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Santiago, uno de octubre de dos mil dieciocho.

VIS TOS:
En estos autos Rol C-3834-2017 del Cuarto Juzgado de Letras Civil
de Antofagasta, juicio ejecutivo caratulado “Vega Contreras Claudia con
Universidad de Antofagasta Asistencia Técnica S.A.” (UATSA), por
sentencia de primer grado de veintisiete de noviembre de dos mil diecisiete
se rechazaron las excepciones opuestas a la ejecución.
Se alzó la ejecutada y una Sala de la Corte de Apelaciones de esa
ciudad, por sentencia de veintidós de enero del año en curso, confirm ó el
fallo apelado.
En contra de esta decisión la ejecutada dedujo recurso de casaci ón en
el fondo.
Se trajeron los autos en relación.
CONSIDERANDO:
PRIMERO: Que en un primer capítulo la recurrente denuncia la
infracción por errada aplicación de los artículos 434 N° 2, 441 y 464 N °7
del Código de Procedimiento Civil y la contravención por omisi ón de los
artículos 31 inciso primero, 39, 40, 49 y 83 de la Ley 18.046 y 19, 1700,
1701, 1708, 1712, 2125 y 2132 del Código Civil y 4, 22 y 23 del C ódigo de
Comercio.
Señala que siendo el título de la ejecuci ón una copia autorizada de
escritura pública los sentenciadores debieron comprobar si dicho
instrumento daba cuenta de la obligación que se pretende cobrar, an álisis
que debió hacerse al tenor de lo dispuesto por el art ículo 1700 del C ódigo
Civil que señala que el instrumento público hace plena fe en cuanto al
hecho de haberse otorgado, a su fecha y a la verdad de las declaraciones
que en él hayan hecho los interesados, esto último, sólo respecto de los
otorgantes.
Sostiene que sólo es posible concluir del t ítulo invocado que el 20 de
mayo de 2015 el abogado Francisco Fernández compareci ó ante el Notario
Público Gabriel Guerrero González, requiriéndole reducir a escritura
pública la copia de un acta de sesión de directorio de la sociedad

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Universidad de Antofagasta Asistencia Técnica S.A., pero no existe ninguna
otra declaración de la que pueda dar fe dicho auxiliar de la administraci ón
de justicia, ni menos de una de la cual pueda desprenderse que su parte se
obligó en los términos que la ejecutante alega.
Agrega que la obligación a la que se reconoce m érito ejecutivo por los
sentenciadores consta en un instrumento privado que simplemente fue
copiado y reproducido en un protocolo notarial a solicitud de un tercero,
error que se tradujo en que se haya reconocido como una obligaci ón que
consta en escritura pública, a una que simplemente se contiene en un
instrumento privado.
Alega que es equivocado el an álisis que hacen los jueces respecto del
artículo 434 N°2 del Código de Procedimiento Civil, ya que por mandato
legal es necesario comprobar que la materialidad del título coincida con la
obligación, de lo contrario se tornaría inaplicable la excepci ón contemplada
en el numeral 7 del artículo 464 del Código de Procedimiento Civil.
Indica que el fallo impugnado ratifica el yerro al se ñalar que de
conformidad con lo dispuesto en los artículos 405, 407, 408, 411, 412 y 426
del Código Orgánico de Tribunales, le correspond ía suscribir la escritura a
quien requirió al notario la reducción de actas de directorio para concluir
equivocadamente que el título materia de la presente ejecuci ón emana del
deudor y por ende le sería oponible a la ejecutada. Sin embargo, siendo su
parte una sociedad anónima cerrada le resultan aplicables las disposiciones
de la Ley 18.046, por lo que los sentenciadores debieron acudir a dicho
cuerpo legal para verificar si el documento puede obligarla en los t érminos
que exige un juicio de esta naturaleza o si el legislador estableci ó alguna
regla especial a este respecto.
Expone que en su errada interpretación los jueces pasaron por alto las
reglas relativas a la administración de las sociedades an ónimas, la que
conforme el artículo 31 de la Ley 18.043 corresponde al directorio y en este
caso dicho órgano no autorizó ni ordenó reducir a escritura p ública el acta
de sesión de que se trata y tampoco design ó a una persona para que lo
hiciera, por lo que el título fundante de la ejecuci ón le es inoponible, sobre
todo porque quien actuó en este caso fue un tercero totalmente ajeno a la

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sociedad, quien carecía de toda facultad o poder para representarla y
obligarla.
En un segundo ac ápite argumenta la recurrente que el fallo
impugnado también vulneró los artículos 434 N°2, 441 y 464 N °7 del
Código de Procedimiento Civil y 19 del Código Civil al no considerar que
el título invocado no se basta a sí mismo, lo que queda en evidencia de su
propio contenido. Afirma que si bien el instrumento presentado a cobro se
encuentra dentro de la enumeración del citado artículo 434, no da cuenta
de una obligación de dar, remitiéndose a otro documento desconocido en el
proceso, en el cual se encontraría el acuerdo de voluntades y por tanto la
obligación propiamente tal.
Hace presente que los caracteres de liquidez, de ser actualmente
exigible y no estar prescrita la obligación son requisitos que deben constar
de manera fehaciente en el juicio ejecutivo, lo que no fue considerado por
los sentenciadores, puesto que se limitaron a realizar un mero examen
formal del título, desatendiendo incluso su propio tenor. En efecto, del
mismo aparece que la deuda cuyo cobro se pretende en esta ejecuci ón
corresponde a un royalty que constaría en una acta de la sesi ón de 27 de
noviembre de 2009, es decir, en un documento diverso al que fund ó la
demanda, que no fue acompañado al proceso con el libelo o en la etapa
probatoria. De esta manera se trataría de un título ejecutivo compuesto
porque existiría una conexión jurídica entre el invocado en la demanda y el
acuerdo al que el mismo hace referencia, por lo que ambos debieron
presentarse e invocarse como fundamentos de la acción impetrada, lo que
no aconteció. Así, no puede concluirse del único instrumento invocado
como sustento de la ejecución la existencia de una obligaci ón indubitada,
careciendo de los requisitos para reconocerle mérito ejecutivo.
En un tercer capítulo denuncia la ejecutada la conculcaci ón de los
artículos 434 N°2 y 464 N°7 del Código de Enjuiciamiento Civil en relación
con los artículos 19 y 1560 del Código Civil, al no concluir como debieron
los sentenciadores que el acta a la que se ha hecho referencia no adopta
acuerdos con relación a la ejecutante, lo que hac ía procedente la excepci ón
del artículo 464 N°7 que opuso a la ejecución.

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SEGUNDO: Que para una acertada resolución del recurso resulta
conveniente dejar constancia de los siguientes antecedentes del proceso:
1.- Fidel Inostroza Naito, abogado, en representaci ón de Claudia Vega
Contreras dedujo demanda ejecutiva en contra de Universidad de
Antofagasta Asistencia Técnica S.A.
Funda su demanda en la acción que emana del t ítulo ejecutivo,
consistente en copia autorizada de escritura pública, que rola a fojas 1951 y
siguientes del registro público de la Primera Notaria de Antofagasta, de
fecha 20 de Mayo 2015, inscrita bajo el repertorio N° 1064 del mismo a ño.
Sostiene que en dicho documento se reduce a escritura p ública el acta de
reunión de directorio de la sociedad anónima cerrada Universidad de
Antofagasta Asistencia Técnica S.A., y que en razón del “convenio de pagos
de derechos de invención patente Kam Plus”, escrito bajo el ep ígrafe tres, se
desprende la decisión de la demandada de retribuir la participaci ón de su
representada en la invención del producto Kam, cuya comercializaci ón se
ha integrado al giro de la sociedad. Argumenta que en el título consta el
pago a que se obligó la demandada consistente en la suma equivalente al
2,5%, calculado sobre las ventas anuales del producto, con el objeto de
retribuir la participación de ambas personas en la invenci ón del mismo,
detallándose los pagos que la ejecutada se oblig ó para con la ejecutante,
efectuando un cálculo del crédito líquido anual que le corresponder ía
percibir en razón de las ventas correspondientes a los años 2009 a 2013.
Agrega que la información para determinar el monto de dichos créditos
se encuentra bajo el epígrafe de “Tabla 5 comparativo de pago de derechos
invención ayer y actuales”, que establece las cantidades desde el a ño 2009 al
2013, correspondiéndole la suma total de $46.769.741.
Considera que el título tiene mérito ejecutivo de conformidad al
artículo 434 N°2 del Código de Procedimiento Civil, ya que consta en copia
autorizada de escritura pública y el crédito que el mismo registra es
indubitable, debiendo considerarse que en las sociedades an ónimas la sesi ón
de directorio constituye una manifestación de voluntad de los mencionados
sujetos colectivos. Además, indica que la deuda es líquida y exigible, ya que
los créditos se devengan anualmente y no existen antecedentes que den

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cuenta de una modalidad de pago que esté sujeta a condici ón, plazo o
modo alguno.
2.- La ejecutada, en lo que interesa al recurso, opuso a la ejecuci ón la
excepción N° 7 del artículo 464 del Código de Procedimiento Civil, referida
a la falta de alguno de los requisitos o condiciones establecidos por las leyes
para que el título tenga fuerza ejecutiva, sea absolutamente, sea con relaci ón
al demandado. Funda dicha excepción en que el título ejecutivo invocado
no contiene ningún acto jurídico, sino que constituye un mero relato de un
acuerdo previo del año 2009, por lo que no existe creaci ón de obligaci ón
alguna. En efecto, argumenta, que en dicho documento s ólo se ha
manifestado la voluntad de una parte que no forma parte del negocio, toda
vez que el abogado que redujo el acta a escritura p ública no estaba
facultado para ello, ni representa a UATSA ni a la demandante.
Agrega que la escritura pública no está suscrita por su parte por lo que
no es posible considerarla como título ejecutivo y, en todo caso, en ella
tampoco se hace referencia a la demandante, por lo que no existe
obligación alguna a su favor.
3.- La ejecutante solicitó el rechazo de la excepción opuesta,
argumentando que las alegaciones de la ejecutada pretenden imponer
exigencias adicionales al título en que se funda la ejecuci ón, que la ley no
contempla. Afirma que el crédito cuyo cobro pretende emana de una
convención atípica y consta de la escritura pública que es plena prueba de
su existencia, de cuyo contenido se puede colegir que la deudora mediante
sesión de directorio reconoció expresamente la existencia de una convenci ón
entre las partes.
4.- Por sentencia de primera instancia se rechaz ó la referida excepci ón,
decisión que fue confirmada con fundamentos adicionales por el tribunal de
alzada.
TE RCERO: Que el fallo de primera instancia rechaz ó la
excepción del N° 7 del artículo 464 del Código de Procedimiento Civil,
señalando que dicha causal de oposición solo es procedente cuando el t ítulo
no reúna las exigencias legales para tener fuerza ejecutiva o cuando no d é
cuenta de una obligación líquida y actualmente exigible.

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Indica la sentencia que la copia de escritura p ública se encuentra
enunciada expresamente en el número 2 del artículo 434 del C ódigo de
Procedimiento Civil, norma que estatuye el cat álogo de t ítulos ejecutivos,
sin establecer dicho precepto ningún otro requisito especial para conceder
mérito ejecutivo a tal instrumento.
Agrega que el título ejecutivo en el caso sub lite consiste en la
reducción a escritura pública del acta de la reuni ón de directorio de la
sociedad anónima cerrada Universidad de Antofagasta, Asistencia Técnica,
que en su punto tres se refiere al convenio de pago de derechos de
invención patente Kam Plus, aludiendo a la sesi ón del directorio de
noviembre de 2009, donde se habría decidido otorgar como royalty un
2,5% de las ventas a los inventores, entre ellos la actora, a partir del a ño
2009 y siguientes. Y que a continuación, en el referido instrumento se
explica que el pago de la patente se posterg ó para cuando la patente
hubiese sido otorgada a nombre de UATSA por el organismo pertinente, lo
que se señala ocurrió el 20 de mayo de 2014, y luego se hace referencia a la
tabla 5, la cantidad que le corresponde a cada inventor desde el a ño 2009.
Concluye así que dicho documento, emanado del deudor y que
consigna una obligación de pagar a la ejecutante una cantidad de dinero
líquida y exigible, cumple con la hipótesis del numeral 2 del artículo 434 del
Código de Procedimiento Civil.
Descarta las alegaciones de la demandada que han pretendido
desvirtuar su mérito ejecutivo, por haber sido reducido a escritura p ública
por quien no se encontraba autorizado para ello, porque la instrucci ón le
fue dada por el gerente general al no haberse designado un secretario de
acta.
Por su parte, la sentencia de segunda instancia agrega a los
fundamentos del fallo de primer grado, cuya decisi ón confirma , que el acta
de sesión de directorio establece claramente una obligaci ón de dar una
suma de dinero a favor de la ejecutante, en la medida que expresamente
indica las ventas del producto, el porcentaje que corresponde a cada uno de
los dos inventores y la suma que se debe pagar a cada uno de ellos. De
manera que se trata de un título ejecutivo, en que consta la existencia de

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una obligación de pago de una cantidad líquida de dinero a la parte
ejecutante.
También tiene en consideración que la ley no exige que la escritura
pública, para servir de título ejecutivo, deba dar cuenta de la celebraci ón de
un contrato y que tampoco es efectivo que se manifieste en esta la voluntad
de quien no forma parte del negocio; puesto que el instrumento fundante de
la ejecución da cuenta de las deliberaciones y acuerdos de la sesi ón del
directorio, conceptualmente, un órgano de administración de la sociedad;
siendo en todo caso evidente que el Sr. Fern ández actu ó como abogado de
esta o al menos del directorio.
Agrega que la propia acta da cuenta de que la sesi ón de 27 de
noviembre del año 2009 también se redujo a escritura pública, de manera
que no puede aceptarse el predicamento de la ejecutada en orden a que
esta decisión la habría tomado exclusivamente su gerente general sin
facultades para ello, pues la reiteración de la conducta demuestra la
existencia de un procedimiento previo constitutivo de una pr áctica mercantil
habitual.
CUA RTO: Que el juicio ejecutivo, de aplicación general o especial,
constituye un procedimiento de carácter compulsivo o de apremio, donde
todas las actuaciones se orientan a la realizaci ón de bienes para los efectos
de cumplir con la obligación indubitada contenida en el t ítulo ejecutivo.
El legislador parte de la base de que existe una presunci ón de verdad
acerca de la existencia de una obligación, por el hecho de constar ésta en
un título ejecutivo. “El título ejecutivo presenta una naturaleza an áloga a la
de una prueba privilegiada en términos tales que el acreedor dotado de él
goza de la garantía jurisdiccional de solicitar el embargo de bienes
suficientes del deudor y todo el peso de la prueba recae sobre el último. Este
debe desvanecer la presunción de autenticidad y de veracidad que el t ítulo
supone. Concluyese de aquí que si el ejecutado no rinde probanza alguna
en apoyo de sus pretensiones, sus excepciones no pueden prosperar y ellas
deben ser rechazadas”. (C. Concepción, 14 de julio de 1967. R., t. 64, sec.
2ª, pág. 33).

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QUINTO: Que, en efecto, el procedimiento ejecutivo tiene por
objeto perseguir el cumplimiento de ciertas obligaciones de car ácter
indubitable, que han sido convenidas por las partes en forma fehaciente o
declaradas por la justicia en los casos y con las solemnidades que la ley
señala. En el caso de que se trate de un derecho dudoso o disputado, no
demostrado de modo indubitado, será menester que previamente se le
establezca y determine, normalmente a través de un juicio de lato
conocimiento. En tal sentido se ha declarado que el juicio ejecutivo no es
declarativo de derechos, por lo que no puede iniciarse con t ítulos que no
lleven en sí mismos aparejada la ejecución y que necesiten de discusi ón
previa entre los interesados o de fallos judiciales para fijar su verdadero
valor y alcance jurídico…” (C. Suprema, 19 de enero de 1994, rol N º
2.305).
Al respecto, el autor Raúl Espinoza señala que: “Cuando esos
derechos son obscuros o disputados, se hace necesario seguir un
procedimiento ordinario que los declare o establezca precisamente. Pero
cuando ellos se encuentran ya declarados en una sentencia o en otro
documento auténtico, corresponde exigir su realizaci ón por medio de un
procedimiento más breve y de carácter coercitivo. Este último procedimiento
no es otro que el juicio ejecutivo, que, de acuerdo con las ideas anteriores,
puede definirse en esta forma: Juicio ejecutivo es un procedimiento
contencioso especial que tiene por objeto obtener, por v ía de apremio, el
cumplimiento de una obligación convenida o declarada fehacientemente,
que el deudor no cumplió en su oportunidad ”. (Autor citado en su obra
“Manual de Procedimiento Civil”. “El Juicio Ejecutivo”, Actualizado por
Cristián Maturana Miquel, Editorial Jurídica, 2003, pág. 7).
SEXTO: Que son requisitos o presupuestos de un juicio ejecutivo: la
existencia de un título ejecutivo que contenga la obligaci ón que se trata de
cumplir, que la obligación sea líquida y actualmente exigible, y que la
acción ejecutiva no esté prescrita.
Tradicionalmente se ha definido al t ítulo ejecutivo como aquel
documento que da cuenta de un derecho indubitable, al cual la ley le

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atribuye la suficiencia necesaria para exigir el cumplimiento forzado de la
obligación contenida en el mismo.
Un concepto más integrador y acorde con la teor ía bidimensional del
título ejecutivo explica su naturaleza como el documento o el conjunto de
éstos, “que cumple con las solemnidades legales y que constituye la prueba
legal de un derecho de crédito y su correlativa obligaci ón, que el titular del
crédito puede hacer valer, legitimando su pretensión, para promover la
ejecución forzada” (Guillermo Gruss Mayers. “Tratado del Juicio Ejecutivo ”.
Tomo I. Tercera Edición. Editorial El Jurista. Año 2011. Pág 113).
Esta posición destaca las dos dimensiones que presenta un t ítulo
ejecutivo, esto es, el sentido formal y el sustancial. El primero alude al
documento que contiene el acto y el segundo al contenido que debe tener el
título, es decir, el acto o declaración en él formulada. En relaci ón a lo
anterior, cabe destacar que los requisitos formales del t ítulo para tener
fuerza ejecutiva son: a) haber sido instituido por la ley con dicho m érito; b)
ser un documento escrito; c) reunir las formalidades del acto o contrato de
que da cuenta; y d) cumplir con las exigencias del art ículo 26 de la Ley de
Timbres y Estampillas. Por su parte los requisitos sustanciales del t ítulo
ejecutivo se refieren a lo que el título debe contener en un sentido de fondo
para tener mérito ejecutivo respecto de la obligación a ejecutar. Se
consideran como tales que la obligación: 1) cumpla con los requisitos
materiales de validez (capacidad, consentimiento exento de vicios, objeto y
causa lícitos); 2) sea cierta; 3) pretenda dar, hacer o no hacer algo; 4) sea
actualmente exigible; 5) líquida o fácilmente liquidable y; 6) no se encuentre
prescrita.
S ÉPTIMO: Que el requisito de la certidumbre dice relación con que
el documento debe legitimar la pretensión que se estima insatisfecha y que
se pretende ejecutar, a fin de evitar una ejecuci ón injusta. Exige no solo
probar el derecho de crédito que asiste al que lo hace valer y la correlativa
obligación que se trata de hacer ejecutar forzadamente, sino que debe
proporcionar la certeza de ese derecho, haciendo innecesario un juicio
cognitivo previo. Sobre este aspecto el representante de la escuela italiana de
la ciencia procesalista moderna, Carnelutti, señala que “El derecho

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resultante del título debe ser cierto, líquido y exigible ” y que “El derecho es
cierto cuando el título no deja duda acerca de su existencia ”. Por su parte el
autor Chiovenda refiere que el título ejecutivo normalmente debe ser una
resolución jurisdiccional y “Excepcionalmente es un acto administrativo o
un contrato, pero tan claro y simple que se puede deducir de él, aunque no
esté declarada, la voluntad concreta de la ley…”.
En la doctrina nacional también se hace referencia a esta exigencia, de
que el título para que sea ejecutivo debe constar de un modo tan cierto que
permita atribuir tal condición al crédito y la correlativa obligaci ón. El
profesor Mario Casarino Viterbo lo hace aludiendo a la necesidad de que
en el título conste de manera “fehaciente e indubitada ” la obligaci ón a
ejecutar. Los autores Raúl Espinoza Fuentes y Darío Benavente refieren que
en el título debe constar un “derecho indubitable ”, y Quezada Mel éndez
dice que en el título debe haber “constancia fehaciente de un derecho ”.
(Mario Casarino, en Manual de Derecho Procesal”. Editorial Jurídica de
Chile, 1957. Tomo V. Pág. 105 y 106 y Raúl Espinoza en “Manual de
Procedimiento Civil. El Juicio Ejecutivo”. Editorial Jurídica de Chile.
Cuarta Edición. Año 1952. Pág. 63 y 91).
Por su parte esta Corte ha señalado que “La finalidad del juicio
ejecutivo es alcanzar por la vía del apremio, el cumplimiento de una
obligación cierta e indudable que consta de un antecedente auténtico que
mueve a compulsión”, lo que constituye la aplicación del principio de
certeza. (Sentencia de 20 de mayo de 1971. Revista de Derecho y
Jurisprudencia. Tomo 68, Secc. 1ª, pág.143).
OCTA VO: Que en cuanto al presupuesto de la exigibilidad existe
consenso en que una obligación es actualmente exigible cuando no est á
sujeta en su nacimiento o cumplimiento a alguna modalidad, sea una
condición, plazo o modo. En este mismo entendido se ha señalado que no
es factible escindir las obligaciones contraídas de su fuente ordinaria, en la
cual puedan haberse establecido, en ejercicio de la autonom ía de la
voluntad, determinados requisitos a cuyo cumplimiento qued ó subordinada
su exigencia.

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La exigibilidad de la obligación debe ser “actual ”, esto es, existir a la
época de entablarse la demanda ejecutiva y no en un momento posterior. Al
solicitarse la ejecución el título debe llevar aparejados todos los requisitos
necesarios para que tenga fuerza ejecutiva y, si no es as í, y pese a ello el
tribunal despacha la ejecución, el ejecutado puede oponer, en el plazo
pertinente, la excepción del articulo 464 N° 7 del C ódigo de Procedimiento
Civil, en relación con lo prevenido en el artículo 437 del mismo cuerpo de
leyes.
NOVENO: Que la obligación que contiene el título ejecutivo debe
ser, en el caso de tratarse de una obligaci ón de dar, l íquida y se entiende
que lo es cuando su objeto se halla perfectamente determinado en su especie
o en su género y cantidad. Y de acuerdo a lo dispuesto en el art ículo 438
del Código de Procedimiento Civil, se entiende por cantidad l íquida la que
pueda liquidarse mediante simples operaciones aritméticas con los datos que
únicamente suministre el mismo título.
D ÉCIMO: Que no es suficiente para calificar al título de ejecutivo
que éste conste en un documento, en este caso escritura pública, sino que,
además, se requiere que su contenido comprenda un acto que consigne un
crédito y su correlativa obligación que se trata de ejecutar. La obligaci ón
contenida en el título ejecutivo debe estar presente al momento de entablar
la demanda y este debe ser acompañado junto a la demanda por
encontrarse en la categoría de instrumento fundante.
UND ÉC IMO : Que en el caso sub lite el título que se invoca como
fundamento de la ejecución consiste en un acta de una reuni ón de
directorio de la sociedad demandada, reducida a escritura p ública a
requerimiento del abogado Fernando Fernández de la Cerda, de la que
según la ejecutante consta o emana su crédito y la consiguiente obligaci ón
de la demandada de pagarle la suma de dinero que reclama por concepto
de comisiones por ventas anuales de Kam Plus, en raz ón de un convenio de
pago de derechos de dicho producto, como una forma de retribuirle su
participación (junto a otro) en el proceso de invención de éste.
DUOD ÉCIMO: Que tal documento hace referencia al: “Convenio
pago derechos de invención patente Kam Plus”, señalando que: “Hasta el

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año dos mil ocho, UATSA comercializaba el producto Kam con una
fórmula patentada por el señor Hugo Martínez y se cancelaba un royalty
equivalente al veinte y cinco por ciento de las ventas de dicho producto bajo
un supuesto convenio UATSA-Martínez”. El mismo documento se ñala que
hubo un conflicto porque la Universidad de Antofagasta sosten ía que la
patente debía ser de su propiedad ya que uno de los inventores era
funcionario de dicha casa de estudios. Ello dio origen a un juicio para
determinar la propiedad de la patente y paralelamente la demandada inició
conversaciones con esta persona para firmar un convenio formal de uso de
la patente sin llegar a acuerdo. Además, consigna que como el producto
Kam es una marca registrada otorgada a UATSA, el Sr. Mart ínez no pod ía
comercializar la mezcla de sales de su autoría bajo este nombre comercial,
de modo que bajo este escenario funcionarios de UATSA iniciaron estudios
para patentar una nueva mezcla y comercializarla bajo el nombre de
Producto Kam Plus. Así, se ingresaron los antecedentes para la petici ón de
patente en el año 2008 y UATSA inició su comercialización a partir del año
2009. A continuación se dice que según acuerdo del Directorio, sesi ón del
27 de noviembre del año 2009, “se decidió otorgar como royalty un dos
coma cinco por cierto de las ventas a los inventores, entre ellos la
demandante, a partir del año dos mil nueve y años siguientes. Como una
manera de transparentar la situación, un acuerdo verbal interno de los
interventores postergó el cobro del royalty, por parte de cada uno de ellos,
para cuando la patente hubiese sido otorgada efectivamente a nombre de
UATSA, por el organismo pertinente. Dicha patente, a nombre de UATSA,
fue otorgada con fecha veinte de Mayo de dos mil catorce ”. A continuaci ón
hace mención a la tabla 5 donde se alude a un comparativo de los derechos
por los años 2008 a 2011, según ventas distinguiendo comisiones de 25% y
2,5 %.
D ÉCIMOTE RC ERO: Que del análisis del mencionado documento
no es posible concluir la existencia de una obligaci ón indubitada en los
términos que se requiere para proceder por la v ía compulsiva en contra de
la ejecutada. En efecto, si bien el acta de directorio reducida a escritura
pública hace referencia a un convenio de pago de derechos de patente de

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invención entre las partes y relata una serie de situaciones en torno a la
comercialización de un producto Kam y las negociaciones que se suscitaron
entre sus inventores y la demandada, lo cierto es que su contenido no da
cuenta de que la ejecutada hubiere asumido la obligaci ón de pagarle a la
actora cierta cantidad de dinero por concepto de comisiones por ventas del
referido producto. No hay una declaración manifiesta de la demandada, ni
puede inferirse de los antecedentes- la intención o voluntad de asumir un
compromiso o acuerdo que genere el crédito que alega la ejecutante. Por
lo menos no con la certeza y determinación que un título necesita para
reconocerle mérito ejecutivo, conforme se ha expresado en los motivos
precedentes.
Por lo demás, aun cuando pudiera estimarse efectiva tal obligaci ón,
tampoco puede establecerse del tenor de dicho instrumento que esta sea
actualmente exigible, ni determinarse su cuantía, al no proporcionar los
elementos necesarios para tales efectos.
D ÉCIMOCUA RTO: Que a lo anterior cabe agregar que aun
cuando el título en que se sustenta la pretensi ón compulsiva fuera calificado
como uno compuesto o múltiple y en tal condición podr ía estar integrado
por otros documentos con los que tenga conexi ón jur ídica, la ejecutante no
lo invocó de esta forma y en todo caso tampoco acompa ñó a su libelo ni
durante el curso del proceso ningún otro antecedente de esta naturaleza que
pudiera complementar el anterior, cumpliendo las exigencias para asignarle
mérito ejecutivo.
DECIMOQU INTO: Que, conforme a lo antes anotado, se concluye
que no es suficiente para calificar al título de ejecutivo que éste conste en
un documento, en este caso escritura pública, sino que, adem ás, se requiere
que su contenido comprenda un acto que consigne un cr édito y la
correlativa obligación que se trate de ejecutar, cuya existencia debe
desprenderse del mismo en forma manifiesta, indubitada y cierta. Dichos
presupuestos esenciales -puesto que sin ellos no existe el t ítulo ejecutivo- no
se cumplen en el caso sub lite, porque el que ha sido invocado como
fundamento de la ejecución no da cuenta -en los t érminos que la naturaleza

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del procedimiento incoado requiere- de la obligaci ón que se reclama por la
ejecutante.
D ÉCIMOSEXTO: Que lo razonado deja en evidencia que los
sentenciadores infringieron los artículos 434, 437 y 464 N° 7 del Código de
Procedimiento Civil, al rechazar la excepción opuesta a la ejecuci ón, en
circunstancias que la correcta interpretación y aplicaci ón de dichas
disposiciones legales debió llevarlos a acogerla, lo que demuestra la
influencia que ha tenido tal yerro en lo dispositivo del fallo impugnado, por
lo que el recurso de nulidad será acogido.
Por estas reflexiones y visto lo dispuesto en los art ículos 764, 765,
767, 771 y 785 del Código de Enjuiciamiento Civil, se acog e el recurso de
casación en el fondo intentado por el abogado Rodrigo Mar ín Eterovic, por
la ejecutada, en contra de la sentencia de veintid ós de enero del a ño en
curso, la que se invalida y es reemplazada por la que se dicta a
continuación, separadamente y sin nueva vista
Redacción a cargo de la Ministra Sra. Rosa María Maggi D.
Regístrese.
Rol N° 3535-2018.
Pronunciado por la Primera Sala de la Corte Suprema por los Ministros Sr.
Héctor Carreño S., Sr. Guillermo Silva G., Sra. Rosa María Maggi D. . y
Abogados Integrantes Sr. Daniel Peñailillo A. y Sra. Mar ía Cristina
Gajardo H.
No firman el Ministro Sr. Silva y la Abogada Integrante Sr. Pe ñailillo, no
obstante haber concurrido ambos a la vista del recurso y acuerdo del fallo,
por estar con en comisión de servicio el primero y ausente la segunda.

HECTOR GUILLERMO CARREÑO ROSA MARIA MAGGI DUCOMMUN


SEAMAN MINISTRA
MINISTRO Fecha: 01/10/2018 13:08:39
Fecha: 01/10/2018 13:08:38

WKNZHCPVJQ
DANIEL OSVALDO PEÑAILILLO
AREVALO
ABOGADO INTEGRANTE
Fecha: 01/10/2018 13:08:39

WKNZHCPVJQ
null

En Santiago, a uno de octubre de dos mil dieciocho, se incluyó en el Estado


Diario la resolución precedente.

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En aquellos documentos en que se visualiza la hora, esta
corresponde al horario establecido para Chile Continental. WKNZHCPVJQ

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