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A) Frente interior, frente exterior: un mismo combate

La flexibilidad estratégica es la capacidad de la firma para adaptarse a las


evoluciones de su entorno, Io que supone, por parte de la empresa, un
esfuerzo permanente de vigilancia tecnológica, económica y social. No
obstante, la flexibilidad no basta: para ser competitivo, también es necesario
el rendimiento, tanto en lo que se refiere a precios como a calidad de los
productos y de los servicios.
La batalla no puede ganarse más que en los dos frentes a la vez; de lo
contrario, se pierde en ambos. En otras palabras, frente a los cambios del
entorno estratégico, el futuro de una empresa depende en gran medida de
sus fuerzas y debilidades internas.

- Del posicionamiento estratégico de la empresa respecto a los principales


actores de su entorno competitivo, especialmente en lo referente a su
portafolio de actividades.
Aquí, debemos hacer observar que el alcance de estas informaciones
estratégicas es relativo.

La reflexión sobre las estrategias posibles impone, una vez más, establecer
una perfecta distinción entre los objetivos estratégicos (mejorar el
posicionamiento competitivo, hacer evolucionar la relación de fuerza en un
sentido favorable) y los objetivos tácticos (sacar partido de los cambios
técnicos o socioeconómicos esperados), que no son otra cosa que medios
para alcanzar los objetivos de la estrategia.

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