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CAMINO AL LIDERAZGO JUVENIL

Por Juan Pablo Broin


 
Entiéndase, primero, como líder de jóvenes a aquella persona responsable –de
alguna manera- de encaminar directa e
indirectamente a un grupo compuesto por jóvenes en las bendiciones que
conforman el reino de Dios.
Y hablamos de un camino porque el aprender a ser líder es una tarea diaria y
no el resultado de un estudio donde nos
podemos graduar de “líder profesional” o “coordinador perfecto de personas”.
Aprender a ser líder es aprender a reconocer tus errores, a responder con
compromiso a tu llamado, a desarrollar un espíritu
que otros puedan imitar, a ser un potente instrumento de Dios para bendecir a
otros. Y todo esto se aprende con la práctica,
 la disposición sincera de querer aprender más, la comunión constante con el
gran Líder, y con la convicción de un
Espíritu que sostiene, alienta, apoya y perfecciona a todo obrero.
A continuación, intentaremos centrarnos en las cualidades, tal vez las más
sobresalientes, que hacen a un correcto –no perfecto- líder.
 
(1) Un líder responde a su llamado
La Iglesia de Cristo es comparada a un cuerpo (1 Corintios 12) donde cada
parte cumple una función específica y el mismo
crece en armonía. Un ojo por más que quiera comer, nunca podrá hacerlo
porque no fue creado para ello. Así, Dios nos
pone a cada uno con un llamado especial y nos capacita de dones y
experiencias para tal. Vemos así que aquel que es
llamado a ser maestro, Dios le de sabiduría, revelación de la Palabra, el saber
expresarse, etc.; o aquel que es llamado al
trabajo pastoral y tiene paciencia, justicia, sabiduría, etc. El liderazgo también
es un llamado.
Frente a ésta realidad, hoy nos encontramos con dos cuestiones:
1.- “líderes” en ejercicio que no fueron llamados para tal:
Que les falta la responsabilidad y sabiduría que necesita para su función, que
solo lo ejerce por voluntad y propia seguridad, etc.
En estos casos éstos hermanos están saturados de fracasos, decepciones y
choques con otros. Lo mejor es que éste reconozca su situación, lo consulte
con Dios y actúe tal como él le guíe.
2.- personas con el llamado pero que no lo ejercen:
¿Los motivos? Puede que no lo ejerzan por no querer asumir compromisos,
porque no se les dé el lugar correspondiente, porque su testimonio no los
apoya, porque no es el tiempo, o, simplemente, porque se inclinan a otra área
a la que no fueron llamados.
A lo largo de éste estudio podrás descubrir con la ayuda del Espíritu Santo si el
llamado al liderazgo es tu caso; y así o trabajar en otra área, o bien, prepararte
para ejercerlo con la ayuda de Dios. Recuerda que sólo se trata de un llamado
y no de una voluntad o deseo humano.
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(2) El líder es un líder espiritual:
En lo secular es aceptado un director técnico, un presidente de comisión
directiva, o un entrenador que ejerce su función con el fruto de su experiencia y
buena voluntad; pero en el camino de Dios se necesita de un liderazgo
espiritual: un líder que ore, ayune, conozca de la Palabra, tenga buen
testimonio, evangelice, se congregue, etc.
O sea, un líder dispuesto a consagrarse con constancia y decisión es alguien
que tendrá éxito:
1.- Oración:
En sus oraciones, el líder debe tener presente
- cada uno de los jóvenes,
- su ministerio,
- los problemas que puedan surgir en el grupo.
2.-Ayuno:
El líder batalla espiritualmente con las armas de Dios contra las fuerzas del
enemigo que se levantan contra él y contra el grupo para destruirlo,
desanimarlo, dividirlo o contaminarlo. Todo líder debe saber que frente a la
realidad de la existencia de jóvenes rebeldes, problemático, con muchas
tentaciones o atados a pecados; la Palabra nos enseña que la batalla no es
contra ellos sino contra los espíritus que los rodean y que éstos necesitan ser
atacados con armas espirituales (Ef. 6:10-18)
3.- Conocer de la Palabra:
Si bien no necesita ser un gran teólogo o bibliólogo, el líder debe conocer de la
Palabra de Dios a fin de aconsejar a sus jóvenes con la verdad o de
simplemente responder a cuestiones que puedan surgir en el grupo.
4.- Buen testimonio:
Un líder con buen testimonio es respetado, imitado y apoyado. Las acciones,
palabras, gestos y carácter hablan mucho de una persona que, como es el
caso de un líder, está muy expuesto a los ojos de otros que necesitan de él.
5.- Evangelismo:
Un líder es evangelizador, se preocupa por ganar nuevas almas, etc.
6.- Congregación:
Un líder asiste a las reuniones, está con sus jóvenes, es puntual, participa en
los cultos, etc.
 
(3) El líder tiene los frutos del Espíritu:
Un líder sin los frutos del Espíritu Santo (Gal. 5:22-23) camina seguro al
fracaso o la decepción; en cambio, con ellos obtiene
 victoria en la tarea de coordinar a otros.
1.- Amor:
Un líder ama a los otros, perdona, no juzga, no critica, brinda sus manos, habla
con palabras suaves, etc.
2.- Gozo:
Un líder es alegre, es optimista, habla con positivismo, tiene un rostro
bendecido a pesar de sus luchas, etc.
3.- Paz:
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Un líder trata de solucionar los problemas, es pacificador, evita discusiones,
fomenta la amistad, etc.
4.- Paciencia:
Un líder sabe esperar, inspira fe y esperanza, no se apresura a tomar
decisiones, o a realizar juicios, etc.
5.- Benignidad:
Un líder es amable, sabe pedir perdón, es humilde, en sincero, habla con
franqueza, etc.
6.- Bondad:
Un líder es compañero, sabe compartir, es generoso, desprecia el egoísmo, es
cordial, etc.
7.- Fe:
Un líder confía en Dios, actúa con seguridad cuando hace la voluntad de Dios,
no tiene temores, etc.
8.- Mansedumbre:
Un líder no es autoritario, no es orgulloso, sabe dar la gloria a Dios, valora a
otros, etc.
 
(4) El líder muestra sujeción:
Solo aquel que sabe estar bajo autoridad luego está capacitado para ejercerla.
Todo ministro tiene sobre él alguna autoridad a quien obedecer o prestar
explicación de sus proyectos.
Cuando hablamos de sujeción no solo hacemos referencia a lo intelectual de
éste termino sino también a lo espiritual.
La sujeción a una autoridad implica:
1.- la intercesión por ella
2.- el apoyo a su visión
3.- el acompañamiento físico
4.- el aceptar su corrección o consejo
Es importante entender que el estar sujeto a alguien no debe ser el fruto de un
sacrificio sino el de una voluntad humana conociendo las bendiciones que ello
asegura. Si las autoridades están equivocadas, es Dios quien les hará ver eso
a través de sus superiores. La sujeción debe darse no solo cuando las
autoridades estén en lo correcto.
La Biblia nos enseña que toda autoridad fue puesta por Dios (Ro 13:1) y que
aun ellos no haciendo la voluntad divina merecen el respeto correspondiente...
esto lo entendió David cuando se le presentó la oportunidad de defenderse del
rey Saúl (1 Sam 24:1-12)
 
(5) El líder influye positivamente a los suyos:
El líder que influye positivamente a quienes están bajo su responsabilidad se
asegura el éxito en su ministerio aun frente a circunstancia difíciles.
Una influencia positiva implica:
1.- animar el que está desanimado: un líder motiva, alienta, levanta, anima,
inspira confianza, etc.
2.- aconsejar al que está confundido: un líder aconseja, ofrece ayuda,
intercede, corrige, encamina, etc.
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3.- llevar el arrepentimiento al que está equivocado: un líder restaura, acerca a
Dios, no juzga, cuida, etc.
4.- valorar al que lo necesita: un líder integra, ama, abraza, acompaña, no
discrimina, etc.
5.- recompensar al que hace algo bien: un líder motiva, recompensa, bendice,
valora, etc.
6.- cuidar al que lo necesita: un líder evangeliza, discípula, enseña, visita, etc.
La correcta influencia solo puede darse cuando está la Presencia de Dios en
uno. Así hay amor –aun cuando hay que exhortar; perdón –aun cuando es
ofendido; constancia –aun cuando otros se queden; motivación
–aun cuando las cosas no salgan bien.
“Conviértanse ellos a ti, y tu no te conviertas a ellos” –dice Jer. 15:19b. Esto se
logra cuando la persona sabe influencias a otros; o sea, lo mas importante,
sabe amar... ésta es la cuestión: el amor hace a la mejor influencia.
Un líder también sabe que se encontrará con personas rebeldes y difíciles de
influenciar, pero también recuerda que con su constancia en la oración y
voluntad, Dios le dará la victoria en el tiempo adecuado.
Solo aquel líder que hace su labor con responsabilidad, compromiso y
perseverancia logrará desarrollar la mejor influencia.
Por responsabilidad se entiende que usará esa influencia únicamente para la
gloria de Dios. Por compromiso, que usará esa influencia valiéndose
únicamente de los medios del Espíritu Santo. Y por perseverancia, que usará
esa influencia siempre –aun cuando haya luchas- hasta obtener victoria.
 
(6) El líder busca el bienestar de quienes lidera
(1 Pe 3:8-17) Un líder visita al que se quedó, integra al que tiene baja
autoestima, pacifica los conflictos entre otros, etc.
O sea, la mentalidad y cada cosa que haga debe estar enfocada en un solo
propósito: el bienestar del grupo que lidera
y no su destrucción.
¿Qué es lo que destruye la relación en un grupo de personas?
1.- el chisme: el líder los evita, los elimina, etc.
2.- las bromas: el líder sabe ubicarse, cuida sus expresiones, etc.
3.- la división: el líder está con todos, no hace favoritismos, etc.
4.- las diferencias: el líder valora toda opinión, no mira la condición social, etc.
¿Lo que hago beneficia en algo el grupo? – es la pregunta que si el líder sabe
hacerse frente a cada situación
o decisión, de seguro le ayudará a crear un hermoso grupo de personas
animadas, en constante crecimiento, etc.
“Procurad hacer firme vuestra vocación y elección, porque haciendo estas
cosas, no caeréis jamás” – 2 Pedro 1:10
“Bienaventurado el hombre que halla la sabiduría...” Proverbios 3:13
 
(7) El líder tiene metas:
Es importante que el líder trabaje con una visión, una meta, un propósito. Que
todos sus planes y proyectos que se

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entrelacen dentro de esa visión. Y que sepa conducir a los demás dentro de
ella.
La visión es como una pila. El líder con ella está motivado a trabajar, es
constante, idea planes y proyectos, etc.
Sin ella, tiende a estancarse, pierde motivación y muchas veces se encontrará
como desanimado.
Esta visión se relaciona con todo el entorno del líder como persona y como
coordinador de otros:
1.- una visión personal: como qué le gustaría ser mañana, qué alcanzar
ministerialmente, qué futuro desea construir, etc.
2.- una visión como grupo: como qué pretende alcanzar, a dónde desea
llevarlos, qué desea obtener de otros, etc.
Encontrar una meta adecuada por la que trabajar no es como organizar un
simple evento.
Pasa obviamente por una guía de Dios, la fe, el apoyo del Espíritu Santo y el
crecimiento espiritual del líder.
A la hora de establecer metas, el líder debe tener presente:
- prioridades personales y del grupo
- metas medibles y posibles
- planes positivos para alcanzar metas
- evaluación del progreso y reprogramación de planes.
 
(8) El líder es buen mayordomo:
La Palabra de Dios exhorta a los obreros a ser fieles administradores (1 Cor
4:2) La correcta mayordomía cristiana
es esencial para la vida de un líder en toda área de su vida:
1.- buen mayordomo del tiempo: esto implica que el líder aparta el tiempo justo
para buscar de Dios, para visitar,
 para sus tareas personales, para las actividades de la congregación, etc.
Aprendiendo a administrar el tiempo,
el obrero evitará la sobrecarga, el stress y el agotamiento físico, intelectual o
espiritual. Esto es aprender a
organizarse, a agendar deberes, y a no comprometerse más de lo que puede
dar conociendo sus límites.
2.- buen mayordomo del dinero: el líder sabe ofrendar a Dios, gastar lo justo y
necesario, invertir solo en cosas
importantes jerarquizando lo necesario, pagar sus deudas, contribuir en las
necesidades de otros, etc. Siendo
un buen administrador de su economía, el obrero se asegurará un buen
testimonio y evitará dolores de cabeza.
3.- buen mayordomo de su hogar: si el líder es jefe de su hogar, es ético que
primero sepa administrar su familia
antes de pretender poner orden en otros –y especialmente en aquellos que
conocen su situación. Un buen líder también
es buen padre, buen hijo, buen hermano, buen esposo, etc.
4.- buen mayordomo de su ministerio: el líder desarrolla su ministerio con
responsabilidad y compromiso.
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Usa correctamente sus dones y talentos para bendición de otros. Todo lo
resuelve primeramente en la presencia de Dios.
5.- buen mayordomo de su cuerpo: el líder cuida de sí, de su presencia física.
Se valora quitando todo complejo.
 Da valor a su aseo y correcta alimentación. Evita lo que pueda dañarle
físicamente.
Y principalmente reserva su cuerpo y mente en santidad y pureza.

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