La actitud del profesor en el aula ante
los conflictos de valor
Jaume Trilla
RX
La accién del profesor ante las cuestiones socialmente
controvertidas 1 los conflictos entre valores son el micleo de este
articulo. Las posiciones de neutralidad y beligerancia por parte del
profesor plantean ano de los problemas pedagdgicos mas notables
de las tiltimas décadas. En este articulo se ofrecen algunos
elementos normativos para orientar Ia accién del profesor
‘«Denunciada una profesor que compara el aborto con el asesinaton; «E]
Gobierno andaluz considera ebirbara la forma de explicar el aborto en un cole-
ios; «Profesotes britinicos tachan de corruptot un nuewo manual de educacién
sexual»; «Maestra despedida por encargar a sus alumnos un trabajo sobre “Pa:
sionaria’»; «Alumnos de un instituto de Jaén acusan a sus profesoresde coac-
cionarles para que dejen la clase de ética y den religiéno; «La direccién del colegio
Cristo Rey, en Miranda (Burgos) ha dicho a sus alumnos de Formacién Profe-
sional que todos aquéllos que hayan secundado la huelga estudiantil en contra
de la guerra en el Golfo, tiene suspendidos los eximenes convocados para esas
mismas fechas»; «Expedientado un profesor que llevé a sus alumnos a una
sex-shopr.
Estos son titulares de noticias aparecidas en la prensa espatiola durante los
dos tres alunos afos. Se trata de conflictos que enfrentan distintos estamen-
tos de la comunidad escolar por cuestiones de carécter ideolégico, moral, reli-
‘ios0 0 politico. Los citados conflictos han trascendido los muros de la escuela
a través de los medios de comunicacién, pero sin duda son muchos més los que
suceden en las aulas los claustros de profesore, los consejos escolares o las tu
torias.
‘Todos estos casos plantean preguntas como las siguientes: ¢Hasta qué punto
¢s licto, legitimo, conveniente que los profesores intenten transmitir en la es-
) difieren quienes son partidarios de la despenalizacién
del aborto en ciertos supuestos y quienes son radicalmente contrarios ella, En
‘otras ocasiones, la controversia tampoco esté en aquellos valores generales con-
siderados aisladamente, sino en las consecuencias que se derivan de las diferen-
tes formas de jerarquizarlos. La paz, en principio, es un valor compartido por33
todos, pero no hay acuerdo en si este valor debe o no subordinarse a otros valo-
res que se consideraban superiores (el derecho internacional, la fidelid
las opciones politicas dicen trabajar a favor del bienestar social, peo discrepan
entre elas sobre si para logar e! ms elevado grado posible del mismo es prefei-
ble un mayor o un menor intervencionismo estatal. Por tanto, muchas vec
NEUTRALIDAD Y BELIGERANCIA
‘Ante los conflictos de valores o las cuestiones socialmente controvertidas,
el profesor, en términos muy generales, puede adoptar dos posiciones: la neu-
ttalidad y la beligerancia.
El diccionario Casares dice del rérmino siguiente: «Que no es)
2 Sin apartarnos
dsicamente de esta nocidn de diccionario, entenderemos que esume una postu-
12 de neutralidad «aquella instancia que, ante un conjunto de opciones existen-
es pero an obj devermlnal no «poy a una (signe) de elt pon
en
a postura contraria u opuesta@ la neutralidad la designamos aqui mediante
el mio lgeraci, qu x uno de us pose ntnimos unto x pat
dismo», «parcialidads, asectarismo», etendenciosidad», tc. En el contexto del
discurso pedagégico aparecen tambign como contrapuestos a eneutralided> con-
ceptos como «adoctrinamiento», «manipulacidne, «propaganda», eposlitismon,
ete. Dado que todos estos términos casi siempre vienen connotados peyorativa-
mente, hemos optado por elegr la palabra «beligerancia» que, en el lenguaje
cedcativo, estd menos viciada por el uso y resulta valorativamente mas aséptica
Asf pues, entenderemos qu ante un con-
de cexistete apoya @ una
encima de
“Hechas estas precsiones puede ya plantearse el problema pedagégico de fon-
do: pee —neutralidad o beligerancia— es la que debiera
ser por oF? Sobre este problema ha habido una muy larga,
profunda y, a veces, bastante estéril polémica teética. Por ejemplo, en contra
de la neutalidad y, por tanto, a favor dela beligerancia se han dicho, entre otras
cosas, las siguientes: que por mis que lo pretenda, el maestro nunca podré ser
neutral puesto que, de una u otra forma, manifiesta siempre su ideologta;
Ja escuela nance es neutral ya que estédeterminada por su context sociopol
0; que Ia existencia inevitable del currfclum oculto acaba con cu
tensiéa de neutralidad; que
famente neutral no es congruente consigo mismo; que aunque la neu!
fuese posible seria indeseable, pues el educador debe estar comprometido con
Ja transformacién social, et., etc.36
Pero también a favor de la neutralidad y, por tanto, en contra de la belige-
rancia se han levantado voces razonadas y respetables. Bien conocida es, por
ejemplo, la defensa del neutralismo de Ia escuela ante cuestiones religiosas y
politics que sostuvo en su momento la Institucién Libre de Ensefianza. O tam-
bién hay que citar, mds recientemente, la neutralidad procedimental defendida
por L. Stenhouse en el marco del famoso Humanities Curriculune Project.
En cualquier cas, a discusin teria sobre sila escuela y el profesor han
de actuar neutral beligerantemente podrfa ser inacabable; estérepleta de ma-
tices, de problemas conceptuales y terminolégicos, de consideraciones psicolé-
gicas, socioldgica,filoséficas, deontolégicas etc. Aunque aqu{ no nos es posible
entrar en ellas,s{ que hemos de ex i i
la més
no debe seguirs, sin embargo, una actitud pedagégica de indetermi-
nacin ode relativisma. Creemos que es posible clucidar algunos elementos nor-
rmativos para oriemtar la actuacién del profesor. Sin posiblidad aquf ni de
explicarlos ni de justificarlos convenientemente, a continuacién nos limitaremos
‘cir de foam ey moun se
fo s lo mismo, por ejemplo, plantease si el profesor o la escue ser
neutraes frente alos Derechos Humanos que frente a los programas de los dis-
tintos partidos politicos en unas elecciones; frente al racismo que frente ala
controversia sobre la fiesta de los toro
sostener pero con no mayor auto-
ridad que cualquier otro ciudadano. El profesor debe procutar, por tanto, que
stu beligerancia no quede conteminada a los ojos de sus alumnos de la autoridad
‘que su rol profesional le confiere frente a otros aspectos metodolégicos 0 a otro
sea, las bel-
gerancias encubiertas, coactivas, impositivas (adoctrinamiento, manipulacién,37
tc), y las neuralidades que son fruto de Ia inhibicién irresponsable o del sim-
ple pasotismo.
as que no
Estas la primers verdad que el profesor debe transit, poes su 0
sl ia qe nist puede aepada po todas Is pres den coit-
Esconder expresamente el caricter socialmente controvertido de un te-
ma es una forma de escamotear Ia realidad y, por tanto, una forma ilegitima
de beligerancia,
‘A partir de principios generales de este tip, en la obra antes citada hemos
propuesto un modelo bastante mas minucioso en el que se toman en considera
n los Factores intervinientes més importantes en las situaciones escolares, de
Jos que se derivan, coherentemente con una explicit formulacin teleol6gica,
algunos criterios de actuacién para el profesor ante las cuestiones socialmente
controvertidas.
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