Plataformas digitales de transporte y la legislación colombiana

Camila Trespalacios
Sección 4

En materia digital, las nuevas tecnologías han modificado nuestro entorno, ya sea agilizando,
optimizando y perfeccionando algunas actividades como tomar un servicio de transporte. Es así
como han surgido algunas plataformas que presentan los servicios de transporte a particulares,
a través de una aplicación móvil, sin embargo, se presenta un conflicto entre los usuarios que
prestan sus carros y los conductores de taxis, el cual radica en si estas plataformas móviles
están legalmente habilitadas para funcionar o si deben cumplir con las mismas obligaciones que
un taxi. Por tanto, es importante preguntarnos ¿Por qué la legalización de plataformas como
Uber, InDriver y Cabify es pertinente y aporta a una mejora en los servicios que se prestan en
Colombia? Teniendo en cuenta la carencia de una legislación clara y concreta que defina de
qué manera pueden trabajar este tipo de aplicaciones es importante tener en cuenta que la
legalización de estas plataformas digitales es posible porque beneficia a un gran número de
personas que se satisfacen del servicio que pueden prestar y que le es prestado a través de
estas aplicaciones en el país.

Siendo así, iniciaré contextualizando el panorama general de las plataformas como Uber,
Cabify, entre otras, su naturaleza y la manera en que funciona el servicio que provee, y con ello,
poder argumentar de manera más adecuada las tres ideas principales. Primero, que el
desarrollo de aplicativos móviles como Uber, In Driver o Cabify, influyen significativamente de
manera positiva en la economía tanto del usuario que recibe el servicio como el conductor que
lo brinda. Posteriormente, argumentaré por qué la ausencia de normas por parte del estado,
que regulen estas prácticas, ha perjudicado tanto a taxistas como socios conductores. Como
tercer y último argumento, manifestaré que los conductores de taxis, con su actuar,
involuntariamente han generado que este tipo de aplicativos tengan mayor aprobación. Para
finalizar se utilizará como contra argumento la postura de los taxistas, amparados en la ley 105,
art. 9 parágrafo 4.

En la actualidad, estamos pasando por una gran revolución tecnológica, como se refleja en la
variada de aplicativos móviles que permiten conectar a pasajeros que demanden un viaje con
socios conductores que ofrecen su carro particular. La compañía estadounidense creada en
marzo de 2009, Uber, es la principal empresa encargada en ofrecer el servicio de transporte,
gracias a su presencia en cerca de 60 países y más de 600 ciudades. Cabify por su parte, es
una empresa española fundada en 2011, con presencia en Portugal, España y América Latina.
Otra aplicación que está entrando con fuerza en el mercado colombiano es In Driver, con
presencia en 10 países y 140 ciudades. Del mismo modo, Uber tiene competencia
prácticamente en todos los países en donde funciona, tal es el caso de EasyTaxi en la mayoría
de los países de Latinoamérica, Lyft en Estados Unidos, Ola Cabs en India, Grab en el Sudeste
Asiático y Didi Chuxing en China.

La manera en que funcionan estas aplicaciones es muy sencilla y solo basta con tener un
celular inteligente que permite al usuario, a través del GPS, localizar un automóvil y solicitar un
servicio. El valor del trayecto se determinará dependiendo de la distancia y el tiempo que se
lleve, se puede pagar a través de tarjeta de crédito que es ingresada por el usuario al momento
de registrarse en la aplicación o en efectivo. In Driver, por su parte se diferencia de las otras
apps, por brindar la opción de que sea el usuario quien ofrezca la cantidad que considere
cuesta el trayecto, y el conductor decide si toma el viaje, o si ofrece más.
En primer lugar es importante tener en cuenta que estas aplicaciones son una fuente
significativa de empleo en un país como Colombia, donde cerca de 3’400.000 (27%) jóvenes
entre 18 y 28 años, están desempleados. Camilo Sarasti, director de Cabify en Colombia, en
una entrevista para el portal web del diario La Republica.co (2018) manifestó que operan con
más de 20.000 conductores en las 4 ciudades donde presta los servicios, así mismo, para el
año 2016, Uber contaba en Colombia con cerca de 30.00 socios-conductores en 16 ciudades
donde opera, según una publicación de Vanguardia.com (2016). Muchos colombianos ven en
estas plataformas, una alternativa para mejorar los ingresos, ya que permite cierta flexibilidad
horaria para conducir el tiempo que la persona deseé. Según Sarasti, “en promedio, un
conductor gana alrededor de 1,8 millones al mes”, mientras que un conductor de Uber gana
cerca de 2’500.000 pesos mensuales, realizando turnos largos de 6 de la mañana hasta las 8
de la noche, por 20 días, vanguardia.com (2016) explica detalladamente que los conductores
durante su horario de trabajo pueden hacer entre 15 y 20 servicios en el día, con precios entre
$3.500 y $25.000. Es decir que en promedio un conductor recibe en un día aproximadamente
es $170.000 distribuido así: $127.500(75%) para el conductor y $42.500 (25%) para Uber.

Por esto, considero que al momento de que la legislación colombiana intervenga en la polémica
si deben o no reglamentarse esas aplicaciones, se debe tener en cuenta la influencia
económica que representan estás aplicaciones para más de 50.000 conductores. Según
Portafolio.co (2016), de los conductores de Uber “el 58% de los conductores de tienen título
profesional y 55% conducen como una actividad complementaria a su ocupación principal”.

Ahora bien, viéndolo desde el punto de vista del usuario-pasajero, estás plataformas también
influyen positivamente en la economía, pues plataformas como Uber y Cabify, informan con
antelación cuanto es el valor del trayecto, que frecuentemente es menor que el que cobra un
taxi, quizá eso ha logrado la fidelización de los clientes con las plataformas. En el año 2015,
según el diario La República “Más de 100.000 usuarios utilizan Uber por lo menos una vez a la
semana”.

Las tarifas en Uber solo suben cuando la demanda no se satisface con los conductores
disponibles, lo que llaman tarifa dinámica. Ante la fuerte demanda, el número de conductores
con los que pueden conectar es limitado por lo que, como afirma Uber en su portal, en la sesión
de ayuda, “los precios incrementan para motivar que más conductores estén disponibles,
tomamos muy en serio notificar los costos actuales”. Estas tarifas son preestablecidas por la
misma aplicación, sin tener ningún ente que realice veeduría. Acerca de estas tarifas
manejadas por las plataformas virtuales, los ingenieros Andrés Ortiz y Karen Navarro (2016), en
su trabajo de grado sostienen que “es necesario que se regule por parte de una entidad
encargada del servicio de transporte público (Secretaría distrital de movilidad) las tarifas que los
usuarios deben pagar, así mismo, la cantidad de conductores que podrán operar con la
aplicación”. (p 42).

En segundo lugar, Aunque han sido muchos los esfuerzos por establecer criterios de regulación
en la prestación del servicio de transporte, la ausencia del Estado ha perjudicado de forma
sustancial a quienes buscan en dichos trabajos suplir las necesidades de sus familias por medio
de alternativas que le brindan las plataformas virtuales. Por lo tanto, Colombia es de vital
importancia el establecimiento de normas que regulen cualquier ejercicio práctico, aún más
cuando se incluye el servicio público, pues va dirigido a todo tipo de población. El director de
Cabify Colombia ha mostrado gran interés y pide al gobierno gestionar normas que regulen este
tipo aplicación basadas en un modelo de economía colaborativa, Camilo Sarasti Cabify afirma
para el diario La República (2018) que:

“El año pasado hicimos varias propuestas, una era el pago de una especie de
impuesto de rodamiento. Le dijimos al Gobierno que estamos dispuestos a pagar
1% adicional de todas las carreras que hacemos. Lo que pasa es que el problema
son los cupos de los taxis (...) Entonces propusimos que ese 1% se pueda usar
para que el Distrito haga un fondo para comprar el valor del cupo. Así igualar las
cargas.”

En las calles los conductores como tal se ven perjudicados por parte de la policía, pues al
parecer el abuso de poder obstaculiza dichas labores y vulnera derechos fundamentales como
el derecho al trabajo, siendo perseguidos por su condición de ilegalidad laboral (Uber, Cabify, In
Driver, etc.), lo que permite que quienes si son "legales" en el ejercicio (taxistas) tomen por sus
manos el control y cometan delitos de todo tipo por su única permanencia. Tal como lo
menciona el periodista German Gómez, (2017) en revista Semana: "Los recientes hechos de
violencia, en los que resultó incinerado un vehículo particular por parte de un grupo de taxistas,
empiezan a mover cables dentro del Congreso para que el uso de estas plataformas no sea
ilegal en Colombia".
Dadas las múltiples inconformidades que generan estas plataformas digitales tanto para los
conductores de estas, sus usuarios y los taxistas. El gobierno debería sentarse a con ambas
partes para llegar a un consenso sobre esta polémica y así puedan trabajar todas aquellas
personas que deseen hacerlo desde un vehículo y no se presenten hechos violentos para
ninguno de los dos gremios.

En tercer lugar, en cuanto a los taxis, el aprovechamiento en tarifas, la irregularidad del servicio
y su prestación tan informal fomentan no solamente que los ciudadanos recurran a otras
opciones de movilidad sino que prioricen las nuevas empresas como Uber. En sí es importante
mencionar, de la misma forma como lo documento Gómez, (2017) en la revista semana:

"La pelea es entre legales e ilegales. Entre taxistas que, en su mayoría, han
pagado un cupo y tienen todo en regla, pero sobre los que pesan las quejas de
miles de usuarios que exigen un mejor servicio, contra otros miles de ciudadanos
que, viendo una oportunidad económica, utilizan sus vehículos para prestar un
servicio de transporte que es preferido por quienes no soportan ni los abusos ni
la indisponibilidad de muchos del gremio de los amarillos”.

Los taxistas, han generado una percepción negativa en la sociedad colombiana, que repudia los
acontecimientos delictivos donde protagonizados por los conductores amarillos, han robado.
Como informa revista Semana (2018), el caso en el que un taxista robó y golpeó a una pasajera
luego que se quedara dormida. En el portal web, Colombia.com (2018), se notificó el caso de
seis conductores de taxi que fueron capturados por pertenecer a una banda que se
aprovechaba del estado de embriaguez de las pasajeras de la zona rosa de Bogotá, para
robarlas y abusar de ellas, utilizando el WhatsApp para comunicarse entre ellos y compartirse
fotos y videos de sus víctimas.
Según los datos de la policía de tránsito, entre enero y septiembre de 2015 se reportaron 202
infracciones en Bogotá por miembros de la policía, que infiltrados de civil solicitaron el servicio
de taxi, entre las sanciones se destacan: No poner en funcionamiento el taxímetro (87
comparendos), Tarjeta de operación vencida (51 comparendos) y No tener la calcomanía con
los valores de los recorridos (38 comparendos).

Además, según ElColombiano.com (2018) han circulado en varios grupos de WhatsApp del
gremio de conductores, un audio en el que mencionan que tienen preparadas “municiones” para
atacar a los conductores de Uber que salieran a prestar servicio.

“Tenemos todo listo, nos van a recordar por siempre los de Uber. Tenemos 20 kilos de
balines, caucheras, gases, buena munición. Mañana vamos a estar pidiendo servicios y
desde diferentes puntos. Carro que llegue, vamos a bolearles y a cazarlos. No paramos
para que ellos salgan a trabajar”, afirman en el audio.

Esas actitudes sumadas a quejas por negarse a prestar el servicio a determinadas zonas,
paseos millonarios, dudas de los pasajeros respecto a la tarifa cobrada por el servicio, reportes
de inconformidad con el aseo de los vehículos y abusos o intolerancia por parte de los taxistas,
han potencializado la aceptación de las plataformas virtuales como alternativas a la movilidad.

A pesar de todo lo antes mencionado, los taxistas se han movilizado y protestado en contra de
las aplicaciones, exigiéndole al gobierno igualdad de deberes y derechos, es decir, exigir
que los particulares cumplan las mismas obligaciones que los taxis y sanciones tanto para los
socios-conductores como para los usuarios que solicitan los servicios. Diego Castro, presidente
del gremio de taxistas Fuerza Amarilla, aseguró que los del gremio están “muy aburridos y
tristes” ya que “El secretario de Movilidad nos ha incumplido, ya los del Uber y Cabify se están
acopiando y no nos respetan, por eso nos estamos movilizando”.

Por otra parte, pero en la misma nota periodística, Darío Duque, el presidente de taxistas de
Medellín mencionó el pliego de 10 peticiones que le presentarán al alcalde de Medellín Federico
Gutiérrez, donde solicitan mayor control sobre las plataformas y regulación de las fotomultas.
Además, pide sanción para todos los que utilicen cualquier aplicación, que se debe aplicar lo
que estipula la norma. Duque dice que “La ley 105, art. 9 parágrafo 4. lo dice muy claro, que
todo usuario que ayude o utilice un servicio ilegal de transporte debe ser sancionado”
(ElColombiano. 2018).

En cuanto a los conductores de taxis, piden que se haga valer la circular 01 del 8 de enero de
2015 de la Superintendencia de transporte, que ordena la “inmovilización de vehículos de
servicio particular y/o público que presten servicio no autorizado a través de aplicativos o
plataformas tecnológicas e informáticas que faciliten, promuevan, posibiliten o contribuyan a la
prestación de servicios no autorizados”, como está estipulado en la regulación para taxis
(decreto 172 de 2001) y para servicio especial, reconocido por la placa blanca (decreto 174 de
2001) (Navarro & Ortiz, 2016, p 13).

Sin embargo, en primer lugar exigir igualdad de deberes y derechos entre taxis y las
plataformas digitales no sería posible, ya que en especial la plataforma de Uber se niega a
considerarse empresa de transporte, y de ser así, como lo explica Manuel José Cepeda para la
revista Semana (2017) “(…)tendrían que someterse a las reglas diseñadas para un servicio
completamente diferente. Esto acabaría con el servicio prestado por vía de las tecnologías de la
información en perjuicio de millones de usuarios y miles de conductores”. Las personas en las
ciudades que Uber presta el servicio exponen que su principal razón son las innumerables
quejas frente al servicio que ofrecen los taxis, “los usuarios exigen un mejor servicio y parecen
están conformes al usar las plataformas digitales de servicios de transporte. Las prefieren para
ahorrarse el disgusto de utilizar un taxi” (Polo, 2017) En el caso de que se imponga a los
conductores de Uber las mismas reglas que los taxis, se crearían los mismos problemas de mal
servicio generados por estos en los últimos años. En segundo lugar la prohibición de este
servicio traería múltiples desventajas por lo que, el gobierno debe tomar cartas en el asunto lo
más pronto posible y dirigir las normas hacia un desarrollo de más ideas que mejoren la vida de
las personas, aunque las respuestas no han sido positivas y la oposición por la integración de
nuevas opciones de transporte ingresen a Colombia resulta tener consecuencias importantes
para el país, tal como lo menciona la revista semana, (2015):

"La prohibición, en cambio, dejaría un grave precedente para un país que ha

hecho esfuerzos para perfilarse como impulsor de las nuevas tecnologías y,
especialmente, de la creación de aplicaciones para solucionarles los problemas
del día a día a los colombianos".

Por último, Uber no esta autorizado por que exista una norma que lo prohíba explícitamente, es
porque la normativa se ha quedado corta al momento de regularlo, no existe reglamentación
alguna para este tipo de servicios se transporte, por lo que el gobierno deberá crear reglas
claras para este servicio y generarles certeza a los usuarios.

Para concluir, en vista de las dificultades que presentan las plataformas para funcionar, es
sumamente importante la pronta intervención del estado a través de sus instituciones
legislativas, ya que como hemos argumentado, estas aplicaciones son fuente importante de
trabajo, generando ingresos extras para conductores que prestan un servicio. Además,
representa cierta seguridad y brinda una alternativa de movilidad más económica al usuario-
pasajero. La carencia de una norma estatal afecta a todos los actores de esta problemática
social, tanto a socio-conductores de las aplicaciones al ser perseguidos como ilegales por la
policía, y a los taxis, por no determinar una ley que iguale las cargas, como sugiere Camilo
Sarasti. Por último, pudimos ver que estas aplicaciones logran gran aceptación y demanda por
la mala imagen que han creado los taxistas con sus actos negativos. Por lo cual se debe regular
estas plataformas para mejorar y garantizarle una excelente prestación en el servicio hacia los
usuarios.
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