Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
¿Le ha puesto alguna vez atención a algo de manera total? ¿Le está usted
prestando atención a lo que dice el que habla? ¿O escucha con una mente
comparativa que adquirido cierto conocimiento y está cotejando lo que se dice con
lo que ya sabe? ¿Está interpretando lo que se dice según su propio conocimiento,
tendencia o prejuicio? Eso no es atención, ¿verdad? Si presta completa atención
con su cuerpo, sus nervios, sus ojos, sus oídos, su mente, con todo su ser, no hay
centro desde el que esté atendiendo, solo hay atención. Esa atención es silencio
completo.
Por favor, escuche esto. Desgraciadamente, nadie le va a decir todas estas cosas,
así que, por favor, póngale atención a lo que se dice, de manera que el acto
mismo de escuchar sea un milagro de atención. En esa atención no hay
límites, no hay fronteras y, por consiguiente, no hay dirección. Solo hay atención,
y, cuando la hay, no existe ni el "usted" ni el "yo", no hay dualidad, no hay
observador y observado. Y esto no es posible cuando la mente se mueve en una
dirección determinada.
Ahora bien, sigamos adelante. Puede hacer eso en un instante. Eso sólo puede
hacerse en un instante, no se trata de hacerlo primero desde lo externo y luego
profundizar más y más, eso no conduce a ninguna parte, debe hacerse de un
solo golpe que va de lo más lejos en lo externo a lo más interno, lo más profundo.
A partir de ahí, en eso hay atención, eso es atención, atención al silbato del tren,
al ruido, al habla, a la forma en que mueve sus piernas, atención a cualquier cosa
que escuche o se diga, descubrirá qué es verdad y qué es falso en lo que se dice,
y no hará de quien les habla una autoridad. De modo que esa atención surge de
esa extraordinaria y compleja existencia de la contradicción, de la desdicha y
posterior desesperación.
Cuando la mente está atenta, entonces puede focalizar, lo cual es algo muy
distinto, puede concentrarse, pero esa concentración no es una concentración
excluyente. Entonces, la mente puede estar atenta a lo que se está haciendo y
esa atención se vuelve mucho más eficiente, mucho más vital, porque lo abarca
todo.
El estado de atención
La mayoría de nosotros renunciamos a estar libres de conflicto y permitimos esa
deriva con lo que implica, o sea, el embotamiento de la mente. Y si el dolor del
conflicto es acuciante, entonces recurrimos a la creencia en Dios, esperando así
encontrar la paz, pero tarde o temprano, esto también se convierte en una fuente
de conflicto.