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Una

mirada al Festival Audiovisual de los Montes de María.

Por: Edgar De Luque Jácome

El desde el próximo 30 de Octubre hasta el 3 de Noviembre se llevará a cabo el

culminó el VIII Festival Audiovisual de los Montes de María en el municipio del

Carmen de Bolívar en la subregión de los Montes de María. El festival es una

iniciativa creada por el Colectivo Audiovisual Montes de María Línea 21, el mismo

que nació en 1994 en medio de una de las épocas más violentas del país, en una

zona como los Montes de María donde confluían todos los actores del conflicto en

una disputa sanguinaria por el control del territorio. Cada colombiano que haya

vivido la época de los 90 y la primera mitad del 2000, tendrá grabado en su

memoria, el sin fin de noticias sobre la difícil situación de los Montes de María que

podríamos resumir con una sola frase “Es zona roja.” Para un colombiano promedio

dicha frase contiene un montón de connotaciones negativas, que finalmente termina

siendo una advertencia para que por ninguna circunstancia se visite aquel lugar,

Zona Roja también ha sido acuñadas a otros puntos de nuestra geografía, como el

Magdalena Medio, El Baudó o las comunas de Medellín. Como lo señala el Informe

sobre Desarrollo Humano 2004, los grupos al margen de la ley que se han disputado

la región de los Montes de María resultan ser movimientos coercitivos e

intolerantes, dichos movimientos buscan implantar una ideología e identidad


nacional específicas y al mismo tiempo suprimir otras identidades culturales, los

estados coercitivos cometieron algunas de las peores atrocidades de la historia más

reciente (74)

No obstante, en medio de balas y toques de quedas, Soraya Bayuelo y Beatriz Ochoa

soñaron sentadas en una banca rota del Parque del Carmen de Bolívar una manera

de exorcizar el apelativo de zona roja con el que su tierra era trágicamente conocida;

es así como surge el Colectivo línea 21, en medio de las prohibiciones, las limitantes

económicas y el miedo. Soraya, Beatriz y otros entusiastas luego de sus respectivas

formaciones académicas hicieron lo que pocos profesionales provincianos hacen,

quedarse en sus pueblos y poner a la orden sus conocimientos para el bienestar de

los suyos. Ellos, concluyeron que una manera de resanar y nunca olvidar el

encuentro de su tierra campesina y pacífica con la violencia salvaje era dando a

conocer al mundo entero lo que en Los Montes de María estaba pasando, pero no

tenían la intensión de que personas extrañas, que recién conocían sus pueblos por

las noticias sensacionalistas llegaran a contar su historia desconociendo las

dinámicas sociales y culturales que componen una región tan extensa y rica como

son los Montes de María. Es así que con cámaras de aficionados y trípodes caseros El

Colectivo Audiovisual de los Montes de María línea 21, comenzó a registrar y narrar

audiovisualmente la realidad de las comunidades montemarianas. En medio de las

prohibiciones que imponen las balas, el colectivo era capaz de filmar eventos

culturales, hacer documentales o cubrir noticias sobre la violencia, muchas veces


exponiendo su propia vida; el colectivo creó espacios como cine clubes al aire libre

en un tiempo donde eran comunes los toques de queda y nadie se confiaba de nadie;

fue así como en la mitad de la noche montemariana era posible encontrar una

pantalla, que por el mismo efecto magnético que posee el cine, obligaba a las

personas a salir de sus casas sin estar pendientes si quien tenía al lado era un

paramilitar, guerrillero o soldado. En este sentido el hecho de ver cine se convierte

en una forma de expresar los anhelos de libertad de todo un pueblo históricamente

pacífico que un día se encuentra con al violencia de frente. Como señala el Informe

sobre Desarrollo Humano del 2004 “El aspecto medular de la libertad cultural es la

capacidad de las personas de vivir como desearían hacerlo y de contar con

oportunidades aceptables para evaluar otras opciones. Es prácticamente imposible

invocar el peso normativo de la libertad si las personas no están en condiciones de

considerar realmente una opción diferente, sea ésta real o potencial.(17) De este

modo la creación del Festival en los Montes de María también se articula a otras

visiones que el mundo ha logrado construir ante la cultura y su papel en el

desarrollo de los pueblos y su preservación ante flagelos como la violencia, la

pobreza y la globalización.

La Declaración Universal Sobre la Diversidad Cultural de la UNESCO deja clara la

nueva visión sobre la diversidad cultura, enfatizando el papel de los medios

alternativos y de las políticas públicas como el principal instrumento para asegurar

la diversidad y batallar contra males sociales tales como la pobreza y la violencia La


diversidad cultural por lo tanto debe garantizar la libre circulación de las ideas y las

obras, deben crear condiciones propicias para la producción y difusión de productos

culturales diversificados. Cada Estado debe, respetando sus obligaciones

internacionales, definir su política cultural y aplicarla, utilizando para ello los

medios de acción que juzgue más adecuados, ya se trate de apoyos concretos o de

marcos reglamentarios apropiados” (UNESCO, 2002).

Si bien la UNESCO propone darle a los estados la principal responsabilidad de

salvaguardar la diversidad, ante la globalización del mundo, en el caso del Festivas

Audiovisual de los Montes de María este nació por iniciativa propia de los lugareños

sin contar con políticas públicas que busquen asegurar esas prácticas culturales

únicas y diversas que a poste son las que le dan la identidad a un pueblo lo que

convierte al festival en todo un hito en organización e iniciativa por salvaguardar la

diversidad cultural por propia voluntad del pueblo. Un festival audiovisual pensado

en una región como los Montes de María ante cualquier pronóstico ha logrado

impactar de forma positiva el espacio, dinamizando la economía, estimulando el

turismo y principalmente ha logrado brindar una opción de intercambio cultural

entre la misma región montemariana como con el resto del país y otros países

visitantes al festival que aun hoy en día está en deuda el estudio del impacto que

puede tener.

Por la lente de las casi obsoletas cámaras del Colectivo Línea 21 pasaron los

momentos más violentos de una región acostumbrada a cantarle a los animales del

monte, sonar gaitas y mecerse en hamacas para pasar la pesadez del almuerzo. El

colectivo comenzó a contar las historias de los desplazados de los Montes de María,

de cómo sus tierras eran robadas, de las víctimas inocentes que vieron sus vidas

opacarse como si fuera un pequeño suspiro y cómo el estado optaba por hacerse el

de la vista gorda ante el Saigón colombiano que se había creado. Ante la miopía de

los medios masivos del país ante la situación que vivían los campesinos de los

Montes de María el colectivo audiovisual se preocupó por mantener viva las

costumbres de sus moradores, tales como los procesos de cultivo, la música, las

danzas y la tradición oral; desde un principio tenían claro que por más dura que

fuera su realidad lo único que los sostenía era el hecho de preservar su identidad.

Como expone William Díaz Villareal en su discusión sobre los estudios culturales “La

identidad, como un bien abstracto, es lo único que le queda a los sujetos despojados

de cualquier capacidad de determinación frente al mercado. Las identidades y las

localidades son, así, el correlato cultural de los llamados sectores de los medios

masivos”(VILLAREAL 2006)

Soraya y Beatriz se vieron inmersas en sendos tiroteos, pasaban entre líneas

guerrilleras o paramilitares que encontraban en las trochas cuando iban a una

apartada vereda a realizar un taller de manejo de cámara para niños, editaban sus
documentales, mientras afuera, en algún lugar de los Montes de María sonaban las

ametralladoras. Hoy en día aquellos niños y jóvenes que se acercaron al Colectivo,

intrigados por aquella mujer enérgica y de voz potente que siempre cargaba una

cámara, son reconocidos comunicadores, realizadores audiovisuales y grandes

profesionales; lo que inició como una manera de integrar y pensar la realidad de su

región desde adentro, se ha convertido en todo un proceso de aprendizaje y

empoderamiento que ha brindado tal vez sin proponérselo, el espaldarazo que

muchos jóvenes necesitan para comenzar a creer en ellos mismos, para que sean

conscientes de que son capaces de alcanzar todo lo que sueñen o inclusive todo lo

que alguna vez le dijeron que ni si quiera se atrevan a soñar. Como señala Crowley

en el Informe Sobre el Desarrollo Humano la organización social se puede percibir

como un intento por "crear oportunidades para que los hombres expresen lo que

han descubierto acerca de sí mismos y del mundo y para persuadir a otros de su

mérito"9. (17)

El Festival Audiovisual es un espacio que se ha convertido en referencia nacional,

siendo duplicado en otros espacios de difícil convivencia como las comunas de

Medellín y las veredas de los campos del Caquetá. Dentro del festival se reúnen los

jóvenes que desde sus realidades y sin mucha experiencia han encontrado en el

lenguaje audiovisual una manera de hablar de sus principales preocupaciones,

realidades y anhelos. Ellos son los protagonistas de cada versión del festival, son

aspirantes a llevarse los galardones como mejor trabajo comunitario, mejor


narrativa, mejor montaje o mejor fotografía, son jóvenes y niños hijos de la región y

de otras regiones del país que comparten el mismo pasado con los Montes de María.

A diferencia de lo que puede ocurrir en un festival de cine de renombre, en el

Festival Audiovisual de los Montes de María no existen los directores

temperamentales ni los artista de gala, solo hay jóvenes que disfrutan cada

momento de la noche, regados por toda la plaza principal del pueblo, orgullosos de

que el pueblo montemariano sean los espectadores de sus obras, los realizadores se

mesclan con el público, todos en un mismo espacio sin restricciones ni distinciones,

lo que es al menos lógico que ocurra en una tierra que por mucho tiempo fue tan

restringida, tal vez por eso, en éste festival audiovisual, no se tiene la tan común

costumbre de aislar a las personas “importantes” del resto de las personas, si hay

algo que se puede concluir del Festival Audiovisual de los Montes de María es, que la

zona VIP no existe.


BIBLIOGRAFÍA

Unesco. (2002). Declaración Universal Sobre la Diversidad Cultural. Serie Sobre la


Diversidad Cultural, 1, 38.

William Díaz Villarreal. (2006) Los Estudios Culturales: Materia para un debate, Charla,
16

Informe Sobre el Desarrollo Humano (2004) Ediciones muldi-Prensa. Publicado


para el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD)

Rey, G. (2009). Las políticas culturales en Colombia: la progresiva transformación de sus
comprensiones. En Compendio de políticas culturales (23 – 48). Bogotá, Colombia:
Ministerio de Cultura.

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