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El Conflicto de los Ancestros

La irresponsabilidad de los Altonatos les costó caro. El abuso de la magia fue


detectado, a través del Pozo de la Eternidad, por mentes demoníacas. Sargeras se
lanzó a buscar el origen de la magia empleada. Al descubrir el mundo de Azeroth y
ver que allí estaba la fuente de energía, surgió en él el ansia de poder del pozo,
decidiendo acabar con el mundo y reclamar las fuerzas del Pozo para sí mismo.

Sargeras se dirigió hacia Azeroth junto a su Legión Ardiente, formada por millones
de caóticos demonios provenientes de todos los confines del universo. Archimonde y
Mannoroth prepararon a sus guerreros y atacaron. Azshara, atraída por el poder
mágico de Sargeras, le abrió las puertas a su mundo y los Altonatos, corruptos por
la magia lo convirtieron en su dios. Para demostrar su fidelidad, Azshara y los
Altonatos abrieron un Portal Mágico en el Pozo de la Eternidad.

Cuando todo estuvo listo, Sargeras comenzó la carnicería sobre Azeroth. La Legión
Ardiente arrasó con los poblados de los Kaldorei. Los Eredar invocaron a los
Infernales: gigantes de roca negra y llamas verdes que alcanzaron las tierras de
Kalimdor como meteoros. Los demonios avanzaron sin excesivos problemas y los elfos
nocturnos, aunque defendieron su territorio, se vieron obligados a retroceder ante
la Legión.

Malfurion Tempestira escapó para ayudar a su gente. Su hermano gemelo, Illidan


Tempestira, a pesar de no ser un Altonato, aprendió a emplear la magia arcana.
Malfurion convenció a su hermano de que dejara sus prácticas de magia y ambos
escaparon junto a la sacerdotisa Tyrande Susurravientos. Ambos hermanos se
enamoraron de la bella sacerdotisa, pero Tyrande sólo correspondió a Malfurion.
Illidan se resintió por esto, pero el dolor de su corazón no tenía comparación
frente a su necesidad de magia. Illidan sufría la misma sed de magia que los
Altonatos y pensó que empleando las mismas energías mágicas contra la Legión,
podría derrotarla.

Illidan y sus seguidores formaron una secta de guerreros, conocidos como Cazadores
de Demonios. Los Cazadores se cegaban los ojos para poder ver con claridad las
auras demoníacas y para emplear todo su potencial mágico contra su enemigo sin ser
molestados por la realidad Física. Malfurion nunca perdonó a Illidan por
convertirse en Cazador de Demonios, pero a Illidan no le importaba, solo quería
impresionar a Tyrande.

Cenarius, que se comprometió a ayudar a los elfos, pidió ayuda a los dragones. En
poco tiempo Alexstrasza la Roja atacó a los demonios. Cenarius llamó a los
espíritus de los bosques, surgiendo los Ancestros y los Treants, hombres árbol.
Malfurion, Illidan y Tyrande realizaron un furioso contraataque. Illidan avanzaba a
través de los demonios mientras estos caían bajo su aura mágica, que dañaba todo lo
que tocaba; hasta que llegó a encararse a Azzinoth, capitán de los ejércitos de
demonios, y ambos se enfrentaron. Illidan derrotó a Azzinoth y tomó sus espadas
curvas como trofeo, espadas que con el tiempo acabarían siendo una extensión de sus
brazos.

Los aliados de los elfos nocturnos llegaron al Templo de Azshara y al Pozo de la


Eternidad. Malfurion sabía que la fuerza pura no erradicaría la presencia del
enemigo. Mientras la batalla se volvía más cruenta a cada segundo, Azshara esperaba
ansiosa la llegada de Sargeras. A medida que el señor de la Legión se acercaba,
Azshara mandaba a sus Altonatos al Pozo, para que agrandaran el portal. Mannoroth,
general de los ejércitos demoníacos guardaba la entrada al templo, Cenarius y los
espíritus del bosque se enfrentaron a él, permitiendo a Malfurion, Tyrande y sus
guerreros entrar en el templo.

Sin embargo, un terrible acontecimiento cambió los planes. El dragón negro,


Neltharión, se volvió loco durante el ataque de la Legión. Brotó de él su lado
oscuro y se rebautizó como Alamuerte (Deathwing). El dragón negro traicionó a sus
hermanos dragones abandonando la batalla. Avergonzados, los demás dragones tuvieron
que retirarse. Malfurion vio como se iban las esperanzas sin sus más grandes
aliados. Convencido de que el Pozo de la Eternidad era el nexo de unión entre el
mundo y los demonios, Malfurion decidió que había que destruirlo. Muchos elfos se
horrorizaron ante esto, ya que el pozo era el origen de su inmortalidad, no
obstante, Tyrande creyó en él y decidió atacar el palacio de Azshara y destruir el
Pozo para salvar Kalimdor.

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