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Los orígenes de la ética del mundo occidental podemos atribuírsela al filósofo Sócrates, un pensador del mundo

antiguo famoso por su frase `solo sé que no se nada`. Hijo de una partera y un escultor, gozaba de privilegios
económicos que le permitieron durante su vida desarrolla una filosofía enmarcada en el conocimiento. Para Sócrates
la vida se dividía en virtudes y vicios, una adaptación de la clásica dicotomía del bien y el mal, el enfatizaba en como
las virtudes vienen del conocimiento y los vicios de la ignorancia, así se concebía el alma y eran las pautas para el
comportamiento del hombre.

Su filosofía se basaba en actuar virtuosamente, buscar la felicidad, tener la conciencia limpia, y mantener el equilibrio
entre el animo y la razón. Sus alumnos lo retrataron, ya que nunca escribió ningún texto y se conoce lo que se conoce
de él gracias a las declaraciones de Platón y Jenofonte.

El método socrático perdura hasta nuestros días, este se basa en una entrevista en donde el maestro adopta una
actitud irónica y refutativa, haciendo preguntas aparentando ser tonto para que el alumno responda generando su
propio conocimiento, esta es la mayéutica de Sócrates, enmarcada en el nacimiento de la sabiduría. De este método
nace su frase `solo sé que no se nada`, un intento para que el alumno infiera las respuestas por sí mismo.

Hoy en día también se lo recuerda por un famoso lienzo pintado por Jaques Luis David, que se encuentra en el museo
metropolitano de Nueva York, donde se representa su muerte, condenado a beber veneno por inculcar pensamientos
paganos a los jóvenes griegos que se alejaban de la teología de la época. En sus últimos días asumió una postura
calmada, aceptando su condena y honrando la ley, actuando con virtud.

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