Título: La ley presente en los creyentes Aplicaciones prácticas En cierta ocasión escuche una historia sobre un pastor que se disfrazó de mendigo y entró a su iglesia. El caminó alrededor de la iglesia por media hora en cuanto ella se llenaba de personas para el culto. Solamente algunos le decían hola, pero lo hacían con cierta repulsión y cierto rechazo. Cuando entra en el templo, el intenta sentarse en la parte de adelante, pero los diáconos le pidieron que se sentase en la parte de atrás del templo. Él saludaba a las personas que le devolvían miradas llenas de asco y de desprecio al mirarlo de la cabeza a los pies. En cuanto estaba sentado en la parte de atrás del templo, escuchó los anuncios del culto y luego en seguida un líder subió al altar y le dio la entrada. Las personas miraron alrededor con alegría y ansiedad, pues decían amar en gran manera a su pastor. Fue cuando el aparente hombre sin hogar, el mendigo que se sentó en los últimos bancos, se colocó en pie y comenzó a caminar por el corredor. Los aplausos pararon. Y todos lo observaban. Hay quienes no lo podían creer y se preguntaban porque no lo habían reconocido. Cuando este pastor empieza a hablar a su congregación, lo primero que hace es contarles todo lo que había sucedido desde que el entró y con lágrimas en sus ojos, les expresa el dolor y la desilusión tan grande que había tenido por la actitud de ellos, y luego les lee Santiago 2:1 “Hermanos míos, que vuestra fe en nuestro glorioso Señor Jesucristo sea sin acepción de personas.” Eso lo vimos el día de ayer, hoy vamos a estar viendo lo que Santiago nos dice de la acepción de personas en relación a la ley, por tanto el tema de estos versículos es: guardando la ley real y lo he titulado como: la ley presente en los creyentes y lo vamos a desarrollar en 3 puntos: 1. El cumplimiento de guardar la ley real vv8 2. La acusación de infringir la ley real vv9 3. El quebrantamiento en base a la unidad de la ley real vv10-11 En primer lugar, veamos el cumplimiento de guardar la ley real vv8. Santiago va directamente al meollo del asunto y evita los detalles. Vale decir que no está interesado en escudriñar las Escrituras para encontrar un mandamiento en particular acerca del pecado del favoritismo. El afirma más bien el principio fundamental de la ley de Dios a la cual Jesús se refirió cuando fue cuestionado por un experto en la ley. Este experto le preguntó a Jesús: “Maestro, ¿cuál es el más grande mandamiento de la ley?” (Mt. 22:36). En vez de mencionar un mandamiento específico, Jesús resumió la ley y dijo: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con todo tu alma y con todas tus fuerzas y amarás a tu prójimo como a ti mismo” (vv. 37–39; y véase Dt. 6:5; Lv. 19:18). Santiago centra la atención solamente en la segunda parte del resumen: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. Enfatiza esta parte, tal como lo hace Pablo en Romanos 13:9 “Porque: No adulterarás, no matarás, no hurtarás, no dirás falso testimonio, no codiciarás, y cualquier otro mandamiento, en esta sentencia se resume: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.” La implicación es la misma: la totalidad de la ley queda resumida en la expresión del amor por el prójimo. Cumplir la segunda parte del resumen significa también cumplir la primera. Las dos partes están vinculadas inseparablemente, vamos a 1 Juan 4:20-21 “Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es mentiroso. Pues el que no ama a su hermano a quien ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a quien no ha visto? Y nosotros tenemos este mandamiento de él: El que ama a Dios, ame también a su hermano.” A esto es a lo que Santiago llama “real” a este resumen de la ley. El no elabora el tema ni explica la palabra en su contexto. Coloca el resumen y sustancia de la ley en una oración condicional que afirma un simple hecho: “Si de veras cumplís la ley real… obráis bien”. El creyente que cumple la ley real de Dios, dada en las Escrituras, hace la voluntad de Dios y ama a su prójimo como a si mismo evitando caer en el pecado del favoritismo. Es este el cumplimiento de la ley real. En segundo lugar, veamos la acusación de infringir la ley real vv9. Dios no muestra favoritismo, dice Romanos 2:11 que no hay acepción de personas con Él; al contrario, demuestra su amor por el pobre tanto como por el rico. Si Dios es imparcial, entonces también los creyentes deben mostrar amor por toda la gente, sin discriminación. Santiago tiene en mente el contexto más amplio de la enseñanza del Antiguo Testamento: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Lv. 19:18). En este contexto Moisés le dice a los israelitas: “No pervirtáis la justicia; no mostréis parcialidad hacia el pobre o favoritismo hacia el grande, sino juzgad a vuestro prójimo equitativamente” (Lv. 19:15). Santiago se refiere y habla claramente al pecado de favoritismo que los lectores cometen. Por consiguiente, añade que cuando se muestran parciales quedan condenados por la ley del amor. El resumen de la ley los condena como transgresores, ellos están en el campo del pecado y lo hacen cuando cruzan la frontera que les ha sido señalada para dejar el pecado, que es la ley. Nadie puede decir que ha cruzado esta línea en ignorancia, ya que la ley específicamente prohíbe mostrar parcialidad. Transgredir la ley de Dios es una ofensa seria contra Dios y hace que el pecador comparezca ante él como transgresor. Cuando la ley lo condena, es culpable. No hay otro título para él. Santiago hace esta acusación de infringir la ley real, cuando el creyente muestra favoritismos, despreciando a su prójimo. En tercer lugar, veamos el quebrantamiento en base a la unidad de la ley real vv10-11. Aquí lo que Santiago nos está diciendo es: “Si alguno de vosotros trata de obedecer toda la ley de Dios, pero tropieza en uno de los mandamientos, es culpable por que toda la ley lo condena”. Aunque Santiago inicialmente escribió su epístola a los cristianos con un trasfondo judío, no excluye a nadie de la obligación de cumplir la ley de Dios. Todo lector de su carta debe tomar nota de la unidad de la ley de Dios.
No podemos sostener que cumplir el mandamiento: “No matarás”, es más
importante que cumplir el que dice: “No codiciarás”. Las Escrituras no nos permiten establecer juicios de valor acerca de los mandamientos. De hecho, en el Sermón del Monte Jesús enseña que nada de la ley desaparecerá “hasta que todo sea cumplido” (Mt. 5:17–19). Y Pablo se refiere a la obligación de obedecer toda la ley (Gal. 5:3). De allí que en su análisis de la ley, Santiago también enfatiza que la ley de Dios no está hecha de mandamientos individuales sino que exhibe unidad.
Ciertamente, la ley consta de numerosos mandamientos, pero transgredir uno
de ellos significa transgredir la ley de Dios. Es como pensar en una cadena, si yo quito una parte, se altera totalmente, hay una unidad y está hecha de manera en que no falte una sola a no ser que quiera modificarla toda, obviamente nosotros no podemos alterar la ley de Dios por tanto, si se quebranta uno de los mandamientos de Dios, se ha pecado contra toda la ley de Dios. Santiago utiliza dos mandamientos que tienen relación con el prójimo, así que cuando faltamos a uno, estamos cometiendo un quebrantamiento en base a la unidad de la ley. Para finalizar, miremos algunas aplicaciones 1. Hermanos, amar a nuestro prójimo es la ley soberana, al combinarse con el amar a Dios por sobre todo es el resumen de la Ley y los profetas, por tanto no podemos decir que amamos a Dios si no amamos a nuestro prójimo, por tanto debemos examinarnos y pensar si estamos amando a nuestro hermano, si estamos procurando el bienestar de nuestro prójimo, si lo hacemos con la misma intensidad e interés que lo hacemos con nosotros mismos. 2. Hermanos, debemos reconocer que todos hemos quebrantado la ley en este aspecto y como vimos hoy, al hacerlo hemos quebrantado toda la unidad de la ley, por tanto somos culpables y merecemos el castigo eterno, pero el Señor nos ha perdonado y nos ha amado aun cuando éramos sus enemigos, Cristo nos redimió de la maldición de la ley en la que estábamos, siendo hecho maldición, entonces ¿Cómo no responderemos a esto, manifestando amor a nuestro prójimo? Que hoy podamos empezar a mostrar amor a todos aquello que están próximos a nosotros.