Mancera Jhon - Ensayo

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Universidad Nacional de Colombia

Comunicación oral y escrita

Grupo 2

Jhon Anderson Mancera Orjuela

El Género, Algo más que Biológico

Según la Real Academia Española, el género es el “grupo al que pertenecen los seres humanos de
cada sexo, entendido este desde un punto de vista sociocultural en lugar de exclusivamente
biológico”1. Sin embargo, se tiende a tomar al sexo y al género como lo mismo, esto se observa
desde el momento en el que se sabe, en particular, el órgano sexual de un bebé, se da paso a que
se empiecen a determinar muchos aspectos en la enseñanza próxima que tendrá este, como lo es
su forma de actuar, hablar, vestir, pensar y/o comportar, esto deriva a que en su vida pueda ser
aceptado en comunidad. En este ensayo se presentarán las razones de porque el género va más
ligado a ser una imposición social, argumentando su ruptura como concepto binario.

Se suele argumentar que el género y/o su expresión están estrechamente ligados a lo biológico,
aunque los comportamientos de, considerados comúnmente los dos géneros, hombres y mujeres
si estén en parte relacionados a las hormonas y cambios psíquicos a lo largo de su vida, no es
meramente así, ya que lo que se constituye como “género”, para la mayoría de personas, son los
roles apropiados a este, por ejemplo, una mujer debe ser delicada, usar maquillarse, verse siempre
pulcra, en su infancia jugar con muñecas; mientras que un hombre debe ser valeroso, rudo,
interesarse por los deportes y en su infancia jugar con autos. Todo esto supone ciertos
estereotipos que al ser asignados, acorde con el sexo de cada persona, y no desempeñados existe
un alejamiento de la sociedad y de lo considerado como norma que incurre en discriminación.

…la pasividad que caracteriza esencialmente a la mujer «femenina» es un rasgo que se desarrolla en
ella desde los primeros años. Pero es falso pretender que se trata de una circunstancia biológica; en
realidad, se trata de un destino que le ha sido impuesto por sus educadores y por la sociedad. (De
Beauvoir, 1949, p. 220)

1
Real Academia Española. Género. Tercera definición.
Como Beauvoir afirma, tanto al hombre como a la mujer se le atribuyen ciertos aspectos en el
inicio de su vida de cómo debe vivir, esto conduce a que por tradición las personas acepten esto
como lo normal y se haga caso omiso a lo que se desea, un ejemplo de esto sería lo que expone
Louisa May Alcott en Mujercitas (1868), donde basada en su propias vivencias, cuenta la historia
de cuatro niñas que deben cumplir un comportamiento doméstico para así llegar a ser verdaderas
“mujercitas” sin verlo como algo raro2, a pesar de que esto haya sido una época muy diferente, en
la actualidad se siguen usando estos modelos de enseñanza que, además pone a los hombres
(cisheterosexuales masculinos) en un puesto privilegiado en toda la sociedad que, en general,
ellos manejan, y no sería algo conveniente impulsar el cambio de esta construcción.

El género es encasillado a solo dos expresiones de dos sexos. Sin embargo, el asegurar que sea un
sistema puramente binario es algo falso; por la parte de lo biológico existe la intersexualidad,
referida a personas que nacen con características tanto “masculinas” como “femeninas”, por
ejemplo, poseer ambas gónadas, no tener acorde su sistema reproductor interno con el externo o,
genotípicamente, tener cromosomas XO, XXY, XXXY; las personas intersexuales pueden vivir
completamente saludables con su anatomía, exceptuando el caso del genotipo. Desde el aspecto
del género existen culturas o grupos étnicos que aceptan más de dos géneros como lo es la Tribu
Bugis de Indonesia que reconoce 5 géneros o en sociedades como la nuestra existen las personas
no binarias o personas queer. Esto demuestra la diversidad tan amplia con respecto a la
sexualidad de las personas, y como afirma Judith Butler:

El género no debe considerarse una identidad estable o un sitio donde se funde la capacidad de
acción y de donde surjan distintos actos, sino más bien como una identidad débilmente formada en
el tiempo, instaurada en un espacio exterior mediante una reiteración estilizada de actos. (Butler,
1990, p. 273)

Esto da paso a su ruptura como un sistema binario, introduciendo el término queer, ya usado por
la comunidad LGBT+, pero ahora con un enfoque también referido al no clasificarse en una
categoría debido a que la identidad es algo variable y que ningún comportamiento debería
atribuírsele en específico a una persona dependiendo si nació con pene o vagina.

Como se infiere anteriormente, no todas las formas de expresar el género son las mimas, cada
persona es diferente, y por ende nadie es una copia exacta de otro, esto quiere decir que tanto la

2
Mujercitas (1868). Louisa May Alcott.
masculinidad como la femineidad no son siempre iguales, y más en la actualidad en la que se han
ido dejado parte de los paradigmas que rodean a los sexos. Esto supone en especial nuevas
masculinidades aparte de la hegemónica, las cuales al contrario de esta no toman una postura de
dominación ante la mujer. Una de estas es la masculinidad subordinada.

La masculinidad subordinada se sitúa en las fronteras de los estilos de vida, de las conductas y de
los sentimientos atribuidos convencionalmente a las mujeres, por lo que es considerada ilegítima y
afeminada por quienes ejercen la masculinidad hegemónica. (Lomas, 2003, p.19)

La supremacía de la masculinidad hegemónica, es un factor para el miedo, el miedo a aceptar


algo nuevo, algo que salga de la tradición y de la norma. De esto emana que incluso las personas
que no llegan a sentirse cómodas por como la sociedad asigna cuales son sus comportamientos
adecuados para ser parte de la comunidad, sientan temor de expresarse como son y de salirse de
este modelo en su gran mayoría impuesto, lo cual sigue fomentando el seguir con el mismo
patrón que oprime a algunas personas.

En conclusión, el género del sistema binario es una concepción para poder ser acogido en
sociedad donde, aún por tradición, se sigue tomando este modelo que tal vez en ocasiones sea
acertado, pero cuando no, deriva en que una persona no pueda ser realmente libre por miedo a ser
alejado, o que si se expresa como desea sea discriminado, insultado o incluso violentado. Aunque
sea difícil dejar estos estándares de lado, se puede empezar por no imponer o enseñar en los niños
comportamientos retrógrados que puedan llevar a la violencia en un futuro o actuar de forma
despreciable, porque la sexualidad humana es tan amplia que recluirla sería una atrocidad.

Referencias.

Butler, Judith. (1990), El género en disputa. p. 273.

De Beauvoir, Simone. (1949), El segundo sexo. p. 220.

Lomas, Carlos. (2003), ¿Todos los hombres son iguales? Identidades masculinas y cambios
sociales. p.19.

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