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La Unión

Política

Derecho de
Integración
Regional
La Unión Política (UP).
Se trata del mayor grado de profundidad al que puede aspirar un proceso de
integración; se produce cuando la misma avanza mas allá de los mercados,
en cuanto que en el transcurso de este proceso, los Estados involucrados
tienden no sólo a armonizar, sino a unificar las políticas en todos los
campos, incluyendo la política exterior y de seguridad y defensa. Todo ello
supone el establecimiento de una autoridad supranacional cuyas decisiones
obliguen a los Estados miembros (Arnaud, 1999).

Es precisamente este último uno de los elementos más destacados de los


autores como característica de la unión política: la aceptación por parte de
entes antes soberanos, de una nueva autoridad central, que supone la
desaparición de la independencia de las entidades que se integran.

Zelada Castedo (1989) señala que se trata de un proceso acumulativo de


cambio en la naturaleza de las relaciones existentes entre unidades políticas
más o menos soberanas (Estados), durante el cual estas unidades aceptan
voluntariamente una especie de autoridad central. Se trata entonces de un
proceso voluntario, en virtud del cual esta nueva autoridad estará dotada no
sólo de poder sino también de legitimidad.

Se puede resumir que este fenómeno se caracteriza en su esencia por la


progresiva erosión de la autonomía de las unidades que se integran debido
a la acentuación de la interdependencia; y por afectar las interacciones entre
dichas unidades en el sentido de promover el surgimiento progresivo de una
entidad política nueva y diferente.

Los distintos autores analizados sostienen que no se han presentado a la


fecha fenómenos de integración política en sentido estricto. Éstos se han
dado en todo caso, estrechamente vinculados a los procesos de integración
económica. Se sostiene que esta última tiene motivaciones de índole política
y produce efectos también de naturaleza política. De allí que el interés por
la integración política se produce a propósito del desarrollo de los esfuerzos
de integración económica regional de las últimas décadas.
En definitiva, el problema de la unión política es ineludiblemente un
problema de soberanía. Lograr una homogeneidad política de la
profundidad y unidad que requiere un verdadero mecanismo de
integración, supone renunciar a la libertad absoluta, al poder hegemónico
para decidir la suerte de un Estado. Requiere el cambio del paradigma
estatocéntrico existente desde la Paz de Westfalia. Es por ello que la Unión
Europea, como único proyecto contemporáneo más avanzado de unión
política, es única y digna de análisis.

Todos aquellos que se ocupan de la construcción europea, señalan que ésta


no tiene sentido y dinamismo sino con la condición de evolucionar hacia
una mayor unidad política de Europa. Pescatore (1973) señala que los
motivos profundos que impulsaron a los creadores de la Unión y que siguen
inspirando a aquellos que los han reemplazado en el funcionamiento diario
de las instituciones comunes, son de orden político.

De allí que sea plausible afirmar que la UE es un modelo de integración de


medios económicos con finalidades políticas. Esto es, el objetivo último del
proceso de construcción europea es la integración política, pero a ella
difícilmente se llegará de un modo directo, sino cuando el grado de
integración económica, social y jurídica entre los países miembros sea tan
intenso que la integración estrictamente política sea inevitable para
garantizarlos (Llanquilef, 2011).

No es sorpresa entonces que no existan grandes esfuerzos concretos por la


creación de instancias de integración política. Parece evidente que los
Estados europeos esperan que la integración política sea una consecuencia
inevitable de la integración económica, transformando así el paso desde un
modelo de integración económica a la integración política en un escaño
indoloro, toda vez que –como señala Llanquilef (2011)- no supondrá en los
hechos una situación más gravosa que la que impera en un estado de
integración económica completa. Es decir, el perfeccionamiento “formal” de
la integración en materia política supondría en teoría la entrega de una
soberanía “vacía”.

Sin embargo, hasta la fecha, la integración económica no ha conducido


como por deslizamiento natural, a la unión política: no ha habido ningún
efecto significativo e irresistible de spill over de lo económico hacia lo
político, y de hecho, los intentos deliberados por alcanzar tal unión no han
alcanzado los resultados esperados.

Más allá de las dificultades para su conformación, no cabe duda que la unión
política es indispensable para que Europa se convierta en un actor político
mundial y pueda contribuir a la resolución de los retos a los que se enfrenta
la sociedad internacional del siglo XXI. La adopción de un Tratado de
reforma –el Tratado de Lisboa- en lugar de un verdadero Tratado
Constitucional, no es lo más plausible a medio-largo plazo como camino
hacia la unidad política, cuyo éxito reposa en la adhesión ciudadana al
proyecto europeo. Sin embargo, contiene elementos importantes en este
camino, como se analizará en la próxima unidad.

Conclusión

La clasificación de los distintos modelos que puede revestir la integración


económica se basa en dos criterios fundamentales: por una parte, el ámbito
material abarcado por los respectivos programas de integración, y por otra,
el alcance de los instrumentos utilizados en cuanto al tratamiento
preferencial que se otorgan los países participantes en relación con los no
participantes. Así por ejemplo, las tres primeras formas de integación
económica se diferencian de las restantes debido a que la materia de
aquéllas son, únicamente las transacciones comerciales. A su vez, las áreas
preferenciales y las zonas de libre comercio se diferencian de las otras
formas en razón de los procedimientos par aplicar un tratamiento más
favorable, y por consiguiente, discriminatorio, con relación a terceros
países.

El siguiente cuadro resume los distintos modelos de integración regional


explicados en la presente unidad:
Bibliografía
• Ekmekdjian, M. A. (1996). Introducción al Derecho Comunitario
Latinoamericano (2ª Ed.). Buenos Aires: Depalma.

• Freeland López Lecube, A. (1996). Manual de Derecho Comunitario (1ª


Ed.). Buenos Aires: Ábaco.

Bibliografía ampliatoria

• Arnaud, V. G. (1999). Mercosur, Unión Europea, Nafta y los procesos de


integración regional (2da Ed.). Buenos Aires: Abeledo Perrot.

• Basaldúa, R. (1999). Mercosur y Derecho de la Integración. Buenos


Aires: Abeledo Perrot.

• Llanquilef Durán, P. (2011). Reflexiones sobre la integración política en


la Unión Europea: ¿un callejón sin salida? Revista de Estudios Ius
Novum. Recuperado de
http://www.iusnovum.com/wordpress/unioneuropea/

• Pescatore, P. (1973). Derecho de la Integración: nuevo fenómeno en las


relaciones internacionales. Buenos Aires: BID/INTAL.

• Uriondo de Martinoli, A. (1996). Integración Regional. Córdoba:


Advocatus.

• Zelada Castedo, A. (1989). Derecho de la Integración Regional. Buenos


Aires, BID/INTAL.

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