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1. JUSTIFICACIÓN
Los años ochenta, según la profesora Adriana Rosas (2015), 1son considerados la
década del “boom” femenino en Latinoamérica. En esa época podemos ubicar escritoras
colombianas como Fanny Buitrago, Albalucía Ángel, Helena Araújo y, el centro de esta
investigación, Marvel Moreno. Si bien desde ese momento se empezó a reconocer en
nuestro país la literatura escrita por mujeres, también es cierto que estas autoras siguen
ocupando un espacio insignificante en relación al que ocupan los hombres escritores.
Por lo anterior, se hace necesario seguir haciendo crítica literaria acerca de sus obras,
debido a que es una manera de visibilizarlas.
Así pues, en este trabajo pretendo hablar de la escritora Marvel Moreno (1939-
1995), quien ha sido una autora relegada a pesar de haber publicado múltiples cuentos y
un par de novelas. De su vida es importante resaltar el hecho de que perteneciera a la
clase alta barranquillera y que viviera muchos años en Europa, ya que ambos aspectos
fueron fundamentales para el desarrollo de sus producciones. Cabe agregar que fue
lectora asidua de Freud, Lacan y Reich, lo que trajo como consecuencia que se
interesara por la sexualidad y que reflejara ese interés en sus escritos.
Tal como se observa, la vida y la obra de Moreno están en estrecha relación. Por
consiguiente, retomar esta autora es poner de manifiesto el lugar que ella y su escritura
ocupan dentro de la literatura colombiana. En ese orden de ideas, cada investigación que
se haga al respecto es una posibilidad para su divulgación y para exaltar su riqueza,
porque además de los aspectos señalados en el párrafo anterior, los cuentos y las
novelas de esta escritora barranquillera abarcan temas fundamentales en la historia de la
humanidad como el amor, el matrimonio y la familia.
1
La crítica literaria sobre escritoras colombianas a partir de los años ochenta. La manzana de la
discordia, 10, (1) pp. 59-65.
Para este trabajo, entonces, me remitiré a El encuentro y otros relatos (1992)2,
una compilación de 11 cuentos que fue publicada por primera vez en 1992 por El
Ancora Editores y que en el 2001 es lanzada de nuevo a la venta por la editorial Norma.
En esa ocasión, en lugar de constituir un libro independiente, pasa a ser parte de la
primera edición de Cuentos Completos (2001), los cuales fueron reimpresos en el 2018
por la editorial Alfaguara. Cada uno de los relatos que componen esta selección plantea
temáticas diferentes (la soledad, la muerte, la adolescencia, etc.); sin embargo, el rol de
los personajes femeninos es transversal a todos. De esta forma, nos encontramos con
mujeres que deben enfrentarse a la represión y a las exigencias sociales. Algunas de
ellas se muestran complacientes con estar subordinadas a estos mandatos mientras que
otras logran transgredirlos
Cabe decir que la sexualidad femenina se ve reflejada en cada uno de los cuentos
de manera diferenciada. Sortilegios es un relato que abarca la historia de Adelaida, una
pintora que, gracias al encuentro erótico que sostiene con Frank, logra reconocer su
cuerpo y sus pulsiones. La peregrina, por su parte, narra la historia de Ana Victoria, una
ninfómana que encuentra un compañero con el cual desplegar la realización ilimitada de
sus deseos. Por último, Barlovento, habla de Isabel, una mujer que se adueña de su
placer el día en que se interna en una selva venezolana en la que sostiene relaciones
sexuales con un hombre llamado Mandinga.
2
Una taza de té en Augsburgo, Sortilegios, El encuentro, El violín, El hombre de las gardenias,
El espejo, El día del censo, La sombra, El perrito, La peregrina y Barlovento.
mujer y una obra que prácticamente no han sido tomadas en consideración en el ámbito
social o académico y que tienen tanto por decir sobre nuestro tiempo.
[…] el control que las protagonistas ejercen sobre su sexualidad y su cuerpo en muchos
casos es entendido como subversivo, por el hecho de mostrar autonomía con su cuerpo
y los comportamientos que tienen, además de ir combinado algunas concepciones
ideológicas que se habían creado para las mujeres y sobre las mujeres, que se pueden
evidenciar en la novela y los cuentos, como proponen las críticas Montserrat Ordoñez y
Nadia Celis ellas tienen opiniones con puntos en común respectos a la subversión de la
mujer y la escritura femenina como punto de quiebre en la reestructuración ideológica.
(Miranda, 2019, p.18).
Con esta segunda fase del movimiento feminista y la correspondiente discusión sobre la
feminidad dentro del psicoanálisis, después de una brecha de más de treinta años
producto de las experiencias traumáticas ligadas con la segunda guerra mundial,
podríamos decir que se inicia una intensa discusión en la que la diferencia entre los
géneros pasa a ocupar un lugar central. El desarrollo del Complejo de Edipo en la niña,
con las particularidades ligadas a la angustia de castración y la envidia del pene, que
hasta ahora habían estado conceptualizadas a partir de la teoría del monismo fálico, van
a empezar a ser cuestionadas como consecuencia de los profundos cambios sociales en
los roles sexuales, así como, a partir de los nuevos descubrimientos sobre la sexualidad
humana (ver Masters y Johnson, 1966; Stoller 1968, 1975). (Hidalgo, 2002, p.88).
3.2 Específicos
4. MARCO TEÓRICO
Tal como se muestra, este texto toma como base una postura histórica que
permite comprender el por qué la sexualidad ha sido un instrumento que especialmente
ha buscado dominar a las mujeres y a sus cuerpos. Incluso este control ha conllevado a
que asuntos como el orgasmo o la masturbación femeninas se sigan considerando tabú
y, por lo tanto, haya una diferencia entre la manera en que los hombres y las mujeres
experimentan su sexualidad. Esta idea la expresa Simone de Beauvoir en El segundo
sexo (2014), cuando afirma que mientras el hombre es el centro del acto sexual, la mujer
es el objeto en tanto “el coito no puede producirse sin el consentimiento masculino, y el
término natural del mismo es la satisfacción del varón” (p. 315).
La censura del cuerpo en la mujer, la negación del placer y el erotismo femenino frente
a la sexualidad masculina organizada en torno al pene y la erección, y finalmente, la
reducción de la diferencia sexual al conflicto entre posesión o carencia, constituyen,
dentro de la teoría psicoanalítica, las condiciones básicas para ubicar a la sexualidad
femenina en el lugar de lo extranjero. Lo femenino queda de esta forma asociado con
aquello desconocido y salvaje, que amenaza con desbordarse si no se le ponen diques
culturales adecuados. (p.84).
En este punto quisiera detenerme en lo subversivo que resulta que una mujer
nombre y, aún más, viva su sexualidad en plenitud, pues ello implica romper con esa
visión hegemónica de que ella y su cuerpo son exclusivamente para la maternidad o
para el placer masculino. Al respecto Mónica Mancera, en su artículo Poder y
trasgresión del erotismo femenino (2005) señala que hablar de sexualidad femenina
5. MARCO METODOLÓGICO
Con latidos de fiebre sintió que la hamaca cogía, oscilando, el peso de su cuerpo. Entre
sus piernas una ansiedad, espina, aguijón o burbuja de fuego se inflamaba casi dolorosamente.
Su respiración se hizo jadeante. Cerró los ojos, ahora que los labios del Mandinga le recorrían
despacio el cuerpo, descendían, buscaban la espina encabritada, la exacerbaba hasta lo
intolerable, antes de que las manos del hombre le apartaran suavemente las piernas para
colocarse la saca del lado de la hamaca. Cuando el Mandinga entró en ella, la ardiente burbuja
fue devorada por un apremio más oscuro, que ascendió al encuentro de aquello que iba hoy
ando la con ímpetu diestro y fulgurante, buceando entre aguas profundas como un pez voraz una
y otra vez, ciegamente, hasta encontrarla al fin en el centro mismo de su ser, arrancándole de
cuajo aquel espasmo iridiscente que la hizo arquearse y gritar […]. (Moreno, 2001, pp. 343-
344).
Cabe agregar que, en este primer capítulo, así como en los otros dos, se traerán a
colación fragmentos de los cuentos con el fin de ponerlos en diálogo con lo expuesto
por los teóricos a los que me remití.
Por otra parte, para cumplir objetivo 3.2.2, que habla sobre la censura del placer
femenino como mecanismo de control, acudiré al texto Sexualidad, agresión y
autonomía en la mujer. Contribuciones psicoanalíticas actuales (2002) en el que
Roxana Hidalgo analiza detalladamente las relaciones de poder que han marcado las
diferencias entre hombres y mujeres en especial en el campo de lo sexual. Esta autora
afirma, entonces, que el hecho de que poco o nada se diga sobre el placer sexual de la
mujer se debe a que es una manera de seguir perpetuando su rol de subyugada, pues a
nuestra sociedad no le conviene una mujer capaz de reconocerse como un sujeto dueño
de su deseo. Un ejemplo de esto se encuentra en La peregrina cuando la madre de Ana
Victoria, aterrada por la ninfomanía de su hija, busca estrategias para reprimir sus
pulsiones sexuales:
Pero la madre de Ana Victoria no se daba por vencida. Disimulaba su horror de cada día
por el miedo a perderla o verse separada de sus nietos. Iba a misa por las mañanas, rezaba tres
rosarios por las tardes y, cosa increíble, visitaba regularmente a una vidente. Sus hermanas y
primas la ayudaban en su desolación. Había envejecido muy rápido, como si el comportamiento
de Ana Victoria le quitara el deseo de vivir. Fiel a su promesa, no le hacía reproches, pero a Ana
Victoria le bastaba ver sus ojos cuando regresaba de la calle para saber que había estado
esperándola con la angustia y la vergüenza de tener como hija a una libertina. Su educación
cristiana la conducía a preguntarse con desesperación qué pecado habría cometido para merecer
un castigo semejante. Y casi todas las noches, a la hora de la cena, tenía los párpados
enrojecidos de llorar (Moreno, 2001, p. 315).
6. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS