Dios entró donde el zapatero y le dijo: se me han roto mis sandalias,
¿podrías regalarme unas?, el zapatero le respondió: soy tan pobre que no tengo ni siquiera otras sandalias, sólo las que llevo puestas. Dios le dijo: ¿podrías tú entonces reparar las mías por favor?, no tengo dinero aquí, pero te puedo dar lo que quieras si me las arreglas. El zapatero con mucha desconfianza dijo: ¿me puedes dar tú el millón de dólares que necesito para ser feliz? Dios le dijo: te puedo dar 100 millones de dólares. Pero a cambio me debes dar tus piernas... El zapatero dijo: ¿y de que me sirven los 100 millones si no tengo piernas? Dios volvió a decir: te puedo dar 500 millones de dólares, si me das tus brazos. El zapatero respondió: ¿y que puedo yo hacer con 500 millones si no podría ni siquiera comer yo sólo? Dios hablo de nuevo y dijo: te puedo dar 1000 millones si me das tus ojos. El zapatero sólo dijo: ¿y dime; que puedo hacer yo con tanto dinero si no podría ver el mundo, ni poder ver a mis hijos y a mi esposa para compartir con ellos? Dios sonrió y le dijo: ay hijo mío, ¿Cómo dices que eres pobre?; ¡si te he ofrecido ya 1600 millones de dólares y no los has cambiado por las partes sanas de tu cuerpo! Eres tan rico y no te has dado cuenta.
Entonces es necesario a valorar lo que tenemos, a disfrutar de las
experiencias que nos brinda el presente, nuestro punto de vista cambiará para siempre cuando seamos capaces de apreciar y darle una importancia útil a nuestro aprendizaje Quizás esto que estás viviendo ahora y que te cuesta valorar, sea el cambio o aprendizaje que necesitas para alcanzar más adelante tu objetivo Estamos atravesando una crisis en la humanidad. Las exigencias de las sociedades modernas en cuanto a lo tecnológico y lo científico, están mutilando a las generaciones futuras sobre la capacidad y el potencial del aprendizaje Sin embargo, sí hace falta un cambio de enfoque, debemos cambiar “nuestro chip mental” y eso se consigue tomando decisiones y ganando experiencias.