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EMILIO RIBES-IÑESTA
LA PERSONALIDAD COMO ORGANIZACIÓN DE LOS ESTILOS INTERACTIVOS
Revista Mexicana de Psicología, vol. 26, núm. 2, julio, 2009, pp. 145-161,
Sociedad Mexicana de Psicología A.C.
México

Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=243016315002

Revista Mexicana de Psicología,


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Sociedad Mexicana de Psicología A.C.
México

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Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto
Revista Mexicana de Psicología, Julio 2009
Volumen 26, Número 2, 145-161

LA PERSONALIDAD COMO ORGANIZACIÓN DE LOS ESTILOS INTERACTIVOS


PERSONALITY AS THE ORGANIZATION OF INTERACTIVE STYLES

EMILIO RIBES-IÑESTA
Universidad de Guadalajara, México

Resumen: Se examina la pertinencia del término personalidad Abstract: The suitability of the term personality is examined for
para identificar fenómenos dentro de la teoría psicológica. Se identifying phenomena within the psychology theory. It stresses
subraya que el término, en el lenguaje ordinario, hace referen- that the term commonly makes reference to each individual
cia a la manera idiosincrásica en que cada persona se compor- idiosyncratic way of behavior. The proposal is to use the inter-
ta. Se propone emplear el concepto de estilo interactivo para active style concept to analyze the personal consistencies in be-
analizar las consistencias individuales en el comportamiento, havior as the outcome of the biography of the person. The
como resultado de la biografía de cada individuo. Se examina concept of style is examined as a behavioral trend and its inser-
la lógica del concepto de estilo como una tendencia o propen- tion within the dispositional categories. A situational taxonomy
sión de comportamiento, y su inserción dentro de la lógica de is tentatively proposed to evaluate the interactive styles, de-
las categorías disposicionales. Se propone una taxonomía tenta- fined in terms of contingency properties. Several experiments
tiva de situaciones para evaluar los estilos interactivos, definidas are reviewed, using open contingency tasks in which interac-
en términos de sus propiedades contingenciales. Se revisan va- tive styles in risk situations and also perseverance of achieve-
rios experimentos, empleando tareas bajo contingencias abier- ment, such as constant profiles between situations and periods
tas, en los que se han identificado estilos interactivos en have been identified.
situaciones de riesgo y de persistencia de logro, como perfiles Keywords: personality, dispositional categories, interactive styles,
consistentes entre situaciones y entre periodos. risk taking tendency, achievement persistence.
Palabras clave: personalidad, categorías disposicionales, estilos
interactivos, tendencia al riesgo, persistencia de logro.

El ámbito de lo psicológico, tanto en los dominios del len- luar su función categorial como parte de una teoría psico-
guaje ordinario como en los de las diversas propuestas de lógica, independientemente de que el término como tal se
análisis científico, pertenece a la fenomenología de lo indi- conserve o no. No es necesario subrayar que como ocurre
vidual. La subjetividad, lo mental, el comportamiento, son to- con muchos otros términos psicológicos del lenguaje or-
dos conceptos que tienen sentido solamente en referencia dinario, el de personalidad ha pasado a formar parte de
a lo individual. De entre los términos psicológicos destaca los conceptos teóricos de muy diversas aproximaciones
uno, el de personalidad, como referente inequívoco de la psicológicas. Sin embargo, no constituye un término téc-
singularidad o unicidad de lo individual. La personalidad es nico en sentido estricto, de modo que su ubicación en la
un término que, como la mayoría de los términos psicoló- teorización psicológica no se deriva de criterios lógicos
gicos, se ubica, de manera ambigua, en dos geografías lógi- explícitos. Por el contrario, su ubicuidad en diversas teo-
cas con criterios y contornos diferentes: por un lado, las rías psicológicas y su empleo para delimitar un campo
prácticas del lenguaje ordinario, y por el otro, los sentidos de estudio obedece más bien a una vieja práctica común
aparentemente técnicos que le dan distintas aproximacio- entre los psicólogos: la de asumir que los términos psico-
nes teóricas en la psicología. lógicos en el lenguaje ordinario describen, se refieren o
Para determinar el sentido y la utilidad del término per- denotan procesos, ocurrencias o entidades reales, expre-
sonalidad, primero es necesario delimitar la lógica de su sadas por el conocimiento que se adquiere en primera o
aplicación en el lenguaje ordinario y, posteriormente, eva- tercera personas.

Dirigir correspondencia a: Emilio Ribes-Iñesta, Centro de Estudios e Investigaciones en Comportamiento. Francisco de Quevedo 180, 44130,
Guadalajara, México. Correo electrónico: ribes@cencar.udg.mx

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El término personalidad deriva de los de persona y per- ría psicológica, ya sea empleando el mismo término u
sonal. Personalidad se refiere a la cualidad de ser persona otro, depende de la demostración empírica, bajo condi-
y “a la diferencia individual que constituye a cada per- ciones rigurosamente controladas, de que cada persona
sona y la distingue de otra” (Diccionario de la Real Acade- tiene una identidad conductual única y singular, de que
mia de la Lengua Española, 2001). Etimológicamente, dicha identidad es consistente en tiempo y entre situa-
persona proviene del término latino equivalente, que sig- ciones, y de que a su vez es el resultado de la biografía
nifica ‘máscara de actor’, ‘personaje teatral’ (a su vez interactiva de cada persona. En otras palabras, el con-
originado en el griego y etrusco). Curiosamente, el con- cepto de personalidad debe entenderse como el ‘resulta-
cepto de personalidad entró en la psicología antes que el do’ del proceso de individuación de cada persona.
concepto de persona, auspiciado principal, pero no ex- Con base en lo anterior, el concepto de personalidad
clusivamente, por los teóricos reflexológicos y tiene sentido en la teorización psicológica si, y sólo si, se
conductistas (Adler, 1924; Bekhterew, 1913; Watson, aplica a la descripción y análisis de las características que
1925). Las primeras teorías o tratamientos sobre la per- hacen único a cada individuo como persona. Sin embar-
sonalidad antecedieron al concepto de persona, formu- go, el empleo del concepto no se ha ajustado a este crite-
lado por George H. Mead, el conductista social, en su rio. La personalidad se ha examinado desde la perspectiva
libro Mind, Self and Society en el año de 1934. En este de distintas tipologías que, por definición, asumen la ubi-
sentido, aunque la teoría personalista de Stern (1927, 1938 cación de poblaciones de individuos semejantes o equi-
traducción inglesa) destacó también el concepto de per- valentes en determinadas categorías. El estudio de la
sona, lo hizo como unidad de análisis psicológico referi- personalidad se ha realizado identificando y comparan-
do a las diferencias individuales. Su foco de interés fue la do rasgos compartidos por los individuos dentro de una
inteligencia, como lo acredita su contribución al formu- población determinada (Catell, 1957; Eysenck, 1953;
lar los conceptos de edad mental y cociente intelectual. Mead, Guilford, 1959; Hathaway, 1939). Dado que en el con-
por su parte, empleó el término self como equivalente cepto de personalidad, para usar los criterios aristotélicos
del concepto de persona para referirse a la identidad sin- (Aristóteles, 1982, traducción castellana), género, espe-
gular de cada individuo en sociedad. Ser una persona cie e instancia son lo mismo, el término sólo puede apli-
es ser diferente a cualquier otra, y esa individualidad se carse como descriptor de la unicidad y singularidad. Por
basa en la singularidad y unicidad que se otorga social- consiguiente, no tiene sentido formular clasificaciones de
mente a través de un nombre propio, y se configura a la personalidad en tanto tal, pues, en principio, hay tan-
partir de las señas y los criterios de pertenencia diferen- tas personalidades como personas o procesos de indivi-
ciales que de ello derivan o se desprenden. La personali- duación psicológica. Ello obliga a reflexionar sobre las
dad no es un concepto referido simplemente a categorías requeridas para identificar la personalidad
diferencias individuales en el comportamiento y la como singularidad.
reactividad, debidas a contactos accidentales e inciden- El caracter idiosincrásico de cada persona establece
tales con las contingencias ambientales y a distintas dis- la diferencia entre todos y cada uno de los individuos.
posiciones biológicas. Las diferencias que configuran a Aunque algunos autores (Allport, 1937) propusieron el
la “personalidad” se originan, además, en el propio tra- uso del método idiográfico en contraposición al método
tamiento que se confiere a la persona dada su naturale- nomotético para el estudio de la psicología, el conoci-
za de ser social. Desde esta perspectiva, la cualidad de miento científico no tiene como objeto el estudio de la
ser persona, o tener personalidad, es una atribución ex- singularidad per se (Toulmin, 1953). Constituye una para-
clusiva de los seres humanos. doja el que la teoría tradicional de la personalidad, al
El término personalidad tiene otros usos o aplicacio- considerar a las diferencias individuales como variacio-
nes en el lenguaje ordinario: destacar sobre otros, incli- nes entre individuos ubicables en clases de rasgos com-
nación o aversión hacia otros, etc. Sin embargo, incluso partidos en mayor o menor grado, ignore o anule de
en tales usos adicionales, el criterio conceptual se man- hecho el problema de la individualidad psicológica. Las
tiene invariante: se hace referencia a una diferencia sin- diferencias individuales, para constituirse en problema
gular de o respecto de un individuo como persona. La científico, tienen que contemplarse como resultado o
plausibilidad lógica de un concepto equivalente en la teo- consecuencia de consistencias o invarianzas en el com-

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portamiento de cada individuo respecto de sí mismo. De entre sí. Partiendo del hecho de que todo comportamiento
este modo, las diferencias entre individuos pueden ocurre en situación, la opción clasificatoria se desplaza
conceptuarse como un indicador secundario de las con- hacia la situación en la que tiene lugar el comportamien-
sistencias intraindividuales en el comportamiento, como to consistente. Se plantea identificar un perfil singular,
constancias en las que el individuo constituye su propio individual, de interacción del individuo relativo a las cir-
marco de comparación. Estas consistencias intraindi- cunstancias (o contingencias) que configuran un tipo de
viduales son la resultante de la acción de los procesos situación. Esto implica la formulación de una taxonomía
universales que rigen el comportamiento de todos los de situaciones, que permita valorar la manera diferencial
individuos y, por consiguiente, no constituyen entidades e idiosincrásica en que cada individuo se comporta. El
o procesos en sí mismos con atribuciones causales sobre tipo de situacionalidad procura el criterio de invarianza
el comportamiento. De hecho, es la configuración evolu- general para valorar las diferencias individuales, enten-
tiva de estas consistencias la que requiere más bien de didas como perfiles que describen consistencias
explicación. Se puede plantear que las consistencias in- interactivas (Ribes, 1990; Ribes, 2005; Ribes & Sánchez,
dividuales que caracterizan al comportamiento de cada 1990).
persona resultan de la convergencia idiosincrásica de los En la medida en que las morfologías o formas de com-
procesos psicológicos en la evolución de cada individuo. portarse son compartidas en mayor o menor grado en
Constituyen el estado terminal momentáneo de su bio- una situación por todos los individuos pertenecientes a
grafía psicológica. un grupo social determinado, no son adecuadas para
observar perfiles idiosincrásicos de comportamiento. Por
ello, se requiere de una doble estrategia respecto a qué
CONSISTENCIAS INDIVIDUALES medir y en qué condiciones hacerlo. En primer lugar, las
Y ESTILOS INTERACTIVOS situaciones en las que se va a evaluar el comportamiento
diferencial de cada individuo, deben definirse funcio-
¿De qué manera nos podemos aproximar al estudio de nalmente. Esto significa que la morfología de las situacio-
las consistencias individuales en el comportamiento? nes puede variar siempre y cuando se ajuste a un mismo
¿Cómo se pueden identificar dichas consistencias si cada criterio respecto de las contingencias y los parámetros
individuo es psicológicamente singular y único como que la configuran. En la medida en que las situaciones
persona? Es necesario distinguir a las diferencias entre empleadas constituyen instancias de situaciones-tipo,
individuos, como resultado de las consistencias indivi- deben considerarse como arreglos explícitos de contin-
duales, de otro tipo de diferencias, como las que miden gencias genéricas en la forma de circunstancias concre-
las pruebas de capacidades, rendimiento o motivos. Las tas, aparentemente distintas, ante las que se comportan
capacidades o competencias y los motivos destacan en- los individuos. En segundo lugar, el comportamiento
tre distintos estados momentáneos resultado de la evolu- de los individuos no puede evaluarse como un mero in-
ción biográfica de cada individuo. Aunque lo que se sabe ventario reactivo de respuestas indirectas a una supuesta
hacer o decir y se conoce, o las razones por las que el variable. Por el contrario, el comportamiento del indivi-
comportamiento tiene lugar, pueden permitir distinguir duo debe medirse como una interacción, en tiempo real,
entre individuos, estas condiciones no constituyen dimen- con los eventos, propiedades y relaciones que configu-
siones que identifiquen circunstancias de singularidad ran una situación definida contingencialmente. El objeti-
propiamente dichas, porque, entre otras cosas, son vo de esta doble estrategia es la identificación de perfiles
acumulables, variables y continuamente modificables. idiosincrásicos en la forma de estilos interactivos.
Si las consistencias individuales que avalan la utilidad Examinaré en primer término el concepto de estilo
de un término como el de personalidad son idiosincrásicas, interactivo. La palabra ‘estilo’, como todas las palabras en
entonces, por definición, no pueden prestablecerse con base el lenguaje ordinario, tiene varias acepciones. Sin em-
en taxonomías referidas al comportamiento de la perso- bargo, la mayor parte de ellas hacen referencia al modo
na. Lógicamente, esta condición obliga a buscar otra o manera particular de hacer algo o de comportarse, in-
opción clasificatoria, pues de otro modo se tendría sim- cluyendo el escribir y el hablar, o a formas peculiares y
plemente un listado de personas, todas ellas diferentes características distintivas que individualizan una tenden-

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cia. En el caso que nos ocupa, Klein (1958), Gardner, un individuo con un tipo determinado de situación
Holzman, Klein, Linton y Spence (1959) y Witkin (1978), covariará de manera consistente con las circunstancias
emplearon el concepto de estilo para describir consisten- características de dicha situación. El estilo interactivo, como
cias individuales en las interacciones cognoscitivas, y su concepto, tiene dos propiedades lógicas. La primera es
relación con la estructura de la personalidad. La propuesta que un estilo significa tender a interactuar de cierta ma-
de los estilos cognoscitivos, aunque originada en la teo- nera dadas ciertas circunstancias, como resultado de la
ría psicoanalítica del yo como esfera libre de conflicto biografía particular de cada persona. La segunda es que,
(Hartmann, 1939; Rapaport, 1957, 1959), subrayaba que en la medida en que el concepto describe un estado bio-
los individuos desarrollan maneras consistentes de gráfico, no se aplica a ocurrencias o acciones particula-
interactuar con situaciones, con autonomía respecto de res; por el contrario, se aplica a colecciones de eventos u
cualquier fuente motivacional o de conflicto. En otras ocurrencias, es decir, a un conjunto posible de acciones
palabras, el concepto de estilo hacía referencia a tenden- que pueden tener lugar dado un conjunto posible de acon-
cias individuales de interacción, relativamente autóno- tecimientos y objetos configurando una situación. Am-
mas de las contingencias situacionales. En el contexto de bas propiedades lógicas del concepto de estilo lo ubican
cada control cognoscitivo, concebido como una situación en el dominio de las categorías disposicionales (Ryle,
adaptativa demandando el ejercicio de funciones deter- 1949).
minadas (memoria, atención selectiva, razonamiento, Las categorías disposicionales no describen episodios,
etc.), se podían identificar estilos individuales que carac- aun cuando en ocasiones un mismo término puede ser
terizaban a cada individuo en su afrontamiento. Dichos empleado episódica y disposicionalmente. Los términos
estilos se manifestaban como consistencias individuales, disposicionales no describen que algo en particular está
independientes de las condiciones motivacionales que ocurriendo o que se está haciendo algo, sino más bien
pudieran presentarse. que se pueden hacer ciertas cosas cuando sea necesario,
Recuperar el concepto de estilo significa enfatizar el o que se es propenso a hacer o sentir ciertas cosas en
caracter peculiar de una manera de comportarse. Hay cierto tipo de situaciones. Así, por ejemplo, decir que al-
dos formas de interpretar la manera o el modo de com- guien está fumando un cigarro en un momento dado no
portamiento. Una, vinculada a la morfología de la con- es lo mismo que decir que esa persona es un fumador,
ducta como acción, y en la que el estilo equivaldría a una aunque el segundo tipo de enunciado no podría ser cier-
categoría adverbial referida a propiedades de la acción, to si no fuera cierto el primero, es decir, no se podría
v.gr., intensamente, rápidamente, elegantemente, etc. decir que alguien es un fumador si no se le hubiera visto
Otra, referida al comportamiento como interacción, en varias veces fumando. Los enunciados disposicionales
la que el estilo describiría las covariaciones de lo que se siempre mencionan cosas o personas particulares, y en
hace siempre en relación a lo que ocurre en la situación. esa medida se aplican o son satisfechos por las acciones,
En esta segunda acepción de estilo, la morfología del reacciones o estados del objeto, pero no constituyen enun-
comportamiento es irrelevante como referente y, de he- ciados explicativos tipo ley, en la medida en que se res-
cho, el concepto no describe ninguna forma particular tringen a dichos particulares. Son enunciados sobre
de comportamiento como acción. El concepto se “va- hechos e individuos, pero no enunciados que relacionen
cía” de morfología, y se aplica exclusivamente a la ma- hechos entre sí. En ese sentido, los enunciados
nera en que se configura una interacción como relación disposicionales constituyen enunciados actuariales o
o covariación. Esta segunda acepción de estilo es la que predictivos, pero no alcanzan el estatuto de enunciados
hemos adoptado para describir las consistencias indivi- causales o explicativos. Aunque los enunciados disposi-
duales. cionales no narran incidentes o estados de cosas, dichos
¿Qué función lógica satisface el concepto de estilo enunciados pueden incluir tiempos, por ejemplo, al de-
recién delineado? Como se ha señalado, aunque un esti- cir que alguien fue fumador durante diez años.
lo implica comportamientos concretos, no describe ni se El concepto de estilo satisface los criterios de una ca-
refiere a ninguna conducta en particular. Hablar de un tegoría disposicional, en la medida en que describe la
estilo es hablar de que, independientemente de las con- tendencia de un individuo a comportarse de cierta ma-
ductas particulares que puedan ocurrir, la interacción de nera, aunque el concepto mismo no describe ningún com-

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portamiento particular en una situación determinada. Las ocurrencias particulares. Cuando se dice que alguién se
inclinaciones hacen referencia a que algo va a ocurrir o arriesgó, la palabra ‘arriesgar’ no puede utilizarse para
puede ocurrir, y aunque implican capacidades, no son describir a su vez el incidente particular, por ejemplo,
implicadas por ellas. Las capacidades tienen métodos, cruzar la calle a pesar del tráfico intenso, entrar al cine
mientras que las inclinaciones, propensiones y tenden- sin boleto, etc. Las categorías semiepisódicas empleadas
cias tienen fuentes. En el caso de los estilos como ten- inicialmente en la taxonomía “en construcción” abarcan
dencias sus fuentes radican en la biografía peculiar de términos y expresiones familiares muchas veces con in-
cada persona. Los estilos no se describen por sus resulta- tentos previos por evaluar la personalidad, como son, por
dos o por la acciones que los constituyen. Los estilos se ejemplo, tolerancia a la frustración, persistencia de logro,
describen como la manera de iniciar una interacción con tendencia al riesgo, y toma de decisiones, entre otras.
algo, con base en contactos anteriores en situaciones Sin embargo, a diferencia de los usos previos de estas
funcionalmente semejantes, independientemente de cua- categorías, en nuestro caso su empleo se rige por tres cri-
les fueron las conductas, objetos y personas comprendi- terios: 1. dichas categorías no tienen propiedades extra-
das en dichos contactos. episódicas, en la medida en que no nombran motivos,
rasgos o tendencias que residen en el interior de la per-
sona, que se “expresan” como respuestas específicas ante
LA IDENTIFICACIÓN Y EVALUACIÓN reactivos o condiciones de pruebas estándares; 2. siguien-
DE LOS ESTILOS INTERACTIVOS do el mismo razonamiento, “tomar una decisión”, por
ejemplo, no constituye una doble operación en sucesión,
Como se mencionó antes, el concepto de estilo interactivo en la que la persona primero “decide” y después “actúa”
requiere necesariamente de una contraparte invariante poniendo en práctica lo que decidió. Se trata de catego-
ante la que se manifiesten las diferencias de cada una de rías que describen circunstancias generales en las que la
las personas como tendencias o inclinaciones reactivas persona se enfrenta a más de una opción y en la que
idiosincrásicas. Esta contraparte invariante tiene que ver consistentemente actúa con base en una u otra de ellas,
con la situacionalidad que enmarca a cualquier compor- sin que ello implique que, por ejemplo, tomar una deci-
tamiento. Las situaciones obviamente incluyen, como sión sea una acción interna que se pone en práctica pos-
condición, la naturaleza de las acciones que pueden te- teriormente a través de un curso de acción particular; y
ner lugar en ellas. Sin embargo, como lo subrayaba 3. cada situación se define en términos de relaciones de
Merleau-Ponty (1953) al analizar el condicionamiento contingencia entre objetos y acontecimientos del ambien-
clásico, toda situación implica intencionalidad en térmi- te situacional y el propio comportamiento del individuo.
nos de la funcionalidad del comportamiento que en ella En un primer escrito (Ribes & Sánchez, 1990) se propuso
ocurre. En esa medida, se podría considerar que toda una taxonomía tentativa de situaciones-tipo o genéricas
situación es única e irrepetible. Para poder establecer una para identificar los estilos interactivos de cada individuo.
taxonomía o clasificación de situaciones se requiere “va- En dicha propuesta se definió el caracter contingencial
ciar” a la situación de eventos o incidentes particulares, de cada situación, y se estipularon las dimensiones
al igual que se hizo con el concepto de estilo respecto de contingenciales específicas de cada situación y aquellas
acciones particulares. compartidas entre algunas situaciones, lo que, en princi-
Para formular una taxonomía tentativa de situacio- pio, debe permitir predecir la covariación u ortogonalidad
nes-tipo se ha procedido con base en un doble criterio de los diversos estilos interactivos. La Figura 1 ilustra la
simultáneamente. En primer lugar, se han identificado formulación inicial de esta taxonomía, que está sometida
situaciones funcionalmente significativas, susceptibles de a revisión, reducción o ampliación.
ser descritas en términos semi-disposicionales. Estos térmi- Cada una de las situaciones-tipo especifica las contin-
nos, a diferencia de otros términos disposicionales como gencias implicadas en la interacción que la caracterizan,
‘fragilidad’ o ‘elasticidad’, no son términos de una sola y delimita igualmente los parámetros de estímulo y de
vía, o que se identifican sólo con un tipo particular de respuesta que pueden manipularse experimentalmente
ocurrencias. Son términos genéricos, en que los que el para evaluar el estilo correspondiente. El estilo se identi-
término disposicional no puede usarse para describir las fica como una covariación entre dos parámetros de res-

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Figura 1. Matriz que muestra las dimensiones contingenciales compartidas por diversos posibles estilos interactivos. Para una
interpretación de dicha matriz, revisar Ribes y Sánchez (1990).

puesta/estímulo relativos a propiedades de las contingen- Dado que la situación se estructura paramétricamente,
cias que estructuran una situación determinada. De este es posible determinar la interacción como un conjunto
modo, a pesar de que la interacción del individuo con las de valores que covarían tanto en el individuo que res-
contingencias representadas en la situación ocurre en ponde como en las propiedades de los eventos ante los
tiempo real, su representación se da como una covariación que responde. De este modo, cada estilo interactivo se
resultante. Dicha covariación, al cancelar el tiempo real identifica como un perfil en la forma de una función con-
en que ocurrieron los eventos, describe el estilo como tinua que describe la covariación entre parámetros de
una tendencia, y no como la correlación momento a respuesta y de estímulo. Esta función o perfil describe
momento de cada una de las ocurrencias en la situación. una interacción consistente en una situación determina-

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da y, en esa medida, sólo tiene un valor predictivo: per- la tarea experimental se pueda calificar como buena
mite estimar cómo interactuará el mismo individuo en o mala, correcta o incorrecta, suficiente o insuficien-
una situación semejante. te. Para ello, la tarea se tiene que presentar como una
Para identificar y evaluar diversos estilos interactivos, situación, en ocasiones de elección, en la que el indi-
se requiere satisfacer cuatro criterios: 1. mostrar que la viduo puede comportarse libre, abiertamente, sin ex-
interacción del individuo es consistente en tiempo, es pectativas determinadas respecto a su ejecución o
decir, que se obtienen funciones semejantes en medicio- desempeño.
nes repetidas en distintos momentos en una misma situa- Un estudio por Harzem (1984) con estudiantes
ción; 2. mostrar que la interacción del individuo es universitarios ejemplifica el empleo de contigencias
consistente entre situaciones, es decir, que se obtienen abiertas. Este autor expuso a los estudiantes a un pro-
funciones semejantes en mediciones en distintas circuns- grama mixto de reforzamiento de tres componentes,
tancias particulares que corresponden a una misma si- que se caracterizan por producir ejecuciones típicas
tuación-tipo (Mischel, 1980); 3. constatar que cada y sistemáticas (RF, RDB e IF). La respuesta consistía
individuo responde de manera distinta ante la situación en apretar una tecla. Las contingencias se abrieron al
cuando se observa y registra el comportamiento en tiem- indicar sólo el hecho de que al apretar la tecla se pro-
po real, a la vez que se pueden obtener funciones (perfi- ducirían puntos registrados en un contador, sin pres-
les) consistentes mediante análisis de la covariación que cribir ninguna demanda respecto a cómo responder,
permitan un alto grado de variabilidad, como lo es el cuáles eran los requisitos del programa o cuántos pun-
análisis de regresión con más de siete grados de libertad tos deberían obtener. En contraste con los hallazgos
(Hays, 1965); y 4. observar dichas consistencias cuando comunes al emplear programas de reforzamiento con
las interacciones no son explícitamente requeridas, sino humanos, Harzem encontró que cada participante
que ocurren bajo condiciones libres de demandas espe- respondió de manera diferente a los otros, pero de
cíficas. Este último criterio se relaciona con el hecho de manera consistente respecto de sí mismo. Existen si-
que los estilos representan tendencias biográficas a militudes obvias entre abrir las contigencias en una
interactuar de cierta manera en una situación determina- tarea y la presentación de situaciones perceptuales
da, y es un factor crítico para su evaluación. poco estructuradas, como las que caracterizaron al-
La literatura experimental documenta ampliamente gunas pruebas proyectivas de la personalidad como
que las contingencias presentes en una situación, y su las de Murray (1937) y Rorschach (1921), aunque en
mantenimiento prolongado, son las variables determinan- ellas se carece de criterios explícitos y definidos res-
tes del curso de cualquier interacción conductual, inde- pecto de las características funcionales de la situa-
pendientemente de la historia previa de interacción del ción con la que interactúan los individuos. También
individuo (Ferster & Skinner, 1957; Morse & Kelleher, es obvio que la apertura de contingencias constituye
1977). Por ello, para explorar los estilos interactivos es una operación relativa a las características de cada
necesario reducir o suavizar la influencia de las contin- situación. No es una condición todo o nada, sino que
gencias presentes. Esto se hace de dos maneras: constituye una dimensión continua y gradual, no sólo
entre situaciones, sino también en una misma situa-
1) Eliminando, o reduciendo al máximo, los criterios ción. En principio, no es posible concebir una situa-
que demandan requerimientos de respuesta especia- ción totalmente abierta o cerrada.
les para producir logros o resultados en la situación. 2) La situación experimental debe ser socialmente “neu-
Cuando existen criterios predeterminados de ajuste tra”, con el fin de que no se introduzcan requerimientos
o eficacia en la situación describimos dicha circuns- implícitos derivados de juicios sociales potenciales en
tancia como una contingencia cerrada, por ejemplo, otro individuo. Por ello, las tareas experimentales de-
cuando se estipula el número requerido de aciertos, ben presentarse como situaciones “despersonalizadas”
la cantidad de puntos a obtener, etc. A fin de evaluar y no orientadas socialmente. Los componentes
las tendencias, se deben prescribir contingencias abier- situacionales deben consistir en objetos y aconteci-
tas, es decir, reducir, en lo posible, requerimientos mientos no sociales, y el individuo debe interactuar
de efectividad que impliquen que la interacción con con ellos sin la presencia explícita o implícita de otra

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persona. De otro modo, la intrusión de juicios sociales rrera participaban 10 caballos. En la carrera del lado iz-
potenciales podría cerrar inadvertidamente las con- quierdo, se señalaban tres caballos favoritos, mientras que
tingencias presentes en la situación, distorsionando o en la carrera del lado derecho no había información so-
anulando la manifestación de las variables históricas bre los favoritos. Los participantes tenían dos joysticks,
que configuran los estilos interactivos. uno para cada carrera, con los cuales podían recorrer los
caballos durante 10 s, y finalmente apostar por un caba-
llo en una de las carreras, apretando el botón del joystick
ALGUNOS RESULTADOS EXPERIMENTALES correspondiente. Sólo se podía operar un joystick a la vez.
A los participantes se les informaba que en las carreras
Hemos realizado algunos experimentos con el fin de ex- del lado izquierdo, en las que se marcaban favoritos, era
plorar la factibilidad de identificar consistencias indivi- más alta la probabilidad de ganar aunque el monto de la
duales en la forma de estilos interactivos. ganancia era moderada. Por su parte, en las carreras del
Un primer experimento (Ribes & Sánchez, 1992) eva- lado derecho, en las que no se tenía información sobre
luó la posibilidad de encontrar consistencias individua- los caballos, era menos probable ganar, pero, cuando
les en tiempos distintos, en una situación de riego ocurría, el monto de las ganancias era mayor que en el
(Atkinson & Feather, 1966). La tarea consistió en la pre- lado izquierdo. En principio, la programación de las ga-
sentación de dos carreras de caballos simultáneas, en la nancias en cada lado asignaba el mismo total de puntos
pantalla de una computadora (ver Figura 2). En cada ca- al final de la sesión de 60 ensayos, dado que se compen-

Figura 2. Se muestra la pantalla de la computadora para la tarea en que se evalúa la tendencia al riesgo. En cada sección de la
pantalla se presentan dos carreras con 10 caballos cada una, con tres favoritos en la carrera del lado izquierdo, y ausencia de
favoritos en la del lado derecho.

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saba la menor probabilidad en el lado derecho con una rea, de las ganancias posibles a obtener en cada carrera,
magnitud mayor de ganancias. Sin embargo, el total de y se les alentó a divertirse. No se les exigió que obtuvie-
ganancias real dependía de las elecciones de cada parti- ran un mínimo de puntos ni que ganaran un porcentaje
cipante. En la pantalla se presentaban dos ventanas, una determinado de carreras. Dos de los participantes, M1 y
en cada lado de la pantalla, que indicaba el total de pun- M2, fueron expuestos a cinco sesiones adicionales bajo
tos acumulados en cada carrera. De igual manera, des- contingencias cerradas. En estas últimas sesiones, se ins-
pués de cada ensayo se informaba si se había ganado o truyó a los participantes a tratar de identificar el progra-
perdido, así como el monto de la ganancia. ma temporal de reforzamiento que operaba el
El experimento se realizó con seis participantes vo- funcionamiento de la tarea. Con el objeto de evaluar las
luntarios, tres hombres y tres mujeres, todos ellos profe- consistencias interactivas en tiempo, dos participantes,
sores de psicología de la ahora F E S -Iztacala, que M3 y F3, se expusieron un año después a las condiciones
desconocían los propósitos del estudio. En este primer abiertas del primer estudio, pero empleando un diseño
experimento, se hicieron variaciones paramétricas a lo de bloques intrasesión en vez de fases entre sesiones.
largo de 22 sesiones, en la probabilidad y magnitud de En la Figura 3 se puede observar la frecuencia de elec-
las ganancias por carrera. Con el objeto de presentar la ciones de carrera (izquierda o derecha) en cada sesión
tarea como una situación de contingencia abierta, sólo se para cada participante. Lo primero que destaca es que, a
informó a los participantes de las características de la ta- pesar de que todos los participantes fueron expuestos a

Figura 3. Número de elecciones en las carreras izquierda y derecha en cada participante en el primer experimento. En los participantes
M1 y M2 se muestran además cinco sesiones adicionales bajo contingencias cerradas (Ribes & Sánchez, 1992).

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154 Ribes-Iñesta

las mismas variables y valores, cada uno mostró un desem- elecciones entre las dos carreras, obtuvieron un número
peño diferente. Este dato prueba que bajo contingencias promedio de puntos semejante en ambas opciones por
abiertas se miden las tendencias de cada individuo, al sesión y por fase.
eliminar demandas específicas de ajuste a las circunstan- La Figura 5 muestra la frecuencia de elecciones de
cias presentes. Una prueba adicional de este hecho es cada carrera de los participantes F3 y M3 en la replicación
que los participantes M1 y M2, a los que se expuso a intrasesión realizada un año después. Como puede ob-
cinco sesiones adicionales bajo contingencias cerradas, servarse, cada participante mostró un desempeño dife-
mostraron ejecuciones similares bajo dichas condiciones. rente bajo las mismas condiciones. En la Figura 6 se
Se podría argumentar que las diferencias individuales ob- muestran las funciones de covarianza entre el número de
servadas bajo contingencias abiertas pudieron deber- puntos acumulados y la frecuencia de cambios izquier-
se a que cada participante obtuvo diferentes ganancias, y da-derecha, y derecha-izquierda, para F3 y M3 en los
a que la proporción de elecciones de cada carrera pudie- dos estudios realizados con una separación de un año.
ra ser un efecto de la proporción de puntos obtenidas en Las funciones se obtuvieron mediante un análisis de re-
cada una. Sin embargo, como lo muestra la Figura 4, di- gresión polinómica de 9 grados de libertad. Las funcio-
cha suposición es incorrecta, pues todos los participan- nes observadas en cada participante son muy semejantes,
tes, independientemente de cómo distribuyeron sus mostrando una consistencia poco esperada en el número

Figura 4. Número medio de puntos obtenidos por respuestas en cada carrera para cada participante en el primer experimento
(Ribes & Sánchez, 1992).

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Personalidad y estilos interactivos 155

Figura 5. Número de elecciones en las carreras izquierda y derecha para los participantes F3 y M3 en el segundo experimento, un
año después (Ribes & Sánchez, 1992).

de cambios entre carreras dado el número de puntos acu- en contraste con los criterios dicotómicos tradicionales
mulados. Si se elimina la cola inicial en F3 en los cam- de evaluar la personalidad, cada participante mostró un
bios de la carrera derecha a la izquierda, los perfiles de perfil idiosincrásico de riesgo, identificado a través de
interacción de ambos participantes son iguales en los dos una función paramétricamente determinada. No hay in-
estudios, a pesar del largo periodo transcurrido. dividuos que se arriesguen e individuos conservadores.
¿Qué conclusiones pueden obtenerse de los dos estu- Cada individuo tiene un perfil de riesgo diferencial de-
dios de este experimento inicial? En primer lugar, se cons- pendiendo de las circunstancias –en este caso, las ganan-
tató que, en condiciones paramétricamente idénticas, cada cias acumuladas—, de modo tal que el estilo interactivo
participante respondió de manera idiosioncrásica, tanto de riesgo se identifica como una función no lineal, repe-
en lo que corresponde al porcentaje de carreras izquier- tible en tiempos distintos.
da y derecha elegidas, como al número de cambios de En un segundo experimento (Ribes, Contreras,
una carrera a otra antes de apostar. Esto confirma los Martínez, Doval & Viladrich, 2005), se replicó el estudio
hallazgos previos de Harzem (1985) de que al eliminar anterior sobre tendencia al riesgo, empleando dos tareas
los requerimientos específicos de respuesta y, por consi- distintas para evaluar, además, la consistencia entre si-
guiente, abrir las contigencias en una situación determi- tuaciones funcionalmente equivalentes. Participaron vo-
nada, los individuos interactúan con la situación con base luntariamente cuatro estudiantes de licenciatura de
en sus tendencias biográficas. En segundo lugar, se ro- psicología, dos de cada sexo. Se emplearon dos tareas
busteció este hallazgo al encontrar que cuando se cerra- experimentales: una, apostar en las carreras de caballos,
ron las contingencias en la situación, se eliminaron las ya descrita, y otra, invertir en dos bolsas de valores, con
diferencias individuales en el desempeño, y los partici- las mismas características que las carreras de caballos, es
pantes se ajustaron a las proporciones relativas de ga- decir, una bolsa con historia de cada una de las acciones,
nancias en cada carrera. Finalmente, lo más importante y otra bolsa sin información de dicha historia. Primero,
es que se identificaron perfiles individuales consistentes se expuso a los participantes a la tarea de las carreras de
en momentos distintos, en la forma de covariaciones en- caballos, y cuatro meses después, se les expuso por se-
tre el número de cambios entre carrera y el número de gunda vez a la misma tarea y a la tarea de invertir en la
puntos acumulados. El riesgo puede definirse como la bolsa de valores. Por razones de espacio sólo se presen-
tendencia a responder en la opción más incierta respecto tan los datos relativos a las regresiones polinómicas, pero
de una opción relativamente constante. En este caso, y tal como ocurrió en el Experimento 1, también se obser-

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Figura 6. Perfiles individuales para los participantes F3 y M3 (Ribes & Sánchez, 1992), que muestran las covariaciones de cambios
de carrera en cada lado en función del número de puntos acumulados.

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Personalidad y estilos interactivos 157

Figura 7. Perfiles individuales para cada participante en el estudio de Ribes et al. (2005), que muestran las covariaciones de
cambios de carrera en cada lado en función del número de puntos acumulados en dos experimentos y con dos tareas distintas.

varon diferencias individuales en las ejecuciones en tiem- cipantes muestran semejanzas notables, en tiempos y en
po real en los dos momentos y las dos tareas, la variabili- tareas distintas. Algunas diferencias no son significativas,
dad se redujo cuando se cerraron las contingencias como la cola en la segunda exposición a la carrera de
instruyendo a los participantes para que obtuvieran un caballos en M1, las pequeñas U invertidas en FI en la
determinado número de puntos para poder recibir un primera exposición a la carrera de caballos, y una cola
CD musical, y las distribuciones de puntos por carrera no en la exposición a la bolsa de valores en M2. Estos datos
correspondieron a las distribuciones de elecciones. La dan apoyo a la observación de consistencias individuales
Figura 7 describe los resultados de este experimento. Las en cada sujeto, no sólo en medidas repetidas con un in-
regresiones polinómicas de 8 grados de los cuatro parti- tervalo en una misma tarea, sino entre medidas simultá-

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neas en dos tareas distintas, pero con la misma estructura y el tiempo para solucionar cada ensayo fue de 50 s en
contingencial. ambas secciones. En la contingencia abierta, se podía
Se realizó un tercer experimento explorando la posi- obtener un máximo de 1 600 puntos en la opción decre-
bilidad de encontrar consistencias individuales en una ciente, y 640 puntos en la constante, y se indicaba a los
situación de persistencia de logro (McClelland, 1961). La participantes que no importaba cuántos puntos ganaran,
Figura 8 describe la tarea empleada. Se presentaba una que lo importante era que disfrutaran el juego. En la con-
pantalla de computadora dividida en dos secciones. En tingencia cerrada, se informaba a los participantes que
cada sección, se presentaba una plantilla vacía en la que debían obtener un mínimo de 1 200 puntos para ganar
se tenían que colocar 40 figuras, consistentes en cuatro un CD musical al fin del experimento, y que debían in-
formas distintas de diferentes tamaños, en orden crecien- tentar ganar la mayor cantidad de puntos. El experimen-
te. En el lado izquierdo, el tiempo para realizar la tarea to se repitió un mes después con los mismos participantes.
disminuía a lo largo de las fases, mientras que en el lado En la contingencia abierta, cada participante mostró un
derecho el tiempo se mantenía constante. Las figuras te- número diferente de elecciones en cada sección, mien-
nían que colocarse con el ratón de la computadora de tras que en la contingencia cerrada todos los participan-
izquierda a derecha, y encajaban cuando eran correctas tes eligieron responder prácticamente en la sección
y eran rechazadas cuando eran incorrectas, con un soni- izquierda, originalmente con tiempos decrecientes. La
do diferencial para cada caso. Cuando se completaba una Figura 9 describe las regresiones polinómicas de 8 gra-
de las hileras de una sección, sólo se podía seguir colo- dos. Se muestra la frecuencia relativa de respuestas en
cando piezas en esa sección. En la pantalla además se ambas opciones como una función del tiempo disponi-
mostraba el número de ensayo, los puntos ganados en ble para realizar la tarea. Cada participante mostró un
cada colocación, y el número de puntos acumulados. perfil propio semejante en los dos experimentos, a la vez
Durante las primeras ocho sesiones, bajo contingencias que se observaron diferencias entre los perfiles de cada
abiertas, los participantes podían escoger entre los ensa- participante. Estos resultados confirman la posibilidad de
yos con tiempo constante (70 s) o tiempos decrecientes identificar consistencias individuales en tiempos distin-
(70, 60, 50 y 40 s), que no eran suficientes para llenar la tos en otras situaciones, en este caso la persistencia de
plantilla. En la últimas cuatro sesiones se cerraron las logro, la que, por su naturaleza funcional, impone límites
contingencias mediante un cambio en las instrucciones, al grado de apertura de las contingencias implicadas.

Figura 8. Se muestra la pantalla de la computadora para la tarea de persistencia de logro.

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Personalidad y estilos interactivos

Figura 9. Perfiles individuales para cada participante en el estudio de Ribes y Contreras (2006), que muestran las covariaciones entre los porcentajes de elección
en cada sección de la tarea como función del requerimiento temporal en cada sesión.

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160 Ribes-Iñesta

COMENTARIOS FINALES Diccionario de la Real Academia Española (vigésimo segunda


edición) (2001). Madrid.
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interactivos que distinguen, idiosincrásicamente, a todas Gardner, R.W., Holzman, P.S., Klein, G.S., Linton, H.B., &
y cada una de las personas. Se ha subrayado, igualmen- Spence, D.P. (1959). Cognitive control: A study of individual
te, que el concepto de estilo no hace referencia a episo- consistencies in cognitive behavior. Psychological Issues, Part
IV, 1-185. Nueva York: International Universities Press.
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medida, el concepto de estilo interactivo no puede utilizar- tion. Nueva York: International Universities Press.
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lidad es puramente descriptiva y predictiva. Es descriptiva ences and personality. Journal of the Experimental Analysis of
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predictiva en tanto un estilo constituye una tendencia, the diagnosis of psychopathic inferiors. Journal of Consult-
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lidad de plantear taxonomías de la personalidad, dado el Rinehart and Winston.
carácter idiosincrásico de los estilos, y se ha propuesto, Klein, G.S. (1958). Cognitive control and motivation. En G.
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como opción, una taxonomía, tentativa y modificable,
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de situaciones definidas contingencialmente. Se ha pre- McClelland, D.C. (1961). The achieving society. Princeton, Nueva
sentado una metodología de interacción en tiempo real Jersey: Van Nostrand.
para evaluar los estilos interactivos en diversas situacio- Mead, G.H. (1934). Mind, self and society. Chicago: The Univer-
nes-tipo, y se ha demostrado la factibilidad de identificar sity of Chicago Press.
Merleau-Ponty, M. (1953). La structure du comportement (3a.
consistencias individuales entre tareas y en tiempos dis-
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tintos cuando se diseñan preparaciones experimentales Mischel, A. (1980). Personalidad y evaluación. México: Trillas.
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angewandten Psychiatrie, Bd. II, Berlín. Trabajo invitado

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PSICOLOGÍA CONDUCTUAL
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DIRECTOR

La revista PSICOLOGÍA CONDUCTUAL, aparecida en el año 1993, es el medio de expresión científica


de la Asociación Psicológica Iberoamericana de Clínica y Salud (APICSA) y publica artículos que traten
sobre temas de psicología clínica y/o psicología de la salud desde una posición conductual o cognitivo-
conductual. Actualmente se encuentra indizada en las siguientes bases de datos:

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