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c 'an o m r & /?cc/o

BAJO LOS
COCOTEROS
(ALMAS Y PANORAMAS)

Introito (Prólogo): Fernando M.a Guerrero.


Plagio: . . . . Cecilio Apóstol.
¡te Missa est (Epílogo): Teodoro M. Kalaw.
Ilustraciones: . Fabián de la Rosa, Jorge Pineda
y F . Amorsolo.
Rasgos musicales: Juan Hernández y Antonio Es-
camilla.

Librería “M A N ILA F IL A T É L IC A “
(oler, 453, Sta. Cruz.—Apartado de Ccrreos, 7 0
MANILA, 1911.
ÍNDICE
Pág.
O FERTO RIO ........................................... I
I N T R O I T O ........................................... IX
ELOGIO DEL P O E T A ..................... XVII
I. Del libro de la P a t r i a .......................... 1
Jn a e te rn u m ..................................................... 3
La lengua del t e r r u ñ o ............................... 0
El alma de la R a z a ..................................... 9
Oración al Dios A p o l o ............................... Id
Himno al T a a l ............................................... 17
C e l i a .................................................................. 21
Tomás Pinpín........................................................23
Las dalagas f ilip in a s ....................................... 20
II S a lm o s al P a trio ta 29
Ante el M á r t i r .................................................. di
Rosas á María Clara . . . . . . . 36
Antífona al H é r o e ............................................ dS
Epopeya de la Raza ........................................39
Apoteosis..................................................................47
Perfume......................................................... 50
S im o ú n .................................................................. 51
III S in fo n ía de las R o s a s ......................... 53
Rosas de la tarde .......................................... 54
Rosas místicas.................................................... 59
Rosas de c a r n e .............................................. 01
Rosas de E r o s .................................................. 03
= 240 =
I ndice

IV. Paisajes filip in o s ........................... 69


Luglugan........................................................... TI
Banahaw........................................................... T4
Pan sol 77
La selva filipina. 8U
Laguna de Bombón.............................................83
Crepúsculo provinciano................................ 85
Noches de M a n ila ...................................... 86
Amandiwing 87
V Del libro del Amor 89
En la orfandad............................................. 91
A media noche............. 94
Contrastes......................................................... 96
¡No llores! ............................................................. 99
El poema de mis besos . . . . .101
Los labios de Ella............................ .105
Los ojos de Ella................................................107
VI. Flores del terruño 109
El kam uning.................................................... 111
La sampaguita.................................................... 113
Las violetas...........................................................115
La co ro n aria..................................................... 118
La champaba..................................................... 120
VIL Del libro de la Amistad 123
Brindis.................................................................... 125
Es noche de b a ile ........................................... 127
La carcajada de Momo . . . . 130
De la lejana Escocia........................................135
Ofertorio................................................................. 139
Sueño de N avidad...........................................140
C laro M. R ecto

VIII. D el libro d e la s e le g í a s 1451


En la tumba de mi padre...........................14f>
A la luz C r e p ú sc u lo ......................................148
Elegía de la ta r d e ........................................... 150
Sombras de vida................................................ 152
Dar de comer al hambriento . . . . 155
In pace.................................................................. 15H
C a rid ad ........................................................... 100
IX. D el libro d el B ie n y d el Mal . 105
Fango, todo a a n g o , ......................................107
Vida bohemia........................................... ; 170
X C a p u llo s lír ic o s 173
La canción del d o lo r ......................................175
Después de la l lu v ia ......................................177
Intimidades........................................................... 179
Caprichos de novia 180
Frivolidades.......................... ' ........................ 182
XI L a s c u a tr o E s t a c i o n e s ...........................185
Primavera...............................................................187
V e r a n o .................................................................188
Otoño...................................................................... 189
Invierno.................................................................190
XII V e r s o s d el M o m e n t o ................................. 192
Génesis f ilip in a ................................................ 194
H o n e y -m o o n ......................................................195
Sobre el m ar.................................................190
Novia muerta....................................................... 197
Cuando era niño................................................ 198
En las correrías................................................ 200
== 242 =
I ndi ce

XIII. Clarines dec o m b a t e ........................ 203


A los Héroes <lel 0 0 ...................................... 205
¡R e v o lu c ió n !...................................... 211
Bajo la bandera revolucionaria. . . . 214
XIV. De mi v i d a ........................................ 210
ITE, MISSA EST (EPILOGO). . . . 225
S O N E T O ...........................................................233
LINEAS E U C A R I S T I A S .......................... 235
FE I)E ER RA TA S.......................................... 239

= 243 =
OFERTORIO
Sr. D. Gregorio Aguilera y Solís,
Lipa, Batangas.
D. Gregorio:
Permitid que os ofrende con ambas manos estas
rosas primeras de mi jardín de ensueños. Son rosas
pálidas, demasiado tristes, porque mi jardín está enfer­
mo; pero huelen á corazón, á corazón atormentado que
licué estremecimientos de agua diáfana y sangra como
un rosal. Son rosas que se emborracharon de sol y
tuvieron confidencias íntimas con la luua, y que de
repente se vieron inmergidas en la impiedad de siete
días nebulosos y en el mar muerto de otras tantas
noches de tempestad, de estrellas muertas y de bri­
sas más muertas aún. Son rosas que se encapricha­
ron, como niñas gráciles y locas, en mirarse en el
amable cristal de una milagrosa fuente que se en­
turbió de pronto, por haber saltado á su fondo, lu­
minoso y trasparente, dos parejas de ranas demasiado
verdes, extremadamente viscosas y de un atrevimiento
que asusta y hace reir. Son rosas (pie arrancaron
una tarde primaveral de hondos recogimientos y dia­
fanidades melodiosas, unas manos sin guantes, mo­
renas y febriles, para encantar una glorieta, y que
v.
C laro M. R fcto

cayeron al suelo y se empolvaron, porque unos labios


golosos besaron de improviso las manos que las Utr
valían y éstas se enfriaron y temblaron y las dejaron
caer. Son rosas, en fin, que nacieron á la hora sa­
crosanta de las auroras doradas, y se marchitaron
antes de ponerse el sol. ¡Pobres rosas enfermas y
adonizantes!
Antes de que cayeran exánimes á arrisarse en
el polvo, en el último temblor de sus carnes
místicas que supieron del Deseo, pero ignoraron el
Hozo, en el postrer estremecimiento de su belleza
caduca, mi musa piadosa se apresuró á cortarlas
de sus tallos que amarilleaban, para incensar con
la exhalación de su perfume muriente un ara si­
lenciosa y familiar en que dos corazones comulgan
una misma Hostia, el Arte, y beben un solo licor
divino y generoso, el de la Viña de la Amistad;
en que dos almas se consumen, como las víctimas
de las religiones paganas, en un dulce éxtasis único,
en una sola visión beatífica y clarividente.
¿Por qué no se habían recogido temprano, cuando
todavía refrescaba sus alas matutinas el rocío que
tenía cabrilleos áureos al paso de la carroza de fuego
del Padre Sol? Perdonad: se creía que no habían
de morir tan pronto las pobrecitas rosas; se pen­
saba que esperarían la noche para volver á hablar
á la luna—que las había bautizado en el plenilunio
anterior con el agua plateada de sus rayos—para de­
cirse discreteos y caprichos funambulescos. Se que­
ría recogerlas cuando tuvieran más perfumes de
vr.
O f e r t or i o

vida, más besos de mariposas, más tesoros de luz de


auroras, y supieran más secretos de la luna, más in-
timidades de estrellas y más cuentos de brisas que
lian jugado con cabelleras de Hadas, en castillos le­
janos; jaira que al ser quemadas en el incensario,
de oro del ara familiar, dieran más aromas de ter
mira, de corazón doloroso, de ensueños desvanecidos
apenas entrevistos, de dulzuras y bienquerencias muy
íntimas, sagradas é inmortales.
l’ero ya veis: las infortunadas rosas mueren
prematura é inesperadamente, y antes del último des­
hoje, he querido colocarlas en el incensario de oro
del ara doméstica guardada por dos almas que se quie­
ren y se regocijan juntos, y lloran más juntos aún-
porque son iguales é inseparables.
Coged conmigo el incensario donde yacen agó­
nicas, pero todavía palpitantes de vida, las rosas ma­
ñaneras de mi jardín enfermo, muy enfermo, acaso
muerto ya. Poned en ellas un poco del óleo santo
de Belleza con que Apolo ungió vuestra alm a...
Bajará fuego del cielo, como en los sacrificios de los
sacerdotes de la antigüedad, para quemarlas...
Y que el humo sea aromático y piadoso y que
en él se inebrien perpetuamente nuestros espíritus
fraternos, abrazados en la suprema emoción de un
alborozo íntimo y primaveral...
Claro M. Recto.
Manila , VO de Agonfa <lr W11.

VII
INTROITO

Por

Fernando M.a Guerrero.


INTROITO
Trtis is the forest primevah...
Hitan palabra* do. Longfellow, olorosan á prima-
cora y á jardín en flor, dicen bien á la cabría, de
c*1c libro de vernos, de ente devocionario lírico de uno
de lo* más jóvenes poetas de Filipinas: ('lavo M. Recto.
Porque estamos, lector discretísimo >/ amable, en
plena, floresta poética, asistiendo, con un fulgor de.
asombro en los ojos, al primer desahogo cordial de
una juventud de veintiún años, de una vida crismada
con los óleos de Ja Belleza,— ministros oficiantes el
propio esfuerzo y el enamoramiento íntimo del poeta—
en la encantada y resplandeciente basílica del Arte.
Porque resulta, mujer que me lees, que á poco que
vuelvas la, cara,, te deslumbrará la cisión del Ensueño
traducido en estrofas, y á poco que alargues la mano,
tropezarán tus dedos con unas rosas gráciles, balsá­
micas g hechiceras, rosas que se lian abierto en la-
gloria de, una hora sentimental, á la luz de un sol
nativo, entre los susurros de una fuente que. brotando
de, lo más hondo de un pecho, vuelca sus aguas ar­
moniosas sobre las asperezas del vivir y los prosaísmos
de esta edad del ilóllav, del "trust” y de la praxis.
Ya estamos cansados de ese pontificado de ntili-
XI
F ernando M a G uerrero

tañamos áridos. Nuestro paladar está seso: nuestros


ojos, adoloridos. Tantos ya. son los materiales apila­
dos de. la vida externa y tan exiguo y flojo el don
de asimilarlos ó, las leyes internas de la naturaleza
humana, que es necesario,' para el triunfo del espíritu
y la supervivencia de la emoción calológica, dar el grifo
de alarma á las conciencias abotagadas, sacudir con
los sones de la lira, en crescendos estimulantes, el apla­
namiento de la pobre, sensibilidad, g pensar con Shelley
que cuando el cálculo ha ganado la delantera á la f a ­
cultad de concebir y el cuerpo ha llegado á ser pesado
en demasía para el espíritu que le anima, es indis­
pensable entonces inmergir el alma en las ondas sua­
vísimas y puras de la Poesía. “L a Poesía redime de
toda flaqueza las visitaciones de la divinidad al hom­
bre. La. Poesía hace amables todas las cosas; exalta
la belleza aún de aquello que ya es muy hermoso, y
llena de, belleza aun lo más disforme: une la exalta­
ción y el horror, el agravio y el placer, la eternidad
y la mudanza: sujeta, á unión bajo su yuyo de luz
todas las cosas irreconciliables. Trasmuta cuanto toca,
y toda form a que se. mueve dentro del radio de su
presencia, se trueca por maravillosa simpatía en encar­
nación del espíritu que alienta en ella: su secreta a l­
quimia cambia en oro potable las ponzoñosas aguas
que fingen de la muerte á través de la vida: arranca
del mundo el velo de la costumbre y muestra pura la
desnuda y dormida belleza, que es el espíritu de sus
form as.’’
Por eso, cuando aparecen libros tan impregnados
XII.
I ntroi i o

tn un aroma de belleza y devoción á la vida, como


éste que Recto note ofrece, figúraseme que una mano
celeste y luminosa, mojada "¡ el agua de las lustra-
dones, se posa en nuestras frentes entristecidas, y limpia,
una á una, las salpicaduras de fan go que, durante la
jornada, lian afeado y manchado nuestra carne....

Recto es esencialmente un poeta lírico. Es de una


naturaleza á la vez sonriente y meditativa. Escrután­
dole el rostro, buceando en la expresión de su mirada,
descubrimos al punto como eflorescencia típica de su
carácter, la propensión al Ensueño, fuente y raíz de
las más sutiles inspiraciones poéticas. Gran cazador
de quimeras, se pasa la vida contemplándolas hasta
tropezar con la preferida y cautívala en las redes de
oro .de su fantasía, la mima en las soledades de su
corazón, y cuando ya la ha bañado en la piscina del
sentimiento, y le ha. vestido con la seda y el tercio­
pelo de la palabra, la deja otra vez en libertad para
que vuele á su arbitrio como una mariposa de colores,
para que se emborrache de sol y se harte de luna, y
voltejee luego, llena de lumbres y sonoridades, por sobre
nuestras aficiones y anhelos, malferidos y amargados
en el tumulto de las Rabeles modernas.
Yo le conocí á este excelso poeta hace dos años.
Confieso que sus primeros versos no me indujeron á
x in
FMINAMMO M a GuEKBEBO

'pansay en la existencia de filones áureos: sus compo­


siciones iniciales, medio ankilosadas por las rigideces
clásicas y los tópicos del santoral y el martirologio,
no rebasaban el nivel ordinario de los “renglones cortos”
que tollos escribimos de estudiantes. Paro es justo con­
fe s a r también que, sacudido el yuyo escolar y rotas /«■>•
influencias de la disciplina jesuítica, el numvi de lieeto.
frente á la visión de la vida y á Ja brillante colora­
ción del paisaje filipino, trocó sus breves alas por las
egregias plumas aquilinas, y en vez de ensayar el rudo
en ambientes de ñoñez y santurronería, escaló las cum­
bres más altas de la idea y las excelsitudes del sen­
timiento. y en tan sagrado ejercicio, que es placer de
dioses y delectación de almas privilegiadas, halló los
motivos de su renovación literaria y la garantía di­
que sus caminos. desobstaculizados y francos, le Heve-
han derechamente á la posesión de un eclecticismo te­
mático y de una técnica nuera, emancipada del lastre
de rutinas paleontológicas, por la libertad métrica, la
flexibilidad del ritmo y la novedad de las form as del
pensamiento.
Estos progresos realizados por la musa de Claro
M. R edo, son su mejor ejecutoria.

¿Se ha modernizado el poeta?... Pienso lealmente


que sí, si por modernismo se ha de entender la ten­
dencia contemporánea de convertir la Poesía en reflexión
XIV.
I ntroito

integral de /o subjetivo y objetivo, de lo form al é idealó-


i/ii o. pava adaptarla plenamente lo mismo á los aspeó­
los de la realidad visible que ñ los más ocultos ma­
la is y vibraciones del sentimiento.
No tiene Recto una concepción equivocada del mo­
dernismo en Literatura. No pone en el escarceo near
lofiisla la característica del verso de estos días, ni trata
dr embozar, por modo cabalístico y sibilino, lo que
piensa y siente, lo que ensueña y evoca, bayo los cres­
pones del símbolo, impenetrable como la sombra. Sa
procedimiento menta! es de los menos complejos y alam­
bicados. Responde, sin díala aly una. á Ja normalidad
orgánica de mi cerebro, claro como el mismo nombre
del rate, y á un poder natural de percepción y vi­
dencia de las cosas circunstantes. Por tendencia innata,
tpisla su numen de pararse ante lo real y tangible y
de inquirir, una vez enfocada la inspiración, primero
ta totalidad de las facetas y luego la más especial,
culminante y expresiva de éstas, con lo que logra ob­
tener una síntesis poética en que triunfa gloriosamente
lo Relio. ■ en la apoteosis (le su unidad y universalidad,
de su abstracción y concreción.
Si fuéram os á escrutar la sensibilidad de este
poeta, la hallaríamos comparable á una fina caja ar­
mónica, éi la clásica arpa eolia, vibrando suavemente
ét los besos más imperceptibles del aire. No diría Max
Nordau anormal y enfermiza esta receptividad emotiva,
este delicado y perenne estremecimiento de los nervios,
esta leve palpitación de todo el sér bajo tas bondades
de la luna, los chisporroteos del sol, las gracias de la
xv.
FkKN A KD O M . a G u E l U l E ll O

primavera, las .seducciones del amor, las tristezas de


la Patria, las confidencias del agua y los besos de la
mujer querida. Recto es humano, demasiado humano":

tiene su alma ligada, corno en promesa de por vida,


al alma de todas las cosas. Así esplende en sus poe­
mas una vaga adoración panteista, sobre todo en aque­
llos que traducen su emoción y su fervor psíquico por
los sortilegios y encantos del país natal.
Originariamente, la poesía de Recto, atenta á los
modelos clásicos é. infinida por lugares comunes de
otros climas, se ofrecía á 1a. crítica como empedrada
de exotismos literarios, que iban ríesele el símil y el
tropo á la imagen y la alegoría. Por fortuna para
las musas indígenas, esta orientación retórica ha cedido
definitivamente el paso y el sitio á la predilección por
una form a ungida en la luminosidad y policromía ilc
nuestra propia naturaleza, en la graficidad de las com­
paraciones y metáforas que sugiere la magia del p a i­
saje filipino, que es excepcional, porque es como cosa,
de ensueño, de encantamiento y de milagro.
Y como este paisaje es enorme, es múltiple, es
suntuoso y es iridiscente, la métrica de Recto ha te­
nido que armonizarse con tan Irizarras ostentaciones de
lineamiento y de luz, y así el verso de arte menor —

infrecuente en el antifonario del poeta—ha quedado


poco menos que preterido y vencido por la amplitud
silábica y la solemnidad rítmica y musical del alejandrino-
E l verso de este portalira es de una flexibilidad
maravillante- E s como una túnica de seda que acu­
sase las más tenues morbideces de la idea y los latir
X V I.
I ntroito

más recónditos del sentimiento. Ondula fluriai-


mnilc. se mece ron la sonoridad, de un palai/al, y se
limile i/ expande á tenor de la sístole y la diàstole
del estro. Con esta tío-nica, jtexuosa, no han modalidad
del pensar ni aspecto sentimental t\ue no halle cabida
o entronque, en el molde armonioso y melódico del verso;
u fu l á este procedimiento, Recto con sig u e el máximum
de placer en quien le lee, por el sabio consorcio de
tu ideación artística y de la justeza y melodía, del
cerini.
Recio es un enamorado de la cadencia puna, de
tus cesuras sabiámenle puestas, aunque su distribución
esté en desacuerdo con las pragmáticas rigurosas de la
Imélica de los clásicos. ¿Qué importa la divergencia?
I.o indispensable es que haga musicalidad y que el
minierò y la cadencia del verso sean propiamente la
resonancia inequívoca de las fuetti adanes del raudal
patètico y los vaivenes de nuestra rida interior. Por
lo demás, loda técnica., según Viyié-Lecocq, es perfec­
tamente libre, y la poesía, no ha de. dar, más que las
o tr a s artes, cuenta estrechísima de sus procedimientos.
Si un poeta ha logrado comunicarnos su emoción y
refrescar nuestra alma ron un hálito ile rida, seria­
li m i ingratitud y hasta una injusticia discutir y con­
denar su métrica. Su libertad es su derecho.
Ya lo dijo Horacio:
....Pictoribus atque poetis
quidlibet audendi semper fuit acqua potestas.*

XVII.
F í RNANDO M a G ü ERRKRO

Nada tan plausible en la ga copiosa labor (le este


jaren 'poeta, como su idolatría dentro del inmenso cielo
de sus asuntos y temas, por aquellos que. le llevan al
oido, en la hora del afñatus dei, la voz íntima y
materna de está Patria triste, á quien poderes extraños
tratan de negar hasta ahora el fuego y el agua de
la libertad. El poeta está como saturado y macerado
en esas desconsolamos del terruño, y así, hasta cuando
objetiva en el metal sonoro de su estrofa, la visión fe é ­
rica del paisaje filipino, su poesía, cuando no es ideal
lacrimatorio, tiene detonaciones de protesta y restallidos
sibilantes de fusta, aunque no es raro que á. veces la
elegía y el yambo vagan como del brazo por la encan­
tadora foresta del poema. Me. seduce esta musa cálida,
insumisa y dehel adora. Sus arranques patrióticos y
sus conminaciones pungentes son como recordatorios á
la Haza, dichos desde las cúspides más altas y bellas
del alma g la conciencia filipinas. En esta categoría,
de asuntos, las estancias de. Recto son, según Ja fra se
de Shelleg, trompetas que llaman á la batalla.
Erente á la Naturaleza del trópico, el numen de.
Recto aparece como sumido en la dulzura del éxtasis.
No se entretiene en nimiedades, no pone su celo en
la sorpresa de los pormenores visibles, sino que capta
la, fisonomía del conjunto, la idealiza en la alquitara
de su temperamento g nos la da luego, no en copia
servil, sino en form a de una impresión quintaesenciada,
donde refulge g canta, en la gama infinita de sus co~
lores g armonías, el alma entera g autóctona del paisaje.
El estilo del poeta fluye irisado como el nácar de
xvrir.
i vTH"l h>

nuestros muren: su fraseología se expande en rompi-


uaridos de aurora, de pirotecnia celeste: las imágenes
desjilan en fogosos escapes líricos, y la música, del
uelro se acentúa■ placenteramente como acompañamiento
acordado de. la. exaltación cordial y el cariño sin man­
illa á las cosas del Hogar g de la Raza.
Hn la. expresión de sus cuitas amorosas, se nos
recela emotíno, romántico y fetiquista. A las veces, por
■mhre la. urdimbre de los versos g el ensarte, de las
nlras. pasa, una ráfaga, de sensual idad, llena de vague­
dades g de temblores enigmáticos. Pero es sólo un mo­
ni mío: la carne refrena sus Ímpetus y se. detiene en tos
din teles del Arte, para no estorbar la letanía florida
g sentimental del poda á la diosa de ojos negros y
liamos delicadas g mórbidas: su diosa.
En resumen, Recto, á, pesar de. su juventud, es de
uun inspiración múltiple y fácilmente adaptable á los
pridcismos del mundo en que ririmos g del otro que
llrramos dentro. Podrá tener sus lunares como el mismo
augusto Helios, padre de la luz g ojo del universo: pero
le corresponde, por derecho propio y méritos contra ¿dos
i ii el campo literario, un sitio de honor entre los cul­
tures altísimos de la poesía, del ilm.ás inftdible heraldo,
i empanero g seguidor del despertar de un gran pueblo
que se dispone á realizar un cambio en la opinión ó
en las instituciones."

l)e intento no he disecado ni analizado este ini-


i iul puñado de rosas y gemas que el poeta confia á
xix.
F e r n a n d o M.“ G u e r r e r o

la curiosidad de las (/cutes. Dogles el florilegio en su glo­


riosa virginidad. As-f no podrán achacarme nunca el pe­
cado triste de haber roto corolas ni extraído artificiosamente
perfumes. Mi norma es ésta: indemnidad p a rata ilusión.
¡I liara la sed de Belleza toda suerte de estimulantes.
.1sí corno asi. la dorada cancela del jardín ra á
abrirse dentro de poco. ( 'liando ingreséis en él g os
perdáis espiritual mente por sus m ed itas blancas g sus
llores de ruaran-lía, os visitará, como á mi, el Ensueño
'misericorde. g entonces pensaréis instintivamente que
aunque la rala es amarga y universal (i sufrimiento,
todavía hay sobre las aguas muertas y sombrías, un
puente de luz para quien guste de emociones puras g
desee regenerarse en Ia santa y escondida piscina de
la P o esía .........
Poeta egregio: antes de dejaros solo con vuestra
zampona lírica, sonreído de las musas ■míticas—y de las
de carne y hueso también—g antes de que, otra vez
os. subáis al azul sobre las antas del corcel divino,
permitidme, que. os diga como Kanva á Sal-úntala:
— “¡Que sea feliz tu viaje! ¡Que la extensión del
camino la alegren claros estanques, siempre cubiertos
de loto! ¡Que te den sombra los árboles! ¡Que el viento
te refrigere con su caricia suave! ¡Que nunca huelle
tu planta más que pétalos fragan tes!.......
1 ahora, lectores míos, emborrachaos, bajo los
cocoteros, con vino de inmortal belleza.
This is the forest primeval.....
Fernando M.a Guerrero.
Manila, Agosto, P i li .

xx.
elogio del poeta

Por

Cecilio Apóstol.
ELOGIO DEL POETA
Y D E E S T E SU LIBRO D E VERSOS

Cuando, repleto de rosas y mieles,


dábale Apolo su lírica venia,
un anticipo de prontos laureles
ya le brindó su labor primigenia.

Hoy, á progreso moyida su planta,


sin el ligamen de urgencias confusas,
á plenitud personal se leyanta
este mancebo á quien aman las Musas.

Este mancebo, con arte exquisito,


pone en la estrofa la fuerza del cedro
y un deslumbrante fulgor de infinito
en sus facetas de claro poliedro.

Plenos rosales en este volumen


brindan al alma sus rosas de ensueño,
y nos evocan, por arte del numen,
los hiperbóreos espacios del sueño.

Hondos sentidos adquieren las cosas


bajo el hechizo del verso rotundo.
xxu i
C eci li o A póstol

¡Rosas divinas, rom ánticas rosas,


dais la visión inactual de otro mundo!

Llega, m ujer, con tus cuitas ó amores


á este jard ín que form ó el sentim iento,
que tus tris te zas de am or ó dolores
en él tendrán oportuno comento.

Tú, que, abrum ado por-graves negocios,


vas por tu senda con aire cansino,
pára, que á medro dispone tus ocios
en este oasis Ariel el divino.

ENVÍO

XARE, P O IE T E S . Tus rim as perfectas


den, como prem io á tus luchas am argas,
el provocar en las alm as selectas
repercusiones profundas y largas.

Cecilio Apóstol.

XXIV
BAJO los
COCOTEROS
Tengo el cuerpo cubierto del polvo
de las tristes jornadas larguísimas,
y hay en mi alma, que es diáfano vaso,
sedimento de esencias antiguas...
C. M. R.
I.

DEL LIBRO DE LA PATRIA

In aeternum4 ««
La lengua del terruño
El alma de la Raza
Oración al Dios Apolo
Himno al Taal
Celia...
Tomás Pínpin
Las Dalagas Filipinas

Para Sergio O sm eña, el símbolo del N acionalism o.


II (ETEBIIM... n
AI/.<> mi copa de oro.... Hoy mis nostalgias locas
diluir quiero en la espuma del castalio licor;
lii'V quiero que florezca el ensueño en las bocas,
V que vibren los versos con épico clamor.

limero pulsar ahora en honra á vuestra tiesta


ln» rúenlas más armónicas que tiene mi laúd;
qulem cantar, al ritmo de una jocunda orquesta,
1« caución más romántica de nuestra juventud.

I'nrque la fiesta vuestra es también de mi tierra,


y vuestro triunfo es triunfo de mi suelo natal;
|iiicm huís los Espartanos que en formidable guerra
dicen unte los Césares su fe en el Ideal.

|<'llantos ínclitos lauros enlloran vuestras frentes!


|t'llantos himnos se cantan en vuestro excelso honor!
Vuentias glorias proclaman en su gemir las fuentes,
»>1 volcan en sus ímpetus, el trueno en su fragor.
------
(*) Brindis pronunciado por el autor en el banquete orga-
lindo por los redactores de «El Renacimiento en la ncehe
J•I II do Peptifmbre de J9C9, con motivo del V III aniver
•Irln d« esta publicación.
C lako M. R ecto

Eu vuestras rojas venas la misma sangre late


que ofrendó nuestro Mártir ante el sagrado altar;
por eso sois osados en medio del combate,
y truena vuestro verbo como el rugir del mar.

Fueron vuestras antorchas guía de muchedumbres


por el incierto rumbo del patrio porvenir;
fuá siempre vuestro lema luchar contra las cumbres
y antes que ser esclavos mil veces sucumbir.

Vuestras almas que luchan en desigual batalla


el Sol y las Estrellas tienen por pabellón,
por espada la pluma, el verbo por metralla,
y por clarín de guerra la voz de Redención.

¡Oh, las Hechas aquellas que al salir de sus arcos,


clavásteis eu el pecho de la Rapacidad,
que anhelaba en su vuelo ver con sus ojos zarcos
nuestros oros eu nombre de la Prosperidad!.....

¡Martirios!... ¿y qué importa? Todas vuestras desgracias


os hicieron más héroes y más grandes que el Cid;
por eso Filipinas, ini Patria, os dá las gracias
porque os erguisteis siempre rebeldes en la lid.

Aceptad esta ofrenda que el poeta os tributa,


aceptad de mi lira esta ingenua caución.
Proseguid sin desmayo, y al fia de vuestra ruta
os besará lá frente un Sol de Redención.
I n AfeTERNUM...

Y cuando en el Orieute la roja y libre aurora


«ulrc celajes de oro veamos despuntar,
mu el primer destello de su luz redentora
pura alumbrar los mármoles que os han de eternizar.
Septiembre, 1U0U.
L« LfNGIIfl DEL I E i m i Ü I n
P ara F é lix M .a R o x a s •

Es la lengua sagrada de rajális y sultanes,


de régulos que alzaban su trono eu los volcanes
y enviaban sus guerreras piraguas á la mar.
A través de los siglos fue incólume su gloria;
es la página de oro en la malaya historia
que simboliza el alma del nativo solar.

Es el murmurio suave del florestal sonoro


que estremece la brisa cuando sus rosas de oro
deshoja el sol que muere con languidez sutil.
Es el alma doliente que llora su infortunio,
cuaudo, al amor romántico de un claro plenilunio,
piensa que para ella también hubo uu Abril.

Es en las noches negras el ferviente suspiro


de una virgen monástica que evoca eu su retiro
en alas del ensueño recuerdos del ayer.
El cauto de un poeta que gime eu sus desgracias,
bajo el follaje trémulo de las verdes acacias,
en la paz me'ancólica de uu suave atardecer.(*)

(*) Declamada por la Srta. Josefina Ocampo e i la Velada


Inaugural que el «Club Eu.erpe» celebró el 17 de Diciembre
«le 1909.
L a L engua del T erruño

Ks el ensueño ignoto que en las bocas florece,


i I imullo de un ave que á su cría adormece
cnlic las anchas hojas del verde platanar,
bu du la amada única la mirada indecisa,
ln llor ingenua y dulce de una tenue sonrisa
•n unos labios rojos que tiemblan al besar.

Ks el tierno coloquio de dos almas gemelas,


t i celestial perfume de amorosas esquelas
que dos manos se envían á través del dolor.
Kl llanto de una novia (pie en desolada playa,
a la pálida lumbre de un sol que se desmaya,
lontempla allá, muy lejos, la barca de su amor.

Ks el aura que besa á las blancas palomas


di un boscaje lleno de orientales aromas,
de músicas que Ungen risas de cascabel;
ln mariposa niña de aurinegros colores
que vuela sobre un prado esmaltado de flores,
buscando entre sus cálices una gota de miel.

iAcaso un eremita de los días egregios


que supiera de oráculos y sabios sortilegios,
ulIa en un bosque, lejos del vértigo mundial,
níreeiera holocaustos al dios de las vengan/.as,
hiorático y ferviente, murmurando laudanzas,
i n la lengua sagrada de mi suelo natal!

En ella himnos cantaban los heroes de mi tierra,


cuando osados y fuertes marchaban á la guerra,
predicando á los vientos la santa Rebelión.
C laro M. R ecto

En ella nuestros vates versos de amores riman,


y cantan las dalagas el oriental «kundiman»,
cual buscando en sus notas la paz del corazón.

Canta en ella sus dichas la feliz campesina,


cuando espera en la calma de la hora vespertina
al labriego que eu ella también pensando está.
Ella vibra en los ecos de la vieja campana
qué llama en los albores rubios de la mañana
al hombre, cual si fuese la voz de Jehová.

Ella bulle en los versos del glorioso Florante,


que á Balagtás, el bardo de inspiración gigante,
elevó á las alturas de la inmortalidad.
Ella encarna la patria, sus glorias ella encierra,
por eso, ella es eterna, como eterna es mi tierra,
y eternos son los heroes de nuestra libertad...
Diciembre, 1909.

— 8
EL ALNA DE LA RAZA 0

Para el J u ez Sim plicio del Rosario.

Mi raza tiene un alma que es alma de titanes.


Sangre de Solimanes
i'iuti! por sus arterias que siempre latiráu.
Tiene el pecho templado al fragor de la guerra.
I(np> sus pies de atleta se estremece la tierra,
puique enciende sus nervios la flama de un volcán.

10-t tricolor su enseña... Tiene el azul del Ar'e,


la blancura del lirio y la rojez de Marte,
por tres timbres gloriosos de su ilustre blasón.
Sonríe si la hiere la silbante metralla.
Ks su soñada gloria caer en la batalla,
teniendo por sudario su sauto pabellón.

lis suave como el ritmo de las flautas bucólicas


que eusaya dulcemente en notas melancólicas,
entre las verdes cañas, la brisa vesperal.
Fuerte, como el «tamaraw» de las selvas malayas,
como el caimán enorme que custodia sus playas,
cual las eternas fraguas del Apo y del Taal.

(*J Declamada por la Srta. Amanda Teopaco en la velada


celebrada por Ja Academia de Derecho La Jttrisprndencia el
.‘i de Noviembre de 1909,
C laro M. R ecto

Escala euhiestas cumbres, conquista hondos abismos,


jamás sucumbe eu lucha contra los despotismos
del extraño poder.
Se lanza cantando himnos á la turba enemiga,
el Ideal por gladio, y por triple loriga
la gloria de su patria, el honor y el deber.

Es silfide ligera de fantásticos vuelos,


virgen como sus selvas, azul como sus cielos,
ciclón en los combates y céfiro eu la paz.
Tiene furias de trueno y cautos de canario.
Oveja, más no teme al león sanguinario.
Paloma, más no huye del águila rapaz.

Sabe pulsar la cítara con melodioso acento,


lúgubre como un cisne, triste como un lamento,
si se siente morir.
Sabe pulsar la cítara eu arpegios bulientes,
como del champagne rubio los topacios hirvieutes,
cuando su pecho embriaga la dicha del vivir.

Inspiran sus cantares las campiñas de llores,


las brisas de la sierra, los alegres rumores
del bosque tropical,
la lluvia que desciende en perlas diminutas,
los oros del crepúsculo, las sombras de las grutas
y el épico tumulto del fiero vendabal

E l alma de mi Raza tiene ensueños románticos.


Calma sus pesadumbres con amorosos cánticos
en idílicas noches, bajo un claro fulgor.
E l A liMA dk la R aza

Mniiric, cuando mira la pensativa luna


i xdiir sobre las ondas de una inquieta laguna,
fingiendo dulce calma, ahogando su dolor.

Sonríe, cuando escucha en la blanca mañana


los acordes de un cauto que un pájaro desgrana
cu las frondas de uu bosque virgen de humano pie.
Sonríe, aunque padece, cuando triste vislumbra,
del murieute crepúsculo en la leve penumbra,
los recuerdos lejanos de su imperio que fué.

Es río que serpea bajo cañaverales,


«••»piando en el encanto de sus claros cristales
la azul inmensidad.
Pero es también océano que derrumba montañas,
cuando en el seno obscuro de sus vastas entrañas
hierve en iras volcánicas su sed de libertad.

El alma filipina es tierna en sus amores,


profunda en sus tormentos, serena en sus dolores,
ardiente en su pasión.
Si le es grata la vida y son sus sueños de oro,
hay en su boca rosa cual pífanos eu coro
de risas argentinas eterna floración.

Es ánfora de encantos, palacio de grandezas,


castillo de heroísmos, santuario de bellezas,
refugio de los besos del oloroso Abril.
C laro M. R ecto

Con su bolo en las lides indómita guerrea,


y con su dulce flauta, cual ave que gorjea,
celebra sus amores bajo un tibio pensil.

Hermanos en la Idea... Nuestra Raza es divina.


¡Es grande y sacrosanta el alma filipina!....
Digamos, pues, uu himno por su gloria inmortal!
Y tú ¡oh Fama! recorre del mundo los confines,
y al son de tus clarines
pregona las grandezas del pueblo de Rizal...
Noviembre, 190').

12 =
O U C IO III «lis m ili "
Para el veterano político, Felipe Buencam ino.

I
Padre de la Armonía, fuente de gracias líricas,
<|iie en piafantes corceles exploras el azur:
deten el nervioso ímpetu de tus fuertes bridones
nulo el himno que reza por tí la Juventud.
Te amamos, Padre Apolo, por tu tirso de rosas,
por tus bellos Pegasos, por tu carro de luz,
porque tienes la lira, y la flauta, y el pífano,
la siringa, el salterio, el sistro y el laúd.

II
Eu estos días trágicos en que el bárbaro esquilmo
en esta tierra idílica alza su pabellón,
en que nos hiere el fuerte, porque nacimos débiles
y tiramos del carro del colonizador;
danos el ritmo olímpico de tu música sacra
V la dulce armonía de tu nueva canciÓD,
y ante el dolor, estoicos, el mundo cruzaremos,
del Ideal incólume volando siempre en pos.(*)

(*) (Poesía declamada por su autor, eu la velada iraugural del


«Club de la Alegría» celebrada eo la noche del l.o de Octubre de
lültí, en la residencia del Hon, Manuel L. Quezon.
C laro M. R ecto

Til
Padre, más de tres largas centurias transcurrieron,
y seguimos libando la hiel del padecer;
huyó el León rampante, ensangrentado el lomo,
pero vinieron Aguilas voraces en tropel.
Y nuestro pueblo llora, porque es pesado el yugo*
y protestar no puede, porque es débil su grey;
porque los ancestrales todos ya sucumbieron,
sin dejarnos su aliento, sin legarnos su fé

IV
Ya agotaron-sus flechas nuestras viejas aljabas
con el León hispano en rudo batallar,
v con aquellas Aguilas que, viéndonos inermes,
cruzaron el Pacífico en un vuelo triunfal.
Por eso te pedimos que prestes el acento
de tu lira á estos hijos de indómitos rajáhs,
para que, ahogando el grito de nuestras penas íntimas,
ambulemos cantando, por no querer matar.

Excelso Padre Apolo, por las musas gloriosas,


por los sátiros viejos del bosque secular,
por las suaves ondinas que duermen en los lagos,
por la luna, tu hermana, de soñolienta faz;
suelta las rojas bridas de tus salvajes potros
que, en furioso galope, sus crines tenderán,
y que enciendan sus cascos, al chocar con los soles,
reverberantes rayos de Paz y Libertad.
== 14 =
O ración al D ios A polo

VI
Ayúdanos, oh Padre, á conquistar la gloria,
•Itu- lograr no pudieron el plomo y el fusil;
pin símbolo izaremos la bandera del Arte,
humemos tu danta por bélico clarín;
y Mili armar cañones de potentes calibres,
y mui teñir de sangre los campos del país,
lo que jamás logramos en sangrientos combates
luíamos alcanzarlo en artística lid.

V il
Nos libertará el Arte de la opresión extraña,
*nliarán las cadenas al compás del laúd,
poblará los espacios nuestro armónico himno,
nuestra enseña ultrajada flotará en el azul;
el estro del poeta abrirá las mazmorras,
la paleta y el ritmo rasgarán el capuz,
y luego tu voz única bajará del Olimpo,
y nos dirá á nosotros: «hermanos, FIAT LUX »

V III
¿Alguien puede decirme que el Arte no redime?
Jesucristo fué artista y redimió á Israel,
y aquel inolvidable Mesías filipino
era un sublime artista y un redentor también.
Con la unción de su verbo fundó aquí su reinado,
el genial superhombre, varón de Nazareth,
y Ivizal, con su pluma, demolió tiranías
y liberó á su pueblo del hispano poder.
C lako M. R ecto

IX
Para alcanzar la gloria, son una misma cesa
el pincel elegante y el mohoso fusil,
la melena riel vate y el casco del guerrero,
el són de los cañones y el llanto del violíu.
Lo mismo premia el mundo con lauros al artista
epre al valiente soldado que sucumbió en la lid;
porque si la lid siembra de mártires la historia,
el Arte la convierte en llorido pensil.
X
Mas, si al fin, Padre Apolo, exhaustas nuestras fuerzas,
no esplende en las alturas el libertario Sol,
suelta las rojas bridas de tus salvajes potros
y que troten furiosos con épico fragor.
Que salga de su cauce el indómito Aguo
donde quemó sus naves últimas Limahóng;
que estremezca el «tamaraw» los llanos y las selvas,
y revienten sus cráteres el Taal y el Mayón.
Octubre, 1910.

= 16 =
HIMNO AL VOLCAN DE IAAL n
Para Fidel A. Reyes

Coloso encadenado, invicto Prometeo,


que ('»señas hoy al mundo el inmortal troteo
•lo tus hazañas trágicas de tirano sañudo:
llogue á tí, como un himno de encarnizada guerra,
romo un coro de truenos, como un temblor de tierra,
»’«lo salmo que emerge de mi salterio rudo.

Son ingentes tus triunfos, son grandes tus hazañas


|>oque un nuno maléfico alienta en tus entrañas,
ínbricante de rayos de vengadoras furias;
lino' ura del malayo, alma del pueblo nuestro,
legatario de todas las iras del Ancestro,
bizarro é inexorable castigador de injurias.

Hay en tu seno puestas por la Naturaleza


energías que guardan tu secular grandeza
•le las profanaciones de las garras voraces.
V así cuando te violan, tus iras se desatan,
é incendian y aniquilan, y destruyen y matan,
ante el espanto mudo de todos los rapaces.(*)

(*) Declamada por su autor en la velada l terario-musieal


relebrada el 15 de Febrero de 1911 en el «Ojera Honse» á ,
beneficio de los damnificados de Batangrs.
= 17 =
C laro M R ecto

Ante tí nada pueden los bárbaros cañones,


con que de las inermes y débiles naciones
tan descaradamente se burlan las más fuertes;
porque las fuerzas hijas de la Naturaleza
áou fuerzas absolutas, cuya ruda braveza
neutraliza las balas cuando fulmina muertes

Eres tú todo un símbolo del alma de mi Raza:


manso y humilde pero agrede y despedaza
al buitre aventurero, ladrón de libertades;
por eso te estremecen mortales convulsiones,
cuando los ambiciosos, que ingentes aluviones
de Conquista han traído roban tus heredades.

Tus cráteres lanzaron fuego de cien mil fraguas,


lavas abrasadoras, ceniza, hirvientes aguas,
e n una anunciación de hecatombe suprema;
porque ha sido violado tu mágico tesoro,
aquellos encantados gemelos toros de oro,
por los Shylocks que ostentan la explotación por lema.

¡Oh! Aquella tu ira santa lección sublime encierra.


¿Por qué fueron tus víctimas los hijos de tu tierra,
los mismos paladines del triunfo de mañana?
Castigaste del pueblo la suicida apatía,
porque no predicamos la santa rebeldía
ante el feroz empuje de la ambición humana

Ejemplo de energía, valor y patriotismo,


ha visto el pueblo nuestro en ese cataclismo
que sembró con delirio tu saña despiadada
H imno al V olcan de T aal

T ii ousefnste al pasivo morador del terruño


.1 abrir la boca airada y enseñar rojo el puño
a los esquilm ados de nuestra tierra amada.

Maldices la Conquista, odias el colomaje,


pides la autonomía para el propio linaje,
porque te pesa mucho el extranjero yugo.
Y así siempre que vienen nuevos dominadores,
descargas con fiereza tus rayos destructores,
eotno en reto de muerte al extraño verdugo

Hace ya muchos años, á raiz del arribo


de la progenie hispana á tu solar nativo,
sembraste una catástrofe muy digna de tu historia.
Y hoy repetiste tu obra de destrucción y muerte,
para decir al amo que nuestro pueblo fuerte
no requiere tutores para vivir con gloria.

Fuiste siempre rebelde, osado, diestro y bravo.


Tú prefieres el caos á vegetar esclavo.
Diríase que alientan en tu seno las almas
de los Burgos, Zamoras, Bonifacios, Rizales,
y de todos aquellos gloriosos Ancestrales
que en lides conquistaron inmarcesibles palmas.

Fuiste siempre, ¡oh Coloso!, hostil á los tiranos,


romo el Mayón y el Apo, tus augustos hermanos,
Menos también, muy llenos, de vengadora saña.
Sed como aqu >1 Samsón, heroe de Palestina.
Arrojad vuestras lavas, que antes la propia ruina
que el vergonzoso pacto con la Conquista extraña.

= 19 =
C laro M. R ecto

Brindad á Filipinas una ilustre epopeya


que no podemos darla. Igualadla á Pompeya,
inmortal en los fastos solemnes de la historia.
Más bella es Filipinas bajo ceniza y lava,
que Filipinas paria, de otra nación esclava,
y de la gran familia humana, vil escoria.

¡Hurra, egregio coloso de glorias infinitas!


Sea la alta columna de fuego que vomitas
en nuestra noche larga la tea refulgente;
la antorcha neoyorquina iluminando el mundo
es tan débil y exigua que su brillo infecundo
no llega á las comarcas de esta Perla de Oriente.

Más unión, ciudadanos, porque nos aniquilan.


¿No veis que por un lado cañonee nos vigilan
y por otro las fuerzas de la Madre Natura?
Que se unan fuertemente todos nuestros esfuerzos,
que formen un solo haz los vigores dispersos,
y alcemos nuestra enseña sobre tanta tristura.....
Febrero , 1911.

= 20
CEU«. • 1»

Para el Í23.0 aniversario dtl nacimiento del


principe de los poetas tagalos, Francisco Balagtás,

Vedla pasar, enlutada, adorable y eucarística,


i cHojando en su3 pupilas religiosas lejanías,
visión de Arte, Amor y Ensueño, prerrafaélicay mística,
venida de tiempos prístinos de prístinas hidalguías.

i’ortan sus manos sutiles, perfumadas ymorenas,


aiutas de flores silvestres, muy tristes y funerarias,
tu raneadas no se sabe de que jardín de hadas buenas,
guardadoras del encanto de sus selvas milenarias.

¿A dónde va la doncella de dulces ensueños vagos,


esa mu jer hecha toda de suaves melancolías,
cuyos ojos, á manera de misericordes lagos,
se pierden dulcemente en igrrotas lejanías?

¿A dónde va la dalaga tan triste y acongojarla?


¿Por qué dicen amarguras sus negras pupilas bellas?
Vá á verter sobre la tumba del Amado, inolvidada,
sus quejumbres y sus lágrimas, temblorosascomoestrellas-

Dejadla pasar. Es Celia que llora por el esposo,


aquel príncipe divino de los tagalos poetas.
= 21 =
C laro M. R ecto

Es Celia, Dejad que pouga ea la tumba del Coloso


laureles y sampagqitas, siemprevivas y violetas.

Es la tarde .. Hay pesadumbres eu el alma de las


[cosas...
Todo es triste al postrer ósculo de las abrileñas brisas .
Se muere el hada del valle sobre su hamaca de rosas,
coa la boca entreabierta en un temblor de sonrisas...
Abril, 1911.

--------------------------
r

= 22 =
TONAS PIIPII
Para M an u el A rtigas y Cuerva.

Tomás Pinpín, tagalo,


grabador, humanista,
tipógrafo, poeta, innovador, lingüista:
te i'nsalza y glorifica mi musa, j or ese halo
de gloria que circunda
lo cabeza de sabio, ingeuiosa y fecunda.

Te rindió vasallaje
el cincel, como el estro,
y fuiste, Gran Maestro,
ídolo de la Historia y honra de tu linaje.

Buscador de la aurora,
rival de Guttemberg.
hermano de Florante, Burgos, Gómez, Zamora,
Del Pilar, Panganiban, López Jaena, Luna,
y de aquel adorable poeta sin fon una
que canto en su destierro las flores de Heidelberg.

Conquistador de cumbres:
cosecharon laureles
para tu Raza ilustre tu pluma y tus cinceles.
= 23 =
C laro M. R ecio

Apóstol: diste lu ubres


al camino, por donde
«tabularon y ambulan las patrias muchedumbres,
en busca del tesoro que bajo él se esconde.

Gloria del pueblo nuestro:


la rica lengua hispaua
halló eu tu noble ciencia un intérprete diestro
para la hueste hermana.
Por eso, Filipinas,
la Patria de los bravos, te erige un monumento
porque fructificaron luminosas doctrinas
los gérmenes fecundos de tu audaz pensamiento.

Plebeya fué tu cuna,


pero el Sol fué tu amigo y tu esposa la luna.
Fué para tí, maestro, sueño la aristocracia;
en cambio conseguiste que en la gloria reposes,
—porque el esfuerzo eleva —, conquistando la gracia
de la heráldica Fama y el favor de los dioses.

Tu ropaje modesto,
salpicado de tintas,
no habla de la miseria; es signo manifiesto
de glorias inextintas.
Esas máculas negras no borrarán los años;
son honor de los tuyos y admiración de extraños

= 24 =
T omas P ispijt

Ese Libróng que llevas


bajo del brazo, símbolo de tus grandes couquistas,
es portador de nuevas
do aquel tiempo de abuelos, apóstoles y artistas.

Enseñaste al malayo
a marchar por la senda sin mirar el desmayo.
Tu dijiste, Maestro, que el laurel no se alcanza
•liando la fe vacila y muere la esperanza.

Tomás Pinpíu, hermano: tú que tienes un solio


en la inmortalidad,
escucha al vate: sea este lírico infolio
para que te venere toda la Humanidad...
Ju n io, 19, 1911.
Tercer Cent vario de ¡a Imprenta
en Filipinas

= 25 =
LAS D A IM FILIPINAS
Para Ja revista F R E E P R E S S .

Dalagas del terruño, el poeta os saluda,


coronado de flores, de ensueño y arrebol,
y por los dioses lares y por el mismo Budha,
os ofrenda estas rosas, novias todas del sol.

Por las manos que tienen mansedumbre de tules,


por las sampagas niveas del malayo vergel,
por las místicas garzas de los lagos azules,
coloco en vuestras frentes esta hoja de laurel.

Adoro vuestros labios, donde el sol de mi tierra


ha dejado sus besos de sátiro oriental,
porque son el santuario de bellezas que encierra
el glorioso prestigio del solar de Rizal.

Ojos negros, refugio de hechizos y embelesos,


dolientes, laugorosos, plenos de soñación,
como noches sin luna, pero con rojos besos,
que vierten en el alma perfumes de ilusión.

Manos sutiles, como suavidades de lago,


de seda que se aleja en rítmico frufrú,
como el bogar quimérico de un ensueño muy vago'
sobre las aguas mansas del piélago de azur.

= 26 =
L as D alagas F il i p i n a s

Frente, color de aurora, donde bellas florecen


■mi aromas de cielo flores de castidad;
me jillas sonrosadas, que en su gracia parecen
vírgenes de los lienzos de la pasada edad.

Cabellera flotante cual selva enmarañada,


que exhala dulcemente aromas de querer,
ensoñación, delirio del alma, enamorada
de las carnes y besos de la amada mujer.

Pies linos, diminutos, de rosáceos talones,


y senos que se exaltan con ferviente ansiedad;
Anforas virginales con vino de ilusiones,
que emborracha las almas de voluptuosidad.

Talle gentil y esbelto como enhiesta palmera,


donde alegres laboran las abejas su miel,
con suave ritmo que los nervios exaspera,
como si fuese espíritu de un viejo moscatel.

Todo un conjunto armónico y grato que envidiara


la ardiente castellana y la impasible ntiss,
la princesa que el cielo de Rusia eobijara
y la dama que siente la fiebre de París.

Quién dice que no es bella la mujer filipina,


que visite estas tierras de Burgos y Rizal,
y verá que es más mística, más dulce y más divina
la hija de los rajáhs, la niña tropical...

* * *

= 27 =
IL

SA IN O S AL PATRIOTA

Ante el Mártir
Rosas á María Clara
Antífona al Heroe
Epopeya de la R a:a
Apoteosis
Perfume
Sí motrn

Para M a n u el L. Q uezon, batallador parlam entario .


El Redentor de Filipinas.
MÍE EL m
¡Espartaco inmortal,
manumisor de la opresión malaya!
Hoy á tus plantas con fervor ensaya
su himno mas grande el alma nacional.
|Tagalo Redentor! La idea santa
que sembraste en las almas filipinas,
hoy es robusta planta
que se irgue en cada pecho y se agiganta,
florida de patrióticas doctrinas.
Tu heróica sangre, que al regar la tierra
clamó á los cuatro vientos,
como clarín marcial, «¡Desquite y guerra!»
é hizo temblar á un Reino en sus cimientos,
es hoy el grito que al tirano aterra,
la encarnación de Libres sentimientos
que la epopeya de tu Raza encierra.
Napoleón desenvainó su espada,
y á sus pies se postraron las naciones.
Blandiste con valor tu pluma airada
y cayeron del trono los mandones,
con la veste de púrpura rasgada;
huyeron los sicarios,
y en la senda fatal de los calvarios,
brotó la roja flor, la flor sagrada,
de aquella libertad por tí soñada.
= 31 =
C laro M. R ecto

Hoy ya no vaga el infeliz Elias,


llorando la opresión de SU3 herm anos;
ya no enluta la luz de nuestros días
la sombra de los bárbaros tiranos.
El corazón de tu María Clara
ya no suspira por el ser querido;
ya veo arder tu lámpara en el ara,
iluminando con su luz preclara
el alma de tu pueblo bendecido.
La juventud, vibrante de heroísmo,
al calor de su ardiente patriotismo,
y en iras santas inflamado el pecho,
hoy desciende á la arena del Derecho,
y predica su fe ante el despotismo.
Y siempre triunfará... Aquella oriflama
que en sus hondas nostalgias canta el vate,
de azul celeste y de rojez de llama,
en su escudo invencible en el combate.
El verbo de tu Idea es su metralla,
su augusto pabellón la amada tierra,
tus incólumes libros su muralla,
y tus hazañas su canción de guerra.

¡Ciudadanos leales,
hijos de un pueblo fuerte y valeroso!
Renovad ante el ara del Coloso
la fe de los antiguos ideales.
Pongamos sobre el pecho nuestra mano,
todos nosotros, hombres de una raza,
y en un solo y unánime latido,
= 32 =
A nte el M ártir

juremos elevar sobre el tirano


la libertad de nuestro hogar querido,
y ahogar á quien de Cristo se disfraza
para vender la sangre del hermano.

¡Oh, salve á tí, desde esa excelsa cumbre,


donde esplenden los rayos de la glorial
¡Hurra á tí, oh genio de eterual memoria,
que, al librarnos de triste servidumbre,
nos brindaste el laurel de la victoria!
Mientras haya una Raza de titanes,
de sangre audaz y de acerados nervios,
que sepa entonar cánticos soberbios
ante el rudo fragor de los volcanes;
mientras canten las púdicas dalagas
en la paz de la tarde que se esfuma,
entre el suave frescor de las sampagas,
un vago ensueño que el dolor perfuma;
mientras enjoye las ardientes bocas
el dulce beso de los labios rojos;
mientras digan amores bellos ojos
en el misterio de las negras tocas;
mientras cabe el espejo de una fuente
que desgrana una sarta de armonías,
ensaye mi laúd con voz doliente
la evocación de las nostalgias mías;
mientras haya una flor en los jardines,
en los boscajes líricos aromas,
en las noches, sollozos de violines,
y en nuestros cielos vuelo de palomas;
= ÓÓ
C lako M. R ecto

mientras juegue el rumor de las canciones


que despiertan lejanas remembranzas,
algo así como aroma de esperanzas,
y una azul humareda de ilusiones;
mientras sonría sobre el mar de Oriente,
del Sol ecuatorial á los fulgores,
como un vergel romántico de amores,
Filipinas geutil, tu Patria ingente;
mientras existan en mi Pueblo atletas,
hadas morenas, sabios y poetas;
mientras levanteu la canción del tajo
los veteranos hijos del trabajo;
mientras haya un altar en cada pecho,
para los nobles beroes erigido;
mientras se oponga un corazón fornido
á la infame agresión contra el Derecho;
mientras haya en la paz y en la ardua guerra
almas que vuelen de tu gloria en pos,
siempre inmortal serás como la tierra
que tus ideas y tu amor encierra,
como la inmensidad, como tu Dios...
El dilatado mundo es tu palacio,
un Sol y tres Estrellas tus blasones,
tu magnífico templo es el espacio,
son tus altares nuestros corazones.

¡Oh Filipinas, inmortal inaOona


de heroes y mártires! Saluda al hombre
que te brindó su sangre por corona
y por gloria la gloria de su nombre.
= 34 =
A kte el M á r t ir

Deja ¡oh musa! las rosas de tus cantos


sobre el ara sin mancha del Patriota,
de aquél que derramó su última gota
de sangre noble por secar tus llantos.
Y tú, ¡Libertad!, mágica lumbrera,
de sangre de heroes floración divina,
¡vibra tu luz! Verdad, sueño ó quimera,
hace ya siglos que con ansia espera
tu amanecer la Patria Filipina.
Y sea tu primer rayo amoroso
para besar las plantas del Coloso.
n

Dulce impúber del trópico, espiritual, soñadora,


encarnación legítima de la tierna dalaga,
hermana de la luna, concreción de la aurora,
toda flor, toda ensueño, olorosa á sampaga:

no llores, hada hermosa, gentil María Clara,


bajo los santos muros. ¡Crisòstomo no ha muerto!...
Allí está él, con su lámpara, erguido junto al ara,
guiando á los que viajan por el camino incierto...

Ya no vaga en las selvas el fantasma de Elias,


en gesto de protesta contra los opresores.
Ya han cadueado todas las viejas tiranías
y anacrónicas fórmulas de los falsos mentores.

Y Sisa ya no llora. Está hermosa y risueña,


porque han vuelto á sus brazos sus dos llorados hijos.
Y Crispín y Basilio, bajo la patria enseña-,
se unen en un amplexo de íntimos regocijos.(*)

(*) Poetía declamada por la Srta. Filomena Fjancieco en


la velada organizada por el distrito de Sampalok, en honor
del Dr. Rizal, en el «Teatro Majestic», el 19 de Diciembre
de 1910.
= 36 =
R osas a Maria C lara

Ya es eterno el idilio en la blanca azotea,


ya no silban los tiros de la caza en el lago.
Y en los brazos de Ibarra, el Verbo de la Idea,
le inclinas indolente, al calor de su halago.

Se han ahorcado todos los Hombres amarillos,


los Judas que hipotecan la sangre del hermano.
Y de sus pedestales, á golpes de martillos
e ideas, ha caído la estatua del tirano.

Los falsarios Sibylas, Dámasos y Salvíes


lian huido ya lejos de nuestras playas bellas.
Y en las moreuas frentes, á modo de rubíes,
dicen su eterno triunfo un Sol y tres Estrellas.

Dalaga encantadora, no llores sobre el techo


claustral, desafiando las roncas tempestades.
En brazos del Amado que te espera en el lecho,
sueña en rosados sueños de patrias libertades.

Ha calmado tu Pueblo sus ansiedades locas,


al contacto del ósculo ferviente de la Gloria.
Y de cara á la Aurora, las filipinas bocas,
ardorosas y unánimes, bendicen tu memoria.

No ilores, dulce impúber de esta tierra preclara,


bajo los santos muros... ¡Crisòstomo no ha muerto!
Allí está él, con su lámpara, erguido junto al ara,
guiando á los que viajan por el camino incieito...
Diciembre, 1910.
fililí } ol m
Cante el apolonida
laudanzas al Patriota, por ambos hemisferios.
Triunfe en todas las bocas el Salmo de la Vida,
ante el Heroe tagalo, demoledor de Imperios.

Murmure el mar de Oriente la estrofa de sus olas


y digan sus requiebros las amorosas mayas,
y exbale el dulce aroma de sus albas corolas
la tímida sampaga de las selvas malayas.

Engalanen su testa
las hijas de esta tierra de invictos Solimanes
con flores arrancadas de la patria floresta:
kampuputs é ilang-i'angs, mileguas y santanes.

Aureolen su frente
los dorados albores del sol de la mañana,
y venere su nombre la Raza americaua
haciendo de nosotros un Pueblo independiente.

Así todos quisiéramos ver al Heroe malayo,


así, en la apoteosis radiante de la gloria,
entre trinos de maya y perfumes de Mayo,
el culto de los suyos y el loor de la Historia.
Diciembre, 1910.

= 38 =
iriPEIlt lí D BAZA n
A la m em oria d e j o s heroes de la In ­
dependencia.
Paladines de la Idea, portadores del Progreso,
Khpartacos y Kokziuskos de la Causa filipina,
invencibles bajo el peso
•le tres siglos de Conquista,
retadores é impertérritos sobre el polvo de la ruina,
i i-amolando victoriosa la enseña nacionalista:
celebremos nuestra Pascua,
esta fiesta solariega
•pie remembra la efeméride más gloriosa de la Raza.
brille un ascua
libertaria en el cerebro del poeta, en la coraza
•leí indómito insurgente sepultado en la refriega,
en el yunque del obrero, bajo el golpe de la maza,
y en el bolo legendario, hecho añicos en la brega.
lis la fecha que registra en los fastos de la historia
la caida de un Apóstol, con temblor de cataclismo,
p<n el triunfo de una Idea, por un ansia de victoria,
el desplome de un Imperio de Conquista y Despotismo,
el espanto del tirano ante el ínclito heroísmo,
y <1 ferviente desposorio de una Raza con la Gloria.(*)

(*) Poesía declamada por el Sr. Segundo Gastó a, en la


velada del 30 de Diciembre de i9 i0 en el «Manila Giand
Opera Houee,» en honor del Dr. José Rizal.
C laro M R ecto

Esta fecha rememora


el éxodo de una Raza de su largo cautiverio,
aquella hora
del misterio,
en que el Pueblo filipino,
hecho osado, fuerte y diestro
por la clasica braveza heredada del Ancestro,
orientado por el rayo que lanzaron ambas manos del
[Profeta,
fué camino
de conquistas de derechos ultrajados, con el bolo y la
[escopeta
Cayó muerto en el Calvario el Caudillo valeroso.
Mas surgieron otros hombres,
los ungidos con la sangre redentora del Coloso,
los Mabinis, Bonifacios,
Ley vas, Lunas, Bugallones, y otros nombres
anónimos que formaron la epopeya filipina,
y á manera de clarines atronaron los espacios,
proclamando por la Fuerza y el Derecho el Status Iude-
j pendiente
de esta tierra del Ancestro, de esta Perla del Oriente,
para gloria sempiterna de la estirpe rizalina.
Surgió el Rojo Katipunan, Alma Mater de la Raza,
fecundado por la sangre de modernos espartanos,
y los fieles legatarios de la herencia del Profeta
se lanzaron á los campos y pusieron la mordaza
del Silencio á los tiranos,
que durante tres centurias, ante el horror del planeta,
E popeya de la R aza

|mr la fuerza de cañones, poderosos en calibres,


oh robaron á nosotros el derecho de ser libres.
11

Los millones
do insurrectos, oprimidos por la mano del sicario,
«pie por tres siglos subieron bajo su cruz al Calvrrio,
filtre llantos y congojas,
hermanados en la Idea los crispados corazones,
combatieron bravamente bajo sus banderas rojas,
arrastrando por la arena á los bárbaros mandones.
¡<íuerra! gritó Bonifacio
en Balintawak, en gesto de suprema rebeldía,
predicando de su Pueblo la sublime autonomía,
entre plomos encendidos que atronaban el espacio.
,l hierra! contestó Aguinaldo,
puesto al frente de su falange bravia,
desde el puerto amotinado dol histórico Kabite.
Y aquel grito fue el heraldo
que convocó á los do3 bandos al fatídico convite.
Y en Batangas y Laguna, las Bisayas, Camarines y
[Tayabas,
en Manila y Kalookan,
a la espalda las aljabas,
lleuas de bélicas flechas,
cual las aguas de un torrente que entre peñas se dislocan,
arrojándose á las brechas,
guerrearon los malayos, nuestros bravos adalides,
con los vástagos ilustres de la Raza de los Cides.
Y el lirabás de la Malasia y el león de las Españas
con sus garras implacables se rasgaron las entrañas.
C laro M. R ecto

De Lusón á las Bisayas,


de Mindanaw á Paragua,
se ciñeron de laureles nuestras falanges malayas,
y el tirano bañado en sangre, abandonó nuestras playas,
porque el Apo le arrojaba la venganza de su fragua.
Y en las selvas de mi tierra, tan lozanas y tan bellas,
y en las plácidas campiñas joloanas y lusónicas,
se desplegó el estandarte del Sol y las tres Estrellas,
á las notas tan marciales, tan alegres, tan armónicas
de la Marcha Filipina;
entre tanto victoriosos envainamos nuestros bolo3,
y, entre vítores unánimes, en el pueblo de Malolos
proclamamos la República de la Patria rizaliua.

Mas, fue efímera la gloria


de los bravos Solimanes.
Fué muy pronta la victoria
de esta tierra
de titanes.
Todavía cuando estaban humeantes los escombros de la
[guerra,
nueva irrupción extranjera
hizo rumbos hacia Oriente, con espasmos de huracanes,
Y estremeciendo la esfera
la siniestra caravana,
tronchó el matinal capullo de la flor republicana.
Y sus hordas formidables, levantando barricadas,
se arrojaron despiadadas
á estas tierras filipinas, por la extraña fuerza bruta con-
[quistadas.
E popfya de la R aza

Sus machetes legendarios esgrimieron los malayos


y sus lanzas primitivas, fabricadas de sus cañas;
| pcio el Ave destructora,
despreciando los desmayos
de esta Raza triunfadora
mibre el imperio de España,
descargó sobre nosotros la cascada de sus rayos
y el veneno de su saña...
Y levantó sus reales la caravana invasora
sobre nuestras heredades: desde el pueblo á la montaña
Vertió sangre en abundancia esta tierra de la Audacia,
y anchos lagos fueron de ella nuestros valles y colinas,
porque el Ave, que es el Símbolo de la Santa Democracia,
arrasaba á sangre y fuego las provincias filipinas.
(Allá solo en Monte Dajo,
hizo una trágica gesta de carnicería humana,
porque el ínclito habitante de aquella isla, tan hermana
•le Lusón como Bisayas, tembloroso de coraje,
resistía con el tajo
la avalancha del esquilmo, el alud del coloniaje )
Y la pugna fué homérica.
Pero el pueblo lilipino no tenía más que bolos,
y muy pronto desplomóse la República en Malolos.
Kué Señora de las Islas el Aguila de la América...
Y el limbás, ensangrentado, huyó, lívido y maltrecho,
acosado por el Aguila, ciego, herido, roto el pecho.
Y fué rota la bandera del Sol y las Tres Estrellas,
y sobre ella suspiraron viejos, niños y doncellas...
= 43 =
C laro M. R ecto

Y fué el Alma de mi Raza despojada y humillada,


pero uuuca, mientras viva, aceptará la derrota;
porque juró ante la tumba de Rizal inolvidada
no abdicar de sus doctrinas de Héroe, Mártir y Patriota.

Sí, descendió y posó un Ave sobre la cruz del Coloso;


pero el Ave no ha entonado aquel cántico armonioso
de paz, que él siempre soñara;
sino que esgrimió su pico y apagó la luz del ara
custodiada por su Esposa, la dulce María Clara...

Ha pasado la hecatombe... Hoy, paz, mutua tolerancia


fraternidad simulada... Ya el Aguila e3 absoluta.
Y la Patria Filipina, la República impoluta,
marchitada en su infancia
por la extraña fuerza bruta,
á la sombra soberana
de sus alas se guarece,
de pie sobre sus escombros, ante la cruz del Patriota
que el vencimiento ennoblece,
risueña ante la catástrofe, altanera en la derrota,
en espera del mañana.
¿Llegará ésta? Dios lo sabe. Es voluble la victoria...
Napoleón poderoso vió en Waterloo un día
el ocaso de su gloria.
Miró España derrumbarse sus colonias donde el Sol no
[se ponía.
Y Roma conquistadora,
siglos antes de los mundos Gran Señora,
= 44 =
E popeya de la R aza

.liebre por sus hazañas, sus virtudes, sus escándalos,


l'iir lanzada de su solio por las hordas de los vándalos.
Ij. ik antiguos trece Estados, de Inglaterra tributarios,
non hoy libres, poderosos, millonarios.
Unos suben y otros caen en el sinuoso camino
del Progreso. Esta es la norma terminante del Destino
a los pueblos de la tierra.
Hasta ahora hemos caido siempre: en la paz y en la guerra ..
¿Subiremos?
¿(Vano y cuándo? ¡No sabemos!
Entre tanto, ciudadanos, trabajemos.
Pueblo, escucha:
laboremos con constancia, porque es la hora de la lucha.
Va despuestos nuestros bolos y cic itrizado el pecho,
lubriquemos el mañana con el yunque y el Derecho.
Y que surja la Moderna Filipinas,
de entre el polvo de sus ruinas,
en el campo cuyas míeses el ambiente balancea
y en los ámbitos gloriosos de nuestra augusta Asamblea.
Con la esteva del obrero y el verbo parlamentario
11 recerá en el Calvario
el Gran Arbol de la Idea.
Está ya muerto el presente...
Libertarlo es imposible, porque ha sido condenado.
Pues,entonces,libertemos el futuro,custodiandolasimieate
que han echado
en el surco de las almas
nuestros heroes que murieron, conquistando eternas
[palmas.
= 45 =
C laro M. R ecto

Ahorremos á los hombres del futuro una desgracia:


la de nacer de una madre, heredera de la audacia,
tuerte y brava,
pero esclava.
¡Oh, Pueblo heróico y valiente!
Laborar por el futuro, libertarlo á todo trance:
tal es la misión altísima de nuestra época presente.
¡Lucha y nunca retrocedas! ¡Que la Raza siempre avancel

Y entre tanto con su antorcha la estatua neoyorkiua


no ilumine las comarcas de la Patria Filipina,
sea el faro que conduzca nuestros pasos á la gloria
la hoguera que han encendido los mártires de la historia;
y el grandioso monumento que eternice tus grandezas,
el formado por sus huesos de legendarias bravezas.

Salve, ilustre Kalambeño, Espíritu de la Raza,


destructor de la mordaza,
hermanado con las cumbres,
desposado con la gloria:
si en tu vida fuiste báculo de las patrias muchedumbres,
ahora muerto, sé la estrella en el cielo filipino
que guíe por el camino
de tu soñada victoria
á este pueblo que venera de su pecho en el santuario
tu perínclita memoria
de Cerebro de la Raza y Patriota legendario.
Diciembre, 1910.

= 46 =
APO TEO SIS
Para el sabio Profesor de Leitm eritz,
A u s itia , el filtpinista F etdinand Blum entriU ,
”teuren btader del D i. Rizal.

En el yelmo ancestral bebamos todos


el vino del solar que fortalece.
.Sacudamos los nervios flojos; brillen
relámpagos de luz eu nuestras frentes.

Fraternicen las almas filipinas


en un abrazo de cariño, fuerte;
y, evocando las glorias del pasado,
una onda de entusiasmo nos inebrie.

La bandera del Sol y Tres Estrellas


en nuestros bravos pechos indeleble,
para encantar las fiestas de la Raza,
en el sereno azul que se despliegue.

Las antiguas dolencias olvidemos.


La hora del holocausto nos consuele.
La Patria invicta de Magát-Salámat
de su tristeza secular despierte.

Que dé su luz al fraternal convite


la hoguera que encendieron nuestros heroes,
al empuñar la tea redentora,
engalanadas de laurel las sienes.
= 47 =
C laro M. R ecto

Bebamos. . Es la Pascua de! terruño,


día de amor. . De un sacrosanto vientre,
cincuenta años atrás, nacía el Hombre
que nos salvara del dogal que hiere.

Era Rizal, Mesías que esperaba


la Madre Patria condenada á muerte.
Era el Enviado por Aquél que vela
por el destino de los pueblos débiles.

Se anunció el Redentor... Los falsos ídolos


se desplomaron de sus altas sedes,
rotos por el martillo de los bravos,
rojas de saDgre laB egregias vestes.

La voz conminadora del Profeta,


guiando á la legión de los rebeldes,
abrió surcos de luz en nuestras almas
é hizo temblar en su sitial á Verres.

¡Arriba los hermanos que comulgan


con la Idea común de Patria ingente,
libre como el €Ümbás» de nuestros aires,
como el «tamaraw» de las selvas, fuertel

Así gritó el Maestro, así gritemos:


¡Arriba el corazón! Sepa la hueste,
que ante el derrumbe de los Ideales
la inercia es religión de los imbéciles.
= 48 =
AróTKf sis

¡Arriba las banderas de la Raza


(¡•je bajo el polvo del olvido duermen!
Deshechas las cadenas que aprisionan,
den el supremo asalto les valientes.

¡Arriba el Ideal! Guarden las vírgenes


el fuego que en el patrio altar esplende.
Haya salmos de amor que glorifiquen
la rica Perla azul del mar de Oriente.

¡Vibre el verbo en el templo del Derecho!


¡Surja del yunque el Pueblo independiente!
Y si hay tiranos que la Idea ahogan,
nadie se extrañe de que el bronce truene...
Ju n io, 19, 1911

------
T

= 49 =
Para el 50.o aniversario del natalicio
del Dr. José Rizal.

Hace ya cincuenta años... Se alumbró-el tabernáculo


de los piadosos lares del Gran Hogar... Y en una
lumbre de apoteosis ¡oh sublime espectáculo!
constelado de auroras, lloró un niño en la cuna.

— Niño, serás Apóstol—así dijo el oráculo —


(Era un clarín el viento y aureola la luna.)
— A una legión de parias alzarás al pináculo
de la gloria; mas, mártir serás... Tal tu fortuna.—

Sonrió el niño en la cuna .. Rumor de adoraciones


que sólo sabe un pueblo de invictos corazones
surgió del grupo hermano de ancianos y doncellas...

Rajó una onda impalpable de nubes tricromáticas,


y et\ ia frente del niño, en franjas enigmáticas,
fue la conjunción mágica de un Sol y tres Estrellas...
Ju n io , 19, 1911.

= 50 =
Para Leoncio G. L iq u e f

Allá vá, fuerte y bravo, todo acero I músculos,


0 3

con la cara tostada


por el sol de los trópicos.
Es de coloso su alma,
su alma vindicadora de ultrajados derechos,
noble, ingente, bizarra,
gloriosa, apocalíptica
y revolucionaria,
llena de intensidades y bravuras indómitas,
creada por Bathala
para ser en su día el Apóstol rebelde
de una legión de parias.

Sufrió persecuciones,
pero no. ha claudicado de las ideas patrias,
Así, las almas grandes:
apostatar no saben de la sagrada causa,
no hipotecan por oro
la salud de la Raza;
s¡in miedo, sin desmayos, coa la fe inconmovible,
por el sendero avanzan,
porque el honor lo exige,
porque el deber lo manda.
SINFONÍA D E LA S R O SA S
swim it ms lists
«OSAS DE LA TARDE
Para Macario Adriático, C. de la
Real Academ ia de ¡a Lengua.

¡Oh rosas vesperales,


con almas melancólicas de terneza y misterio,
que lloran ignoradas bajo tibios cañales,
ó entre las osamentas de un viejo cementerio!
¡Oh rosas sin amores, rosas huérfanas, mustias,
que refieren sus penas, que dicen sus angustias,
á las enormes lágrimas de los soles murientes,
de los soles que tiemblan en agonías de oro,
demasiado dolientes,
cuaudo en las heredades muge el pintado toro
la oración de la tarde,
y el corazón cobarde
llora también dolido, porque las crueles sombras
dan miedo, mucho miedo, y sobre las alfombras
floridas de los campos el sol amigo no arde!

¡Oh rosas moribundas, de inmensas amarguras!


¿Por qué vuestras ternuras
son tan tristes y pálidas?
¿Acaso vuestras almas son humildes crisálidas
que sieuteu la nostalgia de locas mariposas?
¿Por qué os veo tan tímidas, tan dulcemente tristes,
— 54 =
Ros A8 DE LA TARDE

mis predilectas rosas?


Dolor, ¿por qué persistes
<01 torturar las almas de estas buenas amigas,
las rosas de la tarde, extenuadas ya y muertas,
acaso de fatigas,
porque los sufrimientos
hacen vagar sin tregua por veredas inciertas,
donde hay espectros vagos y son nieve los vientos?
¡Oh rosas del crepúsculo, del misterio gemelas!
Sois almas de novicia,
osas almas murientes que cuentan las novelas,
porque ensayáis suspiros si el aura os acaricia.

Protestas ahogadas, lágrimas comprimidas,


almas que agonizirou á la hora del Deseo,
erispaciones de labios, dolor de cien mil vidas,
prolongadas ausencias,
¡llegarías de patíbulo, maldiciones de reo,
estertores supremos, remordidas conciencias,
agonías de vírgenes bajo zarpas brutales,
y todos los dolores de todas las centurias,
y todas las penurias,
duermen en vuestros cálices, oh rosas vesperales;
y sólo esperan la hora
sacrosanta y piadosa, para tender sus vuelos,
y, como aves heridas, buscar bajo otros cielos
el castillo de sueños, la gruta salvadora.

Igual que vuestras almas, son vuestros corazones:


orantes, gemebuudos,
C laro M. R ecto

coraz mes marchitos de pálidos ascetas,


sedientos de ilusioues,
porque, sublimizados, habitan otros mundos,
y no saben del dolo de las damas coquetas,
ni que son confidentes rameras y poetas.
Son vuestros corazones como las fantasías
obsesas por el frío espectro de un endriago,
como barcas vaqías
rondaudo á media noche en la quietud de un lago,
como amarillas hojas
que, al caer de las tardes, dicen hondas congojas.

Rosas de atardeceres, de caducos eusueños:


deciduos el secreto de vuestros locos sueños,
lo que os dicen volando las áureas mariposas,
cuando besan coquetas vuestras hojas llorosas;
lo que cuentan los duendes á los buhos fatales,
en las noches sin luna, debajo los cañales;
lo que la brisa amable os susurra en voz baja;
lo que afirman los muertos,
cuando lloran y ríen en macabros conciertos,
bajo los negros pliegues de una extensa mortaja.
Decidnos por qué hay almas que son inconsolables,
por qué hay llorosos ojos,
labios que no son rojos
y carnes que no saben de gozos insaciables.
Decidnos por qué la ola, al morir en la playa,
gime lamentaciones, como impúber malaya,
que llora de su amante las excentricidades;
deciduos el misterio de las silentes noches,
= 56 =
R osas de la tarde

cuando la luna amiga llueve sus claridades


sobre los albos lirios de perfumados broches.
Decidnos por qué eusartau estrofas los poetas
ante un rayo de luna
tan tenue que se pierde en las inmensidades;
por qué son las violetas
dolientes, á manera de esposas sin fortuna;
por qué el recogimiento de las diafanidades
tiene aromas de infancia y caricias de cuna.
Decidnos, rosas buenas, por qué la negra calma
de los túmulos viejos
hace temblar el alma
y pone aute los oj' s
acervos deplorables de ignorados despojos
y macabros desfiles de fúnebres cortejos;
por qué yerran los manes,
cuando tocan á áuimas los altos campanarios.
mientras aúllan los canes
ante espectros fatídicos de errabundos sudarios.

liosas ultramundanas, rosas amarillentas:


vuestras hojas son labios perfumados de absentas,
vuestros divinos pétalos son no más concreciones
de lágrimts inmensas—llanto de ocho millones,—
lejanas resonancias de gritos de presidios,
ecos de aquellas guerras que fueron fratricidios,
sagradas floraciones
de ayes inveterados
de invencibles Apóstoles por la Idea inmolados.

= 57 =
C laro M. R ecto

¡Pobres rosas histéricas!


Eu vuestros tristes cálices los moribundos soles
han dejado sus lágrimas mustiamente quiméricas,
al morirse eu sus lechos tras lejanas montañas.
No sabéis de la aurora, no sabéis de arreboles
matutinos. Tenéis la piedad de las cañas,
el dolor de las tumbas, los silencios claustrales
y las lamentaciones de brisas autumnales.
Que viváis ignoradas
siempre, rosas amigas Perfumad los senderos
brumosos y desiertos, las tumbas olvidadas,
con ese aroma triste de vuestros pebeteros.
Perfumad nuestras frentes
de vates, coronadas de laureles y palmas,
y haced que nuestras almas
beban siempre del agua de las sagradas fuentes.
Rosas santas, ¡albricias!
Sed siempre melancólicas, pero siempre piadosas;
dadnos vuestros encantos, dadros vuestras caricias,
y también vuestras peuas, crepusculares rosas ..
Ju n io 1911.
,

* * *

= 53 —
ROSAS M ISTICAS
Para J o a q uín Pellicena Cam ocha „

Rosas santas que tienen


la palidez del mártir en la hora del suplicio,
y el dolor de los sueños que á torturarme vienen
al ponerse el sol; tristes, como niñas de hospicio,
como las carnes místicas
de las enfermas Vírgenes de Cristo enamoradas,
que sangran, maceradas,
tras un largo cilicio,
abiertas á manera de flores eucarísticas.

Son de aroma de cielo sus pálidas corolas,


suaves como las olas
que mueren en la playa, al amor del crepúsculo
de las tardes serenas;
como manos morenas,
que en la desesperanza de las noches de invierno,
recorrieran las páginas de un polvoriento opúsculo
donde Parca hace muecas y crepita el infierno.

Conocen el perfume
de las suaves guedejas
de Teresa de Avila, la calma que consume
ilusiones y ensueños tras las vetustas rejas
de los dormidos claustros. Son amigas genuinas
= 59 =
Claro M. R ecto

de los ascetas pálidos,


cuyos cuerpos escuálidos
sangran y se estremecen bajo las disciplinas.

Han dormido en el ara


de una Virgen de yeso,
y fueron en la pálida sien de María Clara,
en los tiempos que huyeron, floraciones de beso.

Perfumaron las páginas de los viejos breviarios


y saben la armonía de las liturgias graves
que duermen en las naves
de los templos en ruinas, mudos y solitarios.

Tienen su dulce sroma


los versos de Teresa y de Juan de la Cruz
y algo dicen sus pétalos que es unción de paloma,
piedades de crepúsculo y agonías de luz.

Perfumad, rosas místicas, los ignotos caminos,


por donde los espíritus ambulau peregrinos
del Reino del Eterno,
y en amplexo fraterno,
cantando égregios salmos por la senda florida,
conquisten venturosos la Ciudad de la Vida.....

--- 9----

= 60 =
ROSAS DE CABRE
Para Cvcilia ApósioK

¡Oh rosas de lascivia!


Yo sé que os extenuáis de emociones supremas
cuando en vuestras .corolas deposita sus gemas
el bienhechor rocío, entre la noche tibia.
Fuisteis como diademas
en las frentes de Lais, de Salomé y de Aspasia,
de las cocotes de Europa y bayaderas de Asia,
y de las Margaritas que enfloraron América.
Vuestro perfume intenso de prostituta histérica
que incita al sacrilegio,
lo anhela todo el muudo: desde el burgués intonso
hasta el artista egregio,
y desde el venerable que reza su responso
y ornamenta sus dedos con aguas de amatista,
hasta el viejo eremita que entiende el sortilegio,
conversa cou los astros, y es brujo y alquimista.

Son secretos de alcoba


los que sabéis vosotras: el espasmo que arroba,
el deseo que mata, los contactos sutiles,
las caricias de seda
y el estremecimiento de las carnes febriles.
Habéis mirado al Cisne, prodigador de halagos,
= 61 =
C laro M. R ecto

ensangrentar su pico eu los muslos de Leda,


sobre la mansedumbre de los dormidos lagos.

Los ojos de Astartea


<»s contemplaron mucho. Frinés y Mesalinas
perfumaron el agua que besaba sus seuos
coa el aroma vuestro. Médicis y Popea
y otras hembras felinas
os dieron el hechizo de sus labios obscenos.

No ignoráis lo que ocurre


en las silentes noches: el cuerpo que se escurre
entre las suavidades de los ropajes blaucos,
las mauos que se pierden por los turgeutes flancos,
el beso que provoca,
los labios que se buscan y les lenguajes francos
que van de boca á boca.
Y sabéis, por fin, rosas,
que el talismán eterno
de las damas hermosas,
de anémicos suicidas ha llenado el infierno..,.

llosas camales, malas, igual que vuestra ciencia,


no os quiero; vuestro encanto no cura mi dolencia ..

¥ ¥

= 62 =
ROSAS DE EROS
Para Feliciano Basa

Suspiros de princesa
i ’draviada en un bosque de encantamientos; alas
de bienhechor ensueño
i|tu- mece y dulcifica la ansiedad de la3 almas;
aliento de una Virgen
muy enferma de amores; olor de nuevas ramas
l'ic.'Cas bajo una lluvia delicada de estío;
beso bajo las cañas
de convulsivos labios
á la piedad nostálgica
de blancos plenilunios;
sueño de las muchachas
que duermen anhelantes tras la noche de bodas,
filtre mustios azahares y carnes desfloradas;
coloquios amatorios
ili dos almas gemelas á bordo de una barca
en una tarde rosa,
sobre las quietas aguas
de un lago del terruño;
limaciones de auroras en las rubias mañanas
de primaveras, hechas
de músicas y esencias, trinos y serenatas.
C laro M. R ecto

Carnes tiernas de impúber,


temblantes de deseo; mejillas todo grana,
labios que se entreabren en espera del beso
que exaspera y provoca; prominencias de ánforas
que contienen el néctar que beben los poetas
cuando es la primavera y hay sueños de esperan z ;
manos de novias buenas
que han jugado, piadosas, con las cabezas pálidas
de los amantes líricos;
m’radas que se buscan en las horas románt'cns;
resplandor de otros cielos y de constelad mes
no vistas aún; sonrisas-capullos, caravana
de incógnitas quimeras
que vienen de muy lejos, tal vez de un reino de liad s
y aromas y armonías
para dar á las almas
el rosa de sus sueños,
y llenar con sus mieles nuestras copas amargas;
idilios ca lapesinos,
melodía de flautas,
displiseencias de niña traviesa y coquetona,
bocas exasperadas
de amantes venturosos
que muerden la manzana
del bien y del mal, bajo ramajes que se besan,
cuyas hojas glosaran
músicas apacibles, en un deshoje lento
de blancos azahares—flores epitalámicas - ;
gotitas de rocío
que sonríen de dicha al despertar el alba,
= 64 =
R osas db Bros

prendidas como perlas


de las recientes ramas;
loga de enamorados al país del ensueño,
bajo la noche amiga,
felices sobre el anca
de un galopante potro que se bebe los aires
y enciende con sus cascos que las piedras machacan
la antorcha de Himeneo;
ojos de novia blanca,
de tiernas languideces,
ojos de aguas glaucas,
que han contemplado mucho auroras y crepúsculos;
párpados de sutiles morbideces de nácar,
que se entornan al beso de uuos labios golosos
que saben del pecado de cieu mujeres malas.

Rosas locas, quiméricas,


perfume vagaroso de canciones aladas,
confidentes de amores.
Ya sé que vuestras galas
son el eterno encanto de todas los jardines,
de las niñas románticas
'•aprichosas y frívolas, pero nunca coquetas;
ya sé que perfumáis ciertas guedejas blandas,
y unos senos turgentes
y sutiles como alas;
ya se que os marchitáis
y parecéis tan lánguidas
entre los dedos suaves
de unas manitas blancas;
= 65 =
C laro M. R ecto

ya sé que por las tardes de amables primaveras,


mis novias os arrancan
de vuestros liúdos tallos que se inclinan y lloran,
para enjoyar con vuestros eucautos mi solapa;
ya se que florecéis
en amables terrazas
que habían s:do mudos testigos de caricias,
de besos y coloquios combinados con lágrimas
de indecibles ternuras;
ya sé que tanto os miman las novias bien amadas,
porque sois bello símbolo
de promesas muy santas...

Pero, decidme, rosas,


sed para mí muy francas:
¿conocéis, por ventura, á Romeo y Julieta?
Tal vez; vuestra fragancia
también aromó un día aquellos corazones,
henchidos de la gracia
de aquel dios sagitario, eternamente joven,
cuyas flechas son de oro y cuyo arco es de plata.
¿Recordáis lo que fué de Abelardo y Eloísa?
¿Habéis besado acaso sus neuróticas cartas?
Y ¿qué me decís, rosas, de aquellos dos amantes
de Teruel, que nos cuentan las polvorientas páginas
de las viejas historias?
¿Sabéis de Magdalena, la bella de Bethania,
y de las tristes coplas de Boanerges, el pálido
Gisne de Galilea, en frente á la ventana
del castillo de Mágdalo?
Más que esto conocéis por vuestra ciencia vasta.
= 6ó =
R osas de E ros

Pero vuestros amores son mucho más poéticos.


Son legión vuestros novios: abejorros, crisálidas,
liipsipilas, libélulas, pájaros, mariposas,
hasta las tristes almas
le los tristes poetas. Es que sois muy buenas
como vuestras hermanas,
las rosas vesperales,
y las místicas rosas Es que sois tan balsámicas
para los corazones de los enamorados,
cuando en las tardes diáfanas
se dicen tantas cosas, sentados sobre el musgo
<-on que alfombran su suelo las campiñas malayas

ilusas de Eros, amigas: haced que mis amores


y los de mi adorada
sean eternos. Quiero
que colméis de fragancia
nuestro tálamo blanco en la noche de bodas,
y que al llegar el alba,
con sus tenues celajes
y su ronda de mayas,
dichosas de la vida
despierten nuestras almas,
somnolentes y bellas sobre vuestras corolas
todavía aromosas, pero... ¡tan deshojadas!...
Junio , 1911.

— »—

= 67 =
IV.

paisajes filipinos

Luglugan
Banahaw
Pansol
La selva filipina
Laguna de Bombón
Crepúsculo provinciano
Noches de Manila
Amandiwíng

Para Teodoro M. Kalatv, p intor de alm as y v ai safes-


Para H ugo Laíarre y A falolancn.

¡Cuántas palabras suenan con vibración de plata!


¡Cuántas votivas flamas alumbran el altar!
¡Qué mística es ia luna que ondula y se retrata
sobre la transparencia de un lago especular!

¡Qué líricos espasmos hay en las almas todas!


¡Cómo bulle en las copas la espuma del licor!
Diríase una fiesta de fantásticas bodas
en donde se desposan el Arte y el Amor.

¡Qué juventud de aromas se escapa de las huertas!


¡Qué ritmo hay en el beso del aura nocturnal!
¡Y cómo, en el delirio, las bocas entreabiertas
perfuman cual si fuesen las rosas de un rosal!

Aladas sinfonías se escuchan suavemente,


sollozan los violines, las flautas vierten miel,
mientras dicen su triunfo y encanto en el ambiente,
sampagas é ilang-ilangs del oriental vergel.

Allí se oyen suspiros de febriles amante?,


allí se funden almas en un solo crisol,
y corren por los nervios efluvios enervantes
de calor amoroso, de vértigo y de sol.
= 71 =
C laro M. R ecto

(Habla un joven poeta con honda pesadumbre:


—Te amo, sombra querida de mi ilusión que fue;
tú eres en mis tinieblas la inolvidada lumbre,
en que sus alas quema mi solitaria fé

Ya me han dejado solo las esperanzas mías,


y es que ya no me alumbra de tus ojos la luz.
Mi futuro declina allá en las lejanías,
envuelto en el misterio de un oscuro capuz) —

La música preludia .. Y galanes y damas


se pierden en los giros de la danza febril,
ellos y ellas ardiendo eu amorosas llamas,
en algo que parece una embriguez sutil.

Inquieto vuela el niño de las doradas flechas


por sobre las cabezas, borrachas de langor,
y se sonríe y goza oyendo las endechas
de labios que se juran amor, eterno amor. .

Hay sones de guitarra, hay eco3 de kundiman,


que semejan del batís la canción de cristal;
hay bufones que ríen y hay poetas que riman
tiernos versos eróticos de sabor tropical.

¡Oh imagen luminosa!... De sus pupilas brota


algo así como un rayo de resplandor fugaz,
hay en sus suaves párpados una quimera ignota,
y un pensamiento triste en su celeste faz
= 72 =
L üÜLUOAN

Es ingenua y ardiente como gentil sultana,


errátil mariposa de un florido jardín,
y sus labios se tiñen de aquella regia grana
con que tiñe la aurora su peplo de carmín.

Ya terminó la fiesta, ya terminó el luglugan ..


Va no ríe la luua en el espacio azul...
Y se van ellos y ellas, como aves que se fugan
hacia sus blancos nidos de vaporoso tul.

Sólo en su altar se yergue bajo arcadas de flores,


la duce Rosa mística, la madre celestial ..
iQué pensará al ver hecho templo de otros amores
el lugar donde ondea su manto virginal! .
Ju lio de 1909.
syyflw
Para Teodarico Tr. Dolando.

¡Monte de mis abuelos, adusto y tnileuario,


<|ue eres de mil leyendas incólume santuario,
para ti el sello eterno de la inmortalidad!
Sobre tus altas cimas,
eternamente verdes, se columpian mis rimas
en las tardes bañadas de azul diafanidad.

¡Salve, monte Banahaw!...


Te dan su tibia sombra las palmas del «anahaw»
y su caricia el sol.
Orean tus vertientes las auras campesinas,
te iuvocau en sus sueños las hadas filipinas
que duermen al encanto de un místico arrebol.

Yo te saludo ¡Glorial
A tu ínclita memoria
se estremece mi lira en un himno triunfal.
Tu excelsitud pregonan la plañidera maya,
el Céfiro amoroso y la fuente que ensaya
bajo las frondas trémulas su flauta de cristal.

Al ejército bravo, hostil y temerario


de Hermano Apolinario
tu sombra en mil combates sirvió de pabellón.
= 74 =
B a .v a h a w

Sobre tu cumbre airosa


se desplegó á los aires indómita y gloriosa
la tricolor enseña de nuestra redención.

Tienes lagos azules,


cuyas ondas cual velos de transparentes tules
se tiñen de carmín,
cuando en noches macabras de luna algo indecisa,
ni soplo intermitente de sollozante brisa,
se baña en sus cristales un espíritu ruin.

Y hay fatídicas danzas


de blancos esqueletos con escudos y lanzas,
que semejan fantasmas de uu bosque secular
Y hay rumor de cascadas, ímpetus de torrentes,
suspiios tan dolientes
que íiugen ecos lúgubres de tormentoso mar.

Tienes un gran tesoro.


Tus yacimientos de oro
brillan en tu3 entrañas cual fragmentos de sol.
Hasta ahora no lograron explorar tus regiones
ni de la gran América las osadas legiones
ni las bravas conquistas del heróico español.

Porque hay en tus guaridas, donde se refugiaron


millares de patriotas que indómitos lucharon
por nuestra libert. d,
una legión innúmera de belicosos guardas,
con espadas y bolos, con hachas y alabardas,
que hieren al que viola tu excelsa majestad
= 75 =
C laro M. R ecto

Porque tienen tus selvas cierta historia de encanto,


porque un sí arbolo eterno de misticismo santo
hay en tu tradición.
Porque en tus bosques viejos
hay «tigbalangs» que forman maléficos cortejos
y defienden tus oros de la extraña ambición.

Porque duerme en tus antros la colosal serpiente,


de miradas siniestras, de mortífero diente,
que sabe castigar,
y el noctámbulo «kalaw» de estentóreo grazuido,
que fabrica su nido
en las vetustas ramas de un árbol secu'ar

¡Oh monte milenario,


ríe leyendas fantásticas incólume santuario!
¡Grande eres bajo el beso del cielo tropical! ..
Pasarán las fronteras solariegas tu fama,
porque hay siempre en mis venas inspiradora llama .
Mi salmo á tí no muere .. Es como tú, imnor al!...
Octubre, 1909.
PANSOl.
Para Bernard M x. Solis..

Son sus ondas inquietas azules como el cielo


que se mira en su espejo de diáfano crista’;
sutiles como el blando y fino terciopelo,
como bucles de novia dulcemente sensual.

Resbalan mansamente sobre musgosa alfombra,


deshojando en su curso de sus cantos la flor,
y copian de los árboles la undivagante sombra
tan propicia al encanto de unas horas de amor.

Allí una brota fuente que remeda el acento


de las mayas que vierten sus gorjeos de miel,
y entre las verdes frondas susurra un lene viento
que porta entre sus alas perfumes de vergel.

Es jocundo en el alba como arrullos de nido,


cual son de viejas coplas, su tremante cantar;
en las tardes simula el doliente quejido
de una esposa que llora tristezas del hogar.

Hay mullidos cojines, hechos de verdes matas,


que parecen caprichos de las hadas de Abril,
y sobre ellos ondula rumor de risas gratas,
como un coro de abejas en florido pensil.
C laro M. R ecto

Allí eu dulce retiro doncellas y poetas,


olvidando las penas, huyendo del dolor,
apuran fervorosos entre frases discretas
«1 vino del ensueño que fabrica el amor.

Y luego envueltas ellas en gasas vaporosas,


á manera de garzas sobre un lago espectral,
retozan como errátiles y leves mariposas
sobre las aguas glaucas del sonoro cristal.

Suspiran, se persiguen, fugaces, anhelantes,


como ligeros ánades que nadan en tropel,
remedando un concierto de revueltos diamantes
los polífonos chorros y sus risas de miel.

Son cual ninfas del Pásig que en las serenas noches


bajo las ondas leves de neblinoso tul,
abren de sus canciones los argentinos broches
que impregnan de armonías la inmensidad azu'.

El sol con vivos rayos en el cénit fulgura...


Sopla una brisa cálida que murmura al pasar. .
Y aquellas bellas damas de típica hermosura,
sólo con sus recuerdos regresan al hogar.

Y en su orfandad sombría serpea tristemente


bajo las hojas trémulas el lírico Pansol,
y, como un bardo erran'e de inspiración doliente,
sigue ensayando rimas bajo el fuego del Sol.
= 73 =
P ansol

ENVIO.
Amigo Max Bernard: A mi flauta luzóniea,
Balagtás no le ha dado su tropical dulzor;
I ero, yo te la ofrendo, con ser tan poco armónica,
en nombre de las Musas, del Arte y del Amor.
FabietO, 1910.
LA SELVA FILIPINA
Para Fernando M .a Guerrero.

¡Oh selva de mi tierra!


El libro de mi Raza tus encantos encierra,
canta el apolonida tu gloria secular;
tus fiebres ponen fuego en mis épicos cantos,
(us místicos perfumes disipan mis quebrantos,
tus brisas rumorosas aduermen mi pesar.

He templado mi lira bajo tu augusta sombra,


sentado sobre el césped, cual sobre blanda alfombra,
anegados los ojos en el piélago azul,
mientras me adormecía el concierto armonioso
de las agrestes mayas, que en tropel bullicioso
cruzaban los espacios, cribando el terso tul.

¡Oh, qué dulce es el sueño bajo tus tibias frondas


de tu ambiente selvático á las caricias hondas,
cuando los plenilunios del aromoso Abrill
¡Oh, qué dulce es soñar en la hora de la siesta,
á los amenos ritmos de inconocida orquesta,
bajo el follaje lírico de tu verde pensill

En tus grutas que fingen espectros dormitantes,


oblacionan sus rezos los brujos nigromantes
al supremo Bathalá, piadoso y vengador,
= 80 =
L a selva filip ina

á media noche, cuando por caminos inciertos


yerran como fantasmas las almas de los muertos,
modulando en las sombras quejumbres de dolor.

El glorioso tamaraw de indómita fiereza


en tu corazón duerme tus sueños de grandeza,
bajo el sol tropical;
y el limbás legendario, cuyo fogoso aliento
es el trueno que estalla, los ímpetus del viento,
el miasma del pantano, las lavas del Taal

¡Oh selva filipina de árboles milenarios!


A tu sombra pactaron los heroes legendarios
con sangre aquella lucha por la emancipación;
porque el perfume místico que exhalan tus molares
tus ipils y balayongs y el salmo de tus aves
encienden en los nervios ftamas de rebelión.

El ilang-ilang regio y la dama de noche,


cuyas ñores escancian el vino de su broche
en la hora nocturnal,
el bañaba y el tindalo, el mankono y la n arra,
el guijo y el tibíg do canta la cigarra,
son tu perenne gloria, ¡oh selva tropical!

Desafían las nubes tus verdeantes cañas,


tus románticos pinos que en las frescas montañas
de Benguet se levantan con soberbia gentil;
el kamagón y el ébano, el yakal y el lanété,
la cam arin a diáfana y el macabro balété,
donde duerme el tikbalang con su cortejo hostil.
= 81 =
C lauo M R ecto

Acaso en tus entrañas de perenne verdura,


coronados do lauros, hallaron sepultura
Dula, Magát-Salámat, Matandá y Solimán;
con sus lanzas de guerra, sus flechas y carcajes,
sus salakóts y mallas de míticos herrajes,
sus ánimos ingentes, sus furias de titán.

Los nidos de los duendes cuelgan de tus háletes,


grazna el kalaw noctámbulo desde tus cacahuetes,
se esconde en tus malezas el bizarro pag-íl.
El ulupóng ss enrosca en tus húmedas hierbas,
y bajo tus boscajes se guarecen las ciervas,
cuando hiende los aires el plomo del fusil.

Perturban el silencio de tus noches el lewago,


con ojos relucientes, cual cristales de un lago,
maléfico, protervo, del mal anunciador;
el alimós y el húhag, y el hahaw mañanero,
que lanza desde el Tcüpang su grito lastimero,
al sonreir la aurora con su primer albor.

¡Oh selva de mi tierra, cuna de cien leyendas,


donde se adormecieron en místicas viviendas,
hace como mil años, nuestros bravos rajáhs!
¡Que no violen tu cofre de encantos los profanos,
porque matan la fiebre de tus glaucos pantanos,
los cuernos del tamaraiv, las garras del limbásl...
Ju lio , 1910.

= 82 =
Para Teodora M . K ataw

Canto un himno á tus aguas santas, madre laguna,


donde en las noches blancas, noches de amor y luna,
juguetean las ninfas de cabellera bruna
y de abiertas pupilas, color de la aceituna.

Tú encierras el prestigio de los días egregios,


cuando los ancestrales hacían sortilegios
en nuestras selvas vírgenes de perfumes y arpegios,
leyendo unos infolios de santos florilegios.

La aurora do los trópicos, como flor cabalística,


pone en tus ondas tersas coloración artística,
mientras mancha el azul una paloma mística,
que es muy blanca, tan blanca como la hostia eucarística.

Por tus aguas bogaron en primitivas barcas,


con sus lanzas y bolos los tagalos monarcas,
á lidiar con el hombre de las pupilas zarcas
que iuvadió hace tres siglos las malayas comarcas,

¡Oh laguna qne encarnas las grandezas de Lipa


— pueblo de ingenuas niñas y buen vino de ñipa—,
cuando cruzo tus aguas mi dolor se disipa
y hasta siento que el pueblo de Rizal se emancipa.
= 83 =
Claro M. R ecto

Moran en tus entrañas la ira de cieu volcanes,


moluscos, peces raros, gigantescos caimanes,
y acaso el polvo inerte de bravos Solimanes
que en desiguales luchas cayeron cual titanes.

Cuando lanzó el Taal la furia de sus fraguas,


brotaron de sus cráteres tus impetuosas aguas,
y sobre sus burbujas—tenues borlas de enaguas -
se arrastraron las casas cual débiles piraguas.

Tus hermosas cascadas, al caer espumantes,


engarzan en el aire millones de diamantes,
y en las noches parecen sus rugidos vibrantes
monótonos quejidos de fantasmas errantes.

¡Madre, madre laguna! Tu nombre es una gloria,


una página de oro en la malaya historia,
un destello lumínico que ilustra la memoria,
un poema de amor, un himno de victoria ..
Octuhre, 1910.

= 84 =
Para Francisco V. A lvarado

Heraldo nobilísimo
del excelso prestigio del siempre inolvidable
hogar, símbolo altísimo
del patriota indomable
y enamorado ciego
de las eximias glorias del país solariego.

Los bravos de la Raza,


á su bandera fieles,
hicieron de tus antros indómitos cuarteles,
cuando tronó en los aires la insolente amenaza.

Fuiste tumba piadosa


para el bravo insurgente que halló muerte gloriosa
en la ruda pelea
por el egregio triunfo de la sagrada Idea.

Ese peñón soberbio,


con que reta á los cielos tu fantasma ciclópico,
dice que el alma es grande y vigoroso el nervio
de los claros hidalgos de esta tierra del Trópico.

Esos gigantes robles


que custodian tus flancos,
C laro M. R ecto

hablan de pechos nobles,


valerosos,y francos,
genuinos legatarios del supremo heroísmo
de aquellos primitivos rajáhs del tagalismo.

Esa voz de ultratumba


que emerge del abismo
de tus vírgenes selvas y hasta el cielo retumba,
es la palabra eterna de intenso patri otismo
que desde la honda calma
de tristes é ignorados
túmulos, dice el alma
siempre invicta y rebelde de los antepasados.

Amandiwing, heraldo de las viejas grandezas


del bravo pueblo nuestro:
lanza el furor que encierra tu cofre de bravezas
sobre los que blasfeman de! nombre del Ancestro...
JLeyte, Julio 1 9 11.
V ,

del lililí m m u

En la orfandad...
A medía noche...
Contrastes...
¡No llores!
El poema de mis besos
Los labios de ella...
Los ojos de ella...

Tara tí, la espiritual y romántica, que tienes un beso para cada ilusión
y un sueño para toda quim era, esta melancólica sinfonía de amor.
DEL LIBRO D EL AMOR
EN LA ORFANDAD
Para unos ojos tristes

Las horas pasan.,.. Y en nocturna calma


adormecida está la creación;
entre tormentos agoniza el alma,
sus desengaños llora el corazón.

Todo es obscuridad, todo es desierto,


manes en confusión, caos, fantasma .
En torno mío hay un olor á muerto,
olor á corrupción, á cirio y miasma ..

Tendido estoy en mi revuelto lecho,


sin luz, sin esperanza y sin sentir...
A violentos impulsos late el pecho
Mi amor se siente eu ansias de morir.

Así estoy, así, triste y solitario,


solo pensando eu la mujer amada.
Mi existencia infeliz sube al calvario,
con la mente de espectros torturada:

Mas, ¿qué oigo?... Pasos graves, muy callados,


que perturban la calma nocturnal...
Abro mis ojos, mustios, espantados,
y vislumbran un sér angelical.
.= 91 -
Clako M R ecto

Aureola de paz su sien circuuda,


que lanza eu derredor gloria y bonanza.
Mi lecho en floración de luz se inunda
y renace la flor de mi esperanza.

¿Quién es?... ¿Acaso la ideal malaya


que busca sin cesar mi fantasía?
¿Acaso de un Edén la ans'ada playa
á do arriba el bajel del alma mía?

¿Quién es?... Lo ignoro... Mas al verla hermosa,


juro entregarla todo mi existir.
Tal vez con ella encoutrará afanosa
mi existencia su bello porvenir.

Mas, ¡ay! muy pronto, la impiadosa suerte


torna mi gozo eu hiel de desconsuelo.
¿Por qué me dejas, anheloso, inerte,
falto de fuerzas, sin ningún consuelo?

Mi voz entonces sin cesar invoca


su nombre al són del céfiro glacial.
¡Mas sólo á mi alma delirante y loca
responde un eco, triste, sepulcral!

Ya no la veo... Su fugaz encanto


dejó en densas negruras mi esperanza...
Sólo oigo al compás triste de mi llanto
sus pisadas perderse en lontananza.
= 92 =
En la orfandad...

Hundo entonces mi frente en la almohada,


y mi alma llora, y mi alma se entristece,
al pensar en su imagen adorada
que allá, lejos de mí, se desvanece.

Y de nuevo las ansias de la muerte


invaden mi febril romanticismo;
y ante aquel rudo golpe de la suerte,
vencido se derrumba mi heroismo.
A bril, 1909.

= 93 =
P a ta unas m anos adorables

Escúchame, amor mío.., ¿No ves? Allá á lo lejos


la alba luna derrama en piadosos reflejos
sobre el dormido mundo una lluvia de luz.
El ambiente se impregna de perfumes de rosa,
la noche va marchando en quietud majestuosa,
envolviendo las cosas en su tenue capuz.

¿No ves?... Sólo perturba de la noche la calma


á lentos intervalos el suspiro de un alma
que al través de su prisma sólo mira el dolor...
Ya todo está eq silencio .. sólo estamos despiertos ..
¡Ven!... Cruzaremos valles, colinas y desiertos,
bajo un cielo sin nubes, bajo un cielo de amor.

Sobre un corcel quimérico juntos nos fugaremos,


fervientes, enigmáticos, y luego beberemos
el zumo del cariño en un eterno Edén.
Allí seré el monarca, tú serás la sultana,
y fluirá entre sonrisas nuestra pasióa lozana,
de una ligera hamaca al lánguido vaivén.

«Amor» en su cordaje suspirará mi lira,


fingiendo los lamentos de un álma que delira
en sus raptos sublimes de ardorosa pasión.
= 94 =
A MEDIA NOCHE

<Amor» entre las hojas repetirán las brisas,


como en derroche ingenuo de feminiles risas,
al preludio melódico de mi alada canción.

Y cuando en el misterio de las tardes amenas


las aves se columpien, contándose sus penas,
«u las escuetas ramas de un marchito vergel;
ó cuando, siempre juntos, alguna mansa fuente
bajo las verdes cañas arrulle dulcemente
cou un epitalamio nuestra luna de miel;

yo besaré tus labios de gentil soberana,


teñidos con los regios colores de la grana
por el ardiente soplo del aura tropical;
yo estrecharé tus manos temblorosas, heladas,
mientras sienta mi vida perderse en las miradas
de tus divinos ojos de virgeu ideal.

Colocaré en silencio un manojo de rosas


sobre tus negras trenzas que eu ondas olorosas
ruedan por tus espaldas de pálido marfil;
y con el alma estática ante tus formas bellas,
ebrio de goces íntimos, he de imprimir en ellas
un apretado beso de sabor infantil.

Ven, princesita mía, que ya la noche avanza.


Ven, Lilíng, y olvidemos, á besos de esperanza,
las sombras del camino, lo eterno del dolor.
Ven, y sobre mi potro juntos nos fugaremos,
fervientes, enigmáticos, mientras de pronto vemos
surgir la tierra santa de nuestro eterno amor...
Abril, 1909.
95 =
CONTRASTES...
Para A ngela

¡Y bien! Aquí estoy. ¡Oyeme! Yo soy aquel que iuvoca


tu nombre en sus soñares con ingenuo candor,
cuando en las tardes pálidas mi alma febril y loca
se aduerme como un beso sobre una dulce boca
que se embriagó de dicha y supo del amor.

Yo fui de la hermosura tal vez cantor divino,


fui de raras locuras el bardo del ayer.
Recorrí el vasto mundo, errante y peregrino,
retando á las tormentas, maldiciendo al destino
y arrimando á mis labios la copa del placer.

Ayer fundé ciudades sobre espumas de plata,


y levanté palacios sobre campos en flor,
donde alguna princesa con labios de escarlata,
al murmurar las fuentes alguna endecha grata,
deliraba conmigo de ternura y langor.

Viví bajo las frondas de una gentil floresta,


donde al vaivén ligero de hamaca tropical,
me inebriaba en el hálito del sopor de la siesta,
y en los dulces arpegios que desde umbrosa cuesta
enviaba por el céfiro un frondoso cañal.
= 96 =
Contrastes ..

En la paz de las tardes bañadas de esperanza


andaba por los campos plañendo mi laúd;
y cuando en la cerúlea y suave lontananza
vislumbraban mis ojos celajes de bonanza,
soñaba sueños de oro para mi juventud.

En las mañanas tibias, cuando las mariposas


abrían cual Habeles sus alas de rubí;
con mil ansias cogía sampaguitas y rosas,
y luego, trasformáudolas en sartas olorosas,
las besaba en un rapto de loco frenesí

Y después regresaba con mis quimeras solas


al verde bosque, nido de mi felicidad.
Y de nuevo en mi hamaca, como en vaivén de olas,
arrobado en mis éxtasis, cantando barcarolas,
miraba Huir mis días en eterna orfandad.

Y tal era mi vida... Mas, ahora lo que siento


no sé si son espasmos de una ilusión febril.
Hoy mi vida es un caos, un páramo, un tormento;
hoy hasta en mis oídos suenan como un lamento
los cánticos del ave que vuela en el pensil.

Yo no sé lo que tengo aquí dentro del pecho.


Acaso para el culto de un amor un altar;
un altar de oro y rosa ó de suspiros hecho,
un altar donde pueda mi corazón deshecho
ante una imagen única su llanto desahogar.
Claro M. R ecto

Allí ante ese santuario, en eterna agonía,


vuelco el ánfora negra de mi lamentación;
allí también se esfuma la voz del alma mía...
¿No ves estos contrastes que el destino me envía?

Ayer, miel en los labios; hoy, hiel...... ¡desilusión!


Octubre, 1909.*

* V

= 98 =
¡KOLLORES!
Para una pálida colegiala

¿Por qué lloras, mi musa? ¿Por qué tan tristemente


modulas tus cantares, cual quejas de dolor?
— Por el ave que tiene un corazón doliente,
que llora prisionera, muriéndose de amor.

¿Por qué así sollozáis, oh brisas mañaneras,


y sueuan vuestros ritmos á muerte y soledad?
—Por la virgen morena de quince primaveras,
que lamenta en uu claustro sus ratos de orfandad,

¿Por qué tú, mariposa, no abres tus tenues alas,


y no encantan tus vuelos los jardines eu flor?
— Por las bocas de rosa de tiernas colegialas,
que han perdido la risa, que. han perdido el color.

¿Por qué, fuente amorosa, no azulas tus cristales,


y en ellos no retratas la azul inmensidad?
—Por la bella gitana de los labios corales,
que llora en cautiverio, pidiendo libertad.

¿Por qué estás dolorosa, oh mi amiga violeta,


entre las frondas secas de mi triste vergel?
— Por la dalaga presa, la amada del poeta,
cuya frente es ensueño, cuyos labios son miel.
= 99 =
Claro M. R ecto

¿Por qué la luna bella por las noches no asoma,


para besar las ñores, su adolorida faz?
— Porque en su jaula llora la inocente paloma,
por los tristes recuerdos de un ensueño fugaz.

¿Por qué la maya agreste que en el azul volara


no ensaya en estos días su tropical canción?
— Porque entre viejos muros gime María Clara,
por la ausencia de Ibarra, su dulce ensoñación.

Y las onda3 del río ¿por qué tristes murmuran


y sus espumas leves no bullen de placer?
— Porque hay hombres tiranos que el corazón torturan
de un alma enamorada, marchita de querer.

¿Por qué lloras, mi musa? ¿Por qué tan tristemente


modulas tus cantares cual quejas de dolor?
— Por Lilíng, que es romántica, que es tan tierna y doliente,
que llora prisionera, muriéndose de amor.
Ju lio , 1910.

= 100 =
Para m i dulce prom etida

Este es mi beso .. Un beso rojo,


como mis ansias, cual mi pasión,
como la flama de los volcanes,
como los oros de nuestro sol.
Un beso rojo... Rojo, muy rojo,
como mis versos de admonición,
como el espasmo de mis arterias
en raptos locos de ciego amor;
como la sangre de los patriotas,
que, alzando el grito de redención,
ayer cayeron en la refriega,
en bello gesto de Rebelión.
Un beso rojo,
como el licor
que burbujea ea verdes copas,
tejiendo espumas de perversión.
Este es mi beso... Rojo, muy rojo,
cuando me incendia fiebre de amor,
y tiene efluvios de rojo vértigo
el corazón,
cuando en la siesta caliginosa
bajo el boscaje durmiendo estoy.
= 101=
Claro M. R ecto

Este es mi beso... Un beso rosa,


cual la quimera loca de amor,
que en dulces horas de plenilunio
por los jardines buscando voy;
como los tintes de tus mejillas,
como tu frente de ensoñación,
como tus labios,
como la flor
de tus ensueños, de mis quereres,
de mis caricias, de tu ilusión...
Este es mi beso... Rosa, muy rosa,
como un crepúsculo consolador,
como el sedante ritmo lejano
de una amorosa conversación;
como del Pásig
el tembloroso, dulce rumor,
como las horas
del venturoso tiempo que huyó,
cual los destellos de la alborada,
como un ambiente confortador.
Este es mi beso, cuando sonríe
y goza y vive el corazón:
beso de citas primaverales,
beso de besos, beso de amor,
beso de novios que se aman mucho,
beso de mayas ebrias de sol,
beso de flores y mariposas,
beso de eterna consolación...
El poema de mis besos

Este es mi beso... Un beso negro,


como un jamás, cual un adiós,
como el misterio, como las sombras
en las dolientes puestas de sol;
como el sudario del cuerpo muerto,
como la triste desilusión,
como el suspiro del moribundo
en la hora trágica del estertor;
como la duda, como la nada,
como del tísico la seca tos,
como en las tardes cavaudo fosas
el golpe lento del azadón;
cual la paciencia
del santo Job,
como la toca de las dalagas
místicas, llenas de santa unción...
Un beso negro... Como en las noche
el tictaqueo de mi reloj,
cuando murmuro tristes plegarias
ante la imagen de un viejo Dios...
Este es mi beso... Un beso negro,
como tus penas, cual mi dolor,
cuando anegado en mis tristezas
muriendo estoy;
cuando no veo en torno mío
más que una eterna desolación,
cuando el ocaso de mis ensueños
aproximarse contemplo yo;
cuando las tardes, cuando el otoño,
cuando muy joven muere el amor...
= 103 =
C laro M. R ecto

Son besos míos... Muy rojo: sangre,


vértigo, vino, flor de pasión...
Muy rosa: ensueño, locas quimeras,
caricia, amor...
Muy negro: muerte, sombras, misterio,
soledad, llanto, desilusión...
Son besos míos... Toma... Si quieres,
para tí son.
En tus purpúreos labios de rosa
que tienen dulces risas en flor,
he de imprimir'os UDa y mil veces,
en bello gesto de adoración,
y verás cómo serán entonces
ritmo, armonía, luz y color...
Agosto 1910.

------
Tt

= 104 =
LOS LABIOS DE ELLA
Para Pacifico Victoriano, e t porta herm ano

Me besaron la tarde aquella en que las hojas


alfombraban las sendas, llorando en el ambiente,
y á mi alma toda pena dijeron sus congojas,
y siguieron besándome, melancólicamente...

Tenían la dolencia de las dormidas horas


aquellos pobres labios que me daban sus besos.
¿Por qué, si eran tan sabios en mimos y embelesos
y han robado la grana de todas las auroras?

Y seguían cayendo
las hojas amarillas de los ramajes tríos...
Y mi alma iba muriendo
por unos labios tristes, unos labios muy míos...

Y caían más hojas por la eglógica albura


de las dormidas sendas...
Y mí alma que vagaba en pos de ignotos yermos
ha deshojado rosas de nostalgia y ternura,
fervorosas ofrendas
á unos labios queridos que estaban muy enfermos.
= 105 =
Claro M R ecto

H a n c a íd o las h o ja s to d a s ... N in g ú n ra m a je
e n s e ñ a b a sus galas,
e n los p r a d o s se e r g u í a n so lo á r b o l e s d e s n u d o s ...
Y e n t r e a q u e l d e s e n c a n t o q u e i n s p i r a b a el p a i s a j e ,
m i a l m a d o l i e n t e m e n te h a p le g a d o sus alas,
a c a u s a d e u n o s la b io s q u e se h a n q u e d a d o m u d o s ...

Junio, 1911.

= 106 =
US 838S 1¡ BUL.
P ara S ilv e s tr e A p a c ib le , e l a m ig o d e l a lm a

A ú n su sp iro de pena
c u a n d o h a c í a a q u e l l a s n o c h e s se m e v a la m e m o r i a ,
aq u ellas n o ch es fría s en q u e m i a m a d a b u en a,
h e ch a con stelacion es,
p ara g o z a r c o n m ig o de u n a s h o ra s de gloria,
m e a g u a r d a b a llo ra n d o tra s su s v ie jo s b alco nes.

M e acuerdo. E r a u n a n och e m u y n e g ra y m u y triste,


m u y llorosa y m u y fría ,
í T od av ía en m i m e n te su re c u e rd o p ersiste).
C o n stelab an su fre u te e n ro sa ria d o s astros,
s u c a r n e f r a g a n tís im a á b ie n e s ta r olía
y e ra n su s m a n o s frá g ile s d e lirio s y a la b a stro s.

S u s o j o s c o n t e m p l a r o n los m í o s l a r g a m e n t e . . .
— V e n p o e ta d olien te,
V e n á m í, cie lo m ío , v e n c o ra z ó n a m ig o —
m e d ijo. S u s p alab ras sab ían á caricias.
— T u a lm a está n e v a d a y n e cesita ab rigo .
B u s q u e m o s e n l o s b e s o s r e d e n t o r a s d e l i c i a s ..

Y aq u ello s ojos m a g o s,
e 'e r n a m e n te tristes, n e g ro s y m e la n có lico s,
m e h icie ro n v e n tu ro s o , lle n á n d o m e d e h alagos.

= 107 =
Claro M. R ecto

S e n tí d e n tro del a lm a te rn u ra s y b o n d ad es,


y m is lab ios d ije ro n m a d r ig a le s b u c ó lic o s ,
e n h o n o r á u n o s ojo s e n f e r m o s d e a n sie d a d e s:

— P o e ta , p o r q u é lloras?
¿ P o r q u é la d e s v e n tu r a m a r c h i t ó y a tu fre n te
q u e u n tiem p o so n riera d ia d e m a d a de a u ro r a s ? —
P a r e c í a n d e c i r m e a q u e llo s m u s t io s o jo s...
Y u n o s lla n to s q u e f u e r a n d e u n a o lv id a d a f u e n te
h a n s id o la r e s p u e s ta d e m i a l m a h e c h a d e s p o jo s .

S u t e r n u r a e n la m í a ,
s u s lab io s en m is lab ios, su a l m a d e n tro d e m i a l m a ,
n o s b e s a m o s m u y m u c h o , e n t r e la i n c i e r t a c a l m a
d e la n o c h e m u y f r í a .. .
Y d e aq u ello s su s ojos m a r c h ito s de m o re n a
c a y e ro n le n ta m e n te u n o s c u a n to s cristales,
tem b lo ro so s d e p e n a . .
L o s b e b i e r o n m i s l a b i o s , y ¡ f u e r o n i n m o r t a l e s ! ..

¡O h , sí! A ú n v iv e n su v id a d olien te d e m is te rio


en m i a lm a aq u ello s ojo s q u e m e q u isiero n tan to .
A ú n p e r f u m a el e n c a n to
de su lejan o im p erio
m i v id a q u e se a h o g a e n t r e s u p r o p i o lla n to ...

Junio, 1911.

= 103
VI.

FLORES DEL TERRUÑO

El K am u n ín g
La S am p ag u ita
Las V io letas
La C o ro n a ria
La C ham paka

P ara e l d is tin g u id o y cu lto escritor, E p ifa n io d e lo s S a n to s C ristó b a l.


C. d e la R e a l A c a d e m ia d e la H is to r ia
FLORES DEL TERRUÑO
EL KAMUNING
P ara J o sé M .a G a rc ia S u c r e z

N e v a d o K a m u n i n g del suelo n a tiv o ,


e n ca n to s u p re m o de n u e stro s p ensiles,
lu b l a n c a c o r o l a d e a r o m a s s u t i l e s
red im e á m i a lm a de triste cau tiv e .

T e q u ie ro en m is h o ra s de llan to s e te rn o s
y c u a n d o c o n s te la m is lab io s la risa;
m is n o c h e s d e fiebre, m is la rg o s in v ie rn o s
m e c u e n t a n q u e es d u lce tu a m a b le so n risa .

Si p a s a la b r i s a b e s a n d o tu s a la s,
el s u e l o s e a l f o m b r a d e b l a n c o s e n c a j e s ,
y lloran de p e n a tu s fu e rte s r a m a je s ,
si m i r a n a m i g a s d e l p o l v o t u s g a l a s .

E l fresco ro cío d e rra m a sus g e m a s


e n tu í n t im o c á liz d e n é c t a r e s lle n o ...
Mi n o v ia h a d ich o q u e fin gen d ia d e m a s
tu s h o ja s q u e tieneD b lan cu ra de seno;

d iad em as p a ra u nas am a d a s cabezas


q u e v iv e n ta n sólo d e v a g o s e n su e ñ o s,
d e besos ferv ie n te s, de su a v e s tern ezas,
d e locas c a ric ia s , d e m im o s sed eñ o s.

= 111 =
C lako M. R ecto

d e tu a lm a d e m u je r b u en a, in g e n u a , d u lc e y sen cilla,
e s p a r a m i a l m a d e a r tis ta la ú n i c a m a r a v illa .

E l j a r d í n q u o n o te e n c i e r r a
e n su c o fr e d e so n risas, s u e ñ o s, besos y te rn u ra s ,
n o es un ja rd ín de h erm o su ras,
ni es d e e s ta h id a lg a tie rra .
L a d alaga que no a ro m a
c o n tu s ro sa rio s su cu ello d e p u d ib u n d a p a lo m a ,
n o a m a las f o r m a s d i v i n a s ,
n i e s S u lta n a del O rie n te , n i es h i j a d e F i l i p i n a s ...

ju lio , 1911.
LAS VIOLETAS
P a ra A ts e n ia N . L u z

¡O h m is b u e n a s a m ig a s, m is p á lid a s v io letas,
h ija s d el s e n tim ie n to , g e m e la s d el d olor!
E l l a s s o n el e n c a n t o d e m i s m u d a s g l o r i e t a s ,
e lla s so n las a m a d a s d e los t r i s t e s p o e ta s ,
d e la s a l m a s q u e s u f r e n los m a l e s d e l a m o r .

T e n g o p o r e s ta s flores u n a p a s ió n f e r v i e n t e ,
u n c a r i ñ o t a n t i e r n o c o m o el b e s o d e A b r i l .
P o r e lla s s o n los h i m n o s del a v e y d e la f u e n t e
y las s o n o r a s r i m a s del v a t e a d o l e s c e n te ,
b a j o el a b r i g o s u a v e d e l l í r i c o p e n s i l .

C u a n d o e n las n o c h e s llo ra s u s ilu sio n e s m u e r t a s


el corazó n e n fe rm o de tan to p a d ecer,
c u a n d o h a y s o m b r a s d o lie n te s p o r las s e n d a s i n c i e r t a s
y flotan en la a n g u s t i a d e las s e lv a s d e s ie r ta s
los llo ro s d e la s a l m a s m a r c h i t a s d e q u e r e r ;

e n el d u lce sile n cio de m i ja rd iu ro m án tico ,


s i n t i e n d o d e la b r i s a el l e n t o c o l u m p i a r ,
y o c u e n to á m is v io le ta s al r itm o d e m i c á n tic o ,
c o m o h a b l a c o n los m u e r t o s u n v i e j o n i g r o m á n t i c o ,
las a m a r g u r a s í n t i m a s d e m i e t e r n o p e s a r .

= 115 =
C laro M. R ecto

Y ellas se p o n e n m u s tia s , g r a v e s y p e n s a tiv a s ,


c o m o si c o m p r e n d i e s e n m i i m p i a d o s o d o l o r ,
y fin gen su s co ro ia s m a r ip o s a s c a u tiv a s,
c o m o la lu z a n é m i c a d e l á m p a r a s v o tiv a s ,
c o m o u n e n s u e ñ o ig n o to ... u n s u s p ir o d e a m o r .

Y m u e r e n le n t a m e n te , al te m b lo r d e su s h o ja s ,
m i s p á l i d a s v io le ta s , flores d e e n s o ñ a c i ó n ;
en ta n to m i a lm a e n fe rm a , en tre tiern as co n g o jas,
s o ñ a n d o en la d u lz u r a d e u n a s m e jilla s ro ja s ,
a g o n i z a e n lo s b r a z o s d e s u ú l t i m a i l u s i ó n .

P o r e s o y o las q u ie r o c o n f r e n e s í y d elirio ,
p o r q u e a s p i r o al b e sa r la s a r o m a s de p la c e r ,
c u a n d o en m is h o ra s n e g r a s d e llan to y d e m a r tirio
m is o jo s la n g u id e c e n c u a l m o r i b u n d o lirio,
p o r to d o s los d e s d e n e s d e la a m a d a m u j e r .

T r i u u f a n s o b re m i m e s a llen a d e c o s a s v ie ja s,
d o n d e rim o m is v e rso s en m u s tia soled ad,
c o m o flo ración m ís tica d e r o m á n tic a s q u e ja s,
e s ta s flores q u e m e h a b la n d e las b lo n d a s g u e d e ja s
d e la q u e d á á m is sen d as p e rp e tu a clarid ad .

¿ Q u é d ic e n tu s v io le ta s ? ... ¿ N o te h a b la n d e u n p a s a d o
d o n d e t o d o e r a e n s u e ñ o , r i s a , m ú s i c a y fl o r ,
d o n d e e n t o n c e s t u n o m b r e e r a el ú n i c o a m a d o
p o r la v i r g e n t a g a l a q u e t u m e n t e h a s o ñ a d o
e n tu s feb riles h oras d e n o sta lg ia y de a m o r ?

= 116 =
L as V ioletas

¿Qué dicen tus violetas?.,. ¿No te hablan de aventuras


gozadas en los días del buen tiempo que fue,
cuando, buscando mieles para tus amarguras,
en la luz de sus ojos que vertían ternuras
quemabas ebrio y loco las alas de tu fé?

Las violetas nos hablan de esquelas perfumadas,


de idilios amatorios bajo un cañaveral,
de cabellos que caen en fulgentes cascadas
por las espaldas mórbidas de las musas amadas,
risueñas como el cielo de una tarde estival.

¿Verdad que son muy buenas amigas las violetas,


esas ilores que aroman nuestro tibio jardín?
Son queridas por todos; por los tristes poetas,
por las almas dolidas de los santos ascetas,
por las novias que tienen mejillas de carmín...

♦ *

= 117 =
IA CORONARIA n
Para Sixto Roses Morentm

Gandah-suli, coronaria,
aromosa coronaria de mis huertos,
da el perfume de tu carne legendaria
á los pobres corazones que están muertos.

Está noche mi adorada va conmigo


por las flores. Sé el testigo
de los mimos y promesas y cariños
que nosotros nos diremos al abrigo
del boscaje, inocentes como niños.

A su frente florecida de arreboles


daré un beso de fervores y ternuras,
y sus labios dirán todas sus dulzuras,
y sus ojos brillarán como dos soles.

Diré á ella: - Yo te adoro,


ángel mío, vida mía, cielo mío;
por tí sola busco lauros, gloria y oro,
y soy presa de profundo desvarío.(*)

(*) La Coronaria es la que vulgarmente fe llama Camia


en Filipinas. Gandah suli es su nombre indio; signilica la
«Alegría de la princesa. >
= 118 =
L a Coronaria

Y asimismo me dirá ella,


mi adorada, siempre buena, siempre bella:
- Vate mío, te idolatro, por tí vivo...
Y nos damos uu abrazo convulsivo....

Y la aurora, pregonando un nuevo día,


cuaudo asome por encima de una loma,
nos verá entrelazados todavía,
embriagados dulcemente de tu aroma ..
Julio, 1911.

— 119 =
Para el General Venancio Concepclé*

Alma de languideces, flor-mujer, champaka,


que duermes eu tu hamaca
de follajes que meceu las abrileñas brisas:
eres bella y divina, porque la luna opaca
te dejó sus sonrisas,
al esconder su rostro tras nubes indecisas.

Un día de tormenta,
sobre la tibia alfombra
de una selva, te puso una racha violenta;
y un viajero, perdido entre la incierta, sombra
de la tarde y del bosque, fué para tí piadoso,
llevándote ó sus labios enjoyados de ensueños,
cual besara un esposo
la boca toda mieles del áugel de sus sueños.

Estás hecha de besos,


acaso de sonrisas ó tal vez de quejumbres
La calma del crepúsculo, las nostálgicas lumbres
de cieu mil plenilunios, los suaves embelesos
que traen en sus alas las auras matinales
V la sutil frescura de una adormecida ola,
al sonreír de un alba, formaron tu corola.
= 120 =
L a C hampaka

Sé tú la mensajera
á la diosa que alumbra la senda de m. vida
de mis tan melancólicos sueños de primavera,
de los tristes recuerdos de mi ilusión perdida,
y de las ansias hondas de mi alma adolorida.

Cuando tu aroma suave


la brisa de la larde con el suyo confunda,
díle, mi Mor querida, que quiero volverme ave,
para cruzar el cielo,
sobre la mar profunda,
posarme en su regazo, y el último consuelo
encontrar para mi alma inerte y moribunda...
Ju lio, J.011.

= 121 =
V IL

DEL L I O DE LA AMISTAD

Brindis
Es noche de baile...
La carcajada de Momo
D e la lejana Escocía...
Ofertorio
Sueño de Navidad

Para m is queridos herm anas, los hidalgos hijos de ¡a provincia de Tayabas.


BRINDIS n
Señor de los pinceles, señor de la paleta,
de la luz, de las sombras y de las medias tintas:
de jad que en vuestras sienes deposite el poeta
estas pobres guirnaldas de grandezas extintas.

Por las Venus impúdicas de suaves morbideces


de los lienzos antiguos de prestigio eternal,
por las damas-modelos de finas desnudeces,
vibre este salmo mío en los aires, triunfal.

Vos que habéis visitado los Museos de Roma


que encierran gestos trágicos ó la flor de una risa,
vos que habéis respirado allí el lejano aroma
«le hace como mil años de uua suave sonrisa;

vos que habéis contemplado á la bella Cleopatra


íctorcerse en su lecho trágica y moribunda,
y á aquella Mouna Lissa que ferviente idolatra
de Leonardo de Vinci el alma vagabunda;

decidnos si en la tierra de cocos y sampagas,


en este tabernáculo de nuestros patrios lares,[*)

[*) Pronunciado por su autor en el banquete ofrecido por


los artistas de Manila al celebrado pintor filipino Fabian de la
Rosa, el 19 de Septiembre de 1910, en el Hote de Francia, con
motivo de su reciente llegada de Europa.
= 125 =
C laro M. R ecto

¿no son mucho más bellas las tímidas dalagas


que las damas de lienzos de allende nuestros mares?
Por vuestro eterno culto, el Arte y la Belleza,
por el color y el ritmo, vuestra fe y religión,
por vuestro templo inmenso, la gran Naturaleza,
por la prez del terruño, vuestra noble ambición;
decidnos si este amplexo, como de almas hermanas,
¿no es el recuerdo vivo de aquel otro, inmortal,
que se dieron hace años, allá en tierras lejanas,
Panganiban, Jaena, Luna, Hidalgo y Rizal?...
Pintad con los colores robados á la aurora,
robados al crepúsculo y al risueño arrebol,
nuestra bandera libre que ondeó retadora
por campos y montañas, hermosa como el sol.
Pintad en vuestro lienzo al obrero de músculos
soberbios como el hierro, hechos para lidiar;
nuestras mañanas rubias, nuestros tristes crepúsculos
y las fiebres de nuestra siesta canicular.
Pintad á Jas virtuosas doncellas filipinas,
con su típico traje, vaporoso y sutil,
y con las morbideces de sus carnes divinas,
floraciones de ensueño de nuestro alegre Abril.
Por Goya, por Velasquez, por el divino Apeles,
por Guerrero, por Luna y por Resurrección,
constelen estos versos, á modo de laureles,
vuestra frente en que brilla la eterna inspiración.
Septiembre, 1910.
= 126 =
ESlltEJl BAILE...
Para Pedro A u n a ría

Es uoche de baile.. Florece el palacio


en luces polícromas de regios festines,
y vagos susurros cruzan el espacio
entre los arpegios de suaves violines.

Hay fuego en las mentes, en los labios risas,


gritos de Epicuro en las almas locas,
hay en los frondajes un frufrú de brisas
y un sabor de ensueño en todas las bocas.

Ju sis vaporosos y blancas pecheras


brillan al reflejo de luces pomposas;
surgen del cerebro fugaces quimeras
que el alma perfuman cual si fuesen rosas.

Por sobré el encanto bello de la fiesta


abren alas de oro las galantes frases,
en tanto desgrana una alegre orquesta
notas como perlas en lentos compases.

Óyense de valses las aladas quejas


de two-steps de América los jocundos sones,
mientras atraviesan amantes parejas,
en rítmicos giros, los regios salones.
= 127 =
C laro M. R ecto

Vati, vienen, se pierden, las siempre hechiceras


doncellas vestidas de leves encajes.
Se sienten las horas desfilar ligeras
cual del horizonte los grises celajes.

Bailan, ríen, charlan, las hadas lipeñas,


bailau, ríen, charlan, con sus caballeros.
Y están todas ellas felices, risuefías,
porque han sido acaso heridas por Eros.

E! uno murmura: —Amparíng, te adoro...


Yo amo tu hermosura de ídolo pagano...
Y Amparíng contesta con su risa de oro,
sonoro cual verso de estro parnasiano.

Y así van las frases de amor y ternura,


al sutil perfume de tibios vergeles...
En su copa argéntea cada cual apura
el divino néctar, la absenta y las mieles.

(Veo también á ella vestida de gala


en su silla de oro, flébil, indecisa...
Tal vez en su poeta piensa la tagala,
en su poeta triste de triste sonrisa.)

Y luego cansadas se vau á una mesa


doude triunfan rosas lirios y claveles,
y doude humedecen sus labios de fresa
en rubios champagnes, merengues, pasteles.
= 128 =
Es NOCHE DE BAILE...

Dá el reloj las doce. El baile termina;


|las risas han muerto, se esfumó la gloria!
Tan sólo el recuerdo, como ñor divina
de encantados pétalos, vive en la memoria.

Ya nada más queda en el gran palacio


que el mortal silencio de la media noche;
mientras una estrella ríe en el espacio,
y se escucha lejos el rodar de un coche.

Ya descansan ellas en lechos de diosa,


las damas por quienes el alma suspira...
¡Qué arrulle sus sueños de color de rosa,
sus sueños dorados, el són de mi lira!
Mayo, 1900.

* » *

= 129 =
LA CARCAJADA DE MOMO
P ata Leonardo Osorjp

i
La ciudad de la Risa deshoja
áureos ramilletes de luces fantásticas,
cuyas mágicas ondas parecen
de rizos sedeños las rubias cascadas.
Pueblan el espacio febriles caricias,
como de unas manos exangües y pálidas,
como de unos labios trémulos y ardientes
que bebieron mieles en paganas ánforas,
como un coro de errantes* libélulas
en florido vergel de esperanzas,
como un eco flotante de rimas,
de rimas muy dulces, muy tenues, muy vagas

Impreguan la brisa los blandos perfumes


que las tiernas violetas exhalau,
las violetas —mis flores queridas —
mustias y dolientes, como enormes lágrimas
que resbalan muy lentas, muy lentas,
por unas mejillas enfermas y pálidas,
—¡oh mejillas, enfermas de amores,
mejillas de cera, muy blancas, muy blancas,
que se mueren sedientas de besos,
como rosas tísicas, sin luz, sin fragancias! —
= 130 =
La carcaj ada de Momo

P e rfu m e s alad os de m u d o s jard in es,


p e rfu m e s in g e n u o s d e c a rn e s h u m a n a s ,
p e r f u m e s s u tile s d e flores p e r v e r s a s ,
p e rfu m e s de v iejas h isto rias de h a d a s.

A s o r d a n los g r ito s d e las m u c h e d u m b r e s


e n el l o c o t r i u n f o d e s u s c a r c a j a d a s .
E n el a i r e h a y e f l u v i o s d e s o n e s
de violas q u e tejen so lem n es p a v a n a s;
los c l a r i n e s p r e g o n a n s u s h i m u o s ,
su s a r p e g io s d e s tila n las f la u ta s ,
se o y e n los s o llo z o s d e las m a n d o l i n a s
y el e c o m o n ó t o n o d e l o c a s g u i t a r r a s .
T o d o un c á o s ... P a r e c e u n a fiesta
q u e á los d io s e s o f r e n d a n la s a l m a s ,
e v o ca n d o en la R is a de M o m o
los d f a s e g r e g i o s d e e d a d e s p a s a d a s .

II.

B a jo u n cielo d e to n o s ro s a d o s ,
eu la m u e c a b r u t a l de las m á s c a r a s ,
h a y flirteos d e tie rn o s g a la n e s
y son risas d iscretas de d a m a s,
q u e son m ística s av es de paso,
q u e o lv id a n d o las p e n a s d el a lm a ,
vien en d e m u y lejos á b u s c a r ¡q u ié n sabe!
eu la r is a u n s a b o r d e e s p e r a n z a ,
un s a b o r d e ilu sio n es d e ro sa,
p ara sus to r tu r a s , p a r a su s n o stalg ias,
p a ra sus q u i m e r a s q u e c a y e r o n y e r t a s ,
e n tu m id a s y r o ta s las a la s,

= 131 =
C laro M. R ecto

p a r a s u s e n s u e ñ o s m u e r t o s e n la s o m b r a
d e tu m b a s d e sie rta s, triste s y o lv id ad as.

¡Q u é m iste rio c ru e l se a d iv in a
e n lo s r o s t r o s d e t r á s d e l a s m á s c a r a s !
H a y risas b u rlo n as, c o m o de p a y a s o s ,
ris a s h u e c a s, b ru ta le s y trá g ic a s ...
Y h a y risas iró n icas, co m o de re p ro ch e ,
f r í a s c o m o el g o l p e l e n t o d e u n a a z a d a
en las ta rd e s p álid as c a v a n d o u u a fosa,
c o m o el eco letal d e u n a r á f a g a
la n z a d a del p e ch o de a lg u ien q u e ag o n iz a
á la a n é m i c a lu z d e u n a l á m p a r a . . . .

III.
A v a n z a el c o r te jo p o r la p o lv a r e d a ,
co m o tu rb a de raros fan tasm as
q u e a l t r a v é s d e los s u e ñ o s p u e r ile s
con fo rm a s sin iestras e rra b u n d o s p asan .
P ie r r o t vien e, g ro te s co y rid ícu lo,
con su b ru n a p elu ca em p olv ad a,
lle v a n d o del b r a z o á u n a C o lo m b in a ,
d e o jo s v iv o s y faz e n ig m á tic a ,
q u e a r r a s t r a , e n el t r i u n f o d e s u s c a s c a b e l e s ,
el g r a c io s o f r u f r ú d e su fa ld a .
L u e g o , M a rco A n to n io , n ob le y elegan te,
p o rta n d o en su cin to re lu c ie n te e s p a d a ,
en a m a b le y fe rv ie n te coloq u io
co n la a ltiv a y g en til C le o p a tra ,
q u e lu c e e n s u s d e d o s d e fin o a l a b a s t r o
el b rillo i n q u i e t a n t e d e s u s g e m a s r a r a s .

= 132 =
Y p a s a n ... Y p a s a n .. P o etas ro m án tico s
q u e c a n ta n en co ro sa lm o d ias p a g a n a s;
rajáh s, m a n d a rin e s, g ro tesco s b ufon es,
sace rd o te s de b a rb a s de p lata,
m a s c u lla n d o rezo s en fra se s c o n fu s a s ;
egip cias que tañ en m u ltico rd es a rp as;
m a tr o n a s de R o m a , g rie g a s so ñ olien tas,
p rin cesas, virrein as, p retéritas d a m a s
en sus lu en gos ro p o n es de sed a
que tra e n p e rfu m e s de ed ades lejan as.
Y d e s p u é s ... la t u r b a d e los d ia b lo s ro jo s ,
en sa y a n d o p iru etas m a ca b ra s,
q u e h a n v e n id o ta m b ié n á reirse
c o n l a r i s a f u g a z d e l a s m á s c a r a s ..

IV.
E n el v é r tig o r o jo d el b aile,
al c o m p á s d e j o c u n d a s s o n a t a s
caraco lean d o , b o rrach o s de gozo,
g i r a n los g a l a n e s y g i r a n las d a m a s
q u e se d ice n a r m ó n ic a s fra se s
e n t r e el d u l c e e n c a n t o d e s o n r i s a s v a g a s .
¡Q u é m i s te r io flo re c e e n las b o ca sl
¡Q u é le v e s s u s p ir o s d e los p e c h o s s a lta n !
¡C ó m o ríe n las V ír g e n e s b ellas
al m u rm u r io de q u e ja s ro m á n tica s !
Y v u e la n las f r a s e s : — N iñ a , y o te q u ie r o ...
A d o ro tu s c u r v a s de d iosa p a g a n a ...
E s t u i m a g e n el ú n i c o a n h e l o
q u e m i e n t r i s t e c i d a j u v e n t u d s o ñ a r a — ...

= 133 =
Claro M. R ecío

Y s ig u e la m ú s ic a p e r la u d o a r m o n ía s ,
y ellas y ello s s u s r ítm ic a s d a n z a s ...
Y en floran e n su e ñ o s e te rn o s d e g lo ria
su s lab ios fe b rile s d e s u a v e e s c a r la ta ,
florid os d e b esos, m u y ro jo s ta n ro jos
q u e fin gen ru b íe s d e a b ie rta s g r a n a d a s .

tíou las d o c e ... D e sfila el c o r t e j o .. .


V a q u e d a n d o m u d a la c i u d a d d e m á s c a r a s . ..
Y e n a q u e l l a c a l m a , s ó lo e n el e s p a c i o
v i b r a el ú l t i m o e c o d e l a s c a r c a j a d a s . . .

M anila 1. F . Carnaval de 1910


,

*—

= 134 =
K U Ifllll EStOCIA !■■■

P ara R . M cC u lIo ch D ith

H ay p á l i d a s c a r i c i a s e n l a n o c h e ríe l u n a ,
caricias q u e p a re c e n lloriq u eos de cu n a .

U n s a lm o p re h istó rico de litú rg ica s galas


p o rta la b ris a e r r a n t e en su s f ú u e b r e s a la s ,

q u e so b re el m a n s o e s p e jo de u u a z u lo s o lag o
se a d o r m e c e á m a n e r a d e s u s p i r o ó d e h a l a g o .

B a j o las a d o r m i d a s f r o n d a s d e la s a c a c i a s ,
fa n ta sm a s e rra b u n d o s lloran d o sus d e sg ra c ia s

p e r s ig u e n d e la n o c h e e n la l u c t u o s a c a l m a
un v u e l o d e q u i m e r a s q u e el e s p í r i t u e n s a l m a

E n los n u p c i a l e s t á l a m o s , s o la s , e n s a n g r e n t a d a s ,
ho r e t u e r c e n a g ó n i c a s las v ír g e n e s v i o l a d a s ,

p álidas y llo ro s a s, ta n llo r o s a s y p á lid a s


com o m u s tia s violetas, c o m o e n fe rm a s crisálid as.

E n t r e el s i l e n c i o f ú n e b r e d e la s s e l v a s v e c i n a s ,
su d u e r m e n f a t i g a d a s l a s m a n s a s g o l o n d r i n a s ,

= 135 =
Olako M. R ecto

so ñ a n d o q u e ro n d a b a n , en h o ra s v e s p e rtin a s,
p o r llan os y p ra d e ra s , p o r c a m p o s y colin as.

M i e n t r a s el v i e n t o e n s a y a u n a d o l i e n t e e s t r o f a ,
e n la c o p a d e u n m a n g o u n b u h o filosofa,

c o n los o jo s en v e la , c a d a v e z m á s a b ie r to s ,
c o m o lH g o s p e r d ' d o s e n t r e p á r a m o s y e r t o s .

Artista y visionario que en nostalgias se arroba


en el balcón silente de su dormida alcoba,

p e n s a n d o e n los e n c a n t o s d e s u l e j a n a E s c o c i a ,
c o m u lg a co n su s p e n a s y á su d olor se a so cia ,

u n p o e ta e le g a n te , v e n id o d e m u y lejos,
tr a y e n d o en sus a d e n tr o s m il re c u e rd o s a ñ e jo s.

M irad le. A v e c e s tie n d e su s s o ñ a d o re s ojo s,


eb rio s d e p e s a d u m b r e , in fla m a d o s y rojos,

h a c i a la s ile n c io s a i n m e n s i d a d m a r i n a ,
en p os d e u n a q u i m e r a q u e m u e r e e n la n e b lin a .

A v e ce s sus u n á n im e s m a n o s c a le n tu rie n ta s
o p rim e n sus dos sien es. H a y un sab o r de ab sen tas

en s u s fe b rile s lab ios. D os lág rim as san g rien tas


p o r s u s m e j i l l a s c á l i d a s h a n r o d a d o m u y l e n t a s . ..

= 136 =
Í) e la lej a na E scocia...

¿ Q u é t i e n e ? ¿ p o r q u é l lo r a ? ¿ p o r q u é t a n t o se a b a t e
e n la p a z d e l a n o c h e e l t r i s t i b u n d o v a t e ?

¿ P o r q u é llo ra? ¿En q u é p ie u sa ? D e s c o m u n a l b a ta lla


en su in te r io r se lib ra. S u co ra z ó n e sta lla

lo m i s m o q u e u n t o r r e n t e q u e d e s b o r d a s u s a g u a s
ó u n v o l c á n q u e v o m i t a el f u e g o d e c i e n f r a g u a s .

S u a l m a e s l á m u y e n f e r m a . E s q u e e n a lg o m u y lejos
p ie u s a : en su h o g a r le ja n o , en d o s se re s y a v ie jo s,

q u e en tie m p o s y a p retérito s, b a jo u n beso de lu n a ,


m u r m u r a b a n b alad as en to rn o de su c u n a ;

en u n j a r d í n florid o, e n u n h e r m o s o la g o ,
d o n d e en n o c h e s se m i r a la s o m b r a d e u n e n d r i a g o ;

en u n o s m u ro s v ie jo s q u e s e m e ja n v estig lo s
y en q u e s u m a r c a h a n p u e s to c e n te n a r e s de siglos,

y d o n d e p a s e a r a el f a n t a s m a d e E s t u a r d o ,
a q u e lla R e i n a b u e n a de las m a n o s d e n a r d o ;

en p a rq u e s m ile n a rio s, llen os de m u s g o y h ie d ra ,


en q u e es B e lle z a E t e r n a c a d a tro z o d e p ie d ra ,

p o rq u e d ice al v ia je r o , a r t i s t a y v a g a b u n d o ,
d e lo q u e h a c e m i l a f i o s h a p r e s e n c i a d o e l m u n d o ;

= 187 =
Claro M. ÍI ecto

en u n tie rn o h e rm a n ito , de c a b e cita ru b ia,


d e ca b e llo s sutiles, c o m o e s ta m b r e s d e llu v ia ;

en u n a n o v ia p álid a d e d o ra d a s m elen as,


olorosas c o m o u n a g u irn a ld a d e a z u ce n a s;

ó en u n a n o c h e b la n c a d e b eso s y d e cita s
d e s á tiro s la s civ o s y V e n u s A fro d ita s ...

¡S ile n cio ! D u e r m e el v a t e d e la flo rid a E s c o c i a ,


q u e s u e ñ a e n el p a s a d o y á s u d o l o r s e a s o c i a ,

en ta n to le n ta m e n te se a g ita n en su e s ta n c ia
las b risa s p e r f u m a d a s d e u n a le ja n a in f a n c ia ...

Oct, 1910.

= 1 38 =
OFERTORIO
P a ra Iñ ig o E d . . R e g a la d o

F e r v ie n te s b eso s q u e e s ta lla n , le v e s o n ris a q u e en flora


los l a b i o s d e u n a d a l a g a , r e b e l d í a s d e t a m a r a w ,
d u lce la n g u id e c e r d e ojo s d e u n a p rin e e sita m o ra ,
s o n los e n c a n t o s s u t i l e s d e l l i b r o « M a d a l i n g A r a w . »

H a y y o n o sé q u é p e r f u m e d e ja rd in e s m ile n a rio s
en este co fre e n c a n ta d o d e b r a v u r a s y te rn e z a s;
p erfu m e de a lm a , p e rfu m e de v e tu sto s in cen sarios
a n t e el a r a d e u n D i o s b u e n o d e s e c u l a r e s g r a n d e z a s

E ste Iñ ig o es a lm a « d ú p le x » : tien e rab ia s c o m o a m o re s.


P a r a la m u j e r a m a d a su p a la b r a tie n e flores,
p ara las v o r a c e s á g u ila s tie n e ím p e t u s d e c lim b á s .»

P o r eso en estos lau reles p o n g o su n o m b re d iv in o ,


con los d e L o p e y P atricio , de V a le ria n o y Fau stin o ,
H iiblim es e n c a r n a c i o n e s d e l a l m a d e B a l a g t á s .

Oct., 1910

* *

= 139 =
Para Lorenzo Bello fPu/mfF*

El fantasma del invierno, ululante eu el vacío.


Ligeros copos de nieve que se dijeran vellones.
Agrias muecas de mendigos, estremecientes de frío,
frente á marmóreos palacios de impiadosos Epulones

Helada noche y sin luna. Lobreguez de cementerio


Entre ráfagas de cierzo la muerta hojarasca vuela.
Y por sobre esta amalgama de tristeza y de misterio,
el canto dulce y monótono de los pastores en vela.

Un corderito que bala eu en la cuesta de uua loma


deja en la senda perdida una diminuta huella.
Y allá lejos, por Oriente, entre neblinas asoma
sus insólitos fulgores uua milagrosa estrella.

Se ilumiua el firmamento... Una ronda de querubes


desciende en la apoteosis de una excelsitud sin uombt
Una salmodia celeste se abre paso entre las nubes:
Gloria á Dios eu las alturas y en la tierra paz al hotnbB

Sigue la armonía mágica de las arpas misteriosas


que desgranan allá arriba la sarta de sus cadencias.
Hay en la brisa un perfume como de divinas rosas,
que el corazón impregnara de ternezas é inocencias.
= 140 =
S ueño de N avi dad

Tres magos desde muy lejos, en púrpuras emperladas,


leudidos hacia lo ignoto sus ojos de visionarios,
orientados por la estrella, cruzan sendas iguoradas,
llevando oro, incienso y mirra, sobre briosos dromedarios.

Los sencillos rabadanes se dirigen á un establo,


seguidos de sus rebaños. Triscan balando las crías.
Todas las bocas unánimes dicen un solo vocablo,
un vocablo que es promesa de gloria y de paz: Mesías.

Unos llevan un cabrito, otros un cordero tierno


de vellones tan sutiles, como espumas vaporosas,
lis molesta la jornada entre el frío del invierno,
bajo la nieve que cae y por sendas escabrosas.

Hay un coro c!e zagalas que cantan y bailotean,


tocando con alegría zambombas y panderetas...
De pronto surge una gruta que los árboles sombrean,
entre el perfume lejano del verbo de los Profetas.

Un Patriarca venerable y una agraciada doncella


so arrodillan ante un Niño. Es un pesebre la cuna
Llora el Niño. Siente frío.. Arriba, la blanca estrella
sigue arrojando sus besos, más brillante que la luna...
Diciembre 25, 1910.

— 141 =
VIII

DEL LIBRO LAS ELEGIAS

En la tumba de mi padre
la luz del crepúsculo
Elegía de la tarde
Sombras de vida
Dar de comer ai hambriento
In pace
Caridad

Para el g en ia l poeta y pensador de altos vuelos, Cecilio Apóstol.


DEL LIBRO D E L A S ELEG IA S
Sentado sobre un túmulo de rosas,
de un árbol á la sombra funeraria,
va (luyendo ante mí en mortal plegaria,
el postrimero llanto de las cosas.

¡Triste tarde! Llorando se lamenta


el viento ai murmurar entre el follaje,
y hasta las nubes grises del celaje
parecen precursoras de tormenta.

No hay de las almas las orgías locas,


no hay en los labios florecer de risas,
ni en los jardines columpiar de brisas,
ni sensación de miel hay en las bocas.

Baña del sol la agonizante lumbre


las vastas playas del confín silente...
Es todo pena lo que mi alma siente,
dolor, nostalgia, llanto y pesadumbre.

Las palmas ya no mueven su ramaje


ni cruza el éter el limbás ligero;
sólo el kálaw en grito lastimero
lanza al espacio su graznar salvaje.
= 145 =
Claro M. R ecto

Y el alma mía llora y se hace trizas,


borracha de dolor y de amargura,
cuando sobre esta humilde sepultura
siento el frío latir de sus cenizas.

Mas ¿qué he de hacer, si el llanto de mis ojos


y el ronco són de mi canción llorosa
no pueden traspasar la dura losa
que encierra de su muerte los despojos?

¡Padre mío! ¿do estás que estos momentos


no vienes á guiar mi incierto rumbo?
Padre, dáme valor que ya sucumbo
bajo el yugo tenaz de mis tormentos.

Sí, no te conocí... Pero tu sombra


veo doquier... En mi revuelta mente,
en el terso cristal de la corriente,
y en el musgo gentil qué el prado alfombra.

También aprendí á amar... Mas no he advertido


en la amada mujer lo que buscaba;
pedíale tu amor y me ofrendaba
el suyo vil, ingrato y fementido.

La amé... sí... en raptos de febril delirio,


mas sólo apuré crueles desengaños,
que han amargado mis incautos años,
bajo la dura carga del martirio.
= 146 =
En la tumba de m i padre

F ija en el cielo la glacial mirada,


sobre el hombro la cruz, subí al calvario,
y, á la sombra de un cielo funerario,
esperaba el final de mi jornada.

A la cumbre llegué. . Y al peso rudo


de mis penas caí desfallecido.
Y un vago eco, entre amor, cauto y gemido,
sólo al aire exhalar mi pecho pudo.

¡Mi alma ha muerto! Y volaron en pos de ella


en confuso tropel mis ilusiones.
Sólo hay en mis momentos de aflicciones
alumbrando mis noches, una estrella.

Es la madre qne arrulla mis sopores,


que en mis eternas horas de amargura
vierte con amor mieles de ternura
cu la copa de hiel de mis dolores.

Padre, ¡Descansa en paz!... Lágrimas vivas


legarán sin cesar tu humilde tumba...
Junto á ella crecerá hasta que sucumba,
un gallardo pensil de siemprevivas.
Abril, 1910.

= 147 =
DELATARDE
Para Angeling, la m uy am ada

Es mes de Mayo.... Las ñores


perfuman lánguidamente,
Ensayan rumor doliente
los cristales de la fuente,
cantando viejos amores.

El sol fallece... En las ramas


hay rimas tristes. Las nubes
son cárdenas oriflamas.
Parecen albos querubes
las inocentes palomas
que pueblan las altas lomas.

En los ciruelos floridos


se enamoran las cigarras.
Pero sus cantos dolidos
me recuerdan los quejidos
de las errantes guitarras,
que cuentan sus infortunios,
en los blancos plenilunios,
frente á desiertos balcones,
sin amor, sin ilusiones,
sin amadas morenitas
con almas de sampaguitas.
= 150 =
E l e g ia de la ta rde

Sopla el viento levemente....


Las hojas amarillentas
van rodando tristemente
por las sendas polvorientas.
Las rosas son soñolientas.
Hay música en el ambiente,
pero música letal,
música de amor murieute,
soledosa y vesperal.

Solo estoy... Mi alma cobarde,


sin gozo, sin esperanza,
llora ante la triste tarde
que agoniza en lontananza.
En el altar de mi pecho
son anémicas las lumbres.
Son muchas mis pesadumbres.
Está el corazón deshecho.
Se apaga desde mi lecho
el eco de mis quejumbres.

Vienen las sombras errantes


que me llenan de pavor...
¡Ved! se pasean triunfantes
por los jardines en flor.
La campiña está desierta
y el viento suena á dolor.
Ven, Lilíng, bésame... Muerta
la tarde, muerto el amor...

= 151 =
SOMBRAS DE «IDA
P a ra A ntonio G. E sc o m ili*

Como novia, olvidada en lontananza expira


la tarde hecha de besos y caricias febriles;
son las alas del viento finas cnerdas de lira,
en que vibran recuerdos de ensueños juveniles.

Tiemblan y languidecen las rosas de la tarde,


las rosas del crepúsculo, gemelas del misterio
Tan pálida es la lumbre que en las campiñas arde,
cual la vela mortuoria que alumbra un cementerio.

Es lenta y quejumbrosa la vesperal rapsodia


de las fuentes que ensayan sus flautas cristalinas.
Son dolientes las notas de la agreste salmodia
que en su orfandad murmuran las selvas filipinas.

En el espacio flota, como sutil caricia,


el eco melancólico de una caución de pena.
¿Será el alma nostálgica de una triste novicia
que atesora en sus labios palidez de azucena?

¿Será un poeta errante que busca en su memoria


un lejano recuerdo de ensueños y ternuras,
y entre las viejas páginas del libro de su historia
un pasado romántico de locas aventuras?
= 152 =
S ombras de vida

¿Será una novia enferma de ardorosas mejillas


que, al siniestro reflejo de una luz que se apaga,
llora y suspira, presa de negras pesadillas,
al mirar á lo lejos su ilusión que naufraga?

¿Será un violín que canta sus esperanzas locas,


bajo la sombra amiga de los cañaverales,
ó el beso rumoroso de dos ardientes bocas,
en eus raptos fervientes de éxtasis pasionales?

En mi dulce retiro mi espíritu vislumbra


un panorama incierto, bañado de agonías,
entretanto desfilan en la vaga penumbra
tristes reminiscencias de venturosos días.

Pasan ante mis ojos los tiempos de mi infancia


que cual sueños huyeron en rápida carrera,
como huye, por encanto, con toda su fragancia,
en su carro de flores el hada Primavera.

¡Oh qué felices eran aquellas dulces horas,


cuando entre las caricias de una madre amorosa,
al calor de unos besos rosados como auroras,
me mecía el arullo de una canción mimosa!

Pasan luego mis días de juventud florida,


gozados en el seno de la mujer amada,
en que era como rosa de ensoñación la vida
y dorados los sueños cual tintes de alborada.
= 153 =
C laro M. R ecto

Pero todo huyó.,. Como mis locas esperanzas,


cual mis sueños de vate y mis ansias de gloria,
y tan sólo pesares y vagas remembranzas
perfuman hoy las viejas páginas de mi historia.

Si miro el porvenir que surge allá muy lejos,


á través del misterio de la opaca penumbra,
sólo una luz incierta de murientes reflejos
y un castillo de sombras mi espíritu columbra.

Mi corazón no late .. Está frío... Está muerto...


E l fuego de la fe se apagó en mi conciencia...
Y en medio de este caos en que todo está yerto,
sólo espero el ocaso de mi mustia existencia.

= 154 =
DAR DE COMER AL HAMBRIENTO
Para e l corazón herm ano

Por los hermanos nuestros, víctimas de uu castigo


bárbaro, que quedaron sin hogar, sin abrigo,
sin arroz y con lágrimas, ¡oh corazón amigo!
;oh corazón hermano!, ven y llora conmigo.

Pon la suave caricia de tus manos piadosas


sobre tantas mejillas mustias y dolorosas.
ha Caridad te llama... Trae pan, trae rosas,
¡».ira esas almas tristes, del infortunio esposas.

Tu corazón no es duro como del mar las rocas.


Bathalá te protege, cuando su nombre invocas,
¿Por qué, pues, tan tirano y sin piedad sofocas
esos gritos que exhalan diez mil hambrientas bocas?

Cual saetas vibrantes, en alas de los vientos,


en coro funerario, flotan tristes lamentos.
Son de miles de hermanos los dolientes acentos
que piden que les brindes tus nobles sentimientos.

Tondo, el extinto imperio de Kajáh Lakandoia,


es teatro de escombros, barrido por una ola
ígnea. Y sobre la ruina, en sus tristezas sola,
la enseña del Desastre fatídica tremola.
as 155 ss
C labo M R ecto

¡Oh fnego cruel é ídjusto! ¡O a monstruo despiadado,


devastador de mundos! Eres feroz, malvado,
porque arrancas las lágrimas del labrador honrado,
robándole su abrigo, su pan, su hogar amadb-.

Por tu causa serpean esos ríos de llanto,


por tu causa han perdido las familias su encanto,
por tí en todos los rostros se retrata el espanto,
por tí hay tan tristes ayes, tanta pena y quebranto.

¿Por qué robaste el cobre que amasó con sudores


el pobre p a a el dulce nido de sus amores,
y no ese oro maléfico de siniestros fulgores,
botín de la rapiña de tantos vividores?

La Virtud escarneces y entronizas al Crimen.


Torturas á los seres que en la miseria gimen
y que á golpes de maza á mi Patria redimen,
y eusalzas á los cínicos ambiciosos que oprimen.

Ven, corazón amigo, ven, corazón hermano.


No le niegues al pobre tu generosa mano.
No dar pan al hambriento es obra del tirano,
no vestir al desnudo es feroz é inhumano.

Piedad por los hermanos en lágrimas los ojos


y que duermen acaso sobre húmedos rastrojos.
Piedad por los obreros que suspiran de hinojos
sobre del cataclismo ios áridos despojos.

Obreros son los padres de las patrias riquezas,


obreros los que encarnan nacionales grandezas,
= 156 -
D ar re comer al hambriento

y obreros también todos de indómitas bravezas


en lides, á la Patria ciñeron de proezas.

El valiente insurrecto es hijo del trabajo,


que lo mismo hace Patria con la bala y el tajo.
Obrero el que á mi Patria, cuando luchaba bajo
nuestra enseña, del yugo del opresor sustrajo.

¡Oh corazón hermano! La caridad te llama...


Pon pan en esa boca que tu piedad reclama.
Su corazón y el tuyo un solo amor inflama.
Militáis á la sombra de una sola oriflama

Libertar al hermano caído en el abismo


negfo del infortunio: ahí está el heroísmo.
Amar á todo el mundo, enseña el Cristianismo ..
Amar al compatriota: ese es el patriotismo ..
Marzo, 5, 1911.

— 157 =
II POCE ■■■
A la m emoria del Ju ez E stanislao Y n m

Ha bajado á la tumba un hombre grande,


un hombre que vivió más de uua vida,
porque es la vida de los grandes múltiple:
vida de amor, de lucha y de conquista.

Estanislao Yusay: egregio uornbre


que en su alma guardará la patria mía,
mientras sepa lidiar por sus derechos,
arriba el Ideal, la frente erguida...

Fué de patriota su bizarro espíritu,


heredero del alma primitiva.
Luchó, cual los demás, con su cerebro,
para alzar á mi Patria de sus ruinas.

Corazón bondadoso, como un sueño


de dulce bienestar, como la brisa,
cual los finos estambres de la lluvia
que mitigan el sol del mediodía.

Nadie como él amó el hogar. Esposo


fiel, cariñoso padre de familia.
Solo pensó en buscar para los suyos
el firmamento eterno de la dicha.
= 158 =
In p a c e ...

Duerma en paz el patriota y el buen padre


y el intérprete fiel de la justicia;
que en cada corazón habrá una tumba
para aquél que vivió más de una vida...

= 159 =
CRRIDñD
P ara la v iriu o sa Sra. D .a G orgorita J. d e Mapm

Camina á pasos lentos, envuelta en negra toca,


florida de sonrisas angélicas la boca,
y de ensueños de gloria el lánguido mirar.
Su frente de querube diademan aureolas,
que fingen los colores que reflejan las olas,
al quedarse dormidas en la orilla del mar.

A veces uu suspiro se escapa de su pecho,


acaso cuando siente su corazón deshecho
bajo las duras garras de un íutimo dolor.
A veces mira ansiosa al lejano poniente,
como si persiguiera, en su quietud muriente,
la estela luminosa de un rayo bienhechor.

Hay en sus negros ojos olímpicos destellos.


En la cascada leve de sus blondos cabellos
florecen perfumadas rosas de santidad.
Tal es la diosa amante que con dulzura calma,
en este valle triste, los quebrantos del alma,
cuando llora sus penas en eterna orfandad.

Unos labios purísimos que destilan placeres


sobre la copa amarga de infortunados seres,
unos ojos que brindan dulce consolación;
= 160 =
C aridad

unas manos que ofrecen maternales caricias,


tal es la fueute santa donde bebeu delicias
los mortales que tienen hiel en el corazón.

Tal es la Caridad.... la virginal paloma


que trae en sus arrullos suavidades de aroma,
de aroma de ensueños y de fresco pensil;
que fabrica su nido en los bosques desiertos,
cabe fuentes sin chorros y en los jardines muertos,
para verter en ellos sus canciones de Abril.

Caridad es la ninfa que ama las mariposas,


que eu los labios febriles pone mieles y rosas
y en las mejillas cálidas, frescuras de verjel.
Caridad es quien puebla los boscajes de aromas,
y los nido» colgados en lo alto de las lomas,
de besos y murmurios de fino cascabel.

Es la gota perlina de lágrima sangrienta,


vertida sobre, un cáliz de martirio y de afrenta,
desbordante en espumas de trágico sabor;
Iris de paz que nimba de mágicos celajes
las hojas que vacilan cual flotantes plumajes
de contornos polícromos sobre un lago de amor.

Es el rumor ferviente de anhelantes plegarias


por las almas que vagan por sendas solitarias,
donde tejen las sombras su mortuorio capuz.
= 161 =
C laro M. R ecto

La mística rapsodia que murmura uua fueute,


los encajes de espuma que forma la corriente,
donde en haces se quiebra la vespertina luz

Es la aurora divina que, tras la noche larga


de los muchos pesares de nuestra vida amarga,
baña con sus destellos de risueño carmín,
los caminos inciertos y las selvas dormidas,
donde lloran las almas como sombras dolidas
las pobres rosas muertas del amado jardín.

Es ella la que endulza con mieles de ternura


el dolor de los seres que gimen eu tortura
á la sombra insalubre de prisión funeral.
Ella enjuga los llantos de huérfanos y viudas
que en soledad padecen las inclemencias rudas
de la racha impiadosa del destino fatal.

Ella cura las llagas de los héroes valientes,


abiertas por la furia de los plomos candentes
eu el sangrieuto campo de 1-t Revo'ución,
donde cayeron víctimas de la sañuda guerra,
soñando libertades para la amada tierra,
en un solo y unánime grito de Redención.

¡Oh Caridad! Refugio de los dulces cousuelos,


que calmas con ternura nuestros tristes auhelos,
hoy coloco eu tu freute esta hoja de laurel
= 162 =
C aridau

Para ti son las rosas de nuestras ilusiones,


las lámparas votivas de nuestros corazones
y todos los encantos del malayo vergel.

Para tí son los himnos gentiles de victoria


de los patriotas mártires y los lauros de gloria
<¡ue adornaron sus sienes en el campo de honor.
Para tí los albores de la aurora soñada
que brillará en el cielo de nuestra tierra amada,
cuando ñote á los aires la enseña tricolor.
Marzo, 1U10.

* ?

= 163 =
IX.

BEL LIBRO DEL BIEN 9 DEL 1 L

Fango, todo fango...


De la vida bohemia

Para m i querido compañero, Valentin Eloriaga y de León.


FANGO, IODO FAN60...
P a ra V ic e n te G o n zá le z, el a r tis ta h erm a n o

Mimí, flor He lascivia ¡oh Margarita pálida!


Corazón multiforme,
flor y eieüo á la vez, hipsipila y crisálida,
espíritu deforme,
incomprensible y raro: es fuerza que te deje,
porque mi alma no es tu alma,
(la mía es muy cristiana, la tuya es tan hereje),
porque mi pecho herido no goza de la calma
si me miran tus ojos,
esos ojos felinos, ojos que son de crimen,
ojos que no son ojos. Es fuerza que me aleje,
porque cuando tus labios, tus gruesos labios rojos,
se juntan con los míos, no miman sino oprimen;
porque esas tus pupilas de glauca claridad
tienen el brillo odioso de la perversidad.

No me ames, no te quiero...
Es mi alma grande y noble de bohemio y de artista,
alma de apóstol, de héroe y conquistador; pero
la tuya es aristócrata, dolosa y egoísta,
que sabe del Deseo, del Gozo y del Espasmo
de la carne, del oro; mas, para-quieu ¡oh idiota!
es enigma y misterio el Arte ¡qué sarcasmo!,
y el amor es comercio ¡oh almas en bancarrota!
= 167 =
C laro M R ecto

¡Vete, que11 0 te vea, Icouo del prostíbulo,


traficante de besos! Los burgueses reliados,
que son uuos peleles que viven en palados,
peregrinos paganos, van á comprar delicias
en tu letal vestíbulo,
y cambiarás por su oro tus mimos y caricias.
Y es porque tus hermanas en hazañas felinas
se llaman Nanás, Médicis, Borgias y Mesalinas

Prefieres el abrazo de un burgués millonario,


torpe, violento y frío, á la caricia suave
de un poeta exquisito. Tu carne es incensario
de las arcas repletas En tu pecho no cabe
la dignidad, es claro. La flor, la brisa, el ave,
son más buenas que tú La flor, porque perfuma;
la brisa, porque mece,
y el ave, porque canta y su canto adormece
el dolor de las almas. Pero tú, ay, espuma
de todas las miserias y de todos los vicios,
sólo sabes de cálculos y engaños y artificios.
¿Artista tú? No lo eres, por más que en eso insistas.
No hipotecan sus almas por oro los artistas.
Saber tocar el piano,
y cantar trozos de ópera, y hacer, crayón en mano,
monigotes, fantoches, y ser positivista
á la vez, es ser .. todo, todo, menos artista...
Tú, loca y caprichosa, hecha toda de escoria,
buscas oro, sólo oro.
Yo, en cambio, artista ingenuo, sólo anhelo la gloria.
Por eso me aborreces, por eso no te adoro.
= 168 =
F ango, todo fango...

I’or eso tu alma sucia se arrastra por el lodo


y yo vivo en las nubes.
Tus amigos son sapos, los míos son querubes.
Tú piensas en el oro, yo, en el Arte ¡Eso es todo!

¡Oh Luua, única buena! Pon tus eternos besos,


tus suaves y tan pálidos, sobre esta vida amarga
Cólmame de embelesos,
y vierte tu ironía de princesa indignada
sobre el loco desfile de esas bestias de carga,
que van intonsamente, despojadas de ensueños,
á vender á unos dueños
de perlas sus caricias, por unos cuantos pesos.
Tú, sí, eres el Amor, oh Luna, dulce Amada...

= 161» =
lí U UIDt IllEHilt
P ara e¡ a m ig o Tom ás A t i t m

I
Un silencio de alcoba .. Locuras lorrainianas
danzabau tristemente en mi cerebro lacio;
un vivo y enervante olor á verdes ranas,
á carnes sudorosas infestaba el espacio.

Estaba obsesionado por bárbaros instintos,..


Toda concupiscente, una gata arqueaba
su espinazo á mi vera; gruñía y suspiraba,
¡oh espíritus hermanos de Cátulos, Jacintos!

Yo la acaricié el lomo... Suavidades de seda


percibieron mis manos. Y me acordé de Leda
y del divino Cisne, sabio eu caricias locas.

Se estremeció la hembra... Y en sus áureas pupilas


flotaron enigmáticos como crueles Sibilas,
los espectros de Claudio y del Señor de Phocas..
II
¡Oh aquellos ojos! ¡Qué ojos! Eran grandes, vidrioso?,
ojos que se dirían de piedad y de crimen
á la vez, ojos casi muertos y dolorosos,
de esos que languidecen, cautivan y redimen.
= 170 =
D e la vida bohemia

Los he visto engarzados en dos órbitas grises


que fueran ¡quién diría! de una ñifla de hospicio.
¡Oh visión armoniosa de encantados Parises,
donde es tan refinado el Arte como el vicio!

Me fascinaron mucho aquellas esmeraldas,


al perderse entre un vago frufruteo de faldas,
con sus virtudes glaucas, de más allá, sin luz ...

Corrí tras ellos, loco de ignotas sensaciones,


pero me aprisionaron los férreos apretones
de las mano3 nerviosas del Duque de Freneuse.

= 171 =
X

enrubios líricos

La canción del dolor


Después de la lluvia.«
Intimidades♦♦♦
Caprichos de novia
Frivolidades...

Para m i idolatrada m adre


tumi m i m
Para la Sociedad dram ática de aficionados
que dirige m i amigo J u lio González.

Veu, Musa, ven conmigo,


á cantar el dolor, bajo el abrigo
del inmóvil follaje de los huertos.
El tiempo es inclemente
y vagan numerosos peregrinos
por ignotos caminos,
solitarios é inciertos,
buscando el agua de la sacra fuente
que purifica el alma,
seca el sudor de la ardorosa frente
y le devuelve al corazón la calma.

Hay esposas que lloran, sin fortuna,


en la honda soledad de sus hogares,
iiay huérfanos que lloran en la cuna,
y hay desterrados de los patrios lares;
hay novias que están solas
bajo el claro de luna,
temblorosas de frío,
y en los jardines pálidas corolas
que no sienten el beso del rocío.

Hay jardines enfermos,


sin aromas, ni pájaros, ni ñores,
= 175 =
C laro M. R ecto

hay almas sin amores


que van en busca de ignorados yermos.

Ven, musa, Ven y oremos


por el fiero dolor universal.
Por todos los dolores entonemos
un canto funeral.
Por las pobres esposas,
por esos peregrinos
que se pierden en lóbregos caminos,
por las enfermas rosas,
los jardines sin flores,
sin pájaros que canten las mañanas,
por las almas que viven sin amores,
sobre todo por mi alma que agoniza
de pena, inerte sobre la ceniza
de sus dichas lejanas;
ven conmigo, y cantemos, musa mía,
la postrera canción de la agonía..
Diciembre, 1910.

= 176 =
DESPUÉS DE LA LLUVIA !■■■

Para Rosauro Alm ario

Se han abierto las flores


bajo el ósculo suave de la piadosa lluvia.
También han renacido mis marchitos amores
con el amor romántico de esta mañana rubia.

El campo está de fiesta.


Hay gemas de oro y nácar en las húmedas ramas.
Los búfalos discurren por la inmensa floresta,
bajo un sol que sonríe en un triunfo de llamas.

Por sobre los jardines


sueñan las mariposas,
y con los abejorros organizan festines
en torno de las rosas.

Una mañanera ave


sobre el orinecido alambre del parral
se ha posado. El encanto de sus trinos no cabe
en mi alma que es dichosa bajo el sol estival.

Al patio retozonas han vuelto las gallinas


y locas cacarean seguidas de polluelos.
Picotean las tórtolas en las manos divinas
de una impúber dadora de ignorados anhelos.
= 177 =
C laro M. R ecto

¡Pobre corazón mío


que vive, siente y goza sólo en el grato estío,
cuando ofrendan los pájaros á la rnsfiana rubia
el ruido de sus alas húmedas por la lluvia!...
Agosto, 1911.
INTIMIDADES ■■■

Para Fernando C. Amorsolo

Es el atardecer de oro
de la alegre primavera,
hay en el jardín de mi alma
perfume de rosas frescas.

Triscan los corderos mansos


en la luz de la floresta,
bajo un cielo azul y rosa,
bajo un cielo rosa y seda.

Son tan piadosas las brisas


con sus efluvios de esencias,
que tienen risa mis labios
y olvido todas mis penas.

Soy un viajero del mundo


y he descansado á la vera
del sendero, á ver las rosas
que enfloran las ramas tiernas.

Que pronto vendrá la noche


para amortajar la tierra,
con su cortejo de sombras
y fantasmas, y sus muecas
= 179 =
C laro M. R ecto

de ultratumba y sus sollozos,


que harán muy triste la senda
por donde marchan conmigo
almas en pena, almas muertas.,..
Agosto, 1911.

= 180 =
M P 1 W DE DDVID
Para Consuelo

Auoche me dijiste:
—Euferma estoy, me muero—Y tú estabas tan triste
que de tus negros ojos resbalaron muy lentas
dos lágrimas, amargas como espuma de absentas.

— ¿Por qué, adorada mía? - Porque ya no me quieres;


porque el pecho me dice que amas á otras mujeres.—
Y siguió desbordándose de tus ojos el llanto,
de tus ojos que estaban florecidos de encanto,
enfermos de tristeza, enfermos de quereres.

Prolongados suspiros
de lo íntimo de tu alma perfumaron el viento
que en armoniosos giros
jugaba con las rosas, contándoles un cuento.
Arriba conversaban de amores las estrellas,
riéndose de nosotros, de tus tontas querellas,
de las frivolidades
de tu alma niña y loca,
y de mis ansiedades
por devolver la risa á tu pálida boca.

Y seguías llorando.
Y temblaban tus lágrimas, como perlas purísimas,
en tus mejillas pálidas á ensueño fragantísimas.
= 181 =
C laro M. R ecto

—Es tu crimen nefando,


porque me traicionaste—otra vez me dijiste.
Y estabas cada vez más pálida y más triste-..

—Eres muy caprichosa —


te contesté. Y, á modo de expiación de agravios,
mis fervorosos labios
oprimieron los tuyos olorosos á rosa.

Y firmamos las paces .. Sonrisas florecían


tus labios que poco antes formulaban querellas. .
En el cielo seguían
riéndose de nosotros las picaras estrellas...
Mayo, 1911,

*= 182
mmiDms ■ ■ a

P ata Gregorio Perfecto

Una noche me dijo ella,


de un plenilunio al amor:
«Poeta, llámame lndáy,
y te llamaré Nonóy»

Le pregunté qué era aquello,


y sonriendo contestó:
«Apodos que Dios ha hecho
para uso del corazón.»

«Esos motes de cariño


son más dulces que la ñor,
y más suaves al oido
que la más suave caucióu.»

«Son el trino de las mayas


cuando la puesta del sol,
el suspiro de los novios
cuando se dicen «adiós».

«Cuando dos seres se adoran,


locos, muy locos de amor,
no se llaman por sus nombres,
sino por Tndóy, Nonóy».
= 183 =
C lako M. R ecto

Y el dicho trocóse en hecho...


La fuerza de la expresión
fue tal que inconscientemente
nos abrazamos los dos...
Mayo, 1911.*

= 184 =
XL

D S M I M I E S m illE S

Primavera
Verano
Otoño
Invierno

Para e l ilustrado escritor y va lien te periodista , F idel A . Reyes


P R IM A V E R A
Para el vate and a lu z, J o s é Sedaño

En un triunfo de aromas sonríe la floresta;


hay una ronda errátil de cancioneras mayas
que se beben la brisa, bajo una luz de fiesta
que vierten de sus ojos las auroras malayas.

Allá, el blanco sendero de una infinita cuesta;


más allá los murmurios de inconocidas playas.
Un tropel de zagales, al compás de una orquesta
de tiernos caramillos, rima canciones gayas.

En el ara silente de una vetusta ermita,


las flores del terruño se dan piadosa cita,
por la divina dama, la Virgen del lugar.

Y en un parque oloroso á rosas y guedejas


donde revolotean idílicas parejas,
hay besos que perturban la paz crepuscular.
Mayo, 1910.

= 187 =
VERANO
Para el compañero Francisco ¿fcroMI

El polvo reverbera en los largos caminos.


Es la calma infinita bajo el sol que retuesta.
Las fuentes borbotean el salmo de la siesta,
y á lo lejos se pierden ignotos peregrinos,

peregrinos que marchan en jornada molesta,


tras un ensueño loco de áureos vellocinos.
Hay incendios de soles en la montaña enhiesta
donde el búfalo mueve los rústicos molinos.

En un bosque poblado de esencias y cantares,


han caído unos tiernos y blancos azahares
que deshojó impiadosa la hora canicular.

Sobre un lago dormido, bajo umbrosa arboleda,


alza su cuello blanco un Cisne junto á Leda,
y va en los muslos de ella su pico á sepultar...
Agosto, 1910.

9 *

= 188 =
Para el poeta R am ón J. Torres

De los ramajes viejos caen muertas las hojas,


en la paz de un lloroso atardecer sin sol.
Son los jardines túmulos, las auras son congojas,
siente el alma del campo nostalgias de arrebol.

Unas mejillas pálidas que un día fueron rojas


languidecen de pena tras un viejo balcón.
Las quimeras no vuelan, están sus alas flojas,
se muere la esperanza, se agosta la ilusión.

Los dedos moribundos de una mística mauo,


mientras caen las hojas, despiertan en el piano
un dulce melancólico nocturno de Chopíu.

Tiembla á una brusca ráfaga el cuadro funerario,


y de lo alto desciende, á modo de sudario,
la noche que amortaja el enfermo jardín ..
Octubre, 1U10.

* ? ¥

= 189 =
Para Ju a n F. S a la m i

Se irguen en la campiña los árboles escuetos


que han perdido el encanto de sus líricas galas.
Sus desnudos ramajes dijérsnse esqueletos,
cruces de cementerio ó desplumadas alas

En las calles tiritan de frío los mendigos,


de oraciones y súplicas florecidas las bocas,
pidiendo pan en vano . Ya han muerto los amigos
y sólo hay corazones más duros que las rocas.

Cruzan lúgubremente los campos sin alfombras


llorosos y ululantes ejércitos de sombras,
fantasmas de ultratumba, almas de soledad...

Un féretro que cruje lleva el cortejo extraño


por la senda infinita. ¡El cadáver del año
que van á sepultarlo allá en la inmensidad! ..
Diciembre, 1910.

= 190
XII

VERSOS DEL MOMENTO

Génesis filipina
Honey-m oon
Sobre el mar...
N ovia muerta
Cuando era niño...
En aquellos dias

Para las p u ja n tes asociaciones filipinas , “K a h i r a p uJ u v e n tu d A rtística ;'


u Bagong K abataang T a y a b a s “M u tyá n ¿ S ila n g a n “ “A m a n d iw in g 11
y u Círculo L6pez-Jaena*u
GÉNESIS FILIPINA
Para el rizalista A u stin Ctaift

Vegetaba en las sombras una legión de parias,


con las almas beodas;
bufaban los tiranos en sacrilegas bodas;
dolorosas plegarias
morían en las labios y las c meiencias todas
eran hipotecadas á manos mercenarias.

Era la Patria un caos El fiero absolutismo


de los antiguos Césares oprimía las almas.
Ningún magín tenía noción del heroismo,
y las suicidas cal mas
eran las religiones
de los irresolutos, cobardes corazones...

Redentor esperaba la couspuída Idea,


la Humanidad esclava un salvador pedía...
(Tuvo un Belén Judea).
Y concibió y parió la malaya María.
Y en lugar de uu pesebre, sobre un montón de ruinas,
vino al mundo el ansiado Jesús de Filipinas...
Agosto, 1911.

= 1&3
HONEy-MOON
Para Priscita y

Desde el florido andamio


de mis jocundos versos, cauto un epitalamio
en honor á vosotros, amigos queridísimos.
Olorosos rosales,
rosales de quimera,
brinden á vuestras almas hechos de primavera
sus aromas fragantísimos.
Sois dos almas iguales,
muy niñas y muy locas,
con idénticos sueños,
porque hay en vuestras bocas
igual miel de esperauzas, igual vino de ensueños.

Gozad, almas amigas. Es muy loca la vida.


Mañana será otra... insensible y dolida...
Agosto, 1011.
SOllE EL mi...
Para Francisco Arellano

¡Cómo se expande el espíritu


sobre las olas del mar!
¡Qué grandioso el panorama
de la eterna inmensidad!

El alma se siente libre,


el pecho quiere gritar,
se crispa la boca y dice
su oración á Jehová.

El vaivén grave y monótono


del barco invita á soñar,
y soñando en mis recuerdos
encuentro grato solaz.

Sobre el mar desaparece


el poderío mundial.
Sólo miro la grandeza
del Dios grande de Abrahám.

[Oh los monstruos que vigilan


los vastos senos del mar!...
[Sólo Tú eres poderoso,
oh Dios de la inmensidad!...
Agosto, 1911.
= 195 =
Para M anuel Calleja

En Mayo murió mi novia,


cuando las flores reían,
y eran alegres las aves,
satisfechas de la vida.

Creo que de mal de amores


ha muerto la pobrecita,
porque siempre ardientes besos
me daba su boca linda.

Cuando lloraba á su lado


contemplando su agonía,
¡cómo temblaban las lágrimas
en sus pálidas mejillas!

Era su mirar profundo,


su faz dolorosa y lívida,
y sus manos ¡ay, qué pena!
eran exangües y finas.

Cuando el último suspiro


crispó su boca marchila,
yo sentí que con la suya
también mi existencia se iba.
= 196 =
N ovia muerta

Yo me quedé desmayado
ante su belleza fría,
y lágrimas á raudales
escaldaron mis mejillas.,.
Agosto, 1911.

— 197 =
CUANDO ERA HIÑO ■ ■I

Para m i hermano A lfonta

Cuando era niño, jugaba


con otros niños traviesos,
en torno del campanario
de la Iglesia de mi pueblo.

Corríamos tras los pájaros


que de la vida contentos
regresaban á sus nidos,
soñando en cálidos lechos.

Mas, cuando tras las montañas


el sol ya se había puesto,
y vagaba en el espacio
la turba de los espectros;

surgían de nuestras mentes


mil infantiles recuerdos
de los cuentos de fantasmas
que nos narraban los viejos.

¡Oh, aquellos cuentos horribles!


¡oh, aquellos mágicos cuentos
de tigbalang« que robabau
los pollos del gallinero!
= 198 =
C uando kra niño ...

Los cuentos de brujerías,


¡cómo me infundían miedo!
¡olí, los cuentos á lo Iloffman
que erizaban mis cabellos!

Cuando el Angelus tocaba


y se encapotaba el cielo,
ya nadie jugar quería
cerca al campanario viejo.

Todos á su Logar tornaban


los chiquillos de mi pueblo,
porque todos se creían
perseguido? por espectros.

Yo también fugaz volaba


¡t mi hogar dulce y sereno,
y en la frente de mi madre
posaba un ósculo tierno.

Entonces era dichoso,


ignoraba el sufrimiento,
mi existencia era de rosa,
y de rosa mis ensueños...

¿Verdad, l¡ermano querido,


que también viviste un cielo,
y que, como yo, hoy llevas
frescas llagas en el pecho?,..
Ago'sto, 1911.

= 499 =
EN AQUELLOS DIAS...
Para m i herm ana Rosario

Eran aquellos... ¿te acuerdas?


luctuosos y aciagos tiempos,
en que el bolo decidía
la causa de nuestro Pueblo.

Eras niña todavía,


yo, más niño aún. Y huérfanos
éramos... Nuestro buen padre
ya entonces había muerto.

En el campo peleaba
por la Patria el insurrecto,
y las malayas provincias
morían á sangre y fuego.

Llorando huía la gente


de sus hogares risueños.
El enemigo vestido
de blusa azul, daba miedo.

Fué al campo el último anciano


á empuñar el bolo viejo.
¡Morir antes en la lucha
que ser esclavo perpetuo!...
= 200 =
En aquellos d í a s ...

¡Cómo sangraban temblando


nuestros pies en el sendero
anfractuoso de los bosques,
de espesos zarzales lleno!

Cuando cansados dormíamos


un dulce y profundo sueño,
por lecho la tosca tierra,
y por pabellón el cielo,

nos despertaban los tiros


del invasor extranjero
que las selvas exploraba
en busca del insurrecto.

Entonces, á media noche,


llorosos y soñolientos,
sin más guía que los astros,
buscamos refugio nuevo.

Pasamos noches y días


sin más frugal alimento
que las frutas de los árboles
y el agua de los esteros.

La jornada era molesta,


y una vez caí enfermo...
Yo lloraba, tú llorabas
nuestros hondos sufrimientos.

Lloraba también la madre


por aquel dolor muy nuestro.
= 201 =
C laro M. R ecío

Por tí, por mí, por la Causa


perdida del patrio suelo.

La paz se anunció... ¿era paz?...


Volvimos á nuestro pueblo,
y encontramos ¡con qué pena!
el patrimonio deshecho.

Los odiosos enemigos


hicieron grandes saqueos.
Todo fué botín de guerra
del nuevo Atila extranjero.

Y ante las trágicas ruinas


del querido pueblo nuestro,
la madre lloró, lloraste,
también lloré, sin consuelo...
Agosto, 1911.

= 202 =
XIII

CLARINES DE CONBATE

Á los Héroes del 96


¡Revolución!
Bajo la bandera revolucionaria

Para el veterano periodista y galano escritor, el Comisionado


R afael Palm a
MONUMENTO
Á LO S H É R O E S D E L 9S EN B A LIN TA W Á K

¡M uero sin ver la aurora b rillar sobre mi P atria!... Vosotros


que la habéis de ver, ¡saludadla!... ¡No os olvidéis de los que han
caído durante la noche!...--R IZA L.
6 LOS HÉROES DEL 96 n
Para Jsauro Gabaldón, político íntegro

Vibre la estrofa del vate


con el trueno del cañón,
ñorezean en su canción
rojas rosas de combate.
En raudales se desate
de bélica melodía
toda la honda poesía
de los recios veudavales,
en honra á los inmortales
héroes de la Patria mía.

Las vírgenes de esta tierra


ingente, noble y preclara,
quemen mirra sobre el ara
de los héroes de la guerra.
Fluya la esencia que encierra
el vaso del sentimiento,
rime cantares el viento,
y, en bella metamorfosis,

(*) Declamada por la Srla. Elísea Tronqueó en la ve­


lada literario-musical celebrada en la noche del 26 de
Agos'o de 1911 en el «Grand Opera House>, en honor á
los Héroes del 96, y ante el monumento levantado á éstos
en Balintawák.
= 20b
C laro M. R kcto

sea luz de apoteosis


la hoguera del pensamiento.

¿Por que, óh Patria, uo te expandes


si tú eres toda hermosura,
si tiembla ante tu bravura
hasta el cóndor de los Andes?
Filipinas, de los grandes
y bravos invicto solio,
el mundo es tu Capitolio,
te nimba el sol de la Gloria,
y la Musa de la Historia
te discierne un áureo folio.

|Viva la indómita Raza


que con sus vástagos libres,
sin bronces de cien calibres,
supo romper su mordaza!
¡Qué hermosa la férrea maza
que rompió fientes tiranas,
cuando las Islas Hermanas
del indomable Archipiélago
persiguieron al murciélago
de las codicias humanas!

¡Hurra al Pueblo de Rizal


que, puesta la fe en sus lares,
arrojó de sus altares
al ídolo colonial!
¡Vibre la voz ancestral
como un trueno en los espacios;
= 206 =
A los H eroes del 06

los espíritus rehacios


dejen sus lóbregas calmas,
y reencárnense las almas
de los Andrés Bonifacios!

¡Benditas sean las doctrinas


del Apóstol legendario
que fué muerto en el Calvario,
bendiciendo á Filipinas!
Sobre las llorosas ruinas
de la pasaba derrota,
sea la Cruz del Patriota
de la Redención emblema,
para el tirano anatema
y esperanza del ilota.

¡Hurra á los soldados bravos


que oblacionaron sus vidas
en heroicas embestidas
antes que vivir esclavos!
¡Hurra al que arrancó los clavos
que afligieron á la Raza!
Y bajo el pendón que abraza
al machete legendario,
la pupila del sicario
¡verá á Dios que le amenaza!

Corone nuestras montañas


el humo de los volcanes,
sepulten los huracanes
imposiciones extrañas.
= 207 =
C laro M. R ecto

Eu palacios y cabañas
aliente el alma de Elias;
y cuando amanezcan días
de ingentes transformaciones,
hermanados corazones
aplastarán tiranías.

Que el valor de los malayos


á la humanidad asombre,
y al oir pronunciar su nombre,
sieuta el tirano desmayos.
Alumbren el cielo rayos,
al chocar los viejos bolos,
y llegue hasta ignotos polos
la halagadora sentencia
que proclame Independencia
en la histórica Malolos.

No eu vano nuestra nación


es donde hasta los volcanes
y los ñeros huracanes
protestan de la invasión.
Alto dice el corazón
que aunque nuestra Patria muera,
rota por mauo extranjera,
brotarán nuevas legiones
de indómitos campeones
al pie de nuestra bandera.

Que no se apague la tea


de las dos Revoluciones
= 208 =
A los H éroes del 96

en los rojos corazones


de los Cristos de la Idea.
Surja ya la Galilea
de nuestro largo Calvario,
y emerja del negro osario
nuestra Raza primitiva,
bajo la luz rediviva
del Sol revolucionario.

¡Odio á todo extraño yugo


embaucador de conciencias,
asesino de creencias,
de libertades verdugo!
Corra el fecundante jugo
de las modernas doctrinas;
y sobre las viejas ruinas
yérgase resplandeciente,
libérrima, independiente,
nueva Patria: ¡FILIPIN AS!
Agosto, 1911.

* * *

= 209 =
OblIC
Para D. M a rtin Ocampo,
Editor de la R evista ilustrada “R enacim iento Filipinot*

I
Es el grito del alma rebelde y luchadora
cuando afirma ante el César que es grande su Ideal,
el verbo del Apóstol que retumba en los aires
predicando evangelios de amor y libertad;
el reto de los bravos que van á la conquista
de las viejas herencias del nativo solar,
el canto del proscripto que desde ignotos climas
saluda lisonjeras alboradas de paz.
II
Es la voz de los débiles cuando les roba el fuerte
el noble patrimonio que les donara Dios,
la justicia que clama contra la tiranía,
el derecho violado que reta á la opresión;
es la protesta unánime de heridos corazones,
la canción de los libres cuando, de cara al sol,
marchan regocijados hacia la nueva Patria,
donde es la vida un sueño y es un beso el amor.
III
Es la heróica arrogancia del valiente insurrecto
cuando esgrime la espada ó dispara el fusil,
= 210 =
¡R evolución!

el humo de la pólvora que corona las tumbas


de los héroes que caen en la revuelta lid;
es la bomba explosiva que arroja el descontento
al pie de los eternos caciques del país,
la dinamita sorda que mina los palacios
levantados por Yerres para atar y oprimir.

IV
Es la ira concentrada de cien generaciones
emergidas de siglos de odiosa esclavitud,
que estallara al instante, con violencia de rayos,
abriendo en las conciencias anchos surcos de luz;
la oración de los mártires que oblacionan sus vidas
en ignorados Gólgotas, por la Madre común,
las sombras de los héroes de pie sobre los túmulos,
inandando que al tirano se le clave en la cruz.
V
Es el bélico toque de los claros clarines
que encamina al combate á la innúmera grey
de oprimidas conciencias por absolutos Césares,
repleta de esperanza, de valentía y fe;
el ídolo que cae al golpe del martillo
de las almas que tienen libertadora sed,
el trono que vacila en sus fuertes cimientos,
rotos al grito santo de: ¡libres hay que ser!
VI
Es el gesto del brazo musculoso y sanguíneo
que rompe en mil fragmentos el hierro colonial,
el salmo de las vírgenes que, camino del templo,
= 211 =
C laro M. R ecto

van á encender la lámpara del ara familiar;


es la tea incendiaria con que los redentores
convierten las ciudades en inmenso vivac,
donde arrojados sean las inmundas Cibezas
de los embaucadores de la fe del bogar.
VII
Es la mujer indómita que en un sueño de auroras
empuja hacia el combate el guerrero cañón,
para vengar la muerte de sus seres queridos
y de la Madre Patria el ultrajado honor;
la voz del expatriado que dice á sus hermanos,
desde su triste exilio que ilumina otro sol,
la palabra del Mártir que enseñara á la Patria
á reclamar herencias que robó la ambición.
VIII
Revolución es grito de millones de bocas
que amordazó la mano de la extraña impiedad,
revolución es gesto de millones de brazos
que destrozar pretenden el bárbaro dogal.
Revolución es reto de imprecación y guerra,
la voz del Katipunan dada en Balintiwák,
que derribó los templos de los ídolos falsos
y rompió en mil pedazos el hierro colonial...
A gostó, 1911. *

212 =
Para Jorge P ineda, e l a rtista

Toca el ciarlo: |al campo!... Es ruda la batalla...


El fuego de la Idea arde en los corazones...
Brilla el bolo en las manos, asorda la metralla,
ciega el cálido y negro humo de los cañones.

Allí están los rebeldes vástagos de la Raza,


los heróicos Cruzados de la fe de los bravos;
allí está la bandera que al machete se abraza,
entre el clamor guerrero de una legión de esclavos.

¡Paso á los paladines de la Sagrada Causa!


jPaso á los valerosos soldados de mi tierra!
Los héroes, cuando luchan, no conocen la pausa.
Y a la aurora souríe desde la patria sierra.

¡Cómo corre la sangre de los héroes anónimos.


¡Cómo caen risueños los Cristos de lá Idea!
Héroe, apóstol, patriota y mártir son sinónimos,
la cumbre del Calvario y el campo de pelea.

¡Cómo huye el enemigo ambicioso y cobarde!


¡Qué furor impotente arde en sus ojos zarcos!
Es que el hijo del Pueblo hace un hermoso alarde
de su valor, si arroja las flechas de sus arcos.
= 213 =
C laro M. R ecto

Nadie enfrena el galope de loa briosos corceles


que llevan en sus lomos á los guerreros nobles.
L a senda es anfractuosa, pero tiene laureles,
y á fuerza de bolazos se desploman los robles...

Nadie corta los pasos del valiente insurrecto


que va á la reconquista, con la fe por coraza.
¡Muera en la luz del ara de la Patria el insecto
que ha marchitado todas las rosas de la Raza! .

Después de la batalla, sobre las negras ruinas


y el montón de cadáveres de extraños y de hermanos,
¡surja gallarda y libre la Nueva Filipinas,
entre el aplauso unánime de las morenas manos!
Agosto, 1911,

= 214 =
XIV

DEL LIBRO DE NI 1 ) 1

A yer, sonrisas entre los labios;


hoy, sangre y sombras...
¡Puesta de solí
(F. M.a G.)

Para e l d istinguido é ilustrado critico y periodista,


Ja im e C. de Veyra
DE NI VIDA
Cabe el glorioso monte Banahaw,
cuyo prestigio tradicional
ha traspasado ya las fronteras
del adorado viejo solar;
á la caricia de suaves brisas,
fragantes, llenas de santa paz;
mientras vertían suaves esencias
las sampaguitas de la heredad;
y se bañaban coquetas mayas
con loco afán,
bajo una lluvia de perfumadas
flores nupciales de azahar;
y á las salmodias sentimentales
y algo lejanas de un manantial;
yo vine al mundo con mis desdichas,
á mi pesar,
llorando mucho ¡ay pobrecito!,
harto de tantas penas quizás;
pidiendo besos, besos de madre,
de hermano y de otras criaturas más;
pidiendo abrigo, porque sentía
en mi alma el frío rudo y tenaz
de mis quebrantos,
de mis torturas, de mi orfandad,
= 217 =
C laro M. R ecto

de mis tan crueles melancolías


que daban ganas de suspirar.
Porque es la vida valle de lágrimas,
páramo mustio, doliente erial,
que tiene breves, muy breves horas
de venturanza loca y fugaz,
y eternidades de desengaños,
muerte y penar.
Porque es la vida destierro triste
de los que sufren, de los sin pan,
de los que tienen el alma rota
por la impiadosa Fatalidad.

El vago aliento del cocotero


meció la cuna de mi niñez,
y me besaron brisas de campo,
robusteciendo mi tierna fe.
Yo sonreía por las mañanas,
cuando en las frondas de mi vergel
se destrenzaba la cabellera
de oro y suspiros el astro rey.
Y ante el misterio de los crepúsculos
lloraba el alma de padecer,
porque el desfile de los fantasmas
me daban mucho miedo también.
Y en la hora cálida del mediodía,
cuando mis nervios sentía arder
en inocentes efluvios suaves,
adormecido por el vaivén
de una ligera y blanda hamaca,
= 218 -=
De mi vida

cual navegando en un bajel,


soñaba sueños de albos corderos,
(copos vivientes de candidez',
albos, muy albos el lindo pecho
y los vellones, hasta los pies.
¡Y eran iguales á aquellos otros
que había visto en un Belénl...
Es que el encanto de las mañanas
con sus celajes de rosicler,
y su cortejo de alegres mayas
formando un bello loco tropel,
y su perfume de sampaguitas,
de goces futimos inunda el ser...
Es que la siesta sumerge el alma
en ondas tenues de exquisitez,
y en soñaciones aladas, locas,
de las caricias de una mujer,
que es nuestra madre ó nuestra hermana,
quizás amiga, ¡novia tal vezl
Y es que el misterio algo macabro
del soñoliento atardecer
vuelve á las almas inconsolables,
llorosas, ebrias de languidez.

Dejó su cuua la mariposa


y ya vagaba por el pensil,
besando flores, libando mieles,
siempre volando aquí y allí,
sin saber cómo entre las matas
suele esconderse algún reptil.
= 219 =
Claro M R ecto

Correteaba por las pendientes,


ligero á modo de una perdiz,
cazando nidos entre las ramas,
ó persiguiendo con un mastín
tiernos corderos que atrás dejaban,
mientras huían, balidos mil.
Cuando cogía un pajarito,
cuyo plumaje era carmín,
lo torturaba entro mis manos
y era mi gloria verle gemir;
después, sintiendo piedad profunda,
dejaba libre al infeliz,
que, sacudiendo las leves alas,
piando huía lejos de mí.
No conocía que era el peligro,
no me infundía miedo el morir,
y por los árboles me encaramaba
en pos de alguna fruta gentil.
Pescar solía por las riberas
de un manso río que había allí,
siempre poblada la fantasía
inquieta y loca, sin ser febril,
de sueños blancos, blancos, tan blancos
como las alas de un querubín.
¡Cómo bullían los pececites,
al ser cogidos en el ardidl
¡Cómo gozaba mi alrnita loca,
siempre risueña, siempre feliz!
En pos corría de las libélulas
que hacían ronda en el jardín,
= 220 =
D e mi vida

y si mis ansias eran burladas,


no me acordaba de sonreir.
Me arrodillaba por las mañanas
ante una Virgen de oro y marfil,
y le decía todas mis cuitas,
porque es muy buena, muy buena, sí.
Y sorprendía en sus pupilas
rayos sutiles de amor fulgir,
é insinuaciones de dulces besos
en sus divinos labios de Abril.
Y ya de noche, cuando mi madre
me acariciaba con frenesí,
sobre su frente casta y virtuosa
posaba un tierno beso infantil;
y en su regazo dicha encontraba,
dulce reposo ¡era felizl
Y mi alma niña se adormecía
entre el encanto de sueños mil:
palacios blancos, hadas azules,
nubes y cielos de oro y zafir,
lagos piadosos, alguna estrella
parpadeante como un rubí,
lomas floridas, cuevas de brujos,
mayas volando hacia el cénit;
y luego un niño que se dormía
entre los brazos de un querubín...
Creía entonces que la existencia
era un rcsado perpetuo Abril;
y no sabía que la cizaña
vegeta allí,
= 221 =
C laro M. R ecto

donde termina la infancia nuestra


para yivir
otra existencia más complicada,
menos feliz,
la edad formada de ensoñaciones
y desengaños: la del sufrir.
Que nuestra vida fuese tan triste
y tan ingrata, jamás creí;
porque juzgaba que cazar nidos
y coger peces era el vivir;
sin pensar cómo las alegrías
tienen su fin,
cómo po es siempre azul el cielo,
ni hay flores frescas en el pensil;
cómo el paisaje que es hoy de rosa,
en un instante puede ser gris.
|Oh almas sin mancha, oh vidas nuevas,
en vuestro tiempo dulce es morir!

Aquellos días fugaces fueron.


La edad de rosa jay! se esfumó.
También huyeron mis alegrías
de su carroza volando en pos.
(Adiós, mis nidos de pajaritos,
peces, corderos, huertos en flor,
para los cuales fueron un día
las ansiedades del corazónl
Ya no me atraen vuestros encantos,
(tan hombre soy!,
algo más grande amo en la vida,
= 222 =
D r Mr VIDA

sueños de gloria persigo yo,


y no ese encanto de vuestras vidas
que apenas dura lo que una flor.
Prefiero ahora á las muchachas
que empalidecen de ensoñación,
locas y ardientes en los abrazos,
porque sus carnes llevan el sol.
Yo quiero ahora las morbideces
de las impúberes locas de amor,
el ritmo suave de unas caderas
que se arquearan como una hoz,
y las turgencias provocativas
de ánforas llenas de algún licor.
Escribir versos sentimentales,
llenos de rabia ó de pasión,
en la hora amable de los crepúsculos,
entre un ambiente confortador,
es más hermoso que cazar nidos
y de libélulas volar en pos.
Soñar al lado de mi adorada,
si pide el alma consolación,
y estremecerme de sus miradas
acariciantes en el dulzor,
después besarnos muy dulcemente,
muy largamente, juntos los dos,
y desmayarnos en el espasmo
de nuestros nervios, en la ilusión
de nuestras mentes, ¡oh! es más poético
y encantador,
que soñar sueños de mil palacios
= 223 =
C laro M. R ecto

de hadas azules hijas del sol.


que por los valles y las colinas
correr veloz,
fatuo, inconsciente,
feliz, dichoso, como un gorrión.
¡Quién, sin embargo, volver pudiera
á aquella vida que se esfumó,
y dar de nuevo á nuestras almas
desengañadas aquel candorl
Aunque es florida esta existencia
que lentamente cruzando voy,
á aquellos días de la puericia
volver, Dios mío, prefiero yo.
Y es que las rosas de la encantada
adolescencia fueron, Señor,
duras espinas que se clavaron
en lo más hondo del corazón...

¡Con cuánta pena, dolor, nostalgia,


evoco ahora con mi laúd
aquel tesoro por mí perdido
de la inocencia, todo de luz!
¡Veintiún años! ¡Quién pensaría
que, en estas horas, mi juventud,
mis ambiciones locas de gloria
y mis ensueños rosa y azul,
fueran tan sólo de rotas alas
y escombros tristes un ataúd!....
Ju n io , 1911.

= 224 =
ITE, MISSA EST
(EPÍLOGO.)

Me llaman á mí, en este preciso momento,


para cerrar este maravilloso tomo de versos
con una pequeña exposición de mis líricas
impresiones. Conste que acepté el encargo
después de una razonable protesta. ¿Epilo-
guista yo? ¡Yo que en mi vida he hecho
un verso bueno, que he dejado el p e r i o ­
dismo por hastío, que pretendo creer, como
un acto de supremo personal triunfo, el haber
abandonado la literatura de mis buenos tiem­
pos, aquella literatura obsedente de los veinte
años, inspirada en los sentimientos más puros
de la vida, para dedicarme por completo á
esta otra literatura, amarillenta y vergonzosa,
serena y grave, esclavizada para siempre ante
el Trono Imperial de la Política y del De­
recho!...
Pero fuerza es decir algo de este Recto,
poeta, artista, cincelador del verso primoroso,
paisajista inimitable, adorador de la Natura­
leza, de la Naturaleza de su país, que es
el mío, que es el nuestro, pero que no puede
= 225 =
C laro M. R ecto

ser do todos, porque, como dice en el H im n o


■ai \’olean de Taal,
«Hace ya muchos años, á raíz del arribo
de la progiene hispana á tu solar nativo,
sembraste una catástrofe muy digna de tu historia.
Y hoy repetiste tu obra de destrucción y muerte,
para decir al amo que nuestro pueblo fuerte
no requiere tutores para vivir con gloria.»
Cabe decir algo, repito, de este Recto,
por<nie con ser un poeta de estos días, un
poeta nuevo, nos trae el ejemplo edificante
para muchos de no permitir que su naciente
y ya vigorosa personalidad literaria se pierda
y naufrague en esa ola de modernidad que
nos invade de lejanas tierras, que parece
transformarlo todo, defecto que se encuentra
en muchos, sino que conservando la propia
individualidad, formada en el ambiente del
país, desea emplear sus. facultades en un
hermoso apostolado poético, en una gallarda
misión de patriotismo y amor: en el canto
y en 3a exaltación del alma y del paisaje
filipinos.
Porque importa poco la lengua—vehículo
de expresión cultural que ha llegado á ser
accidental en nuestro país, gracias á nuestras
desastrosas vicisitudes políticas—;poco importa
la lengua, sea la sonora castellana, la grave
inglesa ó la dulce vernácula: la cuestión es
= 226 =
Ite, m is sa e st

tener consagrados el pensamiento y la labor


al servicio de una idea, y si esta idea logra
tener una expresión de artística fidelidad,
una vestimenta hecha con primor de orfebre,
como en el caso del poeta Recto, entonces
la obra realizada adquiere doble mérito y
se hace mil veces apetecida por cuantos se
interesan en la regeneración social de nuestra
Patria desventurada.
Yo soy de los primeros en augurar un
porvenir sombrío á la literatura castellana
en Filipinas. Hace unos cinco años lo pre­
dije y hoy sostengo lo dicho. Xo cierta­
mente por creer en la impotencia de nues­
tros elementos contra la pretendida imposi­
ción de elementos extraños, sino por obra
decidida y franca del mismo pueblo filipino.
Las nuevas generaciones, animadas de un
cálculo más ó menos justo de sus ambicio­
nes y porvenir, creen más adecuado y ra­
cional asistir á las Escuelas de inglés, y ser­
virse de este idioma para ostentar, en la
sociedad, las legítimas conquistas de sus estu­
dios y talento. Este es un hecho difícil de
refutarse con argumentos teóricos, y á no
ser que el pueblo siga la misma actitud de
los elementos radicales de la sometida Polonia,
hay razón para creer que continuaremos así
hasta que cambien totalmente las circuns­
tancias. Por eso, esta obra de un poeta,
= 227 =
C laro M. R ecto

de un poeta filipino que escribe en español


sobre cosas filipinas, me ha producido una,
honda emoción, no precisamente poi el verso
sonoro, no precisamente por la frase delica­
damente labrada, sino, sobre todo, por su
objeto, por su finalidad: cantar á la Patria.
Después de todo, las bellezas del paisaje,
las llores sin par de nuestro terruño, nuestros,
lagos maravillosos, nuestras montañas gigantes,
la hermosura de nuestras mujeres, la intrepidez
y bizarría de nuestros héroes, son siempre
lo que nos queda á nosotros. ¡Todo nos lo
quitan ya: hasta la lengua!
Bienhayas, poeta, que llegas á tiempo
para ensalzar lo nuestro. Sirve de guía á
tu generación. Tu obra es una parte, un
fragmento, de la gran obra nacional. Por
eso, no podemos resistirnos á escuchar jubi­
losos tu himno á Tom ás P in p ín ,
Buscador de la aurora,
rival de Guttemberg,
hermano de Florante, Burgos, Gómez, Zamora.
Del Pilar, Panganiban, López Jaena, Luna.
y de aquel adorable poeta sin fortuna
que cantó en su destierro las flores de Heidelberg.
Y luego, la vemos pasar á Celia, la novia
del poeta Baltazar, enlutada, adorable y eu-
ca rística , y recordamos con ella aquellos versos
que nos dejó el poeta en las primeras pá-
= 228 -a
Ite, missa e st

filias de su magnifico libro. Y luego, para


M a ria C ia ra , la heroína de «Noli»,
Dulce impúber del tropico, espiritual, soñadora,
Encarnación legítima de la tierna tagala,
mil ilang-ilangs, mil sampagas: á su evoca­
ción, como por un conjuro, pasan sombras,
instituciones, fantasmas; fantasmas del Pasado
danzando en la hora siniestra: el simpático
1b a rra ,
guiando á los «pie viajan por el camino incierto;
Sisa, hermosa y risueña por el retorno de
sus llorados hijos; Elias, el bravo hijo del
pueblo,
en gesto de protesta contra los opresores;
Crispín y Basilio, regocijados bajo la patria
enseña; y luego, allá muy lejos, allá muy
lejos, se enfocan, se esfuman,—¡pobre María
Clara!—tres siniestras figuras de falsarios:
Sibvla, Dámaso, Salvy...
Decimos contigo, en elogio de la mujer
filipina, estos hermosos versos en L a s Da
•layas F ilip in a s :
Adoro vuestros labios donde el sol de mi tierra
lia dejado sus besos de sátiro oriental.
Y un poco después, entonamos un himno
al B a n a k a ic, himno grandioso como el Bana-
liaw mismo, montaña que si es inmortal
por muchos conceptos, lo es, sobre todo,
= 2*9 =
C laro M. R ecto

por haber abrigado en su seno á los cru­


zados de la Causa. Bien dice el poeta cuan­
do dice:
Al ejército bravo, hostil y temerario
de Hermano Apolinario
tu sombra en mil combates sirvió de pabellón.
Sobre tu cumbre airosa
se desplegó á los aires indómita y gloriosa
la tricolor enseña de nuestra Redención.
Siento particular placer leyendo P a u so l
y L a g u n a de B om bón, no precisamente por
la fluencia del verso y por el fresco aroma
de la frase, olor de paisaje silvestre, eminen­
temente batangueño, sino .por los recuerdos
que en mí evocan. En P a n so l pasé horas
de deliciosa niñez, jugando en los charcos
del arroyo y viviendo, á p ía in a ir, vida de
aldea, allá en los lejanos tiempos, en los
apaciguados tiempos que no volverán; y es
justo que .ahora, á la evocación de Recto,
tribute un recuerdo de amor á tantas bellas
cosas que fueron. L a g u n a de B o m bón , la
madre laguna, como la llama Recto, es tan
pintoresca como bella. Mil islotes la vigilan.
Mil montañas la custodian. Gat Sungayan
dejó allí impresa la huella de su valor. 1).
Pablo Maralit, nuestro abuelo, héroe de la
más pintoresca de las leyendas, la atravesaba
á pie, sin hundirse, de costa á costa, para
= 230 =
IT E , MTS3A EST

postrarse á los pies de la capitana Catalina,


la dueña de su corazón. Aquel sitio está
cosido, pedazo por pedazo, á una serie de
anécdotas y leyendas. No es posible dar
un paso sin que cada piedra suscite en el
viajero una evocación maravillosa. Aquí los
restos de una iglesia derruida; allá una cue­
va en donde un tiempo pasó su vida un
fraile maldecido; acullá, debajo de la mon­
taña de arena, una generación duerme sepul­
tada por las iras del volcán.... Ya he dicho
que no es posible estar allí sin evocar. Las
aguas mismas, las aguas misteriosas, coloi­
de dolor y de abismo, las aguas profundas
y tristes de la laguna, ¿no dicen los viejos
que guardan rencores ocultos para el que
ose profanarlas? ¡Cuántos murieron en la
travesía por el solo delito de desflorar sus
venerandas tradiciones!
Pues bien, Recto que sabe pintar tan
bellos paisajes, puede escribir en castellano,
en inglés, en tagalo, en chino; no importa:
lo indispensable es no desertar de la religión.
Y Recto, poeta,- es, por lo menos, un Pon­
tífice de la Sagrada Religión de la Natu­
raleza.
Por eso, sus versos, después de leídos,
suenan á Liturgia.
Ite. m issa est...
Teodoro M . Kalaw.
= 23L =
SONETO
A l eximio poeta y querido compañero Claro M . Recto .
Al libro no enaltecen los primores
de mi lira inarmónica y sin galas.
Tiene como el condor tu genio alas,
y tu ritmo parleros ruiseñores.

Si te halagan mis versos ¡ya sin flores!


para alfombrar el templo de tu obra,
tómalos, tuyos son, que nada sobra.
¡También son vida y arte los dolores!

Y si al templo llegase cierta dama


ganosa en criticar las maravillas
que el libro ostenta en prodigiosa gama,

al alzar ruborosas sus mejillas,


rojas ya de Ja envidiada tu fama,
caerá sobre la alfombra de rodillas...
JOSÉ SEDAÑO.

= 233 =
Líneas eucarísticas

Van coleccionadas en este modesto volumen todas


las poesías que en el trascurso de dos años mi in­
fecunda fan tasía ha producido.
Hace ya dos años, ó un poco más,—el Abril de
1909—salía de las aulas del Ateneo de Manila, con
mi Ululo de Bachiller en el bolsillo, enjoyados mis
labios por la sonrisa de diez y nueve primaveras,
rejileta la fan tasía de ensueños incógnitos, fe liz ante
la perspectiva del porvenir que sonríe á todo joven que
con un Ululo académico cree tener todo el bagaje nece­
sario para lanzarse al mar de las grandes aventuras
de la vida, pero completamente desconocedor del mundo,
mariposa incauta y caprichosa, que. encantada de sus
propias galas, se dispone á jugar en torno á la ho­
guera del Gran Mundo, sin conciencia del peligro g
de la muerte.
Puesto en contacto con otros hombres y viviendo
en un ambiente completamente nuevo, me ha sobrecogido
la visión de otros horizontes y el color de diferentes
perspectivas, y me sentí estrecho y ahogado en el micro­
cosmos' en que había vivido hasta entonces, llelle.rio-
nando, me convencí de que con sólo mi título de B a­
chiller, á pesar de ser expedido por un colegio d efa m a
mundial, no llegaba á ninguna parte. E ra una pobre
= 235 =
C lako M. R ecto

crisálida y desde la rama vieja en que me arrastraba,


sentía yo no sabía qué dolor íntimo viendo á las es­
trellas que hacían luces arriba y las aves que rolaban
hacia el azul, á través de la inmensidad. Sentía ansias
infinitas de volar como aquellas aves, de elevarme hasta
el azul para bañarme de lumbres purísimas: pero la
pobre crisálida no tenía tilas.
No tenía alas, sí, pero le sobraban entusiasmos-
Y rayando por veredas inciertas, en busca de la sa­
grada fuente,— splendidior vitro—que calmara la sed
ile la primera jornada, en. pos del vellocino de oro como un
nuevo Jasan, tropecé en el camino con mi primer bienhe­
chor: Teodoro M. Kalaw, alma niña, corazón bondadoso
como el agua, amable como las rosas. Seguí la, jornada,
llevado de la mano por mi luminoso guía, y este me
condujo á la milagrosa mansión— un verdadero Campo
Elíseo—del Maestro Fernando M.a Guerrero, á quien
Kalaw, ya parlamentario y divorciado de las musas,
confió toda mi educación literaria. Guerrero, jardinero
amable y diligente, hortelano sabio y lleno de pacien­
cia, hizo, brotar del jardín pequeño los primeros botones
de rosas, y las yemas primiciales del tronco adolescente.
Y los botones se abrieron y los brotes se desarrolla­
ron, y Fidel A. Beyes, demasiado orgulloso porque es
demasiado consciente, con las mañaneras rosas y las
ramas jóvenes ornamentó, para honra del Maestro y
del discípulo, las gloriosas páginas del periódico de
grata memoria que él entonces dirigía: El Renaci­
miento.
Aparecieron entonces mis primeras poesías, las que
L íneas eucakísticas

en este libro figuran fechadas en 1909. Estaba salís-


fecho. Me había iniciado en la santa Religión d,e]
Arfe. Vero no me dedicaba de lleno al cultivo de la
literatura y de la poesía. Acudía ya á las aulas
universitarias, estudiando Leyes, enseñaba, además. <n
un colegio privado, y apenas disponía de tiempo de
abrir modelos y de empuñar la lira. Casi una vez
al mes. /lux reces lo más, aparecían mis versos, ponga-
adío tos componía cuando me los pedían para una
velada ó el aniversario de una publicación, ó cuando
unos ojos negros lograban cautivarme en la red de sus
miradas provocativas. .Fuera de estos casos, mi musa
era completamente estéril: no paría, nada.
Y pasó 1909 y pasó 1910, y la misma vida I¡ti­
raría lánguida, de una languidez desesperante. Du­
rante esos dos años apenas he producido versos. ¡’n o
en Jum o ile este año, 1911, muchos amigos, entre dios
los mismos t¡Herrero, K alaw y Reges y los compara­
ros Ligúete. Almario, Victoriano, Harapo, Luz. Salís.
Conzález, Bernabé, Balínori, Regalado. Apacible ((i.)
y otros muchos más, con los más cordiales propósitos,
rur animaron á acometer empresa tan difícil como la
de publicar un libro de poesías en pleno siglo mate­
rialista, en que hasta las más refinadas y exquisitas
manifestaciones del Arte y de la Cultura son arrulla­
das despiadadamente por la avalancha del mercanti­
lismo. Y entonces para engrosar el volumen, mi Musa
turo que parir á destiempo, apremiada por mi entu­
siasta editor: Y n a d ron las criaturas, unas iras
otras, tal vez todas deformes, porque los meses de alu-fn-
= 237 =
C laro M. R ecto

hramiento.—Junio, Julio y Agosto— eran en rerano y


■no huía a rosas en el jardín...
Van. pu es, en estas lín ea s m i g r a titu d in fin ita á
lo.,- señ ores a r r ib a m en cio n a d os p o r la s ra z o n es y a d ich a s.
.1 los celeb ra d o s p in to res y m ú sicos F a b iá n d e la
llo sa . J o r g e P in e d a , F . A m o m ol o. J u a n H er n á n d ez y
A ntuvio E s c a m illa , qu e con Ias d e lic a d a s p ro d u ccio n es
di sus núm enes de a r tis ta , coad y u v aron á la p e r fe c c ió n
de1 lib ro .
A m i sim p ático E d it o r R em ig io tí a-reí a. p r o p ii-
t a r i o de « M a n ila F ila t é lic a » , g ra n en tusiasta d el p r o ­
g reso de la s ledras p a tr ia s .
Y. finalm ente, á m i M u sa— de carta y hu eso —
m oren a, p ia d o s a y sen tim en ta l, cu ya ¡m ayen d iv in a,
lu m in osa y obsesion an te, m e a c o m p a ñ ó com o un recu erd o
q u erid o, com o un án g el tutelar, en la s p ereg r in a c io n es
r e g o c ija d a s d e m i a lm a de a r tis ta siem p re á r id a de
sen sacion es n u era s y m ú ltiples, p o r la s r ib e r a s d e los
la g os d o rm id o s y en can tad os, b a jo ro m án ticos d a r o s de
lu n a, y en n oches d e in som n io y tem pestad...
.4 todos, g r a c ia s . Y qu e el a la r id o y reto de m i
a lm a m ela n có lica y reb eld e rep ercu ta fi b r a u le en todos
tos o íd o s— a m ig os y en em igos , com o p a la b r a etern a de
g ra titu d , de am or, d e c o r d ia lid a d , d e in d ig n a ció n y
de p rotesta...
Claro M. Recto.
Agosto. 15, 1911,

= 238 =
Fe de erratas.
P á g in a L i o s a D ice Léase

24 1S h erá ld ica h eráld ica


;’>2 1S 011 es
34 1S pus, pos;
as 2 p o r am ito s en am b o s
40 s lan zaro n la n za ra n
42 4 b añ ad o en sanare, tin to en san g re.
107 7 m u y neora m u v lóbrega
17 o 10 s e c a el s u d o r l i m p i a e! s u d o r
ÍNDICE
Pág.
O FERTO RIO ........................................... I
I N T R O I T O ........................................... IX
ELOGIO DEL P O E T A ..................... XVII
I. Del libro de la P a t r i a .......................... 1
Jn a e te rn u m ..................................................... 3
La lengua del t e r r u ñ o ............................... 0
El alma de la R a z a ..................................... 9
Oración al Dios A p o l o ............................... Id
Himno al T a a l ............................................... 17
C e l i a .................................................................. 21
Tomás Pinpín........................................................23
Las dalagas f ilip in a s ....................................... 20
II S a lm o s al P a trio ta 29
Ante el M á r t i r .................................................. di
Rosas á María Clara . . . . . . . 36
Antífona al H é r o e ............................................ dS
Epopeya de la Raza ........................................39
Apoteosis..................................................................47
Perfume......................................................... 50
S im o ú n .................................................................. 51
III S in fo n ía de las R o s a s ......................... 53
Rosas de la tarde .......................................... 54
Rosas místicas.................................................... 59
Rosas de c a r n e .............................................. 01
Rosas de E r o s .................................................. 03
= 240 =
I ndice

IV. Paisajes filip in o s ........................... 69


Luglugan........................................................... TI
Banahaw........................................................... T4
Pan sol 77
La selva filipina. 8U
Laguna de Bombón.............................................83
Crepúsculo provinciano................................ 85
Noches de M a n ila ...................................... 86
Amandiwing 87
V Del libro del Amor 89
En la orfandad............................................. 91
A media noche............. 94
Contrastes......................................................... 96
¡No llores! ............................................................. 99
El poema de mis besos . . . . .101
Los labios de Ella............................ .105
Los ojos de Ella................................................107
VI. Flores del terruño 109
El kam uning.................................................... 111
La sampaguita.................................................... 113
Las violetas...........................................................115
La co ro n aria..................................................... 118
La champaba..................................................... 120
VIL Del libro de la Amistad 123
Brindis.................................................................... 125
Es noche de b a ile ........................................... 127
La carcajada de Momo . . . . 130
De la lejana Escocia........................................135
Ofertorio................................................................. 139
Sueño de N avidad...........................................140
C laro M. R ecto

VIII. D el libro d e la s e le g í a s 1451


En la tumba de mi padre...........................14f>
A la luz C r e p ú sc u lo ......................................148
Elegía de la ta r d e ........................................... 150
Sombras de vida................................................ 152
Dar de comer al hambriento . . . . 155
In pace.................................................................. 15H
C a rid ad ........................................................... 100
IX. D el libro d el B ie n y d el Mal . 105
Fango, todo a a n g o , ......................................107
Vida bohemia........................................... ; 170
X C a p u llo s lír ic o s 173
La canción del d o lo r ......................................175
Después de la l lu v ia ......................................177
Intimidades........................................................... 179
Caprichos de novia 180
Frivolidades.......................... ' ........................ 182
XI L a s c u a tr o E s t a c i o n e s ...........................185
Primavera...............................................................187
V e r a n o .................................................................188
Otoño...................................................................... 189
Invierno.................................................................190
XII V e r s o s d el M o m e n t o ................................. 192
Génesis f ilip in a ................................................ 194
H o n e y -m o o n ......................................................195
Sobre el m ar.................................................190
Novia muerta....................................................... 197
Cuando era niño................................................ 198
En las correrías................................................ 200
== 242 =
I ndi ce

XIII. Clarines dec o m b a t e ........................ 203


A los Héroes <lel 0 0 ...................................... 205
¡R e v o lu c ió n !...................................... 211
Bajo la bandera revolucionaria. . . . 214
XIV. De mi v i d a ........................................ 210
ITE, MISSA EST (EPILOGO). . . . 225
S O N E T O ...........................................................233
LINEAS E U C A R I S T I A S .......................... 235
FE I)E ER RA TA S.......................................... 239

= 243 =
ALGUNAS OBRAS SOBRE FILIP IN A S
QUE SE HALLAN DE VENTA EN LA

LIBRERÍA MANILA FILATÉLICA


S O L E R No. 4 5 3 - .S T A . CRUZ.

----- v -----
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„ .—El Filibusterismo, rústica...................... „ 1.30
„ .—Guillermo Tell, en tagalo...................... ,, 0.30
R. Corpus .—(Patridge.) Fuera de Filipinas . . . 0.40
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ción prologada por Retana . . 10.00
Roca de Togores.—Bloqueo y Sitio de Manila . . . „ 1.00
Felipe G. Calderón—Mis Memorias sobre la Revolu­
ción F ilip in a .............................................. . 0.80
/. de los Reyes —La Religión Antigua de los Filipinos. ,, 1.00
Jesús Bahnori.—Bancarrota de Almas—Preciosa novela
filip in a ......................................................... . 0.80
Sancianyeo y Goson.—El Progreso de Filipinas . . . . 2.50
T. M. Kalatv.—Hacia la tierra del Zar . • ..................... ,, 0.50
H. Crac.—Kung sino ang kumatha ng Florante . ,, 0.50
F . Ayudar.—Piiiaglaliuan.................................................,, 0.50
Ponciauo Reges.— Directorio Biográfico Filipino . „ 1.00
Severino Reges.— Walang puno at walang dulo . . „ 0.40
P. A. Paterno.—Historia de Filipinas, 3 tomos , „ 3.60
,, . —Historia de los Estados Unidos , ,, 1.00
,, .—El Pacto de Biak-na-bato...................... „ 1.00
,, .— Gobierno Civil de las Islas Filipinas. „ 1.50
Wall y Merino.—El General Despujol en Filipinas. 0.50
Dr. P. de 'Facera.—Reseña Histórica de Filipinas. ,, 1.00
.— Las costumbres de los tagalos en
F i l i p i n a s ..................................................... 0.50
,, .—Consideraciones sobre el origen del
Nombre de los Números en Filipinas . ,, 0.50
.—El Sánscrito en la Lengua Tagalog „ 0.70
,, .— El Mapa de Filipinas del P. Muri-
11o Velarde...................................... . „ 0.80
,, .— Una Memoria de Anda y Zalazar . ,, 0.70
,, .— Plantas medicinales de Filipi­
nas ............................................................... 3.50

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