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Los imaginarios sociales y su influencia en las

representaciones

Noción y acción de los estudiantes del Colegio de Historia frente a las crisis
sanitarias

Rodríguez Ubaldo, Lesli Azucena,


Vicente Martínez, Francisco Javier

28/06/20

1
Introducción:

La investigación que se pretende realizar tiene como objetivo el análisis de las


representaciones sociales de determinado grupo de estudiantes, del Colegio de
Historia de La Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, con la intención de
estudiar los elementos que componen su interpretación del momento presente.
Esta propuesta nace en el marco de la emergencia sanitaria que asola a la
humanidad actualmente, con el fin de proponer una enseñanza de la historia
encaminada a potenciar los imaginarios sociales de carácter instituyente, mismos
que orientan, estimulan, obstruyen o determinan las actitudes de los ciudadanos,
cómo trataremos de hacer explícito, en situaciones de crisis análogas,
especialmente.

Los conceptos clave que iremos esclareciendo, de la mano de pensadores de


considerable altura intelectual, en el segundo apartado consagrado al desarrollo
serán: imaginarios sociales, representaciones sociales y memoria 1. El primero fue
forjado en la década de los 60 del siglo pasado por el filósofo, sociólogo,
economista y psicoanalista greco-francés, Cornelius Castoradis, y el tercero por
por el psicólogo social rumano, Serge Moscovici igualmente en la segunda mitad
del siglo XX. En lo que respecta a la memoria pretendemos hacer uso de lo que la
historiografía ha venido estudiando como tal, especialmente la segunda
generación de la escuela de los annales, estudios inscritos en la misma
temporalidad que los otros dos. Que no hayamos indagado equitativamente sobre
el concepto de memoria y su génesis no es gratuito, sino que el imaginario social
(y en consecuencia, las representaciones) de cierta forma contiene ya implícito en
su corpus de elementos constituyentes la memoria tanto colectiva e individual. Es
justo advertir que también se hará mención a lo largo de este marco conceptual de
eslabones, o conceptos secundarios que merecen toda consideración y no pueden
omitirse por los matices que le aportan a los tres conceptos ckace antes
mencionados. Como ejemplo podemos adelantar que trataremos con lo simbólico,

1
Por tratarse de conceptos volátiles, intangibles y de objeto cambiante es de obviarse que la multidisciplina
caracterizará investigación..

2
lo político, la subjetividad, el sentido común, la ciencia, la sociedad y su
organización, la ideología, etcétera.

Una vez los conceptos estén suficientemente desarrollados y posicionados dentro


de una discusión pertinente pasaremos a realizar una síntesis de ellos, en un
tercer apartado, haciendo énfasis en lo que tomaremos como herramienta de
construcción de conocimiento propuesta por determinado autor o corriente de
pensamiento, así también mostraremos una postura guiada por los fines últimos
hacia donde se encamina nuestro trabajo.

Desarrollo:

Puesto que los conceptos que se pretenden utilizar como herramienta de análisis
discursivo son erigidos en otras disciplinas de conocimiento, se ha optado por
hacer un estudio de los autores que los forjaron, siendo así que pasaremos a
exponer lo que de sus ideas nos parece más útil. Es importante aclarar que no se
tratará de un seguimiento historiográfico del uso de los términos, ni pretendemos
haber agotado toda la obra existente, más bien hicimos énfasis en algunas de sus
posibles aplicaciones según nuestro interés, también expondremos algunos de sus
usos en otros estudios culturales, desde otras perspectivas analíticas.

Los imaginarios sociales: según Cornelius Castoradis los imaginarios sociales


constituyen esquemas interpretativos de la realidad socialmente legitimados que
derivan en manifestaciones materiales en tanto discursos, símbolos, actitudes,
valoraciones afectivas, conocimientos, etcétera. Son históricamente elaborados y
modificables, funcionan como matrices para la cohesión e identidad social, son
difundidos fundamentalmente a través de la escuela, los medios de comunicación
y demás instituciones sociales2.

Los imaginarios presentan diferentes niveles de concreción: unos son radicales en


tanto origen y raíz de algo, otros son instituyentes toda vez que se constituyen en

2
Castoriadis, C. La institución imaginaria de la sociedad (vol. 2: El imaginario social y la
institución). Barcelona: Tusquets, 1989, pp. 322-340.

3
motores de la institución de lo social, y otros son instituidos, pues devienen del
reconocimiento y posicionamiento social 3.

Con las anteriores citas podemos ir haciéndonos una idea de la complejidad del
asunto pues en términos generales, es desde los imaginarios de donde proviene
toda realidad, entendida como constructo individual y social. Daniel Cabrera
apunta que los imaginarios vendrían siendo aquéllos estructurantes por los que es
posible la construcción de la sociedad: saberes, ideas, propaganda
gubernamental, memoria colectiva, religión, valores y creencias 4.

Un imaginario se constituye a partir de los discursos y prácticas sociales que


circulan en una sociedad. Produce efectos en los sujetos y su vida. Determina
prácticas individuales y sociales y está en constante cambio y movimiento; son
esquemas socialmente construidos que permiten percibir, explicar, intervenir en lo
que se considera como realidad; formas específicas en base a las cuales se
desenvuelven las conciencias individuales5.

Lo anterior refiere a creaciones humanas, así podemos concluir que el imaginario


social, no obstante su intangibilidad y volatilidad en la noción está inmerso en un
contexto histórico, económico, social, cultural, como señala Castoradis, y en este
punto hemos de adelantar que fue por esta característica que consideramos
utilizarlo como concepto central para nuestro trabajo, ya que es nuestra intención
detectar elementos que refieran y caractericen el tipo de imaginario implícito en el
discurso de los sujetos de estudio considerados.

Es importante señalar, también que los imaginarios en tanto repertorios, cuerpos


de saberes y conocimiento, paradigmas culturales, universos simbólicos son un
elemento heurístico de una sociedad en la producción de sus creencias e
imágenes colectivas. El papel de la comunicación es relevante, igualmente, por
3
Castoriadis, C. (1983). La institución imaginaria de la sociedad (vol.1: Marxismo y teoría revolu-
cionaria). Barcelona: Tusquets, 1983, pág. 327.
4
Daniel Cabrera, Imaginario social, comunicación e identidad colectiva en Red Iberoamericana de
investigación en Imaginarios y Representaciones, 01 Junio 2004, consultado 15 Junio 2020,
https://imaginariosyrepresentaciones.com/miembros/daniel-h-cabrera/
5
Francesca Randazzo, los imaginarios sociales como herramienta; volatilidad en la noción. Universidad de
Santiago de Compostela, 02 12 2012, consultado 18 Junio 2020, http://hdl.handle.net/20.500.12209/11190.

4
ser el lenguaje el vehículo para el intercambio de nociones entre el sujeto y la
sociedad influidos el uno de la otra y viceversa.

Los imaginarios sociales como categoría de análisis tienen un amplio desarrollo.


Han generado, y aún generan, debates y controversias; las objeciones derivan de
la persistencia de la tradición empírico racionalista. Como es de suponerse, el
símbolo, la imaginación, lo imaginario han sido rechazados como fuentes de
conocimiento. Sin embargo, en los últimos años, han sido amplias, y
rigurosamente elaboradas, distintas discusiones teóricas que estudian la realidad
social realzando la necesidad de implementar enfoques y metodologías distintas
que permitan una aproximación más pertinente que dé cuenta de su complejidad.
A este respecto el sociólogo francés Michael Maffesoli advierte que la realidad
social es imposible de comprender, capturar o medir en su totalidad y asegura que
es necesario aproximarse a ella desde una multiplicidad de intervenciones
(económicas, políticas, culturales y cotidianas6.

Existe el peligro de caer en confusiones y asociar los imaginarios sociales a la


imaginación, por eso es necesario hacer las siguientes aclaraciones: la
imaginación es una facultad básicamente individual, una actividad mental que se
expresa a través de imágenes, las cuales manifiestan contenidos de conciencia
partiendo de una realidad social para imitarla o recrearla. Por su parte el
imaginario no es una facultad humana. Constituye más bien una gramática, un
esquema referencial que hace posible interpretar la realidad. Es construido
intersubjetivamente e históricamente determinado. La imaginación es
representativa, el imaginario interpretativo. El imaginario es una codificación que
elaboran las sociedades para nombrar una realidad; se constituye como elemento
principal de la cultura que ordena y expresa la memoria colectiva, misma que es
mediada por valoraciones ideológicas, auto representaciones e imágenes
identitarias7.

6
Michel Maffesolí. El conocimiento ordinario. Compendio de sociología. México, Fondo de Cultura
Económica, pág. 52.
7
G. Ugas. La educada ignorancia: Un modo de ser del pensamiento. Caracas, TAPECS, 2007, pág. 50.

5
Ángel Carretero explica cómo los imaginarios han sido asumidos desde diversas
perspectivas; alude a Durand y su enfoque antropológico, al mismo Castoradis
desde el psicoanálisis, a Ledrot desde la mitología, a Balandier y la sociología, al
citado Maffesolí desde la filosofía, entre otros8.

Durand específica las bases antropológicas del imaginario. Defiende la


imaginación de las objeciones como la desvalorización ontológica de la imagen.
Según el habría que revisar las narraciones folklóricas, los mitos, las leyendas
populares y demás formas discursivas. Ya que en sí mismos sin esquemas
interpretativos derivados de imágenes arquetípicas que se proyectan desde el
inconsciente colectivo: fuente de sentidos y significados de lo que significa ser
humanos9.

A su vez Jacques Le Goff, historiador de las ideas y de las mentalidades, abogó


por una historia de las representaciones que reconociera lo simbólico en las
realidades estudiadas para así confrontar las representaciones con la realidad
que representan10. En su postura epistemológica define el objeto y método de
aquello que propone: los imaginarios tienen materia tangible en los documentos y
monumentos erigidos por las sociedades, mismos que pueden ser objeto de
análisis en tanto evidencia empírica. Son históricamente reconocibles y
constituyen una fuente para la comprensión de los esquemas interpretativos de los
grupos sociales. El historiador recurre a distintas fuentes como el mito, lo literario,
la escultura, y otras tantas prácticas sociales humanas que rebelan un simbolismo
y un sentido que se puede descifrar históricamente dando clave sobre distintos
aspectos de la vida cotidiana que bajo otros métodos sería difícil captar 11.

Para concluir el apartado dedicado a los imaginarios sociales volvernos a


Castoradis porque ha servido de base para casi todos los estudios que se han

8
Angel Carretero. Imaginarios sociales y crítica ideológica. Una perspectiva para la comprensión de la
legitimación del orden social en Núcleo de Investigación de Estudios y Crítica Cultural de América
Latina y el Caribe. Consultado 23 Junio 2020 http://cervantesvirtual.com/.
9
Gilbert, Durand. Las estructuras antropológicas del imaginario. México, Fondo de Cultura Económica, 2005,
pág. 43.
10
En el siguiente apartado referiremos lo que entendemos por representaciones.
11
Jacques LeGoff. Pensar la historia. Barcelona, Altaya, 1995.

6
desarrollado con esta categoría. En su texto La institución imaginaria de la
sociedad plantea que lo dado en lo histórico-social está indefectiblemente ligado a
lo simbólico. Asegura también que los actos individuales y colectivos no pueden
tener existencia fuera de una red simbólica, “lo imaginario de que hablo es
creación incesante y especialmente indeterminada (histórico-social-psíquica) de
figuras, formas, imágenes. Lo que llamamos realidad y racionalidad son obras de
ello”12.

Las representaciones sociales: Moscovici es el que propone por primera vez


este concepto, en la década de los 60, desde el punto de vista de la psicología,
como quedó anticipado en la introducción. No obstante tal concepto ha sido de
gran utilidad a otras disciplinas sociales sirviendo como marco referencial alusivo
al carácter representacional del conocimiento y eso es un indicador de su
evolución y actualidad. Nosotros optamos por este concepto valorándolo como
una herramienta útil para el análisis del sentido común y de lo cotidiano, nos
servirá para dar una explicación en el estudio de la construcción de la realidad
implícita en el discurso de nuestros sujetos de investigación.

En palabras del propio Moscovici, la representación social es una modalidad


particular del conocimiento, cuya función es la elaboración de los
comportamientos, y la comunicación entre los individuos. Es un corpus organizado
de conocimientos y una de las actividades psíquicas gracias a las cuales los seres
humanos hacen inteligible la realidad física y social, se integran en un grupo o en
una relación cotidiana de intercambios y liberan los poderes de su imaginación 13,
de tal forma que implican una transformación o construcción, porque, en el
proceso de formación de las representaciones, los sujetos interpretan una
realidad, por consiguiente cualquier acto interpretativo estará siempre mediado por
aspectos socio-culturales como los valores, la religión, las necesidades, los roles
sociales, etcétera. A su vez toda representación está asociada al lenguaje y a las
prácticas culturales; no pertenecen sólo a la subjetividad sino que están el mundo
humano conocido.
12
Cornelius Castoriadis. La institución imaginaria de la sociedad. Buenos Aires, Tusquest, 2007, pág. 13.
13
Serge Moscovici. El psicoanálisis, su imagen y su público. Buenos Aires,Huemul, 1961, pp. 17, 18.

7
La información, las circulación de ideas, los procesos educativos, las
comunicaciones interpersonales, los medios de comunicación van moldeando y
conformando nuestros modos de pensar y actuar. En el ámbito de la educación el
modo en que las representaciones sociales intervienen en las prácticas educativas
constituye un objeto pertinente para la investigación. Y es que participan en la
formación de conocimientos escolares ya que el aprendizaje y la enseñanza no
son independientes del complejo marco social en el que se llevan a cabo. Los
procesos de comprensión y aprendizaje no son un asunto meramente
cognoscitivo, debido a que los factores sociales ejercen gran influencia sobre qué
significa enseñar y aprender.

La representación social corresponde a un acto de pensamiento mediante el cual


el sujeto se relaciona con un objeto, y, por medio diversos mecanismos, ese objeto
es sustituido por un símbolo. El objeto queda entonces representado
simbólicamente en la mente del sujeto14.

La función de las representaciones es establecer un orden que permita a los


individuos orientarse en un mundo material y social para dominarlo. También
permiten la comunicación entre los miembros de una comunidad al proveerlos de
un código que propicia el intercambio cultural que también sirve para nombrar y
clasificar aspectos de su mundo y de su historia. Como construcciones sociales
que son se crean y se recrean en el curso del tiempo.

Jodelet refiere las representaciones como entidades operativas para el


entendimiento, la comunicación y el actuar cotidiano; como conjuntos
estructurados o imprecisos de nociones, creencias, imágenes, metáforas, y
actitudes con que los actores definen las situaciones y llevan a cabo sus planes de
acción15. Son producidas por la experiencia en la vida cotidiana, por sentido
común. Muchas veces se elaboran en situaciones que afectan a las personas
como las enfermedades.
14
Maru Isabela Leon. Representaciones sociales: actitudes, creencias, comunicación y
creencia social. En Psicología Social, Buenos Aires, Prentice Hall, 2002.
15
Denise Jodelet. La representación social: fenómeno, concepto y teoría. En Serge
Moscovici (compilador). Psicología social II. España, Paidos, 1984.

8
A decir de Maru Isabela León Canelón las representaciones sociales cumplen
diferentes funciones: hacen convencionales los objetos, las personas y los eventos
que se encuentran en la vida cotidiana: otorgan formas, localizan en categorías,
establecen modelos, convierten realidades extrañas en realidades familiares.
Propician comunicación entre las personas, mismas que comparten o divergen en
sus puntos de vista acerca de ciertas cuestiones. Promueven el pensamiento
colectivo y la reflexividad de grupos dando lugar a la identidad social. Justifican
decisiones y conductas que se dan en las interacciones sociales 16.

La psicóloga Maria Auxiliadora Banch también ha trabajado está temática y define


las representaciones como formas de reconstrucción mental de la realidad. En su
elaboración de esta idea considera que son una forma de conocimiento, de
sentido común que caracteriza a las sociedades modernas bombardeadas de
manera constante por la información que los medios de comunicación divulgan.
Siguen una lógica propia que es diferente, pero no inferior a la lógica científica y
encuentran su expresión en el lenguaje usual propio de cada grupo social 17.

Darío Paez hace una caracterización de las representaciones de acuerdo a las


funciones que cumplen como forma de pensamiento y define las siguientes
características: privilegian, seleccionan, y retienen algunos hechos relevantes;
crean categorías simples naturalizado y objetivando conceptos; construyen un mini
modelo o teoría implícita explicativa del entorno; emprenden un proceso de
reconstrucción y reproducción de la realidad otorgándole un sentido, procurando
una guía operacional para la vida social y la resolución de problemas y conflictos 18.

Volviendo a Moscovici, las representaciones sociales nacen determinadas por las


condiciones en que son pensadas y constituidas, teniendo como principal factor el

16
Angie Materán. Las representaciones sociales: un referente teórico para la investigación educativa
Geoenseñanza, vol. 13, núm. 2, Universidad de los Andes, julio-diciembre consultado 22 Junio 2020, San
Cristóbal Venezuela, 2008, pp. 243-248.
17
María Auxiliadora Banch. "Efectos del contacto con la cultura francesa sobre la representación
social del venezolano” En: Interamerican Journal of Psvchology. 1982, Vol. 2, pp. 111-120.
18
Darío Paez, Características, funciones y proceso de formación de las representaciones sociales, en:
Darío Páez y colaboradores: Pensamiento, individuo y sociedad. Cognición y
representación social. Madrid, Fundamentos, 1987, pp. 297-317.

9
hecho de surgir en medio de crisis y de conflictos, en condiciones de emergencia,
de dispersión de la información. Esto precisamente es algo que será considerado
en nuestra investigación al momento de realizar las entrevistas.

Estos “universos de opinión” pueden ser analizados con fines didácticos y


empíricos en tres dimensiones: a) la información: es la organización de los
conocimientos que posee un grupo acerca de un acontecimiento, hecho o
fenómeno de naturaleza social. Conocimientos que muestran particularidades en
cuanto a cantidad y calidad de los mismo, b) dimensión o concepto: organización
de los conocimientos que posee un grupo respecto a un objeto. Esto conduce
necesariamente a la riqueza de datos o explicaciones que sobre la realidad se
forman los individuos en sus relaciones cotidianas, c) el campo de representación:
expresa la organización del contenido de la representación en forma jerarquizada
permitiendo visualizar el carácter del contenido y las propiedades cualitativas o
imaginativas, d) actitud: orientación favorable o desfavorable en relación con el
objeto de la representación social; implicación comportamental y de motivación 19.

Memoria histórica: este término será de utilidad a la investigación en cuanto que


forma parte constitutiva de los imaginarios y por ende, de las representaciones.
Tuvimos la intención de incorporarlo al contexto conceptual ya que es de
suponerse que nuestros sujetos de estudio al momento de responder la entrevista
harán uso de elementos contenidos en su memoria para relatar experiencias
personales o la transmisión de experiencias ajenas que le han sido dispuestas en
relación a las crisis de salud.

La memoria es un concepto que ha sido de gran utilidad en la construcción de


discursos históricos al menos en las últimas décadas, un concepto que se ha
encargado de rescatar las experiencias individuales y colectivas para la
construcción de la identidad social. Este concepto que ha sido utilizado por la
sociología, la historia lo retoma para la construcción de la historia desde una
perspectiva distinta a como lo venía haciendo tradicionalmente.

19
Serge Moscovici, Op. Cit. pág. 49.

10
Hay que recordar que la memoria ha sido concebida como una necesidad de la
sociedad por traer el presente aquellos recuerdos “honorables” para evitar ser
olvidados y sirvan como recordatorios de las acciones buenas que han hecho
personajes honorables con grandes hazañas y que nos dejan cierto aprendizaje.
Por esto mismo, la cultura de la memoria ha formado parte de la sociedad como
una actitud que ayuda a evitar el olvido. La memoria es una herramienta y un
concepto que ha servido a la historia contemporánea y que reivindica la historia de
aquellos que por mucho tiempo no han sido tomados en cuenta.

El concepto de la memoria nos remonta a las discusiones historiográficas


ocurridas en Francia a finales del siglo XIX y principios del XX pues la
historiografía francesa es la primera que considera pertinente darle a la historia un
enfoque social considerando la memoria como herramienta importante de la
historia. Dotar de tal sentido a la materia histórica permitiría nuevas formas
enunciación, nuevos métodos y sobre todo a nuevos conceptos.

La segunda generación de la escuela de los Annales, la llamada “Nueva Historia”,


que se dio en las décadas de los sesentas y ochentas del siglo XX, buscaba
retomar esas tradiciones que se encontraban en las memorias de la vida cotidiana
de los pequeños grupos sociales desarrollando algo que se denomina
antropología histórica. Se abandono un poco el enfoque económico social de las
primeras generaciones de los Annales para pasar a una historia socio-cultural; se
abrió paso a la multidisciplinariedad uniendo conocimientos y herramientas
metodológicas con otras ciencias sociales.

En la obra “Lieux de mémoire” de Pierre Nora, encontramos una discusión


interesante sobre la objetividad, las formas de escribir la historia, la vuelta del
sujeto y lo político, el estudio de las representaciones y sobre todo la innovación
en historiar el presente y la memoria. Presenta una propuesta historiográfica
novedosa respecto a estos dos objetos. Esta obra será considerada para discutir
el concepto. La obra Les lieux de mémoire (Los lugares de la memoria) está

11
dividida en tres apartados: La République, La Nation y Les Frances. Trata de
explicar ampliamente la escencia de la nación francesa 20

A su vez, Maurice Halbwachs, estudió a fondo la memoria colectiva haciendo


grandes contribuciones a la sociología con la definición de este concepto. Para
Halbwachs, la memoria era un concepto que debía ser utilizado en estudios que
se dedicaran a analizar grupos sociales de diferentes entornos y espacios; para
comprender una memoria específica habría que tomarse en cuenta el espacio
(tangible e intangible) en que esta se desarrolla. De ahí se deriva que la memoria
colectiva va a presentarse de distintas formas dependiendo del grupo a quien se
estudie y las condiciones en las que éste se encuentre.

También es importante retomar de Halbwachs su atención a lo que consideran


importante los miembros de un grupo social para ser conservado en la memoria.
Hace una importante distinción entre la memoria y la historia y la transición de
una hacia la otra. Las memorias colectivas coexisten sobreponiéndose entre sí 21.

La postura de Sisinio Pérez es la de la correlación de la historia y la memoria una


en función de la otra. Sin embargo hay que entender la diferencia entre ambas.
Entiéndase la memoria para Sisinio Pérez, como esa selección de hechos
históricos de determinados grupos sociales que sustentan a identidad social de los
miembros del grupo, a nivel simbólico la memoria en el marco social son aquellas
representaciones de la realidad sin abarcarla toda. Las memorias en “plural” y
memorias en “singular” son realidades que se conjuntan en una sociedad. Sisinio
también hace referencia sobre los juegos de poder de la historia y la memoria, y
sobre todo su consideración por las instituciones que organizan la reconstrucción
del pasado.

La memoria es aquella que se encarga de legitimar y cohesionar a un grupo


social, con relatos que pretenden dotar de identidad al grupo social que las

20
Nora Pierre, Les lieux de mémoire, t. 1, Les France, 2a éd., París, Gallimard, 1998.
21
Maurice Halbwachs. Memoria colectiva y memoria histórica, REIS: Revista Española de Investigaciones
Sociológicas, ISSN 0210-5233, Nº 69, 1995, págs. 209-222

12
reproduce, justifica y en la mayoría de los casos glorifica hechos que conforman y
representan al grupo social22.

Cierre: queda expuesto y detallado así lo que hasta el momento se ha conseguido


abstraer de acuerdo a la temática elegida. Ha sido un camino complicado que nos
ha ido conduciendo de una disciplina de conocimiento a otra, y de este a aquel
autor, como quedó explicitado al momento de definir uno a uno los conceptos
considerados dentro de nuestro contexto. Una vez contemplado el panorama que
ofrecemos el lector estará de acuerdo con nosotros en que los imaginarios
sociales, las representaciones y la memoria son tres dimensiones del mundo
social y humano fuertemente articuladas, que pese a sus particularidades es difícil
analizar la una sin considerar la otra. Como un magma en las construcciones
sociales e individuales se funden estas tres dimensiones.

Los tres conceptos se sitúan en un contexto temporal cercano: la segunda mitad


del siglo XX y por lo que se puede dejar entrever a través de los postulados
teóricos de los pensadores abordados, responden a una modalidad de
conocimiento no necesariamente anclado al esquema cientificista. Más bien
consideran al conocimiento científico como un tipo de conocimiento entre tantos
otros que integran el universo cognitivo del ser humano. Nosotros como
estudiantes de humanidades participamos de tales ideas y horizontes
epistemológicos, de ahí que, como se aclaró al principio, la interdisciplina
acompañe nuestro estudio en todo momento.

Confiamos en que una investigación tejida en tales conceptos sería de gran


utilidad para realizar un estudio de actualidad e importancia como consideramos
que es el del análisis de las representaciones sociales construidas por un
determinado número de estudiantes del colegio de historia en marco de la crisis
generada por el problema de salud actual. Al tratar a Castoradis y su contribución
al entendimiento de la composición de las instituciones fue que se nos ocurrió
echar un vistazo también a los imaginarios que configuran la visión de la Facultad
de Filosofía y Letras, en particular de la directiva del colegio de historia, acerca de
22
Juan Sisinio Pérez, Memoria histórica, en Debates Cientificos, Editorial Catarata CSIC, Madrid, 2010.

13
la formación de los estudiantes. Dado que, como se vino aclarando en el
desarrollo de los conceptos, las representaciones definen la actitud vital de los
sujetos tenemos la inquietud de indagar si la formación que se está
implementando en esta escuela es lo suficientemente eficaz en la preparación de
un estudiante constantemente expuesto a situaciones de emergencia de análoga
envergadura.

Por último diremos que, según nuestra visión, estudiar las representaciones de
algunos colegas podría arrojar datos muy valiosos que nos den materia de
reflexión acerca de un tipo de enseñanza que se está promoviendo, también de
sus alcances efectivos, así como pensar en una forma de historia que contribuya a
una formación más completa que no sólo se defina por los contenidos asimilados
por los estudiantes sino que redunde en actitudes ciudadanas más afianzadas y
firmes frente a situaciones de emergencia como la presente. Dependiendo de lo
que se detecte en las entrevistas puede ser que propongamos la incorporación de
temáticas que expliquen las crisis sanitarias en el curso de la historia.

14
Bibliografía:

Angel Carretero. Imaginarios sociales y crítica ideológica. Una perspectiva para


la comprensión de la legitimación del orden social en Núcleo de Investigación de
Estudios y Crítica Cultural de América Latina y el Caribe. Consultado 23 Junio
2020 http://cervantesvirtual.com/.

Angie Materán. Las representaciones sociales: un referente teórico para la


investigación educativa, Geoenseñanza, vol. 13, núm. 2, Universidad de los
Andes, julio-diciembre consultado 22 Junio 2020, San Cristóbal Venezuela, 2008,
pp. 243-248.

Darío Paez, Características, funciones y proceso de formación de las


representaciones sociales, en: Darío Páez y colaboradores: Pensamiento,
individuo y sociedad. Cognición y representación social. Madrid, Fundamentos,
1987, pp. 297-317.

Castoriadis, C. (1983). La institución imaginaria de la sociedad (vol.1: Marxismo y


teoría revolucionaria). Barcelona: Tusquets, 1983, pág. 327.

Castoriadis, C. La institución imaginaria de la sociedad (vol. 2: El imaginario


social y la institución). Barcelona: Tusquets, 1989, pp. 322-340.

Daniel Cabrera, Imaginario social, comunicación e identidad colectiva en Red


Iberoamericana de investigación en Imaginarios y Representaciones, 01 Junio
2004, consultado 15 Junio 2020,
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Denise Jodelet. La representación social: fenómeno, concepto y teoría. En Serge


Moscovici (compilador). Psicología social II. España, Paidos, 1984.

Francesca Randazzo, Los imaginarios sociales como herramienta; volatilidad en


la noción. Universidad de Santiago de Compostela, 02 12 2012, consultado 18
Junio 2020, http://hdl.handle.net/20.500.12209/11190.

15
G. Ugas. La educada ignorancia: Un modo de ser del pensamiento. Caracas,
TAPECS, 2007, pág. 50

Gilbert, Durand. Las estructuras antropológicas del imaginario. México, Fondo de


Cultura Económica, 2005, pág. 43.

Jacques LeGoff. Pensar la historia. Barcelona, Altaya, 1995.

Juan Sisinio Pérez, Memoria histórica, en Debates Cientificos, Editorial Catarata


CSIC, Madrid, 2010.

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representación social del venezolano En: Interamerican Journal of Psvchology.
1982, Vol. 2, pp. 111-120.

Maru Isabela León. Representaciones sociales: actitudes, creencias,


comunicación y creencia social. En Psicología Social, Buenos Aires, Prentice Hall,
2002.

Maurice Halbwachs. Memoria colectiva y memoria histórica, REIS: Revista


Española de Investigaciones Sociológicas, ISSN 0210-5233, Nº 69, 1995, págs.
209-222.

Michel Maffesolí. El conocimiento ordinario. Compendio de sociología. México,


Fondo de Cultura Económica, pág. 52.

Nora Pierre, Les lieux de mémoire, t. 1, Les France, 2a éd., París, Gallimard,
1998.

Serge Moscovici. El psicoanálisis, su imagen y su público. Buenos Aires,


Huemul, 1961, pp. 17, 18.

16
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