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EN TORNO AL ULTIMO HEIDEGGER

SOBRE HOLZWEGE

En est e libro, Heidegger reún e una serie de tm-


bajos magistrales, todós bajo de advocación y la. pr~­
sencia tiÍcita cuando no expresa el el tema que les otorga
centralidad filo sófica: el problema elel ser. Su índice
tellllltico es el s igui ente: "El origen el e la obra de ar-
te", "La época de la imagen cósmica", "El concepto el e
experienci a de H egel", "La fra se de N ietzsche "Dios ha
muerto". "¡, Para qu é po e t a s ~", "La sentencia de Am~ ­
ximanclro".
En carl a unn de esta s disqnisiciones se siente la
garra especulativa el el pensa dor de Sein nnd Zeit, su
penetr a nte fucr lla llIpntal y ,,1 señorío y p lll stieidac1
idiomática el e la expl'%ión, que ciil e precisa e incisiva
el concepto. El título mi smo del .libro dará que pensar
a l lector, después de la breve y sugestivamente simbó-
li ca ,a lu sión preambul al': "Ma dera es un a vieja expr e-
sión para rl esignar el bosque. En el bosque hay eami-
~10 S , los má s intrincadamente abruptos, que terminan
en lo intransita rlo. Se llama n caminos h acia la maden.
Caela U110 de ellos corre por separado, pero en el mismo
bosque. A menudo parece como si uno f uese igual al
otro ; p ero sólo parece así. Leñ adores y g uardabosques
conocen estos caminos. E ll os saben lo que significa
eS bll' en un cmni n o hacia la madera".

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/
e A l : L ()" As '1' H ,1 ]) .1

Los ca mino ~ h acia la .l1ln d el'11 son picadas en el g'rnll


bosqu e de un a tem á tica s ec u lar, ríspidas impasses eu
las cuales el p eu sa r, a l aventu r ar s e de nuevo por e ll a~ ,
despierta viejas voces c u~' o significado yacía h a tienl-
po velarl o, esclar ece aporías in con clusas, delata fa lso:;
derr oteros, l'Pc t ifi l' Hl1 rl O (' ! l'Ulllbo h acía la s verdi1r1 .,:"
bu s ca cl i1~ . Auf einen H olzweg zu seill tien e i1qu í - t "; J1
relac ión al t ít ulo cid libro- Ull triple sentido. En pri.
mer lugar signi f icfI un ca ll1ino que n o sigue a clelal1U',
que es una vía muerta, ~' qu e for zarla es ambular en
lo intra ns itac1o, a f]'(\!l tan do el pelig l'o ele ex trav iarse; es
el ri esgo ql1C corre todo pen sar auténtico. En segundo
t érlllino es h acer, Il sab iend as, un fa lso del'l'otero, pero
co n l a decis ión y la espenlll za de despejar la mal'aiiíl
para p ode l' orienta r se y dn !' Cú ll Utl claro que condu H :!
a la meta, En tpl'cel'O y último lugar, es un camino en
,e l qu e n os aaclltramos p a l'a trael' leña., co mbus tib:c
pa r a el h oga l' del propio p eJl 3<1m iell to y ca lmal' as í 1:1
in extin g u ibl e n ostn lg ia qu e es la f il osofía. Nos p a r ece
qu e fI. Jos tres sentidos apuutados a lude el título, por
ello s imb óli co, de I:'s te libro de H eid egge l',
E s ta m os frp ntr' '1 1111 bosqu e lI e ll o de ca minos, ele
vras mu ert as, pero qU e en npm.' iel1cia no lo son, f l'ent e
a un a m a der a qlH' h a siel o pródiga en gr a ndes veta s )'
que g uarda quizú l1Iucha s Il IÚ S, a un oculta s. E s c'l
.\11undo ell' l a ma.deJ'a. de la Illatlel'a ele que es tán h ech :.'.s
la s v erdael es )' los ~ ueiío s, IIlUnc1o, que h a suscitarlo
en e l p ensal' to d as l AS infe r en c ias y también las osada s
in c i si o n e~ en la pulpa equiv a rlel mito. Aven tUl'81'se en
este mund o es p !?Jl etl'al' en un sil en cio poblado ele can-
tos, el e voce 3, dI' px hortac io nes, el e pl'egunta s y r es-
pues tas trun cas : son los cl'lljidos y TU \11 ores d e las
"seCl'et as lIIH(Il'l'D S in co n c lu s,l ~" q ue ca nta el poeta .l e
Amél' icn, (Pn h lo NCl'uela, ".f<; ntra da a la Madera ", R e-
sidencia en la Tierra" II, p , 105, cdic. 1942):

Cn ig'o P Il In "olll bJ' n, ( ' 11 llIedio


Ex S .\ yos F 1 L () " () 1,' I C' () s

y ando I'ntre hÚllIedns fibras arrancadas


al "ivo ~el' de substancia. ~- sileneio.
El l11undo dp la madera -sustaIH'ia siempre lllaC:l-
bada- guarda ha vetas intaetas, antes que la osadía
del pensar lllol'/Iie~(' ~. (lC'sgajase pn Pllas, para como
única recompensa COlloc"r la perplpjidad mÍls drallu'¡-
tira, al encontrarse, nI (,abo de su pmpresa, ~on que
en este reino todas las ruÍ11s puedrn trastocársele PIl
Holzwege. Pero con las fihra~ nlTllneadas ~. recogidas
en su incursión por e~tos camino=-; hacia la. madera ha
venido dando lumbre a su hogar y pábulo a su esfuer-
zo lo mejor del prl1sallliento filosófieo occidental; lo
que hizo su grandezn, porque supo adentrarse en la
terra (Iilatadalllentt' in(,ógnita del eOlllwilllient.o, di,,-
pursto a forzar lo que ('r[[ un drstillo. La meditaeiúll
de los filósofos (1" todos los tiC'mpos, hn"ta Hpideggl.'·",
no ha consistido pn otra ('osa (¡ue pn pI rpcorrer y to!'-
nar 11 rpCOl'l'pl' los (':lminos h,win la IlIadpl'u, d(~ al'l'all-
('nI' fihl'as de "S(~ hosqup que ('.l'la la ruta h:H'in los
ol'ígpn€s.

Xo Pi; 1I1H'stl'O pr(l]ló~ito da!' ulIa rpf'('l'('II('in dd eOIl-


tpllido temútieo de ("1(1:1 Hno (1" los pn~n~'os (1" C'stP,
libro, pue~ ,,1 autor ]ll'OpOIll' aporías. r"difi('a las res·
pupstas ya sóhta~ a las ('upsti()jIPs que :lhord:l )' ahre
cOIIstnlltellJPlltp nuevos intplTog-'lIItl's que apuntan, P)]
convel'g'pneia a una Ili 111 ('11 s ic', 11 ('plltl'al: ,,1 prohlpllJa do>l
ser. AllotellJo~, "Í, que 1'11 dIos prima un g-iro filosófieo
distinto dpl '1Ul' diera la pauta 1'11 Sein und Zeit f:,' ell
Vom Wesen des Grundes, ¡;i!'o 1l1:1IlifiPsto PlI Platons
Lehre von der W2.hrheit y, 1'011 sing-ular ftlPrza, 2)1
Brief über den Humanismus, E~ ln t"IHlp!lf'i'l 1'11 In qao

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e A R L os A S '1' R ,\ D _\

hoy se afirma el f ilosofa l' heideggeria no, a pensar lo


primariam ente inicial que, p am él, es el ser, y no la
existencia en el sujeto humano. E st e pensar, que aspirfl
a moverse exclusivamente en el elemento puro y abso-
lutamente prim ario del ser , es un. p ensar arcaico y,
aún más, a r caizante. Dela ta el intento, inconfesado,
el e mitologizar el ser. De ahí quc H eidegegr r ectifique
el rumbo de la problemá ti ca de Sein und Zeit, median-
te un expurgo de todo lo que en est a pudiese denotar
subj et ivismo, y r ealice has ta una transpos ición del sen-
tido de sus términos f undam entales. P er o en el fondo
se trata de r a di ar la dimensión propiamente existencill l
para. a nclar sin im pedim ento en el mi to del ser , es
decir en una potencia objet i\-a, ('n última instancia,
pues, en una inevitable olltización del ser. Si al ser
hay qu e pensarlo como "él mismo" (porque es ist Er
selbst) y no C01l1 0 el ser del ente, es decir no como el
predicado en lt1. estructura judicativa , entonces el ser ya
no es lo qu e r ec oge a la exist en cia en la unidad de los
exist enciales, qu edando implica do en la existencialidad,
origina riam ente. co mo guión intl'a-tempol'a 1, como co n ~­
tante his tórica C]u p detel'lnin a ~- ol'i enta, a su vez, el
destino histórico del hombl'e. No pensarlo en su impli-
ca ción por la exis tellc ialid ad , no inda gado en todas
sus posibl es m: tiru lac iolles ónt icas r ('[(les e históricas,
es tran sp oner lo 11 la zona penumbrosa del mito, es mi.·
tologiza l' el ser , telllpel'1llllento al que hoy vis iblemente
se in cli níl el p ensa nl iento de H eidl'gge r.

Para el'igir el SPl' en nlgo que, COIllO una poten cia


innolllinad1l, próxima y lejn na a la V(, 7:. se ci.erne so-
bl'e el h Olnbl'e, :'- ('11 el cual l'a dicar ía. la esencia de
és te, Heid egger hn neces itado arca izar el p ensar , ha-
ciéndolo un 111 er O l'rflejo dd mito enig máti co del ser.
Hace así t nhla ),ll ~n de (l os mil míos de tradición
filo sófica , ~- la " hi ~ t o l'i a rl pl s('l'" -da ndo la espalda

2,íG
J<: ); :-; ,\ y () ,' l' I L o ~ () r' 1 eo R

n la historicida,d del ser - ~ (' tor il " a n :lC l' On i ~ lIlo d!· l
mito del ' SP 1'. P r r o hn.~· mitos r et rosp ectivos y mitos
prospect ivos. No se puede r etr otraer el presente a los
oríge nes, a l1nc¡ue r 'l tos, como germ en qu e ya dio :o;u
fnlto, E'stén virtualmente en aquél. P ero lo u o acae-
cido - y que es t á dentro de la s posibilid a des hist ó-
r ica s el e la exi" tpl1eia - tam bi én muerel e en as cn··
b'aña s el el prpsente, im puls::melo el destino p lanetar io
<lel hombre, que busca su p erar su apa trid ad , su em:-
jenación en t oelo lo qu e es n egación el e su esen cill,
L a comun ión el el hombr e co n el ser se rea li zal'á cuan··
1:10 el hombr E' ud \'enga a l:l mismidad el e su propia
ese n cia, de su exis te ncia, E s un a ta r ea hi s tórica, es el
deSlll'l'oll o de un grnnen vivo - aún n o frut ecido-
el que, como t a l se h all a entra ñado ya en los ol'í.g en e;;,
es tú latr nlP e n pl h oy y cuyo desp li egu e será la con-
qui sta del hombre el e maíín.na, T odo m ito viv iente v:t-
lid a s n orige ll [' 11 1:1 medid a en que posee pr osp ección
temporD 1, pl'i nl(,],o en la es tructura u órbit a exis t en -
-cial mi s nl ~ rl el h Olll bre, y luego en la vida de la hu-
manida d his t ó l.'i ca . .1.\ la f u en te n o se l'etorna, pal'íl
<contemplaJ:Rc ['n su esp ejo por un D.fÍlu de narcis isllI o m' ..
<caizante, ~ in o pura l'~tal' sep:m 'o del r UlIlbo e iden t if:-
cm';", con el impul so de la conien te que de ell a flu-
..ye.
Por h aber ahíl nc1 onad o, en lo esen ciDI, la dirección
a qu e, en Sein und Zeit, apun t a ba una pro blemát iea
magistra lmr nte bosq uej a da, el actual p en samiento, d e
H eid egger h a desem bocado en un Holzweg, situación
in dividual sin duda, pero que trasunta un estado caf>i
,g-ent' l'al de la fi losofía eUl'opea en es ta en crucija.da his-
i,ól' iea d I' ]a hum a nid ad occidental.
(195 0)

257
(' .\ R 1. o ti •\ C; T H .\ J) . \

II

¿" QUE SIGNIFICA PENSAR"? (l)

La ta¡'l' !1 qne , e h 8 propues to y viene cum pli endO'


el autor de Sein und Zeit al ab ordar el t ema Was
heisst Denken, l' S expli c:ll' prim pr o Cil an un ~ d" lns
par t ~s que in teg'l'fil1 l H cs tru ctura de pr egunta, por su
nlca ncc snpu f's to conocido, de tanta gl':witación 111 e:1-
t al, y, por sn ::t parente ~ impli cjd a d , t an compleja eir
lo qu e a ta ñe a Jo e s pe~ ul a t ivo y a lo histórico - filo-
"Mico . A través dr l p ensnl' y en di recc ión al ser corre
Jn. línea dr. emb es tid a, en la et npn ac tunl , del pl'opiÜ'
peU f; >lJ.' de] últ imo f ilósofo de Oec id r nte.
H oy, p ar a el hombre curopco ca pn z de inquictu(J
y t n mbi ~n p ara el de otras latitudes, spa que él adop-
t e una lúcid a actitud intelectiva, o una adiv¡nator.ia-
de ca r ác ter emocion al, es cu es tión del ser y del dev e-·
nir de la exist encia histórica. Es qu e h ay épocas, las
de crisis en que l a fi losofí a se aproxim a a la realida.J.
Su sombra aband ona el plano en q ue, com o tal, fu c sis-
tem a tizada p or el pensamiento ab strac to, y h ace su
ap arición de cuerpo presente en el dominio de la vi-
da, de la existen eia, elel mund o hu ma n o. Entonces se
per cibe bien qu e ella, a p esar de su escolaridad téen~­
ca, es f ilosofía de la vid a y para, l a vida.
¡, Qué signif ica p ensa r , en con cepto de H eidegg'el' r
E ste n os elice qu e para sabeTlo aproxi.madamente de-
bemos est ar pTestos a aprender a p ensar; p er o t an
pronto como n os entregamos a este aprendizaje te-
nemos qur, reconocer que aún no somos capaces de-

(1) Una sínt eF i s ele lo que J-Ieidegge:r C'ons iflera la ta rea q Ue"
C'o ll1 pe t e a l pe nsa r trae un artículo r}~ l lll lsnlo t ítulo
( ¿, \Va s b c iss t l)pnk cl1 ? ) --que fue e l ten1 8 d e lun a cO n.~
:,f ere nc 18 radi a l- publi cado en ~,[e rl ( lT l ' l N4 53 . 79 Gua·
cIerno . Ju lio 1D52, S tuttg<1 r t. E l terna d esa rro ll a do el ura n·
te d os c ur sos lectiv os ha s ielo recogiclo inte gra me nte e n
e l l1 b,-o ele Heielegger, \I'as h e i:;st De nk en ? N ie m eyer
Vel'l ag Tü b ingen , 1954.

258
E:-;SAYOS FILIISOFICOS

pensar. '!'enemos sin ulUla In posibilidad de pensllr


(por cuanto el hombre es, por definición, el ser quü
puede pensar), pero este "posible" en que nos am-
paramos no nos gal'antiza que podamos hacerlo.
El hOlllbn', como ser viviente racional, tiene qu~
poder pensar, si ~l quil're. Quiz'l el 11ombrt' quiel'P ppn-
~nr y, sin 1'1Ilhargo, no puedl'. En última instancia, :1
'blli:lI' dI' éste Sil qUPl'l'r lwnslU' quiere demasiado y plU'-
Ol', por lo tanto, delllasiado poeo. Vel'dadpl'anwnte sóh
quprl'lIIo~ aqlwllo fiue untes por sí mismo nos c¡uil're en
lllwstra eseneia, en tllnto que se inclina a ést.a. Esto
que He inelinH. 11 IltlPstra l'sl'neia nos mantiene I'n ésta
mil'ntl'lls nosotl'OS conspryalllOS I'SO mismo que nos man-
tiene. Pnl'o sólo lo conSl'rvalllOS en la medida qul' no lo
oejamoR p~capal' de la memorin. Entonces eH la mel1lO-
l'ÜL lo que recoge 1'1 pt'nsnr pal'a aquello que nm: mnll-
tienl' en nuestra esencia en euauto que, :11 mismo tiem-
po, es lo PPUS1H10 l'1l nosotros. Esto, por ::;1'1' lo origina-
rio, es lo que h:1~' que tenpr presente. Sólo euando es-
tamos ('npaeitados pnrn lo que hay qul' tl'ller pl'e8ente,
lo que ('ti sí ps Jo reflexionlll1tt', podl'll1o,' peU'ial'. Lo ([ne
hay que tener lH'espnt(', y en nosotros piensa "S, sep:ún
Hl'ideggel', pI sl'r. Para alcanzar H<{u2l1a capaeitncÍóll
tenemos nosotros, por nue"tl':1, parte, que aprpnder 11
pensar.
Lo quc hay que tener preseute, en lo que hay que
pensar, puesto que el hombre está menesteroso de ello,
ilS 10 crítico, lo riesgoso, lo grave. Lo más crítico en
nuestra rpoea C'l'ítica y de riesgo es que nosotros no
pensamos aún, uo obstante que el estado del mundo
se torna cada vez más crítico. Aparentemente esta si-
tuación exige, antes, que el hombre obre en lugar de
hablnr tanto en Conferencias y Congresos, terminan-
do por moversp P!l un puro ideal' acerca de 10 que de-
bía ser ~' /"ÓIllO dr-herÍIl lleva l'se a cabo. En COllSeeUe!l-
cia, el déficit estaría en el obrar y de ningún modo
en el pensar. Hl'idegger, contrariamente, opinH que hal:;-
ta ahora el hombre, desde hace ya siglos, ha obrado

259
e ,1 II r, () :s A s '1' H el )) ,1

d ema siado, pel'tl ha pensado mu y poco. Tallo lo quC'


aduce sobre el p en sar no tien e, seg ún lo pl'evienl'r
nada que ver ron ]" d encia. pj j p en sar a qu e d
~e reficrc --pema r p rilll ario- - describe su lIlovimien-
t o a l lllal'gl' n ~' p or pnci lml de la cieneia . Lo qUl' el!' ú¡.;-
tu nos dice, incidellUll , pero in cisivamen te, es h arto
suges tivo y como a propósito para inqui etar, ]0 que·
huen a fa lte les hace, a los epistemólogos. "L a ciell-
~ia no pien sa". Y no pien sa porque, conforme a sus
proclldirni pntoR .1' nw di os a u x il i a l'c~ .ia11 1 ií ~ puede p [' n -
sar, a sab er sr g ún la lll nn era en que el pen sado!' pien-
sa. Fero qu e la ciencia no pien se no es un defectn
suyo, sino un a ven t aja. E sto le permite Il lojarse en cr
objeto que hn aco t ado ~I h ech o emerger su investiga--
ción . Su comportlllui en to será pl'ec10lllillil nte oper at ivo.
Seg·ún H eidegger, la rclación de la ciencia co n el
pensa r s(,r á f ecund a y legitim a. cu ando el abismo que·
existe entre las c i el1ci~s y el pensa r se terne visible,
y ciertamente ('01110 nno insupera hl e. Ca b e pues, ex-o
traer l a con secuenc ia de qu e fii el h OLllbre ha obrado
demll siado h a sido pOl'quc las cien cias han t enid o b
primacía, con s tituyendo su preocup ación dOll1in antl·..
E l pen sar es un es tar en ca mino; es un rOllstm1te trán-
sito. Hacia lo que se d iri ge el h omhre en el p en sar, en ~ u
(:onstante es tar en llUII'cha , es h acia el sel.', que ('s de {l on .Je
provien e el inl p ulso que hace que el p ensllJ.' .3ea un estar
siempl'3 en camino a ... En definitiva es el ser el qu e piell sa
en el h ombre, y el que b ab Ia en su lengu aj e. E l Sfll'·
es el advini ente y el h ombre es el v iandante qu e, en el
elemento d el p en sa r , va a su en cu entro, si n que és t.e-
se prodm~ca pues to que el p en sar siempre es un estar
( '11. marcha. L o úni co qu e cabe esper ar es qu e el se.l'
advenga a l hombre, a su visión, euando esto su ceda por
des tinación del ser mis mo. E·lton ces ('om(,l1zal'ía, <;e-
gún Heid egger , u na mutación en la esell cia del hom-
bre, qu e d ejal'ía f.l sí de ser el animal metaphysicllm _

200
Heid c¡:;-¡:;-er I'xplicitll p I Cill'H.Ctl'l' del p p n f;::l l' (' (¡Jl I O ,1 11
est~lr en P'Dl11ino a ... , con una penetración que saea
a lu;\ lo llli S100 qu e el buzo que vuelve de una profun-
di.dad oce~'inicl1 con el tesoro de un naufragio, magní-
fi('os ha llazgos. (i, Y qué otra cosa es para él el p ell -
~alll i e nt o clásico griego, r edu cid o a techné y tabulado
rn di sciplin as, qu e los restos de un nauf ra gio en que
el oro de ley, el significa do esencial del aporte· 0l'Í-
g'inal'io dp los presocráticos, de un Parlll énid es, de un
Heráclito se ha p erdido, ha sido o l vidado ~). Hace un
nnáli sis en pos dE' una nupva interpretación , muy suya,
del comienzo del fragmento 6 de Pannénides (Diels,
Die Fragmente del' Vol'sokl'z.tikel'. 1 Bd., pág. 15:3,
-l~ ed.) . E ste r ew : "Esto ('s necesario decir "Y pensar,
que el rntc es". Hid egger , p an\ descifrar en S U ~e l1 tido
lo que se oculta ('1'\ el porma pnnnenídeo bajo signifiCtl-
nones idiolllálicl1 s incipientes., ('mpieza por esta-
blecer lo que sería la verdad cra puntuación de la fra-
S 2 : "Esto es n pces~1rio" (pu nto y eO lll a) " decir y p'JU-
sal''' (punto y coma) "que" (punto y coma) "sólo el
ser es". Una pos ibl e transcripción conceptual d r la
sentencia tal como la pl'esentn Heidegger sería la. si-
g niente: (" El ser) es necesari o, sólo el sel' es, y " que"
suscita. el decir JI el pensar" . Claro qUt) los filó logo:;
no es tarán de acuerdo con esta interpretación de H ei-
degger, como tampoco con otras, tal como la de· la
sentencia de Ana , imandro (Holzwege, piig 296). Ca.-
(11'. punto ~T COIIIO que introduc e en aq uéll<l los hará
dar un brin co. P ero no sobl'cestilllemos a los filólo-
gos, máxime si tenemos presente la opinión que Nietzs-
che (qu e bien conocía. a sus colega ) nos da tl e ellos
(Wir die Philologen) , sobre todo en lo que r especta a
~ u falta de aptitud para desentraña r lo simbólico, qJe
es el ropaje del pensamiento antiguo, sobre todo del
pl'esocl'Ít ti c0.
. Con relación a Parménides, Hel'áclito, et c., Hei -
degger pon e en entredi cho la designación ele p:l'csocrá-

261
e .\ 11 J, o s :\. s '1' n .\ J) .\

ticos. COl1:; idcl'a qUl', con l'ef(, l'en ~ i ll H ésto,;, lHlhl<l l' ¡] l'
presocnítinos es 1 0 11li ~ Jllo que llnlllal' ;¡ Kn l1 t pl'eh l '-
gel iano. Desde el punto d l' vista fonl1n l la compara-
ción ('8 atl' a ~·e n tc ílUnqu e d i ~c utibl l' . Ciel'tf.lln en te, pn -
ra un h egeliano, Hegel será la sup eración d e la postu-
r a de Knnt, el desarrollo pleno de lo que en es t e úl-
timo h a bría esta do gerlllinalmente. No obstante, es t il
a preciación es obj eta ble por cu anto en H egel, dentro
d el marco de los s is temas del idealismo alemán post-
kantiano, culmina un d esnlTollo metafísico, que no
tiene su arr a nque rn Kant, y l a problemática. que in-
:fier o Heg'cI en Phánomenologie des Geist es, que es In
más viviente del a porte h egeliano, es ajena. al p en sa-
miento de Kant. l'OT lo demás, eon igua l criterio po-
dría conc: id el'arse H és te como prefichteano o pl'esebe-
llingiano. M as Jo <'fec tivo es qu e a. todos Jos filósofos
del idealis mo alO1n 5n, a partir de Fichte, se los llama
pos tkantianos y con razón , no para situarlos cronoló-
gicamente, sino porCJu e el fi losofal' d e todos ellos alTacl-
ca de la posición kantia na. De modo que toda la cons-
telación del id r al islllo alemán es filosofín. - y grnl1
filosofín--- pos tkaJlt iam . En call1 hio , la f ilosofí a P !·,,-
kantiana se p al'ecl' mu ch o a la pl'efilosofía, pTolongél-
cIo " su eno clog'11lá tico" . En cuan t o nI ul terior cl esaJ'1'(l-
Ho qu e los f ilósofo>; del icl ea lislllo alelllfln úllpl'i nH' II,
en más de un asp ecto im portante a l::l posición k anti.;¡ -
na, y también en lo to cante ti a lgun as de la s COI1SeCUCli -
cias más radicales que de ·és ta derivan (intuición in -
t electual el c Ficht r, apl'iol'idad ha sccnelen ta l de la nn-
turaleza en Sch elling ), todo eso est á genialm ente bos-
quejado y en gran pm·te explicitado por el Kant de
Opus P ostumull1_ Y a ún suponiendo qu e é ~ ta se huhil -
se perdido, todos es tos p ensadores continuarán sicnrll)
pos tkantianos porqu e su fi.losofar lJ a CJurelado afena-
do en el ll1ovimiento del giro cop el'uica no del p en sa-
miento de Kant. Todavía. más, si la "Critica de la
l'azón plll'a" se h ubiese p erdido y sólo nos ql18dason

262
E :-; S .\ y () s F J L () s " l' J e <1 s

los l'seritos dd Kant pre-erítien, los sistelllfls del idea-


lislllo ,1lelll:ín, a partir de Fiehte, no :;erÍa eOlH'ehi-
hles.
COIl rdaeión al problema que suseita el cotejo po-
Iplllieo de ITeid('ggn, s(: puede pensar, disintiendo
('on su v'¡}ol"!wión de Parménides, que el problema dd
ser inaugurado por él, recién encuentra en Aristótplt's
y Platón sn verdndera dimensión y altitud de des ano-
110 filosófico, En Pal'm6nidl's preludia el tema de la
ontología, surg'p In. doctrina del ser según Niezsche
(Die PhiloRophie im tragischen Ze'¡talter der Grie-
chen). Sería, la suya, la incipiente visión del proble-
ma. Pero si, como pretende' Heidegger, en Parméni-
dps 110 sólo est:í el germen, sino también In flor y f'l
fruto, f'ntonees no ca be eiertmnente llamar a Pnrmé-
llid¡'s pl"l,,,neJ'úti(·o. En este (:.n.,o a los filó~ofos ;;oc]'([-
tieos ~' posho('l':íticos h:lhrÍa. <¡U(: (·ol1siderarl·)< post-
p"l'llwníd('os.
EII1IWl'O ¡:s l'l ('nso que Plltrc el pre y d post, o
I¡¡¡í.s ld!:'t d(~ ellos, In ('l!l'stiúH fllndallwlltnl (''; In ¡j'l
"PI' ~. ('orrl'lati\'nllll'lltl' la dl'l P¡'IlHIIl'. JI,I I'pfll'xion'll'
sohn' l'l rumbo du la inc[ui"i¡'i6n heidl'ggl'l'i:lI1n nos
II}¡Sl'dl' UlI tanto la ide:! dl' <fue la lllente mús potente
~. 1ll¡'.jor Oi'ganizada ¡Ic la filosofía eontemporÍlnea i"e
ha. lnnzndo a la conquista de la posición última, jn
l'Psguardo para un rl'tro('pso, y qu:' l'1 ÚltilllO 1I,·i¡l¡';':·;':'.'r
¡'S d "ílll]¡olo dl' 1:1 ult.illli¡lnd .11'1 ]H'lls.Jr ... (·lllIlJll'O.
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