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Jorge Díaz Guzmán

¿POR QUÉ
MI
HOMBRE
ES
INFIEL?
Tienen una familia feliz, además de una compañera preocupada por los hijos,
enamorada y se llevan bien en la intimidad, pero aun así, el hombre es
engañador.

Les contaré un cuento que grafica mucho la situación. “Eran dos pájaros
carpinteros que se conocieron por Internet.

Después de chatear mucho, el carpintero chileno invitó a su amigo australiano


a que lo visitara, y él encantado aceptó. Una vez aquí, y tras compartir con la
familia, decidieron construir un departamento para que el visitante estuviera
cómodo. Fueron al bosque y ubicaron un árbol fuerte y robusto; el chileno
empezó a picar y picar, logrando apenas una perforación mínima.

El pájaro australiano le pidió permiso y empezó a picar, logrando crear una


construcción magnifica; el chileno quedó sorprendido. Tras ello, siguieron
compartiendo durante una semana hasta que el visitante se marchó.

Después de un tiempo, el amigo le devolvió la invitación al chileno, y éste fue a


Australia. De la misma manera, decidieron hacer un departamento para el
invitado y ubicaron el árbol. El australiano comenzó a picar y nada. Permiso,
dijo el chileno, y picó y picó construyendo un departamento más amplio y bonito
que el realizado por el australiano en Chile.

Intrigados se preguntaron qué había pasado, a lo que el chileno respondió:


“Sabe compadre, parece que el pico funciona mejor fuera de casa”.
Los pájaros estaban equivocados, no es
que el pico funcione mejor fuera de casa,
es que el hombre tiene unido el cerebro
con sus testículos, piensan con ellos. Es
así como creen que salen a cazar, pero
es la mujer quien los caza, ya que ella es
quien elige.

Estamos gobernados por testosterona.


Cuando pasan los años, ésta se va
agotando y la naturaleza los deja libre,
pues no tienen nada que aportar. (A
veces eso también les pasa a las
mujeres con los hombres).
Con esa libertad, el hombre está preparado y listo para ser estadista, racional,
equilibrado razonable y un tanto filósofo.

A diferencia de otros, que toman el camino distinto y se vuelven ermitaños e


introvertidos.

Nosotros los humanos, navegamos entre dos leyes: la de los hombres y la de


la naturaleza. La ley del hombre no dice que debemos tener una sola mujer, o
un solo hombre. En el caso de ellas, y la naturaleza, nos dice lo contrario.

El éxito del Homo Sapiens se debe a que él cuida de la familia, socorre al


desvalido, honra a sus muertos y apoya al que lo necesita.

Somos los únicos en la naturaleza que tenemos estas cualidades. A deferencia


del Hombre Neanderthal, que actuaba como animal y dejaba a su hembra a
cargo de sus hijos sin que nada le importara, eso lo llevo a su extinción (aunque
en la actualidad pareciera que algunos heredaron esa costumbre).

Debido a eso, nuestra raza tiene éxito. Nosotros, me refiero hombre y mujer, no
somos monógamos como las palomas que tienen una sola pareja por
naturaleza, al contrario, la naturaleza nos obliga a ser promiscuos para que
sembremos nuestros genes lo que más podamos en el mundo, y como
especie seamos los primeros en la escala alimenticia. A diferencia de nuestros
primos los animales, somos seres pensantes, racionales, hicimos leyes para
tener una convivencia segura y organizada en la civilización que tenemos.

No existe hombre fiel, y si crees que hay alguno, es que no lo han pillado aún.
Para el hombre el sexo es el sexo, sin embargo, para las mujeres que son más
racionales y sensibles que los hombres, a la larga terminan enamorándose de
su amante.

El hombre organiza su cerebro en pequeñas cajas que tienen por separado


casa, trabajo, hijos, entretenimiento, etc. Más aún, poseen una caja vacía que
cuando la abren, pueden pasar horas sin hacer nada, ni siquiera pensar.

Por su parte, el cerebro de la mujer funciona con una multitud de cables


conectados unos a otros en diferentes direcciones.

Atentas a todo simultáneamente: hijos, casa, marido, vecinas, olores, etc. Si


están en su trabajo, tienen la mitad en él y la otra en casa.

En cambio el hombre, cuando tiene un objetivo va directo a él y lo ejecuta. Si la


mujer tiene el mismo objetivo, en el camino se desvía en atención de otras
cosas, busca atajos, se detiene a analizar el por qué, y después de mucho,
logra llegar. En algunos casos, encuentra mejor lo del camino que el objetivo
mismo, por esa razón pareciera que fueran un tanto dispersas.
Gracias a esas diferencias que tenemos con ellas, la humanidad tiene el éxito
que tiene; lo importante es el complemento.

Un curita amigo decía, “la mujer es como una camioneta, sirve tanto de carga
como de paseo”. Todos sabemos que la mujer habla demasiado, algunas dicen
que el hombre es tan bruto que hay que repetirle dos veces las cosas para que
las entienda; yo creo que tienen poca capacidad de síntesis, o tal vez,
todos estamos equivocados, porque lo que encontramos como un defecto,
puede que sea una virtud que como hombres no comprendemos. Si Dios lo
hizo así, por algo será.

A la mujer se le conquista por el oído, afortunadamente es así y da la


oportunidad a los feos, de lo contrario, solo tendrían pareja los altos y fuertes.
En cambio al hombre, se le conquista por la vista y el estómago.

Les contaré una anécdota que grafica esta preferencia. “A un hombre le dieron
a elegir tres mujeres:

Una doctora famosa, una científica destacada y una mujer común y corriente,
¿a quién crees que eligió? a la que tenía el mejor trasero y pechos más
grandes”.

El hombre con los años pierde su capacidad amatoria por depender de su


aparto reproductor, que al final se manda solo, se erecta cuando no debe y se
duerme cuando debe.
Sin embargo, la mujer siempre mantiene su sexualidad y es sexy hasta el
último minuto de su vida, siempre usando su inteligencia.

Déjenme relatarles una historia que vivimos con mi señora y que viene al
caso.Al cumplir cuarenta años de matrimonio, decidimos viajar a Europa
pagando en varias cuotas precio contado.

Visitamos Italia, específicamente frente al volcán Vesubio, donde están las


ruinas de Pompeya. Cuando pasen estos tiempos de terror por la pandemia, le
recomiendo que lo visiten.

Es un lugar parecido a una pequeña villa nuestra, donde aún se conservan las
estructuras de las casas de piedra (donde vivían los adinerados) con restos de
adelantos sorprendentes para la época, cañerías de plomo para el agua que
surtió la casa, cerámicos y otras comodidades.

Además, encontramos el busto de una persona que murió calcinada cuando el


volcán arrasó la aldea mientras sus moradores dormían. Esta escultura se hizo
rellenado el hueco que dejó el cuerpo calcinado por la lava.

Lo que nos llamó la atención, fue que en sus calles de piedras se encontraban
tallados unos penes como si fueran flechas invitándonos a seguirlas.
Finalmente resultaron ser una promoción del lupanar, una casa de citas de la
época.
Llegamos al lugar del pueblo donde estaba la casa. En los muros del salón
principal, aún se pueden encontrar cuadros con diversas posiciones amatorias
que las trabajadoras sexuales mostraban a los clientes para que eligieran la
atención que deseaban tener. Las habitaciones en que los atendían eran
pequeñas, de dos por dos metros aproximadamente. Construidas con una
especie de concreto, las camas cubrían gran parte del espacio, y suponemos
que sobre ellas ponían cueros de animales para hacerlas más confortables.

Ahora, ustedes se preguntarán qué tiene que ver esto con que la mujer
mantenga su sexualidad durante toda su vida. Ahí va la relación.

Había dos habitaciones en las que se practicaba sexo oral. En una se


encontraba una jovencita de no más de dieciocho años que cobraba cincuenta
euros, y que tenía una fila de dos personas. En la otra, una señora de ochenta
años que cobraba cien euros, a la cual la esperaban por lo menos diez
hombres. Intrigado pregunté cuál era la razón que existió para que tuviese más
hombres y cobrara más caro, considerando su edad.

El guía me miró y dijo: “Es que ella no tenía dientes”.

Si la naturaleza nos preparó para ser promiscuos, no significa que debemos


andar engañando por la vida, o haciendo sufrir a nuestra pareja. Cuando
alguien es infiel, se trata en lo posible de ocultarlo de acuerdo a la pericia de
cada uno. Un ejemplo de ello son los hombres que tienen más de una familia
paralela y los descubren cuando este muere.
De acuerdo a mi apreciación, el que más mal lo pasa es él mismo. Debe ser
desgastante ocultarse diariamente, además de mostrarse en público para que
no sospechen, y al mismo tiempo, estar pendiente de que no lo vean. Algunos
dicen que el hombre tiene el corazón más grande que la mujer, por eso puede
amar varias veces a la vez. Esto es solo un decir, porque no se puede estar
enamorado de dos personas a la vez, ya que en algún minuto tendrá que
decidir por una.

Si por el contrario, él no oculta el engaño y le da igual que lo descubran, quiere


decir que a su compañera la puede querer, pero la dejó de amar. Puede ser un
mensaje subliminal para que ella decida y así lo deje libre.

Para los que son creyentes les entrego esta reflexión: Cuando Dios nos otorgó
el alma al nacer, también nos designó a nuestro compañero (a) de vida.

Él escribió en un papel el nombre de los dos, y luego lo partió a la mitad. Una


parte la tenemos nosotros, y la otra, la tiró al viento dándonos el trabajo de
buscar a nuestra otra mitad. A veces creemos haberla encontrado, pero con
el tiempo vemos que no era nuestra alma gemela, que tenemos que seguir
buscando hasta encontrar la que Dios nos asignó, y si la encuentras, tu vida
tendrá un propósito, ella será tu plenitud, tu confianza, tu apoyo.

Los hombres seleccionan a dos tipos de mujeres: La coqueta, bien


proporcionada y admirada por todos; y aquella más amable, sencilla,
comprensiva y cariñosa. A esta última la elije como la madre de su hijo con
quien involucra el corazón, y a quien le jura que jamás engañaría - y en caso
de ser pillado lo niega hasta la muerte. Mientras que a la que es más coqueta
y llamativa, la escoge como una compañera de fiestas y como su amante,
usándola para su satisfacción personal.

Es difícil vivir en pareja. Hay que buscar la fórmula correcta, la cual si se


encuentra, la recompensa es enorme, pero si no, se debe persistir en su
búsqueda.

Les contaré una moraleja -a raíz de que las mujeres generalmente se quejan
que sus maridos no realizan mucho preámbulos al momento de amar- para que
ellos puedan practicarla.

Durante el invierno, en un país de Europa, se inauguró el periodo de caza.

Entraron los cazadores al bosque, y después de buscar, encontraron a una


pareja de zorros que los miran fijamente. Ellos huyeron, y luego de correr
mucho decidieron separarse. La zorra se fue hacia la izquierda y el zorro a la
derecha.

La zorra corrió velozmente, y en su carrera, se acordó que tenía un refugio


contra cazadores que estaba a cargo de un pájaro. En ese instante comenzó a
llover, y mientras ella corría y la lluvia caía. Por fin llegó al refugio y golpeó la
puerta.
El pájaro era quién debía abrir de inmediato la puerta para que ella entrara,
pero entre jadeos por su esfuerzo y al ver que no le respondía, la zorra siguió
insistiendo sin respuesta del ave. Él estaba viendo un partido de fútbol y esperó
a que tiraran el penal para levantarse y dirigirse a la puerta lentamente. Cuando
abrió, vio cómo llovía y la dejó entrar complemente empapada.

¿Cuál es la moraleja?: “Cuanto más se demore el pájaro, más se moja la


zorra”.

El hombre suele jactarse de su aparato reproductor. Lo dibuja en muros, escri-


be frases en los baños público alusivas, como “Al Lucho le gusta el pi…”, etc.
Sin embargo la mujer, más poderosa, no hace alusión a ello. Nunca he visto un
grafiti que diga “vagina pal’ que lee”, ni nada parecido.

Esa alusión del pene vale poco en casa. Hay un refrán que dice: “no importa
que sea chico, lo que importa es que sea juguetón”. Por el respeto que implica
el amor, el hombre se inhibe ante su esposa, esto ha pasado siempre, y seguirá
pasando.

En la antigüedad las mujeres de alcurnia, de la alta sociedad, tenían que


mantener la compostura. Según los hombres, era mal visto que una mujer de
clase tuviera placer en la cama, por eso, los maridos cruzaban el río hacia la
Chingana a dar libertad a su sexo. Entre guitarreras y chinas, daban rienda
suelta a su libido.

Hoy no es tan diferente. Aún hay hombres que van a lugares con mujeres de
mala reputación para hacer lo mismo. El mundo es machista, y lo será por
muchísimo tiempo más. Son las mismas mujeres que dan pauta a sus hijos
para que no sean menos, pero si al niño le gustan dos o más, ¿cuál es el
comentario? “es machito el niño”, y sonríen. Pero si es la niña, dicen “esta va a
ser una suelta”.

Lo mismo sucede con la infidelidad. Si es el hombre quien la comete se


considera grave, pero no tanto, y la mujer perdona. Por el contrario, si es la
mujer la que incurre en el adulterio, la condena tanto la sociedad, como el
hombre.

Él rara vez la perdona, menos si deja a los hijos, En cambio, si es el hombre es


quien los deja, se separa tanto de su pareja como de ellos.

Por su parte, la mujer sí es capaz de perdonar, pero no de olvidar. Esa


complejidad de tener múltiples conexiones en su cerebro que la mantiene
siempre atenta, están conectadas a un disco duro que recuerda todo,
cumpleaños, aniversarios, lugares de encuentros, aromas, etc.

El hombre es distinto, no tiene esa caja para guardar esos recuerdos; él apenas
se acuerda de su propio cumpleaños. Posiblemente llegará con un regalo el día
después y dirá “perdona, creí que era hoy”.

Créanlo, no es que la quiera menos, es que las fechas no son su prioridad. La


única fecha que no olvida es la que le corresponde al día de pago.
La sobrevida del hombre es menor que de la mujer. Su metabolismo es más
rápido, como un motor que funciona siempre a full. Sin embargo, el de la mujer
es más lento, y por estadística, vive siete años más que el hombre. Éste tiene
como costumbre elegir una mujer más joven, por eso hay más mujeres viudas,
ya que tiene siete años más de sobrevida, y si es el hombre es mayor por siete
años, basta un suma simple para ver que la mujer tiene la posibilidad de quedar
sola por lo menos catorce años. Lo ideal sería que el hombre escogiera una
mujer mayor que él para formar su familia.

Por otra parte, al preguntarle a las mujeres viudas por su marido, dicen que
están mucho mejor sin él. No es común que una viuda tenga un buen recuerdo
de su difunto marido, ya que no escuchó decir que la naturaleza del hombre es
ser infiel.

Es la mujer quien debiese tener el dominio del mundo, ya que es ella quien
educa a sus hijos y los tiene a su lado cuando son más receptivos; es en ese
momento que los puede moldear. Esto me recuerda mucho lo que decía mi
madre:

“Los hombres no deben hacer labores de casa, para eso están las mujeres”, y
mandaba a mi hermana. Ello fomentaba el machismo, pues creía que por eso
el niño se podía feminizar.

La sexualidad la tenemos definida desde el nacimiento, aunque existan


episodios homosexuales forzados en la vida. Eso no quiere decir que cambien
sus preferencias, salvo en algunos casos en que los hombres pueden volverse
homosexuales, esto luego de los cincuenta años y si es alcohólico, ya que de
acuerdo a los últimos estudios, el alcohol feminiza.

La mujer, por naturaleza, tiene un potencial mayor que el hombre para hacer
frente a la adversidad. No es raro ver hombres mayores en un estado
lamentable por quedar solos al final de su vida.

Ellos no supieron sembrar, pues pensaron que la vejez era algo que no llegaría
nunca, pero toda fecha se cumple aunque uno no se da cuenta de cuando
llega. Sin embargo, la totalidad de las mujeres se reponen perfectamente,
siempre y cuando sean auto valentes.

Hubo una oportunidad donde pude conversar con una mujer que llevaba veinte
años sola y se veía muy feliz. Ella vendía flores en la feria; compraba almácigos
y los dividía poniéndolos en pequeños maceteros, de los cuales, lograba cerca
de diez plantas individuales. Con eso se ganaba la vida, y se sentía orgullosa
de aquel emprendimiento, a sus ochenta años.

Lo anterior, se puede graficar en una pequeña historia, cuyo protagonista fue el


conquistador español Hernán Cortés.

En una oportunidad mando a matar a todas las mujeres de una tribu, ellas
construían las rucas, cuidaban a los niños, proveían de comida y
confeccionaban sus ropas. Los hombres, solo cumplían la función de brindar
seguridad para defender su tribu.

Los guerreros, al verse solos, no supieron qué hacer y finalmente murieron de


hambre.

Lo anterior nos muestra que las mujeres son capaces de tomar mejores
decisiones al vivir la adversidad, ejemplo de ello son las múltiples jefas de
hogares que están a cargo de sus hijos sin ningún apoyo. Los hombres por su
parte, se dejan derrotar y se vuelcan a los vicios, aunque existen excepciones.

La edad media fue una época oscura de la humidad, debido a que las mujeres
no contaban con oportunidades de ningún tipo. Cuando esta terminó, fue
cuando ellas comenzaron a incursionar en campos que eran exclusivos para
hombres. Una de las precursoras fue Madame Curie, científica
polaca-francesa.

Descubridora de la energía nuclear. En aquella época la comunidad científica


no permitía a miembros femeninos, por lo que su descubrimiento llevó el
nombre de su esposo.

La mujer tuvo que luchar para tener la oportunidad de hacer válidos sus
derechos, logrando por ejemplo, la posibilidad de entrar a estudiar a la
universidad. En aquellos años, su rol en la sociedad era el de ser dueñas de
hogar, siendo preparadas para ello, frustrándoles toda inquietud que no fuese
esa.
En el siglo XIX, Eloísa Díaz (1887) se convirtió en la primera doctora en Chile y
Latinoamérica. Posterior a ella, seis mujeres más pudieron recibir el título.

Ya en el siglo XX, las mujeres lograron su derecho de sufragio (1949) y durante


el mismo siglo –cerca de los años sesentas- la ciencia las liberó de su gran
problema sexual que las hacia depender exclusivamente de los hombres: se
inventó la pastilla anticonceptiva. Esto las hizo ser dueñas de su cuerpo
pudiendo decidir el momento para convertirse en madres, quedando libres de
la carga de quedar embarazadas sin quererlo, y teniendo que casarse ya que
era lo que la sociedad exigía para no deshonrar a su familia siendo madres
solteras. Fue este uno de los impulsos más importantes para ellas.

Esperemos que en el siglo XXI ellas logren conseguir todas sus demandas,
pues cuentan con más apoyo y poder. Para eso, las mujeres deben estudiar
con calma las estrategias a usar, puesto que en la mayoría de las protestas que
vemos las más jóvenes recurren a su sexo, mostrando públicamente sus
pechos, lo cual no viene al caso y solo desvían su atención.

Ellos solo se fijan en sus cuerpos y así se diluyen sus peticiones, demostrando
así una falta de argumento.

En cambio, en marchas que son solo de hombres, nunca se ha visto que ex-
pongan sus genitales a la vista, salvo el caso de Patricio “Pato” Yáñez, pero
que en aquella oportunidad lo hizo con el fin de ofender a su rival deportivo.
Es la excelente memoria de las mujeres la que las hace recordar generalmente
los malos momentos, que talvez fueron muchos menos que los buenos, pero
que los guardan como una carga negativa en sus vidas.

Esto me recuerda una parábola que quizás hayan escuchado, y que habla
sobre alivianar el peso de los malos recuerdos y cómo zafarse de ellos.

“Había una aldea donde se encontraba un comerciante y su burro.

El animal había sido su fiel acompañante desde pequeño, visitando junto a su


amo diversos pueblos donde él vendía las mercaderías. Los años pasaron y el
comerciante indicó: “este burro está viejo, ya no me sirve más; lo botaré para
comprar otro”. Buscó un pozo abandonado y lanzó al animal. No conforme con
eso, tomó una pala y comenzó a tirar tierra para poder sepultarlo.

El burro al sentirla en su lomo, la sacudía y pisoteaba, mientras el hombre, sin


fijarse, tiró y tiró tierra hasta llenar el hoyo. Pensó que con eso ya no vería más
al animal, pero el burro fue subiendo sobre la tierra que pisoteó, y así logró
salvarse y escapar de aquella mala persona.

Si la experiencia te resuena, imita la actitud del burro. Sacúdete todo lo malo y


úsalo como un trampolín para crecer y así poder mirar hacia adelante.

Las mujeres tienen una fuerza oculta a la vista de los hombres, la cual deben
aprovechar para lograr paridad. A la vez, deben trabajar en la solidaridad de
género - pues aún existen críticas entre ellas mismas- a comparación de los
hombres que suelen ser más protectores entre ellos, siendo ésta una ventaja
por sobre ellas.

Los hombres descansan mucho en las mujeres. Ellas por ejemplo, pueden
hacer milagros con pocas cosas en la cocina y hacer platos increíbles. Esto me
recuerda aquella vez cuando estuvimos en Europa con mi mujer, donde
aprovechamos la oportunidad de ir a un concurso de mujeres, el cual estaba
patrocinado por una empresa de alimentos. Entre todas ellas, se encontraba
una chilena muy feliz de participar. La competencia era simple: cocinar con
pocos alimentos para una gran cantidad de hombres.

La primera participante fue la italiana, quien dijo: “Yo con un paquete de


tallarines le doy de comer a diez hombre, e incluso me sobran tallarines”, dicho
comentario sacó aplausos de sus seguidores en la galería. La segunda fue una
china que señaló: “Yo con un kilo de arroz le doy de comer a veinte hombres y
me sobra arroz”, también su barra la aplaudió y vitoreó. Finalmente fue el turno
de la chilena, quien al verse sola y no queriendo ser menos, levantó las manos,
miró a sus rivales, al jurado y dijo: “Yo con un choro le di de comer a cien
hombre y me quedó la concha igual”. (Tal vez vendía mariscos en el puerto).

Entre parábolas, cuentos e historias, construye tu fórmula. Somos los errores


que cometemos, pero también debemos considerar los aciertos y virtudes.
Debemos aprender a construir una buena relación con ellos, pues no estamos
hechos para estar solos; nuestra felicidad se encuentra en la pareja.
Les enseñaré una carta de mi abuelo a su compañera, después de haber
recorrido toda la vida juntos, la cual no estuvo libre de obstáculos, pero con
amor lograron siempre solucionar todo.

“Revisando el desván encontré entre las cosas que dejó la abuela, una
amarillenta carta de mi abuelo que le escribió antes de morir, y que refleja el
gran amor que se tuvieron.
Querida y amada esposa:

Aquí estoy, al ver mi cabellera que refleja los años trascurridos, te quiero
reiterar la promesa que te hice frente al altar: “hasta que la muerte nos
separe”.

Me acuerdo como si fuera hoy, relámpagos, truenos, lluvia.

Un firme recuerdo de nuestra unión, y lo que Dios nos tenía reservado.


Nosotros pusimos mucho amor, trabajo, respeto y comprensión, y así,
logramos ser la pareja exitosa que somos hoy.

Por nuestro hijo, nuestro nieto, nuestra vida…y el mayor aporte lo has puesto
tú.

Me comparo con el mar, y a ti con una frágil barca, en apariencia, pero fuerte
en la adversidad. Cuando yo agitaba las aguas, tú siempre lograste llevarnos
a puerto seguro.

Hoy el camino se está acabando, mis pupilas están opacas y eso algo me
quiere decir, solo Dios sabe cuantos truenos y relámpagos mas veremos
juntos, espero que muchos.

Si yo me voy primero, te quiero pedir que cuando estés en el cielo me


busques, y si no me encuentras, consigue un cordel largo y a prueba de
fuego, déjalo caer en la profundidad, que yo lo tomaré para que lo jales, y
así puedas llevarme a tu lado para disfrutar juntos la eternidad.
Los momentos felices guárdalos en tu corazón, los otros, envuélvelos en
tus recuerdos y arrójalos al río, que el agua los llevará al mar
a morir en el vaivén de las olas”.

Jorge Díaz Guzmán

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