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CAMBIOS SOCIALCULTURALES

1LOS CAMBIOS SOCIALCULTURALES.

Elias Gamaliel Soto Gómez.

Universidad Lux.

27 de junio de 2020

Elias Gamaliel Soto Gómez, Facultad de derecho y finanzas, Universidad Lux

La correspondencia relacionada con esta investigación debe ser dirigida a Elias Gamaliel Soto

Gómez, Universidad Lux, Venustiano Carranza No. 614 Norte. Entre Isaac Garza y Jerónimo

Treviño Col. Centro Monterrey N.L.


Cambio sociocultural

Existen diferentes términos y conceptos para hacer referencia al cambio en las


dinámicas políticas, sociales y culturales. Contra esta visión lineal de la historia, la
teoría crítica influenciada por Max Weber y otras visiones más postmodernistas
han apostado por términos que hacen referencia más al cambio que a la evolución.
En general, y sobre todo en psicología, existe poco consenso en el uso de términos
en referencia a cambios a nivel macrosocial. Aunque existe investigación
psicológica que explicita haber sido llevada a cabo en muy distintos contextos de
cambios sociales y culturales, la terminología, incluso en la literatura referida a un
mismo cambio, es manifiestamente heterogénea.

Mayormente, las temáticas que despiertan opiniones muy dispares entre diferentes
sectores ideológicos son tratadas de manera “acontextual” en la literatura
psicológica a diferencia de otras ciencias sociales. En este trabajo nos referiremos
al cambio sociocultural, para referirnos tanto a cambios sociales y políticos como
culturales. Aunque puede resultar evidente que ambos procesos están relacionados
entre sí, el cambio social es comúnmente utilizado para referirse a las
transformaciones más rápidas provocadas por cambios políticos o económicos,
mientras que el cambio cultural a menudo se refiere a un proceso más lento que
implica la transformación de la percepción de propia cultura por sus integrantes,
así como de sus significados.

Bienestar psicosocial
El bienestar psicosocial es un concepto que es aplicable tanto al nivel individual
como al colectivo. En este respecto, es importante diferenciar entre dos conceptos
superpuestos:
El bienestar emocional o psicológico, definido en la literatura psicológica del
impacto de diferentes cambios socioculturales, en términos de salud mental
(niveles de depresión y ansiedad, incidencia y prevalencia de comorbilidad
psiquiátrica, admisiones a unidades psiquiátricas hospitalarias, consultas externas
de salud mental, tasas de suicidio, etc.); y también, más recientemente, en cuanto a
medidas subjetivas de bienestar, tales como percepción de salud física, disfrute e
interés en la vida, actitudes positivas, autoestima, etc.

La relación entre los cambios socioculturales y el bienestar psicosocial


Hay un creciente interés en la medición del bienestar humano y su relación con los
cambios socioculturales (CSC), tales como los procesos de globalización (Okasha,
2005), las crisis económicas (Goldman-Mellor, Saxton, y Catalano, 2010;
Karanikolos et al., 2013), las nuevas tecnologías de comunicación (Gross, Juvonen,
y Gable, 2002), los cambios políticos Impacto del cambio sociocultural en ... 43
rápidos (Pinquart y Silbereisen, 2004), la polarización política (Lozada, 2008), etc.
Aunque la investigación frente a la influencia de los cambios socioculturales en el
bienestar psicosocial individual ha sido un tema importante en la investigación
psicológica, se ha llevado a cabo bajo enfoques metodológicos muy heterogéneos
y, de manera más o menos explícita, bajo diferentes ideologías. Es decir, las
características cognitivas relacionadas principalmente con nuestro sentido de
control sobre la vida, median la percepción del impacto de los cambios
socioculturales en el bienestar psicosocial, y estas interrelaciones deben ser
analizadas utilizando un paradigma ecológico que nos permita estudiar la
estructura de estas interrelaciones a diferentes niveles.

Aspectos transculturales

Aunque hay algunas investigaciones que han mostrado interacciones


interculturales estables entre mediadores como el locus de control y el bienestar
subjetivo , un reciente meta-análisis organizado sobre el continuo colectivista-
individualista, nos señala que estas relaciones están circunscritas a elementos
culturales cambiantes en diferentes regiones y para diferentes personas . Sobre esta
base, y teniendo en cuenta que estas investigaciones se han llevado a cabo
mayormente en contextos organizacionales utilizando enfoques exclusivamente
cuantitativos, se puede dar por hecho que la relación entre las variables que hemos
señalado como mediadoras o moderadoras y el bienestar psicosocial dependerá del
contexto y la cultura, y por lo tanto, pueden abordarse mejor mediante la
combinación de enfoques ideográficos y nomotéticos.

Aspectos subjetivos de la percepción de los cambios socioculturales

La medida de estos se ha realizado de manera objetiva o subjetiva, preguntando


por la percepción de la medida de población afectada y la velocidad, como en el
caso de Kim. Otra consideración subjetiva, ya citada, es la coincidencia ideológica
con el cambio. Un buen ejemplo es el trabajo realizado por Lozada en relación al
impacto psicosocial de la polarización política en Venezuela desde la teoría de las
representaciones sociales.

Diferencias en la comprensión de los cambios socioculturales

Es evidente que las personas tienen diferentes grados de conocimiento sobre la


actualidad política, cómo esta afecta a su vida y muy diferentes formas de
explicación de la relación de esos dos fenómenos. La introducción en la Encuesta
Mundial de Valores de las dimensiones tradicional-secular y supervivencia-
autoexpresión suponen un paso adelante en la comprensión de como diferentes
personas, viviendo en diferentes sistemas culturales y políticos, entienden el
cambio sociocultural.

Si bien podemos imaginar que la ya citada Encuesta Mundial de Valores, la


Encuesta Social Europea o la multitud de incipientes proyectos internacionales
para la medición del bienestar, serían los escenarios lógicos para satisfacer las
hipótesis vertidas en este artículo, es posible que una aproximación cuantitativa
basada en pocas variables pueda enmascarar el proceso complejo por el que una
persona, afectada por las consecuencias de un cambio sociocultural, va
transformando sus conductas y representaciones sociales.

Para los sociólogos, explicar el cambio sociocultural siempre ha sido una tarea
muy compleja.

¿Cómo los sociólogos explican el orden social?


Existen, entre los sociólogos, desacuerdos profundos sobre su concepción del
orden social. Algunos consideran que el orden social se reproduce por consenso
entre los actores, pero que este consenso es involuntario porque es estructural.
Otros piensan también que el orden social se reproduce por consenso entre actores,
pero que este consenso es voluntario, intencional. Sus estrategias están reguladas
por reglas del juego social, que cada actor tiene interés en aceptar, y que son
garantizadas por una instancia considerada como legítima, que puede imponer a
cada uno, por la fuerza, el respecto de la ley.
Pero, muchos sociólogos pensaron que el orden social no se reproduce por
consenso, sino por dominación de algunos actores sobre el conjunto de la sociedad.
Otros comparten esta idea que el orden social descansa sobre la dominación, pero
ven su reproducción como el resultado de la institucionalización de las relaciones
de fuerzas entre actores colectivos organizados, que entran en conflictos entre
ellos, y que tienen interés en instituir sus relaciones conflictivas para no ser
desbordados por ellas. Los compromisos instituidos, que los actores establecen
entre ellos, están garantizados por un árbitro, el Estado.

¿Cómo los sociólogos explican el cambio social?

Estas innovaciones pueden venir de actores internos, pero, en general, vienen del
exterior de la colectividad. Si pensamos que el orden social resulta de un contrato
entre actores que persiguen cada uno su interés individual, el cambio social se
explica por la variación de las relaciones de fuerza entre los actores en búsqueda de
la maximización de sus intereses. El cambio de las relaciones de fuerza se traduce
en reformas progresivas de las leyes, que el Estado impone a los actores y
garantiza. Si vemos el orden como producto de una dominación de la clase
dominante y de la alienación de la clase dominada, el cambio se producirá más
bien por rupturas, por revoluciones.
Cuando esto ocurre, el modo de producción vigente entra en crisis, lo que produce
una situación revolucionaria. Esta situación permite tomar el control del Estado,
reemplazar del viejo modo de producción por uno nuevo, por una nueva manera de
organizar les relaciones sociales de producción. Es esta contradicción entre fuerzas
productivas y relaciones sociales de producción que permite explicar las luchas de
clases y las revoluciones. Y, finalmente, si el orden está concebido como el
producto de una institucionalización de las relaciones conflictuales entre grandes
actores colectivos, el cambio se producirá justamente por estos conflictos.
Esta institucionalización, en efecto, obliga la clase dirigente y las elites políticas , a
tomar en consideración las reivindicaciones de los movimientos sociales de la clase
dominada , es decir de preocuparse del interés general. Esta conflictividad
instituida crea una dinámica creativa que favorece las innovaciones culturales,
técnicas, económicas y políticas.

II. Hacia una nueva concepción del cambio social.


Las concepciones del orden y del movimiento que acabamos de explicitar siguen
siendo muy actuales: la mayoría de los sociólogos de hoy siguen encerrados en esta
matriz de pensamiento. Sin embargo, a muchos de nosotros, estos paradigmas nos
parecen, ahora, demasiado estrechamente ligados a la historia de los grandes
actores de las sociedades industriales: el Estado nacional, la burguesía liberal, el
partido revolucionario y el movimiento obrero .

Las siete contradicciones vitales de la vida colectiva

Si nos limitamos a considerar las sociedades industriales capitalistas actuales – las


que forman parte de lo que llamamos el “Occidente”, incluyendo las partes del
mundo en vía de occidentalización”, podemos ver que la vida colectiva, en un
mundo “sin fronteras”, obliga a sus actores a resolver, de una u otra manera, siete
contradicciones vitales.

Contradicción entre su necesaria participación en la carrera tecnológica y la


protección de su medio ambiente. Cada colectividad tiene que participar en la
carrera para la innovación tecnológica, lo que las obliga a adoptar el mismo
modelo tecnológico que las otras y, si es posible, a contribuir con su aporte a la
gran corriente innovadora.

2. Contradicción entre la producción y el reparto de la riqueza. Cada colectividad


tiene que producir más riquezas que las que consumen, lo que las obliga a
organizar un modelo económico que produce plus-valía y, por lo tanto, a disponer
(dentro y/o fuera de su espacio territorial) de una clase productora que genera, por
su trabajo, más valor económico que lo que cuesta (es decir sus remuneraciones).
Pero, al mismo tiempo, no pueden dejar crecer las desigualdades sociales y tienen
que repartir una parte suficiente de su plus-valía económica para mejorar las
condiciones de vida de su población.
3. Contradicción entre su necesaria participación en los intercambios económicos
internacionales y el control de sus recursos nacionales. Ninguna colectividad puede
replegarse sobre sí misma, todas tienen que participar con sus bienes y servicios en
el mercado mundializado y conseguir así las divisas que necesitan para satisfacer
las necesidades de su población. Pero, al mismo tiempo, no pueden, en estos
intercambios, perder el control de sus recursos nacionales (y, si ya lo perdieron,
tienen que recuperarlo).

4. Contradicción entre la necesidad de tener un Estado fuerte y las exigencias de la


democracia política. Pero, también, este gobierno tiene que respetar las exigencias
de la democracia política: tiene que rendir cuentas a sus ciudadanos, tiene que ser
controlado y criticado por unas fuerzas políticas de oposición y, de ser necesario,
debe ser reemplazado por otro gobierno.
5. Contradicción entre la necesidad de una coexistencia pacífica y las exigencias de
la democracia social. Cada colectividad necesita, para asegurar a sus miembros una
vida pacífica, instituir dispositivos de negociación y de compromisos que permiten
una gestión regulada de los intereses divergentes.
6. Contradicción entre la necesidad de integrar a sus miembros y la exigencia de
respetar el derecho que cada uno de ellos de realizarse como persona. Cada
colectividad tiene que exigir de todos sus miembros (nuevas generaciones,
inmigrantes) que se socialicen y que se integren en ella, cumpliendo los roles
sociales útiles para el “buen” funcionamiento de sus organizaciones (familias,
escuelas, iglesias, empresas, administraciones…) Pero, a su vez, el respecto de las
libertades individuales exige que cada persona tenga el derecho de disponer
libremente de su existencia, de tener autonomía y de tomar iniciativas.
7. Contradicción entre la generalización del modelo cultural del individuo-sujeto-
actor y el respeto de las culturas y de las identidades de las minorías. Este modelo
cultural tiende a generalizarse porque los actores lo imponen, cada uno en función
de las exigencias de los problemas que tiene que resolver en sus campos
relacionales respectivos.
III. Análisis del cambio sociocultural en las sociedades occidentales
contemporáneas.
Referencias.

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Guy Bajoit. (2010). EL CAMBIO SOCIOCULTURAL. 20020, de UNAM Sitio web:


http://conceptos.sociales.unam.mx/conceptos_final/486trabajo.pdf

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