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El erizo y el globo

Había una vez un erizo que le


gustaban mucho los globos.

Él no podía inflarlos sin que se


terminen rompiendo.

El erizo devastado entró a su casa


llorando y cayó dormido.

Finalmente, su amiga la ardilla le


regalo hongos que taparon sus
espinas.

Ambos jugaron con globos y vivieron felices.

Malena Josefina Montes Cruz

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