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Andrés González Miranda - 201518396

1. 1-Reducir la rigidez del mercado laboral: La evidencia indica que existe una estrecha
relación entre el comportamiento de la pobreza con el desempeño del mercado laboral, y
en el caso colombiano existen grandes distorsiones en este mercado. Políticas como los
altos impuestos a la nómina y un salario mínimo que representa más del 75% del salario
medio del país, han excluido a gran parte de la población económicamente activa. Prueba
de esto son los altos niveles de informalidad y el alto porcentaje de personas que ganan
menos del salario mínimo (47%), además de que los hogares pobres son los más excluidos
del mercado formal. Esto no solo genera que casi la mitad de trabajadores tengan que
vivir con salarios bajos, sino también se les quita la posibilidad de hacer aportes a
pensiones y seguridad social, lo que implica una externalidad de largo plazo. Así, estos
hogares entran en un círculo vicioso de pobreza.

Propuesta: Reducir los impuestos a la nómina (compensar con mayor impuesto de renta)
y aplicar un salario mínimo regional. En primer lugar, disminuir los impuestos al trabajo
puede generar más incentivos a las empresas para contratar más personal. Por otro lado,
un salario mínimo diferenciado regionalmente logra generar una distribución eficiente del
trabajo. No obstante, en las regiones menos productivas el Estado debe invertir para
aumentar los niveles de productividad. El objetivo de estas propuestas es disminuir las
barreras de entrada del mercado formal a las personas más vulnerables, permitiéndoles
tener un trabajo formal, ganar experiencia, poder aportar a seguridad social etc.
disminuyendo así el círculo vicioso de pobreza que genera la rigidez del mercado laboral.
El único factor que podría afectar esta propuesta serían los altos costos políticos.
2- Corregir las deficiencias de la política fiscal: Con respecto al recaudo del Gobierno,
entre los impuestos que pagan las empresas está el impuesto a la nómina, que como se
explicó anteriormente, genera distorsiones. Por otro lado, el IVA puede ser considerado
un impuesto regresivo, pues según la OCDE “debido a que los hogares más ricos
consumen más de la mitad de los bienes exentos o con tarifas reducidas del IVA, los ricos
acaban capturando una gran parte de este subsidio implícito”. Así, las herramientas
principales de recaudo del Estado distorsionan aspectos fundamentales para salir de la
pobreza como el mercado laboral y son regresivas. A su vez, la manera en la que el Estado
focaliza el gasto también presenta falencias. El 20.2% de los subsidios se destina al quintil
de ingresos más alto de la población (explicado principalmente por el subsidio a
pensiones), siendo el segundo quintil que más subsidios recibe. Todo lo anterior explica
por qué las mejoras en la distribución del ingreso medido como el coeficiente de GINI
después de ingresos no son significativas (Cepal, 2015).
Propuesta: El Estado debe implementar nuevas medidas de recaudo que sustituyan
impuestos como el impuesto al trabajo que genera distorsiones en el mercado laboral. En
primer lugar, se debe aumentar el impuesto de renta a personas naturales, ya que menos
del 10% de la población económicamente activa paga este impuesto. Por otra parte, se
debe aumentar la base del IVA y disminuir la tasa, pues el recaudo de este componente
es poco eficiente. No obstante, se debe hacer una devolución monetaria a los hogares
pobres y vulnerables para garantizar la progresividad. Así, el Estado puede recaudar más
impuestos que financien el gasto social, pero que no generen distorsiones relevantes.
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Con respecto al gasto social, se debe implementar una reforma pensional que elimine gran
parte de los subsidios a los ricos. El 18% de los subsidios del Estado, que en teoría
deberían destinarse a los más pobres, no deberían ser capturados por los hogares de
mayores ingresos a través del subsidio a pensiones. Eliminar estos subsidios permite
focalizar mejor el gasto y avanzar en políticas que logren mejorar los índices de pobreza.
El Gobierno ya ha realizado propuestas similares, por lo cual son viables más allá de los
costos políticos.
3- Aumentar la calidad de la educación media (pública) en los sectores más
vulnerables: A pesar de que en Colombia la cobertura de educación media ha tenido
avances significativos, los resultados en materia de calidad son deficientes, especialmente
en el sector rural y en la población de bajos ingresos.
En Colombia existe una brecha entre los resultados de las pruebas Saber11 del sector
urbano y rural, siendo los resultados del primero mucho mayores (ICFES, 2015). Esto no
solo genera que los estudiantes del sector rural tengan más barreras para acceder a la
educación superior, sino que a largo plazo estas barreras se trasladarán al mercado laboral
y formal (la informalidad rural es del 86%). Todo esto genera una falta de oportunidades
en este sector, en donde sus habitantes no podrán tener acceso a un empleo formal (debido
a baja productividad), ni aportar a seguridad social, pensiones, etc.
Por otro lado, la baja calidad de la educación media captura en cierta medida los altos
niveles de trabajo infantil -15% según el Ministerio del Trabajo- y los bajos niveles del
logro educativo (Alba-Ramos-Hernández, 2016) en las áreas rurales -82% según el
DANE-. Autores como Báez-Camacho (2011) y Lee (2012) argumentan que la oferta
educativa (infraestructura, número y capacitación de docentes, etc.) no se ha adaptado al
aumento de la demanda.
Propuesta: Se propone entonces implementar políticas que mejoren y adapten la
infraestructura de los colegios públicos rurales, y especialmente que capaciten de una
mejor forma a los docentes, generando además un sistema de evaluación de calidad de
los mismos para garantizar resultados. Este tipo de políticas son viables, pues ya se han
hechos primeros avances con políticas como Jornada Única y el Plan de Infraestructura
Educativa. Así, potenciar este tipo de políticas que mejoren la calidad educativa debe ser
una prioridad, pues reduce las barreras de entrada de este grupo a una educación superior,
permitiéndoles una mejor entrada al mercado laboral y disminuyendo así el círculo
vicioso de pobreza.

3. El sistema pensional está compuesto por dos regímenes mutuamente excluyentes: el


RPM y el RAIS. El RPM consiste en que de la base de aportantes se recauda para subsidiar
a los ya pensionados. Por otra parte, el RAIS depende del aporte de cada individuo, por
lo que la pensión dependerá fundamentalmente de lo que cotice cada persona. A
continuación se expondrán los principales problemas de este sistema.

Uno de los problemas principales del sistema es que está directamente ligado al salario
mínimo. Con la creación del RGPM, el Estado garantiza una pensión mínima de 1 smmlv
a personas que hayan cumplido con las semanas cotizadas pero que no hayan logrado
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acumular suficiente capital para obtener una pensión de 1 smmlv (en el RAIS). En el
RPM, se garantiza esta pensión mínima a través del PGN. Esto representa un problema
debido al hecho de que en el RPM muy pocas personas cotizan por encima de 2 SMMLV.
En 2008, cerca del 95% de los afiliados al RPM cotizaron por debajo de este monto
(Santamaría, 2010). Lo anterior, sumado a los bajos niveles de fidelización al sistema
derivados de los problemas estructurales del mercado laboral, imposibilita la financiación
de la pensión mínima a los ya pensionados, provocando que el monto restante salga del
PGN para poder garantizar el valor mínimo de una pensión. Como resultado, más del 2%
del PIB se destina a este rubro, en donde más del 50% de este subsidio lo captura la
población de mayores ingresos.

Por otro lado, el sistema no se ha adaptado a los cambios demográficos que ha vivido el
país. En el caso del RPM, el sistema sería eficiente siempre y cuando la base de aportantes
sea bastante amplia para financiar las pensiones de la población adulta. No obstante, el
porcentaje de la población en edad de trabajar cada vez es menor, mientras que las
personas en edad de recibir pensión va en aumento. También, la expectativa de vida ha
aumentado en más de 5 años en las últimas décadas, mientras que la edad de jubilación
solo se ha aumentado 2 años en el mismo período de tiempo. Esto genera que el aporte
de los cotizantes no sea suficiente para cubrir las pensiones (que en el RPM es
proporcional al salario de los últimos 10 años de cotización), generando que se deba
destinar directamente parte del PGN para cubrir dicho desfinanciamiento.
Además, el diseño del sistema es ineficiente y genera barreras de entrada a las personas
más vulnerables. Por un lado, el hecho de que el RAIS y RPM compitan entre sí, genera
que no haya suficientes aportantes en cada régimen, imposibilitando el éxito de cualquiera
de los dos regímenes. Además, existen incentivos perversos para no aportar lo suficiente
y aun así recibir una pensión alta, pues las personas pueden estar en el RAIS hasta los 52
años aportando poco y posteriormente trasladarse al RPM para recibir los altos subsidios
del Estado. Finalmente, el hecho de que las personas cuyo salario sea menor al mínimo
no puedan aportar a pensiones, genera una exclusión a gran parte de la población, pues
cerca del 47% de trabajadores gana menos del mínimo. Como resultado, menos del 25%
de la población en edad de pensionarse logran hacerlo.

Propuesta: Implementar un sistema de pilares que complemente la función de ambos


regímenes. La propuesta de Fedesarrollo sostiene que el primer pilar sea gestionado por
el RPM, en donde este reciba las cotizaciones de todos los trabajadores formales por el
Primer Salario Mínimo Legal. El segundo pilar sería administrado por el RAIS,
recibiendo las contribuciones por encima de este monto para ahorrarlas en su cuenta
individual.

Aunque esto representa un alivio para las finanzas públicas al solo tener que subsidiar el
faltante del primer pilar, no garantiza una mayor cobertura, pues el sistema sigue estando
ligado al salario mínimo actual. Por lo cual, complementar esta medida con políticas de
salario mínimo regional y una reforma laboral que disminuya las barreras de entrada a los
más vulnerables es de vital importancia para que el sistema pensional reciba más
cotizantes y no tenga que destinar grandes subsidios del gasto público.
Andrés González Miranda - 201518396

Bibliografía
- Alba, L. Ramos, J. Hernández, P. (2016). La educación superior en Colombia: situación
actual y análisis de eficiencia. Tomado de
http://www.scielo.org.co/pdf/dys/n78/n78a03.pdf
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Transfers on Human Capital: Evidence from Colombia. Institute of Labor Economics.
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- Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). (2018). Nota de
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