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Había una vez una mujer llamada Halimah, que vivía en un pueblo en Singapur, un país

(Ciudad-estado) que esta hacia la parte insular de Asia. Como todos los domigos va a pasear,
después de ojear el cielo comprueba que es un día soleado mientras come una baya. El parque
está maravilloso, se puso a hojear su libro favorito, se oía el cantar del agua del lago cercano.
El gobernador había decidido alagar todo el parque, pero aún vallas que evitaban el paso.
Halimah está haciendo su tesis doctoral, que se basaba en investigar si habían declarado todos
sus bienes y no lo gravarán con algunas multas, por la vasta finca que tenía en las afueras del
pueblo. Al día siguiente tenía bastante fiebre, había cogido el bacilo de la gripe, su marido no
vaciló ni un momento en llamar a un médico.

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