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Sobre la “Súper-alma” de Emerson, la

fuente universal del ser


Neoplatonismo
El filósofo y poeta Ralph Waldo Emerson nos legó el concepto del "Over-soul", un
alma superior transpersonal a la cual le debemos el genio de los hombres y la belleza del
mundo.
Autor: Cadena Áurea
julio 23, 2016

Traducimos aquí un fragmento de uno de los ensayos más importantes en la historia de


la literatura norteamericana, The Over-soul de 1841 de Ralph Waldo Emerson, el poeta
de inspiración platónica que se dedicó a restaurar el alma en el mundo y a cantar su
moción, que atraviesa a los hombres, quienes son sólo vehículos de esta fuerza
verdaderamente culturizante, de esta energía de unidad que se despliega a través de la
diversidad de la creación natural y artística.

Traducimos el Over-soul de Emerson como “Súper-alma” reconociendo en ella visos


del Anima Mundi que los platónicos asociaban con Afrodita (la Celeste), esta esencia de
belleza y amor que era la naturaleza en su aspecto más diáfano y la cual podemos
describir como el Alma de todas las alma, el ser en el que los seres descansan y obtienen
su luz y poder (como un sol espiritual). Madama Blavatsky compara el “Over-soul” de
Emerson con el alaya-vijanana de los budistas, esto es el almacén de toda la conciencia,
el registro kármico de todas las vidas. Para Blavatsky esto es equivalente a un alma del
mundo; para los budistas, sin embargo, el alaya es relativo y sin existencia inherente,
destinado a desintegrarse siendo el último de los cinco skhandas o agregados, quizás
más relacionado a la mente inconsciente pero en su aspecto relativo, diferenciando de la
mente absoluta. Podemos ver en algunos aspectos de esta Súper-alma un avatar de la
idea del daimon de los antiguos griegos  –el famoso dios de Sócrates– que opera como
una moral superior, una conciencia que nos mantiene en regla y nos hace ajustar nuestra
voluntad a una voluntad universal. Si bien Emerson no inidvidualiza su Súper-alma y el
daimon estaba consagrado, como una estrella o un ángel guardián, a cada persona. El
psicólogo James Hillman en su libro The Soul’s Code sugiere que el daimon es aquello
que nos lleva como por un telos inmaterial hacia nuestra vocación, operando como un
imán celeste que nos hace recordar nuestra elección de vida. Y si es necesario hacernos
pasar estragos, el daimon no reparará en inflingirlos, en este sentido de la misma forma
que la Súper-alma de Emerson que opera como una fuerza reguladora que lleva al
hombre a un equilibrio desde el cual puede sintonizar y seguir a la voluntad universal en
su manifestación creativa.  

Primero Emerson en su ensayo argumenta que el hombre desconoce bien a bien su


origen, pero percibe que es parte de algo más grande que él: “El hombre es un río cuya
fuente está oculta. Nuestro ser desciende a nosotros de no sabemos donde”. Emerson
luego parece contestar esta duda ontológica:
El Crítico Supremo de los errores pasados y presentes, y el único profeta de aquello que
debe llegar a suceder, es esa gran naturaleza en la que descansamos como la tierra yace
en los suaves brazos de la atmósfera; esa Unidad, esa Súper-Alma dentro de la cual yace
el ser particular de cada hombre y a través de la cual se vuelve uno con todos los demás;
el corazón colectivo del cual toda conversación sincera es objeto de adoración, ante la
cual toda acción virtuosa es sumisión; esa realidad sobrecogedora que cuestiona
nuestros trucos y talentos y obliga a cada uno a ser tal como uno es y a hablar desde su
esencia y no desde su lengua y que tiende siempre cada vez más a volverse nuestro
pensamiento y acto y convertirse en sabiduría y virtud, poder y belleza. Vivimos en lo
sucesivo, en la división, en partes, en partículas. Mientras tanto, en el interior del
hombre está el alma de la totalidad; el silencio sabio; la belleza universal, con la cual
cada parte y partícula se relacionan por igual , el eterno UNO. Y este poder profundo en
el que existimos, y cuya beatitud está siempre disponible, no sólo es autosuficiente y
perfecto cada instante, sino que es el acto de ver y lo que es visto, el observador y el
espectáculo, el sujeto y el objeto, son uno. Vemos el mundo fragmento a fragmento,
como el sol, la luna, el animal, los tres; pero la totalidad, de la cual estas cosas son
luminosas partes, es el alma. Sólo a partir de la visión de esta Sabiduría se puede leer el
horóscopo de todas las edades, y al recurrir a nuestros mejores pensamientos, al
entregarnos al espíritu de profecía que es innato a todo ser humano, podemos saber lo
que dijo…

Agrega Emerson que esta alma es el terreno en el cual tenemos nuestra existencia:
“desde dentro o desde atrás de nosotros una luz brilla a través de nosotros hacia el
mundo y nos lleva a la conciencia de que no somos nada, pero la luz es todo. Un
hombre es la fachada de un templo en el que todo el bien y la sabiduría residen… Toda
reforma busca, de alguna manera, hacer que esta alma opere a través de nosotros; en
otras palabras que nos haga obedecerla”.

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