Psicoanálisis: Reflexión acerca de Guerra y Muerte según Freud
En primer lugar, existen nociones erróneas sobre la capacidad de discernimiento de los
pueblos civilizados acerca del significado de la guerra o la lucha de hombres contra hombres y las implicancias futuras de la misma. Los estragos de las guerras han causado gran comisión en la sociedad, pero principalmente han provocado desilusión pública debido a que ha sido preferible para los pueblos, unos más “civilizados” que otros, optar por el deseo de la muerte del otro que por la práctica ética de salvaguardar la vida y la dignidad humana. El otro que, por un lado, es extraño a uno mismo, por ser de otra nacionalidad, raza o sexo, pero que, por otro, es cercano y conocido por ser un familiar o un amigo muy íntimo. La muerte es inminente tanto para estos como para uno mismo. Sin embargo, para Freud, el deseo pulsional de muerte siempre ha estado presente para con el otro. En ese sentido, se hace presente un sentimiento ambivalente que desea la muerte del otro, pero al mismo tiempo siente culpa de la muerte de este. La pregunta que se me viene al respecto es ¿Es posible que siga existiendo esta condición primigenia del deseo de la muerte del otro en la actualidad? Hace ya algunos días, en Minneapolis, Minnesota, (EEUU), un hombre afroamericano, llamado George Floyd acudió a un tienda a realizar una compra, según los testigos, con un billete falso de 20 dólares. Ante esta situación acudió una patrulla de policía, detuvieron a Floyd, sin oponer resistencia, contra el piso, luego un oficial de policía llamado Derek Chauvin coloco su rodilla sobre el cuello de Floyd, a pesar de que el detenido decía que no podía respirar, la acción del policía se prolongó durante 5min provocando la muerte de Floyd. La sorpresa de Freud ante la inminente guerra o muerte de los pueblos civilizados es la misma sorpresa e indignación que se ha provocado a nivel internacional a raíz de la muerte de Floyd. A simple vista parece que el motivo es discriminación racial, no obstante, lo que muestra es que la condición primigenia de obedecer la pulsión de muerte sigue latente en el ser humano. Mis pregunta son ¿Estamos volviendo a esta condición de involución al igual que sucedió en las dos guerras anteriores? ¿Es posible repensar la condición de pueblos “civilizados” en la actualidad?