AnTICULOS CRITICOS I LITERARIOS 123
CUADROS DE MONVOISIN
(Progreso de 3 de marzo de 1843)
Este aventajado artista esta preparando en uno de Jos salo-
nes de la Universidad la exhibicion de sus hermosos cuadros,
E] sefior Monvoisin es un pintor histérico; su talento es por
consiguiente creador, i esté mui I¢jos de hallarse reducido a
aquella simple sagacidad que basta para hacer copias de los
objetos materiales. Las dificultades i el mérito de los pintores
de la categoria del senor Monvoisin, consisten en crear rela-
ciones, es decir, en hacer resaltar las pasiones i los sentimien-
tos de'cada uno de los personajes que Ilenan sus grupos, i
tener cuenta en este trabajo, no solo de la verdad que ensefia
ida la historia, sino del modo mas fuerte i sorprendente de
hablar a la imajinacion i de arrastrarla a contemplar la vida,
las sensaciones i las pasiones que en el momento dado estén
dominando en cada grupo o en cada persona. Este es uno de
los esfurerzos mas dificiles do la pintura i cl que, a In verdad,
tiene mayor mérito; porque es cosa verdaderamente sorpren-
dente dotar de vida un lienzo i eternizar sobre él aquellos
miotmentos pasajeros, pero terribles, que Menan la historia
de los pueblos, aquellos momentos en que grandes pasiones
sacuden { ajitan el alma de grandes masas i ponen en conflic-
to con ellas a grandes i altas intelijencias. Aqui, pues, no es la
vida ni las pasiones de un hombre lo que se pinta; no es una
fisonomia, no es un alma, sino la vida, la fisonomia, el alma
de todo un pueblo, cca alma social, permi{tasonos 1a espré
sion, que se abre paso i so muestra en los grandes aconteci-
ntos. Ella no est materialmente en ninguna parte; no
est4 en tal figura, ni en tal otra, ni en tal grupo, sino que
esté. en Jas relaciones creadas por el artista en este rayo inte-
lente, immaterial, que iamina todas las fsonouias, porque
al mistao tiempo hai unidad en el todo. Es decir que se re-
presenta un suceso donde figuran distintas personas, distin-
tos sentimientos, distintos intereses, pero sin dejar de ser
un suceso Gnico; hai variedad en los detalles, variedad que
consiste en que ese suceso, asi nico como es, obre de dis-124 OBRAS DE SARMIENTO.
tinto modo sobre cada uno de los personajes envueltos en él.
En el talento que se necesita para realizar esta unidad de
lan que debe dominar en una buena pintura, con la varie-
lad de los detalles individuales que deben aclararla i con-
pletarla, es en lo que consiste ef gran mérito del artista;
porque este resultado no solamente es obra de imitacion, sino
obra de la imajinacion, de ese poder creador con que ests
dotada la intelijencia de los artistas como el sefior Monvoisin,
para hacer brotar vida de un lienzo i rodear esa vida con las
méjicas ilusiones de la poesta.
No entendemos palabra de pintura, ni tenemos mas fanda-
mentos para hablar de este arte sublime que el que nos da el
sentido comun i una mediana aficion que nos ha hecho mirar
con mucha atencion i apego cuanto tiene relacion con él. Sin
embargo, nuestra posicion de periodistas nos ha impuesto el
deber indispensable de hablar del sefior Monvoisin i de sus
obras, que mui pronto verd el piblico.
No nos acordamos donde hemos leido que son tres los
sistemas en que so divide la pintura moderna; a saber, la
tradicion, la imitacion literal de la realidad i la libre inter
pretacion de los modelos. Nos parece que el sefior Monvoisin
portenece al ‘iltimo; pues que sus mejores cundros no son
Imitaciones de las tradiciones griegas o romanas, ni copins
serviles de objetos naturales, son como hemos dicho, obras
de historia en que toda la parte de vida que hai, es decir, In
pintura de Ins pasiones e intereses que en el momento elejido
ajitan a todos in cada uno de los personajes que retrata, es
una creacion suya, una obra esclusiva do su fantasia que ha
creado de nuevo ipoetizado la realidad pasada, Tos grandes
momentos de la historia son bulliciosos; tan ajitados, tan r4-
pidos, tan sorprendentes que bajo ningun aspecto se prestan
ala copia material. Ellos pasan Antes pg el artista tenga
tiempo de pensar tan solo en fijarlos sobre el lienzo. «Qué
mano puede estar dotada para clavar en un lienzo una pa-
sion, un movimiento, un hecho con aquella rapidez con que
se efecttia? Ninguna. Asi cs que las obras del arte que vienen
despues a fijar estos momentos, son resultados lentos de la
Tititdoion, del trabajo, de la combinacion i de la exaltacion
poctica del artista, que con Ja fuerza interna de su intelijen-
cia, yuelve « crear el momento dado con todos sus colores;
adivinando a fuerza de talento, ereando i ejecutando a fuer-
za de fantasia,
{a multitud aplaude mucho mas, sin embargo, las copiaARTICULOS CRITICOS I LITERARIOS 125
literales que estas obras de creacion que nosotros Hamare-
mos interpretaciones; pero creemos que el fallo de la multi-
tud no es competente en esta matei a multitud puede
juzgar mui bien del mérito de las imitaciones;-pero no del
ie eases tie entrensiorentdala ietjeccanee
artista; porque para esto se necesita comprendcr las pasienes,
saber los sucesos con ciryo motivo estallaron, conocer ef mado
eémo ellas obran sobre la fisonomia, i ninguna de estas
cosas pueden haber formado objetos especiales de estudio
ara la multitud, en tanto que las realidades materiales nada
le esto exijen i sus copias pueden por consiguiente ser juz
‘adas fcilmente por todos. Esta reflexion nos ha nacido
ds le proponsion, quo ya hemos notado en algunos de los
que han visto los cundros del senior Monvoisin, a elojiar mé-
nos los histéricos que otros que en nuestro concepto, mui
desprovisto de fundamento tambien, valen mucho ménos
que aquellos. El cuadro del Nueve de Termidor es, por ejem-
plo, ménos alabado que el del Pescador.
Un cuadro, lo mismo que un poema, se compone necesa-
riamente de dos partes, de la realidad concebida por le inteli-
jencia, recojida por la memoria, i de la metamérfosis impues-
ta a esa realidad por la imajinacion. Ver o saber, acordarse,
comparar, agrandar, trasformar, es decir, imajinar, tal es la
lei de Ja pintura tambien, Negarlo scria negar el’ estrecho
parentesco que tienen entre si el pincel ila pluma. Ta ima-
Jinacion es una misma bajo cualquier aspecto que so mire, i
cualquiera que sea la variedad de formas que ella dé a sus
ereaciones. Si, pues, la pintura es hija de la imajinacion, es
necesario creer que esté sometida a las mismas leyes que
todas las otras obras que nacen del mismo orfjen. El poeta
euando escribe no se propone el mismo objeto que el cronista
o el historiador; pues el pintor unido al poeta por un parentes-
co estrecho, debe proponerse como ste tambien, interpretar
sus modelos, crear la vida de sus cuadros, i hacer saltar de
ellos impresiones podticas. Hé aqué el gran mérito que noso-
tros creemos aleanzado por el sehor Monvoisin en los cuadros
que le hemos visto.
El que representa Ja terrible i animada escena de Ia revo-
lucion francesa que se conoce con el nombre de Nueve de
Termidor o la caida de Robespierre, nos ha lenado de admi-
racion por la. enerjia, Ia vivoza, la animacion con que esté
realizada la idea del artista, La figura de Robespierre es
magnifica i aterrante; aquel rostro contraido i empalideci-126 OBRAS DE SARMIENTO
do por Ia célera, esté tan vivo, tan real, que hai momen-
tos en que uno se figura ver moverse aquella boca trému-
la, palpitante; el labio superior tiene una espresion horrible
que espanta; vése pintado en él su turbacion, la rabia, ol
miedo, el horror, todas aquellas pasiones que en aquel fatal
momento le hicieron lanzar el grito ligubre: iresidentoi
asesinos, os pido la palabra por ultima vez! Es imposible fi-
jarse en este grupo del euadro sin turbarse, ni concentrarse
‘dentro de si mismo a meditar aquel espantoso i serio suceso;
no hai fisonomia que no arroje una pasion, que no muestre
un interes, La vida rebosa tanto en este cuadro que uno eree
oir los gritos i ver los movimientos de los que figuran en él.
Este cuadro nos ha causado la misma impresion que nos eau-
sa una escena de Dumas o de Hugo, o 1a pajina de las gue-
rras de Troya, escrita por Hémero o por Virjilio. El setior
Monvoisin es tambien un poeta como se ve. Hai en su cuadro
otras figuras sublimes; nosotros notaremos la de Barrere, i la
de Merlin-de-Thionville como una de las que mas nos han
llamado la atencion, La fisonom{a de Collot d’Herbois nos ha
parecido un tanto exajerada, en la vista al ménos; el ojo nos
arece demasiado abierto. La calma i firmeza qne brilla en
Merlin-de-Thionville, es sublime, i por lo que conocemos de
este eminente republicano, creemos poder decir que lo pinta
tal cual fud en esa escena i cual fué en toda su eles enérjico,
tolerante, firme, valiente, reservado. Seria nunca acabar si
iuisieramos pasear nuestra torpe pluma por todos los preciosos
detalles de este lindfsimo i Bible cuadro. Los que lo vean
sentirén Io que nosotros hemos sentido, i quizé mas, i cono-
cerdn cuan impotentes somos como escritores para vaciar las
profundas impresiones que se sienten delante de él.
Otros varios cuadros hemos visto i nos faltan que ver aun
mas que hemos oido decir que son magniticos; el de los Jé-
vondinos, por ejemplo. Entre los que hemos visto nos ha.
pamecilo iiotablo Gn aumioyerado elfde) Al4-2/ji taal
rida, por la riqueza de colorido que en él sobresale i por la
franqueza i claridad de las tintas con que esta ejecutado.
Hai en dl lo que podriamos Hamar en literatura lujo de esti-
lo, gala on el decir. Hai ademas, no sabemos como decirlo,
cierta armonfa lineal, cierto tono severo i compacto en todo
el cuadro que, a pesar de que estamos desprovistos de todo
conocimiento especial en pintnra, ereemos que es resultado
dun estudio’ fiesta severo| do los antiguos maestros. EL
cuadro de Ali-Bajd, reproduce algo que es de las formasART{CULOS CR{TICOS I LITERARIOS 127
propias de las cabezas antiguas; las Mneas de.la frente, Ia
tranquilidad, la dulzura, la resignacion estoica i valerosa do
la mirada, son rasgos que muestran el mérito eminente del
artista.
El cuadro del Wino pescando es precioso. Creemos que no
hai en él el mérito de creacion oie en los demas; pero esta
esorito o pintado con tal identidad de lo real que pasma, Las
earnes de los miembros, la actitud i los demas accidentes,
son tan exactos i verdaderos que no dudamos que éste sera
el cuadro mas popular entre nosotros; Ja multitud gustaré
de él mas que Hester por los motivos que antes hemos
dicho.
‘Ahora mas que nunca Iamentamos Ia ignorancia en que
nos criamos los americanos con respecto a las bellas artes; si
fueramos eapaces de algo en este ramo, emprenderfamos una
serie de articulos sobre las pinturas del sefior Monvoisin, i
que el pablico todo gustaria por tener delante los modelos. I
aun asi, tan escasos como somos, son tales las impresiones
que hemos sentido delante de estos notables lienzos i las que
estamos seguros de sentir cada vez que los meditemos, que
no sabemos si serd esta la tiltima vez que nos aventuremos a
hablar sobre ellos.
Sabemos que el sefior Monvoisin ha sido ocupado por algu-
nas personas encargindole retratos. Creemos que es una for-
tuna tener un retrato hecho por la mano de tan habil artista,
i felicitamos a los que lo obtengan. Con respecto al senor
Monvoisin pensamos que hacer un retrato sera para él eomo
seria para un escritor como Rousseau o Chateaubriand, escri-
bir unas cuantas letras del abecedario con que se forman las
preciosas frases i pajinas que publican’.
Debemos darnos la enhorabuena, como de uno de los mas
felices acontecimientos que ha podide haber para el pais, de
Ja venida del sefior Monvoisin. la contemplacion de sus obras
despertaré precisamente en nuestra juventud instintos artfs:
ticos. No faltaré alguno que dotado de la chispa del jenio i
dirijido por el hbil frances que ha querido venir a resi-
1 El Nueve de Termidor i el Pescador fueron comprados por dou Ma-
tias Cousifio i pertenecen hoi a Ia sefiora Goyenechea de Cousifio. Mon-
voisin dejé en Chile mas de un centenar de retratos de familia, pintados
a medias con la jéven que lo acompatiaba, pues él ejecutaba solo la cara
i la cabeza i alguna vez las manos cuando no las cubria con guantes
para hacor mas pronto el despacho; el precio corriente era de 8 a 10 onzas
por retraio. Algunos son verdaderamente notables. EU E.128 OBRAS DE SARMIENTO
dir entre nosotros, aleance a ser pintor tambien, a ser su hijo
o descendiente. No gueremos poner fin a estas p4jinas sin
esclamar: vivimos en {a época feliz en que todos los Norte
se sirven unos a otros, en que un estranjero puede por su
mérito ser mas acatado que un nacional; en que la humani-
dad se estrecha por todas partes, se sirve i se alienta! Epoca
de fusion en que el espiritu de la civilizacion amalgama i
reune todo lo que es bueno, cualquiera que sea su punto de
partida,
CONCIERTO DEL SENOR LANZA
(Progreso de 8 de marzo de 1843)
La cuaresma no ha venido con su frente tan arrugada ¢o-
mo esperdbamos, ni se ha mostrado tan severa con los hon-
rados aficionados al teatro. Permitido le ha sido al sefior Lan-
za darnos una linda fancion, compuesta de una petipieza
titulada Lu espada de mi padre i de una miscelénea lirica
eseojida con el esquisito gusto i tino que en el arte musical
poseen.los hibiles profesores que la cjecutaron, Por otra par-
te los ingratos asistuntes se han conviliado con el amable
salon que los divierte todo el invierno; Ilenos estaban los
palcos 1 las lunetas de lindas penitentas i de feos penitentes,
que vinieron el domingo por la noche a confesar sus culpas
i mostrar el arrepentimiento que tenian por haber adorado
atentamente los falsos dioses de Peiaflor, desconociendo el
culto mucho mas reali duradero de las divinidades pinta-
das en el telon de boca de nuestra escena. Ya se ve! tanto
ver el carro de los ocho caballos i las musas del baile i las
musas de la misica, les dié el antojo de cabalgar ide bailar;
pero al fin, de los arrepentidos so sirve Dios, i nosotros creemos
que los empresarios tendrin buen cuidado de servirse de
ellos para los fines que les pueda conyenir, No es esto decir
que cuenten con que este arrepentimiento levar4 jente al
teatro cuando se abra, esté bueno o esté malo, para no em-
pefiarse mucho en ponerlo en un buen pid; nada de esto;
ues estamos mui seguros de los desvelos que se tomarén
para damos placeres, i asi es que no somos capaces de hacer-