Está en la página 1de 2

Estamos viviendo momentos excepcionales.

Las medidas impuestas por China, Italia,


España, Corea del Sur y poco a poco replicadas a nivel planetario están poniéndonos en
una situación nunca antes vista. Escuelas cerradas, teatros, cines, oficinas, suspensiones
de vuelos, áreas arqueológicas y museos vacíos en todo Europa. La única excepción para
estar en la calle es para comprar víveres, fármacos y con mascarillas de protección. Esta
situación de alarma ha generado caos y psicosis en las sociedades. Imágenes de estantes
de supermercado vacíos y calles desoladas. Estas medidas han propiciado un sistema
productivo paralizado, un comercio internacional cerrado a los productos, una deuda
pública que se multiplica para enfrentar esta emergencia. Por otro lado, las nuevas formas
de convivencia generadas por medio de redes sociales; el tiempo anteriormente destinado
a trayectos laborales han quedado suspendidos. La cotidianidad ha quedado suspendida.
¿El sistema económico quedará entonces paralizado por unos días o meses? Por el
momento, sólo los especuladores en bolsa han salido beneficiados tras las caídas de los
mercados bursátiles. Pese a todo este panorama de incertidumbre, los países
latinoamericanos comienzan tomar medidas en contra del Covid-19. Lo cierto, es que las
dos principales economías latinoamericanas no se hayan tomado las medidas previstas
por los demás países europeos, la situación tiende a ser de incertidumbre. En México al
igual que Brasil observamos a sus dos principales mandatarios (AMLO como Bolsonaro)
dándose baños de pueblo, mientras que otros estados de esos respectivos países,
incluidas las instancias judiciales han optado por suspenden actividades. Estamos por
tanto, frente a gobiernos desarticulados y poco coordinados. En el panorama
internacional, algunos economistas hablan ya de una recesión económica mundial.
Mientras que la Organización Internacional del Trabajo expone un panorama poco
alentador y la probable perdida de 25 millones de empleos. Una cosa es cierta, que
cuando concluya esta pandemia global pueda traer consigo una transformación de las
viejas formas organizativas del capital. El inmenso sacrificio que le llevará a la sociedad y a
las economías nacionales nos obliga a repensar en nuevas formas de organizar el trabajo.
En todo el Mundo se implementan ya medidas para paliar la improductividad que
representa la parálisis de las economías nacionales; que van desde universidades en línea,
hasta empresas de todo tipo que articulan a sus trabajadores para adaptar las redes
sociales a las necesidades de la empresa y del mercado. Si esta tendencia sigue a la alza,
podríamos replantear la forma en la cual se organiza el trabajo, al mismo tiempo tener
avenidas menos abarrotadas de coches, por tanto mejor calidad del aire, ciudades más
ordenadas y un ritmo menos estresante. Al mismo tiempo jornadas laborales de medio
tiempo y una distribución de la carga laboral que podrían volver más eficiente la
productividad de la empresa. Ojalá por tanto que tras estas medidas excepcionales
tomadas por los gobiernos pueda también devenir en nuevas formas de organización
laboral que beneficien tanto al trabajador como al patrón. “Una cosa es segura: quienes
pensaban que después de la globalización se regresaba al mundo de las fronteras
cerradas, de los muros contra los migrantes y de los aranceles aduaneros, hoy pueden ver
cómo el mundo es cada vez más una aldea global poblada de mujeres y hombres y no sólo
de un mercado salvaje sin reglas, y por eso se necesita una nueva idea solidaria y
humanista global(Francesco Forgione)”.

Nota
¿Cuál será el daño real a las economías mundiales tras la pandemia? En el caso de Europa,
donde el sistema productivo se encuentra parado, el comercio internacional cerrado, una
deuda pública que aumenta para frenar la emergencia, en un contexto ya de por sí de
recesión de todas las economías mundiales. ¿Será necesario entonces aplicar un especie
de nuevo Plan Marshall para las economías europeas? Tal y como sucedió tras la
conclusión de la segunda guerra mundial y que sirvió para la reconstrucción de Europa.
Si consideramos que sólo el continente europeo recibe el 40% del turismo internacional.
¿Cuáles será el panorama que enfrentarán estos países si como hemos visto hasta ahora
todos los aeropuertos de ese continente se encuentran cerrados?

También podría gustarte