El
tratamiento
farmacológico
de
las
demencias
primarias
es
sintomático.
Aún
no
disponemos
de
tratamientos
etiológicos
y/o
neuroprotectores
que
hayan
demostrado
de
forma
clara
una
modificación
del
curso
de
la
enfermedad.
En
el
caso
de
las
demencias
secundarias,
el
tratamiento
va
a
depender
de
la
causa,
disponiendo
en
algunas
casos
de
terapias
capaces
de
revertir,
o
al
menos
estabilizar
,el
deterioro
cognitivo.
En
el
presente
capítulo
nos
vamos
a
ocupar
de
los
tratamientos
farmacológicos
actualmente
disponibles
para
las
demencias
primarias.
Estas
enfermedades
son
incurables,
pero
existen
tratamientos
que
pueden
ayudar
a
minimizar
el
impacto
de
la
enfermedad
sobre
el
paciente
y
su
familia.
Las
únicas
demencias
primarias
con
tratamiento
específico
son
la
enfermedad
de
Alzheimer
(inhibidores
de
la
colinesterasa
y
memantina)
y
la
enfermedad
por
cuerpos
de
Lewy
difusos
(inhibidores
de
la
colinesterasa).
Además
de
estos
tratamientos
“de
base”,
disponemos
de
tratamientos
sintomáticos
para
los
síntomas
neuropsiquiátricos
y
que
son
aplicables
a
todas
las
demencias.
Tratamiento
específico
de
la
enfermedad
de
Alzheimer
Actualmente
están
aprobados
cuatro
fármacos
para
la
enfermedad
de
Alzheimer,
con
dos
mecanismos
de
acción
diferente:
-‐
Inhibidores
de
la
acetilcolinesterasa
(IAchE):
donepezilo,
rivastigmina
y
galantamina.
-‐Antagonista
de
los
receptores
NMDA
glutamatérgicos:
memantina.
Sus
efectos,
aunque
modestos,
son
robustos
y
se
han
demostrado
en
la
mayoría
de
ensayos
clínicos
realizados,
así
como
en
las
revisiones
sistemáticas
posteriores.
De
ellos
podemos
esperar:
-‐
Leve
mejoría
en
escalas
cognitivas
-‐
Leve
mejoría
en
actividades
de
la
vida
diaria.
-‐
Leve
mejoría
de
los
síntomas
neuropsiquiátricos.
-‐
Nunca
cambio
en
la
evolución
de
la
enfermedad.
Tanto
los
efectos
beneficiosos
como
los
secundarios
son
dosis
dependiente
y
requieren
de
periodos
de
titulación
para
intentar
llegar
a
la
máxima
dosis
tolerable.
En
general
son
fármacos
bien
tolerados,
siendo
la
intolerancia
gástrica
(nauseas,
vómitos,
dispepsia,
diarrea)
lo
más
problemático,
y
con
pocas
contraindicaciones.
En
el
mercado
existen
diferentes
formas
de
presentación,
lo
que
permite
cierta
flexibilidad
y
adaptación
a
las
necesidades
del
paciente
(dificultades
de
deglución,
intolerancias
gástrica,
etc.).
La
mayor
parte
de
los
efectos
secundarios
pueden
evitarse
aumentando
el
periodo
de
titulación,
cambiando
de
vía
de
administración
(si
intolerancia
gástrica
la
vía
transdérmica
es
útil)
o
con
fármacos
procinéticos
como
la
domperidona
(para
efectos
adversos
gastrointestinales).
En
el
caso
de
la
enfermedad
por
cuerpos
de
Lewy,
en
España
el
único
fármaco
aprobado
es
la
rivastigmina,
aunque
existen
estudios
con
otros
IAchE,
e
incluso
la
memantina,
que
demuestran
efectos
beneficiosos
similares
a
la
rivastigmina.
Tratamiento
farmacológico
de
los
síntomas
conductuales
Los
síntomas
neuropsiquiátricos
que
acompañan
a
las
demencias
son
el
principal
problema
para
familias
y
cuidadores,
y
uno
de
los
principales
determinantes
de
su
institucionalización.
No
existen
tratamientos
específicos
y
es
muy
difícil
valorar
la
eficacia
de
estos
tratamientos
en
ensayos
clínicos
randomizados,
por
lo
que
muchas
veces
su
utilización
se
basa
en
la
experiencia
personal.
En
cualquier
caso,
deben
observarse
las
siguientes
líneas
generales:
-‐
Buscar
desencadenantes
de
los
trastornos
conductuales
y,
en
el
caso
de
que
se
identifiquen,
tratarlos
apropiadamente.
Especial
atención
merecen
las
infecciones,
especialmente
de
orina,
y
los
fármacos,
por
inicio
o
retirada
de
medicaciones
(analgésicos,
benzodiazepinas,
etc).
-‐
Priorizar
la
puesta
en
marcha
de
medidas
no
farmacológicas
adecuadas.
-‐
En
caso
de
ser
necesario
un
tratamiento
farmacológico,
probar
con
el
fármaco
más
seguro
y
a
las
dosis
más
bajas
posibles.
-‐
Los
IAchE
y
la
memantina
son
útiles
para
el
control
de
los
síntomas
conductuales
y
por
su
seguridad
deberían
ser
una
de
las
primeras
opciones
de
tratamiento,
especialmente
para
síntomas
de
leve-‐moderada
intensidad.
-‐
En
general
los
inhibidores
selectivos
de
la
recaptación
de
serotonina
(ISRS)
son
fármacos
útiles
y
eficaces
en
el
tratamiento
de
síntomas
conductuales,
siendo
de
elección
para
el
tratamiento
de
síntomas
depresivos
en
estos
pacientes.
También
existen
datos
que
apoyan
el
uso
para
síntomas
psicóticos
en
pacientes
con
demencia
(por
ejemplo
con
citalopram).
De
esta
familia
debe
evitarse
el
uso
de
paroxetina,
por
ser
el
único
con
acción
anticolinérgica
significativa.
Por
este
mismo
motivo
deben
evitarse
también
los
antidepresivos
tricíclicos.
-‐Otros
antidepresivos
con
mecanismos
de
acción
diferentes
a
los
ISRS
pueden
ser
útiles,
sobre
todo
en
casos
con
ansiedad,
alteración
del
sueño
e
hiporexia
(mirtazapina),
ansiedad
y
alteraciones
conductuales
nocturnas
(trazodona)
o
insomnio
(agomelatina).
-‐
Si
se
estima
necesario
el
uso
de
fármacos
antipsicóticos,
deberán
evitarse
los
neurolépticos
típicos
por
el
elevado
riesgo
de
efectos
secundarios
y
optar
por
neurolépticos
atípicos,
monitorizando
de
forma
estrecha
los
posibles
efectos
secundarios,
tratando
de
retirarlos
a
la
mayor
brevedad
posible
una
vez
se
haya
controlado
el
cuadro
conductual
(o
al
menos
intentarlo,
aunque
no
siempre
es
posible).
Es
importante
tener
en
cuenta
las
alertas
de
seguridad
que
relacionan
el
uso
de
neurolépticos
(típicos
y
atípicos)
con
un
aumento
de
la
mortalidad,
especialmente
en
población
anciana,
aunque
muchas
veces
es
necesario
su
uso
en
estos
pacientes
(valorar
riesgo/beneficio).
Bibliografía
recomendada
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Galvin
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Management
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and
Behavioral
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Diagnosis
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