Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Las dos
teorías que explican que la vida llegó
a la Tierra desde el espacio
Compartir
Un estudio recién publicado expone que cuando algunos meteoritos se estrellaron contra la
Tierra transportaban azúcar extraterrestre.
Para evitar que los seguidores del escritor de ciencia ficción Ray Bradbury se vengan arriba,
conviene aclarar que los autores de la investigación, entre los que se cuentan dos sesudos científicos
de la NASA, no han encontrado un saco de azúcar de mesa, sino trazas de azúcares, como ribosa, en
muestras de polvo obtenidas de dos meteoritos.
En total, 11 partes por mil millones (ppmm) en el meteorito NWA 801 y 180 ppmm en el
Murchison.
Qué revela sobre el origen de la vida el hallazgo de azúcar en meteoritos
El ARN es una biomolécula presente en todos los organismos conocidos, y la ribosa es uno de sus
componentes fundamentales. El ARN es responsable de copiar la información genética almacenada
en el ADN y de entregar esos datos a las estructuras celulares responsables de producir las proteínas
que los organismos necesitan para vivir.
Esta es la primera vez que estos azúcares bioesenciales se han detectado en meteoritos.
Saltar las recomendacionesQuizás también te interese
Qué dice el mensaje que el astrónomo Carl Sagan les envió a los extraterrestres (y
por qué se armó un escándalo por su diseño)
Cómo fue el ensayo con la primera bomba atómica hace 75 años (y cómo cambió el
mundo)
Fin de las recomendaciones.
En otros fragmentos de cuerpos celestes se hallaron anteriormente algunos componentes básicos
importantes de la vida, como aminoácidos y nucleótidos (componentes del ADN y ARN), pero
nunca azúcares.
Hasta ahora.
El hallazgo llega 10 años después de que una página la NASA anunciara que la glicina, uno de los
20 aminoácidos que forman las proteínas y, por tanto, un ingrediente clave para la vida, había sido
detectada en muestras de polvo recogidas por la sonda espacial Stardust cuando se acercó a tan solo
236 km del núcleo del cometa Wild 2.
Las muestras de polvo de la cola llegaron encapsuladas a la Tierra en enero de 2006, culminando así
el viaje de más de 5.000 millones de kilómetros.
El cráter bajo el Golfo de México que esconde las claves sobre el origen de la vida
Las hipótesis más aceptadas por la comunidad científica asumen que la vida surgió en la Tierra a
partir de materia inorgánica terrestre en algún momento entre hace 4.500 millones de años (MA),
cuando se dieron las condiciones para que el vapor de agua pudiera condensarse por primera vez, y
2.700 MA, cuando la proporción entre algunos isótopos estables de carbono, hierro y azufre induce a
pensar en un origen biogénico de los minerales y sedimentos de esa época.
Este habría tenido lugar durante los últimos 13.700 MA de evolución del universo tras la explosión
primigenia del Big Bang.
Qué es LUCA, el antepasado que dio origen a toda la vida en la Tierra (y por qué
quizás lo estamos buscando en el lugar equivocado)
La palabra panspermia, de origen griego, significa "semillas por todas partes". Los partidarios de
esta hipótesis sugieren que las "semillas" de la vida están diseminadas por todo el universo y que
fueron "sembradas" en nuestro planeta.
No es mi propósito hacer una revisión de los diferentes modelos en que se ramifica -a veces
disparatadamente, con sus ingenieros extraterrestres y todo- el cuerpo doctrinal panspérmico.
Los interesados encontrarán cumplida respuesta a su curiosidad tecleando en el buscador "polvo
de estrellas".
Image captionEl físico y biólogo británico Francis Crick (1916-2004), Premio Nobel de Medicina
(junto con James Watson) en 1962 por el descubrimiento de la estructura del ADN, uno de los
impulsores de la teoría de la panspermia.
Un clarificador resumen del origen de la llamada "panspermia dirigida", tal y como fue formulada
por el Premio Nobel Francis Crick en 1971, puede encontrarse en el libro de Javier
Sampedro Deconstruyendo a Darwin (Crítica, 2007).
Para lo que aquí nos ocupa, en relación con los recientes hallazgos, interesa distinguir entre las dos
variantes principales en que puede ser escindida la panspermia: celular y molecular.
La hipótesis de la panspermia celular sostiene un origen de la vida terrestre a partir de
microorganismos extremófilos. Estos se habrían formado en algún lugar del universo para llegar
hasta la Tierra viajando como polizones en algún asteroide o cometa que hubiera impactado sobre su
superficie.
Los partidarios de la panspermia molecular también defienden que la vida terrestre surgió gracias a
una lluvia de materiales procedente de asteroides y cometas que se precipitó sobre la Tierra
primitiva. Esto trajo consigo moléculas orgánicas relativamente complejas, pero sin alcanzar el
sofisticado nivel celular.
Quienes sostienen esta segunda hipótesis la apoyan en el hecho de que los componentes orgánicos
son comunes en el espacio, especialmente en el sistema solar exterior, donde las sustancias volátiles
no se evaporan por calentamiento.
Además, el telescopio espacial Spitzer detectó la década pasada una estrella, la HH46-IR, que se está
formando en un proceso similar al Sol, en cuyo halo material hay una gran variedad de moléculas
que incluyen compuestos de cianuro, hidrocarburos e hidróxido de carbono.
Los hallazgos del Spitzer parecen apoyar el origen de la vida a partir de hidrocarburos aromáticos
policíclicos, como sostiene la hipótesis PAH World, propuesta por Simon Nicholas Platts en 2005,
que hasta ahora no ha sido probada.
Aunque ninguna de las dos variantes de la panspermia resuelve el problema del origen de la vida,
sino que despeja al graderío del universo la enigmática pelota que se juega sobre la Tierra, son los
científicos partidarios de la panspermia molecular los que ven reforzadas sus posiciones gracias
al hallazgo de la Stardust y del estudio que acaba de publicarse.
En cualquier caso, y por quitarle hierro al asunto, si quiere divertirse leyendo modelos alternativos
desde un punto de vista excéntrico, pero bien fundamentado, no deje de leer el libro Los orígenes de
la vida (Cambridge University Press, 1999), del físico, matemático y divulgador inglés Freeman J.
Dyson. Les encantará, seguro.
*Manuel Peinado Lorca es Catedrático de Universidad. Departamento de Ciencias de la Vida e
Investigador del Instituto Franklin de Estudios Norteamericanos, Universidad de Alcalá.
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation y es reproducido aquí bajo la
licencia Creative Commons.