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EL HUERTO URBANO

Lo primero es ver y saber los condicionantes de la vivienda para adaptarlo a


las posibilidades reales y poder sacarle el máximo partido. Las características de
nuestra vivienda nos intuirá el tipo de huerto que podemos tener. Si tenemos jardín
podremos reservar una zona para adecuarlo como huerto, plantando
hortícolas, frutales, aromáticas e incluso algunas plantas ornamentales en
función del espacio disponible. En este tipo de huerto, podremos plantar
directamente sobre la tierra del jardín.
Si por el contrario vivimos en un edificio sólo tendremos la opción de la terraza
o el balcón. Aquí, la orientación y dimensiones del mismo jugarán un papel
muy importante. En estos casos cultivaremos en macetas y jardineras, así
como en macetas colgantes si procede para el cultivo de fresas por ejemplo.

Otro punto muy importante de inicio es estudiar la zona geográfica en que


vivimos. Esta nos marcará la climatología reinante, la duración de los periodos
climatológicos ya que no dará lo mismo vivir en una zona centro de España
con una climatología continental, que en la costa de Andalucía con un clima
mediterráneo y en algunos puntos incluso subtropical.
Inicialmente la respuesta es sí. Si tenemos espacio y recipientes donde
cultivamos plantas ornamentales, estas pueden ser sustituidas parcial o
totalmente por hortícolas, aromáticas e incluso algún frutal.

Gracias al esfuerzo de muchas empresas fabricantes de productos para la


jardinería, han incluido en su catálogo productos adaptados para el huerto urbano.
Ejemplos de ellos son las mesas de cultivo, sustratos especiales para
hortícolas, herramientas de mano, fertilizantes especiales para frutales y
hortícolas, etc.

Aun así, debemos tener en cuenta el espacio disponible, la orientación del


balcón, cantidad de luz disponible a lo largo del día, etc. Por ejemplo, un
balcón muy sombrío será ideal para cultivos como la acelga, lechuga, rúcula… y
no tanto para tomates o berenjenas por ejemplo… y al contrario.

En todos los casos, debemos tener cuidado con el riego y las normativas del
vecindario.
La respuesta es no. El espacio, ubicación y recipientes de cultivo son limitantes
importantes en este aspecto. También el tiempo disponible para su cuidado ya
que si tenemos largos periodos de ausencia dificulta enormemente su
cuidado: son seres vivos con atenciones mínimas pero continuas.

Un buen consejo es pasear por los campos lindantes de la zona. Estos nos mostrarán
las especies de hortícolas y frutales más apropiados ya que los agricultores
cultivan aquellas especies que mejor se desarrollan en sus campos.
A partir de ahí, no está de más recurrir al asesoramientos de la floristería o el
centro de jardinería más cercano. Estos a su vez nos pueden proveer de las
semillas, planteles, sustratos, recipientes, etc. más adecuados según nuestras
necesidades.

Podemos afirmar que bien cultivados, incluso mejor. Es una gozada comerse una
fresa, un tomate o un rabanito recién recolectado.
Como en todo, cuando las cosas se hacen bien, los resultados también son
buenos e incluso excelentes.

Juguemos a una reflexión bastante sencilla: una semilla es en realidad una ‘carga


genética’ que si se rodea adecuadamente de aquellos factores como la
temperatura, la humedad, el sustrato, el fertilizante, la luz… e incluso las
labores propias de cultivo (siembra, trasplante, poda, tutorado, etc.), dará
como resultado una planta vigorosa, sana y con una cosecha excelente. Para
ello es necesario el compromiso del cultivador, ya sea profesional o aficionado.
Conocer bien el cultivo y una buena actitud para aplicarlo es la clave del éxito.

Siempre hemos oído la frase de ‘comprar frutas y hortalizas de estación’. Esta


expresión es clave cuando la aplicamos en el huerto urbano. En él no suele
haber invernaderos por lo que debemos optar por aquellos cultivos propios de
la estación del año que nos encontramos.
El clima es un factor que aliado nos evitará muchos problemas. Por ello, en
verano evitaremos los cultivos propios de invierno como son la alcachofa,
las coles, las habas,… y optaremos por los de clima cálido, que por otra parte
componen el catálogo más
grande: tomates, berenjenas, pimientos, pepinos, calabacín, fresas, rabanitos y ceboll
as por ejemplo.
Por otra parte, hablar de alguna especie es hablar de muchos tipos como por
ejemplo en ‘rama’, ‘tipo pera’, ‘cherry’,… en tomates o ‘del piquillo’, ‘lamuyo’,
‘italiano’, ‘de padrón’,… en pimientos.
Si queremos tener algún frutal, al contrario que pasa con las hortícolas que
suelen estar en el huerto unos cuatro meses como media, dará su cosecha en
la época propia del frutal, pero este estará en huerto durante varios años.

Si tenemos experiencia, y esta se consigue insistiendo en el cultivo,


conseguiremos que nuestros semilleros germinen con éxito.

Hay que conocer la variedad a sembrar y las condiciones propias de cada una de ellas.
Estos datos vienen bastante bien indicados en el propio sobre de semilla.
En todos los casos es muy importante que una vez hemos realizado la
siembra, no le falte humedad al sustrato hasta que la germinación esté
completada y las plántulas tengan de dos a cuatro hojitas verdaderas (los
cotiledones no cuentan).

Si nos vamos de vacaciones, el mejor consejo es esperar a la vuelta y en vez de


partir de semilla, comprar plantones en un centro de jardinería. Con ello
conseguiremos recuperar el tiempo perdido e incluso adelantar el cultivo.
Todos estos factores son importantes, es más, casi todos ellos vitales para el
buen crecimiento de cualquier planta.

Pero también es cierto que las necesidades de cada especie suele variar de
unas a otras. Por lo tanto, dar un dato concreto y genérico es un error.

Por dar unos consejos, que en todo caso deben de entenderse como base
orientativa, pueden ser:

 Riego: Evitar el encharcamiento, riegos moderados para mantener el


sustrato húmedo, sobre todo en las épocas de mayor calor y crecimiento de la
planta.

 Luz: Evitar tener las plantas apiñadas para que crezcan más compactas,
bien aireadas y con ello conseguiremos además plantas más sanas porque las
plagas y enfermedades tendrán peores condiciones para su desarrollo.
 Tierra: Elegir normalmente los sustratos porosos y que drenen bien,
adecuadamente fertilizados y sobre todo poner a disposición de la planta la
cantidad suficiente.

 Abonado: Frecuente y en dosis bajas. Como nosotros, las plantas


también deben de comer cada día y nunca en cantidades excesivas.

Actualmente, casi todos aquellos productos de baja calidad han dejado de


estar en el mercado. Aun así siempre hay calidades y quien mejor nos puede
asesorar es el responsable del punto de venta.

Estos productos se pueden encontrar principalmente en centros de jardinería,


grandes centros comerciales especializados y floristerías.

No. Cada especie tiene su ciclo de vida y si sucede dentro de la normalidad


será propio de ‘ley de vida’.

Conocer lo mejor posible la especie cultivada no sólo nos ayudará a sacarle el


máximo rendimiento, sino también a evitar frustraciones y contemplar su
muerte no como un fracaso sino como parte del ciclo de lo que sucede en
nuestro huerto urbano.
Hay plantas como los rabanitos que tienen un ciclo de apenas dos meses,
las lechugasalrededor de los 90 días o los tomates que superan los 120 días.
Hay aromáticas como la albahaca que tiene un ciclo de unos seis meses,
mientras que un romero lo tiene de varios años. Y si hablamos de frutales, los
años son sus unidades de vida. Cada planta es un mundo en sí misma.
Cada tipo de planta nos da unas características de cosecha. Las hortalizas de
hoja, como su nombre indica, nos da sus hojas para
recolectarlas. Lechugas, acelgas, espinacas, rúculasson un claro ejemplo.
Las zanahorias, rábanos, apio, chirivía, ajos, patatas, cebollas son denominadas
hortalizas de raíz. Y tomate, pimiento, pepino, berenjena, melón, calabacín… de
fruto.
Como ya hemos avanzado, conocer las condiciones y necesidades de cultivo
propias de cada especie, gestionar los condicionantes de ubicación de nuestro
huerto urbano como ubicación, orientación, etc. son factores que bien llevados
a la práctica son vitales para conseguir cosechas de forma exitosa.

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