Está en la página 1de 1

How to be sure about it, you, shitty boy?

De nuestro primer incómodo


encuentro, propiciado también por “los vatitos”, sólo recuerdo haberla
escuchado narrarnos larga y centelleantemente la aventura que acababa de
vivir: había, junto con Isaac, en la camioneta del papá de éste; el auto había
quedado hecho polvo pero ellos, “por pura puta casualidad, neta” –cruz en la
boca. Después escuchamos, a medias, un concierto de Serú Girán. Cuando
Renata se le levantó la blusa y frotó la piel en torno a su ombligo, me costó
mucho trabajo creer que hubiese sido un gesto sin importancia; era para mí,
quizás como un mensaje subliminal del cual ni siquiera ella se había dado
cuenta. Me inclino más a creer que fue a propósito.

Cuando la vi, en compañía de Isaac, entrar en el departamento de mi hermano,


ocurrió el reencuentro de un hombre, ahora dos años mayor que la tarde en
que conoció a una adolescente, de quince años. Tiempo después del primer
contacto, escuché, por vil casualidad, algo acerca de unas fotos o videos donde
aparecía Renata con dos tipos, u otro embrollo muy parecido. Nunca he estado
en una orgía y ni he sentido la menor atracción por entretenimientos tan
exagerados, sin embargo, no sentí la menor aversión. No pasó por mi mente la
palabra “puta”, ni el asco, ni siquiera decepción. Reconocí, en la supuesta
situación, la intensidad y el espectro de mi propia sexualidad.

Sé que nunca recordaré el orden exacto de los hechos, la génesis tangible del
“todo” real. Nunca sabremos qué fue primero: el hitter o la sonrisa. Recuerdo
a Isaac observar con suspicacia cada diplomacia de Renata conmigo; siempre
me esforcé en demostrarle a Isaac mi falta de respuesta, mi indiferencia ante
las amabilidades de su novia. Renata tiene talento poético para vestirse, de la
manera más provocativa posible sin parecer una piruja adolescente. Yo apenas
la contemplaba breve y nerviosamente cada vez que Isaac entraba en el baño.
Ni siquiera quería que ella supiese que la estaba mirando. Pero ella parecía
estar a la espera de esa mirada, la sonrisa preparada todo el tiempo.

También podría gustarte