Está en la página 1de 11

UNIVERSIDAD LAICA VICENTE ROCAFUERTE DE GUAYAQUIL

FACULTAD DE ADMINISTRACIÓN

CARRERA DE CONTABILIDAD Y AUDITORÍA

ASIGNATURA: MARKETING ESTRATEGICO

ARTICULO ACADEMICO

AUTORES:
MARGARITA ALEXANDRA MACAS TENORIO
DAYANA ELIZABETH PEREZ GARCIA

PROF: MSC. JOSE MIGUEL PELAEZ

QUINTO SEMESTRE

2017- 2018
El origen de la Ética en los Negocios y la Responsabilidad Social de la
Empresa. Su objeto de estudio y acción

Resumen: El presente trabajo explora la concepción del hombre sobre la cual reposan
la Ética de la Empresa (EE) y la Responsabilidad Social de la Empresa (RSE). Según el
resultado de esta investigación, dicha noción es una concepción mixtificada del hombre
la cual puede funcionar como ideología en el sentido de Marx y Engels (1982). Así la
vocación humanística de la EE, la RSE, está confrontada a su carácter de útil de la
administración bajo la égida del modo de vida burgués.

Esta contradicción se expresa en la práctica que busca el ejercicio de la honestidad, la


justicia y la responsabilidad por parte de los líderes de las empresas privadas, frente a
los objetivos económicos, morales y sociales de éstas.

Así, por un lado, existe la aspiración universal y humanista (igualdad, fraternidad,


seguridad, justicia y respeto al hombre y su medio ambiente) de la empresa; y por el
otro, el primado del trabajo alienado capitalista. Esta contradicción fundamental origina
del problema moral de la empresa y los negocios de nuestra época, el cual aparece como
irresoluble dentro del contexto del modo de vida capitalista.

Palabras clave: Ética de la Empresa (EE), Responsabilidad Social Empresarial (RSE),


hombre, individuo, actor, trabajador del conocimiento, ideología.
INTRODUCCIÓN

La administración moderna ha dejado de ser un conjunto de útiles aplicados en la


privacidad de la empresa cuyo aprendizaje y práctica conciernen sólo al especialista. El
impacto económico, social y cultural de las empresas para el destino de la humanidad
suscita una de las preocupaciones mayores del hombre moderno (Bouilloud y Lecuyer
1994: 28).

Una triada es fundamental en la epistemología de las ciencias de la administración: 1) la


integración del conocimiento y el saber en un cuerpo teórico unificado; 2) la pertinencia
de las prácticas y su evolución; en fin 3) la enseñanza y aprendizaje de las dos
anteriores. Así la instrucción de la administración representa una de los aspectos
fundamentales tanto en la creación de especialistas como en la generación del
conocimiento nuevo2.

Un problema epistemológico mayor de las ciencias sociales es que la investigación


comienza ex post, es decir una vez que los fenómenos se han cristalizado en formas
posibles de ser estudiadas. Hubo que esperar que la Ética de la Empresa (EE)3y la
Responsabilidad Social de las Empresas (RSE) tomaran carta de naturalización en la
Administración para poder comprender su origen y pertinencia. La adopción de la EE y
la RSE por parte de las organizaciones conduce al estudio de los útiles de esa aplicación
así como al terreno de la ideología, la disciplina y el poder dentro de la empresa
(Cuevas 2005a; 2005b; 2006).

Existen dos ideas comúnmente aceptadas sobre la administración moral de la


organización. La primera establece que la EE y la RSE son un útil para mejor
administrar la empresa bajo una perspectiva humanista y de cuidado del medio
ambiente. La segunda, que, al ser un útil de la administración, la EE y la RSE deben
servir en la toma de decisiones morales y eficaces para las decisiones operacionales y
sobre todo las decisiones estratégicas (Hill y Jones 2000). Además, la EE y la RSE
deben integrarse a la estrategia de la empresa convirtiéndose de esta forma en guía para
la acción e imagen de la empresa.

No obstante, esas dos ideas centrales para la administración moral de la empresa, su


concepción del hombre se da por supuesta sin ser explicitada ni explicada. Por tal razón
es necesario preguntarse ¿sobre qué concepción del hombre y la sociedad reposan la EE
y la RSE? ¿Cuáles son los principales momentos del proceso para que esas nociones
tomen forma en el discurso de la administración moral de la empresa? El objetivo del
presente trabajo es responder a estas cuestiones.

Hablar de Ética Empresarial y Responsabilidad Social puede resultar relativamente fácil


cuando uno imagina que enfrentará un auditorio proclive a promover la generosidad y
altruismo de los empresarios por parte de quienes no lo son. Pero esta facilidad
desaparece y se troca en dificultad cuando se enfrentan interlocutores que son
empresarios y que, como tales, tienen que esforzarse por mantener negocios prósperos
en el mundo globalizado de hoy en día, dominado más que nunca por las leyes del
mercado.

La EE, el DS y la RSE tienen por origen común las transformaciones profundas de la


sociedad y la empresa ocurridas durante el último tercio de siglo pasado. La
degradación acelerada del medio ambiente y las crisis económicas; con ello el
desempleo y la miseria de la población. El derrumbe del socialismo, el establecimiento
del ejercicio de una nueva soberanía a nivel mundial (Hardt y Negri 2000), la Tercera
Revolución Industrial y el establecimiento de la sociedad en red (Castells 2001) o
sociedad del conocimiento (Drucker 2000) pueden citarse como los hechos más
notables.

Esos factores han puesto al capitalismo, la empresa y el ejercicio del poder capitalista en
un lugar hegemónico sin parangón alguno en su historia. Las instituciones
supranacionales Organización Mundial del Comercio (OMC), Fondo Monetario
Internacional (FMI), Banco Mundial (BM) y Organización de las Naciones Unidas
(ONU) junto con los Estados del capitalismo desarrollado y las empresas trasnacionales
constituyen ese tejido que hace posible el ejercicio del vio-poder (Hardy et Negra,
2000) de la sociedad disciplinaria usando la expresión de Foucault (1975).

En este sentido se podría decir que la EE y la RSE son un resultado de esas


transformaciones. Especialmente, la Tercera Revolución Industrial cambia de manera
radical el patrón de acumulación capitalista integrando la informática y las
comunicaciones en los procesos de producción y circulación del capital.

Es en esta revolución en la manera de producir, de cambiar y de consumir junto con la


consecuente mutación en la estructura y organización de las empresas, donde la EE y
RSE tienen su origen material (Cuevas 2006). Dicha transformación trae como
consecuencia la necesidad de administrar de una manera distinta a la empresa, pero
sobre todo al hombre.

Por otro lado, el poder creciente de las empresas a escala mundial, provoca efectos
importantes sobre la humanidad y el medio ambiente. Aunado a esto, la falta de un
control supranacional sobre las empresas (Persia 2003), los casos de corrupción y la
presión de las Organizaciones No Gubernamentales (ONG’s) son otros tantos factores
que impulsan el establecimiento de la EE, el DS y la RSE4.

No siendo yo una persona de negocios, tengo que asumir que cualquier


empresario típico pueda sentirse reticente a escuchar mi llamado a la ética y a
la consiguiente responsabilidad social con la simple argumentación de que
"qué puede saber ella de las exigencias y penurias diarias que padecemos los
hombres y mujeres de empresas frente, entre otros, a factores
macroeconómicos fuera de nuestro manejo; a exigencias, a veces desmedidas,
de nuestros trabajadores, casi nunca balanceadas con un incremento de su
productividad laboral; a elevados requerimientos ambientales y, por encima de
todo ello, al temor de ser desplazados del mercado por competidores que, en
buena o mala ley, logran producir a menores costos.

Admito de partida que lo dicho es verdad, pero agrego de inmediato que no es


"toda la verdad" y que para llegar a esta última hace falta reflexionar en
profundidad sobre el tema que nos convoca.

Los invito, en consecuencia, a caminar de la mano en una suerte de


exploración de las ideas y proposiciones que les someteré a continuación.
Por mi parte, procuraré aportar mi modesta experiencia en el campo de los
negocios, producto de largos años de asesoría legal para el desarrollo de
proyectos de variada naturaleza e importancia, así como también, de mi
participación en directorios de sociedades, incluyendo algunas abiertas, y del
desempeño de funciones de carácter ejecutivo por períodos de tiempo
considerable en una empresa estatal de importancia, como es Codelco.
Por otra parte, he creído conveniente respaldar mi visión personal con el
apoyo que me han dado estudiosos de la ética como norma de conducta en el
ejercicio cotidiano de cualquiera actividad humana, abordándola, con mirada
más ancha y bajo prismas teóricos, desde una perspectiva filosófica y
cristiana.
Al efecto, he tenido a la vista un protocolo de las clases sobre Hermenéutica y
Fundamento impartidas por Ana Escribir, profesora de Filosofía, en un
programa de doctorado de la Universidad de Chile, de que es autor el
postulante Gastón Enríquez Novoa, el esquema de charlas impartidas a
empresarios por Macarena Torres, Licenciada en Filosofía; la obra "Ética" de
V. Rodríguez Lozano, P. Frade Perdomo y L. Ma. Albero Martin; y el Manual
de Ética Profesional del periodista Emilio Filippo, Universidad Diego Portales.

Además, he tenido en cuenta el contenido de dos de las Ponencias presentadas


ante el Instituto de Sociología Jurídica de Oñate, España, en septiembre
último, en un Seminario sobre Nuevos Modelos de Cooperación Social, un
Enfoque Socio-Jurídico. Una de dichas ponencias trata de la Economía de
Comunión en la Libertad, presentada por una representante del llamado
Movimiento de los Socolares, de matriz cristiana, y la otra, de la que fui
autora, titulada "Filantropía y Responsabilidad, Dos Visiones Para la
Cooperación Social", procura encauzar estos conceptos en los principios del
desarrollo sustentable aprobados por las Naciones Unidas en la Cumbre de
Río de 1992 y en el cumplimiento de la Agenda 21 aprobada en esa misma
ocasión por la casi totalidad de los países del orbe.

PRESUPUESTOS CONCEPTUALES
Como resultado del análisis del material reseñado y, a la luz de mis propias
convicciones, ofrezco a Uds. los siguientes comentarios básicos sobre lo que
debemos entender por Ética Empresarial y Responsabilidad Social:

1. El Diccionario de la Lengua define una empresa, en su acepción


comercial, como "Casa o sociedad mercantil o industrial fundada para
emprender o llevar a cabo construcciones, negocios o proyectos de
importancia" o "entidad integrada por el capital y el trabajo como factores de
la producción, y dedicada a actividades industriales, mercantiles o de
prestación de servicios, generalmente con fines lucrativos y la consiguiente
responsabilidad".

Estas definiciones nos llevan a concluir que una empresa A lo que quiero llegar, en
suma, es a que las responsabilidades emanadas de la creación y manejo de una empresa
deben ser asumidas por sus dueños, directores o ejecutivos en tanto cada uno de ellos es
una persona capaz de evaluar el porqué de las decisiones que adopte al respecto,
exponiéndola, inexorablemente, al juicio positivo o negativo de la sociedad en que vive
y, lo que es mucho más importante, al control, aún más riguroso, de su propia
conciencia, que es donde cobran importancia los valores que inspiran la actuación de
esa persona. Demás está recalcar la importancia que al respecto tienen la educación y la
formación cultural de cada persona, recibida, preferentemente, en el seno de la familia

2. La ética entra justamente en el campo de la calificación individual e


íntima que cada persona hace sobre sus propios actos, dueña, como es, de la
libertad de decidir por sí misma. Sin libertad, no hay ética posible.
La palabra ética" proviene del griego "estos" que significa "lugar de
residencia" (lo que conlleva una referencia al propio ser). En consonancia con
ello, "estos" significa también "modo de ser", "carácter”. Suele mencionarse a la ética
como sinónimo de "moral" o relacionada con esta última.

Sin entrar en mayores disquisiciones al respecto, me quedo con la interpretación que


asimila la "ética" a la filosofía práctica, esto es, aquella que regula las conductas y que
permite calificar ésas como buenas o malas al nivel de los valores que cada uno tiene.
La moral, por su parte, proveniente de la palabra "mores", sinónimo de "costumbres",
correspondería a una regla de conducta compartida por la comunidad en que uno vive,
establecida como manera de asegurar de cohesión y organización del cuerpo colectivo
en determinado lugar y momento histórico. En esta interpretación, un acto será o no
inmoral, según si cumple uno los estándares de conducta establecidos por el cuerpo
colectivo en un momento y lugar dados.
En cambio, una conducta será o no éticamente aceptada por una persona,
según si se ajusta o no derechamente a la escala de valores que su autor, en
pleno uso de su libertad, ha escogido como Norte de su vida individual.

3. Así las cosas, una empresa actuará éticamente, cuando los individuos
que la crean o manejan (dueños, directores o ejecutivos) lo hacen dentro de
sus propios valores y principios de conducta.

Para lograr este objetivo, se requiere que las personas que participan en la creación y en
los procesos de toma de decisiones de una empresa compartan esos valores. Sólo de este
modo una empresa podrá actuar con responsabilidad social, es decir, de modo
congruente con lo que la sociedad, como un todo, espera de ella, tanto desde el punto de
vista de sus objetivos o fines como respecto de todos los actores que se relacionan con
ella, sean sus trabajadores, proveedores de bienes o servicios, clientes o la comunidad
en que desenvuelven sus actividades.

4. Ahora bien, para que los dueños, socios, accionistas o ejecutivos superiores
puedan incorporar la responsabilidad social como parte de sus valores, hay
que insistir en que ello debe obtenerse a nivel individual por medio de la
educación, en todos sus formas y niveles, introduciéndola como parte del
curricular de la enseñanza básica, media y universitaria, así como también
en la enseñanza no formal e informal. Aún más, como ya se dijo, es de
importancia vital que la formación familiar contribuya desde la infancia a
fomentar este objetivo.

Vienen a mi memoria, en estos momentos, ejemplos ilustrativos de cuán importante es


la educación como es el caso que todos sufrimos, de conductores que se comportan
como ciudadanos ejemplares en todas sus actividades, pero que olvidan toda forma de
respeto a los demás cuando manejan un vehículo.

4. La importancia de criterios éticos en una empresa se hace más necesaria


en estos tiempos, en que la técnica se dispara en materias tan trascendentales
como, por ejemplo, la bioética, los alimentos transgénicos y la informática, en
las cuales la posición que al efecto adopten los empresarios puede ser
determinante
5. Por otra parte, también es indispensable que una empresa que desee
enfrentar sus negocios con responsabilidad social desarrolle sus actividades en
un marco de respeto a los derechos humanos y otros valores fundamentales de
la persona humana que se ven negativamente afectados con actividades tales
como el narcotráfico y el lavado de dinero. Asimismo, que, dentro de sus
posibilidades, contribuya a la consecución de objetivos de relevancia social
como son la erradicación de la pobreza, la educación y la creación de
empleos.
Acápite aparte en el comportamiento ético y responsable de una
empresa, es el cumplimiento de estándares mínimos, aún más allá de su
exigencia legal, para evitar la contaminación del medio ambiente y preservar
la biodiversidad para beneficio de las generaciones presentes y futuras.

Podemos concluir, entonces, que el buen o mal comportamiento ético


de una empresa depende, exclusivamente, de los individuos que la han creado la
manejan, así como también que un buen comportamiento ético va de la mano con la
responsabilidad social con que se espera que ella se desenvuelven el mundo de los
negocios.

Por todo lo anterior, la puesta en práctica de la RSE aseguraría el bienestar general de la


humanidad y su futuro. Sin embargo, la experiencia dicta que bajo el modo de
producción capitalista ambas finalidades son difícilmente compatibles, al punto de
excluirse. La miseria a escala mundial y la persistente destrucción de los ecosistemas
son la prueba palmaria de dicha contradicción.

Por su parte la Ética de la Empresa (EE) puede definirse como la disciplina que
discierne lo que es bueno, recomendable, correcto en la administración de las empresas
capitalistas, desde un punto de vista ético y moral. Por su naturaleza ella debe ser una
herramienta de la administración de la empresa. A partir de este punto de vista una
definición como la de Hill y Jones (2000:57) inspirada en el pensamiento anglosajón,
resulta limitada. Para estos autores el propósito de la EE es suministrar herramientas
para tratar la complejidad moral de las decisiones estratégicas más que prescribir lo que
es bueno o malo.

No obstante, la EE, el DS tienden a constituir un objeto de estudio único en la práctica a


través de la RSE8. La certitud de esa aseveración es posible sustentarla tomando en
cuenta dos aspectos. Primero, obsérvese los temas tocados por la EN, el DS y la RSE:

CONCLUSIONES

1. En este trabajo se explora la concepción del hombre que subyace en la EE y la RSE.


Esa noción es herencia del pensamiento económico y administrativo. Su entrada por
parte de la EE y la RSE ocurre mediante la adopción de la Teoría de los Costos de
Transacción y la Teoría de los Participantes de la Empresa como marco de referencia en
su construcción.

2. La noción actual del hombre en EE y RSE proviene también de una ruptura con la
categoría de homo económicas. La concepción actual de hombre para la administración
moral se cristaliza en las categorías de individuo, actor y trabajador del conocimiento.
Todos esos conceptos conservan en su fundamento la noción de racionalidad limitada.

3. La concepción del individuo ha evolucionado hasta acercarse al concepto de hombre


total; es decir, concebido en todas sus dimensiones y relaciones múltiples. Pero los
conceptos de individuo, actor y trabajador del conocimiento al convertirse en parangón
de la realidad cosifican al hombre y sus relaciones concretas en la empresa.

4. En consecuencia, esos conceptos podrían funcionar como ideología en el sentido de


Marx y Engels (1982; 1846) funcionando de dos maneras: a) ocultando las relaciones
de producción y de propiedad privada entre los hombres, por tanto, de explotación; b)
contribuyendo a reproducir la autoridad, disciplina y poder en la empresa y el modo de
vida.

5. Pese a la ruptura con la categoría de homo económicas los conceptos individuos,


actor y trabajador del conocimiento siguen cristalizando la reducción que el modo de
producción (sistema) hace del hombre real. Pues el modo de vida dicta una serie de
cualidades (intelectuales y morales) para que el hombre pueda funcionar en el sistema
económico y la empresa en la actualidad.
Bibliografía

Archier, G. et Sérieyx, H. (1984), L’entreprise du 3e type, Editions Seuil, Paris.

Bouilloud, J-P et Lecuyer, B-P. (1994), L’invention de la gestion. Histoire et pratiques,


Harmattan, Paris.

CNUED Déclaraction de Rio Sur l’Environnement et le Développement. Rio de Janeiro,


Brasil, 3-14 juin 1992, ONU, Obtenido de: http://
www.un.org/french/events/rio92/aconf15126vol1f.htm

Idem (1992), La Action 21, Nations Unies. Développement Durable, Cumbre de Río
Obtenido de: http://www.un.org/french/ga/special/sids/agenda21/action0.htm

Chauveau y Rosé, (2003), L’Entreprise responsable: Responsabilité sociale – Ethique,


Édtions d’Organisation, Paris.

Claude, J-F. (1998), L’éthique au service du management, Les Éditions LIAISONS,


Paris.

Cuevas, Moreno, R. (2003), L’éthique de l’entreprise capitaliste: Essai sur “L’éthique


de l’entreprise” en France et la idéologie, Université de Corse Pascal Paoli, Institut
d’Administration des Entreprises (IAE), Thèse de Docteur en Sciences de Gestion,
France, 8 avril 2003

También podría gustarte