una región muy idónea. Así pues, comen­
Temo que este examen de los problem as metodológicos zaría la investigación con un estudio comparativo de las
apenas les aporte una concepción precisa. Así, pues, per­ tribus australianas. Nótese que esto no es así en absoluto
m ítanme seleccionar im ejemplo p articular de un problema porque la cultura australiana sea «primitiva», en el sentido
sincrónico e indicar brevemente cómo intentaría resol­ de que represente los comienzos de la sociedad hum ana.
verlo. Podemos tom ar como ejemplo uno de los problemas Al contrario, la cultura australiana es ima cultura m uy es­
fundam entales de la sociología* el de la naturaleza y fun­ pecializada, en la que ha habido una elaboración extraordi­
ción de las obligaciones morales que un a sociedad impone naria de la organización del parentesco, y por esa razón
exactamente es p o r la que la seleccionaría para el estudio
a sus miembros. Para los fines de la investigación científica
de cualquier clase de problemas que tengan relación con el
debemos subdividirlo en un gran núm ero de problemas se­
parentesco. Australia representa, no el comienzo, sino el
cundarios. Así, podemos aislar, como uno de dichos proble­
fin de una larga línea de desarrollo de la estru ctu ra del
mas, el de la naturaleza y función de las reglas que prohí­
parentesco. Así que mis razones para seleccionar a A ustra­
ben el m atrim onio entre personas entre las cuales existan
lia son exactamente las opuestas de las que fueron ad u ­
determinadas relaciones sociales; en otras palabras, la na­
cidas p o r autores anteriores que realizaron la misma selec­
turaleza y función de la prohibición del incesto. Hasta
ción.
Durkheim se enfrentó al problem a al m odo antiguo. Ahora
Después de haber seleccionado un prim er campo para
bien, aparte de que cualquier clase de hipótesis sobre
el estudio comparativo, compararía la organización' social
cómo aparecieron por prim era vez ese tipo de prohibicio­
en conjunto de todas las tribus australianas sofere las que
nes hace cientos de miles de años son completamente im­
tenemos información adecuada, con el fin de definir cuál
posibles de verificar, también es evidente que incluso una
es la naturaleza de la correlación entre las reglas que
hipótesis plausible sobre el origen no puede explicamos la
prohíben el m atrim onio y la estructura social. E n otras
gran diversidad qüe encontramos actualm ente en las prohi­
palabras, intentaría definir de la forma más precisa poí ible
biciones de los diferentes tipos sociales. Y, sin embargo, la
la función de dichas reglas como parte del sistem a total
explicación de dichas diferencias es realm ente el quid del
de integración social. La investigación tiene que basarse
problema. En ésta, como en tantas otras investigaciones
en el examen detallado de las variaciones. Como resulta­
sociológicas, hemos de buscar una explicación per genus et
do de dicho estudio de Austraha, podemos llegar a una serie
differentiam. Deseamos saber por qué todas las socieda­
de generalizaciones significativas importantes. Llegaremos,
des tienen reglas de ese tipo y por qué las reglas particu­
por ejemplo, a determ inadas conclusiones provisionales
lares varían, como vemos que lo hacen, de un tipo social a
sobre la naturaleza (no el origen) de la exogamia. Después
otro. Tan pronto como planteam os el problem a de este
habrá que poner a prueba dichas conclusiones m ediante
modo, nos encontramos ante un problem a comparativo
un estudio semejante de otros tipos de culturas. A un solo
del tipo a que he estado refiriéndome. Al tra ta r semejante
estudioso le resultaría imposible, ni siquiera durante toda
problema, lo prim ero que yo haría sería seleccionar una
su vida, hacer una investigación completa de todas las
cultura en que las reglas que prohíben el matrim onio sean
culturas conocidas de ese modo. Esa es la razón por la que
precisas y estén muy elaboradas. Evidentemente, la cultura
la cooperación de varios estudiosos en el estudio de un
de las^ tribus australianas es muy adecuada en ese sentido.
solo problem a es tan esencial en sociología. Pero un estu­
Además, hemos de disponer de una cultura en la que exis-
dio preciso de otro tipo de cultura suficientemente diferen­
100
1
te de la australiana nos perm itiría una verificación muy comparativo antiguo usado como medio para Uegar a for­
valiosa de los resultados provisionales obtenidos. m ular teorías sobre el origen de las instituciones.
Cuando se haya conseguido de ese modo una teoría
sobre la naturaleza y la función de la prohibición del inces­
to, el próximo paso será buscar el experimentum crucis Cuando pasamos a ocupam os de los problemas diacró-
mediante el cual se la pueda poner a prueba de la forma nicos que la sociología com parada ha de estudiar, es decir,
más crítica. Ese ejemplo crucial será con frecuencia uno los problemas de cómo cambian las culturas, la com para­
que resulte oponerse directamente a la teoría. Así, en mi ción de las cultturas tal como cada ima de ellas es en im
propia teoría tendríamos que encontrar prohibido en todas momento determinado de la historia, si bien puede apor­
partes el matrimonio entre padres e hijos y entre hermanos tam os alguna ayuda, no es suficiente por sí misma. Así, el
y hermanas. Así pues, las diferentes sociedades en que está estudio de las variaciones que se han producido en nna'
perm itido el matrimonio entre hermano y hermana nos cultura particular, como, p o r ejemplo, en Australia, aunque
ofrecen una oportunidad para poner a prueba la teoría, no disponga de observaciones sobre cómo o cuándo ocu­
pues hemos de ser capaces de explicar esas excepciones en rrieron, a pesar de todo puede dam os una orientación pre­
función de la propia teoría. La excepción ha de confirmar lim inar para el estudio de cómo se producen las variacio­
la regla. Podemos buscar otros ejemplos cruciales semejan­ nes. En otras palabras, el estudio comparado de las cultu­
tes mediante los cuales poner a prueba la vaÜdez de la ras sin historia es un método para perm itim os form ular
teoría general. con cierta precisión los problemas de que tendrem os que
Como consecuencia de dicha investigación, en caso de ocupam os en un estudio diacrònico de la cultura.
que diera resultado, deberíamos sacar determinadas con­ Sin embargo, p ara poder descubrir las leyes del cambio
clusiones sobre la relación entre las obligaciones morales social, hemos de estudiar en últim a instancia los procesos
y la estructura social. En otras palabras, habríamos apren­ de cambio efectivos. Podemos hacerlo hasta cierto punto
dido algo sobre el lugar que ocupan dichas obligaciones mediante los documentos históricos, en todos los casos en
en la integración social. Después, la sociología tendría que que dispongamos de testimonios suficientemente comple­
em prender investigaciones semejantes sobre otros proble­ tos y dignos de crédito. Pero es de desear que los propios
mas abarcados por el problema general. Podríamos estudiar sociólogos emprendan, lo más pronto posible, el estudio de
de igual form a las obligaciones relativas a la prohibición los cambios que se producen en una cultura durante im
de m atar, o las referentes a los derechos de propiedad. período de años. En este ejemplo el método comparativo
Como resultado fínal de esa serie de estudios relacionados, consistirá en la comparación cuidadosa de procesos de
podríamos Uegar a form ular una teoría de la naturaleza y cambio observados detalladamente.
de la función de la moralidad en general. Dicho sea de
paso, cualquier investigación particular de ese tipo ha de
vincularse con otros problemas sociológicos y ayudar a En la organización actual de la antropología, se supone
aclararlos. De modo que el estudio de la prohibición del que el antropólogo social debe limitarse al estudio de los
incesto supone necesariamente un estudio preciso del pa­ pueblos sin historia, los llamados pueblos prim itivos o
rentesco desde otros aspectos. salvajes que todavía sobreviven fuera de Europa. En caso
Espero que el ejemplo que acabo de poner haya mos­ de que le interese lo más mínimo Europa, se supone que
trado claramente que el método comparativo, tal como lo deoe ocuparse sólo de los tiempos prehistóricos y del lla­
usa el estudio sincrónico de la cultura, es algo diferente mado folklore, es decir, de ciertos aspectos culturales que
con respecto a aspectos importantes del antiguo método se han consiaerado supervivencias de culturas anteriores y
102
En Inglaterra tenemos poquísimas m uestras que pue­
más primitivas. Esa división de los pueblos del mimdo en
dan llam arse sociología. Hobhouse, que representó a la so­
dos grupos para los fines del estudio fue en. apariencia
ciología en este país, era un filósofo más que u n cientí­
bastante satisfactoria m ientras predominó en la antropo­
logía el método histórico. El historiador podía aportam os fico.
En Estados Unidos existe gran número de departam en­
la historia real de las lenguas y cultmras europeas a lo lar­
tos de sociología distribuidos por las universidades. Resul­
go de los tiempos históricos. Al antropólogo, igual que al
ta difícil resum ir los diferentes tipos de estudios que abar­
etnólogo o al arqueólogo, quedaba reservada la tarea de
ca este término. Gran parte del trabajo de muchos depar­
reconstm ir el pasado en las regiones y períodos que que­
tam entos de sociología consiste en lo que en este país lla­
daban fuera del dominio de la historia propiam ente dicha.
m aríam os educación cívica y en estudios relacionados con
Pero, para la sociología com parada como ciencia ge-
obras de asistencia social. Existe todavía algo de lo que
neralizadora de la cultura, esa división de las ctilturas his­
propiam ente debería llamarse filosofía social, aunque m u­
tóricas y no históricas es enteram ente inadecuada y, de
cho menos de lo que había hace un cuarto de siglo. La ac­
hecho, perjudicial. El sociólogo ha de estu d iar todas las
tividad más señalada de dichos departamentos en. la actua­
culturas utilizando los mismos métodos. Al estudiar las cul­
lidad es lo que puede llamarse estudios sociales factuales,
turas históricas, no hace la competencia al historiador ni
es decir, la recogida de información precisa, en fo rm a es­
entra en conflicto con él, pues cada uno de dichos espe­
tadística a ser posible, sobre determinados aspectos de la
cialistas persigue y utiliza, respectivamente, fines y méto-
vida social, principalm ente en los propios Estados Uni­
d('S diferentes. El historiador no busca, o no debería bus­ dos, pero tam bién en cierta medida en otros países.
car, las generalizaciones. Se ocupa de porm enores y de sus Creo que he m ostrado claramente que mi propia con­
relaciones particulares, generalmente cronológicas. cepción es la de que cualquier intento de descubrir las
leyes generales de la sociedad humana debe basarse en el
estudio completo y detallado de tipos de culturas profun­
Siento no disponer de tiempo en esta conferencia para dam ente diferentes y en su comparación. De hecho, la fir­
tra ta r adecuadamente de la relación del estudio que estoy me convicción de que así era fue lo que me hizo e n tra r en
denominando sociología com parada con los estudios a ve­ el campo de la antropología hace un cuarto de siglo. Si
ces denominados sociología o ciencia social. No puedo ha­ acaso, estoy más convencido de ello que nunca, y no veo
cer otra cosa que ofrecer unas pocas observaciones breves. posibilidad para el desarrollo de una sociología realm ente
En prim er lugar, permítanme decir que lo que en Francia, científica, excepto sobre esa base comparativa.
o en cualquier caso en la Universidad de París, se llama Desgraciadamente, lo que ha ocurrido ha sido que la
sociología es el mismo estudio precisam ente que estoy de­ antropología ha desatendido en gran medida el estudio de
nominando aquí sociología comparada, y que, si la mate­ los pueblos no europeos en favor de la historia conjetural
ria está tan avanzada, se debe en gran m edida a la obra y, al mismo tiempo, ■muchos de quienes han realizado un
de los sociólogos franceses : Durkheim, H ubert, Mauss, Si- tipo u otro de estudio sociológico no han tenido u n co­
miand, Halbwachs, Hertz, Granet y Maunier, por citar sólo nocim iento completo de las sociedades no europeas. Excep­
a algunos de ellos. to en Francia, los antropólogos han dejado para la sociolo­
En Alemania gran parte de lo que se Uama sociología gía y los sociólogos para la antropología lo que he llama­
debería llamarse de forma más apropiada, me parece, filo­
do sociología comparada. Creo que ahora, en parte como
sofía social o filosofía de la historia. Un autor que repre­
consecuencia de las actividades de la Junta de Investiga­
senta a la sociología com parada que acabo de describir
ciones de la Ciencia Social para intentar coordinar los di-
es Richard Thumwaid.
105
104
ferentes estudios sociales, están empezando a reconocerse diente y m uy im portante. Desde luego, en Inglaterra tene­
en los Estados Unidos los resultados insatisfactorios de mos los laboratorios Galton como- centro de ese tipo de .,;■
esta división de los estudios, a causa de la cual la antropo­ estudios. E l diJnmdido interés —temo que no siempre en-
logía no ha podido encontrar una posición propia ade­ teram ente científico— p o r la eugenesia y por los problem as
cuada, y no pierdo la esperanza de que antes de que trans­ raciales podria utiHzarse para conseguir apoyo suficiente.
curra otro cuarto de siglo la ciencia de la sociología com­ Por otro lado, no parece que a la biología humana le bene­
parada haya conseguido un lugar reconocido y muy im­ ficie especialmente el hecho de ir unida a la arqueología y
portante en cualquier escuela de ciencias sociales bien or­ a la etnología.
ganizada. La arqueología prehistórica es ahora una m ateria inde- .
Las universidades inglesas, o, mejor, las universidades pendiente con su propia técnica especial y cultivada p o r -
británicas en general, se han mostrado reacias a adm itir la especialistas. N aturalm ente, el arqueólogo debe tener cono-
sociología en forma alguna como m ateria de estudio, en cimiento de la paleontología y geología generales. No obs­
contraste con su popularidad en Estados Unidos. Hasta tante, la afinidad n atu ral de la arqueología es con la his­
cierto punto, esa prudencia ha sido oportuna. La m ateria toria.
está todavía en su etapa de formación. Pero, por otro lado, La etnología, en la m edida en que intenta no simple­
su ausencia de la lista de estudios universitarios reconoci­ m ente clasificar las razas,, las lenguas y las culturas, sino
dos ha impedido en gran m edida su desarrollo. tam bién reconstruir su historia, ha de mantener p o r fuer-
za una asociación estrecha con la arqueología. De hecho,
en cierto sentido, se la puede considerar perfectamente
como im a ram a o desarrollo ulterior de la arqueología.
Como habrán visto, en esta conferencia lo que me ha
Así, podemos perfectam ente considerar la arqueología pre­
interesado principalmente ha sido intentar indicar una nue­
histórica (o paleontología, como a veces se le llama) y a
va disposición de los estudios agrupados bajo el nombre
la etnología como una m ateria que persigue y utiliza, res­
de antropología. Esta nueva disposición es consecuencia
pectivam ente, los fines y métodos de la ciencia histórica.
del crecimiento natural, pero debería reconocérsela, y en
Frente a las ciencias históricas se sitúan las tres cien--
última instancia ha de convertírsela en la base de cualquier
cias generalizadoras; la biología humana, la sicología y la
coordinación satisfactoria de los estudios en las imiversi-
dades y en otros sitios. sociología com parada.
La relación más estrecha e im portante de la sociolo^a
En prim er lugar, hay tres estudios que se han asociado
com parada es la que m antiene con la sicología. Al especia­
tradicionalmente con el nombre de antropología: la antro­
lista en sociología com parada no le interesa de form a es­
pología física, la arqueología prehistórica y la etnología.
pecial adquirir más de im conocimiento elemental de , la
La antropología física parece destinada a quedar ab­
arqueología prehistórica. El estudio de la historia, en. la
sorbida dentro de un estudio más amplio de la biología
m edida en que trate de la cultura y no de los hechos d e ,
humana, que requiere que se lo realice en asociación es­
los reyes, de los estadistas y de los soldados, es del ma­
trecha con las ciencias biológicas. El procedimiento actual,
yor valor para él. Especiahnente en la actualidad, es de
por el que se enseña la antropología física como parte de
desear que la sociología comparada evite dejarse enredar
la anatomía, no siempre es del todo satisfactorio. Puede
en las reconstrucciones de la historia que he descrito m ás
desatender el estudio del hom bre como organismo vivo y
arriba como pertenecientes a la etnología.
tra ta r muy superficialmente los im portantes problemas de
Por tanto, tal como yo la concibo, la materia de la an­
la genética humana. Me gustaría ver el día en que la bio­
tropología se está dividiendo en tres disciplinas, distingui-
logía humana se vea reconocida como m ateria indepen­
107
106
das bien por diferencias de método bien p o r el tema de
cuela de Vida y Lenguas Africanas inició hace algunos años
estudio: la biología humana, que está, o debería estar, vin­
un curso de vacaciones sobre antropología y adm inistración
culada con las ciencias biológicas; la arqueología prehistó­
y educación de los indígenas para los funcionarios y misio­
rica y la etnología, que corresponden a los estudios histó­
neros del gobierno, y creo que dichos cursos han seguido
ricos; y k sociología comparada, que mantiene relaciones
im partiéndose. E n Sidney se ha realizado un experimento
con la sicología, por un lado, y, por otro, con la historia
más amplio desde 1927. Los cadetes seleccionados para la
y con las ciencias sociales, con la economía, con la juris­
prudencia, etc. adm inistración del territorio bajo mandato son enviados al
territorio p o r un año o dos para que se familiaricen con
Todavía no he dicho nada del estudio de las lenguas. En
el tipo de vida y de trabajo que harán, para p ro b ar su ca­
las ultimas decadas. hemos contemplado el desarrollo de
pacidad p ara él y p ara permitirles decidir finalmente si
una ciencia general de la lingüística que se ha ido ganan­
desean em prender esa carrera. Después, asisten a la uni­
do una posicion propia. Creo que es muy de desear que la
versidad de Sidney durante un año académico de nueve
hnguistica y la sociología comparada m antengan una co­
meses y dedican todo su ’tiempo allí a un curso especial de
nexión muy estrecha. No tengo tiempo en esta ocasión
capacitación. Se compone de dos cursos cortos de altime-
para examinar detalladamente las relaciones de esas dos
m aterias. tría y de higiene tropical, pero dedican la m ayor parte
de su tiem po al estudio de la sociología com parada y de la
adm inistración colonial. El resultado de esta disposición
será que dentro de algimos años todos los funcionarios
Al concluir esta conferencia, deseo volver a hablar de
adm inistrativos del territorio tendrán un conocimiento co­
tma cuestión que he citado brevemente al comienzo, a sa­
rrecto de los principios y métodos de la sociología com­
ber, la enorme im portancia del reciente desarrollo de lo
parada y, gracias a él, habrán adquirido un conocimiento
que podemos llamar antropología aplicada o antropología
considerable de las instituciones y costumbres de Guinea
administrativa. Durante más de una década me he p r e o L
y de su significado, y habrán hecho un estudio sistem ático
pado ampliamente en mi propia actividad de este estudio
de los problem as y métodos administrativos. El territorio
en Afnca y en Oceanía. Si Ies parece que hablo dogmática­
de Papuasia no ha aceptado el sistema de cadetes, pero im a
mente en lo que les voy a decir, quiero pedirles que re-
serie de funcionarios con experiencia de la adm inistra­
cuerden que en el tiempo de que dispongo solamente pue.
ción han dedicado sus vacaciones a asistir a cursos espe­
do exponerles mis conclusiones sin explicar las conside-
raciones en que se basan. ciales en Sidney.
De modo que se ha hecho algún progreso en la aplica­
Durante muchísimo tiempo, los antropólogos han estado
ción práctica de los estudios antropológicos. Todavía queda
manifestando la necesidad de utüizar su ciencia para las
mucho que se podría y debería hacer. En algimas de las co­
actividades practicas del gobierno y la educación de los pue­
lonias británicas, como las del Pacífico occidental y la de
blos dependientes Por lo que se refiere al Im perio britá­
M alasia británica, no existen ni antropólogos del gobierno
nico, el resultado ha sido que po r fin se hayan tomado al-
ni preparación regular alguna en antropología p ara sus
^ a s medidas prácticas. Se han nombrado antropólogos
funcionarios. Además, me parece que los cursos que ahora
del gobierno en dos de las colonias africanas, en Papuasia
están recibiendo los funcionarios que prestan sus servicios
y en el te rn to n o bajo mandato de Nueva Guinea. Ahora los
en Africa son inadecuados. Unas cuantas semanas dedica­
cadetes y funcionarios que prestan sus servicios en las co­
das a la antropología pueden ser m ejor que nada, pero es
lonias africanas reciben breves cursos de preparación an
evidente que no se pueden considerar suficientes. No hay
tropologica en Oxford y Cambridge. En Sudáfrica la Es-
duda de que una de las administraciones de indígenas más
-j.
108
109
r áorada, no le p a re a a J ¡ costum bres de una tn-
>- na para tra ta r en ‘ „ « te sa d o p o r los e s ^ t o s
eficaces es la de las Indias orientales holandesas, y la cali-^ bu indígena. Otro, q finnemente convencido e
íicación para esos empleos requiere cinco años de estudios^^ de Elliott sm ith y „0 podía serle de utüi-
especiales, incluidos las lenguas, el derecho y las costura-: que un estudio de l a ^ ^ funcionario de una
bres indígenas. , j i - j - dad práctica a pesar de su mte ^ ,
Una cuestión de cierta im portancia es la del tipo de en- de las colonias para aconsejar sobre los
señanza antropológica que debería im partirse a los ad­
de los do® “ “ „ „ lo n ia i; le preguntaron si
m inistradores de los indígenas para que realicen sus ta- _ métodos de la en antropología a quie-
reas de forma adecuada. Creo que de nada les serviría el ; seria bueno d ar una ^ funcionarios de m . distn-
estudio de la antropología física o el de la clasificación de nes llegarían a ser al ^ perjudicial, que un
las razas que corresponde a la antropología física o etno­ to. Respondio que sen preparación se ocu-
logía. Tampoco les serviría el estudio de la arqueología magistrado ,u e I t í g o y no del tes-
prehistórica. Además, los intentos de reconstruir la histo­ paría de la form a de ^ el tribunal. Estos
ria de las culturas y de los pueblos a los que he denomina­
L o n i o que tipo de opiniones que se
do etnología no son del más mínimo valor práctico para
son ejemplos veLs. P ara el hom bre de
las tareas de la adm inistración o de la educación de los nie h an comunicado ¿e las calaveras o de
indígenas. i i c la calle la antropología es ^ ^ especímenes etnologi-
Es evidente que la preparación que ayude a ios run- los instrumentos de , ^luseos, o bien de las
cionarios coloniales a hablar la lengua o lenguas de los eos que coleccionamos en n^^ alrededor
pueblos con los que tengan que tratar es de un gran valor teorías sobre los viajes ^ verdaderam ente, si
práctico. En algunos de nuestras colonias se imparten ya del mundo en busca las universidades
cursos sobre ellas.
Lo que el adm inistrador o educador de pueblos depen­ r^ o r : i — d f la s - i s t a ^
dientes necesita sobre todo es im conocimiento detallado
de la organización social, de las costumbres y creencias de
los indígenas y un entendimiento de sus significados y fun­ se conoce con ese nombre. estudios no
ciones. Sólo pueden conseguirse m ediante im estudio ge­ No pretendo sugerir en ^b so ^¿°^^L o único que estoy
neral de la sociología comparada, seguido de im estudio sea^ de valor - a d é m ^ o y ^ ^ ra las t ^
intensivo del pueblo particular en cuestión.
E n muchas ocasiones he conocido a personas que par­ : diciendo es q « a los pueblos
ticipan en el gobierno y la educación de los pueblos indí­ : r o ? o ! r b :,/s .:d o
genas, las cuales han expresado la opirdón de que, cual­ años con u n a asignatura q sociología
quiera que sea el interés académico que ofrezca la antro­
general <iue abarca P“ .„¿¡o sociológico función j
pología, carece de valor práctico para las actividades que c o m p a r a d a , seguido de fueran a ocupar (e.
realizan. He descubierto que lo que dichas personas lla­ de U cultura de que ^ “ ‘o ,i„ e a y Melanesia en el
man antropología es la sene de estudios académicos que
A frica b an tú en u n c , ^g^udio c o m p a ra d o de m e
incluye la antropología física, la clasificación de las razas,
otro), c o m p l e t a d o con ^ colonial y de e '
la reconstrucción etnológica de la historia, la arqueología
prehistórica y la antropología social, que elabora teorías i- - r d e ' i r S t - e r a d a s a la l u . de los re
sobre los orígenes de las instituciones. Un magistrado se
me quejó de que, aunque había leído íntegramente La rama
nue le aportara ayuda práctica a l ^ -
dorada, no le parecí ^ ^ costum bres de una trx
na para tratar en su audiencia 1^3 escritos
eficaces es la de las Indias orientales holandesas, y la c^i-^ bu indígena. Otro, que se firmemente convencido de
ficación para esos empleos requiere cinco años de estudios de Elliott smith y logia no podía serle de utili-
especiales, incluidos las lenguas, el derecho y las costum- que un estudio de la ant p ^ funcionario de una
bres indígenas. , , , - j dad práctica a pesar de s ^ propósito a
Una cuestión de cierta importancia es ia del tipo de en- | de las colonias africanas q aconsejar sobre los
señanza antropológica que debería im partirse a los ad- | de los colonial; le preguntaron si
m inistradores de los indígenas para que realicen sus ta- ^ niétodos de la en antropología a qme-
reas de form a adecuada. Creo que de nada les serviría el g sería bueno dar una p P funcionarios de un distn
estudio de la antropología física o el de la clasificación de nes llegarían a ser ^ perjudicial, que un
las razas que corresponde a la antropología física o etno- to. Respondio que sen preparación se ocu
logia. Tampoco les serviría el estudio de la arqueología magistrado que hubiera y no del tes-
prehistórica. Además, los intentos de reconstruir la histo­ paria de la forma ^ ante el tribunal. Estos
ria de las culturas y de los pueblos a los que he denomina­ L o n io que tipo de opiniones que se
do etnología no son del más mínimo valor práctico para son ejemplos “^aracten ^ hombre
las tareas de la adm inistración o de la educación de los me han comunicado un calaveras .o de
indígenas. j i c la calle la antropología f ^ especímenes etnologi-
Es evidente que la preparación que ayude a los tun- tos instrumentos de „ ú se o s, o bien de las
cionarios coloniales a hablar la lengua o lenguas de los eos que coleccionamos en ^ alrededor
pueblos con los que tengan que tratar es de un gran valor teorías sobre los viajes verdaderam ente,
práctico. En algunos de nuestras colonias se imparten ya del mundo en busca de perla ^ ,^3 universidades
cursos sobre ellas.
Lo que el adm inistrador o educador de pueblos depen­
dientes necesita sobre todo es un conocimiento detallado
de la organización social, de las costumbres y creencias de
los indígenas y un entendimiento de sus significados y fun­ i e t ’“ riñe­
se conoce con ese n°n>bre_ ^^„aio s no
ciones. Sólo pueden conseguirse mediante un estudio ge­ No pretendo sugerir tífico Lo único que est y
neral de la sociología comparada, seguido de un estudio
intensivo del pueblo particular en cuestión.
En muchas ocasiones he conocido a personas que p ar­
ticipan en el gobierno y la educación de los pueblos indí­
genas, las cuales han expresado la opinión de que, cual­
quiera que sea el interés académico que ofrezca la antro­
pología, carece de valor práctico para las actividades que comparada, segmdo de ^ 3^ fueran a
realizan. He descubierto que lo que dichas personas lla­
de la cultura de ‘l - ^ ^ ^ f / ^ e v a Guinea y Melanesia en d
man antropología es la serie de estudios académicos que
Africa bantú en un - estudio com parado de m -
incluye la antropología física, la clasificación de las razas,
la reconstrucción etnológica de la historia, la arqueología
prehistórica y la antropología social, que elabora teorías
sobre los orígenes de las instituciones. Un magistrado se
me quejó de que, aunque había leído íntegramente L-a rama W -
sultados de la sociología comparada. He podido comprobar continúe y amplíe. Pero para esa labor todavía tenemos que
perfectam ente que dicho curso, desarrollado durante no depender de contribuciones económicas ocasionales, la ma­
menos de un año, se adapta perfectam ente a las necesida­ yoría de las cuales proceden de Estados Unidos. A veces
des de los estudiantes y aporta efectivamente lo que se ha me siento avergonzado de que el gran Imperio ritanico
afirmado que la antropología debía aportar, a saber una tenga que mendigar en América los pocos centenares de
base científica para el control y educación de los pueblos libras con que llevar a cabo una pequeña parte de esa la­
indígenas. bor, cuya realización es deber primordial del Imperio, si
En este Imperio nuestro, en el que nos hemos hecho quiere gobernar los pueblos dependientes con justicia basa­
cargo del control de tantos pueblos, indígenas de Africa da en el conocimiento y la comprensión.
Asia, Oceanía y América, me parece que se necesitan ur­ Me cuesta trabajo entender cómo puede ser que el es­
gentemente dos cosas para cum plir, como debemos, con tudio de los pueblos'indígenas de cultura más sencilla re­
los deberes que hemos asumido. Hemos exterminado a al­ ciba tan poca ajTida. Parece haber poca dificultad p ara re­
gunos de dichos pueblos y hemos causado, y estamos cau­ caudar cada año enormes sumas de dinero con destino a
sando, daños irreparables a otros. Nuestras injusticias, que las investigaciones arqueológicas. Y, sm embargo, no exis­
son muchas, son en gran medida consecuencia de la igno­ te tanta urgencia de éstas como del estudio inmediato de
rancia. Por tanto, una cosa que se necesita urgentemente las culturas vivas que la invasión del hombre blanco esta
es disposiciones referentes al estudio sistemático de los pue­ destruyendo. Por interesantes que sean las culturas m uer­
blos indígenas del Imperio. He señalado la rapidez con que tas lo único que estudiam os es sus restos mertes. Pode­
m aterial de valor inestimable p ara el estudio científico de mos aprender muy poco sobre sus pensamientos y senti­
la hum anidad está desapareciendo po r la destrucción o mo­ mientos, sobre su derecho, costumbres, religión o mitolo­
dificación de culturas atrasadas. Desde el punto de vista gía, cosas sobre las que sí podemos obtener m form acion
práctico de la adm inistración colonial, antes de que se en el caso de los indígenas de Africa o Nueva Gmnea. En
pueda d a r una fundamentación correcta a la administra­ una época, no muy lejana, en que habria sido posible ob­
ción y a la educación se requiere un conocimiento com­ servar a un pueblo como el de los a b o r i g e n e s australianos
pleto y sistem ático de las culturas indígenas. La investiga­ o el de los bosquim anos fabricando y usando instrum entos
ción de este tipo se ha desatendido durante demasiado de piedra de tipo paleolítico, los prehistoriadores estaban
tiempo. Naturalm ente, sólo pueden realizada eficazmente empleando su tiempo en especular sobre el posible uso que
expertos preparados. Pero, aun en el caso de que podamos habrían hecho de_ dichos instrumentos muy semejantes ios
encontrar estudiantes entusiastas que se hagan cargo de hombres del m usteriense o del auriñaciense.
esa tarea difícil y no rem unerada, carecemos de las dis Otra necesidad urgente en la actuaUdad me parece ser
posiciones referentes a la investigación del tipo de las que la formulación de otras disposiciones relativas a la apüca-
existen para otras ciencias. N uestras universidades han ción del conocimiento antropológico a los problemas dei
hecho algo muy poco verdaderam ente, teniendo en cuenta gobierno y de la educación de los pueblos indígenas. No
la m agnitud de la labor, pero temo que la mavoria de nues­ creo que pueda haber quien sostenga que las disposiciones
tras universidades británicas no vayan a interesarse real­ actuales sean adecuadas en lo más mínimo.
mente y activamente por esta m ateria hasta que sea dema­ Ultimamente se ha hablado de la creación de un Ins­
siado tarde para realizar las tareas que ahora esperan. El tituto de Estudios Coloniales, que al mismo tiempo sería
Instituto Internacional de Lenguas y Culturas Africanas está un centro p ara la investigación y para poner a disposición
preparándose p ara em prender un program a de investiga­ de los encargados de las tareas administrativas los resul­
ción de cinco años de duración en Africa, que espero se tados de dicha investigación. No puedo hacer otra cosa que

112 113
expresar mi esperanza de que dentro de nr*
saa posible Uevar a cabo un plan S e s e " “ ° íl IV
A t a l a s tentó a pesar de repetidos rev ie s y desilu’*
SIGNIFICADO-Y ALCANCE ^
p ^ s to en
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“ ‘■""’t - " ! de
? los asuntos prácticos,
fi” cierto
San^^arse Z d e la ANTROPOLOGIA SOCIAL
puesto mundo reco
nocimiento como estudio que puede hacer las contribucio
neo mas valiosas a los problemas que van a figurar entre
s mas importantes con que este siglo tiene que enfren­
a s e los que han surgido de la mezcla de pueblos y cultu
^ diferentes en todo el mundo. La misión del s i j o ^ y
de los siglos posteriores es la de miir a todos los pueblos
fo L ^ comunidad ordenada. De El nom bre de «antropología social» empezó a usars
fn ^ ^ n«ural, la atención se ha centrado hace unos sesenta años para <^istinguir esa m ateria de
te los
t e problemas
nreMem« H '’'™ P“ ¡Wemen.
de encontrar un lugar apropiado dentro etnología. Su objetivo declarado ha sido siem pre aplicar
de la comunidad mundial para las tribus de Africa Asia y el método inductivo de las ciencias naturales al ^ s tu ^ o
O ce^ia sean de importancia no menos vital p a rr^ u r^ p lí de la sociedad hum ana, a sus instituciones y a '
dicha misión con éxito. í^mpiir ción. Pero sólo gradualmente podemos
el método inductivo en un dominio nuevo. La
la química desde la época de Bacon hasta Lavoisier cons­
tituye un ejemplo de ello. De igual forma, la an tro p o lo g a
s o S en la a c tL lid a d no es lo que era en ^
época las discusiones teóricas de la antropología social se
ocupaW n sobre todo de especulaciones sobre
(de la religión, del totemismo, de la exogamia,
vía existen algunos antropólogos sociales que
a las ideas v métodos de 1890. Pero los trabajos que ahora
se-están haciendo en este terreno consisten, en gran ^ledida
en estudios experimentales - q u e combinan la observación
y e í a n á ü s is - de sistemas sociales particulares, destm ados
a proporcionar m aterial para la comparación
de sistemas de tipos diferentes y para poner a
. concepciones hipotéticas. Quien ad^’
dades actuales de la antropología social debe le .r a ^ -
« rable obra de Arensberg y Kimball sobre Family and Com­
m unity in Ireland. ^
Uno de los departam entos de antropología o rg ^ iz a d o s
de form a más com pleta es el de la Universidad de Chicago.
La m ateria está dividida en cinco dommios ; antropología

1. Nature, CLIV, n.“ 3.904 (26 de agosto de 1944), 2 5 7 ^ .


s il
114 115
-- ■'
ir-ÍT .
expresar mi esperanza de que dentro de no muchos año^l
sea posible llevar a cabo un plan de ese tipo. IV
Mientras tanto, a pesar de repetidos reveses y desilu-"
SIGNIFICADO- Y ,x ^
siones, la antropología ha conseguido p o r fin ganarse un d e LA ANTROPOLOGIA SOCIAL
puesto en el mundo de los asuntos prácticos, cierto reco­
nocimiento como estudio que puede hacer las contribucio­
nes más valiosas a los problemas que van a figurar entre
los más importantes con que este siglo tiene que enfren­
tarse, los que han surgido de la mezcla de pueblos y cultu­
ras diferentes en todo el mundo. La m isión del siglo xx y
de los siglos posteriores es la de unir a todos los pueblos
del mundo en alguna especie de comunidad ordenada. De
form a completamente natural, la atención se ha centrado
en las relaciones de las naciones grandes. Pero posiblemen­
te los problemas de encontrar un lugar apropiado dentro etnología. Su objeti H^ncias naturales al estudio
de la comunidad mundial para las tribus de Africa, Asia y el método inductivo ín<ítituciones y a su- evolu-
Oceanía sean de importancia no menos vital para cumplir
dicha misión con éxito.
el método inductivo en Lavoisier cons-
la química d^de la época ^ antropolo^a
tituye un ejemplo de •
social en la actualidad antropología social se

(de la religién, del S*'“

......

"■“ " u l d e 'ío td fp a r.a m e n .o s de antropología o ^ i o s

Nature. CLIV, n.» 3.904 (26 de agosto de 1944), 257-Ó0.


g r if e s 115
114
fisica arqueología, etnología, lingüística y antropología so-'í descripción de los movimientos y evoluciones de las razas
cial A los estudiantes, que han de tener ya la licenciatura ' desde la prim era aparición del hombre. Otro, que ignore
en letras antes de entrar en el departam ento, se les exige la ciencia lingüística, afirm ará que existe una conexión en­
dedicar un período de estudios a los cinco tem as y p a sL tre dos lenguas muy alejadas basándose en las semejanzas
un examen exhaustivo completo sobre cada uno de ellos de unas cuantas palabras seleccionadas de vocabularios
Después de lo cual el estudiante se especializa en uno de imperfectos. O bien otro, que p o r su desconocimiento de
los campos para el doctorado. Un estudiante brillante pue­ la antropología social, ignore la naturaleza de institucio­
de acabar esos estudios en cuatro años, pero muchos tar- nes como el totemismo o las mitades exógamas, afirm ará
dan más. que los egipcios, que iban en busca dé oro,.perlas o con­
Podemos considerar esa combinación de tem as desde chas de cipreas, fueron los introductores de dichas in stitu ­
el punto de vista de cada uno de ellos y por tu m o La ciones por todo el mundo.
antropología física propiam ente dicha, diferente de la bio­ La arqueología prehistórica es en realidad una varie­
logía humana, es el estudio de las variaciones en la familia dad de la etnología (la paleoetnología), el estudio de los
hum ana (los homínidos) y de la evolución hum ana. Por pueblos del pasado prehistórico, que sólo conocemos p o r
tanto, abarca no sólo el estudio de las variedades existen­ sus restos: los lugares donde vivían, sus huesos, los ins­
tes del homo sapiens, sino también la paleontología huma­ trum entos que fabricaban y usaban. Como el arqueólogo
na y la de los p rm ates. Un estudiante que pretenda llegar no recupera vestigios de las lenguas o de las instituciones
a ser un especialista competente en antropología física ha sociales de dichos pueblos desaparecidos, no necesita p ara
de a d q u in r prim ero una base completa de biología m or­ realizar los estudios de su especialidad conocimiento algu­
fología com parada (especialmente de los prim ates), anate­ no de la lingüística o de la antropología social. Por otró
m a humana, histología, embriología y fisiología. Parece lado, tiene que saber algo de geología y de agrim ensura.
deseable que tenga algunos conocimientos de arqueología Parece que lo más conveniente es que la etnología y la ar­
y etnología. La Imgüística o la antropología social no serán queología sigan manteniendo relaciones estrechas. Son sim­
de mnguna utilidad para su especiahdad. ples ram as de un iónico estudio.
La etnología, como indica la palabra, es el estudio de La lingüística, el estudio sistemático del lenguaje en ge­
los «pueblos». Los pueblos, o los grupos étnicos, difieren y neral, diferente del estudio de las lenguas o grupos de
se parecen m udam ente por el carácter racial, p o r la lengua lenguas particulares, se considera en Estados Unidos como
y a cultura. El etnologo compara y clasifica los pueblos en uno de los campos de la antropología. En Inglaterra, esa
W i o n de sus_ semejanzas y diferencias, de modo que es­ disciplina como tal no ha recibido todavía el reconocimien­
tudia clasificaciones raciales, lingüísticas y c u ltu ra le ! Ade­ to, excepto en la Escuela de Estudios Orientales ty Africa­
mas, intenta descubnr por diferentes métodos algo sobre ' nos] de Londres. Un estudiante que desee especializarse en
y evoluciones de los lingüística no necesita realm ente saber sobre antropología
pueblos en el pasado. física o arqueología prehistórica más de lo que debe co­
Es evidente que el etnólogo competente debería poseer nocer una persona culta. Pero existen conexiones im por­
un conocimiento sólido de la antropología física, de la lin- tantes de la lingüística con la etnología y la antropología
^ is tic a y de la antropología social. La literatu ra etnológi- social. Por ejemplo, el problem a etnológico del pueblo ario
Tcas U n T r "^«^argada de especulaciones acrí- es un problema lingüístico además de arqueológico, im
f l? a v Ü braquice- problema racial y cultural.
nt / / completamente las com­ Por último, llegamos a la antropología social, el estudio
plejidades de la estructura del cráneo, nos ofrecerá u“ a teórico general de las instituciones sociales: derecho, re-
116 117
ligión, organización política y económica, etc. Dentro de su economizaría trabajo si un investigador de campo pudie­
propio terreno de estudio, el antropólogo social no nece“-; ra proporcionar el m aterial necesitado al mismo tiempo
sita para nada la antropología física. Si alguna vez lle g a rí por el etnólogo y p o r el antropólogo social. En algunos te­
a demostrarse que los caracteres raciales (es decir, lo ^h eS rrenos de estudio se ha hecho así. Pero, en el caso de la
redados biológicamente) influyen en las instituciones socia­ antropología social, un trabajo de campo requiere algo más
les o en su desarrollo, en ese caso tom aría nota oportuna­ que una descripción; requiere análisis teórico. Existen innu­
mente de ese hecho. merables ejemplos de monografías etnográficas que son
Evidentemente, la arqueología prehistórica no hace con­ admirables para los fines de la etnología, pero extraordi­
tribución alguna a ramas de la antropología social como nariam ente insatisfactorias para el antropólogo social que
la religión comparada, el estudio comparado del derecho o deseara u sar los datos.
del parentesco o de los sistemas económicos. Ni siquiera Los estudios de campo etnográficos se limitan general­
aporta demasiada ayuda para el estudio de la tecnología mente a los pueblos sin alfabeto. En los diez últimos años,
comparada, tal como se practica en la antropología social antropólogos sociales han realizado estudios de campo en
que lo que pretende es determinar las influencias mutuas' una ciudad de Massachussets, en ima ciudad de Mississippi,
entre el sistema de las técnicas y las demás partes del sis­ en una comunidad canadiense francesa, en Country Clare,
tema social total. Indudablemente, un antropólogo social Irlanda, en pueblos de Japón y de China. Semejantes estu­
debena conocer los resultados de la arqueología prehistóri­ dios de comunidades de países «civilizados», realizados p o r
ca, pero los métodos del arqueólogo y los detaUes de la in- investigadores preparados, van a desempeñar un papel cada
ve^stigación no le interesan en cuanto que antropólogo so- vez más im portante en la antropología social del futuro.
Ahora podemos ver que lo que mantiene unidas a las
Existe una gran confusión sobre la relación existente diferentes ramas de la antropología es la posición central
entre la antropología social y la etnología. H asta cierto pun­ de la etnología (con la arqueología) como estudio geográ­
to, pero solo hasta cierto punto, tratan de los mismos he- fico, histórico y clasificatorio de las razas y de los pueblos,
chos. Pero los tratan de formas completamente diferentes. del pasado y del presente. Por esa razón es por la que a
Un problema típico de la etnología es el de cómo y cuándo veces se considera a la etnología y a la antropología como
entraron en eí continente americano los antepasados de los una sola y misma disciphna. Resulta interesante que el
maios americanos y cómo desarrollaron las diferencias de simposio (como ahora suele llamárselo) sobre el futuro de
caracter racial, de lengua y de cultura que presentaban, la antropología en J a reunión del centenario del Royal An-
cuando los europeos entraron en contacto con ellos por thropological Instituíe incluyera discusiones sobre antro­
prim era vez. Un problema típico de la antropología social pología física, arqueología, antropología social y el estudio
es: «¿Cual es la naturaleza del derecho?»., Un etnólogo y de la cultura material. No hubo nadie que hablara del fu­
un antropologo social podrían estudiar ambos la misma turo de la etnología. La etnología recibe contribuciones de
to b u , pero el uno b^scaría hechos pertinentes p ara su ob­ la antropología física y de la lingüistica, pero les da muy
jetivo de situar a la tribu dentro de su cuadro general de poco a cambio. En la actualidad, la antropología social
c a m in a ría la forma como estudio de la evolución goza de mala prensa entre
como trata la tnbu las infracciones a la costum bre en su los etnólogos, de modo que ni reciben de ella ni le aportan
relacon con una teoría general de la naturaleza y la fun- muchas contribuciones.
Clon del derecho. - Pero, ¿qué decir de las relaciones de las ramas de la
Puesto que tanto la etnología como la antropología so- antropología con disciplinas que quedan fuera del campo
c.«l necesitan investigaciones de campo, es evidente que se de la antropología? La antropología física guarda la rela­
118 119
ción más estrecha con las ciencias Biológicas. Existe una t -ni pq usarlo para form ular sus hipótesis gene-
tendencia a intentar absorberla dentro de un estudio más ese m a te n ^ ¿ la religión, la organización econo-
amplio de la biología hum ana, que probablemente inclui­ rales sobre -hnc hitìótesis deben verificarse; y, atin-
ría también lo que se llam a biología social. El estudio de n,ica. etc. veriacación tnediante la cotn-
las lenguas bantúes 'o de las lenguas de los indios ameri­ que se sociedades históricas, la p ru eb a
canos queda reservado al antropólogo, pero no el estudio r r S e n d i ^ t obsetvaciótt (experimental, efectiva de
de las lenguas indoeuropeas y semíticas. ¿Cómo (y por qué)
trazar una linde entre la arqueología prehistórica y la ar­ ' ° ^ t “ TsTem°rpc“ t t S « rn ó tn ico s y jurídicos se
queología de los tiempos históricos? Pero, si no se traza
dicha linde, la arqueología enlaza con la historia. La etno­
logía, o una parte de ella, se considera como xma subdivi­
sión de la geografía: la etnogeografía. ¿Y dónde hemos
de situar, en la actualidad, la antropogeografía o geografía determinados tipos de
suelen ocupar . antropología social
humana, en la antropología o en la geografía, o bien en am­
bas? t o T o n s L y e n todas las sociedades h u m an a, r a ^ n por la
La etnología tra ta de la historia de los pueblos. Pero el 1 J o T-irPctar la mayor atención a las que las cien
resto de la historia queda excluida de la antropología. Y, S ta te s n r e S u d iÍ n ^ E Í cierto que en la actualidad no
sin embargo, la conexión m ás estrecha de la antropología existe conexión entre las tres ciencias sociales y >a a n lr -
es con la historia de las instituciones: historia económica, poiogia social, pero hay razones para “ P=rar que
historia de la religión, del derecho, de la organización polí­ TOlle a m edida que esta últim a vaya progresando
tica, de la ciencia, etc. Pero para el antropólogo social la
historia de Europa o del cristianism o no es más interesan­
te que la historia de India o de China, o que la del Islam
o del budismo.
El autor del artículo sobre «The Future of Anthropo­
logy» (véase Nature, 20 de noviembre de 1943, pág. 587),
que examinó la discusión sostenida durante la reunión del mentales o síquicos - l o s sistemas de comportamiento si
centenario del Royal Anthropological Institute, pregunta: se prefiere— de los organismos. Podemos esmdiar e
«¿Quién va a estudiar la historia y la evolución de las ins­ portamiento, las manifestaciones síquicas
tituciones sociales a escala mimdial?». La respuesta es: en lombríces,^d: US J^as^o de
prim er lugar, los historiadores. El antropólogo social no
puede examinar personalm ente las fuentes originarias de p o d e r í o s seres humanos. La antropologia social tra ta de
la historia económica, política, legal y religiosa de las an­ fas características de todos los sistemas _sociales
tiguas Grecia y Roma, India, China, Rusia, Persia y Tur­ Un sistem a social se compone de una sene de relaciones s
quía. No es frecuente que tenga competencia total en imo' S ^ lS entre ciertos seres humanos,
siquiera de esos campos. El antropólogo social tiene que fluencias reciprocas. Es evidente que un
tom ar la mayoría de los datos sobre la historia y la evolu­ nante en la form ación de los sistemas sociales Quínanos es
ción institucionales del historiador, aunque, naturalmen­ esa naturaleza hm nana básica, de “ í “
te, tiene que juzgar personalm ente si un historiador par­ sicóloeo cenerai. De form a semejante, la naturaleza de lo
ticular es digno de crédito. Lo que el antropólogo hace con organism os m ulticelulares está determinada por la natura-

120 121
El orofesor F. C. B artlett (Nature. IZ diciembre de
leza de la célula viva, de cuyo estudio se ocupan el cito­ 1943 pá? 700) propone cambios drásticos. En su opim on,
logo y los especialistas en bioquímica y biofísica. La co­ io h a n u e rese'rvar lugar alguno en la antropolo^a
nexión entre la antropología social y la sicología general es L arqueoloeía, la lingüística (el estudio general del len­
tan estrecha y de tipo tan parecido como la relación entre guaje), la etoología (el estudio g e o g Æ o e histórico de
la fisiología animal y la citología.
las razas y los pueblos) o la antropología social (ni como
Existen también lo que podríamos llamar, de la forma estudio comparado de las formas de asociación «^se^'a-
más adecuada, «sicologías especiales». Estas tratan, no de
das entre los seres humanos ni como estudio de ew lu-
las características universales de los seres hmnanos, de la
ción social). Debería conservarse la antropología física o
naturaleza hum ana básica, sino de las características espe­
antropom etría, en caso de que abandonara su ^
ciales, mentales o de comportamiento, de los individuos,
tual de estudiar la evolución, vanacion y herencia
tipos, clases o grupos. Un ejemplo de «sicología especial» es
fam ilia hum ana y se dedicara a d e lim ta r los
la siquiatría; otro, los intentos de definir «tipos sicológi­
sicos que están en correlación con las
cos»: extrovertido, introvertido; esquizofrénico, ciclotími- portam iento. También adm itiría el estudio de a cült .
co; pícnico, asténico.
m aterial, siempre que se lim itara al estudio de ^ ¡
Una de las «sicologías especiales» consiste en el estudio ciones del conocimiento natural y de su influencia en el
de las características síquicas (es decir, las características í.-** comporí:amiento. Añade otras dos disciphnas. Una es ei es­
mentales o de com portam iento) de los miembros de un tudio de los efectos de las condiciones ambientales genera­
grupo social definido, ya se trate de una comunidad local les sobre el comportamiento. La otra es el estudio del «pa­
o de una clase social definida dentro de una comunidad trim onio sicológico de un grupo, sus tradiciones, creencias,
local. Cuando estudiamos la «sicología» de los franceses, costum bres, ideales y sus repercusiones sobre la conducta
de los alemanes o de los norteamericanos, estudiamos las social». Para el profesor Bartlett, la antropología d ebena
características de la mente o del comportamiento que re­ convertirse en un gm po de sicologías especiales que estu­
sultan del «condicionamiento» producido por un sistema diaran los efectos sobre el comportamiento de los caracte­
sociai particular. En este caso, las características especiales res anatómicos, el medio ambiente, el conocimiento y el
que nos interesan están determinadas por el sistema social, «patrimonio sicológico» de los gmpos. No obstante, los
mientras que el sistema social está determinado, a su vez,' antropólogos no deben tem er que se vayan a poner en prac­
por las características generales básicas de la naturaleza tica en un fututo próximo las drásticas refonnas dei pro­
humana.
fesor B artlett. Entretanto, la «sicología especial» que se
Debería resultar evidente que entre la antropología so­ ocupa de la fonna como el comportamiento de los indivi­
cial y la sicología hay una conexión de doble sentido. Las duos se ve determ inado por la «cultura» de la sociedad
sociedades humanas son lo que son porque los seres hu­ en que viven, fo n n a ya parte de la antropología social. Pero
manos son lo que son. De form a semejante, un cuerpo hu­ decir que debería ser su finalidad exclusiva equivale a negar
mano es lo que es porque las células vivas son lo que son. a la antropología social el derecho a estudiar la nam raleza
Pero la razón de que los seres humanos pertenecientes a de los sistemas sociales y de su evolución, estudio que
una sociedad particular presenten determinados modos de
constituye su raison d'être precisamente. ^ ■
comportamiento característicos es la de que se han visto La antropología social aplicada no tiene más e veinte
«condicionados» —así se suele decir— por dicha sociedad. años de existencia. Se desarrolló en Sudáfrica, Inglaterra y
De form a semejante, las células de un músculo actúan y Austraha en relación con los problemas de la admm istra-
reaccionan del modo como lo hacen porque son miembros ción colonial. Hace unos doce años, consiguió afianzarse en
individuales de dicho músculo.
123
Estados Unidos a pesar de la oposición de algunos etnólo­ y con la economía, con la ciencia política y con la ju ris­
gos, no sólo en el departam ento de asuntos indios, sino prudencia. N aturalm ente, ninguna antropología social de­
también en el de protección del suelo, y en ima investiga­ b ería desatender :ia historia de la cultura en el sentido de
ción de eficacia realizada en una gran fábrica y dirigida por historia del arte, de la música, de la literatura, ni tam poco
el profesor Elton Mayo de Harvard. Desde que Estados la historia tecnológica. En la preparación de un antropólo­
Unidos entró en la guerra, han convocado a Washington a go social el prim er requisito esencial es una com prensión
muchos antropólogos para realizar actividades que son, o auténtica del m étodo experimental en la investigación cien­
se supone que son, propias de la antropología aplicada.’ tífica, y la m ejor form a de adquirirla es un estudio com­
Existen muchos malentendidos con respecto a la antro­ pleto de la historia de la ciencia.
pología social apücada, a lo que es, a lo que puede hacer Una p arte de la antropología social es el estudio com­
y a lo que no puede hacer, pero es evidente que aquí no parado de los sistem as económicos. Indudablem ente, de­
podemos examinar esa cuestión. El reconocimiento de la. bería haber im a conexión estrecha entre este estudio y la
antropología social aplicada presenta ciertas ventajas con­ economía y la h isto ria económica. Otra parte de la an tro ­
cretas y ciertos inconvenientes igualmente concretos. Di­ pología social es el estudio comparado de los sistem as le­
gamos, por citar sólo uno de estos últimos, que la antropo­ gales, que exige u n a conexión semejante con la jurispruden­
logía social teórica está todavía en la etapa de formación. cia y con la h isto ria del derecho; y lo mismo podríam os
La exigencia de que los antropólogos sociales dedicaran de­ decir de otras partes de la antropología social. Pero, ¿qué
masiado de su tiempo disponible a problemas prácticos re­ parte de la antropología social podría tener una conexión
duciría inevitablemente la cantidad de actividad que se estrecha sem ejante con el estudio de las diferencias somá­
puede dedicar al desarrollo del aspecto teórico de la cien­ ticas presentadas p o r las diferentes razas de la hum anidad,
cia. Pero, sin una sólida base teórica, la antropología apli­ o con el estudio de la duración y las afinidades de la cul­
cada tiene que d e p n e ra r por fuerza y convertirse, no en tu ra solutrense o de la capsiense? Mientras la etnología
ciencia aplicada, sino en m era práctica empírica. siga existiendo, constituirá un terreno de encuentro para
¿Qué decir del futuro? La antropología social ha de los arqueólogos, los especialistas de la antropología física,
reclamar una posición de relativa independencia. (Ya hay los estudiosos de la lingüística y los antropólogos sociales.
catedras de^ antropología social en Oxford y Cambridge.) Durante un siglo, el Royal Anthropological In stitu te ha pro­
Eso no significa que deba cortar su relación con la etnolo­ porcionado un terreno de encuentro de ese estilo y seguirá
gía, con la que siempre ha estado asociada: y sus conexio­ proporcionándolo en el futuro. Cualquier intento de im­
nes con la etnología la conectan indirectam ente con la ar­ poner una unidad artificial más rígida producirá probable-
queología prehistórica. Deberia m antener una relación es­ m.ente el resultado exactamente opuesto al que pretende
trecha con la lingüística, ya que el lenguaje es una institu­ conseguir.
.'i".
ción social. (En Oxford los únicos cursos sobre lingüística
general han sido los im partidos en el Instituto de Antro-
polo^'a Social.) Podría m antener una relación más estrecha
con la biología hum ana que con la materia, más limitada
de la antropología física.
Fuera del dominio de lo que se llama antropología, debe
mantener o establecer conexiones con la sicología, con la
íustona (de forma especial, la historia económica, la Hs-
íoria del derecho, de la organización poHtica de la reHgión)
O /
124 125
V tivo de nuestra ciencia.... E n la reaHzación de estos estu­
dios descubrimos que la m ism a costum bre, la misma idea,
EL METODO COMPARATIVO existe entre pueblos entre los cuales no podemos estable­
EN LA ANTROPOLOGIA SOCIAL ‘ cer conexión histórica alguna, de modo que no puede su­
ponerse un origen histórico com ún y hay que decidir si se
tra ta de leyes resultantes de los mismos, o por lo menos
semejantes, fenómenos, independientemente de las causas
históricas. Así se desarroUa la segunda misión im portante
de la etnología, la investigación de las leyes que n g en la
vida social». «La frecuente aparición de fenómenos seme­
jantes en zonas culturales entre las cuales no existen con­
tactos históricos sugiere que de su estudio pueden obte­
A lo que nos referimos cuando hablamos del «método
nerse resultados im portantes, pues m uestra que la mente
comparativo» en antropología es al' método usado por un
hum ana se desarrolla en todas partes de acuerdo con las
autor como Frazer en su obra La rama dorada, Pero las
comparaciones de rasgos particulares de la vida social pue­ mismas leyes.»
Boas incluyó esas dos misiones en la disciplma particu­
den hacerse para uno de dos objetivos muy diferentes, que
lar que unas veces denominó «antropología» y otras «etno­
corresponden, a la distinción que ahora se hace común­
logía». A algunos de nosotros, en este país, nos parece mas
mente en Inglaterra entre etnología y antropología social.
conveniente considerar las investigaciones que se ocupan
En algunos casos, el etnólogo puede considerar la existen­
de la reconstrucción de la h istoria como pertenecientes a
cia de instituciones, costumbres o creencias semejantes en
la etnología y reservar el térm ino de antropología social
dos o más sociedades como indicación de alguna conexión
para el estudio de las regularidades que se pueden descu-
histórica. Lo que se pretende es algún tipo de reconstruc­
b rir en el desarrollo de la sociedad humana, en la medida
ción de la historia de una sociedad, de un pueblo o de una
en que pueden ilustrarse y dem ostrarse mediante el estu­
región. En la sociología comparada o antropología social
la finalidad de la comparación es diferente, pues consiste dio de los pueblos prim itivos.
Así pues, el método comparativo en antropología social
en explorar las variedades de las formas de la vida social
es el método de los que se ha llamado «antropólogos de si­
como base para el estudio teórico de los fenómenos socia­
llón», puesto que trab ajan en las bibliotecas. Su prim e­
les humanos.
ra misión es buscar lo que se solía llam ar «paralelos», ras-
Franz Boas señaló en 1888 y 1896 que la antropología
. gos sociales semejantes que aparezcan en sociedades dife­
tiene dos misiones. Una es la reconstrucción» de la histo­
rentes, en el presente o en el pasado. Hace sesenta años,
ria de regiones o pueblos particulares, que consideró «la
Frazer representó en Cambridge a la antropología de si-
prim era misión». La segunda la describió de esta form a:
Uón usando el método comparativo, mientras que Haddon
«Una comparación de la vida social de los diferentes pue­
insistió en la necesidad urgente de estudios «intensivos»
blos prueba que los fundamentos de su desarrollo cultural
de sociedades particulares m ediante estudios sistemáticos de
son extraordinariamente uniformes. De ello se sigue que
observadores competentes. El desarrollo de los estudios
eidsten leyes a las que dicho desarrollo está sujeto. Su des­
de campo ha Uevado a u n relativo olvido de los estu­
cubrimiento es el segundo, y quizás más im portante, obje-
dios que usan el m étodo comparativo. Eso es comprensi­
1. Journal of the Royal Anthropological Institute, LXXXI (1952), 13-
ble y excusable, pero tiene algunos efectos lamentables.
22. Huxiey iMemoriai Lecture de 195L Se dice al estudiante que debe considerar todo rasgo de la

126 127
vida social en su contexto, en su relación con los demás Empecemos buscando paralelos. Existe un paralelo m uy
rasgos del sistema particular en que se lo encuentre. Pero estrecho que podemos encontrar en los haida del noroeste
muy pocas veces se le enseña a considerarlo dentro del de América, que tam bién tienen ima división en dos m i­
contexto más amplio de las sociedades humanas en ge­ tades m atrilineales exógamas que reciben, respectivam ente,
neral. Lo que la escuela de antropología de Cambridge en­ los nombres del águila y del cuervo, especies que se co­
señaba hace cuarenta y cinco años era no que hubiera rresponden exactamente con el halcón-águila y el grajo de
que abandonar la antropología de sillón, sino que ha­ Austraha. Los haida tienen una leyenda según la cual en el
bía que combinarla con estudios intensivos de sociedades comienzo sólo el águila poseía agua fresca, que conservaba
prim itivas particulares en las que cualquier institución, cos­ en un cesto. Pero, cuando volaba con la bolsa sobre la
tum bre o creencia de la sociedad debía examinarse en rela­ isla de la Reina Carlota, el agua se derramó del pesado
ción con el sistema social total del que fuera una parte o cesto y form ó lagos y rios en los que ahora pueden beber
un aspecto. Sin estudios comparados sistemáticos, la an­ todas las aves; y el salmón se abrió paso por las corrientes
tropología se convertirá en m era historiografía y etnogra­ de agua y ahora proporciona comida a los hom bres.
fía. La teoría sociológica ha de basarse en la comparación En algunas partes de Austraha existen leyendas seme­
sistem ática y ponerse a prueba continuamente mediante 'M jantes sobre el halcón-águila y el grajo. Una se refiere a
ella. que en ei comienzo sólo el halcón-águila poseía abasteci­
El único modo satisfactorio de e.xplicar un método es el miento de agua fresca, que conservaba bajo im a piedra
de poner un ejemplo. Así pues, veamos cómo puede apli­ m - enorme. El grajo, que lo espiaba, le vio levantar la pie­
carse el método en un caso particular. Podemos p artir de dra, beber y volver a colocar la piedra. El grajo levantó
un rasgo particular de algunas tribus del interior de Nue­ la piedra y, después de haber bebido el agua fresca, echó
va Gales del Sur. En dichas tribus hay una división de la los piojos de su cabeza en el agua y dejó sin colocar la
población en dos partes, que reciben los nombres del hal­ piedra. El resultado fue que el agua se escapó y formó
cón-águila y del grajo (kilpara y makwara), respectivamen­ los ríos del este de Australia, donde los piojos se convir­
te. Existe una regla por la cual un hombre debe tom ar tieron en los abadejos del Murray, que eran un alimento
m ujer de la división diferente de la suya y los hijos perte­ im portante p ara los aborigenes, de igual form a que el sal­
necerán a la misma división que la madre. En términos món lo era p ara los habitantes del noroeste de- los Estados
técnicos, se denomina sistema de mitades m atrihneales exó­ Unidos. Si aceptam os los criterios formulados por los di-
gamas representados totèmicamente. fusionistas, como Graebner, en este caso disponemos de
Una forma de explicar por qué tiene una sociedad par­ lo que ellos considerarían pruebas de una conexión histó­
ticular los rasgos que tiene es m ediante su historia. Como rica entre Australia y la costa norteam ericana del Pacífico.
no disponemos de historia auténtica de esas u otras tribus En cuanto empezamos a buscar paralelos de la división
australianas, los antropólogos históricos se ven obligados a halcón-águila/grajo en Australia, encontramos muchos ejem­
ofrecemos historias imaginarias. Así, el Rev. John Mathew plos de m itades exógamas —en algunos casos m atiilinea-
explicaría esas divisiones y sus nombres mediante la su­ les, en otros patrilineales— en el resto de Australia, y fre­
posición de que dos pueblos diferentes, uno llamado hal­ cuentem ente las divisiones reciben los nombres de aves o
cones-águilas y el otro grajos, se encontraron en esa par­ están representadas por ellas. En Victoria encontram os el
te de Australia y lucharon. Finalmente, decidieron hacer cacatúa negro y el cacatúa blanco. En Nueva Irlanda existe
las paces y estipularon que en el futuro los hombres de un sistema sem ejante en el que los sectores están asocia­
los halcones-águilas se casarían sólo con mujeres de los dos con el halieto y el quebrantahuesos. Llegados a este
grajos y viceversa. punto, podemos sentir la necesidad de preguntam os por qué

128 129
han de identificarse e. as divisiones sociales mediante refe­ ejem plo de tm fenómeno social m uy difundido. A p a rtir
i®'
SsSí: -
rencias a las dos especies de aves. del fenómeno particular, el método com parativo nos con­
En la parte oriental de Australia la división de la po­ duce a un problema mucho más general ; ¿cómo podem os
blación en dos sexos es representada por el denominado to­ entender las costumbres por las que los grupos o divisio­
temismo sexual. En las tribus de Nueva Gales del Sur, los nes sociales se distinguen mediante la asociación de un
hombres tienen por «hermano» al murciélago y las mu­ grupo o división particular con una especie n atu ral p a r­
jeres tienen por «hermana» al búho. En la parte norte de ticular? Este es el problema general del totem ism o, tal
Nueva Gales del Sur los tótems son el murciélago para como se lo ha designado. No les ofrezco una solución de
los hombres y el trepa-árboles para- mujeres. (Es preci­ . este problema, pues me parece resultante de otros dos p ro­
so recordar que los aborígenes australianos clasifican al blemas. Uno es el problema de la form a en que se rep re­
murciélago como una «ave».) Nos encontramos, pues, con senta la relación de los seres humanos con una especie na­
otra dicotomía de la sociedad en la que las divisiones es­ tural en una sociedad particular, y, como contribución a
tán representadas por aves. dicho problema, he ofrecido un anáhsis de un pueblo no to­
En la mayor parte del territorio australiano existe una tèmico : los andamaneses. El otro es el problem a de cómo
división social muy im portante en dos divisiones de gene­ llegan a identificarse los grupos sociales con algún emble­
raciones que se alternan o mitades endógamas. Una divi­ ma, símbolo u objeto simbólico o emblemático. La identi­
sión se compone de todas las personas de una generación ficación de una nación por su bandera, de una fam ilia p or
determ inada junto con las de la generación de sus abuelos su escudo de armas, de una congregación particular de una
y la generación de sus nietos, m ientras que la otra división iglesia por relación con un santo particular, de un clan
incluye todas las personas de la generación de los padres y por su relación con una especie totèm ica: otros tantos
la de los hijos(as). Dichas divisiones raras veces reciben ejemplos de una sola clase de fenómenos para los cuales
denominaciones, pero en algunas tribus se da un nombre a 5.-f.
hemos de buscar una teoría general.
una de las divisiones y otro distinto a la otra. Pero, en una El problema sobre el que deseo llamarles la atención
parte de la Austraha occidental, esas mitades endógamas re­ aquí es diferente. Una vez admitido que por alguna razón
ciben los nombres del m artín pescador y el abejaruco, res­ es ap ro p iad o . identificar las divisiones sociales m ediante
pectivamente, mientras que en otra parte reciben los de su asociación con especies naturales, ¿cuál es el principio
un pajarito rojo y un pajarito negro. por el cual se escogen pares como el del halcón-águila y el
De esta forma, el alcance de nuestra pregunta («¿Por grajo, ei del águila y el cuervo, el del coyote y el gato m on­
qué todas estas aves?») se amplía. No sólo se identifican tés, para representar las mitades de una división dual? La
las m itades exógamas mediante la relación con un par de razón para hacer esta pregunta no es la m era curiosidad.
aves, sino también divisiones duales de otras clases. No Podemos suponer justificadamente que la com prensión
obstante, no siempre se tra ta de aves. En Australia, las del principio en cuestión nos proporcionará una visión im-
mitades pueden ir asociadas con otros pares de animales, portante de la forma como los propios indígenas ven la di­
con dos especies de canguro en una región, con dos espe­ visión dual como parte de su estructura social. En otras
cies de abeja en otra. En California una mitad va asociada palabras, en lugar de preguntar: «¿Por qué todas estas
con el coyote y la otra con el gato montés. aves?», podemos preguntar: «¿por qué precisam ente el hal-
Podríamos ampliar nuestra colección de paralelos a con-águila y grajo, y otros pares?».
otros ejemplos en que un grupo o división racial recibe iden­ He recopilado muchas historias sobre el halcón-águila
tidad y se distingue de los otros por asociación con una y el grajo en diferentes partes de Australia, y en todas ellas
especie natural. Las mitades australianas son un simple aparecen esas dos aves como oponentes en algún tipo de

130
131
conflicto. Un solo ejemplo, procedente de la Australia occi­ pués otro aparecerán para unirse a la caza de los animales
dental, puede bastar. El halcón-águila era el hermano de la que huyen del fuego. El halcón-águila es el cazador.
madre del grajo. En esas tribus ún hom bre se casa con El grajo no se une a éste u otro tipo de caza, pero cuan­
la hija de un hermano de la m adre, de modo que el halcón- do se ha iniciado un fuego en el campo, raras veces tard a
águila era el posible suegro del grajo, por lo que éste le mucho en aparecer un grajo p ara situarse en u n árbol,
debía obUgaciones como la de proporcionarle comida. El lejos del alcance de las estacas arrojadas, y esperar la
halcón-águila dijo a su sobrino que fuera a cazar al walla- oportunidad de robar alguna pieza de carne p ara su co­
bi. El grajo, después de haber matado al wallabi, se lo co­ mida.
mió, extraordinariam ente reprensible desde el pun­
a c c i ó n
E ntre las historias contadas por los australianos sobre
to de vista de la moralidad indígena. A su regreso al cam­ animales, podemos encontrar una cantidad inm ensa de pa­
pamento, su tío le preguntó qué había traído, y el grajo, ralelos con esta historia del halcón-águila y el grajo. Vea­
como era un mentiroso, dijo que no había c o n se p id o nada mos, como ejemplo, una sobre el uom bat y el canguro pro­
Entonces, el halcón-águila dijo: «Pero, ¿qué tienes en el cedente de la región en que el sur de Australia se ju n ta con
estómago, puesto que ya no llevas el cinturón apretado?». Victoria. E n esta región el uombat y el canguro son los dos
El grajo respondió que, para luchar contra las punzadas mayores animales comestibles. En el comienzo el uom bat
del hambre, se había llenado el estómago con goma de la y el canguro vivían juntos como amigos. Un día el uom­
i-’ bat empezó a hacer una «casa» p ara él solo. (El uom bat
acacia. El tío le contestó que no le creía y que le haría cos­
quillas hasta que vomitara. (Ese incidente figura en la le­ vive en una m adriguera hecha en el suelo.) El canguro se
yenda en forma de una canción del halcón-águila, Balma- burló de él y lo incomodó. Después, un día llovió. (Hay
nangabalu ngabarina, kidji-kidji malidyala.) El grajo vomi­ que recordar que en estas historias lo que quiera que
ocurra se considera que sucede por prim era vez en la his­
tó el wallabi que había comido. Ante lo cual, el halcón-
toria del m undo.) El uom bat se metió en su «casa» para
águila lo cogió y lo arrojó al fuego; sus ojos se volvieron
rojos con el fuego, el carbón lo ennegreció, y gritó de do­ protegerse de la lluvia. El canguro pidió al uom bat que
lor: «¡Wa, wa, wa!». El halcón-águila pronunció las pala­ hiciera sitio, pero éste explicó que sólo había sitio para
uno. Así que el uom bat y el canguro se pelearon y lucha­
bras que iban a convertirse en una ley: «Nunca seras ca­
zador, serás para siempre un ladrón». Y así son las cosas ron. El canguro golpeó al uom bat en la cabeza con una
gran piedra, con lo que acható su cráneo; el uom bat lanzó
ahora. una lanza ai canguro que se le quedó clavada en la base
Para interpretar esa historia hemos de tener en cuenta
del espinazo. Desde entonces el uom bat tiene el cráneo acha­
la concepción que tienen los aborígenes de esas aves. En
tado y el canguro tiene una cola; el prim ero vive en una
prim er lugar, las dos son aves que comen carne y el abo­
madriguera, m ientras que el canguro vive al aire libre; ya
rigen austrahano se considera a sí mismo comedor de car­
ne. Un método de cazar en esa región es el de que los hom­ no son amigos.
Desde luego, esa historia no es o tra cosa que un cuento
bres y las mujeres se reúnan en la tem porada apropiada
que puede considerarse infantil. Divierte a los oyentes cuan­
para la caza colectiva. Se inicia un fuego a través de una
do se cuenta con las expresiones ,dramáticas adecuadas.
extensión de terreno de form a que el viento lo propague.
Pero si examinamos docenas de esos cuentos, descubrimos
Los hombres avanzan frente al fuego m atando con lanzas
que tienen un tema común. Las semejanzas y diferencias
o arrojando estacas a los animales que huyen de él, mien­
de las especies animales se traducen en términos de amis­
tras las mujeres siguen el fuego para desenterrar a los
tad y conflicto, solidaridad y oposición. En otras palabras,
animales que se hayan escondido bajo tierra. Al poco ^de
el mundo de la vida animal aparece representado en fun­
haber empezado la caza, prim ero un halcón-águila y des­
133
132
ción de relaciones sociales sem ejantes a las de la sociedad
■ de Nueva Gales del Sur. Estaba una vez sentado en la re­
humana. gión del río Macleay con un indígena, cuando apareció un
Podemos encontrar leyendas referentes, no a especies
trepa-árboles, y le pedí que me hablara de aquel animal.
particulares o pares de especies particulares, sino a los
«Ese es el pájaro que enseñó a las m ujeres cómo subir a
animales en general. En Nueva Gales del Sur existe una
los árboles», me dijo. Después de conversar u n rato, le
leyenda según la cual en el comienzo todos los animales pregunté: «¿Qué parecido existe entre el m urciélago y el
formaban una sola sociedad. Después, el murciélago fue trepa-árboles?», y, con una expresión del rostro que mos­
responsable de la introducción • de la m uerte al m atar a traba sorpresa de que hiciera semejante pregunta, respon­
sus dos esposas. Sus cuñados convocaron a todos los ani­ dió: «Pues, naturalm ente porque los dos viven en aguje­
males a una danza y, después de a tra p ar al murciélago ros hechos en los árboles». Me di cuenta de que la lechu­
desprevenido, lo arrojaron al fuego. Aquello inició una pe­ za y el chotacabras también viven en los árboles. El hecho
lea general en la que los arñmales se atacaron unos a otros de que determ inados animales coman carne constituye
con fuego, y ahora todos los animales presentan marcas una especie de semejanza social, como en el caso del hal­
de aquella lucha. Las diferentes especies han dejado de cón-águila y el grajo o en el del dingo y el gato m ontés. Lo
form ar una sociedad de amigos. mismo ocurre con la costumbre de vivir en agujeros hechos
En las islas Andaman existe un cuento muy parecido. en los árboles.
Originalmente, las diferentes especies de animales forma­ •
Ahora podemos responder a la pregunta: «¿Por qué el
ban una sola sociedad. En una reunión uno de ellos trajo halcón-águila y el grajo?», diciendo que se los selecciona
fuego. Hubo una pelea general en la que se arrojaron fuego como representantes de cierto tipo de relación que pode­
unos a otros. Algunos escaparon al m ar y se convirtieron mos llam ar de «oposición».
en peces, otros huyeron a los árboles y se volvieron pájaros, La idea australiana de lo que aquí llamamos «oposición»
y los peces y los pájaros todavía presentan las marcas de es una aplicación particular de esa asociación p o r oposi­
las quemaduras que sufrieron. ción que es un rasgo universal del pensam iento humano,
Por tanto, un estudio comparado nos revela el hecho de modo que pensamos mediante pares de contrarios, arri­
de que las ideas de los australianos sobre el halcón-ágüila ba y abajo, fuerte y débil, blanco y negro. Pero la concep­
y el grajo son sólo un caso particular de un fenómeno muy ción australiana de la «oposición» combina la idea de un
difundido. En prim er lugar, esos cuentos interpretan las par de contrarios con la de un par de oponentes. En los
semejanzas y diferencias de las especies animales en fun­ cuentos relativps al halcón-águila y al grajo, estos dos pá­
ción de las relaciones de am istad y de antagonismo, tal jaros son oponentes en el sentido de antagonistas. También
como se conocen en la vida social de los seres humanos. son contrarios a causa de su diferencia de carácter, el hal-,
En segundo lugar, las especies naturales figuran distribui­ cón-águila el cazador, el grajo el jefe. El cacatúa negro y
das en pares de opuestos. Sólo se las puede considerar así el cacatúa blanco, que representan a las m itades en Victo­
en caso de que exista algún aspecto en que se parezcan. ria occidental son otro ejemplo de oposición, pues esas
Así, el halcón-águila y el grajo se parecen p o r ser aves car­ aves son esencialmente semejantes excepto por la diferen­
nívoras destacadas. Cuando investigué por prim era vez los cia del color. En América se utilizan otros pares de con­
tótems sexuales de Nueva Gales del Sur, supuse, en lo cual trarios para referirse a las m itades: el cielo y la tierra, la
me equivocaba totalmente, que la base de la semejanza guerra y la paz, corriente arriba y corriente abajo, rojo y
entre el murciélago y la lechuza o el chotacabras era que blanco. Creo que, después de haber realizado un estudio
ambos volaban de noche, pero el trepa-árboles no vuela comparado extenso, tengo razones para form ular una ley
de noche y es el tótem de las m ujeres en la parte norte general: la de que en todos los lugares, en A ustraha, xMela-

134
135
nesia o Amenca, en que existe una estru ctu ra social de
mitades exógamas, se considera que éstas están en rela­ considerarlas tontas y perezosas, como su anim al represen­
ción de lo que aquí hemos llamado «oposición». tativo, y los de. este último sector se. vengan acusando a sus
Evidentemente, el próximo paso en un estudio compa­ oponentes de ser inconstantes. Existen indicaciones de
radores intentar descubrir cuáles son las diferentes formas que ese hacerse rabiar m utuam ente entre las mitades in­
que .a oposición entre las mitades de una división dual tervenía en sus ceremonias serias. Había canciones de tipo
adoptan en la vida social efectiva. En la literatu ra especia- satírico que un sector podía cantar contra el otro. No obs­
hzada existen referencias ocasionales a cierta hostihdad en­ tante, la oposición entre las mitades parece h aber sido mu­
tre las dos divisiones e.xistentes y que han existido en el cho menos fuerte que la existente entre ciertos pares de
pasado. Los únicos testimonios existentes se refieren a que • clanes, a veces pertenecientes a la misma m itad, que eran
no existe hostihdad en el sentido propio del térm ino, sino tradicionalmente enemigos'^. En determ inadas ocasiones,
solo una actitud convencional que encuentra expresión en dichos clanes cantaban “canciones de enem istad” unos con­
tra otros».
algim modo de comportamiento habitual. Indudablem ente
en Australia, aunque en algunos casos en que haya dispu- Esa institución, para la que hemos de esperar que al­
guien encontrará un nombre m ejor que el de «relación de
ta es posible_ observar que los miembros de las m itades
burla», se encuentra en diferentes formas en varias socie­
f. forman «bandos» separados, hostihdad autén­
tica del tipo de la que puede provocar acciones violentas dades distintas, y requiere un estudio comparado sistemá­
tico. Su función consiste en mantener una relación conti­
n lv T f los grupos locales, y nua entre dos i>ersonas, o dos grupos, entre las que existe
parece que dos grupos. locales de la m ism a m itad p a t r i é
neal entran en conflicto con tanta frecuencia como dos aparente hostilidad o antagonismo, que en realidad sólo es
artificial. En un artículo pubhcado en la revista Africa^ he
grupos pertenecientes a mitades diferentes. De hecho, como
ofrecido indicaciones de cara a un estudio comparado de
una causa común de conflicto efectivo es el hecho de que
dicha institución. V
un hom bre tome a una m ujer casada con, o prom etida a,
Otra costum bre significativa en que se expresa la rela­
otro, en semejantes casos los dos antagonistas o grupos de
ción de oposición entre las dos mitades es aquella por la
antagonistas pertenecerán a la misma m itad patrilineal
que, en ciertas tribus de Austraha y de Norteamérica, las
La expresión de la oposición entre las mitades puede
■revestir diversas formas. Una es la institución a la q l nutades constituyen los «bandos» -en juegos como el fút­
bol. Los juegos competitivos proporcionan ocasiones en
os antropologos han dado el nombre, no muy satisfacto-
que dos personas o dos grupos de personas se enfrentan.
bros r H ° que miem­ Dos grupos perm anentes dentro de una estructura social
bros de divisiones opuestas se hagan de ra b ia r mutuamen-
pueden m antenerse en una relación en la que figuran como
K ro T b Í7 ¿ ^ T T f ° intercam bio de insultos. oponentes constantes. Las dos universidades de Oxford y
f n t r f ín . California) escribe que, Cambridge constituyen un ejemplo de ello.
entre los cupeno «se reconoce una especie de oposición
Existen otras costum bres en que se expresa la oposición
nofensiva entre las mitades, cuyos miem bros se ridiculi-
de las m itades. Por ejemplo, en la tribu omaha de Norte­
ís v ' r r r ' ^ ^ - - - '1 américa el círculo que form aba el campamento estaba di­
y tontos, respectivamente». Strong {Aboriginal So-
vidido en dos semicírculos, y, cuando im muchacho de uno
cjety m Southern Califorma) escribe lo mismo, / u r a n t
gonismo mofensivo entre las mitades se manifiesta e n t r o -
mas entre personas de una y otra. Las personas de la iS -
^ Reimpreso en and
coyote ndicuhzan a las de la mitad gato montés por (Londres, 1952). Véase íinnbién Africa, X IX

136
137
de ellos cruzaba al otro, llevaba consigo amigos y se pro­ íhostilidad contra sus parientes. Eso es lo que significa el
ducía una pelea con los muchachos de la o tra mitad. No ^dicho de los gusii de Africa del Este: «Con quien nos casa­
necesitamos ni podemos examinar aquí esas diferentes cos­ m o s es con quien luchamos».
tumbres.
A la luz de eso es como debemos interpretar la costum ­
Examinemos brevemente la institución de la exogamia bre del matrimonio por intercambio. El grupo o parientes
de mitad, por la cual todos los m atrim onios, en los casos de una m ujer la pierden; quedan compensados p o r su pér­
en que se observa la norma, se celebran entre personas dida si reciben otra que pasará a ser la esposa de uno de
pertenecientes a mitades opuestas. Existen innumerables ellos. En las tribus australianas, la costumbre, con pocas
costumbres que muestran que en muchas sociedades pri­ excepciones, consiste en que, cuando un hom bre tom a una
mitivas el hecho de tom ar en m atrim onio a una m ujer se esposa, debe entregar a una hermana para que la sustituya.
representa simbóhcamente como un acto de hostihdad En la tribu yaralde de Australia del sur, que no tenía un
contra su familia o grupo. Todos los antropólocfos cono­ sistema de mitades, cuando un hombre se casaba con una
cen la costumbre por la que se representa que la novia m ujer de otro clan local, se contaba con que su propio
es capturada o separada por la fuerza de sus parientes. clan proporcionara una esposa para algún m iem bro del
McLennan fue quien hizo la prim era recopilación de ejem­ clan del que procedía la novia. De lo contrario, considera­
plos de dicha costumbre; este autor los interpretaba histó­ ban el m atrimonio irregular, impropio, o casi podríam os
ricamente como supervivencias de la situación más anti­ decir ilegal. Sabemos que, entre las tribus de la parte
gua de la sociedad humana en que la única forma de ob­ oriental de Victoria (Gippsland), la única form a apropiada
tener esposa era robar o capturar a una m ujer de otra de m atrimonio era la de intercambio. El sistema de m ita­
tribu. des exógamas constituye un sistema de generalización del
Los habitantes de las Marquesas ofrecen un ejemplo matrimonio mediante intercambio, dado que cada m atri­
esclarecedor de ese tipo de costumbre. Cuando se ha con­ monio es un caso particular dentro del proceso continuo
certado un matrimonio, los parientes del novio cogen los por el que los hombres de una mitad reciben las m ujeres
regalos que se van a ofrecer a los parientes de la novia y se del otro.
dirigen a la casa de ésta. Por el camino los parientes de la Un estudio comparado muestra que en las sociedades
novia les tienden una emboscada y los atacan, y les arre­ primitivas la relación establecida entre dos grupos de pa­
batan por la fuerza los regalos que llevan. El prim er acto rientes mediante el matrimonio de un hom bre de u n grupo
de violencia procede de los parientes de. la novia. Por el y una m ujer del otro se expresa a través de costum bres
principio polinesio del utuy los que sufren un agravio tie­ de evitación y de la relación de burla. En muchas so­
nen derecho a vengarse perpetrando otro. Así pues, los pa­ ciedades se exige a un hombre evitar cualquier clase de
rientes del novio ejercen dicho derecho llevándose a la no­ contacto con la m adre de su esposa, y a menudo tam bién
via. Ningún otro ejemplo podría ilustrar m ejor el hecho de con su padre, y con otras personas de esa generación den­
que esas acciones habituales son simbólicas. tro de los parientes de su mujer. Con dicha costum bre va
Consideradas en relación con la estructura social, eí sig­ asociada muchas veces la llamada «relación de burla», por
nificado o referencia simbólica de esas costum bres debería la que se perm ite o incluso exige a un hom bre que se com­
resultar evidente. La solidaridad de un grupo exige que la porte de form a ofensiva para con algunos de los parientes
pérdida de uno de sus miembros se considere como un de su m ujer pertenecientes a su propia generación. En otro
agracio al grupo. En consecuencia, se necesita expresarlo lugar he sugerido que podemos entender esa costum bre
de algún modo. El hecho de tom ar a una m u jer en m atri­ como el medio convencional por el que se establece y m an­
monio se representa en cierto sentido como un acto de tiene una relación de tipo especial, que podemos describir
138 139
como una mezcla de amistad o solidaridad con hostilidad boración más completa de la idea se encuentra en la filo­
u oposición. sofía del yin-yang de la antigua China. La frase en que está
Existen otros rasgos de la organización dual que ha­ resumida es: «Fi yin yi yang wei tze too» («Un yin y un
bría que tener en cuenta en un estudio completo. Existen yang form an un orden»). Yin es el principio femenino, yang
casos en que hay intercambios regulares de bienes o de el masculino. La palabra tao puede traducirse en este caso
servicios entre las dos mitades. En ese intercam bio com­ por un «todo ordenado». Un hombre (yang) y su esposa
petitivo de comestibles y objetos de valor conocido por (yin) constituyen la imidad de una pareja casada. Un día
potlach en Norteamérica, las mitades pueden ser im portan­ (yang) y una noche (yin) forman un todo unificado'o imi­
tes. Entre los tlingit, por ejemplo, los miembros de una dad de tiempo. De igual forma, un verano (yang) y un in­
m itad realizan el potlach con los miembros de la otra mi­ vierno (yin) form an la unidad que llamamos im año. La
tad. Las dos mitades constituyen los dos «bandos» de lo actividad es yang y la pasividad yin, y una relación de dos
que es una especie de juego competitivo en el que los hom­ entidades o personas una de las cuales sea activa y la otra
bres «luchan con la propiedad». pasiva se concibe también como una unidad de contrarios.
Nuestro estudio comparativo nos perm ite entender la En la filosofía china antigua esa idea de la unidad de los
división halcón-águila-grajo de las tribus del río Darling contrarios aparece desarrollada con la m ayor amplitud.
como un ejemplo particular de un tipo difundido de la El universo entero, incluida la sociedad hum ana, aparece
aplicación de determinado principio estructural. La rela­ interpretado como un «orden» basado en ella.
ción entre las dos divisiones, que aquí hemos llamado «opo­ Existen testimonios históricos de que esa filosofía se
sición», es la que separa y une y que, p o r tanto, nos pre­ desarrolló hace muchos siglos en la región del río Amari­
senta un tipo especial de integración social que merece llo, en el «Reino del Medio». También existen testimonios
un estudio sistemático. Pero el término «oposición» que me de que la organización social de esa región se componía
he visto obligado a usar, porque no he podido encontrar de clanes emparejados mediante matrimonios m ix to s: los
otro mejor, no es del todo apropiado, pues recalca dema­ dos clanes se reunían en los festivales de prim avera y de
siado lo que sólo es un aspecto de la relación, el de la se­ otoño y rivalizaban cantando odas, de modo que los hom­
paración y la diferencia. La descripción más correcta sería bres de uno de los clanes podían encontrar esposas entre
decir que el tipo de estructxira de que se tra ta es la de las muchachas del otro. Los testimonios revelan que el sis­
unión de los contrarios. tema m atrim onial consistía en que un hom bre se casaba
La idea de la unión de los contrarios era una de las con la hija del hermano de su m adre o con una m ujer de
ideas fundamentales de la filosofía de Heráclito. E stá resu­ la generación- apropiada perteneciente al clan de su ma­
mida en su afirmación: «Polemos es el rey, gobierna todas dre. Según mi información, ese tipo de organización, que
las cosas». La palabra griega polemos se traduce a veces al parecer existió hace cuarenta siglos en esa región, so­
como «lucha», pero la traducción adecuada sería «oposi­ brevivía todavía en 1935, pero la investigación de ese fe­
ción», en el sentido en que hemos usado la palabra en nómeno, que se había previsto que realizara Li Yu I, que­
esta conferencia. Uno de los ejemplos que Heráclito usa es dó frustrada p o r el ataque japonés a China. Puede que to­
el de la caja y la espiga; en este caso no hay lucha; son davía no sea demasiado tarde para llevarla a cabo; nos per­
contraríos u opuestos que se combinan para form ar una m itiría evaluar de forma más exacta la reconstrucción his­
unidad cuando se los junta. tórica de Marcel Granet.
Existen ciertos testimonios de acuerdo con los cuales Esa filosofía del yin-yang de la antigua China es la ela­
Heráclito y los pitagóricos recibieron esa idea de la uni­ boración sistemática del principio que se puede u sar para
dad de los contrarios de Oriente. En cualquier caso, la ela­ definir la estructura social de los sectores en las tribus

140 141
australianas, pues la estructura de los sectores, como pue­ Podemos decir que en la estructura social relativam ente
de verse por la breve descripción que acabamos de dar, es simple de las tribus australianas podemos reconocer tres
la de una unidad de grupos opuestos, en el doble, sentido tipos principales de relación entre personas o grupos. E stá
de que los dos grupos son oponentes amistosos y de que la relación de enemistad y pelea; en el otro extrem o se si­
aparecen como contrarios en algún sentido, de igual forma tú a la relación de simple solidaridad, y en el sistem a aus­
que el halcón-águila y el grajo o lo blanco y lo negro son traliano ésta debe existir entre hermanos y entre personas
contrarios. de la misma generación dentro del grupo local; esas perso­
La consideración de otro ejemplo de oposición en las nas no pueden pelearse, si bien en ciertas circunstancias se
sociedades australianas puede arrojar luz sobre este fenó­ considera legítimo que una persona «refunfuñe» contra
meno. Un campamento australiano se compone de hom­ otra, para expresar en el campamento una queja co n tra la
bres de determinado clan y sus esposas, que, por la regla acción de la otra. En tercer lugar está la relación de opo­
de la exogamia, proceden de otros clanes. En Nueva Gales sición, que no es en absoluto lo mismo que la lucha o
del Sur existe un sistema de totemismo sexual, por el que la enemistad, sino una combinación de acuerdo y desa­
una especie animal es el «hermano» de los hombres y otra cuerdo, de solidaridad y diferencia.
especie es la «hermana» de las mujeres. En ocasiones, den­ Hemos empezado con un rasgo particular de una región
tro de un campamento indígena surge una situación de particular de Australia, la existencia de mitades exógamas
tensión entre los sexos. En casos así, lo que es probable que reciben los nombres del halcón-águila y del grajo, res­
que ocurra, según las relaciones de los aborígenes, es que pectivamente. Mediante comparaciones con otras socieda­
las mujeres salgan de la aldea y maten un murciélago, el des, algunas de ellas no australianas, podemos ver que no
«hermano» o tótem sexual de los hombres, y lo dejen ti­ se tra ta de algo particular o peculiar de una región, sino
rado en la aldea para que los hombres lo vean. Entonces que es un ejemplo de determinadas tendencias generales
éstos se vengan matando al pájaro que en esa tribu es el difundidas en las sociedades humanas. De ese modo susti­
tótem sexual de las mujeres. Después de lo cual, las mu­ tuim os un problema particular del tipo de los que requie­
jeres pronuncian insultos contra los hombres, lo que pro­ ren una explicación histórica, por determinados problem as
voca una pelea con palos (de excavar los de las mujeres, generales. Existe, por ejemplo, el problema del totem ism o
arrojadizos los de los hombres) entre los dos grupos se­ como fenómeno social en el que se da una asociación es­
xuales, de la que resultan muchas magulladuras. Después pecial de un grupo social con una especie natural. Otro
de la lucha, se restablece la paz y desaparece la tensión. problem a, quizás más importante, que se ha planteado es
Los aborígenes australianos piensan que, cuando existe el de la naturaleza y funcionamiento de las relaciones y es­
tensión entre dos personas o dos grupos que podría que­ tructuras sociales basadas en lo que aquí hemos llam ado
dar latente, lo que hay que hacer es pelear y después hacer «oposición». Este es un problema mucho más general que
las paces. El uso simbólico del tótem es muy significativo. el del totemismo, pues es el de cómo puede usarse la oposi­
Esta costumbre nos n;uestra que la idea de la oposición de ción con vistas a la integración social. Por tanto, el m étodo
los grupos, y la unión de los contrarios no se limita a las com parativo consiste en pasar de lo particular a lo gene­
mitades exógamos. Los dos grupos sexuales constituyen ral, de lo general a lo más general con vistas a alcanzar de
una estructura de tipo semejante; lo mismo ocurre a veces esa form a lo universal, las características que se pueden
con los dos grupos formados por las divisiones mediante encontrar con formas diferentes en todas las sociedades,
alternancia de generaciones. El grupo de los padres y ei hum anas.
grupo de sus hijos guardan una relación de oposición, que Pero el método comparativo no se limita a fo rm u lar
no difiere de la relación entre los maridos y sus esposas. problem as, aunque la formulación del problema pertinente

142 - 143
es extraordinanam eiite im portante en cualquier ciencia;
también proporciona m aterial m ediante el cual se pueden es una ram a especial de la sociología com parada. Es con­
dar los prim eros pasos hacia la solución. Un estudio del veniente que se distingan los fines y los métodos. La his­
sistema de las mitades en A ustralia puede damos resulta­ toria, en el sentido propio del término, como relación au­
dos que serían enormemente vahosos para la teoría de la téntica de la sucesión de acontecimientos en una región p ar­
sociedad humana. ticular durante un período de tiempo particular, no puede
Al comienzo de esta conferencia he citado a Franz Boas, aportam os generalizaciones. El método comparativo, como
quien distinguió las dos tareas de que puede ocuparse el estudio generalizador de los rasgos de las sociedades hu­
antropólogo en el estudio de la sociedad primitiva, y esas manas, no puede aportam os historias particulares. Sólo po­
dos tareas requieren dos métodos diferentes. Uno es el drán com binarse y adaptarse ambos estudios, cuando se
método «histórico», por el que se «explica» la existencia reconozca adecuadamente su diferencia, y por esa razón es
de un rasgo particular de una sociedad particular como re­ por lo que hace treinta años insistí en la necesidad urgente
sultado de una sucesión de acontecimientos particular. El de que se hiciera una distinción clara entre la etnología,
otro es el método comparativo mediante el cual intenta­ como estudio histórico de las sociedades primitivas, y la
mos, no «explicar», sino entender un rasgo particular de antropología social, como ram a de la sociología com para­
una sociedad particular al interpretarlo como un ejemplo da que se ocupa especialmente de las sociedades que lla­
particular de un tipo o clase general de fenómenos socia­ mamos prim itivas. Podemos reservar todas las cuestiones
les y, después, relacionarlo con determ inada tendencia ge­ de reconstm cción histórica para la etnología. La misión de
neral, o m ejor universal, de las sociedades humanas. Esa la antropología social es la de form ular y ratificar afir­
tendencia es lo que en ciertos casos se llama ley. La ,antro­ maciones sobre las condiciones de existencia de los siste­
pología, como estudio de la sociedad primitiva, abarca mas sociales (leyes de la estática social) y las regularidades
ambos métodos, y yo mismo he usado constantemente los que se pueden observar en el cambio social (leyes de la
dos al enseñar etnología y antropología social en varias uni­ dinám ica social). Eso sólo puede llevarse a cabo mediante
versidades. Pero deben distinguirse. El método histórico el uso sistemático del método comparativo, y la única jus­
nos aportará proposiciones particulares; sólo el método tificación de dicho método es la esperanza de que nos apor­
comparativo puede aportam os proposiciones generales. En te resultados de ese tipo, o, como lo expresó Boas, el cono­
las sociedades primitivas siempre faltan testimonios o 5 on cimiento de las leyes del desarrollo social. Sólo en un estu­
inadecuados. No existen testimonios históricos referentes dio integrado y organizado, en que se com^binen los estudios
a la aparición de la división halcón-águila-grajo en Austra­ históricos y sociológicos, podremos llegar al entendimiento
ha, y las suposiciones referentes a ella me parecen absolu­ auténtico del desarrollo de la sociedad humana, cosa que
tamente carentes de valor. No sabemos nada, ni sabremos todavía no hemos conseguido.
nimca, sobre cómo llegaron los aborígenes australianos a
poseer sus sistemas sociales actuales. La suposición de que
mediante el método comparativo podríamos llegar a sacar
conclusiones válidas sobre los «orígenes» de dichos siste­
mas es m uestra de un desprecio absoluto hacia la natu­
raleza de las demostraciones históricas. La antropología,
como^ estudio^ de las sociedades prim itivas, abarca tanto los
estudios históricos (etnográficos y etnológicos) como el es­
tudio generalizador denominado antropología social, que

144
145
Segunda parte
La antropología social
DEFINICION

Podemos definir la antropología social como la inves­


tigación de la naturaleza de la sociedad hum ana mediante
la comparación sistem ática de sociedades de tipos diferen­
tes, con atención especial a las formas —más simples—
de la sociedad de los pueblos primitivos, salvajes o pre-
alfabetos. El nom bre empezó a usarse en Inglaterra en el
último cuarto del siglo xix y ha recibido el reconocimiento
de las universidades británicas, en algunas de las cuales
existen cátedras y agregadurías de antropología social. Se
adoptó para distinguir la m ateria de la etnología, p o r un
lado, y de lo que había llegado a conocerse como sociolo­
gía, p o r otro.
La prim era persona que tuvo el título de catedrático de
antropología social fue Sir James Frazer, quien en 1908 re­
cibió una cátedra honorífica en la Universidad de Liver­
pool. En su disertación inaugural sobre «El objetivo de la
antropología social», pronunciada el 14 de mayo de 1908,
-■■r dijo:

La antropología, en el sentido más amplio del tér­


mino, pretende descubrir las leyes generales que han
regido la historia hum ana en el pasado, y que, en
caso de que la naturaleza sea realmente uniforme, es
de esperar que la rijan en el futuro. De forma, que la
ciencia del hom bre coincide hasta cierto punto con lo
que durante mucho tiempo se ha conocido como la
filosofía de la historia, así como con el estudio que en
años recientes ha recibido el nombre de sociología. De
hecho, tenemos razones para afirm ar que la antropo­
logía social, o estudio del hombre en la sociedad, no

149
es sino otra expresión de la sociología. Y, sin embar- tendido a lo largo de muchos miles, quizá millones,
go, creo que es conveniente distinguir esas dos cien­ de años... Mientras que la antropología social tiene
cias, y que, mientras que el nombre de sociología debe­ mucho que decir sobre el hom bre prim itivo en el sen­
ría reservarse para el estudio de la sociedad humana tido relativo, no tiene nada que decir sobre el hom bre
en ei sentido más amplio de esas palabras, lo más prim itivo en el sentido absoluto, y ello por la razón
provechoso sería lim itar el nombre de antropología precisam ente de que no sabe nada sobre él, y, por lo
social para el sector particular de ese inmenso domi­ que actualm ente podemos colegir, no es de prever que
nio del conocimiento... La esfera de la antropología llegue nunca a saber algo.
social, tal como la entiendo o, por lo menos, de acuer­
do con el tratam iento que propongo darle, se limita a Desde luego, no es posible trazar una línea d.ivisoria
los toscos comienzos, al desarrollo rudim entario de la nítida entre las sociedades primitivas y las no prim itivas.
sociedad humana; no abarca las fases más maduras de Además, la antropología social no lim ita su atención, ni
ese progreso complejo y mucho menos los problemas puede hacerlo, a las sociedades prim itivas. Parte, por lo
prácticos, que incumben a los estadistas y legisladores menos, de su m isión es com parar las sociedades prim itivas
modernos. con las más avanzadas. En los veinte últimos años los an­
tropólogos sociales han realizado estudios e.speciales de
De modo que Frazer concebía la antropología social comunidades locales dentro de las sociedades cultas, en
como el estudio sociológico de las formas «primitivas» de Irlanda, Quebec, Massachussets, Mississippi, Japón y China.
la sociedad. De igual forma, en su artículo sobre «Social Las definiciones de Frazer y Malinowski han dejado de ser
Anthropology» en la 13.“ edición de la Enciclopedia Britá­ adecuadas para caracterizar a la antropología social de la
nica (1926), Mahnowski definía la m ateria como «una actualidad. Podemos decir que lo que la distingue es deter­
ram a de la sociología, tal como se la aplica a las tribus minado método de investigación, que se puede aplicar
primitivas». Es necesario entender adecuadamente el adje­ tanto a los pueblos primitivos como a las comunidades de
tivo «primitivo». Frazer escribió; pequeño tam año de las sociedades civilizadas, y que, para
conseguir alcanzar sus objetivos teóricos, la antropología
En este caso conviene evitar un error común. Los social debe p restar atención especial a las sociedades que
salvajes de la actuahdad son primitivos •sólo en sen­ llamamos prim itivas.
tido relativo, no en sentido absoluto. Son primitivos Es necesario decir algo sobre la distinción entre antro­
en comparación con nosotros, no con el hombre autén­ pología social y etnología, sobre las cuales se producen con
ticamente primitivo, es decir, con el hom bre tal como frecuencia confusiones teóricas. Sin embargo, conviene re­
era cuando salió de la etapa puram ente animal de su cordar que el nom bre de «etnología», como el de «sociolo­
existencia. En realidad, en comparación con el hombre gía», se usa con sentidos diferentes en diferentes países e
en su estado absolutamente primitivo, hasta el salvaje incluso en el mismo país, según los autores o las escuelas.
más atrasado de hoy es indudablemente un .ser muy Aquí vamos a u sar exclusivamente el sentido que h a tenido
desarrollado y culto, dado que toda clase de testimo­ tradicionalm ente y tiene en Inglaterra.
nios que poseemos y de probabihdades abogan por la El nom bre de «etnología» empezó a usarse hace im poco
opinión de que todas las razas humanas existentes, más de cien años. Como m uestra la etimología, es el estu­
tanto las más primitivas como las más civilizadas, han dio de los pueblos {ethnos, en griego). La Sociedad Etno­
alcanzado su nivel cultural actual, ya sea alto o bajo, lógica de Londres, fundada en 1843, afirm aba en el mo­
tras un avance lento y arduo, que debe de haberse ex­ mento de su constitución que nacía «con el fin de investi­

150 151
gar las características distintivas, físicas y morales, de las gía prehistórica, que puede considerarse como una rama,
variedades de la humanidad, que habitan o han habitado de la etnología. E l arqueólogo busca los vestigios m ateria­
la tierra». El diccionario de Oxford define la etnología les de los pueblos desaparecidos; encuentra las cosas que fa­
como «la ciencia que tra ta de los pueblos y de las razas, bricaban y usaban y a veces suficientes restos de sus esque­
de sus relaciones, de sus características distintivas, etc.». letos como para determ inar algunos de sus caracteres ra­
La Enciclopedia Británica (14.’ edición) considera a la etno­ ciales, y a veces, en fianción de los testimonios geológicos,
logía y a la etnografía como «ciencias que traían funda­ Duede determ inar la fecha geológica de los vestigios. Las
m entalm ente del hombre como unidad racial y de la dis­ esmeradas investigaciones de los arqueólogos nos han apor­
tribución sobre la tierra de las unidades raciales. Abarcan tado gran cantidad de conocim ientos, que aum entan cada
un estudio comparado de las características físicas de- las vez más, sobre los habitantes prehistóricos de muchas par­
razas de la humanidad y también un estudio comparado y tes del mundo. -
una clasificación de los pueblos basados en las condiciones El etnólogo intenta sacar inferencias sobre los aconteci­
y características culturales». mientos y condiciones prehistóricos mediante e l estudio de
Ei nom bre de «etnografía» se usa generalmente para . la distribución de los pueblos en los tiem pos recientes, o
referirse a relaciones descriptivas de un pueblo o de pue­ históricos y de sus semejanzas y diferencias, tanto raciales
blos. La etnología no se limita a la descripción. En prim er como culturales. Tienen que basarse en lo que podemos
lugar intenta proporcionar una clasificación de, los pueblos llam ar pruebas «circimstanciales». En algunos casos, dichas
comparándolos y destacando sus semejanzas y diferencias. pruebas son enteram ente convincentes; por ejemplo, la re­
Los pueblos o los grupos étnicos se parecen o dineren lación muy estrecha entre, la lengua malgache de Madagas­
m utuam ente po r los caracteres raciales, por la lengua, y car y las lenguas del archipiélago malayo constituj'-e - una
por sus m odos de vida y de pensamiento, desde el tipo de prueba incuestionable de u n a conexión prehistórica; en tre
viviendas que habitan o la clase de vestidos que llevan esas dos regiones. De forma, sem ejante, si no supiéramos;
hasta el tipo de-creencias que sustentan. Los etnólogos dis­ por la historia, que los esclavos del continente americano
tinguen las características raciales de un pueblo de sus ca­ procedían de Àfrica, la sem ejanza racial de ios habitantes
racterísticas culturales y las clasincaciones raciales de las negros del Nuevo Mundo con los de Africa, nos perm itiría
culturales. inferir con cierto grado de probabilidad que h ab ía habido
La distribución de los pueblos por la faz de la tierra en algún traslado de pueblos a través del A tlántico-P ero a
tiem pos recientes y sus semejanzas raciales y culturales son veces las hipótesis dei etnólogo son enorm em ente especula­
resultado' de acontecimientos que se iniciaron, cuando apa­ tivas; y, como es notoriam ente difícil llegar a. un. acuerdo
reció la humanidad, hace un millón de anos quizás: ha sobre las^ pruebas circunstanciales,, existen muchas diver­
sido un proceso de migraciones, mezclas e influencias mur gencias entre las; interpretaciones de los etnólogos.
tuas d e los pueblos, de modificaciones de los caracteres Así pues, lo s problem as que tiene- que; e stu d iar la etno­
raciales y dé. cambios j evoluciones culturales. En el caso logía son, en prim er lugar, problem as de clasificación ra­
de- alguncs- pueblos y de determinados siglos, algún conoci­ cial y cultural, j , en segundo lugar, problemas que plantean
miento dei proceso nos aporta la historia, usando- e l tér­ los acontecimientos del pasado prehistórico. Ejemplos de
mino. en su signáncado corriente de registro —relato— de preguntas típicas de la etnología so n : ¿De dónde procedían
los- acontecimientos y condiciones del pasado. Los etnólo­ los pueblos polinesios? ¿ P o r qué r a ta o ra ta s y e r qué
gos centran gran parte de su atención en descubrir algo período o períodos de tiem po ocuparon las islas que albora
sobre el pasado prehistórico. habitan? ¿Cómo, cuándo y p o r dónde entraron en el conti­
Una fuente importante de conocimiento es la. araueolo- nente los anienasados de los- indios americanos?. ¿Cómo se ,
extendieron po r él? ¿Cómo desarrollaron las diferencias c in e , expéritnentale, «el m étodo experimental, considerado
raciales, lingüísticas y culturales que presentaban, cuando en sí mismo no es o tra cosa que u n razonamiento con ay u d a
Jos europeos entraron en contacto con ellos por prim era del cual sometemos m etódicam ente nuestras ideas a_ la
vez? Los problemas de la antropología social son de tipo prueba de-los hechos.. El razonam iento siempre es e l mismo,,
muy diferente. tanto en las ciencias que estudian a los seres vivos como
en las que: se ocupan de los cuerpos inanimados.. Pero^. ert
cada clase de ciencia, los fenómenos varían y presen tan
El objetivo del antropólogo social es u sar el conoci­ complejidad y dificultades de investigación propias»„
miento sobre las sociedades prim itivas para, establecer ge­ El interés teórico por la sociedad, hum ana y s u s4 n stitu -
neralizaciones válidas y significativas sobre los fenómenos ciones no es nuevo. Los filósofos de China y de G recia £br^
sociales. En ese sentido es en el que podemos considerarla m ularon teorías antes de la era cristiana. En la actualidad
como un tipo de sociología-Pero «sociología» es una pala­ existe u n a literatura, abundante sobre los tem as de la filo­
b ra enormemente ambigua; se aplica a escritos sobre la sofía; social, la filosofía: política, la filosofía de la historia,,
sociedad: muy diferentes; gran p arte de lo que se ilarna s o la filosofía de la religión y la filosofía del arte. E l m étodo
ciología tiene j¥>ca o ninguna relación con la antropología de razonamiento: empleado en esas, materias:: debe : distin,-
social. guirse del método, experim ental de razonam iento d e las
Auguste Comte fue quien inventó el nom bre de «socio­ ciencias naturales..
logía». E staba convencido, como Saint-Simon antes que él, Una diferencia im portante es la de que, en lo que. pode­
de que es: posible -aplicar al estudio de la sociedad hum ana mos llam ar el método filosófico de investigación, el objetivo
Ibs mismos métodos de investigación que se han apUcado suele ser llegar a juicios de valor. Los filósofos suelen in te­
con tanto é.xito al. estudio de los fenómenos físicos y bio­ resarse p o r lo que podrían o deberían ser las, sociedades;
lógicos. Llamó a aquella, ciencia todavía inexistente prim ero intentan definir la sociedad «buena» o distinguen los siste­
física social y después sociología. Pero el propio Comte no mas; de: moralidad, derecho, gobierno, economía,, religión
cultivó la sociología científica; lo que escribió puede consi­ Ws o arte inferiores. de los superiores^ La función de los filó­
derarse más adecuadamente como filosofía de la historia. sofos consiste e a g u iar las acciones: de los hom bres m edian­
La.idea. de que podía: existir una ciencia natural de la so­ te la discusión sobre los fines deseables. El razonairdento.
ciedad hum ana se h ab ía acariciado desde el siglo X\'1T.- El experimental nunca, puede ap o rtam o s juicios de valorr lo
objetivo declarado de la antropología social ha. sido contri­ único que pudo decim os es qué y cómo son. las cosas,,
b u ir a la formación de dicha ciéncia. nunca qué cosas son buenas y cuáles malas. Nos puede, en­
Lo que caracteriza a las ciencias naturales es el uso del señar los medios apropiados con vistas a. un firt deseado;-
método de; razonamiento experimental. Existe u n e rro r no: nos puede decir qué fines; son. deseables. S i lo deseable
corriente que'confunde el método experim ental con la exr es aniquilar una ciudad, y a sus; habitantes, el m étodo expe­
perim entación en el sentido de operaciones m ediante las rim ental puede proporcionam os u n a bom ba atóm ica.
cuales:, el experim entador provoca u n fenómeno que nece­ Existe u n a diferencia im p o rtan te entre el m étodo filo­
sita observar. Pero el latín experiri sigmñca.. exclusivamente sófico y el método experim ental p o r el modo como llegan
«poner a prueba». Lo que el método experimental es; real­ a constituir un corpus de generalizaciones que fo rm an u n a
m ente es un método de investigación y razonamiento en teoría.. El método filosófico es el más antiguo. E l m étodo
que se ponen a prueba: sistemáticam ente las ideas generales experimental, después de unos comienzos vacilantes; en la
en función de los hechos observados cuidadosamente: Como antigua Grecia, no llegó a usarse plenam ente h a s ta finales-
dice Claude Bernard en su Introduction à l'étude de la rnéde- del sisio XVI en u n a obra como la: de Galileo. Sustituyó- a l

154 155
método filosófico prim ero en la mecánica, la astronomía, y de formas de. sociedad diferentes. Podemos llam ar «socio­
¡a física, después- eu la química y en las ciencias biológi­ logía c o m p a r a d a » a ese estudio comparado. Es u n tipo d e
cas. E l -último intento im portante de usar el método filo­ sociología que h a progresado poco todavía,, y de ese tipo
sófico p ara explicar los fenómenos de la naturaleza fue la de sociología es d el que podemos decir que la antropología
Filosofía de la Naturaleza de Hegel, y resulta interesante social es una p arte. En caso de que ese tipo de sociología
com parar los resultados a que llegó con los alcanzados comparada llegue alguna vez a convertirse en xma m ateria,
por las ciencias naturales. Pero el método experimental establecida, y sólo entonces, se incorporará a ella la an tro ­
todavía no h a sustituido al método filosófico a la hora pología sociaL.
de crear teorías de la sociedad. En la. sociología com parada el estudio sistem ático de las
Ambos métodos combinan, la obserí^ación con ei razona­ formas —más simples— de sociedad de los que llam am os
miento; la diferencia, entre ellos radica en la forma como pueblos prim itivos es de gran valor e: im portancia. Se debe
los combinan. Francis Bacon describió dicha diferencia. a muchas razones; una es la de que nos revelan form as de
vida social muy diferentes de la nuestra. Las sociedades
..............Sólo hay, j puede haber, dos modos de investigar prim itivas que. todavía persisten están resultando destrui­
y descubrir la verdad. Uno pasa de los sentidos y los das o alteradas rápidam ente por su som etim iento a los
pormenores a los axiomas más generales, y de éstos a pueblos más avanzados técnicamente. Esa es la. razón, p o r
los primeros principios y su, verdad innegable, deter­ la que los antropólogos sociales, para in te n ta r hacer con­
m ina y descubre axiomas medios; ése es el modo que tribuciones a la sociología comparada, dedican s u atención
se usa actualmente.. E l otro saca los axiomas de los sen­ principal, aunque no exclusivamente, al estudio de esas fo r­
tidos y de los pormenores, ascendiendo uniformemen­ mas prim itivas de la sociedad, antes de que; sea. dem asiado
te Y paso a paso, de modo que a l final llega a: lo más tarde. E l tiempo pasa, de p risa y los investigadores so n
general; éste es el modo auténtico, pero todavía no pocos.
ensayado. Ambos modos p arten de los sentidos y de E l método experim ental —el único científico^— es u n
los pormenores y se apoyan en las proposiciones más método p a ra llegar a generalizaciones inductivas... La obser­
generaiesrpero, a p e sa r de ello, difieren enormemente, vación experim ental es observación, guiada p o r conceptos
puesto que uno trata- superficialmente de la experien­ generales: Asi pues,, la, misión más importante, del cientí­
cia, y los pormenores, mientras- que el otro se famiha- fico experim ental es la de. inventar conceptos generales, o
riza. con ellos debida y regularmente. Además, uno es­ abstractos que aplicará al análisis de los hechos observa­
tablece desde el principio determinadas generalidades dos y; así, podrá co n trastar su valor científico,. M era obser­
abstractas e’-inútiles: el otro se eleva paso a paso hasta vación y descripción no pueden a p o rtam o s conocimiento
las cosas que 'son m ás fam iliares a la naturaleza (es científico; y, sin embargo,, hay quienes, piensan que la. acu­
decir, las abstracciones más altas) K ' mulación de observaciones producirán algún día el avance,
de la ciencia... Charles D arw in escribió ; « ¡Qué extraño re ­
Si hemos de llegar a alcanzar alguna vez el conocimiento sulta que no todo el mundo com prenda que cualquier
científico de la sociedad, humana, será exclusivamente me­ observación, ha de. ser a favor o en c o n tra de u n a con­
diante eí examen y comparación sistemáticos' de una serie cepción, p a ra q^ue pueda prestar algún, servicio!». Tam­
bién, Claude B em ard escrib ió : «El m étodo experim ental
1- irrancis Bacon,_ Novum arganum (1620), trad. Andrew Joimson,
i859. Libro I, .Aforismos X IX y XICII. El térm ino '"axiomas"" (axiomaia) no puede ap o rtar ideas nuevas y fructíferas a. hom bres q u e
usado por B acon signiñca literalmente; ''algo que vale la pena retener''’^., carezcan de ellas; sólo puede s e r/ir p a ra g uiar las ideas de
es decir^ generalización que se apoya en pruebas., .^ o r a los llamaría­
m os "le3/es''. hombres que las tengan, p a ra dirigir las ideas y desarro-

156 15T
liarlas-, de modo que se consigan los m ejores resultados %
posibles:- Así . como sólo lo que se h a sembrado en la tierra — I' I I
puede crecer en ella, así tam bién lo único que el método ' LOS PRECURSORES
expeiimental puede desarrollar es lo que se le ofrezca. El
método en si no produce: nada. Algunos filósofos han co­
metido el error de atribuir demasiado poder al método en
ese sentido». Por último, podemos citar la afirmación d e
Whewell: «Para obtener de los hechos alguna verdad gene­
ral es necesario que les apliquemos la idea apropiada que
establezca entre ellos relaciones perm anentes y definidas» ^
Así pues, l a misión de la sociología comparada, como la Desde el siglo xvi, las descripciones hechas p o r viajeros
de cualquier ciencia experimental, es crear los conceptos de las costum bres de los pueblos de América, Africa y Asia
analíticos apropiados en función de los cuales hacemos ge­ atrajeron la atención: de los hombres cultos de E u ro p a.
neralizaciones, cuya relativa^ probabilidad puede establecer- Lo que Jes impresionó; fu e la gran diversidad, de las costum ­
se, cuando se contrastan suficientem ente mediante observa­ bres e instituciones dé diférentes sociedades. E l e sc rito r
ciones sistemáticas de los fenómenos. El dominio especial español: Méssie tra tó ese tema, y probablem ente sus Leçons
de la antropología social es el estudio experimental, en ei diverses, traducidas al francés en 1552 p o r Claude Gruget,
sentido definido más arriba, de las sociedades primitivas.. sugirieran a M ontaigne su ensayo «De la coutume». Jean
Bodin (1530-96) hizo un prim er intento de expücar la. diver­
sidad de los pueblos en: su. obra Les six livres de la. répu­
blique (1576)^ en la quie sugería que las diferencias en tre
lös pueblos, incluidas la s diferencias en su. fo rm a de go­
bierno, podrían deberse a diferencias en las regiones, que
habitaban;, especialm ente las; diferencias de clima.. E sa idea
infltiyó en: Montesquieu: y en: muchos escritores posteriores
y todavía la m antienen algunos geógrafos en la. actualidad.
H acia comienzos del siglo xvii ya se había desarrollado
el interés p o r las: especulaciones etnológicas. Así como en el
siglo actual E llio t Sm ith y sus discípulos pensaban, ' que
podían seguir el rastro de la influencia de los antiguos- egip­
cios p o r gran p a rte de la* tierra, así tam bién en. épocas ante­
riores lo que; se suponía haber encontrado en Asia y Amé­
ric a e ra el rastro, dé las «tribus perdidas de Israel»..E d w ard .
Brerewood, que h ab ía sido profesor de astronom ía en. e l
Gresham College d e Londres,^ publicó en- 1614 sus Enqui­
ries Touching th e Diversity o f Languages and Religions
through the Chief- Parts of the World. E n el capítulo X lir,
sobre la distribución de los judíos, rechaza la . hipótesis
de que; los «tártaros», nom bre que en aquella época s e refe­
2. Novum arganum renovatum. Cf. pág. 181. ría a los habitantes de gran parte de Asia, descendían: de
158 159 -
liarlas-, de modo que se consigan los m ejores resultados'
posibles: Así como sólo lo que se ,ha sem brado en la tierra
puede crecer en ella, así tam bién lo único que el método LOS PRECURSORES
experimental puede desarrollar es lo que se le ofrezca. El
método en sí no produce nada. Algunos filósofos han co­
metido el error de atribuir demasiado poder al método en
ese sentido». Por último, podemos citar la afirm ación de
WheweU : «Para obtener de los hechos alguna verdad gene­
ral es necesario que les apliquemos la idea apropiada que
establezca entre ellos relaciones perm anentes y definidas»^.
Así pues, la misión de la sociología com parada, como la Desde ei siglo xvi, las descripciones hechas p o r viajeros
de cualquier ciencia experimental, es crear los conceptos de las costum bres de los pueblos de América, Africa y A sia
analíticos apropiados en función de los cuales hacemos ge- atrajeron la atención de- los hombres cultos de- E u ro p a.
nerahzaciones, cuya relativa, probabilidad puede establecer­ L o aue les im presionó fu e la gran diversidad de la s costum ­

se, cuando se contrastan suficientem ente m ediante observa­ bres e instituciones dé diferentes sociedades. El. e sc rito r
ciones sistemáticas de los fenómenos: El dominio especial español Messie tra tó ese tema, y probablem ente sus Leçons-
de la antropología social es; el estudio experirnental, en ei diverses, traducidas al francés en: 1552 por Claude Gruget,
sentido definido más arriba, de las sociedades primitivas. sugirieran, a M ontaigne sti ensayo «De la coutume». Jea n
Bodin (1530-96) hizo un prim er intento de explicar la diver­
sidad de lo s pueblos en s u obra Les six livres de la. ré-pu-
(1576)^- en la. que; sugería que las diferencias en tre
los pueblos, incluidas la s diferencias en su. forma, de go­
bierno, po d rían deberse a diferencias en las regiones, que
habitaban; especialm ente las; diferencias de clima.. E sa idea
influyó e n M ontesquieu y e n muchos escritores posteriores
y todavía la m antienen algunos geógrafos en la actualidad.
H acia comienzos del siglo xvii ya se h ab ía desarrollado
el interés p o r las; especulaciones etnológicas. Así. como en ei
siglo actual; E llio t Sm ith y sus discípulos p ensaban que
podían seguir el ra stro de la influencia de los antiguos, egip­
cios p o r gran p a rte de la tierra, así tam bién e n épocas ante­
riores lo q u e se suponía haber encontrado en Asia y Amé­
ric a e ra e l rastro de las «tribus perdidas de Israel».. Ed.ward
Brerewood, que h ab ía sido profesor de astronom ía en; e l
Gresham. CoUege d e Londres,, pubhcó en 1614 sus' Enqui-
ries Touchihg the Diversity o f Languages and: Religions
through the Chtef- Parts of the World. E n ei capítulo X IIl,
sobre la distribución de los judíos, re c h a z a 'la hipótesis
de que; los «tártaros», nom bre que en aquella época se refe­
Movum arganum renovation.. Cf. pág. 181. ría a los habitantes de gran parte de x4sia, descendían de

158 159^
las diez tribus de Israel. Sostiene que la costum bre de la
algo diferente. En 1776 publicó su L ’esprit des usages et
circuncisión «no es señal segura de procedencia de Israel».
des coutumes des différents peuples ou observations tirées
Por otro lado, supone que «los habitantes de América son
de la progenie de ios tártaros», es decir, que América estaba des voyageurs et des historiens (3 vols.; à Londres, et se
trouve à Paris). Al explicar el plan de su obra, observa que
poblada por hombres procedentes de las regiones nórdicas
de Asia. aunque se han escrito, muchos libros sobre la humanidad,
Mientras que la etnología se originó con esas especula­ no se ha hecho una comparación general de las costumbres,
ciones sobre las migraciones históricas de los pueblos, el usos y leyes de los diferentes pueblos en que está dividida
método comparativo cuyo desarrollo posterior produjo la la humanidad. Desea reparar esa omisión, y, a diferencia
antropología social se originó en la idea de que las costum­ de los otros autores de libros sobre los usos de otros pue­
bres de un^ pueblo particular podrían resultar comprensi­ blos, que se han ocupado sólo de sus aspectos extraños o
bles si se las comparaba con costum bres semejantes de ridículos, propone un nuevo método mediante el cual inves­
algún otro lugar. En 1703 apareció una obra titulada Con­ tigar su m entalidad {esprit). Démeunier fue uno de los fun­
form ité des coutumes des Indiens orientaux avec celles des dadores de la antropología social, a pesar de que en la
Juifs et des autres peuples de l'antiquité, traducida al in­ actualidad su obra está casi olvidada y raras veces se lee.
glés en 1/05. El autor dice que lo que le ha interesado ha En los autores de los siglos xvii y xvin es fácil descubrir
sido «investigar sólo lo que los indios tienen en común dos tipos de interés por las sociedades salvajes, uno de los
con otros pueblos antiguos, pero de form a más especial cuales conduce en últim a instancia a la etnología y el otro
con los judíos», sin entrar en la cuestión de si las seme­ a la antropología social. El Dr. William Robertson, rector
janzas que descubre fueron resultado de la penetración de de la universidad de Edinburgo e historiador oficial de Su
los judíos en India «o si Dios, al dar una Ley a su Pueblo, Majestad p ara Escocia, reconoció esos dos intereses en su
no le prescribiría muchas cosas que las otras naciones ya History of America, publicada en dos volúmenes en 1777.
observaban por considerarlas buenas en sí mismas». En Robertson consideraba la cuestión etnológica del origen de
1700, Natahs Alexander había publicado su Conformité des los indios am ericanos como mucho menos im portante que
cérémonies chinoises avec l'idolatrie grecque et romaine. la utilización dei conocimiento sobre ellos en un estudio
del progreso humano.
Una obra más im portante fue la de Lafitau en 1729, Moeurs
des sauvages amériquains comparées aux moeurs des pre­
miers temps. Su objetivo era hacer comprensibles las cos­ Cuando los europeos descubrieron inesperadamen­
tumbres de la antigüedad comparándolas con las de los te un Nuevo. Mundo, enormemente alejado de todas
indios americanos a los que había visitado. El presidente las demás partes del continente, entonces conocido, y
de Brosses hizo una prim era contribución al estudio com­ habitado por hombres cuyo aspecto y costumbres di­
parado de las religiones, cuando en 1760 publicó su obra ferían extraordinariam ente del resto de la especie h u ­
Du culte des dieux fétiches, ou parallèle de l'ancienne re- mana, de form a natural la cuestión de su origen se
li^ o n de l Egypte avec la religion actuelle de Nigritie. Su convirtió en un, objeto de curiosidad y atención. Las
obra puso en circulación la palabra «fetichismo» para deno­ teorías y especulaciones de hombres de ingenio sobre
m inar rehgiones como las dei Africa occidental este tem a ocuparían muchos volúmenes; pero la mayo­
El método adoptado en esas obras era com parar las cos­ ría de ellas son tan infundadas y quiméricas, que el
tumbres de los pueblos existentes con las de los pueblos de intento de enum erarlas o refutarlas constituiría xm in­
tiempos antiguos, los judíos,, los egipcios, o los griegos v sulto p ara el entendimiento de mis lectores [I, 265],
los romanos. Jean-Nicolas Démeunier (1751-1814) intentó La condición y carácter de los indígenas america­
nos, en la época en que los europeos llegaron a cono­
160
161
cerlos, merece consideración más atenta que la inves­ Idea of Progress de J. B. Bury (1920) puede consultarse una
tigación de su origen. E sta últim a es un m ero objeto relación de su ,desarrollos.
de curiosidad, mientras que la prim era es una de las Mediante la aceptación de la idea de progreso surgió
más importantes e instructivas investigaciones en que entre los pensadores del siglo xviii la idea de que las insti­
puede ocuparse el filósofo o el historiador. Para com­ tuciones sociales de la.hum anidad —lenguaje, derecho, reli­
pletar la historia del entendim iento hum ano e inten­ giones, etc.— tuvo un origen y desarrollo naturales, y que-
ta r perfeccionar el conocimiento de su naturaleza y el estudio de las sociedades más simples descritas por los
operaciones, hemos de observar al hom bre en todas viajeros proporcionaría medios para llegar a una m ejor
las situaciones en que se ha visto colocado. Hemos de comprensión de la naturaleza y de la sociedad humanas.
seguirlo en su progreso a través de las diferentes eta­ El siglo XVII había sido testigo de desarrollos inmensos del
pas de la sociedad, a medida que avanza gradualmente conocimiento sobre la naturaleza como resultado de la apli­
desde el estado infantil de su vida civil hacia su ma­ cación del método de razonamiento experimental. Surgió
durez y ocaso [I, 281], el deseo de aplicar el mismo método de investigación a la
vida humana. En 1739, David Hume calificaba su Treatise
Robertson nos da aquí una de las prim eras definiciones of Human Nature de «intento de introducir el método de
del estudio que posteriormente pasó a llam arse antropolo­ razonamiento experimental en el estudio de las cuestiones
gía social y a distinguirse de la investigación de los oríge­ morales».
nes de los pueblos que conocemos con el nom bre de etno­ Podemos decir que la historia de la ciencia social mo­
logía. derna comienza con la obra de Montesquieu. Se había visto
El gran aumento del conocimiento sobre los habitantes influido profundam ente por la filosofía cartesiana y. desea­
de diferentes partes del mundo planteó a los pensadores ba am pliar la idea cartesiana de la ley natural a los hechos
un problema, el de expUcar la gran diversidad en las for­ sociales. En sus Considérations sur les causes de la grandeur
mas de la sociedád humana. La respuesta a dicho problema des Romains et de leur décadence (1734), Montesquieu enun­
se encontró en la teoría del progreso o evolución humanos. ció, e intentó aplicar, la idea de que en los sucesos históri­
Esa teoría consiste en que a lo largo de la existencia de la cos, además de las ocasiones particulares que se consideran
hum anidad en la tierra ha existido un desarrollo del cono­ causas, existen causas generales. La misión del filósofo, o,
cimiento y de las instituciones sociales que há avanzado de como ahora diríamos, del científico, es intentar descubrir
forma desigual en diferentes partes del mundo, y que, por dichas causas generales.
tanto, las sociedades salvajes y bárbaras de Africa, América En 1748, M ontesquieu publicó su hbro más importante.
y Oceanía representan en sus características más generales De l'esprit des lois. Se proponía estudiar «las leyes, las cos­
condiciones semejantes (pero no idénticas) a aquellas a tra­ tumbres y los diferentes usos de todos los pueblos de la
vés de las cuales han pasado las sociedades m ás civilizadas. tierra. Podemos decir que el tema es inmenso, puesto que
Desde luego, la idea no era enteram ente nueva. Lucrecio abarca todas las instituciones aceptadas entre los hom­
había enunciado la doctrina del avance progresivo de la bres» El libro que escribió después de muchos años de
humanidad en las artes, y Tucídides había sugerido que las lecturas y reflexiones se ocupaba de las leyes y de la rela­
naciones bárbaras nos dan una idea de lo que han sido ción de las leyes de una sociedad con otros rasgos del sis­
las naciones civilizadas. Aunque en el siglo xviii autores tema social. Existen muchas clases o tipos de sociedad, y
como Grotius, Fonteneile y John Locke expresaron ocasio­ las leyes son diferentes según dichos tipos distintos. «La
nalmente la idea del progreso humano, hasta el siglo si­
guiente no se emprendió su desarrollo sistemático. En The M I. The Spirü of Laws, trad. Nugent (Nueva York, 1949), pág. 293.

162 163
hum anidad se ve mfluida por varias causas : por el chma,
En la segunda m itad del siglo xviii hubo un gnipo de
la religión, las, leyes, los diferentes preceptos del gobierno,
autores británicos, muchos de ellos influidos p o r Montes­
por los precedentes, la moral y las costumbres que compo­
quieu, que aceptaban la idea del progreso e intentaban des­
nen la mentalidad general de las naciones {esprit général)...v>
arrollar un estudio inductivo de las instituciones sociales
La hipótesis metodológica de M ontesquieu es la de que los
diferentes rasgos de la vida social de una sociedad están utilizando el conocimiento entonces disponible sobre «las
en relación m utua como partes de un todo o sistema, y pre­ naciones toscas y bárbaras», que ahora llamamos «primi­
cisamente por haber formulado por prim era vez y clara­ tivas». Adam Ferguson escribió un Essay on the History o f
mente esa hipótesis es por lo que E l espíritu de las leyes Civil Society (1767) y trató del mismo tema en sus Princi­
tiene tan gran importancia en la historia de la ciencia so­ ples of Moral and Political Science (1792). John Millar, en
cial. Más adelante veremos que esa hipótesis es un principio su Origin of the Distinction of Ranks (1771) compara las
conductor de la antropología social moderna. instituciones sociales de rango, autoridad y propiedad en
Unos tres años después de la aparición de la obra de diferentes etapas de la evolución social que clasifica así:
Montesquieu, Turgot formuló su teoría del progreso social cazadores y pescadores, pastores, agricultores y comercian­
en su Plan de deux discours sur l’histoire universelle. A lo tes. Otras obras fueron las de lord Monboddo, Of the
largo de la existencia de la hum anidad ha habido progresos Origin-and Progress of Language (6 vols., 1773-92), y James
alternados con episodios de decadencia. Nuestros propios Dunbar, Essays of the History of Mankind in Rude and
antepasados y los predecesores de los antiguos griegos se Uncultivated Ages (1780).
parecían a los salvajes de América, tal como eran éstos Adam Smith (1723-90) en sus conferencias sobre filosofía
cuando se los descubrió. Vemos progresos en las artes cada moral expuso una teoría general de la sociedad. La segunda
día, y vemos también en unas partes del mundo pueblos parte de dichas conferencias se publicó en 1759 con ei título
civilizados e ilustrados y en otras pueblos que vagan por de Theory of Moral Sentiments, La cuarta parte apareció
los bosques. Ha habido desigualdad de progreso en las dife­ desarrollada en su Enquiry into the Nature and Causes of
rentes sectores de la humanidad. Los salvajes que viven de the Wealth of Nations, editada en 1776. La tercera parte
la caza no han avanzado tanto como los pueblos pastoriles trataba de la justicia y pretendía seguir la sugerencia de
o los cultivadores de la tierra. Un estudio atento de los Montesquieu e intentar «delinear el progreso gradual de
pueblos del mundo, pasados y presentes, nos perm itirá la jurisprudencia, tanto pública como privada, desde las
crear una «Historia Universal» que abarcará el estudio de épocas más toscas hasta las más refinadas, y señalar los
los sucesivos desarrollos progresivos de la especie humana efectos de las artes que contribuyen a su subsistencia y a
y los detalles de las causas que han contribuido a ellos, y la acumulación de la propiedad, al producir las correspon­
revelará la influencia de las causas generales y necesarias dientes m ejoras y alteraciones en el derecho y en el gobier­
y la de las causas particulares y de las acciones libres de no». Nunca llegó a acabar el libro que proyectaba sobre ese
grandes hombres, y la relación de todo ello con la consti­ tema, pero en 1896 Edwin Cannan publicó notas recogidas
tución de la propia naturaleza--humana. por un estudiante sobre las conferencias que pronunció
Sin embargo, Turgot no continuó el estudio cuyo plan en 176j con el título de Lectures on Justice, Police, Revenue
había trazado de joven. Su amigo y discípulo el marqués and Ar?ns. Los Philosophical Essays de Smith, publicados
de Condorcet (1743-94) escribió en 1793 su Esquisse d’un en 1795, «eran, al parecer, partes de un proyecto que con­
tablean historique des progrès de l’esprit humain. Este es­
cibió para ofrecer una historia coherente de las ciencias
bozo de la historia dei progreso humano ejerció enorme liberales y de las artes refinadas».
influencia en el siglo xix.
En su introducción a los Philosophical Essays (1810),
164
165
IDugalci Stewart define ei objetivo que Adam Smitli perse­
guía en sus escritos. nes; y a veces nuestras conclusiones a priori pueden
contribuir a confirm ar la verosimilitud de los hechos,,
Cuando, en un período de la sociedad como éste que, en una observación superficial, parecían dudosos
en el que vivimos, comparamos nuestras adquisiciones o increíbles.
intelectuales, nuestras opiniones, costum bres e insti­ A esa clase de investigación filosófica, que carece
tuciones, con las que predominan entre las tribus atra­ de nom bre apropiado en nuestra lengua, voy a tom ar­
sadas, tiene por fuerza que ocurrírsenos una pregunta me la libertad de atribuirle la denominación de His­
interesante: ¿A través de qué etapas graduales se ha toria Teórica o Conjetural, expresión cuyo significado
realizado la transición desde los prim eros y simples es­ coincide casi exactamente con el de Historia Natural,
fuerzos de la naturaleza sin cultivar hasta un estado tal como lo emplea Hume (véase su Historia natural
de cosas tan maravillosamente artificial y complica­ de la religión) y con lo que algunos autores franceses
do?... ¿Cuándo se originaron las diferentes ciencias y llam an Histoire Raisonnée.
los rudimentos, hasta llegar a sus últimos y más refi­
nados perfeccionamientos? ¿Cuándo la asombrosa es­ Dugald Stew art dice a continuación que hasta hace poco
tructura de la unión política; los principios fundamen­
tales que son comunes a todos los gobiernos; y las di­ no se han considerado [temas como el dei derecho -3
ferentes formas que la sociedad civilizada ha revestido el del gobierno] desde este punto de vista, pues la ma-
en diferentes épocas del mundo? Sobre la mayoría de yoria de los políticos anteriores a Montesquieu se han
esos temas muy poca inform ación podemos esperar contentado con una relación histórica de los hechos y
de la historia; pues, mucho antes de la etapa de la so­ con referir de forma vaga el derecho a la sabiduría de
ciedad en que los hombres empezaron a pensar en legisladores particulares o a circimstancias acciden­
recoger por escrito sus transacciones, muchas de las tales, que ahora resultan imposibles de com probar.
-etapas más importantes de su progreso ya se habían En cambio, Montesquieu consideró que las leyes se
producido. Quizá puedan recogerse unos cuantos he­ originaban fundamentalmente en las circunstancias de
chos aislados a partir de las observaciones casuales la sociedad; e intentó explicar, a p artir de los cambios
de los viajeros que hayan observado la organización de en la condición de la humanidad que se producen en
las naciones atrasadas; pero es evidente que nada de lo las diferentes etapas de su progreso, la-s alteraciones
que pueda obtenerse de esa form a se parecerá a una correspondientes que sufren las instituciones. Así, p or
relación detallada, regular y coherente del progreso ejemplo, en sus aclaraciones ocasionales sobre la ju ­
humano. Ante esa falta de testim onios directos, nos risprudencia romana, en lugar de internarse por la
vemos obligados a substituir los hechos, por conjetu­ selva de la eradición de escoliastas y anticuarios, con
ras; y, cuando no podamos cercioram os sobre la forma frecuencia lo vemos tom ar prestadas sus opiniones en
como los hombres se han com portado en determ ina­ los lugares más remotos y aislados del globo, y combi­
das ocasiones, hemos de considerar de qué modo es nar las observaciones causales de los viajeros y nave­
más posible que hayan procedido, a p a rtir de los prin­ gantes incultos con un comentario filosófico sobre la
cipios de su naturaleza y de las circunstancias de su historia del derecho y de las costumbres.
situación exterior. En esas investigaciones, los hechos
aislados que los viajes nos proporcionan, pueden ser­ El siglo XVIII había abierto un camino que conduce a las
vir con frecuencia de guías p ara nuestras especulacio­ investigaciones de la antropología social o de la sociología
comparada. Se reconoció una nueva comprensión de la
166
1(^7
III
sociedad hum ana que se podía conseguir m ediante la com­
paración de las diferentes formas de vida e instituciones la FORMACION d e LA ANTROPOLOGIA SOCIAL.
sociales; existía la idea de progreso que proporcionaba una
explicación para aquella diversidad; hubo la contribución
de Montesquieu, según la cual en el desarrollo histórico
de las sociedades existen causas generales distintas de los
acontecimientos accidentales o de las ocasiones particula­
res; hubo la otra contribución de Montesquieu, según la
cual los diferentes rasgos de la vida social en una región y
época particulares están relacionados intim am ente para En un capítulo anterior hemos visto que en el siglo x v iir
formar una especie de unidad sistemática; finalmente, hubo el interés por los püeblos no europeos condujo a dos tipos
la idea de la «historia conjetural», que desempeñó un papel diferentes de investigación. Una de ellas se ocupaba de los
im portante en los primeros desarrollos de la antropología orígenes históricos de pueblos como los habitantes de Nor­
social. teamérica, o los de las islas del Pacífico, o los aborígenes
Como fundamento de todo ello estaba la idea de que australianos y tasm anios. Esta evolucionó hasta convertirse
los fenómenos de la vida social de la hum anidad podían en el siglo xix en lo que es mejor denominar estudios etno­
estudiarse mediante los mismos métodos de investigación lógicos. La otra era una investigación filosófica sobre el
que habían producido un progreso tan grande al aplicarse progreso humano, y de ésta fue de la que se originó la an­
a los fenómenos físicos y biológicos. La posibilidad y nece­ tropología social.
sidad de un estudio positivo e inductivo de la sociedad La etnología apareció como rama científica reconocida
humana como un todo fue la esencia de las enseñanzas de hacia 1840 y se desarrolló muy rápidamente durante los
dos autores del siglo XLX, Saint-Simon y Comte. Ninguno cien años siguientes. Hubo un gran aumento continuo del
de ellos desarrolló realmente la ciencia sobre la que escri­ conocimiento etnográfico, proporcionado al principio por-
bieron; Saint-Simon fue uno de los fundadores del socia­ viajeros y después p or el trabajo de campo de los etnógra­
lismo e intentó establecer una nueva religión; su discípulo, fos. Lo que en los prim eros tiempos habían sido «vitrinas
Comte, fue un filósofo que también fundó una nueva reli­ de curiosidades» se convirtió en museos etnológicos, que
gión: el positivismo. Sin embargo, ambos fueron figuras pasaron a ser centros de estudios etnológicos. El siglo xix
importantes del desarrollo de la ciencia social. Comte fue vio la aparición y rápido progreso de la arqueología prehis­
quien inventó el nombre de «sociología» para la ciencia tórica. El interés p o r las diferencias entre los pueblos del
positiva de la sociedad cuya creación esperaba ver. mundo y la idea de que seria posible reconstruir una his­
toria racial de la hum anidad contribuyeron al desarrollo
de la antropología física. El estudio de la filología compa­
rada mostró que se pueden descubrir relaciones históricas
entre las lenguas.
Una de las tareas de la etnología es la clasificación de
los pueblos en función de sus caracteres raciales, sus len­
guas y su cultura. O tra tarea relacionada con la anterior es
obtener conocimiento de la historia de los pueblos, sobre
los que no existen testimonios escritos, mediante inferencia

168 169-
obtenida a partir de diversos tipos de pruebas circunstan­
ciales. Es un tipo de estudio histórico que usa métodos Como ya hemos dicho, la antropología social tuvo sit
diferentes de los deí historiador. Franz Boas, cuya enseñan­ origen en la investigación filosófica del progi-eso hum ano
za ejerció enorme influencia en Estados Unidos, conside­ y en los usos de la comparación que hemos citado en un.
raba ese tipo de estudio como parte de la antropología. capítulo anterior, representados por los escritos de Mon­
Para él, la misión prim ordial de la antropología es «la tesquieu, de Brosses, Lafitau, Démeunier y otros. El reco­
reconstrucción de la historia». «La ciencia de la antropo­ nocim iento de la gran diversidad de formas de la vida
logía», escribió, «trata de la historia de la sociedad humana. social, de las instituciones, costumbres y creencias, fue el
Difiere de la historia, en el sentido estricto del término, en punto de partida. Las comparaciones entre los indios de
que sus investigaciones no se limitan a los períodos sobre N orteam érica y los pueblos de la antigüedad, entre las cos­
los cuales existen testimonios escritos ni a los pueblos que tum bres religiosas del antiguo Egipto y las del Africa occi­
desarrollaron el arte de la escritura». Boas sostenía que un dental moderna, y entre diferentes pueblos no civilizados
rasgo de una sociedad «sólo se puede entender en función m ostraron que, bajo la diversidad, se podían d e sc u b rir
de su pasado», de modo que el único tipo de explicación ciertas semejanzas. El objetivo del método comparativo era
que se puede buscar en antropología es la explicación his­ revelar dichas semejanzas entre los pueblos distintos y
tórica, del tipo de la que proporciona la historia de los his­ dispersos. Según Démeunier, la comparación de los usos
toriadores. La explicación sociológica queda excluida. El de diferentes pueblos nos perm itiría descubrir lo que llamó
siguiente pasaje m uestra la idea que Boas tem a del estudio su «espíritu» y hoy llamaríamos su significado. Lafitau y
de la «antropología histórica». otros pensaban que las costumbres de los tiempos antiguos
podrían entenderse m ejor gracias a las semejanzas que p re­
sentaban con costumbres de pueblos no civilizados de épo­
El objeto de nuestra investigación es descubrir los
procesos mediante los cuales se han desarrollado de­ cas recientes posteriores. Ese usó de la comparación se ha
m antenido hasta la actualidad. Los estudiosos de la antigua
terminadas etapas de la cultura. Las costum bres y
Grecia arrojaron luz sobre la sociedad de aquella época
creencias^ no son los objetos fundam entales de la in­
m ediante comparaciones con rasgos de la vida social de
vestigación. Deseamos descubrir las razones por las
los pueblos primitivos. La rama dorada de Frazer, uno
que existen dichas costumbres y creencias; en otras
de los clásicos de la antropología social, comenzó como im
palabras, deseamos descubrir la historia de su des­
arrollo... Un estudio detaUado de las costum bres en intento de entender la costumbre por la cual en tiem pos
su relación con la cultura total de la tribu que las prac- antiguos el sacerdote del templo de Nemi obtenía su cargo
m atando a su predecesor. Buscó la explicación exam inando
tica, unido a una investigación de su distribución geo-
costum bres semejantes en otros lugares, lo que le condujo
g ^ c a entre las tribus vecinas, nos proporciona casi
a investigar comparativamente muchas costumbres y creen--
siempre un' medio para determ inar con considerable
cias diferentes tanto de los pueblos no civilizados como de
exacütud las causas históricas que condujeron a la
los pueblos de la antigüedad.
formación de las costumbres en cuestión y a los proce­
El método comparativo, o el uso de paralelos entre los
sos sicológicos que intervenían en su desarrollo Tan­
hábitos y las costumbres de im pueblo y otro, que empezó
to si llamamos a este tipo de antropología «etnología»
a utilizarse en el siglo xvin, suponía el principio enunciado
o «antropología histórica», en cualquier caso es algo
diferentes de la antropología social. por Bergier en 1767 de que partout les hommes se ressem ­
blent. En el siglo xix recibió el nombre, pedante y enga­
ñoso, de «unidad síquica» de la, humanidad. El principio
I. Franz Boas, et a l. General Anthropology ( 1938), Introducciór
real es el de que, como los seres humanos, tal como los
170
171
conocemos, son el mismo tipo de criaturas, es probable que, primitivas, había ciertos rasgos de costum bre y creencia
cuando están asociados en la vida social, creen en regio­ que se encontraban en sociedades muy alejadas unas de
nes diferentes, e independientemente, formas de asociación otras y sin conexión o comunicación mutuas documentadas.
con semejanzas en sus instituciones. En consecuencia, no era posible explicar las semejanzas
Si deseamos una fecha, podemos escoger la de 1870 como debidas a lo que los etnólogos llaman «préstamo» o
como la del comienzo de la antropología social. Una de las «difusión», sino que requerían otro tipo de interpretación.
misiones del nuevo estudio era explorar las semejanzas de Así pues, el problem a a que se enfrentaban los antropólo­
los rasgos sociales en diferentes regiones mediante el es­ gos sociales era el de cómo reducir las diferencias y seme­
tudio de las fuentes etnográficas e históricas. Tylor recopiló janzas de costum bres y creencias sociales a alguna clase
y comparó las diferentes creencias sobre el alma humana de orden.
y su supervivencia después de la muerte. McLennan llamó La idea rectora que habían recibido del siglo anterior
la atención sobre la existencia en regiones diferentes de era la de progreso; así pues, el estudio del progreso se con­
una costumbre por la que cada uno de los grupos (clanes) virtió en la misión principal del estudio. Se reconoció, como
en que la sociedad estaba dividida, estaba asociado con una había señalado Comte, que para hacer un estudio del p ro ­
especie particular de animal o de planta, asociación que greso había que considerar a la humanidad como un todo.
se expresaba en el ritual o en los mitos. A esa clase de cos­ En épocas diferentes regiones distintas hacen contribucio­
tumbres McLennan Ies dio el nombre de «totemismo». Fra­ nes al desarrollo general del conocimiento hum ano o de
zer, a petición de Robertson Smith, recopiló la información la vida hum ana. La región semítica, por ejemplo, fue la
í:5r
existente sobre ella p ara un artículo de la Enciclopedia que proporcionó la forma de escritura alfabética que ahora
Britanica, que posteriorm ente se pubHcó en forma de li­ está tan difundida.
bro en 1887 y se amplió en 1910 para form ar los cuatro El desarrollo progresivo de la humanidad puede verse
volúmenes de Totem ism and Exogamy. Morgan recopiló de la form a más fácil en las técnicas materiales. El general
ios sistemas de nom enclatura usados para las relaciones Pitt-Rivers se interesó por el desarrollo de las armas, desde
de parentesco y m atrim onio existentes en el mundo entero sus formas más sencillas hasta las más avanzadas. Regaló
y reveló las semejanzas dispersas por regiones muy aleja­ su colección, ampliada para que incluyera muchos otros ti­
das de los que llamó «sistemas clasificatorios». Frazer, una pos de producciones materiales, a la Universidad de Oxford
vez mas a petición de Robertson Smith, y para la Enciclo- como museo de tecnología com parada que sirviera para
pedm Británica, recopiló los datos sobre las costumbres ilu strar los progresos de la humanidad, por lo que era
conocidas con el nom bre de «tabú». Su obra La rama do- muy diferente de un museo etnológico que ilustre sobre las
r ^ a , en su form a final ampliada, es un corpus de costum­ formas de vida de los diferentes pueblos del mimdo. En
bres y creencias procedentes del mundo entero. En época algunos casos, el estudio de las técnicas puede dar una
p ostenor comenzó una recopilación de datos sobre la creen­ idea dei orden del desarrollo. El arco compuesto constituye
cia en la inm ortalidad, de la que, sin embargo, sólo com- un progreso con respecto al arco simple; la ballesta deri­
píeto dos volúmenes. vaba del arco ordinario. Así podían presentarse las etapas
Aquel examen exploratorio de' costumbres y creencias sucesivas del, avance técnico.
para m ostrar su diversidad y semejanzas subyacentes cons­ En el siglo pasado se supuso que los pasos o etapas
tituyo la principal contribución de los primeros aníropólo- sucesivas de Comte habían producido una teoría del p ro ­
gos sociales a la formación del tema como disciplina me­ greso en el pensamiento humano, la teoría de las tres eta­
tódica. Una cosa que reveló' aquella labor de recopilación pas. La prim era etapa era la de la religión, dividida, a su
-ue que, a pesar de la gran diversidad de las sociedades vez, en tres, representadas por la religión de los salvajes
-m ,
172 yn
173
a la que Comte denominó fetichismo, por el politeísmo que cionista» p a ra referirse a esas teorías de las etapas suce­
sucedió a ésta y por el monoteísmo que le sucedió; la sivas. En realidad, se basan en la concepción del progreso.
segunda etapa era la de la metafísica; la tercera y última Morgan, p o r ejemplo, concebía la historia de la himaanidad
etapa iba a ser la del positivismo, en la que el pensamiento como un proceso de perfeccionamiento m aterial y m oral
no estaría controlado ni por la religión ni por la metafísica, continuo. Dichas teorías se oponen directam ente a la idea
sino por la ciencia positiva. de evolución social, pues un rasgo esencial de la evolución
La esperanza de descubrir etapas sucesivas de desarrollo es el de que es un proceso de desarrollo divergente. Todas
en las instituciones produjo hipótesis especulativas, que se las form as de sociedad existentes en tiempos recientes re­
convirtieron en obstáculos graves para el desarrollo de una presentan el resultado final de dicho desarrollo divergente,
antropología social científica. Un ejemplo lo constituye lo de igual form a que los insectos, las aves y los mamíferos
que se llamó la teoría matriarcal. Se descubríó que en algu­ representan el resultado final de los desarrollos divergentes
nas sociedades la filiación, la sucesión y la herencia de la de la evolución orgánica. Por otro lado, el progreso, como
propiedad podían transmitirse por la línea femenina, de proceso de perfeccionamiento, se concibe a lo largo de una
modo que un hombre pertenecería al grupo del hermano única trayectoria, como el perfeccionamiento paso a paso
de su madre o podría heredar la propiedad o la posición de las condiciones de la vida social.
social de éste. La hipótesis era que esas condiciones repre­ La antropología social primitiva heredó del siglo xviii
sentaban supervivencias de una prim era condición de la la idea de la «historia conjetural», la idea de que el origen
sociedad, de cuya existencia no hay la más mínim a prue­ y desarrollo de determinado rasgo de la vida social puede
ba, en la cual el parentesco se contaba exclusivamente a tra­ descubrirse gracias al razonamiento a priori a p a rtir de los
vés de las mujeres y no se reconocía relación entre el padre «principios conocidos de la naturaleza humana». La-supo­
y el hijo. Dicha hipótesis, form ulada independientemente sición consiste en que, puesto que sabemos cómo actúan y
por Bachofen y McLennan, y desgraciadamente aceptada por piensan los seres humanos, podemos hacem os una idea
todos los autores, por Tylor, Frazer, Morgan, Durkheim y bastante aproxim ada de cómo llegaron a crear determ inada
muchos otros, entorpeció enormemente el estudio del pa­ creencia, costum bre o institución social. Así pues, en la
rentesco^ hasta el comienzo de este siglo, e incluso después antropología prim itiva el origen de varios rasgos de la vida
siguió ejerciendo una influencia perniciosa no sólo sobre social era un tem a de especulación constante. Hubo varias
la teorización sino también sobre la observación. teorias sobre el origen de la religión. Tylor ofreció u n a
Un ejemplo más destacado de aquel intento p o r parte teoría sobre el origen de la creencia en la supervivencia del
de los antropólogos de establecer mediante el razonamiento alma después de' la m uerte del cuerpo. Quizás el m ejo r
a priori un orden de sucesión de las instituciones sociales ejemplo de ese tipo de cosas lo proporcione el totemismo,
o de las formas de la sociedad lo constituye la obra Ancient cuyo origen pasó a ser un tema favorito de especulación y
Society del americano Lewis Morgan, publicada en 1877. discusión. Van Gennep, en un examen de conjunto del tem a
Haciendo uso de su extenso conocimiento etnográfico, in­ en 1920, pudo enum erar treinta y nueve teorias sobre el ori­
tentó form ular un esquema de las etapas sucesivas' dei gen del totem ism o que se habían lanzado desde 1870 h asta
desarrollo humano, que -s e g ú n pensaba— representaban la fecha. Cada autor que se ocupó del tema lanzó su propia
pueblos existentes. Sus teorías eran absolutamente acien- teoría. H abía gran abundancia de hipótesis y una fálta abso­
tificas y ahistóricas, pero tenían cierto encanto, romántico luta de consenso.
y, tal como las presentó Engeis, actualmente son una parte A finales del siglo xix algunos estudiosos del tema em­
esencial del marxismo ortodoxo. pezaron a pensar que aquellas especulaciones sobre el ori­
Con frecuencia se usa la expresión «antropología evolu­ gen de los rasgos de la vida social, o sobre el orden de

174 175
desarrollo de las mstituciones, en lugar de contribuir ai" antropología social. Este últim o es especialmente impor­
avance de la ciencia, lo obstaculizaban. Si la antropología tante como iniciador del estudio sociológico de la reli­
social había de ser una ciencia experimental, debía adm itir gión en su obra sobre la religión semítica.
sólo hipótesis experimentales y negarse a considerar cuales­ A finales del siglo xix la antropología social inglesa re­
quiera otras. Una hipótesis experimental es la que puede cibió una profunda influencia de la obra de Emile Durk­
contrastarse por referencia a observaciones. Resulta impo­ heim y los autores que colaboraron con él en L'Année So­
sible poner a prueba las hipótesis sobre ios orígenes ,o so­ ciologique. Durkheim había recibido la influencia no sólo
bre la sucesión de las instituciones sociales, ni mediante de Montesquieu y Comte, sino tam bién de autores ingleses^
testim onios históricos ni mediante la observación de las Herbert Spencer, Robertson Smith, Frazer y otros. El ob­
sociedades existentes. En consecuencia, no hay lugar para jetivo de su vida y de su obra fue poner los fundamentos
ellas en un estudio experimental. firmes de una ciencia de la sociología comparada, y reco­
La idea de «origen» presenta un carácter ambiguo. Se noció la inmensa im portancia p ara dicha ciencia del estu­
puede considerar que significa las condiciones y aconteci­ dio sistemático de las formas de la vida social o de los
mientos particulares por las que determinado rasgo de la pueblos prim itivos o no civilizados.
vida social, como, por ejemplo, el totemismo, apareció en Los sociólogos franceses criticaban los métodos y las
una región y época particulares, su origen histórico. O pue­ teorías de los antropólogos sociales ingleses. Una de sus
de existir una concepción de un proceso causal repetido, críticas era la de que, al centrar su atención en las cuestio­
de modo que, por ejemplo, el mismo tipo de proceso causal nes del origen, desatendían' cualquier clase de estudio de
habría producido el totemismo en épocas y regiones dife­ la función social de las instituciones, costumbres y creen­
rentes. Los orígenes históricos sólo pueden descubrirse me­ cias de que trataban. Dos costum bres que pueden parecer
diante las investigaciones históricas. Una hipótesis sobre semejantes pueden desem peñar funciones diferentes en las
el origen causal sólo puede basarse en la observación efec­ sociedades en las que existan, por lo que no serán compa­
tiva de por lo menos un ejemplo del proceso. Las teorías rables propiamente. Sólo se puede descubrir la función me­
sobre el origen lanzadas en el siglo pasado no proporciona­ diante el examen del lugar que ocupa en el sistema social
ban ni conocimiento histórico ni científico. de que form a parte.
La m ayoría de las veces las teorías sobre el origen de Otra crítica era la de que muchas de las teorías de los
determ inada categoría de costumbres se basaban en una antropólogos eran sicológicas más que sociológicas y se
suposición no expresa sobre la naturaleza de las costum­ basaban en una sicología intelectualista. Los sociólogos
bres e n ' cuestión. La teoría de Tylor sobre el origen de la franceses sostenían que los fenómenos sociales necesitan
religión se basaba en su concepción de la religión como explicación sociológica, que p ara entender la religión, p or
conjunto de creencias a las que se había llegado m ediante ejemplo, hay qüe estudiarla como un fenómeno social es­
procesos de razonamiento erróneos. Las teorías sobre el pecífico. Robertson había sido el iniciador de esa posición
origen del totemismo se basaban en suposiciones sobre la y Durkheim reconoció la influencia de dicho autor en su
naturaleza de las creencias y prácticas totémicas. En lugar obra. Una religión p articular debe examinarse como parte
de las especulaciones del siglo pasado sobre los origenes, del sistem a social en el que exista, y no puede explicarse
los antropólogos de este siglo se ocupaban de los problemas mediante teorías sicológicas. Esto es pura y simplemente
de determ inar la naturaleza de las instituciones, costum­ una aplicación más desarrollada de la concepción que tenía
bres y creencias encontradas en las sociedades primitivas. Montesquieu del derecho. Así, el totemismo en Australia, o
H istoriadores como Fustel de Coiilanges, Henry Maine y el culto a los antepasados en una trib u africana se han
Robertson Smith hicieron contribuciones importantes a la examinado en su función social, en el papel que desempe-

176 177
ñan en una sociedad organizada de determ inada manerai nuo de investigación. El antropólogo teórico que no haya
Otra influencia importantes fue la de A. C. Haddon, d e 'Ü vivido durante un tiem po en contacto continuo con u n
Cambridge. Criticó el método comparativo, tal como lo usa­ pueblo prim itivo estará en una situación de grave desven­
ron Frazer y otros, e insistió en la necesidad de que los taja para intentar u sar el m aterial proporcionado por otros.
estudios comparados se basaran en lo que llamaba «estu­ En consecuencia, ahora se reconoce que una p arte esencial
dios intensivos de las sociedades particulares». Haddon co­ de la preparación de un antropólogo social es realizar p o r
menzó su carrera como zoólogo, y sabía perfectam ente que lo menos una investigación de campo. Por otro lado, el
la morfología y fisiología comparadas tienen que basarse investigador de campo tiene que estar equipado con un
en estudios anatómicos y fisiológicos cuidadosos de especies conocimiento de las teorias e hipótesis de la materia. Su
particulares. Sostenía que gran parte de los datos usados misión consiste en poner a prueba las hipótesis existentes
por los antropólogos sociales eran de valor dudoso y poco basándose en sus observaciones, que, a su vez, pueden po­
dignos de crédito, dado que procedían, no de descripciones nerse a prueba m ediante estudios comparados y observa­
de observadores con preparación científica, sino de misio­
ciones sobre otras sociedades.
neros y viajeros que carecían de preparación para la ob­ Esencialmente, la antropología social consiste en la com­
servación de los hechos sociales. Además, afirm aba que, paración de diferentes formas de vida social, de sociedades
para entender cualquier costumbre o creencia de una socie­ primitivas unas con otras, con sociedades antiguas sobre
dad primitiva, no basta con com pararla con casos semejan­ las que tenemos conocimiento histórico y con las socieda­
tes de otro lugar, sino que hay que estudiarla también en des avanzadas actuales. El objetivo de la comparación en
su relación con el sistema particular de costum bres y creen­ dichos estudios es obtener clasificaciones y generalizacio­
cias de que form a parte. Por tanto, lo que se necesitaba era nes; podemos llam ar a eso uso «sistemático». Pero las com­
trabajo de campo realizado por investigadores adecuada­ paraciones pueden usarse para el objetivo completamente
mente preparados cuya misión consistiría no sólo en regis­ diferente de form ular una hipótesis histórica o genética.
tra r los rasgos de la vida social, sino tam bién en interpre­ Los dos métodos comparativos diferentes pueden ilus­
tarlos^ mediante un anáhsis de sus influencias m utuas. La trarse adecuadam ente mediante el ejemplo del estudio del
expedición de Cambrídge al estrecho de Torres en 1898’ lenguaje. El siglo xix fue testigo del desarrollo de la lin­
señaló el comienzo de una nueva fase en el desarrollo de la güística histórica. M ediante la comparación de lenguas se
antropología social. Desgraciadamente, Haddon pensaba que puede m ostrar que algunas de ellas están relacionadas «ge­
la persona idónea para interpretar las costum bres y creen­ néticamente». Se pueoe dem ostrar que las lenguas germá­
cias sociales sería un sicólogo que acompañaba a la expe­ nicas (inglés, holandés, alemán, noruego, etc.) tuvieron un
dición; aquella sección del informe nunca llegó a publicarse origen común en determ inado momento del pasado, y los
m a escribirse siquiera. Pero los investigadores de campo hngüistas han podido m o strar que la m ayoría de las len­
del siglo XX pusieron en práctica las ideas de Haddon. guas de E uropa y muchas de la India tienen un origen
En el siglo xix la labor teórica en antropología social común. Las lenguas se clasifican genéticamente en «fami­
estuvo separada de la labor de observación. El antropólogo lias» y «ramas» de faniilias, y las lenguas germánicas son
teonco no se encargaba personalmente de la observación ima rama de la fam ilia indoeuropea. Desde 1880 aproxima­
de las sociedades primitivas, sino que recopilaba hechos damente apareció un tipo diferente de estudio del lenguaje,
procedentes de los escritos de otros. Sobre esa base no se la lingüística general, que actualmente es una rama cien­
puede establecer una ciencia satisfactoria; pues en el mé­ tífica establecida. En este estudio se usa la comparación
todo experimental el razonamiento, ei anáhsis y la obser­ de unas lenguas con otras, no para descubrir relaciones his­
vación van combinados íntimamente en un proceso conti- tóricas o genéticas entre ellas, sino para descubrir y for-
178
179
m u la r‘las características generales del lenguaje como típ |¿
especial de fenómenos sociales. Su objetivo es realizar, no%
una clasificación genética, sino una clasificación m ed i¡n te^
tipos morfológicos. la e s t r u c t u r a SOCIAL
La «reconstrucción» de la historia no entra dentro de
las actividades del antropólogo social; puede dejar que se
encarguen de ella los etnólogos, arqueólogos y «antropó­
logos históricos», El uso de la comparación por parte del
antropólogo social es sem ejante a su uso en la lingüística
genera l o en la zoología comparada. Su objetivo es llegar a
generalizaciones válidas sobre la naturaleza de la sociedad
y de los fenómenos sociales mediante el estudio sistemá Whewell, en su Novum organon ren o v a tu m \ define la
tico de las semejanzas y las diferencias. Mediante el uso ciencia inductiva com «la aplicación de ideas claras y apro­
de la generalización abstracta se distinguen las caracterís­ piadas a un conjunto de hechos», y dice que requiere un
ticas mas generales, esenciales y permanentes de la vida proceso doble de «explicación de los conceptos» y «cone­
social de las accidentales y varíables. xión de los hechos». Cada ciencia ha de avanzar p o r medio
Ha habido quienes han pensado que la razón para estu­ de sus conceptos apropiados, lo que requiere la creación de
diar las sociedades de los salvajes es la de que pueden reve­ un sistema Coherente de términos técnicos. «En una ciencia
larse, asi, las condiciones sociales de nuestros antepasados avanzada, la historia del lenguaje de la ciencia es la his­
de épocas antiguas. La comprensión correcta de la teoría toria de la propia ciencia... El principio fundam ental y
de la evolución acaba con esa idea. Los aborígenes austra­ norm a suprem a de una terminología científica es que los
lianos no representan una raza de la que nosotros desceñ­ términos han de crearse y asignarse de modo que sean
amos, sino una raza especializada resultante de la diver­ adecuados p ara enunciar simple y claram ente u n a propo­
gencia r ^ i a l que se ha producido en la especie del homo sición general cierta». La antropología social todavía no
sapiens De igual modo, la foim a de la sociedad australiana es una ciencia avanzada; todavía no tiene un sistem a cohe­
es una form a especializada que resultó del desarrollo diver­ rente de conceptos denotados por términos técnicos acepto-
gente que es ^un rasgo esencial de la evolución social. Por dos y usados con el mismo sentido por todos los estudio­
su condicion de forma especializada —no ancestral— es por sos de la m ateria. Eso es resuhado, y al mismo tiem po señal,
o que la sociedad de los aborígenes austrahanos es vahosa de la inmadurez d e 'la ciencia. Una de las dificultades con
para el estudio comparado. Si deseamos llegar a conseguir que ha de enfrentarse el lector de la literatura antropológica
un conocimiento científico de la naturaleza de la sociedad es el hecho de que diferentes autores usen la m ism a palabra
con significados distintos, y a veces muchos térm inos antro­
s tZ T ; ' H ^ comparación pológicos se usan de form a ambigua o sin definición pre­
d fe r^ . diferentes de sociedad, y cuanto más
ferentes sean mejor. Así como el estudio de las formas cisa.
Para evitar el pensamiento confuso y acientífico, es ne­
cesario obtener, y tener en cuenta constantem ente, una idea
c i a d a s de de las formas menos evolu-
clara de la naturaleza de la realidad empírica de que tene­
3 o4 *
=1= '=> mos que tra ta r en la antropología social, y a la cual deben
referirse todos nuestros conceptos y teorias. Sólo de esa

1. 3.- ed., 1838.


ISO
181
'u n a época determ inada sin h acer r e f e r e n c ia l o s cambios
form a podemos evitar la falacia de la «concreteness fuerí% de sus rasgos generales, de u n a descripción diacromca, que
de lugar» que resulta de tra ta r las abstracciones como s i'^
fueran realidades concretas, e rro r que resulta difícil de Hescribe dichos cambios.
Dos conceptos muy im portantes son el de estructura so­
evitar. Existe la tendencia a concebir las «sociedades» como cial y el de organización sociaL El concepto de estru ctu ra
si fueran^ entidades discontinuas independientes. Eso deriva ‘í se refiere a la distribución de las partes o componentes re ­
una sociedad era una koinonia lacionados m utuam ente en una unidad más amplia. Pode­
politike, una asociación política como la ciudad-estado grie-
mos hablar de la estructura de una casa, con lo que nos
ga. El conjunto de personas que viven en una zona determi­
referimos a ía distribución de las paredes, techo, habita­
nada y están sometidas a una autoridad política única es
ciones, escaleras, pasillos, etc., y, en última instancia, a u n a
simplemente un tipo de asociación. Podríamos preguntar- ^
distribución de los ladrillos, piedras, maderas, etc.
«¿Es el Imperio Británico una “sociedad” o, si no, cuántas
mos hablar de la estructura de una obra musical como dis­
sociedades distintas lo integran?». La Iglesia Romana, como '
tribución de sonidos sucesivos, y podemos decir que la es­
asociación religiosa o eclesiástica, es tanto una sociedad tru ctu ra de una fuga o sonata es s e m e j a n t e , en la /o rm a
como una asociación política del tipo de Estados Unidos. -í
a la de otra. La estructura de una molécula es la distribu­
Es necesario evitar la tendencia a considerar las sociedades
ción de sus á t o m o s componentes unos en relación con los
como entidades discontinuas, como hizo H erbert Spencer. '
otros. La estructura de un cuerpo humano es, en prim er
La reahdad empírica de que tra ta la antropología social,
lugar, una distribución de tejidos y órganos, pero, en ultim a
mediante la descripción, el análisis y los estudios compa­
instancia, es una distribución de células vivas y m uertas y
rados, es el proceso de la vida social de una región determi­
nada durante un determinado período de tiempo. Lá vida de fluidos intersticiales.
Los componentes en últim a instancia de la estru ctu ra
social como realidad fenoménica es un proceso que se com­
social son seres hum anos individuales considerados como
pone de una m ultitud de influencias m utuas y de acciones
actores en la vida social, es decir, como personas, y la es­
combinadas. Los acontecimientos particulares de la vida
tructura consiste en la distribución de las personas unas en
social son los hechos a los que debemos aphcar todos nues­
relación con las otras. Los habitantes de E uropa están
tros conceptos y teorías. Para hacer una descrípción de la
distribuidos en naciones, lo que constituye, por tanto u n
vida social debemos descríbir ciertos rasgos generales que
rasgo estructural de la vida social de Europa. En una aldea
parezcan importantes o pertinentes p ara nuestras investi­
podemos encontrar una distribución de personas en fam i­
gaciones, y esas descripciones generalizadas son las que
lias, lo que constituye una vez más un rasgo social. En u n a
proporcionan los datos de la ciencia. Es evidente que tiene
familia, la estructura se compone de las relaciones m utuas
importancia la forma como se obtienen dichos datos, ya
procedan de la observación directa o de los hechos parti­ entre el padre, la m adre y los hijos. _
Así pues, al buscar los rasgos estructurales de la vida
culares, de las manifestaciones de los inform adores o de los
testimonios históricos. social, buscamos prim ero la existencia de grupos sociales
de todas clases, y examinamos también la estructura m tem a
Durante im período limitado los rasgos generales de la
de los grupos que encontremos. Pero, además de la distribu­
vi a social de' una región particular pueden perm anecer
ción de las personas en grupos y dentro de dichos grupos,
inalterados o pueden cambiar en aspectos de poca impor-
encontramos también una distribución en clases y catego­
tancia. En otros casos, especialmente si tomamos un pe-
rías sociales. Las distinciones sociales entre hom bres y
nodo suficientemente amplio, habrá cambios im portantes
mujeres, entre jefes o nobles y súbditos, entre patriarcas
en algunos rasgos. Podemos distinguir una descripción sin­
y plebeyos, entre brahm anes, sudras e intocables, son ra s­
cronica^ en la .que se toma la vida social tal como es en
182 183
gos estructurales im portantes, si bien no podemos decir que'
estructura del ejército. La organización del ejército con­
constituyan grupos sociales. Además, un rasgo estructural
siste en la asignación de actividades de diferentes tipos a
de la mayor importancia es la distribución de las personas
los grupos y a los individuos, ya sea en época de paz o du­
en relaciones diádicas, de persona a persona, como las exis­
rante las operaciones m ihtares efectivas. Un ejército mo­
tentes entre el amo y el criado, o, en el caso de las socie­
derno es el m ejor ejemplo de una estructura enormemente
dades primitivas, entre ei herm ano de la m adre y el hijo
orsanizada; un Estado socialista tendría que ser algo se­
de la hermana. En últimas instancias, una estructura social
se revela bien en las influencias m utuas entre los grupos, mejante.
La m ejor form a de m ostrar claramente lo que es el con­
cuando una nación entra en guerra con otra, bien en in­
fluencias mutuas entre las personas. cepto de estructura social es poner un ejemplo, y podemos
tomar el sistem a estructural de las tribus de una parte de
Mientras que la estructura se refiere a distribuciones
de personas, la organización se refiere a distribución de Australia occidental, tal como era en otra época. La base
actividades. Podemos decir que un jardinero o un cam pe­ esencial de la estructura la proporcionaba la división del
país en una serie de territorios distintos y delimitados.
sino organiza su propio trabajo cuando asigna diferentes
Cada hom bre pertenecía, por nacimiento y durante toda
tareas a las distintas estaciones del año. La organización
social es la distribución de las actividades de dos o más su vida al de su padre y al del padre de su padre. Los hom ­
personas que se amoldan para com poner una actividad com­ bres así relacionados con un territorio particular consti­
binada. Un ejemplo es la organización del trabajo en una tuían un grupo social distinto que llamamos «clan», y ésa
era una unidad de im portancia fundamental en la estruc­
fábrica, mediante la cual el gerente, el capataz, los obreros
tura social. Una m ujer pertenecía también al clan de su
tienen que ejecutar determinadas tareas propias de cada
padre, pero como el m atrim onio entre personas de un m is­
uno de ellos como parte de una actividad total. Un grupo
mo clan estaba prohibido, las m ujeres se casaban con hom ­
organizado, que puede componerse de dos personas única­
bres de otros clanes y pasaban a pertenecer al territorio
mente, es aquel en que los miem bros se combinan en una
actividad conjunta en la cual cada uno tiene asignada una del marido.
Los hombres de un clan, junto con sus esposas, proce­
función. No obstante, no podemos considerar dichos gru­
dentes de otros clanes, y sus hijos, formaban un grupo que
pos como rasgos de la estructura social, a no ser que p re­
convenimos en llam ar horda, que ocupaba el territorio del
senten cierta permanencia. Un equipo de fútbol es un grupo
clan. La horda acampaba agrupada como una unidad tanto
organizado, pero la congregación de gentes que ayudan a
sacar de una zanja un coche volcado no lo es. en su propio país como cuando estaba de visita en territo ­
rios amigos. Podemos decir que una horda era políticamen­
_ Podemos ilustrar esos conceptos de estructura y or<^a-
te autónoma, estaba sometida a la autoridad de los ancia-,
nizacion mediante el ejemplo del ejército m oderno La es­
nos, y era autosuficiente económicamente. Probablemente
tructura consiste, en prim er lugar, en la distribución en
-no superara, p o r regla general, la cifra de cincuenta p er­
grupos: divisiones, cuerpos de ejército, regimientos, com­
pamas, etcetera; y, en segundo lugar, en la distribución del sonas. .
La estructura interna de la horda era una división, en
personal en graduaciones: generales,- coroneles, com andan­
tes, cabos, «otras graduaciones», etc. Una graduación no es familias, cada u n a de las cuales se componía de un hom bre
con su esposa o esposas y sus hijos(as) pequeños. Era un
an grupo; los comandantes, por ejemplo, no constituyen un
grupo doméstico sometido a la autoridad del hombre, que
grupo social, sino una categoría social, como los'^fonta­
disponía de su propio hogar y abrigo y de su propio sum i­
neros, los impresores o los catedráticos de universidad Pero
nistro de comida. La familia como grupo se formaba con
la distnbución en graduaciones es un rasgo esencial de la
el m atrim onio y el nacimiento de los hijos y finalizaoa
i 34
185
como grupo separado a la muerte del m arido, con lo que' torio y vivir con la horda, a pesar de no ser miembro del
sólo tenía existencia continuada durante un número de clan ni poder llegar a serlo. Miembros diferentes de u n clan
años limitado. El clan era un grupo perm anente, que los determinado estaban vinculados de esa fo rm a con otros
propios nativos consideraban había nacido al comienzo del clanes distintos. La misma consecuencia se desprendía del
mundo y era eterno; a medida que iba perdiendo miembros hecho de que un hombre estuviera vinculado con el clan
por defunción, el nacimiento de nuevos miembros sustituía de su madre y con el clan del que procedía su esposa. Cada
a éstos. La continuidad de la horda como grupo de perso­ persona tenía su posición particular en la estructura de
nas que vivían juntas de form a regular era algo diferente. parentesco total. Incluso dos hermanos de sangre podían
Los miembros masculinos del clan constituían el núcleo casarse en clanes diferentes, si bien tenían la misma vincu­
permanente de la horda, pero los miembros femeninos sa- lación con el clan de su madre.
han de ella al casarse, y otras m ujeres entraban en ella Existe una división, de la sociedad en dos mitades, y di­
como esposas de los hombres. cha división se da en una serie de tribus. Cada clan perte­
Había sistemas de estructura más amplios. Una serie nece a una de las mitades. Podemos representar a las m ita­
de clanes teman la misma lengua y costum bres semejantes- des por medió de los símbolos I y II. Esencialmente, el sis­
en consecuencia, formaban una comunidad lingüística, qué tema es una clasificación o agrupación de clanes, que pe­
denominamos tribu. A diferencia de las tribus de otras netra a través de la clasificación en tribus o comunidades
regiones, en este caso no era un grupo unido políticamente; lingüísticas. Un hombre distingue los clanes con los que
os miembros de una tribu no se unían p ara ninguna acción tiene relación según que pertenezcan a su propia unidad o
combmada. Hordas de la misma tribu o de tribus dife- a la otra. Existe otra dicotomía de la sociedad en dos divi­
rentes podían vivir en paz unas con otras o en ocasiones siones m ediante alternancia de generaciones, que podemos
podían entablar combates. representar por los símbolos ;c e y. Si un hom bre pertenece
Personas de hordas y tribus diferentes estaban vincula­ a la división x, sus hijos serán y, cosa que tam bién será su
das m utuamente mediante el sistema de parentesco. Un padre, m ientras que el. padre de su padre y el hijo de su
hombre estaba vinculado por medio de alguna relación de- hijo serán .r, como él mismo. Por consiguiente, cada clan
parentesco, próxima o lejana, con cualquier persona con contiene en todo momento personas de ambas divisiones.
quien tuviera algún contacto social, independientemente Así pues, existe una cuádruple división de la sociedad, en
de la horda o tribu a la que perteneciera. La base del lo que podemos llamar «secciones», que son c u a tro : Tx, ly,
computo consistía en las relaciones genealógicas efecti­ IIx, Ily. Dichas secciones llevan nombres como banaka,
vas, incluidas las existentes entre miembros de un clan burong, kariera y paldjeri. De acuerdo con las leyes de
Los parientes de una persona determinada se clasifica­ esas tribus, un hombre sólo puede casarse con una m ujer
ban en una serie limitada de categorías, cada una de ellas que pertenezca a una de las categorías en que sus parientes
enotada por un término de parentesco, pero distmgui- estén distribuidos, la que incluye la hija del hermano de
da en la categoría, según fuera más próxim a o más le­ su madre. El resultado es que debe encontrar una esposa
jana. El comportamiento recíproco de dos personas cua­ en la división de su propia generación y en la m itad opuesta
lesquiera con respecto a otra dependía de la relación que a la suya; un hombre de Ix debe buscar esposa en IIx; en
mantuvieran en la estructura del parentesco. La estruc- la tribu kariera un hombre de la sección banaka tenía que
ura era una distríbución compleja de relaciones diádi­ buscar esposa en la sección burung. Si por «grupo social»
cas, de persona a persona. Un hombre particular estaba entendemos un conjunto de personas con cierta cohesión,
yncu ado intimamente, a través de su madre, con el clan en ese caso los clanes y hordas son grupos en ese sentido,
de esta y con sus miembros. Siempre podía visitar su terri- pero no las secciones. Proporcionan un tipo de clasificación

186 187
de las personas dentro de la estructura de parentesco in­ E sta descripción de un sistema estructural en un pueblo
tertribal, y forman parte de dicha estructura. prim itivo puede contribuir a aclarar ciertas cuestiones.
Debemos Citar otros aspectos de la estructura social. Para llesar a realizar una descripción de un sistema estruc­
Cada clan es un grupo totèmico distinto, con sus propios tural, no sólo tenemos que considerar los grupos sociales,
centros-tótem dentro de su territorio, sus propios mitos como la familia, el clan y la horda, en el caso de la Aus­
sobre el origen de los rasgos topográficos del territorio y tralia occidental, junto con la estructura interna del grupo
de esos lugares sagrados y sus propios ritos, que se realizan V las relaciones entre los grupos, y también las clases so­
con el objetivo manifiesto de mantener la continuidad de ciales, sino que, además, hemos de examinar el conjunto
la naturaleza y de la sociedad. Cada clan tiene su solidari­ total de las relaciones, establecidas socialmente, de per­
dad y continuidad totémicas propias, que lo diferencian de sona a persona, como en el sistema de parentesco austra­
otros clanes. Pero, además, existen ceremonias totémicas y liano La realidad social de los grupos y de las clases con­
ritos religiosos para* la iniciación de los muchachos en las siste en la form a en que afectan a las relaciones m utuas de
que varios clanes se unen y cooperan. De vez en cuando se las personas, según que pertenezcan al mismo grupo o a
celebran reuniones de clanes en el territorio de uno- de diferentes grupos o clases. Desde este punto de vista, la
ellos; según las ocasiones, se reúnen diferentes agrupacio­ estructura de una región en una época determinada con­
nes de clanes, dado que a una reunión celebrada en el terri­ siste en el conjunto total de relaciones en que participan
torio de un clan determinado asistirán exclusivamente los las personas de dicha región.
clanes amigos y vecinos. Los clanes y sus reuniones son En cualquiera de las relaciones de que se compone la
los que proporcionan la estructura religiosa de la sociedad. estructura social se espera que una persona observe deter­
Podemos considerar que cada una de dichas reuniones minadas reglas o normas de comportamiento. Para refe­
crea un grupo político temporal, pues encellas se resuelven rirse a esto se usa el término institución, que es un sistema
los conflictos entre clanes o entre miembros individuales establecido o reconocido socialmente de normas o pautas
de clanes diferentes bajo la autoridad de la opinión púbHca de conducta referentes a determinado aspecto de la vida
congregada. En eso es en lo que esa tribus se acercan más social. Las instituciones famihares de una sociedad son las
a una organización política más amplia que la horda. normas o pautas de comportamiento que se espera obser­
En esas tribus, como en otros sitios de x4ustralia, existía ven en su conducta los miembros de la familia en sus rela­
una circulación continua de determinados tipos de artículos ciones m utuas. Existen pautas o normas de conducta de un
mediante intercambios de regalos, con lo que pasaban de padre p ara con sus hijos, de una esposa para con su ma­
una horda a otra. Dichos intercambios eran menos im por­ rido y viceversa, de un hijo para con uno de sus padres,
tantes desde el punto de vista económico que del de m ante­ ■ de un herm ano para con su hermano o hermana. Se trata
ner las relaciones de amistad. de las instituciones aceptadas en una sociedad particular,
En muchas sociedades un elemento im portante del sis­ porque establecen, con cierto grado de flexibilidad, la con­
tema estructural es la división en clases sociales, como, p or ducta adecuada de una persona en una relación determ i­
ejemplo, la división entre jefes y súbditos en Polinesia. En nada. Definen el modo como se espera que se comporte una
las tribus australianas no existen distinciones de esa clase, persona, y tam bién la forma como puede esperar que los
excepto la que se basa en el sexo y la edad, pero ésta es demás se comporten. No todo el mundo se comporta siem­
muy importante. Los hombres y las mujeres tienen ocupa­ pre como debe, como se espera que lo haga; en todas las
ciones diferentes. En todos los asuntos sociales ejercen la sociedades son frecuentes las desviaciones de mayor ^o me­
autoridad los ancianos, que son también los dirigentes ri­ nor im portancia; a ellas corresponden sanciones de diferen­
tuales. tes clases. Por consiguiente, la estructura social debe des-

188 189
cribirse mediante las instituciones que definen la conducta
apropiada, o exigida, de las personas en .sus diferentes re.Ia- ^ nuidad estructural es la continuidad de dichas ordenacio­
ciones. Los rasgos estructurales de la vida social de una >' nes. Podemos expresar esto adecuadamente m ediante las
región determinada consisten en todas esas distribuciones ideas de m ateria y forma. En la continuidad estática de
permanentes de las personas en relaciones institucionales un edificio, tanto la m ateria (ladrillos, maderas, tejas, etc.)
que se revelan en las acciones e influencias mutuas cuya como la form a siguen siendo las mismas. En un cuerpo
totalidad constituye la vida social. humano, la m ateria se compone de moléculas que están
Una cuestión que debemos citar, aunque sólo podamos cambiando constantemente; mi cuerpo no se compone de
tratarla brevemente, es la de la continuidad estructural. las mismas moléculas que ayer, y existe la idea popular de
Podemos considerar en prim er lugar la continuidad de los que al cabo de siete años todas las moléculas de un cuerpo
grupos sociales. Un grupo dei tipo de una nación, una tribu humano han sido sustituidas. Pero un' organismo hum a­
0 un clan puede tener una existencia permanente, a pesar no conserva su forma, exceptuando cambios como la am­
de que sus miembros están cambiando continuamente putación de una pierna. Así pues, la continuidad estruc­
dado que pierde unos por defunción y adquiere otros por tural de un organismo es dinámica, no estática, es tm pro-
nacimiento. Una sociedad científica pierde miembros por ceso en que la m ateria de que se compone el organismo
defunción o dimisión, pero los sustituye eligiendo a nuevos está cambiando continuamente, mientras que la form a áigue
miembros. La Academia Francesa sigue conservando su siendo la misma. La continuidad estructural de las socieda­
1 entidad, a pesar de que actualm ente sus miembros son des hum anas es dinámica en ese sentido : la m ateria la
un conjunto de personas enteram ente diferentes de los componen los seres humanos, y la forma la conexión de
miembros que la componían en el siglo xviii. ■'M éstos m ediante relaciones institucionales.
El mismo tipo de continuidad podemos observar en las Un aspecto que hay que considerar es el hecho de que
clases sociales. En una sociedad polinesia, la clase de los los individuos cambien de posición en la estructura social
jefes es permanente, dado que, cuando un jefe muere, se durante el transcurso de su vida. Un hom bre puede cam­
lo sustituye, a veces por su hijo mayor. Una clase profe­ biar de nacionalidad, o abandonar una iglesia p ara adhe­
sional puede tener el mismo tipo de continuidad; a medida rirse a otra. Lo que en todos los casos está presente es el
que van muriendo doctores o abogados, nuevos titulados proceso por el que un ser humano comienza su vida como
de la profesion van ocupando sus lugares. Un regimiento niño y crece hasta volverse adulto; la posición social de
del ejercito puede tener una existencia permanente, aunque una persona cambia, gradualmente o a través de etapas
amblen de modo mas o menos continuo las personas que definidas institucipnalmente, como, por ejemplo, cuando de
forman, y, aunque los tenientes pasen a ser capitanes y ser un niño pasa a ser un joven y después una persona
después comandantes y coroneles, la distribución de las mayor. En algunas sociedades africanas, un rasgo social
graduaciones sigue siendo la misma. Estados Unidos siem­ muy im portante es un sistema de grados según la edad, en
pre tiene un presidente, e Inglaterra tiene un rey, aunque el que un individuo pasa de un grado al siguiente de
acuerdo con la pauta institucional.
social cambie de vez en cuando. La Cámara de los Comunes Así pues, la estructura social debe definirse como la
ordenación permanente de las personas en relaciones defi­
° í Representantes de Estados Unidos
^ a n t ene su continuidad, a pesar de los cambios en sus nidas o controladas por instituciones, es decir, por normas
miembros que se producen en cada elección o pautas de comportamiento establecidas socialmente.
ordenación de las
■ roles y relaciones mstitucionalizadas, la conti­
go
191
V lim itar nuestra atención a su teoría de la evolución social.
Spencer sostenía que el desarrollo de la vida orgánica y el
LA EVOLUCION SOCIAL desarrollo de la vida social de la hum anidad son ejemplos
de un proceso único, para el que propuso el nombre de
«evolución». La idea de la evolución es la de una realiza­
ción progresiva de las potencialidades de la vida orgánica,
en un caso, y de la vida social, en el otro. Podemos reducir
la teoría a tres proposiciones esenciales. 1) Tanto la evo­
lución orgánica como la evolución social son procesos na­
turales sujetos a la ley natural. 2) El proceso de la evolu­
En 1860 H erbert Spencer formuló la teoría de la evolu­ ción es de desarrollo divergente. Todas las diferentes es­
ción social en un ensayo sobre «The Social Organism» y la pecies vivientes y extinguidas de animales y plantas pro­
desarrolló en sus Principies of Sociology, cuya publicación ceden de un pequeño núm ero de formas primitivas y sim­
comenzó en 1876. Podemos decir que dicha teoría era re­ ples de la m ateria viva; la diversidad en las formas de la
sultado de reunir en lo que el propio Spencer llamaba una vida orgánica es resultado del desarrollo divergente, que
«filosofía sintética» dos ideas heredadas del siglo xviii. caracteriza a la evolución. De igual forma, las diferentes
Una de ellas era la idea del transformismo en la vida orgá­ formas de vida social existentes en la actualidad o cono­
nica o, como se la ha llamado a p a rtir de Spencer, «evolu­ cidas gracias a la historia son resultado de un proceso de
ción orgánica». La otra era la idea del progreso en la so­ desarrollo divergente. 3) Tanto en la evolución orgánica
ciedad humana.
como en la social ha habido una tendencia general, que
Durante la segunda mitad del siglo xviii la obra de Spencer llama «avance de la organización». En la evolución
biólogos como Adanson, de Maupertuis, Buffon, Erasmus, orgánica, los organismos de estructura y función más com­
Dar^vin, Cabanis y Lavépéde fue debilitando la creencia en plejas se han desarrollado a través de etapas progresivas
la estabilidad de las especies animales y vegetales. Dichos a partir de otras más simples, los vertebrados de los in­
científicos prepararon el camino para la teoría de la evolu­ vertebrados, los animales de sangre caliente de los de san­
ción orgánica, que formuló por prim era vez y de forma gre fría, por ejemplo. En la evolución social, las socieda­
concreta Lamark en su disertación inaugural de un curso des de estructura u organización más compleja se han ido
de zoología el 21 Floréal del año V III de la Revolución
desarrollando progresivam ente a p artir de formas menos
(1800). Antes de Charles Darwin, hubo evolucionistas en el complejas. Así, pues, la evolución, tal como se la concibe
terreno de la biología, uno de. los cuales fue Spencer, pero
en la teoría, es a un tiempo un proceso de diversificación
la publicación de E l origen de las especies (1859) fue lo
en las formas de la vida orgánica o social y un proceso
que hizo destacar a dicha teoría. La teoría del progreso de «avance de la organización», orgánica o sociaL Hay que
aumano había alcanzado su culminación con los escritores * recordar que, como dijo T. H. Huxley, «la evolución no es
de la segunda m itad del siglo xvni, y había llegado a ser
una explicación del proceso cósmico, sino meram ente una
UM idea aceptada^ en el siglo xix. Spencer, que había re-
presentación generalizada del método y los resultados de
.ibido la influencia de Comte, empezó su estudio de la dicho proceso».
sociedad desde el punto de vista del progreso, como puede
La filosofía de Spencer recalca la unidad y continuidad
verse en su Social Statistics, publicada en 1851.
de la naturaleza, y de la evolución como proceso natural.
No necesitamos examinar la teoría de Spencer del uni­ La evolución de la mente, el desarrollo de formas de acti­
verso, al que consideraba en evolución, sino que podemos
vidad mental más complejas a p a rtir de formas más sim-
-7
193
pies es un rasgo de la evolución orgánica. La evolución so­ nados encontramos las formas de vida social más desarro­
cial, o lo que. también llama evolución «superorgánica», lladas.
es, según Spencer, una continuación del proceso de la evor Para el evolucionista, el género humano, incluidas las
lución orgánica. Dice que no puede haber separación ab­ especies extinguidas y la sobreviviente del hom o sapiens,
soluta entre la evolución orgánica y la superorgánica. «Si es producto de la evolución orgánica, y la m ente hum a­
ha existido la Evolución, la forma de ésta que aquí hemos na es producto del desarrollo neurosíquico, que es parte de
distinguido como superorgánica ha debido surgir de la or­ la evolución orgánica. En relación con la evolución super­
gánica mediante etapas imperceptibles. Pero debemos deli­ orgánica, existe una diferencia muy im portante entre los
m itarla adecuadamente diciendo que incluye todos los pro­ seres humanos y los otros animales sociales. En el caso
cesos y productos que suponen las acciones coordinadas de estos últimos, la form a de la vida social es la m ism a en
de muchos individuos, cuyos resultados superan en exten­ Raí' todas las poblaciones de una especie, pero en la vida hu­
sión y complejidad a los que pueden conseguirse mediante mana agrupaciones diferentes de seres humanos tienen for­
acciones individuales.» mas distintas de vida social. En el caso de la hum anidad,
El desarrollo de la vida social entre los animales es un la evolución superorgánica es un proceso que ya no depen­
rasgo im portante de la evolución orgánica. Entre las for­ de de la evolución orgánica, es decir, de los desarrollos en
mas inferiores de la vida animal, los biólogos han estudia­ las características innatas de la especie. Existe una enorme
do lo que Allee llama la «fisiología de masas» de las agru­ lagtma en nuestro conocimiento del proceso evolutivo en
paciones animales. La reunión de los animales de una es­ conjunto, pues ignoramos, y seguiremos ignorando, com­
pecie en una misma zona muchas veces les resulta bene­ pletamente las form as de vida social de los prim eros seres
ficiosa; en algunos casos puede alterar, el entorno, como, humanos o de sus antepasados prehumanos inm ediatos.
por ejemplo, el agua en que nadan, p ara adaptarlo mejor No sabemos nada de la vida social del Sinanthropus peki-
a su vida social. Si consideramos que esas agrupaciones nensis. Existen razones para fijar el cambio real de la vida
no son auténticamente sociales y, siguiendo a Allee, las lla­ social prehum ana a la hum ana en función de los comien­
mamos «subsociales», en ese caso hemos de reconocer zos del lenguaje.
que, en todo el dominio de la vida animal, «no se pueden Así pues, la teoría de la evolución social no consiste
trazar líneas claras y seguras entre los organismos socia­ sólo en que ha existido un desarrollo divergente en las
les y los subsociales». «Lo único que podemos encontrar formas de la vida social en diferentes sectores de la hu­
es un desarrollo gradual de los atributos sociales, que su­ manidad, sino también en que ha habido «avance en la o r­
giere... un substrato de tendencias sociales que se extiende ganización», q u e 'n o se ha producido de form a uniform e.
ÍjB íí
por todo el reino animal. De ese substrato social surge la Existen ciertas ideas falsas que hay que evitar. Spencer
vida mediante la intervención de diferentes mecanismos y escribió : «Se suele concebir la evolución de form a que su­
con form as de expresión distintas hasta que llega a su cul­ ponga en todo una tendencia intrínseca a convertirse en
minación presente en los vertebrados y los i n s e c t o s » E n algo superior; pero se tra ta de una concepción errónea de
una etapa relativamente temprana de la evolución animal ella». Una sociedad que haya alcanzado una etapa de equi­
aparecieron dos líneas divergentes, una conducía a los in­ librio interno y externo puede continuar sin cambio im ­
sectos y la otra a los vertebrados y, po r obra de otra di­ portante alguno de estxnctura. «El cambio no significa ne­
vergencia, a las aves, por un lado, y a los mamíferos, por cesariamente avance. Muchas veces no va orientado hacia
otro. Entre los insectos, aves y mamíferos más evolucio- una estructura superior ni hacia una inferior. Sólo en al­
1. W. C. Allee, The Social Life of Animáis (N ueva York: W. W. Nor­ gunas ocasiones causa la nueva combinación de los fac­
ton & Co., 1938), págs. 274-5. tores un cambio que constituye una etapa en la evolución
i94
195
social. Es' de todo punto posible y, según creo, muy pro­ hacemos- u n a idea aproxim ada de lo que podem os llam ar
bable,. que la regresión haya sido tan frecuente como la la esfera; de influencias m utuas e n que participan las: per­
progresión.» Lo mismo ocurre con la evolución orgánica. sonas que estamos observando. En este sentido, entende­
Julián Huxley escribe: «Gran parte de la diversidad siste­ mos por influencias m utuas tanto las hostiles como las
m ática de menor im portancia que se observa en la natu­ cordiales; existe influencia m u tu a en A ustraha cuando una
raleza es ajena a la trayectoria principal de la evolución, horda lucha contra otra. E n la últim a guerra hubo influen­
constituye una mera excrecencia de variedad superpuesta cia m utua de. tipo hostil entre Estados Unidos y Japón. Así
a su modelo general». pues, podemos volver- a fo rm u la r las afirmaciones de Spen­
Esencialmente, un proceso evolutivo es una combina­ cer y de Durkheim definiendo el fa c to r de la evolución a.
ción de azar y necesidad, y, a causa de la intervención del que se. refieren como la, extensión, progresiva de la. esfera
azar, no puede predecirse. Ningún conocimiento, biológico, de la. influencia, m utua. .,
por amplió que fuera, habría, podido predecir que del ante­ La extensión d.e. u n a esfera de influencia m utua debe
pasado original de. los caballos, dotado de cinco dedos en m edirse prim ordialm ente, no en función de la geografía,
los pies, derivaría. .en-.última instancia eL caballo de carre­ sino del número de personas en quienes o de quienes los
ras inglés- y el caballo de, carga dé la actualidad; y, a ía in­ habitantes de una región, determ inada pueden e je rc e r o
versa,, si no dispusiéramos de los testimonios paleontológi­ recibir,, respectivamente, influencias mutuas.. Así,, p o r ejem ­
cos, sería imposible conocer el tipo de animal de que de­ plo, im: aumento en la densidad de la_ población de u n a re ­
riva el caballo moderno, gión produce como consecuencia el aum ento de las dimen­
Spencer recalcó como factor de evolución social lo que siones de la. esfera de influencia m utua. En relación, con
llamó «las dimensiones cada vez mayores de la colectivi­ esto,, podemos citar la distinción de D urkheim en tre den­
dad social,. que- generalmente van acompañadas de. una den­ sid ad material y densidad social;: la prim era se m ide m e­
sidad en aimiento». La idea de que, durante el desarrollo diante el número de personas: que viven en u n a zona, que
social; las asociaciones en pequeña escala, pequeñas en cuan­ haga, de: umdad, como, p o r ejemplo^., u n kilóm etro cua­
to al núm ero de personas y en cuanto a la zona geográfica, drado; la segunda, aum enta, independientem ente de l a den­
quedan absorbidas dentro: de. otras en mayor- escala o com­ sidad. material, a l aum entar las comunicaciones y la fre­
pletadas por-ellas,, había sido form ulada antes de Spencer. cuencia de las: influencias m u tu as-
Saint-Simon sostuvo que: el hecho más destacado en la his­ . En los casos en que las influencias m utuas son frecuenr.
toria es la extensión continua del principio de asociación, tes. q continuas, tienen tendencia, a ad o p tar una. fo rm a pa­
como en la serie :: familia; ciudad, nación, iglesia suprana- trón, y a institucionalizarse, así,, en m ayor o m e n o r m edi­
cional. Comte tomó dicha idea dé Saint-Simon y precedió da. P o r tanto, la extensión, geográfica, de . la esfera:, de in­
a Spencer a- la hora de exponerla.. Durtheim , siguiendo a fluencia m utua posibilita,, y a veces contribuye a producir,
Spencer,. expresa esa m ism a idea diciendo qué ia tendencia sistem as dé integración social m á s am plios. P ara Spencer,
dominante- de la evolución social ha sido «la extensión pro­ la «integración» es «=ei rasgo prim ordial de la evolución», y,
gresiva, del: medio social». precisamente p o rq u e conduce a form as de integración social
Spencer tuvo tendencia a concebir las sociedades como más amplias y más complejas,, es p o r lo que el: «aumento
entidades- discontinuas, tal como son los organismos, pero en las dimensiones del agregado social», que aquí llam am os
eso es insuficiente. P o r consiguiente, es necesario encontrar aumento en las dimensiones, de la. esfera, de influencia mu^
alguna rorm a de volver a form ular la idea de Spencer. Si tua, es un factor tan im portante, de: la evolución..social... Exis­
nos colocamos en una. región particular j en determinado ten direrentes moaos ae integración social que pueden, com­
periodo, p o r ejemplo en una tribu australiana, podemos binarse de formas diferentes, en la. m ism a resión.' Soencer

196 197
tenía tendencia a concebir- la integración desde el; punto de- R om a y- las:: conquistas m ilitares que; p ro d u jero n la for^
de vista dé la política, o de la política, y la economía com­ m ación y ei; crecimiento dei Imperio Romano, el latín pasó
binadas. Eso descartaría a una sociedad como la Iglesia a s e r l a lengua hablada de gran p arte de. E u ro p a occidental,
Romana y, en la sociedad de los aborígenes australianos, con lo que sus-tituyó a muchas otras lenguas,, al etrusco y a
om itiría la integración proporcionada po r el sistema del pa­ varias lenguas itálicas y celtas. , L a unificación; lingüística
rentesco. acompañó a i proceso de integración política m ediante la
En un prim er intento de com parar las sociedades en conquista, pero p o r razones que no resu lta difícil d escu b rir
función de las dimensiones de la esfera de influencia mu­ ei latín, no llegó a ser la lengua h ab lad a del Im perio d e
tua, resulta útil considerar el lenguaje. En las sociedades Oriente. E l proceso de expansión cesó después deL siglo ir,
más prim itivas que' conocemos, el. grupo prim ario es un y a: la: decadencia del Imperio Romano siguió u n proceso
grupo pequeño de personas vinculadas a u n territorio de­ de desintegración pohtica. La lengua latin a se dividió- en.
terminado., Dichos grupos son dé pequeño tamaño, pues g ran can tid ad de- diferentes dialectos hablados. La Iglesia.
muchas veces: constan de menos de 100 hombres, mujeres Rom ana conservó el latín como lengua escrita, pero sólo
^ y jiiños. y ra ra s veces, por no decir nunca, exceden los 200. usaban. Iás: cIiaseS :_cultas.-.Guando j^ei proceso de; reintegra- _
Unos pocos dé dichos- grupos tienen u n a lengua común, y ción, política comenzó, condujo a. la. form ación de u n a se­
forman, así, una. comunidad lingüística, y en dicha comu­ rie de- naciones independientes en lo que había sido e l Tm-
n id ad suelen observar las mismas costum bres y tienen u n perio d e Occidente. Ai partir; de; los numerosos' dialectos
sistem a de ideas común. Podemos considerar su tipo de es­ latinos nacieron: las lenguas románicas actuales francés,
tru ctu ra social como el de la tribu poco integrada o des­ provenzal, italiano, catalán, castellano,, portugués.
centralizada. Las tribus o comunidades lingüísticas son pe­ Spencer, puesto que concebía las sociedades como entida­
queñas, pues cuentan sólo varios centenares de individuos, des discontinuasi c a d a u n a de las cuales, se com ponía de la
desde 200 aproxiinadamente camo mínimo h asta 2.500 como población de; u n a región lim itada y definida,, consideraba eL
máximo en el caso de este tipo de estructura, como vemos aumento de la s dimensiones del; agregado; social como re­
enire los «salvajes»' que viven d e la caza-, la pesca y la reco­ sultado de la incorporación de sociedades-pequeñas a otras
lección de productos naturales. Es cierto que en esas so­ mayores. Escribió que «la formación de una sociedad: m a­
ciedades prim itivas muchas veces ima persona aprende a y o r es: resultado exclusivo de la combinación de sociedadès
h a b lar u n a lengua diferente de la suya y que, en; los casos más: pequeñas^, co sa que ocurre sin. destruir las divisiones-
en que dos lenguas vecinas son semejantes p o r la gram áti­ producidas: anteriorm ente p o r la. separación».. Pero u n a
ca y- el vocabulario, la comunicación entre personas de tri­ sociedad, en: é l sentido que: Spencer a trib u ía a la palabra,
bus diferentes es posible o incluso bastante fácil;. No obs­ puede; au m en tar de «masa» mediante: e l crecimiento d¿ la
tante, et; pequeño-tam año de; la com unidad lingüística d a población^ pues:,«la masa» se refiere al: núm ero de indivi­
u n a indicación dé las; reducidas: dimensiones' de la esfera duos: que componen Tin: grupo. Los sociólogos" h a n recono­
de influencia mutua;: Podemos comparar" esa situación con cido el, aum ento de las, poblaciones: como uno de los facto­
la de hoy en- que. millones de' personas h a b l ^ , como len­ res im portantes, de la, evolución social„
guas m aternas; ei inglés, ef español o el árabe. ¿Por: qué; h ab ría de considerarse; e l mero tam año, inter­
L a h isto ria del; latín ilustra la conexión que a veces" pretado aquí como el número de; personas; participantes en
existe entre el lenguaje y los procesos p o r los que se am­ las influencias m utuas que componen la -vida; social, como .
plían o reducen las' esferas 'de influencia m utua. Original­ ractor en. sí mismo del aumento de com plejidad de là es­
mente, ei la tín era la lengua de un pequeño grupo de ha­ tructura social? L a respuesta reside e n lo- que* los cientí^
bitantes del Lacio. Con la fundación de la ciudad-estado ficos conocen como «principio de semejanza»,, expuesto p o r

198 .199
Galiieo hace trescientos años. Enunciado burdam ente, con­ conduce desae las condiciones de las tribus salvajes h a sta
siste en que existen hmites de tamaño p ara toda clase de los logros cient^cos y técnicos: de las sociedades m odernas
estructurasr así, p o r ejemplo, la naturaleza no puede pro­
Para la teo n a de la. evolución, el progreso en ese sentida
ducir árboles en nuestra Tierra p o r encima de determi­ depende de. desarrollo, de la organización que es el rasgo
nada altura, y Galileo calculó que el límite se situaba a 300 esencial de la evolución social y. al mismo tiemno, es uno
pies de altura aproximadamente. El reconocimiento de este de los Tactores de que depende esta, últim a, a. su, vez. P o r
principio, tal como se aplica a la estructura social, es un
ejemplo, e. progreso en el conocimiento y en las técnicas
aspecto esencial de la teoría de la evolución social. Sim- en las sociedades más complejas h a dependido del desa­
mel, p o r ejemplo, escribió que «todo aumento cuantitativo
rrollo cada vez: m ayor de lo. que se llama la «división del
de una sociedad produce como resultado un a modiScación
trabajo», pero resu lta más correcto describirlo como la di­
cualitativa, requiere' nuevas adaptaciones. Las formas de ferenciación cada vez. m aypr de las ocupaciones en u n a
los grupos dependen estrictam ente del núm ero de los ele­ estiu c.o ra ocupacional com pleja y ésta, a su vez; h a de-
mentos; una estructura que sea adecuada para un grupo
social con determinado número de m iem bros perderá, su _ ^ conoctaien .0 ,u e i b .
valor, si aquél aumenta». '
^ Julián Huxley ha afirm ado: «Podemos considerar la evo­
La evolución social, tal como la concebía el creador de lución como el proceso p o r el. que la utilización d e los re­
la: teoría, es, esencialmente, el desarrollo de las «estructu­ cursos de la tierra p o r p arte de la m ateria viva resu lta más^
ras j funciones que componen la organización y vida de­ efica., gradualmente». El avance evolutivo, es cuestión d ei
cada sociedad»,, desde las formas más sencillas hasta las desanollo de las form as de adaptación y la adaptación e s
más- complejas. Spencer reconoció tam bién «ciertos desa­
a ^ tiempo, exterior e interior. E l avance en la adaptación
rrolles asociados que ayudan a la evolución social, y a los exterior es lo que Huxley Uama «una. elevación dei Ümite
cuales ayuda ésta los desarrollos d el lenguaje, del cono­ superior de la eficacia biológica, la cual se define como con­
cimiento, de la moral, de la estética».. Consideraba «la acu­ trol cada vez m ayor del m edio am biente e independencia
mulación de productos superorgánicos que solemos distin­ c o n jesp ecío a el». Al avance en la adaptación in te rio r lo
guir como artificiales, pero que, considerados filosóficamen­ cahnca de^ «elevación, del mvel superior de la eficacia fún-
te,, no son menos, naturales, que todos los demás resultan­ cional y de la. arm onía, de los ajustes interiores».. En la
tes de la evolución», como uno más de los «factores» de la evolucion de. las sociedades hum anas, ei. avance en l a adap­
evolución social, iintre éstos incluía los artefactos m ateria­
tación extenor se h a conseguido, no m ediante modificacio-
les,. ei lenguaje, el desarrollo del conocimiento que acaba nes^del organismo humano, sino m ediante lo que más a rri­
en. la ciencia,', el desarrollo de las le}res, las mitologías, las ba hemos llamado progreso. Es un avance en la adaptación
teologías;' los: códigos de propiedad, la buena’ conducta, la de los seres hum anos al. m edio físico en. q u e viven. E l
ceremonia; y el complejo gm po de los «productos que lla­ avance en. Ia adaptación in terio r se h a conseguido^ m ediante
mamos; estéticos».. Hipotéticamente, se considera que nin- la adaptación d e los individuos hum anos a sistemas, d e re ­
gtmo de dichos desarrollos, es-enteram ente: independiente, laciones ordenadas. Podemos perfectam ente, llam ar a- esto
sino que están 'vincuiaaos todos ellos, con el desarrolloi de* «coaptación social». Es lo que significa propiam ente el tér­
la estructura: social. Desde luego, todavía está por investi­
mino civilización, si consideramos su derivación; pues cwes-
gar la naturaleza de tales vinculaciones. -ran las personas que vivían ju n tas en una com unidad o r-
Lo que suele considerarse, como «progreso» es la acumu­
denaaa m stim cionahnente, diferentes de los hosíes,. de los:
lación del conocimiento y el perfeccionamiento de las' téc­ que .oío podían esperarse acciones enemistosas. E n la e v o --
nicas gracias a las invenciones y los descubrimientos, aue iUc.on orgamca, ei desarrollo exterior y el in terio r son in-
200
201
Cerdependientes. En la evolución social, existe una m edida
no (Läufer) podía escribir que, en su opinión, la teoría de
de la interdependencia entre la adaptación de un grupo a
la evolucion social es «la teoría más irracional, estéril y
su entorno y la «eficacia y arm onía funcional de sus ajustes M
perniciosa de todas las que se han concebido en la historia
interiores», que constituyen la coaptación social.
de la ciencia». No hemos considerado necesario incluir en
Podemos dividir la evolución social de los H om inidae
este hbro discusión alguna de las opiniones de los antievo-
en tres fases. De la primera ni sabemos ni podemos saber luciomstas. Sus escritos m uestran una asombrosa confu­
nada; fue la fase del prim er desarrollo del uso de las h e rra ­ sion de pensamiento e ignorancia de la teoría de la evolu­
mientas, del lenguaje, de la m oral y, probablem ente, de la Í»Ü:'
ción social. El movimiento fue un intento de desviar a los
religión, o, por lo menos, de la creencia en fuerzas sobre­ antropologos de la antropología social, como estudio socio­
naturales. Con respecto a la segunda fase, no sabemos con lógico de las sociedades primitivas, hacia la antropología
certeza nada sobre los acontecimientos, y las conjeturas de histórica, como reconstrucción de la historia; en Estados
los etnólogos y las conclusiones de los arqueólogos no nos Unidos ¡o consiguió durante mucho tiempo
aportan demasiada ayuda. Lo que podemos obsei-var son los
productos de esta fase, las diferentes formas de la vida so­
cial de los pueblos no históricos. La tercera fase es la que
conocemos históricamente, que abarca durante un periodo
limitado de no más de seis mil años una parte lim itada
de la superficie de la tierra. La tercera fase es el dominio
de los estudios históricos. No obstante, no hay nada que
impida a los antropólogos em itir opiniones sobre las condi­
ciones y acontecimientos de esta fase. Aun así, de lo que
fundamentalmente se ocupan los antropólogos sociales es
de las formas sociales de la vida social que representan la
supervivencia en los tiempos modernos de la segunda fase
de la evolución, antes de que los hombres hubieran inven­
tado el arte de la escritura y pudieran dejar testim onios
escritos, por imperfectos que fueran, de sí mismos y de sus
vidas. Lo que hay que recordar es que ninguna sociedad no
histórica representa la forma de que deriva sociedad histó­
rica alguna. Ningún reptil superviviente puede conside­
rarse como forma ancestral a p a rtir de la cual evoluciona­
ron las aves y los mamíferos.
Este libro está escrito desde el punto de vista de alguien
que durante toda su' vida ha aceptado la hipótesis de la
evolución social, tal como la formuló Spencer, p o r conside­
rarla una hipótesis de trabajo útil en el estudio de la so-
;iedad humana. Pero conviene avisar al lector de que en
antropología existe un potente movimiento antievolucio-
aista, cuyo principal representante fue Franz Boas a co-
-Tiienzos de este siglo. En 1918 un ilustre etnólogo am erica­

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BIBLIOTECA DE ANTROPOLOGÍA

D irigida p o r José R. Llobera

1 Adam Kuper
Antropología y antropólogos. La escuela británica; 1922-1972

2 José R. Llobera (ed.]


La antropología como ciencia
Textos de Lévi-Strauss, Radciiffe-Brown, Goodenough, Kaplan, M a n n e rs Pa-
noff, Rivers. M alinow ski. Lewis. Gluckman, Conklin, Leach, Eggan M urdock
McEw en. Jarvie. Beattie, Tylor. Ipola y Nutini, com pilados y prologados por
José R. Llobera.

3 J. S. Kahn (edJ
Ei concepto de cultura: textos fundamentales
Textos de Tylor, Kroeber, M alinow ski, W hite y Goodenough, com pilados
y prologados por J. S. Kahn.

4 A. R, Radcliffe-Brown
Ei método de la antropología social

5 Louis Dum ont


Introducción a dos teorías de la antropología social
Textos adicionales de Gellner, Beattie. Schneider. Rivers, Fortes, Leach,
Goody, Needham y Dumont.

En preparación:

E. R. Leach
Sistem as politicos de las tierras altas de Birmania
M. G. Sm ith (ed.)
Antropologia politica
Maurice Godelier (ed.)
Antropologia y economia

A. R. Radcllffe Brown y Daryl Forde (eds.)


Sistem as africanos de parentesco y matrimonio
E. E. Evans-Pritchard
Brujería, oráculos y magia entre los azande
E. E. Evans-Pritchard
Los nuer
A ntrop ología y sociología en otras co leccio n es

Colección Argumentos
Barrington M oore Jr.
Poder político y teoría social
Paolo C aruso
Conversaciones con Lévi-Strauss, Foucault y Lacan
''9
Claude Lévi-Strauss, Pierre Bordieu y otros
m:
La teoría
Timothy Raison (éd.)
Los padres fundadores de la ciencia social
Raym ond Bellour
El libro de los otros
(C on ve rsacio n e s con Lévi-Strauss y otros]
E. R. Leach
Un mundo en explosión

Guías alfabéticas
Jean Duvignaud
La sociología

Ediciones de Bolsillo
Cathérine Backès-Clém ent
Lévi-Strauss. Presentación y antología de textos

Cuadernos Anagrama
E. R. Leach, Lévi-Strauss, antropólogo y filósofo; Claude Lévi-Strauss, El osa
y el barbero ' ’X S
Claude Lévi-Strauss, El futuro do los estudios del parentesco
O sc a r Lewis, La cultura de la pobreza; O sc a r Lewis, K. S. Karol y C a rlo s Fuentes, g
Pobreza, burguesía y revolución
Jean-M arie Vincent, La metodologia de Max Weber; M a x W eber, Fundamentos^:^
metodológicos de la sociologia
Julian Pitt-Rivers, Tres ensayos de antropologia estructural
M a rco Ingrosso, Modelos socioeconómicos de Interpretación de la realidad
tinoamcricana: de Mariàteguf a Gunder Frank
Rodolfo Stavenhagen, Ernesto Laciau, Ruy M a uro M arini, Tres ensayos sobre^^í
América Latina
Claude Lévi-Strauss, Melford E. Spiro, Kathleen Gough, Polémica sobre el orig en
y la universalidad de la familia
Claude Lévi-Strauss, Estructural i s mo y ecologia
Bruce G. Trigger, Friedrich Engels, Sobre cl origen del hombre
Luc de Heusch, El estructuraiismo heterodoxo de Mary Douglas; M a ry DouglaSr^^^l
Sobre la naturaleza de las cosas 17'...
M aurice Godelier, Funcionalismo, estructuraiismo y marxismo
Kent V. Fiannerv. La evolución cultural de las civiüzaciones

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