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ALDOMERO LILLO

Cuentista chileno nacido en Lota, centro minero cercano a Concepción, el 6 de enero de 1867. Estudió en
el Liceo de Lebu, donde cursó hasta 2do. Año de Humanidades. Su padre, José Nazario, administrador
de minas, impulsaba la lectura diaria en su hogar. El hijo trabajó en las minas de carbón y en labores de
comercio, para ayudar a la economía familiar. En 1897 contrajo matrimonio con doña Natividad Miller, con
quien tuvo 4 hijos: Marta, Laura, Eduardo y Oscar.

En 1898 viajó a Santiago, en donde llegó a ser fue funcionario administrativo de la Universidad de Chile,
prosiguió sus lecturas, se vinculó con otros escritores en la "Colonia Tolstoiana" y, tras una fugaz
incursión en la poesía, publicó los libros de cuentos Sub Terra (1904) y Sub Sole (1907). Los del primero
denuncian principalmente la explotación, el sufrimiento y la muerte de los obreros del carbón, en estilo
directo, vigoroso, a veces descarnado, patético, aunque no faltan los temas campestre, amoroso,
humorístico y aun urbano. Los del segundo, más elaborados literariamente, pulsan las cuerdas de lo
costumbrista, lo psicológico, lo dramático, lo indigenista, e incluso lo fantástico. Considerado maestro del
cuento en Sudamérica, Lillo fue traducido al inglés y otras lenguas.

En 1903 obtuvo el primer premio entregado por la Revista Católica con el cuento “Juan Fariñe”. Obras
póstumas de don Baldomero son “El Hallazgo y “Relatos Populares. También dejó una novela inconclusa
titulada “La Huelga”, que trataba sobre la vida de los mineros en las pampas salitreras del norte.

En 1912 fallece su esposa, y el 10 de septiembre de 1823, Baldomero Lillo deja de existir en la ciudad de
San Bernardo, víctima de una tuberculosis.

UN APORTE A LA

LITERATURA CHILENA

Baldomero Lillo fue, antes que nada, un agudo observador de la vida. De muy joven se impactó por lo que
vio en el Norte Grande, donde conoció el mundo de los trabajadores pampinos, y más tarde, aquel de los
mineros de Lota y Coronel, que se tradujeron en sus obras más famosas: “Sub-Terra” y “Sub-Sole”.

Sus mayores aciertos como narrador están en la descripción de ambientes y de las figuras que en ellos
actúan, que parecen emerger del infierno. Fue fiel con la pluma a las sensaciones obtenidas en las
experiencias reales que vivió, impregnadas del naturalismo que conoció con el escritor francés, Emile
Zolá. El resultado estremece aún a sus lectores de hoy y de siempre.

Ya lo dijo Alone: “El hombre ahonda en el terreno del dolor y se desliza por la superficie de las alegrías,
como si el sufrimiento le proporcionara, por una íntima y misteriosa contradicción, goces más vibrantes y
sacudiera su organismo con mayor plenitud”.

Está considerado entre los buenos narradores chilenos del cuento y la novela.

Baldomero Lillo fue uno de los grandes de la generación del 900. En sus 56 años de vida escribió un total
de 45 cuentos de un gran contenido humano.

Su nombre quedará para siempre asociado los oscuros y húmedos socavones de las minas de carbón.

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