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Invincible (The Trident Code 1) - Alana Albertson
Invincible (The Trident Code 1) - Alana Albertson
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Alana Albertson - Invencible
Serie The Trident Code 01
Este libro está dedicado a todas las mujeres
víctimas del tráfico de blancas.
Tal vez tengan esperanzas y encuentren la paz.
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Serie The Trident Code 01
Somos Navy SEALs de EE.UU.
No es necesario que nos lo agradezcas
porque nosotros no existimos.
Nunca nos viste.
Esto nunca ocurrió.
ANÓNIMO
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Serie The Trident Code 01
CAPITULO 1
LIBERTAD. FINALMENTE. UNA NOCHE LIBRE. ¡Mierca, sí!
El Suboficial de marina de 2da. Clase, Víctor Gonzales, se colocó un poco de gel en su pelo
castaño oscuro luego untarse una loción para después de afeitar.
—Hola, Walsh… ¿quieres ir esta noche a ese club que está cerca de la plaza?
Otro atractivo turístico de Curaçao… Universitarias ebrias pasando las vacaciones de
semana santa, hijas rebeldes escapando de sus padres de los cruceros familiares. No tenía
ningún deseo de pasar mi primera noche en tierra después de siete meses, platicando de
cosas sin importancia con la esperanza de tener algo de suerte. Yo quería algo seguro, sin
ataduras.
—No, hombre, gracias. Sólo iré a la ciudad y conseguiré algo para comer.
El 2do oficial contramaestre Kyle Lawson me dirigió un asentimiento de cabeza mientras
se recortaba su barba negra.
Vic le arrojó el envase de gel a Kyle.
—Vete al diablo, Kyle. Tengo mis reglas… simplemente no duermo con cada chica que se
cruza en mi camino.
Sí, definitivamente necesitaba salir solo esta noche, a pesar de que los tres siempre
dejábamos nuestras marcas cuando llegábamos a la ciudad. Tres marines de las fuerzas
armadas estadounidenses no se fusionaban precisamente con los turistas locales. Nuestros
cuerpos estaban muy trabajados, particularmente considerando que pasamos todo nuestro
tiempo libre en el gimnasio de la nave mientras duró nuestra misión.
1 Wingman: El amigo que distrae a la amiga gorda de la chica de quien está interesado en conquistar.
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Los enormes brazos de Vic, estaban decorados con tatuajes. Estúpido hijo de puta, las marcas de
identificación no eran una ventaja para los equipos. Vic nunca formaría parte del SEAL Team Six2. Y
con sus dos metros de altura, el ex línea de apoyo de la NFL, Kyle, sobresalía por encima de Vic y
de mí, a pesar de que difícilmente podríamos ser considerados bajos de estatura dado que ambos
medimos un metro ochenta. Las personas detenían a Kyle todo el tiempo para pedirle un autógrafo,
pensando que era una estrella de cine de Hollywood o un rapero. Sin mencionar, que ambos
parecían como un cartel andante de reclutamiento de los Navy SEAL mostrando la diversidad de
razas, y yo destacando como el chico blanco de ojos azules y pelo rubio.
—Me reuniré con ustedes dos idiotas más tarde.
Pero lo primero es lo primero… necesitaba un poco de sexo.
¿Dónde carajo estaba ese nuevo burdel? Lo visité la última vez que estuvimos aquí.
Algunos de los muchachos del equipo se niegan a pagar por sexo… prefieren engañar a sus
esposas o novias con inocentes colegialas o permanecen en el barco durante toda la noche
leyendo la Biblia. Al diablo con eso. Yo no tenía ni esposa, ni novia. ¿Una mujer en casa
2 SEAL Team Six: Fuerzas especiales, estratégicas que realizan operaciones “quirúrgicas” sigilosas similar a la que
realizaron a la captura de Osama Bin Laden.
3 Gofas: nombre vulgar que se le da en las calles a la metanfetamina.
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esperándome para tener sexo conmigo mientras yo permanecía en misión durante nueve
meses del año? No, gracias. Lo había intentado una vez… creo que nuestro barco ni siquiera
había zarpado del puerto antes de que ella tuviera la polla de otro tipo en su boca. Nunca
más. Al menos yo no era de esos tipos que entraban y salían de la vida de las mujeres,
llenándolas de promesas vacías. Había visto a suficientes de esos hombres a lo largo de mi
crecimiento… idiotas que me llevaban a los partidos de béisbol, prometiéndome ser mi
nuevo papá, los cuales solo follaban a mi madre para luego desaparecer. Nunca asumo
compromisos…excepto con mi país y mis hombres. Tener sexo con una prostituta es la
definición de sexo seguro para mí.
Los edificios coloridos por las luces de neón se alineaban en las calles, algunos pintados
con grafitis. Un hombre colombiano de tez morena portando una visible arma en una funda
se me acercó.
—Hey, marinero ¿buscas pasar un buen rato?
Malditamente cierto. No había puesto los ojos en una mujer en siete meses. No dije ni una
sola palabra, simplemente asentí con la cabeza y lo seguí dentro de un callejón, donde me
registró de arriba abajo en busca de armas. Estaba completamente limpio. El sol brillaba a
pleno sobre el pavimento roto y me di cuenta lo idiota que estaba siendo por ir a un burdel a
plena luz del día. Pero no me importaba una mierda.
Una mujer de pelo castaño me llamó la atención. Llevaba su tanga negra muy alta en sus
caderas, como si estuviera dentro de en un vídeo musical de los años ochenta. Tez blanca,
largas piernas, pechos pequeños. Parecía más grande y más retraída que las otras… y fue la
única que no hizo contacto visual conmigo.
—Ella. —Señalé.
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Había un pequeño catre colocado en el lado izquierdo del cuarto, una mesita de plástico
llenaba el otro rincón. ¿Era aquí donde vivía? Había unas cuantas jeringas arrojadas
descuidadamente dentro del bote de basura. Por supuesto, la mujer era adicta a la heroína…
¿de qué otra manera podría soportar esta vida? Yo era un SEAL…Sabía que todas estas
mujeres probablemente eran obligadas a ejercer la prostitución a una edad temprana. En
algún tiempo habían sido unas niñas jugando a fantasear, soñando con príncipes y castillos.
Pero yo no era un príncipe. Había vivido el tiempo suficiente como para ahorrarme todo eso
y había aprendido de la manera difícil que no podía salvarlos a todos.
—¿Cómo te llamas? —Realmente no me importaba, pero me pareció que ya que estaba
chupándome la polla, por lo menos debería saber su nombre.
Ella frunció los labios, como si estuviera tratando de decir algo, pero no pudo lograr que
las palabras salieran. Su rostro parecía vagamente familiar, pero sabía que no había follado
con ella antes. La última prostituta había sido dominicana, morena, curvilínea y de ojos
negros. Esta chica parecía diferente, más desdichada.
—Está bien, no tenemos que hablar. Chúpamela.
Saqué veinte dólares de mi bolsillo. Si hacía un buen trabajo, le daría una propina.
Con los años, aprendí que las mamadas eran la mejor forma de estar con una prostituta.
Ellas siempre eran increíbles haciéndolas. Y uno nunca se siente culpable si requiere de un
tiempo extra para correrse, como cualquiera lo sentiría estando con una novia. Además,
existía menos posibilidades de contagiarse alguna enfermedad, sobre todo considerando que
siempre usaba condones. La Marina me realizaba pruebas cada mes, por lo que suponía que
el riesgo era mínimo.
—Quítate las bragas.
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Sus bragas cayeron al suelo, revelando un triángulo prolijamente recortado. Me encantó.
¿Por qué todas esas perras americanas se depilaban completamente? Yo era un hombre, y no
quería a una niña.
Hizo rodar el condón que le había dado y tomó mi polla dentro de su boca, lentamente.
Sentí su cálida lengua bailar a mi alrededor. Serpenteando, provocando, chupando. Maldita
sea, esta puta era buena. A veces, cuando me estaban dando una mamada, me imaginaba que
la prostituta era mi novia o incluso mi esposa. Que me amaba, que me era fiel, que vivía para
complacerme, y que estar conmigo aunque solo fueran unos cuantos meses al año era más
importante que soportar la soledad cuando yo no estaba. Que respetaba que yo considerara
que ser un SEAL era más que un trabajo… era mi vocación.
Abrí los ojos y llevé la mano a la parte posterior de su cabeza, su oscuro y rizado cabello
rebotaba hacia arriba y abajo. Se detuvo por un segundo, me miró desolada, y se movió para
cambiar su posición de rodillas y sentarse sobre su lado izquierdo, dejando al descubierto su
tobillo derecho. Tenía un tatuaje de un Alíen de un programa de dibujos animados que yo
solía ver cuando era niño los sábados por la mañana… ¿las mujeres del caribe veían dibujos
animados americanos? Que extraño.
La chica volvió a su trabajo.
Su boca me chupó más fuerte, tirando y empujando. Hombre, ¿por qué esto se sentía tan
bien incluso con la barrera de látex entre nosotros? No pude aguantar más…y explote en el
interior del condón.
La chica me ofreció una toalla. Me quité el condón, lo tiré a la basura, me limpié y entonces
volví a ponerme mis pantalones cortos. Esta parte era incómoda, siempre lo era. Pero al
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Ella parpadeó dos veces, como si estuviera absorta en sus pensamientos y quisiera decirme
algo. Pero yo no quería conocer sus problemas… sólo quería irme como el infierno de ahí.
Le arrojé cinco billetes de veinte y me levanté del catre. Pero la chica se levantó, tomó mi
mano, y sus labios rozaron mi oreja, asegurándose de protegerse la boca con su cabello.
—Mi nombre es Annie Hamilton. Soy ciudadana americana. Fui secuestrada de un crucero
hace cinco años. Eres mi última esperanza. Por favor, sálvame.
¿Qué demonios? ¿Esta ramera me quería hacer creer que era una norteamericana víctima
del tráfico sexual? ¿En qué tipo de trampa estaba intentando hacerme caer esta puta adicta a
la heroína?
—Me tengo que ir. —La empujé apartándola de mí. Este no era mi problema. Ella no era
mi problema. Salí de aquella apestosa habitación y no miré hacia atrás.
Maldita sea. De todos los burdeles y entre todas las rameras. ¿Por qué fui allí? ¿Por qué la
escogí? No necesito esta mierda.
Debería haber escuchado a Kyle, y follar con alguna chica universitaria.
—Tequila, solo.
El cantinero me sirvió una copa, y luego otra. Suave, dulce, salado, agrio.
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A medida que iban circulando los tragos, más intentaba sacarla de mi mente. Pensaba en
mi perro que había dejado en casa, en mi madre, en mi ex novia, en mi camioneta. Hablé de
cosas triviales con el cantinero, mentí sobre mi trabajo, le dije que era un turista tomándome
unas vacaciones de los negocios.
Pero había un problema. Su voz. Hablaba con un acento americano perfecto, sonaba como
si fuera de California. Y su rostro vagamente familiar ahora me hacía pensar en que había
visto su fotografía en una revista alguna vez.
Cerré los ojos e intenté dormir, rezando para borrarla de mi memoria.
CAPÍTULO 2
Rodé fuera de mi camarote la mañana siguiente y me golpeé la cabeza mientras iba
a hacer pis. Una ducha caliente hubiese sido lo ideal, pero tenía algo más importante
que hacer.
Me serví una taza de café, negro, me encaminé a nuestra computadora y escribí el
nombre que la chica me dio. ANNIE HAMILTON.
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¿Esa prostituta drogadicta de anoche realmente podría ser esta adorable chica
norteamericana desaparecida? ¿Tal vez formaba parte de alguna elaborada estafa?
Una prostituta de piel blanca podría fingir el acento americano, conocer la historia, y
utilizarla para intentar estafar a clientes como yo sin dinero. ¿Cómo podía asegurarme
de que esa mujer era Annie?
Hice clic en la primera imagen… La portada de la revista People. Desaparecida sin
dejar rastro: Annie Hamilton. Aquellos profundos ojos color avellana de la noche
anterior me devolvieron la mirada.
Joder.
Leí rápidamente la primera línea; cinco años atrás, tal como me dijo. Y al parecer,
todavía continuaba desaparecida.
Leí el primer artículo. Annie y su novio, Chris Porter, habían tomado un crucero de
vacaciones de primavera al Caribe. Habían estado festejando hasta alrededor de las 2
de la madrugada en la discoteca del crucero y muchos invitados los vieron bailar
juntos. Por lo que todos dijeron, ambos estaban demasiado borrachos y algunos
invitados recordaban que Chris parecía estar celoso cuando Annie subió al escenario
para cantar con los miembros de Divi, la banda de esa noche. A las dos y media de la
madrugada la tarjeta llave de su novio fue utilizada para entrar a su habitación, y él
juró que ella estaba con él. Chris declaró que la última vez que la vio fue alrededor de
las cinco, sentada en el balcón de su suite la mañana en que el crucero atracó en
Curaçao. Pensó que Annie sólo quería tomar aire fresco y ver el amanecer por lo que
se volvió a dormir. Algunos otros pasajeros afirmaron que la vieron a eso de las seis
en el ascensor con un miembro de la banda. Chris pasó la prueba de un detector de
mentiras y se declaró inocente repetidamente. El FBI había realizado una búsqueda en
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el barco sin encontrar ninguna pista. Las autoridades supusieron que se había caído
por la borda debido a la borrachera, o suicidado, o que fue empujada por su novio
después de una pelea, pero a pesar de una exhaustiva búsqueda en las aguas, no se
encontró ningún rastro de ella.
Yo no creía que se hubiera ahogado, porque el barco ya estaba en el puerto cuando
desapareció.
Mire hacia el océano desde mi claraboya. El muelle de cruceros estaba a sólo unas
millas de distancia. Si se hubiese caído, alguien la habría visto, cualquiera del barco, o
desde otro Buque de Crucero de los alrededores o desde el puerto. No encajaba.
En las semanas, meses y años subsiguientes, en varias ocaciones dijeron haber visto
a Annie en Curaçao y en otras islas vecinas del Caribe, pero nada que haya llevado a
4 BUD/S SEAL: (Basic Underwater Demolition). Demolición Submarina Básica/SEAL. El entrenamiento
Navy Seal Buds es un curso de seis meses y tiene la reputación de producir los mejores soldados del mundo
marítimo.
5 Semana del Infierno: La primera fase del entrenamiento BUD/S consiste de ocho semanas de
entrenamiento, el cual culmina en la "Semana del Infierno" a la mitad de la fase. Es una prueba de
resistencia física, fortaleza mental y verdadero trabajo en equipo.
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alguna parte. Incluso se decía que su familia, en una oportunidad, había pagado
trescientos mil dólares a un estafador que fingió ser un ex SEAL para que la
encontrara, pero resultó ser un fraude. Joder, realmente odio a cualquier hijo de perra
que mienta haciéndose pasar por un SEAL.Era fácil desenmascarar a esos cabrones…
tan solo preguntándoles su número de entrenamiento SEAL. No recordar tu número
de entrenamiento SEAL es como no saber tu apellido.
Pero yo todavía no estaba convencido de que la prostituta fuera quien decía ser. No
quería arriesgar mi carrera por sólo una posibilidad.
Estudié algunos otros sitios web más. Sus padres crearon la página web
www.findannie.com. Había fotos de su niñez, listas de lugares dónde había sido vista,
recortes de noticias y enlaces a programas de televisión.
Entonces una foto me llamó la atención.
El tatuaje en su tobillo.
El juramento del Código SEAL de la Marina, nuestro credo guerrero, se reprodujo
en mi mente.
Un hombre común, con el inusual deseo de tener éxito.
Forjado por la adversidad, permanece junto a las más valientes fuerzas de operaciones
especiales de Estados Unidos para servir a su país, al pueblo estadounidense, y proteger su
forma de vida.
Yo soy ese hombre. "
Maldición.
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La chica de anoche era Annie. Ya estaba seguro.
Hice clic en otra imagen.
Síp… la cicatriz en su hombro. Ella me había mostrado eso también.
Mi corazón palpitaba frenéticamente en mi pecho, apreté los dientes.
Maldita sea, ¿Por qué salí corriendo de ese lugar anoche en lugar de hablar con
ella? Porque no le creí… por eso.
¿Por qué nadie la había rescatado? ¡Era norteamericana por el amor de Dios! Esto
no era una jodida película. No había agentes del FBI y de la CIA sobre el territorio de
Curaçao buscando estadounidenses secuestradas, especialmente porque no existían
pruebas de que hubiese sido secuestrada. Cualquier avistamiento que se tuviera de
Annie primero pasaría por la policía local, quienes eran más corruptos que la mierda.
Sus padres pudieron haber contratado a uno de esos muchos grupos de contractors6
que estaban llenos de ex SEALs que hacían esta mierda para ganarse la vida.
Los Navy SEALs de EE.UU. podrían rescatarla. Yo podría rescatarla.
Había trescientos mil dólares de recompensa por llevarla a casa sana y salva. Pero
yo no quería ningún dinero. Si la rescataba tendría que permanecer en el anonimato.
Cualquier indicio de que un agente activo de los Navy SEAL estuviera fuera de
control, arruinaría mi carrera en el Equipo.
Volví a mirar nuevamente sus fotografías. Hombre, ella había sido hermosa. Podría
haber sido mi novia de la secundaria. Era mitad latina, parecía casi como una joven
Mujer Maravilla. Su pelo negro se veía reluciente, sus ojos avellana brillantes. Una
estrella del fútbol, la reina del baile escolar, una pequeña niña con coletas. Y yo la
había tratado como a un pedazo de basura.
6 Contractors
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Y yo no iba a permitir que eso sucediera.
Ahora tenía veintitrés años, dos años más joven que yo. Pensaba que estar lejos de
mis amigos y familia durante las misiones era malo, pero al menos yo lo hacía
voluntariamente al aceptar este trabajo. Vivir durante cinco años en un país extranjero
como esclava sexual era inimaginable.
7 The Star Spangled Banner: es el nombre del Himno Nacional de los Estados Unidos.
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"Mi lealtad al país y al equipo es irreprochable. Humildemente sirvo como un guardián a
mis compatriotas estadounidenses, siempre dispuesto a defender a aquéllos que no pueden
defenderse por sí mismos”.
Muchos hombres habían usado a Annie y después la abandonaron. Yo no iba a ser
uno de ellos.
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CAPÍTULO 3
Vic se abrió paso a través del enmarañado laberinto de SEALs con resaca dentro de
nuestros dormitorios para hablar conmigo.
—¿Quieres ir a cenar? —Si me negaba a salir con ellos dos noches seguidas,
sabrían que estaba tramando algo.
—No puedo. Voy a ir por un masaje.
La cabeza de Kayle se asomó en el acto desde su litera.
—Siempre que incluya un final feliz, estoy dentro, —comentó.
Estos hombres eran mis mejores amigos… no quería mentirles. Habíamos salvado
nuestras vidas más veces de las que me interesaba recordar.
—No va a ser posible, ya llego tarde. Regresaré pronto y saldremos. —Puse el reloj
en mi muñeca y salí de la nave.
Tenía que ver a Annie antes de que la llevaran a otro prostíbulo y perdiera la
oportunidad para siempre. Mi objetivo era evaluar la situación, inspeccionar el
edificio, y saber la cantidad de secuestradores para poder idear un plan. Tenía que
verla nuevamente… necesitaba estar cien por ciento seguro de que esa chica de
mirada triste era realmente Annie.
¿El proxeneta sospecharía si iba dos días seguidos? Lo dudaba. Si ella, Annie, había
sobrevivido durante cinco años, era porque debió ganarse su confianza.
Probablemente pensarían que la adicción de Annie era tan fuerte que ella deseaba más
drogarse de lo que quería recuperar su antigua vida. Así era como trabajaban estos
delincuentes… despojando a esas chicas de sus identidades.
Pero ella me dijo su nombre. Confió en mí. Y me alejé de ella.
Muy poco heroico.
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Me detuve en una tienda turística. Compré un poco de agua, aperitivos, loción y un
vestido para Annie. También le compré un pequeño collar, el cual puse en mi bolsillo.
El mismo hombre colombiano me encontró en la calle.
—Marinero ¿pasó un buen rato? Bienvenido de nuevo, mi amigo.
Odiaba la manera en que estas víboras me llamaban amigo. Me pregunté si él sabría
siquiera que Annie era norteamericana. A menudo, estas chicas eran traspasadas a
otros proxenetas, así que tal vez ni siquiera sabía quién era, y más si Annie estuvo
ocultándolo. A pesar de que cargaba un rifle sobre su hombro, yo podría capturar a
este imbécil en un segundo, incluso sin mi arma.
Seguí nuevamente al hombre hacia el interior de burdel. El tipo estaba a punto de
hacer sonar la campana para llamar a las chicas, cuando lo detuve.
—Quiero a la misma chica con la que estuve anoche.
—¿A Star? Claro, claro. ¿Qué te parecen dos chicas? Te hago un buen precio.
Negué con la cabeza.
—Nop, va a ser una. “Star” hizo un buen trabajo.
—¿Qué hay en la bolsa?
La abrí.
—Un poco de comida, agua, ropa, loción. Quiero que se vista y huela bien para mí.
¿Cuánto por una hora extra? Parto nuevamente hacia el mar mañana.
El tipo rebuscó dentro de la bolsa, y luego entrecerró los ojos.
—Te la doy dos horas gratis, por tu reloj.
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No dudé en entregárselo.
El rostro del tipo se iluminó con una sonrisa. Me hizo un gesto y me llevó por el
pasillo, hasta la puerta de la chica. Después se dio la vuelta y se fue para atraer al
próximo idiota como yo hacia el interior.
Me demoré antes de abrir la puerta.
Una plegaria desesperada. Esto no era una Superproducción de Hollywood o un
bestseller de suspenso del New York Times. Sabía que en este momento no existía
ningún lugar para las excusas, ni margen para cometer errores. Solo tenía una
oportunidad para ponerme la capa y ser su héroe.
La puerta chirrió. Annie estaba sentada en su catre, meciéndose de atrás hacia
adelante, acunando su cuerpo.
Movió la cabeza a un lado cuando me vio. Mientras se quedaba boquiabierta, cerré
la puerta y llevé el dedo índice sobre mi boca, haciendo un gesto para que
permaneciera en silencio. Mis ojos se deslizaron alrededor de las paredes, buscando
una cámara. Afortunadamente, estos burdeles de bajo presupuesto no usaban alta
tecnología. El ácido olor de la heroína me provocó ganas de vomitar. Miré hacia el
suelo y vi las agujas usadas debajo de la cama.
Esta vez, no estaba vestida con lencería, probablemente porque no la llamaron para
que se presentara. Llevaba una camiseta blanca manchada y bragas rosas de algodón.
Me senté en el catre y la tomé de la mano.
—Annie, mi nombre es Patrick Walsh, soy un Navy SEAL, te sacaré de aquí.
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Su cuerpo comenzó a estremecerse y empezó a sacudir la cabeza. Pero no hablaba.
—Lamento haber salido corriendo de aquí la otra noche.
—Oye, oye, está bien. Voy a cuidar de ti.
La abracé, su pequeño cuerpo casi desapareció dentro de mis fuertes brazos.
Enterró la cabeza en mi pecho. De aquí en adelante, nunca más podría existir ningún
contacto sexual entre nosotros. Pero no era un cabrón… sabía que Annie había estado
en el infierno y regresado, y si necesitaba que la abrazaran, que enjugaran sus
lágrimas, y le dijeran que todo estaría bien, yo haría eso.
—Puedes relajarte. No voy a tener sexo contigo, ni obligarte a que me toques… no
es por eso que estoy aquí esta noche. —Le aparté de nuevo el pelo del rostro y le
entregué la bolsa de papel—. Te conseguí algunas cosas, ropa y efectos personales.
El rímel corría por su rostro. Abrió la bolsa y sacó un vestido veraniego, bragas y
un sujetador limpios, y una loción con aroma a coco. Mantuve el collar en mi bolsillo.
Su lengua empujó dentro de su mejilla y tragó saliva.
—Ponte el vestido.
Annie asintió con la cabeza, se puso de pie y se alejó de mí mientras se desvestía.
No podía dejar de mirar su pequeño y firme trasero. Su repentina timidez me
sorprendió, dado que hacía menos de veinticuatro horas tenía a mi polla dentro de su
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boca. Sentí un dolor sordo en el pecho. Me odié a mí mismo por haberme sumado a
su pesadilla.
Por lo menos había regresado.
Necesitaba conocer su rutina diaria, lo lejos que llegaba su adicción a la heroína, y
tratar de armar un plan. No había ningún equipo de inteligencia que estuviera
trazando planes de acción sobre la marcha en mi lugar. Yo estaba a cargo. Y solo.
Nadie me cuidaría las espaldas... ni las de ella.
"Listo para Liderar, Listo para Continuar, Rendirse Jamás."
No podía arriesgarme llamando al FBI más tarde ni intentar llevarla a la embajada
en secreto. No tenía tiempo para diseñar una investigación de fondo e ir por los
canales adecuados.
Tal vez debería haberle contado a Vic. Él hubiera sabido qué hacer. Pero Vic
acataba las reglas. Nunca me hubiese permitido hacer esto a escondidas. Ni me
hubiese acompañado al burdel, si vamos al caso. Vic era un buen hombre, un católico
profundamente devoto. Cuando su esposa lo engañó durante nuestra última misión,
no estaba seguro si lo superaría. Cuando regresó a los Estados Unidos pasó cada
minuto con su hija, Carina. Yo sabía que la extrañaba con locura. No me podía
imaginar teniendo un hijo. Mi padre se había ido antes de que yo naciera, por lo que
no podía tener ni la maldita menor idea sobre cómo ser un padre.
Annie se volvió hacia mí, vestida con su atractivo vestido veraniego de color
amarillo, sus manos inquietas, como si deseara mi aprobación.
—Tesoro, te ves hermosa, —opiné.
A pesar de que estaba demasiado delgada, y tenía la piel cubierta por moretones y
verdugones, todavía era sexy como el infierno. Sus carnosos labios se curvaban hacia
arriba, su indomable cabellera enmarcándole el rostro. Quería levantarle ese vestido,
arrancarle las bragas y sentir a su húmedo coño apretándose a mi alrededor, pero
sabía que nunca podría cruzar esa línea con ella. Desde el momento en que me di
cuenta quién era, se transformó en cualquier otro trabajo. No era nada más que una
misión para mí ahora.
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Se sentó en el catre junto a mí. Quería moverme y establecer una invisible línea de
distancia entre nosotros, pero la mantuve cerca de mi lado. No quería tener ninguna
tentación, tenía un trabajo que hacer.
—Necesito tomarte algunas fotos, ¿de acuerdo? —Le susurré al oído.
Annie solo se encogió de hombros y saque mi teléfono. Tomé una foto de su tobillo,
su cicatriz, y su rostro.
—¿Qué sucedió, Annie? Cuéntamelo todo.
Annie permaneció en silencio. Sus dilatadas pupilas permanecían fijas en la pared.
La atraje hacia mí, y le acaricié el pelo.
—Estoy seguro de que esos tipos para este momento piensan que te han humillado
tanto que nunca considerarías escapar. Puedes confiar en mí. Pero sólo puedo
ayudarte si me lo permites.
Sus hombros cayeron y parpadeó rápidamente.
No quería hablar de mí mismo, pero supuse que Annie necesitaba saber más de mí
para poder abrirse.
—Te creo. Pasé por un extenso entrenamiento para leer a la gente. Vi tu tatuaje, tus
ojos, tu nombre. Lo corroboré con las noticias del periódico. Apenas te escuché hablar
supe que eras norteamericana, pero me asusté. Yo no huyo de los problemas, los
arreglo. Si alguien puede salvarte, ese soy yo. Pero si le digo a mi Comandante que te
encontré, tendría que revelarle al capitán que estuve en un prostíbulo, y mi carrera
terminaría, y entonces nunca podría ser capaz de sacarte de aquí. Y tendrían que
realizar cualquier plan de rescate a través de la CIA y el FBI, y eso podría tomar
meses. No puedo simplemente llevarte a la embajada con tu proxeneta vigilándonos.
De todos modos, la embajada está cerrada el día de hoy. Estoy seguro de que puedo
rescatarte. Sólo necesito algo más de información. Así que empieza a hablar.
Annie continúo sin decir una palabra.
Pasé las manos sobre las costras en sus brazos.
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—En cuanto a las drogas ¿sólo heroína? ¿Con qué frecuencia lo haces?
Su voz salió estremecida.
—Sí, heroína. Día por medio más o menos. Eso es todo lo que él me da. No puedo
parar, si es eso lo que estás preguntando. Es la única alegría que me queda.
De acuerdo. Sabía que era una adicta. No puedo decir que la culpaba.
—Lo entiendo. No te estoy juzgando. ¿Cuánto tiempo has estado en este burdel?
—No lo sé. Fui vendidad algunas veces. —Se detuvo y miró al vacío— A diferentes
islas además. Aruba, Colombia, Venezuela. Supongo que de alguna manera soy
afortunada… mi madre tiene descendencia mexicana y hablo español, por lo que no
sobresalía entre las chicas. Al principio, apenas me secuestraron, me llevaron
directamente a Aruba durante un año, para que no pudieran encontrarme. Pero estaba
tan drogada, que todo es muy confuso.
—¿Hay otras chicas norteamericanas aquí?
—Ya no, —dijo inexpresiva—. Hubo una chica una vez, fue secuestrada durante las
vacaciones de primavera en Aruba. Bonita, rubia, joven. Su nombre era Nicole.
—¿Dónde está ella?
—Muerta, —su voz se entrecortó—. Ella era mi roca, me cuidó cuando llegué por
primera vez aquí, me abrazó después de ser violada la primera vez, oraba conmigo
todas las noches para que algún día pudiéramos regrear a nuestros hogares. Durante
un tiempo estuvimos convencidas de que seríamos rescatadas. Pero cuando los meses
se convirtieron en años, Nicole se dio por vencida. Tuvo una sobredosis, tal vez
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incluso lo hizo a propósito. Le prometí que si alguna vez salía de aquí, le contaría a su
familia lo que le sucedió.
Annie se frotó contra mi brazo. No quería tocarla más de lo necesario para
consolarla. Supuse que demasiados hombres a través de los últimos años la habían
manoseado.
—¿Qué sucedió la mañana que fuiste secuestrada?
Su voz se quebró.
—Chris, uhm, mi novio, —levantó la vista para mirarme. Asentí con la cabeza y
ella continuó—. Fuimos a bailar a la discoteca del crucero, terminé completamente
borracha. Se puso un poco celoso de que subiera al escenario a cantar con la banda
pero no peleamos ni nada de eso. Regresamos a la habitación y estábamos tan
borrachos, que ni siquiera tuvimos sexo. Solo nos desplomamos en la cama. Me
desperté a eso de las cinco y vomité. Decidí tomar un poco de aire fresco en el balcón
y observar cómo el barco entraba al puerto. Después de unos treinta minutos, se me
ocurrió tomar fotos de la salida del sol en la cubierta. No quise despertar a Chris, así
que solo caminé de puntillas junto a la cama y salí de la habitación. El baterista de la
banda entró en mi elevador. Me dijo que conocía un sitio en el barco donde solo
entraba la tripulación y que podía tomar las mejores fotos de la salida del sol desde
allí, así que me fui con él. Una vez que estuve allí, me noqueó con cloroformo,
supongo. Cuando me desperté, estaba en un barco rumbo a Aruba.
Maldito hijo de perra. Podía sentir como se me encendía la sangre. Pero necesitaba
centrarme en el futuro, no en el pasado.
—Annie, esto no es tu culpa. Nada de esto. Espero que entiendas eso. ¿Alguna vez
te han permitido salir del burdel?
—No.
El poco color que tenía en sus mejillas pareció desvanecerse. Annie no estaba
segura de que pudiera salvarla.
Pero yo sabía que podía.
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Serie The Trident Code 01
—¿Por qué me dijiste tu nombre?
Dejó de temblar y tocó mi rostro, delineando mi barba con los dedos. Me estremecí
por dentro.
—Porque me miraste a los ojos y me lo preguntaste. Supe que eras norteamericano.
Suplicaba que fueses un SEAL de la Marina. Crecí en San Diego, solía observar a los
chicos entrenar como BUD/S en la playa de Coronado cuando íbamos a desayunar a
“Del” con mis padres. —Hizo una pausa, sus dedos trazando un camino por mi
cuello y mis brazos—. Tu barba tupida, tus brazos fuertes, tus músculos, tu cabello
largo… me di cuenta que no eras solo algún típico marinero. Algo en tu mirada…
Parecerá una locura, pero confié en ti. A pesar del hecho de que acababas de pagar
para que una prostituta te hiciera una mamada, pude ver que eras un buen hombre. Y
he visto muchos hombres con sus miradas oscuras y frías. O peor aún, muertas. Pero
la tuya… No puedo explicarlo. Tienes ojos tiernos, pero dolidos, ¿sabías? Durante
cinco años, me aferré a esta fantasía de que sería rescatada. Oraba por ti, soñaba
contigo. Solo sabía que serías enviado a mí. Tú eres mi única esperanza.
Guau. Eso era fuerte. Esta chica pensaba que me atrajo para rescatarla, como
alguna profecía divina. Tragué saliva.
Esto se estaba poniendo intenso. Pero me gusta la intensidad.
—Se lo dijiste al hombre correcto. Y me alegro de que me mostraras tu tatuaje. Tus
padres lo pusieron por toda su página web.
Ella sonrió.
—Y pensar que mis padres me castigaron cuando se enteraron que me lo hice. Usé
una identificación falsa y fui a una de las tiendas de tatuajes en Pacific Beach. Cuando
lo vieron por primera vez, me dijeron que era una vergüenza para el buen nombre de
la familia y que estaban avergonzados de mí.
Bastantes severos. Sus padres parecían ser unos idiotas pretenciosos. Quiero decir,
todas las chicas de dieciocho años, experimentan con la ropa, el cabello, el maquillaje,
piercings, tatuajes.
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Serie The Trident Code 01
Su risa me hizo sonreír. Pensé que el que todavía pudiera encontrar humor dentro
de su infierno me demostraba lo resistente que era.
—Lo noté al segundo en que me lo mostraste. Inmediatamente pensé, ¿Por qué esta
prostituta del Caribe tiene un tatuaje de Arvid el Alíen en el tobillo?
—Bueno, no estaba segura de que estuvieras poniendo atención a mi tobillo. —Eso
me hizo sentir como un idiota clase A—. Pensé que si te hacía un buen trabajo, —
continuó—, entonces tal vez me creerías.
—¿Cuántos hombres vigilan éste lugar?
—Me he cargado hombres mil veces más peligrosos que ellos. Annie, te sacare de
aquí, pero no puedo hacerlo hoy. —Comenzó a sacudir la cabeza, pero yo continué—,
necesito inspeccionar todo el edificio, la zona de los alrededores, conseguir un coche,
encontrar una casa segura para ti. Traer algunos de mis amigos. Es importante que
actúes normal, hacer lo que te dicen. Mi barco dejará Curaçao esta noche para una
misión, pero regresare por ti, te lo prometo.
—No, por favor no me dejes aquí. Llévame contigo. Sé que puedes. —Se frotaba la
piel.
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Serie The Trident Code 01
Su respiración se aceleró.
Intentó besarme el cuello, pero la aparté y me incorporé, abrazándola a mi lado.
—Me tengo que ir. Pero tengo algo para ti.
Busqué en mi bolsillo, saqué el collar y lo coloqué alrededor de su cuello.
Le acaricié la frente.
—Cada vez que la mires, sabrás que estoy trabajando para sacarte de aquí. Tú no
eres invisible… eres invencible. Sé que estás viva. Conozco tu nombre. Sobreviviste
todo este tiempo y no te defraudaré.
Mi pulso se disparó y resistí la tentación de besarla en los labios. Su vulnerabilidad
era como una espada en mi pecho y un disparo a mi polla. Deseaba tanto protegerla
como follarla, y esa era una combinación que podría conseguir que ambos
terminásemos asesinados.
Su voz se quebró.
—Por favor, llévame. Haré lo que sea. No me dejes aquí. No debería estar aquí. Tú
no entiendes….
—Lo siento, Annie. Me tengo que ir.
— ¡Patrick!
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Serie The Trident Code 01
Annie comenzó a verse desesperada, aferrándose a mí. Dios, que no se altere. ¡Qué
no lo eche todo por la borda!
—Si por alguna razón nunca te vuelvo a ver, prométeme que le dirás a Chris que
no me suicidé. Y a mis padres que los amo.
Firmemente le aparté las manos de mi pecho.
—Tú misma serás capaz de decirles lo que quieras a tu novio y a tus padres.
Pronto. —Nunca hago promesas que no pueda sostener. No iba a poder enfrentar a su
familia si no podía salvarla. O a su novio… Solo podía imaginarlo… tu novia me hizo
una mamada en un burdel pero no la salvé. Eso no iba a suceder.
Su cuerpo estaba temblando.
—¿Y si no estoy aquí para cuándo regreses? ¿Y si ellos me venden?
Al diablo. La atraje hacia mi boca. Nuestros labios se tocaron, suaves y tiernos. La
chica necesitaba consuelo, no pasión.
—Nena, te encontraré. No importa lo que pase.
"Mi palabra es sagrada.”
Annie me devolvió el beso, un beso desesperado. Su boca era cálida y húmeda. No
sabía amarga y reseca como había esperado. No. Se sintió salada y afrutada, como una
margarita de fresas. Quería beberla, saborear cada centímetro de su cuerpo, darle
placer en lugar de obligarla a servirme. Quería ver un cálido rubor cubrirle el rostro y
hacerla brillar solo para mí. Hacerla correrse gritando mi nombre, y decirle que
estaría a salvo y nunca tendría nada que temer otra vez. Quería protegerla y
prometerle que mientras yo viviera, ningún otro hombre que no fuera yo volvería a
tocarla.
En vez de eso, la aparté alejándola de mí, y me levanté del catre. Puse cien dólares
en su mano, abrí la puerta y entonces salí de su habitación, y del burdel. Permanecer
más tiempo despertaría sospechas y no podía dejar que todo se fuera a la mierda por
Annie.
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Serie The Trident Code 01
Cada paso que daba alejándome de Annie me desgarraba por adentro. ¿Por qué yo
debería estar a salvo, cuando ella estaba atrapada aquí prostituyéndose? ¿No había
tenido suficiente infierno como para toda una vida? Debería haber noqueado a su
proxeneta y llevarme a Annie a un lugar seguro. Pero necesitaba ser paciente para
asegurar el éxito de mi misión.
“Estoy dispuesto a brindarme íntegramente a la potencia de la batalla a fin de lograr mi
misión y las metas establecidas por mi país.”
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Serie The Trident Code 01
CAPÍTULO 4
Arrastré a Vic y Kyle hacia una sala de recreación vacía, lejos del resto de nuestro
equipo. Vic se sentó en una silla.
—Amigo ¿qué es lo que pasa contigo?
Kyle me fulminó con la mirada.
—Escúpelo, Walsh.
Yo no quería hablar. Así que entré en la computadora común y abrí el sitio web de
Annie.
Kyle se concentró en la pantalla.
—Sí, Annie Hamilton. Todo el mundo ha oído sobre ella. Bella como el demonio. Se
emborrachó y se cayó por la borda de un crucero cerca de aquí. Supongo que el
borracho de su novio la empujó. Era de San Diego. ¿Cuál es el punto?
Respiré profundamente.
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Serie The Trident Code 01
Kyle se echó a reír.
—Por supuesto que sí.
Vic sacudió la cabeza en mi dirección, probablemente sin estar seguro si yo estaba
bromeando o no.
—Joder, hombre. Ella es la hija de alguien. Esto no es divertido.
—No estoy bromeando. Ella fue jodidamente secuestrada y forzada a ser una
esclava sexual. Anoche fui a un burdel, y esta chica me hizo una mamada. Entonces
me dijo que su nombre era Annie Hamilton. Pensé que estaba intentando engañarme,
pero maldición, es ella: ojos color avellana, acento Californiano. Y se aseguró de
mostrarme la cicatriz del hombro y el tatuaje del tobillo. Toma, mira las fotografías.
—Regresé hoy, sólo para estar cien por ciento seguro. Apostaría mi maldita
Budweiser que es ella.
La sala quedó en silencio. No hacemos bromas sobre "La Budweiser," nuestro
tridente, la insignia naval. Esa imagen quedaba tatuada en cada SEAL de la Marina,
después de terminar el entrenamiento BUD/S.
"Mi Tridente es un símbolo de honor y legado. Que me fue otorgado por los héroes que me
han precedido, encarna la confianza de los que he jurado proteger. Al usar el Tridente acepto
la responsabilidad de mi profesión y forma de vida. Es un privilegio que tengo que ganar todos
los días”.
Kyle puso la mano en mi hombro.
—Hablas en serio ¿Crees malditametne que encontraste a Annie Hamilton en un
prostíbulo de Curaçao?
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Serie The Trident Code 01
—Está bastante arruinada, pero viva. Una adicta a la heroína que apenas se
mantiene en pie. Es un milagro que haya sobrevivido estos últimos cinco años. Ahora,
¿cómo vamos a rescatarla?
Vic negó con la cabeza.
—¿Follaste con una prostituta? Eso es muy bajo, incluso para ti, Walsh. Ve a
contárselo al teniente Marshall. ¿Te das cuenta que van a levantarte cargos por
pagarle a una ramera?
—Cierra tu maldita boca. ¿Quién carajo te crees que eres para decirme lo que tengo
que hacer? No eres mi sea daddy8. Por supuesto, sé que me levantarán cargos, pero
me importa una mierda. Tenemos que salvarla. Somos los malditos SEALs. Nadie más
va a hacerlo. ¿No se dan cuenta? Era mi destino estar en esta misión, y en este equipo
SEAL. Para rescatarla. Pero no se lo diremos al Teniente Marshall… ni a nadie más
del equipo, de hecho. La Marina tendría que conducirse por los canales apropiados, la
CIA, el FBI, la policía local de Curaçao. Es demasiado arriesgado. Deben haberla visto
antes y nadie hizo una puta cosa. Voy a rescatarla. ¿Me ayudarán? ¿O serán unos
malditos soplones y le entregarán mi culo al Teniente Marshall?
Kyle no lo dudó.
—Estoy dentro.
—Yo también, —dijo Vic mordiéndose el labio.
Sabía que Vic ayudaría, incluso a pesar de que le gustara seguir el protocolo.
Kyle puso la mano en mi espalda.
—Sip. Ni siquiera me preocupa. Estos idiotas son una changa en comparación con
los tipos con los que tratamos usualmente.
Tenía razón. Me había enfrentado en tiroteos con talibanes, había arrestado a
piratas somalíes, y asesinado a varios miembros de los carteles de la droga. Un grupo
de baja calaña de trata de blancas del Caribe no me asustaba.
8 Sea daddy: Término utilizado en la marina de los EU, donde un marino toma un campamento militar bajo
su ala.
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Serie The Trident Code 01
"Fuimos entrenados para la guerra y luchamos para ganar."
“Esperamos dirigir y ser dirigidos. Ante la ausencia de órdenes tomaré el mando, dirigiré a
mis compañeros de equipo y cumpliré la misión. Gobernaré con el ejemplo en cualquier
situación.”
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Serie The Trident Code 01
CAPÍTULO 5
Estaba contento de que Kyle y Vic cuidaran mis espaldas. Es así con los chicos del
equipo, somos más que hermanos, estamos unimos de por vida.
Nos dirigimos hacia el gimnasio del barco para entrenarnos por última vez antes de
mañana. La adrenalina bombeada en mis venas. Necesitaba controlar mis emociones.
Quería matar a esos hijos de puta, y no lo pensaría dos veces antes de hacerlo.
Repasamos el plan que había trazado cuando regresé del burdel aquella noche. No
nos preocupaba demasiado sacar a Annie clandestinamente. El plan consistía en
dirigirnos al burdel por la noche, haciéndonos pasar por clientes. Una vez que
estuviéramos dentro de la habitación con Annie, Kyle y Vic se encargarían del
proxeneta hasta que yo la sacara de allí. No íbamos a utilizar la fuerza salvo que fuera
necesario.
Kyle me dio un manotazo en la cabeza.
9 ETS: Enfermedad de Transmisión Sexual.
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Serie The Trident Code 01
—Mierda, hombre. No veo por qué no puedo echarme un polvo primero con
alguna de las otras rameras y después salvar a tu chica. Seré rápido.
Le devolví el golpe en la cabeza.
—Sí, tu ex mencionó tu pequeño problema. Pero lo siento, no voy a arriesgarme. Y
ella no es mi chica.
—Lo que tú digas, hombre, —Vic se echó a reír.
—Vete al diablo, Vic. No voy a rescatarla porque esté enamorado de ella, ni
siquiera la conozco. Quiero rescatarla porque es lo que hay que hacer.
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Serie The Trident Code 01
Pero yo nunca podría hacer feliz a ninguna mujer. No comprendía por qué tantos
hombres sentían la constante necesidad de complacer a las mujeres como si fuera su
única misión sobre la vida.
Pero ya basta de esta mierda de las relaciones. Tenía que permanecer inmutable…
sin importar nada más, no podía permitirme darle a Annie cualquier esperanza de
que pudiéramos estar juntos.
No podía esperar para terminar con esta mierda. Intentaría no pensar en lo que
sucedería después de dejarla en la embajada. Si su familia la trataría bien, si sus
amigos iban a poder mirarla a la cara sin encogerse. Ese no era mi problema. Ella no
era mi problema. Haría mi trabajo en llevarla de regreso sana y salva, y entonces me
largaría como la mierda de allí. Había visto lo que los medios le hacían a estos tesoros
redescubiertos… los acechaban como lo hacen con las celebridades. Nunca podría
formar parte de ese circo mediático, ni con mi trabajo, ni con mi vida.
Cumpliría con mi deber hacia ella, mantendría mi promesa. Pero después de eso,
Annie seguría por las suyas. Tenía una familia esperándola, de todos modos. Yo
nunca podría encajar en su vida y ella nunca podría ser parte de la mía. Annie
simplemente tendría que olvidar que alguna vez me conoció, al igual que esperaba
que olvidara toda la tortura que tuvo que soportar. Y yo podría regresar a vivir mi
vida de la manera que me gustaba.
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Serie The Trident Code 01
Solo.
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Serie The Trident Code 01
CAPÍTULO 6
Nuestro portaaviones arribó al puerto durante el amanecer. ¿Sería similar a este
amanecer la última vista de Annie antes de ser secuestrada? Su deseo por fotografiar
esta belleza le costó su libertad. Hoy, yo la liberaría. No podía esperar para ver la
expresión de su rostro una vez que la rescatara. Todo el entrenamiento por el que
había pasado en mi vida me había preparado para esta misión. Y para ser honestos,
disfrutaba de la sensación de triunfo. Esa era la única cosa en mi vida que me hacía
sentir mejor.
—Encantado de conocerte. El Cleito está limpio y listo para ti.
Intercambié una mirada con Vic y Kyle. El Cleito. Según la mitología platónica de la
Atlántida, Cleito le dio diez hijos a Poseidón. Una oscura referencia del tridente de los
Navy SEAL, pero todos entendimos al instante la importancia del nombre.
Dave me dio las llaves.
—Entonces, ¿cuáles son tus planes? Conozco algunos excelentes lugares para
bucear.
Metí las llaves en el bolsillo.
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Serie The Trident Code 01
—Lo haremos.
Miré a Kyle, quien me devolvió un asentimiento con su cabeza. Podíamos confiar
en este hombre. Cualquier tipo de BUD/S, cualquier tridente. Dave era uno de
nosotros. Básicamente era familia.
—Bueno, les daré el recorrido.
Nos condujo hasta el barco. No era de ninguna manera un yate de lujo, pero sería
perfecto para lo que necesitábamos. En la planta baja había una pequeña cocina, en el
piso de arriba dos dormitorios… uno con dos camas individuales y uno con una cama
tamaño Queen, un baño, y una pequeña sala de estar. Y en la parte superior de la
cubierta una área pequeña para relajarse. Le pasé las llaves a Kyle y él jugueteó un
poco con los controles.
Pasamos el resto del día abasteciendo el barco con alimentos, bebidas y
suministros. Compré ropa para Annie, zapatos, artículos de tocador, revistas, algunos
libros. No sabía qué podría gustarle pero supuse que todo lo que pudiera mantener
su mente apartada de las drogas y de lo que había vivido, sería una buena elección.
Horas más tarde, finalmente el sol estaba cayendo. Limpiamos, cargamos las armas
y las ocultamos.
Estaba listo para derramar un poco de mierda. Kyle se puso de pie.
10 Frogman en inglés: Integrante del cuerpo élite de buceadores de la marina.
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Serie The Trident Code 01
— ¡Hagámoslo!
La operación Rumpelstiltskin estaba lista para comenzar.
Nos vestimos con ropa informal. No tenía miedo… Esto era más como un ejercicio
de entrenamiento que una misión.
Nada podía salir mal.
Cuando doblamos por la calle, jadeé. El burdel no se veía por ningún lado… en su
lugar había cenizas esparcidas por el suelo y colchones quemados arrojados sobre la
calle.
Desapareció... Annie había desaparecido.
Le fallé.
Vic pasó el brazo alrededor de mi hombro.
— ¿Seguro que este es el lugar?
—Afirmativo.
Kyle escudriñaba a través de las brasas, concentrado.
—Estoy seguro de que está viva y que sólo la trasladaron.
Mis párpados ardían y podía sentir la pulsación en mi garganta.
Un hombre pasó caminando, llevando un reloj parecido al que yo le había dado al
proxeneta.
Corrí y lo empujé contra el edificio contiguo.
—¿De dónde sacaste ese jodido reloj?
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Serie The Trident Code 01
Él se estremeció, y una vez que lo vi más de cerca, me di cuenta de que no era mi
reloj.
Vic y Kyle salieron corriendo tras de mí.
Liberé al hombre.
—Lo siento. Me equivoqué.
Vic invadió mi espacio personal, dirigiéndome una mirada determinada.
—Pat, la encontraremos.
Me aparté de ellos, y comencé a regresar a la ciudad.
Si Annie todavía estaba viva, la encontraría. Ella había sobrevivido todo este
tiempo. Sólo rogaba que no se diera por vencida, porque yo iba a buscar en cada
rincón de esta tierra hasta encontrarla.
"Nunca renunciaré. Tendré perseveranza y triunfaré en la adversidad.”
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Serie The Trident Code 01
CAPÍTULO 7
Kyle siempre trataba de tomar el mando.
—Es fácil. Solo vayamos a la ciudad y preguntemos por los alrededores hasta que
alguien hable. O podemos ir con Dave y pedirle ayuda. Él conoce esta zona.
—No es tan fácil, —tomé un trago de mi cerveza y observé las olas que rompían
contra las rocas—. No quiero involucrar a Dave. No lo conocemos. No podemos
levantar sospechas. Podrían asesinar a Annie si se entera la persona equivocada.
Vic asintió con la cabeza mostrando su acuerdo.
—Deberíamos decirle al teniente Marshall. Sólo hacerlo a través de los canales. Es
la mejor manera.
Kyle y yo intercambiamos una mirada. Ya le había dicho a Vic que contarle a
nuestro comandante no era una opción. Especialmente ahora… que había perdido
mucho tiempo.
—Lo jodí todo. Debí habérselos contado la noche en que la conocí. Podríamos
haberla rescatado la noche siguiente cuando regresé. Ahora cargaré con el peso de la
culpa sobre mis hombros si muere de sobredosis o termina en una zanja.
Kyle tomó otra porción de pizza.
—No te castigues por eso. Teníamos que regresar al barco esa noche. ¿Qué mierda
podrías haber hecho? ¿Salvarla y entonces sólo dejarla en alguna parte? Y no seas un
maldito llorón. Ella no fue trasladada porque regresaste. Ellos mueven a estas chicas
todo el maldito tiempo.
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Serie The Trident Code 01
Lo sabía, incluso Annie me lo dijo. Pero no la escuché. Fui demasiado arrogante, y
ahora no tenía ni una jodida idea de dónde estaba. Me puse de pie.
—Vámonos.
No tenía que dar explicaciones. Vic y Kyle bajaron sus cervezas, tiraron el resto de
la pizza, y nos fuimos.
Recorrimos todos los lugares más miserables de Curaçao. Debimos haber entrado
en más de una docena de burdeles. Esto era tan malditamente deprimente. Algunas
de las rameras no debían tener más de catorce años. Las mayores destilaban
desesperación. Mirada vacía, cuerpos maltratados, mentes drogadas.
Pero ningún rastro de Annie.
Kyle desapareció en una de las habitaciones con una chica. Dijo que iba a “tomar a
una para bien del equipo” así no despertaría sospechas.
Cuando salió de la habitación, tenía una enorme sonrisa en su rostro.
—¿Ella era buena? —Le pregunté.
—No lo sé. No pude soportar follarla, solo en caso de que fuera otra
estadounidense y tuviera que tratar con toda esta mierda. Así que sólo me hizo un
trabajo manual. No estuvo mal, pero yo mismo me hago un mejor trabajo. De
cualquier manera le dije que había follado a una increíble ramera del burdel que se
incendió. Me dijo que escuchó que a ese grupo de chicas las acaban de llevar a Aruba,
—sonrió—. Te dije que tomaría a una para bien del equipo.
—Vámonos. —Me obligué a calmar mi ansiedad, esta vez no quería ser demasiado
confiado. La fresca brisa caribeña calmó mi mente. Annie mencionó que había sido
trasladada a Aruba una vez. Tenía sentido que ahora estuviera allí.
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Aruba estaba a unos meros cien kilómetros de distancia.
No le fallaría a Annie. No fallaré.
"Nunca abandono una pelea."
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CAPÍTULO 8
Con el barco seguramente atracado en un muelle, los tres nos encaminamos a
través del alborotado mercado, atravesando a codazos la hordas de turistas y
lugareños que pregonaban sus mercancías. El sol ya estaba asando al mar de cuerpos
tendidos sobre un tramo de la playa y aunque vestía unos vaqueros desgastados y
una raída camiseta con un gorro que me cubría hasta los ojos, sentía el abrumador
calor en mi piel. No pude evitar que Vic se pusiera una camisa hawaiana de mal
gusto, tratando de vestirse como un turista. Él nos seguía de lejos, paseando
tranquilamente de tienda en tienda a lo largo de la carretera frente a la playa.
Por la noche, Kyle, Vic, y yo volvimos a salir, buscando por todas partes unas luces
rojas. Los burdeles de Aruba parecían de mejor calidad que los de Curaçao. La
mayoría funcionaban como bares. Los hombres podían sentarse y ordenar bebidas en
pequeñas mesitas y charlar con las prostitutas. Supongo que era ideal para los
hombres a quiénes les gustaba fingir que estas mujeres estaban realmente interesadas
en ellos, en lugar de admitir que pagaban por sexo. Yo prefería ser honesto con mis
intenciones, así que nunca necesitaba jugar ningún juego ni engañarme a mí mismo
más de lo que ya lo hacía.
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Pero después de otra larga noche de demasiadas bebidas y luces de neón brillantes,
regresamos con las manos vacías. Sin Annie.
Vic y Kyle charlaban con las chicas en el bar, pero yo estaba demasiado
malditamente deprimido como para tener una charla trivial. Me senté solo en una
mesa en un rincón a beber whisky. ¿Por qué debería de estar divirtiéndome en el
paraíso, mientras que Annie estaba en el infierno?
Piensa, hijo de puta. ¿Qué se me está pasando por alto?
Mi mente se abstrajo, y me dejé llevar escuchando la música Calypso12. El golpe del
acero de la batería sacudía la bebida dentro de mi vaso.
Acero. Batería.
Annie dijo que la última cosa que recordaba de la mañana que fue secuestrada era
que el baterista entró en su ascensor y la drogó. Y la otra chica norteamericana que
desapareció, Nicole Race, fue vista por última vez en este bar. Annie ni siquiera dijo
que conocía a Nicole, pero Nicole había muerto por sobredosis. Esto no podía ser solo
una coincidencia.
11 Spring Break: Vacaciones de primavera. Es una fiesta de una semana de estudiantes que da comienzo en
los primeros días de primavera. Lo celebran los estudiantes de universidades y colegios de varios países.
12 Calypso: Es un género musical que se originó en las islas del Caribe Trinidad y Tobago, ha influenciado
otros géneros incluyendo, el jazz, el reggae y la soca. Los instrumentos típicos incluyen la guitarra, el banjo,
el tambor de acero y diversos instrumentos de percusión.
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Le eché un vistazo al baterista y mis ojos se estrecharon. Un hombre más viejo que
la vida con penetrantes ojos oscuros; vestía una camisa rosa y golpeaba esa batería
como si no tuviera una sola preocupación en el mundo.
Kyle estaba ocupado manoseándose con una chica en la pista de baile, por lo que le
dije a Vic que me encontraría con ellos en la habitación porque quería dar un paseo.
Me miró, como si pensara que estaba tramando algo, y me preguntó si quería que me
acompañara. Cuando le dije que no, se limitó a asentir con la cabeza.
Me dirigí al callejón cerca de la parte trasera del club. Había una furgoneta
estacionada ahí. Tenía un árbol pintado en su puerta lateral con las palabras Divi Divi
debajo. Moví el coche que rentamos hasta la esquina. Cuando la banda se fuera,
estaría listo para seguirlos.
Pasaron las horas. Estaba cansado pero no tanto como para cerrar los ojos y correr
el riesgo de dormirme. Quedarme vigilando a esta furgoneta era fácil en comparación
con el entrenamiento que tuve que pasar. En la Semana del Infierno de los BUD/S
había sobrevivido con sólo cuatro horas de sueño en cinco días y medio. Hasta el día
de hoy, cada vez que estoy cansado durante una misión, puedo escuchar las palabras
de mis instructores resonando en mi cabeza, burlándose de nosotros, tratando de
llevarnos a tocar la campana tres veces y rendirnos. Cualquiera que se rinda en este
momento recibirá café caliente y donas. Vamos ¿quién quiere una dona? ¿Quién quiere un
poco de café?
Necesitaba una bebida energetizante. Eché un poco de café instantáneo en una
botella de agua. Momento de mantenerse despierto y esperar.
Otra media hora pasó. Finalmente, subieron a la camioneta. Cuando ésta comenzó
a moverse por la calle, lentamente los seguí por detrás, manteniendo mi distancia.
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Serie The Trident Code 01
indicio, ningún hombre al frente, sólo una puerta con unas barras de metal y algunas
luces en las ventanas. ¿Podría Annie estar ahí?
Los hombres salieron. Cuatro de ellos se fueron en diferentes vehículos aparcados
afuera. Entonces la puerta de la casa se abrió y el baterista caminó hacia dentro
saludando a otro hombre.
Saqué mis binoculares y su rostro entró en mi foco. Era ese proxeneta. El de mi
reloj, estaba completamente seguro.
Conduje mi coche alrededor del edificio. En una ventana al fondo, pude distinguir
a una chica mirando por la ventana. Tenía el pelo oscuro pero incluso con mis
binoculares fue todo lo que pude ver porque se alejó de la ventana rápidamente. ¿Era
Annie? Mi instinto me decía que era ella, pero sólo existía una forma de averiguarlo.
CAPÍTULO 9
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Alana Albertson - Invencible
Serie The Trident Code 01
Encendí la luz del cuarto del hotel. Kyle estaba inconsciente en la cama junto a una
rubia, Vic se había derrumbado en el pequeño sofá de la sala de estar. Conocía el
procedimiento… si uno de nosotros tenía suerte, sería el primero en dirigirse a la
habitación. Obligando al resto a quedarse pasando tiempo por ahí, hasta que no
hubiera moros en la costa, cediéndoles a la pareja de amantes la cama. Por supuesto,
Vic nunca nos había hecho algo así. Era un monógamo fuera de serie. Siempre nos
burlábamos de él, pero estaba comenzando a pensar que Kyle y yo éramos quienes
estábamos equivocados y Vic estaba en lo correcto. No estaría en este lío ahora si no
me hubiera dejado llevar por mis necesidades, pero si no lo hubiera hecho no habría
encontrado a Annie.
Sacudí a Kyle.
—Ey. Siento interrumpir. Pero tenemos que irnos, —Kyle entendió. Se dio la vuelta
hacia la chica.
—Ey, cariño. Lo siento, pero tengo que irme para ayudar a mi compañero.
La joven asintió con la cabeza, casi mostrándose herida. Cogió su ropa que estaba
en el suelo a un lado de la cama. No podía dejar de mirar su cuerpo desnudo. Gran
trasero, tetas grandes, bonita piel bronceada. Se puso las bragas, entonces los
vaqueros, y a continuación deslizó una camiseta rosada sin mangas por encima de su
cabeza. O bien no usaba sostén o no se molestó en buscarlo. Kyle le dio un beso en la
mejilla.
—Te llamaré. Estaremos en la ciudad dos semanas.
Le dirigí a la muchacha un ademán de despedida inoportuno. Y dado que estaba
paranoico por Annie, decidí preguntarle.
—¿Dónde estás parando?
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Serie The Trident Code 01
—Oh, en un hotel en esta misma calle. Puedo ir caminando.
Al diablo con eso.
—Te llevaremos.
Kyle se vistió.
—No, Pat tiene razón. Lo siento, iba a proponértelo, sólo que estoy un poco
atontado. Te llevamos.
La chica se encogió de hombros.
—Está bien. —Entonces se metió en el cuarto de baño.
Les hice una seña a los muchachos para que tomaran sus armas y las bolsas con el
equipo de operaciones nocturnas.
—Es hora.
Vic se colocó su pistola.
—La encontraste.
—No estoy seguro, pero creo que sí. Su proxeneta está ahí.
—Suficientemente válido para mí. —Kyle cargó su pistola y recogió la bolsa llena
con nuestros equipos—. ¡Hooyah!13
La chica de Kyle salió del cuarto de baño con el rímel corrido. Pero en ese
momento, no vi a esta chica desconocida, vi a Annie. Los ojos de Annie. En un
descuido, en una noche de borrachera, el mundo de Annie cambió para siempre.
Durante las vacaciones de primavera, hacía cinco años, una noche como ésta. La chica
que estaba delante de mí no sabía que Kyle era un buen tipo. Que ninguno de los tres
íbamos a violarla en grupo. Pero esta chica corrió el riesgo, un riesgo con él y con
13 ¡Hooyah!: Grito de batalla de los Navy Seals.
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Serie The Trident Code 01
todos nosotros. En un país extranjero, con leyes diferentes. Estas niñas tenían un
erróneo sentido de seguridad, creyéndose invencibles. Pero todo lo que se requería
era beber el trago equivocado, del hombre equivocado, y podrían terminar muertas o
en un infierno viviente. Exactamente como Annie.
Salimos del hotel y nos amontonamos en el pequeño coche de alquiler. Dejamos a
la chica en la puerta de su habitación del hotel, Kyle entró con ella para asegurarse de
que estuviera a salvo. Y volvió a subirse al coche.
—Entonces, ¿cuál es el plan?
Este aficionado intento de rescate era tan diferente de las misiones que
habitualmente hacíamos como equipo. Sólo teníamos que despejar la casa, al igual
que lo hicimos tantas veces en Afganistán. Estos traficantes probablemente sólo se
preocupaban por las drogas y el dinero; no intentarían iniciar un incidente
internacional sólo para conservar a una chica que habían secuestrado cinco años atrás.
Lo más probable era que estuvieran buscando alguna manera de deshacerse de ella de
todos modos. No es que yo fuera a intentar razonar con ellos.
Nos estacionamos a una calle del edificio y a hurtadillas llegamos hasta la puerta.
Adentro parecía estar silencioso, las luces estaban apagadas. Probablemente ya
estarían durmiendo. Deseaba que esto se hiciera con un trabajo limpio.
—Creo que ella está en esa habitación. Segunda ventana a la izquierda.
—Vamos a echarle un vistazo.
Yo era un católico no practicante. Aun así, cada vez que iba a una misión, rezaba la
Oración Familiar de mi película favorita, Boondock Saints14.
14 The Boondock Saints: película estadounidense de 1999 dirigida y escrita por Troy Duffy. Protagonizada
por Sean Patrick Flanery y Norman Reedus como dos hermanos gemelos irlandeses católicos que se
convierten en justicieros después de asesinar a dos miembros de la mafia rusa en defensa propia. Ambos
experimentan una epifanía y junto a su amigo David Della Roco tratan de librar de los criminales la ciudad
de Boston mientras son perseguidos por un agente del FBI.
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Serie The Trident Code 01
“Y vamos a ser pastores para ti, mi Señor, para ti. Danos el poder de tu mano. Nuestros
pies podrán realizar rápidamente tus órdenes. Así fluiremos en un río adelante, hacia ti y
siempre estará repleto de almas.
En Nomeni Patri Et Fili Spiritus Sancti”
Amén. Movámonos.
Sigilosamente, dejamos el coche y a hurtadillas rodeamos el edificio. Oí ladrar a un
perro a la distancia. Kyle y Vic estaban vigilando junto a mí, usé mis gafas de visión
nocturna para mirar hacia el interior de la ventana.
Había un pequeño catre en la habitación. Annie estaba acurrucada durmiendo en
él.
Les hice una seña a mis hombres. Había rejas en su ventana. No podríamos
simplemente sacarla. Teníamos que entrar por la puerta de atrás.
“La ejecución de mi deber será rápida y violenta cuando se requiera, guiada por los mismos
principios a los que sirvo para defender ".
No teníamos la intención de matar a sus captores. Nuestro único objetivo era salvar
a Annie.
Mientras ellos inspeccionaban visualmente en busca de hombres, yo me dirigí hacia
la puerta de Annie.
Abrió los ojos, sorprendida. Pero no dijo nada, sólo me disparó una silenciosa
sonrisa y envolvió los brazos alrededor de mi cuello. Mi corazón latía con fuerza, casi
saliéndose de mi pecho. El reconocimiento iluminó esos ojos avellana en lugar de
gritar como yo había temido. Su confianza casi hizo que cayera de rodillas.
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Serie The Trident Code 01
Vic agarró una granada de aturdimiento. Ésta detonó. La luz cegadora y el
estruendo dejarían indefensos a sus captores para que pudiéramos realizar nuestro
escape.
Me volví hacia Kyle.
—Despáchalos.
Kyle asesinó a ambos, dos disparos a la cabeza, dos tiros en el corazón.
Hecho. Larguémonos como la mierda de aquí.
Vic iba delante de mí y Kyle cuidaba mis espaldas. Salí de aquella casa, sujetando a
Annie. Los latidos de mi corazón retumbaban en mi pecho.
Finalmente Annie era libre.
Corrimos hacia el coche, y salimos disparados de ahí.
"Mi Nación espera que sea físicamente más estoico y mentalmente más fuerte que mis
enemigos. Si soy derribado, me levantaré, cada vez. Sacare cada gramo de fuerza restante para
proteger a mis compañeros de equipo y llevar a cabo nuestra misión”.
Lo hicimos.
—Annie, estás a salvo. Están muertos. Eres libre.
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Serie The Trident Code 01
CAPÍTULO 10
Llevamos a Annie directamente al yate y salimos como el demonio de Aruba. Kyle
puso en marcha el barco y nos dirigimos de nuevo a Curaçao. Estaba agradecido de
que no tuviera que estar a solas con Annie. Quería concentrarme en su recuperación y
no en cualquier sentimiento que ella pudiera desarrollar hacia mí como su rescatista.
Una vez que abordamos el barco, llevé a Annie hasta la sala de estar.
—Annie, estos son mi amigos, Kyle y Vic. Vic es médico, va a ayudar a
desintoxicarte. Te compré ropa y provisiones.
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Serie The Trident Code 01
—Pensé que nunca te vería de nuevo. Nunca podré agradecértelo lo suficiente.
Nunca, nunca pensé. . .
Se mordió el labio en un intento de contener las lágrimas que brillaban en sus ojos.
Parecía tan vulnerable, como una muñeca bajo la suave luz de la habitación. La atraje
hacia mí y solamente la abracé, su pequeño cuerpo acurrucado dentro del mío grande.
Se sentía frágil entre mis enormes brazos, delicada. Tomé una bocanada de aire para
frenar el creciente impulso de mantenerla allí, una sensación que me molestó tanto
como me confundió.
—Ey, ¿por qué no tomas una ducha? Nosotros no nos iremos a ninguna parte.
Annie no respondió durante unos momentos, en lugar de eso se acurrucó más cerca
dentro de mi abrazo. Me sentía reacio en dejarla ir, disfrutando de la suave sensación
de su cuerpo contra el mío, cuando Annie retrocedió. Caminó lentamente hacia el
cuarto de baño y cerró la puerta.
Dejé escapar el aliento, que ni cuenta me había dado de que estaba conteniendo. No
sé de qué mierda había esperado que Annie reaccionara. Supongo que pensé que
correría por todas partes eufórica, besándome y abrazándome, pero su indiferente
calma me confundió. Tuve que recordarme que era una drogadicta, y que no captaba
la realidad de su liberación, todavía.
Abrí mi bolsa y saqué una botella de whisky, tome un rápido trago directamente de
la botella. ¿En qué carajo nos había metido?
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Serie The Trident Code 01
Pero esto no era una película. Este rescate estaba fuera de todas las reglas. No
existía embajada en Aruba…la más cercana se encontraba en Curaçao… y estaba
cerrada porque ya era medianoche de un fin de semana. Y nuestra víctima era una
prostituta adicta a la heroína.
Vic sacó medicinas de su bolsa.
Escuché correr el agua de la ducha. ¿Que estaría pasando ahora por su cabeza? ¿Su
familia, sus amigos, yo?
Kyle se echó a reír.
—Amigo, lo lograste ¿Ya te diste cuenta lo loca que es toda esta mierda? Quiero
decir, ha estado desaparecida durante cinco años, la dieron por muerta. Nunca dudé
de ti. ¿Reclamarás la recompensa?
Trescientos mil dólares. Gano unos sesenta mil dólares al año. Una miseria
teniendo en cuenta el hecho de que arriesgo mi vida cada día. Asesinando por mi
país. Podría morir por mi país. Podría usar ese dinero. Podría comprarle a mi madre
una casa más bonita. Tal vez ahorrar algo para mi jubilación, cuando probablemente
estaría tan físicamente y mentalmente jodido que no sería capaz de conservar un
trabajo. Pero no quería ni un solo centavo. Esa no era la razón por lo que lo hacía. Por
lo que cualquiera de nosotros lo hacía.
—Nop. No voy a reclamarlo. Y espero que se congele el infierno antes de que
Annie le cuente algo a la prensa sobre nuestra participación en este asunto . Pero estoy
preparado para enfrentar las consecuencias si nuestro Comandante se entera.
"Asume la responsabilidad de tus acciones y las acciones de tus compañeros de equipo."
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Alana Albertson - Invencible
Serie The Trident Code 01
—Bueno, dudo mucho que nos vayan a castigar por rescatar a una norteamericana
víctima del tráfico sexual. Los medios de comunicación se harían un festín con eso.
“Navy SEALs castigados por salvar a la novia americana”. Yo voto por cobrar la
recompensa. Aceptaré mi parte. Necesito una camioneta nueva.
—¿Quéputamierdatepasa, hombre? Estás atiborrado del dinero que ganaste en
la NFL. De cualquier manera, no va a suceder.
"No publicito la naturaleza de mi trabajo ni busco el reconocimiento por mis acciones”.
Después de un sorbo de agua, ella estalló en llantos. Me acerqué, sentándome a su
lado.
—Ey, está todo bien.
—No, no está todo bien. No sé qué hacer, quien soy. Quiero decir, soy una
drogadicta. Una prostituta. Mi familia no me querrá de regreso. ¡Mírame! ¡Para
conseguir una vena limpia me he estado inyectando en los pies! ¿Qué hombre alguna
vez amaría a una ex prostituta?
Respiré profundamente, sabiendo que necesitaba hacer que Annie me escuchara.
—Ningún hombre va a juzgarte por algo que estaba más allá de tu control. Y tus
padres te aman. Han estado buscándote sin rendirse. Estoy seguro de que te ayudarán
en cada paso del camino. Te desintoxicaremos aquí. Tengo este barco por dos
semanas. Después te llevaré a la embajada. Pero primero tenemos que sanarte.
La barbilla de Annie temblaba.
—No puedo. La necesito.
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Serie The Trident Code 01
Corrí una silla para mí.
Vic llevó a Annie hacia el cuarto de baño, para realizarle un test de enfermedades
de transmisión sexual, VIH y embarazo. Las pruebas dieron resultados inmediatos, y
todos nos sentimos agradecidos y, bueno, sorprendidos cuando todo dio negativo. Vic
le recetó un cóctel de drogas: immodium, suboxone, Xanax, vitaminas, potasio. Le dio
la primera dosis y Annie se tomó las píldoras con un vaso de agua.
La tomé de la mano.
—Creo que si puedes deberías dormir.
Annie asintió con la cabeza y se inclinó hacia mí. La levanté de la silla y cargándola
la llevé al dormitorio de la cama Queen. Había planeado acostarme en el suelo al lado
de ella. Saqué una manta del armario y la extendí en el suelo para mí.
—Patrick, ¿Podrías abrazarme?
No pude decir que no. Era su primera noche en libertad en cinco años. Annie me
necesitaba para lograr pasar por su transición.
—Por supuesto.
Envolví mis brazos a su alrededor y ella se acurrucó en mi pecho quedándose
dormida. Sentía que si me movía, la rompería. Era frágil, pequeña y débil. Annie se
dio la vuelta, dejándome en la posición de cucharita, pegado a ella, su trasero
presionandoo en contra de mi polla. Esta iba a ser una noche muy larga.
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Serie The Trident Code 01
CAPÍTULO 11
La cama se sacudió despertándome de mi sueño. Mi primer pensamiento fue que
se trataba de una agitada oleada, pero era Annie temblando. Corrió al cuarto de baño
y vomitó. Vic le dio más medicamentos y se calmó un poco. Entonces Vic se dirigió a
la sala de estar para ver televisión por satélite y Kyle estaba en la cubierta manejando
el buque.
Calenté un poco de caldo de pollo en una taza y le ofrecí un plátano, lo cual daba
un indicio acerca de mis habilidades culinarias.
—Necesitas comer. Toma.
Ella tomó un sorbo del caldo y se relajó en la silla.
—Pensé que estaba soñando. No puedo creer que realmente soy libre. Cuando nos
trasladamos a las islas, pensé que mi única oportunidad había desaparecido para
siempre. ¿Cómo hiciste para encontrarme?
Contemplé a la chica que estaba sentada frente a mí. A mi entender Annie ya se
veía diferente desde la última vez que la había visto en el burdel. Parecía más ligera,
como si un enorme peso se hubiera quitado de su alma. Pero su piel estaba pálida y su
cabello sin vida. Todavía tenía un largo camino por recorrer antes de que regresara
por completo a la tierra de los seres vivos.
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Serie The Trident Code 01
El sudor goteaba de su frente.
Levanté mi mano deteniendo sus palabras.
—Alto. No estoy interesado en el dinero. De hecho, la única manera en que puedes
agradecérmelo, es no mencionando nuestra participación en tu rescate.
Ella respingó.
—Oh, está bien. Lo entiendo. No quieren que los asocien conmigo. Lo entiendo.
—No es eso. Necesitamos permanecer anónimos para hacer nuestro trabajo en el
Equipo. Y esto fue hecho fuera de los reglamentos, no solicitamos el permiso de
nuestro comandante. Nos podrían castigar y arruinaríamos nuestras carreras.
Annie tenía los ojos cerrados y su mandíbula le temblaba.
—¿Entonces que tengo que mentir sobre cómo fui rescatada?
Ella dio un pequeño bocado al plátano.
—Lo entiendo. Siento haberte involucrado en esto.
Le toqué el hombro.
—Ey. No digas eso. Yo no lo siento. No me arrepiento de nada de esto. De la forma
en que te conocí, que me hayas dicho tu nombre, haberte encontrado. Sólo lamento no
haber torturado a esos hijos de puta que te secuestraron. —Hice una pausa..... ¿Le
debía una disculpa por haberla contratado para hacerme una mamada?— Mira Annie,
yo no soy un cabrón. Soy un SEAL. Estaba destinado a entrar a ese burdel esa noche,
para encontrarte, para salvarte. Estuvimos en misión durante siete meses, no tengo
novia ni esposa. Así que no soy infiel. No quise faltarte el respeto ni nada por el estilo.
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Serie The Trident Code 01
Ella se echó a reír. Y por primera vez vi un sexy brillo en su mirada.
—No te disculpes. Me salvaste. Lo haría de nuevo en un latido del corazón. Tal vez
incluso lo disfruté. —Bajó la mirada sobre mis pantalones.
Tuve que recordarme a mí mismo que no estaba coqueteando conmigo… que sus
palabras eran algún tipo de mecanismo de supervivencia, de seguro era la manera en
que le enseñaron a tratar a los clientes para obtener mejores propinas. Mis
pensamientos se dirigieron a lo grandioso que se sentiría tener sus húmedos labios
nuevamente a mí alrededor. Traté de apartar el recuerdo de la mamada que me había
dado fuera de mi mente.
Sus ojos parecían distantes.
—Kyle no tenía que matar a José.
—¿Hablas jodidamente en serio? Me hubiera gustado ser yo el que hiciera reventar
a ese hijo de puta, pero te estaba cargando. Mi único objetivo era lograr sacarte de allí.
¿Cómo siquiera puedes decir eso?
No podía adivinar lo que pensaba. Su boca esbozó un gesto de tristeza incluso
mientras negaba con la cabeza.
—José no era tan malo en comparación con los otros. Cuidaba de mí.
—Annie, era un maldito proxeneta. Te vendió.
—Lo sé. Pero a veces era bueno conmigo. —Se echó a reír, aunque su risa sonaba
vacía—. Lo siento, sólo es difícil para mí.
Jesús, esta chica necesitaba una intensa psicoterapia. Sabía que estaría jodida, pero
parecía que a ella le importaba más el bienestar de José que el suyo propio.
—¿Puedo ir a la cubierta?
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Serie The Trident Code 01
—Por supuesto. No tienes que pedirme permiso para hacer cualquier cosa. Estás a
salvo aquí. Ellos no te encontrarán. Pero no salgas del barco bajo ninguna
circunstancia. Una vez que te sientas mejor, te llevaremos directamente a la embajada.
Esforzándose para levantarse de la silla, se acercó a mí y me besó en la mejilla.
—Sé que estoy a salvo. Tú estás aquí.
Subió por las escaleras hacia la cubierta y se quedó allí bajo la brisa, respirando el
aire del Caribe. Deseaba hacerle miles de preguntas, sobre su vida antes de que fuera
secuestrada, sobre el horror que sufrió, pero ya estaba involucrado lo suficiente.
CAPÍTULO 12
—¡Pat! ¡Pat!
Me levanté de un salto del suelo. Annie caminaba de un lado a otro alrededor de la
cabina.
—¿Qué? ¿Qué pasa?
Sus manos temblaban, sus dientes castañeaban.
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Serie The Trident Code 01
—De ninguna maldita manera voy a darte droga. Y por si no te habías dado cuenta,
estamos en el medio del jodido océano.
—Levántalos, —le dije con calma pero con firmeza.
—No puedes decirme qué demonios hacer, —dijo entre dientes. Sus pupilas
estaban dilatadas y tenía gotas de sudor en la frente.
Kyle apareció desde la sala de estar. Estaba a punto de hablar, pero le hice un gesto
indicándole que yo me encargaría de la situación.
—Dije que los recojas, Annie. No me hagas pedírtelo de nuevo, —dije todavía sin
levantar la voz.
Annie soltó una carcajada.
—No tengo que obedecerte. No eres mi maldito dueño. No eres un héroe… eres tan
jodidamente patético que tienes que pagar por una mamada a una ramera. No eres
mejor que mi proxeneta. Por lo menos él me mantenía drogada. Por lo menos podía
soportar que me follaran. Sé que me deseas. ¿Cuál es tu maldito problema? ¿No
puedes lograr una erección?
Mis músculos se estremecieron. No iba a seguirle el juego. Estaba desintoxicándose.
Tenía que recordarme que esto era normal.
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Serie The Trident Code 01
—Estará bien. Ustedes pueden regresar a la cama.
Kyle dijo por lo bajo.
—Esto es normal, hombre. Mi primo pasó por esto. Saltó de un balcón intentando
conseguir algo de droga.
Asentí con la cabeza. No podía ni imaginar que su familia la viera en el estado en
que se encontraba en este momento. Por lo que acepté este propósito sin reservas.
Habían pasado setenta y dos horas. La paranoia era evidente, era insoportable verla
pasar por los síntomas de la abstinencia. Pasó de ser una dulce y reservada chica a
una endemoniada drogadicta paranoica. A pesar de todo, yo simplemente estaba allí
para ella, dándole todo lo que necesitaba a excepción de la heroína, hablándole en sus
momentos de crisis, calmando los ánimos.
"La capacidad de controlar mis emociones y mis acciones, independientemente de las
circunstancias, me distingue del resto de los hombres”.
Su comportamiento no me molestaba ni preocupaba. Sabía que lograría conseguir
atravesar por esto. Había logrado pasar cosas peores.
Annie se despertó y entró en la sala de estar. Vic le entregó agua y sus medicinas,
ella solamente empujó hacia atrás su despeinada cabellera y me dirigió esa sonrisa
retorcida que veía aparecer por primera vez en ese día.
—¿Cómo te sientes? —No sabía cuál Annie sería hoy.
—Bien. Mejor. Siento mucho lo de la otra noche.
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—No te preocupes por eso, —Vic y Kyle se dirigieron a la cubierta. Quería salir y
pasar el rato con ellos.
Los ojos de Annie se estrecharon sobre mí.
—¿Por qué estás haciendo esto, Pat?
— ¿Haciendo qué?
Odiaba ser cuestionado acerca de mis motivos.
—¿Entonces eso es todo? ¿Me llevarás a la embajada y nunca te veré otra vez? —
Su voz se desvaneció.
—Sip. Ese es el plan.
—¿Cuál es tu problema? ¿Por qué no tienes una novia o una esposa? Eres un SEAL.
Todas mis compañeras de hermandad siempre iban de caza de SEALs en Coronado y
dejaban caer sus bragas en segundos si tenían alguno en vista. Eres atractivo, sexy,
generoso.... Cualquier chica sería afortunada de tenerte.
Que se lo digan a mi ex.
—Simplemente no estoy interesado. No hasta que me jubile. No puedo ser
responsable de ninguna otra persona cuando estoy a miles de kilómetros de distancia.
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Serie The Trident Code 01
Y podría morir. No me gustaría dejar a un niño sin padre, como lo hizo el mío
conmigo.
—¿Él también era un SEAL?
No, era un pedazo de mierda que no podía tomar ninguna responsabilidad por sus
acciones.
Annie puso su mano en mi hombro, tratando de consolarme. Pero la aparté.
—Necesito tomar un poco de aire fresco. Estaré en la cubierta si necesitas algo.
A salvo en la cubierta, Vic me ofreció una cerveza.
—¿Estás bien?
—Sip.
Kyle agarró su cerveza y se sentó a mi lado.
—Entonces, ¿todo esto ya te ha afectado?
Vic se limitó a sacudir la cabeza.
—Lo que este idiota está intentando decirte es si no te estás acercando demasiado,
¿de acuerdo?
—Al diablo con eso, Vic. Sólo quiero saber si él se echó un polvo. Estamos
atrapados en el medio del océano, con una sola chica y tres de nosotros. Si yo no
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consigo ninguno, por lo menos debería recibirlo él. Quiero decir, estás durmiendo en
la misma habitación con ella todas las noches. Estas paredes son delgadas, pero no
escucho ningún maldito traqueteo de la cama.
—Los dos son unos malditos idiotas. No estoy enamorado y no me la voy a follar.
Ni ahora, ni nunca. De todos modos Annie tiene a alguien esperando por ella.
Probablemente. Eso es lo que él dice.
Kyle se echó a reír.
Vic me señaló con la mano, como si fuera mi jodido terapeuta.
—¿Así que estás tratando de decirme que no tienes ningún sentimiento hacia ella?
¿En absoluto?
—Eso es lo que estoy diciendo. No la conozco, realmente. Quiero decir, la mitad del
tiempo está fuera de sí, loca por la desintoxicación. La otra mitad está de mal humor y
retraída. Es atractiva, seguro, pero no tengo ni idea de quién es en realidad. Ni
siquiera creo que ella misma lo sepa.
—¿Entonces no has dormido con ella? —Preguntó Kyle.
—¿Estás sordo? ¿Qué demonios fue lo que acabo de decir? Me refiero a que,
maldita sea, la conocí en un burdel y le pagué para que me hiciera una mamada.
Tengo serias dudas de que pueda sentirse interesada por un hombre después de lo
que ha pasado.
Vic puso su brazo alrededor mío.
—Eres un buen hombre, Walsh. Cuando regreses a San Diego, podrán reunirse de
nuevo y ver si tienen algo en común.
—No sucederá. No quiero recordarle esto. Fui uno de sus clientes. Necesita a
alguien estable. Y seguro como el infierno que no soy yo.
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—Lo que sea, hombre. Tu esposa también te engañó. No conozco a nadie de los
Equipos que tenga un buen matrimonio. Y no sólo se trata de eso. Annie está muy
confundida. Necesitará de un hombre que pueda estar con ella, que la cuide, que la
proteja. Yo nunca podré ser ese hombre.
Kyle bajó de un trago su cerveza y miró hacia el cuarto de huéspedes.
La puta madre. Vine aquí a relajarme. Ahora sólo quiero saltar por la borda.
Jodidos idiotas.
Los tres habíamos pasado muchas horas juntas en silencio, observando los
objetivos, a la espera de la acción. Me conocen mejor que yo mismo. No podía negar la
conexión que tengo con Annie, la sensación de que estábamos destinados a
encontrarnos. No estoy hablando de alguna estúpida película romántica de amor a
primera vista, sino de esta intensa sensación de que estábamos destinados a estar en la
vida del otro. La rescaté. Eso era suficiente para mí.
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CAPÍTULO 13
—¡No puedo hacer esto, Pat! —Se arañaba los antebrazos con las uñas. Se frotó la palma
de su mano contra el muslo—. No puedo. No podré. Es demasiado duro. Puedes llevarme de
regreso, no me importa. La necesito. Esto duele.
—¡No me toques una mierda! — El sonido de su grito hizo eco en las paredes de la
habitación, retumbando en mis oídos—. No me toques. No quiero que nadie me toque.
Pero no me doy por vencido tan fácilmente.
Annie tuvo sus días difíciles, días en los que no quería salir de la cama, gritaba, lloraba y
suplicaba por su siguiente dosis. Pero consiguió pasar por esto. Fue insoportable verla sufrir,
observar los temblores de su cuerpo. Pero la heroína finalmente abandonó su sistema, como el
fantasma de su pesadilla.
Esta noche sería nuestra última noche juntos. Mañana la acompañaría hasta la embajada
cuando abra sus puertas, y entonces Kyle, Vic, y yo regresaremos a nuestro portaviones de la
Armada. A nuestra vida. A nuestra próxima misión. Sin ella. Sin Annie.
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regresarían más tarde, pero por primera vez desde que comenzó esta dura experiencia, Annie
y yo estábamos solos.
Nos sentamos en la pequeña mesa del rincón de la habitación. Conecté mi teléfono celular
para poner algo de música... rock clásico, no música clásica. No estaba intentando preparar un
ambiente de seducción por mucho que mi polla lo deseara... por ahora todo lo que quería era
tener una agradable cena. Annie se sentó frente a mí, su pelo recogido en un moño bajo. Me
sentía como si estuviera en una primera cita.
Le serví una copa de vino. Tiempo para comenzar una pequeña plática.
—¿Qué es lo primero que vas a hacer cuando llegues a casa?
Se llevó la copa a la boca y presionó los labios a su alrededor. Quería a sus labios
presionándome a mí.
—Oh, no lo sé, suena extraño pero no quiero ver a mis amigos por un tiempo. Estoy
segura de que todos actuarán raros a mi alrededor, o me harán todo tipo de preguntas
locas que no tengo ganas de contestar. Nicole solía bromear con que si alguna vez la
rescataban, sería como ganar el Súper Bowl. Ya sabes, Acaba de ganar el Súper Bowl.
¿Qué es lo primero que va a hacer? Irme a Disneylandia. Pero realmente eso no es lo mío.
Me encantaría ir a Lake Tahoe, alquilar una cabaña, caminar alrededor del lago. Algo
al aire libre. Estuve encerrada durante tanto tiempo, que simplemente quiero salir,
caminar, pasear, andar sin rumbo por la playa. Ser libre.
Curioso. Era exactamente lo que me gustaba hacer en mi tiempo libre. Cualquier
cosa relacionada con la naturaleza, senderismo, acampar, explorar. Me encantaba el
lago Tahoe… mi madre siempre se había asegurado de que incluso aunque
estuviéramos apretados de dinero, poder ahorrar lo suficiente para pasar una semana
en un hotel de mierda de esa zona cada verano.
—Oh, también quiero adoptar un perro.
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Serie The Trident Code 01
—Yo tengo un perro, Trigger. Fue uno de nuestros perros militares en Irak. Es un
pastor alemán. Retirado. Gran perro.
—Eso es genial. Desearía poder conocerlo, —jugaba con su comida en el plato—.
Pat, tengo miedo de ir a casa. Sólo deseo poder quedarme aquí en este barco.
—Eso no es lo que yo llamaría libertad, quedarte atrapada en el medio del océano.
¿Por qué tienes miedo? Tus padres van a estar muy emocionados de verte. No puedo
imaginar su dolor, —hice una pausa—. Y tu novio estuvo concediendo entrevistas
hablando de cuánto te ama todavía. Seguramente se encontrarán allá afuera y se
casarán. Vivirán felices para siempre, tendrán dos niños y una mini van.
—¿Chris? Por favor. Quiero decir, es un buen tipo. Es surfista, pero la mayoría del
tiempo vive drogado. Realmente me siento muy mal por todo lo que tuvo que
atravesar, que la gente pensara que me asesinó y todo eso. Pero soy muy diferente
ahora. Él no es el tipo de hombre con el que me veo compartiendo mi vida. Quiero
estar con alguien fuerte, cariñoso, valiente. Alguien como tú.
Dos de tres no estaba nada mal.
—Yo no soy cariñoso.
—Sí, lo eres. Regresaste por mí, Te preocupaste. Me cuidaste hasta que sanara.
—¿Alguna vez estuviste enamorado?
Esto se estaba desvirtuando. Debería haberme ido a la ciudad con Kyle y Vic.
—Sip. Una vez. Me engañó. Fin de la historia.
—No todas las chicas son infieles. Yo nunca lo hice, a Chris, quiero decir. Aunque
dudo que eso se escuche muy reconfortante viniendo de una ex prostituta.
Me sobresalté. Me sentí horrible. Ella sólo estaba intentando conectar conmigo.
Probablemente por el miedo de ir a casa.
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Alana Albertson - Invencible
Serie The Trident Code 01
—No creo que ser violada repetidamente cuente como engañar. Admiro tu
fortaleza. No entiendo cómo tantas mujeres pueden pasar por lo que atravesaste y aun
así ser capaces de sonreír.
Annie tomó un sorbo de vino, sus ojos brillaban. Recorrió la mirada alrededor del
cuarto, entonces la fijó sobre mí.
—Pat, tengo que pedirte un favor.
No lo dudé. Era la última noche que pasábamos juntos.
—Lo que sea. Dispara.
Su boca se ensanchó en una sonrisa, y se humedeció los labios.
—Hazme el amor.
¿Qué mierda?
—Annie, eres hermosa, y en cualquier otra situación, me encantaría follar como un
loco contigo. Pero no podemos ir allí. No quiero lastimarte. Soy incapaz de ofrecerte
algo más que eso y tú mereces mucho más. Estoy en misión nueve meses al año.
Cuando estoy en casa, me siento muy cansado por el entrenamiento. Tu primera
experiencia tras esta pesadilla debe ser especial. Ya has tenido suficientes idiotas, que
te usaron, te humillaron y te trataron como un pedazo de carne con quien follar. No
necesitas esto. No me necesitas.
Separó los labios mientras se acariciaba el cabello.
—Sé lo que quiero. Entiendo tu trabajo. Durante los últimos cinco años estuve
obligada a tener sexo con desconocidos, a hacer cosas impensables. Drogada hasta la
inconciencia, —se inclinó hacia mí y apoyó la mano sobre mi muslo—. No dejes que el
último recuerdo que me quede de estar con un hombre, sea con alguien que pagó por
mí. Alguien que no tenía opción de rechazar. Te deseo. Te elijo a ti. Haz que me sienta
bien.
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Serie The Trident Code 01
Sus dedos enviaron un escalofrío por mi pierna y el placer se extendió por mi
cuerpo. Esto era un error. Annie era una adicta en recuperación, una ex prostituta.
Dormir con ella sólo podía confundirla, retrasando su recuperación.
Su mano avanzó lentamente por mi muslo, alcanzando la costura delantera de mis
jeans y presionó mi creciente erección. Solté un gruñido contra mi garganta separando
más las piernas y me desplomé hacia atrás en el asiento. Dios, deseaba esto. Las
noches que había sufrido con su apretado pequeño culo presionado contra mi polla
fueron insoportables.
Sus dedos provocaban por encima de la cremallera, pero no fue su toque lo que me
hizo romper el control. No fueron los suaves jadeos que escapaban de sus labios, ni la
forma en que sus pechos sobresalían del escote de su vestido. Fue la confianza en su
mirada, la esperanza. La misma que vi por primera vez cuando me pidió ayuda. Y
maldita sea, yo deseaba tanto ayudarla. Lo ansiaba.
Hábilmente desabrochó y bajó la cremallera de mis pantalones, entonces sumergió
la mano en el interior para sacar mi polla. Aspiré una bocanada de aire al sentir su
pequeña mano tomándome.
Mirándola fijamente a los ojos la ayudé a levantarse. La tela de su vestido se
presionó contra mí y pude sentir sus cortas respiraciones y los rápidos latidos de su
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Serie The Trident Code 01
Presioné los labios contra la curva de su garganta y mi lengua lamió todo el camino
hasta su oreja.
—¿Estás segura de que esto es lo que deseas, Annie? ¿Quieres que te folle? Dilo.
Le alejé la mano, a pesar de lo que me costó, y levanté sus piernas para envolverlas
alrededor de mi cintura, sus bragas mojadas presionaron justo en el punto óptimo.
Annie gimió y dejó caer la cabeza hacia atrás. Mientras presionaba una mano
contra la parte baja de su espalda para que se frotara contra mi polla, caminé
lentamente cargando a Annie hacia nuestro dormitorio. Mis labios jugaban contra la
concha de su oreja.
—¿Quieres que te haga correr, Annie? ¿Qué te haga gritar?
Annie ladeó la cabeza y susurró a través de una risa gutural.
—Sí, nene. Por favor.
—No, esta noche es para ti. Todo para ti. Recuéstate.
Lo hizo, y sus labios se fruncieron por la incertidumbre. Sonreí por dentro mientras
me arrodillaba a su lado, mis rodillas junto a sus caderas y mis manos a ambos lados
de su cuerpo. Annie me miraba fijamente. Me acerqué, deslizándome hacia abajo
junto a ella. Podía oler el suave perfume que se puso al vestirse, una fragancia que
sabía que no iba a olvidar jamás. Su cuerpo se tensó cuando me cerní sobre ella
acercándome cada vez más, bajando mis labios a los suyos. Sabía al vino que había
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Alana Albertson - Invencible
Serie The Trident Code 01
Su cuerpo se estremecía y era una sensación tan dulce que me hizo doler el
corazón. ¿Cuánto tiempo habría pasado desde que había sentido un orgasmo? ¿Desde
que incluso lo hubiera deseado? Ese era un acto vulnerable, especialmente para una
mujer. Muy especialmente para esta mujer. Era una cuestión de confianza, no de
técnica. De repente, en este momento, lograr que esta mujer se corriera era mi misión.
Le sonreí mientras levantaba una mano para apartarle el cabello de la frente. Cerró
los ojos ante mi suave toque, arqueando la espalda en el colchón con un fuerte crujido.
Le acaricié el rostro bajando por la delicada línea de su mandíbula. Annie contenía el
aliento mientras mi mano continuaba por su cuello, prolongándose hasta el delicado
material de su sostén en el escote de su pecho.
Me mantuve en uno de sus pechos, entonces le prodigué atención al otro hasta que
Annie estuvo retorciéndose por la necesidad debajo de mis manos. Una fina capa de
sudor cubría su cuerpo y la lamí con la lengua viajando desde su pecho, bajando por
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Serie The Trident Code 01
Mi respiración era caliente entre sus piernas mientras colocaba una de ellas sobre
mi hombro y sostenía la otra ampliamente abierta para dejarla completamente
expuesta ante mi vista. Con un dedo, moví el borde de sus bragas, sumergiéndolo en
su interior para juguetear con su clítoris hábilmente, entonces corrí mi mano justo
fuera de su alcance.
—¿Quieres que te toque, Annie? —Presioné un ligero beso justo encima de donde
ella estaba mojada para mí— ¿Dónde quieres que te toque?
—Patrick, por favor.
Su voz estaba ahogada por la necesidad. La expresión de su rostro era
indescriptible. Ardiente. La cosa más hermosa que jamás he visto. Sus mejillas
sonrosadas por la lujuria. El rubor extendido por la magnífica línea de su cuello y su
pecho teñido de color rosa. Se quitó el sujetador dejando al descubierto sus pechos, y
su pelo negro se extendió a través de las almohadas. Era tan condenadamente
hermosa que era una agonía no cubrir su cuerpo y hacerla mía.
—Tócame. Te deseo. Por favor.
Rocé un suave toque sobre su clítoris con las puntas de mis dedos. Esto no iba a ser
una rápida rutina dentro de una húmeda habitación. Iba a ser largo y tortuoso. Con
algo de suerte podría ayudarla a recuperar una pequeña parte de sí misma que había
perdido. O al menos yo esperaba que lo hiciera. Si no podía estar ahí para ella, quería
que al menos recordara que le di había devuelto eso. Una pequeña parte de mí incluso
esperaba que fuera algo que ella nunca olvidara.
Su fragancia me inundó la nariz cuando pasé la lengua sobre su coño para
seducirla y excitarla. Apretó los muslos alrededor de mi cuello y con los dedos se
aferró a mis hombros. Gruñí, atrapándole las muñecas con mis manos y
sosteniéndolas contra sus muslos, abriéndola más para mí. Su cabeza se arqueó hacia
atrás y me hubiera gustado poder verle el rostro mientras se retorcía de placer a
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Serie The Trident Code 01
medida que mi lengua revoloteaba sobre ella, arrancándole gemidos guturales desde
el fondo de su garganta.
Le solté una muñeca para mantener su pierna más abierta tomándola por la rodilla,
de manera que me permita tener una mano libre. Tomó la iniciativa de hacer la mismo
con la otra. Con un dedo y mi lengua rodeaba su clítoris, presionando suavemente y
entonces succionando con más fuerza, tocándola con firmeza, hasta que sus caderas
comenzaron a acompañar el movimiento. Todo su cuerpo corcoveaba sobre la cama y
cuando deslicé dos dedos profundamente en su interior, ella explotó alrededor de
ellos con un grito silencioso. Todo su cuerpo se tensó por un momento interminable y
me incorporé un poco para poder observar la erótica respuesta que le atravesaba el
rostro.
La observé hasta verla desplomarse sobre la cama. Hasta que la pequeña sonrisa en
su rostro se esfumó hacia el sueño. Hasta que estuve seguro de poder contener mi
propia respuesta emocional bajo control. Hasta que sentí que podía esconder de forma
segura la experiencia en mi interior. Hasta que pude tener la fortaleza para soportar
dejarla ir cuando era la última cosa que quería hacer.
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Alana Albertson - Invencible
Serie The Trident Code 01
CAPÍTULO 14
Podía manejar haberle dado un orgasmo, pero no despertar junto a ella toda
somnolienta y exquisita. Estaba envuelta a mi alrededor como una enredadera,
acurrucada contra mi lado con una pierna atravesándome, sus senos contra mi pecho,
hundiendo el rostro en mi cuello. Oculté ese sentimiento, haciéndolo a un lado, y
moví su brazo alejándolo del abrazo junto con el deseo que nuevamente comenzaba a
despertarse.
Jugueteaba con el borde de su vestido mientras yo le preparaba una taza de café y
le servía un plato de esa lamentable comida.
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Alana Albertson - Invencible
Serie The Trident Code 01
La confusión cubrió su rostro y a pesar de que interiormente deseaba acercarme y
acurrucarla en la comodidad de mis brazos, me resistí.
—Sí, ya todo lo tengo preparado. ¿Cómo me veo?
—Te ves muy bien. Kyle y Vic esperarán afuera y yo te acompañaré. Una vez que
esté seguro de que estás en buenas manos, me iré.
—Vámonos.
La tomé de la mano y la conduje por el barco hacia la salida que llevaba al muelle.
Vic y Kyle cargaron nuestro equipaje hasta el coche. Annie y yo nos sentamos en una
banca fuera de la zona de estacionamiento. Sus ojos miraban pasando velozmente de
una cosa a otra, observando la gente que se dirigía al muelle. Una pareja se fijó en
nosotros y la mirada de Annie bajó al suelo casi al instante. Comenzó a dar pequeños
golpecitos con uno de sus pies mientras se agarraba fuertemente de mi brazo, casi
dejándome marcas.
Se volvió hacia mí.
—Sobre lo de anoche, quisiera disculparme….
15 Horario militar. Cero setecientas: 07:00 am.
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Alana Albertson - Invencible
Serie The Trident Code 01
La interrumpí.
—No lo hagas. Ya está hecho. Me alegro que lo hayas disfrutado.
—¿Vendrás a visitarme cuando regreses de tu misión? Realmente me gustaría verte
de nuevo. Creo que tenemos una conexión.
Hombre, yo no necesitaba esto. Después de todo lo que hice por ella, estaba
haciéndome sentir culpable.
—Bueno, tendrás que hacerlo. No soy el hombre que crees que soy.
Kyle acercó el coche con Vic ubicado en el asiento del pasajero.
Abrí la puerta para ella y se deslizó en el interior. Me senté a su lado y le sostuve la
mano. No quería ser un cabrón con ella. Simplemente no quería darle alguna
esperanza de que hubiera un futuro para nosotros. Porque no lo había.
Mientras nos alejábamos del mar, miré atrás en dirección al muelle. A pesar de los
horrores que Annie soportó en esta isla, no podía dejar de admirar la belleza del
océano mientras el majestuoso amanecer nos daba la bienvenida. Pero este paraíso
tropical siempre estaría empañado por lo que le había pasado a Annie.
Nuestro coche se acercó a la embajada. Annie tenía piel de gallina en sus brazos, y
la abracé para reconfortarla.
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Serie The Trident Code 01
La ayudé a salir del coche. Ambos, Vic y Kyle bajaron para despedirse.
—Gracias a ambos por todo: por las medicinas y por hacerme reír. Chicos, espero
verlos de nuevo.
—Buena suerte, cariño, —Vic le dio un abrazo.
Kyle también la abrazó.
—Y por supuesto, que volveremos a vernos. Eres la chica de Pat. Cuento con que
me presentarás a todas tus amigas interesantes.
Los labios de Annie se extendieron en una sonrisa.
—Van a amarte.
Le disparé una mirada asesina a Kyle. Ya me ocuparía de él más tarde.
—Ustedes quédense aquí. Yo la llevaré adentro.
—¿No puedes entrar conmigo? ¿Sólo por un momento?
—Nop. Tienes que ir tú sola. No iré contigo.
—Pero te necesito. Por favor, estoy segura de que la Marina aceptaría tu renuncia,
mi papá podría conseguirte un trabajo y….
—Alto. No vamos a hacer eso. —Me latía la cabeza. Tenía que terminar con esto. La
solté para que pudiera continuar avanzando—. Esto es todo, Annie. Se terminó.
Nunca podré verte de nuevo. Te rescaté, te desintoxiqué. No eras nada más que un
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Serie The Trident Code 01
trabajo para mí. El trabajo está hecho. Se pudo terminar. No te debo nada. Sólo déjalo
estar.
Las lágrimas caían por su rostro y dejó escapar un quejido. Se me oprimió el pecho.
Maldita sea, me odié por ser tan idiota. Pero tenía que hacerlo. Por ella. Por mí. Los
dos teníamos que seguir adelante.
La empujé hacia el interior de la sala, y entonces me alejé quedándome fuera de la
puerta. Annie volvió la mirada en mi dirección y entonces se acercó a la ventanilla. La
señora parecía estar haciéndole algunas preguntas, luego salió de detrás de la cabina y
la abrazó. Disparé una última mirada hacia atrás y pude ver a la secretaria entrar en la
oficina del consulado, llevando a Annie de la mano. Estaba a salvo. Hice mi trabajo y
completé mi misión. Era el momento de volver con mis hombres.
Baje rápidamente por las escaleras de la embajada y salté al coche que esperaba.
—Vamos.
Kyle se alejó a toda velocidad.
Tal vez no debería haber sido tan duro. Podría haberle dado un beso de despedida,
decirle que estaría bien, que ella me importaba.
—¿Estás bien? —Preguntó Vic.
—Sip. Mejor que nunca, —mentí.
Me preguntaba qué estaría haciendo Annie en ese momento. ¿Finalmente llamaría
a sus padres? ¿Escucharía sus voces? De la misma manera que un periodista de
investigación, quería conocer todos los detalles. Pero esa era su historia. Mi
participación en su vida había terminado. Y era el momento de volver a mi vida. Hice
mi trabajo, me hice merecedor de mi tridente.
"El único día fácil fue ayer".
CAPÍTULO 15
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Serie The Trident Code 01
Estaba de regreso en el barco, apretujado junto a mis hombres malolientes. Había
pasado una semana desde que dejé a Annie en la Embajada. Había seguido con mi
rutina habitual: ir al gimnasio, al comedor, hacer breves misiones. Normalmente solía
conectarme a la computadora por las noches, pero había estado evitando entrar a
Internet. Kyle y Vic me dijeron que Annie había sido trasladada a los Estados Unidos,
pero les dije que no quería escuchar detalles.
—La norteamericana desaparecida Analía “Annie” Rose Hamilton fue encontrada
con vida en Curaçao.
Recorrí el artículo, en busca de cualquier detalle con respecto a mi participación en
su rescate.
“Hamilton entró en la Embajada Americana el pasado viernes acompañada de un hombre,
quien se fue inmediatamente. No está claro cuál fue su participación en el rescate, pero fuentes
cercanas a la embajada creen que el hombre pertenecía al equipo de Operaciones Especiales”.
¡Magnifico! ¡Simplemente magnifico! Probablemente fue ese maldito Marine quien
me delató. Ahora yo era parte de la investigación. Necesitaba decirle a mi
comandante lo que había sucedido antes de que fueran contactados.
Me encontré con un video de una conferencia de prensa en YouTube. Era un
maldito circo: Annie, sus padres, el idiota de su novio Chris, la policía, los abogados,
la prensa. Por lo que me alegré de no tener que formar parte de eso.
Annie no hablaba. Estaba de pie en el podio, con un traje blanco, aferrándose a la
baratija de collar que yo le había regalado. Sus padres leían un comunicado
previamente preparado.
—Estamos tan emocionados por estar reunirnos con nuestra querida Annie. Ella es
el testimonio de nuestra fe en el Señor. A todas esas familias que todavía tienen a sus
hijos desaparecidos, les decimos que nunca pierdan las esperanzas. Les pedimos a
todos que respeten nuestra privacidad en estos momentos.
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Alana Albertson - Invencible
Serie The Trident Code 01
¿Fe en el Señor? El Señor no la encontró, yo lo hice. No soy ateo. Creo en Dios, fui
criado como católico. Es solo que odiaba la aceptación de que todo lo que pasaba era
parte del plan de Dios. ¿Había estado en los planes de Dios que Annie fuera
secuestrada, forzada a tomar drogas y violada todos los días?
Su novio le tomó la mano. Cerré el sitio web.
Encontré a Kyle y Vic en la sala de estar viendo la televisión.
—Está en todas las noticias. Necesito contárselo al teniente Marshall antes de que
nuestros nombres consigan filtrarse.
Vic asintió y se puso de pie, probablemente en dirección a los aposentos de teniente
Marshall cuando Kyle se lo impidió.
Vic señalo hacia los cuartos de oficiales.
—Deberíamos contárselo al teniente Marshall.
—No, Kyle tiene razón. Vamos a esperar y ya veremos.
Vic se limitó a negar con la cabeza. Tuve que recordarme a mí mismo que si
hubiera ido a través de los canales adecuados, como Vic quería, Annie nunca se
hubiera salvado. Así que eso fue todo. Sé que hice lo correcto. Y no tengo nada que
lamentar.
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Serie The Trident Code 01
CAPÍTULO 16
Hoy era el día en que regresábamos a casa. El resto de los hombres tendrán a sus
esposas, novias, niños, esperándolos en el muelle. Yo no. Ni siquiera me molesté en
decirle a mi madre cuando volvería. No quería que volara desde el norte de
California. Pronto tomaría vacaciones e iría a visitarla. Por ahora, quería paz y
tranquilidad. Tiempo para finalmente dejar atrás todo lo que había pasado.
Vic se detuvo junto a mi litera.
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Serie The Trident Code 01
—Gracias, amigo. Te mando un mensaje. Esta noche sólo quiero llegar a casa y ver
a mi perro.
Había dejado a Trigger con uno de mis compañeros SEAL que estaba anclado acá
sirviendo de instructor en la fase uno del entrenamiento BUD/S 16 para aspirantes a
SEALs.
—Está bien. Te veo el sábado, —dijo, dándome un abrazo.
Recogí mi mochila y mi pistola. Todo lo que quería era dormir en mi cama esta
noche.
A pesar de mis mejores intenciones, no pude resistirme a mantenerme al día con el
regreso de Annie. Afortunadamente, mi nombre no había llegado a la prensa y ella
había eludido revelar los detalles de su escape. San Diego había celebrado un desfile
en honor a su regreso, y la revista People la había sacado en su portada. Había ido a
una entrevista con Oprah, donde había hablado principalmente de la noche en que
fue secuestrada y de su vida durante los últimos cinco años. Cuando Oprah interrogó
a Annie acerca de su rescate, simplemente se le llenaron los ojos de lágrimas y dijo
que no estaba lista para hablar de ello. Me sentí agradecido por su omisión. Cuando le
preguntó si tenía a alguien especial en su vida, respondió que sí. ¿Estaría hablando de
mí? ¿De Chris? Me molestó que siquiera me importara. Después de esa entrevista,
Annie y su familia pidieron privacidad y tiempo para sanar.
Caminé por el muelle después de que la mayoría de los marines e infantes de
marina se habían dispersado. No tenía ninguna prisa. Atracamos en el muelle 32° de
la Base Naval. Detrás de mí tenía la hermosa vista del Hotel Del Coronado y me sentía
maravillado con el puerto de San Diego. Estaba feliz de estar en casa. Un marinero
delante de mí corrió hacia su esposa, entonces acunó a su hijo recién nacido, con quien
seguramente se reunía por primera vez. No podía imaginarme ese tipo de bienvenida
a una nueva vida, con un nuevo bebé, tratando de compensar todo el tiempo que
16 BUD/S: es el entrenamiento básico en la formación SEALS.
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Alana Albertson - Invencible
Serie The Trident Code 01
había estado ausente. Ser un extraño para mi propia familia no era algo que me
atrajera.
—Ey, Héroe.
Volví la cabeza. Annie estaba delante de mí, con un letrero que decía: ¡Bienvenido a
Casa Patrick! ¿Qué mierda estaba haciendo ella aquí? Estaba impresionante, y se veía
completamente diferente de cuando la dejé en la embajada. Su cabello negro estaba
muy arreglado y tenía reflejos más claros enmarcándole el rostro. Sus ojos avellana
parecían más dorados, resaltando contra la sombra de ojos color púrpura. Había
ganado un poco de peso y su cuerpo se veía perfectamente esculpido. No podía
apartar los ojos de la forma en que se ajustaba su jersey rosa, abrazando sus curvas
recién formadas. Curvas que me hacían babear.
—¿Cómo me has encontrado?
Su cabello se agitaba con el viento y me sonrió.
—No eres el único que puede encontrar a la gente. Mi padre es Teniente retirado de
la Marina. Fue a Annapolis.
¿Por qué Annie no me dijo eso antes? Su padre era un Ring Knocker17. Increíble.
No estaba preparado para verla. Había planeado buscarla antes de volver a salir de
misión, pero bajo mis términos. No me gusta ser emboscado.
—¿Qué estás haciendo aquí? Te dije que no quería volver a verte…
Se mordió el labio, su sonrisa ahora se volvió triste.
—Relájate. Lo sé. En serio... Sólo vine a verte porque quería decirte gracias desde el
fondo de mi corazón. Siento mucho la manera en que me comporté durante la
desintoxicación y en la embajada. Estaba paranoica. No te preocupes, no voy a
acosarte.
17 Ring Knocker: Oficial graduado en una de las tres academias militares de los EEUU. El término hace
alusión al gran anillo de graduación que le es entregado.
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Alana Albertson - Invencible
Serie The Trident Code 01
Tal vez yo quería que me acosara. Maldición, ni sé qué mierda quería. Esta nueva
Annie no era la misma chica abatida que dejé atrás. Ahora era fuerte, sexy, segura, lo
cual solo me hacía desearla aún más.
El viento del Océano Pacífico le volaba la falda, y vislumbré el encaje negro de sus
bragas. Quería tomarla ahí mismo, en el muelle, subirle la falda y follarla hasta
reventar.
—¿Necesitas que te lleve?
No debía aceptar. Perdí la cabeza. Había planeado tomar el transporte de regreso a
la Base Naval Anfibia de Coronado, donde estaba aparcada mi camioneta.
—Supongo.
Annie hizo pausa por un segundo.
—¿Puedo invitarte a almorzar? Sólo como agradecimiento. Y entonces te dejaré en
paz.
—Podría comer.
—Bonita nave.
Abrí la puerta del conductor para ella. Di la vuelta para el lado del pasajero y me
deslicé dentro de esta camioneta de lujo que tenía todos los chiches, sistema de
navegación, MP3, sensores de seguridad.
Annie salió de la base. Mi cuerpo recordó que no había estado con nadie después
de ella. Pero no era mi novia recogiéndome después de un largo tiempo de misiones.
Tuve que recordarme que no éramos una pareja… Ni siquiera la conocía. Estábamos
profundamente conectados por esta experiencia. Esto era sólo el cierre, para ella y
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para mí. Y realmente sentía curiosidad de ver cómo se había ajustado de nuevo a su
antigua vida. Quería la verdad, no mentiras inventadas para un tabloide. Necesitaba
saber que estaba bien. Para poder seguir adelante y dejarla en el pasado. De una vez
por todas.
Annie condujo por el puente de Coronado, bajando por la Avenida Coronado.
Llegamos a mi comedero noSEAL favorito, Leroy’s, y nos sentamos en una de las
mesas de madera reciclada. Pedí una hamburguesa y una cerveza tradicional, ella
pidió tacos con semillas de ajonjolí y un Lemon Drop.
—Entonces, ¿cómo has estado? ¿Alguna recaída?
Puso los ojos en blanco.
—Ninguna recaída. Bueno, supongo. Quiero decir, las noches no son agradables…
me asustan y tengo pesadillas. Además, me resulta muy difícil hacer cualquier cosa
sin pedir permiso.
—¿Estás sana? —Annie debió de entender lo que quise decir.
—Sip. Repetí todas las pruebas que Vic me hizo. Afortunadamente, no tengo
ninguna enfermedad de transmisión sexual. Incluso en el burdel, siempre insistí en
usar un preservativo. Si los hombres se negaban a usar uno, prefería soportar una
paliza de mi proxeneta a correr el riesgo. Siempre tuve esperanzas de que algún día
pudiera escapar.
Había algo en ella que ahora no podía deducir. Un aplomo. Una actitud.
—Eso es bueno. ¿Regresarás a la escuela?
Se encogió de hombros.
—Quizás. No lo sé. Hay ofertas de algunas editoriales para publicar mi historia en
un libro, lo estoy considerando, pero todavía no estoy lista para contarlo. —Me miró
—. Nuestra historia. Quiero adherirme a algún grupo de tipo activista en contra del
tráfico sexual.
—Eso es muy bueno.
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Se inclinó a través de la mesa para toca mi mano.
—Necesito otro favor.
¿Por qué mierda no? Habían pasado meses. Le sonreí y le apreté la mano.
—Vámonos. Te llevaré a mi casa.
Annie se sonrojó.
—No, no, no es eso. La próxima vez que esté con un hombre quiero que sea
especial, que signifique algo.
Ouch. Solo me largué a reír. Comprendido. Ese "alguien" especial que había
mencionado durante el programa de Oprah definitivamente no era yo. ¿Qué carajo
pasaba conmigo que ahora estaba citando a Oprah? Annie probablemente ya estaba
nuevamente con Chris. Dudaba que quisiera tener cerca a un SEAL que contrata
prostitutas.
—¿Qué quieres?
—Uhm, bueno, si quieres puedes negarte. Pero mi padre quiere conocerte y
agradecerte personalmente por salvarme.
Diablos no. Apreté los puños.
—¡Él te va a amar! Lo único que le importa es que me salvaste. Estuvo en la Marina.
Lo entiende.
—Lo siento, Annie. Pero la respuesta es no.
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—Por favor. Sólo por esta vez y luego te dejaré en paz. Te lo prometo. Él de verdad
lo único que quiere es agradecerte.
—No vas a dejarme en paz hasta que acepte ¿verdad?
—Algo así.
No podía decirle que no.
—Está bien. ¿Cuándo?
Enarcó las cejas.
Ya la tenía escrita en un pedazo de papel. Todo este recibimiento de bienvenida a
casa era por completo sólo un acto para que hiciera lo que ella quería. Y yo había
caído en la trampa, creyendo que realmente quería verme.
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CAPÍTULO 17
Annie dio la vuelta por el costado de mi camioneta. Reconocí a sus padres
inmediatamente de toda la cobertura de las noticias. Su padre tenía una destacada
barba blanca y penetrantes ojos azules. Su madre se veía como una de esas amas de
casa de los Reality shows… largo y brillante cabello negro, ojos chocolate con forma
almendrada y piel de porcelana.
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Me quité las gafas de sol y salí de la camioneta. Su padre me observaba friamente, y
me tendió una mano, la cual estreché.
—Es un honor conocerte, Patrick.
—Gracias por salvar a mi hija.
—No hay de qué. No lo hice solo. Mis compañeros ayudaron.
—Pero regresaste por ella. —Su madre me abrazó nuevamente y pude oler su
perfume penetrante—. Trajiste a nuestra Annie de regreso a casa.
—Está bien, mamá, ¿podemos al menos entrar antes de que comiences a asustarlo?
—Por supuesto, cariño.
Seguí a Annie subiendo las escaleras de la elegante entrada. Me impactó la vista de
la playa Moonlight State desde el salón. Esta casa tenía que tener un valor de al menos
tres millones de dólares, lo que hizo que las alarmas en mi cabeza se apagaran. Mi
mente corría a toda velocidad. ¿Por qué no vendían esta casa con vistas al mar y se
trasladaban a un lugar más modesto? Podrían haber utilizado ese dinero para salvar a
Annie, ofreciendo una recompensa enorme. ¿Qué mierda les pasaba a estas personas?
Su padre se paró frente a la barra.
—Entonces, Patrick. ¿Puedo ofrecerte algo de beber? ¿Un Martini, tal vez?
—Gracias, señor. Eso está bien.
Joder. Ni siquiera sabía cómo hablar con estas personas.
Estudié a Annie cuando se sentó con la espalda erguida en el sofá de cuero blanco
mientras se mordía sus uñas cuidadas. Si sus padres hubieran visto dónde estuvo
viviendo durante los últimos cinco años, probablemente les hubiera dado un ataque al
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corazón. Bueno, con toda seguridad alguna prensa amarilla iría a Curaçao para tratar
de desandar los pasos de Annie, exponiendo todo lo sucedido. Al menos el burdel
estaba quemado, por lo que sus padres nunca sabrían lo realmente mal que ella lo
había pasado.
Pero yo sí lo sabía. Y nunca lo olvidaría.
Me entregó el Martini, evaluándome con su fría mirada.
—¿Puedo hablar un momento contigo en la terraza?
El Martini incluso contenía la clásica aceituna rellena con queso azul. De yapa.
Tomé un sorbo de ese licor seco. De repente tuve la sensación de que probablemente
necesitaría todas las bebidas que pudiera conseguir.
—Por supuesto, señor.
Lo seguí a la terraza con cubierta de madera roja. Preferiría estar interrogando a un
terrorista que estar a solas con este ex oficial Naval. Me bebí el resto del Martini.
Aspiré el salado aire del océano. Nunca tendría una casa como esta. Mi
apartamento de un solo dormitorio podría caber dentro de su cuarto de invitados.
¿Mi servicio?
—Era lo que se tenía que hacer.
Metió la mano en el bolsillo y puso un pedazo de papel doblado en mi mano.
—Esto debería cubrir tus gastos.
Lo abrí. Era un cheque de trescientos mil dólares, a nombre de Patrick Walsh. Con
este cheque sería capaz de ayudar a mi madre, comprar una nueva camioneta y dar el
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pago inicial de un condominio. Pagar las deudas. Podría llevar una vida cómoda
durante años con la cantidad de dinero que tenía en la palma de mi mano.
No dudé en devolvérselo.
—No puedo aceptar esto.
El Sr. Hamilton se rió y empujó el cheque dentro de mi mano nuevamente.
—No estoy en venta. Si no fuera por mí, Annie todavía estaría inyectándose
heroína y follando con extraños. ¿Cree que soy escoria? —Le dije con sarcasmo—.
Debería haber visto a su chulo.
Nadie iba a decirme cómo vivir mi vida y a quien podía o no ver.
Tenía que irme como la mierda de aquí.
—¿Te vas? —Me gritó—. Todavía no hemos comido.
—Me voy, Annie. Conseguiste lo que querías. Conocí a tu padre. Listo. Esto debió
de haber terminado en la embajada. Cometí un error al venir aquí contigo. No soy
nada para ti.
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Sus ojos estaban en llamas y su mano salió disparada para aferrarse a la tela de mi
camisa.
—Discúlpame, Patrick, pero después de todo lo que hemos pasado te considero un
amigo. Uno de los únicos que me quedan. Pensé que cenar con mi familia sería un
buen gesto, dado que no tengo otra manera de agradecerle al hombre que me salvó la
vida. —Su voz se redujo a un gruñido–. Así que discúlpame por intentar ser amable.
La puta madre.
—Annie…
—No, —gritó, y sus padres aparecieron detrás de ella. Su padre apoyó una mano
protectora sobre su hombro—. No, Patrick. —Sacudía la cabeza mientras se mordía su
labio tembloroso—. Discúlpame.
Y se marchó. Una vez más.
Su padre me disparó una mirada taimada, pero no tenía tiempo para su puta
mierda. Yo ya sabía que era un tarado. Eso probablemente podría utilizarse un año o
dos en el sofá de algún psicoanalista, pero una chica como Annie no merecía mi
comportamiento insensible. No cuando estaba intentando readaptarse a su vida
normal y su padre era un completo imbécil pretencioso.
Me sentía como un jodido idiota.
Salí detrás de Annie subiendo los escalones de dos en dos, siguiéndola hasta el
interior de su habitación, donde se sentó en la cama, sus hombros encorvados, sus
manos descansando lánguidamente sobre su regazo, la huella de sus lágrimas todavía
húmedas en sus mejillas.
—Este es mi cuarto, —susurró.
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Serie The Trident Code 01
—¿Tu habitación? ¿Estás en los ochenta? Este lugar es repulsivo. ¿De verdad
duermes aquí? No me extraña que tengas pesadillas.
Me miró con una expresión aturdida. La misma que había visto cuando estábamos
en el barco.
Ni siquiera pienses en invitarla a quedarse contigo, Walsh. Termina con esta cena y sigue
adelante.
—¿Cómo que no te sientes segura en tu propia casa? ¿No creciste aquí?
—Sí, —acarició la colcha floreada—. Pero mis padres renovaron la casa por
completo después de que me secuestraron. Demandaron a la empresa de cruceros y
recibieron el pago del seguro de vida. No puedo culparlos.
Me tragué el nudo que tenía en la garganta. Por mierdas como estas era
precisamente por lo que había querido cortar todos los lazos en la embajada.
—Mira, no era mi intención irme como un idiota.
Me disparó una mirada mordaz y me eché a reír.
—Está bien, de acuerdo. Tal vez lo hice. Pero tienes que entender que no encajo en
tu jodida vida. Mira donde vives. ¿Quiénes son tus padres? Esta no es mi vida, Annie.
Estoy muy lejos de eso. Acabas de comenzar nuevamente y no deberías depositar
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Serie The Trident Code 01
todas tus esperanzas en mí. Date a ti misma y a tu futuro una oportunidad justa. Por
favor. Por mí.
Annie tomó un aliento entrecortado.
—Eres la única persona que no sigue viendo en mí a la chica que solía ser. No me
miras como si hubiera salido arrastrándome de un agujero. Me haces sentir segura.
Di un paso más cerca hasta que mis rodillas chocaron contra las suyas. Le levanté la
barbilla con la punta de mis dedos.
—Mira, las cosas de mierda suceden. Afortunadamente, saliste de ahí en una pieza.
No será fácil, eso es condenadamente seguro, pero tan solo hace unos cuantos meses
que regresaste. Tienes darle algo más de tiempo.
—Probablemente tengas razón. —Levantó la vista sonriéndome.
La seguí bajando las escaleras hacia la entrada. Sus padres se apresuraron a
colocarse detrás de ella. El rostro de su madre se veía rígido por el botox y la sonrisa
que mostraba era más una mueca de desprecio. Resistí el impulso de poner los ojos en
blanco y en lugar de eso, la abracé. Sus padres intercambiaron una mirada que llegué
a captar por encima de la cabeza de Annie. A la mierda con ellos. No necesitaba de su
aprobación. Si había algo que deberían desear es que su hija fuera feliz, teniendo en
cuenta por todo lo que había pasado.
Empecé a caminar hacia la puerta con toda la intención de dejar a Annie y a toda
esta maldita situación detrás. Me iría a casa, acabaría un pack de seis cervezas y
regresaría a mi rutina habitual. Llegué a la puerta y me volví para despedirme, pero
no pude hacer que las palabras salieran de mis labios al ver la emoción en carne viva
de su rostro.
—Annie. ¿Quieres venir mañana a la fiesta de Vic? Su madre la está organizando
para todos los chicos del equipo. Kyle también estará ahí. Estoy seguro de que les
encantaría verte.
Ella sacudió la cabeza.
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Serie The Trident Code 01
—No. Estoy bien. No tienes que preocuparte más por mí, Pat. Estoy bien. Te
agradezco que hayas venido, pero no te sientas en el compromiso de pasar tiempo
conmigo. Puedo cuidar de mí misma. No volveré a molestarte otra vez.
Se me hizo un nudo en el estómago. Sabía que había sido un imbécil con ella, pero
no era porque no me importara. Era tan jodidamente atractiva que no podía dejar de
pensar en ella. Y no porque le tuviera compasión. Admiraba su fortaleza. Sólo que no
tenía ni una maldita idea de dónde ir desde aquí.
La miré directamente a los ojos.
—Hey. Me encantaría que vengas mañana.
Frunció los labios y se apartó de mí.
—No lo sé. Tal vez.
¿Qué esperaba? Tal vez su padre tenía razón. Yo no era más que un doloroso
recordatorio de su pasado. Pero de ser así, necesitaba oírlo de ella.
—Quiero verte mañana. Di que sí.
—Está bien. Iré. ¿Dónde debo encontrarme contigo?
No podía darme cuenta si se estaba haciendo la difícil.
—Vendré a recogerte a las cinco.
—Me parece bien. Te acompaño a la salida.
Sorteamos a sus padres y tomamos el corredor hacia el patio en dirección al camino
de entrada. Subí a mi coche y me alejé.
No era solo que su familia estuviera agobiándola. No pude evitar la sensación de
que algo no estaba bien con ellos. E iba a averiguar lo que estaba pasando. Por el bien
de Annie.
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Serie The Trident Code 01
CAPÍTULO 18
Conduje nuevamente a casa de Annie para recogerla para ir a la fiesta de Vic.
Deseaba que su padre no estuviera en casa, pero honestamente, me importaba una
mierda. Dudaba que me dijera algo en frente de su hija arriesgándose a quedar como
un maldito hipócrita.
Me detuve, ella estaba esperándome del lado de afuera de las rejas. Señaló un
espacio para estacionar frente a la casa. Levanté la vista hacia los amplios ventanales
de cristal, y pude ver a su padre observándome. No me sentí intimidado por él
¿quería observar? Le daría algo para ver.
—¿Podemos parar para conseguir algo de café primero? Hay una pequeña tienda
que nos queda de paso. Cambié mi adicción a la heroína por la cafeína.
—Sip. Vamos.
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Serie The Trident Code 01
Su perfume flotaba a mi alrededor. Me incliné hacia ella y la besé, sin importarme
quien nos viera, ni mis propias objeciones. Las palabras se escaparon de mi boca y la
expresión de su rostro hizo que me sintiera feliz de haberlas dicho.
Me tocó el rostro.
—Yo también te extrañé.
Caminamos calle arriba.
Ordenamos dos cafés helados de Lofty Coffee, la cafetería ubicada en la otra calle
de su casa. Algunas personas nos miraban, estaba seguro de que la reconocían de las
revistas. Mantuve mis gafas de sol puestas.
—Ahora vuelvo, nena.
Asintió con la cabeza y salí por la puerta hacia “The Den”, una boutique vecina.
—Me llevo eso.
La empleada tomó el artículo, lo metió en una bolsa y me lo entregó.
—¿Es para tu novia?
No sabía si estaba coqueteando conmigo, pero no me importaba.
—Algo así.
Pagué, y volví a la cafetería.
Ella me ofreció mi café. Sus mejillas estaban rojas.
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Serie The Trident Code 01
Puse un brazo a su alrededor y nos dirigimos de regreso a mi camioneta.
Le envié un mensaje de texto a Vic diciéndole que estábamos en camino. Realmente
quería ver como se desenvolvía ella en torno a los otros chicos del equipo y a sus
esposas. No estaba intentando ponerla a prueba, pero no podía evitar sentir
curiosidad de ver si existía alguna posibilidad de que encajara en mi mundo. Quiero
decir, yo todavía iba a largarme y nunca verla otra vez, sin duda alguna. Pero era
como si hubiera una parte de mí que quería saberlo a ciencia cierta, quería ver cuán
estúpida era esta persistente vaga idea de que nosotros.... No. Annie había sido criada
en una familia adinerada, yo nunca podría darle el estilo de vida al que estaba
acostumbrada antes de que fuera raptada. Rotundamente no.
Dios, pero se veía tan encantadora con ese vestido.
No necesitaba llamar. Caminamos rodeando la casa hacia la parte de atrás y abrí la
reja.
—¡Annie! Te ves fantástica. —Vic la abrazó—. Gracias por venir.
Un abrazo no habría dejado satisfecho a Kyle.
—¡Hey, cariño! —La levantó en el aire. Ella parecía más emocionada de verlo a él
que lo que había demostrado al verme a mí. Pero dudaba que estuviera interesada en
él. Sólo que Kyle nunca se había comportado como un idiota con ella como lo había
hecho yo. No es que tuviera nada de qué preocuparme… nosotros jamás nos metemos
con la mujer de otro tipo del equipo.
—¿Cómo has estado? ¿Dónde están todas esas amigas calientes que me prometiste?
Ella sonrió.
—Te las presentare la próxima vez que salgamos.
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Serie The Trident Code 01
La madre de Vic se acercó a nosotros, llevando de la mano a Carina, la hija de Vic.
—Mamá, esta es Annie.
—Hola, mija. Bienvenida18. —Yo amaba a la madre de Vic, era como una segunda
madre para mí. Nunca dudaba en preparar comida para todo un equipo SEAL o en
conducir hasta el centro en medio de la noche para recoger a uno de nosotros si
estábamos hechos pelota.
—Encantada, Señora Gonzáles. Soy Analía19.
La madre de Vic parecía impresionada por el fluído español de Annie. Carina, de
tres años, miró a Annie. La princesita de Vic era adorable, enormes ojos marrones y
un largo cabello ondulado. Admiraba que él la tuviera como su prioridad cuando
estaba en la ciudad, sabiendo que mientras permaneciera en el equipo, pasarían más
tiempo separados que juntos.
—¿Quieres ver mis muñecas? —Le preguntó Carina a Annie.
—Me encantaría, dulzura.
Annie siguió a Carina dentro de la casa y la madre de Vic se dirigió a la cocina.
Kyle me dirigió una sonrisa malvada.
—No pudiste estar apartado de ella ni un día. Hace que regresamos, ¿cuánto, cinco
horas? ¿Y ya fuiste por ella?
—Dos días, imbécil. Estaba esperándome en el puto muelle. Con un cartel de
Bienvenido a casa y todo eso. Me invitó a ir a conocer a su familia. Su Padre es un Ring
Knocker y trató de sobornarme para mantenerme alejado de ella.
Vic levantó una ceja.
—¿Cuál es el problema? No quieres verla, de todos modos.
18 En español en el original.
19 En español en el original.
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Serie The Trident Code 01
—Sí, hombre. Toma el dinero y aléjate. —Kyle enarcó su ceja—. A menos que haya
algo que no nos estés contando.
—No lo sé, amigo. Hay algo que está pasando con sus padres.
Kyle me fulminó con la mirada.
—Sigue hablando.
—Pensé que habían contratado a un tipo que les robó el dinero, —dijo Vic.
—Eso es lo que dicen las noticias, pero, lo que quiero decir es que su padre es un ex
oficial naval… ¿no podía revisar las credenciales de este tipo antes de darle trescientos
mil dólares?
—Tienes razón. Eso no tiene sentido, —dijo Kyle.
Asentí con la cabeza.
—Voy a hacer algunas llamadas a mis amigos que trabajan en empresas de
seguridad. Veré si saben algo.
—Hazme saber si necesitas algo, —Kyle se interrumpió—. Entonces ¿eso es todo?
¿Solo estás preocupado por ella? ¿Nada más?
—No lo sé, hombre.
Vic intervino.
20 Forrados se le dice en Argentina a la gente que tiene mucho dinero.
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Serie The Trident Code 01
Iba a responderle, pero Annie salió de la casa, llevando una cerveza y algo de
comida.
Me sonrió y no pude evitar pensar que a pesar de que yo no encajaba en su vida,
ella con toda seguridad parecía sentirse como en casa dentro de mi vida.
CAPÍTULO 19
Después de unas horas en la fiesta, nos despedimos. Mientras nos dirigíamos en mi
destartalada camioneta negra desde Chula Vista atravesando Imperial Beach en
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Serie The Trident Code 01
La vista de la playa Silver Strand estaba a nuestra izquierda y Annie estaba
mirando por la ventanilla.
—¿Estás bien?
Parpadeó para contener las lágrimas.
—Síp.
—Cuéntame.
—No es nada.
—Quiero saber.
Le temblaban las manos.
—Me divertí en la fiesta, sólo siendo normal. Todo el mundo fue muy amable
conmigo. Pero no dejaba de pensar en que todos estaban mirándome. Nadie sacó a
relucir que aparecí en la portada de cada revista y en todas las cadenas de noticias
alrededor del país. Y si no le dijiste a alguno de los chicos que tú, Vic y Kyle fueron
quienes me rescataron, ¿no estarían todos preguntándose que estás haciendo con una
prostituta?
No me había dado cuenta de que Annie sentía que todo el mundo la estaba
juzgando.
—En primer lugar, no eres una prostituta. Cualquiera de ellos que te haya
reconocido probablemente se quedó pasmado por tu fortaleza. Y el resto de los chicos
del equipo solo estaban celosos de que tuviera a la chica más linda del lugar.
—Gracias, Pat. Estás lleno de mierdas, pero aprecio tu esfuerzo.
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Serie The Trident Code 01
Nos detuvimos en la base Naval Anfibio y decidí llevarla a hacer un rápido
recorrido. Cuando le mostré la carrera de obstáculos, sus ojos se volvieron enormes.
—Quiero intentarlo.
—¿Quién eres tú, G.I. Jane21?
—Puedo hacerlo. No voy a dejarme vencer.
Era algo completamente fuera de los límites para una chica. Miré fijamente la pista
de obstáculos. Algunos de mis recuerdos más duros eran subir la cuerda, cargar
troncos sobre mi cabeza, moverme por debajo del alambre de púas, escalar paredes.
Creo que a las mujeres nunca se les debería permitir entrenarse para formar parte de
los SEALs. Diablos, ni siquiera era de la idea de que deberían estar en el ejército.
Llámenme idiota misógino, pero ¿por qué los hombres no pueden ser simplemente
hombres? Es como si ya no pudiéramos tener más porno porque no queremos
arriesgarnos a ofender a las mujeres. Al carajo con eso. Para mi estaría bien si ellas
solo quisieran hacer el maldito trabajo de administración o trabajar de enfermeras,
pero no, querían disparar armas de fuego y estar al frente de la batalla. Deseaban
tanta igualdad que bien podrían también reclamar una polla. Sin embargo la sola idea
de ver a Annie, sucia y sudorosa, retorciéndose en el suelo, pidiéndome clemencia, me
tentó a hacer una excepción.
—Tal vez algún día te dejaré que lo intentes. Si eres una buena chica.
Le di una palmada en su pequeño y firme trasero, imaginando tomarla por detrás.
Quería dominarla, hacerla gritar mi nombre. Pero después de todo lo que pasó,
también me preocupaba asustarla.
Encontramos un lugar aislado en la playa. Para entonces la mayoría de los turistas
se habían marchado y estábamos benditamente solos, rodeados de árboles y sintiendo
los cálidos rayos remanentes del sol. Cuando el sol comenzó a ponerse extendí una
manta, acomodé a Annie sobre ella, y la envolví dentro de mis brazos. Sea lo que
21 G.I. Jane: Película protagonizada por Demi Moore donde ésta, en el papel de Jordan O´Neill, se convierte
en la primera mujer de una unidad de los SEAL. Nadie espera que triunfe bajo un régimen de entrenamiento
tremendamente duro. Sin embargo, ella está dispuesta a demostrar que todo el mundo estaba equivocado.
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Serie The Trident Code 01
fuera esto, se sentía bien aquí, como si fuera su sitio. Su cabello olía a vainilla, y me
volvió loco al recordar la noche que la tuve envuelta a mí alrededor.
—Sabes, nunca fui una de esas chicas que se pasan el día en la playa viendo a
quien pueden conquistar. Chris se la pasaba surfeando, y mis amigas pasaban todo su
tiempo aquí tomando el sol, pero eso nunca fue lo mío… Sin embargo cuando estuve
secuestrada, cada vez que tenía oportunidad de ver el exterior, intentaba observar el
océano. Para mí eso significaba libertad. Una formade escapar de la isla.
—Pues de hecho, yo detesto el mar. Podrías pensar que a la mayoría de los SEAL
nos encanta. Pero después de pasar por la Semana del Infierno, estando todo el
tiempo entrenando mojados y llenos de arena, lo último que queremos es pasar
nuestro tiempo libre cerca de la playa.
Me apretó la rodilla y sonrió lentamente.
—Me encantaría verte mojado y lleno de arena.
Grrr. Yo quería hacerla mojarse a ella, pero no por el océano. Si no por mi boca, mis
manos, por mi polla.
Metí la mano en mi bolsillo y saqué una pequeña cajita. La puse en sus manos.
—Toma. Esto para ti, para sustituir la porquería que te compré en Curaçao.
Abrió la caja y sacó un pequeño collar. Este también era dorado, pero esta vez tenía
un pequeño tridente como colgante. Nuestro símbolo. Mi código.
—Espera. Detente. Quiero usar este también.
—¿Por qué? Es falso. Me costó cincuenta centavos.
Sujetó con fuerza el viejo collar contra su pecho y la visión me hizo sentir
extrañamente protector.
—Pero para mí vale cincuenta mil dólares. Me dio esperanzas. Esperanzas de que
regresarías para salvarme.
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Se lo abroché nuevamente y entonces coloqué el otro alrededor de su cuello.
—Nunca conocí a nadie como tú. Nunca perdiste las esperanzas.
—Ya te lo dije. Creo que fuiste enviado para mí.
Tomé su mano.
—Me voy nuevamente dentro de tres semanas. Por tres semanas. Después de eso,
no estoy seguro de cuánto tiempo permaneceré aquí hasta nuestra siguiente misión.
—No me importa, Pat. Esperé durante cinco años a alguien que me salvara.
Esperaría otros cinco años por ti para que regreses a casa conmigo. Nunca te seria
infiel....
—Espera, espera. ¿Qué estás diciendo? —No quería malos entendidos. No quería
que mi sobrecargado cerebro escuchase algo que Annie no estuviera diciendo.
—Estoy diciendo que no he podido tener una conexión con ninguna persona desde
que volví a casa. Ni con mis padres, ni con mis amigos, ni con Chris. Es una locura.
Todo el mundo espera que sea una patética chica destrozada. Pero no lo soy. Soy una
mujer. Quiero enamorarme. Quiero tomar el control de mi cuerpo. Quiero sentir
placer. Aquellos hombres me robaron cinco años de mi vida y no les permitiré que me
roben un segundo más. Ser secuestrada es algo horrible que me sucedió, pero me
niego a hacer que esto me defina. Odio ser una perra, pero escuché a mis amigas
quejarse de cosas estúpidas, como no tener suficiente dinero para comprar ropa
nueva, o que sus novios pasan demasiado tiempo con sus amigos. ¿A quién le importa
una mierda? Quiero decir, fui violada todos los días durante cinco años. Soy una
adicta a la heroína. Siempre seré adicta a pesar de que estoy limpia.
Sacudí la cabeza, tratando de procesar esto.
—Escucho lo que dices, pero aun no entiendo qué tiene que ver eso con
esperarme…
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Ahora comprendía.
—No quiero que seas ninguna otra cosa que no sea lo que sientes que es correcto
para ti Annie. Eres perfecta tal y como eres, y nada ni nadie puede cambiar eso, al
parecer, ni siquiera las atrocidades que has tenido que superar.
Se inclinó sobre mi regazo, cruzando las piernas sobre las mías, su cabeza apoyada
contra mi pecho, y en ese momento me di cuenta que, fuera lo que fuera que hubiera
entre nosotros, no quería que terminara. Todavía no estaba listo para llamarlo algo
más que lujuria o atracción debido a las circunstancias. Todo lo que sabía era que no
estaba dispuesto a dejarla ir.
La brisa proveniente del agua nos rodeaba trayendo el salado aire del mar,
encerrándonos efectivamente dentro de un cálido capullo. Con su intensa mirada
sobre mí, el resto del mundo se desvaneció, abrazándonos uno al otro.
—Quédate conmigo esta noche.
Se apartó de mis brazos arrugando el ceño.
—¿Qué?
Lo había dicho sin pensar, pero cuanto más pensaba en ello, más me iba gustando
la idea. Esas primeras semanas que pasé sin ella habían sido un infierno y cuánto más
tiempo estaba a su alrededor, más deseaba que todas las precauciones se las llevara el
viento.
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las misiones, te quiero. —Moví los labios sólo a un suspiro de los suyos y pude sentir
su profunda inhalación ante mi declaración—. Quédate conmigo, Annie.
Renuncié a ese pequeño dominio que tenía sobre mi control y presioné mis labios
contra los suyos. Derramé cada pizca de lujuria y frustración reprimida en ese beso.
Mi mano en su cintura la apretó un poco más contra mí, mientras mi otra mano le
inclinaba la cabeza hacia un lado para poder profundizar el beso. Estaba agradecido
de haber encontrado un lugar apartado dado que había pasado más de un año desde
la última vez que tuve sexo y no pensaba que pudiera esperar mucho más.
Especiamente cuando comenzó a moverse sobre mi regazo, sentándose a horcajadas
en mis piernas para presionarse directamente encima de mi polla.
La calidad del tiempo que había pasado con ella era a lo que me había aferrado la
mayor parte del tiempo desde que nos separamos. Su rostro cuando se corrió era un
recuerdo que rondaba mis sueños. Nunca había sido de aquéllos que alientan a tener
momentos de intimidad con las mujeres que follaba, pero con Annie, no podía evitar
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Presionó la cara en mi cuello para ubicar un beso justo debajo de la oreja.
Estábamos apretándonos, cadera contra cadera, pecho con pecho. Nunca me había
sentido más cerca de otro ser humano en toda mi vida.
Me aparté, sintiéndome abrumado de repente.
Pero Annie no me dio la oportunidad de hacer lo que me pidió, en lugar de eso usó
sus manos para empujarme más cerca y la necesidad de hacerla mía se extendió de
nuevo por todo mi pecho, borrando todas mis dudas.
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A medida que mis dedos volvían a familiarizarse con la delicada extensión de piel
de su pecho, mi boca se deslizaba por la curva de su cuello, lamiendo y chupando
todo el camino hasta su oreja. Los pequeños gemidos que se le escapaban me estaban
volviendo completamente loco, y esto era todo lo que podía hacer para no mandar al
carajo el juego previo y dar a mi polla lo que quería. En cambio, deslicé un dedo
profundamente en su interior.
—Dios, Annie. Te sientes tan bien.
Su coño se apretó alrededor de mi dedo en el momento en que añadí a mi pulgar
para frotar su clítoris.
—Se siente tan bien, —jadeó—. Nunca había sentido nada como esto.
Me sentí ridículamente orgulloso de ser el que le daba esto. Estaba absolutamente
seguro de que su novio nunca la había tocado para darle un orgasmo, y ni siquiera
podía comprender cómo habían sido los últimos cinco años para ella. Nunca tendría
que pasar por eso otra vez, me lo prometí. Me gustaría correrme, estaba ansioso por
eso, pero aún más deseaba darle a ella más placer de lo que nunca antes conoció.
Mientras continuaba complaciéndola con una mano y excitaba sus pezones con la
otra, ella movió una mano hacia la cremallera de mis pantalones. Sentí cómo la bajaba,
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cómo soltaba el botón de su agarre y entonces mis pantalones se aflojaron alrededor
de mis caderas. Gruñí en su cuello ante el toque de sus manos en mi dura
ridículamente polla. Ella movía con sus manos hábilmente sobre mí, apretando,
excitándome y ordeñándome.
Me incorporé un poco para quitarme por completo los jeans y envolver las piernas
de Annie nuevamente a mí alrededor. La coloqué sobre mí, aferrándola de las caderas
y manteniendo su mirada fija en la mía. Lenta y dolorosamente, centímetro a
centímetro, me deslicé dentro de su húmedo y apretado coño. Al sentirme comenzó a
cerrar los ojos y tiró la cabeza hacia atrás con un largo gemido de placer.
Le ahuequé la barbilla, obligándola a mirarme.
—No.
Le inmovilicé las caderas, a pesar del esfuerzo que me costó. Quería ver su
respuesta hacia mí.
—No cierres los ojos. Quiero ver cómo te corres esta vez.
Me erguí un poco más sobre mis rodillas y la envolví en mis brazos para que mis
estocadas fueran más profundas. El cambio hizo que mi polla tocara un punto en su
interior que la hacía aferrarse a mi camisa y jadear con cada embestida.
—Oh Dios mío, —gimió.
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—¿Se siente bien, nena? —Mordisqueaba y chupaba la curva de su cuello—. ¿Vas a
correrte para mí?
La abracé fuerte contra mí hasta que su liberación empezó a tranquilizarse. Tomó
mi rostro entre sus manos y me besó. Tierna y dulcemente, dándome una parte de sí
misma. Se movió a mí alrededor, con rápidas y cortas sacudidas de sus caderas que
dispararon electricidad por todo mi cuerpo. Me perdí en el deslizamiento de su
húmedo coño mientras me corría con un largo gemido que fue sofocado por la
presión de su boca.
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CAPÍTULO 20
—Tengo que llamar a casa. Deben estar preocupados.
—¿Por qué se preocuparían? Estás conmigo. Yo te salvé.
—Después de lo que sucedió, se asustan si me quedo demasiado tiempo en el
yoga, —tomó su teléfono celular y marcó el número.
—Hola papá. Estuvo divertido. Voy a quedarme con Pat esta noche.
—Lo que sea, papá. Te llamaré mañana.
Terminó la llamada y miró por la ventana.
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—¿Estás bien?
—Sí.
Sabía que su padre seguramente le había hecho pasar un mal momento.
—¿Qué dijo?
—Que sólo eres un típico SEAL que vas a abandonarme y a engañarme. Recuerda
dónde lo conociste, Annie. No es el tipo de hombre con el que quieres involucrarte. Sin
embargo, no me importa. Tendrán que superarlo. Realmente no pueden pretender
poder protegerme de todo. Ya sobreviví a la peor vida imaginable.
Regresamos a mi casa, la mayor parte del tiempo en silencio. Vivía en un pequeño
apartamento de una habitación en Pacific Beach. Tenía un pequeño patio para Trigger
y estaba cerca de todas las tiendas y restaurantes.
Abrí la puerta, y le puse la correa a Trigger para llevarlo a dar una rápida caminata.
—¿Quieres venir conmigo?
—Nah. ¿Puedo tomar una ducha?
Quería tomar una ducha con ella, ver las gotas de agua brillando mientras
resbalaban por su cuerpo.
—Siéntete como en tu casa. Estaré de vuelta en un par de minutos.
Trigger estaba agradecido de verme. Algunos dirían que era una tontería tener un
perro cuando pasaba tanto tiempo fuera en misiones. Pero Trigger era mi familia. Su
lealtad no tenía límites.
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—Ya le envié un mensaje a Dave sobre Annie y me respondió. —Escuchaba la voz
de una niña en el fondo. No importaba lo que cualquiera de nosotros estuviera
haciendo, de día o de noche, siempre contestaríamos cualquier llamada del otro—. Me
dijo que tenía un poco de información.
Eso fue rápido.
—¿Te dijo algo, de que se trataba?
—No. Pero me dijo que lo llamara mañana. Para encontrarnos.
—Me parece bien. Nos vemos luego.
—Adiós.
—¿Quién te envía mensajes? —Le pregunté mientras le quitaba la correa a Trigger.
—No, Pat. Por supuesto que no. Pero seguimos siendo amigos. Él también atravesó
por muchas cosas, recuerda, siendo un sospechoso, todo el mundo lo trataba como si
fuera un asesino. Y, además, se preocupa por mí.
—Seguro que sí. ¿Y también te consolará mientras me encuentre lejos? ¿Has
dormido con él desde que regresaste a casa?
—Oh, Dios mío. ¡No! Pat, estás loco. Crecimos juntos, nuestras familias se conocen.
Estuvo my angustiado cuando desaparecí. Fue duro para él también.
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—Apuesto que sí. No juegues conmigo, Annie. Esto puede terminar ahora, si vas a
estar jodiendo conmigo. No necesito esta mierda, tu padre sobornándome,
preocupándome por ti cuando esté trabajando...
Típico, sabía que mi estilo de vida nunca sería suficiente para satisfacer a esta
jodida princesa.
—Estoy seguro de que Chris tiene un gran condominio. Tal vez una casa frente a la
playa. Vete a vivir con él, si no te gusta mi puto departamento.
Su toalla cayó y pude ver sus espléndidos pechos. Gran técnica de distracción.
—Pat, relájate. Eso no es lo que quise decir, —envolvió sus piernas desnudas a mi
alrededor—. Sé que tu ex te fue infiel. Yo no soy ella. Nunca te haría eso. Pero no me
arrepiento de enviarle un mensaje a Chris. Él tiene novia. No hay nada entre nosotros.
Nada. Sólo estoy interesada en ti. Te lo juro.
Había sido un error. Haber ido a su casa, dormir con ella, invitarla a mi casa.
Incluso bajo las mejores circunstancias, era difícil tener una relación exitosa con un
tipo del equipo. Teníamos muchas cosas en contra. Su familia, su pasado, mi trabajo.
Y odiaba tener que admitirlo, pero era difícil para mí tratar con el hecho de que había
sido una prostituta. No la culpaba por ello, ni creía que valiera menos. Nada de eso.
Entendía que se había sido obligada. Pero por la noche, las imágenes de todos esos
otros hombres, hombres sin rostros, llenaban mi cabeza, como una película que no
tenía fin.
Desenvolví sus piernas.
—No sé si puedo hacer esto. Somos muy diferentes.
—Deja de pensar en ti por un minuto y piensa en mí por un segundo.
—Estoy…
—No, estás pensando en cómo encajo yo en tu vida. Piensa en MÍ. En lo que quiero.
En lo que necesito.
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—Estoy cansado. Voy a tomar una ducha y a derrumbarme.
Asintió con la cabeza, me fui al baño y abrí el agua caliente. Los SEALs odiábamos
las duchas frías, nos recordaban cómo se nos congelaban las bolas en el agua del
océano durante el entrenamiento BUD/S.
Estaba intentando alejarla de mí. Lo sabía. No podía arriesgarme a permitirle entrar
y que me traicionara también. Pero ya la había dejado entrar en mi vida.
Su voz se tranquilizó.
— ¿Por qué?
—Porque quiero mirarlo a los ojos. Es importante para mí.
—Está bien. Le preguntaré.
—El lunes. Almorzando.
Sus dedos se movieron a través de su teléfono. Sonrió cuando recibió una
respuesta. Lo cual me cabreó. Quería ser el único que la hiciera sonreír.
—Dice que está bien.
Sí, apostaría que sí. Jody hijo de puta22. Estará feliz de estrecharme la mano mañana
y follarse a mi chica cuando me haya ido.
22 Jody: es un término utilizado entre los Marines refiriéndose a cualquier hombre que permanece en casa
mientras el resto se va a la guerra, consiguiendo disfrutar de todo lo que los Marines se están perdiendo,
muy especialmente de sus novias.
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sobrellevar tres semanas sin ninguna comunicación. Y si estuviéramos de encubierto,
eso es exactamente lo que ocurriría. Y estaba completamente seguro de que Chris
estaría esperando con los brazos abiertos para consolarla.
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CAPÍTULO 21
Fui rápidamente a casa de Kyle. Al menos él había invertido parte del dinero que
ganó en la NFL. Tenía una bonita casa en la zona residencial con vistas a la playa.
Toqué el timbre y una rubia abrió la puerta vestida sólo con una de las camisetas de
Kyle y bragas de color púrpura.
La chica no dijo nada, sólo se volvió y entró en la cocina. La seguí, no pude evitar
mirarle su hermoso trasero. De no haber conocido a Annie, probablemente estaría
saliendo con una chica diferente cada noche desde que regresé a casa. Kyle y yo nos
estaríamos dando la gran vida, quizá hasta hubiéramos ido a la mansión de Playboy.
Siempre teníamos invitaciones de cortesía de este director de Hollywood que nos
amaba. Habíamos entrenado a sus actores para una de las muchas películas de acción
sobre la incursión de Bin Laden.
Kyle estaba sentado en su barra de desayuno, leyendo el periódico. Vestía sólo un
pantalón de pijama.
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Alana Albertson - Invencible
Serie The Trident Code 01
La chica entró en la cocina.
—¿Quieres desayunar algo? —Ella rompió un huevo en un tazón.
—Estoy bien, gracias.
—Perdón. Pat, ella es Sara. Déjala que te prepare el desayuno.
Sara sonrió, puso un poco de mantequilla en el sartén.
—Entonces, ¿tú también eres un ex jugador de fútbol?
Fulminé con la mirada a Kyle, sin saber si incluso le había contado a esta chica que
era un SEAL. Lo dudaba. Por lo general solo le decía a la gente que se había retirado
de la NFL.
—Por supuesto, amor.
—¿Próxima temporada? ¿Piensa que todavía juegas futbol?
—Le dije que solía jugar futbol, podría intentarlo de nuevo.
—Es cierto. Pero quién sabe, podría escribir un libro sobre una de nuestras
misiones y conseguir que me despidan.
Me eché a reír. Hacía cinco años, la mayoría de los SEALs querían permanecer en el
anonimato. Después de Bin Laden, cada SEAL tenía un acuerdo para realizar un libro,
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Serie The Trident Code 01
—¿Cuándo la conociste?
—Anoche. En el Pacific Beach Bar & Grill. Es maestra de preescolar. Me
comprende. Podría ser la adecuada.
—Eso es lo que dices cada vez que conoces a alguien.
—¿Podrías cerrar la puerta?
—Sip. No tardes mucho. —Se lamió los labios—. Estaré en el piso de arriba,
esperándote. Encantada de conocerte, Pat.
—Igualmente.
La puerta se cerró. Tomé un bocado de mi tortilla de jamón y queso. Simple, pero
buena.
—Entonces, ¿cómo está Annie?
—Bien. En este momento está en mi casa.
La boca de Kyle se ensanchó en una sonrisa.
—Lo sabía.
—Sí, bueno, la atrapé enviándole mensajes de texto a Chris. Dice que no tiene nada
que ver con él, pero ¿quién sabe?
—Hombre, esa chica Marissa te arruinó. Las mujeres pueden tener amigos varones
y no follar con ellos. Es posible. Sólo dale una oportunidad a Annie. Está loca por ti,
23 El CrossFit es un tipo de entrenamiento de ejercicios funcionales, constantemente variados, ejecutados a
alta intensidad.
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Alana Albertson - Invencible
Serie The Trident Code 01
amigo. Y es una buena chica. Muy buena, fuerte y dulce. No muchas mujeres podrían
sobrevivir a lo que vivió.
Kyle siempre parecía tener razón. Pero no vine aquí para hablar de mis problemas
de relación.
—¿Has vuelto a escuchar de Dave?
Kyle le respondió.
—Todo el mundo en Curaçao sabía que Annie había sido secuestrada. Yo mismo la
busqué cuando desapareció, pero supongo que la escondieron en Aruba.
Asentí con la cabeza.
—Sip. Eso es lo que me dijo.
—Había escuchado que había sido vista, pero nada que al investigar llevara a algún
resultado. Y, por supuesto, un viejo hijo de puta como yo, no podía realmente ir de
encubierto a un burdel. Por no mencionar que todos los lugareños saben que soy un
ex SEAL por lo que sería el último al que le contarían algo.
—Entendemos, —dijo Kyle.
—¿Qué sabemos de este… falso SEAL? ¿Tenía gente con él?
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Alana Albertson - Invencible
Serie The Trident Code 01
—No, Pat. Él no. Ese estafador ni siquiera la buscó. Tengo mis dudas de que
incluso haya existido.
Estaba confundido.
—No te entiendo.
—Esos hombres que fueron en su búsqueda, eran ex chicos del equipo. Podía
darme cuenta a kilómetros de distancia. Eran como ustedes muchachos. Muy
perfeccionistas y profesionales. Debieron haber revisado cada burdel aquí y en Aruba.
A pesar de todo, nunca existió ninguna mención de ellos por parte de la familia de
Annie o del FBI.
Mi mente comenzó a pensar rápidamente.
—¿Así que crees que esos tipos fueron pagados por su familia, pero no la
encontraron?
Dave sacudió su cabeza.
—No. Creo que sí la encontraron…y la dejaron ahí.
¿Qué demonios estaba diciendo?
—Eso no tiene ningún maldito sentido.
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Alana Albertson - Invencible
Serie The Trident Code 01
Kyle tomó el curso de la conversación.
—¿Qué aspecto tenían estos tipos?
—Parecían ser SEALs recientemente jubilados. Más viejos, a mediados o finales de
sus treintas. Cabello bien arreglado, sin tatuajes, musculosos. Uno de ellos era
pelirrojo.
— ¿No eran brothers24?
—Nop. Desearía que fuera así de fácil. Espero que esto ayude.
—Gracias, Dave, realmente te lo agradezco mucho. La próxima vez que estemos en
la ciudad, te invitaré una cerveza.
—Cuando quieras. Déjenme saber si necesitan cualquier otra cosa.
—¿Annie mencionó a algún otro norteamericano que, mmm, conoció en ese lugar?
—Nop. No habla de eso.
24 Brothers: en idioma vulgar se usa este término para designar a hombres de piel negra.
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Serie The Trident Code 01
pelirrojo. Pero tienes que hablar con tu novia para asegurarnos que vamos por buen
camino.
—Dudo que quiera hablar, pero lo intentaré. Gracias, amigo.
—Por nada. Tengo que ocuparme de algunos asuntos allá arriba y luego me pondré
a trabajar en este tema.
Chocamos los cinco.
—Entiendo. Me largo ahora mismo.
Salí de la casa, pero en lugar de volver a meterme en mi camioneta, me dirigí hacia
el océano. Necesitaba despejar la cabeza.
Tenía un nudo en el estómago. Tenía que interrogar a Annie sobre sus clientes sin
que sospechara.
"Bajo las peores condiciones, el legado de mis compañeros de equipo afirma mi resolución y
guía silenciosamente cada uno de mis actos. No fallaré.”
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Serie The Trident Code 01
CAPÍTULO 22
Regresé a mi apartamento llevando dos helados Mochas de Bird Rock Café.
Annie me dio la bienvenida con un beso… y un apartamento limpio. Había barrido
los pisos, quitado el polvo a los muebles, incluso había doblado mi ropa. Mierda, no
recuerdaba haberme casado.
—Lo siento, espero que no te importe. Sólo necesitaba estar ocupada.
Lo entendía. Y aquí estaba yo a punto de interrogarla sobre su pasado.
Nos sentamos en la mesa.
—¿Qué pasa, Pat? Estás actuando raro. ¿Sigues molesto por lo de Chris? Nos
encontraremos con él en una hora, así que….
—No. No es eso.
—Sin secretos. Suéltalo.
No sabía cómo plantearle la situación. Teníamos la implícita regla de nunca hablar
de su época en el burdel.
—En el burdel, cuando regresé para verificar si eras realmente quien decías ser, me
dijiste que Nicole y tú estaban convencidas de que las salvarían. ¿Por qué lo
pensaban?
—¿Por qué lo preguntas? —Se removió en su asiento.
—Sólo por curiosidad.
—¿Por qué ahora? —Se mordió sus mejillas.
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Serie The Trident Code 01
—Por nada en especial. Una vez pensé que otro tipo había sido enviado para
salvarme. Pero nunca regresó. ¿A qué viene todo esto?
—Es importante para mí. ¿Por qué pensaste que regresaría?
—¿Primero te pones celoso de Chris y ahora me estás interrogando sobre los
clientes? Sabes que no quiero hablar de ellos.
Yo no podía decirle cuál era el verdadero motivo.
—Por favor, Annie. Necesito saberlo.
Sus manos se apretaron en puños.
—Lo siento, Pat. Estoy tan hecha mierda. Déjalo. Me odio por todo esto.
—No estoy cabreado contigo. —La atraje hacia mí y la besé en la frente—. Sé que
esto es difícil para ti. Estuve pensando en todo esto y necesito saber. Pero si no quieres
contarme, está bien.
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Serie The Trident Code 01
—Lo siento, —dijo con voz aguda.
—Lamento haber sacado el tema. Olvida que lo pregunté. Tenemos que salir
pronto para reunirnos con tu novio.
—Ja, ja. Voy a prepararme.
Salió del baño vistiendo una de esas faldas acampanadas en la parte inferior, una
blusa sin mangas y sandalias de tiras. Reconocía que afuera había una temperatura de
27 grados, pero Annie se veía demasiado malditamente sensual para salir a la calle.
—¿Qué te pusiste?
—¡Jesús, Pat! ¿Eres tan controlador? Hace mucho calor afuera y pensé que te
gustaría. Lo compré ayer. ¿Ahora vas a decirme qué es lo que debo usar? Era una
ramera, estoy más allá del recato.
Me quedé con la boca seca. Al parecer no estábamos comunicándonos en absoluto.
—No, no voy a decirte qué ponerte. Pero vamos a encontrarnos con tu ex novio. De
por sí no confió en él y no necesito verlo babeando por ti delante de mí. Puedes usar
lo que quieras. Será jodidamente difícil para mí estar alejado de ti cuando me vaya a
la misión del mes próximo y tú no me estás haciendo las cosas más fáciles.
—¿Así que si me visto sexy será más difícil para que ti poder confiar en mí? Eso es
una tontería. —No se echaría para atrás.
—No es lo que estoy diciendo. Confío en ti. Ya es bastante difícil para mí imaginar
a todos esos hombres tocándote. Me pongo furioso cuando pienso en ello. Sólo te
quiero para mí. Y él es tu ex. Soy un hombre. Y sé lo que va a pensar cuando te vea.
Estás jodidamente caliente.
Se encogió de hombros.
—Está bien. Iré a cambiarme.
Dios, ¿me estaba comportando como un cabrón paranoico? Nunca había sido uno
de esos hombres que pensaban que las mujeres que se vestían sexys buscaban que les
faltaran al respeto. Sólo quería proteger a Annie. No quería que nadie fantasee con
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Serie The Trident Code 01
Volvió a salir con unos shorts largos, una camiseta, y las mismas sandalias de tiras.
—Todavía te ves muy sexy. Gracias. —Y la besé.
—No es gran cosa. Lo entiendo, —apoyó la cabeza en mi pecho,—Gracias.
—¿Por qué?
—Por ser honesto conmigo acerca de tus sentimientos. Quiero que puedas confiar
en mí. No me había dado cuenta de lo difícil que es para ti aceptar mi pasado. Sé que
no me juzgas por lo que pasó pero olvido que de todos modos debe ser difícil para ti
imaginarme con esos tipos. Lo que estoy diciendo es que significa mucho para mí que
quieras estar conmigo.
Tenía los ojos brillosos, como un resplandor que salía del interior de su alma.
Estaba fascinado con ella. La besé otra vez y salimos por la puerta. Annie me
sorprendía constantemente con su fortaleza. En el entrenamiento de los BUD/S, los
hombres que lograban pasar por eso no eran necesariamente los más fuertes, ni los
más rápidos, ni los más inteligentes. Pero eran los únicos que desde el primer día
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Alana Albertson - Invencible
Serie The Trident Code 01
estaban decididos a no abandonar, sin importarles nada más. No iban a tocar la
campana.
Annie era como esos hombres que lo lograban. No importa lo difícil que haya sido
su vida, estaba decidida a no hacer sonar esa campana bajo ninguna circunstancia. Era
exactamente como yo. Podía sobrevivir a cualquier cosa.
Tal vez incluso a amarme.
Nos dirigimos a Solana Beach para encontrarnos con Chris. Él había elegido el
lugar, el Zinc Café. No me importaba, sólo quería mirarlo directamente a los ojos.
En el lugar admitían perros, así que llevé a Trigger. Entramos por el patio delantero
y vimos a Chris sentado en una mesa, bebiendo algún tipo de refresco gourmet.
—Encantado de conocerte. Gracias por salvarla.
—Iré a ordenar para nosotros.
Annie se encaminó hacia la fila.
Chris me sonrió.
—Quería agradecerte por limpiar mi nombre. Sé que encontrar a Annie era mucho
más importante y que no se trataba de mí, pero estaba pasándolo muy mal sabiendo
que todo el mundo me miraba como si fuera un asesino. Me sentía tan malditamente
culpable de no saber lo que le había sucedido. Estaba tan deprimido pensando que
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Serie The Trident Code 01
Me alegró que descartara eso de entrada. Habló mirándome fijamente a los ojos sin
apartar la vista y le creí, aunque podía ver que todavía se sentía atraído por ella. No es
que pudiera culparlo.
—Gracias por eso. Confío en ella. ¿Qué sabes sobre el padre de Annie? —Trigger
olfateó a Chris.
—¿El Sr. Hamilton? Es macanudo. Nuestros padres son viejos compañeros de golf.
Él siempre creyó que yo no tuve nada que ver con la desaparición de Annie. ¿Por qué?
No iba a responder a sus preguntas.
—¿Cómo es su relación con Annie?
Una ráfaga de viento quitó el cabello de su rostro.
Tenía mucho sentido. A su padre le importaba más su imagen que su propia hija.
No podía manejar la vergüenza que Annie había llevado a la familia, por lo que
prefirió dejarla morir.
—Es difícil para mí manejar esta situación, también. Pero no fue su culpa.
Las mesas eran tan jodidamente pequeñas que nuestras rodillas se rozaban. Empujé
mi silla hacia atrás. Nos veíamos como si estuviéramos en una maldita cita. Esperaba
que Annie regresara pronto a la mesa.
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Serie The Trident Code 01
El hombre se inclinó hacia mí.
—Hombre, tengo que ser directo contigo. Eres un hombre. Respeto toda la mierda
que haces siendo un SEAL. La salvaste. Pero, ¿cómo lidias con el hecho de que
estuviera con tantos hombres? Tienes razón… no fue su culpa. Pero eres mejor
hombre que yo. Eso a mí me volvería loco.
Tomé un bocado. Estaba riquísima, pero había un problema.
—¿Me pediste una hamburguesa vegetariana?
—Es el único tipo de hamburguesa que tienen. Este lugar es vegetariano.
Confirmado. No estaba hecho para el estilo de vida surfista.
—Bueno, chicos, ¿ya se pusieron al día? —Bromeó Annie.
Chris clavó el tenedor en una especie de ensalada rara, con aspecto arenoso.
¿Quinoa? ¿Trigo integral? No tenía idea.
—Puedes apostarlo. Hey, ¿crees que alguna vez podrías llevarme a dar una vuelta
por la base? Me encantaría ver la carrera de obstáculos.
—Claro amigo, —este tipo era más un fan que una amenaza. Me alegraba de
haberlo conocido.
—¿Ves? Sabía que ustedes dos se caerían muy bien.
El resto de la comida transcurrió sin incidentes. Chris comentó sobre una
competencia de surf en la que estaba inscripto, supuse que el tipo era bastante bueno.
Verlos juntos me dio un pequeño vislumbre de cómo había sido Annie antes de ser
secuestrada: despreocupada, relajada, dulce. Probablemente el tipo de chica que
nunca hubiera considerado salir con un SEAL.
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Serie The Trident Code 01
Ella volvió a entrar en la cafetería para conseguir algo de cena para llevar.
Chris se puso de pie.
—Encantado de conocerte, Pat. Si alguna vez necesitas algo, házmelo saber. Y
siempre estaré aquí para Annie, incluso cuando te hayas ido. Pero no tienes que
preocuparte por si pasa algo entre nosotros. Nunca te haría eso. Lo digo en serio,
amigo. Que la hayas encontrado fue lo mejor que me pasó en toda mi vida. No
solamente le devolviste su vida a Annie, también me devolviste la mía.
—Lo haré. Eso sería increíble. ¿Tal vez te guste venir a surfear conmigo?
No tenía ganas de aprender. Jamás había surfeado. Pero me gustaría intentarlo por
lo menos una vez.
—Suena bien. En algún momento, hombre.
Annie volvió a salir de la cafetería, llevando una bolsa de papel.
—Adiós, Chris.
Se abrazaron nuevamente y yo simplemente me quedé mirando a Trigger. Amigos.
Eso es todo lo que eran.
Subimos a mi camioneta y Annie tenía una enorme sonrisa en su rostro.
—¿Qué?
—Sabía que te gustaría.
—Es agradable. Diferente a como pensé que sería.
—¿Ves? —Me frotó el muslo—. Te dije que no pasaba nada.
Salimos del estacionamiento, y nos alejamos. Ella apretó mi mano.
—Te contaré lo que sucedió.
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Serie The Trident Code 01
—Está bien. No tienes que hacerlo.
Asentí con la cabeza.
Annie respiró profundamente y comenzó a hablar en un susurro.
—Unos dos años después de que me secuestraron, estos dos hombres
estadounidenses llegaron al burdel. No al mismo en que me encontraste, sino a uno
diferente en Curaçao. Tenían unos treinta y tantos años, uno era castaño y el otro
pelirrojo.
Mierda. Mis músculos se tensaron. Debe estaba en lo correcto. No quería que Annie
viera alguna reacción de mi parte.
—Continúa.
—Bueno, la primera vez que aparecieron, eligieron a otras dos chicas. Pero juro por
Dios que ambos me reconocieron. Cuando me elegiste nunca me revisaste primero,
pero ese proxeneta permitía a los clientes “echar un vistazo a la mercancía”. El
pelirrojo me miró directamente a la cara, como si me estuviera estudiando, mientras
caminaba por la fila de chicas. Puso su atención en mí, incluso examinó mi tobillo,
como si estuviera buscando mi tatuaje. Estaba segura de que iba a rescatarme esa
noche, pero no lo hizo. Alrededor de una semana después regresaron, pero esta vez
nos escogieron a Nicole y a mí. Ya habíamos sido escogidas juntas otras veces,
psicópatas queriendo ver un poco de acción entre chicas. Ambas fuimos cautelosas
pero estábamos esperanzadas, pensando que tal vez nos reconocerían. Quiero decir,
ellos eran estadounidenses.
Apreté los dientes. Esto era casi surrealista.
—Así que volvimos a la habitación. Ellos no hablaron, sólo con señas nos decían lo
que querían que nosotras hiciéramos, —Annie tenía las manos apretadas en puños—.
Después de eso, simplemente se quedaron sentados allí. No follaron como hacen la
mayoría de los tipos, —me señaló con el dedo.
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Serie The Trident Code 01
Culpable.
—Así que pensé que nos habían reconocido. Estaba tan emocionada y todavía tenía
esperanzas en ese entonces. Abrí la boca para decírselos, pero Nicole trató de
detenerme. No quería meterse en problemas. Pero no me importaba. Así que susurré
nuestros nombres. Nicole tenía esta mirada de terror absoluto. El pelirrojo, recuerdo,
tomó una larga y profunda respiración como si le doliera respirar. Estaba segura de
que sabía nuestras historias, quienes éramos. Pero el otro hombre, era completamente
insensible. Se puso de pie y se fueron. El pelirrojo me miró mientras salía de la
habitación y articuló, lo siento. Y supe que me había creído. Estaba tan segura de que
regresaría. Y supongo que incluso convencí a Nicole de que seríamos rescatadas. O
que al menos compartirían con mis amigos que nos habían visto, y alguien vendría a
salvarnos.
Mi estandarte es la integridad inflexible. Mi carácter y mi honor son inmutables.
Por supuesto, es evidente que no siempre vivo mi vida con una absoluta
integridad. Pero no podía comprender que estos hombres hayan abandonado a estas
chicas, a sabiendas de que eran víctimas del tráfico sexual. En mi defensa, cuando
contraté a Annie para que me hiciera una mamada, no sabía que estaba secuestrada.
La mano de Annie ahora temblaba.
—Pero después de seis meses, nada. Estaba tan malditamente furiosa con ellos.
Quiero decir ¿por qué no se lo dijeron a alguien? Me habían robado mi vida. Era una
esclava sexual. ¿Cómo podían conocer mi identidad y no hacer nada? Y estaba
cabreada conmigo misma por creer que nos salvarían. Nicole se perdió. Quiero decir,
se volvió loca. Comenzó a volverse insolente con los proxenetas, negándose a aceptar
clientes, rogando heroína extra. Le supliqué que fuera fuerte. Encontraríamos una
manera de escapar. De alguna forma. Algún día. Juntas. Pero ella sólo quería morir.
Robó mis drogas, y las de algunas otras chicas y se las inyectó. Y yo me quise morir
también. Ella era todo lo que me quedaba. No podía dejar de autocompadecerme.
¿Por qué yo? De todas las chicas que se emborrachan en un crucero, ¿por qué yo?
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Entonces recordé que antes de ser secuestrada, oí de una chica que había estado
secuestrada durante unos diez años y se escapó. Era posible. Así que ¿por qué debía
de renunciar? Tenía que escapar por mí… por Nicole. Tenía una vida que vivir. Tenía
que sobrevivir a toda costa. Fue entonces cuando tomé la decisión de no darme por
vencida. Que la próxima vez que me encontrara con un hombre que llegara a pensar
que me podía salvar, aprovecharía la oportunidad. Arriesgaría todo.
Yo quería detener el coche y abrazarla. Llegamos a un semáforo, y la besé.
—Gracias por contármelo. Significa mucho para mí. No voy a dejarte, Annie.
Siempre estaré aquí para ti.
—Lo sé. Eres mi héroe.
No hablamos más de los recuerdos del pasado durante el resto del camino a casa.
Pero mis pensamientos corrían a toda velocidad. Ya no existía ninguna duda. Estaba
cien por ciento comprometido con Annie. Comprometido a hacerla feliz.
Pero todavía no tenía la historia completa. ¿Quiénes eran estos hombres? ¿Quiénes
los contrataron? ¿Y por qué las abandonaron, cuando según Dave, eran
completamente capaces de salvarlas?
La única cosa de la que estaba completametne seguro era que no descansaría hasta
que me enterara qué demonios había sucedido.
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Serie The Trident Code 01
CAPÍTULO 23
Nuevamente le mentí a Annie diciéndole que tenía que trabajar al día siguiente. Me
dirigí de nuevo a la casa de Kyle, pero esta vez, en lugar de encontrarme con el
espectacular culo de Sara al abrirse la puerta, fui recibido por Vic.
—Hola amigo, entra. Creo que tenemos algo.
Lo seguí a la oficina de Kyle. Éste estaba en la computadora diseñando los planes
de la misión como si fueran jugadas de fútbol: había fotos, diagramas, fechas, mapas.
Afortunadamente, teníamos acceso a todos los registros de los exmiembros de los
SEALs.
Tomé asiento en una de las sillas.
—¿Qué tenemos?
—Bueno, hice una lista de todos los hombres que dejaron el Equipo en los últimos
cinco años. Luego eliminé a todos cuyas carreras no se relacionaban son servicios de
seguridad. Me quedé con una lista de ciento cuarenta y tres hombres. Estos fueron
asignados a diferentes países, distintos estados, diferentes operaciones mercenarias.
Sólo hay tres pelirrojos. Dos de ellos siguen trabajando en sus empresas de seguridad,
pero uno trabajaba para Neptune Group. Dejó a su equipo de seguridad hace unos
dos años y medio.
—Seis meses después de encontrar a Annie.
—Exactamente. Su nombre es Matt Houston. Les pregunté a algunos amigos si lo
conocían, parece que ingresó en rehabilitación. Y conseguí esto, vive en Poway.
Vic intervino.
—Nos estaremos reuniendo con él dentro de una hora para almorzar. Le inventé la
mierda de que estoy pensando en contribuir para la fundación de los SEALs caídos. Se
lo tragó. Estaba feliz de reunirse con algunos hombres del Equipo.
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Serie The Trident Code 01
Brillante. Los chicos del Equipo siempre aceptaban una reunión con un antiguo
compañero, aunque nunca antes se hubieran visto. Era uno de los beneficios de ser
parte de la mejor fraternidad del mundo.
Entramos al Cadillac Escalade Hybrid color negro de Kyle. Le envié un mensaje a
Annie para ver cómo estaba. Quería pasar el mayor tiempo posible con ella antes de
tener que irme, pero tenía que averiguar la verdad.
Mientras nos acercábamos, examiné el patio de comidas. Lo reconocí de inmediato.
Pelo rojo, aún continuaba siendo musculoso, mirada endurecida. No me importaba si
era un tipo del Equipo… quería matar a ese hijo de puta, por follar a mi chica y
abandonarla a su suerte.
—Encantado de conocerte, Matt. Soy Pat, este es Kyle y él es Vic, —extendí mi
mano, pero él no la tomó. Sus manos estaban inquietas y sacudía sus llaves.
Asintió con la cabeza y nos dirigimos hacia el interior para ordenar unos
bocadillos y cervezas. Volvimos al patio, charlamos un rato sobre los diferentes
equipos en que estuvimos, un par de tipos que conocíamos en común, y distintos
destacamentos.
El tipo tomó un sorbo de su cerveza mientras movía los ojos de un lado a otro.
—Necesito ir al baño.
Se levantó y entró en la tienda. Apenas unos cuantos segundos después una vieja
camioneta Ford color negra salía a toda velocidad del estacionamiento. Estaba
escapando de nosotros.
No hablamos, sabíamos lo que teníamos que hacer. Tiré algo de dinero de propina,
y salimos rápidamente en el Escalade de Kyle.
Podía ver la camioneta de Matt entrando a la autopista I15 hacia el sur.
Kyle lo persiguió por la autopista, esquivando los coches. Matt no se detuvo. ¿A
dónde carajo iba? No tenía tiempo para toda esta mierda. Kyle redujo la velocidad
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Serie The Trident Code 01
El hombre se tiró a un lado de la autopista, el Escalade de Kyle justo detrás de él.
Saltamos del coche, armas en mano.
Me acerqué al vehículo. Matt tenía el arma apuntando hacia mí.
—Tienes unos diez segundos para considerarlo. Matt, baja el arma. No estamos
aquí para matarte. No hagas nada estúpido.
Mantuvo la pistola en el lugar.
—Él te envió. No hablé con nadie.
—Nadie nos envió. Nosotros somos los que salvamos a Annie. Investigamos un
poco. Sólo queremos hablar contigo.
Con tres armas apuntándole a la cabeza, no tenía muchas opciones. Kyle desarmó a
Matt sin ninguna resistencia. Me deslicé en el asiento del pasajero de su camioneta y
le entregué las llaves de Matt a Kyle. Le dije a Vic que fuera a buscar el neumático de
repuesto de Matt en caso de que pasara un policía y nos viera sospechosos. Kyle hacía
guardia al lado de la camioneta de Matt.
Necesitaba algunas respuestas.
—Empieza a hablar imbécil. ¿Por qué la dejaste allí? Ella te dijo su nombre.
Matt parpadeó. Las arrugas alrededor de sus agobiados ojos eran tan profundas
que parecían como si hubieran sido hechas con una cuchilla.
—En primer lugar, no fue mi culpa, hombre. Intenté salvarla. Es importante que
sepas eso. Comenzó como un trabajo normal. Chica desaparecida, posiblemente
víctima de trata de blancas. Ir a la isla y ver si estaba viva, si podía encontrarla.
—¿Quién te contrató?
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—Su padre. Pagó trescientos mil dólares. Taylor, otro ex miembro del equipo, y yo
nos ofrecimos voluntariamente. Todo parecía pan comido… ir a Curaçao durante un
mes, todos los gastos pagados, bebidas, snorkel, rescatar a una chica, regresar a casa.
Fuimos allí, empezamos a buscar por los alrededores. Preguntamos a los lugareños.
Visitamos burdeles. Seguimos la pista de una chica que coincidía con la descripción
de Annie y estaba en este burdel. La primera vez que fuimos nuestro único objetivo
era ver si era quien creíamos, identificar el tatuaje y ver en qué condiciones físicas
estaba. Al minuto que la vi, estaba seguro de que era Annie. Sus ojos avellana, el
cabello, tatuajes, cicatrices, altura. Pero nuestros jefes nos ordenaron escoger a otras
chicas la primera noche y no a ella. Estaba tan jodidamente contento ese día,
pensando que habíamos encontrado a esta chica secuestrada y que la llevaríamos de
regreso a casa en una semana más o menos. La chica que estaba con ella, Nicole, ni
siquiera teníamos idea de que estaba allí. Fue un golpe de suerte encontrarla. Por
supuesto que ya habíamos leído sobre su desaparición en Aruba. Pensé que me
convertiría en un maldito héroe… salvando a dos chicas norteamericanas. Y cobrando
la recompensa, además.
Los coches pasaban zumbando por la autopista. Miré por el espejo retrovisor y vi a
Vic usando el gato del coche, fingiendo estar listo para cambiar los neumáticos de
Matt.
—¿Y entonces qué mierda paso? ¿Por qué la dejaste ahí?
—No tuve una puta elección. Nos reportamos con nuestros jefes después de
encontrarla en el burdel y ellos se lo reportaron a su padre. Tuvimos una conferencia
telefónica con el hijo de puta. Me preguntó qué certeza tenía de que fuera ella, si
parecía drogadicta, su comportamiento, lo que llevaba puesto. Le dije que apostaba
mi Tridente a que era su hija. Que sin dudas consumía heroína. Vi marcas en sus
brazos cuando el proxeneta dejó que la examinara. Mientras viva, nunca podré
olvidar las palabras que salieron de su boca. Déjala ahí. Olvídate haberla visto. Con un
poco de suerte, pronto tendrá una sobredosis. Dijo que esa Annie era una vergüenza para
su familia. Que había sido su culpa terminar secuestrada por haber estado bebiendo,
siendo menor edad, junto a su novio en el crucero. Y él no quería una hija adicta a la
heroína que se prostituyera. Ningún hombre la amaría, y sería una carga para él.
Estaría mejor muerta.
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Alana Albertson - Invencible
Serie The Trident Code 01
Mi pulso se aceleró, quería dispararle a este maldito y guardar una bala para el
padre de Annie. Era un guerrero profesional, sabía cómo controlar mis emociones.
Pero esto era increíble.
—Créeme. Le rogué que lo reconsiderara. Le dije que podíamos desintoxicarla, y
que sería aclamada como una sobreviviente. Y con un poco de terapia podría
reintegrarse en la sociedad. Pero no lo consideró. Firmemente me recordó el acuerdo
de silencio que había firmado a cambio de un millón de dólares. No tuve elección.
Nunca lo hablé con nadie a excepción de ustedes. Y no pueden contárselo a nadie…
tenemos un código inquebrantable.
—No lo haremos.
Tenía razón. Nunca volvería a repetirle a nadie lo que nos contó. Sobre todo porque
él sabía que habíamos sido nosotros los que rescatamos a Annie. Podría arruinar
nuestras carreras. Pero si no se lo hubiera dicho, él nunca hubiera hablado conmigo.
Necesitaba saber la verdad sobre el señor Hamilton.
—Me devané los sesos pensando en algo para poder salvarla. Revelarme,
convencer a mi compañero Taylor para que me apoyara. Pero él ni siquiera quiso
hablar de ello, y no eral algo que pudiera hacer solo. Se nos ordenó que volviéramos
una última vez solo para verificar ciento por ciento que se trataba de Annie. Lo cual
hicimos.
Hizo un momento de silencio y me pregunté si estaría recordando el espectáculo
que la obligaron a hacer, follando con Nicole. Su propio porno personal. Observé los
finos labios de Matt y los imaginé por todo el cuerpo de Annie. Ella acariciándole su
flácido pene. Tenía la mano en el gatillo de la pistola. Dame una excusa para matarte
hijo de puta.
—Dejarlas en esa habitación fue la cosa más difícil que hice en mi vida. Sabiendo
que las había encontrado, pero abandonándolas a su suerte. Les dije a las chicas que lo
sentía, y salí por la puerta. Cuando regresé a los Estados Unidos terminé con mis
contratos restantes y renuncié. No podía trabajar con estas personas sin integridad.
Los contratos privados no tienen nada que ver con pertenecer a los Equipos. No hay
morales, ni leyes.
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Alana Albertson - Invencible
Serie The Trident Code 01
Finalmente, rompí el silencio.
—Nicole murió. De sobredosis, seis meses después. Estaría viva si no hubieras sido
tan cobarde.
Matt cerró los ojos.
—Supuse que lo haría. Joder, me odio por eso. Comencé a beber para olvidar, a
consumir cocaína. Terminé en rehabilitación. No tengo novia, ni un trabajo, estoy
viviendo de la jubilación por invalidez que recibo del estado. Quiero decir, pertenecer
al Equipo era toda mi vida. Era un gran SEAL. Estoy seguro de que ya sabes eso si
estuviste investigando sobre mí. Nada era más importante para mí que ser el mejor
guerrero que pudiera ser. Me alejé de mi novia, de mi familia, de mis amigos. Siempre
utilicé la excusa de que ella no podría serme fiel cuando yo estuviera lejos, o que iba a
ser un marido terrible debido a mi trabajo. Es otra de las cosas de las que me
arrepiento, además de no salvar a Annie y a Nicole, no haberme casado con mi novia.
Hace poco busqué a mi ex en Facebook. Es una gran mujer, casada con un infante de
marina, tiene dos niños hermosos. La amaba, pero estaba completamente jodido como
para que esa relación funcionara. Le fui infiel, le mentí. Pensaba que todo el mundo
debería besar el suelo que pisaba y aceptar mi comportamiento sin chistar, porque era
un SEAL. Solía ser igual a ustedes, y ahora sólo soy un viejo que perteneció al equipo
en un bar, reviviendo mis días de gloria cuando juego So.Com en el estudio de mi
apartamento.
—Pudiste haberla salvado. A pesar de su padre. O joder, al menos pudiste haberle
dicho alguien, a cualquiera, que estaba viva. La condenaste a tres años más de
infierno. Y la muerte de Nicole pesará sobre tu conciencia. No hay excusas para eso.
Sirvo con honor dentro y fuera del campo de batalla. ¿Recuerdas nuestro código?
Entrecerró los ojos.
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Alana Albertson - Invencible
Serie The Trident Code 01
—¡No me juzgues! Eres igual que yo. No tuve elección.
—No, Matt. No soy como tú. Yo también conocí a Annie en un burdel. Pagué por
sus servicios. Pero a diferencia de ti, yo regresé. La salvé. Arriesgué mi trabajo y mi
vida por ella. Eso es lo que hacemos. Ese es nuestro juramento.
Acepto voluntariamente los riesgos relacionados a mi profesión, poniendo el bienestar y la
seguridad de los demás delante de los míos.
Necesitaba salir como el infierno de su maldito vehículo. Imaginar sus manos sobre
el cuerpo de mi Annie me daba ganas de romperle la cabeza.
—No se lo diré a nadie. No por tu bien, si no por el de Annie. Será mejor que sigas
manteniendo la boca cerrada.
Inmediatamente después, nos fuimos de allí. Le di mi palabra a Matt de que no le
diría a Annie que lo había conocido. Y nunca le miento a un SEALs, ni siquiera a los
más antiguos. Necesitaba que manejar este tema de otra manera. Y tenía que hacerle
frente a su padre. Pero antes de ir un paso más allá, era necesario aclarar qué sentía
por Annie. Ya era hora de dar un paso y comprometerme. Con ella.
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Alana Albertson - Invencible
Serie The Trident Code 01
CAPÍTULO 24
—Hola nena.
Se le iluminó el rostro cuando me vio. Saltó hacia mí y me dio un beso.
—Son preciosas. Gracias. ¿Cómo estuvo el trabajo?
Respingué. Odiaba mentirle. Prometí ser honesto con ella a partir de ahora, pero no
le podía decir adónde estuve. Le había dado mi palabra a Matt.
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Alana Albertson - Invencible
Serie The Trident Code 01
—Bien. Un ex miembro del Equipo pasó a saludar. Ey, salgamos de aquí. Lo siento.
He estado tan ocupado con el trabajo que no te llevé a ninguna parte desde que
regresé. ¿Hay alguna cosa por la que te has estado muriendo por hacer desde que
regresaste? —Tenía un montón de sugerencias, pero todas parecían equivocadas. Mi
primer pensamiento había sido llevarla a Sea World, pero dudaba que quisiera pasar
el día observando animales en cautiverio siendo forzados a realizar trucos para los
extraños.
—¿Disneylandia? Tengo que ir, por Nicole.
—Empaca algunas cosas. Vámonos.
Una hora más tarde, nos dirigíamos a Anaheim por la I5.
Nos detuvimos en el centro del estacionamiento de Disney y dejamos a Trigger en
las perreras de Disneylandia, justo fuera de las rejas. Fuimos directamente al parque
California Adventure. Nunca había estado aquí. Utilizamos nuestro pase rápido para
el Soarin'Over California25, el que realmente me encantó, ver todos esos hermosos
parques, lagos y monumentos de mi ciudad, hicieron que me sintiera feliz de estar de
regreso en casa. Normalmente, cuando estaba de permiso, me moría de ganas de
volver de nuevo al mar. Pero por primera vez desde que tengo memoria, estaba
disfrutando de la vida cotidiana. Pasar tiempo con Annie hacía que todo fuera más
disfrutable.
25 Soarin'Over California: es un simulador de vuelos, la gran atracción del parque California.
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Alana Albertson - Invencible
Serie The Trident Code 01
—Estoy lista para irme, Pat. Pero tengo que hacer algo primero.
Caminamos hasta la entrada principal de Disneylandia, y los ojos de Annie
permanecieron fijos en el suelo. Había cientos de diminutos adoquines
conmemorativos. Se paseó de otra por las filas hasta que finalmente se detuvo. Había
una pequeña que decía: Familia Race. 8 de diciembre de 2006.
Se arrodilló y delineó la piedra con sus manos. Tenía los ojos llenos de lágrimas. No
quería arruinar su momento, por lo que me quedé atrás, sin saber qué decir. Sacó un
adhesivo instantáneo de su bolso. Se quitó el collar que le había regalado en el burdel,
le quitó la cadena, y la pegó al adoquín de Nicole.
Joder, incluso a mí me dieron ganas de llorar.
Annie tomó una foto del adoquín y se alejó.
Después de unos diez minutos, se puso de pie.
—Podemos irnos ahora.
—Eso fue dulce, Annie.
—Sí. Quería que la tuviera. Estaría muerta si no fuera por ella. Siempre hablaba de
esas vacaciones. De lo mucho que todos se divirtieron y que estaba decidida a volver
aquí. Todavía no he visto a sus padres. ¿Te gustaría acompañarme a verlos?
—Por supuesto.
—Eso sería genial. Gracias por llevarme.
Puse mi brazo alrededor de ella. Recogimos a Trigger de las perreras, y nos
dirigimos de nuevo al coche.
—¿Dónde nos quedaremos? —Preguntó poniéndose su cinturón de seguridad.
—Tengo una sorpresa para ti.
—Odio las sorpresas. ¿No vamos a quedarnos cerca de Disneylandia?
—¿Por qué no te relajas? Es un viaje largo. Estaremos allí por la mañana.
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Alana Albertson - Invencible
Serie The Trident Code 01
Dio unos golpecitos con los dedos sobre la ventana.
—Está bien. Más vale que sea bueno, —se inclinó y me dio un beso.
Ocho horas más tarde, a las seis de la mañana, llegamos a nuestro destino. Annie
estaba dormida en el asiento junto a mí.
—Despierta, solcito. Ya estamos aquí.
Se frotó los ojos y parpadeó un par de veces para aclararse la vista. Un enorme lago
natural brillaba debajo de la salida del sol.
— ¡Pat! ¡El Tahoe26! ¿Te acordaste?
—Por supuesto. Nunca me olvido nada. Kyle tiene un compañero con una cabaña
en Incline Village. La tenemos para toda la semana.
—¿La semana? Es asombroso. ¿No tienes que regresar para trabajar? Estuviste
trabajando todos los días.
—Tenemos una semana de vacaciones. Solos tú y yo, —hice un silencio. Me sentía
horrible ocultándole este secreto, pero no podía decírselo—. Annie. Te estuve
mintiendo.
Se le transformó la cara.
—¿Sobre qué?
26 El lago Tahoe es un lago enorme, de agua dulce, en la Sierra Nevada, en la frontera entre California y
Nevada.
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Alana Albertson - Invencible
Serie The Trident Code 01
—Te dije que no quería una relación mientras permaneciera en el Equipo. Pero, no
sé, tal vez estaba equivocado. No puedo garantizar nada, pero estoy dispuesto a
intentarlo.
—Algo que aprendí durante mi cautiverio fue a no concentrarme en el futuro ni en
el pasado. Solo tomar un día a la vez. Estoy feliz contigo hoy. No necesitamos planear
el resto de nuestras vidas. Mientras quieras estar conmigo ahora, es suficiente para mí.
Le devolví el beso, no podía esperar a llegar a la cabaña. Era diferente a cualquier
chica que había conocido, no esperaba nada de mí, no intentaba cambiarme, y me
aceptaba como realmente era. Tal vez estar conmigo los tres meses al año en los que
no estaba en misiones, sería suficiente para hacerla feliz. Estaba loco por ella.
Kyle omitió un detalle sobre el propietario de la cabaña… al parecer el tipo estaba
forrado de dinero. Probablemente uno de sus amigos de la NFL. Este lugar estaba
sobre el agua en Incline Village, un punto de acceso de ejecutivos ricos de Silicón
Valley. Mi mamá y yo solíamos alojarnos en un destartalado motel en South Lake
Tahoe, pero me encantaba de todos modos. Esta cabaña tenía trabajo sobre piedra,
hermosos pisos de madera, siete dormitorios, una cocina gourmet, una sala de juegos,
una sala de ejercicios, una bodega y un dormitorio principal con chimenea privada.
Necesitaba dormir. Dejé que Trigger saliera al patio trasero.
—¿Puedes traer a Trigger de vuelta cuando haya terminado?
—Sí.
Trasladé las maletas, y subí a tomar una ducha.
Me quité la ropa y me metí en el agua caliente. ¿Debería enfrentarme a su padre?
Realmente no tendría sentido. Su padre podría tanto negarlo como admitirlo, y tomar
represalias contra Matt. No es de extrañar que me odiara por mis agallas,
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Alana Albertson - Invencible
Serie The Trident Code 01
Y si se lo contaba a Annie, no tendría a nadie en su vida, más que a mí… y eso si
me creía. Pienso que lo haría, pero nunca se sabe. La sangre es más espesa que el
agua. ¿Quién estaría ahí para ella cuando yo me fuera?
Me detuve en la puerta a observar cómo se pasaba crema sobre sus piernas y pensé
que no me importaría verla hacer esto cada noche. Había escuchado a los pobres
desgraciados del equipo ponerse poéticos acerca de regresar a casa con sus esposas,
pero no fue hasta que vi a Annie de entrecasa, sobre la cama, que entendí a lo que se
referían.
Ella levantó la vista y vio que la estaba observando.
—Hola, héroe. ¿Qué estás haciendo?
No le respondí. En lugar de eso, me acerqué a la cama y me arrodillé en el borde, a
su lado. Ella se quedó inmóvil, entonces apoyó la loción en la mesita de noche y se
volvió hacia mí. No me apresuraría a follarla como ese día en la playa. No se trataba
de saciar el hambre. Quería demostrarle lo que sentía, ya no tenía palabras para
decirlo.
Me observaba con ojos enormes mientras la instaba a tumbarse en la cama
presionando una mano en su hombro. Con las yemas de los dedos tracé las líneas de
su barbilla, bajando por su garganta, y sumergiéndome en el interior de su sedosa
ropa interior para ahuecar uno de sus pechos llenos. Arqueó la espalda levantándola
de la cama para llenar mi mano completamente.
Dios, era perfecta
Rodeé su fruncido pezón con el dedo, excitándolo hasta convertirlo en una punta
dura. Sus pies se clavaron sobre las resbaladizas sábanas de la lujosa cama cuando
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Alana Albertson - Invencible
Serie The Trident Code 01
pellizqué el pezón entre los dedos, haciéndolo rodar. Gritó sorprendida y me senté a
su lado para llevarlo dentro de mi boca. Juntó las manos detrás de mi cabeza para
sujetarme contra su pecho.
No importaba el costo.
Cuando su pecho comenzó a agitarse y sus piernas a temblar, comencé a empujar
incrementando la velocidad. Ella llevó una mano donde nuestros cuerpos estaban
conectados, y la sensación de sus dedos envolviéndome mientras me estrellaba contra
ella casi me empuja sobre el borde.
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Serie The Trident Code 01
No me salí, en cambio la bañé de besos a lo largo de la línea de su cabello y bajando
por la longitud de su hombro, trabajando constantemente mi polla dentro y fuera de
ella hasta que nuestros orgasmos cesaron.
—Bien, no esperaba esto, —se echó a reír.
Me reí en su oído.
—Entonces estás realmente a punto de ser sorprendida.
—Tienes que estar bromeando. ¿Otra vez?
—Oh Dios mío. Sí. Me encantan las sorpresas.
CAPÍTULO 25
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Serie The Trident Code 01
Caminamos a lo largo de Pyramid Creek. Rebusqué por entre los árboles hasta que
encontré una gran piscina natural para nadar. No había nadie alrededor, así que nos
desnudamos para bañarnos desnudos. Hicimos el amor bajo una hermosa y pequeña
cascada.
Salí, me vestí, y encontré una gran roca plana para nuestro picnic. Dispuse toda la
comida y serví dos copas de vino. Annie seguía nadando en la piscina natural. Se veía
tan feliz. Podría quedarme a mirarla para siempre.
Finalmente salió, pareciendo como una de esas ninfas acuáticas. Recogió su ropa y
examiné su descarado trasero.
El cielo estaba despejado, no había una nube a la vista, y el aire fresco era casi como
una droga para mí. Había montañas nevadas a lo lejos. Después de nueve meses en el
mar no podía imaginar ver algo más hermoso. Después de cinco años en cautiverio,
estaba seguro de que la vista significaba aún más para Annie.
Tomó un sorbo de su vino.
—Cuéntame, cuando el próximo mes te vayas a una misión, ¿adónde irás?
—A Medio Oriente.
Asintió con la cabeza.
—¿Cómo podré comunicarme contigo? ¿Por lo menos tienes un teléfono?
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Alana Albertson - Invencible
Serie The Trident Code 01
—Bueno, cuando estamos en el barco o en una de las bases, puedo revisar el correo
electrónico. Tal vez incluso pueda usar el teléfono. Pero si estoy en un operativo,
podría pasar como un mes sin ni una palabra.
Sus labios se estremecieron. Sabía que le había costado como la mierda estar cerca
de mí, y después de conseguirlo tendríamos que separarnos sin ni siquiera una
manera de ponernos en contacto.
—¿Puedo llamar a alguien? ¿Me refiero a saber si estás bien?
—Bueno, las esposas tienen un número para llamar, y grupos dónde acudir. Pero
realmente no hay algo establecido para las novias.
Se encogió de hombros y se volvió para sacar el agua de la mochila.
—Lo entiendo. Simplemente llamaré a la madre de Kyle.
Cuando se volvió, tenía una sorpresa para ella.
—¿Qué estás haciendo?
Me dejé caer sobre una rodilla.
—¿Quieres casarte conmigo? —Enrollé el papel de aluminio hasta darle la forma de
un anillo.
Annie no respondió, sólo comenzó a sacudir la cabeza.
—¿Por qué me lo estás pidiendo? ¿Para qué pueda obtener información que solo las
esposas tienen mientras estás en una misión? Eso es ridículo. No. No quiero casarme
por las razones equivocadas.
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Serie The Trident Code 01
—Eso es solo un motivo. Quiero cuidar de ti. Y había estado pensando en casarme
contigo. Estás hecha para mí. Di que sí.
—¿Te volviste loco? Recién empezamos a estar juntos. Hace una semana ni siquiera
estabas seguro de querer volver a verme nunca más. No puedes estar hablando en
serio.
No me doy por vencido… siempre consigo lo que quiero. No podía soportar la idea
de que no estuviera segura, que no estuviera protegida.
—Hablo mortalmente en serio. Sí o no… No voy a pedírtelo de nuevo.
—Ni siquiera has dicho todavía que me amas. ¿Me amas?
Por supuesto que sí. Pero no podía decirlo.
—Sabes lo que siento por ti.
Cerró los ojos. Deseé poder meterme dentro de su cabeza. Aplastar sus malos
recuerdos y reemplazarlos con los buenos. Pero no podía hacer eso. Lo única cosa que
podía hacer era cuidarla por el resto de su vida, y asegurarme de que nadie le hiciera
daño nunca más.
Abrió los ojos… esos hermosos ojos avellana que había visto la primera noche en el
burdel. Supe la respuesta, no tuvo que decir ni una palabra.
Sus ojos se trasladaron de mí hacia el horripilante anillo de aluminio.
—Sí, Pat. ¡Oh, Dios mío! Nunca pensé que me lo pedirías. Nunca. Ni siquiera
pensaba que quisieras tener una novia. Estás loco, pero te amo. Sí —Trepó a mi regazo
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y me empujó hacia atrás—. No puedo esperar para empezar a planear la boda.
¿Cuándo regresas de tu próxima misión? Tomará por lo menos un año para
organizarla. No te preocupes, mi padre pagará por todo.
Quería contarle que sabía a ciencia cierta que a su padre no le importaba una
mierda lo que le pasara y que la había dejado librada a su suerte. Pero me llevaría ese
secreto a la tumba. Tal vez algún día se enteraría de la verdad… pero no sería por mí.
De ninguna puta manera.
—Sí. Vamos a Harrah’s. Ahora. No puedo esperar Annie. No creo que entiendas a
la comunidad SEAL. Tendremos una tonelada de papeles que llenar, tienes que
conseguir tus identificaciones, todos tus beneficios, mi seguro de vida. Inscribirnos en
la lista de viviendas, dado que prefiero que vivas en la base, donde pueden
mantenerte a salvo. Esta es la única manera de que funcione. No me puedo ir de
misión y que tu estés en casa sin una red de seguridad. Hay una tasa de divorcios del
ochenta por ciento y no voy a permitir que seamos una estadística. Nunca te seré
infiel. No tienes que preocuparte por eso. Pero no va a ser fácil. Aunque en
comparación con lo que has pasado debe ser como pan comido.
—Pero mis padres…
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Alana Albertson - Invencible
Serie The Trident Code 01
La detuve con un beso. No quería escuchar nada de sus padres. Necesitaba
protegerla de ellos.
—Ahora o nunca.
Lo meditó, un labio atrapado entre sus dientes, y entonces sonrió.
—Ahora. Hagámoslo.
Esta era la única manera en que podría protegerla. Ver su rostro de felicidad
reemplazó la imagen dentro de mi cabeza de la triste chica del burdel, trayéndome
paz. Rara vez tenía alguna sensación de paz y ni siquiera la anhelaba. Mi jodido lema
era: Dale una oportunidad a la guerra.
Annie insistió en terminar el almuerzo que había preparado. Dijo que quería
saborear el momento, recordar el lugar donde nos comprometimos. Tomó fotos del
sendero, del anillo de papel de aluminio, de nosotros.
Finalmente regresamos por el sendero, encontramos mi camioneta y fuimos hacia
el Edificio de Administración del Condado de Douglas para conseguir nuestra
licencia de matrimonio. Annie llamó en el camino y pudimos conseguir una cita, la
capilla se abría en una hora. Conseguir nuestra licencia no tomó mucho tiempo, y
conduje hasta llevarnos a una joyería para comprarle un anillo.
Escogí un pequeño diamante blanco de corte princesa incrustado en oro para ella,
mientras compré para mí un anillo de titanio. No podía permitirme el lujo de
comprarle una piedra enorme, y nunca he vivido por encima de mis posibilidades.
Annie tenía que ser feliz con mi estilo de vida, como una esposa de la Marina. No
tendríamos vacaciones de lujo, ni mansiones frente al mar. Pero nunca pasaría
hambre y siempre proveería para ella. Y eso lo sabía.
No me sentía nervioso. Estaba malditamente seguro de esto. Una vez que tomo una
decisión, nunca vacilo después.
La encargada nos indicó que éramos los siguientes. La capilla tenía vistas al lago.
Annie me llevó aparte.
—¿Estás seguro de que quieres hacer esto?
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Alana Albertson - Invencible
Serie The Trident Code 01
—Afirmativo.
—Nunca pensé que me casaría. Incluso solía pensar que si escapaba, ningún
hombre podría amarme. Que siempre sería Star. Siempre sería vista como nada más
que una ramera. Entonces te conocí y me diste esperanzas. No esperaba que llegaras a
amarme, si yo misma no me amaba. Sólo esperaba que algún día pudiera recuperar
mi vida. Aún después de que me rescataste, nunca pensé que pudiera haber una
oportunidad para nosotros. Parecías tan duro, tan fuerte, tan invencible. Y eres tan
sexy. Quiero decir, luces como una estrella de cine de acción. Podrías tener a cualquier
chica, ¿por qué querrías a una ex prostituta? Y constantemente decías una y otra vez
que no deseabas una relación hasta que te jubilaras. Supuse que lo que tuvimos en
aquel barco fue sólo porque sentías compasión por mí. Cuando me dijiste en la
embajada que no querías volver a verme, pensé que así sería. Y realmente intenté
conformarme con vivir en un mundo sin ti, y me concentré en lograr estar fuerte y
sana. Verte regresar de una misión fue agridulce, porque no pensaba que quisieras
incluso llegar a conocerme. No sé qué fue lo que cambió dentro de tu mente, pero me
hiciste la mujer más feliz del mundo. Estoy tan feliz de que me eligieras en el burdel.
Cada uno de los días que estuve en cautiverio siempre jugaba al ¿Y si? ¿Y si no
hubiera ido a ese crucero? ¿Y si no hubiera estado borracha esa noche? ¿Y si no
hubiera decidido ir a tomar fotos? No hay más ¿y si? en mi vida. Vivo el presente.
Estoy aquí ahora. Y si pudiera regresar en el tiempo y escoger no ser secuestrada no lo
haría, no cambiaría nada. Porque esa pesadilla me llevó hasta ti. Pensar que vivías en
San Diego mientras yo estaba en la escuela secundaria y nunca nos conocimos, nunca
te vi en la playa. Estamos destinados a estar juntos. Para siempre. Pasaré cada día del
resto de mi vida intentando hacerte feliz.
No lloré, pero se me hizo un nudo en la garganta. Estuve a punto de decirle que la
amaba, pero el oficiante interrumpió nuestro momento y regresamos al centro de la
capilla para comenzar la ceremonia.
Llegó el momento de decir nuestros votos. Repetí lo que me dijo el oficiante.
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Serie The Trident Code 01
Mi corazón latía con fuerza en mi pecho.
—Acepto.
—¿Usted, Analía Rose Hamilton, acepta a este hombre que le está sosteniendo la
mano, para unirse en matrimonio como su fiel y amada esposa, y promete
solemnemente ante Dios y ante estos testigos a AMARLO, RESPETARLO,
HONRARLO Y PROTEGERLO, a renunciar a todos los demás por su bienestar, unirse
a él, y solo a él, para siempre, hasta que la muerte los separe?
Annie sonrió.
—Acepto.
El oficiante terminó la ceremonia. Intercambiamos los anillos. Y entonces el hombre
dijo las palabras que estaba esperando escuchar.
Tome entre mis manos el rostro de Annie y la besé. Ella saltó sobre mí y la hice dar
vueltas en el aire.
—Les presento a ustedes por primera vez al Sr. y la Sra. Walsh.
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CAPÍTULO 26
Unos días más tarde, me desperté con Annie entre mis brazos. Su cabeza
encubierta debajo de mi barbilla, estaba acurrucaba encima de mí, su pierna extendida
sobre mis muslos y su pelo esparcido a través de mi almohada. Normalmente, y sé
que soy un maldito idiota por decir esto, no era del tipo de hombre que le gustara que
una mujer se quedara a dormir en mi departamento. No podía permitirme ese tipo de
conexiones debido a la cantidad de tiempo que estaba en misiones. Simplemente no
quería las complicaciones de una relación. Sin embargo, con Annie, no tenía ninguna
objeción al despertar con sus porquerías desparramadas por toda mi casa, ni con
tenerla en mi cama.
Pasé un brazo alrededor de su cintura y la atraje hacia mí. Necesitaba la conexión
que sólo ella parecía ser capaz de proporcionarme. El movimiento la sobresaltó y sus
ojos se abrieron de golpe, haciéndola jadear. Cuando se dio cuenta que era yo, su
cuerpo se relajó y me regaló una sonrisa soñolienta.
—Buenos días.
—Buenos días.
—¿Qué hora es?
—Temprano. No quise despertarte.
—Está bien, —se acurrucó más cerca y me besó en la barbilla—. Esto es
maravilloso. ¿Qué tenemos planeado para hoy?
—Bueno, pensé que podríamos pasar a ver a mi mamá en el camino de regreso a
San Diego, para saludarla. No la llamé desde que regresé y probablemente querrá
saber que su nene creció y se casó con una mujer hermosa.
Se sacudió rápidamente hacia atrás.
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Serie The Trident Code 01
—¿No llamaste a tu madre? Patrick Walsh, ¿cómo pudiste no hacerlo? —Hizo una
pausa y abrió los ojos muy grandes mientras rodaba saliendo de la cama—, oh, Dios
mío, tengo que vestirme.
—Nena, vamos. A ella no le importará cómo luces, te lo prometo.
—Eso dices tú. Por supuesto que le importará cómo me veo. ¡No puedo visitar a tu
mamá por primera vez luciendo como... como... como una ramera!
Agarró un montón de cosas y se dirigió al cuarto de baño, pero salté de la cama y la
detuve.
—Todo lo que mi madre verá serán las mismas cosas que veo yo cuando te miro.
Alguien fuerte, leal y amable. No quiero que te alteres por esto y confía en mí, mi
madre pensará que eres la mejor mujer del mundo.
Se le llenaron los ojos de lágrimas y se aplastó contra mi pecho.
—Por favor, no te preocupes, —le dije—. Ella va a adorarte.
—Te ves hermosa con cualquier cosa.
—De acuerdo.
La seguí hasta el cuarto de baño.
—Pero debo cumplir con mi deber marital y ayudarte.
Así lo hice. Entusiásticamente.
Más tarde, llegamos a mi casa. Lucía igual que siempre, y a pesar de que era una
pocilga, la sentía mi hogar. Mi madre tuvo que luchar contra todo para comprar este
lugar, porque quería que tuviera una casa permanente.
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Alana Albertson - Invencible
Serie The Trident Code 01
Mi mamá salió corriendo por la puerta. Su cabello tenía algunas mechas grises más
desde la última vez que la había visto.
—Pat, estoy tan feliz de que estés en casa. ¿Esta es tu nueva novia?
Cuando llamé para decirle que vendría, solo le dije que llevaría a alguien especial.
Le debía a mi madre decírselo en persona.
—Mamá, ella es Annie. Annie Walsh.
—¿Te casaste en secreto y no me lo dijiste, Pat? ¿Cómo pudiste?
—Lo siento, mamá. Se lo propuse la semana pasada y nos casamos ese mismo día.
Quería hacerlo antes de que me fuera nuevamente a una misión y estábamos en
Nevada. Tendremos una gran boda más adelante.
—¿Voy a ser abuela?
—Jesús, mamá. No, no está embarazada.
—Es un honor conocerla Sra. Walsh.
—Por favor, Annie. Llámame Tracy. O mamá si te sientes cómoda. Tengo que
llegar a conocer a la mujer que subyugó a mi hijo.
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Alana Albertson - Invencible
Serie The Trident Code 01
Annie fue al cuarto de baño para refrescarse y mi mamá me arrastró al interior de
la cocina.
—¿Esa es Annie Hamilton? ¿La chica de las noticias que fue secuestrada y forzada
a ser esclava sexual? Patrick Joseph Walsh, ¿fuiste tú quien la salvó?
Nunca podría mentirle a mi madre.
—Sí.
No sé cómo reaccionarían la mayoría de las madres al enterarse de que su hijo se
casó con una ex prostituta, incluso cuando la chica hubiera sido secuestrada. Pero mi
mamá no era como la mayoría de las madres.
—Yo también te amo, mamá. —Aún no le había dicho a Annie que la amaba. Era su
marido y todavía no podía hacerlo. ¿Qué era lo que me detenía? Me decía a mí mismo
que estaba esperando el momento adecuado. Pero me preguntaba si había algo más
en mi subconsciente que me impedía realmente abrirme a ella.
Annie salió y se sentó en el sofá. Mi madre sacó viejos álbumes de fotos y decidió
avergonzarme todo lo que pudiera.
—Aquí está Pat con su osito de peluche favorito.
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Alana Albertson - Invencible
Serie The Trident Code 01
—¿Cómo era Pat de niño?
Esto era divertido.
—Pat era muy dulce y sensible. Muy apegado a mí. Le encantaban los trenes y los
perros. Siempre trataba de protegerme.
—Así que era exactamente igual que es ahora.
Me eché a reír.
—Difícilmente sea dulce.
Mi madre estaba disfrutando de todo esto. Apenas tenía tiempo de venir a visitarla,
por lo que pensé que llegar a tener un vislumbre de algún aspecto de mi vida la estaba
fascinando.
Después de humillarme un poco más, finalmente nos fuimos a la cama. Tenía que
levantarme temprano la mañana siguiente y salir a la carretera.
—Bueno Annie, ha sido un placer. Por favor, eres bienvenida en mi casa en
cualquier momento. Cuando Pat se encuentre en una misión, espero que vengas a
visitarme. Quiero conocerte.
—Me encantará hacerlo.
Se abrazaron. Y entonces mi madre se volvió hacia mí.
—Te amo, Patrick. Mantente a salvo. Estoy tan orgullosa de ti.
Yo también te amo.
Annie y yo nos dirigimos a mi habitación de niño y ella se acurrucó en la cama. Mis
premios de la liga de menores todavía estaban en los estantes, un póster cursi de una
Britney Spears en topless usando sólo unas bragas de algodón blanco con encajes
rosados seguía colgado en la pared. Exactamente como lo recordaba.
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Alana Albertson - Invencible
Serie The Trident Code 01
Annie miró alrededor de la habitación. Probablemente preguntándose por qué mi
habitación había quedado atrapada en un túnel del tiempo mientras la suya se había
convertido en un museo.
—Me encantó tu madre. Es tan diferente a la mía. Tan dulce y cálida.
Esta era mi oportunidad. Tenía que decírselo. Pero simplemente no pude. Parecía
tan feliz que no quería arruinarlo.
—Ahora ella es tu familia. Cuando me vaya, mi madre lo dijo en serio, si te sientes
sola, ven volando a esta casa. Ella cuidará de ti. Necesito que me prometas que
vendrás a verla.
Joder, por supuesto que la acompañaría. Annie no pondría un pie en esa casa sin
mí. Y si la conversación que iba a tener con su padre resultaba como lo esperaba,
dudaba que Annie volviera a verlos alguna vez.
—Puedes contar con ello.
Se quedó dormida en mis brazos. Antes de conocer a Annie, mi único objetivo en la
vida era sobrevivir y proteger a mis semejantes. Pero ahora, mi atención estaba
fragmentada. Me sentía dividido entre mi deseo de protegerla y la lealtad hacia mi
equipo. Tal vez sea por esto que siempre sentí que la Marina no quería que los SEALs
tuvieran esposas o familias, a pesar de lo que dijeran acerca de la importancia del
sistema de apoyo. Porque si tuviera que elegir entre mi equipo y Annie, sin dudarlo
la elegiría a ella.
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CAPÍTULO 27
Después que partimos de la casa de mi madre, pasamos un día en el Condado de
Marín y luego retomamos el camino de regreso a San Diego atravesando la costa, por
la autopista N°1. No podía esperar para estar de regreso de mi misión y planear una
verdadera luna de miel con Annie. No sería un crucero por el Caribe, eso era seguro.
Hablamos de pasar un tiempo en CarmelbytheSea, en la bahía de Half Moon, en Big
Sur, y en Santa Bárbara.
Dejé a Trigger en mi casa. Annie llamó y le dijo a sus padres que iríamos para allá
para recoger el resto de sus cosas.
La reja de la casa de los padres de Annie se abrió. La última vez que había venido
aquí, estaba nervioso. Esta vez, estaba enojado. Acabemos con esto.
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¿Qué mierda? Fulminé a Annie con la mirada. Sólo los había visto una vez desde
que empezó a quedarse conmigo, cuando regresó la primera noche para recoger su
ropa. Me dijo que le advirtieron sobre mí, pero nunca mencionó que le habían
prohibido verme ni que le habían dado un ultimátum. Supuse que ambos
guardábamos nuestros secretos para proteger al otro.
—No lo estoy viendo, papá. Estoy casada con él. Es mi marido.
La madre de Annie apareció por un rincón.
—Annie, cariño, ¿cómo pudiste casarte a escondidas?
Todavía no podía darme cuenta de qué lado estaba ella… ¿sabía que su marido la
había encontrado y la había dejado ahí librada a su suete? Era una mujer fría, había
redecorado la habitación de Annie, además. Me daba la impresión de que se
preocupaba más por su imagen que por su propia hija, pero podría estar equivocado.
—Sr. Walsh, me gustaría hablar con usted.
—Será un placer. —A mí también me gustaría hablar con él. Y también me gustaría
ponerle una bala en la cabeza.
En esta ocasión el Sr. Hamilton me llevó a su oficina. Estaba seguro de que tenía un
arma debajo de su escritorio de caoba. No me preocupaba, mi arma estaba oculta y al
alcance de mi mano.
Se sentó en su sillón de cuero negro y se sirvió un trago de whisky de la botella que
estaba sobre el escritorio.
Me hablaba apretando los dientes.
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—Creí haberte dicho que te mantuvieras alejado de Annie. ¿Estás intentando
conseguir más dinero de mí, chico? Dime tu precio. Y después le dirás a Annie que
cometiste un error y pedirás la anulación del matrimonio.
—Yo no tengo precio, maldito hijo de puta.
—Bien, no me dejas otra opción que dejar escapar accidentalmente la información a
la prensa sobre tu participación en el rescate. Tu carrera quedará arruinada y yo me
voy a asegurar jodidamente bien de que te expulsen del Equipo.
Incliné la cabeza. Este tipo no sólo había dejado a su hija viviendo en un infierno,
también quería arruinar cualquier posibilidad que tuviera de ser feliz. Pero no me
intimidaría.
La copa de whisky se sacudió en sus manos y pensé que la rompería por la fuerza
con que la sujetaba.
Me eché a reír.
—Póngame a prueba.
Su actitud cambió bruscamente y se pasó las manos por el pelo.
—Puede mentirme todo lo que quiera. Pero la abandonó allí para que muriera. No
soy idiota, sé que algo de mí no le cayó bien. Pero nosotros tenemos ojos en todas
partes, recuerde eso.
—¿Qué quieres, Walsh?
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—Simple, no le costará ni un centavo. Manténgase jodidamente alejado de Annie.
Si me entero que usted le envió tan solo un mensaje de texto, lo buscaré. No estoy
seguro de si su esposa también está al tanto de esto, pero si es ella quien contacta a
Annie, está bien. Le facilitaré las cosas. Dígale que nunca me podrá aceptar como su
marido y hágala escoger entre Usted y yo. Ella ya me eligió. La única razón por la que
no le digo la verdad a Annie es porque quiero protegerla, a ella, no a usted. Esto la
destrozaría, ya ha sufrido bastante y me niego a añadirle más dolor. Pronto saldré a
una misión, pero Annie estará a salvo aquí con mis amigos. Si me entero de que
intenta hacerle daño de alguna manera, no vivirá para lamentarlo. ¿Entendido?
Él asintió con la cabeza, pero sabiamente se mantuvo en silencio.
—Una charla productiva. —Salí de la habitación. La madre de Annie estaba
hablando con ella sobre realizar una recepción de boda.
—Vamos, Annie. Vámonos.
—¿Ya? No he empacado mis cosas.
—Yo te compraré nuevas.
El padre de Annie salió de su oficina. Le disparé una mirada severa.
—Tiene razón, Annie. Márchate. No queremos volver a verte. Nunca podré aceptar
a Pat en esta familia. Hiciste tu elección cuando te casaste con él. Estás muerta para
nosotros.
Annie se mordió el labio, pero no se desmoronó. Fue casi como si esperara esto.
—Amo a Pat y si no lo puedes aceptar, no me importa. Aprendí a vivir sin ti una
vez, lo haré de nuevo. A veces pienso que ambos deseaban que nunca regresara. Era
más valiosa para ti muerta que viva. Pat es el único que me ama. Nunca más se
pongan en contacto conmigo.
Annie se aferró con todas su fuerzas a mí y salimos por la puerta principal.
Esperaba nunca tener que volver a verlos.
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Serie The Trident Code 01
Subimos a mi camioneta y regresamos a mi casa. Annie miraba por la ventana. No
sabía qué decirle.
—Lo siento, Annie.
—No es tu culpa. Lo que dije, fue en serio. Te amo y no me importa lo que piensen.
Mi padre nunca te aceptará y no me importa.
Apoyé mi mano en su muslo. Yo era todo lo que tenía ahora. No era uno de esos
hombres que querían aislar a su mujer de su familia y amigos. Me hubiera gustado
que la familia de Annie fueran personas decentes, y estaba bien si ella quería
mantener contacto con Chris. Pero mientras yo viviera, nadie volvería a lastimarla.
CAPÍTULO 28
Llegó el día en que tenía que irme. No sabía por cuánto tiempo estaría afuera, pero
serían al menos siete meses. Annie y yo habíamos pasamos un maravilloso mes
juntos. Nos asignaron una hermosa vivienda fuera de la base en Point Loma, cerca de
la estación Liberty. Era una casa de tres habitaciones con un pequeño patio para
Trigger. Presenté a Annie a todas las esposas de los SEALs y por supuesto que ellas la
amaron. La veían de la misma manera que yo. Como una sobreviviente. Las esposas
de los SEALs prometieron mantenerla ocupada mientras yo estuviera lejos. Tal vez
había estado equivocado acerca de los matrimonios en nuestra comunidad. Sí, la
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mayoría fallaban. Pero los que funcionaban, eran los más fuertes, con las mujeres más
leales. Y sabía que Annie era más fuerte que todas ellas.
Annie permaneció afuera en nuestro pequeño balcón. La brisa que soplaba le
apartaba el cabello del rostro. Llevaba un vestido que dejaba ver su piel bronceada.
Levantó la vista sobre mí, y esa sonrisa torcida que había visto por primera vez en el
burdel me derritió.
—Voy a extrañarte, Pat.
—Yo también. —La besé lentamente. Necesitaba conservar este beso durante el
largo tiempo que durase la misión.
Envolvió los brazos a mi alrededor. Me abrazó con fuerza, y mordisqueó mi oreja.
Me encantaba cuando hacía eso. Extendió la mano, tomó la mía y me llevó al
dormitorio.
Estaba a punto de quitarle la ropa y hacerle el amor por última vez antes de irme.
Pero me detuvo y se arrodilló frente a mí en la cama.
Me tomó en su boca, y me quedé sin aliento. Sin condón, sin ninguna barrera entre
nosotros. Me sentía culpable por recibir placer de ella, así que desde aquella noche en
el burdel no le había permitido que lo hiciera.
La detuve y la obligué a mirarme.
—No tienes que hacer esto Annie.
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Serie The Trident Code 01
—Quiero hacerlo, Pat. Te extrañaré tanto que dolerá. Te amo. Quiero complacerte.
Soy tu esposa.
La empujé apartándola de mí. Tenía algo que decirle.
—Te amo, Annie.
Pero lo decía en serio. La amaba.
Ella ya no era mi misión
Annie era mi esposa.
FIN
Traducido por AnaB Corregido por Eglan.
Editado por Paz
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