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Guía Nº 2 c/1 de Apoyo para Filosofía electivo.

Conflictos y acción comunicativa

Nombre: Curso: 4º medio

COMPETENCIAS:

 Reflexionan acerca de los presupuestos de la teoría de la acción comunicativa.


 Conocen las distintas vertientes del conductismo
 Comprenden la justificación del conocimiento de los objetos en el mundo.

Entre los presupuestos universales de la acción comunicativa contamos los siguientes:


— los participantes se tienen mutuamente por capaces de responder de sus actos, es decir,
suponen que han superado el egocentrismo de la niñez y pueden distinguir entre la
intersubjetividad del lenguaje, la objetividad de la naturaleza externa, la subjetividad de la
naturaleza interna y la normatividad de la sociedad, y
_ los participantes se consideran mutuamente dispuestos al entendimiento, es decir, se suponen
mutuamente dispuestos a actuar sobre la base de un consenso acerca de las cuatro pretensiones
de validez inmanentes al habla (la de inteligibilidad de la emisiön o manifestaciön, la de verdad del
contenido proposicional afirmado o mencionado, la de rectitud de la emisiön por referencia a un
transfondo normativo reconocido, y la de veracidad del hablante en lo tocante a las intenciones
que expresa), o a llegar a ese consenso, es decir, a buscar un acuerdo.
El presupuesto general de la comunicación que representa esta mutua suposición de
disponibilidad al entendimiento no vale, naturalmente, para la acción estrategica, sino sólo para la
acción comunicativa. Por tanto, un hablante que este dispuesto a entenderse,
— elegirá las expresiones lingüisticas de suerte que el oyente entienda exactamente aquello que
quiere que entienda;
— formulará el contenido proposicional de suerte que refleje una experiencia o un hecho (y el
oyente pueda compartir el saber del hablante);
— manifestará sus intenciones de manera que la expresión lingüistica refleje lo que tiene in mente
(y el oyente pueda fiarse de el);
— ejecutará el acto de habla de suerte que cumpla las normas reconocidas o responda a
imágenes aceptadas de si mismo (y el oyente pueda asi concordar con el hablante).
La validez de la oraciön empleada depende de si está bien formada conforme a las reglas
gramaticales; la validez de la proposición (o de los supuestos de existencia de un contenido
proposicional) depende de si concuerda con la realidad (o concuerdan con la realidad; la validez
de la intención expresada depende de si coincide con aquello que el hablante tiene in mente, y la
validez de la acción de hablar (acto de habla) depende de si cumple el transfondo relevante de
normas reconocidas.
Cuando la inteligibilidad de una comunicación se quiebra, la perturbación de la comunicaciön
puede convertirse en tema en el plano de un discurso hermeneutico que versa sobre el
correspondiente sistema de lenguaje. En el uso cognitivo del lenguaje aceptamos la obligaciön de
fundamentar, que el acto de habla lleva aneja.

No es posible querer comunicar y a a vez querer expresarse de forma no inteligible o de un


modo que se preste a malentendidos: y en eso radica ese momento de «necesidad» que
recuerda a una necesidad transcendental. Pues bien la inteligibilidad es una pretensiön que
permite una satisfacciön gradual: una emisión o manifestación puede ser mas o menos inteligible,
pero tiene que ser inteligible en general, es decir, tiene que ser lo suficientemente inteligible como
para poder cumplir su finalidad comunicativa Se da la posibilidad de normar de diversas maneras
la inteligibilidad de las emisiones o manifestaciones, atendiendo al contexto funcional de que se
trate Eiemplo de ello son las normas de precisión y los requisitos de explicitación en el sistema de
la ciencia. Voy a comparar una serie de violaciones de la pretensiön de inteligibilidad, para
identificar las condiciones bajo las que se presenta algo asi como una distorsion sistema-tica de la
comunicación.
a)Un hablante intenta expresarse inteligiblemente en una lengua extrana que sölo domina a
medias, pero la tentativa fracasa. Sus emisiones resultan ininteligibles. Ahora bien, el hablante
podrá expresar inteligiblemente en su lengua materna aquello que quiere decir. En este caso no
hablo de comunicación sistemáticamente distorsionada, sino de incompetencia para dar realidad,
en las convenciones de una lengua extrana, a aquello que se quiere decir.
b) Un cientifico no se expresa con claridad suficiente no se atiene por eiemplo, a los requisitos de
exposición y a la terminologia de un discurso que viene regulado por un lenguaje especializado.
Sus colegas le acusan de ser ininteligible. Esto no significa que sus emisiones fácticas no sean
inteligibles, sino que chocan contra las normas de un nivel de intelieibilidad que todos tenian
derecho a esperar en el contexto, su-pongamos, de una reunión de especialistas. Tampoco en este
caso se trata de una comunicación distorsionada.
c) En una situación penosa uno de los participantes trata de expresarse de modo que se mantenga
un malentendido, que ha podido surgir de forma intencionada o de forma accidental, pero que
resulta apto para «quitar hierro» a la situación. O en una situacion que comunicativamente
empieza a presentar muy mal cariz y en la que todas las reacciones posibles resultarian igualmente
penosas, un hablante trata de expresarse ininteligiblemente, es decir, elige una forma suave de
ruptura de la comunicaciön o de echar una cortina de humo sobre el asunto para obviar un
conflicto que ya no hay modo de absorber y abordar de forma directa. En ninguno de los dos
casos se trata de una comunicaciön sistemäticamente distorsionada, sino más bien de la sus-
titucion de la accion consensual por un comportamiento estrategico.
d) Un hablante se expresa (en su lengua materna) de forma ininteligible o confusa, sin darse
cuenta de ello y sin pretenderlo. La anomalía de la forma de expresarse puede deberse a un uso
alógico o incluso paradojico del lenguaje; es decir, a que las comunicaciones verbales y las
comunicaciones extraverbales del hablante se contradicen; pero una forma extravagante de
expresarse puede tambien deberse a una utilización idiosincrasica de la semäntica o a violaciones
de la sintaxis de la lengua.
Otro tanto ocurre en lo concerniente a otras dos pretensiones de validez: la veracidad y la
rectitud. Una intención tiene que expresarse con veracidad, pues de otro modo la intención del
hablante no puede servir al fin que se supone, es decir, a entenderse. De nuevo, la «necesitacion»
transcendental se hace sentir en la circunstancia de que no se pueden querer ambas cosas a la
vez: darse uno a entender y no ser veraz en la manifestación de las propias intenciones.

Voy a distinguir entre grado de formalización con que queda normado un comportamiento y
grado de cumplimiento de una norma vigente por un determinado comportamiento. En nuestro
contexto solo nos interesa esta desviación respecto de las normas que por su parte ya no es
susceptible de ulterior normación. Consideremos los siguientes ejemplos:
a) Un hablante se comporta demasiado informalmente pasando por alto distancias sociales y
estableciendo una intimidad que estä leios de vemr al caso en una situación dada. Tal transgresión
de las normas nada tiene que ver con la comunicaciön distorsionada.
b) Un hablante puede hacer gala de un comportamiento infantil en una situacion fuertemente
formalizada, por ejemplo, en una recepción, ante un tribunal que lo está examinando, etc; ni estä
ni se siente a la altura de esa situación. O se comporta «como si la cosa no fuera con el», quiza
porque sencillamente ignora el contexto normativo Aqui no se trata de un comportamiento
desviante respecto de la norma, sino de lncompetencia, lo cual, asimismo, no tiene nada que ver
con una comunicación sistemáticamente distorsionada.
c) Cuando los participantes no estän de acuerdo sobre el transfondo normativo, cuando alter tiene
por correctas normas de acción que ego rechaza, o cuando alter no acepta la imagen que ego se
hace de si, no podemos seguir hablando de comportamiento desviante; estamos, más bien, ante
un conflicto. De ello se siguen efectos de distor-siön para la organizaciön interna del habla cuando
el conflicto queda reprimido y velado o sigue humeando bajo la tapadera de una acciön
aparentemente consensual. Tambien aqui se produce una escisiön de la comunicaciön que aün
habremos de estudiar con mäs detalle.

Las comunicaciones sistemäticamente distorsionadas son expresión de un potencial de conflicto


que no se puede reprimir por completo, pero que tampoco puede llegar a ser manifiesto . Por
una parte, la estructura de la comunicaciön queda, por asi decirlo, deformada bajo la violencia de
conflictos no resueltos, porque la base de validez del habla sufre menoscabo; por otra, esa
estructura deformada es a la vez la forma de estabilizaciön de un plexo de acciön, que ciertamente
lleva la carga de un potencial de conflicto, pero que en cierto modo tambien liga tal potencial. Se
trata, pues, de conflictos que ni afloran abiertamente, ni se resuelven consensualmente, sino que,
por asi decirlo, siguen humeando bajo la apariencia de acción consensual, con el consiguiente
efecto de distorsiön de la comunicaciön.
A esta descripción se acomodan conflictos de identidad que surgen de la consciente represiön de
peligros a que se ve expuesta la identidad de un grupo o de un yo. Una identidad sölo puede
asegurarse por relaciones interpersonales, coincide con el «reconocimiento» que encuentra, por
ejemplo, en el piano intercultural o en el piano del derecho internacional, o, cuando se trata de
relaciones interpersonales, del «reconocimiento» que encuentra entre amigos, miembros de la
familia, etc. Cuando tal identidad se ve amenazada por el decaimiento o ausencia de tal
reconocimiento, se la defiende a menudo en unos terminos para-döjicos. Por un lado, toda
defensa es un comportamiento estrategico; sölo puede optimizarse conforme a mäximas de
acciön racional con arreglo a fines. Por otro, lo que esa defensa pretende no cabe conse-guirlo
aqui estrategicamente, es decir, tratando de ganar la batalla o el juego mediante derrota del
adversario —pues, en ultima instancia, el reconocimiento no es algo que quepa arrancar a la
fuerza. Hablar de reconocimiento arrancado a la fuerza es en si mismo una contradicción. Por tal
via lo más que puedo arrancar del otro es un reconocimiento no autentico o aparente. Y, o bien
este se transforma en reconocimiento real, o se torna quebradizo, es decir, queda patente que los
signos de reconocimiento a que he obligado al otro no significaban por carte del otro ningün
reconocimiento en serio.
Habermas, Jürgen, „Teoría de la acción comunicativa“.
Actividades (4 pts c/u). Responda las siguientes preguntas. Recuerde que las respuestas son
individuales. Habilidades a evaluar: argumentación, reflexión y especulación filosófica; capacidad
de síntesis y comprensión lectora.

Actividades
1.- ¿Qué condiciones operan dentro de una acción comunicativa?
2.- ¿Cuál es el problema con el reconocimiento en términos de comunicación?
3.- ¿Cuándo podría hablarse de consenso y de conflicto?
4.- ¿La necesidad de comunicarse podría ser considerada algo „natural“? En caso de respuesta
positiva o negativa fundamente su punto de vista.
5.- ¿Qué consecuencias se seguirían si no hubiera comunicación alguna?

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